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Tema: Investigación sobre el colesterol

y su relación con el daño cardiovascular

Integrantes:

Anyela Thaiz Vargas Machuca Carmen (líder)


Michelle Romero Garcés
Jair Meregildo Purizaca
Claudia Franshesca Borrero Córdova
Sebastián Felipe Ávila borrero

Profesor: César García


Curso: Biología
Grado: 3° “C”
SISTEMA CARDIOVASCULAR Y COLESTEROL

El colesterol es una sustancia grasa natural presente en todas las células del cuerpo humano

necesaria para el normal funcionamiento del organismo. Se encuentra en las membranas

celulares de nuestros organismos, desde el sistema nervioso al hígado y al corazón.

Este se obtiene a través de dos vías, los alimentos y el hígado, nuestro organismo sintetiza su

propio colesterol necesario para mantener una buena salud en el hígado que el organismo

necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas, pero cuando

agregamos en nuestra dieta algunos alimentos de origen animal, como lácteos enteros, quesos

curados y de untar, carnes rojas, embutidos y fiambres, bollería industrial, productos procesados

y los ingerimos, introducimos colesterol adicional y un porcentaje extra de este en el organismo.

Colesterol, ¿bueno o malo?

El colesterol no es ni bueno ni malo., es una molécula, un lípido de vital importancia para el

ser humano. Es la base fundamental para sintetizar las hormonas sexuales, la vitamina D y el

cortisol, también es un compuesto clave para la bilis que nos ayuda a digerir las grasas,

interviene en la función de las neuronas para el correcto funcionamiento cerebral, participa como

estructurador de las membranas celulares y los ácidos biliares que ayudan a digerir la grasa, tiene

la función antioxidante y por si fuera poco es precursor de sustancias que nutren al cerebro,

como la vitamina D y el precursor de hormonas principales (sexuales y cortico-esteroides) que

mantienen el equilibrio en el organismo.


Nuestro cuerpo es casi perfecto (excepto por alteraciones genéticas), y nunca sintetizaría una

molécula dañina e inútil “per se”, ni la mantendría miles de años en su evolución si no cumple

una función.

El nivel deseable de colesterol total en concentración sanguínea es menor a 200 mg/dl,

muchos profesionales de la salud consideran que el colesterol se debe mantener lo más bajo

posible; sin embargo existe evidencia tanto en hombres como en mujeres que con niveles

menores de 150 mg/dl puede existir una mayor probabilidad de desarrollar problemas mentales

como : depresión, demencia, ansiedad y desequilibrios hormonales entre otros padecimientos,

esto es porque al reducir el colesterol en sangre se bajan los receptores de serotonina, el cual es

el neurotransmisor responsable del estado de ánimo la digestión, el sueño y la sexualidad entre

otras funciones y altera el equilibrio del metabolismo lipídico cerebral.

La sangre conduce el colesterol desde el intestino o el hígado hasta los órganos que lo

necesitan y lo hace uniéndose a partículas llamadas lipoproteínas. Existen dos tipos diferentes de

lipoproteínas que trasportan el colesterol en la sangre:

Entre el 60 y el 80 por ciento del colesterol en la sangre es transportado por el LDL y se llama

colesterol "malo". Sólo entre el 15 y el 20 por ciento es transportado por el HDL y se denomina

colesterol "bueno".

• Colesterol-HDL (colesterol bueno).

Cuanto más alto en sangre se encuentre, mayor es la protección frente al desarrollo de

enfermedades cardiovasculares. Este colesterol viaja en unas partículas denominadas HDL

(lipoproteínas de alta densidad). Estas lipoproteínas son las encargadas de transportar el


colesterol desde los tejidos, donde recogen el exceso de colesterol libre de las células, hasta el

hígado, donde puede ser eliminado por la bilis hacia las heces o reciclado para otras funciones,

Por lo tanto, ayuda a prevenir la acumulación de grasa en la sangre y previene enfermedades

coronarias. Esto se le conoce como el transporte reverso del colesterol.

Normal: superior a 35 mg/dl en el hombre y 40 mg/dl en la mujer.

• Colesterol-LDL (colesterol malo).

Es el colesterol más perjudicial. Viaja en unas partículas denominadas LDL (lipoproteínas de

baja densidad). Si este colesterol está muy alto, tiende a depositarse en las paredes de las arterias

formando placas de ateroma (arteriosclerosis) y favoreciendo el desarrollo de enfermedades

coronaria, ictus y enfermedad arterial periférica.

Colesterol LDL • Normal: menos de 100 mg/dl • Normal-alto: de 100 a 160 mg/dl • Alto: por

encima de 160 mg/dl

Placas de ateroma (arteriosclerosis): La placa de ateroma aparece cuando existe una

gran cantidad de colesterol y parte del exceso de este se deposita en la pared arterial impidiendo

que la sangre circule con normalidad. Con el tiempo, va aumentando y forma la placa de

ateroma. Esas placas tienen un núcleo central blando de color amarillento, formado por lípidos

(colesterol) y cubierto por una placa fibrosa.

La placa puede estrechar los vasos y los hace menos flexibles, lo que produce la

ateroesclerosis o endurecimiento de las arterias. Este proceso puede suceder en los vasos

sanguíneos de cualquier parte del cuerpo, incluyendo las arterias del corazón (arterias
coronarias). Si las arterias coronarias se bloquean por la placa de ateroma se impide que la

sangre lleve el oxígeno y los nutrientes suficientes al músculo cardiaco.

Esto produce dolor en el pecho o angina. Algunas placas con mucho colesterol se hacen

inestables, tienen una fina cubierta y pueden romperse, liberando colesterol y grasa en el torrente

sanguíneo, lo que puede causar un coágulo o trombo sobre la placa que bloquea el flujo de la

sangre en la arteria causando un infarto de miocardio.

Entre el 60 y el 80 por ciento del colesterol en la sangre es transportado por el LDL y se llama

colesterol "malo". Sólo entre el 15 y el 20 por ciento es transportado por el HDL y se denomina

colesterol "bueno".

Quizás se pregunte por qué una sustancia natural en nuestra sangre con importantes funciones

biológicas se llama “mala” cuando es transportada desde el hígado a los tejidos periféricos por la

LDL, pero “buena” cuando es transportada en la otra dirección por la HDL. La razón es que

varios estudios de seguimiento han demostrado que un nivel de colesterol HDL inferior a lo

normal y un nivel de colesterol LDL superior a lo normal se asocian con un mayor riesgo de

sufrir un ataque cardíaco, y, por el contrario, un nivel de colesterol HDL superior a lo normal y

un nivel de colesterol LDL inferior a lo normal se asocian con un riesgo menor. O, dicho de otra

manera, una relación HDL/LDL baja es un factor de riesgo de enfermedad coronaria.

Hipercolesterolemia: Es una condición que se define como la presencia de niveles

excesivamente elevados de colesterol en sangre. La hipercolesterolemia (HC) es uno de los

principales factores de riesgo de infarto de miocardio. Está demostrado que las personas con

niveles de colesterol total en sangre de 240 mg/dl tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto
que aquellas con cifras de 200 mg/dl o inferiores. Cuanto más altas son las cifras de colesterol,

mayor es el riesgo de que se produzcan daños en el corazón y en los vasos sanguíneos de otros

órganos principales, como el cerebro.

Esta condición es una enfermedad crónica que aumenta el riesgo de enfermedad

cardiovascular (ECV), la cual es la primera causa de muerte en la sociedad occidental tanto en

hombres como en mujeres. Cuanto más elevados sean sus niveles de colesterol en sangre, mayor

es el riesgo de ECV.

Las causas de esta enfermedad pueden ser genéticas, hereditarias, como en la llamada

hipercolesterolemia familiar, aunque en la mayoría de los casos los niveles altos de colesterol

están asociados a otras patologías (obesidad, hipotiroidismo, etc.) o a la existencia de hábitos de

vida poco saludables

¿Cuándo hablamos de hipercolesterolemia?

• Colesterol ideal: Colesterol total por debajo de 200 mg/dl y colesterol-LDL por debajo de

130 mg/dl.

• Colesterol en el límite alto: Colesterol total entre 200 y 239 mg/dl y colesterol-LDL entre

130 y 159 mg/dl.

• Colesterol alto: Colesterol total mayor de 240 mg/dl y colesterol-LDL entre 160 y 189

mg/dl.

• Colesterol muy alto: Colesterol-LDL por encima de 190 mg/dl.


La hipercolesterolemia no presenta síntomas ni signos físicos, así que su diagnóstico sólo

puede hacerse mediante un análisis de sangre que determine los niveles de colesterol y también

de los triglicéridos.

COLESTEROL DIETÉTICO, Dieta saludable para el corazón

La relación entre el consumo de colesterol dietético y el riesgo de enfermedades

cardiovasculares (ECV) ha sido objeto de debate durante décadas. Tradicionalmente, se ha

considerado que una alta ingesta de colesterol en la dieta podría contribuir a un aumento en los

niveles de colesterol en sangre y, por ende, incrementar el riesgo de ECV.

La grasa y el colesterol en la dieta son componentes necesarios para una dieta saludable. Sin

embargo, cuando se consumen en exceso, pueden ser perjudiciales para el cuerpo y aumentan el

riesgo de obesidad, arteriosclerosis y enfermedades cardíacas.

El principal causante de nuestro colesterol elevado es él endógeno, la mayor parte de esta

molécula se produce en el hígado a partir de nuestras reservas de grasas provenientes de un

exceso calórico, de grasas saturadas refinadas y azúcares.

Es importante destacar que el colesterol en la dieta no tiene el mismo impacto en los niveles

de colesterol en sangre como las grasas saturadas. Las grasas saturadas y trans son más

responsables de elevar los niveles de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), que es el

tipo de colesterol asociado con un mayor riesgo de ECV. Por lo tanto, reducir la ingesta de
grasas saturadas puede ser más efectivo para controlar el colesterol en sangre que simplemente

limitar el colesterol dietético.

Muchas fuentes de colesterol en la alimentación también son fuentes de grasa saturada, dijo

Petersen. "Sí, queremos limitar el consumo de grasa saturada en la alimentación, ya que al

hacerlo su consumo de colesterol dietético también será bajo". Reducir la grasa saturada puede

mejorar su nivel de LDL en unas cuatro a seis semanas, agregó.

Las investigaciones indican que la cantidad y el tipo de grasa consumida son determinantes

clave en la salud cardiovascular. Las grasas saturadas, presentes en alimentos como carnes rojas

y productos lácteos enteros, pueden aumentar los niveles de colesterol total y LDL. Por el

contrario, reemplazar estas grasas con grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (como las que se

encuentran en el aceite de oliva, aguacates y pescados) puede ayudar a reducir el colesterol en

sangre y, por ende, el riesgo de ECV.

"Puede comer huevos", dijo Petersen. "Sugerimos que no consuma más de un huevo entero al

día para ingerir solo una baja cantidad de colesterol, sin embargo, definitivamente puede agregar

huevos a su dieta como parte de un patrón alimenticio saludable".

Por lo tanto, es posible incluir huevos en una dieta saludable, siempre que se controle la

ingesta total de grasas saturadas.

Limita la ingesta de grasas no saludables: Reducir el consumo de grasas saturadas y

grasas trans es fundamental para disminuir los niveles de colesterol en sangre y minimizar el

riesgo de enfermedades coronarias.


Cuando elijas grasas, opta por grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva o el aceite de

canola. También son recomendables las grasas poliinsaturadas, presentes en ciertos pescados,

aguacates, nueces y semillas. Estas grasas, al sustituir las grasas saturadas, pueden ayudar a

reducir el colesterol total en sangre. Sin embargo, es importante consumirlas con moderación, ya

que todas las grasas son ricas en calorías.

Una forma sencilla de añadir grasas saludables y fibra a tu dieta es a través de la linaza

molida. Estas pequeñas semillas marrones son ricas en fibra y ácidos grasos omega-3. Varios

estudios sugieren que la linaza puede ayudar a disminuir los niveles de colesterol no saludable en

algunas personas. Puedes moler la linaza en un molino de café o en un procesador de alimentos y

agregar una cucharadita a yogur, puré de manzana o cereales calientes.

Los ácidos grasos omega-6, que se encuentran en carnes y aceites vegetales como la soja, el

maíz y el cártamo, también son beneficiosos. Se cree que los omega-6 poliinsaturados, como el

ácido linoleico (LA), favorecen la salud cardiovascular al reducir los niveles de colesterol LDL,

especialmente cuando reemplazan las grasas saturadas y trans en la dieta.

Las legumbres, como frijoles, guisantes y lentejas, son excelentes fuentes de proteína bajas en

grasa y sin colesterol, lo que las convierte en alternativas ideales a la carne. Sustituir la proteína

animal por opciones vegetales, como hamburguesas de soja o frijoles en lugar de carne, puede

reducir la ingesta de grasa y colesterol, al tiempo que aumenta el consumo de fibra.


Argumentos a favor de la hipótesis de que el consumo de colesterol

dietético contribuye al daño cardiovascular:

Los Factores de Riesgo Cardiovascular (FRCV) son los que se asocian a una mayor

probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular. Hay factores que no podemos controlar ni

modificar. Sin embargo, hay otros que si podemos controlar y modificar como son,

fundamentalmente: el tabaquismo, el aumento del colesterol, la hipertensión, la diabetes sin

control, la obesidad, el sedentarismo y el estrés.

Entre estos factores de riesgo vamos a destacar el colesterol, dándole la importancia que se

merece como causante de muchas enfermedades del corazón.

I) Existen numerosos estudios epidemiológicos que han encontrado una relación entre

niveles elevados de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) y un mayor riesgo de

enfermedades cardiovasculares (ECV). Este vínculo ha llevado a organizaciones como la

American Heart Association a recomendar la reducción del colesterol en la dieta para mitigar el

riesgo cardiovascular.

II) Cuando hablamos de colesterol alto en sangre (hipercolesterolemia) casi siempre se debe a

un aumento del colesterol malo (LDL). Un colesterol-LDL elevado se asocia con un riesgo

aumentado de enfermedad cardiovascular (fundamentalmente infarto de miocardio e ictus).

III) El colesterol LDL, también conocido como "colesterol malo", es responsable de obstruir

las arterias, lo que conduce a problemas de salud como enfermedades cardíacas, infartos y

derrames cerebrales. Es perjudicial para nuestras arterias porque se deposita en ellas con el
tiempo, y cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la

sangre, el sobrante se deposita en la pared de la arteria haciéndolas más estrechas y rígidas

originando la arteriosclerosis. Este depósito de grasa "malo" en las arterias coronarias provoca

diferentes Enfermedades Cardio-Vasculares (ECV) como insuficiencia de riego del corazón, lo

que conduce a anginas de pecho o infartos.

IV) Nuestro organismo sintetiza su propio colesterol, un porcentaje extra es obtenido de la

dieta. La ingesta excesiva de colesterol y las mutaciones genéticas en el rLDL promueven el

incremento de colesterol sérico por encima de los niveles recomendables, lo que favorece el

origen de las placas de ateroma o ateroesclerosis, la cual, es el principal factor riesgo para el

desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

V) Es evidente que una inadecuada alimentación se encuentra íntimamente ligada a la

prevalencia de los trastornos cardiovasculares. La principal fuente externa del colesterol son los

alimentos de origen animal como la carne, las grasas, el huevo y la leche. El exceso en la ingesta

de colesterol causa que su concentración aumente en el suero de la sangre y que se acumule en el

cuerpo favoreciendo la ateroesclerosis.

Investigaciones:

VI) Ancel Keys (1904-2004) fue un destacado fisiólogo y nutricionista estadounidense,

conocido principalmente por su investigación sobre la relación entre la dieta y las enfermedades

cardiovasculares. Su trabajo más influyente, el Estudio de los Siete Países, inició en 1958 y

exploró cómo los patrones dietéticos de diferentes naciones afectaban la prevalencia de

enfermedades coronarias. Este estudio reveló que las poblaciones que seguían una dieta
mediterránea, rica en grasas insaturadas y baja en grasas saturadas, mostraban tasas más bajas de

enfermedades cardíacas.

VII) La investigación del Dr. Ancel Keys y otros estudios han establecido una conexión entre

el consumo de grasas saturadas y el aumento de los niveles de colesterol LDL, conocido como

"colesterol malo”. Keys propuso la hipótesis lipídica, la cual sostenía que el consumo de grasas

saturadas aumentaba los niveles de colesterol LDL (colesterol "malo"), lo que a su vez

incrementaba el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Su famosa "Keys equation" cuantificó

el impacto de diferentes tipos de grasas en los niveles de colesterol en sangre, mostrando que las

grasas saturadas elevan el colesterol total y LDL más que las grasas poliinsaturadas lo reducen.

VIII) Múltiples ensayos clínicos han demostrado que la reducción de los niveles de colesterol

en sangre en pacientes con hipercolesterolemia disminuye la probabilidad de enfermedad

coronaria. Estos estudios indican que una dieta baja en grasas saturadas puede ser efectiva para

reducir el riesgo cardiovascular, especialmente en hombres con niveles altos de colesterol.

Se observó que las personas que experimentan restricciones dietéticas severas,

particularmente en grasas, tienen menores tasas de probabilidad de aterosclerosis y enfermedades

coronarias. Esto sugiere que la reducción en la ingesta de grasas, incluyendo el colesterol

dietético, puede ser beneficiosa para la salud cardiovascular, lo que sugiere que si evitas por

completo los alimentos grasos nunca tendrás una enfermedad coronaria.

IX) Con el objetivo de reducir las enfermedades cardiovasculares, las guías alimentarias han

sugerido que la cantidad de grasa saturada en la dieta no supere el 10%. La evidencia que

respaldó la toma de esa recomendación en ese momento fue sobreestimada. A pesar de la gran
cantidad de estudios que recomiendan que se reconsidere este límite, todavía se sigue

recomendando dicha indicación.

X) La investigación, del Dr. Ancel Keys, ha demostrado que la dieta juega un papel vital en la

regulación de los niveles de colesterol y, por ende, en la salud cardiovascular. Su hipótesis

lipídica y el Estudio de los Siete Países subrayan la importancia de una alimentación equilibrada,

rica en grasas insaturadas y baja en grasas saturadas, como un medio efectivo para reducir el

riesgo de enfermedades cardíacas.

Por lo tanto, su investigación es uno de los argumentos a favor de la hipótesis de que el

consumo de colesterol dietético contribuye al daño cardiovascular.

Argumentos en contra de la hipótesis de que el consumo de

colesterol dietético contribuye al daño cardiovascular:

La discusión sobre el colesterol y su relación con la salud cardiovascular ha sido objeto de

debate durante décadas. El Dr. Uffe Ravnskov, un médico e investigador, ha argumentado que el

colesterol alto no es necesariamente perjudicial y que, de hecho, podría tener efectos protectores.

Johannes Ravnskov es un médico danés conocido por su investigación y críticas a la hipótesis

de que el colesterol dietético es un factor de riesgo significativo para las enfermedades

cardiovasculares. Es autor de varios libros y artículos en revistas científicas donde cuestiona las

creencias convencionales sobre el colesterol y su relación con las enfermedades del corazón.

Ravnskov ha sido un defensor de la idea de que el colesterol elevado en sangre no


necesariamente causa enfermedades cardiovasculares y que la relación entre el colesterol

dietético y el colesterol en sangre es más compleja de lo que se ha planteado tradicionalmente.

I) El Dr. Uffe Ravnskov sostiene que el cuerpo humano produce entre tres y cuatro veces

más colesterol del que se obtiene de la dieta. Esto implica que gran parte del colesterol presente

en el organismo es sintetizado internamente. Este proceso es vital para las funciones celulares y

se ajusta según la ingesta dietética: si se consume poco colesterol, el cuerpo aumenta su

producción, y si se ingiere más, la producción endógena disminuye. Este mecanismo explica por

qué las dietas que intentan reducir el colesterol no logran tener un impacto significativo en los

niveles de colesterol en sangre de la mayoría de las personas

II) Un argumento interesante es que el colesterol elevado podría actuar como un factor

protector contra enfermedades cardiovasculares. Según Ravnskov, algunos estudios muestran

que las personas con niveles más altos de colesterol pueden tener una mejor salud cardiovascular

y una vida más larga, por lo que la idea de que el colesterol alto está relacionado con los

problemas cardíacos podría estar equivocada. Esto contradice la idea tradicional de que el

colesterol es un enemigo de la salud del corazón.

III) Apoyando este argumento está el estudio liderado por el doctor Malcolm Kendrick y

otros expertos, publicado en BMJ Open Journal. Este nos habla de la relación entre el colesterol

LDL (colesterol "malo") y las enfermedades cardiovasculares en adultos mayores de 60 años, y

sugiere que el colesterol alto podría no ser un factor de riesgo significativo como se pensaba.

Está investigación sostiene que las personas mayores con altos niveles de LDL vivieron más y

experimentaron menos enfermedades cardíacas. Según los autores, el colesterol LDL, lejos de
ser perjudicial, podría tener efectos positivos, lo que desafía la creencia convencional de que su

reducción a través de estatinas es esencial para prevenir problemas cardíacos.

IV) La doctora Paula Byrne señala que "hace tiempo que se dice que reducir el colesterol

disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, y que las estatinas ayudan a conseguirlo.

Sin embargo, nuestra investigación indica que, en realidad, los beneficios de tomar estatinas

(fármacos recetados para reducir el colesterol) son variados y pueden ser bastante modestos", lo

que lleva a la conclusión de que el colesterol dietético podría no representar un riesgo

significativo para la salud cardiovascular en muchas personas.

V) Se ha creído que comer alimentos ricos en grasas automáticamente aumenta el colesterol

en sangre. Sin embargo, la realidad es más complicada. La grasa saturada, que se encuentra en

productos como la carne roja y los lácteos enteros, es la principal responsable del aumento del

colesterol en sangre, no el colesterol de los alimentos en sí. Por ejemplo, los huevos tienen

mucho colesterol, pero también tienen muy poca grasa saturada, por lo que no deberían causar

problemas si se consumen con moderación.

VI) Los estudios, como el de Framingham, han mostrado que hay una relación entre el

colesterol alto y el riesgo de enfermedad cardíaca, pero la diferencia en la mortalidad entre

personas con colesterol alto y bajo es pequeña. En un estudio grande, solo un 0.6% de los

hombres con colesterol alto murieron de ataques cardíacos, lo que plantea dudas sobre cuán

relevante es esta estadística.

VII) Es importante considerar otros factores que afectan la salud del corazón, como el

ejercicio y la dieta en general. Por ejemplo, las personas vegetarianas que tienden a tener niveles
más bajos de colesterol, también presentan hábitos de vida más saludables, como menor

consumo de tabaco, mayor actividad física y un índice de masa corporal más bajo. Esto plantea

la cuestión de si es la dieta, los hábitos de vida o una combinación de ambos lo que realmente

influye en los niveles de colesterol y el riesgo cardiovascular. No solo se trata de lo que

comemos, sino de cómo vivimos.

Aunque el colesterol dietético ha sido considerado un factor de riesgo para enfermedades

cardiovasculares, la evidencia sugiere que su impacto es limitado. La regulación interna del

colesterol, el tipo de grasas consumidas y otros factores de estilo de vida son más determinantes

en la salud cardiovascular. Por lo tanto, la recomendación de reducir el consumo de colesterol

dietético debe ser reevaluada con considerando estos argumentos y la complejidad de la relación

entre dieta y salud cardiovascular.

CONCLUSIONES:

Por un lado, la evidencia que apoya la idea de que el colesterol dietético puede contribuir a

problemas cardiovasculares, numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que niveles

elevados de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) están asociados con un mayor riesgo

de enfermedades cardiovasculares (ECV). Y este tipo de colesterol es conocido por su capacidad

para obstruir las arterias produciendo placas de ateroma (arteriosclerosis) lo que puede llevar a

condiciones graves como infartos y derrames cerebrales.


También la investigación del Dr. Ancel Keys y su famosa hipótesis lipídica estableció una

conexión entre el consumo de grasas saturadas y el aumento de los niveles de colesterol LDL, y

sugiere que una dieta baja en grasas saturadas y colesterol puede ser beneficiosa para la salud

cardiovascular. Además, las guías alimentarias han recomendado limitar la ingesta de colesterol

para disminuir el riesgo cardiovascular, basándose en la idea de que la aparición de trastornos

cardiovasculares está relacionada con una alimentación inadecuada.

Sin embargo, también hay argumentos significativos que cuestionan la relevancia del

colesterol dietético como un factor de riesgo. Investigadores como el Dr. Uffe Ravnskov han

argumentado que el cuerpo humano produce entre tres y cuatro veces más colesterol del que se

obtiene de la dieta, lo que sugiere que la ingesta dietética tiene un impacto limitado en los niveles

de colesterol en sangre. Además, algunos estudios recientes han indicado que el colesterol

elevado podría tener efectos protectores, especialmente en personas mayores, quienes pueden

tener una mejor salud cardiovascular y una mayor longevidad a pesar de niveles altos de LDL,

esto contradice la idea tradicional de que el colesterol alto perjudica la salud del corazón.

Se ha observado que la relación entre el colesterol y el riesgo cardiovascular es más compleja

de lo que se ha planteado. La grasa saturada, más que el colesterol dietético en sí, es la principal

responsable del aumento del colesterol en sangre. Por ejemplo, los huevos, que son ricos en

colesterol, contienen poca grasa saturada y no deberían causar problemas si se consumen con

moderación. Además, estudios como el de Framingham han mostrado que la diferencia en la

mortalidad entre personas con colesterol alto y bajo es pequeña, lo que plantea dudas sobre la

relevancia de esta estadística en la salud cardiovascular.


Aunque hay argumentos que sugieren que el consumo de colesterol dietético puede

representar un riesgo para la salud cardiovascular, la evidencia también indica que su impacto es

limitado y que otros factores, como el tipo de grasas consumidas y el estilo de vida en general,

son más determinantes.

Podemos decir que el papel del colesterol dietético en la salud cardiovascular es complejo y

aún no está completamente comprendido.

Si bien hay argumentos a favor de que el colesterol dietético puede afectar la salud

cardiovascular, también existen cuestionamientos importantes a esta hipótesis. Opino que se

necesita más investigación para comprender mejor la relación entre el colesterol dietético y el

riesgo cardiovascular.
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