CONOCIMIENTO CIENTÍFICO - Gerardo Galetto

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CONOCIMIENTO CIENTÍFICO – Gerardo Galetto

Tené presente que este escrito no sustituye la lectura de los textos indicados:
simplemente es una ayuda para que -junto con las guías de lecturas- puedas manejar
el material de estudio. Consultá el programa y fíjate cuál es la bibliografía obligatoria y
complementaria de esta unidad.
………
A lo largo de este cuatrimestre hemos reflexionado sobre el lenguaje, el razonamiento
y el conocimiento humano. Estás en condiciones de darte cuenta cuándo podés
afirmar que “sabés”, distinguiendo esta actitud de la creencia y la opinión. Sabés que la
tierra es esférica, que se mueve en torno al sol, que los cuerpos se dilatan con el calor,
que el SARS-CoV-2 es un virus…todas estas proposiciones tienen la característica de
expresar creencias verdaderas para las cuales tenés una justificación racional: esa es la
definición clásica de “conocimiento”. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre
conocimiento ordinario y conocimiento científico? ¿cuándo podemos decir que
conocemos “científicamente?
A diferencia de los escépticos, los autores que elegimos para esta unidad permiten
sostener que -igual que en el conocimiento ordinario- el ideal regulativo, el valor que
guía el trabajo del científico es la verdad. Ahora bien, en clases anteriores explicamos
que consideramos a la verdad en su aspecto proposicional. Podría decirse que la
ciencia es una actividad metódica cuya finalidad es la creación de proposiciones
“verdaderas”, que tengan valor explicativo y permitan la comprensión de los
fenómenos estudiados. No decimos que la ciencia “busca la verdad”, como si ésta
fuera una “cosa” que puede encontrarse; sino que afirmamos que la ciencia busca
producir “proposiciones verdaderas”, es decir, un determinado tipo de “discurso”
acerca de algún sector de la realidad que pueda ser sometido a verificación (o
refutación) empírica.
Las proposiciones científicas se agrupan en unidades de sentido que reciben el
nombre de hipótesis, leyes y teorías. (Estany, cap. 6) A su vez, cada una de estas
proposiciones está construida con distintos tipos de términos: los hay lógicos,
observacionales y teóricos. (Asti Vera, cap. 5) Recordá que el lenguaje ordinario
muchas veces es impreciso, vago, ambiguo, por lo que los científicos necesitan crearse
su propio lenguaje para eliminar estas deficiencias.
Normalmente identificamos la ciencia con sus resultados prácticos, lo que en realidad
es una inexactitud. La ciencia es una actividad cognoscitiva, que aspira al saber teórico,
mientras que las aplicaciones prácticas de dicho saber reciben el nombre de “técnica”.
Es cierto que en la epistemología contemporánea la distinción tiende a difuminarse, al
punto que se habla de “tecnociencia”. Hay que admitir que la palabra “ciencia” tiene
una cierta indeterminación. No siempre son absolutamente claros los límites que
separan a la ciencia de la “no ciencia”, sobre todo de la especulación metafísica y de
otras actividades y prácticas que aportan conocimiento y capacidad para transformar
la realidad. Sin embargo, hay elementos que permiten orientarse en esta demarcación.
Vamos a señalar algunos.
-El conocimiento científico es social: esto quiere decir que es comunicable. No es
científico un conocimiento que no se comparte con la comunidad de pares, que no se
expone a la crítica y la discusión con otros científicos. No hay ciencia de lo “inefable”,
de lo que no se puede decir. La sociabilidad de la ciencia supone que las hipótesis y
teorías son expresadas de tal manera que otros pueden reproducirlas bajo
determinadas condiciones previamente establecidas. También el conocimiento
científico es social porque se realiza cooperativamente; esto significa que no es un
trabajo individual, sino que cada científico necesita tener en cuenta lo que ya se ha
descubierto y demostrado hasta el momento; ningún científico comienza su trabajo
desde cero. Sobre este aspecto “acumulativo” de la tarea científica, volveremos más
adelante, porque es uno de los puntos críticos y discutidos por la epistemología
contemporánea. También hay que decir que la sociabilidad de la ciencia es difícil de
percibir para el ciudadano común, a causa de la altísima especialización a la que se ha
llegado, lo que aleja a los legos de la comunidad científica, que se ha convertido en una
especie de “mundo aparte”. Por último, habría que señalar que el aspecto social del
conocimiento científico tiene una dimensión ética y política; la ciencia es una empresa
costosa, sostenida en gran medida por la contribución de los ciudadanos, que tienen
derecho a beneficiarse de ella, a tomar decisiones democráticas sobre las prioridades
de la investigación y a controlar los efectos de la tecnociencia sobre sus vidas y el
medioambiente. Este es también un punto muy discutido en la actualidad.
-El conocimiento científico es general. Los antiguos decían que “de las cosas
individuales no puede haber ciencia”. Este concepto se ha mantenido, porque a la
ciencia moderna no le interesa lo que sucede aisladamente, sino que busca encontrar
generalidades, relaciones que permitan inferir que un suceso es expresión de una
“clase” de sucesos que tienen características comunes. Seguramente “conozco”
muchas cosas de la vida de mi amigo Juan, que estudia derecho conmigo en la facultad
y se acaba de divorciar; o de María, que perdió su empresa en el 2001 y se fue a vivir a
España. A la ciencia no le interesa lo que le puede suceder a Juan o a María, sino
encontrar -por ejemplo- si hay alguna relación entre el estudio universitario y el
porcentaje de divorcios, o entre la crisis económica y el éxodo hacia otros países; y si
esa relación existe, cómo se la puede demostrar, con qué frecuencia se verifica, cuáles
podrían ser las causas de ésta. El discurso científico se hace con enunciados referidos a
estas generalidades, no a casos particulares.
-El conocimiento científico es legal: cuando las recurrencias se han comprobado
suficientemente, el discurso científico formula proposiciones conjeturales acerca del
por qué de tal regularidad. Es lo que se conoce como “hipótesis”. Y cuando una
hipótesis ha sido suficientemente acreditada, entonces se la considera una “ley”.
Sabemos, por ejemplo, que dos cuerpos se atraen entre sí en proporción directa a sus
masas y en proporción inversa al cuadrado de su distancia. Esta ley me permite
entender por qué se producen las mareas y por qué la Tierra orbita en torno al Sol y la
Luna en torno a la Tierra. El conocimiento legal de las regularidades del universo me
permite anticiparme, conocer de alguna manera el futuro, predecir sucesos. La ley
científica tiene valor explicativo y al mismo tiempo predictivo. Lo mismo es aplicable al
estudio científico de la sociedad (aunque se discute si las leyes de la sociología y las
ciencias humanas en general tienen las mismas características que las formuladas en
las ciencias de la naturaleza). En definitiva, aunque la actividad científica se caracteriza
por expresarse en distintos tipos de enunciados (definiciones, clasificaciones,
descripciones, hipótesis, teorías) las leyes son el centro de todo el sistema. Son
proposiciones generales de considerable poder explicativo. (Guibourg, cap.3).
El conocimiento científico es metódico. Se discute mucho en la epistemología actual
qué lugar ocupa el azar o la intuición en la creación científica. Se está de acuerdo en
que puede ser importante en lo que se llama “contexto de descubrimiento”, pero
también se asume que la ciencia es tal cuando hay una estrategia deliberada para
enunciar hipótesis y leyes. Esa estrategia se denomina método (Asti Vera, cap 5).
………

Podemos definir al método como una estrategia racional, controlada, empírica y crítica
por medio de la cual se busca producir proposiciones verdaderas acerca de un sector
de la realidad que presenta problemas cognoscitivos a resolver. El universo es un
conjunto de hechos y acontecimientos simultáneos que no pueden ser abarcados en
su totalidad. El científico comienza su trabajo a partir de algún hecho o acontecimiento
que le resulta “problemático”, es decir, que le llama la atención, que lo cuestiona, que
le provoca algún interrogante. Esto sucede generalmente porque el “problema” no se
condice con lo que se espera que suceda o con lo que ya se sabe acerca de la realidad.
En la unidad segunda puntualizamos dos tipos de razonamientos: inductivos y
deductivos. Los primeros son una fuente de información que utilizamos
frecuentemente en la vida ordinaria para la toma de decisiones racionales, y también
en la ciencia, pero que tienen el problema de carecer de necesidad lógica. Por lo tanto,
una inducción nunca proporciona una verdad totalmente segura, aunque puede llegar
a ser altamente probable. El método estadístico podría considerarse como un ejemplo
de generalizaciones inductiva. Si analizo 100 casos de “X” y en todos ellos observo las
características “C”, es muy probable que el caso 101 también tenga característica “C”.
Pero no estoy autorizado a decir “todos los X tienen característica C”. Hace el esfuerzo
de reemplazar “X” y “C” por contenidos materiales. Ej:
X = “alumnos de la UNL”; C = “buenos estudiantes”;
X = “devaluación de la moneda en un país”, C = “aumento de la pobreza en ese país”
Desde el punto de vista lógico, la verificación de una generalización inductiva
no excluye que el “X” 101 pueda ser diferente. Por lo tanto, el científico debe
encontrar alguna seguridad lógica mayor que la simple acumulación de casos
corroborados.
Karl Popper fue uno de los críticos más severos de lo que podría llamarse el
“inductivismo estrecho”. Su propuesta se conoce como “método hipotético
deductivo”. Su estructura fundamental consiste en
A detectar un problema
B formular una hipótesis
C deducir cuáles sería las consecuencias observacionales de dicha hipótesis
D verificar si la consecuencia se produce como se esperaba. Caso contrario, la hipótesis
queda refutada.

Para ampliar este tema, podés consultar en Hempel, “Filosofía de la ciencia natural”,
cap 2: ¿sos capaz de identificar estos pasos en los ejemplos que propone? ¿Cuáles
serían los momentos A, B, C y D en el relato sobre Semmelweis?
El paso de B (formulación de hipótesis) a C (consecuencias observacionales) es
fundamental, y es el momento propiamente “deductivo” del método. Una hipótesis no
será considerada científica si no implica consecuencias observacionales, si no puedo
deducir de ella proposiciones empíricas verificables o refutables.
Con el momento D hay que tener algunas precauciones. Si la consecuencia
observacional no se produce, entonces la hipótesis resultó “falsada”, “refutada”, y
tendrá que ser modificada o abandonada. En este caso se cumple la forma lógica del
modus tollens

Si B (hipótesis) entonces C (consecuencia observacional)


No C
______________________________________________
:. por lo tanto, no B

El problema se presenta -otra vez- en el caso de que la consecuencia observacional sea


verificada, porque desde el punto de vista lógico puede ser válido un razonamiento
con premisas falsas y conclusión verdadera. Que la conclusión sea verdadera, no
garantiza que las premisas lo sean. Pensar que al verificar C (consecuencia
observacional) garantiza la verdad de B (hipótesis) desde el punto de vista lógico es
cometer una falacia formal:
Si B, entonces C
C
_______________
:. por lo tanto B

Esquema formal erróneo conocido como afirmación del consecuente


Esto significa que el método hipotético-deductivo concibe a la ciencia como un gran
proceso de ensayo y error: a medida que las hipótesis son refutadas, ganamos en
conocimiento ya que vamos descartando o corrigiendo aquellas partes de las teorías
que se demostraron falsas. En cuanto a las hipótesis cuyas consecuencias
observacionales no fueron refutadas, serán mantenidas provisionalmente. Cuando
después de muchas experimentaciones la hipótesis “resiste” a todos los intentos de
“falsación”, entonces la comunidad científica la asume como verdadera, pero siempre
sigue estando presente el aspecto “hipotético”.
………
El método hipotético-deductivo está especialmente relacionado con un modelo de
explicación científica que se denomina nomológico-deductivo. Consiste en explicar un
hecho como si fuera la conclusión de un razonamiento deductivo en cuyas premisas se
encuentra al menos una ley científica. El hecho que quiero explicar se denomina
explanandum y las premisas explanans. También puede suceder que el explanandum
no sea un hecho, sino una ley, en ese caso el explanans tendrá que estar constituido al
menos por una teoría. Además de leyes y teorías, entre las premisas tiene que haber
otras constituidas por las circunstancias en que se produce el explanandum y que
serán denominadas condiciones iniciales.
¿cómo se explica que dos cuerpos de distinto peso caigan a la misma velocidad e
impacten en el suelo al mismo tiempo? Intuitivamente tendemos a pensar que el
cuerpo más pesado caerá más rápido llegará al suelo antes que el objeto liviano. Sin
embargo, la experiencia demuestra lo contrario (podemos hacer la prueba). ¿Por qué
desaparecieron especies animales de las que tenemos testimonios arqueológicos?
¿Por qué se produjo la Revolución Francesa?
Los primeros ejemplos pertenecen al ámbito de las ciencias naturales, mientras que el
tercero, a las ciencias sociales. ¿Cómo armarías una explicación nomológico-deductiva
en estos casos? ¿Qué leyes, hipótesis o teorías conocés que podrían servirte como
premisas para un razonamiento cuya conclusión sea: “por esta razón, los cuerpos caen
a la misma velocidad independientemente de su peso” o “por esta razón se
extinguieron los dinosaurios” o “por esta razón se produjo la Revolución Francesa”?
¿Qué datos necesitarías incluirías como “condiciones iniciales”?
Te dejo estas preguntas sobre la que seguiremos trabajando en las unidades
sucesivas. La lectura de la bibliografía te proporcionará más ejemplos y algunos datos
que en este escrito no he desarrollado por razones de espacio y de claridad
pedagógica. Tanto el método hipotético deductivo como el modelo nomológico
deductivo tienen una complejidad mayor que la que he expresado aquí. Por otra parte,
hay que señalar que existen otros métodos y modelos explicativos, que también
desarrollaremos próximamente.

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