En Blanco 12

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

ACTOS DE DESAGRAVIO, REPARACIÓN Y PERDON

Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y


penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la
responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a
seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores
redimidos. Ante Ti, Señor, nos sentimos sinceramente
responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos
contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos
especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras,
fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te
pedimos perdón y ayuda.

Perdón, Señor, perdón

– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada


Eucaristía,

– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no


pueden vivir libremente el Santo Sacrificio o se ven obligados a
hacerlo en secreto por persecución.

– Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el


Sagrario

– Por la dejadez y abandono al dejar de asistir al Santo Sacrificio


del Altar.

– Por la omisión en tantos bautizados al rechazar la confesión y


comunión frecuente

– Por las faltas de inconsciencia en familiares de personas


moribundas al dejar que fallezcan sin la asistencia de los
sacramentos

– Por la despreocupación respecto a la formación en recibir


sagradamente la presencia del Señor.
– Por las comuniones tibias, frías y sacrílegas.

– Por las comuniones en pecado mortal.

– Por los sacerdotes que celebran el Santo Sacrificio en


condiciones personales inadecuadas, o por enseñar una vida
litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia

– Por la conciliación de la Misa y la recepción de la Sagrada


Comunión con vidas incoherentes y vacías de fervor

– Por la persecución sistemática, violenta o solapada, de los


sacerdotes, fieles y personas cristianas que confiesan su Fe en
Cristo.

Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer


en el Sacramento hasta la consumación de los siglos para dar a
tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la
inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los
impíos antes de abandonar a tu Iglesia; concédenos la gracia de
llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen
los hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo
eficaz para reparar los oprobios que has sufrido en este misterio
inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Por tanto que se ofende a Dios, hagamos reparación y


desagravio. Pidamos perdón y misericordia.

PIDAMOS EL PERDÓN DEL SEÑOR

(Después de cada invocación se responde:


"te rogamos, escúchanos")

Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.

Señor perdona todas las santas comuniones indignamente


recibidas.
Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento
del altar.

Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.

Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de


los sagrarios.

Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia.

Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.

Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos

Señor perdona todos los pecados del ateismo

Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre.

Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de


redentor

Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo


Padre

Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.

Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.

Señor perdona todo desprecio a la vida humana.

-------------------------------

ACTO DE DESAGRAVIO COMPUESTO POR S.S. PÍO XI

¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha


recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y
menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar,
con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los
hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro
amantísimo Corazón.

Mas recordando que también nosotros alguna vez nos


manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora
vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas
vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria
expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de
aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en
su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o,
conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el
suavísimo yugo de vuestra ley.

Nosotros queremos expiar tan abominables pecados,


especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de
los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las
almas inocentes, la profanación de los días festivos, las
execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros
Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden
Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es
profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos
pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y
al magisterio de la Iglesia por vos fundada.

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra
propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino
conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra
Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la
satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al
Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares,
prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y
mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados
propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro
amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la
observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la
caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis
injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en
vuestro seguimiento.

¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen


María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto
de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros
mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el
don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la
gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y
reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

También podría gustarte