La Liturgia Como Lugar Teológico
La Liturgia Como Lugar Teológico
La Liturgia Como Lugar Teológico
El autor propone tres criterios valorativos para evitar simplificar o exagerar las
celebraciones:
A una liturgia que no fuera encarnación del dogma sólo se le podrían aplicar las
categorías de la psicología y de estética, de tal mera que la liturgia no tiene ningún sentido
sino va acompañada su carga dogmática, puesto que sin ella las fiestas propia en las
celebraciones serían meramente estéticas.
Es necesario reconocer a la Liturgia como una fuente más entre otras, que, al
servicio de la Tradición, de las cuales depende para que sea más clara y manejable en favor
de la Iglesia que ora y participa. Puesto que el objetivo de la liturgia no se encuentra en las
investigaciones ni en los estudios reflexivos debe de echar mano de otras fuentes y
materias.
b. De fe en fe.
Relacionando esta lectura con la nota exegética de la Carta a los Romanos 1, 17;
“La fe es una acto por el cual el hombre se entrega a Dios, verdad y bondad, como a la
única fuente de Salvación. Tiene su fundamento en la veracidad de Dios y en la fidelidad a
sus promesas y en su poder para cumplirlas.
De igual manera el hecho de la Fe que se transmite es una idea oscura la cual San
Pablo resuelve diciendo; “Pero ahora, independientemente de la Ley, se ha manifestado la
justicia de Dios de la que hablaron la Ley y los profetas” (Rm. 3, 21.)
De tal modo que los contenido que se nos fueron entregados (depósito de la fe) no
son “Ideas abstractas” sino que se trata de la Realidad, identificadas como homónimas
(Contenido y Realidad) Por tanto esa realidad antes que otro adjetivo se le pueda agregar es
una realidad Salvífica; la cual se da con o sin la liturgia, esta realidad tiene una dimensión
Sacramental, es decir se expresa por medio de signos de este mundo.
En los actos de culto, no se puede dar una palabra litúrgica sino está al servicio de la
comunidad, el misterio se comienza a hacer real en la asamblea y que a su vez es
“anamnesis y ésjaton” (recuerdo y esperanza). Cuando la comunidad vela y lee con
experiencia cada vez mayor las parábolas del Reino de Dios, se ilumina más y más la
esperanza de la parusía como en los primeros tiempos.