La Liturgia Como Lugar Teológico

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LA LITURGIA COMO LUGAR TEOLÓGICO

Mario Andres Reyna Santana.


El Concilio Vaticano II supone algunos cambios significativos en el apartado de la
Liturgia, dando una acertado comentario sobre esta misma: “La liturgia es considerada con
razón como la realización del ministerio sacerdotal de Jesucristo. En ella se significa y se
lleva a cabo, por medio de signos sensibles y de una manera adaptada a cada caso, la
santificación del hombre.”

Estableciendo una necesidad en la exposición del misterio de la salvífico, la historia


de la salvación, resaltando la clara conexión existente de estas materias con la liturgia.

1. Problemática de la liturgia como lugar teológico.

No hay que ver solamente a la liturgia como la praxis de la actividad eclesiástica,


sino como un “Lugar Teológico”, siendo el su principal expresión el campo de la liturgia
sacramental, analizada desde el punto de vista “histórico-salvífico”.

2. La liturgia como fuente de la tradición.

El adagio “Lex orandi, lex credendi”, en el Catecismo de la Iglesia Católica No.


1124, se expresa una explicación sintética de dicho adagio y su impacto en la tradición:
“Cuando la Iglesia celebra los Sacramentos confiesa la de recibida de los Apóstoles, de ahí
el antiguo adagio: “Lex orandi, lex credendi” “La ley de la oración determine la ley de la
fe”.

De tal manera que la fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, lo cual un sentido


riguroso no es correcto que los ministros modifiquen las celebraciones a disposición
personal, puesto que se cuenta con el respaldo de una tradición heredada por los Apóstoles
y establecida en la vida, muerte y resurrección de Cristo.

El autor propone tres criterios valorativos para evitar simplificar o exagerar las
celebraciones:

a) Antigüedad: Las diversas situaciones, concilios, reformas, cambios rituales,


formas, etc. Por las cuales ha pasado la Iglesia para llegar a custodiar su valor.
b) Dignidad; Como una aparición formal.
c) Universalidad: Como el testimonio unánime de Oriente y Occidente.

Es importante señalar el valor de los símbolos en la liturgia que es donde se


encuentran eminentemente la unión armónica de la teología dogmática con la liturgia,
sirviendo como una forma de enseñanza pedagógica en función de la enseñanza y
participación del pueblo.
Como el autor señala; Es importante señalar los límites y los puntos débiles de la
liturgia como una fuente de tradición:

1. Estancamiento en la Teología de su época:

A una liturgia que no fuera encarnación del dogma sólo se le podrían aplicar las
categorías de la psicología y de estética, de tal mera que la liturgia no tiene ningún sentido
sino va acompañada su carga dogmática, puesto que sin ella las fiestas propia en las
celebraciones serían meramente estéticas.

2. Dependencia de otras fuentes de interpretación.

Es necesario reconocer a la Liturgia como una fuente más entre otras, que, al
servicio de la Tradición, de las cuales depende para que sea más clara y manejable en favor
de la Iglesia que ora y participa. Puesto que el objetivo de la liturgia no se encuentra en las
investigaciones ni en los estudios reflexivos debe de echar mano de otras fuentes y
materias.

3. La Aportación peculiar de la Liturgia

a. Respecto del depósito de la fe.

La liturgia tiene un lugar privilegiado como un testimonio de la tradición, es


también necesario resaltar la existencia de un sujeto correlativo debe ser precisamente la
Iglesia; como sujeto de la fe. Pero no se disocia en ningún sentido con la liturgia “De la
liturgia se destacada la importancia en orden a conservar, madurar y llevar a su plenitud el
sentido de la Fe; una celebración cúltica repetida genera una consonancia cada vez mayor
con el misterio celebrado. En la Iglesia se encuentra el campo de acción de la liturgia.

b. De fe en fe.

Relacionando esta lectura con la nota exegética de la Carta a los Romanos 1, 17;
“La fe es una acto por el cual el hombre se entrega a Dios, verdad y bondad, como a la
única fuente de Salvación. Tiene su fundamento en la veracidad de Dios y en la fidelidad a
sus promesas y en su poder para cumplirlas.

De igual manera el hecho de la Fe que se transmite es una idea oscura la cual San
Pablo resuelve diciendo; “Pero ahora, independientemente de la Ley, se ha manifestado la
justicia de Dios de la que hablaron la Ley y los profetas” (Rm. 3, 21.)

De tal modo que los contenido que se nos fueron entregados (depósito de la fe) no
son “Ideas abstractas” sino que se trata de la Realidad, identificadas como homónimas
(Contenido y Realidad) Por tanto esa realidad antes que otro adjetivo se le pueda agregar es
una realidad Salvífica; la cual se da con o sin la liturgia, esta realidad tiene una dimensión
Sacramental, es decir se expresa por medio de signos de este mundo.

Las palabras en la liturgia y principalmente en el Sacramento Eucarístico, “Aquellas


palabras que son irradiación y eco de esta realización tienen un poder creador en el acto, en
la praxis de la Iglesia, que es loa sagrada liturgia”. La relación entre la palabra y liturgia
tienen una máxima “La palabra actúa sobre la cosa y se hace sacramento”, no por ser
dicha sino porque es creída.

La palabra de la Escritura es tiene una dimensión de unificación entre las


comunidades, y ya congregadas la ayuda a permanecer, de tal manera que se vuelve a
señalar la importancia de la palabra en la litúrgica, el vocabulario mismo de la escritura
muestra su carácter actual, por tal motivo, las palabras dichas en el tiempo de Jesús y en
tiempos pretéritos siguen hablando y manifestado su profunda riqueza en nuestros tiempos.

En los actos de culto, no se puede dar una palabra litúrgica sino está al servicio de la
comunidad, el misterio se comienza a hacer real en la asamblea y que a su vez es
“anamnesis y ésjaton” (recuerdo y esperanza). Cuando la comunidad vela y lee con
experiencia cada vez mayor las parábolas del Reino de Dios, se ilumina más y más la
esperanza de la parusía como en los primeros tiempos.

De manera que en la persona de Cristo mismo se encuentra la total manifestación


del ecumenismo, en los corazones bien dispuestos se abre camino irresistiblemente el sentir
y pensar en la comunión, principalmente el sentido mismo de la Eucaristía como un signo
de unidad en donde se hace patente el Cuerpo de Cristo; en su Cuerpo Místico que es la
Iglesia.

A manera de conclusión el autor nos señala;

 La liturgia no está referida primaria e inmediatamente a la teología y al método


científico que le es propio, sino a los testimonios insustituibles y de gran valor
(Tradición).
 La liturgia se ordena a que el hombre alcance su relación plena con Dios, que es la fe.
En un principio se alude al encuentro personal que tiene lugar en la comunidad reunida.
 Los fieles tienen su dimensión anamnética y escatológica, viven los misterios con la
esperanza entusiasta de la Parusía.
 El crecer autentico en el conocimiento de la Fe es un conocerse cada vez más así
mismo, de aquí que la Iglesia con el gran misterio de la fe se da un conocerse cada vez
más a sí misma.
 Los misterios que se celebran no son cosas pretéritas, sino que los acontecimientos de la
fe para los cristianos son una fiesta de aquí y de ahora.

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