TP Naturales Flor
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Desarrollo
Los fenómenos ondulatorios tienen lugar cuando las ondas se propagan en un medio y se
encuentran con otras ondas, con cambios en el medio, fronteras, brechas y obstáculos en
general. Esto causa alteraciones a la forma de las ondas y a su desplazamiento.
Las ondas transportan energía, no materia. Si nos fijamos bien, cuando se arroja una piedra
a un estanque, lo que se propaga en el agua es la perturbación, ya que las moléculas de
líquido se desplazan brevemente de su posición de equilibrio y regresan a ella tan pronto la
perturbación se aleja.
Como no hay transporte de materia, podemos esperar que las ondas se comporten de formas
distintas a como lo harían los objetos cuando interaccionan.
Las ondas se las ingenian para atravesar distintos medios y hasta para ocupar el mismo
espacio al mismo tiempo, algo que las partículas con masa no pueden hacer, al menos a
nivel macroscópico (los electrones tienen masa y sí pueden experimentar fenómenos
ondulatorios).
Entre los principales fenómenos ondulatorios que podemos observar en la naturaleza están
la reflexión, la refracción, la interferencia y la difracción.
Tanto la luz como el sonido, tan preciados a los sentidos, se comportan como ondas y
experimentan todos estos fenómenos, dentro de las diferencias existentes en sus respectivas
naturalezas.
Por ejemplo la luz no necesita de medio material para propagarse, mientras que el sonido sí.
Además la luz es una onda transversal (la perturbación es perpendicular a la dirección en
que se desplaza la onda), mientras que el sonido es una onda longitudinal (la perturbación y
el desplazamiento son paralelos).
A pesar de su diferente naturaleza, todas las ondas tienen en común los siguientes
fenómenos ondulatorios:
Reflexión:
Cuando las ondas viajan a veces se encuentran con fronteras que separan un medio de otro,
por ejemplo un pulso que viaja a través de una cuerda firmemente sujeta a un extremo.
Una vez que el pulso llega hasta el final de la cuerda, se regresa en buena parte, pero lo
hace invertido. Se dice entonces que el pulso experimenta reflexión, es decir, se refleja en
el límite entre la cuerda y el soporte.
La inversión del pulso se debe a la reacción que ejerce el soporte sobre la cuerda, que por
ley de acción y reacción tiene la misma dirección y magnitud, pero sentido contrario. Por
tal motivo el pulso se invierte cuando viaja de regreso.
Otra posibilidad es que la cuerda tenga algo de libertad en el extremo sujeto, por ejemplo
está anudada a una anilla que puede deslizar sobre una barra. Entonces el pulso enviado a
través de la cuerda no retorna invertido.
En términos generales, cuando una onda se propaga y llega al límite que separa dos medios
diferentes, experimenta un cambio de dirección. A la onda que llega se la conoce como
onda incidente, la que se regresa es la onda reflejada y si una parte se transmite al otro
medio, se conoce como onda refractada.
El sonido es una onda, por eso experimenta reflexión al hablar en un salón vacío. La luz
también es una onda y podemos verla reflejándose en el espejo, sobre la superficie tranquila
de un estanque o en la vidriera un rascacielos.
Refracción:
Además la velocidad con que se mueven las ondas varía según el medio. En el vacío las
ondas luminosas se mueven con velocidad constante c = 300.000 km/s, pero en el agua la
velocidad disminuye hasta (3/4) c y en vidrio todavía más: a (2/3) c.
La velocidad de la luz en un medio depende del índice de refracción de este, definido como
la razón entre c y la velocidad v que la luz tenga en el medio:
n = c/v
El fenómeno es análogo a un carrito de juguete que rueda sobre un piso duro de cerámica o
madera muy pulimentada y súbitamente pasa a rodar sobre una alfombra. No solo modifica
su dirección, sino que también disminuye su velocidad.
Absorción:
Interferencia:
La amplitud de la onda resultante puede ser mayor o menor que la de las ondas que
interfieren, o simplemente pueden anularse unas con otras. En ellas se cumple el principio
de superposición. Para las ondas, el principio de superposición establece que la onda
resultante es igual a la suma algebraica de los desplazamientos de las ondas que interfieren
(pueden ser más de dos).
Si las ondas están en fase, lo cual quiere decir que sus valles y sus crestas están alineados,
resulta una onda con el doble de amplitud. A esto se le conoce como interferencia
constructiva. En cambio, cuando la cresta de una onda se solapa con el valle de otra, se
contrarrestan entre sí y la amplitud de la onda resultante disminuye o llega a hacerse nula.
Este efecto se llama interferencia destructiva. Luego de interactuar, las ondas prosiguen su
camino como si nada hubiera pasado.
Difracción:
Este fenómeno es típico de las ondas; en él la onda se desvía y distorsiona al encontrarse
con un obstáculo interpuesto en el camino de la onda o una brecha en el medio. El efecto es
significativo cuando el tamaño del obstáculo es comparable al de la longitud de onda.
Las ondas atienden al principio de Huygens, el cual establece que todo punto del medio se
comporta a su vez como un foco que emite ondas. Como un medio tiene una cantidad
infinita de puntos, al superponerlos todos se obtiene el frente de onda. Cuando este llega a
una abertura del tamaño de la longitud de onda, los focos en el frente de onda se las
arreglan para interferir entre si y la onda se deforma.
En la siguiente imagen tenemos un frente de onda plano, que se mueve verticalmente hacia
abajo al encuentro de una abertura en un muro.
La luz
La luz es una forma de energía que se origina en los objetos luminosos y que se transmite
por el vacío y por los medios transparentes (cuerpos que dejan pasar la luz y se puede ver a
través de ellos). Una fracción de la energía, emitida por un cuerpo luminoso, llega a
nuestros ojos e impresiona la retina. La visión es la sensación que produce la luz cuando
llega a nosotros.
Propagación de la luz
Siempre que no cambie de medio, la luz se propaga en línea recta. Así lo hace en el aire, en
el agua, en el vidrio, en el plástico transparente y en cualquier otro medio homogéneo que
permita su paso. Pero si pasa de un medio a otro, cambia de dirección (refracción)
En otros medios la luz se propaga a velocidades distintas, y por eso la luz cambia de
dirección al pasar de un medio a otro. En el agua la velocidad es de unos 225000 km/s. Para
comparar la velocidad de la luz en una sustancia con la del vacío se utiliza el índice de
refracción, n, que se obtiene dividiendo la velocidad de la luz en el vacío, c, por la que
posee en la sustancia, v:
n = c/v
Por ejemplo, en el agua es n = 300/225 = 1, 33, lo cual significa que la velocidad de la luz
en el agua es 1,33 veces menor que en el vacío. Una sustancia que posee mayor índice de
refracción que otra se dice que es más refringente y, por tanto, que la luz se propaga por
ella a menor velocidad que por la otra.
Reflexión de la luz
Al incidir un rayo de luz sobre una superficie, cambia su dirección de propagación y vuelve
de nuevo al mismo medio. Se dice que la luz se ha reflejado.
Si encendemos una lámpara en una habitación, todos los objetos se iluminan y podemos
verlos pues reflejan hacia nuestros ojos una parte de la luz que reciben. La luz se está
reflejando en superficies rugosas (que no están pulidas), y se refleja en todas direcciones.
Esta reflexión se llama reflexión difusa, y gracias a ella podemos ver los objetos que no son
luminosos.
Si la luz incide sobre una superficie lisa y pulida se produce una reflexión especular. Un
ejemplo bastante cotidiano de ello son los espejos planos. Los espejos planos son láminas
delgadas y pulidas en las que se produce reflexión especular. Los espejos se fabrican con
materiales como la plata, el aluminio, el acero y otros metales. Los que utilizamos
corrientemente tienen una capa de plata depositada en la parte posterior de una lámina de
vidrio y recubierta de un barniz que la protege.
Si nos ponemos delante de un espejo plano y observamos nuestra imagen al fondo del
mismo, al acercarnos o alejarnos, la imagen se acerca o se aleja. La imagen parece estar a la
misma distancia y tener el mismo tamaño que nosotros. Si levantamos el brazo izquierdo, la
imagen levanta su derecho: se dice entonces que nuestra imagen es simétrica de nosotros
respecto al espejo, pero no es igual.
Refracción de la luz
Si se introduce una varilla en agua parece como si estuviera torcida por el lugar que toca a
la superficie del agua, pero a la varilla no le pasa nada. Los rayos procedentes de la parte
sumergida de la varilla se desvían al llegar a la superficie del agua, porque la luz tiene
distinta velocidad en los dos medios separados por la superficie: el aire y el agua.
Para establecer las leyes de la refracción se realiza primero un montaje como el descrito
anteriormente, pero sustituyendo el espejo plano por una sección de lente semicilíndrica de
vidrio con la cara plana en el diámetro 90º-90º y perfectamente simétrica para que el centro
del cilindro coincida con el centro del disco. Sería aconsejable que la lente fuera tan grande
como el disco para que la luz sólo atraviese una superficie y se comparen ángulos de rayos
en el aire y en la lente (lo cual puede evitarnos preguntas del tipo ``¿y por qué no se refracta
en la cara curva?'' y ``¿es que sólo se refracta la luz en las caras planas?''). Si la luz incide
perpendicularmente a la superficie plana de la lente, la luz no se desvía con lo que va por el
eje 0º-0º. Si se gira el conjunto lente-disco puede medirse ángulo de incidencia, i, y el de
refracción, r en muchas situaciones distintas. Pueden calcularse los senos de estos ángulos
(aunque no sepan lo que es un seno, sus calculadoras sí que lo saben), y/o medirse las
distancias (I y R) que hay desde los puntos de la circunferencia del disco donde entran y
salen los rayos incidentes y reflejados hasta el eje 0º-0º. Puede comprobarse que la relación
entre los segmentos medidos I/R (o entre los senos de los ángulos, sin i/sin r) se mantiene
prácticamente constante cuando se gira el conjunto disco-lente, pero que la relación de
ángulos i/r no lo es pues aumenta al aumentar los ángulos. El valor constante de I/R es el
índice de refracción de la lente respecto al aire, y puede comprobarse que coincide con el
índice de refracción de la lente dividida por el índice de refracción del aire. Por tanto, esta
constante indica cuántas veces más deprisa avanza la luz en el aire que en el vidrio de la
lente. Puede observarse que aunque el ángulo de incidencia sea lo máximo que se puede
(casi 90º), el de refracción no pasa de un cierto valor máximo, que puede ser de 42º. Si se
pone el montaje al revés, de forma que la luz incida en la cara curva, y se refracte en la
plana, puede verse que para ángulos de incidencia mayores de 42º (en este ejemplo), la luz
no se refracta del vidrio al aire, sino que se refleja totalmente. No se me ocurre ninguna
forma válida de comprobar la coplanariedad de los rayos y la normal, pues si se inclina la
lente hacia adelante o hacia atrás, deja de estar en pleno contacto con el disco y lo que se
observe carecerá de sentido.
El sonido
Puede obtenerse una representación temporal (no espacial) de las ondas sonoras con un
ordenador equipado con tarjeta de sonido, micrófono, y programas informáticos para la
captura de sonido a través de la entrada de micrófono de la tarjeta y su
edición/visualización.
Así pueden ser más asimilables conceptos como frecuencia, amplitud y timbre haciendo
``experimentos'' de grabación de distintos sonidos y viendo su representación en pantalla.
Sabiendo de qué formas se comportan las ondas en general, es fácil explicar el
comportamiento del sonido en particular:
Se puede empezar el estudio del sonido investigando cómo se produce, para obtener
información de su naturaleza y características. Para ello se pueden producir sonidos con
distintos objetos. No importa de qué forma se provoque el sonido (golpeo de un tambor o
una campana, frotamiento de las cuerdas de un violín o una sierra,...) se puede observar que
el objeto emisor está vibrando, lo cual se comprueba simplemente tocándolo. Por ello se
puede afirmar que en general los sonidos son producidos por cuerpos (sólidos, líquidos o
gases) en vibración.
Esta vibración puede estudiarse con más detenimiento haciendo experimentos de emisión
de sonidos en una cuerda (de seda o nylon) tensa a la que se le ha atado un botón o un papel
de color llamativo, variando su longitud. Además puede observarse la forma temporal de
esta vibración con un software para visualización de ondas sonoras recogidas desde una
tarjeta de sonido, e intentando generar un sonido lo más ``puro'' posible (de amplitud y
frecuencia constantes en toda la onda, y de forma lo más sinuosa posible). Así se repasan
los conceptos de amplitud y frecuencia intentando controlarlos.
La propagación del sonido por el aire es incuestionable (¿o no?) puesto que responde a
nuestras experiencias cotidianas, y con unas simples observaciones se puede comprobar que
el sonido también se propaga en sólidos y líquidos (se puede hablar a través de una puerta
cerrada, el griterío de los niños se sigue oyendo cuando nos zambullimos en la piscina
olímpica municipal de Burjassot, los pasos del vigilante del instituto se oyen desde más
lejos cuando se pega la oreja al suelo). Sin embargo no se propaga en el vacío: si se hace
sonar un timbre en un recipiente del que se ha extraído el aire no se oye nada11. Por tanto,
la propagación del sonido requiere un medio material, y tiene lugar en cualquier sustancia
sea cual sea el estado en que se encuentre.
Si el sonido es una onda mecánica se propagará con una velocidad, y esta velocidad puede
medirse (el que sea fácil o no es otra historia): Dos personas se colocan separados por una
distancia de varios kilómetros (para que el tiempo invertido por el sonido en recorrerla sea
apreciable). La primera persona hace sonar una campana al mismo tiempo que pone en
marcha un cronómetro. La segunda persona hace estallar una maceta cuando oye la
campana. La primera persona para el cronómetro al oír el inicio de la maceta. El tiempo que
marca el cronómetro es el invertido por el sonido en recorrer la distancia de ida y la de
vuelta.
Las olas en los líquidos y las ondas en un muelle tienen velocidades que dependen del
medio (puede verse que en los muelles más rígidos la velocidad es mayor que en los laxos:
se utilizan muelles laxos para poder ``ver'' las ondas propagándose por ellos porque si no
van demasiado deprisa para ``verse''). Como con el sonido pasa lo mismo podría pensarse
que ésta es otra prueba para que el sonido sea una onda, pero no es tal prueba: una persona
caminando al aire libre va más rápido que caminando por una piscina que no le cubra
(porque si no, o flota y no puede caminar, o no flota y se acaba ahogando).
Los aviones supersónicos utilizan como unidad de velocidad el mach, que es la velocidad
que tiene el sonido en el aire que tienen alrededor del avión. Si el avión vuela a 1 mach
cerca de la superficie, su velocidad será aproximadamente de 340 m/s o 1224 km/h.
La difracción y la interferencia son cosas que sólo les pasa a las ondas, y se ha comprobado
experimentalmente que también le pasa al sonido. La difracción es poder ``rodear''
obstáculos que no sean mucho más grandes que la longitud de onda, con lo que si un sonido
tiene una frecuencia de 340 Hz, podrá rodear obstáculos no mucho más grandes de 1 m de
ancho y no podrá rodear edificios de 100 m de ancho.
Las interferencias se presentan cuando un punto del medio es alcanzado por más de una
onda: las vibraciones que dichas ondas provocan en la partícula del medio pueden sumarse
o eliminarse entre sí dependiendo de si están de acuerdo o no en hacer vibrar a la partícula
en el mismo sentido. No es muy difícil comprobar la existencia de interferencias sonoras
golpeando un tenedor de plata o un diapasón: girándolo lentamente cerca del oído puede
notarse que hay posiciones en que la sonoridad es mayor y otras donde es menor.
El que el sonido sufra difracción e interferencia es una prueba irrefutable de que el sonido
es un proceso ondulatorio, pues otros fenómenos como la reflexión se dan en las ondas y en
las pelotas de tenis.
Reflexión:
Cambio de dirección que experimentan las ondas cuando inciden sobre un obstáculo y
vuelven al medio del que proceden. El eco se produce por la reflexión de las ondas de los
sonidos.
Eco:
Audición repetida de un mismo sonido: primero del sonido directo y después reflectado en
una superficie que está suficientemente alejada.
El oído humano distingue dos sonidos consecutivos cuando los percibe con una diferencia
de una décima de segundo. Suponiendo que la velocidad del sonido en el aire es 340 m/s,
en una décima de segundo el sonido recorre 34 m, y como ha de ir y volver, necesitará para
percibirse que el obstáculo este, por lo menos, a una distancia de 17 m.
Conclusión
El hombre siempre está expuesto a fenómenos energéticos reflejados en formas lumínicas
(como la luz del sol, la luz de las luminarias), térmicas (flamas, superficies calientes y frías)
y sonoras (música, ruido). Estas formas de energía se caracterizan por tener un
comportamiento ondulatorio y tienen diferentes orígenes físicos (mecánicos y
electromagnéticos).
Comprender los principios del comportamiento de la luz, el calor y el sonido nos permiten
aprovechar o, bien, redirigir, dichas formas de energía para proveernos el confort del
espacio (o del objeto, en su caso) a través de propuestas originales.
Este tema nos será de utilidad para comprender cómo la energía en forma de luz y sonido
interactúa con la materia, y así poder aplicar estos conocimientos en el diseño de estrategias
y tecnologías de iluminación natural y artificial, calefacción y refrigeración, y de sonido,
dentro del entorno habitable del hombre.
Bibliografía