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Universidad de Sevilla

Facultad de Ciencias de la Educación

Grado: Pedagogía

Asignatura: Sociología General

Grupo: 1

Curso: 1º

Trabajo de Práctica

LA VIOLENCIA CONTRA LA INFANCIA

Y SU INTERVENCIÓN EN LAS AULAS

Sevilla, 19 de diciembre de 2022


ÍNDICE

Introducción 1

Justificación 2

Planteamiento del Problema 3

Objetivos 3
Objetivo general 3
Objetivos específicos 3

Marco teórico 4
1. ¿Qué es la violencia contra la infancia y cómo repercute en los niños y niñas? 4
1.1. Conceptualización. 4
1.2. Tipos de violencia en la infancia. 6
1.3. Consecuencias físicas, psicológicas y sociales. 7
2. Intervención dentro de las escuelas. 8
2.1. Herramientas de intervención contra la violencia en el ámbito familiar dentro de
las escuelas. 8
2.2. Herramientas de intervención contra la violencia escolar (bullying) dentro de las
escuelas. 8

Conclusiones Error! Bookmark not defined.

Bibliografía / Referencias bibliográficas. 9

Introducción
Nuestra investigación se ha fundado alrededor de la temática de la “violencia”, específicamente
la violencia contra la infancia. Dándole, mayor relevancia aquella que se produce de 0 a 18

1
años, en la cual los tutores o progenitores son los responsables del cuidado y del bienestar del
menor, por lo tanto deben suplir sus necesidades para potenciar el máximo desarrollo como lo
recoge la La Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor y la La
Constitución española, en su artículo 39, donde se recoge que “los poderes públicos aseguran
la protección social, económica y jurídica de la familia, resaltando en el apartado 4 que los
niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus
derechos” (BOE, 2021, p.3).

En relación a esto, es que hemos fundamentado nuestra investigación y hemos querido dar
visualización de la violencia contra la infancia, sus tipologías y dentro del marco educativo,
poder ver las posibles intervenciones que tenemos a nuestros alcance como futuros
profesionales.

Al ser la violencia contra la infancia una problemática a nivel mundial y al afectar a más de
1000 millones de niños y niñas en todo el mundo, como lo recoge la OMS. Decidimos centrar
nuestra investigación alrededor del contexto español, dentro de la legislación autonómica y
estatal. Pudiendo, dar así mayor respuesta a su conceptualización, ya que aunque la OMS, ha
establecido una definición de violencia contra la infancia, cada país, establece marcos jurídicos
y penales distintos respecto a esta temática.

Por otro lado, y siendos conocedores de la diversas de facetas y tipologías que existen dentro
de la violencia contra la infancia, decidimos centrar nuestra investigación en base a la violencia
intrafamiliar y a la violencia escolar, encontrando en cada una de ellas diferentes subtipos, que
se abordarán de forma panorámica para poder una respuesta general en los procesos de
intervención dentro de las escuelas.

Justificación

Cuando hablamos sobre el maltrato infantil, seguramente nos vendrán a la mente historias
conocidas de amigos, familiares y, en algunos casos, experiencias sobre este tema.
De un modo u otro, nos terminamos replanteando si alguna vez hemos vivido situaciones que
verdaderamente la podamos replantear como maltrato infantil, y nos generamos duda de que
podríamos hacer hoy en día para poder evitarlas en un futuro.

Una de las dificultades cuando se habla de abuso infantil, según UNICEF, es documentar los
datos, no saber realmente cuántas personas están realmente afectadas por el problema. Ya que
se desconoce si existen raíces culturales e históricas involucradas, si existen diferentes ideas
sobre lo que significa definir el abuso, si existe una naturalización dentro de la familia por
castigo, etc. violencia.

Actualmente en un comunicado de la Organización Mundial de la Salud sobre el tema, las


cifras son alarmantes: una cuarta parte de los adultos encuestados dijeron haber sido abusados
2
físicamente de niños, y cuando se trata de abuso sexual, una de cada cinco mujeres y uno de
cada 13 hombres afirman haber tenido haber sufrido de maltratos en la infancia. (OMS, 2016).

Sabemos que el cerebro humano continúa desarrollándose a lo largo de la vida, desde que
nacemos hasta la edad adulta, es por ello que situaciones violentas durante el desarrollo de un
niño o niña pueden tener consecuencias a nivel estructural y cognitivo. El resultado del estrés
crónico por abuso puede ser crítico para el desarrollo del cerebro humano.
Los efectos de la violencia contra la infancia a largo plazo termina haciendo sentir a las víctimas
aisladas, desconfiadas y temerosas. Todas estos efectos pueden pasar a convertirse en
consecuencias psicológicas para toda la vida, y terminar declarándose como dificultades
educativas, baja autoestima, problemas para formar y mantener relaciones y hasta depresión,
tal y como lo recoge la OMS.

A raíz de que esta realidad alarmante se nos puede presentar dentro del sistema escolar, es
importante dar énfasis a nuestro papel como profesionales y ser conocedores de las posibles
herramientas que tenemos a nuestro alcance para poder dar respuesta a esos niños y niñas,
siendo responsabilidad de todos velar por su bienestar y el desarrollo de su máximo potencial,
tal y como lo recoge la Ley 4/2021, de 27 de julio, de Infancia y Adolescencia de Andalucía
(BOE, 2021, pp. 3-4).

Por esto mismo, en este trabajo queríamos dar visualización y conocimiento sobre la realidad
que miles de niños y niñas sufren cada día y poder ofrecer posibles herramientas para afrontar,
como profesionales de la educación, esta cruel realidad.

Planteamiento del Problema


¿Es necesario incluir herramientas para la intervención de la violencia contra la infancia en
las aulas de los Centros Educativos de España?

Objetivos

Objetivo general

Incluir herramientas de intervención de la violencia contra la infancia en las aulas.

Objetivos específicos

- Indagar sobre el concepto de violencia contra la infancia en España y diferenciar sus


distintas modalidades.
- Descubrir las posibles consecuencias físicas, psicológicas y/o sociales de la violencia
contra la infancia en los niños y niñas.

3
- Conocer y trabajar las posibles herramientas de intervención de la violencia contra la
infancia en las aulas.

Marco teórico

1. ¿Qué es la violencia contra la infancia y cómo repercute en los niños y niñas?

1.1. Conceptualización.
Para hablar de la violencia contra la infancia debemos empezar por su definición. La
RAE (2021) define como violencia:

● Cualidad de violento.
● Acción y efecto de violentar o violentarse.
● Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
● Acción de violar a una persona.

Si seguimos investigando, en las cercanías de España, encontramos que las definiciones


de violencia según la lengua portuguesa también varían. Según DIJO (2022) la
violencia se define como:

● Calidad o carácter violento, de lo que actúa con fuerza, prisa.


● Acción violenta y agresiva que hace uso de la fuerza bruta: cometer violencia.
● [Legal] Vergüenza física o moral ejercida sobre alguien, que obliga a esa
persona a hacer lo que se le impone: violencia física, violencia psicológica.
● Un acto de crueldad, de perversidad, de tiranía: régimen de violencia.
● Acto de oprimir, de someter a alguien a hacer algo mediante el uso de la fuerza;
Opresión, tiranía: violencia contra las mujeres.
● Acto o efecto de violar, violar, cometer violación.

Por otra parte, si seguimos investigando en diccionarios de latinoamérica, la definición


de violencia también varía. Y según Gonzales (2018) la violencia se define como:

“Todo acto mediante el cual se inflija intencionalmente a una persona, cosa o animal,
un daño físico, psicológico, sexual o patrimonial”.

Estas múltiples fuentes nos permiten observar que en cada lengua y/o país existen
diversas formas de entender la violencia, lo cual dificulta la posibilidad de establecer
leyes y programas contra la violencia en la infancia a nivel mundial.

Pero si de estas múltiples definiciones que nos proporcionan estas fuentes, nos
quedamos con la definición de “acción violenta o contra el natural modo de

4
proceder”(RAE, 2021), podemos extraer la cuestión de: ¿cuál es el modo natural de
proceder en la infancia?. La necesidad de dar respuesta a esta pregunta provocó que la
ONU estableciera en 1959 una declaración de los derechos del niño, la cual permitiría
establecer unos principios básicos que se deben cumplir para proporcionar el bienestar
natural a los niños y niñas. Dichos derechos, según UNICEF (2022) son:

● Derecho a la vida.
● Derecho a la salud.
● Derecho a la protección.
● Derecho a la educación.
● Derecho a una identidad.
● Derecho a una información de calidad.
● Derecho al juego.
● Derecho a expresar su opinión y ser escuchado.
● Derecho a la intimidad.
● Derecho a asociarse.

Por lo tanto, si interiorizamos la definición de la RAE, entendemos por violencia


cualquier acción que atenta y/o vulnerabiliza los derechos del niño, establecidos
anteriormente. Lo cual en el contexto autonómico andaluz, la legislación ha dado
sentido a estas palabras, recogiendo en su normativa la violencia como:

“Toda acción, omisión o descuido que priva a las personas menores de edad de sus
derechos y bienestar, que amenaza o interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico
o social, con independencia de su forma y medio para cometerla, incluyendo la
violencia digital” (UNICEF, 2021, p. 8).

En base a la definición expuesta anteriormente, la legislación autonómica andaluza


desarrolla la Ley 4/2021, de 27 de julio, de Infancia y Adolescencia de Andalucía (BOE,
2021), donde se recoge:

“En las primeras etapas de la vida se pueden acumular desigualdades sociales que
repercuten en la morbilidad, mortalidad y el bienestar en la edad madura y la vejez. Y
más aún, los efectos acumulativos en el desarrollo y el bienestar se transmiten a las
generaciones sucesivas. De modo que en las primeras etapas de la infancia existen
oportunidades de desarrollo y aprendizaje que no se repiten en momentos posteriores
del ciclo vital, y un adecuado desenvolvimiento permite a las niñas, niños y
adolescentes organizar por sí mismos las experiencias necesarias y adquirir una
autonomía progresiva, filosofía que esta ley recoge a partir de los principios de
participación, equidad, intergeneracionalidad, protección contra cualquier forma de
violencia, la promoción, prevención, protección y apoyo a la familia, y la prioridad
presupuestaria” (p. 5)

5
Por lo cual es deber y responsabilidad de toda la sociedad, y no solo de las
administraciones públicas o del Estado, asumir un papel activo dentro del desarrollo,
crecimiento, bienestar de los niños, niñas y adolescentes (BOE, 2021, p.5). Para ello,
en el BOE (2021) se establece que los menores deberían ser los protagonistas de sus
propios derechos teniendo voz respecto a ellos, otorgándoles autonomía y participación
dentro de la sociedad, es por esto que de acuerdo con el mandato del artículo 54 de la
Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación Ciudadana de Andalucía, se crea un
órgano de participación de la infancia y adolescencia, el Consejo Andaluz de Niñas,
Niños y Adolescentes, donde estos puedan expresar sus opiniones, intercambiar ideas,
reflexionar sobre los problemas que les atañen, adoptar acuerdos y efectuar propuestas
(p. 5).

1.2. Tipos de violencia en la infancia.


A raíz de la definición que recoge la legislación autonómica andaluza por violencia
contra la infancia, podemos encontrar diversos tipos de violencia, dentro de los cuales
los más comunes y que abordaremos en esta investigación son:
● Violencia ejercida en el ámbito familiar (violencia doméstica).
Según Rodríguez Fernández (2022) la violencia intrafamiliar es:
“Un subtipo de la violencia doméstica, caracterizada por originarse en el interior
de la familia y dirigirse principalmente hacia aquellos miembros más frágiles”
(p. 4).
Dentro de la cual encontramos diferentes tipos de violencia:
➔ Maltrato físico. Que, según Rodríguez Fernández (2022), se define
como:
“Cualquier acto intencional producido por los responsables del cuidado
del menor y que implique, o pueda llegar a generarle, lesiones físicas,
enfermedades o intoxicaciones. La doctrina matiza este concepto
considerando maltrato físico, cualquier tipo de acción no accidental
llevada a cabo por un adulto encargado de cuidar al niño que le produce
un daño físico o que le llega a situar en un alto riesgo de sufrirlo” (p. 5).
➔ Maltrato emocional. Que, según Rodríguez Fernández (2022), se define
como:
“Cualquier acto que rebaje la autoestima del niño/a o que bloquee las
iniciativas infantiles de interacción, por parte de los miembros adultos
de la familia” (p. 7).
➔ Violencia sexual. Que, según Rodríguez Fernández (2022), se define
como:
“Los delitos de naturaleza sexual son aquellos por agresión y abuso
sexual, acoso sexual, exhibicionismo y provocación sexual, prostitución
y explotación sexual y corrupción de menores (Disposición final
decimoséptima de la Ley 26/2015; citado en Rodríguez Fernández,
2022, pp. 8-9).

6
● Violencia escolar (Bullying).
Según Díaz Sotero et al. (2017) el bullying es:
“Violencia mantenida, física o mental, guiada por un individuo en edad escolar
o por un grupo y dirigida contra otro individuo también en edad escolar que no
es capaz de defenderse a sí mismo en esta situación, y que se desarrolla en el
ámbito escolar” (p. 268).

1.3. Consecuencias físicas, psicológicas y sociales.


Dentro de la violencia en el ámbito familiar encontramos que los menores que
sufran algún tipo de violencia, según Nieva Serrano y Climent Clemente (2022) “
van a tener más dificultades para desarrollar la autonomía en la edad adulta” (p.
13); ya que “no puede procesar la información de forma integrada, ya que la
comunicación que el maltratador establece con ella es incoherente, aleatoria e
imprevisible, lo que imposibilita procesar integradamente la información y
relacionar sus vivencias con la situación que está viviendo” (Serrano, 2013; como
se citó en Nieva Serrano y Climent Clemente, 2022, p. 13).
A esto se le denomina trastorno del trauma en el desarrollo (Van der Kolk, 2014;
como se citó en Nieva Serrano y Climent Clemente, 2022, p. 14). Lo cual se
desglosa en:

● Patrón generalizado de desregulación.


● Problemas de atención y concentración.
● Dificultades en llevarse bien consigo mismo y con los demás.
● Estados de ánimo extremadamente fluctuantes.
● Rabietas y pánico a la angustia a la separación.
● Conductas estereotipadas.
● Al frustrarse la mayoría de las veces no saben calmarse ni describir lo que
están sintiendo.
● Todo ello englobado en la disociación.

Por otro lado, las consecuencias de la violencia escolar, mejor conocida como
bullying, se producen tanto en las víctimas, como en los agresores como en los
observadores de este suceso. Según Díaz Sotero et al. (2017) las consecuencias son:
● Para la víctima.
- Deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, fobia escolar con
repercusiones negativas en el desarrollo de la personalidad, la
socialización y la salud mental en general, llegando a extremos de
intentos de suicidio.
● Para el agresor.
- Las conductas de acoso pueden hacerse crónicas y se convierten en una
manera ilegítima de alcanzar objetivos. Pueden incluso convertirse en
conductas delictivas.

7
● Para los testigos.
- Insensibilidad. Falta de empatía. (p. 270).
2. Intervención dentro de las escuelas.

2.1. Herramientas de intervención contra la violencia en el ámbito familiar


dentro de las escuelas.
Dentro de las escuelas, para intervenir en este tipo de violencia es clave la observación
para su detección e intervención, solicitando la asistencia de las entidades destinadas a
la protección del menor en última instancia, ya que este proceso tiene diversos pasos.
Pero, dentro del contexto escolar, también se puede trabajar para evitar este tipos de
situaciones, ya que según Rodríguez Fernández (2022) se puede intervenir a través de
reforzar las capacidades parentales, ofreciendo una formación específica a los
progenitores (escuela de padres), sobre parentalidad positiva, con un enfoque psico-
educativo y comunitario (II Plan infancia y adolescencia de Andalucía 2016-2020)33.
Ofreciéndoles información que les permita reorientar sus actuaciones en el cuidado o
educación y en sus actitudes o comportamientos, que ayuden a mejorar el desarrollo de
sus hijos/as, con el apoyo de profesionales que intervengan en este ámbito (pp. 19-20).

2.2. Herramientas de intervención contra la violencia escolar (bullying) dentro de las


escuelas.
Este tipo de violencia que se produce en las escuelas, es fundamental que intervenga el
equipo docente y directivo, ya que son los principales responsables de su prevención
y/o detección, pues se produce dentro del contexto escolar. Por lo tanto cuando un
trabajador del equipo educativo detecta esta situaciones, es conveniente que, según Díaz
Sotero (2017), siguiendo el el método de no inculpación, el círculo de amigos, los
tribunales escolares o el método Pikas, se siga una acción grupal en la que están
involucrados los diferentes roles implicados: agresor, víctima y
espectadores/observadores, ya es clave intervenir y buscar las causas de las conductas
del “agresor” y los “observadores”, además de ayudar a la víctima a recuperar su estado
de bienestar (p. 99).

Por otro lado, es importante intervenir en la conducta del agresor, ya que su conducta
suele ser causa de problemas intrafamiliares arraigados en su infancia, por eso es clave
según Sánchez Venteo (2017): “proponer algunas pautas para educar a los niños que
muestran conductas agresivas. Así, sugiere que en vez de señalar todo lo que hace mal,
se le ayude y propongan alternativas de actuación: razonamiento, diálogo… Las
conductas adecuadas tendrán su recompensa. Además, ante una actitud agresiva,
sugiere a los padres o maestros/as que no “sigan su juego” sino que lo eliminen
apartándose, para evitar que adquiera refuerzo con la situación. Si bien la conducta
violenta repercute de forma nociva en el agresor, las reminiscencias son especialmente

8
negativas en la víctima” (Rodríguez, 2004; como se citó en Sánchez Venteo, 2017, p.
99).

Conclusiones
Al finalizar esta investigación, hemos podido conocer la amplitud de conceptualizaciones y
definiciones que existen en diversos países en torno a la violencia contra la infancia, aun
existiendo una definición amplia de este término en la OMS, UNICEF, la ONU, etc.

Además, hemos podido recopilar amplia información sobre las distintas tipologías que suceden
dentro de este concepto de violencia, y poder dar visualización a sus consecuencias cognitivas,
socioafectivas o neuromotoras que se pueden producir a raíz de estas experiencias. Pudiendo
facilitar su reconocimiento, dentro del sistema escolar, como profesionales y posibilitando
aplicar herramientas de intervención para frenar dichas situaciones o para prevenirlas.

Por otro lado, hemos podido ver los aspectos jurídicos y penales que amparan este término y
el alcance jurídico que tenemos respecto a este, pudiendo así mejorar nuestras herramientas de
intervención y/o prevención, y poder, inclusive, desarrollar nuevas medidas como comunidad
educativa, para poder dar visibilidad a esta realidad y poder ofrecer herramientas conjuntas
como sociedad para frenar la violencia contra la infancia.

Por último, pero no menos importante, hemos podido analizar la realidad que está dentro de
nuestra propia comunidad educativa. Pudiendo observar, que en los último años, la violencia
con la infancia que se produce en las escuelas, mejor conocido como bullying, a incrementado
notablemente, aumentando así el número de menores con problemas de salud mental y en
consecuencia, el número de víctimas que han recurrido al suicidio.

Es por lo tanto, deber de la comunidad educativa, como responsables de los menores dentro de
estas instituciones, hacer frente a estas realidad y ponerles fin, en la mayor medida que entren
dentro de nuestras posibilidades, pudiendo dar respuesta a una formación inclusiva, equitativa
y compensatoria de los menores que están dentro del sistema educativo.

Bibliografía / Referencias bibliográficas.

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9
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Disponible en: https://www.dicio.com.br/violência/. Consulta: 25/11/2022.

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