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Lección Bíblica para la Escuela Sabática


30 de Mayo 2020

9 – EL PECADO DE JONÁS

Estudio de la semana: Jonás 3: 10, 4: 1


Pr. Edvard Soles

TEXTO BASE
“Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. (...) Pero Jonás
se apesadumbró en extremo y se enojó.” (Jonás 3:10; 4:1).

INTRODUCCIÓN

Jonás ha sido considerado el más controvertido de los profetas,


fue el único predicador que deseó fervientemente que su mensaje no
tocara el corazón de nadie. Estudiar sobre este profeta es una
oportunidad para vernos a través de él. En esta lección le
brindaremos algunas consideraciones sobre su pecado, sus causas,
sus consecuencias y también algunas consideraciones sobre cómo
evitar que caigamos en tal pecado. Pero primero, un breve resumen
sobre preguntas introductorias al Libro y al Profeta. ¿Quién fue el
profeta Jonás? El libro mismo lo identifica como el hijo de Amitai. Los
eruditos más conservadores aceptan que este Jonás es el mismo que
aparece en 2 Reyes 14:25. Jonás era de Gate-Hefer, ubicado en el
territorio de Zebulon, actual Galilea, vivió en los días de Jeroboam II
(786-776 a. C.), en Samaria, y fue contemporáneo del profeta Amós.
En el Antiguo Testamento, aparece solo en 2 Reyes y en el libro que
lleva su nombre. Jonás solo se menciona nuevamente en el Nuevo
Testamento en los Evangelios de Mateo 12: 38-41 y en Lucas 11:
29,30, cuando Jesús lo menciona. Aunque puede haber objeciones al
hecho de que Jonás hijo de Amitai sea el personaje de este libro, estas
no son consistentes.
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Respecto al “Libro de Jonás”, se desconoce su autoría, puede


haber sido el mismo Jonás, pero esta afirmación no tiene mucha
consistencia. El libro fue escrito en algún período entre 786 y 612 a.
C. Existen al menos cuatro posibles interpretaciones: Alegoría,
Midrash, Parábola y Narrativa Histórica. Algunos lo interpretan como
una alegoría, “cada característica tiene un elemento correspondiente
en la experiencia de Israel, Jonás representa a la nación, su fuga
representa la negación de su misión con los pueblos, el barco en el
mar es el barco de la intriga diplomática en el mar de mundo, los
marineros son los gentiles, la tempestad es la transferencia del poder
de Asiria a Babilonia, el pez es el exilio y el vómito de su cuerpo es su
regreso”1. Otros ya lo ven como un midrash, es básicamente una
explicación expositiva de las Escrituras, “cuando se aplica a Jonás,
este enfoque trata el libro como un comentario sobre pasajes como
Éxodo 34: 6,7”2.
También es muy común interpretar este libro como una
parábola, un relato breve y ficticio, que ilustra verdades morales,
religiosas y espirituales, pero que no necesariamente los hechos
hayan ocurrido realmente. Este libro debe entenderse como una
narrativa histórica. Además de las características de la literatura
histórica (personaje central, narración fiel de eventos reales), se
cuenta con el apoyo de la tradición judía que lo consideró una
narración histórica auténtica. Pero lo que le da más credibilidad
histórica al libro es el hecho de que Jesús lo cita en sus enseñanzas
como una historia real, para una audiencia que también creía de esta
manera (Mateo 12: 38-41). Por lo tanto, en esta lección se considera
que es una narración histórica, cuyo personaje es Jonás, hijo de
Amitai, el mismo que vivió y profetizó en los días de Jeroboam II. Se
confirma su historicidad con base en varios estudiosos, y sobre todo
en el testimonio del mismo Jesucristo al respecto.

EL PECADO COMETIDO

Jonás cometió, a priori, el pecado deliberado de ir en la


dirección opuesta a la que Dios le había ordenado. Veamos cómo se
describe esto: “Vino palabra de Jehová a Jonás, hijo de Amitai, diciendo:
Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha
subido su maldad delante de mi. Y Jonás se levantó para huir de la presencia
de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para
Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de
la presencia de Jehová.” (Jonás 1:1-3). Pero su acto de rebelión también
trajo otros pecados. Aunque la palabra “pecado” no

1
PFEIFFER. Charles F, HOWARD, F Vas, REAR, John. Tradução Degmar Ribas
Junior. Dicionário bíblico wiclife , Rio de Janeiro/RJ. CPAD. 2007, p.1080
2
Biblia de Estudio de Ginebra, 2ªEd. Barueria, SP: Sociedade Bíblica do Brasil;
São Paulo: Cultura Cristã, 2009. P. 1157.

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aparece explícitamente en el libro de Jonás, el pecado en sí está muy


presente. Veamos:
Primero, tenemos el pecado de la no obediencia. (1: 3). La
construcción del texto es incluso irónica, Dios dijo “Levantate y ve a
Nínive”, y Jonás se “levantó”, pero para hacer lo contrario y fue a
Tarsis, con la intención de “huir de la presencia del Señor”. Caminó
unos 80 km hasta llegar a Jope (actual Tel Aviv) y por su libre y
espontánea voluntad compró un boleto y embarcó en la dirección
opuesta, ¡Tarsis! El lugar más y más alejado de la época, el otro
extremo, todos los verbos que indican la acción de Jonás denotan una
disposición a huir, él “se levantó”, “bajó”, “compró”, “se embarcó”.
Tarsis aparece tres veces en Jonás 1.3, tal énfasis está
justificado, ya que indica la intención del profeta de esconderse donde
nunca podría ser encontrado, y por lo tanto no llevaría ningún
mensaje a los ninivitas. Hay algunas posibilidades con respecto a la
ubicación de Tarsis: Tartessus, (en el suroeste de España), la isla de
Cerdeña (según inscripción fenicia del siglo IX a. C.), Cartago (en el
norte de África) y Tarso, en Anatolia, que más tarde fue el lugar de
nacimiento del apóstol Pablo (actual Turquía). Sin embargo, algunos
estudiosos creen que Tarsis no se refiere (a priori) a una ciudad o
ubicación específica, sino que es una forma de decir “mar abierto”, de
ser así, la intención del texto es decir que Jonás se adentró el mar, la
última teoría cuenta con el apoyo de Jerónimo, uno de los padres de
la Iglesia, que vivió entre 331-414 d.C. También cuenta con el apoyo
interno del libro de Jonás, en 1: 9 cuando se presenta como siendo
“hebreo”, porque entre los otros pueblos este término se consideraba
a las personas no como un grupo étnico, sino que se usaba para
designar a aquellos que eran inmigrantes, sin tierra, por lo que el dice
que es solo es un viajero, que se mueve, que camina, que está en
camino, pero sin especificar un destino determinado. Ya sea que
Tarsis sea una ciudad o puerto específico, o incluso una forma de
hablar, el hecho es que la intención de Jonás era mantenerse lo más
lejos posible de Nínive.
Segundo, el pecado del descuido (1: 4,5). Jonás muestra una
profunda falta de interés en lo que estaba sucediendo a su alrededor,
logró dormir profundamente (en la septuaginta dice que “roncaba”)
mientras el mundo se derrumbaba bajo sus pies y vidas corrían
peligro debido a un caos que él mismo había causado. Ya había
mostrado una total falta de apatía e interés por los ninivitas, ahora la
desesperación de los marineros y un barco al borde de un naufragio
no parecen despertar sus emociones. Esta somnolencia e inercia
tienen raíces profundas en un sentimiento de “no me importa”,
mientras pueda continuar en mi comodidad, sigo la vida como si no
tuviera nada que ver conmigo.
Esa era la actitud de Jonás, mientras él era un profeta de su
pueblo, todo era normal, hablar de Dios con sus compatriotas, él
aceptó, pero para los “extranjeros” sería demasiado doloroso. Tal
actitud encuentra su desaprobación

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bíblica en Santiago 4: 17 “portanto, aquel que sabe hacer lo bueno y no lo


hace está pecando”. Jonás sabía que anunciar la palabra de Dios en
Nínive resultaría en bendición (Jonás 4:2), un resultado que no quería.
Todavía encontramos ecos en las palabras de Pablo “y ¡ay de mí si no
anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16b), pero “¡Cuan hermosos son los
pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
(Romanos 10:15b). Elegir, de manera deliberada y consciente, una
forma que pueda privar a otros de tener acceso al mensaje salvador
de Dios es negarles el mayor bien de todos, y a este respecto Jonás
pecó gravemente contra el Señor.
Tercero, el pecado de no amar lo suficiente. Jonás fue el retrato de
los “hijos del trueno”, los apóstoles de Jesús que tuvieron la audacia
de sugerir que el Señor destruyera con fuego un pueblo de
samaritanos (Lucas 9:51,56), el mismo carácter de Pedro, que pocas
horas después de la cena con el Maestro incluso desenvainó su
espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote casi llevándolo a la
muerte (Juan 18:10), tampoco era diferente de cierto “Saulo de Tarso”
que en su celo religioso persiguió, arrestó e incluso condujo al
martirio a los que profesaron fe en Jesús (Hechos 7:58; 9: 1,2; 22: 4,5;
26: 9-12). A todos estos, algunos explícitamente, otros
implícitamente, pero con la misma firmeza Jesús advierte “Vosotros no
sabéís de qué espíritu sois” (Lucas 9:55), y a todos se aplica la parábola
del acreedor intransigente (Mateo 18: 23-35), quien después de tener
una gran deuda perdonada no pudo retribuir con perdón a nadie que
le debía una cantidad prácticamente insignificante.
Jonás acababa de ser sacado (por intervención divina) del
vientre de un pez grande, un lugar que él mismo describió como un
lugar de muerte (2: 6), pero ahora niega la misericordia a una ciudad
arrepentida, como el “hijo mayor” (Lucas 15: 25-32) se niega a
celebrar la vida de “más de ciento veinte mil personas” (Jonás 4:11).
“La autoestima y el nacionalismo de Jonás lo indispusieron a aceptar
las intenciones misericordiosas de Dios hacia un pueblo arrepentido.
Los ninivitas le hicieron quedar profundamente resentido con el
perdón mostrado a esa ciudad. Ver a miles de enemigos de Israel en
busca de Dios enfureció al profeta. Desde su bajo punto de vista, todo
lo que quería era que su predicción no se cumpliera, por lo tanto, era
falsa, y que el enemigo nacional de Israel fuera salvado. Esto a Jonás
le desagradó mucho... y quedó muy resentido. Literalmente: fue malo
para Jonás, y [el dolor] lo ofuscó”. Un hombre soberbio y resentido,
insensible y vengativo, que se vio a sí mismo en el derecho de retener
solo para sí mismo y para los de su nación la misericordia y la gracia
que Dios, en su infinito amor desea otorgar a todos los pueblos.
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¿CUÁLES LAS CAUSAS PARA COMETER ESTE TIPO DE PECADO?

La pregunta que se hace exactamente es; ¿qué es lo lleva a que


un profeta tome decisiones y albergue sentimientos en su corazón
que son tan contrarios al carácter de Dios? ¿Qué llevó a Jonás a
pecar? El Nuevo Testamento nos enseña que toda forma de pecado
nace en el corazón, en lo íntimo del ser humano. “Sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces
la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1:14,15), Jesús además
advierte: “Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos
pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios,
la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la
arrogancia y la necedad. Todos estos males de adentro salen, y contaminan a
la persona.” (Marcos 7:21,23 NVI). A continuación hay algunas razones
por las cuales un profeta de Dios pecó:
Pecó porque era humano. Jonás, como todos los hombres, tenía
su naturaleza corrompida por el pecado, es bien sabido que la
humanidad heredó la naturaleza corrupta y pecaminosa de nuestros
primeros padres (Adán y Eva). Esta declaración encuentra su base
bien solidificada en varias partes de las Escrituras: “¿Qué, pues?
¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos
acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito:
no hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no
hay ni siquiera uno” (Romanos 3:9-12), y además “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23).
Aunque el enfoque de la presente lección no es una discusión
teológica más profunda sobre la universalidad del pecado y la
naturaleza pecaminosa heredada como consecuencia de la caída del
primer hombre “Adán”, (tal discusión ya se ha hecho en las lecciones
1 y 2, y se hará nuevamente en lección número 12) es necesario
enfatizar esta verdad sobre la condición pecaminosa del hombre,
como ya se presentó en las palabras del rey David: “He aquí, en maldad
he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5). En este
caso “Adán representa a toda la raza humana y, en su caída, caemos
con él y nacemos esclavos del pecado [...]. Al heredar la culpa y el
pecado de Adán, nacimos esclavos del pecado y con una naturaleza
maligna”. En este contexto, aprendemos aquí que todas las esferas
de la humanidad están contaminadas por el pecado, lo que los
teólogos llaman depravación total.
“La razón, la voluntad, los afectos, nuestras relaciones, el
cuerpo, todo lo que constituye la imagen de Dios con la que fuimos
creados se encuentra ahora bajo la esclavitud del pecado, [...] la
totalidad de nuestra naturaleza está corrompida por el pecado, y el
pecado corrompe nuestra humanidad tanto en

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extensión, estropeando y distorsionando todas las partes de nuestra


naturaleza humana, como a nivel de acción, corrompiendo cada parte
de nuestro ser” 3. Que Jonás, como todo ser humano, estaba sujeto al
pecado es obvio, pero es necesario deconstruir la idea de que los
hombres de Dios no pueden pecar, y si él es un “pastor”, “apóstol”,
“obispo”, “ungido” y en este caso, un “profeta” (auténtico) está más
allá de otros hombres, y por eso son “impecables” y no están sujetos
a errores y fallas. Jonás fue, a semejanza como se autodescribe el
apóstol Pablo, “y estoy vendido como esclavo al pecado”. (Romanos 7:14,
NVI).
Pecó al negarse a tener una visión amplia del Dios “de Israel”.
Estaba atado por su nacionalismo y patriotismo de tal forma que
estos estaban sobre los intereses y propósitos de Dios. Una visión
distorsionada, insensible y limitada, que era plenamente consciente
del carácter amoroso y misericordioso de Dios, pero que no conseguía
ir más allá de las fronteras de Israel. El sentimiento de exclusividad y
superioridad étnica es un mal que los hombres albergan en sus
corazones, y esto tiende a empeorar cuando se tiene el “respaldo de
Dios”, después de todo, Jonás venía de un pueblo “exclusivo” de Dios,
de un linaje cuyas alianzas y promesas divinas le pertenecían por
derecho. Es muy clarificador lo que dice Caio Fábio a este respecto,
cuando hace una lectura ideológica / política de Jonás y escribe:

“Se dejó llevar demasiado por la ideología y el


nacionalismo xenófobo, quitándole la perspectiva de
la grandeza y la universalidad del Reino de Dios. Tal
hacinamiento ideológico le robó la capacidad de
discernir la realidad del mundo como Dios lo ve.
Ahora, en cierto sentido, Jonás era extremadamente
consciente de su mundo. El problema era que el
mundo del que era consciente no era el único mundo
que existía, ni el único mundo por el que Dios estaba
preocupado. En el exceso de pasión por las luchas
históricas de su pueblo, había perdido la visión de
conjunto. Se había vuelto cautivo de una visión de la
vida que lo cegó a otras perspectivas de la intención
de Dios en la historia. Y esta realidad de haber
quedado ciego a otras intenciones de Dios para la
historia resultó del hecho de que su mente sufrió un
anegamiento ideológico” 4.
Aprendamos esta lección: Dios no es propiedad de nadie, Él es de
todos, Su mensaje de perdón y gracia es para todos.

3
FERREIRA, Frankilin. Teología cristiana: una introducción a la sistematización de las
doctrinas. São Paulo/SP: Vida Nova. 2011. P. 105.
4
FÁBIO, Caio. Jonas: El éxito del fracaso. Cuando la voluntad propia interfiere en los
planes de Dios. 5ªImpressão. Niterói/RJ. VINDE, 1995, p.24.

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Una tercera causa está en su criterio de justicia. Pasando del libro


de Jonás al libro de 2 Reyes, 14:25, encontramos la actuación de
Jonás en el reinado de Jeroboam II, un rey malvado y perverso, sin
embargo, el profeta en cuestión no se preocupa en absoluto de
profetizar un reinado exitoso durante su gobierno. Aquí, estaba todo
“correcto”, los excesos y la tiranía de Jeroboam II, que según el texto
bíblico “hizo lo que era malo ante los ojos del Señor” (2 Reyes 14:24). Para
Jonás, en Israel todo puede ser “justificado”, pero fuera de sus límites
étnicos y geográficos todo merece el máximo “rigor de la ley”, que los
reyes corruptos y malvados triunfen en Israel estaba bien, pero que el
Dios “justo” ejerza Su “justicia” sobre los ninivitas “pecaminosos”.
Caio Fábio explica esto así: “encontramos dos categorías de justicia
en él (Jonás). La primera es esa justicia que aplicaba a los que
estaban fuera de Israel, vistos por él como enemigos de sus sueños
políticos y nacionalistas. La segunda es la que aplicaba a los que
estaban dentro de Israel. Con los que estaban fuera de las fronteras de
Israel, Jonás no usa el mismo criterio de justicia generosa y amable.
Para aquellos de su lado, él era todo generosidad, sin embargo, en
relación con aquellos que no confesaban su misma ideología, era todo
rigor”5.
El Señor nos advierte sobre esta forma de "justicia": “Porque os
digo que, si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseus, no
entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20); “No juzguéis según las
apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24), “No juzguéis, para que
no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, sereis juzgados, y con
la medida con que medís, os será medido.” (Mateo 7:1,2). Por mucho que
nuestras actitudes puedan ser “justificadas” y tengamos
motivaciones “correctas”, todavía estamos lejos de un juicio justo y
dentro de los parámetros divinos, por lo que nuestro “criterio de
justicia” no debe interferir negativamente en nuestro papel como
siervos de Dios, ya que nuestras responsabilidades pueden verse
seriamente comprometidas.

¿CUÁLES SON SUS CONSECUENCIAS?

Toda forma de pecado no queda impune, las consecuencias


siempre vendrán, y con Jonás no podría haber sido diferente. En ese
caso, tales consecuencias fueron más allá de lo que Jonás podría
haber predicho (de hecho, casi nunca se pueden predecir).
Un mar embravecido. Los planes hasta ahora exitosos de Jonás
estaban funcionando, su descenso a Jope y su embarque fue un éxito,
ahora estaba tranquilo y exento de cualquier responsabilidad,
después de que todo Nínive se había vuelto cada vez más distante
cuando el barco entró en el mar, pero sus
5
FÁBIO, Caio. 1995, p.30.

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planes fueron frustrados, todo iba bien, “Pero Jehová hizo levantar un
gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se
pensó que se partiría la nave” (Jonás 1:4). El profeta que estaba dispuesto
a huir de Dios ahora se enfrenta a la furia de la naturaleza. Es una
gran ironía, un profeta en plena rebelión se enfrenta a un mar
tormentoso, porque la naturaleza se somete a su Creador y ejecuta
Su voluntad con toda la disposición que no se encuentra en el profeta
de Israel. Esta fue la primera consecuencia, la naturaleza protesta
contra la desobediencia y se presenta como un agente de Dios,
contra aquellos que conocen a Dios y, en plena conciencia, eluden sus
responsabilidades, Jonás estaba dispuesto a huir, pero tiene un mar
esperándolo, listo para llevar a cabo la voluntad de quienes lo crearon
y establecieron sus límites (Génesis 1: 10; Proverbios 8:29).
Ser descubierto (tener que lidiar con la exposición de su caracter).
Todo lo que Jonás no quería era que alguien le preguntara qué podría
estar pasando, ya que parece que los marineros no pudieron predecir
una tormenta en alta mar, fue algo repentino. Pero el profeta es
súbitamente despertado de su sueño y se encuentra en una situación
en la que se ve obligado a confesar que él es responsable de tal
tormenta. Se había negado a ser una bendición para otras naciones, y
ahora trae el caos sobre los representantes de varias naciones
diferentes. “Los marineros paganos parecían saber muy claramente
que nadie huye de Dios impunemente. La suerte está echada y Jonás
tiene mala suerte. Se descubre que el hombre de Dios fue la causa de
la desgracia. Su vida había traído una maldición sobre todo el grupo” 6.
Era demasiado difícil tener que asumir, como David, “el culpable soy
yo”7 (2 Samuel 12:13).
Ser tragado por un “pez grande” (la experiencia del dolor y el
abandono). “Pero Jehová tenia preparado un gran pez que tragase a Jonás; y
estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches” (Jonás 2:1). Mucho
se ha discutido sobre qué pez sería, ya sea un tiburón o una especie
de ballena, tanto el hebreo como el griego (Mateo 12:40) son
genéricos para cualquier criatura marina lo suficientemente grande
como para tragarse a un hombre, tal discusión no es necesaria en
este momento, pero sí, el hecho que se envió un “pez grande” en el
mismo momento en que Jonás es lanzado al mar. Jonás vivió un
infierno en la vida, experimentó angustia y alejamiento de Dios, su
oración en el capítulo 2 es el gemido de un alma angustiada, triste,
aterrorizada y temerosa. Su grito proviene de un corazón preocupado,
que teme los resultados de sus propias elecciones. El pecado nos
devora en la vida, consume nuestra alma, roba la paz, causa
enfermedades en el cuerpo y el alma, es el mayor peso que
cualquiera puede cargar.
Permanecer por un tiempo en las profundidades del mar y aún
ser tragado por una criatura gigante no solo era un lugar, sino
también un estado de vida,
6
FÁBIO, Caio. 1995, p.14.
7
Traducción libre del autor, parafraseando el texto citado.

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para Jonás era el infierno en sí mismo, la distancia ahora no solo era


geográfica, sino también existencial. Uno no debe esperar ningún
resultado que no sea el sentimiento de distancia de Dios, Aquel que
deliberadamente lo abandona. Jonás quería mantenerse “alejado de
Dios”, ahora puede saborear esta amarga experiencia. “Parte de sus
temores surgió del hecho de que sabía que estaba fuera de la vista
del Señor, de Su voluntad y de Su favor”. La descripción que hace en
2: 9 parece hablar de sí mismo, una vida vacía siempre a la espera de
quén escoge el aislamiento. Solo después de que Jonás lloró
amargamente, el “pez grande” recibió órdenes de devolverlo a tierra
firme, ahora el profeta recibe una segunda oportunidad y
nuevamente la orden de “ir a la ciudad de Nínive”.

¿CÓMO ES POSIBLE EVITARLO?

¿Cómo no caer en el mismo error que Jonás? ¿Es posible, en la


medida de lo posible, evitar esta misma transgresión? Hay un pasaje
que arroja luz sobre esto que ha sido poco explorado por los cristianos
en general. “Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por
qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no
hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú
te enseñorearás de él.” (Génesis 4:6,7). Al principio, el texto presentado
no parece tener mucho que ver con el tema de esta lección, pero es
algo que llama la atención. Caín acababa de darse cuenta de que su
oferta no era tan aceptada como la de su hermano Abel, él quedó
resentido, amargado y su semblante cae, su expresión facial cambia,
por lo que el Señor le advierte que estaba a punto de pecar, había en
su corazón el deseo, en su visión distorsionada, incluso tenía una
“justificación”, pero a pesar de todo estaba en su poder consumar su
malvado plan.
“El pecado yace en la puerta” es la figura de un animal salvaje
al acecho, esperando el momento adecuado para devorar a su presa,
pero ese animal puede ser domesticado, conquistado, y si Caín
hubiera ejercido control sobre sus acciones a pesar de que sus
pensamientos vagasen por lugares más oscuros que sus actos; pues
una bestia domesticada siempre es una bestia, pero está bajo el
control de su domador, así también el “pecado” que nos rodea
siempre es pecado, pero sus efectos catastróficos se neutralizan si el
mismo no es consumado. Recordemos, en Santiago 1:15, lo que
genera la muerte es el pecado “consumado”, lo que solo está en el
campo del pensamiento es la “bestia domesticada” (esto no significa
que los buenos pensamientos no se deban cultivar siempre).
Bueno, después de una breve explicación de Génesis 4: 26,27,
volvamos al tema propuesto. Ya hemos visto que cada forma de
pecado nace en el corazón, lo que coopera para que esto ocurra es
nuestra disposición, esta disposición no está disociada de otros
factores como, por ejemplo, nuestra

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cultura religiosa, nuestra formación académica, la profesión que


ejercemos, la forma en que fuimos educados tanto en el contexto
familiar como social, en resumen, todos llevamos, además de la
genética, otros factores que pueden contribuir a tomar buenas
decisiones o no. Vimos, por ejemplo, en el caso del profeta Jonás que
él era humano, y como tal el pecado lo rodeaba. También vimos que
le faltaba una visión correcta de Dios (sabía que Dios es
misericordioso, pero no miró más allá de sus fronteras). También
vimos que su criterio de justicia era limitado y distorsionado. Al
menos en los últimos dos aspectos se puede decir que esto fue siendo
construido en su mente a lo largo de su vida, pues las circunstancias
tienden a traernos algunos cambios, algunos para mejor, otros no
tanto, y si vivimos en un ambiente hostil, la tendencia es el
endurecimiento y rigidez.
La pregunta entonces es “¿qué haremos para evitar pecar
(como el profeta Jonás)”? Al principio, es necesario que nuestros
anhelos más profundos estén en sintonía con Dios, para eso es
fundamental vivir una vida de comunión íntima con el Padre, esto
amplía nuestra visión del Reino de Dios. Jonás falló en eso. Otra forma
de prevenirnos es cultivar una vida religiosa saludable, sin extremismo,
sin legalismo, teniendo claro discernimiento que Dios no es de
nuestra propiedad, y que en términos de “méritos” no somos nada
diferentes de cualquier “pecador” que conocemos.
Otra forma de evitar el camino de la desobediencia es una
sincera disposición de querer hacer la voluntad de Dios, incluso si para
ello mis deseos sean sacrificados, mis sueños sean dejados de lado,
necesito la voluntad (y el coraje) para poner en un segundo plano
cualquier aspiración que no esté claramente de acuerdo con los
propósitos eternos de Dios, por supuesto, eso no significa que
debamos llevar una vida sin dinamismo, apática y no divertida, sin las
labores necesarias para nuestra sobrevivencia, como persona
tenemos la necesidad de trabajar, comprar , vender, planificar,
construir, etc., esto es parte de nosotros, pero no se puede quedar
atrapado con nada en esta vida, cuando tenemos el desafío de ser
una bendición en la vida de otras personas, a través de una
participación que requiere un poco más de lo que estamos
acostumbrados a hacer, en algunos casos, realizar una obra en la
construcción de Su Reino requiere decisiones más drásticas de
nuestra parte,“ Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le
siguieron.” (Lucas 5:11).
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APLICACIÓN

Después de leer el Libro de Jonás, se aprenden las siguientes


lecciones:
•Nunca eludir la responsabilidad que Dios te da.
• Todas las naciones y todas las personas son preciosas para
Dios y él quiere que su Palabra las alcance, y si eres un instrumento
para eso, siéntete privilegiado, no lo hagas reclamando, sino con
alegría en tu corazón.
• El valor del arrepentimiento sincero y verdadero. Los ninivitas
tuvieron
40 días para cambiar su futuro, y así lo hicieron, mostraron verdadero
arrepentimiento y todos se salvaron.
•Un mensaje para llevar a las personas a Dios no siempre está
lleno de frases de amor y gracia, el mensaje de Jonás fue uno solo:
“Nínive será destruido en 40 días”, sinceramente, ¿qué amor puedes
ver en ese mensaje?
•Los hombres de Dios pecan, cometen errores y pueden hacerlo
incluso peor que los demás hombres, pero por otro lado, el pecado no
tiene que ser el final de todo, ni la razón para rendirse, incluso en el
vientre del pez, Jonás pudo encontrar algunas palabras de
arrepentimiento (incluso mezclado con temor y miedo), eso fue
suficiente para que se le escuchara y se salvara de la muerte.

CONCLUSIÓN

El tiempo y el propósito de la lección no nos permiten ir más


allá, por ahora nos quedamos con lo expuesto. Caminar por los
“senderos de Jonás” nos permitió darnos cuenta de que la misión que
Dios nos da requiere mucho cuidado. Huir de Dios es peligroso para
nuestra fe, cada vez que elegimos el camino opuesto que Dios nos ha
mostrado, habrá consecuencias desagradables para nuestras vidas.
Jonás fue, de hecho, un profeta controvertido, con una personalidad
fuerte, demasiado nacionalista, tales factores tuvieron una gran
contribución para sus fracasos como profeta. Con todos los fracasos
de Jonás, este hombre experimentó uno de los mayores milagros, él
fue devuelto a la vida, después de tres días y tres noches en el
vientre de un gran pez, vivió para contar su historia, y aún para ver a
Dios derramando misericordia y gracia sobre una nación pagana,
idólatra y muy pecaminosa, a través de su experiencia de vida entró
en las enseñanzas de Jesús como modelo (un tipo de Cristo) de Su
muerte y resurrección.
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PREGUNTAS PARA COMPARTIR EN CLASE

1. ¿Quién fue el profeta


Jonás? R.:

2. ¿Cuáles fueron los pecados de


Jonás? R.:

3. ¿Cuáles son las interpretaciones de la historia de Jonás?


¿Cómo interpretó Jesús el libro de Jonás?
R.:

Pr. Edvard Soles – Autor – Curitiba/Paraná / Brasil


Ana Alicia Flores – Traducción – Concepción / Chile
Pr. Eduardo Marambio Albornoz - Revisión – Santiago / Chile
Pr. Manuel Marambio Torres – Edición – Santiago / Chile

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