Gestion Eductaiva Un Nuevo Paradigma
Gestion Eductaiva Un Nuevo Paradigma
Gestion Eductaiva Un Nuevo Paradigma
Una primera aproximación al término gestión permite observar que ella se relaciona con
management, el cual es un término de origen anglosajón que se traduce al castellano
como dirección, organización y gerencia, entre otros. Aunque se reconoce que gestión es
un término que abarca muchas dimensiones, se considera como distintiva de la misma la
dimensión participativa, es decir, se concibe como una actividad de actores colectivos y no
meramente individuales.
La gestión educativa data de los años sesenta en Estados Unidos, de los años setenta
en el Reino Unido y de los años ochenta en América Latina. Es una disciplina de reciente
desarrollo, que tiene aún bajos niveles de especificidad que, por ser aún una disciplina en
gestación, se constituye en fuerte relación entre teoría y práctica. No se trata, por tanto, de
una disciplina teórica. Su contenido disciplinario está determinado tanto por los contenidos de
la gestión como por la cotidianidad de su práctica.
De acuerdo con lo anterior, la gestión se convierte entonces en una disciplina que permite
responder a los cambios y retos que implican las reformas arriba anotadas.
La gestión como tal, surge del desarrollo o evolución natural de la administración como
disciplina social que está sujeta a los cambios operados en las concepciones del mundo, del
ser humano y del entorno económico, político, social, cultural y tecnológico.
La administración moderna en sus orígenes fue definida por Fayol a partir de cuatro
funciones básicas: planeación, organización, dirección y control. Este enfoque inicial
corresponde a la escuela burocrática, clásica y científica donde la organización es concebida
como un sistema cerrado, mecánico y excesivamente racional, orientado principalmente por
el criterio de rentabilidad.
Posteriormente, surge el enfoque de gestión originado por los círculos de calidad japoneses
promovidos por Deming e Ishikawa y por el socio-análisis francés. Este modelo se
caracteriza por ser participativo y por concebir la organización como un sistema abierto
en el que las variables situacionales del medio externo llevan a una mayor adaptabilidad y
efectividad política.
Planteada así la cuestión, la gestión educativa se convierte en una disciplina necesaria para
ejercer la dirección y el liderazgo integral en las organizaciones educativas y para lograr el
cumplimiento de su función esencial: la formación integral de la persona y del ciudadano,
de manera que logre insertarse creativa y productivamente en el mundo laboral. La gestión
educativa busca desarrollar un mayor liderazgo en los directivos, con el fin de que ejerzan
una autoridad más horizontal, promuevan mayor participación en la toma de decisiones,
desarrollen nuevas competencias en los actores educativos, nuevas formas de interacción
entre sus miembros y entre la organización y otras organizaciones.
En este contexto, según Delannoy, la gestión educativa se preocupa por la búsqueda
de mayor eficiencia y orienta la acción hacia el logro de la productividad educativa y la
rendición de cuentas por medio de herramientas de la administración como la medición y la
evaluación. De igual manera, la organización educativa requiere de una gestión de calidad
para responder desde allí a los retos y los cambios de la sociedad del conocimiento, de
la revolución tecnológica, de la globalización, la democratización, la descentralización y la
modernización.
Finalmente, la gestión educativa según Lya Sañudo (2006) se define como un “proceso
mediante el cual se organizan las interacciones afectivas, sociales y académicas de los
individuos que son actores de los complejos procesos educativos y que construyen la
institución educativa para lograr la formación de los individuos y de los colectivos”.
Concepto de Gestión
Uno de los principios básicos de la gestión es el reconocimiento del valor de las personas en
la organización. Por esta razón, el tema central de la gestión, según Casassús (2000), “es
la comprensión e interpretación de los procesos de la acción humana en una organización”.
De ahí que el esfuerzo de los directivos se oriente a la movilización de las personas
hacia el logro de los objetivos misionales. En el mismo sentido, para Gimeno Sacristán la
gestión es considerada como el conjunto de servicios que prestan las personas dentro de
las organizaciones; situación que lleva al reconocimiento de los sujetos y a diferenciar las
actividades eminentemente humanas del resto de actividades donde el componente humano
no tiene esa connotación de importancia. Lo anterior permite inferir que el modelo de gestión
retoma y resignifica el papel del sujeto en las organizaciones, proporciona una perspectiva
social y cultural de la administración mediante el establecimiento de compromisos de
participación del colectivo y de construcción de metas comunes que exigen al directivo como
sujeto, responsabilidad, compromiso, y liderazgo en su acción.
La gestión como disciplina surge en la segunda mitad del siglo XX como una evolución de la
administración moderna. En sus orígenes se distinguen dos corrientes: