Deng Xiaoping

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

Un país, dos

sístemas
El gobierno chino está firme en su posición,
principios y políticas sobre Hong Kong. Hemos
establecido en varias ocasiones, que después de
que China recupere el ejercicio de su soberanía
sobre Hong Kong en 1997, el actual sistema
económico y social de Hong Kong permanecerá
sin cambios. Su ordenamiento legal tampoco
será básicamente alterado. Su forma de vida y
su condición de puerto libre y centro
internacional de comercio y finanzas no
cambiará y podrá mantener o establecer
relaciones económicas con otros países y
regiones. También, hemos establecido
repetidamente que aparte de estacionar tropas
allí, Beijín no asignará funcionarios al
Gobierno de la Región Administrativa Especial
de Hong Kong. Esta política también
permanecerá sin cambios. Estableceremos
tropas allí para resguardar nuestra seguridad
nacional, no para interferir en los asuntos
internos de Hong Kong. Nuestras políticas con
respecto a Hong Kong permanecerán sin
cambios por cincuenta años, y lo decimos en
serio.

Aspiramos a una política de “un país, dos


sistemas”. Más específicamente, esto significa
que al interior de la República Popular de
China, el continente con mil millones de
personas, conservará el sistema socialista,
mientras que Hong Kong y Taiwán continuarán
bajo el sistema capitalista. En los últimos años,
China ha trabajado duro por superar errores “de
izquierda” y ha formulado sus políticas
concernientes a todos los campos en
concordancia con el principio de proceder
desde la realidad y buscando la verdad de los
hechos.

Después de cinco años y medio las cosas han


empezado a mejorar. Es en contra de este
trasfondo que nos hemos propuesto resolver los
problemas de Hong Kong y Taiwán,
permitiendo la coexistencia en el país de dos
sistemas.

Hemos discutido la política de “un país, dos


sistemas” más de una vez. Ha sido adoptado por
el Congreso Nacional Popular. A algunas
personas les preocupa que pueda cambiar. Yo
digo que no. Lo esencial de este problema, el
factor decisivo, es si la política es correcta. Si
no lo es, cambiará; de otra manera, no lo hará.
Además, ¿hay alguien que pueda cambiar la
actual política china de apertura al mundo
exterior y vigorizar la economía doméstica? Si
esto cambia, el nivel de vida del 80% de la
población china descenderá y habremos
perdido el apoyo popular. Si estamos en la
senda correcta y disfrutamos del apoyo popular,
la política no cambiará.

Nuestra política hacia Hong Kong


permanecerá igual por mucho tiempo, pero esto
no afectará al socialismo del continente. La
mayor parte de China debe continuar bajo el
socialismo, pero se permitirá la existencia del
sistema capitalista en algunas áreas como Hong
Kong y Taiwán. Abriendo un grupo de ciudades
del continente dejaremos entrar algún capital
extranjero, el cual servirá como suplemento a la
economía socialista y ayudará a promover el
desarrollo de las fuerzas productivas socialistas.
Por ejemplo, cuando el capital extranjero es
invertido en Shanghai, esto ciertamente no
significa que toda la ciudad se haya convertido
en capitalista. Lo mismo vale para Shenzhen,
donde el socialismo prevalece aún. La mayor
parte de China continúa siendo socialista.

El concepto de “un país, dos sistemas” ha


sido formulado de acuerdo a la realidad china y
esto ha atraído la atención internacional. China,
no sólo tiene que atacar el problema de Hong
Kong, sino además el de Taiwán. ¿Cuál es la
solución a estos problemas? Para el segundo,
¿debe el socialismo tragarse a Taiwán?, O,
como en el “Principio de los tres Pueblos”
predicado por Taiwán, ¿debe éste tragarse al
continente? Ninguna de estas es la respuesta. Si
el problema no puede ser resuelto en términos
pacíficos, entonces deben ser resueltos por la
fuerza. Ningún lado se beneficiará con esto. La
reunificación de la patria es la aspiración de
toda la nación. Si esto no puede lograrse en cien
años lo será en mil. Como lo veo, la única
solución radica en el funcionamiento de dos
sistemas en un país. El mundo enfrenta la
elección entre métodos pacíficos y no pacíficos
de resolución de conflictos. De una forma u otra
deben resolverse. Nuevos problemas deben ser
resueltos por nuevos mecanismos. La exitosa
resolución de la cuestión de Hong Kong puede
promover elementos útiles para la solución de
conflictos internacionales. ¿Ha perseguido
algún gobierno en la historia mundial, una
política tan generosa como la china?, ¿Hay
algún registro, en la historia del capitalismo, de
que algún país occidental haya hecho algo
similar? Cuando nosotros adoptamos la política
de “un país, dos sistemas” para resolver el
problema de Hong Kong, no actuamos por
impulso o engañando, sino procediendo desde
la realidad y teniendo totalmente en cuenta las
circunstancias pasadas y presentes de Hong
Kong.

Debemos tener fe en los chinos de Hong


Kong, quienes son muy capaces de administrar
sus propios asuntos. La idea de que los chinos
no pueden manejar los asuntos de Hong Kong
satisfactoriamente es un resabio de la
mentalidad colonial. Por más de un siglo, luego
de la Guerra del Opio, el pueblo chino fue
despreciado y humillado por extranjeros. Pero
la imagen de China ha cambiado desde la
fundación de la República Popular. La imagen
de la China moderna no fue creada por el último
gobierno de la dinastía Qing, ni por los norteños
Señores de la Guerra, ni por Chiang Kai-shek y
su hijo. Es la República Popular de China la que
ha cambiado esa imagen. Todos los chinos
tienen al menos una sensación de orgullo por la
nación china, no importa que ropas vistan o qué
postura política asuman. Los chinos en Hong
Kong comparten el sentimiento de orgullo
nacional. Tienen la habilidad de manejar bien
los asuntos de Hong Kong y deberán tener
confianza en eso. La prosperidad de Hong Kong
a sido alcanzada principalmente por los
residentes, la mayoría de los cuales son chinos.
Los chinos no son menos inteligentes que los
extranjeros y de ninguna manera menos
talentosos. No es verdad que solamente los
extranjeros puedan ser buenos administradores.
Nosotros los chinos somos igual de capaces. La
visión de que el pueblo de Hong Kong carece
de confianza en sí mismo no es compartida por
la gente de Hong Kong.

Los contenidos de los acuerdos Sino-


británicos no se han hecho públicos todavía, por
lo que muchos residentes en Hong Kong no
conocen la política del Gobierno Central. Una
vez que se familiaricen con ella, tendrán plena
confianza en la misma. Nuestra política de
saldar el problema de Hong Kong fue dada a
conocer por el Presidente del Consejo de Estado
en su reporte sobre el trabajo del Gobierno en la
Segunda Sesión del Sexto Congreso Nacional
del Pueblo. Esto demuestra nuestra seriedad al
respecto. Si en este punto el pueblo todavía está
preocupado acerca de si puede confiar en
nosotros, no teniendo confianza en la República
Popular de China y en el Gobierno chino, ¿qué
sentido tiene hablar de algo? Estamos
convencidos de que la gente de Hong Kong es
capaz de dirigir bien sus propios asuntos, y
queremos ver el fin del gobierno extranjero. El
pueblo de Hong Kong no estará de acuerdo con
otra cosa.

Algunos requerimientos o requisitos deben


ser establecidos, con respecto a la
administración de los asuntos de Hong Kong,
por la gente de Hong Kong. Debe requerirse que
patriotas formen el cuerpo de administradores,
esto es, del futuro gobierno de la región especial
de Hong Kong, por supuesto, éste debe incluir
a otros chinos también, así como a invitados
extranjeros que servirán de consejeros. ¿Qué es
un patriota? Es aquél que respeta a la nación
china, apoya sinceramente la reasunción de la
soberanía de la patria sobre Hong Kong y no
desea deteriorar la prosperidad y estabilidad de
Hong Kong. Quienes reúnan estas condiciones
son patriotas, aunque crean en el capitalismo, en
el feudalismo o aún en la esclavitud. No
exigimos que estén a favor del sistema
socialista chino; sólo les pedimos que amen a la
patria y a Hong Kong. Faltan trece años para
1997. Deberíamos empezar a trabajar para
efectuar una transición tranquila. Primero,
deben evitarse fluctuaciones mayores o
retrocesos, y la prosperidad y estabilidad de
Hong Kong deben ser mantenidas. Segundo,
deben crearse las condiciones para una toma
tranquila del gobierno por los residentes de
Hong Kong. Espero que las personas de todos
los estilos de vida en Hong Kong trabajen para
este fin.

Construir un
socialismo con
peculiaridades
chinas
Después del aplastamiento de la "banda de los
cuatro", hemos trazado, comenzando por la III
Sesión Plenaria del XI Comité Central del
Partido, una acertada lucha ideológica, política
y organizativa, así como toda una serie de
principios y políticas. ¿En qué consiste nuestra
línea ideológica? Un persistir firmemente en el
marxismo, integrándolo con la realidad de
China, o, en otros terminos el principio,
preconizado por el camarada Mao Zedong, de
buscar la verdad en los hechos, en el
pensamiento básico del camarada Mao Zedong.
Para China es de suma importancia perseverar
en el marxismo, así como en el socialismo. Un
el transcurso de más de un siglo desde la Guerra
del Opio, nuestro país fue víctima de agresiones
y humillaciones, y sólo cuando el pueblo chino
supo hacer suyo el marxismo y persistir en el
camino de pasar por la nueva democracia para
llegar al socialismo, pudo triunfar la revolución
china.

La gente preguntaría: ¿Habría podido


ponerse en pie el pueblo chino y emanciparse
China si el país hubiera emprendido el camino
capitalista en lugar del socialista? Echemos una
mirada a la historia. Por el camino capitalista
marchó el Guomindang durante más de 20 años,
pero China no logró cambiar su condición de
sociedad semicolonial y semifeudal, lo que
demostró que dicho camino no puede tener
éxito en China. Un cambio, persistiendo en el
marxismo y en el pensamiento de Mao Zedong,
que implica la integración del marxismo con la
realidad de China, y tomando su propio camino,
o sea, el camino de cercar las ciudades desde el
campo, los comunistas chinos logramos coronar
con la victoria la revolución china Si no
hubiéramos sido marxistas ni hubiéramos
tenido plena convicción en el marxismo, o si no
lo hubiéramos integrado con la realidad del país
tomando un camino propio, no habríamos
podido conducir la revolución al éxito y China
habría permanecido hasta ahora como un país
desmembrado, sin independencia ni unidad. La
convicción en el marxismo es una fuerza motriz
en lo espiritual para impulsar la revolución
china hasta la victoria. Al fundarse nuestra
Republica Popular, lo que recibimos de la vieja
China fue una ruina: la industria rayaba en la
inexistencia, escaseaban los alimentos, la
inflación era galopante y la economía estaba
sumida en un gran caos. Pusimos manos a la
obra para resolver los problemas de la
alimentación, el empleo, la estabilización de los
precios y la unificación del sistema financiero y
económico. Fue así como logramos restaurar
con rapidez la economía nacional, y sobre esta
base, emprendimos la construcción económica
a gran escala ¿En qué nos apoyamos? En el
marxismo, en el socialismo. Hubo gente que se
presentó a decirnos: ¡Qué ganas tienen ustedes
de implantar el socialismo! Y nosotros
respondimos: En China no funciona el
capitalismo, y hay que implantar el socialismo.
Si, en vez de construir el socialismo,
hubiéramos seguido el camino capitalista, no
habríamos podido acabar con el caos en que
estaba sumido el país, ni modificar el estado de
cosas de entonces caracterizado por la miseria y
el atraso. Por lo tanto, hemos reafirmado
repetidas veces la necesidad de persistir en el
marxismo y en el camino socialista. Pero han de
ser un marxismo integrado con la realidad de
China y un socialismo que corresponda a la
realidad del país y que tenga peculiaridades
propias de China.

¿Qué es socialismo y qué es marxismo?


Respecto a este problema, no teníamos en el
pasado una idea del todo clara. A lo que mayor
importancia atribuye el marxismo es al
desarrollo de las fuerzas productivas. El
socialismo a que nos referimos es la etapa
primaria del Comunismo; al llegar al
comunismo en su etapa superior, el principio
vigente será “de cada uno según sus
capacidades, a cada uno según sus
necesidades”. Esto presupone un alto grade de
desarrollo de las tuerzas productivas de la
sociedad y una gran abundancia de bienes
materiales. Por tanto. la tarca fundamental para
la etapa del socialismo consiste en desarrollar
las fuerzas productivas. La superioridad del
socialismo ha de manifestarse, al fin y al cabo,
en un mayor y más rápido desarrollo de las
fuerzas productivas que bajo el capitalismo, y
en el mejoramiento incesante, sobre la base del
desarrollo de las fuerzas productivas, de las
condiciones de vida cultural y material del
pueblo. Si alguna talla tuvimos después de la
fundación de nuestra Republica Popular, esa
fue que descuidamos hasta cierto punto la
necesidad de desarrollar las fuerzas
productivas. El socialismo está llamado a
acabar con la pobreza. La pobreza no es
socialista, y menos aún comunista.

En las actuales circunstancias de atraso de


nuestro país, ¿qué camino debemos tomar para
desarrollar las fuerzas productivas y mejorar las
condiciones de vida del pueblo? Este problema
nos hace volver a la disyuntiva de persistir en el
camino socialista o emprender el camino
capitalista. Si se emprendiera el camino
capitalista, podría enriquecerse un pequeño
porcentaje de la población china, pero esto no
resolvería en lo más mínimo el problema de
asegurar una vida acomodada a más del 90 por
ciento de la población. En cambio,
ateniéndonos al socialismo y al principio de "a
cada uno según su trabajo", podremos evitar
que se produzca una brecha demasiado grande
entre ricos y pobres. Tampoco habrá
polarización aun al cabo de 20 ó 30 años,
cuando nuestras fuerzas productivas hayan
crecido considerablemente.

En nuestra línea política tomamos como


punto prioritario las cuatro modernizaciones y
perseveramos en el desarrollo de las fuerzas
productivas; no se debe aflojar este eslabón
fundamental a todo lo largo del tiempo a menos
que se produzca una guerra mundial. Pero ni en
tal caso dejaríamos de emprender la
construcción una vez terminada la guerra. Las
cuatro modernizaciones que nos planteamos
tienen como meta mínima alcanzar hacia fines
del siglo un nivel de vida modestamente
acomodada. A esta idea hice referencia por
primera vez en la charla que sostuve en
diciembre de 1979 con Masayoshi Ohira,
entonces Primer Ministro japonés, que estaba
de visita en nuestro país. Por vida
modestamente acomodada se entiende que el
producto nacional bruto per cápita asciende a la
suma de 800 dólares. Este nivel, en
comparación con el de su país, es todavía bajo,
pero, para nosotros, significa una meta
ambiciosa. Ahora China cuenta con una
población de 1.000 millones, y para ese
entonces la población ascenderá a 1.200
millones y el producto nacional bruto será de un
billón de dólares, suma ésta que no permitiría
librar de la pobreza y el atraso a las grandes
mayorías si la distribución se hiciera a la
manera capitalista, pero, si aplicamos el
principio de distribución socialista, podremos
lograr que por regla general la vida de todo el
pueblo sea modestamente acomodada. He aquí
por qué nos adherimos firmemente al
socialismo. Sin persistir en el socialismo, es
imposible hacer realidad en nuestro país una
sociedad modestamente acomodada.
El mundo de hoy es un mundo abierto. Una
vez realizada la revolución industrial en los
países Occidentales, China se quedó a la zaga.
Una de las razones importantes de ello es el
autoaislamiento. Tras la fundación de la
República Popular, es cierto que fuimos
bloqueados, pero hay que admitir que en cierta
medida también nos autoaislamos, lo que nos
acarreó determinadas dificultades. Las
experiencias y lecciones de más de 30 años nos
dicen que a puertas cerradas no es posible llevar
adelante la construcción ni lograr el desarrollo.
Eso de las puertas cerradas tiene una doble
connotación: una, frente al exterior y, la otra, en
lo interno, es decir, una región respecto de otra
y un departamento en relación con otro. Ambas
son inadmisibles. Nos planteamos la necesidad
de un desarrollo un poco más acelerado; no
correspondería a las posibilidades reales el
exigir un desarrollo demasiado rápido, pero
debemos lograr un desarrollo lo más acelerado
posible. Esto presupone agilizar la economía en
el interior y practicar la política de apertura al
exterior.

Partiendo de la realidad de China, tenemos


que resolver ante todo el problema del campo.
Como el SO per ciento de nuestra población
vive en el campo, para saber si China está
estable, primero hay que ver si así ocurre con
este 80 por ciento de la población. Por muy
deslumbrante que sea el aspecto que presenten
las urbes, esto no vale nada si no se cuenta con
una base estable en el campo. Es por eso que,
en primer lugar, aplicamos en el campo la
política de agilización de la economía y de
apertura al exterior, lo que permite dinamizar la
iniciativa del 80 por ciento de los habitantes
chinos. Fue a finales de 1978 cuando trazamos
esta orientación, que a los pocos años surtió
efecto. La reciente II Sesión de la VI Asamblea
Popular Nacional decidió extender la reforma
del campo a las ciudades. En las ciudades, la
reforma no solo abarcara la industria y el
comercio, sino también la ciencia, la
tecnología, la educación y las más variadas
ramas de actividad. En una palabra, debemos
proseguir la reforma dentro del país y dar un
paso adelante en la apertura.

Hemos abierto al exterior 14 ciudades


costeras, todas grandes o medianas. Damos
buena acogida a las inversiones extranjeras, y
también a las avanzadas técnicas de otros
países, dentro de las cuales se cuenta la
administración. ¿Sacudirá esto a nuestro
socialismo? Creo que no, porque en nuestro
país la economía socialista es el sector principal
de la economía nacional. La base en que se
apoya la economía socialista es muy extensa, y
no será sacudida por admitir varias decenas o
un centenar de miles de millones de dólares de
inversiones extranjeras. De esta manera, la
admisión de capitales extranjeros constituirá sin
duda alguna un importante complemento para
nuestra construcción socialista y, desde el punto
de vista de hoy, se puede decir que es Un
complemento imprescindible. Desde luego,
esto conllevara ciertos problemas, pero,
después de todo, los efectos negativos serán
mucho menores que los positives en la
utilización de las inversiones extranjeras. Hay
algo de peligro, pero no es tan grande.

Si nos pusiéramos a hablar de idea tentativa,


ésta es la que concebimos. Debemos continuar
acumulando experiencias: puede que surjan
nuevos problemas, para los cuales habrá que
plantear nuevas soluciones. En términos
generales, este camino que tomamos puede
llamarse camino para construir un socialismo
con peculiaridades chinas. Tenemos la
convicción de que es un camino transitable, y
que hemos hecho bien en emprenderlo Ya
llevamos cinco años y medio marchando por
este camino, y las cosas se han desarrollado
bastante bien, siendo mayor de lo previsto el
ritmo de nuestro desarrollo. A este ritmo,
alcanzaremos sin duda la meta de cuadruplicar
el producto nacional bruto hacia finales del
presente siglo. Ahora puedo asegurarles a
ustedes, estimados amigos, que ha aumentado
nuestra fe en el éxito de nuestra causa.

La reforma, una
segunda revolución
en China
La reforma que estamos llevando adelante es bastante audaz. Pero difícilmente podríamos
avanzar si procediéramos de otra manera. La reforma es una segunda revolución en China. Se
trata de un asunto muy importante y absolutamente necesario, si bien implica riesgos. En el
informe sobre la labor del gobierno rendido a la III Sesión de la VI Asamblea Popular Nacional
se señalan algunos de los riesgos que ya hemos corrido. Ya en el momento en que tomamos la
determinación de emprender esta obra éramos conscientes de la probabilidad de que esto
ocurriera. Nuestra orientación es actuar con audacia, pero con pasos seguros. y estudiando
cada paso que demos. Nuestra política es firme e inconmovible y así actuaremos siempre. Lo
importante es que sepamos sintetizar las experiencias al cabo de un trecho andado, pues en la
reforma están comprometidos los intereses vitales del pueblo y cada paso que se da se hace
sentir entre centenares de millones de personas Para ver con claridad cl éxito o fracaso de la
reforma habrá que esperar unos años. La reforma en el campo surtió efecto al cabo de tres
años, en tanto que la reforma total, que es más complicada por cubrir tanto la ciudad como el
campo, necesitará, suponemos, cinco años para dejar ver sus resultados. Mientras tanto, sin
duda se cometerán errores y surgirán problemas. Lo decisivo es que sepamos sintetizar las
experiencias y no tardar con rectificar todo lo que se haya hecho en forma inadecuada. Los
problemas recientemente surgidos no son nada del otro mundo. Si bien en el exterior hay
quienes los consideran bastante graves, nosotros nos sentimos seguros en nuestro fuero
interior. Sera inmutable nuestra política de apertura en ambos sentidos, es decir, apertura
tanto al exterior como al interior. La reforma que estamos llevando adelante es la continuación
y el desarrollo de la política de apertura en ambos sentidos. La reforma requiere la
continuación de la apertura. Es Indispensable enfatizar los ideales y la disciplina como hice
hace poco en la Conferencia Nacional sobre el Trabajo Científico y Tecnológico al referir a la
aplicación de la política de apertura. Hay quienes consideran que insistencia de China en los
ideales significa la posibilidad de un nuevo encerramiento. Nada de eso. Tenemos la cabeza
lúcida y no estamos ciegos frente a los efectos negativos que pueda traer la apertura. En lugar
cerrarnos, nuestra política es continuar la apertura e incluso ampliarla aún más en lo sucesivo.
Hay comentaristas extranjeros que opinan que es irreversible la política vigente en China. Creo
que es acertado este concepto.

La liberalización
burguesa no
sígnifica tomar el
camino capitalista
I

(Extractos de una charla con el profesor


Chen Ku-ying, de la Universidad de Taiwán, el
20 de mayo de 1985)

El continente mantendrá el sistema socialista


y no tomará el camino equivocado, el camino
capitalista. Uno de los rasgos que distinguen al
socialismo del capitalismo es que el socialismo
significa prosperidad común, y no polarización
del ingreso. La riqueza creada pertenece
primero al Estado, y segundo al pueblo; es por
lo tanto imposible que emerja una nueva
burguesía. El monto que vaya al Estado será
gastado para el beneficio de la gente, una
pequeña porción será usado para favorecer la
defensa nacional y el resto para el desarrollo de
la economía, la educación y la ciencia, y para
elevar el nivel de vida y de cultura de la
población.

Desde la caída de la Banda de los Cuatro, una


tendencia ideológica ha aparecido, que nosotros
llamamos liberalización burguesa. Sus
exponentes valoran la “democracia” y la
“libertad” de los países del Occidente
capitalista y rechazan al socialismo. Esto no
puede permitirse. China debe modernizarse, no
debe en absoluto liberalizarse o tomar el camino
capitalista como los países de Occidente han
hecho. Esos exponentes de liberalización
burguesa que han violado las leyes estatales
deben ser tratados con severidad. Porque lo que
están haciendo es precisamente, “hablar
libremente” ventilando sus “opiniones”
completamente, presentando carteles con
grandes testimonios y produciendo
publicaciones ilegales; todas las cuales sólo
crean inquietud y vuelven a traer las prácticas
de la “Revolución Cultural”. Debemos
mantener esta diabólica tendencia reprimida.
En 1980 el Congreso Nacional del Pueblo
adoptó una resolución especial para borrar del
artículo 45 de la Constitución, la disposición de
que los ciudadanos “tienen derecho a hablar
libremente, ventilar sus opiniones, mantener
grandes debates y escribir carteles con grandes
testimonios”- una disposición que había sido
agregada durante la “Revolución Cultural”. La
gente que adora la “democracia” occidental está
insistiendo siempre con esos derechos. Pero,
habiendo pasado la ordalía de los diez años de
la “Revolución Cultural”, China no puede
restituirlos. Sus ideales y su fuerte sentido de la
disciplina haría imposible la adhesión al
sistema socialista y llevar adelante el programa
de modernización.

En la Tercera Sesión Plenaria del Onceavo


Comité, el Partido decidió acerca de la política
de abrirse al mundo exterior y al mismo tiempo
demandó restricciones sobre la liberalización
burguesa. Estas dos cosas están relacionadas. A
menos que restrinjamos la liberalización
burguesa, no podremos hacer efectiva la
política de apertura.

Nuestro recorrido de modernización y la


política de apertura debe excluir la
liberalización burguesa. En los últimos años ha
habido un pensamiento liberal no sólo en la
sociedad en general, sino también al interior del
partido.

Si se permitió que estas tendencias se


extendieran, no deben socavar nuestra causa.
En resumen, nuestra meta es crear un ambiente
político estable; en un ambiente de malestar
político nos será imposible seguir con la
construcción socialista o lograr cosa alguna.
Nuestra tarea principal es construir el país, y las
cosas menos importantes deberían subordinarse
a eso. Aún si existe una buena razón para
tenerlos, la tarea principal debe ser prioritaria.

II
(Extractos de una charla con el presidente
del Comité de un Simposio en la Cuestión del
Continente y Taiwán, el 6 de junio de 1985)

Las pocas personas que han defendido la


liberalización burguesa y que violaron las leyes
del Estado han sido castigadas de acuerdo a la
ley. En China la liberalización burguesa
significa tomar el camino capitalista y llevar a
la desunión. No estoy hablando ahora de la
reunificación de Taiwán con el continente, sino
sobre la unidad en el continente.

La liberalización burguesa hundiría nuestra


sociedad en la confusión y se nos haría
imposible proceder con el trabajo de
construcción. Detener la liberalización
burguesa es, por lo tanto, un asunto de principal
y vital importancia para nosotros.

Su visión acerca de la forma en que lidiamos


con estas pocas personas es diferente del
nuestro, porque usted piensa en estas cuestiones
en términos de derechos humanos. Me gustaría
preguntar: ¿qué son los derechos humanos?
sobre todo, ¿para cuánta gente están hechos?
Pertenecen estos derechos a la minoría, la
mayoría o a todo un país. Nuestro concepto de
derechos humanos es en esencia diferente a los
del mundo Occidental, porque vemos la
cuestión desde un punto de vista diferente.

También podría gustarte