Uno Nunca Sabe

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UNO NUNCA SABE – Roberto Fontanarrosa

Beto: Jorge / Mario: Juanma / la Rubia: Ivy.


Todos hinchas de All Boys, con camiseta, gorros, bandera, etc. Son fanáticos
pero no de los más bestias. La rubia con ropa provocativa.
La escena transcurre en un bar de barrio, cerca de la cancha de All Boys. Hay
una mesa en el centro y otra hacia un costado.
Se escucha en off el relato de una radio comentando la derrota de All Boys.
Entran Beto y Mario puteando y comentando entre ellos la derrota; se sientan
en la mesa del centro. Beto queda mirando al lado de donde se entra y Beto de
espaldas a ese lado (los dos de perfil al público). Se acomodan, cada uno en lo
suyo. Entra la rubia (Beto la ve entrar sin mayor interés) y antes de ir a
sentarse a la otra mesa pasa cerca de Beto y le hace un gesto de saludo (se ve
que se conocen pero ninguno le llama la atención al otro). La Rubia se sienta,
se pone auriculares y se pone a hacer cosas en el celular.

Mario: ¿La conoces a esa mina?


Beto: ¿Cuál?
Mario: La que saludastes recién
Beto: (gira apenas la cabeza hacia atrás) ¿La rubia?
Mario: Sí.
Beto: Sí, la conozco. Es amiga de mi jermu.
Mario: Me emputece esa mina
Beto: ¿Mi jermu?
Mario: No, boludo. La Rubia, la que saludastes.
Beto: Ah... ¡Mirá qué boludo que sos vos! A todo el mundo lo enloquece la rubia
¡Qué te parece!
Mario: ¿Qué? ¿Vos también estás jugado en ese palo? ¿Te anotás ahí
también?
Beto: No. Yo no. ¿No te digo que es amiga de mi jermu? Estudiaban juntas en
la Cultural. Tendría que ser muy loco para tirarme en esa. Pero... te
digo...
Mario: Que ganas no te faltan.
Beto: Ganas no me faltan....
(se quedan en silencio)
Mario: Me tiene loco esa mina
Beto: Está buena la rubia; y es una mina piola te cuento... Piola, inteligente.
Anda suelta, además...
Mario: Medio histérica debe ser...
Beto: Sí. Eso sí... Lógico... ¡Bah!, como todas.
Mario: Esa jeta que tiene... Los ojos...
Beto: Y encarala, boludo... ¿qué esperas? Está sola, boludo, andá... Si te
quedas esperando, por ahí aparece algun vago, o alguna amiga, y se
sienta con ella y cagaste. Oíme, andá y sentate con ella, no seas
tarado... No te va a patear...
Mario: No la conozco
Beto: ¿Y eso qué tiene que ver? ¿Cómo que no la conocés? Te conoce de la
cancha, de acá, pelotudo. Si en el Allbo nos junamos todos. No le sabrás
el nombre pero la...
Mario: ¿Cómo se llama?
Beto: Ehhh... Marina, Marta, María... No sé, no sé... Siempre la conocí por la
Rubia.
Mario: Marta, Marta se llama
Beto: Escuchame Mario... Te la presento... Voy, me siento en la mesa de ella y
te la presento...
Mario: ¡No! No, dejá. Ya está. Ya pasó. Ya fué.
Beto: No me cuesta nada, boludo.
Mario: Dejá, Beto, dejá. Está bien.
Beto: Jodete (buscó al mozo hacia afuera con la vista). ¡Negro! ¿Estás vos
acá?
Mario: Además... No da bola, Beto, no da bola.
Beto: ¿Y cómo sabes que no da bola si nunca la encaraste?
Mario: Porque uno se da cuenta, Beto. ¿Sabés cuanto hace que la vengo
mirando a esa mina? ¿Sabés cuanto hace? Dos años. Debe hacer como
dos años...
Beto: ¿Y?
Mario: ¡Nada! Nada de nada. Una mina si te quiere dar bola se manda alguna
señal, eso es sabido. Te mira una vez, aunque sea. Te mantiene un
poco la mirada. O te sonríe. Te tira un cable.
Beto: No te engañes, no te engañes... Mirá que...
Mario: Sí... "La vida te da sorpresas".
Beto: La vida te da sorpresas...
Mario: Sí, pero acá es muy claro ¿Viste que hay... cómo decirte... hay un lapso
de duración en una mirada, en un cruce de miradas? Y después hay un
plus, un milésimo... un milésimo de segundo... un cachito de milésimo...
un infinitésimo de cachito de milésimo de segundo en que se prolonga
esa mirada más de lo normal... Es cuando una mina te mira y vos tenes
un sensómetro, un sismógrafo, que registra que esa mirada ha durado
esa milésima de segundo mas allá de lo necesario, y es lo que te está
diciendo claramente que esa no es una mirada común, que esa mirada
está pidiendo otro cruce de comprobación, que te está diciendo algo...
Bueno... Ese tiempito extra de mirada debería tener un nombre. Porque
es… una medida patron... Es un exceso de intensidad... Debería haber
algo como el "miradómetro"... Una unidad de vision, de calentura...
Beto: Bueno, bueno... Cortala... Dejá de hablar pelotudeces ¿qué pasa? ¿Con
esta mina no se dió nunca?
Mario: En la puta vida de Dios.
Beto: Ni te miró...
Mario: Ni me miró... o me mira y no me ve. Esa es la cosa. Por ahí me mira,
pero lo que hace es solamente dirigir su vista hacia mí. Pero la
sensación que yo tengo es como que yo fuera transparente. Que mira a
traves mío. Que mira lo que está detrás mío. Digamos, que la cámara de
ella está enfocada seis metros detrás mío... Esa es la sensación que
tengo...
Beto: ¡Mirá que sos antiguo!
Mario: ¿Por qué?
Beto: Andar fijándote en eso de las miradas y esas cosas... Eso es del tiempo
en que los pedos se tiraban con gomera.
Mario: ¿Y qué querés que haga? ¿Que vaya y le toque el culo?
Beto: No, boludo. No te digo eso...
Mario: ¿Cómo carajo hacés vos?
Beto: ¿Cómo hago? ¿Cómo hago yo? ¡Voy y me siento con ella! Eso hago.
Mirá que difícil. Y le empiezo a hablar de cualquier cosa... No podés
entrar en la histeria de las minas, querido... Que te miró, que no te miró,
que el foco de la cámara y todas esas pelotudeces...
Mario: Es que... ¿Sabes qué pasa?... ¿Vos conocés "El Eternauta"?
Beto: Sí, la conozco... pero todavía no la dieron a esa...
Mario: ¿Cómo?
Beto: ¿No decís la de Netflix, con Darín?
Mario: No, boludo. No te digo la serie. La posta, la historieta.
Beto: Ah, sí... "El Eternauta". Algo me acuerdo...
Mario: Esa que caía una nevada en Buenos Aires, una nevada radioactiva y
morían todos...
Beto: Algo. Algo me acuerdo
Mario: Bueno, en "El Eternauta", aparecían unos tipos de otro planeta, que se
llamaban los "Manos", que tenían...
Beto: Mejicanos. "Manito", se decían...
Mario: No, gil. No seas hijo de puta.
Beto: Ah, no. Esa era "Cisco Kid".
Mario: No te acordás de un sorete. Los Manos, que tenían una mano derecha
llena de dedos...
Beto: Como cualquiera
Mario: No, muchos mas. Como hasta acá (Mario tiró una línea imaginaria
desde la punta de sus propios dedos hasta el codo). Bueno, esos tipos
dirigián a varias especies de bichos extraterrestres que invadían la
Tierra. Pero ellos, a su vez, estaban controlados por otra especie
superior. Entonces estos Manos, que eran igual que nosotros salvo por
esos dedos, tenían insertada en el cuerpo una glándula, una glándula
que le llamaban "Glándula del Terror" y que les habían insertado esos
cosos que los dirigían a ellos. Y... ¿para qué les habían insertado esa
glándula? Porque los Manos, igual que los humanos, al sentir miedo
largaban una especie de adrenalina y ésta, a su vez, activaba la
glándula. Y entonces la glándula dejaba escapar un veneno y el veneno
los mataba en minutos, nomás. ¿Me entendés? Si ellos se intentaban
rebelar contra la especie superior, sentían miedo y, ahí nomás, cagaban
la fruta. Linda idea, ¿no? Porque, además, había otra cosa, fijate.
Algunos de ellos habían intentado operarse para esa glándula pero,
cuando iban a operarse, sentían miedo, y de nuevo la misma cosa,
activaban la glándula, ésta largaba el veneno, etc., etc., etc... Era
ingenioso, ¿no? Piola como idea. De... ¿cómo se llamaba?... Oesterheld.
Beto: Y.... ¿Qué queres decir con todo esto? ¿Ahora me vas a salir con que
vos tenés una de esas glándulas? ¿Me vas a pedir guita para operarte?
Mario: No. No. No. Yo tengo una glándula pero de la pelotudez. Ese es el
asunto. Una glándula de la pelotudez. Cuando a mí una mina me gusta
mucho, como ésta, Marta... me pongo pelotudo. El mismo hecho de que
la mina me guste mucho, me paraliza. Me pone tan nervioso que me
pongo hecho un pelotudo, no sé lo que digo, hago boludeces... La
glándula larga algo que me idiotiza. Después pienso en las cosas que he
dicho, o en las que debería haberle dicho y me quiero morir. Las minas
deben pensar que soy un retardado total. Y es precisamente porque me
gustan demasiado. Es increíble. Con las minas que no me gustan no me
pasa nada. Ahí soy un duque, soy Bratt Pitt. Jodo, soy ocurrente, hasta
puedo ser brillante. Al pedo. Porque a quien yo quiero gustar no es a los
escrachos.
Beto: Mario... Mario... --Mochila trató de ser comprensivo--. Yo sé que esto
pasa... Pero te puede pasar al principio, la primera hora, la primera...
Mario: Década.
Beto: No seas pelotudo. Si vos...
Mario: Si yo me quedo solo con esta mina te juro que no me sale una palabra.
La glándula me...
Beto: Anda a la concha de tu madre vos y la glándula... (se quedan en
silencio). Beto: ¿Sabes qué le dijo Menotti al Diego cuando lo hizo debutar en
el mundial
del 82?
(Mario niega con la cabeza)
Beto: Vaya al medio campo y tóquela corta. Eso le dijo. O sea. Hasta que se te
pasen los nervios, no tratés de deslumbrar, no tratés de ser brillante, no
tratés de meter el pase de gol...
Mario: ¡Es que ni siquiera pretendo ser brillante! Me bastaría con no ser tan
imbécil...
Beto: Tocá corto.
Mario: Una teta le voy a tocar... Además... además, Beto, entendeme… Yo creo
que las cosas se tienen que dar naturalmente. Vos viste por ejemplo
cómo es este boliche. Vos, por ejemplo, no conocés a alguien. Pero, de
pronto, por ahí, mañana, estás sentado en la misma mesa con él. ¿Por
qué? Porque te llama un amigo común. Porque viene a tu mesa a charlar
con un amigo tuyo. Porque está en un grupo donde vos te acercás a
preguntar algo. Es así... Entonces eso es más natural, menos forzado.
Yo me sentiría mucho más cómodo si se diera algo así con esta mina...
Beto: Oíme Mario... Oíme… Cuanto... ¿Cuanto hace que decís que la venís
marcando a esta mina?
Mario: ¿A la Rubia? Y... desde que la descubrí... Cuando era novia del barba...
No sé. Un año... Un año y medio...
Beto: Cuando era novia del barba... Vos te referís al Tito, al Tito Aramayo...
Bueno, te cuento, eso fue hace más de tres años, porque hace más de
tres años que el Tito está en Porto Alegre. Casi cuatro años hace, por lo
menos.
Mario: Y... sí...
Beto: Y en esos cuatro años… Escuchame bien, en esos cuatro años, esa
situación que vos decís, que vos estás esperando, no se ha dado nunca.
Nunca hubo un amigo sentado en la mesa con ella, ni ningún amigo te la
trajo a la mesa con vos, ni se dió vuelta para pedirte fuego, ni estaba en
un grupo donde vos podías haberte integrado... Nada...
Mario: Nada... es verdad... Nada.
Beto: ¿Y hasta cuando vas a esperar, Marito? Vas a ser un viejo choto y vas a
venir acá con un bastón, con boina, con una cánula de suero puesta,
para ver si alguna vez se da la puta casualidad de que te podés sentar
con esa mina...
Mario: Y...
Beto: Oíme. Mirá, está sola. Al pedo. Voy, me siento con ella, hablo con ella y
después te llamo...
Mario: No, Beto... No...
Beto: Yo puedo hacerlo, pelotudo. Te digo que soy amigo de ella. Lo he hecho
un montón de veces. No va a quedar como algo forzado o...
Mario: No, Beto... Está llena de machos esa mina...
Beto: ¿Cuando? ¡Ahora está sola, pelotudo!
Mario: Ahora no. Pero... ¿Vos te creés que no la veo? La miro constantemente,
te digo. Todos los días con un macho nuevo. Pendejos...
Beto: Mejor para vos, mejor para vos. Si anda todos los días con un macho
nuevo es que no anda con ninguno. Aparte, no te engañés, Mario. No te
engañés. Yo conocía una mina que estaba buenísima. No podía ni
caminar de buena que estaba. Lindísima, además. Y esta mina, me
decía, hará un par de meses nomás, está casada ahora, tiene como
cuatro hijos, me decía que cuando ella era joven, había fines de semana
que se quedaba en casa como una boluda porque nadie la llamaba para
salir. Los tipos la veían tan fuerte, tan rebuena estaba esa hija de puta,
que todos pensaban lo mismo, eso que vos pensás también, que estaba
llena de machos. Que la llamaban de todas partes del país para invitarla
a salir, que el príncipe de Mónaco le mandaba un avión privado para
salir de joda. Entonces, no la llamaban. Y la pobre santa se quedaba
como una boluda los sábados a la noche viendo televisión con una tía
rechota que tenía...
Mario: Este no es el caso... Este no es el caso...
Beto: Está sola, boludo. Está haciendo tiempo. Aprovechá ahora. Decí que yo
no puedo...Pero...
Mario: Además... Además... No se puede. Yo no puedo ir y encararla así a
esta mina, en frío... Hay convenciones. Hay convenciones que se juegan
entre un hombre y una mujer y que hay que respetar. Claro: vos sabés, y
ella sabe, y vos sabés que ella sabe que vos sabés, que si vas y la
invitás a una mina a tomar un café, en realidad lo que le estás
proponiendo es ir a cojer.
Beto: No es tan así.
Mario: Esa es la verdad. Esa es la realidad de las cosas. La verdad de la
milanesa. Pero vos no podés ir, acercarte a la mesa y decirle "¿Vamos a
cojer?". Porque aunque encierre el mismo significado, no es lo mismo.
Para una mina no es lo mismo y tiene todo el derecho del mundo de
mandarte a la reputísima madre que te parió, Beto, es la verdad. Puede
decirte "¿Usted por quién me ha tomado?" y hacerse la ofendida y tiene
toda la razón. Hay que guardar ciertas normas de urbanidad. Vos dirás
que es un hipocresía y todo eso, pero...
Beto: Yo no digo que sea una hipocresía
Mario: Vos tenés que dejarle una puerta abierta a la mina. No podes
encerrarla, no podes dejarla sin opciones. Fijate vos, cuando yo anduve
con la Zulema... Hay minas con las que vos tenés ya todo conversado,
todo claro, y no hay más que hablar. Cuando le decís de salir, te tomás
un tacho y te vas al mueble derecho viejo, porque sabés que la mina no
se va a descolgar con "¿Pero... adonde vamos? ¿Adonde me llevas?".
Beto: ¿Qué son esas luces rojas?"
Mario: "¿Qué son esas luces rojas?" ¡Nada de eso! Pero, por ejemplo, con
Zulema, yo me las rebusqué para que me prestaran un departamento.
Entonces fuimos a cenar, hablamos un rato y despues yo le pude decir
"¿Querés venir a mi departamento a tomar algo?", con lo que le estás
dando a la mina la opción de ir al departamento y después, si no le gusta
la mano, negarse. No sé... decir... "Se me hizo tarde" o... "Vos me
interpretastes mal"...
Beto: Oíme... Vos sos un anticuado... Si la mina acepta ir a tu departamento es
porque le gusta la mano y ya sabe como viene la cosa... No son tan
boludas,
Mario: ¿O te crees que somos nosotros los que atracamos?
Mario: De acuerdo, de acuerdo. Pero vos le estás dando la opción con el
departamento. Si vos le tenés que decir "¿Vamos a un mueble?" ¿Qué
opción tiene la mina? Vos le estás diciendo "vamos a cojer", lisa y
llanamente. No le das salida.
Beto: Si vos le decís "Vamos al departamento" también le estás diciendo
“vamos a cojer", querido. ¿O con quién estás saliendo? ¿Con Heidi?
Mario: Ya sé... Ya sé... Pero no es lo mismo. Es una cuestión de elegancia. Si
vos invitás a una mina a un hotel, estás dando por sentado que vos no
tenías ninguna duda de que a esa mina te la ibas a garchar, que era
fácil, que era una fija. Es una cuestión de... dignidad, digamos...
Beto: Sos un anticuado; un relicario... Oíme, Mario... Yo me levanto y voy
a la mesa de la mina y le hablo.
Mario: No, Beto, no jodas
Beto: Voy, boludo. ¿No puedo ir, acaso? Todos los días hablo con ella...
Mario: No, dejá. Dejá de hacer boludeces, Beto... Dejame de joder... No me
gusta tanto despues de todo...
(Beto se pone de pie)
Mario: Dejáme de joder Beto. Sentate; Yo no voy. Si vos me llamas yo no voy.
Me voy a la mierda. Me voy al baño. Te juro que no voy...
Beto: Oíme, boludo. Hoy puede ser un dia histórico para vos. A veces las minas
que menos bola parece que te dan son las que más te vienen marcando,
al final de cuentas. No seas ingenuo. Las minas son muy histéricas, y
ésta es de las más histéricas que conozco...
Mario: Te juro que no voy, Beto... Sentate, no seas boludo... No me hagas
pasar un mal rato...
Beto: Por lo menos te sacas la duda de encima, pelotudo. Si te da pelota,
perfecto. Si no te da pelota, bueno, al menos te sacastes ese quilombo
de la cabeza y ya no te andas preocupando si anda con un macho, o con
cuatro, o con cinco mil...
Mario: Dejáme vivir con la ilusión, Mochila... De veras... Sentate...
(Beto enfila hacia la mesa de la Rubia y se sienta despreocupado sobre la silla
vacía enfrente de ella. La Rubia deja el celular y lo mira sin preocupación).
Beto: Che, Rubia; no mires ahora... ¿Vos lo conocés al muchacho
que está sentado conmigo?
Rubia: Sí, lo ubico
Beto: Bueno. Está muerto por vos.
Rubia: ¿Ese pajero? Beto: ¿Por qué, "pajero"?
Rubia: Hace como mil años que se la pasa mirándome y jamás se ha atrevido a
decirme nada.
Beto: Lo que pasa es que... ehh... Es muy tímido...
Rubia: ¡Por favor! ¡Es un pajero!
Beto: No, Rubia, es muy tímido... Te digo que es muy buen tipo... es un tipo
interesante...
Rubia: Mirá, Beto, te agradezco. Pero estoy cansada de la histeria de los tipos.
Ya somos grandecitos. Ya no soy una pendeja...
Beto: Pero lo parecés...
Rubia: Te agradezco
(Beto se queda mirando un rato hacia cualquier lado y como no encuentra
nuevos argumentos para su propuesta, se levanta y vuelve a su silla)
Beto: Ehhhh...
Mario: ¿Qué...? ¿Qué pasó?
Beto: Dice que está esperando al novio...
Mario: Te dije...
Beto: Qué cagada
Mario: ¿Viste?
Beto: Pero, al menos, lo intentamos...

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