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Teología y Vida

ISSN: 0049-3449
cmejiasm@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Tagle, Hugo
La nueva comunicación eclesial a la luz de los documentos magisteriales del lustro 1997-2002
Teología y Vida, vol. 44, núm. 1, 2003, pp. 123-136
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32200106

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LA NUEVA COMUNICACIÓN ECLESIAL A LA LUZ DE LOS DOCUMENTOS
Teología y Vida, Vol. XLIV (2003), pp. 123-136
123

Hugo Tagle, I.S.P.Sch.


Licenciado en Teología, Universidad de Münster
Doctor en Ciencias de las Comunicaciones, UCM

La nueva comunicación eclesial a la luz de los


documentos magisteriales del lustro 1997-2002

1. CARACTERÍSTICAS DE ESTE CAMBIO EPOCAL

La información dejó de ser patrimonio de unos pocos. Podríamos afirmar que se


encuentra al alcance de casi todos, lo que ha llevado a una relativa homogeneización
de la sociedad. Esto, producto de la masificación de la misma información e inmedia-
tez de los medios de comunicación y el gran desarrollo y penetración de la tecnología
de las telecomunicaciones. La esencia de la novedad comunicacional ha traspasado
fronteras geográficas, expandiéndose por el mundo a una velocidad inusitada. Encon-
tramos fenómenos sociales semejantes en países tan distantes unos de otros como
Corea y Chile, Sudáfrica o Filipinas. Esto se observa con claridad en los estratos
juveniles, donde se pueden ver gustos, tendencias o motivaciones semejantes.
Vivimos en una aldea global - aldea virtual. La profecía de McLuhan en los años
sesenta se ve superada por la realidad. Gracias a los beneficios de la tecnología cada
día se acortan más las distancias y se derriban las fronteras que separan físicamente a
las personas. Los jóvenes de hoy –y con mayor razón los del futuro– son más simila-
res entre sí de lo que somos capaces de procesar. Esto mismo lleva a vivir procesos de
cambio cada vez más rápidos. Si el así llamado “cambio generacional” duraba hasta la
década de los ochenta, veinte años, hoy se habla de una nueva generación cada cinco
años. Esto es tanto más visible en el campo de los computadores, donde los adelantos
tecnológicos experimentan una renovación cada cinco meses.

2. DE LA PIEZA DE GUARDAR AL SALÓN PRINCIPAL.


TODO ES COMUNICACIÓN

En esta época de cambios la comunicación es un elemento reivindicado por


la sociedad en su conjunto. En el campo eclesial, ella ha experimentado una verda-
dera explosión (1). Esto mismo ha llevado a la Iglesia en los últimos lustros a

(1) El aumento explosivo de los medios de comunicación social lo señalan cientos de estadísticas
sobre el tema. Basta como dato ilustrativo que el número de páginas web se acerca al billón,
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replantearse su trabajo y estrategia comunicacional, renovando sus métodos y la


forma en que aborda este tema.
Entre las características de su cambio estratégico y su adaptación a las nuevas
tecnologías, la Iglesia sigue entendiendo su misión como una tarea de evangeliza-
ción de la cultura. Ella no se opone a muchos de los cambios epocales. Se inserta en
el tiempo, vive en medio de él e intenta, con los criterios del Evangelio, transfor-
marlo en un tiempo nuevo. A la luz del Evangelio, la Iglesia hace su aporte de
discernimiento a la cultura, de lo que favorece y de lo que entorpece la vocación
humana integral. En ese sentido, la vocación esencial de la Iglesia es el servicio
concreto a los hombres y mujeres de todo tiempo.
La Iglesia se entiende en su política comunicacional como “excéntrica” (donde
no tiene en sí su centro sino en Cristo y en el servicio a la humanidad) y “simpática”
(sintoniza con todo lo humano, pues nada de lo humano le es ajeno). Esta autocom-
prensión la lleva a revalorar aspectos, desde la óptica comunicacional, de su ser
comunitario, su cercanía a Cristo, su sentido “corporativo”.
La Iglesia es ante todo una comunidad. En el sentido anterior, entiende su
misión en correspondencia con su ser, de establecer vínculos con Dios y entre los
hombres. Por lo tanto, uno de sus pilares es la unidad. Pero esta unidad no se
confunde con uniformidad, sino que se plasma en una pluralidad, donde todos tienen
la misma dignidad y cada miembro realiza su función y carisma. El ser comunión
marca también el servicio eclesial de factor de unidad entre las personas, no solo al
interior sino también al exterior de ella. La comunión y la participación en la vida
de la Iglesia corresponden a su esencia y marcan su quehacer, en este caso el
comunicacional, y su ser. Esto no es una simple “estrategia” pastoral dentro de otras
sino que se desprende de su esencia y responde a su misión.
La tarea y la identidad más profunda de la Iglesia están en su cercanía con
Cristo. La Iglesia busca trasparentar en su ser y en su actuar a Jesucristo. Muchas de
sus tareas más urgentes se orientan por ese camino. Su servicio al mundo no es
cualquier servicio: Es eclesial y es cristiano, evangélico.
La imagen corporativa (del cuerpo) de una institución se puede entender como
la proyección exterior de su identidad. Esta no es una mera proyección publicitaria
hacia el exterior, sino que supone y parte de una identidad o conciencia interna, la
cual se transmite hacia fuera determinando su mensaje pastoral. Cuando la Iglesia
anuncia a Cristo se anuncia como comunidad y participación comunitaria en Él. La
coincidencia entre imagen externa e identidad interna resulta por ello un desafío y
cuestionamiento constante para la misma misión de la Iglesia, que busca comunicar-
se y comunicar la verdad, que es Cristo. Por lo tanto, la tarea de las comunicaciones
en la Iglesia es contribuir a que esta identidad plasme en esa dimensión y desde esa
perspectiva el corazón de todos los hombres.

donde el ítem “religión” es el cuarto o quinto más visitado en los grandes buscadores de Internet,
tras pornografía, música y deportes. En el campo de la televisión, el aumento de canales con
programación religiosa resulta igualmente notable.
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3. LAS NUEVAS ACTITUDES ECLESIALES

La nueva actitud eclesial ante los medios de comunicación social se perfila


claramente en la política comunicacional adoptada por el magisterio en el último
lustro. Esta nueva actitud eclesial la encontramos plasmada en los siguientes docu-
mentos:

a. Presencia amiga para quien busca al Padre (Mensaje del Santo Padre para la
33a Jornada Mundial de Comunicación Social (1999): “Los mass-media: Pre-
sencia amiga para quien busca al Padre”
b. Renovación del anuncio de Cristo en los Medios de Comunicación Social.
Mensaje del Santo Padre para la 34ª Jornada Mundial de Comunicación Social
(2000): “Anunciar a Cristo en los Medios de Comunicación Social al alba del
Tercer Milenio”
c. Desafíos de la Era de Comunicación Global. Mensaje del Santo Padre para la
35ª Jornada Mundial de Comunicación Social (2001): “Proclamar desde los
terrados: el Evangelio en la Era de la Comunicación Global”
d. Mensaje del Santo Padre para la 36ª Jornada Mundial de Comunicación Social
(2002): “Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio”

A estos documentos se suman otros que los complementan en su contenido:

a. Preocupación por las personas que trabajan en los medios de comunicación


social. Junio de 2000, Jornada Mundial de Comunicación Social, Jubileo de
los Periodistas. John P. Foley, Ética en las Comunicaciones Sociales.
b. Necesidad de formación en el área de los medios de comunicación social. Orien-
taciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instru-
mentos de la Comunicación social. Congregación para la Educación Católica.
c. “Un nuevo ethos. Ética en Internet”. 22 de febrero 2002, John P. Foley del
Pontificio Consejo para las comunicaciones Sociales.

4. HACIA UNA NUEVA FORMA DE COMUNICAR. ACENTOS ECLESIALES


EN LOS ÚLTIMOS DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO

4.1. Los Medios de Comunicación Social: una mano amiga para la transmisión del
Evangelio

El magisterio, sobre todo bajo el pontificado de Juan Pablo II, ha buscado


romper con una política de desconfianza con relación a los medios, que no logra otra
cosa que alejar a la Iglesia de estos y con ello separarla de la sociedad. Cooperación
significa mayor entendimiento, despejar las desconfianzas y recelos. Para ello, la
Iglesia aporta su cultura de sabiduría que puede salvar a la cultura de información
de los mass-media de convertirse en una acumulación de hechos sin sentido. Aporta
una cultura de alegría que busca salvar la cultura de entretenimiento de los medios
de convertirse en una fuga desalmada de la verdad y la responsabilidad. A su vez, el
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magisterio entiende que los medios pueden ayudar a la Iglesia a comprender mejor
cómo comunicar con la gente de forma atractiva y que a la vez deleite (2).

4.2. Anunciar a Cristo en los medios de comunicación social


al alba del Tercer Milenio

El aprovechamiento de los medios de comunicación social no excluye la pro-


clamación personal y directa del mensaje evangélico, en la que la persona comparte
con otra su fe en el Resucitado. Junto con subrayar esta dimensión apostólica, los
documentos magisteriales de los últimos lustros subrayan la proclamación de la
palabra en y a través de los medios de comunicación social. “La Iglesia se sentiría
culpable ante el Señor si no utilizara estos poderosos medios” (3).
Los documentos del magisterio insisten en el impacto de los medios sobre el
mundo actual. El surgimiento de la sociedad de la información es una verdadera
revolución cultural, que transforma a los medios en “el primer Areópago de nuestra
época”, en el cual se intercambian constantemente ideas y valores (4).
A través de los medios la gente entra en contacto con personas y acontecimien-
tos, y se forma su opinión sobre el mundo en el que vive. Incluso ahí se configura su
modo de entender el sentido de la vida. Para muchos su propia experiencia vital es
en gran medida una prolongación de la experiencia de los medios de comunicación
(5). El anuncio de Cristo, por tanto, debe formar parte de esta experiencia.

4.3. “Proclamar desde los terrados”: el Evangelio en la Era


de la Comunicación Global

Los documentos magisteriales no son ajenos al extraordinario desarrollo de los


medios de comunicación en los últimos lustros y concretamente del auge explosivo
de Internet. Ellos toman consciencia de que día a día la red de las comunicaciones
globales se extiende y crece de forma más compleja, ejerciendo visiblemente una
mayor influencia sobre la cultura y su divulgación.
En el pasado los medios informaban sobre los acontecimientos, ahora, con
frecuencia, son las necesidades de los medios las que dan forma a los acontecimien-
tos. De este modo la interacción entre la realidad y los medios se ha hecho cada vez
más compleja dando lugar a un profundo fenómeno ambivalente. Por una parte se
puede deformar la distinción entre verdad e ilusión; pero por otra, es posible crear
oportunidades sin precedentes para hacer que la verdad sea mucho más accesible a
muchas más personas (6).

(2) Cfr. Mensaje para la 33 a Jornada Mundial para las comunicaciones sociales. “Los mass-media:
presencia amiga para quien busca al Padre”, 1999
(3) Papa Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 45
(4) Redemptoris Missio, 37; mensaje para la 34 a Jornada Mundial para las comunicaciones sociales.
“Anunciar a Cristo en los medios de comunicación social al alba del tercer milenio”, 2000
(5) Cf. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Aetatis Novae, 2.
(6) Mensaje para la 35 a jornada mundial de las comunicaciones sociales. “Proclamar desde los terra-
dos”: el evangelio en la era de la comunicación global”, 2001
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El documento magisterial sobre el evangelio en la era de las comunicaciones


constata la dificultad del mensaje religioso en un mundo aparentemente ajeno a él:
“A veces el mundo de los medios puede parecer indiferente e incluso hostil a la fe y
la moral cristiana” (7). En parte esto sucede porque la cultura mediática se ha ido
penetrando progresivamente de un sentido típicamente postmoderno donde la única
verdad absoluta admitida es la inexistencia de la verdad absoluta o, en caso de que
esta existiese, sería inaccesible a la razón humana y por lo tanto irrelevante. Con
una tal perspectiva, lo que acontece no es la verdad sino “el relato”; si algo es
noticia digna o entretenida, la tentación de apartar las consideraciones de la verdad
se hace casi siempre irresistible. “Como resultado, el mundo de los medios puede,
algunas veces, parecer un ambiente tan poco propicio para la evangelización como
el mundo pagano en tiempos de los Apóstoles” (8).
Sin embargo, del mismo modo que el mundo de los medios puede, a veces, dar
la impresión de estar reñido con el mensaje cristiano, “este también ofrece oportuni-
dades únicas para proclamar, a la entera familia humana, la verdad salvífica de
Cristo” (9). El magisterio insiste en la necesidad de un activo e imaginativo compro-
miso ante los medios por parte de la Iglesia: “Los católicos no tendrían que sentir
temor de abrir las puertas de la comunicación social a Cristo, de forma que la Buena
Nueva pueda ser oída desde los terrados del mundo” (10).

4.4. Los nuevos foros para la proclamación del Evangelio

La primera convicción de los documentos magisteriales es que no hay medio


que no sea apto para la evangelización. Por ello, la Iglesia afronta esta nueva era con
realismo y confianza. El auge de Internet, por ejemplo, da cuenta de una explosión
de la información de consecuencias inimaginables.
La misma red es utilizada prácticamente por todas las comunidades religiosas y
la Iglesia, en su conjunto, ha dado cuenta de un uso eficiente de ella. La experiencia
demuestra que, a través de ella, se hace posible un encuentro inicial con el mensaje
cristiano, especialmente entre los jóvenes, que se dirigen cada vez más al mundo del
ciberespacio como una ventana abierta al mundo
Internet también puede facilitar el tipo de seguimiento que requiere la evange-
lización. Especialmente en una cultura que carece de bases firmes, la vida cristiana
requiere una instrucción y una catequesis continuas, y esta es tal vez el área en que
Internet puede brindar una excelente ayuda. Basta ver que un porcentaje no menor
de páginas web está dedicado a temas religiosos. En ella encontramos una inagota-
ble fuente de información, documentación y educación sobre la Iglesia, su historia y

(7) Cf. ídem


(8) Mensaje para la 35a jornada mundial de las comunicaciones sociales. “Proclamar desde los terra-
dos: el evangelio en la era de la comunicación global”, 2001, 3.
(9) Cf. ídem. Tengamos en cuenta, por ejemplo, los programas vía satélite de ceremonias religiosas
que, con frecuencia, alcanzan una audiencia enorme, o las buenas posibilidades que ofrece
Internet para difundir la información y enseñanza religiosas sobrepasando obstáculos y fronteras.
Una audiencia tan vasta habría sido imposible de imaginar hasta hace unos decenios para la
predicación del Evangelio.
(10) Cf. ídem, 3.
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su tradición, su doctrina y su compromiso en todos los campos en todas las partes


del mundo.
Ahora bien, los documentos eclesiales son conscientes de que estos foros no
suplen la profunda experiencia de Dios que solo puede brindar la vida litúrgica y
sacramental. Pero también la Iglesia busca acentuar que esto puede proporcionar un
suplemento y un apoyo únicos para preparar el encuentro con Cristo en la comunidad
y sostener a los nuevos creyentes en el camino de fe que comienza entonces (11).

5. NUEVOS DESAFÍOS Y PREGUNTAS ABIERTAS ANTE LOS NUEVOS


MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

El magisterio, junto con apoyar el uso de los medios de comunicación social


como Internet, plantea algunas interrogantes que son válidas para toda la sociedad.
La esencia de Internet consiste en suministrar un flujo casi continuo de información,
gran parte de la cual pasa en un momento. En una cultura que se alimenta de lo
efímero puede existir fácilmente el riesgo de considerar que lo que importa son los
datos, más que los valores.
Internet ofrece amplios conocimientos, pero no enseña valores. Incluso se pue-
den constatar modos degradantes y perjudiciales en su uso, los que constituyen un
desafío para toda la sociedad.
Además, Internet redefine radicalmente la relación psicológica de la persona con
el tiempo y el espacio. La atención se concentra en lo que es tangible, útil e inmediata-
mente asequible; puede faltar el estímulo para profundizar más el pensamiento y la
reflexión. Se presenta entonces como desafío “la necesidad vital de tiempo y sereni-
dad interior para ponderar y examinar la vida y sus misterios, y para llegar gradual-
mente a un dominio maduro de sí mismos y del mundo que los rodea” (12).
Ahora bien, el entendimiento de la realidad humana, del devenir histórico y la
sabiduría con que se la contempla son fruto de una mirada contemplativa sobre el
mundo, y no derivan de una mera acumulación de datos, por interesantes que sean.
De ahí que el enfoque eclesial ante los medios siempre será distinta al que puedan
tener otros organismos sociales.
El magisterio es consciente de las bondades de los nuevos medios de comuni-
cación social, pero a su vez advierte sobre los potenciales peligros que se despren-
den de su uso irresponsable. Internet se presenta como un foro en el que práctica-
mente todo se acepta y casi nada perdura, favorece una forma relativista de pensar y
a veces fomenta la evasión de la responsabilidad y del compromiso personal (13).
En este mismo contexto, se hace necesario reflexionar sobre la forma de culti-
var la sabiduría que no viene precisamente de la información, sino de la visión

(11) Estudios realizados por el CEP señalan una tendencia juvenil creciente hacia la configuración de
grupos pequeños y la búsqueda del encuentro personal. También ha aumentado la exigencia de los
alumnos en las universidades por una mayor presencia de los profesores, al revés de lo que podría
pensarse a raíz del aumento de los cursos virtuales
(12) Mensaje para la 36 a jornada mundial de las comunicaciones sociales. “Internet: un nuevo foro
para la proclamación del evangelio”, 2002, 4.
(13) Cf. ídem, 5
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profunda; la que comprende la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, y sostiene


la escala de valores que surge de esta diferencia.
Junto con plantear interrogantes, se subraya en todos los documentos los as-
pectos positivos de este nuevo medio. El hecho de que a través de Internet la gente
multiplique sus contactos de modos hasta ahora impensables abre maravillosas posi-
bilidades de difundir el Evangelio. Pero también es verdad que las relaciones esta-
blecidas mediante la electrónica jamás pueden tomar el lugar de los contactos huma-
nos directos, necesarios para una auténtica evangelización, pues la evangelización
depende siempre del testimonio personal del que ha sido enviado a evangelizar (cf.
Rm 10, 14-15). Un desafío inmediato será la forma como guíe la Iglesia, desde el
tipo de contacto que permite Internet, a la comunicación más profunda que exige el
anuncio cristiano y cómo entablamos el primer contacto y el intercambio de infor-
mación que permite Internet.
La Iglesia se hace cargo de otros desafíos que presenta la red como son el
agravamiento de las desigualdades existentes al ensanchar la brecha de la informa-
ción y las comunicaciones; o el hacer de esto un instrumento a la causa de la paz; de
fomento de una cultura del diálogo, de la participación, de la solidaridad y de la
reconciliación.
Por último, los documentos subrayan el impacto de imágenes que surge de
Internet. “Internet produce un número incalculable de imágenes que aparecen en
millones de pantallas de ordenadores en todo el planeta. En esta galaxia de imáge-
nes y sonidos, puede y debe aparecer el rostro de Cristo y escucharse su voz, que
es la finalidad de toda evangelización. Solo eso convertirá a Internet en un espacio
auténticamente humano, puesto que si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar
para el hombre” (14).

6. ALGUNOS PUNTOS PARA CONSIDERAR EN LA POLÍTICA COMUNI-


CACIONAL ECLESIAL

6.1 Todo en la Iglesia es comunicación

Un estudio realizado por el Instituto de Estudios Mediales de la Pontificia


Universidad Católica en enero de 2000 muestra que la gente común no distingue
entre los distintos estamentos eclesiales (15). Para la mayoría la idea de “Iglesia” es
una sola, sin distingo de estamentos como obispos, párrocos, agentes pastorales o
áreas de trabajo. La idea de imagen corporativa es cada vez más fuerte en la opinión
pública, influenciada sin duda por las grandes instituciones públicas o empresas de
gran envergadura mundial De ahí que se pueda afirmar que nada escapa al ámbito
comunicacional, dado que la percepción de la opinión pública es que “todo” en ella

(14) Mensaje para la 36a jornada mundial de las comunicaciones sociales. “Internet: un nuevo foro
para la proclamación del evangelio”, 2002, 6.
(15) Cf. Estudio Nacional Iglesia. Conferencia episcopal de Chile. 2000. DESUC. Pontificia Universi-
dad Católica de Chile.
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habla, cuando cualquiera de sus integrantes habla. Esto influye en la recepción de


los comunicados y en el orden de la Iglesia.
Este aspecto, novedoso y creciente en los últimos años, abre la necesidad de
una mejor “gestión de marca e imagen corporativa” utilizando una expresión propia
del campo mercantil. “Los productores fabrican productos; los consumidores com-
pran marcas”, se podría resumir esta nueva actitud ante la idea de Iglesia.

6.2. Reapropiación versus identificación

Desde una perspectiva comunicacional resulta importante ayudar a las perso-


nas a reconocer y asumir su realidad personal, más que a forzarlos a identificarse
con lo que nosotros definimos como “aspiracional”. Es decir, es mucho más “renta-
ble” desde este punto de vista mostrar la realidad tal como es y ayudar a compren-
derla, antes que insistir únicamente en la meta última de todo cristiano, siempre
necesaria, pero cuyo planteamiento unilateral puede ser fuente de frustración y ale-
jamiento de la Iglesia, antes que de acercamiento a ella (16).
Se ha producido en ese sentido un “rechazo a la figura perfecta”, presentada por
los medios hasta hace unos años y explotada por la propaganda. Ante ella va tomando
relevancia la vida de personas normales, con las que el espectador se pueda identificar
más fácilmente. El mensaje eclesial no puede inducir a complejos de inferioridad, sino
que debe acentuar la bondad inserta en la vida de todos los hombres.

6.3. Combinar el anhelo para conseguir metas altas y la presentación


del camino por recorrer

Los documentos del magisterio están conscientes de la dificultad que supone


una sobre acentuación de la importancia de la fe para la vida, sin considerar la
realidad vital de las personas que lo reciben. Esto puede, paradójicamente, ser más
perjudicial que beneficioso, siendo que lo único que se lograría es recordarle a las
personas lo difícil que es lograr alcanzar la meta cristiana o lo lejos que están de
ella. La fe es seria, pero no grave (17).

6.4. Pragmatismo: la palabra clave

El cambio epocal que hemos querido describir anteriormente nos habla de


una valoración creciente de las soluciones concretas a los problemas sociales y
comunitarios, antes que a los grandes discursos a los que nos tenían acostumbrado
los medios hasta hace algunos lustros. Se prefiere la información clara, precisa y

(16) El camino es tan importante como la meta. Como ejemplo de esto basta ver el auge de comerciales
con imágenes normales, personas de la calle, con las cuales el espectador se siente más identificado.
Ej.: “No me muestres publicidad que me sugiera que si uso tal producto voy a ser, verme o
convertirme en esa persona o familia perfecta que me estás mostrando. Mi realidad no es esa”.
(17) Como dijo un joven en un sondeo de una conocida marca de bebidas: “Trátame con respeto, como
alguien que tiene inteligencia y sentido del humor. Demuéstrame que los héroes también se
equivocan”. Un buen ejemplo de esto es la publicación de casos ejemplares.
LA NUEVA COMUNICACIÓN ECLESIAL A LA LUZ DE LOS DOCUMENTOS 131

concisa antes que la divagación reflexiva, por interesante y sugerente que sea. En
ese sentido, se hace necesario en toda labor pastoral comunicacional acompañar a
la palabra, el gesto adecuado. La importancia de lo testimonial hoy en día es
crucial para la comprehensión plena del mensaje evangélico. Expresiones como
“consecuencia de vida”, “radicalidad en la entrega”, “honestidad”, tan en boga, se
encuentra detrás de esta tendencia. Esto mismo se extiende a la imagen como
puente comunicacional esencial, la que adquiere una importancia enorme, mayor
que cualquier discurso. Toda palabra debe ir acompañada de un gesto adecuado
que la ilustre, enriquezca y explique. Ejemplos serían valores como la solidaridad,
la caridad, el derecho a la vida. De alguna manera se ha hecho realidad aquí la
expresión de los “intereses reales de la gente”, que cambió la forma de hacer
política en Chile.

6.5. Un discurso sin conflicto

Lo expuesto anteriormente nos lleva a otra conclusión del nuevo paradigma


comunicacional de este tiempo: el discurso religioso y eclesial debe iluminar, indi-
car caminos, sugerir, antes que obligar o forzar. Podemos hablar de la búsqueda de
un discurso desconflictuado que, antes que cuestionar o provocar rechazo en la
gente, acentúe sus aspectos positivos y desde allí proclame la palabra del Evangelio.
El argumento de autoridad podrá presentarse en una primera instancia, pero pierde
validez ante un auditor escéptico y que cuenta con su propia mirada de la realidad.
Solo la convicción interior que se gana de la presentación convincente de la palabra
cristiana es el que se termina por imponer.

6.6. Potenciar una identidad corporativa común sobre la base


de orientaciones comunes

El esfuerzo comunicacional –evangelizador en último término– estará entonces


dirigido a ampliar el universo de identidad de cada una de las iniciativas de Iglesia. Se
trata de darse a conocer sin temores, sobre todo ante el peligro de que se deslaven las
iniciativas de Iglesia en mera filantropía y pierdan su consistencia evangélica.
Solo a través de una manifestación convencida del Evangelio se fortalece el
sentimiento de pertenencia a un cuerpo mayor: la Iglesia, llamada a cumplir la
misión encomendada por Jesucristo. En ese sentido, y llevando esto al plano mera-
mente práctico, la antigua distinción entre comunicación externa e interna se ve
superada por una presentación de una imagen orgánica de la Iglesia, en la cual la
identidad de cuerpo aparece como la única existente. Al ser un todo comunicacio-
nal, lo que aparentemente se presenta en el plano interno es también comunicación
externa. Ellas son dos caras de una misma moneda. Junto a esto, se debe consoli-
dar y ampliar el posicionamiento eclesial alcanzado, el cual, al menos en la reali-
dad chilena, es positivo.
Eso sí, aparecen elementos que representan riesgos que llevarían a perder posi-
ciones u otros donde la posición eclesial aparece como neutra, indefinida o descono-
cida. Esto exige esfuerzos de información, aclaración y aun de definiciones, sobre la
base del evangelio y el magisterio.
132 HUGO TAGLE

Una forma concreta de conservar y aumentar la posición eclesial en el espectro


social sería el transformar actividades institucionales en fuentes de comunicación.
Vale decir, no ser elemento pasivo dentro del esquema noticioso, sino crearla.

6.7. Expectativa de una palabra orientadora

El galopante cambio social de los últimos lustros ha llevado a la sociedad a la


búsqueda de voces clarificadoras de los fenómenos sociales. En el terreno práctico,
se percibe un notable aumento de charlas sobre valores, búsqueda de columnas de
opinión en los periódicos y revistas, foros y seminarios. Se percibe como provecho-
so para la Iglesia el uso de estas instancias laicales.
A pesar de lo que puedan pensar algunos sectores, el espectro de medios en la
realidad chilena es relativamente abierta a la Iglesia, lo que no significa que esté
abierta a su postura ni que se sienta obligada a defender sus posiciones. Eso sí, se la
considera un interlocutor necesario, serio y válido, cualquiera sea el tema de rele-
vancia social que se toque.
La suspicacia y beligerancia ha sido despertada en muchas ocasiones desde los
centros eclesiales y no al revés. La necesidad de una palabra orientadora crece en la
medida en que los fenómenos noticiosos se vuelven más complejos. Se sabe por qué
suceden las cosas, lo que se busca es el trasfondo de ellas (18). Estos efectos o
externalidades son de alto valor estratégico para la Iglesia, por lo que merecen ser
potenciados comunicacionalmente.
Otro tanto sucede en el plano de los valores, donde su opinión es buscada. Esto
obliga a un conocimiento de la realidad, el desarrollo y evolución de los fenómenos
sociales y a una cierta anticipación de los grandes temas de la coyuntura, sobre los
que tanto el pueblo católico como la opinión pública nacional piden y esperan un
pronunciamiento eclesial. Prever la agenda de intervenciones públicas, su contenido
y oportunidad, es una de las principales acciones de posicionamiento público y, por
tanto, de la formación de la imagen.
Todo esto apunta a potenciar una identidad/imagen corporativa sólida, atracti-
va y coherente con un proyecto de sociedad fundado en los valores del evangelio.
Los medios de comunicación social se entienden con la Iglesia sin más y la presen-
tan como un todo orgánico sin mayores distingos, los cuales solo confunden a la
opinión pública.

6.8. Necesidad de formación permanente

Los documentos magisteriales de los últimos años acentúan la necesidad de


una formación permanente del clero y agentes pastorales en el área de las comunica-
ciones. No sirven las improvisaciones en este campo. Cada comunidad, colegio e
institución de Iglesia requiere un equipo de opinión pública. La opinión pública,
motivada por los mismos medios de comunicación social esperan una toma de posi-

(18) Un buen ejemplo de esto sería el atentado terrorista a las torres gemelas en Nueva York. Se
esperaba de la Iglesia una palabra de consuelo y esperanza.
LA NUEVA COMUNICACIÓN ECLESIAL A LA LUZ DE LOS DOCUMENTOS 133

ción eclesial no solo ante los grandes temas de la contingencia nacional, sino que
incluso ante temas aparentemente insignificantes (19).

6.9. Gestión de crisis

Los rápidos cambios culturales han producido un fenómeno nuevo. La imprevisi-


bilidad de los fenómenos sociales. La estructura de sociedad lineal, ordenada y previ-
sible en sus cambios y desarrollo no existe más. Vivimos en una sociedad que debe
acostumbrarse a las crisis. Es más, estas son parte del devenir social. Los medios de
comunicación social suscitan estas mismas crisis o incluso las provocan al acentuar o
desatender determinados procesos sociales. Su tendencia a polarizar la realidad para
crear la noticia provoca situaciones de crisis, de mayor o menor envergadura, dentro
del tejido social. El problema no radica en la crisis sino en su gestión.

7. CRITERIOS COMUNICACIONALES COMUNES

De los documentos del magisterio se desprenden una serie de criterios comuni-


cacionales que pueden ser aplicados a la gestión comunicacional eclesial. Por de
pronto, el común denominador de todos los documentos está en el anuncio de la
buena nueva como la gran noticia para todos los hombres. La Iglesia y su mensaje,
al ser ella misma mensaje, es siempre acontecimiento noticioso. De ahí que un
criterio es el de generar la noticia y no ser solo parte de ella. Podemos hablar de un
criterio eclesial proactivo, interviniendo en todas las conversaciones relevantes del
diálogo social que graviten en el cumplimiento de su misión.
Esto nos debe llevar a desterrar la suspicacia y la desconfianza ante los medios
de comunicación social. Para ello se debe renovar la actitud de servicio con que se
enfrenta el diálogo con los medios de comunicación social, anticipándose a las
noticias de Iglesia, ofreciendo dilucidar dudas y despejar incógnitas. Esto, a partir
del conocimiento de lo que sucede en los principales públicos de interés. Para ello,
la Iglesia debe buscar posicionarse como actor relevante y con opinión en dichas
conversaciones. Adelantarse a la noticia no es solo ser parte de ella, sino es crearla.
Para que esto resulte eficaz, se deben aprovechar mejor las instancias y los canales
sociales ya existentes.

(19) Todos los documentos acentúan este aspecto. Valgan las siguientes citas: “Las escuelas y otras
instituciones y programas educativos para niños y adultos deberían proporcionar formación con
vistas al uso inteligente de Internet como parte de una educación completa en los medios de
comunicación que no solo incluye la capacitación técnica –primeras nociones de ordenador y
otros conocimientos–, sino también la adquisición de una capacidad para evaluar de modo infor-
mado y sagaz los contenidos”. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. “Ética en
Internet”, 2002, 15: “Hoy todos necesitan alguna forma de formación permanente acerca de los
medios de comunicación, sea mediante el estudio personal, sea mediante la participación en un
programa organizado, sea con ambos. La educación en el uso de los medios de comunicación,
más que enseñar algo acerca de las técnicas, ayuda a la gente a formarse criterios de buen gusto y
juicios morales verdaderos, que constituyen un aspecto de la formación de la conciencia”. Ética
en las comunicaciones sociales. Pontificio Consejo para mas Comunicaciones, 2000, 15.
134 HUGO TAGLE

Junto a esto, los documentos están conscientes del liderazgo social, inherente a
la realidad de comunidad de la Iglesia. Los liderazgos institucionales se ordenan
bajo un proyecto común, lo que contribuye a la credibilidad del proyecto mismo y a
la posibilidad de generar cierta mística. Esto se da tanto al interior de la Iglesia
como al nivel de la opinión pública. La comunicación de este concepto pasa por
enfatizar la proyección pública del liderazgo eclesial.
Para que esto sea eficaz y fecundo se requiere reforzar la calidad de institución
de servicio, lo que no siempre es percibido por la opinión pública, a pesar de la
enorme cantidad de organizaciones sociales de la Iglesia. La opinión pública no
siempre percibe como inherente a la Iglesia o parte de ella los múltiples servicios
que presta la Iglesia en todo orden de cosas. Este concepto define una propuesta
institucional basada en la creación de una identidad/imagen centrada en la existencia
de un proyecto de vida humana que se proyecta en la sociedad, fundado en el
evangelio de Cristo, con contenidos y valores explícitos. Pero también con acciones
múltiples en diferentes dimensiones de la sociedad. Estas dimensiones son múlti-
ples, destacándose la defensa y promoción de los derechos humanos, la asistencia de
los más pobres, la educación, la salud y la cultura en sus múltiples expresiones.
Para que las actividades comunicacionales encuentren un desarrollo orgánico y
armonioso se exige una administración eficaz, ejercida con un claro y fuerte lideraz-
go, integrada por personas con una decidida adhesión a sus contenidos y principios,
y poseedoras de una gran vocación de servicio a las personas y al país (20).
Como último criterio comunicacional, el magisterio insiste en la necesidad de
reafirmar el carácter meramente religioso de la institución y que su vinculación con
los grandes temas de la sociedad se funda en su misión de ordenar la acción humana
hacia lo trascendente, que es Dios, por el camino señalado por Jesucristo en el
evangelio. De ahí la necesidad de impregnar toda actividad con este cariz, cuidando
su identidad corporativa.

8. ESTRUCTURA BÁSICA DEL DISCURSO ECLESIAL

Si bien los documentos magisteriales no ahondan en aspectos técnicos del


discurso comunicacional, de todos ellos se puede descubrir una sugerencia básica de
estructura, la que corresponde por lo demás a su esencia. El discurso, entendido no
como una declaración sino más bien como las características de las palabras y los
gestos, asume la triple misión de acoger, guiar y proteger.

La iglesia acoge

Todo discurso comunicacional debe cuidar de presentar siempre una Iglesia


acogedora, dialogante, que quiere servir al país, que posee una sabiduría en el tema

(20) En otros términos, se trata de explicitar que las múltiples acciones de servicio y asistencia que
brinda la Iglesia a la sociedad chilena abarcan un enorme segmento de la población del país y una
movilización de recursos humanos, materiales y económicos que la sitúan a la cabeza de las
instituciones sociales que operan sin aportes fiscales.
LA NUEVA COMUNICACIÓN ECLESIAL A LA LUZ DE LOS DOCUMENTOS 135

del que habla, la que es también fruto de su conocimiento bimilenario. Para ello se
debe preocupar de utilizar lenguajes y tonos tan propositivos y sugerentes, como
claros y bien argumentados. Ese discurso evitará los lenguajes, tonos y gestos auto-
ritarios, que se perciban impositivos, los que, como dijimos, en principio pueden
despertar temor, pero finalmente suscitan rebeldía. Para ello se tendrá especial cui-
dado de ser respetuosos y delicados con quienes están en dificultades, y con quienes
piensan distinto. La verdad misma exige pedagogía en su presentación así como un
crecimiento paulatino en la realidad en que se anuncia. El extremar el cuidado del
lenguaje en este sentido no atenta contra ella ni la parcela, sino que exige mayor
inteligencia y creatividad para que resulte convincente y atractiva.

La Iglesia guía

Junto al acogimiento como criterio comunicacional se encuentra el aspecto


guiador de la Iglesia. Para ello la sugerencia magisterial aconseja, en un primer
nivel del diálogo comunicacional, la utilización de argumentos antropológicos, con
conciencia de encontrarnos en un contexto social pluralista y con deficiente forma-
ción religiosa, aun de los católicos. Y desde estos avanzar pedagógicamente a la
dimensión religiosa. Especial cuidado en el uso del argumento natural, que a mu-
chos cuesta comprender y lo confunden con otros conceptos. Además, se debe pre-
sentar siempre una posición constructiva de la Iglesia respecto de temas controverti-
dos y ofrecer caminos de solución.
La percepción de Iglesia maestra lleva a una relación compleja y dificultosa con la
opinión pública de lejanía e imposición. Para que este efecto se aminore, resulta aconse-
jable equilibrar la transmisión del mensaje evangélico con la utilización de ejemplos y
testimonios de vida, así como la presencia de laicos debidamente formados.

La Iglesia protege

El foco de preocupación de la Iglesia es servir a los seres humanos, en particu-


lar a los que sufren. Para ello la Iglesia ofrece variados caminos en donde se de-
muestra esta preocupación. Hay que mencionar lo que la Iglesia hace, a través de
algunas de sus múltiples expresiones, en el campo del tema que trate su palabra.
Aquí cabe señalar especialmente su inmensa labor en el ámbito de la pobreza,
educación, salud, etc. Para que esto resulte eficaz, conviene perfilar el grupo al que
se dirige el mensaje. La acción comunicacional, en cualquiera de sus dimensiones,
necesita saber cuáles son sus destinatarios para seleccionar la forma y contenido de
sus acciones. Cumplir con tal propósito es requisito indispensable para lograr la
eficacia deseada. Ayuda a esto el tomar conciencia de que los públicos relevantes
son por naturaleza dinámicos y se constituyen en función de la necesidad y de la
situación comunicacional de cada momento. Importante entonces resulta el saber
siempre a quiénes nos dirigimos y por qué. Como públicos prioritarios de la Iglesia
encontramos los jóvenes, las familias, los no creyentes de buena voluntad. Todos
estos se encuentran dentro del ámbito de protección de la Iglesia, en el sentido de
que el mensaje evangélico los debe considerar siempre como interlocutores, cual-
quiera sea el mensaje o discurso que se comunique.
136 HUGO TAGLE

RESUMEN

Las afirmaciones sobre un cambio epocal a raíz de la explosión de los medios de comuni-
cación no exageran. El fenómeno descrito por el teórico de las comunicaciones McLuhan sobre
la “aldea global” hace algunos decenios se hacen día a día realidad. No nos extraña poder ver
el mundial de fútbol en Corea, los juegos olímpicos en Suiza o que el Papa le hable a mil
millones de personas simultáneamente en su mensaje de Navidad. Podemos trasladar una
biblioteca entera de un país a otro o “bajarla” de Internet en cosa de minutos. Los cambios
comunicacionales son de tal envergadura que se habla de una revolución como la que experi-
mentó la humanidad a fines del siglo XIX con la revolución industrial. Y eso que nos encontra-
mos recién en sus comienzos (22).
Los continuos cambios en este campo de las ciencias tan gravitante ha gatillado una
serie de documentos del magisterio, donde la Iglesia ha tomado postura ante ellos y dado
valiosas orientaciones sobre su uso y validez. Sobre estos aspectos trataremos en las próxi-
mas páginas.

ABSTRACT

The assertions about an era change caused by the explosion of the media, are not an
exaggeration. The phenomenon described some decades ago by the media theorist McLuhan
on the ‘global village’ are a reality today. We are no longer surprised to watch the football world
cup in Korea, the Olympic games in Switzerland or the Pope giving his Christmas message to
millions of people simultaneously. In the Internet, we can ‘download’ whole libraries from other
countries in a matter of minutes. The changes in communications are such, that they are said to
match the revolution the humanity went through at the end of the XIX century with the Industrial
Revolution. Nevertheless, these changes are only in their early stages. The ongoing shifts in
this field have encouraged the Magisterium to publish a series of documents. In them, the
Church has adopted a position and has given valuable orientations on their use and validity.
These issues will be dealt with in this article.

(22) Cf. Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, instrucción pastoral Aetatis novae sobre
las comunicaciones sociales, con ocasión del vigésimo aniversario de la Communio et progressio,
n. 4. “El cambio que hoy se ha producido en las comunicaciones supone, más que una simple
revolución técnica, la completa transformación de aquello a través de lo cual la humanidad capta
el mundo que le rodea y que la percepción verifica y expresa. El constante ofrecimiento de
imágenes e ideas así como su rápida transmisión, realizada de un continente a otro, tienen conse-
cuencias, positivas y negativas al mismo tiempo, sobre el desarrollo psicológico, moral y social
de las personas, la estructura y el funcionamiento de las sociedades, el intercambio de una cultura
con otra, la percepción y la transmisión de los valores, las ideas del mundo, las ideologías y las
convicciones religiosas”.

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