Los Reinos Cristianos en La Baja Edad Media

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TEMA 5

Reinos Cristianos en la Baja Edad Media

1.- ORGANIZACIÓN POLÍTICA E INSTITUCIONES

EL REINO DE CASTILLA

En la zona occidental de la península aparecieron tres grandes núcleos


políticos: los reinos de Portugal, León y Castilla. Portugal siguió una historia
diferenciada, y León y Castilla vivieron un complejo proceso en el que ambas
coronas se unieron y desunieron a lo largo de los siglos XI y XII. Finalmente
con Fernando III de Castilla tuvo lugar la unión definitiva en el 1230.

La organización territorial del reino era muy compleja. Dentro del reino de
Castilla existía el reino de Galicia, el señorío de Vizcaya y los territorios de
Álava y Guipúzcoa. Así el monarca tenía los títulos de Rey de Castilla, León,
señor de Vizcaya...

La historia política de los siglos XIV y XV fue realmente compleja y estuvo llena
de crisis. Al fortalecimiento del poder real conseguido por Alfonso XI con la
aprobación del Ordenamiento de Alcalá en 1348, le sucedió una brutal crisis
con la guerra civil entre el Pedro I el Cruel y Enrique II de Trastámara. La
victoria de este último trajo una nueva dinastía, los Trastámara, al poder y el
fortalecimiento del poder nobiliar ("las mercedes enriqueñas").

Castilla fracasó en su intento de anexión de Portugal en la batalla de


Aljubarrota (1385).

En el siglo XV, los reinados de Juan II y Enrique IV vieron importantes


conflictos internos en los que la nobleza reforzó sus posiciones. A Enrique IV le
sucedió su hermana Isabel de Castilla, la futura Isabel la Católica.

Las Instituciones

El rey se veía asistido en su acción de gobierno por diversas instituciones


centrales: el Consejo Real, la Audiencia, encargada de la administración de
justicia, y la Real Hacienda, encargada de los impuestos.

En estos siglos se fueron construyendo dos instituciones claves para el poder


real: un Ejército Real permanente y una Burocracia cada vez más compleja,
formada por letrados, expertos preparados en las universidades.

En el siglo XII (1188) nacieron las Cortes, asamblea estamental formada por
representantes de la nobleza, el clero y las ciudades. Este organismo carecía
de poder legislativo pero decidía sobre los impuestos extraordinarios y tenía la
capacidad de presentar peticiones al rey.
La administración local se basó en la institución de los Concejos. Los
Concejos o Ayuntamientos terminaron bajo el control de las oligarquías
urbanas (nobleza, clero, burgueses).

LA CORONA DE ARAGÓN

El reino de Aragón fue una confederación de reinos (Aragón, Valencia y


Mallorca, y Cataluña) que poseían distintas instituciones y leyes. Se caracteriza
la monarquía aragonesa como una “monarquía pactista”, donde el poder del
monarca era débil y el rey debía respetar las leyes de cada reino a la hora de
tomar una decisión.

Al frente de cada reino había un lugarteniente del Rey que actuaba como su
delegado. Otras instituciones eran el Consejo Real y la Audiencia. En el siglo
XIII nacieron las Cortes en los reinos de Cataluña, Aragón y Valencia. Fueron
organismos independientes en cada reino y fueron adquiriendo un creciente
poder.

Las Cortes eran asambleas estamentales donde se reunían representantes


de los dos estamentos privilegiados y del patriciado urbano (alta burguesía de
las ciudades). Dominadas por la nobleza y el clero, controlaron el poder del
monarca y velaron por los intereses feudales del clero y la nobleza limitando el
poder del monarca.

Las Cortes catalanas crearon una institución, la Diputación del General de


Cataluña o Generalitat, que se convirtió de hecho en una especie de gobierno
del Principado. En Valencia y Aragón se crearon posteriormente Diputaciones
del Reino, instituciones similares a la catalana.

En Aragón existió la institución del Justicia de Aragón, cargo asignado a un


miembro de la nobleza que velaba por el mantenimiento de los privilegios
estamentales frente al poder del rey. La Administración territorial se organizó
en merindades o veguerías. El órgano de poder en las ciudades fue
el municipio que a fines de la Edad Media quedó bajo el control de las
oligarquías locales (Concell de Cent de Barcelona).
2.- CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA
Los siglos XIV y XV estuvieron marcados por una profunda crisis demográfica,
económica, social y política. En Castilla la crisis tuvo su apogeo en el siglo XIV,
mientras que en Aragón y Cataluña el momento peor fue el siglo XV.

CRISIS DEMOGRÁFICA
Las malas cosechas se repitieron a lo largo de estos siglos. Las técnicas
agrícolas no habían evolucionado lo suficiente para evitar los estragos
causados por la mala climatología. El ciclo se repitió varias veces: malas
cosechas, escasez de alimentos, carestía, hambre. En esas circunstancias de
desnutrición, la población era fácilmente atacada por las epidemias. La Peste
Negra (1348-1351) fue la más brutal, pero no la única. Se estima que en
algunas zonas la población descendió entre el 20 y el 40%.
CRISIS ECONÓMICA
Crisis demográfica golpeó duramente a una agricultura que no había
evolucionado tecnológicamente. Amplias zonas se despoblaron, reduciéndose
las tierras puestas en cultivo a la vez que, en muchas zonas, escaseaba la
mano de obra campesina. El descenso de las rentas de los grandes
propietarios, la nobleza, fue la lógica consecuencia de esta situación.
Esta nueva situación (falta de mano de obra, zonas despobladas y tierras no
cultivadas que podían ser utilizadas para pastos) llevó a que en Castilla la
ganadería transhumante ovina se impusiera como principal actividad
económica. Los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, asociación de los
grandes ganaderos castellanos fundada por Alfonso X el Sabio en el 1273,
aumentaron notablemente.
La artesanía también entre en declive ante el descenso de la demanda
provocado por el descenso demográfico y el empobrecimiento de la población.
El comercio fue la actividad menos afectada por la crisis:
El comercio castellano continuó creciendo. Basado en la exportación de lana y
la importación de productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a
Flandes.
El comercio aragonés en el Mediterráneo, se basó en la exportación de
productos textiles y la importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo
XIV, aunque decayó en el XV.
En estos siglos hubo importantes avances comerciales: ferias (Medina del
Campo), consulados (catalanes por todo el mediterráneo), técnicas
bancarias (letra de cambio, sociedades mercantiles)
CRISIS SOCIAL
La disminución de ingresos de la nobleza llevó a que los grupos sociales
dominantes intensificaran la explotación del campesinado estableciendo
nuevos y más duros derechos señoriales.
La reacción campesina llevó a diversos levantamientos en el siglo XV:
-Guerras irmandiñas en Galicia.
-Payeses de remensa en Cataluña. Este conflicto concluyó con
Sentencia arbitral de Guadalupe de 1486 adoptada por Fernando el Católico.
La sentencia puso fin a la última reminiscencia de la servidumbre medieval en
España.
El malestar social dio lugar a otros tipos de conflicto. Conflictos sociales
urbanos, como el que enfrentó a la Biga, alta burguesía, y la Busca, clases
populares, en la Barcelona del siglo XV. Rebrote del antisemitismo que llevó a
múltiples pogromos contras las comunidades judías en el siglo XIV y XV. Como
resultado de esta violencia, muchos judíos se convirtieron al cristianismo.
Serán los conversos o cristianos nuevos.
CRISIS POLÍTICA
La crisis generalizada tuvo también su expresión política. El foco de conflicto
principal fue la pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados, nobleza y
clero, por la hegemonía política.
En Castilla hubo varios conflictos de gran gravedad:
-La guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo
XIV (Montiel, 1369) trajo al trono a una nueva dinastía, los Trastámara, y
significó el triunfo coyuntural de la nobleza.
-Los reinados de Juan II y Enrique IV en el siglo XV se caracterizaron
por múltiples conflictos. A Enrique IV le sucedió su hermana Isabel de Castilla.
En Aragón estalló la guerra civil al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el
clero catalanes (1462-1472). La confluencia de esta guerra civil con los
conflictos de los remensa en el campo y el de la Busca y la Biga en Barcelona
dejaron al principado de Cataluña destrozado. A Juan II le sucedió Fernando de
Aragón.
3.- LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL
MEDITERRÁNEO

Pedro III el Grande (1276-1285) lanzó a la Corona aragonesa a una política de


auténtico imperialismo en el mar Mediterráneo. Aragón se incorporó tres
grandes islas del Mediterráneo occidental: Sicilia, Córcega y Cerdeña.
Esta expansión chocó con los intereses de la corona francesa y del Papa. Se
inicia así un elemento clave de la política exterior aragonesa, y posteriormente
española, que se prolongará durante varios siglos: la lucha con Francia por la
hegemonía en los estados italianos.

Con Jaime II (1291-1327) el imperialismo aragonés en el Mediterráneo


experimentó un nuevo impulso. La aventura de los almogávares en el
Mediterráneo oriental es la más célebre expresión de este proceso.
Los almogávares eran soldados mercenarios, originarios de tierras de la
Corona de Aragón. En la primera mitad del siglo XIV, recorrieron el mar
Mediterráneo ayudando a diversas campañas aragonesas impulsadas por el
expansionismo comercial catalán. Almogavar significa en árabe 'el que hace
algaradas o correrías' del vocablo 'al-mugawar'.

En el año 1302 embarcaron hacia Bizancio (la antigua Constantinopla, actual


Estambul). El emperador bizantino les había contratado para luchar contra los
turcos. Al frente iba Roger de Flor (1267-1305), aventurero de origen alemán,
con el que obtuvieron grandes victorias contra los turcos en Asia Menor.

Sin embargo, tras el asesinato de Roger de Flor en 1305 se dedicaron, como


forma de venganza, a la devastación y al saqueo. Posteriormente se pusieron
al servicio del duque de Atenas, pero en 1311 ocuparon dicho condado. Su
entrada en la capital ateniense al grito de "Aragón, Aragón" es el punto culmen
de la dominación catalano-aragonesa del Mare Nostrum. En 1319 crearon el
señorío de Neopatria.

Hay que destacar que el coste económico de estas empresas imperialistas


forzó a los reyes de Aragón a pedir ayuda continuamente a la nobleza y al
clero. Este es uno de los factores que explican que la monarquía aragonesa
fuera una ”monarquía pactista”

El último impulso del imperialismo catalano-aragonés en el mediterráneo llegó


con Alfonso V el Magnánimo (1416-1458) quien anexionó el reino de
Nápoles en 1443, en lucha contra los franceses y las potencias italianas
(Venecia, Florencia y el Papa). A partir de este momento, Alfonso V estableció
su corte en Nápoles, convirtió la ciudad un gran centro humanístico y se dedicó
por completo a la política italiana.

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