La Eutanasia

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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

PROGRAMA DE ESTUDIO DE DERECHO

“LA EUTANASIA”

GRUPO: 5

INTEGRANTES:
Atoche Minchola Kattya
Caceda Correa, Brenda
Castillo Garcia, Danna
Flores Espinoza Leydi
Rodriguez Tapia, Karol
Romero Briceño, Gabriela
Ulloa Zavaleta, Gianmarco Bruce

DOCENTE: Josué Armando Diaz Alva

CURSO: Sociologìa Jurìdica

RNC: 1569

CICLO: V

Trujillo – Perú
2024
ÍNDICE

INTRODUCCIÒN....................................................................................................................5

Concepto....................................................................................................................................7

Definición................................................................................................................................14

ANÁLISIS DOCTRINARIO.................................................................................................15

2.2.1 Postura de los Profesionales de la Salud.........................................................19

2.3 La religión.............................................................................................................20

2.3.1 Que opinión dan algunos autores peruanos sobre lo que dice la iglesia católica

de la eutanasia............................................................................................................21

2.4. Valores familiares y comunitarios....................................................................22

La influencia de los valores familiares en la toma de decisiones...............22

2.5 Valores comunitarios y la eutanasia...................................................................23

- Perspectiva comunitaria en la ética de la eutanasia........................23

- La responsabilidad comunitaria y el cuidado colectivo..................23

2.6 Perspectivas filosóficas.........................................................................................23

2.6.1 El Utilitarismo..................................................................................................23

2.6.2 La deontología..................................................................................................24

2.6.3 La bioética.........................................................................................................24

ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL........................................................................................26

MARCO NORMATIVO SOBRE LA EUTANASIA EN EL PERÚ:.........................26

La Constitución Política del Perú.....................................................................26

Código Penal Peruano......................................................................................26

HISTORIA Y CONTEXTO SOCIAL DE LA EUTANASIA EN EL PERÚ............27


Influencia cultural y religiosa...........................................................................27

Contexto histórico y legislativo........................................................................27

DEBATE ÉTICO EN TORNO A LA EUTANASIA: Argumentos a favor................29

Argumentos en contra..................................................................................................29

JURISPRUDENCIA NACIONAL RELEVANTE:.................................................................31

Perspectivas legislativas:...........................................¡Error! Marcador no definido.

Autonomía del paciente y ética médica....................................................................33

LEGISLACIÓN COMPARADA..........................................................................................35

Legislación colombiana..............................................................................................35

Legislaciòn Canadiense..............................................................................................38

Legislación Mexicana.................................................................................................40

Legislación española...................................................................................................41

Legislación peruana...................................................¡Error! Marcador no definido.

Referencias Bibliográficas.....................................................................................................43
I. INTRODUCCIÒN

Con el transcurso del tiempo, los seres humanos se han visto obligados a resolver muchas

polémicas que han surgido dentro del ámbito social, que como consecuencia trae consigo al

aspecto legal donde se busca que el Estado actúe frente a ello de la mejor forma, pero

dictaminando para todos dentro de su espacio nacional, sin excepción a nadie. Es así, aunque la

misma población no esté de acuerdo, y surjan nuevos conflictos sociales, que estamos sujetos a

determinadas decisiones de nuestras autoridades que nos representan, ya que les damos la

confianza plena que ellos sabrán cómo resolver aquellas incertidumbres que surgen en todo

lugar.

Por ello, en el presente trabajo abordaremos sobre la eutanasia que es un tema que ha

generado intensos debates éticos, jurídicos y sociales a lo largo del tiempo. Ahora bien, la

palabra “eutanasia” provine del griego “eu” que significa bueno y “thanatos” que significa

muerte, refiriendose en concreto a una “muerte buena” o sin dolor, inducida en casos de

enfermedades terminales y sufriendo insoportables dolores. Por ello se define entonces, como

una práctica que implica poner fin a la vida de una persona que padece sufrimiento extremo

debido a una enfermedad incurable, ya sea por decisión propia o con la intervención de terceros.

A nivel jurídico, la eutanasia plantea importantes interrogantes sobre los derechos

fundamentales, como el derecho a la vida y la autonomía personal, y sobre los límites de la

intervención del Estado en decisiones que involucran la muerte.

El análisis doctrinario de la eutanasia abarca diferentes ámbitos jurídicos que buscan

justificar o rechazar su legalización. Por un lado, algunas doctrinas consideran que la eutanasia
respeta la dignidad del ser humano y su derecho a decidir sobre su propio cuerpo y vida.

Mientras que por otro lado, existen posturas que sostienen que la vida humana es inviolable y

que cualquier acto que conduzca a su finalización, aunque sea consentido, es moral y legalmente

reprochable. Una entidad muy fuerte que tiene poder y mantiene esta postura, es la Iglesia, quién

está ligada además a las leyes divinas buscando sancionar radicalmente la persona que vaya en

contra del derecho de la vida de otra.

En el ámbito jurisprudencial, los tribunales han tenido que enfrentar casos complejos

relacionados con la eutanasia. Sentencias emblemáticas han sentado precedentes importantes,

mostrando la dificultad de equilibrar el respeto por la vida con el derecho a una muerte digna.

Estas decisiones han influido en la creación de marcos normativos, donde en algunos países han

optado por legalizar la eutanasia bajo estrictas condiciones, mientras que en otros sigue siendo

penalizada.

La regulación de la eutanasia a nivel internacional varía considerablemente entre países.

En algunas jurisdicciones como colombiana (como único país sudamericano donde está

legalizado), española (como primer país catòlico que lo acepta y aprueba legalmente) mexicana

y por último la peruana. Cada país se ha permitido bajo circunstancias específicas, mientras que

en otras, como en la mayoría de países latinoamericanos, sigue siendo una práctica ilegal. El

estudio comparado de estas legislaciones permite identificar las razones detrás de estas

divergencias y cómo han sido moldeadas por factores culturales, éticos y políticos.

Esta monografìa busca realizar un análisis profundo de la eutanasia desde tres

perspectivas: doctrinaria, jurisprudencial y de legislación comparada, con el objetivo de


proporcionar una visión integral del tema, evaluando los argumentos a favor y en contra, así

como las distintas respuestas normativas que han surgió a nivel global.

Concepto

La eutanasia es uno de los temas más controvertidos y debatidos en el ámbito ético,

médico y legal en todo el mundo. Derivada de las palabras griegas "eu", que significa "bueno", y

"thanatos", que se traduce como "muerte", la eutanasia se refiere literalmente a la "buena

muerte". Desde tiempos antiguos, la humanidad ha reflexionado sobre el significado de la vida y


la muerte, y en particular, sobre si es moralmente correcto intervenir para acelerar el proceso de

morir en ciertos casos de sufrimiento extremo o enfermedad terminal. Con el avance de la

medicina moderna, estas cuestiones han adquirido una nueva dimensión, obligando a las

sociedades a replantear la muerte desde una perspectiva tanto ética como pragmática.

El término "eutanasia" abarca una gama de prácticas que tienen en común el objetivo de

terminar con la vida de una persona de manera deliberada para aliviar el dolor y el sufrimiento.

Estas prácticas incluyen la eutanasia activa, donde se realiza una intervención directa, como la

administración de una dosis letal de un fármaco, y la eutanasia pasiva, en la cual se retiran o

suspenden los tratamientos médicos que prolongan la vida, permitiendo que la muerte ocurra de

manera natural. También se hace una distinción entre la eutanasia voluntaria, cuando es el propio

paciente quien solicita la intervención, y la involuntaria, cuando no se cuenta con el

consentimiento explícito de la persona afectada. En el caso de la eutanasia no voluntaria, por

ejemplo, se toman decisiones en nombre de pacientes en estado de inconsciencia o que carecen

de capacidad para expresar su voluntad. A menudo, estos términos se confunden o se usan

indistintamente, lo que añade complejidad a un debate ya de por sí difícil.

Los defensores de la eutanasia argumentan que una de las razones más poderosas para su

legalización es el derecho individual a la autonomía y la dignidad personal. Según esta postura,

cada persona debe tener el derecho de decidir sobre su propio cuerpo y sobre el final de su vida,

particularmente en circunstancias de sufrimiento insoportable, donde la calidad de vida se ha

visto gravemente deteriorada y la muerte se percibe como un alivio frente al dolor. Desde esta

perspectiva, negar a una persona la posibilidad de poner fin a su vida en estos casos es una

violación de sus derechos humanos fundamentales. Además, los avances en los cuidados

paliativos, aunque han permitido mejorar la calidad de vida de muchos pacientes terminales, no
siempre son efectivos para eliminar el dolor en su totalidad. En estas situaciones, se argumenta

que la eutanasia es un acto de compasión y humanidad.

Por otro lado, los opositores a la eutanasia, entre los que se encuentran muchas

instituciones religiosas y grupos de defensa de la vida, consideran que esta práctica es

moralmente incorrecta, ya que atenta contra el valor intrínseco de la vida humana. Para estas

posturas, la vida es sagrada, independientemente de las circunstancias en las que se encuentre

una persona. Según este enfoque, permitir la eutanasia podría abrir las puertas a un terreno

peligroso, donde se trivialice el valor de la vida y se corra el riesgo de que personas vulnerables

sean presionadas, ya sea directa o indirectamente, a optar por la muerte como solución a

problemas sociales o de salud, como la pobreza, el aislamiento o la carga económica para sus

familias. El temor a que se produzcan abusos en un sistema de eutanasia legalizada también es

una preocupación recurrente. ¿Qué mecanismos garantizarían que las personas que eligen morir

lo hacen completamente de manera libre y sin coacción?

En el contexto global, la eutanasia está legalizada en solo unos pocos países, como

Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo, mientras que en otros como Canadá y algunos estados

de los Estados Unidos, existen formas de asistencia al suicidio, que permiten a las personas

tomar medicamentos letales que ellas mismas administran. Estas legislaciones suelen estar

acompañadas de estrictas regulaciones y supervisión médica para evitar abusos y garantizar que

solo los pacientes que cumplen con criterios específicos, como el diagnóstico de una enfermedad

terminal, puedan acceder a estos servicios. Sin embargo, en la mayoría de los países, la eutanasia

sigue siendo ilegal, y en algunos lugares, es castigada con severidad.

La creciente aceptación social y las campañas de sensibilización a favor de la eutanasia

han generado un cambio en la percepción pública, particularmente en las sociedades


occidentales. Diversas encuestas han revelado que un número creciente de ciudadanos apoya el

derecho de los pacientes terminales a elegir una muerte digna. No obstante, este consenso social

no se ha traducido necesariamente en un cambio político generalizado, ya que las preocupaciones

morales, éticas y legales continúan pesando significativamente en la toma de decisiones por parte

de los legisladores. En muchos países, la legislación sobre la eutanasia sigue siendo un tema

polémico, con debates que involucran tanto a profesionales de la salud como a juristas, activistas

de derechos humanos y representantes de diversas religiones.

Sin embargo, Merino-Cayán et al. (2024) destacan que la eutanasia implica "la

intervención médica destinada a acelerar la muerte de pacientes con enfermedades terminales o

catastróficas", una definición que pone de relieve la naturaleza deliberada de este acto médico.

Esta intervención, según los autores, tiene como objetivo principal evitar el sufrimiento

prolongado de aquellos que padecen condiciones médicas irreversibles, donde la muerte se

percibe como un desenlace inevitable. La importancia de esta definición radica en que subraya la

condición del paciente terminal o catastrófico, es decir, personas cuya situación no tiene una cura

posible y cuyos días están marcados por un deterioro irreversible de su estado de salud. En estos

casos, la intervención médica se presenta no solo como una opción, sino como un acto de

compasión hacia quienes experimentan un dolor físico y emocional extremo.

Por otro lado, Gómez et al. (2023) describen la eutanasia como "la interrupción de la vida

de una persona enferma a petición de ésta, por parte de un médico a través de una sustancia letal,

con el fin de evitar el sufrimiento del o la paciente". Este enfoque añade un componente

fundamental a la definición: el consentimiento explícito del paciente. La decisión de terminar

con la vida, según esta definición, no solo depende de la intervención médica, sino que está

condicionada por la voluntad del individuo, quien debe ser consciente de su situación y expresar
su deseo de no seguir sufriendo. Este consentimiento es un pilar esencial en la práctica de la

eutanasia voluntaria, donde el paciente toma control sobre su propio final, decidiendo cuándo y

cómo morir en lugar de esperar un desenlace prolongado y doloroso.

Esta cuestión de la autonomía del paciente ha cobrado gran relevancia en el contexto

actual, donde el avance de las tecnologías médicas ha permitido que la vida se prolongue de

formas que eran inimaginables hace solo unas décadas. Máquinas de soporte vital, respiradores

artificiales y tratamientos invasivos pueden mantener a una persona viva durante largos periodos,

incluso en estados donde la recuperación es prácticamente imposible. Sin embargo, este avance

técnico ha planteado un dilema ético significativo: aunque la medicina tiene la capacidad de

prolongar la vida, ¿hasta qué punto es justo hacerlo cuando la calidad de vida del paciente se ha

deteriorado a niveles insostenibles?

La legalización de la eutanasia en algunos países responde en gran medida a esta

preocupación por el bienestar del paciente y su derecho a elegir una muerte digna. En lugares

como Canadá o los Países Bajos, las legislaciones han permitido que pacientes en condiciones

terminales o con enfermedades irreversibles puedan solicitar la eutanasia, siempre bajo estrictas

condiciones y con el consentimiento explícito de la persona afectada. Este marco legal asegura

que la decisión sea personal y no impuesta por terceros, previniendo posibles abusos. En estos

contextos, la definición de Gómez et al. (2023) encaja perfectamente, ya que la administración

de una sustancia letal por parte del médico se realiza únicamente tras una solicitud consciente y

deliberada del paciente, cuyo principal objetivo es evitar el sufrimiento innecesario.

Sin embargo, en muchas partes del mundo, este tipo de intervenciones sigue siendo ilegal.

Países con fuertes influencias religiosas o culturales, como en gran parte de América Latina,

continúan resistiendo la legalización de la eutanasia, basándose en la creencia de que la vida es


inviolable, independientemente de las circunstancias. Esto plantea una dicotomía entre el

derecho a la vida y el derecho a una muerte digna. Aunque los avances en cuidados paliativos

han mejorado la calidad de vida de muchos pacientes terminales, aún no se logra eliminar el

sufrimiento en todos los casos, lo que lleva a muchos a cuestionar si las personas no deberían

tener la opción de elegir cómo y cuándo morir, cuando el dolor físico y emocional es

insoportable.

La definición aportada por Gómez et al. (2023) resalta este conflicto, al enfatizar que el

deseo del paciente debe ser la fuerza motriz detrás de la decisión de aplicar la eutanasia. En un

mundo donde las capacidades médicas se extienden para sostener la vida, es fundamental

reconocer que no todos los pacientes desean prolongar una existencia que consideran

insostenible. Así, la eutanasia no solo se convierte en una opción para evitar el dolor, sino

también en un derecho personal que respeta la dignidad y la autonomía de quienes enfrentan una

muerte inminente.

En línea con estas consideraciones, Del Pino et al. (2023) describen la eutanasia como "el

procedimiento que ha desarrollado la medicina para que un profesional de la salud ponga fin a la

vida de una persona que lo solicita a razón de dolores insoportables causados por un diagnóstico

terminal". Este enfoque pone en primer plano la dimensión médica y el papel del profesional de

la salud, quien se encuentra ante la tarea de ejecutar un acto que tradicionalmente se ha

interpretado como contrario a los principios fundamentales de la medicina, particularmente el de

"no hacer daño". Sin embargo, en casos donde los dolores son insoportables y el diagnóstico no

ofrece esperanza de recuperación, los médicos se enfrentan a un dilema ético, en el cual

prolongar la vida puede ser sinónimo de prolongar el sufrimiento. La medicina, en este contexto,
ha evolucionado no solo para curar, sino también para aliviar el dolor, incluso si esto implica

facilitar el fin de la vida.

Este procedimiento, que solo es aplicable a pacientes con dolores insoportables causados

por un diagnóstico terminal, es una respuesta directa a situaciones extremas en las que los

métodos convencionales de tratamiento paliativo no logran mitigar el sufrimiento. En la realidad

actual, las decisiones médicas relacionadas con la eutanasia están cada vez más guiadas por la

voluntad del paciente y la situación clínica específica. Países como Bélgica y los Países Bajos

han establecido regulaciones que permiten a los médicos realizar este tipo de procedimientos

bajo un marco legal, donde el sufrimiento físico y emocional del paciente, combinado con un

diagnóstico terminal, justifica el acto de poner fin a la vida de manera controlada y humanitaria.

Este enfoque médico también está influido por el desarrollo de los cuidados paliativos,

que intentan ofrecer alivio a quienes padecen enfermedades terminales. Sin embargo, incluso los

cuidados más avanzados no siempre son suficientes para erradicar el dolor o las complicaciones

asociadas a ciertas enfermedades. En esos casos, como lo mencionan Del Pino et al. (2023), la

eutanasia se presenta como una alternativa cuando el paciente ha llegado a un punto en que

considera que continuar con vida es insostenible debido a la intensidad del dolor. La medicina,

por tanto, no solo debe enfrentarse al desafío de prolongar la vida, sino también de respetar la

calidad de la misma, reconociendo que, en algunas circunstancias, la muerte puede ser vista

como un alivio compasivo.

El contexto actual ha hecho que muchos países reconsideren sus posturas respecto a la

eutanasia, ya que la ciencia médica, a pesar de todos sus avances, no ha logrado eliminar por

completo el sufrimiento en pacientes terminales. La legalización de la eutanasia en diversas

jurisdicciones refleja un cambio en la ética médica, donde se busca equilibrar el deber de salvar
vidas con la compasión hacia aquellos que enfrentan un dolor insoportable. En los países donde

la práctica está legalizada, se han desarrollado protocolos estrictos para garantizar que la decisión

del paciente sea respetada y que los médicos actúen de manera ética y profesional, siempre

priorizando el bienestar y la autonomía del individuo

II. Definición

La eutanasia es el procedimiento médico consciente, intencional y voluntario mediante el

cual se le pone fin a la vida de un paciente terminal (o sea, sin expectativa alguna de mejoría),

con el fin de ahorrarle mayores sufrimientos y dolores.

Dicho procedimiento cuenta, idealmente, con la aprobación voluntaria y solicitud

explícita de parte del paciente, o de su responsable, en caso de hallarse incapacitado para

manifestar la propia voluntad. Lo cual surge como una respuesta al sufrimiento insoportable que

muchos pacientes enfrentan en las etapas finales de sus vidas.

En la actualidad, el debate sobre la eutanasia sigue siendo polémico, con posturas que

oscilan entre la defensa de la vida como un valor absoluto y el reconocimiento del derecho a

decidir sobre la propia muerte en situaciones extremas. Los países que han legalizado esta

práctica han establecido marcos legales que intentan equilibrar el respeto por la vida con la

compasión por el sufrimiento humano, reflejando un cambio en la ética médica hacia una visión

más centrada en la autonomía y el bienestar del paciente. No obstante, en muchos lugares, la

eutanasia sigue siendo objeto de fuertes resistencias culturales y religiosas, lo que garantiza que

este debate continuará evolucionando en los próximos años.


III. ANÁLISIS NORMATIVO

La Eutanasia planea profundas cuestiones éticas y jurídicas, ya que involucra el derecho a

la vida y el derecho a morir con dignidad. Al abordar este tema, es esencial considerar como

diferentes ámbitos doctrinales han abordado el dilema entre el respeto por la autonomía del

individuo y el deber del Estado de proteger la vida humana.

Este análisis permite examinar los enfoques y argumentos propuestos por diversos

pensadores y escuelas jurídicas, lo que enriquece el debate sobre la legitimidad y moralidad de la

eutanasia en distintos contextos.

Es aquí donde nos hacemos la pregunta ¿Una persona con constante sufrimiento y una

enfermedad terminal, podrá en nuestra legislación solicitar su derecho de libre elección entre la

vida y la muerte, denominado como Eutanasia o Homicidio piadoso?

Tenemos como principal fuente a la Constitución Política del Perú, artículo 2 inciso 1 el

cual establece que

“Toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y

física, y a su libre desarrollo y bienestar”.

En la constitución Peruana se ampara los derechos innatos del ser humano, partiendo de

los más importantes como es el derecho a la dignidad y la vida, teniendo como principal

defensor al Estado quien nos garantiza que todos somos sujetos de Derecho, desde nuestra

concepción hasta nuestra muerte natural, acotando el beneficio que todas las personas tenemos
como el derecho a vivir en paz , de gozar de un ambiente sano y pacífico sin alterar su

tranquilidad y seguridad; si nos ponemos a analizar desde el punto de vista de las personas con

enfermedades terminales que están postrados en una camilla aguantando dolores inimaginables,

incluso si el petitorio de su tranquilidad no es en contra de su voluntad el cuál no se les

concede. Es un tanto contradictorio si decimos que aquellos gozan de una vida digna, tal vez no

lo entendamos debido a que no todos nosotros pasamos por una enfermedad como está.

El conceder a una persona terminal el deseo de acabar con su vida para evitar los dolores

inimaginables, no está totalmente permitido, como vemos en la constitución el derecho

fundamental que tiene un ser humano desde su concepción es de la vida, y el hecho de que

alguien te la quite, desde un punto de vista normativo sería visto como una vulneración directa

del Derecho a la vida.

En el Perú se admiten los cuidados para pacientes terminales, más no la opción de que

intervengan terceros para acabar con la vida del enfermo terminal, uno de estos son los cuidados

paliativos según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son "un enfoque que mejora la

calidad de vida de los pacientes y sus familias que enfrentan los problemas asociados con

enfermedades que amenazan la vida, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento". El

objetivo principal no es curar la enfermedad, sino proporcionar confort y apoyo, tanto físico

como emocional y espiritual.

Lamentablemente en el Perú no todos los pacientes no pueden acceder a estos tipos de

cuidados que garantizan protección ante enfermedades crónicas, debido a que hay un asidero en

la implementación y desarrollo.

No solamente la prohibición de la eutanasia está dentro de la constitución sino también de

otros como lo es
Bajo nuestra ley en el artículo 112 del Código Penal del Perú establece lo siguiente:

“El que, por motivos de piedad, mata a una persona gravemente enferma y con su

consentimiento, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres

años”.

Este artículo, conocido como "homicidio piadoso", establece una reducción considerable

de la pena en comparación con el homicidio tradicional. Si bien no legaliza la eutanasia, abre un

espacio para su discusión dentro de un marco penal que parece reconocer que, en ciertas

circunstancias, la intervención para poner fin al sufrimiento puede tener justificación moral o

ética.

A pesar de que el artículo 112 es considerado un avance en términos de legislación

humanitaria, sigue habiendo muchas limitaciones en su interpretación. Este precepto legal reduce

la pena, pero no absuelve a quien practica la eutanasia, lo cual refleja el conflicto entre los

principios morales que defienden la vida y aquellos que buscan mitigar el sufrimiento extremo.

Se puede mencionar que en la norma el sujeto pasivo presenta una enfermedad incurable,

y esto le genera dolores muy fuertes por lo que decide querer ponerle fin a su vida. No especifica

ni nos detalla un sujeto agente en específico; es decir puede ser cualquiera persona natural.

No obstante, aquí no detalla ninguna enfermedad terminal que va a llevar al paciente a

tomar esta decisión, solo nos hace referencia al enfermo incurable; no hay un total acuerdo,

debido a que no todas las enfermedades que no tienen cura van a ser tomadas como terminales.

Por ejemplo, el asma es una enfermedad que no tiene cura, pero tiene tratamiento, y no

por ello se justificará poner fin a la vida del paciente, ya que la probabilidad de morir por asma

no es tan alta. Por esta razón, es importante que los pacientes no solo padezcan una enfermedad
incurable, sino que se deba considerar un pronóstico clínico de muerte en etapa terminal. Es

decir, la norma no aplica para enfermedades crónicas que no sean terminales (Aquije, 2019).

La autora peruana Nelly Calderón Navarro analiza que, aunque el artículo 112 contemple

el consentimiento del enfermo, aún no logra abarcar de manera adecuada la complejidad del

derecho a morir dignamente. Según Calderón Navarro, es necesario revisar la norma para

adaptarla a las realidades contemporáneas, en las que los avances médicos y tecnológicos

permiten prolongar la vida de manera artificial sin necesariamente garantizar calidad de vida.

Desde una perspectiva ética, la eutanasia plantea el dilema del equilibrio entre el respeto

a la vida y el respeto a la autonomía del individuo. El principio de autonomía, ampliamente

defendido en la bioética contemporánea, se enfrenta en el Perú a la tradición de protección de la

vida, influenciada por corrientes religiosas y morales.

El autor peruano Mario Luna Victoria defiende que la eutanasia puede considerarse un

derecho derivado del principio de autonomía, ya que es el propio paciente quien, en pleno uso de

su libertad, decide si quiere continuar con un tratamiento que solo prolonga su sufrimiento. Para

él, la ética médica debería evolucionar hacia una mayor comprensión del paciente como un

sujeto autónomo que merece una muerte digna.

2.1. Marco Jurídico y Regulación

En el Perú, la eutanasia está tipificada como delito según el Código Penal,

específicamente en el artículo 112, que penaliza el homicidio piadoso o por compasión. Este

marco restrictivo refleja la posición oficial del Estado, que prohíbe la eutanasia activa y limita la

autonomía del paciente en la toma de decisiones sobre el final de su vida.

Carla Gutiérrez Espinoza argumenta que el derecho a la autodeterminación debería

contemplar la posibilidad de elegir una muerte digna, especialmente en casos de pacientes


terminales que experimentan un sufrimiento intolerable. Ella sostiene que la legislación peruana

debe evolucionar para garantizar los derechos fundamentales de los pacientes y brindarles la

opción de acceder a la eutanasia bajo ciertas condiciones reguladas.

Se explora la necesidad de un marco legislativo más flexible que permita excepciones a la

prohibición general de la eutanasia.

IV. POSTURA DE OTRAS CIENCIAS

2.2. Consideraciones éticas médicas

La ética médica en torno a la eutanasia en el Perú genera un debate sobre los deberes de

los profesionales de la salud y el respeto por la autonomía del paciente. Pedro Merino Martínez

aborda este dilema ético al señalar que el papel del médico no solo consiste en prolongar la vida,

sino también en mejorar la calidad de la misma. Él plantea que, en ciertos casos, la eutanasia

puede ser vista como un acto de compasión y respeto a la voluntad del paciente, siempre y

cuando se cumplan criterios estrictos que aseguren que la decisión es voluntaria y bien

informada.

Merino Martínez argumenta que es crucial que los médicos reciban una formación

adecuada en bioética para abordar la eutanasia desde un enfoque holístico, que considere el

bienestar físico, psicológico y emocional del paciente. Además, resalta la importancia del

acompañamiento integral, que permite explorar alternativas paliativas antes de recurrir a la

eutanasia.

2.2.1 Postura de los Profesionales de la Salud

En el ámbito médico, la eutanasia también es objeto de debate entre los profesionales de

la salud en el Perú. Ana María Ramos del Carpio ha investigado las opiniones de médicos
peruanos sobre la eutanasia, encontrando que, aunque muchos profesionales se muestran

reticentes debido a la falta de un marco legal claro, algunos consideran que la eutanasia podría

ser aceptable bajo circunstancias específicas. Ramos del Carpio sugiere que se debe fortalecer la

educación en cuidados paliativos y en la ética del final de vida para que los profesionales de la

salud puedan tomar decisiones informadas y éticas en estos casos.

Este revela que el debate sobre la eutanasia en el ámbito médico peruano es complejo y

multifacético, a amplias dimensiones legales, éticas y profesionales, y muestra una necesidad

regulada que contemple tanto la autonomía del paciente como los deberes éticos del médico.

2.3 La religión

En el contexto peruano, el análisis doctrinario sobre la eutanasia desde la perspectiva de

la Iglesia suele abordar principalmente la posición de la Iglesia Católica, que tiene una influencia

significativa en el país. Se enfatizará basado en la doctrina y opiniones de algunos autores

peruanos.

La iglesia católica en el Perú se opone firmemente a la eutanasia, basándose en su

doctrina <<Iura et Bonna>> >> acerca de la eutanasia emitida por la Congregación para la

Doctrina de la fe en 1980 que sostiene la inviolabilidad y la sacralidad de la vida humana. Según

la enseñanza de la iglesia, la eutanasia es moralmente inaceptable y considera una violación del

quinto mandamiento, “no matarás”, ya que implica terminar deliberadamente con la vida de una

persona. Como bien sabemos la mayoría de la población peruana es católica, y la Iglesia Católica

se opone a la eutanasia argumentando que la vida humana es sagrada y sólo Dios es quien nos la

puede quitar.
Como principal fundamento de la iglesia católica esta te enseña que la vida es un don

sagrado que debe ser protegido desde la concepción hasta la muerte natural. Esta postura se

fundamenta en la creencia de que solo Dios tiene el poder de dar y quitar la vida. De acuerdo con

el Catecismo de la iglesia católica, la eutanasia y el suicidio asistido son actos que contradicen la

dignidad de la persona y la voluntad divina. La iglesia en este aspecto, menciona que, tanto a

nivel global como en el Perú, sostiene que cualquier forma de eutanasia, ya sea activa o pasiva,

es contraria a la ética cristina.

Por otro lado, la conferencia episcopal peruana ha emitido varias declaraciones en las

que reafirma su postura contraria a la eutanasia, destacando que el sufrimiento humano tiene un

valor redentor dentro de la fe católica. Según los obispos peruanos, la eutanasia va en contra del

valor de la vida humana, y enfatiza que es preferible optar por los cuidados paliativos para aliviar

el dolor y el sufrimiento, en lugar de terminar con la vida.

La encíclica Evangelium Vitae del Papa Juan Pablo II es un documento de referencia

importante para la iglesia católica en todo el mundo, incluido el Perú, en el cual se aborda la

defensa de la vida humana, te especifica lo siguiente “El aborto y la eutanasia son crímenes que

ninguna ley humana puede pretender legitimar”. El Papa con este documento, condena a la

eutanasia como un acto inmoral y subraya la obligación de la iglesia de proteger la vida de los

más vulnerables, incluidas las personas enfermas y los ancianos.

La posición del arzobispado de lima, representado por el Cardenal y otro líder

eclesiástico, ha sido claro en su oposición a la eutanasia, afirmando que la vida humana es

sagrada y que los médicos deben enfocarse en brindar cuidados que respeten la dignidad.

2.3.1 Que opinión dan algunos autores peruanos sobre lo que dice la iglesia católica

de la eutanasia
Según autores como Pedro Grández Castro, la eutanasia en el contexto de la fe católica se

contrapone al respeto por la dignidad de la vida humana, ya que se considera que el valor de la

vida no depende de su calidad ni de las circunstancias de sufrimiento. La doctrina católica ve en

la eutanasia una violación directa de la dignidad intrínseca de la persona.

Otro enfoque relevante es el de Alfredo Bullard González, quien explora los dilemas

éticos y jurídicos que surgen en el debate de la eutanasia y cómo la perspectiva católica influye

en la legislación y en el marco jurídico peruano. Según Bullard, en países con una fuerte

influencia de la Iglesia Católica, como el Perú, el derecho suele estar alineado con los principios

de esta institución, prohibiendo la eutanasia y penalizándola como una forma de homicidio.

Finalmente, Luz M. Ibáñez Carranza analiza cómo la posición de la Iglesia Católica

también se opone al suicidio asistido, que, al igual que la eutanasia, es considerado un atentado

contra la vida. Ibáñez Carranza subraya cómo esta postura se traduce en una posición jurídica

conservadora que no contempla el suicidio asistido en la legislación peruana, manteniéndose la

prohibición bajo la influencia de la doctrina católica.

2.4. Valores familiares y comunitarios

La familia, como núcleo fundamental de la sociedad, juega un papel crucial en las

decisiones relacionadas con la eutanasia. En el contexto peruano, algunos autores destacan la

importancia del apoyo familiar y el respeto sobre la autonomía del individuo dentro del entorno

familiar.

La influencia de los valores familiares en la toma de decisiones.

La profesora Rossana Medina explora el papel de la familia en las decisiones de la

eutanasia, subrayando como los valores familiares pueden influir en estas decisiones. Ella

enfatiza que, en el Perú la familia suele priorizar el cuidado y la protección de sus miembros, lo
cual puede generar conflictos entre el deseo de respetar la autonomía del su pariente y el afán de

preservar su vida a toda costa.

2.5 Valores comunitarios y la eutanasia

En las comunidades peruanas, especialmente en las áreas rurales, los lazos sociales y la

importancia del colectivo son fuertes. La eutanasia puede ser vista de perspectivas comunitaria

donde el valor de la vida y el papel de cada individuo dentro de la comunidad tiene un peso

significativo.

- Perspectiva comunitaria en la ética de la eutanasia

El sociólogo Manuel Chiroque subraya que en las zonas andinas. La decisión de optar por

la eutanasia puede percibirse como una trasgresión de los valores comunitarios. Es así cómo

explica que en estas comunidades prevalece una visión holística donde la vida de cada individuo

está como parte integra del bienestar comunitario.

- La responsabilidad comunitaria y el cuidado colectivo

Para el antropólogo Ricardo Valderrama, la eutanasia también implica una

responsabilidad comunitaria, en la que el cuidado de los enfermos y ancianos es compartido

entre los miembros de la comunidad. Esto refuerza el sentido de solidaridad y pertenencia.

2.6 Perspectivas filosóficas

Desde otro punto podemos tomar en cuenta las diversas perspectivas, como el

utilitarismo, el ontologismo y la bioética. Se pueden presentar argumentos a favor y en contra de

cada una de estas perspectivas, junto con las opiniones de autores en el ámbito doctrinario
2.6.1 El Utilitarismo

Este se centra en maximizar la felicidad y minimizar el sufrimiento. Desde esta

perspectiva, la eutanasia puede ser evaluada según su capacidad de reducir el dolor y aumentar el

bienestar.

Según Peter Singer, un conocido utilitarista sostiene que, en situaciones donde la calidad

de vida es extremadamente baja y el dolor no puede aliviarse adecuadamente, la eutanasia puede

ser moralmente aceptable ya que contribuye al bienestar general de la persona y de sus seres

queridos.

Por otro lado, tenemos a Mill JS (1863) menciona que, aunque no se refirió

específicamente a la eutanasia, enfatizaba en su obra utilitarismo que las decisiones que

comprometen la vida deben ser cuidadosamente evaluadas, ya que sus implicancias afectan a

toda la sociedad.

2.6.2 La deontología

Especialmente la ética kantiana, se enfoca en el cumplimiento del deber moral y el

respeto de las normas y principios morales, independientemente de las consecuencias.

El autor destacado Hare (1993) argumenta que, desde una postura deontológica, la

moralidad depende de seguir principios éticos racionales, y si la autonomía del paciente es un

principio deseo esencial, entonces debería respetarse la opción de poner fin a su vida en ciertas

circunstancias.

Oponiéndose a esta opinión Immanuel Kant en Fundamentación de la metafísica de las

costumbres establece que tratar a una persona como un medio, incluso a sí misma, es inmoral,

por lo que la eutanasia, al buscar un fin determinado, seria éticamente inaceptable.

2.6.3 La bioética
La bioética abarca el análisis de cuestiones éticas en ciencias de la vida, considerando

principios como la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia. Se sostiene que la

eutanasia respeta el principio de autonomía al permitir que el paciente tome decisiones sobre su

vida y muerte en función de su bienestar y deseos.

Para Tom Beauchamp en su obra Principio de la biomédica (2013), defiende que, bajo

ciertos criterios de consentimiento informado, la eutanasia puede ser una opción valida siempre

que se respeten los principios de autonomía y beneficencia.

Caso contrario bajo la opinión de bioeticista Leon Kass (2002) menciona que la

eutanasia socava el valor intrínseco de la vida y podría llevar a un multiplicador peligroso hacia

la desvalorización de ciertos grupos vulnerables.

Para culminar con el punto doctrinario se podría decir que la eutanasia es un tema que

continúa generando controversia en el Perú. Aunque el artículo 112 del código penal ofrece una

cierta apertura para discutir sobre “Homicidio piadoso”, el marco jurídico sigue siendo

insuficiente para abordar los dilemas éticos y sociales que plantea esta práctica. Los autores

peruanos analizados coinciden en la necesidad de avanzar hacia un marco legal más comprensivo

y moderno, que respete la autonomía del paciente y proteja al mismo tiempo a los médicos y

familiares.
ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL

MARCO NORMATIVO SOBRE LA EUTANASIA EN EL PERÚ:

La Constitución Política del Perú

La Constitución del Perú de 1993 garantiza el derecho a la vida como un derecho

fundamental en su artículo 2, numeral 1. La interpretación de este derecho ha sido en sentido

amplio, comprendiendo tanto la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte

natural. La carta magna no permite expresamente excepciones a este derecho, lo que genera

dificultades en cuanto a la legalización de prácticas como la eutanasia.

Código Penal Peruano

El Código Penal peruano criminaliza las acciones que conduzcan a la terminación de la

vida de una persona bajo el delito de homicidio, con agravantes o atenuantes según las

circunstancias. Específicamente, la eutanasia no está regulada de manera expresa en el

ordenamiento penal. Sin embargo, el artículo 112 del Código Penal establece una figura

particular conocida como "homicidio piadoso", que busca atenuar la pena para aquellos que, por

compasión y con consentimiento de la víctima, causen su muerte. La pena establecida en estos

casos es mucho menor en comparación con otros tipos de homicidio, lo que muestra cierto
reconocimiento de la posibilidad de que, en contextos de enfermedad terminal y sufrimiento

extremo, exista un argumento moral para la intervención en la muerte de un individuo. No

obstante, la práctica de la eutanasia sigue siendo considerada ilegal.

ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA EUTANASIA EN EL PERÚ

Influencia cultural y religiosa

La posición conservadora del Perú en relación con la eutanasia está profundamente

influenciada por factores religiosos, en particular la doctrina católica. La Iglesia Católica, que

tiene un papel predominante en la vida social y política del país, se ha manifestado en contra de

la eutanasia, calificándola como una violación directa del mandamiento "No matarás". La

influencia de la Iglesia no solo ha sido determinante en las decisiones judiciales y legislativas,

sino también en la formación de la opinión pública.

El respeto por la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural es un principio

básico en la enseñanza católica, y muchos líderes políticos en el Perú han defendido esta visión

al momento de crear leyes o decidir sobre temas bioéticos. Esto hace que cualquier discusión

sobre la eutanasia en el Perú se vea teñida por este enfoque, que a menudo dificulta el avance

hacia la legalización de la práctica.

Contexto histórico y legislativo


En términos históricos, los debates sobre la eutanasia en el Perú no han tenido el mismo

nivel de intensidad que en otros países de la región. A diferencia de Colombia, donde la Corte

Constitucional reconoció el derecho a la eutanasia en 1997, en el Perú la cuestión ha sido menos

discutida públicamente y no ha habido proyectos de ley serios que avancen en esta dirección.

Una de las razones por las que el tema ha avanzado poco es que el derecho penal peruano

ha abordado de manera indirecta la cuestión de la eutanasia a través del "homicidio piadoso", que

busca humanizar la situación sin abrir el camino para una regulación más completa. La falta de

propuestas legislativas sobre el tema también refleja una cierta reticencia política a abordar un

tema tan divisivo.


DEBATE ÉTICO EN TORNO A LA EUTANASIA

Argumentos a favor

Los defensores de la eutanasia presentan varios argumentos, entre ellos:

Respeto a la autonomía personal: Cada individuo debería tener el derecho a decidir sobre

su propia vida, incluyendo el momento y las circunstancias de su muerte. Esto se basa en el

principio de autodeterminación.

Alivio del sufrimiento: En casos de enfermedades terminales o condiciones médicas

insoportables, permitir la eutanasia es una forma de evitar el sufrimiento innecesario y garantizar

una muerte digna.

Calidad de vida sobre cantidad de vida: Argumentan que no es suficiente vivir más años

si esos años están llenos de dolor y sufrimiento. La dignidad de la vida debe ser un componente

clave al decidir sobre tratamientos prolongados.

Argumentos en contra

Por otro lado, quienes se oponen a la eutanasia plantean los siguientes argumentos:
Santidad de la vida: Desde una perspectiva religiosa y moral, la vida es sagrada, y solo

Dios puede decidir cuándo debe terminar.

Posibles abusos: Existe el temor de que, si se legaliza la eutanasia, personas vulnerables,

como los ancianos o discapacitados, puedan ser presionadas para solicitarla, ya sea por motivos

financieros o por no querer ser una "carga" para sus familias.

Efecto en la sociedad y la medicina: Algunos críticos señalan que la eutanasia podría

cambiar la relación entre el médico y el paciente, alterando la confianza en el sistema de salud.

Temen que los médicos, en lugar de centrarse en curar, puedan enfocarse en ayudar a los

pacientes a morir.
JURISPRUDENCIA :

En cuanto a la jurisprudencia peruana, no existen fallos de la Corte Suprema ni del

Tribunal Constitucional (TC) que avalen la eutanasia como práctica lícita en el país. Sin

embargo, algunos precedentes jurisprudenciales pueden resultar ilustrativos para comprender

cómo el poder judicial ha tratado asuntos relacionados con la muerte digna o la atención médica

en fases terminales.

Sentencia sobre el "derecho a una muerte digna"

El Tribunal Constitucional ha reconocido en varias sentencias la importancia de proteger

la dignidad de la persona, incluso en las etapas finales de la vida. Por ejemplo, en el Expediente

2005-2009/PA-TC, el TC abordó la cuestión del tratamiento médico en situaciones terminales.

Aunque no se refería específicamente a la eutanasia, el fallo reconoció que las personas tienen

derecho a rechazar tratamientos médicos si ello prolonga de manera innecesaria su sufrimiento.

Este reconocimiento se puede entender como un paso hacia una concepción más amplia del

derecho a una muerte digna, aunque no llega a legitimizar la eutanasia activa.

En términos de eutanasia activa (aquella en la que un tercero interviene directamente para

causar la muerte), la jurisprudencia peruana sigue estando más inclinada hacia la prohibición que
hacia una apertura legal. Sin embargo, se ha evidenciado en la doctrina jurídica un creciente

interés por replantear el debate, especialmente en la academia y en foros de derechos humanos.

El derecho a morir dignamente ha cobrado relevancia en muchos países, incluido en el

nuestro, a partir de casos emblemáticos como el de Ana Estrada Ugarte. En muchos sistemas

jurídicos, la eutanasia ha sido analizada en relación con el derecho a la vida, un derecho

fundamental protegido por diversas constituciones y tratados internacionales, como el Artículo 3

de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, la interpretación de este

derecho a menudo genera controversia en casos de eutanasia. Algunos argumentan que el

derecho a la vida implica una obligación de preservarla a toda costa, lo que hace inaceptable la

intervención médica para poner fin a la vida.

Por otro lado, los defensores de la eutanasia subrayan la importancia de la dignidad

humana y el derecho a decidir sobre la propia vida, especialmente en situaciones de sufrimiento

insoportable. Este argumento se apoya en la noción de que prolongar la vida a través de medios

médicos, sin considerar la calidad de vida o el sufrimiento del paciente, puede violar el principio

de dignidad.

La discusión en torno a este derecho implica una intersección entre la autonomía del

paciente, los derechos humanos y los dilemas éticos.

El concepto de "muerte digna" se refiere al derecho de los individuos a decidir sobre el

final de su vida en situaciones de sufrimiento extremo, irreparable e irreversible. Según

Beauchamp y Childress (2013), la autonomía es un principio fundamental en la ética médica, que

sostiene que los individuos deben ser libres de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y

bienestar. Esto incluye, en ciertos contextos, el derecho a rechazar tratamientos médicos o a

buscar la eutanasia o el suicidio asistido como una manera de poner fin a su sufrimiento.
La filósofa y bioeticista María Casado (2009) señala que el derecho a morir dignamente

es una extensión de los derechos humanos y enfatiza que la dignidad de las personas no debe ser

comprometida por un sufrimiento innecesario. En este sentido, permitir la eutanasia o el suicidio

asistido es, para muchos defensores de los derechos humanos, una cuestión de garantizar la

dignidad y la autonomía hasta el final de la vida.

En el caso de Ana Estrada, mencionado por Miró Quesada (2020), la Corte Suprema de

nuestro país reconoció su derecho a decidir sobre su muerte en circunstancias de sufrimiento

extremo, aunque no existe una legislación específica que regule la eutanasia. Este caso ha puesto

sobre la mesa la necesidad de crear un marco legal que respalde estos derechos, un tema que

otros países han abordado de diversas maneras.

Tomando como ejemplo el caso de Ana Estrada , el Tribunal Constitucional estableció un

precedente al considerar que la prohibición de la eutanasia en situaciones de sufrimiento extremo

podía violar el derecho a la dignidad humana y a la autonomía personal (Miró Quesada, 2020).

Aún así, el debate legislativo se ha centrado en cómo regular estos casos excepcionales,

garantizando al mismo tiempo que se respete la autonomía del paciente y las preocupaciones

éticas de los profesionales de la salud.

Autonomía del paciente y ética médica

El derecho a la autonomía del paciente, como subrayan Beauchamp y Childress (2013),

es un componente esencial de la ética médica moderna. En relación con el derecho a morir

dignamente, este principio defiende que los individuos, especialmente aquellos que sufren de

condiciones terminales o debilitantes, tienen el derecho a decidir el curso de su tratamiento, o la

falta a de él. Al reconocer esta autonomía, los sistemas legales deben proporcionar mecanismos
que permitan a los pacientes tomar decisiones informadas sobre su muerte, asegurando al mismo

tiempo que estas decisiones sean respetadas y protegidas por la ley.

En este contexto, es fundamental considerar la perspectiva ética: ¿puede el Estado

imponer a una persona una vida que, desde su perspectiva, no es digna de ser vivida? Los

principios de autonomía y autodeterminación son cruciales en esta discusión.

La discusión en torno al caso de Ana Estrada ha planteado preguntas sobre cómo

garantizar que estas decisiones sean completamente informadas y libres de coerción. Según

Feinberg (1986), en su teoría del paternalismo, los individuos deben ser protegidos de decisiones

que puedan ser perjudiciales para ellos, pero esto no debe interferir con la libertad de tomar

decisiones personales en situaciones en las que el sufrimiento es inevitable y las opciones son

limitadas.

Otro aspecto clave en el análisis jurisprudencial es la protección de las personas

vulnerables. Las cortes han considerado la posibilidad de que la legalización de la eutanasia

pueda llevar a abusos o presiones sobre los ancianos, enfermos o personas con discapacidades.

En respuesta, la jurisprudencia a menudo ha establecido salvaguardias, como la necesidad de

consultas médicas múltiples y revisiones rigurosas para confirmar que la decisión de terminar la

vida es voluntaria y bien informada.

En este sentido, el reto del derecho y la ética médica es encontrar un equilibrio que

permita proteger a los vulnerables sin socavar su autonomía.

El análisis jurisprudencial sobre la eutanasia en el Perú revela un marco legal que

actualmente prohíbe esta práctica, pero que deja espacio para debates éticos y jurídicos

importantes en torno al derecho a la vida y la dignidad humana. Aunque no existe una

jurisprudencia que avale la eutanasia activa, la jurisprudencia sobre la muerte digna y la


autonomía personal ha abierto la puerta a futuras discusiones legislativas y judiciales. Es

previsible que, en un contexto de cambio social y normativo, el Perú deba abordar de manera

más directa el tema de la eutanasia, considerando la tendencia internacional hacia su legalización

bajo estrictas condiciones.

LEGISLACIÓN COMPARADA

A nivel mundial, existen muy pocos países que han aprobado la eutanasia en sus

legislaciones, sin duda alguna donde se avala ello manejan diferentes motivos y a su vez

comunes para aprobar dicha acción. La finalidad de esta, es justamente reducir el padecimiento

de la persona y que sea con su propia voluntad de manera libre dar consentimiento a la eutanasia.

Hemos visto necesario hacer la comparación en lo que respecta con tres países, de los cuales dos

está legalizado y el otro incluido el nuestro, está penalizado. De esta forma, permitirnos entender

el trasfondo de lo que les llevó para tomar aquella decisión, junto con su historia, ya que este

tema en cualquier lugar es muy controversial.

Además, la presión social, también muchas veces aparece como una influencia sobre esta

fuerte decisión, presentándose casos trascendentales que marcan una historia en sus localidades,

de acuerdo al grado que el paciente padece de determinada enfermedad terminal.

Legislación colombiana
Colombia actualmente es el único país sudamericano donde se practica la eutanasia de

manera legal, tomando como respaldo a tres sentencias que han hecho posible ello. A pesar que

no han sido las únicas que han buscado esa aprobación en el país, pero sí las más drásticas y

firmes con sus resoluciones para justificar dicha acción.

Sin embargo, en su actual Código penal, en el artículo 106, está penalizado el homicidio

piadoso, el cual nos dice que: “El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos

sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión

de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses.”

Ahora bien, después de haber mucha controversia por este tipo de homicidio, buscando

que no se sancione dicho acto ya que el paciente sufre y eso no va acorde con otros derechos que

protege la legislación colombiana, es que la Corte Constitucional en 1997 a través de la

Sentencia C -239 despenaliza este tipo de homicidio, de tal forma en que no recaerá

responsabilidad penal sobre los médicos especialistas que por petición del paciente bajo un

estado de una enfermedad terminal, o dolor muy fuerte tome la decisión de una muerte digna, por

lo tanto dicha acción sería justificada.

La sentencia, sería aprobada por seis miembros de la Sala Plena haciendo válida la

decisión de la Corte Constitucional.

Es así, que en Colombia a partir de esta sentencia, le da la potestad al paciente terminal la

libre elección de decidir sobre su propia existencia en base al derecho a una muerte digna, al

libre desarrollo de la personalidad y otros derechos constitucionales que protegen aquella


elección de libertad. Por ello, la Corte Constitucional se vio obligada a permitir esa elección por

parte del paciente, ya que como garante sobre los derechos de la población colombiana, deben de

evitar el padecimiento tediosos que vulneren la dignidad de las personas.

A través de esta sentencia, también la Corte Constitucional exhorta al Congreso, para que

a través de una ley, se regule este derecho en el corto tiempo posible. Buscando que no solo sea

respaldado por esta sentencia, sino por una ley que les corresponde a ellos promulgarla,

haciéndola más eficaz.

En el año, 2014 surge otra nueva sentencia, la cual seria la segunda que toma relevancia

sobre la eutanasia, viniendo a ser la Sentencia T-970, donde se determina seguir un protocolo

mèdico con la ayuda del Ministerio de Salud y Protecciòn Social, para que este acto se practique

bajo los cuidados necesarios y prelimitados para el paciente terminal. Además, el Ministerio

estaría en la obligación de brindar a los hospitales, clínicas, IPS (Instituto Prestador de Salud),

EPS (Entidad Promotora de Salud), en general toda aquella institución privada o pública que de

servicios de salud, todo lo necesario para proceder a la eutanasia, sin infringir otros derechos que

si podrian ser penalizados. Asimismo, mediante la Resolución 971 del 2021, sería oficializado

dicho protocolo.

Con el transcurso del tiempo, se veía necesario resolver la laguna legal respecto a la

eutanasia, ya que era necesario marcar unos requisitos para que se desarrolle y sea vàlida la

desiciòn libre del paciente terminal. Por ello, surge como tercera sentencia fundamental, la

Sentencia C-233 en el 2021, siendo autora de esta también la Corte Constitucional. A pesar, que

el Congreso, aumentó la pena del homicidio piadoso y aun siendo vigente la controversia que
existe entre los miembros de las autoridades, sobre este tema, la Corte Constitucional declara

exequible este articulo sobre el homicidio y marcando que se dara la eutanasia, cuando la

conducta sea: “(i) sea efectuada por un médico, (ii) sea realizada con el consentimiento libre e

informado, previo o posterior al diagnóstico, del sujeto pasivo del acto, y siempre que (iii) el

paciente padezca un intenso sufrimiento físico o psíquico, proveniente de lesión corporal o

enfermedad grave e incurable. ” De tal forma, dando una libertad más amplia cuando el paciente

sufra no solo de una enfermedad terminal, sino que también padezca de un sufrimiento físico o

psíquico, siempre bajo la voluntad y decisión de este.

Es así, como la surge la aprobacion a la eutanasia en Colombia, a pesar que no hay una

ley que la avala, si existen estas sentencias como respaldo de esta. Sin embargo, en la práctica no

es tan fácil como se lee en las sentencias, ya que aún siguen existiendo vacíos legales y

controversia sobre este tema en el país.

Legislaciòn Canadiense

Dentro del estado Canadiense, para llegar a la legalizacion de la eutanasia, surge un caso

importante que marca un impacto social, el cual genera esa busqueda de la aprobacion para el

derecho a una muerte digna. Es así, que la sentencia sobre el caso Carter v. Canadá, en el año

2015, promueve la Ley MAID (Medical Assistance in Dying), es decir una ley que aprueba la

eutanasia bajo una asistencia medica. En esa misma linea, el Tribunal Supremo dictamina que la

eutanasia sino se legalizaba se estaba yendo contra otros derechos como a la libertad y seguridad

de las personas. Enfatizando, que los medicos o asistentes dentro del rubro de salud tendrian la

potestad de brindar ayuda necesaria para que los pacientes puedan realizar la eutanasia si
padecian de una enfermedad terminal o un dolor insoportable sumando a la capacidad del

paciente para tomar esa desicion.

Sin embargo, esta Ley tenía algunos vacíos legales lo cual no permitía que sea muy

conciso en que casos en concreto se podría aceptar tal acción. Además que la Corte Suprema,

falló frente a esta sentencia y se vio obligada a realizar modificaciones necesarias para acoplar

información más detallada sobre esto. Por ello en el año 2016, en el mes de junio el Parlamento

de Canadá aprobó una legislación federal, la cual le daba acceso a una asistencia médica a todo

adulto mayor de edad canadiense en su libre elección. Esta ley aprobada seria la de C-14, que

ademas de la eutanasia tambien se permitia el suicidio asistido bajo condiciones como es la

enfermedad terminal del paciente y una muerte razonablemente previsible.

Con el transcurrir el tiempo, en el año 2020 el Ministro de Justicia y Fiscal General de

Canadá presentó frente al Parlamento el proyecto de la Ley C-7, la cual realizaria modificaciones

sobre la ley C-14 de la asistencia médica al morir.

De tal forma, se produce cambios en la elegibilidad para la obtención de asistencia

médica y el proceso de evaluación para este. Igualmente en las salvaguardias que son para los

médicos y personal profesional en ese rubro; y ampliando el marco federal de recopilación para

la presentación de informes.

Esta ley también, elimina el requisito de “muerte natural razonablemente previsible”,

habilitando la oportunidad que el paciente no necesariamente debe de tener una enfermedad


incurable o un dolor insoportable, pero si marca requisitos de elegibilidad en el año 2023 que

vienen a ser: “(i) tener una enfermedad o discapacidad grave e irremediable, (ii) estar en un

estado avanzado de declive que no se puede revertir, (iii) experimentar un sufrimiento fisico o

mental insoportable a causa de su enfermedad, discapacidad o estado de declive, (iv) que el

sufrimiento no pueda aliviarse en condiciones aceptables.”

Es así, como la Ley MAID, ha sufrido de modificaciones hasta la actualidad, ya que en el

transcurso del tiempo suscitaron argumentos y posturas tanto en contra como a favor generando

mucha controversia.

Legislación Mexicana

En México, la legislación sobre la eutanasia ha sido un tema de intenso debate, marcado

por la complejidad ética y cultural que lo rodea. Aunque la eutanasia activa no está legalizada a

nivel federal, algunos estados han comenzado a establecer marcos legales que permiten el

derecho a una muerte digna en situaciones específicas.

En 2008, la Ciudad de México aprobó la Ley de Voluntad Anticipada, que fue modificada

en 2021. Esta ley permite a los ciudadanos expresar su deseo de no recibir tratamientos médicos

que prolonguen su vida en caso de enfermedad terminal o sufrimiento extremo. La normativa

busca garantizar el derecho de los pacientes a decidir sobre su propia vida y su muerte,

fundamentándose en principios de autonomía y dignidad (González et al., 2021).Sin embargo, la

eutanasia activa, que implica la intervención directa para causar la muerte a solicitud del

paciente, sigue siendo penalizada en la mayoría de las jurisdicciones del país.


La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha abordado la cuestión en diversas

sentencias, destacando la importancia del consentimiento informado y el respeto a la autonomía

del paciente. En su sentencia 204/2015, la Corte subrayó la importancia del consentimiento

informado y de respetar la autonomía de las personas al final de su vida. Esta sentencia también

destacó la obligación del Estado de proporcionar acceso a cuidados paliativos y de garantizar la

dignidad del paciente durante su proceso terminal (SCJN, 2015). La legislación en México se

mueve hacia el reconocimiento del derecho de los pacientes a morir con dignidad, aunque aún

prevalecen algunas tensiones éticas y culturales.

A pesar de esta creciente aceptación de la idea de una muerte digna, el debate sobre la

eutanasia continúa siendo controversial en la sociedad mexicana. Mientras algunos sectores

abogan por una regulación más clara que permita la eutanasia bajo ciertas condiciones, otros

defienden la preservación de la vida en todas sus formas. Este diálogo es esencial para avanzar

hacia un marco legal que respete la voluntad del paciente, garantizando que cualquier decisión

sobre el final de la vida sea informada y libre de presiones externas.

Legislación española
España es un paìs europeo, uno de los muy pocos donde ya por fin se ha logrado la

aprobaciòn y legalizaciòn de la eutanasia, tras una lucha constante por parte de la poblaciòn para

dar el privilegio al paciente terminal que tome dicha desicion con su propia voluntad.

Es así, como en busca de esta aprobación surge la Ley 41, donde se explicaban seis

capítulos enfatizando diferentes derechos y potestades de cada individuo, pero con un enfoque

para darle la elección a los pacientes que puedan negarse a una asistencia médica o ayuda de este

medio para curarse, sin la necesidad de tener alguna justificación para avalar ello. De tal forma

que, se podria decir que el paciente estaria eligiendo una practica de eutanasia pero de manera

pasiva y paulatina, ya que de todas formas al negarse a dicha atencion era consciente que la

consecuencia seria posiblemente mortal.

Sin embargo, surge el caso muy trascendental de Ramòn Sampedro, quien fue un

marinero que se quedó tetraplejico al lanzarse al mar con tan solo 25 años de edad, luchando por

tener el derecho a una muerte digna por 20 años, empezando un proceso judicial para pedir a las

autoridades que se le habilite esa libre potestad que él anhelaba, pero fue rechazado. Tomando

finalmente la decisión, con ayuda de una amiga de él, en 1998 de morir y esta sea quien coopere

en dicha actividad. El caso de Sampedro, fue un punto de inflexiòn en la historia de la eutanasia

en España. Tanto impacto tuvo, que a partir de esto, se viralizó una película en inspiración de

este caso llegando de esta forma a las autoridades, para que evalúen dicha opción.

Por ello, legalizando formalmente este derecho, surge la Ley Orgánica 3/2021 que regula

la eutanasia, entrando en vigor el 25 de junio de 2021. Esta ley permite que personas con

enfermedades graves e incurables o con padecimientos crónicos incapacitantes puedan solicitar

ayuda para morir, si enfrentan un sufrimiento intolerable. El proceso está cuidadosamente


regulado, requiere de la validación de dos médicos y ofrece un plazo de reflexión de al menos 15

días entre solicitudes. La ley también contempla la objeción de conciencia de los profesionales

sanitarios, garantizando que otros puedan llevar a cabo la eutanasia si es necesario.

La eutanasia en España se fundamenta en el principio de autonomía del paciente, donde

la persona tiene el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y el final de su vida. Comparada con

otras legislaciones europeas, como en los Países Bajos o Bélgica, que legalizaron la eutanasia en

2002, la ley española sigue un proceso similar, aunque se limita a mayores de edad con plena

capacidad de decisión. Representando un avance significativo hacia el derecho a una muerte

digna, respetando la voluntad de los pacientes y proporcionando un marco legal seguro y

regulado.

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