Los 3 cabritos y el lobo

Autor: Hermanos Grimm

Había una vez una cabra que tenía siete cabritos, a los que quería tanto
como cualquier
madre puede querer a sus hijos. Un día necesitaba ir al bosque a buscar
comida, de
modo que llamó a sus siete cabritillos y les dijo:

Mamá: Queridos hijos, voy a ir al bosque; tened cuidado con el lobo, porque si
entrara en casa
os comería a todos y no dejaría de vosotros ni un pellejito. A veces el malvado
se
disfraza, pero podréis reconocerlo por su voz ronca y por sus negras pezuñas.

Los cabritos dijeron:

Todos: Querida mamá, puedes irte tranquila, que nosotros sabremos

cuidarnos.

Entonces la madre se despidió con un par de balidos y, tranquilizada,

emprendió el
camino hacia el bosque.
No había pasado mucho tiempo, cuando alguien llamó a la puerta, diciendo:

Lobo: Abrid, queridos hijos, que ha llegado vuestra madre y ha traído comida
para todos
vosotros.
Pero los cabritillos, al oír una voz tan ronca, se dieron cuenta de que era el lobo
y uno de ellos dijo:

Cabrito 1: No abriremos, tú no eres nuestra madre; ella tiene la voz dulce y

agradable y la tuya es ronca. Tú eres el lobo.
Entonces el lobo fue en busca de un buhonero y le compró un gran trozo de
tiza. Se lo
comió y así logró suavizar la voz. Luego volvió otra vez a la casa de los cabritos
y
llamó a la puerta, diciendo:

Lobo: Abrid, hijos queridos, que vuestra madre ha llegado y ha traído comida
para todos
vosotros.
Pero el lobo había apoyado una de sus negras pezuñas en la ventana, por lo
cual los
pequeños pudieron darse cuenta de que no era su madre y uno exclamo:

Cabrita 2: No abriremos; nuestra madre no tiene la pezuña tan negra como

tú. Tú eres el lobo.
Entonces el lobo fue a buscar a un panadero y le dijo:

Lobo: Me he dado un golpe en la pezuña; úntamela con un poco de masa.

Y cuando el panadero le hubo extendido la masa por la pezuña, se fue
corriendo a
buscar al molinero y le dijo:
-Échame harina en la pezuña.
El molinero pensó: «Seguro que el lobo quiere engañar a alguien», y se negó a
hacer lo
que le pedía; pero el lobo dijo:

Lobo: Si no lo haces, te devoraré.

Entonces el molinero se asustó y le puso la pezuña, y toda la pata, blanca de
harina. Sí,
así son las personas.
Por tercera vez fue el malvado lobo hasta la casa de los cabritos, llamó a la
puerta y
dijo:

Lobo: Abridme, hijitos, que vuestra querida mamá ha vuelto y ha traído del
bosque comida
para todos vosotros.
El cabrito 3 exclamo: Primero enséñanos la pezuña, para asegurarnos de que
eres nuestra madre.

Entonces el lobo enseñó su pezuña por la ventana y, cuando los cabritos vieron
que era
blanca, creyeron que lo que había dicho era cierto, y abrieron la puerta. Pero
quien entró
por ella fue el lobo. Los cabritos se asustaron y corrieron a esconderse. El
mayor se
metió debajo de la mesa; el segundo, en la cama y el tercero se metió en la
caja del reloj de pared. Pero el lobo los fue encontrando y no se anduvo con
miramientos. Iba devorándolos uno detrás de otro. Pero el pequeño, el que
estaba en la caja del reloj, afortunadamente consiguió escapar. Una vez que el
lobo hubo saciado su apetito, se alejó muy despacio hasta un prado verde, se
tendió debajo de un árbol y se quedó dormido.
Muy poco después volvió del bosque la vieja cabra. Pero ¡ay!, ¡qué escena tan
dramática apareció ante sus ojos! La puerta de la casa estaba abierta de par
en par; la
mesa, las sillas y los bancos, tirados por el suelo; las mantas y la almohada,
arrojadas de
la cama, y el fregadero hecho pedazos. Buscó a sus hijos, pero no pudo
encontrarlos por
ninguna parte. Los llamó a todos por sus nombres, pero nadie respondió. Hasta
que, al
acercarse donde estaba el más pequeño, pudo oír su melodiosa voz:

Cabrita 3: Mamaíta, estoy metido en la caja del reloj.

La madre lo sacó de allí, y el pequeño cabrito le contó lo que había sucedido,
diciéndole
que había visto todo desde su escondite y que, de milagro, no fue encontrado
por el
lobo. La mamá cabra lloró desconsoladamente por sus pobres hijos.
Luego, muy angustiada, salió de la casa seguida por su hijito. Cuando llegó al
prado,
encontró al lobo tumbado junto al árbol, roncando tan fuerte que hasta las
ramas se
estremecían. Lo miró atentamente, de pies a cabeza, y vio que, en su abultado
vientre,
algo se movía y pateaba. «¡Oh Dios mío! -pensó-, ¿será posible que mis hijos
vivan
todavía, después de habérselos tragado en la cena?» Entonces mandó al
cabrito que
fuera a la casa a buscar unas tijeras, aguja e hilo. Luego ella abrió la barriga al
monstruo
y, nada más dar el primer corte, el primer cabrito asomó la cabeza por la
abertura y, a
medida que seguía cortando, fueron saliendo dando brincos los seis cabritillos,
que
estaban vivos y no habían sufrido ningún daño, pues el monstruo, en su
excesiva
voracidad, se los había tragado enteros. ¡Aquello sí que fue alegría! Los
cabritos se
abrazaron a su madre y saltaron y brincaron como un sastre celebrando sus
bodas. Pero
la vieja cabra dijo:

Mamá: Ahora id a buscar unos buenos pedruscos. Con ellos llenaremos la

barriga de este
maldito animal mientras está dormido.
Los siete cabritos trajeron a toda prisa las piedras que pudieron y se las
metieron en la
barriga al lobo. Luego la mamá cabra cosió el agujero con hilo y aguja, y lo hizo
tan
bien que el lobo no se dio cuenta de nada, y ni siquiera se movió.
Cuando el lobo se despertó, se levantó y se dispuso a caminar, pero, como las
piedras
que tenía en la barriga le daban mucha sed, se dirigió hacia un pozo para
beber agua.
Cuando echó a andar y empezó a moverse, las piedras de su barriga chocaban
unas
contra otras haciendo mucho ruido. Entonces el lobo exclamó:

Lobo: ¿Qué es lo que en mi barriga bulle y rebulle? Seis cabritos creí haber
comido,
y en piedras se han convertido.

Al llegar al pozo se inclinó para beber, pero el peso de las piedras lo

arrastraron al
fondo, ahogándose como un miserable. Cuando los tres cabritos lo vieron,
fueron hacia
allá corriendo, mientras gritaban:

Todos: ¡El lobo ha muerto! ¡El lobo ha muerto!

Y, llenos de alegría, bailaron con su madre alrededor del pozo.

FIN
The 3 kids and the wolf
Author: Brothers Grimm
Once upon a time there was a goat who had three kids, whom he loved
as much as any mother can love her children. One day she needed to go
to the forest to look for food, so she called his seven kids and said to
them:

Mom: Dear children, I am going to the forest; be careful with the wolf,
because if he enters the house it would eat you all and not leave a skin
of you. Sometimes the wicked disguised, but you will be able to
recognize him by his hoarse voice and by his black hooves.
The kids said:

Everyone: Dear mom, you can go in peace, we'll know how to take
care of ourselves.
Then the mother said goodbye with a couple of bleats and, reassured,
began the path to the forest. Not long had passed, when someone
knocked on the door, saying:

Wolf: Open up, dear children, your mother has arrived and has brought
food for everyone you.
But the kids, hearing such a hoarse voice, realized that it was the wolf
and one of them said:

Kid 1: We will not open, you are not our mother; she has a nice sweet
voice and yours is hoarse. You are the wolf.
So the wolf went in search of a peddler and bought a large piece of chalk
from him. he ate and thus managed to soften his voice. Then he went
back to the kids' house again and knocked on the door, saying:

Wolf: Open up, dear children, your mother has arrived and has brought
food for everyone.
But the wolf had put one of his black hooves on the window, so the
little ones were able to realize that it was not their mother and one
exclaimed:

Kid 2: We will not open; our mother does not have a hoof as black as
you. You are the wolf.
Then the wolf went to look for a baker and said:
Wolf: I hit my hoof; spread it with a little dough.
And when the baker had spread the dough over his hoof, he ran off to
look for the miller and said:

Wolf: Put flour on my hoof.

The baker thought, "Surely the wolf wants to trick someone," and
refused to do so.
but the wolf said:

Wolf: If you don't, I'll eat you.

Then the miller got scared and made the hoof, and the whole leg, white
with flour. Yes, that's how people are.
For the third time the wicked wolf went to the kids' house, knocked on
the door and said:

Wolf: Open up, little children, your dear mother has returned and has
brought food from the forest for all of you.

Kid 3 exclaimed: First show us the hoof, to make sure you are our
mother.
Then the wolf showed his hoof out the window, and when the kids saw
that it was
white, believed that what he had said was true, and opened the door.
But who entered? It was the wolf. The kids got scared and ran to hide.
The eldest put under the table; the second, in bed and the third got into
the box of the wall clock. But the wolf was finding them and he didn't
take it easy. He was devouring them one after another. But the little
one, the one in the watch case, fortunately managed to escape. Once
the wolf had satisfied his appetite, he walked slowly to a green meadow,
lay down under a tree and fell asleep.
Very shortly afterwards the old goat returned from the forest. But oh,
what a drama scene appeared before her eyes! The door of the house
was wide open; the
table, chairs and benches, thrown on the floor; blankets and pillow,
thrown from
the bed, and the sink in pieces. She looked for her children, but could
not find them for Nowhere. She called them all by their names, but no
one answered. Until, approaching where the smallest was, she could
hear his melodious voice:

Goat 3: Mommy, I'm stuck in the watch case.

The mother took him out of there, and the little kid told her what had
happened, saying that he had seen everything from his hiding place and
that, by a miracle, he was not found by the wolf. The mother goat cried
inconsolably for her poor children.
Then, very distressed, she left the house followed by her little son. When
he got to the meadow,
found the wolf lying by the tree, snoring so loudly that even the
branches
they shuddered She looked at him carefully, from head to toe, and saw
that, in his swollen belly,
something moved and kicked.

Mom: “Oh my God! will it be possible for my children to live

still after swallowing them at dinner?
So she commanded the kid to went to the house to get some scissors,
needle and thread. Then she opened the monster's belly and, as soon as
the first cut was made, the first kid stuck his head out of the opening
and, as she continued to cut, the two kids jumped out,
were alive and had suffered no harm, for the monster, in its excessive
voraciously, he had swallowed them whole. That really was joy! The kids
are they hugged their mother and jumped and jumped like a tailor
celebrating his wedding. But the old goat said:

Mom: Now go get some good rocks. With them we will fill the belly of
this
bloody animal while asleep.
The three kids hurriedly fetched as many stones as they could and
shoved them into the belly to the wolf Then the mother goat sewed up
the hole with a needle and thread, and made it so well the wolf didn't
notice anything, and didn't even move. When the wolf woke up, he got
up and started to walk, but, as the stones that he had in his belly made
him very thirsty, he went to a well to drink water.
When he started to walk and began to move, the stones in his belly
collided
against others making a lot of noise. Then the wolf exclaimed:

Wolf: What is it that is seething and seething in my belly? I thought I

had eaten two kids, and they have become stones.

Arriving at the well, he bent down to drink, but the weight of the stones
dragged him down.
bottom, drowning like a wretch. When the three kids saw him, they went
towards
there running, while they shouted:

All: The wolf is dead! The wolf is dead!

And, full of joy, they danced with their mother around the well.

End.