MOREA, Adrian. La Competencia Internacional
MOREA, Adrian. La Competencia Internacional
MOREA, Adrian. La Competencia Internacional
A PROPÓSITO DE
TÍTULO:
UN FALLO PARADIGMÁTICO QUE ORDENA LA CUESTIÓN
AUTOR/ES: Morea, Adrián O.
PUBLICACIÓN: Temas de Derecho Procesal
TOMO/BOLETÍN: -
PÁGINA: -
MES: Junio
AÑO: 2023
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En punto a la atribución de jurisdicción o competencia , cada Estado adopta sus propios criterios en forma unilateral, o bien armoniza los foros de jurisdicción
internacional a través de normas convencionales de carácter universal, regional o bilateral.
En este sentido, las normas que atribuyen jurisdicción para los casos de derecho internacional privado obligan exclusivamente a los jueces del Estado que las
elabora -cuando se fundan exclusivamente en el derecho interno- o de los Estados que forman parte del sistema convencional o institucional que las contiene -
cuando se trata de derecho convencional-.
Es que sería impensado que, siendo la jurisdicción un asunto en el que está implicado el ejercicio de una de las funciones esenciales del Estado, su regulación
quedase a merced de lo que normas de jurisdicción vigentes en otros Estados pudieran disponer. Distinto es que dicho juez pueda tener en consideración a las
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normas de jurisdicción extranjera para modular su actividad en determinadas circunstancias.
En este sentido, Boggiano sostiene que “el carácter limitativo de la soberanía jurisdiccional del país que tienen las normas que determinan el poder de los jueces
argentinos para decidir casos con elementos multinacionales fue advertido por esta Corte en sus primeros pronunciamientos vinculados con el tema. Así, en el caso
‘Marciano Molina v. Marton’ (Fallos 7:267) se hizo una consideración especialmente aplicable a esta causa. Se dijo que: ‘es un principio de derecho internacional que
los tribunales de un Estado solo ejercen jurisdicción directamente sobre las personas y cosas que se encuentran en su territorio, porque fuera de él carecen de poder
para hacer cumplir sus decisiones’. El límite de la jurisdicción propia viene impuesto, principalmente, por las probabilidades de reconocimiento y ejecución de las
sentencias nacionales en países extranjeros. El principio de efectividad de las decisiones limita la jurisdicción de los Estados nacionales. Por otra parte, la
independencia jurisdiccional de los Estados conduce a igual autolimitación, ya que a nuestro país no le interesa resolver controversias enteramente extrañas a la paz
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nacional. Sin perjuicio de la posibilidad de reconocer una sentencia extranjera cuando el caso tuviera algún contacto relevante con el foro argentino”.
En efecto, cada legislación, ya sea de fuente interna o internacional, define cuáles son los foros razonables y cuáles son los foros exorbitantes, los generales y
especiales, los exclusivos y concurrentes, determina en qué casos y bajo qué condiciones se podrá prorrogar esa jurisdicción en virtud del principio de autonomía de
la voluntad, como asimismo se ocupa de regular algunos foros particulares, como el llamado foro del patrimonio, y los más controvertidos, forum necessitatis y
forum non conveniens.
En suma, el análisis de la jurisdiccional internacional reviste alta importancia práctica, no solo porque define qué Estado entenderá en el conflicto jurisdiccional y,
en consecuencia, cuál será el órgano judicial competente para entender en la cuestión, sino que además condiciona el derecho aplicable al caso con elementos
extranjeros.
Desde un prisma normativo, cabe reseñarse que, hasta la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCo.), el derecho internacional no había contado
con un conjunto de normas reunidas en un solo cuerpo legal de alcance nacional que determinase principios generales y reglas en materia de jurisdicción
internacional. Tan solo se disponía de normas de jurisdicción internacional dispersas en la legislación interna y algunas disposiciones contenidas en tratados
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internacionales con jerarquía superior a aquellas.
El nuevo Código revirtió esa tendencia disgregante y aglutinó en su seno diversos principios, reglas y normas elementales sobre esta dimensión del derecho
internacional privado. A tal efecto, la norma codificada contiene un segundo capítulo intitulado “Jurisdicción internacional” e incluido en el Título IV (“Disposiciones de
derecho internacional privado”) del Libro Sexto, que brinda definiciones sobre criterios atributivos de jurisdicción y otros institutos fundamentales.
En síntesis, el Código, más que venir a innovar en la regulación de la materia, ordenó sistemáticamente varios de los principios jurisprudenciales y doctrinarios que
ya regían esta cuestión y que habían alcanzado amplio consenso. A título ilustrativo, podemos mencionar la concurrencia de foros como regla general (la exclusividad
funciona como excepción), la exigencia de razonabilidad en la determinación de los foros de competencia (necesidad de proximidad suficiente entre el caso y el juez
competente) y el respeto de los derechos fundamentales vinculados con la competencia (vgr., garantía de acceso a la justicia, defensa en juicio, igualdad procesal,
etc.).
IV - El acceso a la justicia como norte y fundamento de la jurisdicción internacional
La garantía y protección de los derechos humanos debe orientar toda solución que se busque para regir un caso de derecho privado con elementos extranjeros.
Uno de los derechos humanos que ha cobrado un papel protagónico desde la reforma constitucional de 1994 es el acceso a la justicia. Si bien se trata de un
principio jurídico de antigua data, en la actualidad ha adquirido un estatus de directriz vincular para el legislador, para el juez y para todo operador jurídico. Por un
lado, el acceso a la justicia condensa el fundamento de la jurisdicción internacional, pues el que toda persona, con independencia de su origen, pueda acceder a la
justicia supone un salto cualitativo en términos democráticos. A saber, si todos somos iguales ante la ley, también debemos ser iguales en la posibilidad de hacer
valer nuestros derechos ante la jurisdicción de cualquier Estado.(15)
Por otro lado, el mentado principio opera como un criterio señero para asegurar los vacíos jurisdiccionales absolutos -cuando se carece por completo de un punto
de contacto atributivo de competencia- o relativos -cuando, no obstante haber una jurisdicción formalmente habilitada para entender en el conflicto, el acceso del
litigante a esta resulta en extremo dificultoso-.
Esta garantía está ampliamente respaldada en el bloque de constitucionalidad y convencionalidad federal. Téngase en cuenta que la República Argentina se
encuentra obligada a respetar los derechos fundamentales y garantías procesales establecidos en la Constitución Nacional en los artículos 18 y 75, inciso 22), así
como en los artículos 8 del Pacto de San José de Costa Rica, XVIII de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, 10 y 11 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos y 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Al respecto, resulta por demás de pertinente recordar el texto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en cuanto expresa, en su artículo 8, que:
“Toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.
Complementariamente, el artículo 25 de dicho instrumento convencional establece que: “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la
ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.
Este núcleo normativo ha tenido eco en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como máxima instancia judicial de aplicación de la Convención. Así,
el mentado Tribunal ha sostenido que la tutela judicial efectiva es “la garantía de libre entrada a los tribunales para la defensa de los derechos e intereses frente al
poder público, aun cuando la legalidad ordinaria no haya reconocido un recurso o acción concreto. Este principio implica lógicamente un conjunto de garantías
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elementales en la tramitación de los procesos judiciales”.
V - Divorcio con elemento extranjero
En relación con esta materia, cabe observar que, a partir de la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial, se ha codificado en gran medida el derecho
internacional privado de fuente interna. Por lo que, a los fines de analizar la jurisdicción internacional, debemos acudir (ante la ausencia de tratado internacional
alguno que regule la cuestión, art. 2601 y concs., CCyCo.) al análisis de los foros general (domicilio o residencia habitual del demandado) y especial (último domicilio
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conyugal efectivo) fijados por el artículo 2621 del CCyCo. para el caso de validez, nulidad y disolución del matrimonio.
La norma aludida dispone que: “…Las acciones de validez, nulidad y disolución del matrimonio, así como las referentes a los efectos del matrimonio, deben
interponerse ante los jueces del último domicilio conyugal efectivo o ante el domicilio o residencia habitual del cónyuge demandado. Se entiende por domicilio
conyugal efectivo el lugar de efectiva e indiscutida convivencia de los cónyuges...”.
Estamos, pues, ante una norma de jurisdicción directa, por cuanto atribuye a un juez la potestad para entender y decidir sobre un caso de derecho internacional
privado. No es ocioso señalar aquí que, mientras las normas de jurisdicción directa son aquellas que permiten identificar al juez competente para intervenir en el
asunto, las de jurisdicción indirecta tienen por finalidad reconocer efectos extraterritoriales a la decisión extranjera.
De esa forma, el artículo precitado establece una norma de reenvío que abre una opción en favor del actor para formular su pedido ante el juez o tribunal del lugar
del último domicilio conyugal efectivo (cuya calificación brinda la propia norma al definirlo como aquel lugar de efectiva e indiscutida convivencia de los cónyuges) o
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ante aquel que corresponda al domicilio o residencia habitual del cónyuge demandado.
La solución legal armoniza con el criterio imperante en el derecho comparado, pues es doctrina universal que uno de los foros competentes para entender en la
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acción de divorcio con elemento extranjero es el correspondiente al juez o tribunal del lugar del último domicilio conyugal.
Entendemos que se trata también de un foro razonable por cuanto, a priori, parece obvio que el órgano judicial que se halla en mejores condiciones para conocer
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en un divorcio es aquel que corresponde al lugar en el cual se resolvió fácticamente la relación. Y este es normalmente el lugar del último domicilio conyugal.
Técnicamente, la norma presenta una estructura bipartita: 1) supuesto de hecho (divorcio), y 2) un punto de conexión o foro de atribución de competencia (último
domicilio conyugal efectivo o ante el domicilio o residencia habitual del cónyuge demandado). La consecuencia jurídica es atribuir jurisdicción a los tribunales
argentinos en tanto alguno de esos elementos se encuentre en el país. En otro orden, podemos afirmar que estamos ante un foro concurrente, atento a que el
legislador admite la posibilidad de que tribunales extranjeros puedan conocer en el caso. Vale recordar que un foro concurrente atribuye competencia judicial
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internacional a los tribunales de un Estado, pero no impide que puedan conocer los tribunales de otros Estados en virtud de otros foros de competencia diversos.
Como puede notarse, la norma apuesta a un foro especial en orden a deslindar la jurisdicción correspondiente al divorcio con elementos extranjeros, cual es el
último domicilio conyugal efectivo. Y paralelamente también a un foro general, cual es el domicilio o residencia habitual del cónyuge demandado. Vale aclarar que un
foro es especial cuando atribuye competencias para la cuestión en razón del objeto del litigio y su vinculación con el foro. Y es general cuando la regla jurisdiccional
se afinca sobre una pauta o criterio que sea generalizable a cualquier supuesto distinto. Aquí la norma atributiva de jurisdicción reúne ambos tipos de foros.
Finalmente, este abanico de opciones jurisdiccionales reconocido en la norma de derecho internacional privado argentino encuentra un reaseguro adicional en el
llamado “foro de necesidad”, que es aquel que se habilita de manera excepcional cuando los derechos sustanciales del actor se hallan privados de tutela ante la
posibilidad de que se produzca una denegación internacional de justicia. Dicho forum actoris debe justificarse en la imposibilidad de iniciar el reclamo en el extranjero
y que los contactos jurisdiccionales lógicos, próximos y razonables estén en el extranjero, pero que aquel juez no se declare competente.
V - 1. Fuente interna
Recapitulando, decíamos que el artículo 2626 del CCyCo. dispone que el divorcio y las causales de disolución del matrimonio se rigen por el derecho del último
domicilio de los cónyuges.
Así pues, el último domicilio conyugal es la conexión decisiva. El legislador no ha dudado en ratificar al último domicilio conyugal, siguiendo la tradición del Código
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derogado y los precedentes sentados por la Corte Nacional en las causas “Vlasov” y “Jodke c/Neidig” . Se trata del lugar de la última e indiscutida convivencia
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conyugal, y esta convivencia ha de ser efectiva . El artículo 164 del Código de Vélez disponía -de acuerdo con el texto modificado por la L. 23515- que la
separación personal y la disolución del matrimonio se rigen por la ley del último domicilio de los cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 161 de dicho
cuerpo. Esta remisión correspondía a casos de matrimonios celebrados en la República cuya separación personal haya sido legalmente decretada en el extranjero, y
se solicitaba la conversión en divorcio vincular, aunque este no fuera aceptado por la ley del Estado donde se decretó la separación.
Como podemos notar, el artículo 2626 opta por el mismo criterio de la disposición derogada: el último domicilio conyugal para determinar el derecho aplicable a la
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disolución del vínculo matrimonial. Sin embargo, en el tipo legal de la norma indirecta se omite la separación personal, pues el instituto ha sido eliminado.
Resta señalar que, más allá de lo que disponga la ley del lugar del último domicilio conyugal, esta disposición opera como un límite a la aplicación del derecho
extranjero. En este aspecto, el artículo 436 se erige en una norma de aplicación inmediata: “Es nula la renuncia de cualquiera de los cónyuges a la facultad de pedir
el divorcio; el pacto o la cláusula que restrinja la facultad de solicitarlo se tiene por no escrito”.
V - 2. Fuente convencional
El Tratado de Montevideo de 1889 previó el régimen internacional del divorcio, pese a que en esa época ninguno de los Estados parte lo tenía incorporado a su
legislación.
El inciso B) del artículo 13 dispone que la ley del domicilio matrimonial rige la disolubilidad del matrimonio, siempre que la causal alegada sea admitida por la ley
del lugar en el cual se celebró.
Sobre el alcance de la disposición referida, se realizaron tres interpretaciones al respecto. Una se funda en que el término “causal” alude a las de divorcio o
separación. Otra sostiene que basta con que ambas leyes (la del domicilio y la del lugar de celebración) admitan la institución del divorcio absoluto para que la
disolución sea factible, cualesquiera que sean las causales establecidas por cada legislación. Y la tercera que exige la completa coincidencia entre la ley del domicilio
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conyugal y la del lugar de celebración.
Finalmente, el instrumento de referencia introdujo una norma indirecta simple con relación a la ley aplicable: “la ley del domicilio conyugal rige la disolubilidad del
matrimonio, pero su reconocimiento no será obligatorio para el Estado en donde el matrimonio se celebró si la causal de disolución invocada fue el divorcio y las
leyes locales no lo admiten como tal” (art. 15). Esta fórmula concilió los intereses de los Estados partidarios de conservar la norma acumulativa de 1889 y la de los
partidarios de regular el divorcio solo por la lex domicilii. Para la fórmula adoptada, el divorcio decretado conforme con la ley del domicilio es eficaz en todos los
Estados parte, excepto en el de la celebración del matrimonio, si sus leyes no admiten el divorcio como institución, ya que dicho artículo no exige la coincidencia
entre las causales de disolución.
6. El caso “C. P. O. c/A. E. S. s/divorcio por presentación unilateral”(27)
En este caso, la jueza de Primera Instancia dictó sentencia y se declaró incompetente para entender en la causa de divorcio por presentación unilateral. Contra ese
pronunciamiento, la parte actora interpuso recurso de apelación. Al fundar su embate, la recurrente se agravió por las siguientes cuestiones: a) rectificó lo expuesto
en el escrito de demanda en cuanto a la ubicación del último domicilio conyugal (situado en el extranjero: Barcelona, Reino de España) que nunca dejó de
encontrarse en esa ciudad, en tanto que el denunciado en el escrito de demanda era meramente circunstancial a los efectos de las relaciones laborales del
demandado, el Sr. E. A.; b) entendió que debía recurrirse al establecimiento del efectivo “centro de vida” del menor, a los fines de determinar la competencia en los
casos en los que no se solicite únicamente la disolución del vínculo matrimonial, sino también aspectos relativos a los hijos menores, como el régimen de cuidado
personal, comunicación y alimentos, prorrogando de esa manera la competencia en favor de la judicatura del lugar del indicado centro de vida del menor por su
proximidad geográfica; c) indicó que los hechos denunciados se desarrollaron en un contexto de violencia de género y que la sola decisión del demandado de
permanecer en España en busca de un trabajo durante seis meses y haberlo ido a visitar en varias oportunidades le estaría otorgando el dominio de una situación
judicial marcada en su sola decisión arbitraria e inconsulta de decidir radicarse en ese país, pese a que la misma jamás fue consensuada con la suscripta.
Arribada la causa a la instancia revisora, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata sostuvo que, encontrándose el punto de conexión jurisdiccional
invocado en el extranjero (último domicilio conyugal efectivo), al igual que el restante establecido por el artículo 2621 (domicilio o residencia habitual del
demandado) -ambos previstos para la disolución del matrimonio-, no correspondía establecer la jurisdicción internacional de la judicatura argentina y, en particular,
del Juzgado Civil y Comercial de Mar del Plata, donde se asentaba el domicilio de la actora.
En tal sentido, los camaristas aclararon que, si bien no desconocían que en situaciones particulares y singulares los tribunales de un país pueden abrir su
jurisdicción a partir del denominado “foro de necesidad”, a fin de que los derechos sustanciales del actor no queden privados de tutela ante la posibilidad de que se
produzca una denegación internacional de justicia, “dicho forum actoris debe justificarse en la imposibilidad de iniciar el reclamo en el extranjero y que los contactos
jurisdiccionales lógicos, próximos y razonables estén en el extranjero pero que aquel juez no se declare competente -extremos aquí no acreditados- ya que en caso
contrario podríamos estar ante una agresión a la garantía constitucional del debido proceso”.
En relación con el segundo punto de agravio, los magistrados argumentaron que, en los procesos de restitución de niños, niñas y adolescentes, la determinación
del lugar de residencia habitual resulta de suma relevancia, pues “constituye el punto de conexión con la normativa aplicable a los efectos de evaluar el derecho de
custodia y así concluir si puede calificarse de ilícito, o no, el traslado o la retención por infringir tal derecho”.
Aclararon que, en todo caso, y hasta tanto se resolviera dicho pedido de restitución, la cuestión referida al cuidado personal debía quedar sujeta a decisión del
órgano competente del lugar de residencia habitual, con anterioridad al traslado, desde que el propio Convenio de La Haya citado prevé que su ámbito queda limitado
a la decisión de si medió traslado o retención ilícita y ello no se extiende al derecho de fondo.
Así pues, concluyeron que, en el actual contexto de conflicto vigente entre las partes, mal podía pretender la apelante “prorrogar” la competencia en favor de la
judicatura argentina de esta ciudad que entiende en su memorial como la residencia habitual o efectivo “centro de vida” del menor, cuando dicho punto de conexión
debe ser determinado en el proceso de restitución internacional, en el que se deberá calificar si el traslado fue o no ilícito o si la retención infringió o no el derecho de
custodia.
Ahora bien, frente al reclamo alimentario, la Alzada adoptó una tesitura diferente y entendió que correspondía calificarla como una “categoría autónoma” en el
derecho internacional privado, separada de la “relación jurídica generante” y con normas propias de jurisdicción internacional, previstas en el artículo 2629 del
CCyCo.
A tal efecto, puntualizó que el artículo 2629, primer párrafo, del CCyCo. establece que “...Las acciones sobre la prestación alimentaria deben interponerse, a
elección de quien la requiera, ante los jueces de su domicilio, de su residencia habitual, o ante los del domicilio o residencia habitual del demandado. Además, si
fuese razonable según las circunstancias del caso, pueden interponerse ante los jueces del lugar donde el demandado tenga bienes...”.
Con base en lo expuesto, y sin perjuicio de lo que en definitiva pudiera resolverse en el trámite de restitución internacional, la Cámara resolvió que, encontrándose
actualmente el domicilio del menor en la ciudad de Mar del Plata, la judicatura argentina poseía jurisdicción internacional para entender en el reclamo alimentario
planteado por la actora, el cual debería tramitar por vía separada, cumpliendo con los requerimientos sustanciales y formales correspondientes de la legislación
interna.
Finalmente, el último agravio basado en la discriminación con motivo de género no prosperó en sentido favorable a la apelante. Amén de que el Tribunal entendió
que algunas de las expresiones no habían sido debidamente acreditadas (imposibilidad de divorciarse, permanencia ilegal en el extranjero, etc.) o habían caído en
abstracto en virtud de lo supra desarrollado (imposibilidad de reclamar alimentos o régimen de comunicación), lo resuelto en materia de jurisdicción internacional
para las acciones de divorcio no implicaba una transgresión al abordaje de la cuestión desde la perspectiva de género.
Los jueces votantes fundaron dicha conclusión en que la determinación del punto de conexión jurisdiccional, como el recaudo objetivo de base legal, se considera
por igual para ambas partes, sin distinción de sexos, por lo que no puede subsumirse en lo dispuesto en el artículo 1 de la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), ratificada por ley 23179 y de jerarquía constitucional. A todo evento, sostuvieron que la impugnación debió
enfocarse en la demostración de que el aparente destrato obedeció a su condición de género, lo que fue omitido en el memorial analizado y tampoco se evidenció en
las constancias de autos.
Con base en lo expuesto, la Alzada marplatense rechazó el recurso de apelación en subsidio interpuesto, confirmando los alcances expuestos en la sentencia
apelada.
VII - Reflexiones acerca del fallo
Expuestos ya los puntos principales del itinerario procesal, es dable resaltar que el fallo, en la tarea de construir la solución jurídica aplicable al caso, efectuó una
serie de definiciones fundamentales que revisten enorme utilidad para caracterizar la regulación de la jurisdicción internacional en materia de divorcio.
En primer lugar, la Cámara le dice NO al foro potestativo al vedar a la parte apelante de modificar el punto de contacto denunciado en el escrito de demanda por
aquel que esta vino a postular tardíamente a la hora de fundamentar el recurso incoado. Por foro potestativo nos referimos a aquel que las partes pueden alterar
incondicionadamente, soslayando el punto de contacto legal como eje atributivo de jurisdicción.
Si bien en la especie no medió una pretensión explícita por parte de la recurrente en orden a negar la internacionalidad objetiva del asunto, ello se procuró, no
obstante, mediante la tentativa solapada de relativizar el asiento familiar. Así, lo que en demanda se había calificado como hogar conyugal, luego fue presentado
como mero lugar de alojamiento circunstancial a los efectos de relaciones laborales.
Frente a esta disociación en los términos expresados, los jueces hicieron una aplicación correcta de la teoría de los actos propios, desmontaron el argumento
traslativo de jurisdicción y pusieron en evidencia la contradicción existente entre la declaración formulada en el escrito inicial y la afirmación sostenida en el memorial
de apelación. De este modo, el Tribunal logró abortar el intento de tratar a la jurisdicción internacional en materia de divorcio como un foro potestativo.
En segundo término, la Cámara le dice NO al foro de conveniencia camuflado bajo el ropaje de foro de necesidad. Recuérdese que el foro de conveniencia es aquel
que tiene lugar cuando el órgano judicial tiene competencia internacional, pero declina su jurisdicción en favor de un foro más conveniente o apropiado para conocer
en el asunto. No se trata de un supuesto de falta de jurisdicción, sino de la decisión de no ejercerla fundada en criterios discrecionales que atienden a la existencia de
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un foro más conveniente.
Esto es, justamente, lo que procura la parte apelante al sostener que debía alterarse la pauta atributiva de jurisdicción internacional en materia de divorcio,
cuando se introducen como cuestiones conexas temas relativos al régimen de cuidado personal, comunicación y alimentos. Y es vital llamar la atención en que el
recurrente no se limitó aquí a peticionar que tales pretensiones tramiten conforme a su propia regla específica de derecho internacional (lo que, a nuestro juicio,
habría resultado atendible y que es, de hecho, lo que a la postre resolvió hacer la Cámara), sino que directamente requirió que se altere por completo el punto de
contacto legalmente instituido para delimitar la competencia por divorcio, invocando para ello razones de proximidad geográfica que, en el mejor de los casos,
conciernen a la “conveniencia” del reclamo formulado.
Sobre este aspecto, los camaristas marcaron cautelosamente la diferencia sustancial que media entre el foro de conveniencia y el foro de necesidad. En este
sentido, admitieron que existen o pueden existir situaciones particulares y singulares en las que los tribunales de un país pueden abrir su jurisdicción de modo
excepcional, a fin de que los derechos sustanciales del actor no queden privados de tutela ante la posibilidad de que se produzca una denegación internacional de
justicia. Pero rápidamente aclararon que dicho forum actoris debía justificarse en la imposibilidad de iniciar el reclamo en el extranjero, que los contactos
jurisdiccionales lógicos, próximos y razonables estén en el extranjero y que el juez de dicha jurisdicción no se declare competente, ya que, en caso contrario,
podríamos estar ante una agresión a la garantía constitucional del debido proceso. Y toda vez que en la especie no se verificaba esta situación, entendieron que no
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concurrían las circunstancias que habilitaban a abrir el foro de necesidad.
Como tercer punto, la Cámara le dice NO al foro conexitatis, que es aquel que se configura cuando un órgano judicial tiene jurisdicción internacional para conocer y
resolver un determinado litigio y la extiende a demandas que presentan una conexión directa con el primero. Cabe mencionar que tal vinculación puede presentarse
por identidad de partes, de objeto o de ambos.
Este posicionamiento del Tribunal surge como respuesta a un planteo impugnativo íntimamente ligado al anterior. Es que, justamente, el recurrente pretendía en
su apelación que la competencia internacional para entender en la acción de divorcio se vea atraída por los demás puntos de contactos vinculados a la situación de
los menores y que, a su criterio, justificaban la intervención jurisdiccional del Juzgado ante el cual se formuló la presentación de marras.
Sin embargo, la Alzada marplatense reivindica la plena autonomía de la norma atributiva de jurisdicción internacional en materia de divorcio, aspecto que no puede
ser alterado por el solo hecho de que dicho punto de contacto no coincida con el previsto para otras cuestiones conexas, tales como régimen de contacto, cuidado
personal, alimentos, etc.
Finalmente, la Cámara le dice NO al foro de protección. Queremos significar por este a aquel que se establece con el afán de proteger intereses legítimos de una
de las partes considerada como débil, permitiéndole acceder a tribunales de su propio domicilio o residencia habitual, ya sea por aplicación directa de disposición
legal o por vía de interpretación judicial sobre la base de reglas y principios aplicables a la materia.
Este último es el caso que se pergeña en la especie. La accionante intentó valerse de este foro mediante la invocación del argumento de la perspectiva de género,
en tanto enfoque tuitivo que exige un abordaje de los casos internacionales considerando a la mujer como parte de un grupo sistemáticamente vulnerado. En
concreto, había señalado que los hechos denunciados se desarrollaron en un contexto de violencia de género y que la sola decisión del demandado de permanecer en
España en busca de un trabajo durante seis meses y haberlo ido a visitar en varias oportunidades le estaría otorgando el dominio de una situación judicial marcada
en su sola decisión arbitraria e inconsulta de decidir radicarse en ese país, pese a que la misma jamás fue consensuada con ella. Planteó, en resumen, que la
situación descrita la obligaba a permanecer casada con una persona violenta y con una evidente conducta machista, así como también la imposibilitaba para iniciar
acciones judiciales relacionadas con el derecho alimentario del menor y/o acordar un régimen de comunicación en sede judicial.
Frente a tales declamaciones, el Tribunal reconoció que, si bien actualmente existe una gran influencia de los derechos fundamentales en general y de la
perspectiva de género en particular que ha llevado a repensar la manera de estudiar, aprender, ejercer y enseñar al derecho internacional privado a través de una
mirada jurídica y axiológica afín con dichos postulados, no se verificaban en el sub lite los presupuestos fácticos y probatorios que activan tales mecanismos.
Al respecto, los camaristas indicaron que, amén de que las expresiones vertidas por la apelante no habían sido debidamente acreditadas (imposibilidad de
divorciarse, permanencia ilegal en el extranjero, etc.) o habían caído en abstracto en virtud de las consideraciones desarrolladas en la sentencia (imposibilidad de
reclamar alimentos -recuérdese que, en este punto, la Alzada reconoció la jurisdicción internacional argentina-), lo resuelto en materia de jurisdicción internacional
para las acciones de divorcio no implicaba una transgresión al abordaje de la presente cuestión desde la perspectiva de género, habida cuenta de que la
determinación del punto de conexión jurisdiccional operaba por igual para ambas partes, sin distinción de sexos, circunstancia que desbarataba el argumento relativo
a la vulneración del principio de igualdad por discriminación formulado por la parte apelante, sin que el caso pudiese considerarse subsumido en lo dispuesto en el
artículo 1 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
En conclusión, la Alzada no rechazó de plano la eficacia y virtualidad del foro potestativo, de necesidad, de conexión y protectorio por considerar que estos fuesen
absolutamente incompatibles con el derecho internacional privado argentino, sino que dispuso su inaplicabilidad en el caso concreto por cuanto no concurrían las
condiciones de hecho y de derecho que supeditaban su operatividad y justificaban un desplazamiento del punto de contacto natural que la ley argentina prevé para
los casos de divorcio con elemento extranjero.
No debe olvidarse, en suma, que solamente se puede dejar de lado la competencia internacional legalmente predeterminada sobre la base de los criterios
expuestos en aquellos casos en que aparece seriamente comprometido el acceso a la justicia. De lo contrario, la apelación a estos foros generales implicará una
denegación de justicia y habilitará la revisión del fallo por la vía del recurso extraordinario federal previsto en el artículo 14 de la ley 48.
Notas:
(1) Abogado, egresado con Diploma de Honor. Funcionario judicial de la CApel. CC Pergamino. Especialista en Magistratura Judicial. Doctor en Derecho. Profesor universitario regular de la
UCA (2010-2012). Profesor invitado de la UNNOBA (2014-2016). Coautor de cinco obras jurídicas colectivas, y autor de más de ochenta artículos de doctrina y comentarios a fallos en
diversas editoriales jurídicas. Ponente y panelista en diversos congresos y jornadas
(2) Palacio: “Derecho procesal civil” - vol. II - n° 163 - pág. 373
(3) Prieto Castro: “Derecho procesal civil” - 1964 - vol. 1 - n° 142 - pág. 210
(4) SCBA - C 1° Mar del Plata - 1965-I-39, y C. Civ. y Com. Mercedes - causa 1276 - DJBA 122-186). La letra en cursiva pertenece a este Tribunal
(5) Alvarado Velloso: “Sistema procesal. Garantía de la libertad” - t. 1 - Ed. Rubinzal-Culzoni - Santa Fe - 2009 - pág. 255
(6) Uzal, María E.: “Algunas reflexiones sobre temas de derecho procesal internacional” - LL - 1988-E-1075
(7) Calvo Caravaca, Alfonso L. y Carrascosa González, Javier: “Introducción al derecho internacional privado” - Ed. Comares - Granada - 1997 - pág. 152
(8) “S.M., M.C. c/A, P.C.” - CNCiv. - Sala B - 26/12/1997
(9) Pascuarelli, Jorge D.: “Algunos aspectos de la regulación de la jurisdicción internacional en el Código Civil y Comercial de la Nación” - SJA - 18/11/2015 - 26
(10) Iñiguez, Marcelo D.: “Curso de derecho internacional privado. Parte general” - Ed. Induvio - Bahía Blanca - 2010 - págs. 101 y ss.
(11) En Argentina, usualmente se utiliza el término jurisdicción en materia de derecho internacional, reservando la palabra competencia para el ejercicio y la distribución de la jurisdicción
en el ámbito interno
(12) Fernández Arroyo, Diego: “Derecho internacional privado de los Estados del Mercosur” - Ed. Zavalía - Bs. As. - 2003 - pág. 149
(13) Boggiano, Antonio: “El Código Civil y Comercial y el derecho internacional público y privado” - LL - LL 2015-C-681 - 8/5/2015 - pág. 1
(14) Scotti, Luciana: “Manual de derecho internacional privado” - LL - Bs. As. - 2017 - pág. 186
(15) Cf. Duran Ayago, Antonia: “El derecho a la asistencia jurídica gratuita en los litigios transfronterizos” - Revista Electrónica de Estudios Internacionales - 22 - 2011 - pág. 2, disponible
en: www.ree.org
(16) “Narciso Palacios vs. Argentina” - CIDH - 29/9/1999
(17) Cf. Scotti, Luciana: “Comentario art. 2621 del CCyC”, en Heredia, Pablo y Calvo Costa, Carlos (Dirs.): “Código Civil y Comercial. Comentado y Anotado” - LL - Bs. As. - 2022 - t. VIII -
pág. 804
(18) “Emilia Cavura de Vlasov c/Alejandro Vlasov” - CSJN - 25/3/1960 - Fallos: 246:87 y “Jobke, Alfredo Juan c/Neidig, Carlos Adán” - CSJN - 9/5/1975 - Fallos: 291:540
(19) Cf. Goldschmidt, Werner: “Suma del derecho internacional privado” - Ed. Ejea - Bs. As. - 1958 - pág. 190; mismo autor, “Sistema y filosofía del derecho internacional privado” - Ed.
Ejea - Bs. As. - 1954 - t. II - pág. 380
(20) Calvo Caravaca, Alfonso L. y Carrascosa González, Javier: “Derecho internacional privado” - 5ª ed. - Ed. Comares - vol. I - Granada - 2004 - pág. 82
(21) Es dable advertir que la concurrencia de foros puede ocasionar supuestos de casos internacionales con idéntico objeto, causa y partes en trámite ante varios tribunales judiciales de
distintos países. Para evitar los inconvenientes derivados de la utilización antifuncional de los criterios de jurisdicción concurrente por las partes en litigio (vgr., problemas de economía
procesal y posibilidad de sentencias contradictorias), el CCyCo. brinda algunas reglas sobre litispendencias. Principalmente, el art. 2604 establece: “Cuando una acción que tiene el mismo
objeto y la misma causa se ha iniciado previamente y está pendiente entre las mismas partes en el extranjero, los jueces argentinos deben suspender el juicio en trámite en el país, si es
previsible que la decisión extranjera puede ser objeto de reconocimiento … El proceso suspendido puede continuar en la República si el juez extranjero declina su propia competencia o si
el proceso extranjero se extingue sin que medie resolución sobre el fondo del asunto o, en el supuesto en que, habiéndose dictado sentencia en el extranjero, esta no es susceptible de
reconocimiento en nuestro país”
(22) CSJN - Fallos: 246:87
(23) CSJN - Fallos: 291:540
(24) Boggiano, Antonio: “Derecho internacional privado” - 5ª ed. act. - t. I - Ed. Lexis Nexis Abeledo-Perrot - Bs. As. - 2006 - pág. 645
(25) Scotti, Luciana: “Manual de derecho internacional privado” - LL - Bs. As. - 2017 - pág. 186
(26) Esta última interpretación le asigna al art. 13, inc. B) el carácter de norma acumulativa
(27) “C. P. O. c/A. E. S. s/divorcio por presentación unilateral” - CApel. CC Mar del Plata - Sala I - expte. 176.501 - 20/4/2023
(28) Esta doctrina surgió originalmente en las cortes escocesas y, actualmente, ha sido adoptada en varios países que siguen la tradición del common law incluyendo a Estados Unidos,
Reino Unido, Canadá y Australia
(29) En esta línea, se ha dicho que, para que opere el foro de necesidad, es preciso que se encuentran amenazados o vulnerados derechos humanos y la afectación debe ser clara,
manifiesta y presentar características de urgencia para restituirlos o peligro grave que se agrave en la dignidad del sujeto afectado y, en ese contexto, los tribunales del Estado pueden
intervenir para evitar la denegación de justicia. El motivo tiene que ser demostrable y justificada la imposibilidad de iniciar la demanda en el extranjero por una urgencia o peligro
inminente, así como la situación tiene que exhibir algún vínculo con el país (Pascuarelli, Jorge D.: “Algunos aspectos de la regulación de la jurisdicción internacional en el Código Civil y
Comercial de la Nación” - SJA - 18/11/2015 - 26)
Sala Primera de la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
del Departamento Judicial Mar del Plata
Expte. Nº 176501.
Autos: "C. P. O. C/ A. E. S. S/ DIVORCIO POR PRESENTACIONUNILATERAL".
REFERENCIAS:
251400477021968086