Climate-12-00174 Es
Climate-12-00174 Es
clima
Artículo
Estrategias educativas para la enseñanza del clima y el bioclima en
respuesta al cambio global
Ana Cano-Ortiz 1 , Carmelo Maria Musarella 2 y Eusebio Cano 3,*
1
Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas, UCM Universidad Complutense
de Madrid, 28040 Madrid, España; acano07@ucm.es
2
Departamento de AGRARIA, Universidad "Mediterranea" de Reggio Calabria, Feo di Vito snc,
I-89122 Reggio Calabria, Italia; carmelo.musarella@unirc.it
3
Departamento de Biología Animal y Vegetal y Ecología Sección de Botánica, Universidad de Jaén,
Campus Universitario Las Lagunillas s/n, 23071 Jaén, España
* Correspondencia: ecano@ujaen.es
Resumen: Este trabajo establece la relación entre clima, bioclima y ecosistemas forestales y pone de
manifiesto la necesidad de enseñar estos temas en las instituciones educativas. Se constató que
actualmente estos conocimientos no se imparten en las universidades, lo que conlleva una escasa o nula
formación del profesorado en estas áreas. Sin embargo, la enseñanza de aspectos bioclimáticos durante
un período de tres años como base para la planificación del uso del suelo, ha mostrado resultados
altamente positivos. El objetivo es proponer la enseñanza de la bioclimatología a futuros gestores y
docentes para conseguir un desarrollo medioambiental equilibrado. El análisis de los diagramas
bioclimáticos permite estipular la duración de la reserva de agua en el suelo. Esto es esencial para la
gestión agrícola y forestal. El factor edáfico y los índices bioclimáticos ombrotclimático (Io) y
termoclimático (It/Itc) condicionan los tipos de bosques y cultivos que pueden existir en un territorio,
con la particularidad de que el ombrotipo está condicionado por el factor edáfico, que permite una
disminución del índice ombrotérmico, expresado por el índice ombroedafoxerófilo (Ioex). Los
ombrotipos húmedos condicionan la presencia de Abies pinsapo, Quercus pyrenaica, Q. broteroi y Q. suber, y
los secos Q. rotundifolia y Olea sylvestris.
Palabras clave: índices; series; bosques; investigación; aprendizaje; conocimiento; desarrollo del paisaje
ndice o intervalo térmico anual Ic = Tmáx - Tmín, donde Tmáx es la temperatura media del
mes más cálido del año y Tmín es la temperatura media del mes más frío del año. Otros
índices que pueden compensar la aridez de la estación estival son el Ios2 = índice
ombrotérmico del bimestre más cálido del trimestre estival y el Ios3 = índice ombrotérmico
del trimestre estival [13].
En el caso de las comunidades vegetales que se desarrollan en zonas rocosas con fuertes
pendientes, el parámetro que condiciona su presencia es el suelo. Todos los lugares tienen un
tipo de sustrato y una orografía que determinan su mayor o menor capacidad para retener
agua. En función de las características geomorfológicas y edáficas, los suelos bien
estructurados tienen una capacidad de retención de agua (CR) del 100%. En caso contrario, se
producen pérdidas por escorrentía y drenaje que hacen variar la CR. También se pierde agua
por evapotranspiración (ETP) [16].
La climatología y la bioclimatología son fundamentales para comprender y explicar la
gestión agrícola y forestal, que actualmente se está viendo afectada por el cambio climático. En
consecuencia, es fundamental conocer las herramientas de las que dispone la humanidad para
mitigar estos cambios, ya que el cambio climático está provocando graves catástrofes
naturales, con las consiguientes pérdidas económicas y de vidas humanas. El calentamiento
global es ya un hecho inequívoco, como reflejan varios informes del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
El tercer informe de evaluación mostraba que se había producido un aumento de la
temperatura de aproximadamente 0,4 ◦C a 0,8 ◦C, que afectaba a los sistemas físicos y
biológicos de distintas partes del planeta.
Es en el cuarto informe de evaluación donde se presentan pruebas claras de que el cambio
climático y el calentamiento global son una realidad que nos afecta a todos. Las
concentraciones atmosféricas mundiales de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han
aumentado notablemente en los últimos años como consecuencia de las actividades humanas
desde 1750. Se calcula que la tendencia lineal de 100 años se sitúa entre
0,56 ◦C y 0,92 ◦C. Este aumento de temperatura se distribuye por todo el planeta, con un
impacto más fuerte en las latitudes septentrionales superiores.
Según las estimaciones del último informe del IPCC, la trayectoria de calentamiento
podría alcanzar alrededor de 3,5 ◦C en 2100. La capacidad de adaptación de algunos sistemas
humanos y naturales es limitada cuando el calentamiento global alcanza 1,5 ◦C. Según el IPCC,
alcanzar alrededor de 4 ◦C supone extinciones masivas de especies, pérdida de biodiversidad,
escasez de agua y alimentos, y un aumento de las migraciones y los conflictos por el acceso a
los recursos. Actualmente, un aumento de la temperatura de
Se ha alcanzado 1,2 ◦C y se prevé que llegue a 1,5 ◦C en 2030-2035. Si las temperaturas
superan 1,5 ◦C y alcanzan los 2 ◦C, los riesgos serían irreversibles.
La vegetación está condicionada por las tormentas y anticiclones, que a su vez influyen
en los diferentes macro y bioclimas del mundo (termoclimas y ombroclimas), afectando a la
conservación y explotación de los bosques, tanto en cantidad como en calidad. Por lo tanto, el
conocimiento de los indicadores bioclimáticos locales es esencial para la explotación de los
bosques, como en el caso de los bosques de Quercus suber. El uso de índices bioclimáticos para la
gestión forestal debería ser obligatorio: índice de continentalidad, ombrotérmico y termicidad,
ya que existe una estrecha correlación entre estos índices y la citada gestión forestal [17].
Una vez establecido el bioclima para cada ecosistema vegetal y cada cultivo, es
necesario realizar un análisis paisajístico, que debe estar en consonancia con el bioclima
territorial para lograr el éxito de la reforestación. Asumiendo un nuevo orden económico
mundial basado en el desarrollo sostenible, estas reforestaciones, que actuarían como
sumideros de CO2 , pueden mitigar el cambio climático, siempre que se produzca una
reducción paralela de las emisiones de CO2 y un cambio en las políticas energéticas. El
análisis del paisaje nos lleva a proponer el uso del concepto de serie de vegetación/conjunto
de comunidades vegetales, que hemos afirmado tiene aplicabilidad universal, como base para
establecer un modelo de desarrollo sostenible [18]. En las series de vegetación, podemos
hablar de dinámica vegetal cuando la dinámica es natural, y el proceso es asumido por el
ecosistema, no cuando existe una excesiva intervención humana que contradice el proceso
natural. En el caso de que esta dinámica se acelere artificialmente por el cambio climático y las
actividades antropogénicas, la serie de vegetación sufre modificaciones drásticas, lo que significa
que la serie de vegetación no puede recuperarse y, por lo tanto,
desaparece, apareciendo en su lugar nuevas formaciones que transforman el paisaje.
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2. Materiales y métodos
2.1. Aspectos educativos
Para abordar uno de los objetivos fundamentales de este estudio, dado el
desconocimiento de la bioclimatología entre los licenciados, planteamos una serie de
preguntas a los estudiantes durante tres cursos académicos consecutivos para diagnosticar su
nivel de comprensión y planificar la enseñanza posterior. Las preguntas iban dirigidas a 36
estudiantes de magisterio, que posteriormente impartirán estos conocimientos en niveles
educativos inferiores al universitario.
Las preguntas formuladas fueron las siguientes ¿Considera importante y estrictamente
necesaria la relación planta-suelo? ¿Qué significa para usted la bioclimatología? ¿Le
proporcionan las plantas, como bioindicadores, información para la gestión?
Estas preguntas se plantearon para evaluar el nivel de conocimientos de los alumnos,
con el objetivo de enseñar posteriormente los conceptos bioclimáticos y los índices
bioclimáticos, que se detallan
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Ioex = Pp - e/Tp × RC
Aplicando esta fórmula, se obtienen los valores de Ioex1, Ioex2 e Ioex3, siendo Ioex2 el
valor más representativo.
En cuanto al índice de termicidad, es la suma en décimas de grado de T (temperatura
media anual), m (temperatura media mínima del mes más frío) y M (temperatura media
máxima del mes más frío). Se trata, por tanto, de un índice que pondera la intensidad del frío,
un factor limitante para muchas plantas y comunidades vegetales. La correlación entre los
valores de este índice y la vegetación es bastante satisfactoria en los climas cálidos y
templados. En los climas fríos, donde los valores de It/Itc son inferiores a 120, es más
significativo y preciso utilizar el valor de la temperatura positiva anual (Tp). It = (T + m + M)
× 10.
Este índice de termicidad debe ponderarse como Itc = índice de termicidad
compensado en las zonas extratropicales de la Tierra (al norte y al sur del paralelo 23◦ N y
S). El índice de termicidad compensado (Itc) pretende ponderar el valor del índice de
termicidad (It) debido al "exceso" de frío o templanza, que se produce durante la estación
fría en los territorios de climas continentales o hiperoceánicos de la Tierra para que su
continentalidad pueda ser comparable. Según Rivas-Martínez [12], si el índice de
continentalidad simple (Ic) está comprendido entre 8 y 18, el valor de Itc se considera igual
a It (It = Itc). Sin embargo, si el índice de continentalidad no alcanza o supera los valores
mencionados, es necesario compensar el índice de termicidad sumando o restando un valor de
compensación (C). Itc = It ± C. En zonas extratropicales con condiciones marcadamente
hiperoceánicas (Ic < 8,0), el valor de compensación (C) se calcula multiplicando por diez el
resultado de la resta entre 8,0 y el Ic de la estación: C = (8,0 - Ic) × 10. Este valor (C) se resta
del índice de termicidad: Itc = It - C.
En los climas extratropicales continentales o semicontinentales (Ic > 18,0), el valor de
compensa- ción (C) se añade al índice de termicidad: Itc = It + C. Este valor de
compensación se calcula en función de la cifra del índice de continentalidad simple (Ic).
Así, cuando la continentalidad es moderada (18,0 < Ic ≤ 21,0), el valor de compensación (C1)
se obtiene multiplicando por f1 (f1 = 5) el resultado de la resta entre el Ic de la estación y
18. Cuando la continentalidad es pronunciada (Ic > 21,0), se calcula el valor de compensación
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mediante una suma, cuyos valores parciales (C1, C2, C3, C4) son proporcionalmente mayores
debido al aumento del factor multiplicador (fi) en función del aumento de la continentalidad.
Por lo tanto Itc = It + (C1 + C2 + C3 + C4).
Figura 2. Mapa de termotipos de la Península Ibérica. Termotipos de la zona de estudio. Esta figura ha
sido obtenida y modificada a partir del mapa general de Cano-Ortiz et al. [17].
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2.4. Especie
Para las zonas forestales y no forestales del sur de la Península Ibérica es necesario
proponer modelos de desarrollo sostenible que permitan la productividad a pesar del cambio
climático basados en el conocimiento de factores físicos, bioclimáticos, biogeográficos y
series de vegetación. Aunque los diagramas bioclimáticos de Rivas-Martínez [20] no sólo
expresan los índices bioclimáticos de interés para la gestión forestal, consideramos de especial
interés los trabajos de Thorn- thwaite [23-25] y Thornthwaite y Mather [26], que también
abordan la clasificación climática y especialmente la evapotranspiración potencial. Gracias a
estos estudios, Montero Burgos y González Rebollar [22] publican diagramas bioclimáticos
que utilizan la evapotranspiración potencial (ETP) y la evapotranspiración residual (e), donde
e = 0,2ETP, que consideramos muy útiles para estudios de sostenibilidad agrícola y forestal,
por lo que serán utilizados en este trabajo. Para la obtención de los valores de ETP hemos
seguido los estudios de Turc [27] y Soriano et al. [28], y los datos climáticos proceden de
SMA y Climate-Data.org.
Para la clasificación de los termotipos y ombrotipos seguimos a Rivas-Martínez [12].
Para explicar la presencia de comunidades vegetales edafoxerófilas en climas lluviosos con
bosques climatófilos, aplicamos el índice ombroedaxérico Ioex = (Pp - e)/Tp × RC [16].
Basándonos en el último informe del IPCC, aumentamos la temperatura en 1,5 ◦C para
evaluar los posibles cambios en los valores de los índices bioclimáticos. La influencia
bioclimática en la distribución de las comunidades clímax se expresa mediante análisis
estadístico CCA y regresión lineal para identificar qué factores influyen en su distribución.
Para el estudio del aumento de la humedad relativa ambiental en el sur de la Península Ibérica
y su posible tropicalización, realizamos un análisis de regresión lineal. Utilizando el software
XLSTAT [29] y Past.exe, analizamos la abundancia de 11 especies en el CCA, 10 en el
análisis de regresión y tres índices bioclimáticos. Qrot = Q. rotundifolia. Qsub = Q. suber.
Qfag = Q. faginea. Joxy = Juniperus oxycedrus. Osy = O. sylvestris. Phal = Pinus halepesis. Aune =
Arbutus unedo. Apins = A. pinsapo. Sten = Stipa tenacissima. Qpyr = Q. pyrenaica. Qbro =
Q. broteroi.
Qrot representa los bosques esclerófilos dominados por robles. Qsub representa los
bosques esclerófilos sobre sustratos silíceos y ambientes de subhúmedos a húmedos. Qfag son
árboles marcescentes que se desarrollan en el piedemonte y en suelos fuertes. Joxy es una
especie de enebro indiferente a las condiciones edáficas y a los suelos esqueléticos. Osy es
una especie de acebuche distribuida en ambientes secos, termomediterráneos y
mesomediterráneos con una amplia distribución mediterránea. Phal es una especie de conífera
que se desarrolla en ambientes que van del semiárido al subhúmedo, localizada, en este último
caso, en zonas rocosas, siempre sobre sustratos básicos y con una amplia distribución
mediterránea. Aune es una especie de la familia Ericaceae, que forma matorrales altos que
sustituyen a los bosques húmedos sobre sustratos silíceos. Apins es una conífera endémica de
ambientes muy lluviosos y sustratos básicos del sur de España. Sten es una hemicriptófita de
la familia Gramineae, que presenta su óptimo ecológico en ambientes áridos, semiáridos y
secos, siempre sobre sustratos básicos, distribuida por el este y sur de la Península Ibérica y
norte de África. Qpyr es un árbol caducifolio de la familia Fagaceae, desarrollado sobre suelos
silíceos, en suelos robustos y en ambientes con alta pluviometría. Qbro es un árbol
marcescente similar a Qfag, pero cuya distribución óptima se sitúa en el oeste de la Península
Ibérica.
Para el análisis de la posible tropicalización se utilizan datos históricos de 37 estaciones
meteorológicas con 24 años de datos obtenidos del Sistema de Información Agroclimática de
Andalucía (AAI) (2000-2024) [30]. Las variables seleccionadas incluyen t e m p e r a t u r a máxima,
temperatura mínima, temperatura media, precipitación acumulada, humedad relativa máxima,
humedad relativa mínima y humedad relativa media.
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3. Resultados
3.1. Análisis de la enseñanza
Tras encuestar a 14 universidades y observar la falta de contenidos en los planes de
estudio relacionados con la Bioclimatología y la Geobotánica, aplicamos varias preguntas a
los estudiantes a lo largo de tres años, tanto antes (B1-B3) como después (A1-A3) de la
enseñanza. Comprobamos el bajo nivel de conocimientos previos, que mejoró sustancialmente
tras la enseñanza (A1-A3), con una tendencia positiva en la adquisición de conocimientos
bioclimáticos (A2-A3) (Figura 3).
30
Análisis de las pruebas aplicadas a los
alumnos
25
20
Studens¨answers
15
10
B1 B2 B3 A1 A2 A3
1 2 3
Figura 3. Análisis comparativo entre las preguntas formuladas a los estudiantes universitarios durante tres
años antes de la enseñanza (B1-B3) y después de la enseñanza (A1-A3), siendo 1, 2 y 3 las tres preguntas.
Se trata de un sistema para medir el periodo de estrés sufrido por la especie, periodo que
será mayor o menor en función de las condiciones climáticas del territorio y de la existencia o
no de precipitaciones estivales. También es importante señalar que los meses de estrés que
sufren las especies se pueden reducir manteniendo la disponibilidad (D) de agua en el suelo
con enmiendas edáficas, lo que es de gran interés en agricultura.
La aplicación de los diagramas bioclimáticos a localidades tan dispares como Aracena,
Jódar y Tabernas arroja diferencias significativas en cuanto a la fecha de inicio del estrés
hídrico. Este hecho puede verse mitigado si la relación entre los índices ombrotérmicos
estivales Ios3/Ios2 > 1, lo que significa que existe una compensación por las lluvias de junio,
siendo productivo el cultivo cuando Io > 2,5.
Tabla 1. Valores R2 y valor p en la regresión múltiple, porcentaje de variabilidad explicativa de las tres
variables.
Especie Qrot Qsub Qfag Joxy Osy Phal Aune Apins Sten Qpyr
R² 0.55684 0.39385 0.65870 0.61774 0.53728 0.50272 0.56527 0.74172 0.74327 0.28099
p-valor 0.05 < 0.1 0.1 < 1 <0.05 <0.05 0.05 < 0.1 0.1 < 1 0.05 < 0.1 <0.01 <0.01 0.1 < 1
Var. 56 39 66 62 54 50 57 74 74 28
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No ocurre lo mismo con las demás especies Qrot, Qsub, Osy, Phal, Aune y Qpyr, lo que
significa que las variables explicativas no son tan determinantes. Sin embargo, al aplicar el
análisis de regresión simple (Tabla 2), todos los valores p son inferiores a 0,05, excepto para
Qpyr, y las nueve especies se explican por uno, dos o tres parámetros independientes Io, Ic,
Itc.
Tabla 2. R2 y valor p en la regresión lineal simple para cada una de las tres variables explicativas.
Especie Qrot Qsub Qfag Joxy Osy Phal Aune Apins Sten Qpyr
R²-Io 0.368 0.387 0.630 0.406 0.322 0.151 0.554 0.429 0.121 0.270
R²-Ic 0.521 0.298 0.493 0.585 0.509 0.342 0.404 0.088 0.441 0.163
R²-Itc 0.414 0.236 0.370 0.474 0.529 0.234 0.315 0.082 0.561 0.148
Io-p-v <0.05 <0.05 <0.01 <0.05 0.05 < 0.1 0.1 < 1 <0.01 <0.05 0.01 < 1 0.05 < 0.1
Ic-p-v <0.01 0.05 < 0.1 <0.05 <0.01 <0.01 <0.05 <0.05 0.1 < 1 <0.05 0.1 < 1
Itc-p-v <0.05 0.1 < 1 <0.05 <0.05 <0.01 0.1 < 1 0.05 < 0.1 0.1 < 1 <0.01 0.1 < 1
En el análisis CCA (Figura 5), las especies situadas a la izquierda del eje Y, Apins, Qbro, Qpyr,
Aune y Qsub, están influenciadas por el índice ombrotérmico. Esta última especie, Q. suber,
presente en Aracena y Colmenar, está influenciada en su distribución por valores bajos de Ic,
situándose por debajo del eje X. A la derecha del eje Y se sitúan especies típicas de ambientes más
xéricos. En este caso, valores ombrotérmicos bajos y valores altos del índice de termicidad
compensada Itc condicionan el cuadrante superior derecho de la Figura 4, clasificándose estas
especies ombrotérmicamente entre semiáridas y secas. El cuadrante inferior derecho refleja
valores ombrotérmicos que oscilan entre condiciones secas y subhúmedas.
Figura 5. Análisis Canónico de Correspondencias (ACC). Influencia de los parámetros bioclimáticos Io, Ic e Itc
en la distribución de 11 especies.
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Tabla 3. Índices bioclimáticos de 11 estaciones meteorológicas de Andalucía (España). P = precipitación. ETP = evapotranspiración potencial. e = evapotranspiración
residual. Pp = precipitación positiva. Tp = temperatura positiva. Io = índice ombrotérmico. Ios2 e Ios3 = índice bimensual de verano e índice trimestral de verano. Ic =
índice continental. Itc = índice de termicidad compensada. Ioex = índice ombroedafoxerófilo (25, 50, 75 y 100% de CR). Tp + 18◦ C. Io* = índice ombrotérmico para
2030-2035. Índice Ioex0,50* = índice ombroafoxerófilo para 2030-2035. Hs = húmedo superior. Shi = subhúmedo inferior. Shs = subhúmedo superior. Ss = seco superior.
Si = seco inferior. Sai = semiárido inferior. Sas = semiárido superior. As = árido superior. Ai = árido inferior. Ul = ultrahiperárido.
P ETP e Pp Tp Tp + 18 Io Io* Ios2 Ios3 Ios3/Ios2 Ombrotipo Ic Itc Alt Ioex1 Ioex0,25 Ioex0,50 Ioex0.50* Ioex0,75 Ombrotipo
Grazalema 1971 1117.7 223.54 1971 191.8 209.8 10.2 9.39 2.14 3.16 1.47 Húmedo superior/Hs 17.7 304 825 10.2 2.27 4.55 4.16 6.83 Bajo húmedo/Shi
Lower
Cazorla 602 1117.7 223.54 602 159.5 177.5 3.7 3.39 3.20 5.41 1.69 19.6 263 885 3.7 0.59 1.18 1.06 1.77 Semiárido inferior/Sai
subhúmedo/Shi
Upper
Aracena 1030 1117.7 223.54 1030 195,2 213.2 5.2 4.83 1.9 3.46 1.82 17.6 276 731 5.2 1.03 2.06 1.89 3.09 Bajo seco/Sas
subhúmedo/Shs
Jabugo 1117 1117.7 223.54 1117.7 177 195 6.2 5.72 2.6 5.07 1.95 Húmedo inferior/Shs 16.9 304 684 6.2 1.26 2.52 2.29 3.78 Inferior seco/Si
Colmenar 602 1219.9 243.98 602 182.3 200.3 3.3 3.00 2.0 3.76 1.88 Parte superior seca/Ss 19.9 295 731 3.3 0.49 0.98 0.89 1.47 Alto-árido/As
Alamillo 515 1219.9 243.98 515 189 197 2.7 2.61 2.0 4.73 2.36 Fondo seco/Sí 19.3 301 445 2.7 0.35 0.71 0.68 1.07 Alto-árido/As
Bajo-
Málaga 488 1331.8 263.9 488 212.2 230.2 2.2 2.11 1.4 2.22 1.58 15.1 420 58 2.2 0.26 0.53 0.48 0.80 Árido inferior/Ai
semiárido/Sí
Tabernas 305 1331.8 266.36 305 204.3 222.3 1.4 1.37 2.3 3.02 1.31 Semiáridas bajas/Sai 16.4 388 502 1.1 0.04 0.09 0.08 0.13 Ultrahiperáridas/Ul
Guadix 549 1331.8 266.36 549 159.5 177.5 3.4 3.09 6.5 9.4 1.44 Parte superior seca/Ss 18.9 263 905 3.4 0.44 0.88 0.79 1.32 Alto-árido/As
Inferior-
Nijar 271 1331.8 266.36 271 200.7 218.7 1.3 1.23 1.7 2.16 1.27 14.3 404 364 1.3 0.00 0.01 0.01 0.01 Ultrahiperáridas/Ul
Semiárido/Sai
Jodar 610 1219.9 243.98 610 165.7 183.7 3.6 3.32 0.18 0.31 1.72 Fondo seco/Sí 20.9 243 647 3.6 0.34 1.10 0.99 1.02 Semiárido inferior/As
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Tabla 4. Tmáx = temperatura máxima. Tmín = temperatura mínima. T = temperatura media. Hrmax
= humedad relativa máxima. Hrmin = humedad relativa mínima. Hr = humedad relativa media.
Tabla 5. Dado el valor de R2 en todos los casos, las variables independientes T = temperatura media y
Tma = temperatura máxima explican más del 93% de la variabilidad de Hrmax = humedad relativa máxima.
Hrmin = humedad relativa mínima, y Hr = humedad relativa media.
Figura 6 Cont.
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Figura 6. Análisis de regresión lineal entre temperaturas y humedad relativa ambiente. T = temperatura
media y Tmáx = temperatura máxima explican más del 93% de la variabilidad de Hrmáx = humedad
relativa máxima. Hrmin = humedad relativa mínima y Hr = humedad relativa media.
4. Debate
El análisis bioclimático y de la vegetación revela una estrecha relación entre el bioclima y la
distribución de las especies, respondiendo cada una de ellas a valores bioclimáticos
específicos. Esta relación ya fue señalada por Piñar et al. [31], que analizaron la pérdida de especies
nemorales y la influencia bioclimática en Q. pyrenaica, Acer opalus subsp. granatense y Q. faginea.
Del mismo modo, del Río et al. destacaron este fenómeno en los bosques caducifolios del
norte de España, centrándose en Fagus sylvatica, Q. robur, Q. petraea y Betula celtiberica. Estiman
una disminución de la masa forestal debido al cambio climático, lo que permite una mayor
penetración de la radiación y, en consecuencia, un aumento de la evapotranspiración. Estos
entornos microclimáticos se están viendo alterados, lo que provoca cambios en los
microhábitats debido a la variabilidad climática exacerbada por el cambio global, que afecta a
los ecosistemas.
En este sentido, varios estudios sobre la vegetación del sur de la Península Ibérica han
demostrado que se encuentra en un bioclima que aún no ha cambiado. En el modelo
predictivo que presentamos para varias localidades, suponiendo un aumento de temperatura
de 1,5 ◦C para 2030-2035, la tendencia bioclimática apunta hacia un descenso
ombroclimático.
Allen et al. [32] sostienen que las emisiones de gases de efecto invernadero provocan
sequías prolongadas y estrés térmico en la vegetación, lo que altera la estructura
composicional y la biogeografía de los bosques. En consecuencia, Alfaro-Saiz et al. [33]
proponen incorporar datos bioclimáticos y biogeográficos para generar modelos predictivos que
permitan identificar hábitats potenciales, en particular
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Este cambio ombroclimático afecta a todas las especies, en particular a las adaptadas a
una determinada
de tipo ombroclimático. Los bosques húmedos de las cordilleras béticas, como Q. pyrenaica
y Corylus avellana, considerados hábitats frágiles de interés, se ven afectados por estos cambios
bioclimáticos [34-36], así como los bosques de los parques naturales de Los Alcornocales (Q.
suber) y Sierra de Grazalema (Q. broteroi, A. pinsapo) [37].
La tendencia ombroclimática afecta a la estructura de estos b o s q u e s , que verán reducida su
extensión y distribución al producirse una disminución del índice ombroclimático. Las
condiciones óptimas para estos bosques dejarán de ser sostenidas por el nuevo régimen
bioclimático que surja.
Los bosques de Q. pyrenaica, Q. suber, Q. faginea y Q. broteroi, que se desarrollan
sobre sustratos silíceos, tienen como primer estadio dinámico un matorral alto de Arbutus
unedo, desarrollado sobre cambisoles, pero con mayor resiliencia al cambio climático. Los
bosques caducifolios más septentrionales de la Península Ibérica, como los de Q. pyrenaica, F.
sylvatica y Castanea sativa, han sido estudiados por del Río et al. [6], que proponen cambios en
su distribución como consecuencia del cambio climático.
Rivas-Martínez et al. ([14], [19] pp. 433-922), en sucesivas publicaciones, establecen
una clasificación de la vegetación para la Península Ibérica, incluyendo los bosques caducifolios en la
clase fitosociológica Querco-Fagetea y los matorrales caducifolios en la clase Rhamno-Prunetea [38].
Los bosques ibéricos, cuya vulnerabilidad al cambio climático es preocupante [39,40], sin duda se ven
y seguirán viéndose afectados, impactando en la biodiversidad [41,42].
La clase Querco-Fagetea es caracterizada bioclimáticamente por Rivas-Martínez et al. [19] como
termo-orotemplada inferior, oscilando sus comunidades entre subhúmedas y ultra-
hiperhúmedas. En la clase Querco- Fagetea se incluyen especies como A. pinsapo y Q.
pyrenaica, localizadas en Grazalema y Jabugo, respectivamente (Tabla 4). Como los valores ómbricos
obtenidos son bajos, particularmente en lugares con baja RC (capacidad de retención de
agua), el valor ómbrico en Grazalema pasa de húmedo superior a subhúmedo inferior y en
Jabugo de húmedo inferior a seco inferior, colocando estos bosques en riesgo de extinción.
Las especies J. oxycedrus, O. sylvestris, Q. rotundifolia, P. halepensis, Q. faginea, Q. suber,
Q. broteroi, y A. unedo se han incluido en la clase Quercetea ilicis, una clase que se
encuentra en ambientes que van del termomediterráneo al supramediterráneo, con valores
ómbricos que van del semiárido al húmedo [19]. El ombroclima óptimo para P. halepensis es
seco-semiárido, mientras que el óptimo para Q. faginea, Q. broteroi y Q. suber es
subhúmedo.
Si continúa el descenso ombroclimático debido al cambio climático, los bosques de Q.
pyrenaica de Jabugo serán sustituidos por bosques de Q. broteroi y Q. suber. Los bosques de
P. halepensis, cuyo óptimo es seco inferior-semiárido superior, también están en peligro si
persiste el cambio ombroclimático. Sólo pueden mantenerse en Jódar y Guadix, donde el
ombroclima oscila entre seco inferior y seco superior. También pueden sobrevivir en roquedos
calizos y dolomíticos con un ombroclima seco-subhúmedo, ya que estos lugares pueden
comportarse de semiáridos a secos.
El aumento de la temperatura del agua en el Mediterráneo y el Atlántico debido al
cambio climático es la causa del aumento de la humedad relativa. El aumento de la humedad
en las costas mediterránea y atlántica dura una media de 2-3 meses (julio, agosto y
septiembre). La humedad relativa máxima (Hrmax) durante estos 2-3 meses superó el 70% en
el 81% de las estaciones estudiadas, a pesar de la disminución de las precipitaciones.
Los valores de humedad relativa en climas tropicales suelen oscilar entre el 70 y el 90%.
En el caso específico de Santo Domingo (República Dominicana), según la ONAMET [43],
los datos de humedad relativa normal para el período 1971-2000 oscilan entre 79,4 y 84%. En
consecuencia, se observa una tendencia a la tropicalización de tipo bi-xérico durante los
meses de verano, ya que son las estaciones con disminución o ausencia total de
precipitaciones, particularmente en invierno y verano. Este fenómeno se atribuye a la
Clima 2024, 12, 174 17 de 21
aumento de las temperaturas medias y máximas, con una gran variabilidad espacial y
temporal de los parámetros climáticos [44,45].
La bioclimatología está íntimamente relacionada y conectada con la gestión de los
ecosistemas vegetales. Siendo el concepto de bioclima y pisos bioclimáticos (termotipo y om-
brotipo) esenciales para la planificación, no debemos olvidar que el objetivo es conseguir una
gestión forestal eficaz (conservación y explotación) con el mínimo coste ambiental y
económico. Esto no se puede conseguir sin considerar la bioclimatología c o m o ciencia
básica en la planificación forestal, por lo que se debe incorporar el uso de bioindicadores e
índices bioclimáticos. Por ello, es necesario realizar una interpretación bioclimática territorial
como marco imprescindible para la gestión.
Teniendo en cuenta lo anterior, e incorporando otro actor, el ser humano, que altera la
naturaleza mediante la deforestación y los incendios, es necesario llevar a cabo una
reforestación masiva para mantener estas formaciones vegetales como sumideros de CO2 .
Para lograr el éxito en la reforestación, proponemos seguir el modelo de Cano et al. Sin
embargo, debido al grado de destrucción de los cli- maxes, es imprescindible apoyarse en la
dinámica de las plantas, tal y como se muestra en la Figura 3. Arbutus unedo representa la
primera etapa dinámica del alcornoque (Q. suber) y la encina (Q. pyrenaica). Para implantar
el modelo propuesto, es necesaria la educación en sostenibilidad, tal y como expresan Rivas et
al. [46]. La sostenibilidad debe basarse en los servicios ecosistémicos [47], servicios que
pueden ser utilizados dentro de un modelo de explotación sostenible, lo que requiere el uso de
datos climáticos y bioclimáticos.
5. Conclusiones
El principal objetivo de este trabajo es destacar la importancia de la bioclimatología en la
gestión del territorio. Tanto los estudios bioclimáticos como los agronómicos relacionados con las
técnicas de cultivo son indispensables para un desarrollo sostenible que mitigue el cambio
climático. Es hora de que todos los países actúen conjuntamente para generar modelos
económicos que mantengan la producción agrícola y forestal en cantidad y calidad sin
deteriorar aún más el entorno natural. A partir de los estudios que estamos realizando en
diferentes territorios, podemos desarrollar modelos de producción agrícola y forestal que
ayuden a revertir el cambio climático.
Bioclimatología, vegetación y cubierta vegetal son términos que deben entenderse y
aplicarse con pericia, ya que una gestión adecuada mitigaría el cambio climático. Esto se
traduce en un nuevo modelo económico mundial basado en el desarrollo sostenible y el uso
razonable de los recursos naturales.
En el caso concreto de determinadas zonas de la Tierra, como Andalucía, las
consecuencias del cambio climático para los ecosistemas y la agricultura están siendo
catastróficas, ya que la irregularidad de las temperaturas y las precipitaciones afectan a los
ecosistemas, poniendo en peligro las especies y las fitocenosis. El encuadramiento
bioclimático de las especies es esencial para establecer medidas de gestión sostenible que
mitiguen el cambio climático. En consecuencia, es crucial utilizar modelos de gestión basados
en el conocimiento bioclimático del territorio, así como el uso de cubiertas vegetales, para
mitigar los aumentos bruscos de temperatura y reducir la evapotranspiración, fenómenos que
pueden abordarse mediante el desarrollo sostenible.
Para conseguir revertir el cambio climático, es necesario mejorar el conocimiento sobre
el desarrollo sostenible y los servicios ecosistémicos, ya que esto puede salvar de la
destrucción a los bosques vulnerables. Según nuestros resultados, existen tendencias
positivas y negativas en las irregularidades de temperatura y precipitaciones en el sur de la
Península Ibérica. Estos avances científicos deben ponerse en práctica, y para ello es
necesario potenciar la educación para formar a los futuros gestores del medio natural.
Dado que la educación es un pilar básico para revertir el proceso, se deben ampliar los
contenidos curriculares en todas las titulaciones relacionadas directa o indirectamente con
el medio natural.
Contribuciones de los autores: Conceptualización, A.C.-O. y E.C.; metodología, E.C.; software, A.C.-O.;
validación, A.C.-O., E.C. y C.M.M.; análisis formal, E.C.; investigación, A.C.-O.; recursos, E.C.;
conservación de datos, C.M.M.; redacción-redacción del borrador original, A.C.-O.; redacción-revisión y
edición, E.C.; visualización, C.M.M.; supervisión, E.C.; administración del proyecto, E.C.; obtención de
financiación, E.C.O.; redacción-revisión y edición, E.C.; visualización, C.M.M.; supervisión, E.C.;
administración del proyecto, E.C.; obtención de financiación, E.C. Todos los autores han leído y aceptado la
versión publicada del manuscrito.
Declaración de disponibilidad de datos: Los datos presentados en este estudio están disponibles en este
artículo.
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