Tuñón Pablos
Tuñón Pablos
Tuñón Pablos
¡TODAS A VOTAR!
LAS MUJERES EN MÉXICO Y EL DERECHO AL VOTO.1917-1953
Y a pesar de que había habido una incorporación masiva de las mujeres a la lucha
armada, al redactar la Constitución declaraban: “El hecho de que algunas mujeres
excepcionales tengan las condiciones para ejercer satisfactoriamente los derechos
políticos no funda la conclusión de que éstos deban concederse a la mujer como clase.
La dificultad de ejercer la selección autoriza la negativa”.4
En estos argumentos vemos que los legisladores por una parte, encadenaron los
intereses de las mujeres al hogar y a la familia y por otra, afirmaron que a ellas no les
interesaba tener derechos políticos al decir que había: “falta de todo movimiento en
ese sentido”. Perecía que requerían de movimientos sufragistas al estilo de Inglaterra o
Estados Unidos.
Sin embargo nos podemos percatar que era a ellos, a los congresistas varones, a
quienes no les interesaba que las mujeres obtuvieran el derecho a votar ya que temían
que se rompiera la “unidad familiar”, un argumento que 35 años después esgrimieron
algunos diputados que también estuvieron en contra de la medida. Temían que con “el
avance de la civilización”, las mujeres se interesaran por asuntos ajenos a sus hogares
a sus familias y los abandonaran, por eso había que mantenerlas fuera del juego
democrático.
Uno de los puntos centrales de este congreso, fue la discusión en torno del sufragio
femenino a nivel municipal y al producirse un argumento en contra, basándose en la
falta de preparación de las mujeres, Francisca Ascanio respondió: “No es necesaria la
experiencia previa para entrar a las luchas sufragistas, porque nunca la experiencia es
previa y porque la práctica se adquiere en la lucha”8
No obstante, más importantes que las conclusiones del Congreso fueron los
comentarios de la prensa. La Voz de la Revolución de Mérida expuso: “Uno de los
errores más grandes fue no abordar con resolución dos problemas trascendentales,
como son la enseñanza racionalista y el voto femenino, so pretexto de falta de
experiencia del profesorado y de falta de dotes de la mujer para asumir sus
responsabilidades”.9
Para comprender lo que sucedió en los años veinte, hay que tomar en cuenta que
en esta época se dio un fortalecimiento tanto de las clases medias como del aspecto
educativo y que en el transcurso del siglo, estos sectores medios ocuparán un espacio
cada vez más amplio en la vida social. De este grupo saldrán muchas mujeres
La primera, fue el Consejo Feminista Mexicano que estuvo dirigido por dos maestras
comunistas: Elena Torres y Refugio García. Ellas aglutinaron a los grupos de mujeres
que levantaron demandas propias y que, al mismo tiempo, se vinculaban a la lucha
popular general. Esto constituyó el antecedente del Frente Único Pro Derechos de la
Mujer que surgió en el cardenismo.
Con los años surgieron diferencias básicas en el tipo de lucha de uno y otro grupo.
Las mujeres comunistas se manifestaron en contra de toda reivindicación que implicara
la creación de instancias autónomas de las mujeres. El objetivo final de su lucha era la
conquista, junto con los hombres, del poder político por parte del proletariado y
acusaban de burguesas a las de la Unión de Mujeres Americanas quienes, junto con las
mujeres del Partido Nacional Revolucionario (PNR), luchaban por lograr espacios
políticos y el voto dentro del partido oficial.
Los movimientos en pro de la obtención del voto en los años veinte, fueron escasos
y esporádicos. En este sentido podemos apuntar:
-Entre 1923 y 1925 en Yucatán, San Luis Potosí y Chiapas se concedió la igualdad
política a las mujeres para votar y ser votadas, lo que hizo que varias mujeres se
convirtieran en diputadas. Sin embargo, esta experiencia duró poco, sólo lo que
duraron en el poder los gobernantes que las postularon.
Yucatán fue el primer estado que reconoció el sufragio femenino, tanto a nivel
municipal como estatal, durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto, entre 1922 y
1924. Así, en 1923, hubo tres mujeres electas para diputadas al congreso estatal:
Elvia carrillo Puerto -hermana del gobernador-, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de
Ponce; además Rosa Torre fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Sin
embargo, al ser asesinado el gobernador en 1924, las cuatro tuvieron que dejar sus
puestos.10
En San Luis Potosí, las mujeres obtuvieron el derecho a participar en las elecciones
municipales en 1924 y en las estatales en 1925, durante el gobierno de Rafael Nieto,
sin embargo, para 1926 la ley había sido derogada. 11 En tanto que en Chiapas, se
reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925. 12
No fue sino hasta la segunda mitad de los años treinta que las movilizaciones de
mujeres, encaminadas a lograr derechos políticos, adquirieron mayor importancia.
Fue así que las organizaciones femeniles se fortalecieron impulsadas por el Estado.
En esos años, estuvieron directamente vinculadas a la lucha por el establecimiento de
la educación socialista, que se instauró en agosto de 1934 al reformarse el artículo
tercero de la Constitución. Esto se explica porque la educación socialista apeló a la
participación de las mujeres como madres educadoras de sus hijos y porque entre sus
objetivos fundamentales, recomendó la integración de las mujeres a la vida nacional y
una educación que sirviera de base para la igualdad entre ambos sexos.14
En este contexto se formó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM) que se
constituyó formalmente en 1935, con la realización de un congreso en el Teatro
Hidalgo de la ciudad de México, al que asistieron representantes de todos los estados
de la República.15 Este organismo llegó a contar con más de 50 mil mujeres afiliadas,
mujeres de diferentes profesiones y tendencias: las hubo intelectuales, profesionistas -
maestras sobre todo-, obreras, mujeres pertenecientes a diferentes sindicatos y
10 Gabriela Cano, p.283. Para estudiar el movimiento de mujeres en Yucatán durante los años
veinte, véase el artículo de Anna Macías, 1985.
11 Ibídem.
12 Resultan interesantes las consideraciones del Congreso local de Chiapas para justificar el
otorgamiento del derecho al voto para las mujeres del estado en 1925, véase en: Juana
Montalvo de Menéndez, 1971, pp.86-99.
13 Véanse los artículos de Gabriela Cano, 1990 y 1987.
14 Ma. Elena Farías Mackey, 1988, pp.705-706.
15 Ma. Antonieta Rascón, 1979, p.109.
partidos políticos, veteranas de la Revolución, “(...) asistían mujeres representando a
diversos sectores de la sociedad, y así pudimos ver sentada junto a una humilde
sirvienta, a una dama vestida a la última moda (...)”16 (...) feministas de izquierda y
de derecha, simples liberales, católicas y del sector femenino del PNR, callistas y
cardenistas”.17
Esta diversidad que logró reunir el Frente se debió a que, si bien su demanda
principal era alcanzar el derecho al voto, en su programa había otros puntos que lo
acercaban a las mujeres de PNR y del Partido Comunista Mexicana (PCM).18 Al respecto
nos dice Adelina Zendejas:
El programa de lucha era muy concreto y tan amplio que importaba a todas:
¿quién iba a estar en contra de la lucha por abaratar la vida, contra la instalación
de servicios médico-asistenciales que le dieran atención a la maternidad, contra el
principio a trabajo igual salario igual? (...) Esto importaba a todas: católicas,
protestantes, comunistas.19
En 1936, el Frente creó el Consejo Nacional del Sufragio Femenino para luchar en
concreto por alcanzar igualdad ante la ley, y fue entonces cuando le encargaron al
Frente Socialista de Abogados, que hiciera un estudio exhaustivo para determinar el
aspecto jurídico-constitucional del artículo 34 de la Constitución.20
16 El Universal, 29 de agosto de 1935, citado por Esperanza Tuñón Pablos, 1992, p.67.
17 El Machete, 14 de septiembre de 1935, en: Ibídem.
18
Eran 19 las demandas del FUPDM, algunas de ellas: 1. Lucha contra la carestía de los
artículos de primera necesidad, 2. por el aumento a los sueldos y salarios de la mujer, 3. por la
jornada de ocho horas, 4. contra los impuestos elevados que se cobran a las mujeres pobres en
los estanquillos, expendios y mercados, 5. por la rebaja de la renta de las casas-habitación, 6.
por la liberación de México de la opresión imperial particularmente del imperialismo yanqui, 7.
por la lucha abierta contra todas las empresas extranjeras, 8. por escuelas, libros y útiles
escolares para los hijos de los trabajadores a costa de las empresas extranjeras donde trabajen,
9. contra el pago de la deuda exterior. Ibídem., p.68.
19
Entrevista a Adelina Zendejas, en Esperanza Tuñón Pablos, 1992, p.74.
20 Véase Alberto Bremauntz, 1937.
21 Expediente 5444/1, Fondo Lázaro Cárdenas (en adelante FLC), Archivo General de la Nación
(En adelante AGN), citado por Esperanza Tuñón Pablos, 1992, p.96.
Ante esta declaración, las mujeres del Consejo Nacional del Sufragio femenino, que
en esos momentos estaba dirigido por Esther Chapa, postularon a Soledad Orozco
(miembro del PNR) como candidata a diputada por León, Guanajuato y a Refugio
García (dirigente del FUPDM) por Uruapan, Michoacán. Esto causó revuelo ya que se
declaró que para que ellas pudieran participar en las elecciones, era necesario
reformar primero la Constitución.
Son ciudadanos de la República todos los hombres y las mujeres que, teniendo la
calidad de mexicanos, reúnan además los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido 18 años si son casados y 21 si no lo son
II. Tener un modo honesto de vivir.22
La iniciativa siguió su curso legal, se discutió en las Cámaras y una vez aprobada,
en diciembre de 1937, se turnó a las Legislaturas de los Estados y para septiembre de
1938, ya había sido aprobada en la mayoría de éstas. El trámite estaba por terminar,
faltaba solamente la declaratoria correspondiente y la publicación en el Diario Oficial.
Parecía que estaba todo listo, que en cualquier momento se publicaría el decreto en
el Diario Oficial, pero el trámite no prosperó, se pospuso durante todo el periodo.
Soledad Orozco recuerda:
Tenían miedo de que si nos daban el voto a las mujeres, íbamos a votar por
monseñor Luis María Martínez que era el obispo de la época (...) los hombres decían:
vienen las mujeres y nos van a hacer un lado, ya con la fuerza política de ellas pues
nos van a pegar muy duro y ya no vamos a poder hacer de las nuestras.23
Por una parte, se temió que se repitiera la experiencia española de 1933 cuando al
votar las mujeres por primera vez, le dieron el triunfo al grupo conservador. Por otra,
al cancelarse la posibilidad de continuidad de la política cardenista encarnada por
Francisco J. Múgica, al ser elegido como candidato por el PRM para el próximo periodo
Otro elemento que contribuyó a debilitar el FUPDM, fue la división del mismo al
crearse una sección aglutinada en torno a la propuesta expresada en el texto La
República Femenina,24 de Juana Gutiérrez de Mendoza quien, junto con Concha Michel,
fue una de sus dirigentes. Ellas afirmaban que no había que luchar sólo por obtener el
derecho al voto, iban más allá, querían modificar la sociedad, creían que la
deformación de la sociedad provenía del triunfo del patriarcado sobre el matriarcado,
de la usurpación, por parte de los hombres, de las funciones sociales de las mujeres,
por lo tanto había que atacar más que las consecuencias del problema, las causas del
mismo. No había que planear reformas al Derecho Convencional sino restaurar el
Derecho Natural.
Así, para finales del cardenismo las mujeres se quedaron no sólo sin el derecho al
voto sino también sin una organización propia que luchara por sus demandas propias.
Durante los años siguientes, algunas mujeres publicaron artículos valientes en los
que mostraban su decepción,25 pero la más persistente en la lucha en pro del sufragio
femenino fue Esther Chapa, quien cada año -y durante 22 años, como ella misma
declaró- 26 al empezar las sesiones del Congreso enviaba una carta solicitando el
derecho al voto para las mujeres. Tenemos una fechada el 14 de julio de 1944 que
dice:
24 Juana Gutiérrez de Mendoza, 1936 en Esperanza Tuñón Pablos, 1992, p.113. Véase también
a Alicia Villaneda, 1994.
25 Ver por ejemplo: Margarita Robles de Mendoza, 1939.
26 Marcela Galarce, 1959, pp.8 y 9.
27 En donde ella se desempeñaba como secretaria de prensa y propaganda.
Campeche, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Chihuahua,
Querétaro, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y Michoacán.
Tomando en cuenta que Chiapas y Puebla han concedido el voto a la mujer desde los
años 1925 y 1936 por todo lo cual consideramos que se han cumplido con los
requisitos que marca el artículo 135 de la Constitución de la República, para modificar
o adicionar la Carta Magna y que solamente falta que el Congreso de la Unión cumpla
con dicho artículo 135 haciendo la Declaratoria que tantas veces nos hemos referido
para que la mujer mexicana como ciudadana que es, goce de todos sus derechos
políticos.28
Los únicos grupos que en esta época mantuvieron una cierta beligerancia fueron el
Bloque de Mujeres Revolucionarias, encabezado por Estela Jiménez Esponda, que trató
inútilmente de continuar con el programa del FUPDM y el Comité Coordinados para la
defensa de la Patria que dirigía María Efraína Rocha y que desarrollaba labores
relacionadas con la paz y la guerra.
Por otro lado, las mujeres de estos años recurrieron más a las conferencias
internacionales que a las movilizaciones que por esta demanda podían llevarse a cabo,
probablemente las manifestaciones públicas no eran en estos momentos lo
suficientemente poderosas como para cambiar la legislación vigente sobre los derechos
ciudadanos de las mujeres.
28
Esther Chapa, 1944.
29 Amalia Castillo Ledón, 1936.
30 Organismo internacional, con sede en Washington, encargado de mejorar la situación de las
(...)Somos una raza fuerte y valiente al mismo tiempo, compañeras del hombre, al
que hemos unido nuestro esfuerzo en la tarea común, grandiosa de abrir la tierra y
renovar el aire (...)”32
Para ella era muy importante no “escandalizar”, había que luchar con discreción y
elegancia, valores que para ella eran fundamentales, además de que reforzaba los
valores tradicionales de las mujeres y la importancia que tenía el no enfrentarse con
los varones.
31
Se refiere a Emmeline Pankhurst. Para profundizar en este personaje véase a Midge
Mackenzie, 1975.
32 Amalia Castillo Ledón, 1949.
33 El Nacional, 1945, pp.1 y 8.
(...) Los representantes del pueblo opinan que no ha llegado todavía el momento
oportuno para concederle el voto a la mujer mexicana y que primeramente hay
que preocuparse de liberar en el campo económico a nuestras mujeres a fin de que
con esa preparación puedan desarrollar eficazmente actividades en el orden
político.34
Es obvio que la única razón contundente que había para negarles los derechos
cívicos a las mujeres, era la de tipo electoral, es decir, la duda sobre el futuro
comportamiento de las mujeres en las elecciones. Los políticos no podían prever,
controlar y manipular con eficacia el accionar político femenil dado que se trataba de
más de la mitad de la población, que carecía de la preparación política y de la
educación cívica necesarias.
Por otro lado, los grupos femeniles comenzaron a hacer intentos por aglutinarse en
un solo organismo ya que se dieron cuenta que era la manera de obtener más fuerza.
Uno de los primeros en intentarlo fue la Alianza Nacional Femenina, la que organizó la
reunión con Alemán en la Arena México,35 pero no tuvo eco. Para mediados de 1950, y
con este mismo fin se constituyó el Consejo de Mujeres de México y un año después,
en 1951, apareció, con la misma tónica, la Confederación de Mujeres de México.
34 Excélsior, 1945.
35 Amalia Castillo Ledón, 1947.
Ninguno cuajó, y es que se necesitaba, además de una figura carismática con una
personalidad fuerte que pudiera reunir a todos los grupos dispersos y divididos, el
apoyo decidido del poder. Esto se va a dar hasta abril de 1952, cuando doña Amalia
Castillo Ledón funde la Alianza de Mujeres de México (AMM) con el apoyo no sólo del
presidente saliente: Miguel Alemán, sino también del candidato para el siguiente
periodo presidencial: Adolfo Ruiz Cortines.
Para 1952, cuando Ruiz Cortines es elegido candidato a la presidencia por el PRI, el
tema del sufragio femenino resurgirá con fuerza, las condiciones estaban dadas para
que las mujeres accedieran a este derecho y en ese momento aparecerán en escena
dos grupos protagonistas:
(...) Recuerdo como fue que conseguimos que se organizara la asamblea. Eran los
primeros días del mes de marzo cuando lo vimos. Antes de entrar le dije a Lolita
Heduard: “Oye tú, y ahora ¿qué le decimos?”. Y me dice: “Pues si eres tan mujer
fájate las enaguas y dile lo que me acabas de decir”. Al entrar nos dijo el
candidato: “A ver, aquí estoy compañeritas, me da mucho gusto poder saludarlas,
¿tenían algo que comunicarme, algo de qué hablar conmigo?”. Y le dije: “Mire
usted, ¿usted cree justo, don Adolfo, que las mujeres no tengamos derecho al
sufragio universal nada mas porque nacimos con un sexo que no elegimos?”. Y que
va cambiando la cara, se puso muy serio y me dijo: “Me están hablando ustedes
de un asunto muy serio, necesitamos volver a reunirnos porque esta entrevista no
era para discutir un asunto tan importante”. Entonces ya me envalentoné yo y le
digo: “Bueno, ¿le parecería a usted que nos volviéramos a reunir pero que
viéramos la fecha desde ahora?”. Dijo que sí, que trajera la agenda su secretario,
él tenía tiempo un mes después, o sea, el 6 de abril en la mañana, porque luego
tenía una comida y en la tarde otra reunión con la IP. Yo le dije: “Bueno, ¿y le
podríamos decir a las compañeras de los estados que viniera una representación
para que lo escucharan a usted y que usted las escuchara a ellas?”. ¡Y dijo que sí!
Pues ¡a darle! La organización no fue difícil, fue pesada, pero teníamos tanto
entusiasmo y tantas ganas de que nos dieran el voto que trabajamos, y todo salió
bien.36
36 Entrevista realizada por Enriqueta Tuñón Pablos a Margarita García Flores, 1993.
En realidad, de acuerdo con las fuentes consultadas, se puede suponer que al gobierno
le interesaba otorgar el derecho a voto a las mujeres, y como necesitaba que ellas lo
solicitaran, les “armó la reunión”.
La directora de Acción Femenil del PRI en el Distrito federal en esa época Marta
Andrade del Rosal, recuerda que en el momento en que Ruiz Cortines les ofreció el
derecho al voto: “(...) le aplaudimos a rabiar y le gritamos: repítalo don Adolfo,
repítalo, le gritábamos miles de voces. Y el lo repitió caballerosamente”. 37
2. Por otro lado estaba la señora Castillo Ledón, ella era la Presidenta de la
Comisión Interamericana de Mujeres y a principios de 1952 vino a México para: “(...)
trabajar en la unificación de las mujeres del país, que me ha encomendado tanto el
presidente Alemán, como el señor Ruiz Cortines”.38
Entre enero y marzo de 1952, Amalia Castillo Ledón sostuvo una entrevista con Ruiz
Cortines:
Con este propósito nuestra delegada Castillo Ledón emprendió un viaje por toda la
república en compañía de la señorita Esther Talamantes y la licenciada Aurora
Fernández y otras más, así como un grupo importante de hombres dirigidos por el
señor Enrique León, recogiendo las firmas de más de quinientas mil mujeres para la
petición formal de igualdad de derechos, integrándose en esta forma, además, la
Alianza de Mujeres de México.39
Para conseguir las firmas que le solicitaba Ruiz Cortines fue que doña Amalia creó la
Alianza de Mujeres de México (AMM), grupo que, repito, contó con el apoyo total y
absoluto del gobierno. No se ha encontrado la carta con las firmas solicitadas por Ruiz
Cortines pero, el día que tomó protesta como presidente de la república, envió la
iniciativa para modificar el artículo 34 de la Constitución.
37 Entrevista realizada a Marta Andrade del Rosal por Enriqueta Tuñón Pablos, 1994.
38 Amalia Castillo Ledón, 1952.
39 Quincuagésimo aniversario de la Comisión Interamericana de Mujeres, s/f.
De esta manera, con el discurso más tradicional sobre las mujeres y sus funciones,
tanto por parte de las propias sufragistas como de la prensa, los voceros oficiales del
PRI, los candidatos, el Presidente y en definitiva los sectores sociales con presencia en
la vida política, se alcanzó la plenitud de derechos y garantías ciudadanas.
Así fue como en los años cincuenta el grupo encabezado por Amalia Castillo Ledón
decidió unirse al PRI, y con un acuerdo con la cúpula política de este partido, se otorgó
a las mujeres de México el derecho al voto. Fue una decisión que no se podía retrasar
y se presentó cuando al gobierno le interesó llevarla a cabo, no respondió a una
presión de las bases aunque sería injusto afirmar que no hubo ningún movimiento en
ese sentido y que las movilizaciones previas a los años cincuenta, no constituyeron un
antecedente importante para que las mexicanas alcanzaran este derecho.
Bibliografía
CANO, Gabriela. “Las feministas en campaña” en: Debate Feminista, Núm.4, México,
setiembre de 1991.
- 1990 “Primer Congreso Feminista Panamericano” en: Debate Feminista, Núm.1,
México, marzo de 1990.
- 1987 “Congresos feministas en la historia de México” en: Fem, Núm.58, México,
octubre de 1987.
CASTILLO LEDÓN, Amalia. Carta a Luis Quintanilla. Archivo personal de Amalia Castillo
Ledón, (En adelante: APACL), sin clasificar, 1952.
- 1949 La constitución de los derechos de la mujer y su proyección mexicana,
manuscrito, APACL.
- 1947 Carta a Luisa Farías de Kempel, APACL.
- 1936 Informe que rinde el Secretario de Relaciones Exteriores a la señora Amalia
Castillo Ledón, representante de la Secretaría a su cargo en la sesión solemne de la
Panamerican Round Table, efectuada en la ciudad de San Antonio, Texas, el 14 de abril
de 1936, para celebrar el Día Panamericano, APACL.
MACÍAS, Anna. “Felipe Carrillo Puero y la liberación de las mujeres en México” en: Las
mujeres latinoamericanas. Perspectivas históricas, México, Fondo de Cultura
Económica, 1985.
- 1982 Aainst all Odds: The feminist movement in Mexico to 1940, EUA, Greenwood
Press.
RASCÓN, María Antonieta. “La mujer y la lucha social en la historia de México” en:
Cuadernos Agrarios, Núm.9, México, septiembre de 1979.
ROCHA ISLAS, Martha Eva. “Nuestras propias voces, las mujeres en la Revolución
Mexicana” en: Historias, Núm.25, México, octubre de 1991.
TUÑÓN PABLOS, Enriqueta. “La lucha política de la mujer mexicana por alcanzar el
derecho al sufragio y sus repercusiones” en: Presencia y Transparencia. La mujer en la
historia de México, México, El Colegio de México, 1987.
TUÑÓN PABLOS, Esperanza. Mujeres que se organizan, el Frente Único Pro Derechos
de la Mujer. 1935-1938, México, UNAM-Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1992.
Prensa
Entrevista realizada por Enriqueta Tuñón Pablos a Marta Andrade del Rosal en su
oficina de la ciudad de México el día 28 de febrero de 1994.