Manual Sistema Triage Urgencias 2011 OPS
Manual Sistema Triage Urgencias 2011 OPS
Manual Sistema Triage Urgencias 2011 OPS
la IMPLEMENTACIÓN de
un SISTEMA de TRIAJE
para los CUARTOS
de URGENCIAS
Washington, DC
Diciembre del 2010
OPS/HSS/HP/2010/007
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PRESENTACIÓN ...............................................................................................................1
GLOSARIO .....................................................................................................................35
BIBLIOGRAFÍA ...............................................................................................................39
iii
PRESENTACIÓN
La Atención Primaria de Salud (APS), concebida como estrategia para fortalecer la capacidad de la
sociedad para reducir las inequidades en salud y el desarrollo de los sistemas de salud, a tres décadas de
la reunión de Alma Ata, toma renovada fuerza con el reconocimiento cada vez mas creciente de que los
sistemas de salud basados en la APS resultan mas equitativos y obtienen mejores resultados en salud.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) deine los sistemas de salud basados en la APS
como “...un enfoque amplio de la organización y operación de los sistemas de salud, que hace del derecho
a alcanzar el mayor nivel de salud posible su principal objetivo, al tiempo que maximiza la equidad y la
solidaridad del sistema”. La estrategia de renovación de la APS en las Américas llama a los países de
la región a: i) completar la implementación de la APS allí donde este proceso haya fallado (la agenda
inconclusa); ii) a fortalecer la APS para afrontar los nuevos desafíos, y iii) a incorporar la APS en una
agenda mas amplia de equidad y desarrollo humano.
Los sistemas de salud basados en la APS se caracterizan por una serie de valores, principios y
elementos fundamentales que la deinen y caracterizan. La organización y gestión óptima es uno de
esos elementos fundamentales que apunta a la transformación gerencial y organizacional e implica el
desarrollo de la capacidad de los establecimientos y de las redes de servicios de salud para cumplir las
normas de calidad, ofrecer lugares de trabajo satisfactorios para los trabajadores de la salud y dar res-
puesta a las necesidades de los ciudadanos con los recursos disponibles.
La gestión óptima de los servicios de salud, orientados a la eiciencia con calidad, requiere de me-
todologías y herramientas que den respuesta a las necesidades de los gerentes en su misión de mejorar
el estado de salud de la población a la que sirven. El manual que aquí presentamos pretende ser una
contribución al trabajo de los gerentes de servicios de salud, en particular en los servicios de emergen-
cias médicas, que a diario enfrentan los retos de cómo mejorar la atención de los departamentos de
emergencias y urgencias.
El manual es resultado un proceso de colaboración entre la OPS y el Consorcio Salud i Social
(CSC) de Cataluña (España). El documento central fue elaborado por el Dr. Josep Gómez Jiménez,
Jefe del Servicio de Urgencias y Sistemas de Emergencias, Servicio Andorrano de Atención Sanitaria
(SAAS) del Principado de Andorra y consultor asociado de CSC.
En el anexo se presentan las lecciones aprendidas de la pandemia de inluenza H1N1 en materia de
triaje y se hacen recomendaciones sobre modalidades de triaje para enfrentar las emergencias sanitarias
ocasionadas por brotes de Infecciones Respiratorias Agudas Graves (IRAG). El anexo fue preparado
por el Dr. Carlos Rua, Consultor de la OPS para la respuesta de los servicios de salud a las emergencias
y desastres y la Dra. Pilar Ramón-Pardo, Asesora Regional especialista en control de infecciones, regla-
mento sanitario internacional y respuesta a emergencias sanitarias.
La edición y publicación se realizo con el apoyo inanciero de La Agencia Canadiense para el De-
sarrollo Internacional (CIDA). La diagramación fue realizada por Matilde Molina.
PRESENTACIÓN 1
PROPÓSITO DEL MANUAL
Uno de los avances más signiicativos de la Medicina y Enfermería de Urgencias en los últimos años
ha sido la estructuración y aplicación del triaje de urgencias.
Existe un consenso generalizado, en que la calidad en la atención del paciente se beneicia de la im-
plementación del triaje estructurado y de la categorización de la urgencia en los cuartos de urgencias.
Además, el triaje estructurado se ha convertido en un componente fundamental y en piedra de toque
de la gestión clínica de los cuartos de urgencias, del análisis de la casuística y de la comparación entre
ellos. El triaje es ampliamente utilizado en la auditoría y en la mejora de la calidad de los cuartos de
urgencias donde se aplica, habiendo demostrado un extraordinario potencial en la investigación.
Aunque la estructuración del triaje en los cuartos de urgencias, basada en la evidencia cientíica
disponible, aporta beneicios inmediatos y directos a los responsables de la gestión sanitaria, desde un
punto de vista asistencial, la importancia de la disponibilidad de un sistema de triaje estructurado sobre
pacientes y profesionales, se hace más aparente cuando la sobresaturación de los servicios aumenta y
los recursos disponibles disminuyen, ya que es cuando más necesario se hace controlar el riesgo de los
pacientes. Por otra parte, el análisis de los tiempos de espera según el nivel de triaje proporciona una
herramienta clara y comparable para deinir el nivel de saturación que sufre un cuarto de urgencias en
un momento dado.
Nuestra experiencia en la implantación de sistemas de triaje estructurado de ámbito nacional, nos
ha permitido conocer los objetivos del triaje estructurado, los principios y características que ha de
tener, los factores de éxito para su implantación; así como, las necesidades adaptativas en los cuartos de
urgencias para conseguirlo.
El propósito del presente manual es poner a disposición de los Gerentes, la información actualizada
necesaria para implantar un sistema de triaje estructurado, en los cuartos de urgencias hospitalarios.
Dado que unos de los factores fundamentales de éxito en la implantación de un sistema de triaje
estructurado es la adhesión de los responsables de la gestión, consideramos especialmente pertinente
profundizar en todos aquellos aspectos que vinculan la implantación del triaje estructurado a la gestión
clínica, a la mejora continua de la calidad y a la gestión del conocimiento.
Un sistema de triaje estructurado moderno, ha de ser entendido como un sistema integral de cali-
dad para los cuartos de urgencias, cuya implantación tiene efectos positivos directos sobre los pacien-
tes, sobre los profesionales y sobre el sistema sanitario en su globalidad.
Hoy en día es imprescindible prestar una asistencia de calidad, segura y eiciente, en los cuartos
de urgencias, basada en un mejor conocimiento del tipo de pacientes que son atendidos en ellos, que
permita una mejor organización y distribución de los recursos sanitarios destinados a la atención de
las urgencias.
Para conseguirlo, existe un consenso generalizado entre las sociedades cientíicas de urgencias, en
recomendar la implantación de un sistema de triaje estructurado en los cuartos de urgencias.
El sistema de triaje estructurado garantiza la categorización de los pacientes según el grado de ur-
gencia de los síntomas y signos que presentan, prioriza la asistencia de los mismos, garantizando que
los valorados como más urgentes son visitados prioritariamente cuando la situación del servicio origina
una espera prolongada para la visita y el tratamiento.
El objetivo básico de la implantación de un sistema de triaje estructurado de cara al paciente es
controlar su riesgo ante una eventual espera para ser visitado; es decir, aumentar su seguridad, aunque
el triaje estructurado aporta mejoras en aspectos como la accesibilidad y disponibilidad de los profesio-
nales de cara al paciente, que se convierte en el verdadero centro de la asistencia, así como un mayor
acceso a la información y sobre todo una mayor humanización de la asistencia, incidiendo directamen-
te en aspectos como el respeto, la amabilidad, la comunicación, el bienestar, la atención personalizada,
la intimidad y la conidencialidad.
Para el profesional de urgencias el triaje estructurado ofrece un nuevo marco asistencial, un lengua-
je nuevo y común para todos los dispositivos asistenciales, un sistema de gestión asistencial homogéneo
y universal, que abre las puertas a una asistencia más eiciente, potenciando aspectos como el control
total del proceso asistencial, la continuidad asistencial, el trabajo interdisciplinar y en equipo y el de-
sarrollo profesional.
La introducción del sistema de triaje estructurado representa un cambio total en la forma de asistir
a los pacientes y permite mejorar de forma continua la calidad asistencial. Con él se introduce una
nueva ilosofía de trabajo basada en el orden y el control de los procesos. Lo más importante es, sin
duda, la mayor capacidad de gestión de la información de cara a la mejora continua de la calidad que
el triaje estructurado ofrece.
El triaje, estructurado y en continua mejora, es la apuesta de futuro más irme que tienen, desde
hace años, los cuartos de urgencias para mejorar. Esta visión es compartida por todas las sociedades
cientíicas internacionales de urgencias. Además, el triaje estructurado abre las puertas a procesos de
organización interna de los cuartos de urgencias y a la coordinación entre niveles asistenciales, cosa
imprescindible si queremos orquestar un sistema sanitario homogéneo y eiciente. Esta visión holística
que plantea el triaje estructurado, bien entendida y apoyada tanto por los profesionales como por los
gestores y responsables políticos, lo convierte en un potente motor de cambio, modernización y mejora
de los servicios donde se aplica.
Previamente a la implantación de un sistema de triaje estructurado es necesario tener un claro co-
nocimiento de las características óptimas que ha de tener dicho sistema, sus principios y objetivos. Será
INTRODUCCIÓN AL TEMA 5
necesario conocer cuales son los factores de éxito para la implantación y el proceso adaptativo necesario
para conseguirlo. Todo ello debe ser sometido a la aprobación de los responsables gerenciales de los
centros, que deben tener una amplia visión de las ventajas que el sistema aporta.
Será necesario establecer un Plan de implantación adaptado a la realidad de cada centro, consen-
suado y aceptado por todos los estamentos implicados en el proyecto, pero que respete los principios
del sistema de triaje y de su modelo de implementación.
Actualmente, todo sistema de triaje estructurado esta basado en una escala de triaje de 5 niveles,
con suiciente grado de validación cientíica que garantice su iabilidad, validez, utilidad, relevancia
y aplicabilidad. El sistema de triaje ha de proponer adaptaciones en la estructura física, profesional y
tecnológica en los cuartos de urgencias, que permitan hacer el triaje de los pacientes según un modelo
de calidad evaluable y continuamente mejorable.
La evidencia actual establece que la mejor forma de garantizar la realización de un triaje correcto
es a través de la informatización del mismo. A pesar de la iabilidad y validez cientíica que han de-
mostrado la mayoría de las escalas de triaje de 5 niveles, en estudios controlados y en sus formatos
originales, basados en guías de implementación y formación de los profesionales, la experiencia de su
uso ha mostrado problemas de iabilidad de los resultados en la práctica clínica (problemas de concor-
dancia interprofesional e ínterhospitalaria cuando se aplica sobre pacientes en el triaje), que han sido
atribuidos a diferentes causas: (1) Heterogeneidad en la formación de los profesionales; (2) tendencia
al subtriaje en cuartos de urgencias sobresaturados; (3) tendencia al subtriaje en situaciones agudas co-
munes; (4) tendencia al sobretriaje para justiicar largos tiempos de demora; (5) tendencia al sobretriaje
en servicios remunerados por casuística.
Un instrumento como la escala de triaje, sobre el que se pretende hacer pivotar toda la organización
de un cuarto de urgencias y que ha de permitir el control del riesgo de los pacientes, ha de garantizar la
iabilidad de su uso. Es por ello que en un intento de homogeneizar el triaje y evitar la posible aleatorie-
dad que podía imprimir el personal que lo realiza, es fundamental disponer de una escala informatizada
de triaje, como instrumento de soporte para el profesional que realiza esta función y que permita una
auditoria de los resultados de forma fácil y iable.
Además, otro factor fundamental a la hora de implantar un sistema de triaje estructurado es que
los profesionales se formen y los pacientes sean informados. Formación e información van de la mano
en el proceso de implantación, junto al análisis de la realidad de los cuartos de urgencias donde se
implanta, las propuestas de mejora continua y la evaluación de resultados. Es básico que se ejerza un
liderazgo claro en los servicios, basado en el principio de justicia y en el concepto de que el paciente y
su entorno son el centro de la asistencia, y que sus intereses no tienen porque entrar en conlicto con los
intereses de los profesionales ni del resto del sistema sanitario, sino al contrario, que el trabajo centrado
en el paciente beneicia a todos.
Durante el siglo XIX se introdujo algún tipo de priorización en las “plantas de accidente” abiertas
en los hospitales, pero no se puede hablar de una descripción sistemática del triaje en los cuartos de
urgencias hasta que E. Richard Weinerman lo introdujo en Baltimore en 1964 (1).
Durante los años 60, en los E.E.U.U. se desarrolló un sistema clásico de clasiicación en 3 niveles
de categorización, que fue superado a inales del siglo pasado por un nuevo sistema americano de cua-
tro niveles. Estos sistemas no han conseguido un grado de evidencia cientíica suiciente como para ser
considerados estándares del triaje moderno (2).
Paralelamente al nacimiento del sistema americano de 4 niveles, en Australia, se fue consolidando
la Escala Nacional de triaje para los cuartos de urgencias australianos (National Triage Scale for Autra-
lasian Emergency Departments: NTS), que nació de la evolución de una escala previa de 5 niveles, la
Escala de Ipswich. La NTS, planteada en 1993 por el Colegio Australiano de Medicina de Emergen-
cias, fue la primera escala con ambición de universalización basada en 5 niveles de priorización. En el
año 2000, la NTS fue revisada y recomendada como Escala australiana de triaje (Australasian Triage
Scale: ATS) (3,4). Tras la implantación de la NTS, y claramente inluenciadas por esta, en diferentes
países se han ido desarrollando sistemas o modelos de triaje que han adaptado sus características, y que
han tenido como objetivo la implantación del modelo o sistema, como modelo de triaje de urgencias
universal, en sus respectivos territorios. Así, podemos decir que actualmente existen cinco sistemas,
escalas o modelos de triaje, incluyendo el australiano:
La Escala canadiense de triaje y urgencia para los cuartos de urgencias (Canadian Emergency
Department Triage and Acuity Scale: CTAS) (introducida por la Asociación canadiense de
médicos de urgencias (CAEP) en 1995, utilizando la NTS como referente) (5,6).
El Sistema de triaje de Manchester (Manchester Triage System: MTS) (introducido por el Gru-
po de triaje de Manchester en 1996) (7,8).
El Índice de severidad de urgencias de 5 niveles de triaje (Emergency Severity Index© 5 level
triage: ESI) (desarrollado por el Grupo de trabajo del ESI en los E.E.U.U. en 1999) (9-12).
El Modelo andorrano de triaje (Model Andorrà de triatge: MAT), aprobado por el Servicio
andorrano de atención sanitaria (SAAS) en 2000 y aceptado como estándar catalán de triaje
por la Societat Catalana de Medicina d’Urgència (SCMU) en 2002 y como estandar andorrano
por la Societat Andorrana d’Urgències i Emergències (SAUE) en 2007, y que utiliza la CTAS
como referente (13). En 2003, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias
(SEMES) adopta el Sistema Español de Triaje (SET), una adaptación del MAT, como estándar
español de triaje (14,15).
• Nivel V (No urgente): Situaciones no urgentes, que permiten una demora en la atención o
pueden ser programadas, sin riesgo para el paciente.
El MAT-SET ha aportado una serie de mejoras, detectadas como deiciencias en las organizaciones
sanitarias de urgencias en España (16):
MARCO JURÍDICO: El MAT-SET ha colaborado en la deinición de la función de triaje
para el colectivo de enfermería, al ser un sistema totalmente estructurado y protocolizado por
la existencia del Programa de Ayuda al Triaje (web_e-PAT). También aporta un estándar de
Conjunto Mínimo Básico de Datos asistenciales de la atención urgente (CMBDU).
RELACIÓN CON LA SOCIEDAD Y LOS CIUDADANOS: El MAT-SET establece unos
tiempos mínimos y máximos de espera, aportando soluciones que mejoran el confort en las
esperas, garantiza los derechos del ciudadano al ser un sistema totalmente orientado al pa-
ciente. Garantiza una recepción e información dignas, en un ambiente íntimo y conidencial,
mejorando las competencias relacionales de los profesionales con los pacientes y sus familias;
así como las interprofesionales.
DEFINICIÓN DE UN MODELO INTEGRAL DE ATENCION URGENTE: El MAT-
SET en si mismo es un modelo integral de atención urgente, que organiza estructuras y recur-
sos, favoreciendo una atención justa y de calidad, plenamente compatible con la gestión por
procesos, basados en criterios de eiciencia y efectividad, en un marco de mejora continua de
la calidad y calidad total.
DESARROLLO DE UN SISTEMA DE ACEDITACION: La implantación del MAT-SET
en un servicio de urgencia implica necesariamente mejoras que potencian su acreditación en
base a estándares e indicadores de calidad, continuamente evaluados y mejorados.
ELABORACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN SOBRE LA ATENCIÓN UR-
GENTE EN EL SNS: El MAT-SET aporta una información insustituible en relación a la ur-
gencia de los pacientes atendidos, los análisis de calidad de los servicios, el establecimiento de
indicadores claros y comparables del nivel de saturación y toda una serie de variables de com-
paración con estándares, incluido el CMBDU, que se integran en un modelo de historia clínica
electrónica basada en elementos de información estandarizados y predeinidos, cuya imple-
mentación exhaustiva garantiza la máxima efectividad y eiciencia de la atención y asistencia.
Las escalas de triaje de 5 niveles tienen un alto grado de reproducibilidad y permiten observar una
correlación entre el nivel de urgencia y una amplia variedad de medidas que se correlacionan con la
gravedad y complejidad de los pacientes (sustitutos de gravedad y complejidad). Se ha generado sui-
ciente grado de evidencia cientíica sobre su idoneidad, como para ser recomendadas por las sociedades
cientíicas a nivel internacional (15, 17-27).
Los principios fundamentales que caracterizan a un sistema de triaje estructurado y moderno son
(2, 13-15):
Ha de ser un sistema de triaje de 5 niveles de priorización, normalizado y dotado de un progra-
ma informático de gestión del triaje, que permita el registro de la clasiicación, el control de to-
dos los pacientes dentro y fuera del servicio y el control de tiempos de actuación (“Timelines”).
Ha de ser un modelo integrador de los aspectos más relevantes de los modelos actuales de triaje
de 5 categorías, a los que ha de aportar aspectos de revisión y adaptación al entorno sanitario
donde se aplique.
Se ha de constituir en un modelo de calidad, con objetivos operativos, propuestos como indi-
cadores de calidad del triaje, iable, válido, útil, relevante y aplicable.
Ha de ser un sistema de triaje de enfermería no excluyente, integrado en una dinámica de ser-
vicio donde se prioriza la urgencia del paciente, sobre cualquier otro planteamiento estructural
o profesional, dentro de un modelo de especialización de urgencias.
Ha de ser un modelo dotado de un programa informático de ayuda a la decisión clínica en el
triaje, evaluado y validado, con ayuda continua y con registro anamnésico del triaje.
Los objetivos del sistema de triaje estructurado son (13, 14, 21, 28):
Identiicar rápidamente a los pacientes que sufren una enfermedad que pone en peligro su vida,
con el objetivo de priorizar su asistencia para garantizar su seguridad (disminuir su riesgo) (28).
Determinar el área más adecuada para tratar un paciente que se presenta en un cuarto de ur-
gencias o el centro hospitalario más adecuado para trasladar un paciente que se presenta o es
atendido por un dispositivo de asistencia extrahospitalaria.
Disminuir la congestión de las áreas de tratamiento de los cuartos de urgencias.
Permitir la evaluación continua de los pacientes mediante reevaluaciones periódicas que garan-
ticen que sus necesidades de atención son satisfechas, asegurando la reevaluación periódica de
los pacientes que no presentan condiciones de riesgo vital.
Permitir una información luida a los pacientes y sus familias sobre el tipo de servicio que
necesita el paciente, dando información sobre cuáles son las necesidades de exploraciones diag-
nósticas y medidas terapéuticas preliminares y el tiempo de espera probable.
Proporcionar información que permita conocer y comparar la casuística de los cuartos de ur-
gencias y emergencias, (urgencia y complejidad de las patologías que se atienden), con la ina-
lidad de optimizar recursos y mejorar su gestión (mejorar la eiciencia).
Crear un lenguaje común para todos los profesionales que atienden las urgencias y emergen-
cias, independientemente del tamaño, estructura o ubicación de los centros asistenciales. Este
punto es crítico para mejorar la gestión de las urgencias y emergencias, allá donde se producen,
y mejorar la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales.
Mejorar la calidad de las organizaciones en la asistencia a las urgencias.
Una de las peculiaridades más importantes que caracterizan al triaje estructurado son sus aspectos
de calidad y de monitorización del mismo (13,14).
Para garantizar la mejora en la eiciencia que aporta el sistema, tenemos que evaluar y relacionar los
niveles de urgencia con otros indicadores de calidad (IC) y con otras variables de actividad asistencial
(21).
Los indicadores de calidad del triaje estructurado se proponen como estándares, y por tanto su
grado de cumplimiento, que puede verse inluenciado por múltiples factores al margen del profesional
que realiza el triaje, ha de ser entendido siempre como un objetivo de calidad. Como instrumento, su
monitorización periódica nos permitirá poner en marcha mecanismos de corrección y mejora, dentro
de una dinámica de mejora continua de la calidad (19).
Se deinen 4 indicadores de calidad del triaje (13,14):
1. Índice de pacientes perdidos sin ser visitados por el médico: El índice de pacientes no visitados
ha sido deinido como un IC de satisfacción, riesgo y adecuación. El estándar establecido se
sitúa en <= al 2% del total de pacientes que acuden a urgencias. Se subdivide este indicador en:
• Índice de pacientes perdidos sin ser clasiicados: Porcentaje de pacientes que deciden dejar
el cuarto de urgencias después de su llegada a urgencias y/o de ser registrados administrati-
vamente y antes de ser clasiicados, sobre el total de pacientes registrados. Este índice está
afectado directamente por la calidad del triaje.
• Índice de pacientes clasiicados y perdidos sin ser visitados por el médico: Porcentaje de
pacientes clasiicados que deciden dejar el cuarto de urgencias antes de ser visitados por el
médico, sobre el total de pacientes clasiicados.
2. Tiempo llegada/registro - triaje: El tiempo desde la llegada del paciente al cuarto de urgencias
hasta el momento que se inicia la clasiicación. El IC de tiempo llegada/registro - triaje se dei-
ne como el porcentaje de pacientes con este tiempo <= 10 minutos sobre el total de pacientes
clasiicados. Se establece un estándar > al 85%. Complementariamente establecemos un IC de
tiempo registro-triaje <= 15 minutos, con un estándar > al 95%.
3. Tiempo de duración del triaje: Se recomienda que el tiempo de duración de la clasiicación sea
<= a 5 minutos en > 95% de los pacientes clasiicados.
4. Tiempo de espera para ser visitado: Se establece que al menos un 90% de los pacientes tienen
que ser visitados por el equipo médico en <= a 2 horas desde su clasiicación y el 100% en <=
a 4 horas.
El tiempo de espera para ser visitado se evalúa por los llamados percentiles de cumplimiento:
Los substitutos de gravedad y complejidad son indicadores asistenciales que permiten comparar
la complejidad de los diferentes cuartos de urgencias. Los modelos de triaje estructurado tienen que
permitir tener un mayor conocimiento de la realidad asistencial de los cuartos de urgencias (2, 9-11,
13, 14, 17-20).
Como substitutos de gravedad y complejidad entendemos:
Tiempo de estancia en urgencias: Se establece como la mediana de tiempo expresada en mi-
nutos para cada nivel de triaje y para la totalidad de pacientes visitados en urgencias.
Consumo de recursos diagnósticos y/o terapéuticos: Se relacionan la distribución de pacientes
en los diferentes niveles de triaje con el consumo de recursos diagnósticos (analíticos y radioló-
gicos) y terapéuticos. Esta variable tiene relación con los procedimientos realizados.
El Índice de ingreso en función de la urgencia: Este índice es un indicador indirecto de la
validez y utilidad del sistema de triaje pues evalúa la gravedad real de los pacientes en función
de la necesidad de ingreso. Los pacientes que ingresan en el centro hospitalario, mueren en ur-
gencias o son trasladados a otro centro, constituyen el grupo de pacientes ingresados. También
se han de incluir pacientes que cumplen con los estándares de criterio de ingreso, si estos están
disponibles en el centro, pero que por diferentes circunstancias no son ingresados.
Aunque no son entendidos como estándares, sí que es de esperar que para cada nivel de triaje los
índices de ingreso de un cuarto de urgencias se sitúen dentro del rango esperado. Si en un cuarto de
urgencias su índice de ingreso por cada nivel de triaje es muy superior al esperado, probablemente este-
mos ante una situación de subtriaje, con lo que la gestión del riesgo de los pacientes no será la correcta.
En el caso contrario, si en un cuarto de urgencias su índice de ingreso por cada nivel de triaje es muy
inferior al esperado, probablemente estemos ante una situación de sobretriaje, con lo que probable-
mente tendrá serios problemas para alcanzar los estándares de calidad del triaje.
Los índices de ingreso esperados para el adulto son: Nivel I 70-90%; Nivel II 40-70%; Nivel III
20-40%; Nivel IV 5-20%; Nivel V 0-5%.
Los índices de ingreso para los niños con alto nivel de urgencia son muy inferiores a los del adulto,
excepto para los niveles I. Esto sin duda indica una menor complejidad general en la población pediá-
trica atendida respecto a la adulta.
Se observa una relación entre el nivel de triaje y el consumo de recursos diagnósticos (radiológicos y
de laboratorio) en niños y adultos, siendo mayor en los niveles I y II y decreciente a partir del nivel III.
Se han analizado las relaciones entre los niveles de urgencia medidos por escalas de triaje de 5 ni-
veles y otros sustitutos de gravedad como los índices de ingreso en UCI, algunos índices de severidad
como el Injury Severity Score (ISS) y la puntuación APACHE III, la tasa de mortalidad, las cargas de
trabajo y el coste total (17,18).
S
A
T I (90-70%) Box RCP Ingreso UVI
U
R
T A II (40-70%) Box Ingreso/UVI
R C
I
Paciente I
Ó
III (20-40%) Box Alta/Ingreso
A N
J -
Q Sala rápida/atención primaria/box Alta
E IV (5-20%)
U
E
J
V (0-5%) Sala rápida/atención primaria Alta
A
S
S
A
T I (80-100%) Box RCP Ingreso UVI
U
R
T A II (20-40%) Box Ingreso/Alta
R C
I
Paciente I
Ó
III (10-20%) Box Alta/Ingreso
A N
J -
Q Sala rápida/atención primaria/box Alta
E IV (1-5%)
U
E
J
V (0-1%) Sala rápida/atención primaria Alta
A
S
37,60% Nivel I
37,40%
Nivel II
57,60% Nivel III
33,40%
Nivel IV
46,80% 44,80%
Nivel V
32,80%
28,60%
22,10%
12,50% 8,60%
7,30% 7,00% 6,80%
o
o
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1
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3
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el
N
iv
N
Entendemos por análisis de case-mix o de casuística, el análisis del tipo de pacientes atendi-
dos en urgencias. Los sistemas y métodos de análisis de la casuística que utilizan como variables
independientes los procedimientos realizados y los diagnósticos al alta; como son, los grupos
relacionados por el diagnóstico (GRD), de amplia utilización en hospitalización, y los grupos de
pacientes ambulatorios (APG), han tenido dificultades de implantación en los cuartos de urgencias,
por la falta de validez en su aplicación al paciente urgente.
En la segunda mitad de los noventa, se plantearon diferentes sistemas para el análisis de la ca-
suística de los cuartos de urgencias, que tienen en común, su fácil implementación y que no están
influenciados por el diagnóstico al alta de los pacientes. Estos sistemas, basados en las cargas de
trabajo para los profesionales de urgencias, miden la intensidad de la asistencia prestada en base
al grado de urgencia de los pacientes y su complejidad, agrupándolos en categorías clínicamente
coherentes, de complejidad equivalente (isocomplejidad) y de consumo de recursos equivalente
(isoconsumo).
Tras los trabajos de Jelinek (18) y Nijhout (30), se han establecido 3 posibles clasificaciones
relacionadas con el nivel de urgencia: los grupos relacionados con la urgencia y el destino desde
urgencias (GRUD – 11 grupos) (Urgency and Disposition Groups: UDG), los grupos relacionados
con la urgencia (GRU – 73 grupos) (Urgency Related Groups: URG) y los grupos relacionados con
Los GRUDE 1 a 17 son de alta complejidad. Los GRUDE 18 a 26 son de alta urgencia y baja
complejidad y los GRUDE 27 a 32 son de baja urgencia y baja complejidad (29).
URGENCIAS
HOPITALARIAS GRUDE 32
I II III IV V
Vida Humana
Salud física
De espera Especializada
Salud psicológica
De estancia Sanitario-tecnológica
EXPECTATIVAS
GRUDE 1 ATENCIÓN
PRIMARIA
9. 3. Variables asistenciales
Circunstancias del alta o motivo de alta de urgencias (alta a domicilio, ingreso hospitalario,
traslado a otro centro, alta voluntaria, fuga, éxitus, etc.).
Identiicación del centro de traslado.
Especialidad a la que ingresa.
Fecha y hora de prealta.
Fecha y hora de box libre.
Fecha y hora de alta administrativa.
Transporte de salida.
Causa del éxitus.
Tiempo de estancia en urgencias.
Registro anulado.
Mediante el registro del CMBDU, podremos realizar una serie de análisis de comparación con el
estándar o Benchmarking tanto en el adulto como en el niño (< 14 años), y todo ello relacionado con
la distribución de los niveles de triaje:
Distribución de niveles de triaje por centro (Huella Digital).
Distribución de niveles de triaje en función del tipo de transporte de llegada al servicio.
Índice de pacientes perdidos sin clasiicar.
Índice de pacientes con duración registro-triaje > 10 minutos.
Índice de pacientes con duración de triaje > 5 minutos.
Índice de readmisiones en 72 horas y de readmisiones con ingreso.
Análisis de motivos clínicos de consulta.
Índice de reevaluaciones realizadas en tiempo de reevaluación establecido.
Índice de pacientes perdidos sin ser visitados por el médico.
Percentil de cumplimiento para la evaluación de enfermería inicial.
La Comisión de triaje es una comisión clínica necesaria en todo centro que quiera implantar el
triaje estructurado. Estará formada por los profesionales jerárquicamente responsables del Cuartos
de urgencias y por profesionales sénior del mismo, tanto médicos como enfermería y personal auxi-
liar (administrativos, técnicos, etc.), e incluye a los profesionales formados en triaje estructurado. Su
función inicial será adoptar y plantear el Plan especíico de implantación del triaje estructurado en su
centro y hacer el seguimiento de su implementación, en base a las recomendaciones del Plan de im-
plantación liderado por el equipo asesor.
La Comisión de triaje ha de contar con el respaldo de los cargos directivos del centro.
Entendemos por “Unidad de Triaje” cada una de las salas de un hospital, servicio de salud, cuarto
de urgencias o de cualesquiera otros establecimientos de similares características donde se atienda a
pacientes, independientemente de su naturaleza de entidad pública o privada, en la que se realiza el
triaje. Como vemos este es un concepto más bien jurídico que asistencial.
Desde el punto de vista asistencial, hablamos de “Área de Triaje”, constituida por una unidad o sala
de triaje, una sala de visita rápida y un área de espera de pacientes para dicha sala rápida. Idealmente
el área de triaje ha de estar próxima a un área de radiología, con su sala de espera correspondiente (13,
14, 35).
EL ÁREA DE TRIAJE
Área de Triaje
Sala de espera
Sala de espera Rx
Tanto desde el punto de vista estructural como funcional, el área de triaje ha de ser la puerta de
entrada del cuarto de urgencias.
La/s unidad/es de triaje ha/n de estar ubicada/s en la proximidad de la entrada de pacientes al ser-
vicio, habitualmente contiguas al área de admisión de pacientes y a la sala de espera.
Dado que el triaje es un proceso y no un espacio, la ubicación de la unidad de triaje en un sitio de-
terminado del servicio no implica que este no pueda ser realizado también en cualquier otra ubicación.
Hemos de estar preparados para realizar triaje en cualquier lugar del servicio; incluyendo, especialmen-
El área de triaje ha de ser un espacio claramente identiicado, con una sala de triaje de dimensiones
adecuadas (mínimo 6 m2, óptimo 9 m2), teniendo en cuenta aspectos como la confortabilidad, la
privacidad, la seguridad y la existencia de una atmósfera agradable.
El profesional que realiza triaje ha de tener fácil acceso y visión de los pacientes que llegan al servi-
cio. Las puertas de la sala de triaje han de ser amplias, para dejar pasar sillas de ruedas, y ocasionalmente
camillas. Debemos dotar la sala de triaje de un sistema de control visual de los pacientes de la sala de
espera.
Adjunto a la sala o unidad de triaje se ha disponer de un área de espera confortable, y siempre que
sea posible de una sala de visita rápida, que permita descongestionar el área de espera.
La sala de triaje ha de estar dotada del material y equipamiento necesario para realizar en ella las
funciones propias del triaje. Se ha de disponer de un equipamiento de exploración básico y de un sis-
tema de comunicaciones eicaz.
En la sala de triaje el profesional dispondrá de todos los documentos necesarios para realizar su
función, así como medidas de seguridad y material de autoprotección y posibilidad de aplicación de
normas de precaución estándar. Estará totalmente informatizada (13, 14, 35).
La llegada de pacientes en camilla puede generar ciertos problemas ante estructuras rígidas, espe-
cialmente si el servicio no tiene una puerta especíica de entrada de ambulancias. Puede establecerse
un circuito especíico de triaje para este tipo de pacientes, realizándose el triaje por personal distinto al
ubicado en la sala de triaje en caso de existir esta puerta de entrada especíica. En este caso el triaje será
siempre previo al registro administrativo. En caso de existir una única puerta de entrada, el triaje de
estos pacientes será realizado por el personal de la sala de triaje, que priorizará, en general, este sobre el
de los pacientes que lleguen por sus propios medios (13, 14).
El cálculo de número de unidades de triaje necesarias se basa en el número de triajes anuales que se
han de realizar, en función del número de visitas anuales del cuarto de urgencias. Según el número de
triajes anuales a realizar podremos saber el número de horas necesarias de triaje activo en sala de triaje.
El personal necesario se calcula en función de las horas anuales de jornada laboral y el número de horas
necesarias de triaje activo.
La base de los cálculos se establece por la necesidad de poder realizar un triaje de calidad, dentro
de los estándares establecidos.
Uno de los aspectos más relevantes del triaje estructurado es su aportación a la gestión de los lujos
asistenciales en los cuartos de urgencias. El triaje estructurado propone una diversiicación de estrate-
gias tras el triaje en función del nivel de urgencia de los pacientes, pudiendo profundizarse en adapta-
ciones protocolizadas de atención y asistencia en función de los centros (29, 40, 41).
Es indudable que la implantación del triaje estructurado requiere en mayor o menor medida una
adaptación de la dinámica de los cuartos de urgencias a esta nueva ilosofía de trabajo.
En los servicios altamente especializados, acostumbrados a trabajar en base a áreas de patología
(medicina, cirugía, traumatología, etc.), el esfuerzo de consenso a realizar con las diferentes especiali-
dades será más importante.
También es evidente que en servicios con un liderazgo claro y con personal motivado e implicado
en la mejora de la calidad, el éxito de la implantación y la obtención de resultados a corto plazo es
mayor (13, 14).
La cualiicación de los profesionales que realicen triaje en base al triaje estructurado se establece
mediante cursos de formación a distancia especíicos y acreditados. Cada curso tiene un módulo teó-
rico y un módulo práctico (42).
En un sentido estricto, el triaje se inicia con el primer contacto del paciente con el sistema sanitario
(triaje inicial) y inaliza con la asistencia médica y el inicio de un tratamiento efectivo (29).
En las últimas décadas el interés por la aplicación del triaje estructurado en las urgencias pediátricas
ha crecido exponencialmente en todo el mundo (43-59). La mayoría de las escalas de triaje estructu-
rado aplicadas al niño, no son verdaderas escalas de triaje estructurado pediátrico, sino escalas de triaje
para adultos, con contenidos pediátricos, que en general han demostrado escasa validez y utilidad.
Únicamente existen dos escalas de triaje estructurado, especíicamente pediátricas: la Canadian Pedia-
tric Triage and Acuity Scale (PaedCTAS) (46, 47, 51-55, 57) y la escala de triaje pediátrico del Modelo
Andorrano de Triaje (MAT) y Sistema Español de Triaje (SET) (58, 59).
La evolución del triaje estructurado pediátrico está siendo muy similar a la del triaje estructurado
del adulto, aunque con unos años de retraso respecto a este.
Cada vez existe un mayor consenso que aconseja la implantación de un sistema de triaje pediátrico
estructurado, de cinco niveles y con criterios basados en la evidencia y validados cientíicamente (57-
59) en los cuartos de urgencias donde se atienden niños.
3. El triaje estructurado ha de permitir identificar rápidamente a los pacientes que padecen una
enfermedad que pone en peligro su vida, con el objetivo de priorizar su asistencia, para dis-
minuir su riesgo.
4. El triaje estructurado permite mejorar la seguridad de los pacientes que acuden a los Cuartos
de urgencias.
El sistema de triaje ha de permitir controlar de forma continua todo lo que pasa dentro y fuera
del cuarto de urgencias y en las áreas de espera, avaluando los pacientes mediante reevaluaciones
periódicas que garanticen que sus necesidades de atención son satisfechas, controlando los tiempos
de espera, activando procesos de sobretriaje automático y dando información luida a los pacientes
y a sus familiares sobre los tratamientos a realizar y el tiempo de espera y permitiendo la gestión
ordenada de la actividad de los diferentes equipos asistenciales.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 29
El control de pacientes en tiempo real permite mejorar la eiciencia y la seguridad de los pacientes.
La informatización del triaje permite reducir la variabilidad en la aplicación de la escala de triaje,
favoreciendo el manejo clínico de los pacientes, el análisis de la casuística y la comparación de
cargas de trabajo, como base para la auditoria y la mejora de la calidad de los Cuartos de urgencias.
7. El triaje estructurado se ha de realizar las 24 horas del día, con independencia del tipo de
paciente o del centro o cuarto de urgencias donde se aplique.
A pesar de que la importancia del triaje estructurado se muestra más aparente a medida que los
Cuartos de urgencias se saturan, aumenta su frecuentación y los recursos disminuyen, este se ha de
realizar les 24 horas del día, tanto en situaciones de saturación como en ausencia de la misma. La
priorización de los pacientes solo se aplicará en situaciones de saturación o colapso.
Se ha de hacer triaje a todos los pacientes que acuden a un cuarto de Urgencias, tanto a niños como
a adultos con independencia del motivo de consulta o del tipo de Cuarto de urgencias al que se
aplique, y su funcionamiento ha de ser monitorizado de forma continua mediante la evaluación de
los indicadores de calidad del triaje.
8. El triaje estructurado permite disminuir la congestión de las áreas de tratamiento de los Cuar-
tos de urgencias, determinando el área asistencial más adecuada para los pacientes.
La organización de la asistencia en base a los niveles de urgencia determinados por el sistema de
triaje estructurado se ha mostrado efectiva para combatir la saturación de los Cuartos de urgencias.
Asimismo, a partir del análisis de los tiempos de espera según nivel de urgencia, permite la deini-
ción de indicadores de saturación claros y comparables.
10. El triaje estructurado introduce un lenguaje común para todos los profesionales que asisten
las Urgencias y Emergencias, independientemente de la medida, estructura o ubicación de los
centros asistenciales.
Este punto es fundamental para mejorar la gestión de les Urgencias y Emergencias, en el lugar
donde se producen y mejorar la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales.
La correcta implantación del sistema de triaje requiere de la organización una serie de requisitos
básicos:
Disponer de una mínima informatización.
Disponer de una mínima estructuración de salas y espacios.
Disponer de un personal cualiicado, formado y cuantitativamente suiciente, que garantice el
buen funcionamiento del sistema.
El proceso de implementación, una vez tomada la decisión de evaluar la implantación de un siste-
ma de triaje estructurado en una organización sanitaria, tiene las siguientes fases:
1. Fase de análisis: El equipo asesor inicia el proceso de análisis de situación previo, en el que se
valorarán las posibilidades reales de implantación y se planteará la mejor estrategia para conse-
guirlo.
2. Fase de estudio: La comisión de triaje del centro, junto al equipo asesor confeccionarán el Plan
de implantación, que incluirá todos los aspectos relacionados con la implantación del sistema
de triaje en el centro. La fase de estudio rendirá un proyecto de triaje adaptado a las necesidades
del centro y un estudio de la dotación presupuestaria necesaria para implantar el sistema de
triaje.
3. Fase de aprobación: El proyecto de triaje se presentará a la dirección competente para su apro-
bación.
4. Fase de adaptación: Se iniciará el proceso de adaptación estructural, profesional y tecnológica
en base a las recomendaciones del sistema de triaje.
En esta fase se adaptara el área de triaje, se dotará profesional y tecnológicamente el sistema de
triaje y se formará a los profesionales.
El esquema a continuación muestra las fases del proceso de implementación.
PROCESO DE IMPLEMENTACIÓN 33
PROCESO DE IMPLEMENTACIÓN
Equipo asesor
Fase de estudio
Comisión de triaje
TRIAJE DE URGENCIAS: Proceso de valoración clínica preliminar que ordena los pacientes
antes de la valoración diagnóstica y terapéutica completa en base a su grado de urgencia, de forma que
en una situación de saturación del servicio o de disminución de recursos, los pacientes más urgentes
son tratados los primeros, y el resto son controlados continuamente y reevaluados hasta que los pueda
visitar el equipo médico.
URGENCIA: Situación clínica con capacidad para generar deterioro o peligro para la salud o la
vida del paciente en función del tiempos transcurrido entre la su aparición y la instauración de un trata-
miento efectivo, que condiciona un episodio asistencial con importantes necesidades de intervención,
en un corto período de tiempo. Este concepto lleva implícita la necesidad de ajustar la respuesta asis-
tencial al grado de urgencia, de forma que los pacientes más urgentes sean atendidos más rápidamente,
y la necesidad de adecuación entre el grado de urgencia y los recursos necesarios para solucionarla.
GRAVEDAD: Calidad relacionada con el grado de descompensación isiológica y/o pérdida de
función de uno o más sistemas orgánicos (gravedad de la enfermedad) y con la probabilidad de muerte
(riesgo de mortalidad).
COMPLEJIDAD: Calidad relacionada con el grado de diicultad diagnóstica y/o terapéutica
debida a la presencia de complicaciones y/o co-morbilidades (diagnósticos secundarios) añadidos al
diagnóstico principal que nos permite prever un tiempo de estancia y/o un coste determinado.
FIABILIDAD: Alto nivel de concordancia interobservador e intraobservador. Decimos que un
sistema de triaje es iable cuando su uso rinde los mismos resultados independientemente de la persona
o categoría profesional que lo utilice o del centro donde se aplique y estos no se afectan por el paso
del tiempo. Es decir, que los diferentes resultados son debidos a diferencias reales y no a diferencias
de interpretación debidas al instrumento o al observador. La iabilidad de una medición dependerá de
la iabilidad del instrumento, que se mide mediante pruebas de repetitividad o Test-Retest (mismos
casos-misma persona: Fiabilidad intraobservador), y de la iabilidad del observador o concordancia
(mismos casos-diferentes personas: Fiabilidad interobservador). La iabilidad interobservador, que es la
más utilizada, se evalúa mediante análisis de concordancia, utilizando técnicas de doble triaje. Para el
análisis de concordancia empleamos el índice Kappa () ponderado cuadrático de Cohen y Fleiss. El
nivel de concordancia se deine según el valor del índice en:
= 0-0,2 Concordancia pobre
= 0,21-0,4 Concordancia débil
=0,41-0,6 Concordancia moderada
= 0,61-0,8 Concordancia buena
= > 0,8 Concordancia muy buena
GLOSARIO 35
Todos los sistemas y escalas de 5 niveles tienen estudios de concordancia realizados*:
VALIDEZ: Decimos que una escala de triaje es válida cuando asigna el nivel de prioridad a los pa-
cientes que realmente están en ese nivel. La validez está íntimamente ligada a la utilidad y la relevancia,
ya que para evaluarla analizamos:
La validez aparente (formato, presentación y deinición de conceptos).
La validez de contenido (identiica aspectos signiicativos), relacionada con la relevancia.
La validez de constructo (se relaciona bien con otros parámetros que miden lo mismo), rela-
cionada con la utilidad.
La validez de criterio (se relaciona con estándares de oro), relacionada con la utilidad.
Experiencias de diferentes autores demuestran que una de las mejores formas, cuando no la única,
de garantizar la iabilidad y validez aparente es disponer de un aplicativo informático que nos asegure
la coherencia interna de la escala y de su aplicación.
RELEVANCIA: Decimos que la información aportada por una escala de triaje es relevante cuando
aporta una información con valor para el usuario, los profesionales y la administración. Es evidente que
el nivel de urgencia es una de las informaciones más relevantes de las que podemos disponer a la hora
de asistir a un paciente en un cuarto de urgencias, por lo que la disponibilidad de un sistema de triaje
se considera un indicador de calidad en si mismo.
UTILIDAD: Decimos que un sistema de triaje es útil cuando es capaz de relacionar el grado de
urgencia con la gravedad y complejidad real del paciente de una forma fácil (facilidad de aprendizaje
y de uso) y rápida (rapidez de ejecución). Como ya hemos visto, garantizar la utilidad de las escalas
ha sido uno de los objetivos prioritarios de los investigadores, mediante el análisis de relaciones con
substitutos de la gravedad y la complejidad.
APLICABILIDAD: El concepto de aplicabilidad hace referencia a la posibilidad de ser aplicado (la
aplicabilidad práctica de un determinado supuesto es fácil). Una aplicabilidad alta indica que su uso
resulta de utilidad en todo tipo de entornos sanitarios. La aplicabilidad queda demostrada por la rapi-
GLOSARIO 37
“Para minimizar el impacto de la llegada de pacientes con más alto nivel de urgencia sobre los pa-
cientes en espera con menor nivel de urgencia, para los pacientes de nivel III, IV y V en espera de ser
visitados, una vez transcurrido un tiempo estándar, se les subirá automáticamente un nivel de triaje, sin
necesidad de reevaluarlos. Estos ciclos se irán repitiendo para los pacientes sobretriados, con tiempos
de sobretriaje progresivamente decrecientes, hasta que sean visitados.”
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59. Benítez M, Martínez L, Quintillá JM, Segura A, Gómez-Jiménez J, Luaces C. Estudio de con-
cordancia del Sistema Español de Triaje en pacientes pediátricos. XIII reunión anual de la SEUP.
Murcia, 19 de abril de 2008.
Páginas web disponibles de las diferentes escalas de triaje de 5 niveles (visitadas en mayo 2009):
2. Canadian Triage & Acuity Scale (CTAS) y Paediatric CTAS (PaedCTAS): http://www.caep.ca/
template.asp?id=B795164082374289BBD9C1C2BF4B8D32.
BIBLIOGRAFÍA 43
ANEXO.
TRIAJE RESPIRATORIO EN SITUACIÓN
DE EMERGENCIA SANITARIA
INTRODUCCIÓN
DESCRIPCIÓN
En una situación de emergencia de carácter sanitario, los establecimientos de salud son un foco de
demanda incrementada de pacientes. En particular los servicios de urgencias en condiciones habituales
se congestionan con facilidad y con frecuencia; el umbral de saturación de estos servicios es estrecho,
la aluencia de pacientes está originada por cuenta tanto del fenómeno epidémico, con cuadros graves
o moderados, pero también cuadros clínicos leves por los que en situaciones habituales no hubiesen
consultado; como también por los pacientes aquejados con otro tipo de patologías.
Ante una situación de emergencia sanitaria, y en el caso particular de una pandemia de inluenza
u otros cuadros de enfermedad tipo inluenza (ETI) o infección respiratoria aguda grave (IRAG) no
es necesario implementar cuatro fases de triaje: la primera que identiica pacientes con patología respi-
ratoria aguda de origen infeccioso, la segunda que clasiica en función de las deiniciones de caso, una
tercera fase que deine el destino inmediato en función de las condiciones clínicas y los recursos dis-
ponibles para la atención, y una cuarta, más compleja, aunque no aplicable a la totalidad de los casos,
referida a establecer necesidades y prioridades en cuanto a cuidado crítico.
Recursos Físicos:
Identiicar y adaptar un área física exclusiva para realizar la clasiicación y atención ambula-
toria de personas con sintomatología respiratoria. Debe tener restricciones de uso y tránsito y
estar separada de ambientes hospitalarios y/o de consulta externa. Igualmente debe tenerse en
cuenta la existencia de un sistema de ventilación ambiental, sea artiicial o natural, en el cual
se logren recambios de aire aceptables en beneicio de las medidas de control de infecciones.
En lo posible el área destinada debería contar con un nivel de autosuiciencia en materia de
suministro de servicios básicos (agua, energía, gases medicinales, comunicaciones, sanitarios,
etc.), y facilidades para la higiene de manos y manejo de desechos.
Los establecimientos de primer nivel de atención ambulatoria sin camas (Centros de salud,
clínicas menores, otros), deberán identiicar y acondicionar un espacio o consultorio para la
atención de sintomáticos respiratorios, o implementar en el espacio existente, las medidas de
protección personal y aquellas dirigidas a la reducción de la transmisión.
En cuanto a equipos y suministros es necesario disponer de dotación suiciente en equipos de
protección personal, dispositivos para valoración clínica (termómetros, tensiómetros, fonen-
doscopios, oxímetros), como también del equipamiento y material de oicina básico para los
respectivos registros clínicos y epidemiológicos.
Recursos Humanos:
Por principio el proceso de triaje debe ser lo más simple posible al punto que pueda ejecutarse
en forma sistemática por personal entrenado. Siguiendo este precepto, no es necesario requerir
de personal especializado para cumplir con esta tarea, pero sí es importante que quien la eje-
cute cuente con una formación profesional básica en salud, una experiencia acumulada en la
atención de clínica de pacientes y un entrenamiento especíico en la utilización de la escala o
estándar de triaje seleccionado.
El establecimiento de salud decidirá con base en sus características y posibilidades el peril del
personal encargado en forma directa de la ejecución del triaje. Las experiencias más observadas
muestran que esta actividad bien puede ser realizada por médicos generales o por enfermeras
licenciadas. El equipo humano puede ser complementado con personal auxiliar de enfermería.
Las directivas del establecimiento deben prever que una vez tomada la decisión de establecer un
triaje respiratorio, el recurso humano además de ser el apropiado, deberá ser también suicien-
te, para que su implementación no se convierta en cuello de botella en el proceso asistencial.
La valoración clínica de los casos, de manera rápida y con alta sensibilidad y especiicidad para la
detección de los casos graves, que necesiten ingreso hospitalario o derivación a un centro de mayor
nivel, es la clave de un triaje eicaz.
En atención primaria, es necesario contar con un número de parámetros clínicos para evaluación
de los casos pediátricos y de adultos. En todas circunstancias, se ha de garantizar la observación estricta
de las precauciones estándar3,a y para microgotasb.
Para los pacientes que ingresan al triaje con síntomas de enfermedad respiratoria febril aguda, es
imprescindible que los trabajadores de salud realicen higiene de manos adecuada, usen mascarilla mé-
dica, y si prevén salpicaduras en los ojos, usen protección ocular. Es importante la aplicación del con-
trol de fuente, por ejemplo, el uso de pañuelos de papel o tela o mascarillas quirúrgicas para el paciente
en la sala de espera, al toser o estornudar. Siempre que sea posible, ubicar a los pacientes a un metro de
separación con otros pacientes.
El uso de escalas respiratorias es de gran utilidad, basadas en la evidencia, y han sido validadas para
uso en diferentes países de la Región4,5. Sin embargo, estas escalas han sido construidas para la valora-
ción de procesos respiratorios infecciosos en general, y, hasta la fecha, no existen herramientas validadas
para la inluenza pandémica. Además, estas escalas respiratorias no siempre están disponibles para su
aplicación en los puntos de atención. El uso de cualquier escala respiratoria para valorar la gravedad
a. Las Precauciones Estándar son precauciones básicas diseñadas para minimizar la exposición directa, sin protección, a sangre, líquidos corporales o
secreciones potencialmente infectadas aplicables a todos los pacientes.
b. Las precauciones para microgotas incluyen el uso de equipos de protección personal recomendados. Los trabajadores de salud deben usar una
mascarilla médica si están trabajando a aproximadamente un metro del paciente enfermo o infectado.
En el caso de adultos, se siguen en general los mismos criterios que para niños (cuadro 2), la pre-
sencia de uno de estos criterios indica la derivación a un centro de mayor complejidad. En el cuadro 3
se indican los síntomas, signos o indicaciones para valorar hospitalización en adultos.
Cuadro 2. Criterios para derivación desde atención primaria a nivel de mayor complejidad (adul-
tos).
Los criterios para ingreso en unidades de terapia intensiva, para pacientes pediátricos son la pre-
sencia de hipoxemia refractaria a aporte de oxígeno, la presencia de compromiso hemodinámico sin
respuesta a la reposición de luidos y la presencia de signos de shock inminente.
Tras la valoración en el área de triaje, el paciente se deriva hacia la atención médica donde se toman
las decisiones sobre tratamiento ambulatorio, ingreso o derivación hacia otro centro de mayor comple-
jidad, que pueda proporcionar cuidados intensivos con apoyo ventilatorio si se requiere. Para ayudar a
la toma de estas decisiones clínicas, se han desarrollado diferentes escalas respiratorias.
La British Thoracic Society desarrolló un índice de gravedad basado en parámetros clínicos7,8 que se
emplea para la estratiicación de pacientes con neumonía adquirida en la comunidad según los cuida-
dos que requieren por su gravedad.
Este índice se llama CRB-65, por las siglas en inglés de los siguientes términos: Confusion (Confu-
sión), Respiratory rate (Frecuencia respiratoria), Blood pressure (Presión arterial), 65 years of age and
older (65 años de edad o más).
Cuadro 4. Cálculo del índice CRB-65
En algunas instituciones, se preiere el uso de la herramienta desarrollada por Fine9 para deinir
la gravedad de la neumonía adquirida en la comunidad. Este indicador es más complejo, y precisa de
numerosas determinaciones analíticas (electrolitos, glucosa, hematocrito) y radiológicas, de manera
que su utilidad es limitada a los centros que dispongan de estos servicios.
Al aplicar este puntaje, se obtiene un estrato de riesgo, que se correlaciona con una determina-
da mortalidad en el estudio de cohortes realizado.
Cuadro 9. Estrato de riesgo y mortalidad, según escala de Fine.
Además de la aplicación de escalas respiratorias, los algoritmos de manejo resultan útiles para
protocolizar la asistencia, y facilitan el triaje de los pacientes respiratorios. Estos algoritmos han de ser
Dentro de la atención sanitaria, el momento del triaje es uno de los de de mayor riesgo para la
diseminación de enfermedades dentro del establecimiento de salud. La falta de diagnóstico hace que
no se perciba el riesgo de transmisión de un determinado patógeno. Por lo tanto, se recomienda que
el personal de salud de estos servicios tenga un adecuado conocimiento y observancia estricta de las
precauciones estándar y que siga las adecuadas medidas de prevención de la infección. En las páginas
siguientes se brinda una ayuda memoria que amplía la información al respecto.
REFERENCIAS
2. Espino JU, Hogan WR, Wagner MM. Telephone Triaje: A Timely Data Source for Surveillance of
Inluenza-like Diseases. University of Pittsburgh, Pennsylvania.
3. Standard precautions in health care. World Health Organization, 2007. Disponible en: http://
www.who.int/csr/resources/publications/EPR_AM2_E7.pdf. Se ingresó el 20 de septiembre de
2010.
5. Renaud B, Coma E, Roupie E et al. Routine Use of the Pneumonia Severity Index for Guiding
the Site-of-Treatment Decision of Patients with Pneumonia in the Emergency Department: A
Multicenter, Prospective, Observational, Controlled Cohort Study. Clinical Infectious Diseases
44(1):41-49, Ene 2007.
7. Guidelines for the Management of Community Acquired Pneumonia in Adults 2001 Guidelines
(pdf ) horax 2001; 56: (suppl IV) Guias revisadas en: http://www.brit-thoracic.org.uk/Portals/0/
Clinical%20Information/Pneumonia/Guidelines/MACAPrevisedApr04.pdf. Se ingresó el 22 de
septiembre de 2010.
9. MJ Fine: A prediction rule to identify low risk patients with community acquired pneumonia.
NEJM, 1997, 336: 243-2.
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