Novena A Santa Clara 2024

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SIGNO: Les proponemos que durante estos días de la novena, dispongan un pequeño espacio sagrado si

pueden con la imagen o cuadro de Santa Clara, una planta, luz o algún símbolo vocacional franciscano.

ALABANZAS A NUESTRA HERMANA CLARA, PARA TODOS LOS DÍAS: (Estribillo opcional)

Alabado seas, mi Señor, por nuestra Hermana Clara,


virgen prudente, que se abrazó por tu amor a la pobreza santa.

Alabado seas, mi Señor, por la vida penitente y luminosa


de nuestra hermana Clara. A ti, el honor, la gloria y la alabanza.

Loados seas, mi Señor, por la vida compasiva y apasionada de


nuestra hermana Clara, y por su virginal ofrenda enamorada.

Alabado seas, mi Señor, por la fuga amorosa de nuestra Hermana


Clara, por el despojo alegre en la noche estrellada.

Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara, porque puso


sólo en Ti su confianza y su ejemplo suscitó miles a su semejanza.

Alabado seas, mi Señor, por la vida consagrada de nuestra


Hermana Clara, por su vida de oración y entrega enamorada.

Alabado seas, mi Señor, por la Hermana Clara,


por su vida de sacrificio que fortalece y anima la fe del mundo.

Alabado seas, mi Señor, por el amor donado de nuestra hermana


Clara, del cual ella bebió en la fuente de tu costado.

Loados seas, mi Señor, por su vida silenciosa y abnegada,


una vida madura, hasta en la cruz ofrendada.

Alabado seas, mi Señor, por nuestra Hermana Clara,


que se abrazó a tu providencia, como verdadera sierva.

Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara,


dulce, compasiva y generosa en la caridad a sus hermanas.

Alabado seas, mi Señor, porque nos enseñó de vida y de palabra


a ser lo que quería: tu hija, tu madre, tu esposa y tu hermana.

Loados seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara


ejemplo de santidad, de pobreza, obediencia y castidad.

Loados seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara


porque a través de ella seguimos hoy tus huellas.

2
CLARA Y LA VOCACIÓN
“DON GRATUITO DE DIOS”

REFLEXIÓN DEL DÍA: Clara reconoce que todo es don gratuito de Dios y no por méritos propios.

Escuchemos sus palabras:

Entre los múltiples dones que hemos recibido y diariamente del que nos da con
generosidad, el Padre de las misericordias, la generosidad del Padre de todo y por
los cuales debemos dar gracias al mismo Padre glorioso está el de nuestra vocación,
pues cuanto más perfecta y mayores, tanto más es lo que debemos a Él; por eso dice
el apóstol: “Reconoce tu vocación” (Test. 2)

Consideremos, por tanto, amadas hermanas, los inmensos dones que Dios ha
derramado sobre nosotras y entre ellos los que se ha dignado concedernos por
medio de su siervo amado, nuestro bienaventurado padre Francisco. En esto
podemos considerar la copiosa benignidad de Cristo para con nosotras, pues él, por
su abundante misericordia y caridad, se dignó decir por medio de su santo, estas
cosas acerca de su vocación y elección. Y nuestro beatísimo padre Francisco
profetizó esto no sólo de nosotras sino también de todas aquellas que habían de venir
para seguir la santa vocación a la que nos llamó el Señor. (Test. C.)

CANTO: “Hermana Clara” (opcional)

Clara es tu nombre, claro tu vivir, Clara, Clara, Clara, alma de cristal,


trigo tus cabellos, miel tu sonreír. /en invierno y en la nieve floreció el rosal/
Frágil como un mimbre, sed de eternidad,
/Dios te da su fortaleza, sol de claridad/ Alma franciscana, llama de oración,
búsqueda constante en tu sed de Dios.
Clara, Clara, Clara, trigo, lirio y luz. Flor que nos ofrece, la fraternidad,
Clara, Clara, Clara, esposa de Jesús. /Dios te da su fortaleza, sol de claridad/
3
TEXTO BIBLICO: 2 Pedro 1, 3 - 15

Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, en primer lugar el
conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su propia gloria y fuerza. Por ellas nos ha
concedido lo más grande y precioso que se pueda ofrecer: ustedes llegan a ser partícipes de la
naturaleza divina, escapando de la corrupción que en este mundo va a la par con el deseo. Por
eso, pongan el máximo empeño en incrementar su fe con la firmeza, la firmeza con el
conocimiento, el conocimiento con el dominio de los instintos, el dominio de los instintos con la
constancia, la constancia con la piedad, la piedad con el amor fraterno y el amor fraterno con la
caridad. Pues si tienen todas estas virtudes en forma eminente, no serán inútiles ni estériles, sino
que más bien alcanzarán el conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor. En cambio, quien no
tiene todo esto es ciego y corto de vista, y se ha olvidado de que fue purificado de sus pecados
pasados. Por lo tanto, hermanos, esfuércense por confirmar el llamado de Dios que los ha
elegido. Si obran así, no decaerán, y se les facilitará generosamente la entrada al reino eterno de
nuestro Señor y Salvador, Cristo Jesús. Por eso siempre trataré de recordarles estas cosas,
aunque las sepan y se mantengan firmes en la verdad que poseen. Me parece bueno avivar su
memoria mientras esté en la presente morada, sabiendo que pronto será desarmada esta tienda
mía, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo. Por eso procuro hacer todo lo
necesario para que, después de mi partida, recuerden constantemente estas cosas.

Momento de interiorización para dar gracias a Dios por el llamado que nos ha hecho y la
vocación franciscana que nos ha regalado, gratuitamente.

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:

Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino.

Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad


feliz, en la convivencia fraterna, en el silencio contemplativo y
en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad,


de la humildad fraterna, de la pobreza evangélica, alimentados
por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro
Carisma. Amén

4
CLARA, SU SER DE MUJER
REFLEXIÓN DEL DÍA:
Clara de Asís fue una joven de familia noble que tenía una vivencia cristiana ejemplar. Apreciada
por los valores del respeto, de la cortesía y de la caridad para con los pobres. De familia noble,
pero más noble por el comportamiento. Desde muy joven se destacó en todas las virtudes. En la
juventud su corazón deseaba algo más, y el ideal de vida asumido por Francisco de Asís vino al
encuentro de su deseo. Abandona todo: - familia, matrimonio, amistades y propiedades – para
seguir a Jesucristo pobre, haciéndose pobre a ejemplo de Francisco y por causa de Jesucristo.

Clara se cultivó y perfeccionó como ser humano para poder seguir a Jesucristo con toda la
entereza de su ser. Aprendió y se ejercitó en el amor a Dios y a los hermanos. Cada día se iba
tornando más confiada, más sana, más humana, más dinámica, más productiva, más
comprensiva, más amiga y más feliz. Manifiesta y revela a cada momento la alegría de vivir, el
interés, la fe, el coraje, la paz, la belleza, la vitalidad, la ternura, la comprensión, la bondad, la
amistad, la buena voluntad. Todas estas actitudes y virtudes brotan de lo íntimo de su ser.

En todos los testimonios que se registran en el proceso de canonización, se percibe como Clara
fue una mujer integrada, logrando una armonía perfecta entre todas las dimensiones de la
naturaleza humana. A partir de esa integración humana puede también integrar lo divino, siendo
expresión de Dios para la humanidad.

Clara se presenta como una personalidad fuerte, ejemplo de feminidad auténtica y madura. Es
mujer pobre y humilde, libre y valiente, hermana y madre de numerosas compañeras; es más, se
siente esposa, madre y hermana del propio Señor Jesucristo. Clara es ejemplo de una nueva
tipología femenina, por su fuerza liberadora y transparente.

CANTO: “Clara de Asís, alma enamorada” (opcional)


Quien iba a pensar, que una mujer tan hermosa,
una mujer de alcurnia con sencillez, candora,
tuviera como ideal, dedicar todo su encanto a su Dios.
5
Quien iba a creer, que una mujer que ha entregado,
hijos, madre, hermanos para servir, a su Dios, se pudiera elevar,
hasta alcanzar lo eterno, su amistad.

Y una noche salió, hacia el encuentro de ese amor,


y ahí floreció como una llama el amor,
va en la oscuridad hacia la morada,
esa alma enamorada, en busca del Señor.
Clara, Clara ah ah…
Cristo la sedujo, Francisco la encaminó,
ella pensaba tan solo, agradar a su Señor,
su servicio, su sacrificio, oración de su vida hizo al Señor,
su alma enamorada, ya vive solo para Él,
se ha convertido en hermana, la pobre, la mujer,
la que siguió con amor, lo que el Señor le indicó, vive en Él.
Y una noche salió, hacia el encuentro de ese amor,
y ahí floreció como una llama el amor,
va en la claridad hacia la eterna morada,
esa alma enamorada, al fin encontró su amor.
Clara, Clara ah ah…

TEXTO BÍBLICO: Proverbios 31, 1 ss…


“Una mujer virtuosa ¿dónde hallarla? Porque su valor sobrepasa grandemente al de las piedras
preciosas. Le tendió la mano al pobre, la abrió para el indigente. ¡Las mujeres valientes son
incontables, pero tú a todas has superado! Reconózcanle el trabajo de sus manos: un público
homenaje merecen sus obras.”
Momento de interiorización para dar gracias a Dios por nuestro ser de mujeres consagradas…

Alabanzas a nuestra hermana clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:


Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino. Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la
convivencia fraterna, en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén

6
CLARA, SIN NADA PROPIO

REFELEXIÓN DEL DÍA:

La Bula de aprobación de la Regla de Santa Clara, concede a ella


y a sus hermanas el privilegio de la altísima pobreza. En esta Bula,
el Papa Inocencio IV menciona la petición de Clara, para que
confirme la forma de vida, dada por Francisco a las Hermanas de
San Damián, según la cual deben vivir en comunidad, en espíritu
de unidad y con el voto de Altísima Pobreza. (Texto Base FF)
Santa Clara no consigue ver a Jesucristo sino como un pobre.
Como Él, Clara quiere estar totalmente entregada en las manos del
Señor. Luchó mucho para no tener nada propio, como aprendió
con Jesús y Francisco. Consiguió del Papa el privilegio de la
pobreza, para que las hermanas no fuesen forzadas a tener
propiedades y rentas y veló por él hasta ver su Regla aprobada
con la inclusión de la pobreza y de la fraternidad, tres días antes de
su muerte.

CANTO: “Nada posee Clara” (opcional)

Nada posee Clara, nada le pertenece; Nada de lo que fluye, su párpado estremece;
como lirio del huerto, libre respira y crece. Clara mira y escucha, al Verbo que acontece.
Nada coge en su mano, nada de aquí fenece; Clara mira al espejo, del rostro de Jesús,
pobre, en la cruz se abraza, Clara lo va imitando, hasta imitar la cruz.
con Cristo que padece.
Clara no necesita adornarse de diamantes,
Clara sigue al Cordero donde quiera que va, Clara se ha revestido de santidad radiante.
del pesebre al calvario, Clara con Cristo está. Clara se ha despojado de la gloria terrenal,
para vestir las joyas que su Señor le da.

7
PALABRAS DE SANTA CLARA: “Abrázate a Cristo Pobre, como virgen pobre”

¡Oh bienaventurada pobreza, que a quienes la aman y abrazan, les alcanza las
riquezas eternas!

¡Oh santa pobreza, por la que, a quienes la poseen y desean, Dios promete el Reino
de los cielos. (Mt. 5, 3) y les ofrece, sin lugar a dudas, la gloria eterna y la vida
bienaventurada!

¡Oh piadosa pobreza, a la que, por encima de toda otra cosa, se dignó abrazar el
Señor Jesucristo que gobernaba y gobierna el cielo y la tierra, y que, con sólo decirlo
todas las cosas fueron hechas!

En efecto, las zorras tienen sus madrigueras – dice – y las aves del cielo sus nidos,
pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza (Mt, 8, 20; Lc. 9, 58) y al
inclinar la cabeza entregó su espíritu. (Jn. 19, 30). (Ct. a Inés 15-18)

TEXTO BÍBLICO: Marcos 10, 17 – 31

Momento de interiorización personal: ¿Verdaderamente me he abrazado a Cristo pobre, para


vivir sin nada propio?

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:

Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino.

Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la convivencia fraterna,
en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de


la simplicidad, de la humildad fraterna, de la
pobreza evangélica, alimentados por la
Palabra y la Eucaristía, al servicio de los
pobres y excluidos, en no perder el punto de
partida de nuestro Carisma. Amén

8
REFLEXIÓN DEL DÍA:
En Clara de Asís, la propuesta de la unidad y de la alegría brotan de la conciencia de la filiación
divina, del seguimiento de Jesucristo y de la comunión en el mismo proyecto de vida que se
traduce, principalmente, en la vivencia de la hermandad.

La convivencia en San Damián es modelo de vida. Además de las actitudes de servicio,


humildad, dedicación, se vivía un clima de agradable alegría, que brotaba de lo profundo del ser:
La alegría que había dentro rebosaba fuera. Clara no retenía nada para sí. En la oración se
llenaba de locura y bondad del propio Dios e irradiaba alegremente todo ese bien, llenando el
corazón de las hermanas de la misma locura y alegría.

Clara dejaba trasbordar su alegría en las palabras que escribía. En este texto muestra su
felicidad ante las virtudes de la Hermana Inés de Praga, que complementan lo que falta en ella.

PALABRAS DE SANTA CLARA:

Realmente puedo alegrarme y nadie podrá privarme de tanto gozo, porque,


teniendo ya lo que anhelé tener bajo el cielo… ¿Quién podrá, por consiguiente,
decirme que no goce de tantas y tan admirables alegrías? Alégrate, pues, siempre
en el Señor, también tú, queridísima. Y no te dejes envolver por la amargura y el
desánimo, señora, amada de Cristo. (3° Carta a Inés 5; 9)

Tengo la mayor alegría y desbordo con la mayor exultación en el Señor al saber


que estás llena de vigor, en buena situación y obteniendo éxitos en el camino
iniciado para obtener el galardón celestial. Oí decir y estoy convencida de que tú
completas maravillosamente lo que falta en mí y en las otras hermanas, para seguir
los pasos de Jesucristo pobre y humilde. (3° Carta a Inés) 9
CANTO: “Clara, hija de la luz” (opcional)

Claros son tus ojos, al abrirlos a la vida,


claros son tus gritos, cuando aspiras el planeta,
es clara la mirada y más fuerte es el abrazo, a esta vida.
Seguir a Jesús, te hará dejar la casa,
el calor de hogar, el del padre y de la madre,
la honradez y la justicia, para abrirte a otra justicia,
más perfecta.

Clara, hija de la luz; Clara tú nos das la luz


con sonrisas (2) con sonrisas.

El gozo y el dolor, han dejado en ti una marca,


te han purificado y te han hecho alma libre,
mujer acogedora de Dios y de los hombres, en abrazo.

Lleno el corazón de simplicidad y fe


tú también serás, la palabra de Evangelio;
sonrisa para todos, sonrisa para el pobre y para el débil.

TEXTO BÍBLICO: Mateo 5, 11 – 12


Bienaventurados seréis cuando os calumnien, cuando os persigan y digan falsamente toda clase
de mal contra vosotros por mi causa. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa será
grande en el cielo, porque así persiguieron a los profetas que vinieron antes de vosotros.

Momento de interiorización personal: ¿En qué fundamento mi alegría?

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:

Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino. Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la
convivencia fraterna, en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén

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CLARA, MUJER FRATERNA

REFLEXIÓN DEL DÍA:

En sus escritos, Clara muestra cómo la fraternidad fue profundamente vivenciada por ella y sus
hermanas. Al principio, Clara deseaba solamente dedicar todo su ser y su amor a Jesucristo. Con
la llegada de las hermanas, para unirse en el mismo ideal de vida, amplió su proyecto para abrirse
al amor fraterno.

Las cartas que Clara escribe, además de orientar en el camino de crecimiento de la espiritualidad,
revelan toda su dimensión humana y fraterna. En general, los escritos revelan tres actitudes
siempre presentes en Clara: El amor, la humildad y la caridad. Ella encarna esas actitudes
transformándolas en virtudes, las cuales definen su modo de ser: Clara es amor, es humildad y es
caridad y por eso es generadora de fraternidad. Más que construir una vida fraterna en San
Damián, Clara, a partir de la fecundidad de su ser, genera la fraternidad.

La lista de las cualidades que el Papa Alejandro IV enumera en la Bula de Canonización, se


refieren a cuestiones humanas y fraternas y no divinas:

“Vigilante en el cuidado, esforzada en el servicio, atenta en la exhortación; diligente


para amonestar, pronta para compadecerse, discreta para callar, madura en el
silencio, experimentada en todas las cosas oportunas para un perfecto gobierno,
queriendo más servir que dominar y más honrar que ser honrada. Su vida era
instrucción y doctrina para las otras. En este libro de la vida, las hermanas
aprendieron la regla del bien vivir; en este espejo de vida, las hermanas
contemplaron los caminos de la vida. Pues permanecía en la tierra con el cuerpo,
más su alma andaba por el cielo. Fue vaso de humildad, armario de castidad, ardor
de la caridad, dulzura de la bondad, fuerza de la paciencia, vínculo de paz y
comunión de fraternidad. Suave de palabra, dulce en las actitudes, en todo amable y
bien aceptada”. (BC 39-42)

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CANTO: “Basta con amar” (opcional)

Basta con amar, basta con servir,


que el amor es fuente de plenitud para el corazón.
Basta con amar, basta comprender
que la vocación más perfecta y pura es el amor.

/: Enamorada, enamorada, Clara está enamorada.


Enamorada, enamorada, Clara está enamorada /:

Todos pueden ver que en su rostro hay


un semblante amable, una belleza muy singular.
El Supremo amor pudo realizar
porque Jesucristo fue su Amado y todo su ser.

/: Muy enamorada, enamorada,


se encuentra Clara, Clara está de su Señor /:

TEXTO BÍBLICO: 1 Juan 4, 7 – 21

Momento de interiorización personal: ¿De qué manera soy generadora de fraternidad?

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:

Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino.

Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la convivencia fraterna,
en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén

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CLARA, UN ALMA
AUTÉNTICAMENTE
CONTEMPLATIVA

REFLEXIÓN DEL DÍA:


Clara, es una mujer totalmente centrada en Jesucristo, una esposa profundamente enamorada
del Esposo, un alma auténticamente contemplativa. “Los grandes ojos de Cristo [el crucifijo de
san Damián] que habían fascinado a Francisco, se convierten en el espejo de Clara”. Clara
aprendió en la escuela de Francisco que Dios es la verdadera belleza (cf. 4CtaCl 10; AlD 4).
Entonces su corazón se dejó iluminar por ese esplendor, lo que hará que no apague nunca “el
espíritu de la santa oración y devoción” (cf. RCl 7, 2; Proc IV, 4; VI, 3), y que se deje transformar,
toda entera, por la contemplación (cf. 3CtaCl 13), viviendo en un continuo estado de conversión,
en la búsqueda constante de Dios, en permanente actitud de obediencia en la fe.

En las cartas a Inés, la Plantita de Francisco nos muestra como la contemplación parte siempre
de una mirada, también en su caso, atenta, llena de estupor y de gratitud, al misterio de la
encarnación:

Aquel “al que no podían contener los cielos”, se abajó hasta hacer su morada “en el
pequeño claustro” del “vientre sagrado” de la doncella de Nazaret (3CtaCl 18-19). El
“Señor de los Señores” (2CtaCl 1), “tan digno, tan santo y glorioso”, al recibir “la
carne verdadera de nuestra humanidad y fragilidad” (2CtaCl 4), “quiso aparecer en
el mundo como un hombre despreciado, indigente y pobre” (1CtaCl 19), “y, siendo
sobremanera rico (2Cor 8, 9), quiso escoger la pobreza en este mundo, junto con la
bienaventurada Virgen, su Madre” (2CtaF 5).

CANTO: “Clara Imagen de Dios” (opcional)


Clara misterio de Dios, peregrina de Dios.
Clara tan solo una voz, que hace vida el amor.
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Clara ilumina al seguir, el silencio interior.
Clara respuesta de hoy, esperanza y valor.

Pobre entre los pobres, allana el corazón,


eres fuerte y joven, símbolo de paz
y enamorada de la vida, de la vida.
Vida, vida, vida.

Clara mirada de Dios, alegría del mundo.


Clara imagen de Dios, Clara imagen de Dios,
Clara imagen de Dios.

Clara, no es solo un alma contemplativa, es también maestra de contemplación, y en cuanto tal


nos ofrece un método a seguir, el cual se puede sintetizar en tres verbos que aparecen en la
segunda y cuarta carta de Clara a Inés: mirar (observar), considerar y contemplar.
Mirar, observar atentamente: “Mira diariamente este espejo… (4CtaCl 15ss). Mirar implica poner
en juego todos los sentimientos, hasta revestirse de Cristo (cf. Gal 3, 27; Ef 4 24), hasta tener sus
mismos sentimientos (cf. Fil 2, 5).
Considerar: Para Clara el considerar abarca la mente y conduce a percibir la humildad, como un
contraste que escandaliza y fascina: El Rey de los ángeles envuelto en pañales y reclinado en un
pesebre (cf.2CtaCl 19-20). Para Clara, pobreza y humildad están estrechamente unidas (cf.
SalVir 2). La humildad es la condición kenótica del seguimiento. Para Clara considerar significa
seguir a Cristo en su humildad y en su abajamiento.
Contemplar: El contemplar implica principalmente el corazón que, para Clara, es el lugar de la
alianza con el Esposo. En este sentido la contemplación expresa la entrega total y radical, la
comunión que permite saborear a Dios. Para ello es necesario tener el corazón totalmente vuelto
hacia el Señor. Ello permitirá tener un corazón puro (cf. RCl 10, 10), ver con los ojos de Dios.
Contemplar, es sencillamente seguir a Cristo, en la radicalidad que propone el Evangelio.
Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…
ORACIÓN A SANTA CLARA:
Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino. Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la
convivencia fraterna, en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén
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CL ARA, UNA VIDA
TRANSPARENTE

REFLEXIÓN DEL DÍA:

Clara tuvo una vida ejemplar en todo sentido. Testimonió y dejó transparentar el gran amor y
santidad de Dios. Antes de irse a San Damián, Clara ya era considerada como santa por todos
los que la conocían, por su gran honestidad y bondad.

Clara tenía el conjunto de todas las virtudes: “Su humildad, benignidad, paciencia y las otras
virtudes que ella poseía en abundancia, hacían creer firmemente que, “de la Virgen María para
acá, ninguna mujer tenía mayor mérito que Clara”.

Clara se tornó madre y maestra, generando muchos hijos e hijas en el Señor Jesucristo. Como
Dios Padre que por amor genera vida, así Clara, en la fecundidad de su amor, se torna
generadora de vida y ejemplo para todos.

VEAMOS LO QUE ELLA MISMA ESCRIBE EN SU TESTAMENTO:

Porque el mismo Señor nos puso a nosotras y a nuestra forma de vida como
ejemplo y espejo no sólo para los demás, sino también para nuestras mismas
hermanas, a las que llamó el Señor a nuestra vocación, con el fin de que también
ellas sean espejo y ejemplo para los que viven en el mundo. Habiéndonos pues,
llamado el Señor a cosas tan grandes, de modo que en nosotras puedan mirarse
como en un espejo aquellas que son ejemplo y espejo para los demás, estamos
muy obligadas a bendecir y alabar a Dios y a afianzarnos más y más en el Señor
para hacer el bien. (Ts. C. 19-22)

15
Clara fue y continúa siendo una luz, no sólo para la familia franciscana, sino para toda la Iglesia y
para la humanidad.

Canto: “Clara, doncella de luz” (opcional)

Tú supiste imitar la pobreza y la humildad de María,


como ella guardaste en tu ser la Palabra de Dios y la hiciste vida.
Y escondida con Cristo en Dios tu vida de amor
fue una luz que a todos iluminó.

Fuiste Clara doncella de luz y en ti tuvo Jesús su complacencia,


como María fuiste ejemplo de fe y de entrega y amor en la Iglesia.
Tu camino queremos seguir en pobreza y en humildad, en alegría y paz.

/: Clara, plantita que Francisco cultivó.


Clara, saber vivir la voluntad de Dios.
Clara, ayúdanos a ser luz del Señor
y darle al mundo la esperanza de su amor /:

TEXTO BÍBLICO: Mateo 5, 13 – 16

Momento de interiorización personal: ¿De qué manera mi vida ilumina la vida de los demás?

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:

Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino.

Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la convivencia fraterna,
en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén

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CLARA Y LA BENDICIÓN

REFLEXION DEL DÍA:

La bendición es al mismo tiempo una alabanza y un agradecimiento a Dios. La palabra bendición


viene de bendecir, o sea hablar bien de Dios, decir cuán bueno es Él. En cada bendición es
necesario despertar en el corazón de las personas la adoración, la alabanza y el agradecimiento.
Tomar la bendición, pedir la bendición, es manifestar nuestra fe en la presencia tierna de Dios y
en el poder de la resurrección. La bendición es, por tanto, «multiplicación», fecundidad,
transmisión de vida en la tierra, y después exaltación y glorificación en el cielo.

La bendición que Santa Clara deja a todas las hermanas presentes y futuras, es como si fuese
una carta a todos nosotros; una carta de amor: amor de Clara y amor de Dios, que une el cielo y
la tierra. Bendición en la que Clara no ahorra nada de sí, y no sólo en esta tierra, sino incluso
después de su muerte.

CANTO: “Bendición de Santa Clara”

El Señor les bendiga, les guarde y les de paz.

Ilumine su rostro y les de misericordia.

Gocen ustedes su mirada y les de su paz.

Sean siempre amantes de Dios y del bien de sus almas.

El Señor esté con ustedes y ustedes siempre con Él.

17
MEDITEMOS CADA UNA DE LAS PALABRAS DE SU BENDICIÓN:

Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro bienaventurado Padre San Francisco,
hermana y madre de ustedes y de las otras hermanas pobres, indigna, ruego a
nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por intercesión de Santa María, de
San Miguel Arcángel y de todos los ángeles de Dios, de nuestro bienaventurado
padre Francisco y de todos los santos y santas, crecer en la gracia y, en virtud de
sus siervos y siervas, en su Iglesia militante; en el cielo, exaltándolas y
glorificándolas en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas.

Yo las bendigo en mi vida y después de mi muerte, como puedo, con todas las
bendiciones con que el Padre de las misericordias bendijo y bendecirá a sus hijos e
hijas en el cielo y en la tierra y con los cuales un padre y una madre espiritual
bendicen y bendecirán a sus hijos e hijas espirituales. Amen siempre sus almas y
las de todas sus Hermanas y sean siempre solícitas en la observancia de lo que
prometieron a Dios. El Señor esté siempre con ustedes y que ustedes estén
siempre con Él.

El Señor las bendiga y las guarde, les muestre su rostro y tenga misericordia de
ustedes. Vuelva su rostro sobre ustedes y les conceda la paz, a ustedes mis
hermanas e hijas y a todas las otras que vinieren y permanecieren en su comunidad
y a todas las que perseveraren hasta el fin en los otros monasterios de las señoras
pobres. AMÉN.

TEXTO BÍBLICO: Números 6, 22 – 27

Momento de interiorización personal: ¿De qué manera soy bendición para otros?

Alabanzas a nuestra hermana Clara, para todos los días…

ORACIÓN A SANTA CLARA:


Amable Santa Clara, que respondiste generosamente al llamado del Señor, siguiendo a Cristo
pobre, ayúdanos a alcanzar la gracia y el coraje de decir siempre un sí decidido al plan de Dios
para nuestro camino. Muéstranos que es posible realizar el sueño de una fraternidad feliz, en la
convivencia fraterna, en el silencio contemplativo y en el servicio humilde y solidario.

Concédenos a todos que vivamos el camino de la simplicidad, de la humildad fraterna, de la


pobreza evangélica, alimentados por la Palabra y la Eucaristía, al servicio de los pobres y
excluidos, en no perder el punto de partida de nuestro Carisma. Amén

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TRANSITO DE SANTA CLARA
“UNA VIDA ENTREGADA”

SIGNO: Cirio Pascual

AMBIENTACIÓN: (El tránsito se puede realizar integrado con las primeras vísperas de Santa Clara)

Nos hemos reunido para celebrar con gozo el triunfo de nuestra hermana Clara. Con su luz y
transparencia evangélica, esta mujer eclesial, consumió los días de su peregrinación terrena
aguardando con fidelidad la llegada del Esposo. Fiel discípula de Jesús le imitó en su altísima
pobreza, como lo había aprendido de su «plantador y guía», el Hermano Francisco.

Alabemos y ensalcemos al Dios grande “Santo y admirable Señor”, mientras aguardamos con el
aceite de la fidelidad, para que cuando llegue Jesús, pueda encontrarnos con las lámparas
encendidas.

Después de toda una vida entregada a Dios, a las hermanas, a los hermanos, a toda persona;
después de una vida de búsqueda constante, a lo largo de la cual Clara ha sabido responder a la
llamada que un día Dios le dirigió a seguir a Jesucristo Pobre; después de vivir con fidelidad y
firmeza el evangelio, en oración, fraternidad y pobreza, Clara deja esta vida con el gozo de haber
vivido realmente entregada, y abraza la muerte, que se le acerca, con estas palabras: “Gracias,
Señor, porque me has creado”.

Vamos a intentar vivir estos momentos, percibiendo el gozo de la Hermana Clara, en un ambiente
pascual.

(Se enciende el cirio pascual y se hace la siguiente oración)

ORACIÓN: Oh Cristo, lámpara que alumbra a la nueva Jerusalén; que la admirable claridad de
esta llama, símbolo de tu cuerpo glorioso, difunda su resplandor sobre los que nos encaminamos
hacia tu morada. Concédenos, a todos los que nos sentimos peregrinos, una gran esperanza.
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Que el amor que has puesto en nuestro corazón, se mantenga ardiente. Que aprendamos de la
Hermana Clara a ser luz y transparencia de evangelio. Que nos dejemos iluminar por la luz de tu
rostro para que, como Clara, reflejemos esta luz en todo el mundo. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.

CANTO: “Gracias, Señor, porque me creaste”

Me pensaste desde siempre, Señor de la eterna alba,


y me creaste en el tiempo con amor, a tu hora exacta.

Gracias porque me pensaste, porque me creaste, gracias.

Me cuidaste como un padre a su hija muy amada,


y me infundiste tu espíritu, fuego de mi llama.

Música de oración…

Lectora 1: La Hermana Clara glorificó al Señor en los días de su vida terrena, eligiendo la senda
estrecha que nos marca el Evangelio. Se desposó para siempre con el Señor en la soledad del
Monasterio de San Damián. Allí, plantada por el bienaventurado Francisco, pasó su vida hasta la
edad de 60 años, cuando cargada de admirables frutos, el rey de las vírgenes la condujo, el 11
de agosto de 1253, al banquete de las bodas del Cordero.

En esta hora de su glorioso tránsito, murió estrechando entre sus manos la Regla y Vida de las
Hermanas Pobres, camino seguro para vivir en la Iglesia la altísima pobreza de nuestro Señor
Jesucristo y el espíritu de oración y devoción, al cual las demás cosas temporales debían servir.

Lectora 2: Nuestra Hermana Clara había corrido durante 40 años en el estadio de la “altísima
pobreza” y, he aquí que se acercaba con premura, a la meta de la suprema llamada. Se apresura
la divina Providencia a cumplir sus designios con ella, y el Señor Jesucristo a elevar a la “pobre
peregrina”, hasta el palacio del reino celeste. Ansía también nuestra hermana este momento
sublime, y suspira con todas sus fuerzas, por verse libre de su cuerpo mortal para contemplar a
Cristo Victorioso, al que había seguido de todo corazón en su pobreza terrena.

A sus benditos miembros, deshechos ya por sus antiguas dolencias, se les suma ahora, aquella
extrema debilidad, presagio de la cercana llamada del Señor y umbral celeste de la salud eterna.

Se la ve debatirse en agonía, durante largo tiempo, creciendo entre tanto la fe y la devoción de


todos sus paisanos. Asiduamente la visitan cardenales y prelados, honrándola como una
verdadera santa; pues aunque no pudo tomar alimento en las últimas 17 jornadas, el Señor la
robustece de tal manera que puede confortar a cuantos la visitan.
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Lectora 3: Presintiendo tan cerca al Señor, que ya parecía estar a la puerta, Clara quiso que la
asistieran los hermanos proclamando la Pasión del Señor o sus santas palabras. Al ver entre
ellos al hermano Junípero, admirable juglar de Dios, del que solía pronunciar ardientes palabras,
la hermana Clara, inundada de renovada alegría le pregunta si tiene en los labios alguna nueva.
Abrió la boca el hermano y dejó salir del horno de su ferviente corazón las chispas llameantes de
sus dichos, con gran consuelo de la virgen del Señor.

Se vuelve después hacia las hermanas, amonestándoles a vivir la pobreza de Jesucristo y


recordándoles con ponderación los beneficios que había recibido de Dios. Luego implora la
gracia de una abundante bendición sobre todas las Hermanas Pobres, tanto presentes como
futuras.

Están también aquellos dos benditos compañeros del bienaventurado Francisco: el hermano
Ángel, que lloroso consuela a los que lloran, y el hermano León, que no cesa de besar el lecho
de la hermana agonizante. Lloran las hermanas ante la separación de Clara, que se les va y no
han de contemplarla más en la tierra.

Lectora 4: La claridad difusa del alba se extiende sobre la tierra, y un silencio profundo reina en
el interior de San Damián. Clara es como una llama que poco a poco se va extinguiendo. Ella ha
sido la guardiana del fuego que encendió Francisco en la Iglesia.

Entre las manos cruzadas sobre el pecho, aprieta la Bula Papal que aprueba su Regla. Clara ha
culminado su obra. Sin sospecharlo, muere fundadora, además de Hermana y Madre. Clara
mueve los labios lentamente. Habla a su bendita alma:

Clara: “Vete en paz ama mía, que llevas buena escolta para el viaje. Porque Aquel que te creó,
luego te santificó y puso en ti el Espíritu Santo. Y siempre te ha guardado como la madre al hijo
que ama. ¡BENDITO SEAS SEÑOR PORQUE ME HAS CREADO!

Una pausa de silencio orante…

Lectora 1: Una de las hermanas lo vio y, sencillamente, lo contó después. Una blanca procesión
de vírgenes acompañan a María, la virgen pobrecilla, a quien Clara quiso seguir en su vida, que
en este momento supremo abraza a Clara en un gesto de amor y complacencia.

Lectora 2: El sol besaba ya el convento de San Damián en el amanecer del 11 de agosto de


1253. Las hermanas, junto con los hermanos que acompañaron a Clara desde la primera hora,
lloran y cantan ante el cuerpo sin vida de la hermana y madre Clara, como otro día lloraron ante
el de Francisco. Asís recibía, sin saberlo, la bendición de aquella hermana que ya había
traspasado las fronteras de la eternidad.

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Lectora 3: Hasta el final de sus días, Clara vivió profundamente enraizada en su tiempo con una
libertad sorprendente. Vivió la radicalidad de sus opciones en el respeto y la estima a la autoridad
de la Iglesia. Inserta en su tiempo, Clara fue enormemente evangélica; con su vida denunció los
abusos, y con su claridad alumbró a toda la Iglesia.

Lectora 4: Clara, hija esclarecida de Francisco, ha sido conducido triunfalmente al Reino


prometido. Francisco al acabar sus días dijo a sus hermanos: “He acabado mi tarea, ahora, que
el Señor os ayude a cumplir la vuestra”. Esto mismo, de alguna manera, nos viene a decir Clara a
todas nosotras. Es un deber para todas cuidar de que su “fuego” no se extinga, que su carisma
se perpetúe vivo en la historia.

También hoy la Hermana Clara nos apremia a dar una respuesta evangélica y atrayente a
nuestro tiempo.

ORACIÓN:

Padre de las luces y Señor de la gloria, tú que quisiste que nuestra madre y hermana Clara,
resplandeciese en la Iglesia y en mundo por su testimonio de vida evangélica, concédenos por su
intercesión poder caminar siempre en la claridad de tu luz, para que lleguemos a ser morada e
icono de tu Hijo Jesús, que contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.

BENDICIÓN DE SANTA CLARA:

El Señor te bendiga y te proteja.


Haga resplandecer sobre ti su rostro.
Él te conceda su misericordia!
Vuelva sus ojos y te conceda la Paz.
El Señor derrame sobre ti sus bendiciones
y en el cielo te coloque entre los santos y santas.
El Señor esté siempre contigo y que tu estés con El. Amén

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