Género Mycoplasma

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#7 Paola Bastardo, #11 Ana Carreño, #20 Luisanyi Jiménez, #23 Nathalia Maita

#24 Vicmar Marcano, #29 Olga Mota, #31 Hairys Pereira, #39 Leodalys Tamoy

#42 Oriana Valderrama.

Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”.

Área De Ciencias De La Salud – Medicina.

Facultad “Dr. José Gregorio Hernández”.

Segundo año – Sección 9.

Dr. Oswaldo Brito Manzanares.

Maturín – Estado Monagas.

Agosto del 2024.


1. Morfología y características metabólicas.

Morfología.

 Su tamaño oscila entre 125 a 300 nm, son pleomórficos, es decir, que pueden
adoptar distintas formas.

 Carecen de pared celular rígida, estando su citoplasma limitado por una membrana
celular trilaminar que contiene esterol. Por esta razón no se tiñen con la tinción de
Gram, coloreándose ligeramente con giensa.

 Posee un ADN genómico bicatenario muy pequeño.

 La mayoría son anaerobios facultativos.

Características metabólicas.

 Los Mycoplasmas pueden vivir de forma saprófita en ambientes inhóspitos como


aguas termales, desagües de minas o en forma parasitaria en humanos, animales y
plantas.

 Los Mycoplasmas tienen afinidad por las membranas de las células de mamíferos.

 Algunas especies de Mycoplasmas se han aislado de las vías genitales, urinarias,


respiratorias y de la boca, sin estar causando daño alguno. Pero la especie M.
pneumoniae nunca se encuentra como microbiota normal.

 Su presencia estimula la formación de crioaglutininas, anticuerpos inespecíficos que


aglutinan eritrocitos humanos en frío. Estos anticuerpos ayudan al diagnóstico, ya
que se elevan en la convalecencia.

2. Taxonomía (clasificación por especie).

Mycoplasma pneumoniae.

Dominio Bacteria
Filo Bacillota
Clase Mollicutes
Orden Mycoplasmatales
Familia Mycoplasmataceae
Genero Mycoplasma
Especie M. pneumoniae

Mycoplasma genitalium.

Dominio Bacteria
Filo Bacillota
Clase Mollicutes
Orden Mycoplasmatales
Familia Mycoplasmataceae
Genero Mycoplasma
Especie M. genitalium

Mycoplasma hominis.

Dominio Bacteria
Filo Bacillota
Clase Mollicutes
Orden Mycoplasmatales
Familia Mycoplasmataceae
Genero Mycoplasma
Especie M. hominis

3. Epidemiologia.

Mycoplasma pneumoniae.

M. pneumoniae es un patógeno humano estricto. La enfermedad respiratoria (es


decir, traqueobronquitis, neumonía atípica) producida por M. pneumoniae tiene una
distribución universal durante todo el año, sin que exista ningún aumento de la actividad de
carácter estacional. Sin embargo, puesto que la neumonía causada por otros agentes
infecciosos (p. ej., Streptococcus pneumoniae, virus) es más frecuente durante los meses de
invierno, la enfermedad por M. pneumoniae es proporcionalmente más frecuente en verano
y en otoño. La enfermedad epidémica se produce cada 4-8 años. La enfermedad es más
recuente en los niños en edad escolar y en los adultos jóvenes (de 5 a 15 años), aunque
todos los grupos de edad son susceptibles.

M. pneumoniae coloniza la nariz, la garganta, la tráquea y las vías aéreas inferiores


de los sujetos infectados y se disemina a través de las gotículas respiratorias más grandes
durante los episodios de tos. La infección se suele diseminar entre compañeros de clase,
familiares o contactos estrechos. La tasa de ataque es mayor en niños que en adultos
(media global, alrededor del 60 %), probablemente debido a que la mayoría de los adultos
disfruta de una inmunidad parcial como consecuencia de una exposición previa.

Mycoplasma genitalium.

Aunque fue identificado en la década de los ochenta, el micoplasma genital se


considera a día de hoy como una ITS muy poco estudiada. La prevalencia de este
microorganismo es de un 1% a un 3,3% en la población de Europa y Estados Unidos y
causa del 10% al 20% de las uretritis no gonocócicas en varones. En mujeres se asocia a
cuadros de cervicitis o infecciones asintomáticas en el aparato reproductor interno.

Esta bacteria hoy en día infecta aproximadamente a entre el 1% y 2% de las


personas y es especialmente común en adolescentes y adultos jóvenes. Según los CDC es
una infección de transmisión sexual (ITS) más común que la gonorrea y la clamidia pero es
más difícil de reconocer.

Mycoplasma hominis.

Se encuentra comúnmente en la flora microbiana de los genitales de hombres y


mujeres. Se ha aislado en aproximadamente el 15-50% de las mujeres sanas y en un
porcentaje menor de hombres.

4. Factores de patogenicidad.

Mycoplasma pneumoniae.

 Adhesión a las células epiteliales: tiene una estructura celular que le permite
adherirse firmemente a las células epiteliales del tracto respiratorio. Esta adhesión es
mediada por proteínas de adhesión, como la proteína P1, que facilitan la colonización
y evitan la eliminación por el sistema inmunológico.

 Producción de citotoxinas: aunque no produce toxinas en el sentido clásico, se


ha demostrado que puede inducir la liberación de citoquinas proinflamatorias y
causar daño a las células epiteliales a través de mecanismos indirectos, lo que
contribuye a la inflamación y los síntomas de la enfermedad.

 Evasión del sistema inmunológico: tiene la capacidad de evadir la respuesta


inmune del huésped. Puede modificar su superficie y evitar ser reconocido por los
anticuerpos, lo que le permite persistir en el organismo durante períodos
prolongados.

 Inducción de respuesta inmune: a pesar de su capacidad para evadir el sistema


inmunológico, Mycoplasma pneumoniae puede inducir una respuesta inmune
significativa, lo que puede llevar a una inflamación excesiva y daño tisular. Esto se
debe a la activación de células inmunitarias y la producción de citoquinas.

 Variabilidad antigénica: presenta variabilidad en sus antígenos de superficie, lo


que le permite adaptarse y evadir la respuesta inmune del huésped a lo largo del
tiempo.

 Infección persistente: La capacidad de Mycoplasma pneumoniae para establecer


infecciones persistentes puede contribuir a la cronicidad de los síntomas respiratorios
en algunos pacientes.

Mycoplasma genitalium.

 Adhesión a las células epiteliales: Mycoplasma genitalium tiene proteínas de


adhesión que le permiten unirse a las células epiteliales del tracto urogenital. Esta
adhesión es crucial para colonizar el hospedador y evadir la respuesta inmune.

 Producción de citoquinas: La bacteria puede inducir la producción de citoquinas


proinflamatorias en el hospedador, lo que contribuye a la inflamación y puede causar
daño tisular.

 Variabilidad antigénica: Mycoplasma genitalium presenta una alta variabilidad en


sus antígenos de superficie, lo que le permite evadir el sistema inmunológico del
hospedador y persistir en el organismo.

 Inmunomodulación: Esta bacteria puede interferir con la respuesta inmune del


hospedador, lo que le permite sobrevivir y multiplicarse en el tracto urogenital.

 Producción de enzimas: Algunas cepas pueden producir enzimas que degradan


componentes del sistema inmunológico, facilitando así la infección.
 Resistencia a antibióticos: Mycoplasma genitalium ha mostrado resistencia a
varios antibióticos, lo que complica el tratamiento de las infecciones que causa.

Mycoplasma hominis.

 Adhesión a las células huésped: Mycoplasma hominis tiene la capacidad de


adherirse a las células epiteliales del tracto urogenital, lo que le permite colonizar y
persistir en el huésped.

 Producción de enzimas: Esta bacteria puede producir diversas enzimas, como


proteasas y lipasas, que pueden dañar los tejidos del huésped y facilitar la invasión
de otros patógenos.

 Inmunomodulación: Mycoplasma hominis puede interferir con la respuesta


inmune del huésped, lo que le permite evadir la detección y destrucción por parte del
sistema inmunológico.

 Formación de biofilm: La capacidad de formar biofilm en superficies mucosas


puede contribuir a la persistencia de la infección y a la resistencia a los tratamientos
antimicrobianos.

 Producción de metabolitos tóxicos: Algunos estudios sugieren que Mycoplasma


hominis puede producir metabolitos que son tóxicos para las células del huésped, lo
que puede contribuir a la patogenicidad.

 Asociación con otras infecciones: Mycoplasma hominis a menudo se encuentra


en asociación con otras infecciones de transmisión sexual (ITS) y puede actuar como
un cofactor en la patogénesis de estas infecciones.

 Resistencia a antibióticos: Mycoplasma hominis presenta una notable resistencia


a varios antibióticos, lo que complica el tratamiento de las infecciones que causa.

5. Entidades clínicas.

Mycoplasma pneumoniae.

Esta bacteria produce infecciones del aparato respiratorio, principalmente en forma


de neumonía, este tipo de enfermedad infecciosa también se conoce como neumonía atípica
debido a que los síntomas son diferentes de los de la neumonía que es causada por otras
bacterias comunes. Generalmente afecta a personas menores de 40 años. Los síntomas a
menudo son leves y aparecen en un período de 1 a 3 semanas. Entre los síntomas más
comunes resaltan los siguientes: dolor de pecho, escalofríos, tos con frecuencia seca y sin
sangre, sudoración excesiva, fiebre, dolor de cabeza y dolor de garganta. A menudo, se
acompaña de faringitis, rinitis, otitis y traqueobronquitis.

Asimismo, se han descrito complicaciones extrapulmonares con afección a la piel


(eritema multiforme, en ocasiones grave), vasoespasmo periférico (fenómeno de Raynaud),
sistema nervioso central (encefalitis, mielitis) y articulaciones (artralgias).

Mycoplasma genitalium.

 Uretritis: es la inflamación de la uretra, que es el conducto que transporta la orina


desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo. Algunos de los síntomas más comunes
son: dolor y dificultad al orinar (disuria), secreción uretral purulenta, picor uretral,
micción frecuente y urgente.

 Cervicitis: inflamación del cuello uterino que puede ser asintomática o presentar
síntomas como picor en la zona de la vagina, flujo vaginal anormal, dolor y dificultad
al orinar (disuria), malestar en la zona pélvica, sangrado fuera de la menstruación,
sobre todo después de mantener relaciones sexuales y dolor durante el sexo.

 Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP): inflamación de los órganos


reproductivos superiores de la mujer, como los ovarios, las trompas de Falopio y el
útero. Se caracteriza por presentar dolor pélvico, fiebre, dolor abdominal, flujo
vaginal anormal, sensibilidad en la zona cervical.

Mycoplasma hominis.

Está asociado a infecciones urogenitales, en particular vaginosis bacteriana y uretritis


no gonocócica. También está implicado en infecciones extragenitales, como fiebre posparto
o posaborto, en infecciones de herida poscesárea o tras una histerectomía, así como en la
enfermedad inflamatoria pélvica y, en raras ocasiones, en la pielonefritis.

En neonatos, puede ocasionar meningitis, abscesos cerebrales e infecciones


oculares. En los adultos se han descripto bacteriemias, artritis sépticas, osteítis,
endocarditis, mediastinitis, abscesos cerebrales e infecciones respiratorias. La mayoría de los
pacientes tienen factores predisponentes, que incluyen inmunosupresión, traumatismos,
problemas respiratorios o posmanipulación y/o cirugía del tracto genitourinario.
6. Diagnóstico de laboratorio, toma de muestra (según la entidad clínica),
cultivos, medios que se utilizan.

Mycoplasma pneumoniae.

El diagnóstico de las infecciones por M. pneumoniae se basa en su detección por PCR


(reacción de cadena de la polimerasa) combinada con la serología. El cultivo reservado para
laboratorios especializados es lento y de baja sensibilidad.

El microorganismo puede aislarse de exudados faríngeos o de cultivos de esputo de


pacientes infectados utilizando medios y métodos de cultivo especiales, pero como crece con
lentitud, el aislamiento por lo común requiere incubación por una semana o más. Así, las
pruebas serológicas, más que los cultivos, se utilizan a menudo para el diagnóstico
específico.

Tipos de muestra según la entidad clínica:

 Neumonía: se necesita una muestra de esputo. Se le pedirá al paciente que tosa


profundamente y que escupa cualquier flema que provenga de sus pulmones en un
recipiente especial. La muestra se envía a un laboratorio. Allí, parte de la misma se
coloca en un plato especial (cultivo).

Otros tipos de muestras utilizadas son:

 Hisopado nasofaríngeo: se utiliza un hisopo para tomar una muestra de la parte


posterior de la nariz y la garganta. Esta muestra es útil para pruebas de amplificación
de ácidos nucleicos (NAAT) y cultivos.

 Muestra de sangre: se pueden realizar pruebas serológicas para detectar


anticuerpos contra Mycoplasma pneumoniae en la sangre. Esto puede ayudar a
confirmar una infección, aunque no siempre indica una infección activa.

 Líquido pleural: en casos más graves donde hay derrame pleural, se puede
analizar el líquido pleural para detectar la presencia del patógeno.

 Muestra de orina: aunque menos común, algunas pruebas pueden utilizar


muestras de orina para detectar la presencia de antígenos.
Cultivos:

Se utilizan los medios SP-4 de Tully (caldo y agar) o el agar de Hayflicks, preparados
en el propio laboratorio o comerciales (Medio SP-4, Remel Laboratorios, Lenexa, o el medio
bifásico Mycotrim RS. Irving Scientific).

Los caldos se incuban a 37° C en aerobiosis durante 6 semanas.

Las placas de agar se incuban con 5-10% de CO2, beneficioso para el crecimiento de
las colonias. Los caldos se observarán cada 5 días, y ante cualquier cambio de color del
medio se realizarán subcultivos a placas de agar para visualización de las colonias.

Medios que se utilizan:

Técnicas serológicas disponibles.

 Inmunofluorescencia indirecta (IFI): permite detectar anticuerpos específicos


contra el microorganismo en la muestra de suero del paciente. Se utiliza un
anticuerpo fluorescente que se une a los anticuerpos presentes en la muestra,
permitiendo la visualización de la reacción al microscopio.

 Enzimoinmunoanálisis (ELISA): detecta anticuerpos específicos mediante la


unión a un antígeno en una placa de microtitulación. La reacción se visualiza por la
presencia de un sustrato que produce un cambio de color.

 Western blot: se utiliza para confirmar la presencia de anticuerpos específicos en


una muestra de suero. Consiste en la separación de proteínas en una muestra por
electroforesis y su posterior transferencia a una membrana para su detección
mediante anticuerpos marcados.

 Aglutinación en látex: se basa en la aglutinación de partículas de látex


sensibilizadas con antígenos de microplasmas por la interacción con anticuerpos del
paciente. Cada una de estas técnicas tiene sus ventajas y limitaciones, por lo que su
elección dependerá del contexto clínico y de laboratorio en el que se esté trabajando.

Mycoplasma genitalium.

Le muestra para la detección de Mycoplasma genitalium se obtiene generalmente a


través de un frotis uretral en hombres o un frotis endocervical o vaginal en mujeres. El
diagnóstico de las infecciones se basa en el cultivo y en la detección por PCR, pero no en la
serología.

Toma de muestra según la entidad clínica:

 Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP): se toman muestras de secreciones


cervicales, así como realizar un cultivo o una biopsia si es necesario.

 Cervicitis: se obtener una muestra de secreción cervical mediante un hisopado o


una muestra de fluidos vaginales. Se utiliza un espéculo para visualizar el cuello
uterino, y luego se toma una muestra con un hisopo estéril que se introduce en el
canal cervical. Es recomendable que la paciente no haya tenido relaciones sexuales
ni utilizado duchas vaginales o productos vaginales antes de la recolección.

 Uretritis: se toma una muestra de secreción uretral o se realiza un hisopado uretral.


Se utiliza un hisopo estéril (generalmente un hisopo de algodón o un hisopo con
punta de Dacron) que se inserta suavemente en la uretra (aproximadamente 2-4
cm) y se rota para recoger la secreción. Es importante que el paciente no haya
orinado al menos 1-2 horas antes de la recolección para aumentar la probabilidad de
obtener una muestra adecuada.

Otro método utilizado:

 Muestra de orina: en medio flujo es decir, no la primera parte al orinar en un


recipiente estéril. Esta opción es menos invasiva y puede ser utilizada si no se puede
realizar un hisopado uretral.

Cultivo:

Es un proceso complicado debido a las características únicas de este


microorganismo, ya que tiene requerimientos nutricionales específicos y complejos, lo que
dificulta su cultivo.

Para intentar cultivar Mycoplasma genitalium, se utilizan medios específicos para


micoplasmas, como el medio PPLO (Pleuropneumonia-Like Organisms) o medios
enriquecidos con suero y otros nutrientes; sin embargo, el éxito no es garantizado. En
algunos casos, puede ser necesario cultivar el microorganismo en condiciones anaerobias o
microaerofílicas. Las muestras clínicas se inoculan en el medio especializado. Se incuban a
temperaturas adecuadas (generalmente alrededor de 37 °C) durante un período prolongado
(días a semanas), ya que el crecimiento puede ser lento.

Mycoplasma hominis.

Es una bacteria de cultivo exigente. Al no poseer pared celular, no puede visualizarse


en la coloración de Gram.

Toma de muestra según la entidad clínica:

 Vaginosis bacteriana: se utiliza un hisopado vaginal, para la toma de la muestra


se introduce un espéculo para visualizar la vagina y el cuello uterino, luego con un
hisopo estéril, se toma una muestra del flujo vaginal, especialmente de la parte
posterior de la vagina y del cuello uterino. La muestra se coloca en un medio de
transporte adecuado o en un tubo estéril para su análisis.

 Infecciones de herida poscesárea o tras una histerectomía: se puede tomar


una muestra del exudado de la herida o del sitio quirúrgico afectado. Si hay signos
de infección, se limpia suavemente el área con solución salina estéril. Con un hisopo
estéril, se toma una muestra del exudado presente en la herida. La muestra se
coloca en un medio adecuado para cultivo y análisis.

 Pielonefritis: se recomienda una muestra de orina. Se le indica al paciente que


comience a orinar y luego recoja el flujo medio en un recipiente estéril, evitando así
la contaminación inicial y final. Alternativamente, si hay sospecha de infección grave
o complicaciones, se puede considerar realizar un cultivo a partir de una punción
suprapúbica (en casos seleccionados) o mediante cateterismo uretral.

Cultivos:

 Medios de cultivo especiales para Mycoplasmas: estos medios están formulados


específicamente para satisfacer las necesidades de los micoplasmas. A menudo
contienen peptona, extracto de levadura, glucosa y otros nutrientes.

 Medios bifásicos: consisten en una fase líquida y una fase sólida (por ejemplo, agar).
La fase líquida permite que el micoplasma crezca mientras que la fase sólida actúa
como soporte.
 Medios que contienen antibióticos: debido a que el micoplasma a menudo crece en
presencia de otras bacterias, se pueden agregar antibióticos para inhibir los
microbios contaminantes.

 pH y temperatura: el medio debe tener un pH de alrededor de 7 a 7,5 e incubarse a


una temperatura de alrededor de 37°c.

7. Suceptibilidd a los antibióticos (mecanismos de resistencia).

Mycoplasma pneumoniae.

El tratamiento para esta bacteria, generalmente implica el uso de antibióticos. Los


macrólidos, como la azitromicina o la claritromicina, suelen ser la primera opción de
tratamiento. También se pueden usar tetraciclinas o fluoroquinolonas en ciertos casos. Es
importante completar el ciclo completo de antibióticos recetado por el médico, incluso si los
síntomas mejoran antes de finalizar el tratamiento.

Mycoplasma genitalium.

El tratamiento para esta infección generalmente implica el uso de antibióticos, como


la azitromicina o la doxiciclina. Muchas cepas de micoplasmas son inhibidas por diversos anti
microbianos, pero otras más son resistentes a penicilinas, cefalosporinas y vancomicina. Las
tetraciclinas y la eritromicina son eficaces in vitro e in vivo y, en la actualidad, son los
fármacos más indicados en caso de neumonía por micoplasma. Algunas ureaplasmas son
resistentes a la tetraciclina. El tratamiento de la uretritis por M. genitalium en varones
típicamente es con una dosis de azitromicina administrada en la clínica. Esto asegura el
apego terapéutico y reduce la probabilidad de transmisión sexual a otras parejas sexuales.

Mycoplasma hominis.

Es una bacteria que puede causar infecciones, especialmente en el tracto urogenital.


El tratamiento generalmente incluye el uso de antibióticos, aunque la elección específica
puede depender de la severidad de la infección y la historia clínica del paciente. Algunos de
los antibióticos comúnmente utilizados son:

 Tetraciclinas (como la doxiciclina).

 Macrólidos (como la azitromicina).

 Fluoroquinolonas (como la levofloxacina).


8. Profilaxis.

Mycoplasma pneumoniae

Generalmente se centra en medidas de prevención y control de la infección. Algunas


estrategias para prevenir la infección por Mycoplasma pneumoniae incluyen:

 Lavarse las manos con regularidad.

 Evitar el contacto cercano con personas infectadas.

 Mantener una buena higiene personal.

 Evitar fumar y la exposición al humo del tabaco.

 Mantener un sistema inmunológico saludable a través de una dieta balanceada,


ejercicio regular y suficiente descanso.

 En entornos con alto riesgo de infección, como instituciones de cuidado a largo plazo
o centros de salud, se pueden implementar medidas adicionales de control de
infecciones.

Es importante recordar que no existe una vacuna específica para la prevención de la


infección por Mycoplasma pneumoniae, por lo que la prevención se basa en medidas
generales de higiene y control de infecciones.

Mycoplasma genitalium.

Generalmente implica la prevención de la infección mediante el uso de prácticas


sexuales seguras, como el uso de condones durante las relaciones sexuales. También es
importante limitar el número de parejas sexuales y hacerse pruebas de detección
regularmente, especialmente si se tienen múltiples parejas sexuales. Si ya se ha contraído la
infección, es importante someterse al tratamiento indicado por un profesional de la salud
para prevenir complicaciones y la transmisión a otras personas.

Mycoplasma hominis.

Incluye medidas para prevenir la transmisión de la bacteria, como practicar sexo


seguro utilizando condones, evitar el contacto íntimo con personas infectadas y recibir
tratamiento adecuado cuando sea necesario. También es importante mantener una buena
higiene íntima y personal para reducir el riesgo de infección.

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