Enfoque Del Área PS
Enfoque Del Área PS
Enfoque Del Área PS
El área Personal Social busca contribuir con el desarrollo integral de los estudiantes, para que
desarrollen su potencial y se conviertan en personas autónomas, así como en miembros
conscientes y activos de la sociedad. En ese sentido, involucra dos campos de acción: el
desarrollo personal y el ejercicio de la ciudadanía.
Apuesten por una cultura de paz y afirmen la identidad nacional que se sustenta en la
diversidad cultural, ética y lingüística
Por lo tanto, el área debe fomentar el desarrollo de competencias que contribuyan a que las
personas se sientan bien consigo mismas, desplieguen su potencial y afirmen su autonomía y
posicionamiento ético. Asimismo, debe promover las competencias que propicien el ejercicio
ciudadano y la vida en democracia, la consolidación de identidades personales y sociales, la
disposición a la interculturalidad y a la integración latinoamericana, así como una vida
armónica con el ambiente.
Por otro lado, el desarrollo de la autonomía se enriquece a partir del reconocimiento de las
personas como sujetos de derechos y de los principios de libertad y dignidad humana. La
búsqueda por fortalecer una sociedad más equitativa, en la que los derechos humanos estén
en plena vigencia, permitirá que cada persona se desarrolle plenamente y pueda buscar su
felicidad.
El desarrollo personal
Una de las principales tareas de la escuela consiste en formar de manera integral a los
estudiantes. Para ello debe estimular un crecimiento articulado de las dimensiones cognitiva,
socioemocional, física, ética y espiritual, de manera que cada individuo sea capaz de acceder a
su realización personal y alcanzar la felicidad.
El desarrollo personal es fundamental para vivir en armonía con uno mismo, con los demás y
con la naturaleza; es la base para la vida en comunidad y la realización personal. Nos ofrece las
oportunidades para mejorar nuestra calidad de vida, nuestro bienestar y el de los demás,
ejerciendo nuestros derechos y teniendo la posibilidad de ser felices según nuestros propios
criterios e ideas.
Los seres humanos buscamos el bienestar, que solo es posible si aprendemos a desarrollar
nuestra autonomía. Una persona autónoma puede construir poco a poco su propia identidad y
sus relaciones interpersonales, y lograr la comprensión de su sexualidad, la gestión de su
aprendizaje, su posicionamiento ético y, en última instancia, el sentido que le va dando a su
propia existencia.
Para construir la identidad propia a lo largo de su proceso de formación, es necesario que los
estudiantes construyan su identidad desde el reconocimiento y valoración de sus distintas
características personales, familiares y culturales. Deben ser capaces de expresar sus
emociones con libertad y respeto desde una sana autorregulación, y aprender a tolerar la
frustración y a superar situaciones adversas para alcanzar el equilibrio personal necesario para
lograr sus metas. El desarrollo de una sexualidad sana forma parte integral de este proceso,
que les permitirá conocer, apreciar y saberse en control de su propio cuerpo, de manera que
aprendan a informarse y tomar decisiones responsables, relacionándose con equidad de
género y rechazando toda forma de violencia y coacción.
Otro asunto sin duda fundamental es que nuestros estudiantes aprendan a construir un estilo
de vida sustentado en valores éticos asumidos de manera personal enmarcados en un modelo
de sociedad democrática que les permita desarrollar la capacidad de reflexionar y actuar
coherentemente con dichos valores y que se convertirán en principios orientadores de sus
vidas. Todo ser humano tiene una dimensión espiritual innata. Por ello, es fundamental
estimular en los niños y adolescentes la búsqueda del sentido existencial y trascendente de su
vida, así como desarrollar su sensibilidad hacia la humanidad y la naturaleza, de forma que
tengan la capacidad de maravillarse y comprometerse con su entorno, tomando consciencia de
su importancia y del vínculo que tienen con él.
Por último, es indispensable que nuestros estudiantes adquieran y ejerciten las habilidades de
“aprender a aprender” que les permitan elegir qué, cómo y para qué aprender, así como
desarrollar comportamientos autónomos, de forma que construyan sus propios conocimientos
y los apliquen fuera de la actividad escolar.
Como docentes debemos evaluar nuestras acciones y procesos, para ser capaces de ofrecer lo
mejor a nuestros estudiantes. ¿Podemos orientar a otros para que desarrollen lo que nosotros
no hemos logrado? Evidentemente, resulta más fácil y viable lograr aprendizajes significativos
en los estudiantes cuando partimos de nuestra propia experiencia de vida y de situaciones
reales vinculadas al desarrollo de nuestra autonomía, a la regulación a la regulación de
nuestras emociones, a nuestro sentido de pertenencia. En este proceso debemos fortalecer en
nosotros mismos diversos aspectos que ya hemos mencionado como la regulación de nuestras
emociones, el sentido de pertenencia, la reflexión y el posicionamiento ético, la gestión del
propio aprendizaje, la comprensión y vivencia de la sexualidad, la autoestima, el
fortalecimiento de la identidad en diferentes situaciones cotidianas, el sentido de vida y todo
aquello que apunte al desarrollo de nuestro bienestar y el de los demás.
Desenvolverse éticamente, por otro lado, no se limita a “aprender” listas de valores o de las
acciones que puedan parecer “correctas”. Esto implica asumir libre y conscientemente valores
que se convertirán en principios que rigen la vida. Debemos ser capaces de explicar por qué se
percibe como correcta o incorrecta una acción y dar cuenta de las decisiones que se asumen.
Involucra, por último, la búsqueda de una coherencia entre lo que uno piensa, las decisiones
que se toman y las acciones que emprendemos en nuestra vida cotidiana.
Desde este punto de vista, la identidad y la ética no se pueden inculcar mediante enunciados o
la memorización de conceptos. El desarrollo y reafirmación de la identidad y de la ética son
procesos graduales que se dan a través de cuestionamientos y diálogos internos, así como a
través de la convivencia con los otros y la demostración de sus actos.
Para entender mejor este campo de acción es importante precisar algunos conceptos clave:
Bienestar de la persona: Se entiende como la realización plena del ser humano, y está
directamente relacionado con la felicidad. Supone fomentar la autonomía, que debe
ser el eje articulador de los procesos que desarrollan las distintas dimensiones que
definen a la persona.
Sexualidad: Es la dimensión que integra las características que nos hacen únicos, la
conciencia de nuestro propio cuerpo, nuestra identidad de género, la forma como
interactuamos con los demás, el modo de expresar nuestros afectos y de establecer
distintos grados de intimidad psicológica y física con otras personas. La sexualidad es
constitutiva del ser humano: existe y se manifiesta desde el nacimiento. Por esa razón,
es importante atenderla desde el inicio de la escolaridad.
El ejercicio ciudadano
Las competencias vinculadas al ejercicio ciudadano nos permiten afrontar el gran desafío que
plantea el siglo XXI: construir una sociedad comprometida con el fortalecimiento del Estado de
derecho, sustentada en la libertad, la equidad y el respeto a la legalidad, en una convivencia
armónica que apuesta por la interculturalidad. Una sociedad en la que todos los peruanos
participemos en el desarrollo del país y en la mejora de la calidad de vida de todos.
Esta aspiración se refleja en la Ley General de Educación y el Proyecto Educativo Nacional, que
buscan formar personas capaces de contribuir con la construcción de una sociedad en la que la
ética, la democracia, la interculturalidad y la conciencia ambiental orienten las acciones de los
ciudadanos. La escuela debe ser, entonces, el primer lugar donde los estudiantes aprendan el
significado de la democracia como una práctica cotidiana y asuman sus derechos, deberes y
responsabilidades.
En esa línea, la ciudadanía debe entenderse desde dos niveles que se complementan:
Por un lado, es una situación jurídica de la que goza toda persona por ser miembro de
una comunidad democrática, en la que los principios de libertad y dignidad humana
son inalienables. Este estatus implica determinados derechos y responsabilidades. En
el Perú este estatus se adquiere a los 18 años.
Este ejercicio ciudadano agrupa un conjunto de competencias que deben tener como
propósito esencial convivir en armonía con los demás en el marco de un Estado de Derecho.
Esto supone el reconocimiento irrestricto de la dignidad y libertad de hombres y mujeres, la
vigencia plena de los derechos humanos, y la participación en los asuntos que afectan la vida
en sociedad y en la construcción de un país con un desarrollo humano sostenido.
Comprender que somos parte de un pasado pero que, al mismo tiempo, estamos
construyendo nuestro futuro, así como las interpretaciones de los procesos
históricos y sus consecuencias. Entender de dónde venimos y hacia dónde vamos
nos ayudará a formar nuestras identidades y a valorar y comprender la diversidad.
Comprender el espacio como una construcción social, en el que interactúan
elementos naturales y sociales. Esta comprensión nos ayudará a actuar con mayor
responsabilidad en relación al ambiente.
Comprender las relaciones entre los elementos del sistema económico y
financiero, tomar conciencia de que somos parte de él y de que debemos
gestionar los recursos de manera responsable.