Enfoque Del Área PS

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Enfoque del área Personal Social

El área Personal Social busca contribuir con el desarrollo integral de los estudiantes, para que
desarrollen su potencial y se conviertan en personas autónomas, así como en miembros
conscientes y activos de la sociedad. En ese sentido, involucra dos campos de acción: el
desarrollo personal y el ejercicio de la ciudadanía.

Estos campos de acción son complementarios y resultan fundamentales para la realización


plena de la persona en una sociedad cambiante. En ese sentido, el área busca aportar a la
puesta en práctica de la Ley General de Educación, que sostiene que el fin de la educación en
el Perú es formar personas que:

 Consoliden su identidad personal y social

 Sean capaces de lograr su propia realización en todos los campos

 Se integren de manera adecuada y crítica a la sociedad, y puedan ejercitar su


ciudadanía en armonía con el entorno

 Contribuyan a forjar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva, próspera y


tolerante

 Apuesten por una cultura de paz y afirmen la identidad nacional que se sustenta en la
diversidad cultural, ética y lingüística

 Afronten los constantes cambios en la sociedad y el conocimiento.

Por lo tanto, el área debe fomentar el desarrollo de competencias que contribuyan a que las
personas se sientan bien consigo mismas, desplieguen su potencial y afirmen su autonomía y
posicionamiento ético. Asimismo, debe promover las competencias que propicien el ejercicio
ciudadano y la vida en democracia, la consolidación de identidades personales y sociales, la
disposición a la interculturalidad y a la integración latinoamericana, así como una vida
armónica con el ambiente.

Las competencias vinculadas a la afirmación de la identidad, al establecimiento de relaciones


empáticas y asertivas y al desenvolvimiento ético son la base del ejercicio ciudadano. Así, por
ejemplo, la autorregulación de las emociones resulta fundamental para manejar los conflictos
y para elaborar y asumir normas; la valoración de nosotros mismos y la consolidación de
nuestra identidad nos permiten convivir de manera democrática, participar en los asuntos de
nuestra comunidad y tener la fuerza para hacer escuchar nuestra voz en la deliberación. De
igual forma la ética, entendida tanto como el compromiso con principios morales como el
cuidado del otro, es indispensable para generar una convivencia armónica que busca el bien de
todos.

Por otro lado, el desarrollo de la autonomía se enriquece a partir del reconocimiento de las
personas como sujetos de derechos y de los principios de libertad y dignidad humana. La
búsqueda por fortalecer una sociedad más equitativa, en la que los derechos humanos estén
en plena vigencia, permitirá que cada persona se desarrolle plenamente y pueda buscar su
felicidad.

Finalmente, es importante tomar en consideración que el desarrollo de cada campo requiere


de diversos procesos de enseñanza aprendizaje que han de evidenciarse en la práctica
docente. En capítulo 3 de orientaciones didácticas hará hincapié en esto.

El desarrollo personal

Una de las principales tareas de la escuela consiste en formar de manera integral a los
estudiantes. Para ello debe estimular un crecimiento articulado de las dimensiones cognitiva,
socioemocional, física, ética y espiritual, de manera que cada individuo sea capaz de acceder a
su realización personal y alcanzar la felicidad.

El desarrollo personal es fundamental para vivir en armonía con uno mismo, con los demás y
con la naturaleza; es la base para la vida en comunidad y la realización personal. Nos ofrece las
oportunidades para mejorar nuestra calidad de vida, nuestro bienestar y el de los demás,
ejerciendo nuestros derechos y teniendo la posibilidad de ser felices según nuestros propios
criterios e ideas.

Los seres humanos buscamos el bienestar, que solo es posible si aprendemos a desarrollar
nuestra autonomía. Una persona autónoma puede construir poco a poco su propia identidad y
sus relaciones interpersonales, y lograr la comprensión de su sexualidad, la gestión de su
aprendizaje, su posicionamiento ético y, en última instancia, el sentido que le va dando a su
propia existencia.

Para construir la identidad propia a lo largo de su proceso de formación, es necesario que los
estudiantes construyan su identidad desde el reconocimiento y valoración de sus distintas
características personales, familiares y culturales. Deben ser capaces de expresar sus
emociones con libertad y respeto desde una sana autorregulación, y aprender a tolerar la
frustración y a superar situaciones adversas para alcanzar el equilibrio personal necesario para
lograr sus metas. El desarrollo de una sexualidad sana forma parte integral de este proceso,
que les permitirá conocer, apreciar y saberse en control de su propio cuerpo, de manera que
aprendan a informarse y tomar decisiones responsables, relacionándose con equidad de
género y rechazando toda forma de violencia y coacción.

En este proceso resulta clave el desarrollo de habilidades sociales que favorezcan el


establecimiento de las relaciones asertivas, empáticas y solidarias, basadas en el respeto y la
valoración de la diversidad personal y cultural. También es necesario establecer vínculos
afectivos que los ayuden a relacionarse y a sentirse bien. Estas habilidades servirán no solo
para disfrutar de la vida sino para establecer redes de soporte afectivo que les permitan
enfrentar, prevenir y contrarrestar situaciones difíciles u otras de violencia y exclusión que
puedan presentarse en la escuela.

Otro asunto sin duda fundamental es que nuestros estudiantes aprendan a construir un estilo
de vida sustentado en valores éticos asumidos de manera personal enmarcados en un modelo
de sociedad democrática que les permita desarrollar la capacidad de reflexionar y actuar
coherentemente con dichos valores y que se convertirán en principios orientadores de sus
vidas. Todo ser humano tiene una dimensión espiritual innata. Por ello, es fundamental
estimular en los niños y adolescentes la búsqueda del sentido existencial y trascendente de su
vida, así como desarrollar su sensibilidad hacia la humanidad y la naturaleza, de forma que
tengan la capacidad de maravillarse y comprometerse con su entorno, tomando consciencia de
su importancia y del vínculo que tienen con él.

Por último, es indispensable que nuestros estudiantes adquieran y ejerciten las habilidades de
“aprender a aprender” que les permitan elegir qué, cómo y para qué aprender, así como
desarrollar comportamientos autónomos, de forma que construyan sus propios conocimientos
y los apliquen fuera de la actividad escolar.

Como docentes debemos evaluar nuestras acciones y procesos, para ser capaces de ofrecer lo
mejor a nuestros estudiantes. ¿Podemos orientar a otros para que desarrollen lo que nosotros
no hemos logrado? Evidentemente, resulta más fácil y viable lograr aprendizajes significativos
en los estudiantes cuando partimos de nuestra propia experiencia de vida y de situaciones
reales vinculadas al desarrollo de nuestra autonomía, a la regulación a la regulación de
nuestras emociones, a nuestro sentido de pertenencia. En este proceso debemos fortalecer en
nosotros mismos diversos aspectos que ya hemos mencionado como la regulación de nuestras
emociones, el sentido de pertenencia, la reflexión y el posicionamiento ético, la gestión del
propio aprendizaje, la comprensión y vivencia de la sexualidad, la autoestima, el
fortalecimiento de la identidad en diferentes situaciones cotidianas, el sentido de vida y todo
aquello que apunte al desarrollo de nuestro bienestar y el de los demás.

Cada persona construye su identidad en base a su sentido de pertenencia, por ejemplo,


familia, género, lugar donde vive, etnia, cultura, educación, edad. Al vivir en sociedad, las
personas suelen tener sentimientos de pertenencia respecto de una gran diversidad de grupos.
La construcción de la identidad del estudiante se desarrolla en la convivencia con sus grupos
de pares y adultos, empezando por el más cercano, su familia. La identidad, entonces, no es
única e inmutable, sino más bien múltiple, y podemos vincularnos con una diversidad de
grupos, desde el más próximo al más amplio e inclusivo, la humanidad.

Desenvolverse éticamente, por otro lado, no se limita a “aprender” listas de valores o de las
acciones que puedan parecer “correctas”. Esto implica asumir libre y conscientemente valores
que se convertirán en principios que rigen la vida. Debemos ser capaces de explicar por qué se
percibe como correcta o incorrecta una acción y dar cuenta de las decisiones que se asumen.
Involucra, por último, la búsqueda de una coherencia entre lo que uno piensa, las decisiones
que se toman y las acciones que emprendemos en nuestra vida cotidiana.

Desde este punto de vista, la identidad y la ética no se pueden inculcar mediante enunciados o
la memorización de conceptos. El desarrollo y reafirmación de la identidad y de la ética son
procesos graduales que se dan a través de cuestionamientos y diálogos internos, así como a
través de la convivencia con los otros y la demostración de sus actos.

La naturaleza de este aprendizaje es eminentemente experiencial y vivencial, pues está


centrada en el desarrollo de la persona. Por esta razón, requiere de situaciones de aprendizaje
significativas, y el aprovechamiento pedagógico de acontecimientos cotidianos que respondan
a los intereses y necesidades de los estudiantes.

Ello supone lograr aprendizajes que favorezcan la creatividad, la exploración, la expresión de


emociones, la apropiación del cuerpo y del espacio, el manejo de retos y la socialización desde
lo lúdico, el humor y la alegría. Desde esta perspectiva, su desarrollo se plantea a partir de
estrategias centradas en la acción, en las que la teoría es un medio que permite explicar la
realidad para poder intervenir en ella y transformarla si es necesario, haciendo que los
aprendizajes sean significativos y aplicables en la vida diaria.

Para entender mejor este campo de acción es importante precisar algunos conceptos clave:

 Bienestar de la persona: Se entiende como la realización plena del ser humano, y está
directamente relacionado con la felicidad. Supone fomentar la autonomía, que debe
ser el eje articulador de los procesos que desarrollan las distintas dimensiones que
definen a la persona.

 Autonomía: Involucra un sentimiento íntimo de confianza que se desarrolla al lograr


resolver problemas en distintas situaciones de la vida cotidiana. Permite a las personas
manejar mejor la presión social, regular su comportamiento, clarificar su propósito en
la vida y favorecer su crecimiento personal, tomando en cuenta a los demás. Se asume
como un proceso gradual de construcción permanente y siempre inacabado.

Es importante recordar que tanto el bienestar como la autonomía son procesos


personales, pero también construcciones culturales. Por ello, la formación desde la
escuela debe partir del reconocimiento y valoración de las distintas tradiciones y
cosmovisiones en clave de interculturalidad.

 Identidad: Al hablar de “identidad”, se alude en realidad a múltiples identidades que se


forman a partir de distintas vinculaciones, y que deben articularse de manera dinámica
y permanente. Es necesario que nuestros niños reconozcan, valoren y articulen las
diferentes identidades que los definen (por ejemplo, ser mujer, limeña, rural, quechua,
heterosexual, católica, etcétera). Cuando educamos para el fortalecimiento de la
identidad no se quiere reforzar una identidad “ideal” o única, en la que todos debamos
encajar. Lo que se pretende es que, a su propio ritmo y criterio, cada persona pueda
ser consciente de las características que la identifican y de aquellas que la hacen
semejante a otros.

 Habilidades socioemocionales: Son las que se adquieren en el proceso de socialización.


Nos permiten entender y regular las propias emociones, tolerar la frustración,
ponernos en el lugar del otro, relacionarnos de manera afectiva, modular el propio
comportamiento optimizando la comunicación y la convivencia, y establecer vínculos
afectivos significativos que nos faciliten el establecimiento de redes de soporte.

 Sexualidad: Es la dimensión que integra las características que nos hacen únicos, la
conciencia de nuestro propio cuerpo, nuestra identidad de género, la forma como
interactuamos con los demás, el modo de expresar nuestros afectos y de establecer
distintos grados de intimidad psicológica y física con otras personas. La sexualidad es
constitutiva del ser humano: existe y se manifiesta desde el nacimiento. Por esa razón,
es importante atenderla desde el inicio de la escolaridad.

 Espiritualidad: Se refiere a la disposición y capacidad de contactarse con el propio


interior, así como de relacionarse con el entorno (personas, naturaleza, universo), con
una creciente sensibilidad que permite maravillarse y sentirse vinculado a todos los
seres. Se relaciona con las preguntas sobre el sentido de la vida, por lo que encamina a
la persona a la trascendencia de la propia existencia. La dimensión espiritual es innata
al ser humano y, aunque en muchas personas se canaliza a través de la religión, está
también presente en quienes no tienen un credo.

 Desenvolvimiento ético: Va más allá de la actuación visible, e implica haber asumido e


interiorizado de manera libre y consciente ciertos valores que se convierten en
principios rectores de la vida. A partir de ello, la persona se cuestiona ante las
situaciones de la vida cotidiana y se plantea lo que corresponde hacer en coherencia
con sus convicciones. Entendida así, la ética no se puede inculcar mediante la
enunciación y explicación de valores, ni por la comprensión cognitiva de los mismos.
Supone, más bien, un proceso gradual de cuestionamiento y reflexión personal,
confrontado siempre en el diálogo con los demás.

El ejercicio ciudadano

Las competencias vinculadas al ejercicio ciudadano nos permiten afrontar el gran desafío que
plantea el siglo XXI: construir una sociedad comprometida con el fortalecimiento del Estado de
derecho, sustentada en la libertad, la equidad y el respeto a la legalidad, en una convivencia
armónica que apuesta por la interculturalidad. Una sociedad en la que todos los peruanos
participemos en el desarrollo del país y en la mejora de la calidad de vida de todos.

Esta aspiración se refleja en la Ley General de Educación y el Proyecto Educativo Nacional, que
buscan formar personas capaces de contribuir con la construcción de una sociedad en la que la
ética, la democracia, la interculturalidad y la conciencia ambiental orienten las acciones de los
ciudadanos. La escuela debe ser, entonces, el primer lugar donde los estudiantes aprendan el
significado de la democracia como una práctica cotidiana y asuman sus derechos, deberes y
responsabilidades.

En esa línea, la ciudadanía debe entenderse desde dos niveles que se complementan:

 Por un lado, es una situación jurídica de la que goza toda persona por ser miembro de
una comunidad democrática, en la que los principios de libertad y dignidad humana
son inalienables. Este estatus implica determinados derechos y responsabilidades. En
el Perú este estatus se adquiere a los 18 años.

 Por otro lado, la ciudadanía es un proceso de construcción permanente, en el cual la


persona:
 Asume el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes y
responsabilidades.
 Convive con los demás reconociéndolos como sujetos de derecho.
 Desarrolla un sentido de pertenencia a una comunidad política (desde lo local a lo
nacional y lo global).
 Participa —a partir de una reflexión autónoma y crítica— en la construcción de
una sociedad más justa y de una vida digna para todos.
 Establece un diálogo intercultural desde el reconocimiento de las diferencias y del
conflicto como inherente a las relaciones humanas.

Es desde esta complementaridad que reconocemos a nuestros estudiantes como ciudadanos


capaces de ejercer su ciudadanía en la escuela y proyectarla a la comunidad aportando a su
desarrollo, sintiéndose parte de una historia, peruana y mundial, y de un espacio compartido
por la humanidad.

Este ejercicio ciudadano agrupa un conjunto de competencias que deben tener como
propósito esencial convivir en armonía con los demás en el marco de un Estado de Derecho.
Esto supone el reconocimiento irrestricto de la dignidad y libertad de hombres y mujeres, la
vigencia plena de los derechos humanos, y la participación en los asuntos que afectan la vida
en sociedad y en la construcción de un país con un desarrollo humano sostenido.

Implica asumir nuestros deberes y responsabilidades individuales y colectivos, tomando


conciencia de las consecuencias de nuestras acciones sobre otras personas y sobre la sociedad
en general. Del mismo modo, supone el manejo de conocimientos cívicos relacionados con el
funcionamiento del Estado y la Constitución Política.

En el marco de competencias, la formación ciudadana en la escuela se basa en el “saber


actuar”. Es un ejercicio activo y consciente, resultado de una reflexión ética, autónoma y
crítica. Se parte del principio de que la acción ciudadana se va construyendo
permanentemente, en tanto hombres y mujeres se sienten como componentes de una
comunidad en la que comparten derechos, deberes y responsabilidades, deliberan sobre los
asuntos que conciernen a todos y participan libremente para mejorar la calidad de vida de
todos.

Así, el ejercicio ciudadano se vincula a tres conceptos: la democracia, la interculturalidad y el


cuidado del ambiente. ¿Cómo los entendemos?

 La democracia se entiende de dos maneras: La democracia supone que las


autoridades políticas de una sociedad
Como sistema político, enmarcado en el respeto del se alternen; esto se garantiza mediante
elecciones libres y el ejercicio autónomo
Estado de derecho, se sustenta en la vigencia plena de la y equilibrado de los poderes del Estado.
Cuenta también con mecanismos de
Constitución Política y los derechos humanos control y transparencia, que otorgan a
individuales y colectivos. Responde a los principios los ciudadanos la potestad para vigilar
el desempeño de las autoridades del
básicos de libertad, dignidad humana, igualdad, equidad Estado. Ocurre así porque esas
y pluralidad. autoridades representan a los
ciudadanos en la conducción del
Estado, que tiene carácter público.
Tomando en cuenta estos principios, los gobiernos democráticos pueden plasmarse en
distintos sistemas políticos según las necesidades y cosmovisiones de las sociedades
que los asumen. Así, un orden democrático es construido por las personas que lo
conforman y, por eso mismo, puede y debe ser perfeccionado y consolidado por ellas
mismas.
Asunto público es toda
problemática o tema que
involucra al bienestar Como forma de vida, tiene su germen en la convivencia, en el
colectivo, relacionado
con aspectos sociales, seno de las relaciones humanas, y supone una auténtica
políticos, económicos, asociación entre las personas para la buena marcha de los asuntos
éticos, culturales y
ambientales. públicos. Se trata de que unos y otros actúen en igualdad y
complementariedad, para el enriquecimiento mutuo a partir de
las diferencias, en el marco del diálogo intercultural.

 La interculturalidad se relaciona con el hecho de que en el Perú y en el mundo


conviven distintas culturas. Pero va más lejos:

Parte de la valoración de la cultura e identidad propias y,


“Toma como punto de partida que
desde allí, busca comprender al otro y respetar su cultura. ningún grupo tiene por qué perder
su cultura o identidad propia; esto
Supone desarrollar una disposición al enriquecimiento implica perder el miedo a la
diferencia, dejar de sentirnos
mutuo, que vaya más allá de la mera convivencia y se acerque amenazados por ella e
a la valoración de la diversidad sociocultural, de los saberes, interesarnos por entablar contacto
con el otro adoptando una posición
prácticas y experiencias de todas las culturas. de descentramiento” (Zavala,
Cuenca y Córdova 2005: 21).
Se enmarca en el respeto de unos valores y normas comunes
y, en última instancia, en la vigencia de los derechos humanos.

Implica reconocer que durante largo tiempo hemos establecido relaciones no


equitativas entre las culturas y generado prejuicios y estereotipos sobre ellas. Se hace
necesario mirarnos los unos a los otros de maneras distintas.

 El cuidado ambiental implica un replanteamiento ético de la relación con nuestro


ambiente:

Se desprende de una perspectiva de desarrollo


sostenible y de ser conscientes de nuestros derechos “Los pueblos originarios andinos, amazónicos y
costeños, en su permanente relación con la
y responsabilidades con el ambiente. Supone el uso naturaleza, la tierra y el territorio, han
desarrollado un conjunto de formas y modos de
racional y respetuoso de los recursos que nos ofrece concebir el mundo, de pensar, de comunicarse,
la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades. de comportarse y organizarse socialmente.
Para estos pueblos, el territorio, la tierra no es
solamente un espacio físico en el que
Implica construir un nuevo pacto social en el que la encuentran los recursos naturales y en el que
preservación del ambiente sea un factor básico. Con desarrollan actividades socio-productivas, sino
que fundamentalmente es parte de su identidad
ello aseguramos la supervivencia de la propia colectiva….” (Enfoque del buen vivir, tierra y
territorio. Hacia una educación intercultural
sociedad, sin olvidar a las futuras generaciones. bilingüe de calidad. Propuesta pedagógica.
Considera a los ciudadanos como actores centrales Pág. 36)
de un cambio positivo hacia la sostenibilidad y la
equidad.
Por último, el ejercicio ciudadano:

 Se pone en práctica en lo público. El aprendizaje de la ciudadanía implica que los


estudiantes tengan experiencias de agencia, es decir, capacidad de actuar para “poder
hacer” y “poder lograr”. Esto supone crear espacios de participación y que parte del
poder que ejercemos en la escuela sea compartido con los estudiantes y entre ellos,
sin distinción de etnia, género, condición socioeconómica, entre otros factores.

 Pone en práctica habilidades cognitivas y conocimientos. El ejercicio ciudadano supone


también el desarrollo del conocimiento y de la comprensión, de modo que permitan
un análisis crítico del contexto y una argumentación razonada. Esto potencia el
desarrollo del pensamiento crítico y las capacidades para la indagación.

 Pone en práctica la ética. El ejercicio ciudadano está íntimamente vinculado con la


competencia “Se desenvuelve éticamente”. Desarrollarnos como agentes morales
supone tener la actitud de indignarnos frente a la injusticia y el daño sufridos por el
otro, sobre todo por aquellos más vulnerables, y convertir esta indignación en acciones
para enfrentar —con responsabilidad y cuidado— todo aquello que afecta a los demás.
Implica la valoración de principios vinculados a la democracia y la pluralidad.

 Pone en práctica habilidades socioemocionales. Tiene como punto de partida la


comprensión de la persona desde su individualidad y su particularidad. Por ello, se
vincula al aprendizaje “Se desenvuelve con autonomía para su bienestar”, en tanto
desarrolla una serie de habilidades personales básicas relacionadas con afirmar o
fortalecer nuestra identidad y autoconfianza y, desde allí, desarrollar empatía,
asertividad y solidaridad.

 Se enriquece a partir de la comprensión de las sociedades y plantea alternativas al


desarrollo del país, lo que implica:

 Comprender que somos parte de un pasado pero que, al mismo tiempo, estamos
construyendo nuestro futuro, así como las interpretaciones de los procesos
históricos y sus consecuencias. Entender de dónde venimos y hacia dónde vamos
nos ayudará a formar nuestras identidades y a valorar y comprender la diversidad.
 Comprender el espacio como una construcción social, en el que interactúan
elementos naturales y sociales. Esta comprensión nos ayudará a actuar con mayor
responsabilidad en relación al ambiente.
 Comprender las relaciones entre los elementos del sistema económico y
financiero, tomar conciencia de que somos parte de él y de que debemos
gestionar los recursos de manera responsable.

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