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Revelación y Biblia

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REVELACIÓN Y BIBLIA

I. LA TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA

LUGARES DÓNDE ESTÁ CONTENIDA LA REVELACIÓN DIVINA


La Revelación Divina está contenida en: (1) las Sagradas Escrituras y en la (2) Tradición, que
constituyen un único Depósito de Fe donde se custodia la Palabra de Dios.
Éstas son interdependientes entre sí: (1) la Tradición transmite e interpreta la Escritura, y (2)
ésta, a su vez, verifica y convalida cuanto se vive en la Tradición (cfr. Catecismo, 80-82).

MEDIOS QUE CONTRIBUYEN A LA DIFUSIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA


Sirven a la transmisión de la Revelación divina: (1) Las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia,
(2) las de los Padres de la Iglesia, (3) la Oración de la Liturgia, (4) el sentir común de los fieles
que viven en gracia de Dios, y también realidades cotidianas como (5) la Educación en la Fe
(transmitida por parte de los padres a sus hijos) y (6) el Apostolado Cristiano.

IMPORTANCIA DE LA REVELACIÓN DIVINA


De hecho, lo que fue recibido por los Apóstoles y transmitido a sus sucesores, los Obispos,
comprende «todo lo necesario para que el Pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de
esta forma la Iglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y transmite a todas las
generaciones todo lo que ella es, todo lo que cree».

REPERCUSIONES DE LA REVELACIÓN DIVINA


La realidad conjunta de la Revelación Divina como verdad y como vida, implica que el objeto de
la transmisión no sea solamente una enseñanza, sino también un estilo de vida: doctrina y
ejemplo son inseparables. Lo que se transmite es, efectivamente, una experiencia viva -la del
encuentro con Cristo resucitado- y lo que este evento ha significado y sigue significando para la
vida de cada uno. Por este motivo, al hablar de la transmisión de la Revelación, la Iglesia habla
de fides et mores, fe y costumbres, doctrina y conducta.

LA TRADICIÓN
Fundada sobre la predicación Apostólica, transmite y testimonia de modo vivo y dinámico
cuanto la Escritura ha recogido a través de un texto fijado.
«Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu
Santo. Esto quiere decir que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras
transmitidas, ya por: (1) la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su
corazón donde experimentan la percepción íntima de las cosas espirituales; (2) y por el anuncio
de aquellos que con la Sucesión del Episcopado (Obispos) recibieron el carisma cierto de la
verdad».
La gran Tradición Apostólica debe distinguirse de las diversas tradiciones, teológicas, litúrgicas,
disciplinares, etc. cuyo valor puede ser limitado e incluso provisional (cfr. Catecismo, 83).

II. LA SAGRADA BIBLIA

ALGUNOS DATOS SOBRE LA BIBLIA


Como ya sabemos, la Biblia contiene la revelación de Dios a los hombres. Por ello es
importantísima para la fe del cristiano. De ahí que deba ser muy bien conocida. Con este fin
vamos a precisar algunas cuestiones:
a) Número de libros: la Biblia es un conjunto de libros, en total son 73. Se divide en Antiguo
Testamento, que consta de 46 libros, y Nuevo Testamento, que consta de 27 libros. El Antiguo
Testamento contiene la revelación de Dios en los libros escritos antes de la venida de Jesucristo.

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El Nuevo Testamento contiene la revelación de Dios en los libros escritos después del nacimiento
de Jesucristo.
b) Lengua en que se escribió: los libros del Antiguo Testamento se escribieron principalmente
en hebreo, aunque los más recientes se escribieron en griego. Los 27 libros del Nuevo
Testamento se escribieron en griego, con la única excepción de la primera versión del evangelio
de san Mateo, que se escribió en arameo.
El hebreo era la lengua original de los israelitas, que fue evolucionando y, desde el regreso del
destierro (538 a. C.), derivó al arameo (como el castellano procede del latín). El arameo era la
lengua que los judíos hablaban en tiempo de Jesucristo.
En el siglo II a. C. en la ciudad de Alejandría se tradujo el Antiguo Testamento al griego: es la
versión llamada Traducción de los 70. Y en el siglo IV d. C. san Jerónimo tradujo la Biblia al latín,
que era ya la lengua vulgar en Occidente (a esta versión se la llamó Vulgata). En los últimos
siglos, la Biblia se ha ido traduciendo a todos los idiomas contemporáneos.

TIEMPO EN QUE SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA


La Biblia se escribe en el espacio de unos trece siglos: desde el siglo XIII a. C. hasta finales del
siglo I d. C. En estos trece siglos, de un modo progresivo, fueron apareciendo los 73 libros del
Antiguo y del Nuevo Testamento.
Antes de la invención de la escritura, la Revelación se había transmitido por tradición oral
durante siglos y siglos. Por ello, no tenemos· noticia de escrito alguno antes de Moisés (ss. XIII-
XII a. C.). Pero, inventada la escritura, parece normal que se pusiesen por escrito algunos datos
y enseñanzas de la historia religiosa de Israel.
Entre los siglos VI y I a. C. fueron escritos la mayoría de los libros del Antiguo Testamento,
recogiendo, como ya se dijo, antiguas tradiciones orales, costumbres y otros escritos anteriores.
En el gráfico anexo se representa el largo periodo de la tradición oral, así como la fecha
aproximada en que fueron apareciendo los diversos libros del Antiguo Testamento.
Es de destacar que durante el período de los Reyes predicaron profetas como Elías, Eliseo, Isaías,
Miqueas y Jeremías. Durante el Destierro predicó el profeta Ezequiel y en la posterior etapa del
Judaísmo predicaron escribas como Esdras, Nehemías y finalmente los hermanos Macabeos.
Ahora, al final de este breve estudio, definamos lo que es la Biblia: “Es el conjunto de libros que,
escritos por autores humanos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor
principal y, como tales, han sido entregados a la Iglesia”.

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