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Isabel Bono
Isabel Bono (Málaga, 1964) tiene una larga tra-
yectoria como poeta. Entre sus poemarios publi- cados destacan Los días felices (2003, I Premio de SELLO TUSQUETS Poesía León Felipe), Pan comido (2011), Hojas secas COLECCIÓN MARGINALES mojadas (2013), Cahier (2014), De otra vida (2017) FORMATO 14,8 X 22,5 CM y Lo seco (2017). En 2016 recibió el premio Café RÚSITCA CON SOLAPAS Gijón por su primera novela, Una casa en Bleturge (2017), a la que han seguido dos novelas más lle- FRÍO POLAR SERVICIO nas de talento, publicadas por Tusquets Editores: Diario del asco (2020), una historia cruda y lírica a la vez con una familia rota como telón de fondo, Marginales CARACTERÍSTICAS y Los secundarios (2022), la vida de dos personajes laterales pero fascinantes. IMPRESIÓN 2/0 Negro + Pantone 8641 C (dorado)
UVI Iñaki Ezkerra, El Correo los poemas que el poeta Antonio Muñoz Quin- tana, amigo íntimo de la autora, se había dejado RELIEVE en el tintero antes de su prematura muerte, el 24 de octubre de 2014. Isabel Bono solo consiguió BAJORRELIEVE escribir uno, «Frío polar», que da título al libro. El resto son reflexiones que llegaron a través de STAMPING la intuición y el hallazgo sobre los huecos que nos dejan los amigos que se van. FAJA 2/0 Más que poemas tristes, o celebratorios, Bono nos Negro + Pantone 10165 C entrega versos escritos desde la serenidad, desde Plastificado: BRILLO esa humildad que nos permite admitir con sosie- go que, en el devenir de los días vacíos, somos mortales. Nacer es una oportunidad, morir un GUARDAS deber. Hay que dejar espacio a otros por mucho
Diseño de la cubierta: BM Reservados Diseño de latodos los derechos colección: de esta edición para Guillemot-Navares Tusquets ReservadosEditores, S. derechos todos los A. – Av. Diagonal, 662-664 de esta edición para– 08034 Barcelona www .tusquetseditores Tusquets Editores, S.A..com – Av. Diagonal, 662-664 – 08034 Barcelona ISBN: 978-84-1107-542-8 www.tusquetseditores .com Depósito legal: B. 15.819-2024 ISBN: 978-84-1107-244-1 Fotocomposición: Depósito legal: B. Realización 1732-2023 Tusquets Editores Impresión y encuadernación: Fotocomposición: RealizaciónLimpergraf, S.L. Tusquets Editores Impreso ImpresiónenyEspaña encuadernación: CPI Black Print Impreso en España
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ÍNDICE
prólogo Una cabaña en el bosque, por Fernando Luis Chivite, 13
[para empezar bien, dime adiós], 21
a imagen y semejanza, 23 a pocos centímetros del milagro, 25 anatomía del ruido, 27 anfibios con escafandra, 29 antípodas, pero no tanto, 31 árboles desnudos bajo la nieve, 33 bleturge, 35 comedia en un acto, 37 con lo que cuento (sobre la mesa), 39 contra la oscuridad, 41 descorrer la cortina de lo falso, 43 detenme ahora que todavía no he empezado, 45 el dolor mancha, 47
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el miedo nunca fue miedo, 49 el papel de la serotonina, 51 el sol de octubre come de mis manos, 53 el tiempo también mancha, 55 escondida, 57 escribir era esto, 59 eso que llamamos frío, 61 foto enmarcada de li zhensheng, 63 geofonía, 65 hay que buscar rendijas, 67 he decidido que estoy en finlandia, 69 hemos congelado el futuro, 71 hoy es el día en que empieza todo, 73 imagina la luz, 75 imagina todos los charcos, 77 invitación al viaje, dijo baudelaire, 79 la cofradía del seto, 81 la historia es un limón helado, 83 la sed de la luz, 85 la vida también es esto, 87 las cosas quietas también hacen ruido, 89 lo doméstico nos habita, 91 lo que queda, 93 madre noche, 95 mal día para jurar en vano, 97 ned ludd me enseñó a nadar, 99 nieva en bleturge, 101
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nieva sobre nevado, 103 no le llames silencio, 105 nunca se irán, 107 parece que te estoy oyendo, 109 paul klee también sabía hurgar, 111 poema en un papel arrugado, 113 quiero ser joven y masticar despacio, 115 reincidente, 117 resiliencia, 119 rotación, 121 simulacro a oscuras, 123 todavía, 125 un insecto ha comido de mi mano, 127 una voz, un propósito, 133 volver, 135 vuelve, nieve de la tele, vuelve a nevar para mí, 137 y de repente empieza a llover, 139 yo era infatigable, 141 [frío polar], 143
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FRÍO POLAR
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prólogo una cabaña en el bosque
Seré breve. Amo los prólogos breves. O quizá, en realidad,
odio los otros: los recargados, los tumultuosos. Por eso, lo que yo había pensado era contar lo poco que sé de Isabel Bono y punto. Y, precisamente, una de las cosas que sé es que no se deja conocer del todo. Que tiene un cuarto, ahí detrás. Un sitio en el que solo entra ella. O quizá sería me- jor decir una cabaña. Vamos a suponer que todos tenemos un bosque dentro. Pues bien, algunas personas (solo algunas, lo siento) se construyen una cabaña en el interior de ese bosque. Y acto seguido allanan un caminito para no perderse. Es un lugar mental, al que van y del que vienen a menudo. Allí hacen cosas. Isabel Bono, por ejemplo, ha construido esa cabaña y toda la poesía que escribe, la escribe allí sentada. Ante una mesa que se ha hecho también ella misma, junto a una pequeña ventana por la que unas veces entra el sol y otras ve la lluvia o la nieve. De hecho, presta mucha atención a esa meteorología
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interior, esto puedo asegurarlo. Cuando conoces a un poeta o a una poeta, los conoces, claro, fuera de su cabaña, en el turbio fluir del viejo y loco mundo (donde muchos de ellos se las apañan más o menos como pueden, ya sabes). Nunca ves al ser que son cuando están dentro. Estaría bien que hubiera vídeos de eso, pero no es posible y es una lástima. Luego está el tema de los recuentos, qué importante es esto. Isabel hace listas. Ordena las cosas. Y eso implica una emoción. Todo registro humano, toda anotación siste- mática, todo inventario resulta emocionante en su motiva- ción y propósito. Es un legado. El apunte diario, la frase, el dato, el número son el resultado de una observación atenta. Y no hay nada más emocionante que la atención verdadera. Podríamos decir que la atención verdadera (a lo otro, a lo que está ahí, a lo que empieza a pasar, a lo que se está yendo) es la máxima estatura que podemos alcanzar. Así que eso es lo que vengo yo a decir de la poesía de Isabel Bono: que está escrita en una cabaña oculta en el fondo de un bosque y que es atenta, que es vigilante, que no desfa- llece. Que registra la vida minuciosamente. Y el dolor tam- bién, naturalmente, minuciosamente. Este libro, Frío polar, es eso: un nuevo registro del do- lor. Está dedicado a un amigo, Antonio Muñoz Quintana, voz que me guía, dice ella, al principio. Antonio, también poeta, murió en octubre de 2014 a una edad abominable- mente temprana, e Isabel escribió este libro a lo largo de los dos o tres meses siguientes. Así pues, es un réquiem.
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Es un lacrimosa. Si vas a entrar en él, hazlo en silencio. Si en todos los libros de poesía hay que entrar en silencio, en este más. Y otra cosa: al leerlo, hay que susurrarlo. Se lo tiene que susurrar uno a sí mismo. Casi sin aliento. Se me ocu- rre que habría que leer cada poema, después de sacar el aire de los pulmones. Es decir, susurrándolo apenas con el último resuello. Sintiendo la dificultad de avanzar y lle- gar al final. Y con música de Arvo Pärt, a ser posible: sé que a la autora le fascina ese compositor. Una vez, poco después de conocernos, me mandó un DVD con toda la música que le gustaba. O con casi toda. Ahí estaba, en primer lugar, Arvo Pärt. Pero además había, lo digo en serio y puedo demostrarlo (porque lo conservo), más de cuarenta discos. Y ahora contaré cómo nos conoci- mos: me mandó un email. Y fue realmente amable. Fijaos, me decía que se había leído todos mis libritos prácticamente uno detrás de otro, pero que le faltaba uno. Os lo podéis imaginar, decirle eso a un pobre escritor desconocido como yo. Llegó a emocionarme, supongo. Es decir, espero. Le man- dé rápidamente el librito que le faltaba. Cada 1 de septiembre (odia agosto, creo) me manda una canción triste, dulce y brevísima de David Sylvian ti- tulada «September». Cada 13 de abril me recuerda el cum- pleaños de Samuel Beckett y brindamos por él con Jame- son en la distancia: ella en Málaga y yo en Pamplona. Más cosas: es leal, no olvida los detalles, falla poco.
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Y es buena con los títulos: un don que tiene. Frío polar es un título excelente. Me suena que me dijo que eso era lo que solía responderle con sorna Muñoz Quintana cada vez que la temperatura de su barrio bajaba de los 20 grados y ella decía qué frío hace (sí, frío polar, respondía él). En fin, un título muy adecuado para un réquiem, en cualquier caso. A mí me ha parecido uno de sus mejores libros. Y pue- de que sea por eso, por el frío que hace dentro. Parece que hubiera viajado a un fiordo noruego para escribirlo. Aun- que ya sabemos dónde lo escribió, ¿no? En uno de los poe- mas dice: «deseo que nieve toda la noche dentro de mi ca- beza». ¿Os la imagináis? El bosque interior completamente nevado e Isabel allí, con el fogón encendido, sentada en su cabaña, mirando a través del cristal, contando los copos de nieve de uno en uno. Yo me la imagino. Es como si la estuviera viendo. Mi- rad, ahora nos saluda con la mano. Cuídate, Isabel Bono. Y, ya sabes, no dejes que se apague el fuego. Mantenlo en- cendido todo el tiempo.
Fernando Luis Chivite
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[para empezar bien, dime adiós]
vamos a aprender a despedirnos
sin ceremonias
vamos a decir adiós
como quien dice manzanas
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a imagen y semejanza
tenemos sed tenemos frío tenemos miedo
no hemos aprendido nada de los árboles
sudamos buscamos sombra tenemos sueño
hay quien duerme con un ojo abierto
hay quien mata sin tener hambre hay quien muere sin hacer ruido
hay quien vive
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a pocos centímetros del milagro
las manos fijas sobre el cristal
diez huellas y el aliento sobre el cristal
los ojos fijos sobre el tendedero
las sábanas rendidas al placer de ser velas al pairo por unas horas
el viento se lleva las hojas amarillas
también las verdes
las hormigas no saldrán a robarme tu amor hoy
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anatomía del ruido
no sé quién llama
y hacen tanto ruido
y me duelen tanto los ojos y el pecho
después se me olvida y vuelvo a amarte como si siguieras vivo
