11 PALABRA Y EUCARISTÍA Noviembre 2024 Digital

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Noviembre 2024

Ciclo B - Año XIV - N.º 167


Contiene enlaces de video

Textos para la misa de cada día

San Martín de Porres,


ruega por nosotros

ESPECIAL
CURSO BÍBLICO: Lección 20
Apocalipsis (II)
La historia está en manos del Cordero
Liturgia del Mes NOVIEMBRE 2024
V 1 Todos los Santos Solemnidad Propio
S 2 Conmemoración de los Fieles Difuntos Propio
D 3 XXXI del T. Ord. / San Martín de Porres / Solemnidad 3.a semana
L 4 San Carlos Borromeo Mem. obligatoria 3.a semana
M 5 3.a semana
M 6 3.a semana
J 7 3.a semana
V 8 3.a semana
S 9 Dedicación de la Basílica de Letrán Fiesta Propio
D 10 XXXII del Tiempo Ordinario 4.a semana
L 11 San Martín de Tours Mem. obligatoria 4.a semana
M 12 San Josafat Mem. obligatoria 4.a semana
M 13 4.a semana
J 14 4.a semana
V 15 San Alberto Magno Memoria libre 4.a semana
S 16 Santa Margarita de Escocia Memoria libre 4.a semana
D 17 XXXIII del Tiempo Ordinario 1.a semana
L 18 Ded. Bas. de los Ss. Pedro y Pablo Memoria libre 1.a semana
M 19 1.a semana
M 20 1.a semana
J 21 Presentación de la Bvda Virgen María Mem. obligatoria 1.a semana
V 22 Santa Cecilia Mem. obligatoria 1.a semana
S 23 San Columbano Memoria libre 1.a semana
D 24 Jesucristo, Rey del universo Solemnidad Propio
L 25 Santa Catalina de Alejandría Memoria libre 2.a semana
M 26 Beato Santiago Alberione Memoria libre 2.a semana
M 27 2.a semana
J 28 2.a semana
V 29 2.a semana
S 30 San Andrés, apóstol Fiesta Propio

Tiempos especiales Tiempo Ordinario Mártires y Apóstoles Adviento y Cuaresma


TEXTOS PAR A LA MISA DE CADA DÍA

Ciclo B N.º 167

NOVIEMBRE
2024
TEXTOS UTILIZADOS
noviembre
Valoremos la santidad:
San Martín de Tours, pág. 75 CENTROS DE DIFUSIÓN
San Giuseppe Moscati, pág. 91
PERÚ
Beato Santiago Alberione, pág. 133
https://libreriapaulinasonline.com
Curso Bíblico: Lección 20, pág. 146 993317442
Apocalipsis (II) LIMA: Jr. Callao 198 / Teléfonos: 427-8276 /
946763442 / librerialima@paulinas.org.pe

Los textos de la liturgia de Palabra y Eu- San Isidro: Av. Víctor A. Belaúnde 121-129
caristía son aprobados por la Conferencia Teléfonos: 222-2831 / 989594338
Episcopal Peruana y adaptados al nuevo libreriasisidro@paulinas.org.pe
Misal Romano. AREQUIPA: Calle Jerusalén 122 / Teléfonos: (054)
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CAJAMARCA: Jr. Amalia Puga 937
Título: Palabra y Eucaristía 2024
Teléfonos: (076) 343958 / 989391492
Liturgia del domingo (Ciclo B) libreriacajamarca@paulinas.org.pe
Litugia de cada día (Año Par)
IQUITOS: Jr. Arica 230 / Celular: 989594337
Autor: Equipo Paulinas libreriaiquitos@paulinas.org.pe
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libro Escucharte es una fiesta. Las lecturas
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4
noviembre
Viernes 1 de noviembre
TODOS LOS SANTOS (S)
Propio del Salterio - Blanco

«Estén alegres y contentos, porque su recompensa


será grande en el cielo»
Ap 7, 2-4.9-14; Sal 23, 1-6; 1 Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12a

En la solemnidad de Todos los Santos, la primera lectura nos invita


a contemplar a dos multitudes: los ciento cuarenta y cuatro mil marca-
dos con el sello del Dios vivo y otra multitud incontable de pie ante el
trono del Padre y ante el Cordero. La primera cifra se usa a veces para
infundir miedo: son muy pocos los que se salvarán. Sin embargo, este
es un número simbólico (12 × 12 × 1000), que indica a todo el pueblo
de Dios. Todo el que acoge a Cristo está marcado con su sello. No se
trata de un privilegio, el «sello» no los libra de las pruebas y tribulacio-
nes que afligen a toda persona, mucho más al cristiano fiel a Jesús. Pero
sí les otorga una perspectiva diferente de sus propios padecimientos y
de cuanto acontece en el mundo. Todo lo contempla desde los ojos de
Dios, con la confianza de que la historia está en sus manos.
Al lado de esta multitud que peregrina aún en la tierra, está aque-
lla otra incontable que ya ha atravesado la gran «tribulación» de este
mundo. Ahora, ante Dios, portan palmas en sus manos como signo
de su victoria gracias a su fidelidad a Cristo. Ellos conforman la
comunidad de santos en el cielo, compuesta por aquellos que han
completado su peregrinación en la tierra y han entrado en la condi-
ción de los benditos. Han soportado tribulaciones y persecuciones
y, como el Cordero, dieron sus vidas por amor. Ellos son ejemplo y
compañía para cuantos peregrinamos aún en la tierra.
En el evangelio Jesús presenta las características de sus discípulos
(sus santos), las cualidades que los hacen bienaventurados. Los
proclama dichosos por ser pobres de espíritu, pero no quiere decir
que la comunidad cristiana ideal sea aquella en la que todos son in-
digentes, sino aquella en la que no hay ya ningún pobre (Hch 4, 34).
Esta bienaventuranza debemos entenderla a la luz de esta exigencia

5
1 VIERNES
noviembre
Todos los Santos
Propio del Salterio

irrenunciable a dejarlo todo y a compartir con los pobres lo que se


posee. Jesús no exalta la pobreza como tal. Añadiendo lo específico
«de espíritu», aclara que son tales quienes han decidido no tener
nada para sí mismos y poner todo a disposición de los demás. La
pobreza voluntaria, la renuncia al uso egoísta de los bienes que se
poseen (inteligencia, habilidades, formación académica, posición
social, dinero, tiempo libre...) es una exigencia para todo cristiano.
Es lo que nos distingue como discípulos de Jesús.
Por otro lado, Jesús tampoco alaba el sufrimiento. Los que su-
fren, los «afligidos», los disconformes con una sociedad dominada
por la injusticia, los que se sienten insatisfechos y esperan de Dios la
salvación, son bienaventurados porque serán consolados. La venida
del Reino (la fuente de consuelo) ha comenzado ya a eliminar todas
las situaciones causantes de dolor y lágrimas.
La última bienaventuranza, a su vez, nos habla de otra causa
de sufrimiento: la que se origina por la fidelidad al Evangelio de
Jesús. Es inevitable que aquellos que se comprometen en instaurar
una sociedad alternativa sean perseguidos, pues ponen en crisis las
instituciones en que los fuertes prevalecen sobre los débiles, los
ricos sobre los pobres, los privilegiados sobre los desfavorecidos. Los
opresores saben que la venida del Reino amenaza su posición. Por
eso, arremeten con violencia contra cualquiera que luche contra la
corrupción, la arrogancia, la pobreza, la injusticia, la discriminación.
Jesús nos indicó cómo comportarse en momentos de persecu-
ción: Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores
(Mt 5, 44). A su vez, Pablo recomienda: Bendigan a aquellos que
los persiguen (Rm 12, 14). Las únicas fuerzas capaces de quebrar la
espiral de la violencia son el amor y el perdón.

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tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
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6
Todos los Santos
Solemnidad
VIERNES
noviembre 1
Monición general
Celebramos con alegría la fiesta de todos los santos: apóstoles,
mártires, religiosos, padres y madres de familia, jóvenes y niños ino-
centes, que de una u otra forma han seguido las huellas de Jesús, y
hoy, glorificados en Dios, brillan como lumbreras en el horizonte de la
humanidad.
En el Apocalipsis, Juan nos ofrece un precioso reflejo de la dicha de
los bienaventurados que contemplan el rostro de Dios. Y, en su prime-
ra carta, nos recuerda que también nosotros, como hijos amados de
Dios, somos llamados a la santidad. Y Jesús, al proclamar las bienaven-
turanzas, nos traza el sendero que nos lleva a esta meta incomparable.
Que tu Palabra, Señor, reavive en cada uno de nosotros el deseo
de alcanzar la santidad.

Antífona de entrada
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en
honor de todos los santos. Los ángeles se alegran de esta solem-
nidad y alaban a una al Hijo de Dios.
Se dice el gloria.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado venerar en
una misma celebración los méritos de todos los santos, concéde-
nos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de
tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
El apóstol san Juan contempla en una visión el esplendor, la belleza
y la dicha de quienes, durante su vida terrena, acogieron la salvación
de Jesús y siguieron sus huellas. ¡Escuchemos!
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4.9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello
del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encarga-
dos de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: «No dañen a la tierra
ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los

7
1 VIERNES
noviembre
Todos los Santos
Propio del Salterio

siervos de nuestro Dios». Oí también el número de los marcados,


ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Des-
pués de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa,
que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua,
de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras
blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del
Cordero!». Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono
y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra
ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: «Amén.
La alabanza y la gloria de la sabiduría y la acción de gracias y el
honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos
de los siglos. Amén». Y uno de los ancianos me dijo: «Esos que
están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde
han venido?». Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás». Él me
respondió: «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han
lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 23, 1-6
R . Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habi-
tantes: Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en
el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón
que no confía en los ídolos.R.
Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de
salvación. Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.R.
Segunda lectura
San Juan, lleno de gozo por nuestra filiación divina, nos asegura
que, cuando contemplemos el rostro de Dios, no solo seremos plena-

8
Todos los Santos
Solemnidad
VIERNES
noviembre 1
mente felices, sino que también nos asemejaremos a Él. ¡Escuchemos
con alegría!
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3
Queridos hermanos: Miren qué amor nos ha tenido el Padre
para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos
conoce porque no lo conoció a Él. Queridos, ahora somos hijos
de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él. Porque lo
veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en Él se purifica
a sí mismo, como Él es puro.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Mt 11, 28
Aleluya. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados,
y yo los aliviaré —dice el Señor—. Aleluya.
Santo Evangelio
En las bienaventuranzas, Jesús nos asegura que nuestra plena
realización y felicidad está en vivir como Él nos ha enseñado, y no en
los placeres que el mundo nos ofrece. ¡Escuchemos con fe!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12a

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña,
se sentó, y se acercaron sus discípulos y Él se puso a hablar, en-
señándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos
es el Reino de los Cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos
serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán
la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque
ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque
ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los hijos de Dios. Dichosos los perse-

9
1 VIERNES
noviembre
Todos los Santos
Propio del Salterio

guidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los


Cielos. Dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan y los
calumnien de cualquier modo por mi causa. Estén alegres y con-
tentos, porque su recompensa será grande en el cielo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Unamos nuestra oración a la de nuestros hermanos y her-
manas que ya contemplan cara a cara a Dios, y pidámosles que
intercedan por nosotros ante Él. Oremos juntos diciendo:
R. Te lo pedimos, Señor.
1. Para que nuestros pastores animen la vida de la Iglesia y siem-
bren el deseo de santidad en todos los fieles. Oremos.R.
2. Para que a todos los hombres se nos manifieste la riqueza que
esconden las bienaventuranzas del Reino y optemos por una
vida sencilla, austera y evangélica. Oremos.R.
3. Para que los jóvenes descubran la felicidad que regala Jesús a
los que lo siguen y se animen a optar con radicalidad por el
Reino. Oremos.R.
4. Para que todos los difuntos, especialmente aquellos que nos
son más entrañables y cercanos, celebren en el cielo la resu-
rrección que Cristo nos mereció. Oremos.R.
5. Para que todos nosotros, que celebramos nuestra fe en torno
a la mesa del altar, podamos compartir en el cielo la felicidad
de la que ya gozan los santos. Oremos.R.
Escucha Señor, nuestras oraciones, infunde en nuestras vidas
tu amor y tu bondad, para que, viviendo en comunión contigo,
podamos disfrutar en el cielo de la plenitud de tu gloria. Te lo
pedimos por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

10
Todos los Santos
Solemnidad
VIERNES
noviembre 1
Oración sobre las ofrendas
Sean agradables a tus ojos, Señor, los dones que te ofrecemos
en honor de todos los santos, y haz que sintamos interceder por
nuestra salvación a los que creemos ya seguros en la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 5, 8-10
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos
serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos
por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Oración después de la comunión
Te adoramos y admiramos, oh, Dios, el solo Santo entre todos
los santos, e imploramos tu gracia para que, realizando nuestra
santidad en la plenitud de tu amor, pasemos de esta mesa de los
que peregrinamos al banquete de la patria celestial. Por Jesucris-
to, nuestro Señor.
Bendición solemne
Dios, gloria y felicidad de los santos, que les ha concedido cele-
brar hoy esta solemnidad, les otorgue sus bendiciones eternas.
R. Amén.
Que por intercesión de los santos se vean libres de todo mal, y,
alentados por el ejemplo de su vida, perseveren constantes en el
servicio de Dios y de los hermanos.R. Amén.
Y que Dios les conceda reunirse con los santos en la felicidad del
Reino, donde la Iglesia contempla con gozo a sus hijos entre los
moradores de la Jerusalén celeste.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

11
Sábado
noviembre 2 de noviembre
CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
Propio del Salterio - Morado

Monición general
Hoy, la Iglesia conmemora a todos los fieles difuntos y ora por ellos.
A la luz de la Pascua de Jesús, el panorama de la vida y de la muerte
cambian radicalmente: la muerte no es el fin de la existencia, sino el
comienzo de la vida verdadera. Quienes vivieron como Dios quería
entrarán de inmediato en el gozo eterno de Dios si están preparados
para ello; los que aún no lo estén entrarán en una fase de purificación
que los preparará para esta dicha sin fin.
La fe en la comunión de los santos nos lleva a orar por estos her-
manos que nos han precedido en la fe y duermen el sueño de la paz.
El sacrificio eucarístico y la oración de la comunidad les permitirá dis-
frutar pronto de las alegrías eternas. En un acto de exquisita caridad,
cada uno recuerde a sus seres queridos fallecidos.
Señor, creemos en la resurrección y en la vida eterna, te pedimos
por nuestros difuntos, que gocen de ti eternamente.

Antífona de entrada 1 Ts 4, 14; 1 Co 15, 22


Del mismo modo que Jesús ha muerto y resucitado, Dios lle-
vará con Él, por medio de Jesús, a los que han muerto. Lo mismo
que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.
Oración colecta
Escucha con bondad, Señor, nuestras súplicas para que, al
confesar nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se
afiance también nuestra esperanza en la futura resurrección de
tus siervos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Job 19, 1.23-27a
Respondió Job a sus amigos: «¡Ojalá se escribieran mis pala-
bras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo
se escribieran para siempre en la roca! Yo sé que está vivo mi

12
Conmemoración de los
fieles difuntos
SÁBADO
noviembre 2
Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me
arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y
no otro, mis propios ojos lo verán».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 24, 6-7.17-18.20-21
R . Los que esperan en ti, Señor, no quedan defraudados.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.R.
Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones.
Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.R.
Guarda mi vida y líbrame, no quede yo defraudado de haber
acudido a ti. La inocencia y la rectitud me protegerán, porque
espero en ti.R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 20-21
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde
aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará
nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso,
con esa energía que posee para sometérselo todo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16
Aleluya. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único.
Todo el que cree en Él tiene vida eterna. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 15, 33-39; 16, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.


Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta
la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

13
2 SÁBADO
noviembre
Conmemoración de los
fieles difuntos

«Eloí, Eloí, lamá sabaktaní» (que significa: «Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?»). Algunos de los presentes, al
oírlo, decían: «Está llamando a Elías». Y uno echó a correr y, em-
papando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba
de beber, diciendo: «Veamos si viene Elías a bajarlo». Y Jesús,
dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos,
de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo
había expirado, dijo: «Realmente este hombre era Hijo de Dios».
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la de Santiago, y
Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy
temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al
sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra
de la entrada del sepulcro?». Al mirar, vieron que la piedra estaba
corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y
vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se
asustaron. Él les dijo: «No se asusten. ¿Buscan a Jesús el Naza-
reno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Vean el sitio
donde lo pusieron».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
(Se puede escoger también las lecturas que propone el Ritual de Exequias).
Oración universal
Hermanos, oremos confiadamente a Dios, que resucitó a su
Hijo al tercer día, y pidámosle por los vivos y difuntos, para que
todos gocemos un día de su felicidad eterna. Digamos con fe:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que Jesús, que con su resurrección dio vida al mundo en-
tero, conceda a todos los difuntos gozar de la luz y de la vida
verdadera. Oremos al Señor.R.
2. Para que los cristianos seamos en medio del mundo testigos
de la vida y de la felicidad que Jesús nos ofrece, y ayudemos a
nuestros hermanos a creer en Él. Oremos al Señor.R.

14
Conmemoración de los
fieles difuntos
SÁBADO
noviembre 2
3. Para que los enfermos, especialmente los que están terminan-
do sus días en esta vida, experimenten la fortaleza de Dios,
la cercanía de sus hermanos y la confianza plena en la vida
eterna. Oremos al Señor.R.
4. Para que el Señor, en su misericordia, perdone nuestras faltas
de fe. Oremos al Señor.R.
5. Para que nuestros familiares y amigos difuntos, disfrutando ya
del Reino de la vida, intercedan por los que aún peregrinamos
entre las luces y sombras de la fe. Oremos al Señor.R.
6. Para que la esperanza guíe nuestros pasos a lo largo de nues-
tros días y para que un día disfrutemos de la armonía y el
amor que reinan en la casa del Padre. Oremos al Señor.R.
Recibe, Señor, nuestra humilde oración y, ya que confiamos
en tu misericordia y tu poder, haz que vivamos abandonados en
tus manos de Padre y que un día podamos cantar, junto a María
y a los santos, la gloria de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro
Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Acepta en tu bondad nuestras ofrendas, Señor, para que tus
siervos difuntos sean recibidos en la gloria con tu Hijo, a quien
nos unimos por este gran sacramento de piedad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio I de difuntos: La esperanza de la resurrección
en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. En Él brilla la
esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza
de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura
inmortalidad. Porque la vida de tus fieles, Señor, no termina, se

15
2 SÁBADO
noviembre
Conmemoración de los
fieles difuntos

transforma, y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos


una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles y arcán-
geles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque
haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá
para siempre, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que tus siervos difuntos, por quienes he-
mos celebrado el Misterio pascual, lleguen a la mansión de la luz
y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne: Celebración por los difuntos
Dios, fuente de todo consuelo, que con amor inefable creó al hom-
bre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la espe-
ranza de resucitar, derrame sobre ustedes su bendición.R. Amén.
Él conceda el perdón de toda culpa a los que aún vivimos en el
mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la
paz.R. Amén.
Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al
que proclamamos resucitado de entre los muertos.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

16
noviembre
Domingo 3 de noviembre
XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

«No estás lejos del Reino de Dios»


Dt 6, 2-6; Sal 17, 2-4.47.51; Hb 7, 23-28; Mc 12, 28b-34

La primera lectura invita a los israelitas a temer al Señor, un


temor que se expresa mediante el cumplimiento de su ley. Pero
aclaremos, para los israelitas «temer a Dios» no significaba tenerle
miedo. Los temerosos de Dios son los que se han entregado a Él y
están dispuestos a realizar cualquier cosa que el Señor les pida, no
porque tengan miedo a su castigo, sino porque están seguros de su
amor, confían en Él ciegamente.
Luego, se introduce el famoso texto que repite cada israelita piado-
so, también hoy, tres veces al día: Escucha, Israel... (vv. 4-6). Comienza
con la profesión de fe en la unicidad de Dios: El Señor es nuestro
Dios, el Señor es solamente uno (v. 4). La tentación más sutil no es el
ateísmo, sino el politeísmo, la construcción de «becerros de oro» y
ligar los corazones a los ídolos que engañan, prometen satisfacción,
serenidad y paz, pero luego traicionan, esclavizan, deshumanizan
a quienes los veneran. Consciente de este peligro, todo israelita
siente la constante necesidad de recordarse a sí mismo la verdad
fundamental de la fe: el Señor es uno. Él es el Señor al que debemos
amar con todo nuestro ser. Y este amor no se expresa tanto por
medio del culto, sino principalmente a través del cumplimiento de
sus mandatos, es decir, mediante la búsqueda del bien del prójimo,
sobre todo de los más desfavorecidos.
El evangelio de hoy también nos remite a este mismo pasaje.
Jesús había llegado a Jerusalén unos días antes, y las autoridades
judías —que vienen tramando su muerte— no pierden ocasión para
ponerlo en apuros. Le plantean cuestiones políticas y religiosas, pero
no logran atraparlo. Jesús sortea sus argucias con serenidad y una
habilidad que los deja perplejos.

17
3 DOMINGO
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

El escriba (un experto en las Sagradas Escrituras) que se le acerca


en el pasaje de hoy tiene otras intenciones. A diferencia de sus co-
legas, no lo mueve el odio a Jesús; no busca ponerlo a prueba. Ha
oído cosas buenas de Él y quiere verificar su preparación bíblica.
Entre las normas de la Torá y las interpretaciones, los rabinos ha-
bían establecido 613 mandamientos (248 acciones que cumplir y
365 prohibiciones). Pero ¿quién podía aprenderlos y mucho menos
cumplirlos si eran tantos? Por ello, la preocupación de algunos ra-
binos era cómo reducir la ley a lo esencial. Y este es el interés que le
manifiesta el escriba a Jesús.
Jesús, como primer mandamiento, responde con la fórmula del
Deuteronomio que leemos en la primera lectura: Escucha Israel…
(Dt 6, 4-6). Pero a continuación, sin que le pregunten, añade un
segundo mandamiento tomado del libro del Levítico: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo (Lv 19, 18).
Jesús une el amor a Dios con el amor al ser humano, haciendo
inseparables ambos mandamientos. Aunque no siempre sea fácil
determinar lo que concretamente debemos hacer, el significado
del amor al prójimo es claro: consiste en la disponibilidad a hacer
siempre lo que es bueno para el otro. Pero no es del todo evidente
qué significa amar a Dios y cuál es la relación entre los dos manda-
mientos. El riesgo es contraponerlos, pensar que el tiempo que se
le dedica al prójimo resta a aquel que debería reservarse para Dios
(la oración, la misa dominical, la devoción, etc.). No obstante, el
resto del Nuevo Testamento nos señala que no existe tal contraposi-
ción. La ley —dice san Pablo— se cumple en un precepto: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo (Ga 5, 14). Amar a Dios significa compartir
su proyecto en favor del ser humano, recibir su amor y derramarlo
entre los demás.
Escanea el QR o digita el enlace para ver el video o PDF del comen-
tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b62.jsp

18
DOMINGO
noviembre 3
Monición general
La liturgia de la Palabra de este domingo nos invita a meditar sobre
los valores que son esenciales para vivir. La lectura del Deuteronomio
recalca el lugar que debemos dar a Dios en nuestras vidas: amarlo con
todo nuestro ser. Y en el evangelio, Jesús enfatiza que, nuestro amor
a Dios es indivisible del amor a nuestro prójimo. Jesús, justamente,
como nos dice la lectura de la carta a los Hebreos, es nuestro mayor
testigo de este principio.
Señor, permítenos demostrar nuestro amor a ti a través
del amor al prójimo.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven
aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios de poder y misericordia, de quien procede el que tus
fieles te sirvan digna y meritoriamente, concédenos avanzar sin
obstáculos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y lo está
conduciendo a la tierra prometida. Moisés quiere que el pueblo tenga
claro cómo corresponder a ese gran amor que Dios nos da. ¡Escuchemos!
Lectura del libro del Deuteronomio 6, 2-6
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme
al Señor, tu Dios, guardando todos los mandamientos, leyes y
preceptos que te manda, a ti, a tus hijos y tus nietos, todos los
días de tu vida, y así se prolongarán tus días. Escúchalo, Israel, y
ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te
dijo el Señor, Dios de tus padres: “Es una tierra que mana leche y
miel”. Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.

19
3 DOMINGO
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,


con todas tus fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en
tu memoria».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 17, 2-4.47.51
R . Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar,
mi libertador.R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salva-
dora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre
de mis enemigos.R.
Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y Sal-
vador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu
ungido.R.

Segunda lectura
Jesús, que ha compartido nuestra humanidad a cabalidad, es el
intercesor entre nosotros y el Padre. En Él, sumo sacerdote por an-
tonomasia, podemos depositar toda nuestra confianza. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta a los Hebreos 7, 23-28
Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacer-
dotes, porque la muerte les impedía perdurar. Jesús, en cambio,
permanece para siempre, posee un sacerdocio que no pasa. De
ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de
Él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en
su favor. Él es el sumo sacerdote que necesitábamos: santo,
inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por
encima del cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día, como
aquellos sumos sacerdotes, que ofrecían primero por sus propios
pecados, después por los del pueblo; y esto lo realizó una vez

20
DOMINGO
noviembre 3
para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace a
los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio,
las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo,
perfecto para siempre.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 23
Aleluya. El que me ama guardará mi Palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. Aleluya.
Santo Evangelio
La ley judía estaba compuesta por 613 mandamientos. Pero ¿todos
tienen la misma importancia? Jesús nos enseña hoy qué es lo verdade-
ramente esencial. ¡Escuchemos!

21
3 DOMINGO
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento
mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes
razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera
de Él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendi-
miento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo
que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
Reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Pidamos a Dios que escuche nuestras oraciones y bendiga al
mundo. Digamos:
R. Danos tu bendición.
1. Para que el amor sea el distintivo de los cristianos. Oremos.R.
2. Para que los líderes de las comunidades cris­tianas las guíen con
sabiduría y ayuden a los fieles a vivir en la verdad. Oremos.R.
3. Para que los sacerdotes, unidos a Cristo, actualicen su vida y
misión. Oremos.R.
4. Para que los padres eduquen a sus hijos en la verdad, les den
ejemplo y los ayuden a ser honestos, responsables y solida-
rios. Oremos.R.

22
DOMINGO
noviembre 3
5. Para que el Señor conceda a las comunidades religiosas nuevas
vocaciones, y el Evangelio llegue a todos. Oremos.R.
6. Para que la celebración de esta Eucaristía acreciente nuestra fe,
fortalezca nuestra esperanza y avive nuestra caridad. Oremos.R.
Padre, danos tu bendición y, por los méritos de Jesucristo,
sumo y eterno sacerdote, escucha nuestras oraciones y graba tu
ley en nuestro corazón.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura y, para
nosotros, una efusión santa de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu
poder, para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

L as palabras de Jesús siempre tocaban las fibras


más hondas de las personas. Es lo que le ocurrió al
maestro de la ley quien sintió la inquietud de pregun-
tarle al Señor sobre el mandamiento principal de la ley
de Moisés. Jesús afirma que el mandamiento principal
es el amor a Dios y al prójimo, y todos estamos invitados
a vivirlo.
P. Raúl Enrique Castro Chambi, SJ

23
Lunes
noviembre 4 de noviembre
SAN MARTÍN DE PORRES, religioso (S)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Hermanos hoy nos une de manera especial la memoria de nuestro
amado san Martín de Porres, quien, habiendo sido un humilde servi-
dor de todos en la tierra, es ahora nuestro gran y poderoso intercesor
ante Dios.
Las lecturas nos invitan a recorrer su mismo camino de humildad
y mansedumbre que inflaman el corazón de amor a Dios y a los her-
manos; y nos dejan en el alma la certeza de que no son las alegrías
del mundo las que nos aseguran la felicidad eterna, sino el amor y la
entrega sin reservas en lo ordinario de nuestras jornadas.
San Martín, alcánzanos del Señor esta manera simple y gozosa
de vivir nuestra fe.

Antífona de entrada Mt 25, 34.36.40


Vengan ustedes, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estaba
enfermo y me visitaron. En verdad les digo que cada vez que lo
hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmi-
go lo hicieron.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que has conducido a san Martín de Porres a la gloria
celeste por el camino de la humildad, concédenos seguir ahora
sus admirables ejemplos para que merezcamos ser elevados con
él a los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 58, 6-11
Así dice el Señor: «El ayuno que yo quiero es este: abre las
prisiones injustas, desata los lazos del yugo, deja libres a los opri-
midos, rompe todos los yugos; parte tu pan con el hambriento,

24
San Martín de Porres
Solemnidad
LUNES
noviembre 4
hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no
dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces surgirá tu luz como
la aurora, y tus heridas sanarán rápidamente; te abrirá camino la
justicia, detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al
Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: “Aquí estoy”. Cuando
destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la calumnia,
cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del
indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá
mediodía. El Señor te guiará siempre, te saciará en el desierto,
dará vigor a tus huesos, serás como un huerto bien regado, como
un manantial cuyas aguas nunca se agotan».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 1, 1-4.6
R . Su gozo es la ley del Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni
entra por la senda de los pecadores, ni se asienta en la reunión
de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su
ley día y noche.R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto de
su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene
buen fin.R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Por-
que el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de
los impíos acaba mal.R.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31—13, 13
Hermanos: Ambicionen los carismas mejores. Y aún les voy
a mostrar un camino más excelente. Ya podría yo hablar las

25
4 LUNES
noviembre
San Martín de Porres
Propio del Salterio

lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no


soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos
y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si
no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo
lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de
nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no
presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita;
no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia, sino que
goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites,
aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profe-
cía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se
acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra
profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un
niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre,
acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un
espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora
limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una
palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más
grande es el amor.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya. Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has
revelado los secretos del Reino a la gente sencilla. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los

26
San Martín de Porres
Solemnidad
LUNES
noviembre 4
sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí,
Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los
aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontrarán descanso. Porque mi yugo
es llevadero y mi carga ligera».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración sobre las ofrendas


Recibe, Señor, los dones de tu pueblo y concede a quienes
celebramos las maravillas del inmenso amor de tu Hijo, reafir-
marnos, a ejemplo de san Martín de Porres, en el amor a ti y al
prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 13
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos.
Oración después de la comunión
Alimentados con estos sagrados misterios, concédenos, Señor,
seguir los ejemplos de san Martín de Porres, que te dio culto con
devoción constante y enriqueció a tu pueblo con un amor sin
medida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

27
Lunes
noviembre 4 de noviembre
EN OTROS LUGARES: SAN CARLOS BORROMEO, obispo (MO)
XXXI semana del Tiempo Ordinario - 3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
San Pablo destaca la importancia de la humildad y el servicio mu-
tuo en toda comunidad cristiana. Con hermosas palabras, invita a los
creyentes a priorizar el amor y la unidad sobre el orgullo y el egoísmo.
En el evangelio, Jesús toma un ejemplo de la vida diaria, para indi-
carnos la característica fundamental del amor que Él vino a traernos:
la gratuidad: amar al otro, no para obtener de él su apoyo y su afecto,
sino porque es un hermano.
Señor Jesús, danos la gracia de abrir el corazón a la vida nueva
que nos regalas, así podremos vivir relaciones más tiernas y sinceras.

Antífona de entrada Ez 34, 11.23-24


Buscaré a mis ovejas —dice el Señor— y suscitaré un pastor
que las apaciente: yo, el Señor, seré tu Dios.
Oración colecta
Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que infundiste en el
obispo san Carlos Borromeo, para que la Iglesia se renueve sin
cesar y pueda mostrar al mundo el verdadero rostro de Cristo,
configurada a su imagen. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 1-4
Hermanos: Si quieren ustedes darme el consuelo de Cristo
y aliviarme con su amor, si nos une el mismo Espíritu y tienen
entrañas compasivas, denme esta gran alegría: manténganse
unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obren por rivalidad ni por ostentación, déjense guiar por la
humildad y consideren siempre a los demás superiores a ustedes

28
San Carlos Borromeo
Memoria obligatoria
LUNES
noviembre 4
mismos. No se encierren en sus intereses, sino todos busquen el
interés de los demás.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 130, 1-3
R. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no
pretendo grandezas que superan mi capacidad.R.
Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos
de su madre.R.
Espera Israel en el Señor ahora y por siempre.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 31b-32


Aleluya. Si permanecen en mi Palabra —dice el Señor—, serán
de verdad discípulos míos, y conocerán la verdad. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 12-14

R. Gloria a ti, Señor


En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos
que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no
invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás
pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos
y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te
pagarán en la resurrección de los justos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, los dones presentados en tu altar en la memoria
de san Carlos Borromeo, y, así como lo glorificaste por su celo en

29
4 LUNES
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

el ministerio pastoral y sus virtudes admirables, concédenos, por


la eficacia de este sacrificio, abundar en frutos de buenas obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido —dice el Señor—, soy
yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den
fruto, y su fruto permanezca.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que los sacramentos recibidos nos den
aquella fortaleza de espíritu que hizo a san Carlos Borromeo
fiel en el ministerio y fervoroso en la caridad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

J esús nos regala el sentido pleno de su modo de


ser y actuar: la gratuidad. Todo en Dios es amor
gratuito, incondicional y generoso. En los evangelios, el
banquete es la representación del reinado de Dios, una
realidad que brota de la gratuidad. De allí la importan-
cia de que los invitados garanticen esa gratuidad de la
acción y la justicia futuras: pobres que no tienen de qué
vivir, lisiados que no pueden trabajar, cojos a quienes
les cuesta caminar por la vida; ciegos que no ven el
mundo. Ellos pueden enseñarnos a ver la realidad que
salva. Y entonces seremos bienaventurados, felices de
verdad; porque la recompensa será la alegría de los
demás, signo de la llegada del Reino.
P. Juan Bytton Arellano, SJ

30
noviembre
Martes 5 de noviembre
XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
San Pablo nos regala hoy, un precioso himno a Cristo Jesús que
resume el Misterio inefable de su amor por nosotros: Es el Hijo de Dios,
pero, para traernos el amor de Dios, renunció a todo privilegio divino y
asumió nuestra fragilidad humana. Por haber entregado su vida hasta
este extremo de amor, el Padre lo resucitó de entre los muertos y lo
proclamó Señor de cielo y tierra.
El evangelio nos invita a valorizar, de manera adecuada, la invi-
tación que el mismo Dios nos hace para participar de la fiesta de la
vida. No sea que por estar muy ocupados o creer que hay cosas más
importantes, seamos excluidos, y no gocemos de su Reino ni de la
vida eterna.
Señor, enséñanos tu camino de humildad, para participar de tu gloria.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven
aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, de quien procede el que tus
fieles te sirvan digna y meritoriamente, concédenos avanzar sin
obstáculos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 5-11
Hermanos: Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de
Cristo Jesús. Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alar-
de de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de sí mismo y
tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así,
actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse

31
5 MARTES
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso, Dios lo levan-


tó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de
modo que al Nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo,
en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 21, 26-32
R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles. Los desvalidos comerán
hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: viva su cora-
zón por siempre.R.
Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos. Porque
del Señor es el Reino, Él gobierna a los pueblos. Ante Él se pos-
trarán las cenizas de la tumba.R.
Mi descendencia le servirá, hablarán del Señor a la generación
futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: todo lo
que hizo el Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 11, 28


Aleluya. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados
—dice el Señor—, y yo los aliviaré. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 15-24

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bien-
aventurado el que coma en el Reino de Dios!». Jesús le contestó:
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a
la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:
“Vengan, que ya está preparado”. Pero todos empezaron a excu-
sarse. El primero le dijo: «He comprado un campo y necesito ir

32
MARTES
noviembre 5
a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: «He comprado cinco
yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. Otro
dijo: “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”. El criado volvió
a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado,
dijo a su criado: “Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y
tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El
criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda
sitio”. Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y
senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y les digo
que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura y, para
nosotros, una efusión santa de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu
poder, para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

33
Miércoles
noviembre 6 de noviembre
XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En la carta a los Filipenses, san Pablo nos exhorta a dedicarnos
con todo el amor posible a cultivar la vida divina que llevamos en el
corazón. Para ello, hemos de buscar la voluntad de Dios y amarnos
entre nosotros como hermanos, pues somos hijos de Dios, Padre de
todos, y estamos llamados a iluminar con nuestra vida las oscuridades
de este mundo.
En el evangelio Jesús nos pide amarlo con todo nuestro ser y por
encima de cualquier otro amor. Si el amor de Dios llena nuestro cora-
zón, con gusto renunciaremos a nuestra propia voluntad para hacer lo
que Él quiere de nosotros. Este es el secreto de la alegría y la paz del
corazón.
Jesús, enciende tu amor en nuestro corazón.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven
aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, de quien procede el que tus
fieles te sirvan digna y meritoriamente, concédenos avanzar sin
obstáculos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 12-18
Queridos hermanos: Ustedes que siempre me han obedecido,
no solo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, sigan trabajando por su salvación con temor y temblor,
porque es Dios quien produce en ustedes el querer y el hacer
conforme a su designio de amor. Cualquier cosa que hagan, sea

34
MIÉRCOLES
noviembre 6
sin protestas ni discusiones, así serán irreprochables y sencillos,
hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación perversa
y depravada, en medio de la cual brillan como lumbreras en el
mundo, manteniendo en alto la palabra de vida. Así en el día de
Cristo esa será mi gloria, porque mis trabajos no serán inútiles,
ni mis fatigas tampoco. Y, aun en el caso de que mi sangre haya
de derramarse como libación sobre el sacrificio y la ofrenda
sagrada, que es la fe de ustedes, yo estoy alegre y comparto su
alegría; por lo mismo, alégrense también ustedes y regocíjense
conmigo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 26, 1.4.13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?R.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contem-
plando su templo.R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en
el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio 1 P 4, 14


Aleluya. Si los ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados
ustedes, porque el Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; Él se
volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre
y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

35
6 MIÉRCOLES
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser


discípulo mío. Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir una
torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para
terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede aca-
barla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este
hombre empezó a construir y no pudo acabar”. ¿O qué rey, si va
a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con
diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte
mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para
pedir condiciones de paz. Así pues, todo aquel de entre ustedes
que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura y, para
nosotros, una efusión santa de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu
poder, para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

36
noviembre
Jueves 7 de noviembre
XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
San Pablo, al sentirse buscado y amado por Cristo mientras era un
perseguidor, experimenta la infinita misericordia de Dios manifestada
en Jesús; y en el colmo de la felicidad afirma que todo lo que había
conquistado hasta ese momento era solo basura.
La dicha de encontrar a Dios en Jesús, no tiene ponderación. Es lo
que Jesús mismo revela espléndidamente en las parábolas de la oveja
y la moneda perdidas. En ellas, Jesús nos deja ver no solo la alegría que
nosotros sentimos estando con Dios, sino que pone de relieve el gozo
infinito que Dios siente cuando nos tiene a su lado.
Señor, estamos tan necesitados de amor, ayúdanos a experimentar
el amor que nos tienes.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven
aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, de quien procede el que tus
fieles te sirvan digna y meritoriamente, concédenos avanzar sin
obstáculos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 3-8a
Hermanos: Los verdaderos circuncisos somos nosotros, que
damos culto en el Espíritu de Dios y ponemos nuestra gloria en
Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque también yo tendría
motivos para confiar en ella. Y si algún otro piensa que puede
hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho días, israelita de
raza, de la tribu de Benjamín, hebreo, hijo de hebreos y, por lo

37
7 JUEVES
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

que toca a la ley, fariseo; en cuanto a celo, fui perseguidor de la


Iglesia; en cuanto al cumplimiento de la ley, irreprochable. Sin
embargo, todo eso que para mí era ganancia lo considero pérdida
a causa de Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado
con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por
Él lo perdí todo y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 104, 2-7
R. Que se alegren los que buscan al Señor.
Cántenle al son de instrumentos, hablen de sus maravillas; gloríen-
se de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.R.
Recurran al Señor y a su poder. Busquen continuamente su rostro.
Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias
de su boca.R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El
Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 11, 28


Aleluya. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados
—dice el Señor—, yo los aliviaré. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos
y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmu-
raban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de ustedes que tiene cien
ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuan-
do la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento;

38
JUEVES
noviembre 7
y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alégrense conmigo!, he encontrado la oveja que se me había
perdido”. Les digo que así también habrá más alegría en el cielo
por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve
justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no
enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta
que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y
a las vecinas y les dice: “¡Alégrense conmigo!, he encontrado
la moneda que se me había perdido”. Les digo que la misma
alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierta».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura y, para
nosotros, una efusión santa de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu
poder, para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

39
Viernes
noviembre 8 de noviembre
XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
San Pablo mira con profundo dolor a los que se dejan atraer por las
alegrías que les ofrece el mundo y se alejan de Cristo porque nos pide
cargar la cruz con Él; y, viendo que también nosotros tenemos miedo a
la cruz, nos anima a seguir firmes y seguros con Jesús, porque en Él ya
somos ciudadanos del cielo.
En el evangelio, Jesús, con la parábola de un administrador que
aprovecha con astucia su condición para asegurarse el futuro, nos
aclara que Él ha venido a este mundo para enseñarnos a orientar
nuestra vida hacia el cielo. Para ello, nos exhorta a ser sagaces en el
uso de los bienes de este mundo, sirviéndonos de ellos para ganarnos
una morada eterna del cielo.
Señor, queremos vivir como tú nos enseñas, moldea nuestro corazón.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven
aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, de quien procede el que tus
fieles te sirvan digna y meritoriamente, concédenos avanzar sin
obstáculos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta
del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17—4, 1
Hermanos: Sean todos ustedes imitadores míos, y observen
atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado.
Porque, como les decía muchas veces y ahora lo repito con lá-
grimas en los ojos, hay muchos que se portan como enemigos

40
VIERNES
noviembre 8
de la cruz de Cristo: su fin es la perdición; su Dios, el vientre; su
gloria, lo vergonzoso. Solo aspiran a cosas terrenas. Nosotros,
por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguar-
damos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro
cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con el
poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio. Así,
pues, hermanos míos muy queridos y añorados, mi alegría y mi
corona, perseveren firmemente en el Señor.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 121, 1-2.4-5
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya
están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.R.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de
Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales
de justicia, en el palacio de David.R.

Aclamación antes del Evangelio 1 Jn 2, 5


Aleluya. Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor
de Dios ha llegado en él a su plenitud. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Un hombre
rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derro-
char sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que
estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque
en adelante no podrás seguir administrando”. El administrador
se puso a decir para sí: “¿Qué voy a hacer, pues mi señor me
quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar
me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me

41
8 VIERNES
noviembre
XXXI del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

echen de la administración, encuentre quien me reciba en su


casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo
al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?”. Este respondió: “Cien
barriles de aceite". Él le dijo: "Toma tu recibo; aprisa, siéntate y
escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”. Él
dijo: “Cien fanegas de trigo”. Le dice: “Toma tu recibo y escribe
ochenta”. Y el amo alabó al administrador injusto, porque había
actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son
más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura y, para
nosotros, una efusión santa de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu
poder, para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

S eñor, concédenos valentía para que sepamos vivir


según los valores de tu Evangelio.

42
noviembre
Sábado 9 de noviembre
DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN (F)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
La liturgia de hoy derrama sobre nosotros una cascada de esperan-
za. El profeta Ezequiel nos ayuda a comprender que las dificultades y
sufrimientos, que a veces parecen superar nuestras fuerzas, circulan
por el mundo como una corriente purificadora que sana y transforma
todo lo que alcanza.
Y Jesús, con el poder que tiene como Hijo de Dios, entra hoy en el
templo como una corriente divina que lo purifica de toda profanación.
También tú y yo somos templo vivo de Dios. ¿Estoy dispuesto a dejar
que Jesús purifique mi vida, según su voluntad, para hacer de mí su
morada?
Gracias, Señor, por habitar en mi corazón.

Antífona de entrada Ap 21, 2


He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre
ellos, y ellos serán su pueblo, y el «Dios con ellos» será su Dios.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que preparas una morada eterna a tu majestad
con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia el espíritu
de gracia que le has dado, de modo que tu pueblo fiel crezca
siempre para la edificación de la Jerusalén del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-2.8-9.12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del
templo. Del zaguán del templo brotaba agua hacia levante —el
templo miraba a levante—. El agua iba bajando por el lado del
templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrio-

43
9 SÁBADO
noviembre
Ded. de la Basílica de Letrán
Propio del Salterio

nal y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba


corriendo por el lado derecho. Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia
la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en
el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos
que bullan allí donde desemboque la corriente tendrán vida; y
habrá peces en abundancia. Al desembocar allí esta agua, quedará
saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río en sus dos riberas, crecerán toda clase de fruta-
les; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán
cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan
del santuario; su fruto será comestible, y sus hojas, medicinales».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11.16-17
Hermanos: Ustedes son edificio de Dios. Conforme al don
que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el ci-
miento; otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye.
Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es
Jesucristo. ¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu
de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese
templo son ustedes.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 45, 2-3.5-6.8-9
R. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en
el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los
montes se desplomen en el mar.R.

44
Ded. de la Basílica de Letrán
Fiesta
SÁBADO
noviembre 9
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo
consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios
la socorre al despuntar la aurora.R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el
Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, las maravillas que
hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe.R.

Aclamación antes del Evangelio 2 Cro 7, 16


Aleluya. Elijo y consagro este templo —dice el Señor— para que
esté en él mi nombre eternamente. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

R. Gloria a ti, Señor.


Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de
cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los que
vendían palomas les dijo: «Quiten esto de aquí; no conviertan en
un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de
lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué
signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruyan
este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo
vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del templo de su
cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se
acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la
palabra que había dicho Jesús.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

45
9 SÁBADO
noviembre
Ded. de la Basílica de Letrán
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Recibe, Señor, esta ofrenda y concede a los que te invocamos
la gracia de los sacramentos y el fruto de nuestros ruegos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 P 2, 5
Como piedras vivas, entran en la construcción de una casa
espiritual para un sacerdocio santo.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que has querido hacer de tu Iglesia signo temporal
de la Jerusalén del cielo, concédenos, por la participación en este
sacramento, ser transformados en templo de tu gracia y entrar en
la morada de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l evangelio describe la primera vez que Jesús sube


a Jerusalén y encuentra una escena que le molesta
sobre manera. Le indigna que se apliquen a la fe la lógica
y criterios del mundo y el mercado. Lamentablemente,
la religión puede correr ese riesgo cuando no pone en el
centro, siempre y únicamente, a Jesús y los que Él ama.
Perder el norte de Jesús es perder el rumbo de la vida y
de la comunidad. Por eso, la fe empieza con la gratitud
y la oración, ya que la lógica de Dios es la gratuidad.
Y esto solo se puede apreciar cuando entramos en
diálogo con Él y servimos a los demás. La Iglesia será
cada vez más del Evangelio cuando dejemos que sea
Jesús quien la guíe.
P. Juan Bytton Arellano, SJ

46
noviembre
Domingo 10 de noviembre
XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Blanco

«Esa pobre viuda ha echado más que nadie»


1 R 17, 10-16; Sal 145, 7-10; Hb 9, 24-28; Mc 12, 38-44; F. B. Mc 12, 41-44

Los cananeos, en cuya tierra se habían asentado los israelitas,


adoraban a Baal, el dios de la lluvia, la fertilidad y la fecundidad. Sus
armas eran el relámpago y los vientos huracanados. En tiempos del
profeta Elías, los israelitas habían abandonado a Yahvé y se entregaron
al culto de Baal, convencidos de que recibirían lluvias abundantes.
Sin embargo, sobrevino un periodo de tres años de sequía, hambre y
peste. Como siempre, el ídolo había seducido y decepcionado.
Huyendo de la persecución del rey, Elías se refugia en Fenicia,
cerca de Sarepta. Halla una viuda y le pide pan y agua, aquello de lo
que todos carecían. Intuye su situación desesperada, pero la invita
a confiar en la Palabra del Dios de Israel. Ella se fía del profeta, le
ofrece lo que le ha pedido y Dios bendice su generosidad concedién-
dole comida para ella, su hijo y su huésped durante toda la sequía.
Esta conmovedora historia da cuenta de la simpatía del Señor y del
autor sagrado hacia esta mujer pobre y desamparada. Aunque ella
solo conocía al Señor como el «Dios de Elías», se comporta como
una auténtica israelita. Sin darse cuenta, pertenece al pueblo humilde
y pobre que confía en el nombre del Señor (So 3, 12).
El evangelio de hoy, nos presenta también una situación pareci-
da. Pero está precedida por una advertencia de Jesús a la multitud:
Cuídense de los letrados (v. 38). Desde su arribo a Jerusalén, Jesús
mantiene una dura disputa con ellos, que están buscando el modo
de sacarlo de en medio. Jesús, sin embargo, en vez de amedren-
tarse, denuncia sus hipocresías públicamente. Los escribas eran los
intérpretes de la ley (Esd 7, 11) y también se desempeñaban como
jueces. Pero Jesús, más que su oficio, cuestiona su vanidad (gustan
de los títulos y la adulación de la gente, se desesperan por los pri-

47
10 DOMINGO
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

meros puestos) y lo que todavía es más grave: Devoran los bienes de


las viudas bajo el pretexto de largas oraciones (v. 40).
De acuerdo con la tradición bíblica, Dios ha asumido personal-
mente la protección de las viudas, los huérfanos y los extranjeros
(Sal 146, 9). Ellos personifican a las personas desfavorecidas y des-
amparadas. Quienes los maltratan y les causan injusticias tienen que
vérselas con Dios. Los escribas seguramente sacaban donaciones a las
viudas o les cobraban montos exorbitantes por presentar sus casos en
los tribunales. En otras palabras, se aprovechaban de los débiles. Y todo
para simular una piedad vacía, una religiosidad orientada a ganarse el
aplauso de los demás y para sentirse superiores a la gente sencilla.
En contraposición a los escribas, la segunda escena de la lectura
(vv. 41-44), nos presenta un modelo de auténtica religiosidad: una
viuda pobre. Ella, a diferencia de los rabinos que exhibían su pie-
dad, hizo su gesto sin llamar la atención de nadie, sin ser notada.
Seguramente no conocía a Jesús ni había escuchado sus enseñanzas,
pero se comporta de un modo totalmente evangélico, pues Jesús
recomienda no hacer alarde cuando se da limosna (Mt 6, 2). Pero,
mas que eso, Jesús destaca en ella su amor y su fe. Mientras los ricos
donan lo que les sobra, ella da el único sustento que le quedaba
para vivir; mas que donar cosas, se ofrece a sí misma.
Con ese gesto, esta viuda se convierte no solo en la imagen del
verdadero discípulo, sino también de Dios y de Jesucristo, quien
—como señala Pablo— siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos
con su pobreza (2 Co 8, 9). La máxima muestra de esta entrega es el
Calvario. Allí Dios nos ha mostrado que, más que arrodillarse ante
Él, nos pide inclinarse ante los hermanos, nos llama a ponernos al
servicio del prójimo. La viuda es imagen de Dios y de Cristo porque
se desprende de cuanto tenía y lo dona a los demás.

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tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b63.jsp

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DOMINGO
noviembre 10
Monición general
La liturgia de este domingo nos invita a reflexionar sobre nuestra
fe, que significa, sobre todo, confianza en Dios. Los ejemplos de fe que
la Palabra de Dios nos ofrece en la primera lectura y en el evangelio no
provienen de las personas más religiosas ni las más acomodadas, sino
de dos viudas, personas que, en ese tiempo, se encontraban entre las
más pobres y marginadas. La segunda lectura también nos orienta a
fijarnos en Jesús, nuestro salvador, que, en lugar de grandezas, escogió
el camino de la sencillez y la entrega total de sí mismo en favor nuestro.
Señor, en ti confiamos, ayúdanos a abandonarnos en tus manos.

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de nosotros
toda adversidad, para que, bien dispuestos cuerpo y espíritu,
podamos aspirar libremente a lo que te pertenece. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Una hambruna desatada por una sequía estaba azotando a Israel y
las regiones circundantes. En este contexto, una viuda extranjera nos
da ejemplo de su gran confianza en Dios. ¡Escuchemos!
Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sa-
repta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda
que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco
de agua en un jarro para que beba». Mientras iba a buscarla, le
gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan».
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo pan
cocido; me queda solo un puñado de harina en el cántaro y un
poco de aceite en una vasija, y ahora estaba recogiendo un poco

49
10 DOMINGO
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

de leña, para ir a prepararlo para mi hijo y para mí; comeremos y


luego moriremos». Respondió Elías: «No temas. Prepáralo como
has dicho, pero primero hazme a mí un pan pequeño y tráemelo;
para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor,
Dios de Israel: “El cántaro de harina no se vaciará, la vasija de
aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia
sobre la tierra”». Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y
comieron él, ella y su hijo. Ni el cántaro de harina se vació, ni
la vasija de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por
medio de Elías.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 145, 7-10
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a
los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a
los cautivos.R.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se
doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregri-
nos.R.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los
malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sion, de edad en
edad.R.

Segunda lectura
Nosotros creemos en un Dios cercano, familiarizado con nuestras
limitaciones. Pues Cristo mismo se ofreció en sacrificio por nosotros.
Podemos vivir confiados en un Dios que nos ama de esa manera.
¡Escuchemos!
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres
—imagen del auténtico—, sino en el mismo cielo, para ponerse

50
DOMINGO
noviembre 10
ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí
mismo muchas veces —como el sumo sacerdote, que entraba en
el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena—; si hubiese
sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el
principio del mundo. De hecho, Él se ha manifestado una sola
vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio
de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una
sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera,
Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de
todos. Después aparecerá por segunda vez, ya no en relación con
el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Mt 5, 3
Aleluya. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el
Reino de los Cielos. Aleluya.
Santo Evangelio
Después de advertir sobre la hipocresía de los escribas, Jesús se
queda observando a quienes depositan sus ofrendas en el templo.
Pero más que en las apariencias, Él se fija en las intenciones profundas
del corazón. ¡Escuchemos!

51
10 DOMINGO
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús enseñaba a la gente y les decía: «¡Cui-
dado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje
y que les hagan reverencias en la plaza; buscan los asientos de
honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes;
y devoran los bienes de la viuda, con pretexto de largos rezos. Es-
tos recibirán una sentencia más rigurosa». Estando Jesús sentado
enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba
echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó
una viuda pobre y puso dos monedas de poco valor. Llamando
a sus discípulos, les dijo: «Les aseguro que esa pobre viuda ha
puesto en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los de-
más han echado de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha
dado todo lo que tenía para vivir».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Oremos unidos a todos los cristianos, por nosotros, por la
Iglesia y por el mundo. Digamos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia, para que siguiendo a Jesús pobre dé testimonio
con su vida y con sus obras en medio del pueblo. Oremos.R.
2. Por todos los católicos, para que, al igual que la viuda del evan-
gelio, demos, desde nuestra riqueza o pobreza, todo lo que
tenemos para la construcción del Reino de Dios. Oremos.R.
3. Por los que nos gobiernan, para que lo hagan con justicia, con
rectitud, pensando siempre en el bien de la gente, especial-
mente de los más pobres y excluidos. Oremos.R.

52
DOMINGO
noviembre 10
4. Por los pobres, los enfermos, los migrantes, los que viven so-
los, por las viudas, para que experimenten la presencia de
Cristo a través de la solidaridad de los hermanos. Oremos.R.
5. Por cada uno de nosotros, para que nos dejemos convertir por
la Palabra de Dios, para que no vivamos por las apariencias,
sino con transparente corazón. Oremos.R.
Te alabamos, Señor, porque mantienes tu fidelidad perpetua-
mente, porque tu Hijo nos ha redimido y porque nos congregas
en tu casa para alabarte y glorificarte. Por Jesucristo, nuestro
Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos,
para que alcancemos con piadoso afecto lo que actualizamos
sacramentalmente de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con este don sagrado, te damos gracias, Señor,
invocando tu misericordia, para que, mediante la acción de tu
Espíritu, permanezca la gracia de la verdad en quienes penetró la
fuerza del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

53
Lunes 11
noviembre de noviembre
SAN MARTÍN DE TOURS, obispo (MO)
XXXII semana del Tiempo Ordinario - 4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En la primera lectura de hoy, san Pablo se dirige a Tito, su querido
hijo en el Señor, con palabras llenas de ternura. Le comparte la alegría
y gratitud que experimenta al sentirse apóstol de Cristo Jesús, y le indi-
ca cuáles han de ser las virtudes que deben distinguir a los presbíteros
que animan a recorrer el camino de fe en las comunidades.
Y Jesús en el Evangelio, preparando a sus discípulos para su mi-
nisterio, les exhorta a practicar la corrección fraterna, el perdón y la
misericordia.
Señor, te pedimos con viva fe, la gracia de ayudarnos a vivir
como hermanos.

Antífona de entrada 1 S 2, 35
Suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mi
deseo, dice el Señor.
Oración colecta
Oh, Dios, que fuiste glorificado con la vida y la muerte del
obispo san Martín, renueva en nuestros corazones las maravillas
de tu gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan apartarnos
de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito 1, 1-9
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para conducir
a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la verdad,
según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna. Dios,
que nunca miente, al llegar el tiempo apropiado, Él manifestó
su Palabra por la predicación que me fue confiada, según el
mandato de Dios, nuestro Salvador. Querido Tito, verdadero

54
San Martín de Tours
Memoria obligatoria
LUNES
noviembre 11
hijo mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz
de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, salvador nuestro. Mi
intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo
que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo
las instrucciones que te di. Que el presbítero sea un hombre sin
tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean
indóciles ni acusados de mala conducta. Porque es preciso que
el obispo, siendo administrador de Dios, sea intachable; que
no sea arrogante ni colérico, ni dado al vino ni pendenciero, ni
tampoco ávido de ganancias. Al contrario, ha de ser hospitalario,
amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí. Debe mos-
trar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una
enseñanza sana y de refutar a los que la contradicen.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 23, 1-6
R. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habi-
tantes: Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en
el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.R.
Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de
salvación. Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.R.

Aclamación antes del Evangelio Flp 2, 15d.16a


Aleluya. Brillan como lumbreras del mundo, manteniendo firme
la Palabra de la vida. Aleluya.

55
11 LUNES
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible
que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que
escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran
al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tengan
cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente,
perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a
decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás». Los apóstoles le dijeron
al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvieran fe como
un granito de mostaza, dirían a esa morera: “Arráncate de raíz y
plántate en el mar”, y les obedecería».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, estos dones que ofrecemos con gozo en honor
de san Martín, y haz que por ellos se oriente siempre nuestra vida
en la adversidad y en la prosperidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 25, 40
En verdad les digo que cada vez que lo hicieron con uno de estos
mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Concede, Señor, a los que has alimentado con el sacramento
de la unidad, una armonía perfecta con tu voluntad en todas las
cosas, para que, así como san Martín se entregó por entero a ti,
nosotros también nos gloriemos de ser verdaderamente tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

56
Valoremos la santidad
noviembre

San Martín de Tours (316-397)


«Soldado a la fuerza, obispo por de-
ber, monje por opción», esta es la his-
toria de Martín de Tours, el santo de la
solidaridad, al que se le han dedicado
casi 4000 iglesias solo en Francia, y
ha dado nombre a miles de pueblos
a lo largo de Italia, el resto de Europa
y América. Se cuenta que Martín, hijo
de un oficial romano, nacido en Hun-
gría y educado en Pavia, huyó de casa
cuando tenía 10 años de edad (el año 327) para oponerse a la voluntad
de su padre, quien, como exoficial, quería encaminarlo hacia la carrera
militar. Durante la fuga, encuentra una familia de cristianos que, luego
de darle de comer, lo convence de volver a casa. Martín, impresionado
por este encuentro, decide abrazar la fe en el Evangelio. A los 15 años,
es llamado a las armas. Intenta evadirse, pero en vano. Con disgusto, se
convierte en legionario y parte a las Galias.
Mientras se desplaza con el ejército del emperador por Amiens (Fran­
cia) se encuentra con un hombre afligido por el frío y, sin dudarlo, com-
parte con él la mitad de su capa. Esa misma noche, Jesús se le aparece
vestido con la capa regalada. Aquel gesto de caridad estuvo seguido por
un clima más benigno, que, con el tiempo, será conocido como el «ve-
rano de san Martín». A la edad de 22 años, recibe el Bautismo y, por un
tiempo, permanece aún en el ejército. En el 350, está en Poitiers para
completar su formación bajo la guía del obispo Hilario, quien influi-
rá muchísimo en sus decisiones, en un momento de graves dificultades
para la Iglesia, atacada por el paganismo y otras herejías. Martín, prime-
ro, se hace ermitaño y, luego, sacerdote, más tarde será elegido obispo de
Tours. Promotor de las artes y de la cultura, Martín luchará toda su vida
contra la injusticia y la opresión, incluso aquellas ejercidas por motivos
políticos o religiosos.
Muere en el 397 durante una visita pastoral en Candes. Será el primer
santo no mártir en recibir el honor de los altares.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 4. Paulinas.

5757
Martes
noviembre 12 de noviembre
SAN JOSAFAT, obispo y mártir (MO)
XXXII semana del Tiempo Ordinario - 4.a semana del Salterio - Rojo

Monición general
La liturgia de hoy nos sigue indicando a todos, la manera de vivir
cristianamente. En la primera lectura, san Pablo sigue orientando a
Tito para que sea animador de la fe entre sus hermanos siendo fiel a
las enseñanzas del Evangelio y presentándose a sí mismo como testigo
de las virtudes que inculca a los demás.
En el evangelio, Jesús mismo, con su vida y sus enseñanzas, se
presenta como nuestra única norma de vida. En Él deben inspirarse
todas nuestras actitudes y comportamientos, porque Él es el Camino,
la Verdad y la Vida.
Señor, no nos dejes seguir otros caminos que no nos llevan a la vida.

Antífona de entrada
Por la alianza del Señor y la ley de nuestros padres, los santos
de Dios perseveraron en el amor fraterno porque en ellos hubo
un mismo espíritu y una misma fe.
Oración colecta
Señor, aviva en tu Iglesia el Espíritu que impulsó a san Josafat
a dar la vida por su rebaño, y concédenos, por su intercesión,
que el mismo Espíritu nos dé fuerza para que no vacilemos
en entregar nuestra vida por los hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 1-8.11-14
Querido hermano: Enseña lo que es conforme a la sana
doctrina. Di a los ancianos que sean sobrios, serios y prudentes;
robustos en la fe, en el amor y en la paciencia. A las ancianas, lo
mismo: que sean en su comportamiento como conviene a perso-
nas religiosas, que no sean chismosas ni se envicien con el vino,

58
San Josafat
Memoria obligatoria
MARTES
noviembre 12
sino maestras en lo bueno, de modo que inspiren buenas ideas a
las jóvenes, enseñándoles a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser
moderadas y castas, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumi-
sas a sus esposos, para que no se desacredite la Palabra de Dios.
A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote
en todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza
sé íntegro y serio, con un hablar sano e intachable, para que la
parte contraria se avergüence, no pudiendo criticarnos en nada.
Porque se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación
para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin
religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una
vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que espe-
ramos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro,
Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda
maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las
buenas obras.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 36, 3-4.18.23.27.29
R. El Señor es quien salva a los justos.
Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la leal-
tad; sea el Señor tu delicia, y Él te dará lo que pide tu corazón.R.
El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará
siempre. El Señor asegura los pasos del hombre, se complace en
sus caminos.R.
Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa; los
justos poseen la tierra, la habitarán por siempre jamás.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 23


Aleluya. El que me ama guardará mi Palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. Aleluya.

59
12 MARTES
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿Quién de ustedes, si tiene
un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del
campo: “Enseguida ven y ponte a la mesa”? ¿No le dirá más
bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y
bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tienen que estar
agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo
ustedes: cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado,
digan: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos
que hacer”».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Dios clementísimo, derrama tu bendición sobre estos dones
y fortalécenos en la fe que confirmó san Josafat con el derrama-
miento de su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 10, 39
El que pierda su vida por mí, la encontrará para siempre, dice
el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, que esta mesa celestial nos dé espíritu de paz y fortale-
za, para que, a ejemplo de san Josafat, gastemos voluntariamente
nuestra vida por el honor y la unidad de la Iglesia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

60
noviembre
Miércoles 13 de noviembre
XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En la primera lectura, Pablo exhorta a Tito a formar a la comunidad
en la obediencia y la buena convivencia; y, para que pueda hacerlo
con actitud bondadosa, le recuerda que también ellos han vivido en la
obstinación antes de que se manifestara el Señor. Solo la fe en Cristo
Jesús los ha transformado.
Y en el Evangelio, Lucas nos cuenta cómo Jesús, a distancia y solo
con el poder de su Palabra, curó a diez leprosos. Estos, obedeciendo
la Palabra de Jesús, fueron curados; pero solamente uno de ellos, al
reconocer el don que había recibido, volvió a darle gracias. Este no solo
fue sanado de la lepra, sino que tuvo la dicha de encontrarse personal-
mente con Jesús, una experiencia que le cambió la vida.
Si agradecemos de corazón al Señor los dones que nos ha dado,
descubriremos su amor que nos cambia la vida.

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de nosotros
toda adversidad, para que, bien dispuestos cuerpo y espíritu,
podamos aspirar libremente a lo que te pertenece. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 3, 1-7
Querido hermano: Recuérdales que se sometan al gobierno y
a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda
forma de obra buena, sin insultar ni buscar riñas; sean condes-
cendientes y amables con todo el mundo. Porque antes también
nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de

61
13 MIÉRCOLES
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género,


nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos
insoportables y nos odiábamos unos a otros. Mas cuando se ha
manifestado la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a
los hombres, no por nuestras buenas obras, sino que, en virtud
de su misericordia, nos ha salvado, por medio del Bautismo y
la renovación por el Espíritu Santo, que Dios lo derramó abun-
dantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro
Salvador. Así, salvados por su gracia, tengamos la esperanza de
recibir la vida eterna.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis
fuerzas.R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque
camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges
la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de
mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.R.

Aclamación antes del Evangelio 1 Ts 5, 18


Aleluya. Den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios
en Cristo Jesús respecto de ustedes. Aleluya.

62
MIÉRCOLES
noviembre 13
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

R. Gloria a ti, Señor.


Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Sa-
maría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a
su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a
gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al
verlos, les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y sucedió
que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos,
viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes
gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole
gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde
están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que
este extranjero?». Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos,
para que alcancemos con piadoso afecto lo que actualizamos
sacramentalmente de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con este don sagrado, te damos gracias, Señor,
invocando tu misericordia, para que, mediante la acción de tu
Espíritu, permanezca la gracia de la verdad en quienes penetró la
fuerza del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

63
Jueves 14
noviembre de noviembre
XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Hoy, en la primera lectura, escuchamos un precioso testimonio de
ternura cristiana. Pablo escribe a Filemón, un amigo suyo, para pedirle
que vuelva a recibir a Onésimo, su antiguo esclavo que, estando en la
prisión con Pablo, ha abrazado la fe cristiana. «Te ruego —le dice— que
lo acojas de nuevo, pero no ya como esclavo, sino como a un hermano
muy querido, acógelo como si fuera yo mismo».
En el evangelio, Jesús nos revela el aspecto más íntimo y conso-
lador de nuestra fe: «El Reino de Dios está entre ustedes». ¡Sí!, Cristo
habita en nuestros corazones, somos templos vivos de Dios. Y, si bien
esta realidad inefable está escondida, pues no todos la perciben, se
manifiesta en los gestos de amor y ternura que tenemos entre noso-
tros. Solo al final se revelará de forma gloriosa.
Acojamos con amor la presencia de Dios en nosotros.

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de nosotros
toda adversidad, para que, bien dispuestos cuerpo y espíritu,
podamos aspirar libremente a lo que te pertenece. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón 7-20
Querido hermano: Me alegró y animó mucho tu caridad,
porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por eso,
aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que
conviene hacer, prefiero rogártelo apelando a tu caridad. Yo,
Pablo, ya anciano y ahora también prisionero por Cristo Jesús,

64
JUEVES
noviembre 14
te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en
la prisión; te lo envío como si te enviara mi propio corazón.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera
en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no
he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor,
no a la fuerza, sino con toda libertad. Quizá él te abandonó por
breve tiempo, precisamente para que ahora lo recuperes para
siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano
muy querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer
tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero
tuyo, recíbelo a él como si me recibieras a mí. Si en algo te ha
perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta. Yo, Pablo, lo
firmo de mi puño y letra, te pagaré, aunque podría recordarte
que tú también me debes tu propia persona. Sí, hermano, hazme
este favor en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 145, 7-10
R . Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, Él hace justicia
a los oprimidos, Él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a
los cautivos.R.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se
doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregri-
nos.R.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los
malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sion, de edad en
edad.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 5


Aleluya. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos —dice el Señor—, el
que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. Aleluya.

65
14 JUEVES
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo
va a llegar el Reino de Dios?». Él les contestó: «El Reino de Dios
no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, por-
que, miren, el Reino de Dios está en medio de ustedes». Dijo a
sus discípulos: «Vendrán días en que desearán ver un solo día del
Hijo del Hombre, y no lo verán. Entonces se les dirá: “Está aquí”
o “Está allí”; no vayan ni corran detrás, pues como el fulgor del
relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo
del Hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca
mucho y sea reprobado por esta generación».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos,
para que alcancemos con piadoso afecto lo que actualizamos
sacramentalmente de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con este don sagrado, te damos gracias, Señor,
invocando tu misericordia, para que, mediante la acción de tu
Espíritu, permanezca la gracia de la verdad en quienes penetró la
fuerza del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

66
noviembre
Viernes 15 de noviembre
XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
San Alberto Magno (ML) - 4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Juan escribe a una comunidad que llama la «elegida de Dios». La
compara con una madre feliz de tener muchos hijos y la felicita porque
algunos de ellos han sido fieles al Señor. Pero, al mismo tiempo, les
ruega que no se dejen seducir por falsas doctrinas y permanezcan
fieles a Cristo y al mandamiento del amor.
En el evangelio, concluyendo su discurso sobre los últimos días,
Jesús dice: «El que trate de conservar su vida la perderá; pero el que la
pierda, la conservará». Conserva la vida quien permanece fiel a Jesús
y vive la alegría de ser su discípulo aun en medio de las dificultades.
Pero quien vive sin tener en cuenta a Dios y su santa voluntad puede
perderse para siempre.
Hermanos, estemos vigilantes, no nos dejemos arrastrar
por las seducciones del mundo.

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de nosotros
toda adversidad, para que, bien dispuestos cuerpo y espíritu,
podamos aspirar libremente a lo que te pertenece. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Juan 4-9
Comunidad elegida: Me alegré mucho al enterarme de que
tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el
Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte. No pienses que
escribo para mandar algo nuevo, sino solo para recordarte el
mandamiento que tenemos desde el principio: amarnos unos a

67
15 VIERNES
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

otros. Y amar significa seguir los mandamientos de Dios, y este


es su mandamiento, según oyeron desde el principio para que
vivan en el amor. Porque han salido al mundo muchos embus-
teros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que
diga eso es el embustero y el anticristo. Estén en guardia, para
que reciban el pleno salario y no pierdan el fruto de su trabajo.
Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo
no posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al Padre
y al Hijo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 118, 1-2.10-11.17-18
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del
Señor.R.
Dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo co-
razón.R.
Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus
mandamientos.R.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.R.
Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus Palabras.R.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 21, 28


Aleluya. Levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió
en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del
Hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las muje-

68
San Alberto Magno
Memoria libre
VIERNES
noviembre 15
res tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca;
entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Asimismo, como
sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían,
sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma,
llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá
el día que se revele el Hijo del Hombre. Aquel día, el que esté
en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igual-
mente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de
la mujer de Lot. El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el
que la pierda, la recobrará. Les digo que aquella noche estarán
dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos
moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán». Ellos
le preguntaron: «¿Dónde, Señor?». Él les dijo: «Donde está el
cadáver, allí se reunirán los buitres».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos,
para que alcancemos con piadoso afecto lo que actualizamos
sacramentalmente de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con este don sagrado, te damos gracias, Señor,
invocando tu misericordia, para que, mediante la acción de tu
Espíritu, permanezca la gracia de la verdad en quienes penetró la
fuerza del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

69
Sábado
noviembre 16 de noviembre
XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Ss. Margarita de Escocia y Giuseppe Moscati (ML)
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En la primera lectura, Juan agradece y felicita a Cayo, un laico com-
prometido y admirado en la comunidad, por su entrega generosa en
ayudar a los misioneros del Evangelio.
Y en el pasaje del evangelio, con la parábola del juez injusto, Jesús
nos invita a orar siempre sin desfallecer, porque, si un hombre injusto
acabó cediendo ante la insistencia de una pobre viuda, ¿Dios no hará
justicia a sus elegidos que le gritan día y noche? ¿Los hará esperar?
¡Ciertamente, no! Cuando nos parece que Dios no nos concede lo que
le pedimos, Él nos está dándonos gracias más grandes, porque, siendo
nuestro papá, conoce lo que más necesitamos.
No nos desanimemos, creamos en su amor, confiemos plenamente en Él.

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de nosotros toda
adversidad, para que, bien dispuestos cuerpo y espíritu, podamos
aspirar libremente a lo que te pertenece. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la tercera carta del apóstol san Juan 5-8
Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo
que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos
han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor,
provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron
en camino para trabajar por el Nombre sin aceptar nada de los
paganos. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como
estos, para hacernos colaboradores de la verdad.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
70
Ss. M. de Escocia y Giuseppe Moscati
Memoria libre
SÁBADO
noviembre 16
Salmo responsorial Sal 111, 1-6
R . Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será
bendita.R.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante,
sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo,
clemente y compasivo.R.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus
asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.R.

Aclamación antes del Evangelio 2 Ts 2, 14


Aleluya. Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que lle-
guemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para
enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. «Había
un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los
hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a de-
cirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. Por algún tiempo
se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni
temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me
está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo
a cada momento a importunarme”». Y el Señor añadió: «Fíjense
en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos que claman ante Él día y noche?; ¿o les dará largas? Les
digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo
del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

71
16 SÁBADO
noviembre
XXXII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos,
para que alcancemos con piadoso afecto lo que actualizamos
sacramentalmente de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con este don sagrado, te damos gracias, Señor,
invocando tu misericordia, para que, mediante la acción de tu
Espíritu, permanezca la gracia de la verdad en quienes penetró la
fuerza del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a viuda persevera e insiste con el juez hasta que


este le hace justicia. Por lo tanto, la fe y la oración
no consisten en responsabilizar a Dios de lo que nos co-
rresponde realizar a nosotros. La fe y la oración nos dan
la fuerza para enfrentar los problemas con más forta-
leza y nos mueven a poner nuestros talentos al servicio
del prójimo y la sociedad. También nos iluminan para
leer la realidad desde el Evangelio y a actuar desde los
valores del Reino. Por tanto, oración y esfuerzo perso-
nal son inseparables. Juntos nos permiten ver a Dios en
todo y verlo todo en Dios, así como vivir unidos a Él en
nuestro propio interior, en las relaciones con los demás
y en el trabajo.
P. Raúl Enrique Castro Chambi, SJ

72
Valoremos la santidad
San Giuseppe Moscati (1880-1927)
Un santo de nuestro tiempo, que supo
vivir el Evangelio en el mundo universita-
rio y traducirlo en la práctica de la profe-
sión médica. Este es el retrato más inme-
diato de Giuseppe Moscati. Nace en Bene-
vento el 25 de julio de 1880. Es el séptimo
de nueve hijos del juez Francesco Moscati
y de la marquesa Rosa del Roseto.
En Nápoles, su patria adoptiva, se ins-
cribe en medicina en 1897 y recibe el gra-
do en 1903. En 1908, se convierte en asis-
tente ordinario en el Instituto de Química
Fisiológica, e inicia una carrera que lo llevará, al cabo de pocos años,
a convertirse en docente de la Facultad de Medicina, donde rechaza la
cátedra ordinaria, porque afirma: «Mi lugar está junto al enfermo». «El
dolor —decía— no debe tratarse solo como una contracción muscular,
sino como el grito de un alma, al que otro hermano, el médico, acude
con el ardor del amor».
A los enfermos, que cada vez acudirán en más número a su consulto-
rio, nunca les pedirá un pago. Moscati asiste a los pobres, en los que ve
el rostro de Cristo y por los que lucha contra la injusticia, sin dudar en
enfrentarse a los administradores de la ciudad con palabras duras cuan-
do se da cuenta de sus negligencias.
En un momento de sufrimiento y de oposición de un colega benefi-
ciado por él mismo, escribe para sí mismo: «Ama la verdad, muéstrate
como eres sin fingimientos, sin miedos, sin reparos. Si la verdad te aca-
rrea la persecución, acéptala. Si te ocasiona el tormento, sopórtalo. Si
por la verdad tuvieras que sacrificarte tú mismo y tu vida, sé fuerte en el
sacrificio».
Muere en Nápoles el 12 de abril de 1927, con apenas 47 años, mien-
tras visita a un enfermo.

Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 4. Paulinas.

73
Domingo
noviembre 17 de noviembre

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


1.ª semana del Salterio - Verde

Jornada Mundial de los Pobres


«Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos»
Dn 12, 1-3; Sal 15, 5.8-11; Hb 10, 11-14.18; Mc 13, 24-32
Desde el siglo ii a. C., se consolidó en Israel el movimiento
cultural apocalíptico. Ellos estaban convencidos de que el mundo
no iba a mejor, sino a peor, que se estaba precipitando en medio
de terribles convulsiones hacia la muerte y la desaparición. Pero
Dios haría surgir de sus cenizas un mundo nuevo que les tocaría en
suerte a los justos. Iniciaría una nueva era en que Él mismo asumiría
el gobierno de las naciones. El pasaje de Daniel que leemos en la
primera lectura se inscribe en esta tradición.
Daniel escribe en el contexto de terrible represión del rey sirio
Antíoco IV a los judíos, medida que buscaba obligarlos a adoptar
la cultura helenística y dejar atrás sus propias tradiciones. Como
todos los apocalípticos, Daniel dirige al pueblo perseguido un lla-
mamiento a mantenerse firme en la prueba y anuncia un mensaje
de esperanza: el reino del mal (dirigido por Antíoco) toca ya su fin
y el Reino celeste está a punto de surgir. Los justos y todos los que
se mantengan fieles, afirma el autor, resucitarán para la vida eterna.
Marcos escribe en un contexto similar. El Imperio romano se
debatía entre guerras, pestes y hambrunas, y muchas comunidades
cristianas padecían persecuciones. Estos acontecimientos encendie-
ron las expectativas apocalípticas de muchos cristianos, el fin de los
tiempos era inminente. Algunos, seguramente, empezaron hasta a
poner fechas. Y, por eso, Marcos recuerda la enseñanza de Jesús de
que nadie sabe el día ni la hora salvo el Padre. Estas especulaciones,
en consecuencia, carecían de fundamento.
Por lo demás, el Maestro de Galilea compartía la idea de que la
llegada del mundo nuevo estaría precedido por una serie de signos
cósmicos y catástrofes: El sol se oscurecerá, la luna no irradiará su

74
DOMINGO
noviembre 17
resplandor, las estrellas caerán del cielo y los ejércitos celestes temblarán
(vv. 24-25). Estas palabras no buscan asustar a sus discípulos, sino
lo contrario: consolarlos. Las pestilencias, las carestías, la violencia
y las persecuciones que deben afrontar son signos de un mundo to-
davía dominado por el maligno. No obstante, el fin de esta realidad
penosa ha sido ya decretado y su declinar ya ha comenzado.
Inmediatamente después del eclipse de estos ídolos de la opre-
sión (los astros eran dioses para los pueblos del antiguo Medio
Oriente), aparecerá entre las nubes del cielo, y con gran potencia
y gloria, el Hijo del Hombre para instaurar el Reino (v. 26). Todo
ídolo que se desploma demuestra que el maligno se repliega, es un
paso hacia adelante del Reino de Dios; toda luz engañosa que se
apaga es una victoria de lo humano sobre lo inhumano.
Luego Jesús afirma que el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles
por los cuatro vientos para reunir a sus elegidos (v. 27). Esta no
es en modo alguno una amenaza, sino la respuesta consoladora
de Marcos a sus comunidades que están atravesando un momento
dramático. Son perseguidas y padecen toda clase de abusos; algunos
cristianos han sufrido la muerte y, peor que eso incluso, han surgido
divisiones y conflictos internos. A ellos Marcos les dice: el Hijo del
Hombre no permitirá que se dispersen; por medio de sus ángeles,
los reunirá desde los cuatro vientos (los cuatro puntos cardinales),
es decir, de toda la tierra.
Recordemos que, por ángel, en la Biblia no se designa a seres «espi-
rituales», sino a todos aquellos que colaboran con el plan de Dios. Los
discípulos que, en la hora de la prueba, han sabido mantenerse firmes
en la fe. Ellos son los ángeles encargados de reunir a los hermanos en la
unidad de la Iglesia. En consecuencia, ni uno solo de los elegidos será
olvidado, ninguno se perderá. He allí su mensaje de esperanza.

Escanea el QR o digita el enlace para ver el video o PDF del comen-


tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b64.jsp

75
17 DOMINGO
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Monición general
En medio de los momentos difíciles que afrontan nuestras socieda-
des, la liturgia de este domingo nos invita a reflexionar sobre el futuro:
la promesa de Dios de una salvación definitiva. Esa esperanza infundió
consuelo y ánimo al pueblo de Israel durante las adversidades, como
leemos en la primera lectura.
El evangelio también responde a un contexto similar, tiempos en
que las primeras comunidades cristianas sufrían persecución por parte
de los poderes del Imperio romano y conflictos internos. La carta a los
Hebreos nos recuerda la razón principal de nuestra fe: Jesús entregó
su vida por nosotros. Dejemos que la Palabra de hoy nos infunda áni-
mos y fortalezca nuestra confianza en las promesas de nuestro Dios.
Señor, haz que esperemos tu salvación definitiva con alegría
y actitud vigilante.

Antífona de entrada Jr 29, 11-12.14


Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me
invocarán y yo los escucharé; los congregaré sacándolos de los
países y comarcas por donde los dispersé».
Se dice el gloria.

Oración colecta
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu ser-
vicio, porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes, consiste
la felicidad completa y verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
En el contexto de las duras persecuciones a los judíos por parte
del rey Antíoco IV, el profeta Daniel vislumbra que, después de tanta
angustia, se acerca la salvación del pueblo elegido. Dios no nos desam-
para. ¡Escuchemos!
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3
Por aquel tiempo, surgirá el arcángel Miguel, el gran príncipe
protector de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no hubo
otros desde que existen las naciones. Entonces se salvará tu pueblo:

76
DOMINGO
noviembre 17
todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra despertarán: unos para la vida eterna, otros para
el castigo eterno. Los sabios brillarán como el fulgor del firma-
mento, y los que enseñaron a muchos la justicia resplandecerán
como estrellas, por toda la eternidad.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo responsorial Sal 15, 5.8-11
R . Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es la parte de mi herencia y mi copa; mi suerte está en
tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha
no vacilaré.R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi
carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha.R.
Segunda lectura
Los sacerdotes del Antiguo Testamento tenían que ofrecer constan-
temente sacrificios por sus pecados y los del pueblo. Pero la ofrenda
de Cristo es una sola y para siempre. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14.18
Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, dia-
riamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que
de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció
por los pecados un solo sacrificio para siempre; está sentado a
la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus
enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola
ofrenda, ha perfeccionado para siempre a los que van siendo
consagrados a Dios. Ahora bien, cuando los pecados han sido
perdonados, ya no hay necesidad de ofrenda por el pecado.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
77
17 DOMINGO
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Lc 21, 36


Aleluya. Estén siempre despiertos, pidiendo fuerza para mante-
nerse en pie ante el Hijo del Hombre. Aleluya.
Santo Evangelio
Como nosotros, los primeros cristianos también se preguntaban por
la segunda venida de Jesús. ¿Se trata de un acontecimiento al que hay
que temer o al que hay que esperar atentos con alegría? ¡Escuchemos!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos
días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna
no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se
tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las
nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reu-
nir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se
ponen tiernas y brotan las yemas, deducen ustedes que el verano
está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que Él
está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación
antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis pa-
labras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los
ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.
Oración universal
Hermanos, Cristo se ofreció en sacrificio de una vez para
siempre, Él es el sacerdote capaz de compadecerse de nosotros y
de interceder ante el Padre por cuanto necesitamos y deseamos.
Por eso, oremos diciendo:
R. Jesús, intercede por nosotros.
78
DOMINGO
noviembre 17
1. Para que los ministros que participan del sacerdocio de Cristo,
preparen al Pueblo de Dios para acoger la Palabra y la venida
constante del Señor. Oremos.R.
2. Para que, con sabiduría, nuestros gobernantes promuevan la
justicia, el desarrollo y el bienestar en la nueva sociedad del
tercer milenio. Oremos.R.
3. Para que, quienes seguimos a Cristo seamos testigos del consuelo
de Dios para los que viven en la marginación, la pobreza y la
opresión. Oremos.R.
4. Para que el Señor proteja a los que van de viaje, conforte a
los cautivos y sea la paz de los que viven lejos de sus hogares.
Oremos.R.
5. Para que, con esperanza activa e ilusión renovada, aguarde-
mos los cielos nuevos y la tierra nueva donde habita la justi-
cia. Oremos.R.
Jesús, intercede por tu Iglesia, bendícela con tu gracia y guár-
dala de todo mal hasta el día de tu retorno glorioso. Tú que vives
y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada
de tu majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan
el fruto de una eternidad dichosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 11, 23.24
En verdad les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean
que se lo han concedido y lo obtendrán, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

79
Lunes 18
noviembre de noviembre
XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Dedicación de las Basílicas de los Santos Pedro y Pablo (ML)
1.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En el Apocalipsis, Juan, con un lenguaje cargado de simbología, nos
presenta el triunfo de Jesús crucificado y nos orienta al encuentro con
Él. Quizás puede ayudarnos la pregunta que el ángel hace a la Iglesia
de Éfeso: en mi relación con Dios, ¿habré olvidado la experiencia de mi
primer encuentro con Él?
San Lucas nos regala hoy el conmovedor encuentro de Jesús con
el ciego de Jericó. Este, al percibir que Jesús pasa cerca, grita lleno de
confianza pidiendo compasión. Y la ternura de Jesús no se hace espe-
rar: pide que lo traigan, se pone a su disposición y sana su ceguera. Si
reconozco con humildad mi necesidad y pobreza y coloco en el Señor
mi confianza, también yo puedo ser sanado hoy.
Señor, apiádate de mí.

Antífona de entrada Jr 29, 11-12.14


Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me
invocarán y yo los escucharé; los congregaré sacándolos de los
países y comarcas por donde los dispersé».
Oración colecta
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu
servicio, porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes,
consiste la felicidad completa y verdadera. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Comienzo del libro del Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a
Revelación de Jesucristo, que Dios le encargó mostrar a sus
siervos acerca de lo que tiene que suceder pronto. Dio la señal
enviando su ángel a su siervo Juan, quien, narrando lo que ha
visto, se hace testigo de la Palabra de Dios y del testimonio de

80
Ded. de las Basílicas de los
Ss. Pedro y Pablo
LUNES
noviembre 18
Jesucristo. Bienaventurado el que lee y los que escuchan las pala-
bras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está escrito,
porque el tiempo está cerca. Juan, a las siete Iglesias de Asia.
Gracia y paz a ustedes de parte de aquel que es, que era y vendrá;
de parte de los siete espíritus que están ante su trono. Oí cómo el
Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así: “Esto
dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y camina
entre los siete candelabros de oro: Conozco tus obras, tu fatiga
y tu constancia; sé que no puedes soportar a los malvados, que
pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo y des-
cubriste que eran unos embusteros. Eres tenaz, has sufrido por
mí y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que
has abandonado el amor que tenías al comienzo. Recuerda de
dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 1, 1-4.6
R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni
entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de
los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley
día y noche.R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia, da fruto a
su tiempo y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene
buen fin.R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Por-
que el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de
los impíos acaba mal.R.

Aclamación antes el Evangelio Jn 8, 12b


Aleluya. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—, el que me
sigue tendrá la luz de la vida. Aleluya.

81
18 LUNES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43

R. Gloria a ti, Señor.


Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al
borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente,
preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Na-
zareno». Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten
compasión de mí!». Los que iban delante lo regañaban para que
se callara, pero él gritaba más fuerte: «Hijo de David, ten compa-
sión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando
estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él
dijo: «Señor, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Recobra la vista,
tu fe te ha salvado». Y enseguida recobró la vista y lo seguía,
glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada
de tu majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan
el fruto de una eternidad dichosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 11, 23.24
En verdad les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean
que se lo han concedido y lo obtendrán, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

82
noviembre
Martes 19 de noviembre
XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
1.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En la primera lectura, descubrimos cómo todo lo que Dios hace
para atraernos a Él es motivado por su amor y su deseo de intimidad
con nosotros; Dios anhela compartir con nosotros su vida y su felici-
dad. Este hermoso sueño del Señor podrá realizarse cuando acojamos
su amor, soltemos lo que nos ata y le permitamos transformar nuestro
corazón.
Esta Palabra se cumple espléndidamente en la preciosa escena del
encuentro de Jesús con Zaqueo. Dios mismo coloca en su corazón el
deseo de ver a Jesús, va a buscarlo y, al hallarlo en el árbol, le pide
que lo acoja en su casa. Zaqueo abre su corazón, se deja amar, guiar y
salvar por Él.
Señor, que yo no resista a tu amor.

Antífona de entrada Jr 29, 11-12.14


Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me
invocarán y yo los escucharé; los congregaré sacándolos de los
países y comarcas por donde los dispersé».
Oración colecta
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu
servicio, porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes,
consiste la felicidad completa y verdadera. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 1-6.14-22
Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia
de Sardes escribe así: “Esto dice el que tiene los siete espíritus
de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; aparentemente
vives, pero estás muerto. Vigila y reanima lo que te queda y está

83
19 MARTES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a


los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y
oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no están en
vela, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre
ti. Sin embargo, tienes todavía en Sardes unos pocos que no han
manchado su ropa; ellos irán conmigo vestidos de blanco, pues
se lo merecen. El que salga vencedor se vestirá todo de blanco, y
no borraré su nombre del libro de la vida, pues ante mi Padre y
ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga
lo que dice el Espíritu a las Iglesias».
Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así: «Esto dice el
Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios:
Conozco tus obras y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o
caliente, pero como eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto
de vomitarte de mi boca. Tú dices: “Soy rico, tengo en abun-
dancia y nada me falta”. Aunque no lo sepas, eres desgraciado y
miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres
oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco,
para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio
para ungir tus ojos a fin de que veas. A los que yo amo, los re-
prendo y los corrijo. Sé fervoroso y arrepiéntete. Estoy a la puerta
llamando: si alguien oye mi voz y me abre, entraré y comeremos
juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a
mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi
Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu
a las Iglesias».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 14, 2-5
R . Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí.
El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene
intenciones leales y no calumnia con su lengua.R.

84
MARTES
noviembre 19
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que con-
sidera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.R.
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el ino-
cente. El que así obra nunca fallará.R.

Aclamación antes del Evangelio 1 Jn 4, 10b


Aleluya. Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de
propiciación por nuestros pecados. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la
ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos
y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa
del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más
adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que
pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le
dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy
me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy
contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado
a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo
al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los
pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces
más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues
también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha
venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada
de tu majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan
el fruto de una eternidad dichosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.

85
19 MARTES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Antífona de comunión Mc 11, 23.24


En verdad les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean
que se lo han concedido y lo obtendrán, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

E l relato del evangelio de hoy está cargado de


símbolos: un jefe rico, pero pequeño, la gente le
impide ver a Jesús; un sicomoro y el diálogo con Jesús.
El Señor va a la casa de Zaqueo, pero antes lo invita
a bajar, a volver a la posición en la que estaba, y así
entrar en un camino real de conversión para él y los
suyos. El Maestro no solo va a cenar, sino a alojarse en
casa del publicano. Si a él se le consideraba perdido,
su conversión es procurar que nadie más se pierda.
La cadena de la misericordia más fructífera siempre
empieza desde abajo.
P. Juan Bytton Arellano, SJ

86
noviembre
Miércoles 20 de noviembre
XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
1.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
El libro del Apocalipsis nos ofrece una visión de la hermosa liturgia
del cielo: al centro está Dios altísimo, Señor del mundo y de la historia,
juez universal a quien todas las criaturas rinden alabanza y adoración.
Esta incesante glorificación de Dios constituye la delicia de los bien-
aventurados.
Jesús, en la parábola de las onzas de oro, nos ayuda a comprender
que Dios nos dio el precioso tesoro de la vida divina diciéndonos: Aquí
está mi vida, mi amor, mi misericordia; tómalos, hazlos crecer, úsalos y
compártelos abundantemente. Del desarrollo que doy a este patrimo-
nio divino, depende mi paz de hoy y mi felicidad eterna.
¿Mi manera de vivir refleja el amor de Dios? ¿Con quiénes comparto
la vida divina que llevo dentro?

Antífona de entrada Jr 29, 11-12.14


Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me
invocarán y yo los escucharé; los congregaré sacándolos de los
países y comarcas por donde los dispersé».
Oración colecta
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu
servicio, porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes,
consiste la felicidad completa y verdadera. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 4, 1-11
Yo, Juan, tuve la siguiente visión: Vi en el cielo una puerta
abierta; y la voz con timbre de trompeta que oí al principio
me estaba diciendo: «Sube aquí y te mostraré lo que tiene que
suceder después». En ese momento caí en éxtasis. En el cielo

87
20 MIÉRCOLES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

había un trono y uno sentado en el trono. El que estaba sentado


en el trono brillaba como jaspe y granate, y alrededor del trono
había un arco iris que brillaba como una esmeralda. En círculo
alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sentados
en ellos veinticuatro ancianos con vestiduras blancas y coronas
de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos y retumbar de
truenos; ante el trono ardían siete lámparas, los siete espíritus
de Dios, y delante se extendía una especie de mar transparente,
parecido al cristal.
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes
cubiertos de ojos por delante y por detrás: el primero se parecía a
un león, el segundo a un novillo, el tercero tenía rostro humano
y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los cuatro seres vivientes,
cada uno con seis alas, estaban cubiertos de ojos por fuera y por
dentro. Día y noche cantan sin pausa: «Santo, Santo, Santo es el
Señor, el Todopoderoso: el que era, el que es y el que vendrá».
Y cada vez que los cuatro seres vivientes daban gloria y honor y
acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por
los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postraban
ante el que está sentado en el trono, adorando al que vive por los
siglos de los siglos, y ponían sus coronas ante el trono, diciendo:
«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el
poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad
lo que no existía fue creado».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 150, 1-5
R. Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo.
Alaben al Señor en su templo, alábenlo en su fuerte firmamento.
Alábenlo por sus obras magníficas, alábenlo por su inmensa
grandeza.R.

88
MIÉRCOLES
noviembre 20
Alábenlo tocando trompetas, alábenlo con arpas y cítaras, alá-
benlo con tambores y danzas, alábenlo con trompas y flautas.R.
Alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 16


Aleluya. Yo los he elegido del mundo —dice el Señor—, para
que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca
de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a mani-
festarse enseguida. Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a
un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, di-
ciéndoles: “Negocien mientras vuelvo”. Pero sus conciudadanos
lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No
queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a
su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para
enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presen-
tó y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez”. Él le dijo: “Muy
bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el
gobierno de diez ciudades”. El segundo llegó y dijo: “Tu mina,
señor, ha rendido cinco”. A ese le dijo también: “Pues toma tú
el mando de cinco ciudades”. El otro llegó y dijo: “Señor, aquí
está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía
miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has
depositado y siegas lo que no has sembrado”. Él le dijo: “Por tu
boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que
retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado?

89
20 MIÉRCOLES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo


habría cobrado con los intereses”. Entonces dijo a los presentes:
“Quítenle a este la mina y dénsela al que tiene diez minas”. Le
dijeron: “Señor, ya tiene diez minas”. Les dijo: “Al que tiene se le
dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en
cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a rei-
nar sobre ellos, tráiganlos acá y degüéllenlos en mi presencia”».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada
de tu majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan
el fruto de una eternidad dichosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 11, 23.24
En verdad les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean
que se lo han concedido y lo obtendrán, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

S eñor Jesús, que no nos desanimen las tempestades


de la vida, sino que las afrontemos con nuestra
confianza puesta en ti.

90
noviembre
Jueves 21 de noviembre
PRESENTACIÓN DE LA BVDA. VIRGEN MARÍA (MO)
XXXIII semana del Tiempo Ordinario - 1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La visión que describe hoy el libro del Apocalipsis nos permite
entender que es Dios quien toma la iniciativa de nuestra salvación y la
lleva a su cumplimento pleno en Cristo Jesús muerto y resucitado. Él,
ahora, como Cordero inmolado, está a la derecha del Padre, colmado
de gloria e intercediendo por nosotros.
En el Evangelio de Lucas, contemplamos a Jesús, quien, al llegar a
Jerusalén, viendo el panorama de la ciudad, anuncia con lágrimas que
será destruida porque no ha sabido reconocer en Él la salvación que
tanto esperaba. Qué fácil es también para nosotros cerrar el corazón y
no reconocer a Dios en quienes nos envía.
Señor, ayúdanos a descubrir y aceptar tu presencia
en quienes nos rodean.

Antífona de entrada
Salve, madre santa, virgen, madre del Rey que gobierna cielo
y tierra por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Concédenos, Señor, a cuantos honramos la gloriosa memoria
de la santísima Virgen María, por su intercesión, participar como
ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 5, 1-10
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en
el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con
siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, proclamando a grandes
voces: «¿Quién es digno de abrir el libro y romper sus sellos?».
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía
abrir el libro y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no

91
21 JUEVES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

se encontró a nadie digno de abrir el libro y de ver su conte-


nido. Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Mira,
ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, Él
abrirá el libro y sus siete sellos». Entonces vi delante del trono,
rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en
pie; se notaba que lo habían degollado, y tenía siete cuernos y
siete ojos —son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda
la tierra—. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el
trono le dio el libro con la mano derecha. Cuando tomó el libro,
los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron
ante Él; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume —son
las oraciones de los santos—. Y entonaron un cántico nuevo:
«Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste
degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro
Dios un Reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 149, 1-6.9
R. Has hecho de nosotros para nuestro Dios
un Reino de sacerdotes.
Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la
asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los
hijos de Sion por su Rey.R.
Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los
humildes.R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con
vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles.R.

92
Presentación de la Virgen María
Memoria obligatoria
JUEVES
noviembre 21
Aclamación antes del Evangelio Sal 94, 8ab
Aleluya. No endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del
Señor. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad,
lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en
este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus
ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán
de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te
arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien se puede utilizar los textos litúrgicos
de la presentación de la Virgen María

Lectura de la profecía de Zacarías 2, 14-17


Alégrate y goza, hija de Sion, que yo vengo a habitar dentro
de ti —oráculo del Señor—. Aquel día se unirán al Señor mu-
chos pueblos, y serán pueblo mío. Habitaré en medio de ti, y
comprenderás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.
El Señor tomará posesión de Judá sobre la tierra santa y elegirá
de nuevo a Jerusalén. Calle toda carne ante el Señor, cuando se
levanta en su santa morada.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Lc 1, 46-55
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador.R.

93
21 JUEVES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me


felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí: su nombre es santo.R.
Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él
hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón.R.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.R.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como
lo había prometido a nuestros padres— a favor de Abrahán y su
descendencia por siempre.R.

Aclamación antes del Evangelio


Aleluya. Señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Estos
son mi madre y mis hermanos». Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando
su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de
hablar con Él. Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos
están fuera y quieren hablar contigo». Pero Él contestó al que le
avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Estos son mi
madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre
del cielo, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las oraciones de tu pueblo junto con la ofrenda
de este sacrificio, para que, por la intercesión de santa María,
Madre de tu Hijo, no quede frustrado ningún buen deseo ni
petición alguna sin respuesta. Por Jesucristo, nuestro Señor.

94
Presentación de la Virgen María
Memoria obligatoria
JUEVES
noviembre 21
Antífona de comunión Lc 11, 27
Bienaventurado el vientre de María, la Virgen, que llevó al
Hijo del eterno Padre.
Oración después de la comunión
Al recibir estos sacramentos del cielo, imploramos de tu mi-
sericordia, Señor, que cuantos nos alegramos en la memoria de
la bienaventurada Virgen María, consigamos colaborar, a imi-
tación suya, en el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Recomendaciones para vivir


el Adviento y la Navidad

Pósters 50 cm. x 70 cm.

95
Viernes
noviembre 22 de noviembre
SANTA CECILIA, virgen y mártir (MO)
XXXIII semana del Tiempo Ordinario - 1.ª semana del Salterio - Rojo

Monición general
Las lecturas de hoy nos dejan percibir que nuestra vida cristiana
está siempre entretejida de alegrías y dificultades. Lo vemos con cla-
ridad en la visión que Juan nos cuenta: toma el libro de manos de un
ángel y lo come como le es ordenado; al probarlo, siente el sabor dulce
como miel; pero al comerlo, lo siente muy amargo.
Lo vemos también en Jesús que entra en el templo y, con un látigo,
arroja fuera a los vendedores que lo han convertido en un mercado.
Ante este gesto profético de Jesús, el pueblo queda admirado y cree en
Él, pero los sacerdotes lo rechazan y quieren matarlo. No nos extrañe-
mos de las dificultades de la vida, permitamos al Señor que a través de
ellas nos purifique y nos transforme.
Señor, entra en nuestra vida y purifícanos, queremos ser tu templo santo.

Antífona de entrada
Esta virgen valiente, ofrenda de pureza y castidad, sigue al
Cordero crucificado por nosotros.
Oración colecta
Oh, Dios, que nos alegras cada año con la celebración de
santa Cecilia, concédenos imitar los ejemplos que piadosamente
hemos recibido de tu sierva, y que proclaman las maravillas de
Cristo, tu hijo, en sus servidores. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 10, 8-11
Yo, Juan, oí la voz del cielo que había escuchado antes y
se puso a hablarme de nuevo, diciendo: «Anda, toma el libro
abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y sobre
la tierra». Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el libro. Y
él me contestó: «Toma y cómetelo; al paladar será dulce como
la miel, pero en el estómago sentirás ardor». Tomé el librito de

96
Santa Cecilia
Memoria obligatoria
VIERNES
noviembre 22
la mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como
la miel, pero cuando me lo tragué, sentí ardor en el estómago.
Entonces me dijeron: «Tienes que profetizar de nuevo sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 118, 14.24.72.103.111.131
R. ¡Qué dulce al paladar tu promesa!
Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las ri-
quezas.R.
Tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros.R.
Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas
de oro y plata.R.
¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca!R.
Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón.R.
Abro la boca y respiro, ansiando tus mandamientos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 10, 27


Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, yo las
conozco, y ellas me siguen. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a
los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de
oración”; pero ustedes la han hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos
sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban
acabar con Él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo
estaba pendiente de Él, escuchándolo.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

97
22 VIERNES
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Señor, que los dones que te presentamos en la fiesta de santa
Cecilia sean tan agradables a tu bondad como lo fue para ti el
combate de su martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Ap 7, 17
EL Cordero que está delante del trono los conducirá hacia
fuentes de aguas vivas.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que coronaste a la bienaventurada Cecilia entre los
santos con el doble triunfo de la virginidad y del martirio, con-
cédenos, en virtud de este sacramento, vencer con fortaleza toda
maldad y alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a versión de Lucas sobre la expulsión de los ven-


dedores del templo es la más breve, pero contiene
dos expresiones clave: «Casa de oración» y «Cueva de
bandidos». La oración permite mirar la realidad con los
ojos de Dios, mientras la cueva de bandidos nos hace
verlo bajo los criterios del mundo. La lógica de Dios
parte desde la gratuidad y la cercanía a todos; mientras
la del mundo reduce las relaciones humanas a inter-
cambios y ventajas de unos sobre otros. Por eso, Jesús
es perseguido por quienes creen tener todo claro. Pero
el pueblo creyente y sencillo, como señala Lucas, es el
que nos orienta la mirada hacia lo auténtico de Dios.
P. Juan Bytton Arellano, SJ

98
noviembre
Sábado 23 de noviembre
XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
San Columbano (ML) - 1.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
En la primera lectura, Juan continúa narrando sus visiones divinas.
Ve dos figuras simbólicas y Dios le dice que son los profetas y tienen
poder sobre la tierra y el mar. Cuando terminaron su misión, el enemi-
go los destruyó; pero, después de tres días y medio, revivieron y fueron
arrebatados al cielo. Es hermoso ver cómo en los profetas se prolonga
la entrega y la resurrección del Señor.
Y en el evangelio, Jesús responde a un caso curioso que algunos,
que no creen en la resurrección, le presentan. Jesús se sirve de eso
para confirmar la certeza de la resurrección. En Cristo resucitado, la
muerte ha sido vencida; quien cree en Él vivirá para siempre.
Qué alegría, en Dios viviremos para siempre.
Antífona de entrada Jr 29, 11-12.14
Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me
invocarán y yo los escucharé; los congregaré sacándolos de los
países y comarcas por donde los dispersé».
Oración colecta
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu ser-
vicio, porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes, consiste
la felicidad completa y verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 11, 4-12
Me fue dicho a mí, Juan: «Estos son mis dos testigos, los dos
olivos y los dos candelabros que están en la presencia del Señor
de la tierra. Si alguno quiere hacerles daño, saldrá fuego por su
boca y devorarán a sus enemigos; así, el que intente hacerles daño
morirá sin remedio. Tienen poder para cerrar el cielo, de modo
que no llueva mientras dura su profecía; tienen también poder
para transformar las aguas en sangre y herir la tierra a voluntad

99
23 SÁBADO
noviembre
XXXIII del Tiempo Ordinario
1.a semana del Salterio

con plagas de toda especie. Pero, cuando terminen su testimonio,


la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los derrotará y los
matará. Sus cadáveres yacerán en la calle de la Gran Ciudad, sim-
bólicamente llamada Sodoma o Egipto, donde también su Señor
fue crucificado. Durante tres días y medio, gente de todo pueblo
y raza, de toda lengua y nación, contemplarán sus cadáveres y
no permitirán que les den sepultura. Todos los habitantes de la
tierra se felicitarán por su muerte, harán fiesta y se intercambiarán
regalos; porque estos dos profetas eran un tormento para los ha-
bitantes de la tierra». Al cabo de los tres días y medio, un aliento
de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron de pie, en
medio del terror de todos los que los veían. Oyeron entonces una
voz fuerte que les decía desde el cielo: «Suban aquí». Y subieron
al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 143, 1.2.9-10
R . Bendito el Señor, mi roca.
Bendito el Señor, mi roca, que adiestra mis manos para el com-
bate, mis dedos para la pelea.R.
Mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi
escudo y mi refugio, que me somete los pueblos.R.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de
diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a
David, tu siervo.R.
Aclamación antes del Evangelio 2 Tm 1, 10
Aleluya. Nuestro Salvador Cristo Jesús, destruyó la muerte, e
hizo brillar la vida, por medio del Evangelio. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 20, 27-40
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que
dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro,

100
San Columbano
Memoria libre
SÁBADO
noviembre 23
Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, de-
jando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé
descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos; el
primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casa-
ron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por
último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como
mujer». Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y
las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos
de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre
los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio.
Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos
de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos
resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza,
cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios
de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para
Él todos están vivos». Intervinieron unos escribas: «Bien dicho,
Maestro». Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada
de tu majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan
el fruto de una eternidad dichosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 11, 23.24
En verdad les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean
que se lo han concedido y lo obtendrán, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

101
Domingo
noviembre 24 de noviembre

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO (S)


Propio del Salterio - Blanco

«Tú lo dices: soy rey»


Dn 7, 13-14; Sal 92, 1-2.5; Ap 1, 5-8; Jn 18, 33b-37

La escena que antecede a los versículos de Daniel que leemos


en la primera lectura habla de los cuatro imperios que habían
dominado a Israel desde el siglo vi: los babilonios, los medos, los
persas y los griegos. Todos representados como fieras con una fuerza
descomunal, símbolo del poder brutal con que sometían a sus súb-
ditos. Han violado los derechos de los pueblos y se han impuesto a
sí mismos por la violencia, se han comportado como bestias. ¿Pero
permanecerá el Señor por siempre indiferente a la brutalidad de
estos poderes?
Daniel contempla una escena distinta, el Anciano que está sen-
tado en el trono —es decir, Dios— dicta su sentencia: a las bestias
se les quita su poder y la última es despedazada y arrojada al fuego.
Luego vienen los versículos que leemos ahora. El vidente contempla
una figura humana a la que el Señor le concede el gobierno del
mundo. Con esta imagen, Daniel se refería a Israel que, después de la
gran tribulación desatada por Antíoco IV, recibiría de Dios un reino
eterno, un reino que nunca conocería el ocaso. Todas las naciones
le serían sometidas sin opresión alguna porque el rey tendrá un
corazón de hombre. Así, busca infundir ánimo a sus compatriotas:
la opresión está ya llegando a su fin; solo un tiempo más y Dios
entronizaría a Israel como cabeza de las naciones.
Poco tiempo después, de hecho, los judíos conquistaron su
independencia bajo la dirección de los macabeos. Sin embargo, los
nuevos gobernantes pronto también se convirtieron en opresores y
explotadores. La visión de Daniel, en consecuencia, siguió siendo
aún una promesa. Solo con Jesús, el Hijo del Hombre, iniciará de
verdad el mundo nuevo. Un tiempo en que no sean ya la voracidad,
la codicia, la crueldad y la prepotencia las fuerzas que guíen las

102
Jesucristo, Rey del Universo
Solemnidad
DOMINGO
noviembre 24
acciones humanas, sino el servicio y la entrega de uno mismo. Jesús
ha plantado la semilla de este mundo nuevo.
La segunda lectura nos presenta a Jesús como el Hijo del Hombre
anunciado por Daniel y como rey de las naciones. Pero su Reino no
ocupa ningún espacio geográfico, no se basa en demostraciones de
fuerza y no se rige por el dominio. Quienes conforman su Reino no
son soldados, esclavos ni súbditos, sino sacerdotes (v. 6) llamados
a ofrecer, con sus vidas, sacrificios agradables a Dios, esto es, obras
de amor. Esta es la única orden que reciben de su rey. Él, más que
con la fuerza, vencerá ganando los corazones de los seres humanos,
incluso de sus enemigos.
El evangelio de hoy, Jesús explica cómo es su reinado. La escena
corresponde al interrogatorio que le hace Pilato, prefecto romano
de Judea. Ante él los judíos habían planteado una acusación política
contra Jesús: afirman que se hace llamar rey de los judíos, un claro
delito de sedición contra Roma. Sin embargo, Pilato no termina de
dar crédito a este señalamiento. ¿Cómo este hombre sin armas y sin
ejército podía ser un revoltoso? Todo indica que Jesús no supone
ninguna amenaza para el poder romano.
Frente a las preguntas del prefecto, Jesús aclara el sentido de
su reinado: Mi Reino no es de este mundo (v. 36). Pilato no conoce
más que los reinos de este mundo, solo aquellos que se basan en
la ambición, el dominio y el uso de la fuerza. El de Jesús no tiene
nada en común con ellos. No mata a nadie, es Él quien va a morir;
no manda a los demás, sino que obedece; no se alía con los grandes
y poderosos, sino que se pone de parte de los últimos, de los que no
cuentan para nada; en lugar del dominio, coloca al servicio como
única medida de grandeza. Es en este sentido que Jesús es rey del
universo, como celebramos hoy.
Escanea el QR o digita el enlace para ver el video o PDF del comen-
tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
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103
24 DOMINGO
noviembre
Jesucristo, Rey del Universo
Propio del Salterio

Monición general
Hoy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Esto
puede llevarnos a asociarlo con las características de los poderosos
de este mundo. Pero, como nos muestran las tres lecturas de hoy, el
reinado de Jesucristo es diferente porque se caracteriza por su amor y
la justicia verdadera.
Esta celebración, asimismo, es un motivo de esperanza porque nos
recuerda que la última palabra la tiene Jesucristo y no los poderosos
de este mundo, cuya fuerza, a veces, está marcada por la injusticia.
Señor, danos fortaleza para no desfallecer en la edificación
de tu Reino en este mundo.

Antífona de entrada Ap 5, 12; 1, 6


Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza,
la sabiduría, la fuerza y el honor. A Él la gloria y el poder, por los
siglos de los siglos.
Se dice el gloria.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste recapitular todas
las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del Universo, haz que la
creación entera, liberada de la esclavitud, sirva a tu majestad y te
glorifique sin fin. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
El profeta Daniel nos presenta la figura del Hijo del Hombre, a quien
Dios le otorga el gobierno del mundo. Aunque no parezca, la historia
está en manos de Dios. ¡Escuchemos!
Lectura de la profecía de Daniel 7, 13-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: vi venir en las nubes del
cielo alguien semejante a un Hijo de Hombre, que se acercó al
Anciano y se presentó ante Él. Le dieron poder real y dominio;
todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio
es eterno y no pasará y su Reino no tendrá fin.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
104
Jesucristo, Rey del Universo
Solemnidad
DOMINGO
noviembre 24
Salmo responsorial Sal 92, 1-2.5
R . El Señor reina sobre toda la tierra.
El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de
poder.R.
Así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siem-
pre, y tú eres eterno.R.
Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu
casa, Señor, por días sin término.R.

Segunda lectura
Jesús no es un Rey que haga alarde de su poder, sino uno que nos
ha traído la salvación con la entrega total de sí mismo, pues Él también
fue víctima de las injusticias de este mundo. ¡Escuchemos!
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8
Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muer-
tos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos amó, nos
ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido
en un Reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A Él la gloria y
el poder por los siglos. Amén. Miren: El viene en las nubes. Todo
ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos
de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor
Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que
viene, el Todopoderoso».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Mc 11, 9b-10a
Aleluya. Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el
Reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.
Santo Evangelio
Reconocer a Jesús como Rey nos puede llevar a atribuirle las ca-
racterísticas de los poderosos de este mundo, pero ¿es realmente su
reinado de esa manera? ¡Escuchemos!

105
24 DOMINGO
noviembre
Jesucristo, Rey del Universo
Propio del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el rey de los
judíos?». Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han
dicho otros de mí?». Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu
gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has
hecho?». Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si
mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado
para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi Reino no es
de aquí». Pilato le dijo: «¿Conque tú eres rey?». Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido
al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la
verdad escucha mi voz».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

106
Jesucristo, Rey del Universo
Solemnidad
DOMINGO
noviembre 24
Se dice el credo.

Oración universal
El Reino que Jesús vino a instaurar no es de este mundo.
Pidámosle que su gracia y su paz estén en nuestros corazones
para que podamos adelantar su reinado en la tierra. Digamos
con confianza:
R. Reina, Señor, en nuestras vidas.
1. Para que Jesús, primicia de la humanidad resucitada, haga que
los que nos gozamos de su realeza, vivamos como hermanos y
construyamos el reinado que Él vino a instaurar: Oremos.R.
2. Para que el mensaje de la salvación llegue a todas las personas,
y triunfe la verdad, el amor y la paz de Cristo en los corazones
y entre los pueblos. Oremos.R.
3. Para que todos los que son perseguidos a causa de la fe, sean
testigos insobornables del amor que salva, del Evangelio que
santifica, y de la esperanza que pone en camino y lo arriesga
todo por el Reino. Oremos.R.
4. Para que Cristo reine en el corazón de los que se sienten desa-
nimados, solos y oprimidos, enfermos y tristes, y en la vida de
quienes hacen la guerra y planean el mal. Oremos.R.
5. Para que los difuntos gocen eternamente del Reino que no
tiene fin. Oremos.R.
6. Para que aumente nuestra gratitud por el don de Jesucristo y
de su salvación, y Él transforme nuestras vidas. Oremos.R.
Reina, Señor, en nuestra historia, excluye de nuestra tierra la
codicia, la ambición y la arrogancia, y ayudanos a aguardar con
esperanza la venida definitiva de tu Reino de justicia, amor y paz.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.

107
24 DOMINGO
noviembre
Jesucristo, Rey del Universo
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana,
pedimos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos
los dones de la paz y de la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: Jesucristo, Rey del Universo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque consagraste Sacerdote eterno
y Rey del Universo a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría, para que ofreciéndose a sí mis-
mo, como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana y sometiendo a
su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un
Reino eterno y universal: el Reino de la verdad y de la vida, el
Reino de la santidad y la gracia, el Reino de la justicia, el amor y
la paz. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, tronos y domi-
naciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el
himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Sal 28, 10-11
El Señor se sienta como Rey eterno, el Señor bendice a su
pueblo con la paz.
Oración después de la comunión
Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos,
Señor, que, quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos de
Cristo, Rey del Universo, podamos vivir eternamente con Él en
el reino del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

108
noviembre
Lunes 25 de noviembre
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Santa Catalina de Alejandría (ML) - 2.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Al iniciar esta última semana del año litúrgico, las lecturas nos
permiten vislumbrar un destello de la gloria de Cristo, ensalzado ante
el trono de Dios: entre arpegios de cítaras, coros celestes y un canto
especial que solo algunos podían entonar, aquellos que fueron resca-
tados como primicia de la humanidad.
En aparente contraste con este esplendor, Jesús se detiene admira-
do ante el gesto humilde de una pobre viuda que echa una monedita
en el óbolo del templo y afirma que ella ha dado más que los ricos que
han hecho su ofrenda, porque ella ha donado todo lo que tenía para
vivir. Qué bello es comprender que para entrar en el Reino de Dios solo
hay que darse a sí mismo sin reservas.
Señor, que seamos capaces de vivir humilde y generosamente.

Antífona de entrada Sal 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus santos, y a los que se
convierten de corazón.
Oración colecta
Despierta, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, con la
búsqueda más intensa del fruto de la acción divina, reciban
mayores auxilios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 14, 1-3.4b-5
Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre
el monte Sion, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban
grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su
Padre. Oí también como una voz que bajaba del cielo, parecida
al estruendo del océano y como el estampido de un trueno po-
deroso; la voz que escuché era el son de arpistas que tañían sus
arpas delante del trono, delante de los cuatro seres vivientes y los

109
25 LUNES
noviembre
XXXIV del Tiempo Ordinario
2.a semana del Salterio

ancianos, cantando un cántico nuevo. Nadie podía aprender el


cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los rescatados
de la tierra. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera
que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de la humani-
dad para Dios y el Cordero. En sus labios no se halló mentira,
no tienen mancha.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 23, 1-6
R . Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habi-
tantes: Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en
el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.R.
Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de
salvación. Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 24, 42a.44


Aleluya. Estén en vela y preparados, porque a la hora que menos
piensen viene el Hijo del Hombre. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que
echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viu-
da pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad les digo
que esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos
esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero
ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
110
Santa Catalina de Alejandría
Memoria libre
LUNES
noviembre 25
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos ordenaste ofrecer
en honor de tu nombre y, para que seamos por ellos gratos a
tu bondad, haz que obedezcamos siempre tus mandatos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que nunca permitas, a los que
concedes alegrarse en esta participación divina, que se separen
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a viuda pobre nos da una lección de fe. Ella, que pasa


necesidad, echa todo lo que tiene. Ese es el camino
para ser totalmente libres. Para ello hay que experimen-
tar la cercanía y amistad de quienes pasan necesidad.
Los caminos que Jesús nos llama a recorrer están llenos
de viudas, huérfanos, forasteros, abandonados, mar-
ginados, excluidos. Depositar delante del Señor todo lo
que se tiene para subsistir es abrir el corazón para vivir
en el servicio, en la búsqueda del bien común.
P. Juan Bytton Arellano, SJ

111
Martes
noviembre 26 de noviembre
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Beato Santiago Alberione - 2.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Con su típico lenguaje simbólico, san Juan describe el final de los
tiempos como la hora gozosa de la siega que llevarán a cabo los ángeles
de Dios cuando la humanidad, viña amada de Dios, esté madura para
Él. Será la hora de la cosecha que nos introducirá en la vida eterna.
También Jesús habla del fin con comparaciones: viendo que muchos
admiran la belleza del templo, afirma que todo aquello será destruido.
Y, cuando le preguntan en qué tiempo ocurrirá, Él solo invita a no de-
jarse engañar por falsos anuncios, a no llenarse de miedo por lo que
sucede. Por eso, sigamos haciendo el bien hasta que el Señor nos llame
y todo acabará felizmente.
Dios es Padre, nos quiere felices y es fiel a sus a promesas.

Antífona de entrada Sal 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus santos, y a los que se
convierten de corazón.
Oración colecta
Despierta, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, con la
búsqueda más intensa del fruto de la acción divina, reciban
mayores auxilios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 14, 14-19
Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba
sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la
cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Del
santuario salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado
en la nube: «Empuña tu hoz y siega; ha llegado la hora de la
cosecha, pues los sembrados de la tierra están maduros». Y el
que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra

112
Beato Santiago Alberione
MARTES
noviembre 26
y la tierra quedó segada. Otro ángel salió del santuario del cielo
llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel
que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afila-
da: «Empuña tu hoz afilada y cosecha los racimos de la viña de
la tierra, porque las uvas están maduras». El ángel acercó su hoz
a la tierra y cosechó la viña de la tierra y echó las uvas en el gran
lagar de la ira de Dios.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 95, 10-13
R . El Señor llega a regir la tierra.
Digan a los pueblos: «El Señor es rey, Él afianzó el orbe, y no se
moverá; Él gobierna a los pueblos rectamente».R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles
del bosque.R.
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el
orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.R.

Aclamación antes del Evangelio Ap 2, 10c


Aleluya. Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor— y te daré la
corona de la vida. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de
lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y
exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contemplan, llegarán días
en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál
será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Miren

113
26 MARTES
noviembre
XXXIV del Tiempo Ordinario
2.a semana del Salterio

que nadie los engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre


diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayan
tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no
tengan pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero
el fin no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo
contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y
en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos
espantosos y grandes signos en el cielo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos ordenaste ofrecer
en honor de tu nombre y, para que seamos por ellos gratos a
tu bondad, haz que obedezcamos siempre tus mandatos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que nunca permitas, a los que
concedes alegrarse en esta participación divina, que se separen
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

S eñor Jesús, que no nos desanimen las tempestades


de la vida, sino que las afrontemos con nuestra
confianza puesta en ti.

114
Valoremos la santidad
Beato Santiago Alberione
El beato Santiago Alberione, fundador de la
Familia Paulina, fue uno de los apóstoles más
creativos del siglo xx. Nació en San Lorenzo di
Fossano (Cúneo, Italia) el 4 de abril de 1884
y, desde pequeño, experimentó el llamado de
Dios.
En 1900, a sus 16 años y siendo seminarista,
habiéndose sentido interpelado por la encícli-
ca Tametsi futura de León XIII, Santiago vive la
experiencia determinante de su vida. En ora-
ción frente al Santísimo Sacramento, una «luz especial» le vino de la
Hostia, y desde aquel momento se siente «profundamente obligado
a prepararse para hacer algo por el Señor y por las personas del nuevo
siglo».
En 1914 fundó la Pía Sociedad de San Pablo y un año después fun-
da la congregación de las Hijas de san Pablo (Paulinas). Años después
funda varias congregaciones e institutos seculares que actualmente con-
forman la Familia Paulina.
«Todo debe partir desde el pesebre», predicaba. La Familia Paulina
creció con el tiempo, atrayendo vocaciones y expandiendo su apostola-
do. El padre Alberione promovió la impresión y la difusión de edicio-
nes populares de la Biblia y de publicaciones periódicas para difundir
rápidamente el mensaje cristiano. «Contraponer la mala prensa con
la buena prensa», decía. «¡Usar los medios más rápidos y eficaces para
difundir el Evangelio!».
Dejó como herencia una espiritualidad centrada en Jesús Maestro
Camino, Verdad y Vida, en Maria, Reina de los Apóstoles y en san Pa-
blo, apóstol. Esta espíritualidad debería guíar el camino de todo buen
comunicador del Evangelio.
Cumplida la obra que Dios le había encomendado, el 26 de noviem-
bre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la casa del Padre.

115
Miércoles
noviembre 27 de noviembre

XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
2.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
La primera lectura describe la salvación de los justos siguiendo el
esquema del Éxodo: las plagas, el mar de cristal y los vencedores que
cantaban las hazañas de Dios, que con su poder ha salido al encuentro
de sus elegidos.
En aparente contraste con este esplendor, el evangelio nos re-
cuerda las últimas advertencias que Jesús anuncia a los discípulos:
rechazos, maltratos, persecuciones y hasta la muerte. Con esto, ¿Jesús
quiere negar la hermosa realidad que nos ha sido prometida? ¡De nin-
guna manera! Jesús solo nos señala que, como discípulos suyos, todos
seguimos su mismo camino: a la gloria llegamos cargando la cruz.
Señor, gracias porque nos precedes, acompañas y eres nuestro premio.

Antífona de entrada Sal 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus santos, y a los que se
convierten de corazón.
Oración colecta
Despierta, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, con la
búsqueda más intensa del fruto de la acción divina, reciban
mayores auxilios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 15, 1-4
Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete
ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se
puso fin a la ira de Dios. Vi una especie de mar de vidrio mezcla-
do de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido
a la bestia, a su imagen y al número de su nombre; tenían en la
mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico

116
Nsra. Señora de la M. Milagrosa
MIÉRCOLES
noviembre 27
de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
«Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no
temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti porque
tu solo eres santo, porque tus juicios se hicieron manifiestos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 97, 1-3.7-9
R. Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de
Israel.R.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes.R.
Al Señor, que llega para regir la tierra. Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.R.

Aclamación antes del Evangelio Ap 2, 10c


Aleluya. Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor— y te daré la
corona de la vida. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Les echarán mano,
los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y a las cárceles, y ha-
ciéndolos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi
nombre. Esto les servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello,

117
27 MIÉRCOLES
noviembre
XXXIV del Tiempo Ordinario
2.a semana del Salterio

métanse bien en la cabeza que no tienen que preparar su defensa,


porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer
frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus pa-
dres, y parientes, y hermanos, y amigos los entregarán, y matarán
a algunos de ustedes, y todos los odiarán a causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia
salvarán sus almas».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos ordenaste ofrecer
en honor de tu nombre y, para que seamos por ellos gratos a
tu bondad, haz que obedezcamos siempre tus mandatos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que nunca permitas, a los que
concedes alegrarse en esta participación divina, que se separen
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

S eñor, danos la fuerza de tu Espíritu para que nunca


desfallezca nuestra fe.

118
noviembre
Jueves 28 de noviembre
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
2.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
El libro del Apocalipsis sigue alimentando nuestra esperanza en la
meta feliz que nos espera: el mal será vencido para siempre. No quedará
rastro de maldad sobre la faz de la tierra. Brillará y resplandecerá la luz
de Dios por doquiera y la creación entera vibrará de alegría y de júbilo.
Con la destrucción de Jerusalén ya predicha, Jesús prefigura lo que
acontecerá en los últimos tiempos: todas las calamidades actuales nos
advierten que este mundo presente pasará y nacerá un cielo y una
tierra nuevos. Por ello, nos invita a erguir la cabeza, porque entonces
estará muy cerca nuestra liberación.
Padre bueno, ayúdanos a vivir con la certeza de que pronto Jesús
nos liberará de todo tipo de esclavitud.

Antífona de entrada Sal 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus santos, y a los que se
convierten de corazón.
Oración colecta
Despierta, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, con la
búsqueda más intensa del fruto de la acción divina, reciban
mayores auxilios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 18, 1-2.21-23; 19, 1-3.9a
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran au-
toridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó con voz potente:
«¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de
demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de
toda ave impura y repugnante». Un ángel vigoroso levantó una
piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, di-
ciendo: «Así, con este ímpetu, será precipitada Babilonia, la Gran
Ciudad, y no quedará rastro de ella. El son de arpistas y músicos,

119
28 JUEVES
noviembre
XXXIV del Tiempo Ordinario
2.a semana del Salterio

de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún


arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni
luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá
más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra,
y con tus brujerías fueron engañadas todas las naciones». Oí des-
pués en el cielo algo como el vocerío de una gran muchedumbre,
que cantaba: «Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de
nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha
condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus
fornicaciones y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos».
Y repitieron: «¡Aleluya! El humo de su incendio sube por los
siglos de los siglos». Luego me dijo: «Escribe: “Bienaventurados
los invitados al banquete de bodas del Cordero”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 99, 2-5
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Aclama al Señor, tierra entera; sirvan al Señor con alegría; entren
en su presencia con vítores.R.
Sepan que el Señor es Dios, que Él nos hizo y somos suyos, su
pueblo y ovejas de su rebaño.R.
Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con
himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre.R.
«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por
todas las edades».R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 21, 28


Aleluya. Levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28

R. Gloria a ti, Señor.

120
JUEVES
noviembre 28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando vean a
Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que entonces está cerca su des-
trucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes;
los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en
los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de ven-
ganza” para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que
estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran
calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. “Caerán a filo
de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén
será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiem-
pos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y
en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar
y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad
ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del
cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en
una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto,
levántense, alcen la cabeza; se acerca su liberación».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos ordenaste ofrecer
en honor de tu nombre y, para que seamos por ellos gratos a
tu bondad, haz que obedezcamos siempre tus mandatos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que nunca permitas, a los que
concedes alegrarse en esta participación divina, que se separen
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

121
Viernes
noviembre
JUEVES
29 de noviembre 31
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
2.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
El Apocalipsis describe la escena del juicio final: los poderes del
mal serán definitivamente vencidos por Cristo, y quienes lo siguieron
reinarán para siempre con Él; los que lo rechazaron serán arrojados al
foso de fuego. Entonces habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, más
allá de toda maldad y sombra del mal.
El evangelio no nos habla de un momento preciso del fin del
mundo, pero a través de las frecuentes calamidades que acontecen
a diario nos está recordando que todo lo creado tiene su fin. En su
infinita bondad, Dios nos envía preavisos para movernos a la conver-
sión, pero por nuestra terquedad y dureza de corazón persistimos en
el mal. ¿Hasta cuándo?
Señor, toca y remueve nuestro corazón.

Antífona de entrada Sal 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus santos, y a los que se
convierten de corazón.
Oración colecta
Despierta, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, con la
búsqueda más intensa del fruto de la acción divina, reciban
mayores auxilios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 20, 1-4.11—21, 2
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del
abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al Dragón, la
antigua serpiente —que es el diablo y Satanás—, lo encadenó por
mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima
para que no pueda extraviar a las naciones antes de que se cum-
plan los mil años. Después tiene que estar suelto por poco tiempo.

122
VIERNES
noviembre 29
Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de
juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio
de Jesús y la Palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje
a la bestia ni a su estatua y no habían recibido su señal en la frente
ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil
años. Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado
en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay
sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante
el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la
vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los
libros. El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron
sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después
muerte y abismo fueron arrojados al foso de fuego — el foso de
fuego es la segunda muerte—. Los que no estaban escritos en el
libro de la vida fueron arrojados al foso de fuego. Luego vi un
cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera
tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la
nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arre-
glada como una novia que se adorna para su esposo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 83, 3-6.8
R . Esta es la morada de Dios con los hombres.
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y
mi carne retozan por el Dios vivo.R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey
mío y Dios mío.R.
Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dicho-
sos los que encuentran en ti su fuerza: caminan de baluarte en
baluarte.R.

123
29 VIERNES
noviembre
XXXIV del Tiempo Ordinario
2.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Lc 21, 28


Aleluya. Levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fíjense en la higuera y en todos los demás árboles: cuando ven
que ya echan brotes, conocen por ustedes mismos que ya está lle-
gando el verano. Igualmente ustedes, cuando vean que suceden
estas cosas, sepan que está cerca el Reino de Dios. En verdad les
digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo
y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos ordenaste ofrecer
en honor de tu nombre y, para que seamos por ellos gratos a
tu bondad, haz que obedezcamos siempre a tus mandatos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que nunca permitas, a los que
concedes alegrarse en esta participación divina, que se separen
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

124
noviembre
Sábado 30 de noviembre
SAN ANDRÉS, apóstol (F)
Propio del Salterio - Rojo

Monición general
Celebramos con alegría a san Andrés apóstol, quien al ver a Jesús,
no solo fue conquistado por ÉL, sino que comunicó a su hermano Simón
la experiencia de haber descubierto que Jesús era el Mesías. En la carta
a los Romanos, san Pablo exalta la belleza de la fe y bendice a todos
los que, de alguna manera, transmiten e irradian la fe que profesan.
El evangelio cuenta el llamado de Jesús a sus primeros discípulos;
nos impacta ver cómo Jesús llega hasta ellos allí donde están, y desde
la realidad que viven, los llama. Y la respuesta es inmediata. La voca-
ción es un asunto del corazón, una seducción, una conquista.
Gracias, Señor, porque eliges criaturas humanas
para hacer de ellas canales de tu amor.

Antífona de entrada Mt 4, 18-19


El Señor, paseando junto al mar de Galilea, vio a dos herma-
nos, Pedro y Andrés, y los llamó: «Vengan en pos de mí y los haré
pescadores de hombres».
Se dice el gloria.

Oración colecta
Señor, humildemente pedimos a tu majestad que, así como
san Andrés, apóstol de tu Iglesia, brilló como predicador y pas-
tor, sea también nuestro perpetuo intercesor delante de ti. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree
que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe
del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los
labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en Él

125
30 SÁBADO
noviembre
San Andrés, apóstol
Propio del Salterio

quedará defraudado». Porque no hay distinción entre judío y


griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con
todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del
Señor se salvará». Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo si no creen
en Él?; ¿cómo van a creer si no oyen hablar de Él?; y ¿cómo van
a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no
los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los
que anuncian el Evangelio!». Pero no todos han prestado oído al
Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro
mensaje?». Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste
en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?».
Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los
límites del orbe su lenguaje».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 18, 2-5
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la
obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la
noche se lo susurra.R.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a
toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su
lenguaje.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 19


Aleluya. Vengan y síganme —dice el Señor—, y los haré pescado-
res de hombres. Aleluya.

126
San Andrés, apóstol
Fiesta
SÁBADO
noviembre 30
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio
a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su
hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran
pescadores. Les dijo: «Vengan y síganme, y los haré pescadores
de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo
de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes
con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamen-
te dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, concédenos agradarte con estos dones
que hemos traído en la fiesta de san Andrés, y, al aceptarlos, haz
que renueven nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 1, 41-42
Dijo Andrés a su hermano Simón: «Hemos encontrado al
Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús.
Oración después de la comunión
Señor, la comunión de tu sacramento nos dé fortaleza para
que, a ejemplo del apóstol san Andrés, compartiendo la muerte
de Cristo, merezcamos vivir con Él en la gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

127
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

RITOS INICIALES
Canto de entrada
Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras
se entona el canto de entrada.
Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación
profunda, venera el altar con un beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el
altar. Después se dirige con los ministros a la sede.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO ORDINARIO
Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la
comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
O bien:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el
Señor, estén con ustedes.
Acto penitencial
El sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reco-
nozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien, pero solo en los domingos
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado
y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la
misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.

128
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la


fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nues-
tros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Y el pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO ORDINARIO I
Tú, que eres el camino que conduce al Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, que eres la verdad que ilumina los pueblos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que eres la vida que renueva el mundo: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO ORDINARIO II
Tú, que eres la plenitud de la verdad y de la gracia: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, que te has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que has venido para hacer de nosotros tu pueblo santo: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nues-
tros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde: Amén.

129
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno:


Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo tú eres Santo, solo tú
Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Acabado el himno, el sacerdote dice: Oremos.
Al final de la oración colecta, el pueblo aclama: Amén.
—Si la oración se dirige al Padre:
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella menciona al Hijo:
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Hijo:
Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
El lector se dirige al ambón y lee la primera lectura. Al final de la lectura, el
lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.

130
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Salmo responsorial
El salmista, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la respuesta.
Segunda lectura
El lector lee desde el ambón la segunda lectura.
Para indicar el final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.
Aclamación que precede a la lectura del Evangelio
Sigue el Aleluya u otro canto según lo requiera el tiempo litúrgico.
Evangelio
Si el diácono va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo †, y
del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde: Amén.
Si es el sacerdote que debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar
dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que
pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
El sacerdote, o el diácono, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, o el diácono, dice: Lectura del santo Evangelio según san NN.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho. El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y
proclama el Evangelio. Acabado el Evangelio, el diácono, o el sacerdote,
aclama: Palabra del Señor.
El pueblo responde: Gloria a ti, Señor Jesús.

131
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Homilía
Profesión de fe
Acabada la homilía, cuando está prescrito se canta o se dice el símbolo o
profesión de fe:
Credo Niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo; y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no
tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue con-
cebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha

132
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a


vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna. Amén.
Oración universal
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Preparación de los dones
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la
tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la
divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco
elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presen-
cia, Señor Dios nuestro.

133
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos diciendo:
Lava del todo mi delito, Señor, y limpia todo mi pecado.
Extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
Oración sobre las ofrendas
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las
ofrendas. Concluida esta oración, el pueblo aclama: Amén.

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística. Extendiendo las
manos, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: Levantemos el corazón.
El pueblo responde: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
El pueblo responde: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue con el prefacio, con las manos extendidas. Al final
del prefacio, junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo
prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el


cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

134
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

PREFACIOS
Prefacio I dominical del Tiempo Ordinario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gra-
cias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso
y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, por su Misterio pascual,
realizó la obra maravillosa de llamarnos de la esclavitud del pecado
y de la muerte, al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, na-
ción consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de
las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus ma-
ravillas. Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria: Santo, Santo, Santo…
Prefacio II dominical del Tiempo Ordinario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, compadecido del extravío de
los hombres, quiso nacer de la Virgen; sufriendo la cruz, nos libró de
eterna muerte, y, resucitando de entre los muertos, nos dio vida eterna.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones y con
todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio común I
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso
y eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien hiciste fundamento de
todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo Él
de condición divina, se despojó de su rango, y por su sangre derramada
en la cruz, puso en paz el universo; y así, exaltado sobre todo cuanto
existe, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él. Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

135
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Prefacio III de la bienaventurada Virgen María


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, y alabarte debidamente en esta celebración en honor de la Virgen
María. Ella, al aceptar a tu Verbo con inmaculado corazón, mereció
concebirlo en su seno virginal, y, al dar a luz al Creador, preparó el
nacimiento de la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de
tu amor divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida
sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, esperando con los apóstoles
la venida del Espíritu, al unir sus oraciones a las de los discípulos, se
convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Desde su asunción a los
cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina y protege sus
pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor. Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de los Apóstoles
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas nunca a tu rebaño, sino
que por medio de los santos apóstoles lo proteges y conservas, y quieres
que tenga siempre por guías a los mismos pastores a quienes tu Hijo
estableció como enviados suyos. Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Prefacio II de los santos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque eres glorificado en la asamblea de los santos, y, al coronar sus
méritos, coronas tus propios dones. Tú nos ofreces el ejemplo de su
vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino; para
que, animados por tan abundantes testigos, cubramos sin desfallecer la
carrera que nos corresponde y alcancemos, con ellos, la corona de gloria

136
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

que no se marchita, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles
y los arcángeles y con la variada asamblea de los santos, te cantamos el
himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio de los santos pastores
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro. Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy
la fiesta de san NN., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida
santa, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y con la multitud de los santos, te cantamos el
himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de los santos mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san NN., derramada, como la de
Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder;
pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de
la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro. Por eso,
con las virtudes del cielo, te aclamamos continuamente en la tierra,
alabando tu gloria sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio de santas vírgenes y religiosos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que
se entregaron a Cristo por el Reino de los Cielos. Por ella llamas de
nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido,
y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo. Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio de los difuntos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,

137
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

por Cristo, nuestro Señor. En Él brilla la esperanza de nuestra feliz


resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela
la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de tus fieles, Señor,
no termina, se transforma, y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles
y arcángeles, tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO
V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este
sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa
y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en
la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
NN., con nuestro obispo NN.,
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) NN.,
o bien: y sus obispos auxiliares,
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice: con mi hermano NN., obispo de esta Iglesia
de NN., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos [NN. y NN.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los
suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te

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DE LLA
A MISA
MISA

ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti,


eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
(En los domingos, cuando no hay otro)
Reunidos en comunión (propio, puede añadirse:) para cele-
brar el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y
nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,
veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen
María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo,
san José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón
y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo, nuestro Señor. / Amén.]
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de
toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo,
nuestro Señor. / Amén.]
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su pasión, tomó pan en sus santas y
venerables manos, y, elevando los ojos hacia ti, Dios, Padre suyo
todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en
sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo y lo dio a
sus discípulos, diciendo:

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DE LLA
A MISA
MISA

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-


LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclama-
mos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de
su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste
los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en
la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofren-
da sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de
tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu
Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y
bendición.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Acuérdate también, Señor, de tus hijos [NN. y NN.], que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A
ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infi-
nita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles
y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Ale-
jandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes
entre nosotros.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo responde: Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA II
V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo,
tu Hijo amado.
Por Él, que es tu Verbo, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de
María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte
y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así
adquirió para ti un pueblo santo.

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MISA

Por eso, con los ángeles y con todos los santos, proclamamos tu
gloria, diciendo a una sola voz: Santo, Santo, Santo…
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te
pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se convierta para nosotros en el Cuerpo † y la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente
aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discí-
pulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote gra-
cias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-
LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos
tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.

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A MISA
MISA

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:


Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de
salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu
presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue
en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
(En los domingos, cuando no hay otro)
Acuérdate, Señor (propio, puede decirse:) y reunida aquí en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha
hecho partícipes de su vida inmortal;
y con el Papa NN., con nuestro obispo NN., y todos los pastores que
cuidan de tu pueblo, llévala a la perfección por la caridad.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida
aquí en el día santísimo de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo;
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) NN.,
o bien: y sus obispos auxiliares
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano dice: Con mi hermano NN., obispo de esta Iglesia
de NN., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección
por la caridad
En la misa del Bautismo:
Acuérdate también de nuestros hermanos NN. y NN. (de aquellos
hermanos nuestros) que hoy has hecho renacer del agua y del
Espíritu Santo, librándolos del pecado; tú, que los has incorporado,

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A MISA
MISA

como miembros vivos, al cuerpo de Cristo, inscribe también sus


nombres en el libro de la vida.
En la misa de primera Comunión:
Acuérdate de tus hijos (NN. y NN.) que por vez primera invitas
en este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en
la mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en
la comunión con tu Iglesia.
En la misa del Matrimonio:
Acuérdate, Señor, de NN. y NN., a quienes has concedido llegar
al día de su matrimonio; que permanezcan, por tu gracia, en el
amor mutuo y la paz.
En la misa por los difuntos:
Recuerda a tu hijo (hija) NN., a quien llamaste [hoy] de este mundo
a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de
Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección.
Acuérdate, Señor, también de nuestros hermanos que durmieron
en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en
tu misericordia; admítelo a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así con María, la Virgen
Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron
en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo
Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Junta las manos, toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad
de Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de siglos.
El pueblo aclama: Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:

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O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nues-
tros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre
libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras espe-
ramos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

RITO DE LA PAZ
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi
paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu Palabra, concédele la paz y la unidad. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde: Amén.
El sacerdote añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz.
Fracción del pan
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una
partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este
cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

145
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A MISA
MISA

Mientras tanto se recita:


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Comunión
El sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico y dice:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
Después toma la patena y se acerca a los que van a comulgar, y les dice:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén.
Oración después de la comunión
Oremos.
Junto con el sacerdote, oran en silencio. Al final el pueblo aclama: Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
Después tiene lugar la despedida.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
El pueblo responde: Amén.

146
ORDINARIO
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MISA

El diácono, o el sacerdote, dice: Pueden ir en paz.


El pueblo responde: Demos gracias a Dios.

Bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo


◊ TIEMPO ORDINARIO, I
El Señor los bendiga y los guarde.R. Amén.
Haga brillar su rostro sobre ustedes y les conceda su favor.R. Amén.
Vuelva su mirada a ustedes y les conceda la paz.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.
◊ TIEMPO ORDINARIO, II
La paz de Dios, que supera todo juicio, custodie sus corazones y
sus pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su
Hijo Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.
◊ TIEMPO ORDINARIO, III
Dios todopoderoso los bendiga con su misericordia y los llene
de la sabiduría eterna.R. Amén.
Él aumente en ustedes la fe y les dé la perseverancia en el bien
obrar.R. Amén.
Atraiga hacia sí sus pasos y les muestre el camino del amor y de
la paz.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

147
CURSO
BÍBLICO

LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

La historia está en manos del Cordero


La palabra «apocalipsis» la asociamos normalmente con imáge-
nes de destrucción, guerras, cataclismos, fin del mundo. Todas las
películas que llevan ese título presentan situaciones de ese tipo. Así,
este vocablo, que significa «quitar la cobertura de algo, develar», la
asociamos hoy con el miedo y la angustia. ¿Pero era este el objetivo
de Juan al componer el libro del Apocalipsis? ¿Buscaba infundir
miedo a sus lectores y oyentes?
En el curso bíblico del 2021 (lección 10), ya ofrecimos una breve
introducción a esta obra. Mencionamos que su autor, en efecto, se
llamaba Juan, aunque el consenso mayoritario actual es que se trata
de alguien diferente al apóstol y tampoco sería el mismo autor de
las cartas de san Juan. Era sí alguien que gozaba de autoridad entre
las comunidades joánicas y, por su actividad misionera (profética,
afirma él), fue desterrado a la pequeña isla de Patmos (frente a Éfeso
y Mileto). También sostuvimos que, aunque varios plantean la redac-
ción del Apocalipsis en distintas etapas, la versión que conocemos
hoy se habría compuesto a mediados de la década del 90 d. C.,
durante el gobierno del emperador Domiciano (81-96 d. C.). En
esta nueva lección, queremos ahondar un poco más en el trasfondo
político del Apocalipsis y en su simbología. Esto con el objetivo de
proporcionarle mayores recursos interpretativos para la lectura de
esta fascinante obra.

148
LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

I. El Cordero contra la bestia


La apocalíptica era un género literario (un formato para transmitir
cierto mensaje mediante la escritura) ampliamente difundido en el
judaísmo y en los círculos cristianos de los primeros siglos. El princi-
pal representante de este género en el Antiguo Testamento es el libro
de Daniel, pero sus inicios se remontan hasta los textos proféticos. A
juicio de los expertos, los principales antecedentes se hallan en Isaías
(principalmente los caps. 24-27; 34-35; 65-66), Ezequiel, Zacarías y
Joel. Sin embargo, existe una larga lista de apocalipsis apócrifos, es
decir, libros no incluidos en el canon bíblico: Libro primero de Henoc,
Apocalipsis de Moisés, Oráculos Sibilinos, La asunción de Moisés, Apoca-
lipsis de Esdras, Libro segundo de Henoc, entre otros. Estos son algunos
libros anteriores al Apocalipsis del Nuevo Testamento, pero en los
siglos siguientes a este se siguieron publicando otros apocalipsis,
principalmente entre los cristianos.
La apocalíptica, al menos hasta el siglo ii d. C., era mayormente
un género al que se recurría en momentos de crisis, para infundir
esperanza a los creyentes. Así, Daniel se redactó duranta la brutal
represión de Antíoco IV Epífanes a los judíos, que pretendía obli-
garlos a abrazar la cultura helenística y prohibirles la observancia
de la ley y el sábado. Una sublevación exitosa encabezada por los
macabeos conseguirá la independencia judía. El Apocalipsis de Juan
también va dirigido a comunidades que padecían marginación y
hostilidades. Quiere infundirles consuelo y esperanza amparado en
la confianza de que la historia está en manos de Dios y Él permane-
ce cerca de los que sufren.
¿Cuál era el motivo de los padecimientos de las comunidades
cristianas a las que escribe Juan? La afirmación más común ha sido
sostener que durante el gobierno de Domiciano se decretó una per-
secución imperial contra los cristianos. Sin embargo, los estudiosos
actuales sostienen que las fuentes no señalan que dicho emperador
haya emprendido una persecución de ese tipo. Esa idea más bien
parece haber surgido de algunos errores en la tradición cristiana

149
LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

posterior. No obstante, esto no quita que, a nivel local o regional,


se hayan producido persecuciones o que las comunidades cristianas
se vieran hostilizadas por sus vecinos y las autoridades. Juan afirma
estar desterrado en «Patmos por haber anunciado la Palabra de Dios
y haber dado testimonio de Jesús» (Ap 1, 9), Antipas fue martiri-
zado en Pérgamo (Ap 2, 13). En Esmirna enfrentan la rivalidad y
denuncias de los judíos (Ap 2, 9), y otras Iglesias, además, deben
hacer frente a conflictos internos (Ap 2, 6.13.15.20). Sin embargo,
tal como se desarrolla a lo largo de toda la obra, una de las mayores
dificultades parece que provenía del culto al emperador.
En la Antigüedad, como hasta hace unos siglos, no existía una
demarcación tajante entre religión y política. Por eso, se instauró un
culto dedicado a la diosa Roma y otro al emperador. Este último,
en la capital del imperio solo se ofrecía a los emperadores difuntos
(declarados divus, «divino», por el senado), pero en Asia menor se
rendía culto a los emperadores vivos, los gobernantes de turno. En
Pérgamo, por ejemplo, se edificó un templo a Augusto en el 29 d. C.
y se instituyó el culto a su persona. Para tiempos de Juan, aún estaba
vigente, por eso dice que allí tiene su «morada Satanás» (Ap 2, 13).
La muerte de Antipas, sin duda, se debió a su negativa a rendir culto
al emperador. Una forma que tenían las autoridades romanas para
comprobar que alguien no era cristiano o que renegaba de su fe era
si daban culto a la imagen del César (el emperador). Plinio el Joven,
gobernador de la provincia de Bitinia en Asia Menor, le comenta al
emperador Trajano en una carta escrita entre el 102-110 d. C.: «Los
que decían que no eran ni habían sido cristianos, decidí que fuesen
puestos en libertad, después que hubiesen invocado a los dioses [...]
y hubiesen hecho sacrificios con vino e incienso a una imagen tuya, [...] y
además hubiesen blasfemado contra Cristo».
La religión imperial era una forma de propaganda política y la
participación de los súbditos en el culto al emperador, una demos-
tración de lealtad. Si los cristianos se negaban a participar, eran sos-
pechosos de sedición y podían ser juzgados por un crimen político.

150
LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

Domiciano, según afirman las fuentes, radicalizó aún más el culto


a su persona. Se hacía llamar «Señor y dios nuestro» (Dominus et deus
noster). Juan, en cambio, defenderá que ese título le corresponde
exclusivamente al Dios cristiano. Por ello, en contra de la creencia
común de que el emperador era el dispensador de los bienes dados
por los dioses y el benefactor del mundo, él afirma que, en realidad,
el emperador es la bestia, el plenipotenciario de Satanás (el Dragón)
o, en otras palabras, una personificación de las fuerzas del mal. Para
el Apocalipsis, en cambio, Dios, el hacedor de cuanto existe, es el
«rey de todas las naciones» (Ap 15, 3). Solo a Él se le debe rendir «la
gloria, el honor y el poder» (Ap 4, 11). La historia está en sus manos,
y ha elegido como representante suyo, no al César, sino al Cordero
(Jesús), un Cordero degollado pero de pie, que es, al mismo tiempo,
el león de la tribu de Judá, es decir, el Mesías de Israel (Ap 5, 5-6).
Juan escribe desde el punto de vista de los vencidos, mira el devenir
del mundo desde el reverso de la historia.
Jesús, el Hijo de Dios y una víctima de las injusticias de este mun-
do, es el único digno de abrir los sellos del libro de la historia (Ap
5, 9-10). Esta queda en manos de alguien que ha pasado por todos
los sufrimientos de este mundo. Dicho de otro modo, a sus lectores,
Juan les dice que todas sus tribulaciones son vistas por alguien que
también las ha padecido. Cristo no puede ser indiferente a su dolor.
Desde el capítulo 5, el desenlace de la narración gira en torno al
choque de dos fuerzas: la triada Dios-Cordero-Nueva Jerusalén contra
el Dragón-Bestia-Babilonia (Roma). La lucha se prolonga hasta el ca-
pítulo 20 donde se relata la derrota definitiva de la última. La escena
que cierra toda la narración es el descenso de la Nueva Jerusalén. En
otras palabras, aunque a veces las fuerzas del mal parezcan imponerse
y prevalecer, mantengamos la confianza, el destino del mundo está
en manos de Dios. Amparados en esa fe, Juan invita a sus lectores
a mantenerse fieles al Cordero hasta el final. En el mundo nuevo,
«Él secará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor, porque todo lo antiguo ya pasó» (Ap 21, 4).

151
LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

II. Un esbozo de los símbolos del Apocalipsis


Uno de los desafíos en la lectura del Apocalipsis es la enorme
cantidad de símbolos que emplea, muchos de los cuales resultan
extraños para nosotros debido a la lejanía temporal y cultural. Los
especialistas, sin embargo, afirman que el principal referente para
descifrar o decodificar el Apocalipsis es el Antiguo Testamento. Aun-
que Juan no lo cita directamente en ningún momento, es el libro
del Nuevo Testamento que más referencias tiene a él. Muchas de las
imágenes y juegos de lenguaje que Juan emplea provienen de allí.
El biblista David Barr, por ejemplo, señala la estrecha relación entre
Apocalipsis 4 y Ezequiel 1, Apocalipsis 13 y Daniel 7 y Apocalipsis
21 y Ezequiel 40-48. Le invitamos a contrastarlo.
El extraordinario despliegue imaginativo que Juan ofrece en
esta obra hunde sus raíces en esas fuentes. Por eso, en la Tabla 1 le
presentamos un resumen de los principales tipos de símbolos que
Juan utiliza en su libro de acuerdo con la clasificación planteada
por el biblista Ariel Álvarez Valdés. Esto, pensamos, ayuda a captar
mejor el mensaje que el autor busca transmitir.

Moneda romana en que se


presenta al hijo de Domiciano
sentado sobre una esfera y con
siete estrellas entre sus manos.
La inscripción dice: «Al divino
César». En su visión, Juan tam-
bién contempla a Jesús, el Hijo
de Dios y «gobernante» de las
naciones, con siete estrellas en
sus manos (Ap 1, 12-16).

152
LECCIÓN 20
Apocalipsis (II)

Tabla 1. Los símbolos de Apocalipsis

TIPO SÍMB0LOS SIGNIFICADO

Mar Mundo del mal, lo caótico, lo negativo


De la naturaleza

Montaña Presencia de Dios, ámbito divino

Cielo Morada de Dios

Arco iris Signo de la misericordia divina

Terremoto Cambio radical en la historia


Arquitectónicos

Jerusalén Comunidad cristiana de los elegidos de Dios

Trono Soberanía y realeza de Dios

Tienda Presencia de Dios entre su pueblo

Ojos Conocimiento y sabiduría


Antropomórficos

Manos Símbolo del poder y del dominio

Boca Representa la sabiduría

Corazón Simboliza la inteligencia

Riñones Lugar donde residen los sentimientos

León Realeza, poderío, gobierno

Adaptado de A. Álvarez Valdés (2017). El libro del Apocalipsis. PPC.


Terimórficos (animales)

Cordero Simboliza la idea de sacrificio


Águila Rapidez, velocidad
Caballo Guerra, violencia
Serpiente Astucia para atacar y hacer daño
Dragón Animal mitológico, encarnación de las fuerzas del mal
Cuerno Fuerza y poder de los reyes y gobernantes
3 Idea de totalidad

4 Simboliza el cosmos, el mundo (los cuatro puntos cardinales)


Aritméticos

5 Algunos, unos cuantos, cantidad indefinida

7 Suma de 3+4, significa perfección

10 Valor memorístico, los 10 dedos

12 Deriva de 3×4, significa los elegidos, los designados


1000 Multitud, una gran cantidad

153
30
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Novenas Para Reflexionar


Preparando la llegada de Jesús en tiempo de Adviento y Navidad

Novena Vamos
Cómo vivir el Adviento. Camino
de Navidad a Belén
Adviento y la Navidad hacia la Navidad

La familia de Nazaret, Tríptico Corona


escuela de valores de Adviento El secreto Ternuras
de la Navidad de Navidad

Los niños se preparan para la Navidad


CALENDARIO DE ADVIENTO UN PASEO POR LA GRUTA DE BELÉN
El libro después de ser leído
puede transformarse en una estrella
y colocarse al pie del árbol de Navidad

Con enlaces a videos para ayudar Un bellísimo libro donde


a los niños y a los padres en el los personajes del pesebre
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