Exégesis Ezequiel 47
Exégesis Ezequiel 47
Exégesis Ezequiel 47
Versículo 1:
“Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían
de debajo del umbral de la casa hacia el oriente, porque la fachada de la
casa estaba al oriente; y las aguas descendían de debajo, hacia el lado
derecho de la casa, al sur del altar."
Versículo 2:
Versículo 3:
Versículo 4:
“Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió
luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.”
Versículo 5:
“Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas
habían crecido; de manera que el río no se podía pasar sino a nado.”
Aplicación exegética
2. Restauración y renovación:
Conclusión
Sermón Temático sobre Ezequiel 47:1-5: “El Río de Vida que Fluye de
Dios”
Hoy vamos a explorar el significado de este río de vida que fluye desde
el templo de Dios y qué enseñanza nos trae a nosotros hoy. Este río no
es solo un cuerpo de agua; es un símbolo de la presencia y el poder
transformador de Dios que fluye hacia su pueblo y el mundo.
“Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían
de debajo del umbral de la casa hacia el oriente, porque la fachada de la
casa estaba al oriente; y las aguas descendían de debajo, hacia el lado
derecho de la casa, al sur del altar.”
El hecho de que el río brote del templo, el lugar donde la gloria de Dios
reside, nos muestra que toda verdadera vida espiritual fluye de Dios
mismo. La vida abundante que buscamos – una vida llena de propósito,
paz, y gozo – solo se encuentra en su presencia.
El agua primero alcanza los tobillos, luego las rodillas, los lomos, y
finalmente es un río profundo que solo se puede atravesar nadando.
Esto simboliza cómo, cuando estamos en comunión con Dios, nuestra
experiencia espiritual se profundiza con el tiempo. La gracia de Dios
crece y nos transforma de maneras cada vez más profundas.
Llamado a la acción:
Si has estado caminando solo por la superficie del río de Dios, Él te llama
a adentrarte más profundamente. Permítele que te lleve más allá de lo
que puedes controlar, más allá de tus miedos.
Oración Final: Señor, te damos gracias por el río de vida que fluye desde
tu presencia. Sabemos que tú eres la fuente de toda vida y bendición. Te
pedimos hoy que tu Espíritu Santo fluya en nuestros corazones y
nuestras vidas, trayendo renovación y transformación. Ayúdanos a
adentrarnos más profundamente en tu presencia, a confiar en ti
plenamente y a rendirnos a tu corriente de gracia. Que cada área de
sequedad en nuestra vida sea tocada por tu poder vivificador. En el
nombre de Jesús, amén.