Resumen TOKIO BLUES
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Capítulo 1
Cuando su avión llega al aeropuerto de Hamburgo, Toru Watanabe escucha la canción de los Beatles
"Norwegian Wood" por los altavoces y recuerda una escena sucedida en 1969, 18 años atrás, cuando
él tenía 19 años. En su recuerdo camina por un gran prado vacío con Naoko, una chica a la que parece
haber amado. Mientras avanzan, ella le cuenta la historia de un misterioso pozo escondido nadie sabe
dónde, por el que la gente cae y desaparece de la faz de la tierra. Naoko dice que Toru no caerá en
dicho pozo mientras esté con ella, así como ella tampoco corre ningún riesgo mientras él la
acompañe. Sin embargo, cuando Toru le sugiere a Naoko que está muy tensa y debe relajarse, ella se
siente herida y trata de explicarle que no puede hacerlo porque se encuentra al borde del derrumbe.
Luego de este exabrupto, mientras los dos caminan hacia un bosque, se reconcilian y Naoko le hace
prometer dos cosas a Toru: que él sepa cuánto aprecia que haya venido a visitarla y que la recuerde
por siempre. Toru lo promete sinceramente, pero luego comenta cómo el paso del tiempo ha casi
desvanecido los recuerdos de Naoko. Por eso, antes de que sea demasiado tarde, se propone escribir
sobre ella para rescatarla del olvido.
Capítulo 2
El narrador recuerda sus primeros años en Tokio, a donde se muda para estudiar en la universidad. A los 18 años, viviendo solo en una
residencia, todo se despliega como un escenario nuevo ante el recién llegado Watanabe. La residencia es un lugar extraño y siniestro,
administrado por un grupo de activistas de derecha que la utilizan para realizar propaganda política. Mientras que el narrador destaca la
brutal suciedad de todo el edificio y, especialmente, de las habitaciones de sus compañeros, confiesa alegrarse de la obsesión que su
compañero de cuarto tiene por la limpieza. El joven estudiante de geografía es llamado “Tropa-de-Asalto” por los amigos de Watanabe, ya que
parece ser un joven de la ultraderecha. Sin embargo, el muchacho no es más que un joven obsesionado con el orden, la limpieza y la rutina, sin
aspiraciones políticas.
Watanabe luego recuerda un encuentro casual que tuvo con Naoko en un tren, tras haber perdido su rastro por años. En esa ocasión, ambos
tenían planes pero decidieron bajarse en una estación cualquiera y caminar un tiempo, hasta sentarse a comer en una tienda de soba y hablar
de sus situaciones actuales. Al final de dicho encuentro, Naoko le pide a Watanabe volver a verlo, y quedan en encontrarse el sábado siguiente.
A continuación, el narrador concentra su relato en la época en que conoció a Naoko por primera vez, durante sus años en un bachillerato
público en Kobe. Naoko, una muchacha refinada, asistía a un bachillerato privado y salía con el único amigo de Watanabe, Kizuki. En un principio,
Kizuki organizaba citas dobles a las que Naoko acudía con otras amigas para presentarle a Watanabe. Sin embargo, como esto no daba mucho
resultado, al final terminaban saliendo solo ellos tres. En esas salidas, Kizuki solía ser el centro de atención: se trataba de un muchacho muy
inteligente e ingenioso, con una gran capacidad de destacarse. En verdad, entre Toru y Naoko no existía una relación por fuera de Kizuki.
El narrador indica que no volvió a ver a Naoko tras la muerte de Kizuki, quien se suicidó dentro de su auto, un Honda 360, aspirando el humo del
caño de escape. La muerte del muchacho resulta incomprensible para el narrador, quien en parte decide irse al año siguiente a Tokio para
poder reconstruir su vida lejos de los eventos que tanto lo han marcado. Tal como lo indica, desde ese momento, la conciencia de la muerte se
instala en su vida como una presencia ineludible, que se respira en cada bocanada. Por años, confiesa haberse encontrado en un círculo vicioso,
tratando de vivir relajado y sin hacerse problema de nada, pero también demasiado preocupado todo el tiempo por la idea de la muerte.
Capítulo 3
El sábado siguiente a su primer encuentro, en mayo de 1968, Naoko llama a Watanabe y quedan en verse al otro día. El domingo se encuentran y dan otro
largo paseo sin rumbo por Tokio, siempre hablando, aunque en ningún momento tocan el pasado, y evitan referirse a Kizuki. Toru está feliz de pasar tiempo
con Naoko, aunque siente que ella necesita simplemente la compañía de alguien y no necesariamente de él. Sin intenciones específicas, las salidas de los
domingos se vuelven una costumbre. En octubre del mismo año, Toru conoce a Nagasawa, un estudiante mayor que él, muy inteligente y que parece encantar
a toda la gente con la que se cruza. La primera vez que se cruzan, Nagasawa repara en Toru porque este está leyendo El gran Gatsby, una famosa obra de
Scott Fitzerald que les gusta mucho a ambos y gracias a la cual se vinculan.
Nagasawa lo invita a participar de sus salidas nocturnas con el objetivo de conocer chicas y acostarse con ellas. El procedimiento es muy simple: ambos
llegan a un bar, se piden algo de tomar y esperan; tarde o temprano, las chicas se les acercan a hablar y terminan yendo a un hotel transitorio a pasar la
noche. Aunque siente que es una conducta un tanto autodestructiva, Toru acompaña a Nagasawa porque siente a menudo la necesidad del contacto íntimo
con otras personas. En noviembre, Toru cumple 19 años y al mes siguiente, al inicio del invierno, comienza a trabajar en una tienda de discos en Shinjuku.
Para el vigésimo cumpleaños de Naoko, a mediados de abril de 1969, Toru le lleva un pastel a su departamento; después de la comida, Naoko se pone muy
habladora, algo muy extraño en ella. Toru siente que algo está fuera de lugar, pero decide dejarla hablar sobre su vida, hasta que a altas horas de la noche
la interrumpe para decirle que ya es muy tarde y que debe marcharse; ella entonces estalla en un llanto incontrolable, y Toru intenta consolarla durante un
buen rato. Finalmente, la acompaña a su pieza, la ayuda a desvestirse y se mete en la cama con ella. Ambos terminan teniendo sexo, y Toru descubre, para
su sorpresa, que Naoko es virgen. Cuando él le pregunta por qué no se había acostado con Kizuki, ella comienza a llorar de nuevo hasta dormirse. A la
mañana siguiente, cuando Toru se levanta y se prepara para marcharse, Naoko parece dormida y no contesta a sus llamados.
Una semana después, como no recibe ningún llamado de su parte, Toru vuelve a visitar el departamento de Naoko, solo parar descubrir que la muchacha se
ha mudado y no ha dejado ninguna indicación sobre su paradero. Lo único que se le ocurre, entonces, es enviarle una carta a su casa paterna, en Kobe, y
esperar que su familia pueda reenviarla a donde sea que esté. A finales de mayo comienzan las históricas protestas estudiantiles de Tokio de 1969. En junio,
Toru le escribe a Naoko otra carta, y recibe una respuesta de su parte en julio, en la que Naoko le cuenta que dejó la escuela y entró en una especie de
sanatorio. Al final del mes, Tropa-de-Asalto le da a Toru una luciérnaga en un frasco y luego se marcha a pasar las vacaciones con su familia. Toru sube al
techo de la residencia para liberar la luciérnaga y se queda contemplando la noche y pensando en el rastro de luz que, como un faro, el insecto había dejado
en la oscuridad.
Capítulo 4
En el verano de 1969, las protestas estudiantiles son sofocadas de forma definitiva, y cuando el próximo año escolar comienza en septiembre, Toru, que
regresa después de varias semanas viajando solo por el norte de Tokio, se sorprende al descubrir que los estudiantes manifestantes han regresado a
la vida universitaria sin quejarse o protestar, lo que le parece una muestra clara de lo miserables que son. En las semanas siguientes, Toru se convence
de que la educación universitaria no tiene ningún sentido, aunque sigue yendo a sus clases, pues no se le ocurre nada mejor que hacer con su vida.
Un lunes, durante el almuerzo, Toru conoce a una compañera de su clase de Historia del Teatro II. Se trata de una chica vivaz y peculiar llamada Midori
que se muestra interesada en él y le pide los apuntes de clase hasta el miércoles siguiente. Sin embargo, Midori no va a clases ese día y recién vuelve a
aparecer al lunes siguiente. Luego de escapar de clases, Midori lo lleva a almorzar a un restaurante muy cercano a su antigua escuela, una institución
elitista solo para niñas. El domingo siguiente, Midori invita a Toru a su casa, un departamento construido sobre la librería de su familia, una típica tienda
de barrio que vende revistas populares y artículos de librería y papelería. Tras preparar el almuerzo, Midori le cuenta parte de su dolorosa historia
familiar. A media tarde, el sonido de sirenas de bomberos llama su atención y ambos suben a la terraza para averiguar qué es lo que está pasando. Una
casa vecina está incendiándose y, a pesar de la proximidad del fuego, Midori no quiere abandonar su casa. Finalmente, ambos se quedan bebiendo
cerveza y contemplando el incendio durante un buen rato. Midori también toca la guitarra y canta, y al final de la tarde Toru la besa.
Midori no asiste a clases al día siguiente, y Toru se pregunta por qué faltará tanto. Ese fin de semana, Toru sale con Nagasawa por la noche con el
objetivo de conocer chicas en los bares y acostarse con ellas. Sin embargo, esa noche las estrategias de los muchachos no dan resultados. Nagasawa
termina yéndose a visitar a su novia, Hatsumi, y Toru deambula por la ciudad hasta entrar a una cafetería. Allí se le acercan dos chicas y se sientan a
beber con él. Una le cuenta que hace pocos días encontró a su novio en la cama con otra chica, y después de una charla y una caminata, Toru termina
acostándose con ella en un hotel transitorio. Al despertar a la mañana siguiente, la chica ya se ha marchado y Toru decide llamar a Midori, aunque no
tiene éxito.
Al volver a la residencia, Toru encuentra una carta de Naoko.
Capítulo 5
Después de leer las primeras palabras de la carta de Naoko, Toru siente una oleada de emociones y tiene que calmarse antes de poder
continuar. Naoko le cuenta que hace cuatro meses que está ingresada en la Residencia Amy, una institución similar a un sanatorio,
pero con menos intervención médica y con más libertades. Allí, Naoko se siente a gusto: puede relacionarse con otras personas y se
entretiene con muchos pasatiempos y tareas que debe cumplir a diario. En su carta, Naoko se disculpa con Toru, porque siente que
pudo haberlo lastimado al desaparecer repentinamente; sin embargo, al mismo tiempo le pide que comprenda que ella fue herida de
manera similar. Para Naoko, el acto de expresarse a través de la escritura de cartas es un gran consuelo y la ayuda mucho a lidiar con
sus problemas. El sanatorio en el que está ingresada no tiene como objetivo la corrección de las deformaciones -como Naoko las
llama-, sino el acostumbramiento a ellas, su reconocimiento y aceptación como partes constituyentes de uno mismo. A diferencia del
mundo exterior, donde la gente vive sin conciencia de sus deformaciones, en la Residencia Amy, uno puede comulgar con ellas. Al final
de la carta, Naoko invita a Toru a visitarla en los próximos días. Esa misma noche, Toru llama a la residencia y organiza una visita para
el día siguiente.
Capítulo 6
Al día siguiente de recibir la carta de Naoko, Toru se dirige a las afueras de Kioto, donde se encuentra la Residencia Amy. Situada en medio de un bosque, la institución se le presenta como un mundo muy peculiar y aislado en el
que todo es increíblemente pacífico y pulcro. Al ingresar, un guardia le dice que busque a la doctora Reiko Ishida, quien no es una doctora, sino una paciente, profesora de música (en japonés, doctora y profesora se designan
con el mismo término, sensei) y compañera de cuarto de Naoko. Durante el almuerzo, Reiko le explica el funcionamiento del sanatorio y sus principios. El objetivo principal de aquel lugar es fomentar la honestidad y la
aceptación de los problemas personales y la cooperación mutua para su superación. Por eso, la línea entre los pacientes y los médicos se difumina, y todos cumplen muchas funciones a la vez.
Tras el almuerzo, Reiko y Toru se dirigen a otra zona de la residencia, donde los pacientes comparten departamentos y le pide que aguarde allí hasta que regrese con Naoko. Durante la espera, Toru se queda dormido y es
despertado por Naoko, quien lo saluda, intercambia unas palabras con él y se retira para cumplir una serie de tareas que tiene asignadas.
Horas más tarde, Naoko regresa junto a Reiko y los tres se dirigen a los comedores para cenar. Al regresar al departamento, los tres charlan un buen rato y luego Reiko toca la guitarra y todos toman vino. Reiko interpreta
"Norwegian Wood", una canción de los Beatles que es la preferida de Naoko. Cada vez que Naoko le pide a su amiga que la interprete, debe colocar una moneda en una alcancía. Luego, Naoko comienza a explicar que no podía
tener relaciones sexuales con Kizuki debido a su frigidez, hasta que en un momento rompe en llanto y Reiko le sugiere a Toru que salga a dar un paseo mientras ella intenta calmarla. Cuando él regresa, Naoko está acostada, y
Reiko se une a Toru y le cuenta parte de su vida.
Desde muy pequeña, Reiko había demostrado un enorme talento para la música y se había preparado para ser concertista de piano. Sin embargo, durante su juventud, sufrió un trastorno psicológico debido al estrés que le
generaba la práctica musical constante y fue internada en una institución psiquiátrica. Desde ese momento, tuvo que renunciar a su vida como concertista, puesto que sus nervios no soportaban tanta presión, y tuvo que
dedicarse a dar clases de música.
Así conoció a un hombre con el que se casó y tuvo una hija. Esta vida familiar idílica duró unos años, durante los cuales Reiko fue feliz, hasta que tomó a una joven estudiante de 13 años que parecía un ángel pero que, como
descubrió más tarde, era una mentirosa patológica y le arruinó la vida. En ese punto, Reiko detiene su historia y ambos regresan al departamento a ver cómo continúa Naoko.
En medio de la noche, Toru se despierta y descubre a Naoko sentada a su lado. Como en un sueño, la muchacha se quita el camisón y le enseña su cuerpo desnudo, que es iluminado por la luna. Toru queda totalmente
impresionado por la perfección de la figura de Naoko, quien vuelve a colocarse el camisón en el mismo estado de trance y regresa a su habitación. A la mañana siguiente, Toru no puede encontrar ninguna explicación para lo que
vio, y después del desayuno, él, Naoko y Reiko dan un largo paseo fuera de los terrenos del sanatorio hacia un prado y un campo cercano. Al llegar a un café, Reiko se queda escuchando la radio y pide a sus amigos que paseen
un rato solos. Toru y Naoko pasean por el prado, se acuestan sobre el pasto y se abrazan. Naoko explica a Toru que no será capaz de hacer el amor con él, pero que puede masturbarlo para aliviar su deseo sexual, algo a lo que
Toru accede con gusto. Tras haber acabado, Naoko le cuenta a Toru sobre el suicidio de su hermana mayor y cómo ella la encontró colgada de una viga en su pieza. Esa misma noche, Toru pasea otra vez con Reiko y ella termina
de contarle la historia de la niña que le arruinó la vida.
Un día, su alumna de 13 años intentó seducirla. Haciéndose pasar por enferma, primero le preguntó a Reiko si podía acostarse en su cama, y luego, llorando desconsolada, le pidió que la abrazara. Así continúo hasta quitarle la
blusa, besarla y acariciarle la vulva. En ese momento, Reiko logró reaccionar y le propinó una bofetada a su alumna. Esta, antes de marcharse, le dijo a Reiko que por más que lo negara, ella se daba cuenta de que era lesbiana,
y era algo con lo que iba a tener que lidiar toda su vida.
En los días siguientes, todos los vecinos comenzaron a tratar mal a Reiko, y una de sus amigas se presentó en su casa y la puso al tanto de las cosas que se contaban en el barrio: que Reiko había abusado sexualmente de una
de sus estudiantes de piano, y que había arruinado a su familia. Ante tales calumnias, Reiko le pidió a su esposo que se mudaran a otra ciudad, pero este le dijo que tendrían que esperar unos meses para organizar la mudanza.
Su mente, sin embargo, no logró mantenerse cuerda, y Reiko terminó estallando otra vez. Como resultado, Reiko se divorció de su marido y se instaló en el sanatorio. De eso, cuenta a Toru, ya han pasado siete años.
A la mañana siguiente, Toru toma el tren de regreso a Tokio, donde se siente alienado y desorientado en medio de las multitudes que llevan una vida tan diferente a la existencia tranquila y pacífica de la Residencia Amy.
Capítulo 7
El día siguiente a su regreso de la Residencia Amy, Toru se encuentra con Midori y van a tomar algo juntos. Esta salida le sirve a Toru
para encontrar de nuevo su eje en el mundo real, tras la sensación de alienación que el sanatorio le ha dejado.
El domingo, Toru y Midori vuelven a encontrarse; por medio de sus bromas habituales, Midori demuestra su admiración por el
narrador e inesperadamente decide llevarlo al hospital donde su padre convalece debido a un cáncer de cerebro en estado terminal.
En el pasado, Midori le dijo a Toru que su padre estaba en Uruguay, por lo que este hecho de llevarlo al hospital implica un
sinceramiento profundo que el narrador aprecia.
Una vez allí, Toru comprende el arduo trabajo que implica cuidar a un enfermo y resignifica las desapariciones esporádicas de Midori.
Para aliviarla, le propone que se tome un descanso esa tarde y que él cuidará del enfermo. Curiosamente, Toru se encariña
rápidamente con el padre de Midori, con quien habla de sus estudios y hasta le da de comer pepino, algo que Midori no había
conseguido.
El viernes siguiente a la visita del hospital, el padre de Midori fallece. Midori no quiere que Toru vaya al funeral y luego pasa una
semana sin comunicarse con él. En esos días, Toru escribe una carta a Naoko diciéndole que la extraña y que le falta su presencia
para darle energía a sus domingos.
Capítulo 8
A mediados de la misma semana después de su visita al padre moribundo de Midori en el hospital, Toru se corta la palma de la mano
en el trabajo. Después de vendarse, va a hablar con Nagasawa, quien lo invita a cenar con él y su novia Hatsumi el sábado. Los tres
comen en un restaurante francés caro, y la conversación parece ir bien hasta que Nagasawa aborda el tema de intercambiar chicas
para dormir y le dice a Hatsumi que Toru ya ha hecho esto una vez con él. Hatsumi, un tanto perturbada, insiste en que Toru se lo
cuente, a lo que él responde que no es algo de lo que se sienta orgulloso, pero que a veces siente la necesidad de dormir con alguien
más para no sentirse tan solo. Nagasawa proclama que él y Toru son esencialmente lo mismo, ambos egoístas completos que no
pueden preocuparse por los demás. Profundamente herida por esto, Hatsumi le pregunta a Nagasawa por qué no puede considerar
sus sentimientos. Con la cena arruinada, Hatsumi decide irse en un taxi con Toru en lugar de su novio. Los dos van a un bar y juegan
unas partidas de billar, que gana todas Hatsumi. Luego, Toru la acompaña hasta su departamento, donde Hatsumi le cambia el
vendaje de la herida. Toru siente que hay algo especial en aquella muchacha y que se desperdiciará al lado de Nagasawa. Luego, como
narrador de la novela, Toru hace un paréntesis y se adelanta en el tiempo para contar al lector que Hatsumi se suicida dos años
después de que Nagawasa se fuera a trabajar en el exterior.
Al día siguiente de la cena, Toru escribe su habitual carta a Naoko y le cuenta todo lo sucedido en la velada.
Capítulo 9
Midori no da señales de vida por más de diez días, hasta que llama a Toru un viernes por la tarde a la residencia universitaria y lo
invita a salir en ese mismo momento. Los dos se encuentran en un bar y luego de tomar unas copas van juntos a un cine porno, tal
como Toru le había prometido que harían algún día. Al salir del cine, cansados de la repetición de escenas de una película
sadomasoquista, Midori desea salir a bailar a una discoteca y luego le pide a Toru que la acompañe a su casa y se quede a dormir
con ella. Aunque reacio, Toru accede y la acompaña. Después de acostar a Midori en su cama, Toru se tira en un futón a leer una
novela.
Luego el narrador menciona las cartas que le escribe a Naoko, y las que recibe en respuesta. En una de las últimas que recibió,
Naoko le cuenta que se siente sola y deprimida, y que escribir a veces le cuesta mucho. Tres días después de cumplir 20 años, Toru
recibe un paquete con un suéter tejido por Naoko y Reiko, y una breve nota de felicitaciones por su cumpleaños.
Capítulo 10
Durante las vacaciones de invierno, Toru hace su segunda visita la Residencia Amy para ver a Naoko. En un momento en el que Reiko los deja solos en el departamento,
Naoko masturba a Toru y le practica sexo oral, con el objetivo, como ella misma le dice, de que la recuerde mejor. Luego, Toru le cuenta que pronto se mudará a un
departamento y que ella podría venir a vivir con él si quisiera. Aunque Naoko aprecia su optimismo y su amabilidad, siente que todavía se encuentra muy lejos de estar en
condiciones de reinsertarse a la sociedad.
En marzo de 1970, Toru se muda a una casita y pasa mucho tiempo acondicionándola y dedicándose a su pequeño jardín. De pronto, él se da cuenta de que han pasado
muchas semanas y no se ha puesto en contacto con Midori, ni siquiera para contarle que se ha mudado finalmente. Cuando entonces decide llamarla a su casa, Midori se
muestra totalmente ofendida y se niega a hablar con él. Toru pasa todas las vacaciones de primavera esperando las cartas de Naoko o un llamado de Midori, pero no recibe
ni una cosa ni la otra. Finalmente, al inicio del verano, Toru recibe una carta de Reiko en la que su amiga le avisa que Naoko ha estado empeorando y que por eso no pudo
responder ninguna de sus cartas.
Estas noticias destrozan el optimismo de Toru, quien se hunde en una depresión y no sale de su habitación durante tres días. Sin embargo, tras recibir una carta de Midori en
la que le pide reunirse con él, Toru sale de su letargo y decide que debe madurar y ser responsable con su vida. Cuando se encuentran, Midori señala lo demacrado que se ve
Toru. Ese día, luego de pasear brevemente, cuando él se aleja para comprar unas bebidas, Midori escribe algo en un papel y luego, al regresar Toru, le dice que debe
marcharse temprano y le deja la nota para que la lea más tarde.
En la nota, Midori se queja de que Toru no ha notado el nuevo peinado que luce, ni su cambio de estilo en la vestimenta y en toda su figura. Tal como indica Midori, Toru está
demasiado envuelto en sus propios problemas como para darse cuenta de lo que le pasa a la gente que lo rodea. Por eso, Midori prefiere alejarse definitivamente de él.
Cuando Toru regresa a su casa, intenta llamarla, pero Midori no le contesta. Sumido en una profunda soledad, Toru pasa meses apenas consciente de lo que hace. La única
persona con la que habla es el casero que le alquila su pequeña propiedad e Ito, un joven estudiante de pintura que trabaja con él en un restaurante y con quien puede
discutir sobre el amor y la existencia humana.
A mediados de junio, Midori vuelve a ponerse en contacto con Toru, y se encuentran para almorzar. Ella entonces le cuenta que ha cortado con su novio, puesto que está
enamorada de él. Tras besarse apasionadamente, ambos vuelven al departamento de Midori, donde ella lo masturba. Luego de este episodio, Toru comprende que está
enamorado de Midori y le pide que lo espere, puesto que todavía se encuentra atado a Naoko. Con sus sentimientos repartidos entre las dos chicas, Toru escribe una carta a
Reiko en la que le explica detalladamente su situación. Al responderle, Reiko le dice que no debe preocuparse y que haga lo que crea que es natural, aunque también le
señala que Naoko parece estar mejorando velozmente.
Capítulo 11
A finales de agosto, Toru se entera por Reiko de que Naoko se suicidó. Afligido por el dolor, pasa un mes viajando sin dinero y durmiendo donde
puede, hasta que finalmente decide que es hora de regresar a Tokio y a la vida.
Reiko sale del sanatorio para reunirse con él, y los dos hablan sobre Naoko. Reiko le cuenta entonces que Naoko regresó a la Residencia Amy
por una noche y que se veía mucho mejor. Esa noche, Naoko estuvo inusualmente habladora y le contó con detalles la vez que se había
acostado con Toru. A la mañana siguiente, sin embargo, Reiko descubrió que Naoko había salido por la noche, llevándose la linterna, y no había
regresado a la casa. Tras dar la alarma y buscarla por todo el sanatorio, un grupo de pacientes descubrió que se había suicidado ahorcándose
en el bosque.
Para honrar la memoria de Naoko, Toru y Reiko preparan una cena y tocan todas las canciones que Reiko conoce, unas 50 en total, entre las
que se encuentra la favorita de Naoko, "Norwegian Wood". Esa noche, Reiko y Toru tienen sexo. Al día siguiente, Reiko parte con destino a
Asahikawa, una ciudad en Hokkaido donde una amiga suya le dará hospedaje y trabajo. Luego, desde algún sitio de la estación de trenes, Toru
llama a Midori y le dice que necesita hablar con ella para empezar una relación desde cero. Midori le pregunta donde está, y Toru descubre que
no lo sabe y dice que se encuentra en el medio de ninguna parte.