Obras Cortas Teatrales
Obras Cortas Teatrales
Obras Cortas Teatrales
Hombre
Mateo: Creo que no es necesario darle más vueltas: Tengo un agarrotamiento aquí en la
espalda, en la zona del cuello, y me vienen mareos, y sudores fríos, y me atacan una especie
de espasmos y pierdo la conciencia por momentos. Y creo que es más que suficiente para
que me firme esa baja médica, doctor. Tenga en cuenta que hago visitas a clientes en el
vehículo de la empresa. Y podría tener una de esas pérdidas de conciencia mientras voy
conduciendo. Y usted sería responsable de lo que me pudiera pasar, doctor. Porque yo estoy
aquí, hoy, y usted me está diciendo que no tengo nada… cuando sí tengo algo. Algo que me
provoca mareos, que me hace perder el conocimiento y que además… duele mucho. Tengo
un dolor continuo, doctor. Es como si recibiera una descarga eléctrica, pero permanente,
zas, zas, zas, todo el rato… Yo no soy médico pero creo que necesitaré unos diez días de
reposo, de “desconexión”, no menos de diez, lo suyo serían doce para curarme bien, a
contar a partir del siete de abril y hasta el veintisiete. (El doctor muestra extrañeza por la
precisión de las fechas). Sí: del lunes próximo al viernes de la semana siguiente, ambos
inclusive. Es que además de doler, de dar mareos y provocar pérdidas de conciencia, esto
que tengo yo: es contagioso. Podría contagiar al resto de compañeros de trabajo. Sería un
drama. Y el primer expuesto, por el rato que llevamos aquí dándole vueltas, es usted,
doctor. ¿Es que le apetece tener un dolor agudo en la espalda, un dolor horrible de descarga
eléctrica que le dejará dormir ni le dejará hacer nada? ¿Le apetece…?
Indicaciones:
Mateo, sin duda, se está comportando como un caradura. Pero como un caradura
simpático. Quiere unas vacaciones a costa de la empresa y no va a salir de la consulta del
médico sin una baja firmada. Ojo: Mateo no es el típico matón de barrio. No está
acostumbrado a hacer este tipo de cosas. Lo hace porque se ha dado cuenta de que, en el
trabajo, sus compañeros sí hacen este tipo de cosas. Y ahora Mateo tiene la presión de su
mujer que le ha preguntado si él va a ser el único tonto que no se aprovechará nunca de la
empresa. Anoche, su mujer llegó a casa con un viaje pagado, sin posibilidad de
cancelación (con los de billetes de avión, hotel, excursiones, etc.). Esto es mucha presión
para Mateo, que se muestra bastante torpe en la consulta del médico.
Por todo lo dicho, el monólogo tiene un aire cómico. Por supuesto, el actor, si lo
necesitara, puede darle otra orientación. El texto la admite. En tal caso, basta pensar que
Mateo no es el último en robar a la empresa sino el primero. Lo que parece torpeza
(señalar exactamente las fechas de la baja) se convierte maestría: es tan dominante la
posición de Mateo que quiere dejársela clara al doctor. Mafia pura, en ese caso.
Quiero unos peces como estos - Hombre
Juan: Quiero unos peces como estos. Exactamente. Uno verde, uno amarillo, uno
naranja, dos azules, y uno marrón. Los quiero de la misma raza -¿se dice raza?- y
de tamaños igual, o al menos muy parecidos. No crea que soy un fanático del
mundo animal submarino, no, soy precisamente lo contrario: detesto los animales,
y en particular los peces. Me parecen tontos. Y sólo a un tonto como mi jefe se le
puede ocurrir tener peces en su despacho. La culpa es de mi jefe, por tener peces
en el despacho. Yo sólo entré con unos colegas a bromear un poco y, jugando
jugando, se rompió el termómetro de la pecera y se esparció el mercurio por el
agua y… Fulminante. Todos muertos en cuestión de segundos. Mire: he
conseguido hacer lo más difícil. He podido vaciar la pecera, la he limpiado y la he
vuelto a llenar. Y todo eso sin que se entere la secretaria de mi jefe, cosa que
tiene mucho mérito. Ahora sólo me queda echar dentro unos peces para que todo
quede como estaba. Y quiero exactamente unos peces iguales a estos: uno verde,
uno amarillo, uno naranja, dos azules y uno marrón. ¿Entiende lo que le digo?
Dígame que sí los tiene, por favor, dígame que los tiene. No me diga que a mi jefe
se le ocurrió comprar especies raras porque me da algo.
Indicaciones:
Hay un gran contraste entre la primera frase y la última. Cuando pronuncia la primera
frase, el tipo tiene que parecer un entendido en peces, un quisquilloso con aires de
superioridad. Nada más lejos de la realidad. El discurso avanza y, al final, cuando
llegamos a la última parte ya sabemos que el tipo es un hombre acobardado, hundido. El
monólogo es de tono ligero, cómico. El tipo no es demasiado inteligente. Es un hombre de
acción. Es un tipo primario, directo. No excluir la posibilidad de que se cabree.
Sólo se me ocurren dos cosas - Hombre
Pedro: He escuchado tu mensaje. (Pensativo) ¿Sabes? Sólo se me ocurren dos
cosas: O te has convertido en la mejor violinista de todos los tiempos o has
abandonado. (Suspira) Llevo rato pensando, Elena, pensando bien lo que voy a
decirte, no quiero equivocarme. Vamos a ver: La última vez que me llamaste fue
hace tres años, un catorce de febrero exactamente -no es que me apunte las
fechas, es que era… un catorce de febrero-. Quedamos y me dijiste aquello. Lo
que más recuerdo es el tono con que me lo dijiste. Un tono, no sabría decir, un
tono… neutro. Dijiste: “Tengo que decirte algo”. Y pam. Me lo soltaste: Querías
llegar a ser la mejor violinista de todos los tiempos y resulta que yo era un
problema porque no te dejaba tiempo. Así de crudo. Pero sin ningún dramatismo,
como si tal cosa. ¡Sí! ¡Ése es el tono! El tono “como si tal cosa”. “Sin más”. Como
quien dice: “Se me ha roto el paraguas, no me sirve, lo tiro” Sin más. Tardé unos
segundos en darme cuenta de que el paraguas era yo. (Recuerda) Pensé que me
llamarías esa misma noche, arrepentida: “¡Pedro, qué tontería te he dicho,
perdona!” (Recuerda con tristeza) Pero, no. No llamaste aquella noche. Ni al día
siguiente. Ni a la semana siguiente. Por qué ibas a llamarme. Te habías librado de
la molestia que te quitaba tiempo para el violín, que es lo único que te llenaba en
la vida. Y hoy vas y me llamas para quedar. (Suspira) Solo se me ocurren dos
cosas: o eres la mejor violinista de la historia o has abandonado. Después de tres
años sin ninguna noticia de ti, la verdad…
Indicaciones:
Pedro esperó durante semanas la llamada de Elena. En las primeras semanas después de
la ruptura, sintió enfado, decepción. Ahora ha pasado mucho tiempo. Esos sentimientos
desaparecieron y no fueron sustituidas por nada porque Pedro fue olvidándola y
rehaciendo su vida. Hoy, la llamada de ella le ha removido. Lo que siente ahora,
principalmente, es tristeza: tristeza porque inevitablemente ha imaginado lo maravillosa
que podría haber sido la relación si hubiera continuado, y tristeza porque ahora ve -o
intuye- que la ruptura, además, no sirvió para nada, puesto que ella tampoco ha triunfado
con el violín. Este ejercicio de pensamiento, puede que resucite en Pedro, poco a poco: el
enfado y decepción que sintió los primeros días, convertidos ahora en una especie de
rencor mezclado con nostalgia.
El actor tendrá que expresar este rencor sin que el discurso parezca simplemente un
reproche. Conviene que se note también la tristeza que lo embarga.
Indicaciones:
Sergio es músico y toca en una orquesta, y ya empieza a estar cansado de que todo el
mundo le pregunte por qué eligió un instrumento tan raro como el oboe. En esta
ocasión, ha optado por emplear la ironía. ¿Verdad que nadie pregunta a un chico por qué
eligió el fútbol y no otro deporte? Pues, eso. Para Sergio, el oboe no tiene nada de raro (si
el oboe fuera tan popular como el fútbol nadie le haría la pregunta), lo que pasa es que es
infrecuente.
Sergio no pretende ser borde ni tajante. De hecho, trata de ser simpático, incluso
pedagógico. De ahí que monólogo tenga un tono simpático, gracioso. No obstante, el actor
puede optar, si lo desea, por utilizar este mismo texto con un enfoque más amargo. De
hecho, puede ser un experimento interesante, si se lo permiten, recitar el monólogo dos
veces de las dos maneras.
(Mira el reloj) Son las doce y aún no hemos hecho los pedidos de extranjero, ni las
entradas de almacén, y falta pasar los albaranes… No, no, no, no tranquilo, ya me ocupo
yo, no se levante. Nadie se va a ir de la empresa. Verá como los
convenzo. Parece que soy el único que sabe que no están bebiendo champán. Y supongo
que tendré que ser yo quien les diga que… no les ha tocado la lotería. Qué despiste,
verdad. ¿No lo sabía? No le miento, soy el encargado de la lotería este mes. Y… se me
olvidó ir a comprarla. En fin… que nada cambia. Siempre he pensado que usted eran un
buen jefe, el mejor jefe posible. ¿Quiere un poco de sidra, señor?
Indicaciones:
La maniobra de Juan Carlos es realmente ruin: Ha cometido un error grave y, en lugar de
subsanarlo, aprovecha para sacar ventaja de él. Lo más honrado en este caso habría sido contar a
sus compañeros que olvidó comprar los boletos de lotería para que detengan rápidamente
esa injustificada celebración. Pero, en lugar de eso, deja a sus compañeros que celebren y va al
despacho del jefe para mostrarle a éste cómo se están burlando de él. La consecuencia lógica es
que el jefe, cuando todo se aclare, penalice a los trabajadores y premie de algún modo a Juan
Carlos.
Se trata de que Juan Carlos no parezca todo lo cínico que es. Pero sí un poco. Juan Carlos se
muestra triste y decepcionado por las sucias burlas de sus compañeros hacia el jefe (sentimientos
que debe de estar experimentando el jefe justo en ese momento) pero un poco alegre porque,
gracias al error, el jefe va a poder tomar las medidas correctoras y justas que debía haber tomado
hace tiempo (sentimiento que experimentará el jefe a partir de ese momento). Juan Carlos trabaja
la empatía. Actúa como consuelo, como apoyo y, en última instancia, como guía emocional del jefe.
Así que se muestra cercano y comprensivo con el jefe; y distanciado de los otros empleados.
Indicaciones:
Dani ha conocido a una chica en internet, en un foro de temática geek. Los dos han
confraternizado y, por fin, tras unos cuantos meses de chat, han decidido quedar en
persona. Nunca se han visto antes, ni saben que aspecto tiene el otro, ya que ambos usan
avatares de fantasía en el foro (el de la chica es Galadriel3540).
Estamos en el momento de la cita. Dani ha entrado en el bar donde han quedado y ha visto
una chica que coincide con la descripción que le dio Galadriel3540 de sí misma. Se acerca
a ella y le suelta este discurso. Es un discurso en son de paz. Dani no quiere mentiras. Está
escarmentado por una experiencia que tuvo él mismo.
Con este discurso, Dani también quiere resultar simpático y contar un poco de sí mismo y
mostrarse tal como es: natural, cercano, algo tímido, divertido.
Siempre que le llamo me dice que no puede porque… No te lo tomes mal pero…
no puede por ti. Se pasaría las veinticuatro horas del día mirándote. Y se gastaría,
¡se gasta!, todo el dinero en ti: “Necesita una cuna”, la mejor cuna; “Necesita un
humidificador para la habitación”, humidificador; “y luz natural”; Toma luz natural.
Ahí no había ventana, ¿lo sabías? Era todo pared y la hizo agujerear. Por ti.
“Necesita ropita”, y joder qué armario. “Y zapatitos”, ¿de verdad necesitas
zapatitos, criatura? Si casi no sales de la cuna, que sólo gateas. Y un walkie talkie,
¡un walkie talkie!, ¡pero si no hablas! ¡Para qué coño quieres un walkie talkie!
¿Qué has dicho? (Mira a la niña con aterradora sorpresa. La niña no contesta.
Parece que el sonido viene de la cuna) Carmen… ¿Carmen?… ¿Jose?…
Había mucho riesgo, sí. Así que lo hablamos. Lo discutimos los seis. Somos un
equipo, éramos un equipo. Hasta ese momento, habíamos estado de acuerdo en
todo, nunca había estado en una expedición tan cohesionda como ésta pero… en
aquel momento crucial tuvimos opiniones diferentes. No criticaré la capacidad de
nadie. Todos éramos grandes alpinistas, con mucha experiencia a nuestras
espaldas, pero en aquellas circunstancias quedó claro que teníamos maneras
diferentes de entender la aventura. Cinco contra uno. Me quedé solo. Lo lógico
habría sido acatar la decisión del grupo y mantener el bloque pero… pero… los
que conozcan la alta montaña sabrán que, a siete mil metros de altura te estás
jugando la vida y lo justo es que cada uno pueda decidir por sí mismo sobre sí
mismo, así que… optamos por separarnos.
(Triste, nostálgico).
Aún recuerdo sus caras cuando nos separamos. Si estuvieran aquí, podríamos
escuchar su relato pero… no están.
(Nota: Arranca como una narración trágica pero, en realidad, se trata de una
infantil cuestión de envidia. La gracia está en que, por unos momentos, parezca
que los compañeros murieron al intentar alcanzar la cumbre)
No soy mago, cariño. Tampoco es suerte. Mi trabajo es sencillo pero laborioso -ha
sido el mismo durante treinta años-: ver tocar muchos grupos en directo, escuchar
muchas maquetas, tener mucha paciencia y, en cuanto detecto un diamante en
bruto, poner dinero sobre la mesa y lanzar la apuesta. La mayoría de las veces he
ganado. Y cuando no he ganado sólo he perdido el dinero de la apuesta. No más.
Porque siempre he mantenido mi dinero al margen. Hasta Jimmie Max. No sé qué
talento artístico le has visto a este chico, cariño, ni en qué estaba pensando yo
para romper la regla y apostarlo todo. Quizá fue tu amenaza –hoy lo siento como
una amenaza, sí-: “O lanzas a este chico al estrellato o me entristeceré mucho”. Y
para lanzarlo al estrellato hacía falta dinero, mucho dinero. Más del que he
gastado jamás. Y ni con esas. Ahora ya tenemos las cifras. Ha sido un desastre.
Hemos cancelado las giras, lo hemos cancelado todo. He dilapidado el dinero de
la compañía… y el mío, el nuestro. Espero que, al menos, no estés triste: Lo he
intentado, cariño. Disfruta ese gintonic, es tuyo; el siguiente… no. No es una
amenaza. Es la realidad.
La pastilla - Hombre
Hay que acabar con este engaño. Mañana iré a la ceremonia del Quinto
Aniversario. Sí, sé cómo entrar, lo tengo todo calculado. Iré hasta la escalinata y,
en el momento de la ofrenda, con todas las televisiones allí, lo proclamaré, haré
que todo el mundo lo sepa. Y pondré fin a esta mentira.
¿Sabes? Me gusta tener esos ojos cerca, son los ojos más bonitos del mundo, pero no
porque sean bonitos sino porque son los tuyos. Me gusta tenerte cerca. Recuerdo cuando
me hablaste por primera vez de tu hermana. Recuerdo el día en que me contaste lo del
accidente. Valoro mucho que lo hicieras porque luego he visto que es algo de lo que te
cuesta hablar. También me contaste en qué cementerio está enterrada. ¿Te acuerdas?
Fue el día que estrenamos esta casa. Estábamos sentados ahí. La echabas de menos y
me lo contaste todo. No has olvidado ese día, y yo tampoco.
Pues, sí. Resulta que sí sé dónde está enterrada tu hermana. Mírame. Mírame, por favor,
no gires la cara. Se empieza haciendo eso y se acaba olvidando el color de los ojos de
quien tienes a tu lado…
LUCAS: Cumpleaños feliz, cumpleaños fe… (La falta de reacción de ella hace
que a Lucas se le muera la canción en los labios) Es… ¿mañana? (No hay
respuesta)Fue… ¿ayer? (No hay respuesta) . Mis padres me enseñaron de
pequeño que si no sabía una cosa, tenía que preguntar, sin avergonzarme.
¿Cuándo ha sido? Llevo días dándole vueltas, como dos semanas, créeme. Si te
lo preguntaba mal. Si no te lo preguntaba… mal, ya ves. No quise llamar a Laura,
ni a Estela, para que no pensaran que… para que no creyeran que había olvi…
¿Sabes qué he llegado a hacer, Delia? Me abrí una cuenta en facebook –sí, en
facebook, yo-… porque sabía que en facebook te avisan de los aniversarios y todo
eso, pero no… no pude entrar en tu cuenta porque para entrar en una cuenta
tienen que… agregarte, ¿se dice ‘agregarte’?, tienen que… aceptarte como amigo,
bueno, tú lo sabrás mejor que yo… Y mi cuenta era anónima… Creo que le di a la
tecla de preguntar si querías ser mi amiga y creo que me ignoraste o me dijiste
que no, yo qué sé -bien hecho-… y yo no insistí, no te dije que era yo porque no
quería que supieras que estaba intentando adivinar, recordar el día de tu cum…
porque me pareció ridículo eso de preguntarte si querías ser mi amiga. Sería como
volver a empezar. Qué tontería, verdad. (No hay respuesta) ¿Verdad…?
ME CASÉ - MUJER
Eva ha vuelto de unas vacaciones con su novio. Han hecho un viaje por Estado
Unidos. Va a ver a su madre, María. María siempre soñó con darle a su hija una
preciosa boda con cientos de invitados. Unos rumores llevan días inquietándola.
EVA: Sí, mami, esos rumores son ciertos: me casé. No te avisé porque ni siquiera
yo sabía que me iba a casar. Ni Pedro tampoco. Simplemente, surgió. Salimos del
casino, fuimos a dar una vuelta en limusina y… sí, mami, en limusina, es que
ganamos en el casino. Gané yo. Pedro jugó a cartas, a dados, a la ruleta, a todo…
como una hora o dos, y al final le dije: “Ey, la última ficha para mí”, la metí en la
máquina tragaperras, le di a la palanca –como en las películas, zas, zas- y, joder,
se encendió una luz roja, sonó una alarma, como si fuera una sirena de la policía y
empezó a caer dinero -no he dicho joder, mami, he dicho jolín…-. “Ostras”. Pensé:
“Ostras, me la he cargado”. Pero no. Era el premio gordo de la noche. No
habíamos recogido todo el dinero que ya teníamos a tres o cuatro tíos
ofreciéndonos toda clase lujos: espectáculos, suites, limusinas, cenas de lujo, de
todo.
Tomamos una limusina y nos fuimos a dar una vuelta. Champán, caviar. Y en
estas que vimos una capilla, en una calle perdida, con luces de neón y eso, y
dijimos “¿…Qué, vamos?” Y fuimos. Entramos. Nos casamos. Y salimos. Nos
casó Elvis Presley, mami. El testigo fue una señora gorda que pasaba por la calle.
La invitamos a caviar. Y luego nos fuimos a dormir. A una suite.
Por la mañana, cuando nos levantamos, los dos pensábamos que lo habíamos
soñado. Pero no, no lo habíamos soñado (muestra el anillo que lleva en el
dedo) Y… ostras, qué feliz me sentí. Te llamé corriendo. Y fue cuando tú me
echaste esa bronca impresionante por “llamarte tan tarde”. Claro, la diferencia
horaria. Ni se me ocurrió pensar en eso. Y, joder, no veas cómo lloré. Siento
haberte despertado. Joder. He dicho joder, sí, creo que he dicho joder, mami.
Mamá. Joder…
Bueno ¿qué? ¿por qué me miras con esa cara? Tarde o temprano tenía que decírtelo
¿no? No me puedo creer que esa cara de sorpresa sea sincera. Además tengo la
sensación de que tarde o temprano tenía que decírtelo ¿no? Y que tu sabes que lo iba a
hacer. Bueno, ya está, ya lo he dicho y no sabes lo a gusto que me he quedado ¡en
serio! A pesar de que me estés mirando con esa cara que tanto me desconcierta y que
me hace sentir como una extraterrestre.
Si sigues moviendo así la cucharita, el café va a tener que tomarse una biodramina...
bueno, como parece que no te has enterado voy a repetirlo ¿vale? Me siento tonta. Voy
¿eh? TE QUIERO. Tu cara de asombro aumenta, ¿estaré a punto de arrancarte una
frase? ¿una palabra? ¿media? ¡que se yo!¡un suspiro...!
Voy de nuevo, ahora con dulzura: Te quiero... empiezas a sonrojarte, estás sudando,
seguramente tus manos tiemblan, tus piernas flaquean ¿me equivoco? Tu corazón está
la tiendo a mil por hora: pum-pum, pum-pum, deja la cucharita de una vez, pum-pum,
pum-pum...
La verdad es que esta es una de las situaciones que me gustaría estar en cualquier otro
sitio menos aquí ¡tierra, tragame! Vamos, que si la tierra tuviera que tragarse a todos
las tontas como yo esto se quedaría más desierto que Avila un lunes por la noche.
¡Vale! Está bien: te quiero, i love you, je´taime, Ti amo... ¿cómo era en alemán? Siempre
se me olvida.... ¡cielos! He metido la pata ¿no? La he metido hasta el fondo... ¡que
tonta!. ¡Dios, Dios, Dios...! lo siento... soy la mezcla perfecta entre nervios y torpeza
Por lo menos te he hecho sonreir, ¿no? Lo siento, lo siento mucho de verdad. Vamonos
de aquí, Vamos al cine, o a dar un paseo o a mirar la vitrina de zara y vamos a darnos
cuenta de que el mundo está hecho para anoréxicos... pero sin prisa.. tomate el café
con calma...
Hace poco ha sido San Valentín. Ah, ¿pero tú no te habías enterado? Sí, hombre,
sí, si a todo el mundo le gusta San Valentín…San Valentín, San Valentín…san
tontín diría yo.
En primer lugar, si no tienes pareja, te recuerda que estás más sola que la una. Si
te apetece ir a comer a un restaurante para quitarte las penas, todo lo tienen para
dos: la “ensalada exótica para enamorados”, la “paella amorosa”, la torta de la
fidelidad”, y cómo no, el “postre especial de San Valentín”, si hasta te hacen
compartir la copa con dos pitillos! Oye, mira, los pitillos lo dejamos para luego…
Pero si no tienes ni un peso para ir a un restaurante, como yo (y seis millones más
de colombianos), pero te apetece comerte una pasta…sólo tienen en forma de
corazoncito!! De verdad quieres que me coma esto?? No tienes mejor una en
forma de …
Pero si tienes pareja todavía es peor!! Quién se acuerda de San Valentín? Corrijo,
qué hombre se acuerda de San Valentín?? Porque nosotras sí que nos
acordamos, si, tenemos una señal universal, lo vamos diciendo con esta señal
oculta “mañana es San Valentín, mañana es San Valentín”. Y hacemos
apuestas… “qué apuestas a que mi marido me lleva a cenar a un restaurante
súper caro”. Y la otra “qué te apuestas a que el mío me trae un ramo de rosas al
trabajo”. Y otra, “qué te apuestas a que el mío me regala una joya”. MENTIRA!!
TODO ES MENTIRA!! La primera le hace la cena a su marido y le pide a la vecina
la factura del restaurante. La segunda se compra las rosas, y se hace tarjetita y
todo, y la tercera se compra la joya, falsa claro, porque hay que ahorrar.
El otro día fui a caminar por la montaña. No, no, me han oído bien. ¡FUI A
CAMINAR POR LA MONTAÑA! Seguramente a ustedes esta información les da
igual, pero los que me conocen habrán tenido tal sorpresa que se habrán caído de
la silla y se habrán roto la cabeza. ¡Lo siento!
Pues sí, ahora me he vuelto deportista. Ando, medito, corro…en fin, hago toda
clase de ejercicio.
Así que me puse mis leggins, mi camiseta y mi gorra y empecé a andar. Las llaves
en una mano, y el celuar en la otra, por si me coge una lipotomia y tengo que
llamar a una ambulancia. ¿Y saben qué descubro? A parte de que se me ha
quedado el agua. Hacer ejercicio vale, pero tengo una imagen que mantener, y ni
muerta me pongo una cangurera, aunque sea para el agua. Antes bebo de los
charcos. ¿Qué pasa? Mi perro lo hace y está bien.
Yo ya estaba muy cansada, tanta subida y bajada. ¿Quién hizo esa montaña?
Pues en esas se pierde mi perro. Y pienso ¡Cielos! La gente verá a mi perro
paseándose solo, y pensarán: ¿quién lo ha dejado escapar? Y cuando llegas tú
hecha polvo, sin aliento, y con cara de preocupada, piensas que te van a ver como
una desgraciada. ¡Pero en la montaña noo! ¡Aquí no pasa nada! Todos dejan de
correr en seco y se ponen a buscar a tu perro. Incluso la chica, que tiene alergia a
los perros. Y si lo encuentran, ¡te lo guardan! ¡tardes lo que tardes! Sí, sí, te lo
juro. Sacan una manta de su cangurera, y se tumban ahí, a esperar que tú llegues.
Y cuando apareces tú, sacando los pulmones por la boca, ¡ni siquiera te miran
mal! ¡incluso te dan palmaditas en la espalda!
En fin, todo muy raro. No sé si será el aire puro de la montaña o que todos llevan
una cangurera…¡tendré que comprarme una!
El idioma Inglés - MUJER
¿Que quieren que les diga?, el inglés podrá ser el idioma internacional y tener
mucho prestigio y todo lo que ustedes quieran…, pero lo confieso, a mi me deja
fría, no lo entiendo. Y no es que no lo haya estudiado, que lo he estudiado, -no sé
si lo que a mi de pequeña me enseñaban era inglés o mandarín, también es
verdad-, pero a clase yo iba y nos lo explicaban. Si yo le sigo poniendo dedicación
y empeño, pero no hay manera… Hablan muy raro, no se les entiende nada. Y
claro si tienes un profesor español no sé que pasa que lo entinedes todo, pero es
salir por ahí al extranjero y como que no.
Yo comprendo que los anglosajones son un pueblo muy belicoso, han conquistado
mucho a punta de fusil, pero vamos, que para dar las gracias tengan que mentar
al ejercito… Si, no me miren así, claro, no les han explicado bien el significado de
las palabras. No pasa nada que para eso ya estoy yo. Los ingleses son muy pillos,
pero a mi no me engañan, aunque haya estudiado en la escuela pública… Vamos
a ver, thank you -como por otra parte cualquier persona avezada sabe- significa…
tanque tú. Sí, esto es así, tan extraño como cierto. Que claro, no es que yo quiera
meterme donde no me llaman, pero un idioma un poco serio no comete estos
deslices belicistas.
¡Uf! Vengo agotada, es que ayer salí de fiesta. Algo que por muy divertido que
parezca se convierte en toda una odisea. Para empezar llegas al lugar de siempre
con tus amigos de siempre para encontrarte; con lo de siempre. Hasta la música,
es la de siempre. Entre la gente que ves hay de todo un poco: Tenemos al típico
que se dedica a buscar las monedas que se te caen por la noche, al que se ha
tragado la última película de Travolta y la de Fama e intenta por todos los medios
imitarla, y peor aun al espécimen que se sienta en los sofás (más aburrido que la
repetición de Medico de Familia) y que cuando le miran pone una cara de
diversión total.
Entonces visto lo visto te vas a la barra a ver si el camarero tiene algo interesante
y coqueteas un poco. Porque es patético como ligan los hombres … De entrada se
acercan a ti diciéndote:
-Oye perdona.
Perdona por qué. Que se les pasa por la cabeza que ya te están pidiendo perdón.
Y bueno tenemos de todo ¿eh? El que acaba de romper con su novia que se te
acerca
–Estoy muy solo, mi novia me ha dejado. Lo que te faltaba a ti ¿qué pasa que
tienes cara de ONG?
Ahora, cuando te giras ves a un chico guapo, alto, que te clava su mirada. Y te
sonríe. Y le sonríes. Y te guiña un ojo. Y tu sonríes. Y viene hacía aquí.
-Perdona
-siiii
Así que como soy muy filosófica, quisiera aclararles a los hombres esa pregunta
que no les deja dormir por las noches ¿Por qué las mujeres vamos juntas al baño?
Como tu amiga se ha ido con el chico guapo, no tienes otro remedio que ir tu sola.
Y vas allí cruzando todo el lugar como si fueras por la selva (porque todo el mundo
sabe que los baños siempre están al fondo) Cuando por fin llegas te encuentras
una cola de unas cinco personas y comienzas a bailar de una forma un tanto
extraña, primero para no aburrirte y segundo para que no te hagas. Y siempre esta
la típica que tiene ganas de hablar.
Bueno, por fin llegas y cuando estas dentro lo primero que ves es una charca de
agua, llamémoslo así, con un juguillo de pisadas.
Primer problema ¿dónde dejas el bolso? Como no ha venido nadie contigo pues te
lo cuelgas al cuello.
Segundo, la puerta. Nunca tiene pasador. Tú necesitas intimidad así que apoyas
la cabeza para que no entre nadie.
Encima no hay papel a si que metes la mano en el bolso como puedes para coger
el klinex. Total que te has hecho un ocho. Así que queridos míos no pregunten
más porque las mujeres vamos juntas al baño.
Esther González: Es una escritora a tiempo parcial con facilidad para la comedia.
Si queréis que genere material original para vosotros solo tenéis que poneros en
contacto con ella y llegar a un acuerdo. Si quieres conocerla un poco más puede
visitar su diario cómico en
facebook: https://estonoesunblogdemoda.blogspot.es También puedes
contactarla a traves de su email: estergonzalez@icab.cat
Podéis ver un texto suyo de ejemplo aquí mismo: Monólogo de Esther: “San
Valentín”
Elio: Este guionista también se ofrece como mercerario del chiste para todo aquel
que quiera contratar sus servicios. Si queréis poneros en contacto con él aquí os
dejo su e-mail: elioturmell@hotmail.com y también su página se
facebook: https://www.facebook.com/elioturmell
Si queréis ver una muestra de su trabajo pulsad en este enlace: Monólogo de Elio:
“El inglés”.
Neftalí Navarro Fdez Neftalí nos deja su monólogo para compartirlo con todos
nosotros, espero que os guste: Catamarán de la Muerte.