Hebreos 12
Hebreos 12
Hebreos 12
Hasta ahora hemos mirado a hombres y mujeres que recibieron una bendición porque
tenían fe en Dios. Nos regocijamos en sus victorias sobre muchos obstáculos y
luchas. Pero todos fracasaron, ninguno era perfecto. Por ejemplo Abel, el justo, tenía
que traer a Dios una ofrenda por el pecado. Las personas del capítulo 11 tenían sus
propias necesidades y problemas. No están aquí para ayudarnos a resolver nuestros
problemas. La vida de ellos nos puede testificar de lo que Dios hizo para ellos. Ellos
demostraron a nosotros lo que funciono y lo que no funciono y podemos aprender de
ellos y ser inspirados por su ejemplo. Pero necesitamos más que eso. Con Jesús es
completamente diferente, no solamente nos ofrece un testimonio y ejemplo perfecto,
sino que también puede ayudarnos a llegar a ser lo que nos llamó a ser. Él puede
satisfacer las necesidades más profundas de cada persona. Los primeros versículos
de Hebreo 12 revelan a Jesús y nos muestran como era y que enfrento cuando tomo
forma de siervo y fue hecho semejante a los hombres (Filipenses 2:7 sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres). Estos
versículos explican cómo llego a ser el autor y consumador de la fe verdadera.
Muestran que venció y por derecho se sentó a la diestra del padre. Muchos piensan
que Jesús cuando anduvo en esta tierra no experimento problemas y tentaciones. La
biblia nos declara Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Cristo es nuestro único Salvador y debe ser el centro de toda nuestra vida
cristiana e incluso el centro de todos nuestros mensajes sobre el
Evangelio. "Si quitamos a Jesús del centro del cristianismo,
simplemente lo que quedaría es un cascarón vacío". Si no tengo nada,
tengo a Cristo, y si no logro nada en este mundo, me gozo de ser de
Cristo. Si muero me voy con Cristo, y si acaso todavía me da vida Dios,
entonces debo vivir para Cristo. "Porque para mí el vivir es Cristo, y el
morir es ganancia". Puestos los ojos en Jesús es: atención fija en Jesús
(mirar), alejar la mirada de todas las distracciones, con el fin de contemplar y
deleitarnos en Jesús. Es poner la mirada en Dios y no en el hombre. Poner los ojos en
Jesús y no en ningún otro; nuestro objetivo es Cristo, en otras palabras es no quitar
la mirada de Jesús para ponerla en otro lado. La vida Cristiana entera se resume en
estas palabras: "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Tú
empiezas la vida Cristiana por mirar a Jesús. Terminas la vida Cristiana mirando a
Jesús. Tú vives la vida Cristiana "puestos los ojos en Jesús". Tú mueres como
Cristiano "puestos los ojos en Jesús". Tú eres salvo de la culpa del pecado "puestos
los ojos en Jesús". Tú vences al mundo "puestos los ojos en Jesús". Tus oraciones
son contestadas "puestos los ojos en Jesús". Es lamentable que el hombre en su
estado natural pone los ojos en cualquier otro lugar, menos en Jesús.
12:2 puestos los ojos en Jesús. Así como el corredor se concentra en la meta,
también el creyente debe concentrarse en Cristo Jesús, porque seguirle a El es la
meta de la vida cristiana, Filipenses 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas
como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Es como
cuando un cazador se fija exclusivamente en el animal al que está apuntando y se
olvida de todo lo que pasa a su alrededor para no fallar el tiro. Cristo, siendo el autor
de la fe, es el ejemplo supremo de obediencia y paciencia. El pasaje nos exhorta a
dejar a un lado la incredulidad para fijar la vista nada más en Jesús, como el modelo
de alguien que pudo correr con paciencia toda su vida.
a. La atención necesaria en Jesús, y no en los héroes de la fe del capítulo once.
Solo en El se ejemplificó plenamente la vida de fe. Otros triunfaron en algunas áreas
de su vida, pero no en todas. “puestos los ojos en Jesús”, implica además apartar la
mirada de todo lo demás que podría distraernos o desanimarnos. Notemos el nombre
que se le da: Jesús, y no Cristo o Señor. Así se da énfasis a su humanidad y
humillación. Este nombre se relaciona en especial con su vida sobre la tierra, su
experiencia como hombre sirviendo a Dios en un mundo hostil. Como hombre, como
nuestro representante, Jesús demostró a la perfección el poder y el principio de la fe.
Si nuestros ojos estuvieran puestos en otros, o peor aún en nosotros mismos, habría
sobrados motivos para desalentarnos; pero es en Jesús nuestro ojos que tenemos
que fijar nuestra atención.
b. El autor y consumador de la fe, es decir quien da el primer impulso a nuestra fe y
la lleva a la madurez final, a su forma completa. Podemos entender que él va adelante
abriendo el camino. Podemos por tanto afirmar confiadamente, 2 Timoteo 1:12 Por lo
cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído,
y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
c. La actitud transformadora, “por el gozo puesto delante de El … menospreciando
el oprobio.” ¿Cuál era ese gozo? Aquel que había dicho “Vengo para hacer tu
voluntad” (Hebreos 10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí), anticipaba gozosamente el
momento cuando la completaría y podría decir “consumado es”. Era el gozo de pensar
en todos aquellos hijos que podría llevar a la gloria mediante la obra de la cruz
(Hebreos 2:10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por
quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria,
perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos). Era el gozo de
anticipar aquel día cuando sería coronado con gloria y honor. Más aún, gozarse de
antemano en el momento cuando se reuniría de nuevo con su Padre en los cielos.
Jesús estaba mirando no lo temporal sino lo eterno. Las aflicciones que soportaría y
sobrellevaría durarían sólo un instante, y serían superadas por el fruto espiritual.
“Sufrió la cruz”. No la despreció ni la menospreció, pues era el propósito de su vida
terrenal. En cambio menospreció el oprobio. No es que no haya sentido oprobio,
ignominia, y vergüenza, sino que menospreció eso porque, comparado con el gozo
propuesto, no era nada. El sufrimiento físico de la cruz es más de lo que podemos
imaginar. Los romanos reservaban la crucifixión para los esclavos y los criminales
más viles
d. La autoridad reconocida, “se sentó a la diestra del trono de Dios”. Esto no podía
decirse de ningún otro héroe de la fe. Se sentó allí para disfrutar de la gloria que
ahora es suya. También el final de nuestra carrera será en la gloria de las alturas. La
fe nunca deja de ser recompensada.