Tian Guan Ci Fu - Version Simplificada

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Nueva versión simplificada

TOMO 1 - VOL 1

LLUVIA DE SANGRE Y FLORES

Mo Xiang Tong Xiu

TRADUCCIÓN
SIN FINES DE LUCRO
2

Aclaración de Traducción

Esta traducción NO ES OFICIAL. Se ha realizado sin fines


de lucro y con el único propósito de compartir el amor
por la novela. Se ha llevado a cabo con la intención de
hacer accesible su contenido a un público más amplio,
respetando siempre los derechos de autor del autor
original.

Invitamos a todos a apoyar al autor de la manera que


puedan, ya sea comprando sus obras, compartiendo su
trabajo o difundiendo su mensaje.

“¡Por la bendición oficial del cielo,


no hay obstáculos en nuestro camino!”
3

Capítulo 1

◇Un indicio del camino marcial


divino, en el puente Yi Nian se
encuentran un príncipe y un
demonio inmortal◇

Entre todos los Dioses del cielo, existe uno que es el


famoso hazmerreír de los Tres Reinos1. Se dice que, hace
ochocientos años, había un antiguo reino en el Reino
Mortal llamado el Reino de XianLe, el cual era una tierra
vasta y abundante. Contaba con cuatro grandes tesoros:
mujeres hermosas, prósperas artes y literatura, oro y
joyas, y su tan amado Taizi Dianxia2; quien era la joya en
el corazón de todos, tan adorado como un tesoro. Sin

1
Reino Celestial, Reino Mortal y Reino Fantasmal
2
Príncipe Heredero
4

embargo, a este joven príncipe no le interesaban las


riquezas ni el poder imperial que existían en el Reino
Mortal.

Esta persona, Taizi Dianxia… se podría decir que era


alguien extraño...

Su mayor deseo, según sus propias palabras, que


usaba a menudo:

—¡Quiero salvar a la gente común!

Desde muy joven, el príncipe se dedicó al cultivo y


de allí surgieron dos historias muy conocidas sobre él.

A la primera historia se le conoce como:

«Un destello fugaz en la Avenida Marcial Divina»

En el año en el que el príncipe cumplió diecisiete


años, se celebró una magnífica procesión ceremonial
5

como ofrenda a los Dioses durante el Festival de Shang


Yuan3.

El festival se celebró en la Gran Avenida Marcial


Divina de la ciudad.

Multitudes de ciudadanos se reunieron a cada lado de


la avenida, mientras que los príncipes y nobles reían y
hablaban entre ellos desde lo alto de una gran plataforma.
Soldados reales equipados con armaduras relucientes
abrieron el camino de la procesión y, detrás de ellos, las
manos de unas jóvenes doncellas de jade esparcieron una
lluvia de pétalos de flores mientras danzaban con
elegancia… antecediendo a unos carruajes dorados qué
desde dentro emitían música melodiosa que resonaba en
toda la Ciudad Imperial.

Detrás de honorables guardias, dieciséis caballos


blancos con bridas doradas tiraban paralelos de un

3 元宵节 “Festival de los Faroles” Celebración tradicional china que marca el


final del Año nuevo Chino.
6

enorme escenario, en cuya cima estaba el artista marcial


que desenvolvería el papel del “Guerrero Marcial que
Complace a los Dioses” vestido con un elegante traje,
una espada sagrada en mano y una máscara dorada
cubriendo su rostro, interpretando al Dios Marcial
Emperador de los Cielos, Jun Wu.

Ser seleccionado como el artista marcial que


realizaría tal espectáculo podría considerarse como
recibir el mayor honor y, por lo tanto, el criterio de
selección era extremadamente estricto. Aquel año, el
elegido no fue otro que Taizi Dianxia. Todo el reino de
XianLe estaba convencido de que él sería el artista
marcial más espectacular jamás visto.

Ese día, sin embargo, ocurrió un accidente.

En la tercera vuelta de la procesión alrededor de la


ciudad, la plataforma pasó junto a una gran variedad de
murallas y torres; momento en el que el Dios Marcial
sobre la plataforma estaba a punto de matar al demonio
7

de un sólo golpe. La escena fue tan emocionante que las


multitudes a ambos lados de la calle y una marea de gente
por encima de las murallas, lucharon y empujaron para
poder verlo mejor.

Pero, justo entonces… un niño cayó desde una de las


murallas.

Los gritos de la multitud que lo vieron caer


perforaron los cielos. Y, justo cuando se pensaba que el
niño estaba a punto de derramar sangre en la Gran
Avenida Marcial, el Príncipe Heredero levantó
ligeramente la cabeza y saltó para atraparlo.

Lo único que la gente tuvo tiempo de ver fue una


sombra blanca, parecida a la de un pájaro, elevándose en
el aire. Luego, que el príncipe, sosteniendo al niño en
brazos, aterrizaba sano y salvo.

Con su aterrizaje la máscara dorada cayó y reveló el


joven y apuesto rostro que había detrás de ella.
8
9

La multitud vitoreó. La gente estaba encantada, pero


los consejeros taoístas de la Casa Imperial mostraron su
preocupación.

Cada vuelta que hacía el magnífico escenario


alrededor de la Ciudad Imperial representaba una oración
de petición por un año de paz y prosperidad en el país.
Ahora que la procesión se había interrumpido en la
tercera vuelta, ¿significaba eso que al país sólo le
quedaban tres años de dicha?

¡Esto no era nada bueno!

Así que el Guoshi Principal llamó al príncipe y,


cordialmente, le preguntó si podía ponerse de cara a la
pared durante un mes para mostrar su arrepentimiento;
aunque le aclaró que no era necesario realmente apoyar
la cara contra la pared, sino sólo hacer el ademán.

El Príncipe Heredero sonrió.


10

—No —contestó sonriendo—. No hay nada de malo


en salvar a la gente. ¿Cómo puede Dios condenarme por
hacer lo correcto?

—¿Y si por casualidad Dios decide condenarle? —


cuestionó el Guoshi.

—Entonces Dios está equivocado —respondió—.


¿Por qué el bien debe disculparse con el mal?

Taizi Dianxia era exactamente este tipo de persona.


Nunca conoció nada que no pudiera hacer, y nunca
conoció a nadie que no lo amara. Era la justicia del Reino
Mortal, el centro del mundo.

El Guoshi Principal sintió un gran dolor en su


corazón.

«—¡Qué sabrás tú!» —pensó.

Pero no hubo manera alguna. No importaron cuántas


advertencias le diera, Dianxia no lo escuchó.

A la segunda historia se le conoce como:


11

«El Príncipe contra el demonio del puente Yi Nian»

Según dice la leyenda, en el lado sur del Río Amarillo


existía un puente llamado “Yi Nian”, por donde
deambulaba un fantasma desde hace muchos años, el cual
era completamente aterrador. Llevaba puesta una
armadura rota y llamas del infierno debajo de sus pies, su
cuerpo cubierto de sangre estaba atravesado por todo tipo
de arma afilada.

Cada paso que daba, dejaba tras de sí, un rastro de


sangre y fuego. Cada cuantos años, aparecía
repentinamente durante la noche y deambulaba por el
puente de un extremo al otro; deteniendo a cada viajero
que pasaba por el lugar para hacerles tres preguntas:

—¿Qué es este lugar?

—¿Quién soy?

—¿Qué harás ahora?


12

Si el viajero respondía incorrectamente, terminaría


siendo devorado por el fantasma de un sólo bocado.
Nadie sabía cuáles eran las respuestas correctas, así que,
a lo largo de los años, el fantasma se había comido a
innumerables viajeros.

Cuando Taizi Dianxia se enteró de esto durante su


viaje, encontró el puente Yi Nian y lo vigiló noche tras
noche, hasta que finalmente se encontró con el fantasma
una de aquellas noches.

Cuando el fantasma apareció le resultó tan


espeluznante como decían los rumores.

La primera pregunta que le hizo al Príncipe Heredero


fue respondida con una sonrisa:

—Esto es el Reino Mortal, la tierra.

Sin embargo, el fantasma dijo:

—¡Esto es el abismo!
13

Un comienzo estrepitoso, la primera respuesta que


dio había sido incorrecta.

Ambos blandieron sus armas y empezaron a luchar.

El príncipe era muy hábil, pero el fantasma más


audaz. Ambos lucharon en el puente y la luna se movió
hasta que se ocultó para que llegara el sol.

Al final, el fantasma fue eliminado y el príncipe


plantó un árbol de flores al principio del puente.

Un taoísta cultivador de túnica blanca que pasaba por


allí lo vio esparcir un puñado de tierra para consagrar la
tumba del fantasma y redimirlo.

—¿Qué significa eso? —le preguntó.

El príncipe respondió con sus famosas ocho


palabras:

—“Cuerpo en el abismo, corazón en el paraíso.”

Cuando el cultivador escuchó eso, sonrió levemente


antes de transformarse en una deidad vestida con una
14

armadura blanca. Sólo entonces se dio cuenta el príncipe


de que se había encontrado inesperadamente con el
mismísimo Dios Marcial Emperador de los Cielos, quien
había bajado a la tierra para someter personalmente a este
demonio.

Todos los Dioses ya habían estado prestándole


atención a este Príncipe Heredero extremadamente
sobresaliente desde su actuación en el Festival Shang
Yuan; y después de ver su lucha en el Puente Yi Nian le
preguntaron al Emperador:

—¿Qué piensa de este Taizi Dianxia?

El Emperador también respondió ocho palabras:

—El futuro de este joven no tiene límites.

Esa noche, ocurrió un fenómeno natural, hubo mucho


viento y lluvia. Y entre medio de truenos y relámpagos,
Taizi Dianxia ascendió a los cielos.
15

Taizi Dianxia se convirtió, sin duda, desde ese


momento, en el niño mimado del cielo.

Originalmente, el Príncipe Heredero ya era famoso


entre su gente. Y tras su ascensión, se convirtió en una
figura extremadamente popular, construyéndose palacios
y erigiéndose estatuas para que la gente las adorara en
diversas partes del mundo.

Como resultado, en sólo un par de años, Taizi


Dianxia del Reino de XianLe, floreció y alcanzó la
cúspide de su poder. Fue una época de gran prosperidad.

Tres años más tarde, XianLe estaba en caos total, una


plaga había atrasado con la población y el país fue
destruido.
16

Y así fue que el pueblo finalmente descubrió algo...

Resultó ser que el príncipe, al que adoraban como a


su Dios, no era tan perfecto y poderoso como habían
pensado.

Enfurecidos por la pérdida de sus hogares y familias,


el pueblo derribó las estatuas y quemó sus templos. El
fuego ardió intensamente durante siete días y siete
noches, reduciendo toda su gloria a cenizas.

Taizi Dianxia fue expulsado de los cielos y enviado


a la tierra. Se había criado en un mundo de mimos y
nunca había sufrido las penurias de la tierra; este castigo
le hizo bajar de las nubes hacia el fango, lo que le
provocó un gran sufrimiento.

Sin embargo, no se dio por vencido, sino que siguió


entrenando y cultivando, ansioso por volver a los cielos.
No muchos años después, cierto día, se escuchó un
estruendo en el cielo.

Había ascendido por segunda vez.


17

Pero esta vez, sólo ascendió por el tiempo que dura


prendida una varilla de incienso, antes de ser abatido por
el Emperador de los Cielos, Jun Wu.

Ser desterrado una vez era una vergüenza y


humillación, una gran desgracia; pero ser desterrado dos
veces era algo de lo que nadie podría recuperarse. Ya no
podría volver a ascender.

Todo el mundo decía que Taizi Dianxia era hombre


muerto.

A veces, actuaba en las calles, cantando o tocando


magistralmente instrumentos de viento y arco de todo
tipo. Incluso romper una piedra gigante en su pecho no
era nada difícil para él. Otras veces, se dedicaba a
recolectar basura, un hombre que trabajaba por la mínima
paga.

Que las cosas se volvieran así, era algo que jamás


alguien pensó que pasaría. Hoy en día, decirle a alguien:
“Usted dio a luz a un hijo que es como el Príncipe
18

Heredero de XianLe” era como maldecir a los


descendientes de esta persona.

A la gente le encantaba que un mortal ascendiera a


los cielos, pero le encantaba aún más ver a un Dios caer.

Luego de burlarse de él, unos pocos fieles suspiraban


con nostalgia; el orgulloso hijo de los cielos realmente ya
no estaba más.

Sus estatuas divinas se derrumbaron y su antigua


nación fue destruida sin dejarle ni un sólo creyente. Poco
a poco, se convirtió en alguien gradualmente olvidado
por el mundo. Por lo tanto, nadie sabía a dónde había ido
a parar. A nadie le importaba.

Hasta que un día, después de muchos años, se oyó un


gran estruendo en el cielo.

Las linternas del altar ardieron violentamente.

Los cielos se sacudieron y temblaron, truenos y


relámpagos aparecieron de un lado a otro. Y muchos
19

Oficiales Celestiales que estaban dentro de sus palacios


dorados salieron curiosos.

—¿Quién será el que está ascendiendo?

—¡Qué gran acontecimiento! ¡Una grandiosa


ascensión!

Pero cuando vieron quién era que había llegado, fue


como si un rayo hubiera golpeado a todas las deidades de
la Ciudad Celestial.

¡¿Acaso no se había rendido ya?!

El famoso bicho raro, el hazmerreír de los Tres


Reinos, Taizi Dianxia del Reino de XianLe, ÉL, ÉL,
ÉL...

¡ÉL HA ASCENDIDO DE NUEVO!


20

Capítulo 2

◇La tercera ascensión del inmortal


recolector de chatarra◇

—Taizi Dianxia, felicitaciones.

Xie Lian levantó la vista y sonrió antes de hablar.

—Gracias. Nadie me ha dicho eso en siglos. Pero,


podría decirme ¿por qué exactamente merezco ser
felicitado?

—Ha ganado el primer premio en la encuesta de


Oficiales Celestiales más esperados para ser degradados
y desterrados al reino de los mortales —respondió Ling
Wen ZhenJun, con un porte erguido y digno, con las
manos detrás de su espalda.
21

Xie Lian se quedó asombrado, pero luego sonrió de


nuevo.

—Bueno, sea lo que sea, un primer lugar, sigue


siendo un primer lugar.

—El primer lugar en esta lista recibe el premio de


cien méritos —dijo Ling Wen.

A cada incienso y ofrenda hecha por los mortales se


le llama “mérito”, y en el Reino Celestial era como el oro
y la plata que circulaban en el mundo humano.

—¡Si hay otra encuesta como esta, por favor, no se


olvide de mí! —dijo Xie Lian con sinceridad—. Por
cierto, ¿quién fue el ganador del segundo puesto?

—No hay un segundo lugar —informó Ling Wen—.


Usted es el único en la lista.

—...

Xie Lian se quedó en blanco por un momento.


22

—¿Es una elección del público? —preguntó Xie


Lian—. ¿Quién quedó primero el año pasado?

—Nadie —respondió Ling Wen—. Porque la


encuesta se empezó a realizar este año. Hoy, para ser
exactos.

Xie Lian parpadeó un par de veces.

—Huh... —musitó—. Según lo que dijo, esta


encuesta no fue creada específicamente para mí,
¿verdad?

—¿Sabe por qué está en el primer lugar? —replicó


Ling Wen.

—¿Por qué?

—Mire la campana —respondió Ling Wen,


levantando la mano y señalando con un dedo hacia un
lugar.
23

Xie Lian se dio la vuelta para mirar en esa dirección.


Lo que se podía ver era un palacio de jade blanco rodeado
por el aura de la inmortalidad.

—¿Dónde está la campana? —preguntó Xie Lian


después de mirar durante mucho tiempo—. No la veo.

—Así es, no la verá —confirmó Ling Wen—. Allí


había una campana, pero cuando usted ascendió, la
sacudió y cayó.

—...

—Esa campana era incluso más antigua que usted —


dijo Ling Wen en tono serio—. De naturaleza vivaz,
siempre que alguien ascendía, sonaba un par de veces
para anunciarlo a todos. El día de su ascensión, por
alguna razón se volvió loca. Se sacudió y sonó tan fuerte
que al final se cayó del propio campanario, cayendo
sobre un Oficial Celestial que justo pasaba por allí.

—Tal vez nunca había presenciado tres ascensiones


antes… —reflexionó Xie Lian—. ¿Se encuentra bien?
24

—No, todavía está siendo reparada.

—Me refería al Oficial Celestial que fue golpeado


por ella.

Ling Wen lo miró.

—El que fue golpeado fue un Dios Marcial. Partió


la campana en dos con su mano en el acto. Ahora mire
ese Palacio Dorado de allí —dijo Ling Wen, señalando
de nuevo—. ¿Lo ve?

Xie Lian volvió a mirar y vio el techo del Palacio


Dorado cubierto por nubes. Suspiró aliviado.

—Esta vez sí lo veo —dijo

—No está bien que lo vea —informó Ling Wen—.


Allí antes no había nada.

—...

—Cuando ascendió, los palacios dorados de muchos


Oficiales Celestiales se derrumbaron por los temblores y
25

tuvimos que arreglárnoslas con otros nuevos —explicó—


. ¿No ve lo sencillos que lucen?

Xie Lian suspiró y volvió a sonreír.

—Ya veo… ¿Puedo preguntar cómo puedo arreglar


esta situación?

—Sí.

Ling Wen sacó un pergamino de quien sabe dónde y


lo abrió para que lo viera.

—Debe entregar ocho millones, ochocientos ochenta


y ocho mil méritos.

Xie Lian se masajeó la sien.

¿Ocho millones ochocientos ochenta y ocho mil


méritos? Si hubiera sido hace ochocientos años, no habría
ni pestañeado para saldar la deuda, pero ahora…

Sus templos en el mundo mortal habían ardido hasta


los cimientos y, sin sus seguidores, no tenía ningún
poder.
26

Si no le prenden varillas de incienso como ofrenda,


no obtendrá méritos, por lo cual… ¡No logrará pagar ni
un céntimo!

Ling Wen le dio una palmada en el hombro.

—Dianxia no tiene porqué desesperarse —dijo—.


Acaba de regresar, así que vaya a la Corte Celestial
Superior y salude a sus compañeros inmortales. Como
dice el refrán: “Cuando te encuentras con una montaña,
siempre habrá un camino para poder atravesarla”.

Xie Lian rio con amargura.

—En mi caso el más adecuado sería: “¡Cuando el


barco se acerca al muelle, se hundirá!” 4

Después de salir del Palacio de la Literatura


Espiritual, Xie Lian encontró un lugar al azar a un lado
de la calle principal de la Capital Inmortal, se puso en
cuclillas y juntó dos dedos, con los cuales se tocó

4
Referencia contraria a un proverbio que dice: "Cuando el barco se acerca al
muelle, seguirá recto con la corriente"
27

ligeramente las sienes, y conectó su conciencia espiritual


a la Matriz de Comunicación Espiritual de la Corte
Celestial Superior.

La llamada Matriz de Comunicación Espiritual era


una formación de encantamientos que permitía que
varios Dioses se comunicaran instantáneamente
mediante su consciencia. En la Corte Celestial Superior,
había Oficiales y Generales por todas partes, y los héroes,
eran tan comunes como el agua que fluye en los ríos.
Como resultado, no era exagerado decir que las
princesas, los príncipes y los generales no era algo raro
de ver aquí. ¿Quién no podía ser soberbio como un niño
en los cielos? Sin embargo, todos seguían siendo
extremadamente educados y corteses entre sí,
llamándose unos a otros “Su Majestad” o “Su Alteza” o
“Señor General”. Todos comunicándose a través de la
Matriz de Comunicación.

Cuando Xie Lian ascendió por primera vez, estaba


tan emocionado que saludó a todos los Dioses en la
28

matriz y se presentó de la cabeza a los pies con todos los


detalles posibles. Ahora, no pasó mucho tiempo antes de
que alguien se diera cuenta de que había un recién
llegado.

—¿Taizi Dianxia…? —dijo una voz suave.

¡En el Reino Celestial, todavía había un Oficial


Celestial que estaba dispuesto a tomar la iniciativa de
hablar con él!

Xie Lian estaba sinceramente feliz.

—Soy yo. Hola —respondió—. ¡He vuelto otra


ve…!

Antes de que las palabras terminaran de salir de su


boca, la voz le interrumpió.

—¿Taizi Dianxia está aquí? —preguntó con


frialdad—. ¿Cómo va a estar todo bien ahora que ha
vuelto?
29

Las palabras aturdieron a Xie Lian. Fue una suerte


que Ling Wen enviará inmediatamente un mensaje
privado a Xie Lian, en el cual sólo dijo una palabra:

—Campana.

Xie Lian entendió al instante.

¡Resultaba ser que este era el Dios Marcial víctima


de haber sido golpeado por la campana! ¡Entonces no era
de extrañar que fuera tan frío y esperara una disculpa de
su parte!

Pero no podía disculparse sin saber su nombre.

—Disculpe, ¿puedo preguntar cuál es su nombre? —


preguntó Xie Lian.

En el momento en que dijo esas palabras, la otra parte


guardó silencio.

Pero no fue sólo el otro Dios quien guardó silencio.


Todo el conjunto de comunicación espiritual pareció
30

congelarse, enmudeciendo, como si una bocanada de aire


estancado se hubiera lanzado hacia todos en la cara.

—Dianxia, aunque no creo que no lo haya


reconocido, quiero recordárselo —susurró Ling Wen por
su matriz privada—. Es el General Xuan Zhen.

Xie Lian se sorprendió.

—Xuan Zhen… ¿Él es…? —respondió—. ¿Dice que


es…? ¿Él es Mu Qing?

Mu Qing era el Dios Marcial que protegía el


sudoeste, fue nombrado “General Xuan Zhen” al
ascender, contaba con miles de palacios y hace 800 años
fue un Dios Asistente de Taizi Dianxia del Reino de
XianLe.

También antes de aquello, había sido el sirviente


personal de Taizi Dianxia.

Ling Wen también se sorprendió.

—Realmente no lo reconoció, ¿o sí?


31

—Realmente no lo reconocí —argumentó Xie


Lian—. Antes no me hablaba de esta manera, era muy
dócil. Y tampoco puedo recordar la última vez que lo vi,
ni siquiera puedo recordar como era su aspecto, ¿cómo
podría todavía reconocer su voz?

La relación de estos dos era relativamente incómoda.


En aquel entonces, Xie Lian era Taizi Dianxia del Reino
de XianLe y cultivaba en el Pabellón Real del Templo
Huang Ji. El Templo Huang Ji era el Templo Taoísta
Imperial del país XianLe y sus estándares de selección
para discípulos eran extremadamente estrictos.

Mu Qing provenía de un entorno pobre y su padre era


un pecador. Una persona así simplemente no tenía los
requisitos para ingresar al Templo Huang Ji como
discípulo. Como resultado, no tuvo más remedio que
esforzarse trabajando duro en el templo. Se encargaba
principalmente de barrer el piso o servir el té para Taizi
Dianxia.
32

Al ver su arduo trabajo, Xie Lian le pidió al Guoshi


Principal que lo aceptara como su discípulo, y gracias a
las amables palabras de Taizi Dianxia, Mu Qing pudo
unirse a él en su entrenamiento. Cuando Xie Lian
ascendió, lo llevó con él al cielo.

Sin embargo, después de que Xie Lian fuera


expulsado y desterrado al mundo mortal, Mu Qing no lo
siguió, sino que encontró una cueva y cultivó allí
diligentemente por su cuenta. En pocos años, superó las
Tribulaciones Celestiales5 y ascendió por sus propios
medios.

Mu Qing no dijo ni una palabra más.

—Está muy enfadado —dijo Ling Wen.

Xie Lian se frotó la frente.

5
Los Dioses tienen obstáculos o desgracias predeterminadas que deben
soportar y superar cada tanto si quieren subir de nivel. Por lo general, implica
descender al reino mortal para vivir una vida como mortal, pero puede variar.
33

—Creo que probablemente piensa que lo golpeé con


la campana a propósito —dijo.

En ese momento, otra voz enfadada irrumpió en la


Matriz de Comunicación.

—¡¿Quién ha sido el bastardo que derribó mi Palacio


Dorado?! —exclamó—. ¡Que salga y dé la cara!

El cuero cabelludo de Xie Lian se estremeció ante el


grito. Pero Mu Qing finalmente abandonó su silencio con
dos carcajadas y la voz iracunda inmediatamente estalló
contra él.

—¿De qué se ríe? —cuestionó—. ¿Lo ha destrozado


usted?

—Me río de sus improperios a boca abierta —


respondió Mu Qing con indiferencia—. La persona que
destruyó su Palacio Dorado está ahora aquí en la matriz,
si quiere puede preguntar quién fue.

—¿Quién fue?
34

Xie Lian tosió secamente.

—Fui yo —murmuró—. Lo siento.

En el momento en que habló, la persona que ingresó


recién también se quedó en silencio.

—Taizi Dianxia, ese es el General Nan Yang —dijo


Ling Wen a través de un mensaje privado.

—Sí, lo reconozco —contestó Xie Lian.

—No es por eso —agregó Ling Wen—. Es que él


pasa la mayor parte de su tiempo en el Reino Mortal y
menos tiempo en la Ciudad Celestial. Por lo cual,
simplemente no estaba enterado de que usted había
ascendido de nuevo.

Feng Xin era el Dios Marcial que protegía el sudeste,


se le conocía por el nombre de “General Nan Yang”, y
era muy popular entre la gente.
35

Hace ochocientos años, también había ascendido


como un Dios Asistente de Taizi Dianxia del Reino de
XianLe.

Fue un leal sirviente del Príncipe Heredero desde que


Xie Lian tenía catorce años. Creció junto al príncipe,
ascendieron al cielo juntos, e incluso fueron desterrados
y exiliados juntos; pero, desafortunadamente, no
pudieron sobrevivir esos ochocientos años juntos.

¿Cómo era posible que justo fueran estas dos


personas a las que ofendió?

¡Pareciera que estaba intentando vengarse de sus


antiguos subordinados por haberlo abandonado!

No obstante, no sólo eso, sino que, además, su


antiguo Señor se había convertido en el hazmerreír de los
Tres Reinos. Xie Lian era el tipo de persona que, si
hubiera mil copas de vino con una sola de ellas
envenenada, siempre se las arreglaba y elegía la copa que
estaba envenenada.
36

Por suerte, Xie Lian, hoy en día, era bastante cara


dura; después de todo, no tuvo casi nada valioso en estos
últimos ochocientos años, pero sí mucha cara para poder
afrontarlos sin vergüenza.

—Esta vez vuelvo a molestarlos a todos —dijo con


sinceridad—. Lo siento. Haré lo posible por remediar y
compensar todas las pérdidas. Por favor, espero que me
den algo de tiempo.

—Entonces piense en cómo reunir ocho millones


ochocientos ochenta mil méritos —dijo Mu Qing
canturreando—. Creo que no será difícil para usted, Taizi
Dianxia.

¿Dónde podría conseguir ocho millones ochocientos


ochenta mil méritos para pagar la deuda?
37

Xie Lian se dirigió hacia el Gran Palacio de la


Literatura para encontrarse con Ling Wen de nuevo.

—¿Hay mortales rezando por bendiciones o deseos


en estos momentos? —preguntó—. Mientras pueda
conseguir méritos, puedo aceptar cualquier tipo de
oraciones. ¿O aquí hay escasez de barrenderos? Puedo
barrer las calles, las dejo muy limpias.

Ling Wen lo miró fijamente.

—No tanto, Su Alteza… —respondió—. Por favor,


suelte esa escoba primero. Hablando de rezar por
bendiciones, resulta que el Emperador tiene un favor que
pedirle. ¿Puede echarle una mano?

Sólo había un Emperador en el Reino Celestial. Si


esta persona quería hacer algo, nunca tenía la necesidad
de preguntárselo a los demás. Por lo tanto, Xie Lian
enderezó su postura antes de contestar.

—¿Qué es lo que sucede? —preguntó.


38

—Hay un monte en el norte, llamado Monte Yu Jun


—informó Ling Wen, entregándole un pergamino—.
¿Ha oído hablar de él?

—He oído hablar de ese lugar —respondió Xie Lian


sonriendo—. ¿Qué pasa? ¿No está tranquilo
últimamente?

—No es pacífico, hay muchos grandes creyentes


rezando como locos allí, debemos ir a ver qué es lo que
sucede —respondió Ling Wen.

Los llamados creyentes generalmente eran tres tipos


de personas. El primer tipo, los ricos: pagaban dinero
para quemar incienso y construir templos para los Dioses.
El segundo tipo consistía en cultivadores, que predicaban
a los demás. Y, por último, pero no menos importante, el
tercer tipo de creyentes eran personas cuyo cuerpo y
mente estaban completamente empapados en fe y
creencia.
39

Entre ellos, la primera categoría era la más numerosa,


pues, cuanto más rica era la gente, más miedo le tenían a
los Dioses y a los fantasmas; los ricos eran como carpas
que querían llegar al río. Por otro lado, la tercera
categoría era la menos numerosa, porque si una persona
podía lograr realmente esa devoción en vida, entonces
debía estar muy elevada y no muy lejos de la ascensión.
Los creyentes a los cuales Ling Wen se refería,
obviamente, pertenecían a la primera categoría.

—Sabe que el Emperador siempre está ocupado en


las montañas y en el mar —dijo Ling Wen—. Si va allí
en su lugar, seguro que le devolverá el favor con méritos.
No importa cuánto mérito sea ofrecido, será contado
como suyo. ¿Qué le parece?

Xie Lian asintió.

—Gracias —dijo, tomando el pergamino con ambas


manos.
40

Estaba claro que Jun Wu le estaba ayudando, sin


embargo, cambió el sentido de la situación y lo hizo
parecer como si fuera él quien le estuviera pidiendo
ayuda a Xie Lian. ¿Cómo podría Xie Lian no ver a través
de eso y darse cuenta?

—Yo sólo estoy haciendo mi trabajo —dijo Ling


Wen—. Si quiere agradecerle a alguien, debe esperar a
que el Emperador regrese y darle las gracias usted
mismo. Usted no cuenta con suficiente poder, así que iré
a pedir prestado a algunos pequeños Dioses sus servicios
para ayudarle.

Los Dioses Marciales actuales no lo habían


reconocido o simplemente no les había caído bien; algo
de lo cual Xie Lian todavía era consciente.

—Eso no será necesario —dijo con rapidez Xie


Lian—. No podrá pedirle el favor a nadie.

—Lo intentaré —dijo Ling Wen.


41

Con eso, accedió a la Matriz de Comunicación


Espiritual y se dirigió hacia todos.

—Todo el mundo, el Emperador necesita gente


urgentemente para algunos asuntos importantes en el
norte, ¿quién puede asignar dos Dioses menores que
estén en servicio para venir aquí?

La primera voz que respondió fue la de Mu Qing.

—¿Para ayudar a quién? —preguntó—. He oído que


el Emperador no se encuentra en el norte, me temo que
la ayuda será para Taizi Dianxia, ¿no es así?

«—¿Estará vigilando la Matriz de Comunicación


todo el día…?» —pensó Xie Lian para sí mismo.

Ling Wen sonrió antes de hablar.

—General Xuan Zhen, ¿por qué lo sigo encontrando


siempre en la matriz estos días? —preguntó—. Parecería
que no ha estado muy ocupado últimamente. Recuerde
no retrasarse en la entrega de sus reportes oficiales.
42

—Me lastimé la mano, me estoy recuperando —


respondió Mu Qing en voz baja.

«—Antes podía cortar montañas y mares con esa


mano. ¿Qué herida tan grave podría causarle una
estúpida campana?» —pensaron los demás Dioses que
estaban escuchando en la matriz pensaron para sí
mismos.

La estrategia de Ling Wen era engañar a dos personas


para que trabajaran con Xie Lian sin saberlo, pero Mu
Qing lo adivinó en cuanto lo supo, e incluso lo dijo en
voz alta, por lo que ahora no podría conseguir ayuda en
absoluto. Y así es como, efectivamente, nadie respondió
durante mucho tiempo.

—¿Ves? Le dije que no podría pedirle el favor a


nadie —dijo Xie Lian.

—Si Mu Qing no hubiera dicho nada, podría haber


obtenido prestada la ayuda de alguien —dijo Ling Wen.

Xie Lian sonrió.


43

—Solicitó la ayuda como si estuviera sosteniendo


una pipa entre sus labios y una humarada hubiera
cubierto la mitad de su rostro; aún pude ver la belleza de
las flores a través de aquella niebla —dijo—. Quien
hubiera aceptado pensaría que haría un trabajo para el
Emperador, así que, por supuesto, vendría… Pero, si
vinieran y se enteraran de que estarían trabajando
conmigo, me temo que me preguntarían: “¿Cómo
podríamos trabajar juntos?”. De todos modos, estoy
acostumbrado a estar sólo, y no veo que me falten brazos
ni piernas; así que, eso es todo. Muchas gracias, me iré
ahora.

Ling Wen no pudo evitar que se dieran las cosas de


esta manera, así que ahuecó las manos para saludarlo.

—Está bien —dijo—. Le deseo a Taizi Dianxia todo


lo mejor para este viaje. Por la bendición oficial del
cielo…
44

—¡No hay obstáculos en nuestro camino! —


respondió Xie Lian, agitando la mano antes de retirarse
con gracia.
45

Capítulo 3

◇El novio fantasma se casa con


Taizi Dianxia en un sedán nupcial◇

Tres días después…

Junto a la carretera principal, había una pequeña


tienda de té. La tienda no era muy grande, el ambiente
era sencillo, pero el paisaje era bueno. Había montañas,
agua, gente y una ciudad. Había de todo, aunque no
demasiado; lo justo y necesario.

Una casa de té en medio de tal paisaje… Si uno


llegara a encontrarse con alguien aquí, sin duda crearía
un recuerdo maravilloso.

En esta casa de té, el dueño se encontraba muy


relajado. Cuando no había clientes, este movía un
46

taburete y se sentaba delante de la puerta, mirando las


montañas, mirando el agua, mirando a la gente, mirando
la ciudad; contemplando todo contento. A lo lejos, pudo
divisar a un hombre taoísta de túnica blanca que venía
por la carretera, lleno de polvo, como si hubiera llevado
mucho tiempo caminando.

Mientras se aproximaba, pasó cerca de la pequeña


tienda. De repente, se detuvo y volvió despacio, sujetó su
sombrero de bambú y observó el letrero de la casa de té
con detenimiento.

—“Encuentro casual” qué nombre interesante —dijo


Xie Lian, riendo.

Aunque esta persona tenía una apariencia cansada,


también tenía una cara llena de sonrisas. Esto hacía que
las personas que lo miraban no pudieran evitar que las
comisuras de sus propias bocas se curvaran.

—Disculpe, ¿está el Monte Yu Jun en los


alrededores? —preguntó el taoísta.
47

El dueño de la casa de té le señaló la dirección


correcta.

—Está en esta zona —dijo.

Xie Lian suspiró agotado, casi escupiendo su alma en


un aliento.

—Finalmente he llegado.

Cuando se retiró del Reino Celestial ese día, Xie Lian


había querido, originalmente, descender cerca del Monte
Yu Jun. Quién iba a saber que, cuando salió y saltó con
estilo, sus mangas se iban a quedar enganchadas en una
nube. Sí, se enganchó a una nube, ni siquiera él sabía
cómo podía ser posible estar enganchado a una nube y
quedar colgado de ella; pero rodó por el aire hacia abajo,
y no sabía dónde estaba cuando finalmente aterrizó.
Después de tres días a pie, por fin llegó al lugar planeado
de aterrizaje original. Un viaje a través de miles de
colinas y montañas, donde cualquier persona derramaría
lágrimas.
48

En la tienda, Xie Lian eligió una mesa junto a la


ventana, sólo para sentarse. De repente, oyó una
conmoción desde fuera de la casa de té; el sonido de
tambores y gongs. Miró hacia fuera, sólo para ver un
grupo de hombres, mujeres y niños rodeando un sedán
nupcial rojo6. Esta multitud era completamente extraña.
A primera vista, parecía una procesión para despedir a
una novia, pero al observar más de cerca, había una
mezcla de seriedad, tristeza, ira, miedo y ninguna alegría
en los rostros de estas personas. Sin embargo, todos
llevaban flores rojas y las iban arrojando. Era algo
realmente inusual.

Mientras Xie Lian observaba la extraña procesión


alejarse, de repente sintió un destello de algo
deslumbrante. Cuando levantó la vista, una mariposa
plateada pasó volando ante sus ojos.

6
El palanquín o sedán nupcial es el núcleo de la ceremonia de la boda
tradicional china, donde la novia tiene que sentarse en él para ser
transportada rumbo a casa del novio. Normalmente el palanquín es cargado
por cuatro u ocho hombres.
49

La mariposa plateada era cristalina y volaba por el


aire, dejando tras de sí rastros de partículas brillantes.

Xie Lian no pudo evitar extender su mano hacia ella.

—Hola —dijo, sonriendo.

Esta mariposa plateada era muy inteligente, no sólo


no se asustó, sino que decidió tomar reposo sobre la punta
de sus dedos, aleteando; hermosa y etérea. Bajo la luz del
sol, parecía como si fuera un fragmento de una ilusión.
Se quedó en la punta de sus dedos y permaneció en ellos
unos instantes y, poco después, se fue volando.

Xie Lian le hizo un gesto con la mano a modo de


despedida.

Al volver la mirada, como si de la nada hubieran


aparecido en la tierra, había dos personas más sentadas
en su mesa. La mesa tenía cuatro lados, y estas dos
personas, una a la izquierda y otra a la derecha, ocupaban
un lado cada una. Ambas partes eran adolescentes de
diecisiete o dieciocho años, que tenían un rostro serio.
50

Xie Lian parpadeó.

—¿Quiénes son ustedes dos? —preguntó.

—Nan Feng —respondió con arrogancia el chico de


la izquierda.

—Fu Yao —dijo con gentileza el joven de la derecha.

—Hola, encantado de conocerlos… ¡Pero no


preguntaba por sus nombres! —dijo Xie Lian.

En ese mismo momento, Ling Wen transmitió su voz


por la Matriz de Comunicación.

—Taizi Dianxia, hace un momento, dos Pequeños


Dioses de la Corte Celestial Media anunciaron estar
dispuestos a ir a ayudarlo —dijo—. Ya deberían
encontrarse allí.

La llamada Corte Celestial Media era naturalmente


lo contrario a la Corte Celestial Superior. Los Dioses del
Reino Celestial podían dividirse en dos categorías: los
que habían ascendido y los que no. En la Corte Celestial
51

Superior, había cientos de Dioses que habían ascendido


por sí mismos, y eran extremadamente valiosos. Mientras
que, en la Corte Celestial Media, estaban los que habían
sido designados por los otros Dioses que sí lograron
ascender; es decir, estos tenían el papel de
“acompañantes”, tal y como decía el dicho: “Cuando un
hombre alcanza los Cielos, su mascota asciende con él”.

Al existir una Corte Superior y una Corte Intermedia,


¿habría una Corte Inferior?

No, no la había.

En realidad, cuando Xie Lian ascendió por primera


vez, sí la había. En ese entonces, sólo existían la Corte
Celestial Superior y la Corte Celestial Inferior. Sin
embargo, con el tiempo, surgió un problema cuando se
presentaban: “Yo soy fulano de la Corte Celestial
Inferior…”, pues era realmente desagradable escuchar
esa palabra “inferior”; además que con aquella palabra
no podían evitar sentirse particularmente inferiores.
52

Sobre todo, considerando que muchos de los que


pertenecían a aquella corte eran dotados y poderosos, e
incluso estaban a sólo una revelación celestial de
ascender y convertirse en verdaderos Oficiales
Celestiales.

Por lo cual, algunas personas sugirieron sustituir la


palabra, cambiándola por: «Yo soy fulano de la Corte
Media…», lo que resultaba ser mucho más agradable de
escuchar. Era simplemente lo mismo. En resumen, Xie
Lian no se había acostumbrado al cambio realizado, ni
siquiera después de que pasó un tiempo.

Xie Lian miró a estas dos personas, quienes llevaban


en sus caras expresiones desagradables; y no pudo evitar
contestarle por la matriz privada.

—Ling Wen, no parecen haber venido a ayudarme,


más bien parece que quieren tomar mi cabeza —
musitó—. ¿Los engañó para que vinieran?
53

Desafortunadamente, después de decir esto, se quedó


sin energía espiritual y tampoco pudo oír la respuesta de
Ling Wen. Así que, Xie Lian sólo pudo optar por
sonreírle a los dos pequeños Dioses.

—Gracias de antemano por su ayuda —dijo.

Los dos simplemente asintieron con la cabeza, ambos


parecían tener una actitud algo soberbia.

—¿Bajo el cargo de qué Oficial Celestial están? —


preguntó Xie Lian.

—El Palacio de Nan Yang —dijo Nan Feng.

—El Palacio de Xuan Zhen —dijo Fu Yao.

¡¡¡¿Enviados por Feng Xin y Mu Qing?!!!

Esto era realmente espeluznante.

—¿Su General los ha enviado aquí? —preguntó Xie


Lian.

—Mi General no sabe que he venido —respondieron


ambos.
54

No era de extrañar.

Xie Lian se señaló a sí mismo.

—¿Saben quién soy yo? —preguntó.

Si fueron engañados por Ling Wen para venir, sería


lamentable que fueran regañados por hacerle un favor.

—Sí. Usted es Taizi Dianxia —dijo Nan Feng.

—Sí, lo sé —contestó Fu Yao—. Usted es la rectitud


del mundo, el centro del mundo.

Xie Lian se atragantó.

—¿Acaba de poner los ojos en blanco? —preguntó


con inseguridad a Nan Feng.

—Sí. ¡Déjelo que se vaya! —respondió Nan Feng.

A Xie Lian no le sorprendía que los dos Dioses


Marciales, Feng Xin y Mu Qing, no estuvieran en buenos
términos. No le sorprendía, porque habían estado en
malos términos desde que eran jóvenes. No obstante, en
aquel entonces, él era el jefe y ellos eran sus dos
55

subordinados; el príncipe sólo debía decir que no


pelearan y que, para ser buenos amigos, tenían que
taparse la nariz y darse la mano. Pero ahora, ya no era
necesario que fueran corteses entre sí. Así que, los Dioses
menores que estaban a cargo de ellos e incluso sus
propios creyentes no se llevaban de manera positiva.

Fu Yao se rio con sarcasmo.

—Ling Wen ZhenJun dijo que, mientras estuviera


dispuesto, podía venir —intervino—. Así que, ¿por qué
motivo me retiraría después de venir hasta aquí como
voluntario?

La palabra “voluntario” no sonaba convincente


cuando la decía con esa expresión.

Xie Lian levantó rápidamente la mano.

—Déjenme asegurarme… ¿Ustedes dos realmente


están haciendo esto voluntariamente? —preguntó—. Si
no es así, por favor, no se fuercen.
56

—¡Soy voluntario! —ambos dijeron al mismo


tiempo.

«—Las palabras que ustedes dos realmente


quisieron decir fueron: "¡Prefiero matarme que estar
aquí!"» —pensó Xie Lian al mirar esas dos caras
profundamente lúgubres.

Estaba decidido a cambiar de tema; así que,


balanceó el pergamino abierto entre sus manos antes de
hablar.

—Vamos a ir al grano en primer lugar —dijo—.


Ustedes seguramente ya saben por qué vinimos al norte,
así que no comenzaré a explicar desde el principio...

—No lo sé —dijeron ambos.

—...

¿Realmente vinieron a ayudar? ¡Ni siquiera sabían a


qué vinieron!

Xie Lian sonrió.


57

—Entonces será mejor que les cuente la historia


desde el principio…

»Se dice que hace muchos años, en el Monte Yu Jun


se iba a casar una pareja… El novio esperó la procesión
que entregaría a la novia, pero incluso después de esperar
durante mucho tiempo, la novia nunca llegó. Ansioso, fue
a la casa de los padres de la novia, quienes le dijeron que
la novia se había ido en su sedán hace mucho.

»Las dos familias informaron de este suceso a las


autoridades y comenzaron a buscar por todas partes. Sin
embargo, nunca la encontraron. Incluso si es que hubiera
sido el caso de haber sido devorada por alguna bestia
feroz de las montañas, lo más probable es que algún resto
de ella hubiera quedado como prueba, ya fuese un brazo,
una pierna, o algo por el estilo.

»Entonces, ¿cuál fue el verdadero motivo detrás de


su desaparición?
58

»Fue inevitable que algunas personas sospecharan


que la novia no estaba dispuesta a casarse y que, en
complicidad con el cortejo nupcial, ella huyó.

»Quién habría pensado que después de unos años, al


casarse otra pareja, la pesadilla se volvería a repetir. No
obstante, en esta ocasión, la novia no desapareció sin
dejar rastro alguno. En un camino pequeño, la gente
durante su búsqueda, encontraron un pie que algo no
había terminado de comer.

»El pie no era el de la novia, pero calzaba las mismas


botas que llevaba el cortejo nupcial. La novia debió de
haber sufrido un final prematuro. A partir de ese
momento, todo se salió de control. Siendo así que en los
últimos cien años, un total de diecisiete novias han
desaparecido en la región de el Monte Yu Jun.

»Hubo temporadas en las cuales no ocurrió nada


durante más de diez años, y luego, temporadas en las
cuales desaparecían otras dos en el plazo de un mes. Una
59

horrible leyenda se extendió rápidamente, la cual decía:


“Hay un novio fantasma que vive en el Monte Yu Jun y,
si le gusta una novia, se la llevará de camino a casarse y
se la comerá como celebración nupcial”.

»Al principio, esta historia no llegó a oídos del Cielo,


pero solamente porque en esa zona cada vez menos gente
se atrevía a casar a sus hijas, y las parejas locales que sí
se casaban no se atrevían a hacer un gran festejo de
matrimonio.

»El padre de la decimoséptima novia era un


funcionario del gobierno. Este señor adoraba a su hija;
oyó hablar de la leyenda de este lugar y seleccionó
cuidadosamente a cuarenta valientes y excelentes
luchadores de artes marciales para escoltar a su hija a la
boda, pero, a pesar de todos los preparativos, su hija de
igual forma desapareció.

»Esta vez, el novio fantasma realmente había agitado


al nido de avispas. Sin embargo, este hombre no pudo
60

encontrar a nadie en el Reino Humano que pudiera hacer


algo para ayudarlo a encontrar a su hija. Estaba furioso y
terminó reuniendo a sus amigos del gobierno para luego
realizar una ola de servicios religiosos alocados. Este
funcionario incluso siguió el consejo de un experto y
abrió el granero para ayudar a los pobres y así
sucesivamente.

»Después de tremendo alboroto, finalmente logró


llamar la atención de un Oficial Celestial. De lo contrario,
habría sido casi imposible que esas pequeñas voces
mortales llegarán a oídos del Cielo.

Nan Feng frunció el ceño.

—¿Qué tienen en común las novias desaparecidas?


—preguntó.

Xie Lian sirvió té para los dos y se los acercó.

—Hay ricas y pobres, guapas y feas, esposas y


concubinas —informó—. En pocas palabras: no hay un
61

patrón. No hay forma de saber cuáles son los gustos del


novio.

Nan Feng bebió el té y le dio las gracias, pero Fu Yao


ni siquiera lo tocó.

—Taizi Dianxia, ¿cómo sabe que es un novio


fantasma? —preguntó Fu Yao—. Nadie lo ha visto antes.
¿Cómo sabe si es un hombre o una mujer?

Xie Lian, pudiéndolos ya diferenciar, pensó:

«—¡El que parece malhumorado, pero en realidad


es bastante agradable es Nan Feng, y el que parece
amable pero siempre tiene comentarios sarcásticos y
opuestos es Fu Yao!»

Toda la escena era bastante entretenida…

Xie Lian sonrió.

—Tienes razón, pero 'novio' es sólo el nombre


popular que le han dado, no es un nombre que se me haya
62

ocurrido a mí. —respondió—. Se hace tarde, busquemos


un lugar donde quedarnos.

En poco tiempo, los tres encontraron un santuario del


Dios de la Tierra local, desgastado y dañado, en un rincón
insignificante y pequeño, con una estatua con el rostro
casi destrozado.

Xie Lian se acercó y luego retrocedió de nuevo,


escarbando y rebuscando entre sus brazos, sacando
finalmente un pequeño bollo al vapor para colocarlo de
lleno frente al santuario.

—Tierra, Tierra, por favor, ayúdanos a librarnos sin


problemas de los malos espíritus en este viaje —entonó
con las manos juntas, rezando.

—Este santuario está tan desgastado, es obvio que


nadie lo ha adorado durante muchos años y ha perdido su
espíritu, ¿de qué sirve adorarlo? —dijo Fu Yao.
63

—No debe decir eso —dijo Xie Lian—. Para usted


es sólo un bollo al vapor, pero para otros puede ser muy
importante…

Las dos personas que se encontraban a su lado lo


tomaron de cada brazo para arrastrarlo lejos.

—¡Ey, ey, ey! ¿por qué me jalan? —preguntó Xie


Lian, desconcertado.

—No tiene importancia —dijo Fu Yao—. Usted


tampoco tiene incienso, ¿por qué prefiere seguir
ofreciéndoselo a otros? Mejor vámonos ya.

A dos o tres millas de distancia, un templo de un Dios


se erigía en el borde de la carretera. Aunque el templo era
pequeño, todo lo que uno necesitaría para ofrendar estaba
allí. En el templo, tres personas se encontraban en el altar
64

para las ofrendas, al frente de una estatua de arcilla que


representaba al Dios Marcial Nan Yang, vistiendo
armadura y sosteniendo un arco.

—Uh, esto... —dijo Xie Lian viendo la estatua—. No


se parece en nada al Feng Xin que conozco.

—¡Es realmente horrible! —exclamó Fu Yao riendo.

Venas azules aparecieron en la frente de Nan Feng y


Xie Lian inmediatamente saltó en el medio de ellos
dándoles un empujón para separarlos.

—¿Qué pasa? No es inusual ver una estatua


deformada, no es la gran cosa —dijo—. Mi madre
muchas veces no llegaba a reconocerme en ellas. De
igual forma, algunos Dioses ni siquiera reconocen sus
propias estatuas cuando las ven.

Al fin y al cabo, no muchos maestros artesanos


habían visto a los propios Dioses. Todos eran bellos o
feos y sólo se les podía reconocer por sus posturas
específicas, sus armas espirituales y sus trajes.
65

Xie Lian les dio otro empujón.

—¡Miren, un creyente viene a orar, y es una creyente


mujer! —exclamó—. Escóndanse rápidamente.

—¿Dónde? —dijeron ambos, buscando con la


mirada y, efectivamente, encontrando a una chica joven.

Al verla, sus expresiones cambiaron.

—¡Demasiado fea! Pero es mejor que nada —dijo Fu


Yao.

Para ser justos, Fu Yao decía la verdad. La cara de la


muchacha estaba envuelta en vendas y había un indicio
de color escarlata debajo de las vendas, que podía ser una
cicatriz o una marca de nacimiento. Sin embargo, se
arrodilló y rezó en silencio, con aspecto devoto.

Xie Lian se volvió a mirarlo

—Fu Yao —dijo en tono serio—. No puede hablar


así de las chicas.

Fu Yao puso mala cara.


66

—Nan Feng, el templo al que sirve tiene una mujer


creyente, eso es algo realmente raro —comentó Xie Lian
confundido.

Siempre ha habido muy pocas devotas de los Dioses


Marciales, con la excepción de Xie Lian, quien tuvo
muchas hace 800 años. Sin embargo, la razón era muy
simple, y unas cuantas palabras lo explicaban: ¡Bien
parecido! ¡Atractivo! ¡No es malo!

Él sabía muy bien que no se debía a su elevada


posición moral ni a sus extraordinarias artes marciales ni
nada por el estilo, sino simplemente al aspecto de su
rostro. Su padre y su madre habían llamado a los mejores
artesanos de todo el país para que le esculpieran estatuas
con su cara, así que, ¿cómo no iba a tener buen aspecto?
Sus templos también tenían una imagen espectacular,
debido a su frase “cuerpo en el abismo, corazón en el
paraíso”, por lo que a todo el mundo le gustaba plantar
en sus templos flores, árboles e inciensos.
67

Las mujeres entraban a adorarlo por su rostro y las


flores. Por eso Xie Lian también era conocido como el
“Dios Marcial Coronado de Flores”7. Por supuesto que al
principio era un nombre hermoso, pero después de que
fuera degradado a la tierra, se convirtió en un nombre
sarcástico para burlarse de él como si sólo hubiera sido
un niño bonito.

Los rostros de los Dioses de las artes marciales en


general, debido a la pesada aura asesina que cargaban,
eran a menudo retratados como horribles y fríos; y las
mujeres creyentes, preferirían ir a adorar a la Diosa de la
Misericordia u a otra cosa, y difícilmente se acercaban a
orarles.

—¡No lo sé, no me pregunte! —respondió Nan Feng,


con líneas sombrías en la cara.

En ese momento, la chica terminó su plegaria y,


cuando se dio la vuelta, los tres se quedaron estupefactos.

7
花冠武神 - Huā Guān Wǔ Shén
68

Esta vez, no porque fuera demasiado fea, sino porque


cuando se dio la vuelta, vieron que había un enorme
agujero detrás de su falda. Ella ni siquiera se había
percatado de que sucedía algo raro tras ella.

—No podemos dejarla salir así, ¿verdad? —dijo Xie


Lian.

—No me pregunte a mí —dijo Fu Yao—. No es


nuestro templo al que ella está adorando. Yo no he visto
nada.

Nan Feng, por otro lado, estaba demasiado pálido


como para moverse y parecía ser igual al Dios al que
servía; un hombre que también huía de las mujeres. Xie
Lian se vio obligado a encargarse de la situación y se
quitó su túnica superior; la cual, revoloteó hacia la
muchacha, cubriendo así el agujero de la parte trasera de
su falda. Los tres respiraron aliviados.

Sin embargo, esa ráfaga de viento resultó


verdaderamente atemorizante para la muchacha, y dio un
69

respingo de miedo al sentirla. Después, mirando a su


alrededor, se quitó de encima la túnica para doblarla y
colocarla sobre el altar.

Xie Lian al ver que estaba a punto de irse, se apresuró


a acercarse.

—Oiga, muchacha…

La iluminación del templo era tenue y poco clara y,


en su apuro, generó una ráfaga de viento e hizo que la luz
del fuego oscilara. La chica sólo sintió como si hubiera
caído una flor delante de sus ojos; y de repente, vio a un
hombre salir de la oscuridad, con el pecho al descubierto,
estirando la mano hacia ella. Ni siquiera lo pensó cuando
rápidamente le dio un golpe con la palma de su mano.

—¡PERVERTIDO! —gritó.

Con un “PA”, Xie Lian recibió una bofetada en la


cara.
70

La bofetada fue tan clara y nítida que hizo que las


caras de las dos personas en cuclillas al lado del altar se
estremecieran. Las manos de esta chica eran realmente
muy fuertes, Xie Lian quedó casi cegado por el golpe,
pero aun así no se detuvo en empujar su túnica superior
hacia ella.

—¡Señorita, su falda está rota! —exclamó.

La niña se sorprendió, tocó su falda detrás de ella y


salió corriendo.

—Usted… ¿Qué le sucedió allí? —preguntó Nan


Feng, señalándole.

Xie Lian aún se encontraba cubierto por su túnica


inferior, pero al haberse quitado la túnica superior dejó al
descubierto parte de su buen cuerpo. Tenía una piel
bonita, tan blanca como el jade; sin embargo, se
apreciaban encima de ella moretones y heridas horribles;
e incluso tanto su cuello como sus muñecas estaban
envueltos con vendas.
71

La expresión de Fu Yao también se tornó sombría.

—¿Y esos golpes? —cuestionó.

—¿Golpes? —Xie Lian dijo sin comprender—. Oh,


¿estás hablando de estas lesiones? No las obtuve por
pelear, me caí accidentalmente.

—...

Xie Lian trató de acomodar la delgada venda


alrededor de su cuello.

—¡Realmente no es nada! —exclamó—. También


me torcí el cuello y ahora está casi curado.

—¿Es eso también posible? —inquirió Fu Yao—.


¿Por qué no pidió que le quiten los grilletes?

—¿Eh? —enunció Xie Lian desconcertado—.


¿Cómo sabe que no lo hice?

Las delgadas vendas se deslizaron alrededor de los


pies de Xie Lian una por una, y los dos de repente se
72

quedaron paralizados. Al notar sus miradas extrañadas,


Xie Lian se frotó el cuello.

—¿Qué pasa? —dijo con una sonrisa—. ¿Es la


primera vez que ven un Grillete Maldito real?

Un collar negro se vislumbraba alrededor de su


cuello blanco como la nieve.

El Grillete de Maldición, como su nombre lo indica,


es un grillete formado por una maldición. Podría
considerarse como la manifestación de la ira de los Cielos
hacia los Dioses que fueron desterrados del Reino
Celestial. Así como una escritura imborrable en la cara
de una persona, o como estar encadenado de pies y
manos, esto era una especie de castigo; pero también una
especie de marca de humillación que jamás se podía
deshacer. De esto, Xie Lian no sólo tenía uno, sino dos.

Fu Yao lo miró fijamente durante un rato.


73

—¿Por qué no se quita esa cosa? —preguntó de


repente—. Ha vuelto a ascender, sólo debe ir con el
Emperador y pedirle que se los retire.

—¿No será porque la última vez que ascendí me


peleé con el Emperador? —replicó Xie Lian mientras se
vestía—. Me preocupa haberlo ofendido al haber sido
demasiado duro en ese momento, así que me apenó ir a
buscarlo.

—El Emperador no es como Mu Qing —dijo Nan


Feng—. ¿Por qué sería tan mezquino?

—¿Cree que estoy muerto o algo así? —preguntó Fu


Yao mirándolo.

—Usted estando vivo o muerto, seguirá igual de


mezquino —contestó Nan Feng.

Antes de que comenzaran otra pelea, Xie Lian los


interrumpió.
74

—¡Vayamos al grano! —dijo rápidamente—. ¿Quién


de ustedes puede prestarme un poco de energía
espiritual? Entraré en la Matriz de Comunicación para
informar sobre la situación.

Nan Feng levantó la mano.

—¡Devolveré lo que tomé prestado, tan pronto que


no será difícil volver a pedirlo! 8—dijo Xie Lian.

Los dos hicieron un juramento chocando las palmas


de sus manos y, al mismo tiempo, realizaron un hechizo
simple. La capacidad de prestarse el uno al otro energía
como si fuera dinero se llamaba tomar energía espiritual.
No obstante, el juramento del hechizo al realizar el
préstamo era pura formalidad, porque uno nunca se
tomaba la molestia de devolverla.

Tan pronto como entró en la Matriz de


Comunicación Espiritual, escuchó la voz de Ling Wen.

8
Modismo chino: devuelva lo que tomó prestado a tiempo, para poder volver
a pedir prestado nuevamente la próxima vez.
75

—¿Taizi Dianxia finalmente tomó prestada energía


espiritual? —preguntó—. ¿Cómo va todo en el Monte Yu
Jun? ¿Qué le parecen los dos pequeños Dioses que fueron
junto a usted?

Xie Lian levantó la cabeza y miró a los dos jóvenes


que se estaban peleando nuevamente.

—¡Amables y simpáticos! —respondió con un tono


calmado—. ¡Tienen mucho potencial!

Luego levantó la voz y se dirigió hacia ambos:

—¡Dejen ya de pelearse o se lo informaré a sus


Generales!

Sólo entonces los dos se separaron; enfadados y


frustrados. Después de un rato, la voz de Mu Qing flotó
con frialdad a través de la matriz:

—¡Fu Yao actuó completamente sin mi autoridad


esta vez, no sabía nada al respecto, debo castigarlo
apropiadamente cuando regrese!
76

«—Realmente vigilas la Matriz de Comunicación


todo el día…» —pensó Xie Lian para sí mismo.

—Ling Wen, ¿puedo consultar qué deidad se venera


en el norte? —preguntó Xie Lian nuevamente en la
matriz.

—El norte es el lugar donde se encuentra la ciudad


natal del General Pei y su Templo Ming Guang tiene un
fuerte incienso allí —respondió Ling Wen—. ¿Por qué
pregunta? ¿Necesita ayuda?

—No se preocupe —respondió—. Sobre este novio


fantasma, ¿obtuvo más información? ¿Tiene ya su
clasificación?

—Sí, es de rango ‘Ira’ —informó Ling Wen.

Para los demonios y fantasmas que causan problemas


en el mundo, de acuerdo a sus habilidades, los Tres
Reinos los clasifican en cuatro categorías: “Feroz”,
“Severo”, “Ira” y “Devastación”.
77

Los de rango “Feroz” pueden matar a una persona al


año, los “Severos” pueden destruir a toda una familia con
un sólo ataque, y los “Ira” pueden llegar a destruir toda
una ciudad. El más temible de todos es el rango
“Devastación”, que puede generar estragos en todo un
país y su gente, y provocar un gran caos en todo el
mundo.

Xie Lian se desconectó de la Matriz de


Comunicación.

—Nan Feng, Fu Yao, escúchenme… —dijo con cara


seria—. ¡Escúchenme! Hola, ¿alguien puede oírme? ¿Por
qué están peleando de nuevo? ¿Ya lo saben? Ese novio
fantasma es de rango "Ira", es muy poderoso, así que
dejen de malgastar sus fuerzas y trabajemos juntos para
enfrentarlo.

Nan Feng retorció el brazo de Fu Yao, y las venas de


su frente se marcaron.
78

—¿A qué se refiere con trabajar juntos? —


preguntó—. ¡¿Qué más puede hacer esta persona además
de ser sarcástica?!

Al momento, Fu Yao también inmovilizó la pierna


de Nan Feng en un ángulo torcido.

—¡Soy más útil que tú! —espetó—. Taizi Dianxia,


¿no se ha preguntado antes por qué Feng Xin tiene tantas
devotas? Déjeme explicarle. Sus templos en la tierra son
muy populares entre las mujeres, por el maravilloso
apodo de “General Tremenda Masculinidad9”. ¡Es
conocido como el mejor amigo de las mujeres! ¡Lo mejor
para pedir un hijo! ¡La fórmula secreta de la
masculinidad! ¡Nan Yang, él que da a luz a un hijo!
¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

La cara de Nan Feng estaba enrojecida y furiosa.

9
Los caracteres de Ju Yang 俱陽 – “Masculinidad Perfecta” (antiguo título del
General Nan Yang) si uno los escribe mal se lee como “Ju Yang” 巨陽 lo que
significa “Tremenda Masculinidad”. De ahí su apodo y burla.
79

—¡Sigue siendo mejor apodo que el tuyo, traicionero


“General Escoba”! —exclamó perdiendo todo respeto.

El rostro de Fu Yao se oscureció de repente. Deben


saber que, Mu Qing durante sus comienzos, fue un
sirviente. Y esto él lo consideraba como una vergüenza
que lo acompañaría toda la vida, por lo cual, mostraba
desprecio hacia los demás cuando escucha la palabra
“escoba”.

—¡Cuando se trata de traición, tu general no es


mucho mejor, sino peor! —dijo Fu Yao, irrespetuoso y
con veracidad.

Oyéndolos tratarse y pegarse de esa manera, Xie Lian


no pudo soportarlo más.

—¡Esperen un momento! —gritó.

Los dos lo ignoraron y pelearon aún con más fuerza.

Xie Lian miró la mesa de ofrendas que partieron por


la mitad y las frutas y verduras que rodaron por el suelo.
80

Su rostro se mostraba brillante y sereno, pero, en el fondo


de su alma, tenía nubes de amargura.

Era difícil tener dos ayudantes que se la pasaban


peleando todo el día, además de que aún debía 8.880.000
méritos… ¡El futuro se mostraba incierto!

Ocurrió que, en medio de tanto alboroto, un pequeño


bollo al vapor rodó a sus pies. Xie Lian, que no había
comido nada aún, apresuradamente lo recogió del suelo
y lo limpió superficialmente para tratar de comérselo.
Nan Feng, desde una esquina del ojo, lo llegó a
vislumbrar e, inmediatamente, le lanzó una bofetada,
derribando el bollo de sus manos.

—¡Ya rodó por el suelo, no lo coma! —exclamó.

Fu Yao también se detuvo.

—¡No puedo creer que pueda intentar comer algo


lleno de polvo! —dijo en estado de shock.
81

Xie Lian aprovechó la oportunidad para poder


separar a las dos personas.

—En primer lugar, el Taizi Dianxia que tanto


nombraban está justo aquí —dijo de manera amable—.
Yo no he dicho nada, así que no deberían utilizarme
como arma para atacarse mutuamente. ¡Creo que los dos
Dioses a los que sirven nunca harían algo tan indecoroso!

Después de escuchar la última frase, los dos se


miraron ligeramente.

—En segundo lugar, están aquí para ayudarme,


¿verdad? —añadió Xie Lian—. Entonces, ¿me van a
escuchar o yo los escucho a ustedes?

Fue sólo después de un rato que los dos respondieron.

—Lo escuchamos —dijeron al unísono.

A pesar de que dijeron eso, sus caras parecían estar


diciendo: “Sueña para que te escuchemos”, pero Xie
Lian estaba satisfecho, y con un aplauso juntó sus manos.
82

—Está bien —dijo—. Finalmente, el tercer y más


importante punto: si es necesario arrojar algo, entonces,
por favor, simplemente arrójenlo, pero… ¡No tiren nunca
la comida!

Mientras lo escuchaba hablar, Nan Feng notó el bollo


al vapor que Xie Lian había recogido otra vez y que tenía
en sus manos, el cual, seguramente, planeaba comer más
tarde en cuanto encontrara la oportunidad.

Esto fue lo que ocasionó el final de la paciencia de


Nan Feng.

— ¡Si cayó al suelo, ya no lo coma! —gritó.

Al día siguiente, en la pequeña casa de Té


“Encuentro casual”.
83

Xie Lian pidió tres tazas de té.

—Hablemos de la jornada de hoy, ¿de acuerdo? —


dijo.

Justo entonces se oyó un sonido de gongs y tambores


en la calle, y los tres miraron por la ventana.

Una vez más, era un grupo de hombres que


entregaban a una novia. La procesión de personas y
caballos tamborileaban con sus instrumentos mientras
gritaban. Incluso sus gritos tenían indicios de rugidos,
como si temieran que otros no pudieran oírlos.

Nan Feng frunció el ceño.

—¿No dijo que los lugareños no se atrevían a


organizar grandes ceremonias para las bodas? —
preguntó.

En las filas de esta procesión, todas las personas eran


hombres bronceados, fuertes y robustos. Sus expresiones
y sus músculos estaban todos tensos, mientras que sus
84

frentes se encontraban cubiertas de sudor frío. Era como


si lo que llevaran no fuera un gran sedán nupcial lleno de
alegría, sino una guillotina que pronto se apoderaría de
sus almas y les cortaría la cabeza, obligándolos a morir.

Xie Lian se preguntó qué tipo de persona era la que


estaba sentada en ese sedán matrimonial. Justo cuando
estaba a punto de salir a echar un vistazo, una ráfaga de
viento sopló y la cortina del lado del palanquín se
levantó.

La persona en el sedán nupcial se encontraba sentada


en una posición muy extraña. Su cabeza estaba inclinada,
y un par de ojos redondos se asomaban por debajo de la
cubierta, observando hacia allí. Era claramente una mujer
que tenía el cuello roto, y parecía que se reía
silenciosamente de ellos.

Xie Lian no sabía si fue porque las manos de las


personas que llevaban el sedán temblaban demasiado,
pero el sedán nupcial no era muy estable y la cabeza de
85

la mujer temblaba junto a él. Entre tanto balanceo, la


cabeza se desprendió y aterrizó en la calle con un ruido
sordo.

Poco después, el cuerpo sin cabeza sentado en el


sedán también cayó hacia delante. Con un “BANG”, la
persona entera salió despedida por la entrada. Uno de los
portadores, distraído, con uno de sus pies pisó un brazo y
soltó un grito, asustando aún más a la multitud.

Los responsables de entregar a la novia se detuvieron


de inmediato y un transeúnte que pasaba por allí sacó un
cuchillo blanco brillante.

—¡¿Qué pasa?! —gritó—. ¿Qué está pasando?!

Las calles se volvieron un completo desastre.

Hubo muchos gritos afuera. Xie Lian volvió a


enfocar su mirada en lo que había caído del sedán; la
cabeza y el cuerpo separados no pertenecían a una
persona real, sino a una muñeca de madera.
86

—¡Demasiado fea! —dijo Fu Yao.

—No juzgue la belleza o la fealdad nada más al ver


a una mujer —acotó Xie Lian—. Le hace daño al
corazón.

Nan Feng frunció el ceño.

—¿Qué están haciendo? —preguntó.

—Tratando de morir —dijo Fu Yao.

—Jajaja… —Xie Lian rio nervioso—. He oído que


el padre de la novia ha ofrecido una gran recompensa
para aquel que logre encontrar a su hija. Seguro deben
querer hacer pasar al maniquí como a la novia y así atraer
al novio fantasma.

Xie Lian supuso que el padre que ofreció la


recompensa debía de ser el funcionario de gobierno que
logró hacer un gran alboroto en el Reino Celestial.
87

—Si yo fuera el novio fantasma y viera que me están


enviando una cosa tan fea, destruiría esta ciudad —dijo
Fu Yao.

Xie Lian empezó a sudar.

—¿Es correcto que un Dios diga algo así? —


preguntó.

De repente, un joven que parecía ser el líder, apareció


al frente de la procesión.

—¡Escúchenme! —gritó—. ¡Continuar así es


completamente inútil! ¿Cuántos viajes hemos hecho en
los últimos días? ¡El novio fantasma nunca apareció!

Uno tras otro, los hombres junto a él comenzaron a


quejarse y a estar de acuerdo con él.

—En mi opinión —continuó el joven—, ya que


comenzamos esto, deberíamos continuar y seguir
adelante sin importar lo que pase. Sería mejor ir
directamente al Monte Yu Jun. ¡Si todos buscamos en la
88

montaña, podremos atrapar y matar a esa fea criatura!


Vengan conmigo si se consideran hombres valientes.

Todos los hombres corpulentos parecieron querer


moverse y obedecer, pero la voz de una joven intervino.

—¡No le hagan caso, no suban a la montaña! —


exclamó.

La que habló fue la chica que vieron anoche en el


templo. Al verla, Xie Lian inconscientemente levantó la
mano y se frotó la mejilla.

—¿Qué haces interrumpiendo una conversación


entre hombres? —dijo el joven líder—. ¡Estamos
luchando por el pueblo con nuestras vidas! ¿Y tú, que
haces? Eres una egoísta, te tomaste mi té y te negaste a
fingir ser una novia, y ahora te metes en medio. ¿Qué
haces? ¡Apártate!

Cada vez que decía algo, empujaba a la chica y Xie


Lian frunció cada vez más el ceño con cada empujón.
89

—No quiero que los maten —insistió la chica—.


Además, no tomé el té que me invitaste y no estoy de
acuerdo contigo… No hacía falta que me cortaras la
falda…

El joven saltó y la señaló con un dedo.

—¡Una persona fea como tú no debería andar tirando


mierda al azar y acusar! —gritó—. ¿Te rasgué el vestido?
¿Crees que soy ciego? Quién sabe, tal vez sólo querías
andar mostrándote a otras personas… ¡Lo rompiste tú
misma! ¡Tu cara es tan fea que incluso con tu vestido roto
seguro nadie quiso mirarte! ¡No trates de echarme la
culpa!

Nan Feng no pudo escuchar más, las tazas de té se


rompieron en sus manos con un fuerte “CRACK”. Pero
antes de que pudiera levantarse, una figura blanca pasó a
su lado.

El líder, que se había puesto por encima de la chica,


gritó de repente; cayendo de espaldas y tapándose la cara
90

con las manos, mientras que de entre sus dedos se


disparaba sangre con ímpetu.

La multitud no vio lo que había ocurrido, así que


asumieron que la chica fea se había levantado y había
herido al joven, pero cuando volvieron a verla, ya no la
podían ver.

Ahora, frente a la chica, se encontraba un hombre


taoísta de túnicas blancas.

—Hola… —dijo Xie Lian sonriendo—. ¿Me


pregunto si puedo invitarla a tomar una taza de té?

Como parecía haberse materializado de la nada


misma por la velocidad en la que apareció, los ojos de la
chica se abrieron de par en par al verlo.

El líder, que aún estaba en el suelo, se tambaleó.

—¡Ese hombre está usando magia demoníaca! —


gritó.
91

En cuanto los hombres que estaban detrás de él


oyeron las palabras "magia demoníaca", todos levantaron
sus espadas listos para atacar. Al ver esto, Nan Feng
golpeó con la palma de su mano un pilar cercano y, con
un chasquido, el pilar se hizo añicos.

Cuando vieron esa muestra de poder divino, la tez de


todos los hombres corpulentos cambió al instante. El
líder también comenzó a sentirse menos valiente, pero
aún estaba reacio a admitir su error.

—¡Hoy admitiré la derrota aquí! —gritó, antes de


prepararse para huir—. ¿A qué camino taoísta pertenece?
¡Deje su nombre, nos encontraremos de nuevo en el
futuro!

Nan Feng no se molestó en responder en absoluto,


pero Fu Yao, que estaba a su lado sí.

—No hay problema, no hay problema —dijo—. Esta


persona se llama JuYan...
92

Nan Feng no lo dejó terminar de hablar,


interrumpiéndolo con un fuerte golpe. Xie Lian tenía
originalmente planeado invitar a la chica a entrar y tomar
asiento en la tienda, ofrecerle un té de frutas o algo para
que ella comiera; pero, cuando se dio la vuelta, la niña
había desaparecido nuevamente, por lo que tuvo que
entrar solo a la tienda, seguido de los otros dos.

—Acuérdese de pagar el pilar —dijo el dueño de la


casa de té al verlo ingresar.

Así que cuando Xie Lian se sentó, se dirigió hacia


Nan Feng.

—Acuérdese de pagar el pilar —repitió.

Y luego se dirigió hacia los dos.

—Bueno, ¿en qué estábamos? —continuó Xie


Lian—. El novio fantasma es de rango "Ira", por lo cual
debe ser lo suficientemente poderoso como para que un
maniquí no logre poder engañarlo. Para atraerlo, la novia
debe estar viva.
93

—Entonces busquemos una mujer en la calle que se


pueda convertir en nuestro cebo —dijo Fu Yao.

Xie Lian negó con la cabeza en desacuerdo con su


propuesta.

—¿Por qué no? —insistió Fu Yao—. ¿Tiene miedo


de que no haya alguna dispuesta a hacerlo? Si le
ofrecemos un pago, seguro que lo estará.

—Aunque una mujer esté dispuesta a hacerlo, no


funcionará —dijo Xie Lian—. En el supuesto caso de que
fracasemos y se la lleven, ella no tendría escapatoria y
moriría.

—Somos tres, ¿cómo podríamos fallar? —dijo Fu


Yao—. Si no busca a una mujer, entonces tendrá que ser
un hombre.

—¿Dónde podríamos encontrar a un hombre


dispuesto a fingir ser una…? —preguntó Nan Feng, sus
palabras desvaneciéndose conforme salían de sus labios.
94

Sus ojos, junto con los de Fu Yao, se desplazaron


hacia el de la túnica blanca.

—¿Hmm? —entonó Xie Lian, aun sonriendo


suavemente, ignorante de toda la situación que estaban
pensando.

Por la noche, devuelta en el templo de Nan Yang.

Xie Lian salió de la parte trasera del templo con el


cabello completamente despeinado.

—He hecho todo lo posible, ¿pueden ver si está bien?


—preguntó.

En el momento en que los dos que custodiaban la


puerta del templo le dirigieron la mirada, Nan Feng
comenzó a maldecir y salió corriendo.
95

Xie Lian se quedó sin habla por un rato.

—¿Qué ha sido esa reacción? —preguntó después.

Fu Yao se quedó inmóvil, con una mirada


complicada.

—¿Tiene algo que decir? —preguntó Xie Lian.

Fu Yao asintió.

—Si yo fuera el novio fantasma y alguien me enviara


una novia así… —empezó.

—¿Destruiría su ciudad? —inquirió Xie Lian.

—No, yo mataría a esa mujer —dijo Fu Yao con


frialdad.

—Afortunadamente, no soy una mujer —dijo Xie


Lian con tono alegre.

En el otro extremo, Nan Feng volvió a ingresar al


templo aún con cara de asco, pero un poco más calmado
después de haber soltado unas cuantas palabrotas. Eso era
exactamente lo mismo que solía hacer Feng Xin.
96

—Las cejas están dibujadas de forma torcida, el


maquillaje es demasiado intenso… —dijo Fu Yao,
intentando serle de ayuda—. ¡Olvídalo, no tiene arreglo!
Será mejor que hable por la Matriz de Comunicación y
pregunte si hay algún Oficial Celestial que esté dispuesto
a enseñarle un hechizo que pueda ayudarle a transformar
su cuerpo. Sería más práctico de esa manera.

—¡No hará falta! Ya está oscuro, después de que


cubra mi cabeza con el velo, dará lo mismo —argumentó
Xie Lian.

Sin embargo, tan pronto como dio unos pasos para


moverse, se oyó un sonido de que algo se desgarraba.
Resultaba ser que, el vestido de novia rojo que Fu Yao
había encontrado, realmente no le quedaba a Xie Lian.

La mujer para la que estaba destinado el vestido


había sido bastante pequeña. La cintura del vestido le
quedaba bien, pero la parte de los hombros y el pecho se
encontraban tan apretados como un manojo de flores, por
97

lo cual, el vestido se rompió después de que realizara


unos cuantos movimientos. Justo cuando miraba a su
alrededor para encontrar el lugar exacto en el que se había
roto, se oyó una voz que provenía desde la puerta del
templo.

—Disculpe…

Los tres siguieron la voz y levantaron la mirada, sólo


para ver a una chica joven de pie en la puerta del templo;
la misma chica que había abofeteado a Xie Lian.

—¿Sí? —preguntó Xie Lian, no pudiendo evitar


soltar después una risita nerviosa.

Al reírse, pudo percibir que se le agrietaba la cara y


sintió como una capa de polvo costroso de maquillaje
caía de ella.

Nan Feng se apresuró en volver a maldecir.

—Por favor, no se ría —pidió Fu Yao—. Si se vuelve


a reír, se pondrá a llorar.
98

La chica dio un paso hacia adelante y se congeló al


contemplar a Xie Lian.

—¿Qué estás mirando? —espetó Fu Yao, frunciendo


el ceño.

Xie Lian, al oír su tono de voz, se apresuró a


intervenir.

—No hay necesidad de ponerse así —dijo—. No


asuste a la niña.

Fu Yao se quedó mudo por un instante.

—¿Está seguro de que soy yo y no usted quien puede


asustarla? —señaló con sorna luego.

Xie Lian se atragantó.

—¡No! —dijo rápidamente la joven,


sorprendiéndolo—. Él no me asusta… Este… —
99

titubeó—... Daozhang10… he venido a darle las gracias y


a disculparme. Mi nombre es Xiao Ying.

—No hay necesidad de todo esto —dijo Xie Lian,


comprendiendo y haciendo un gesto con la mano para
calmarla—. Deberías irte a casa… Me temo que esta va
a ser una noche complicada.

Xiao Ying no dio indicio de querer retirarse, lo cual


a Xie Lian le pareció extraño.

—¿Hay algo más? —preguntó.

Xiao Ying esbozó una sonrisa tímida.

—Daozhang, ¿se va a casar esta noche? —preguntó.

Fu Yao intentó contener su risa y Xie Lian sintió que


otra capa de polvo caía de su cara.

—No, muchacha, lo has entendido mal —contestó—


. No tengo ese tipo de aficiones.

10
道长 - Maestro taoísta - Término de respeto referido a las personas que
practican el taoísmo.
100

—Quiero decir —dijo Xiao Ying—, Daozhang va a


fingir ser la novia para atrapar al novio fantasma,
¿verdad? No se arriesgue, por favor, déjeme que yo vaya
en su lugar.

—¿No era que antes te parecía muy peligroso


hacerlo? —replicó Fu Yao.

—Sí, es verdad —dijo sonriendo Xie Lian, estando


de acuerdo—. Muchacha, tú misma dijiste antes que el
plan era muy peligroso, ¿cómo podría dejarte ir?

Xiao Ying lo miró atónita.

—Entonces… ¡Entonces al menos déjeme ayudarle!

—¿Ayudarme? ¿Cómo podrías ayudarme? —


preguntó Xie Lian, mientras intentaba salvar, apretando
con las manos, la última capa de polvo que tenía en el
rostro.

Xiao Ying lo observó y sonrió alegremente; luego, se


acercó y le sujetó con ambas manos.
101

—¡Permítame!

Dos varillas de incienso más tarde, Xie Lian una vez


más salió desde la parte posterior del templo.

En esta ocasión, una mariposa de luz lo acompañó


hacia la entrada del templo, pero por el velo de novia que
cubría su rostro, no la pudo percibir. Sus pasos eran
ligeros, no sólo porque no veía nada debajo del velo, sino
también porque trataba de imitar el concepto de ser una
novia. Dos personas, desde afuera del templo lo
observaron salir, uno al lado del otro, con la piel de
gallina.

—¿Esta vez quieren ver? —preguntó Xie Lian, sin


saber tampoco cómo estaba su apariencia ahora detrás del
velo.

—Prefiero cuidar mis ojos —dijo Fu Yao.

Nan Feng asintió, estando de acuerdo.


102

—Sabia decisión —dijo Xie Lian—. Vámonos


entonces.

El sedán nupcial que contrataron estaba en la puerta


del templo, los porteadores cuidadosamente
seleccionados, habían estado esperando ya por mucho
tiempo. La luna estaba oscura y la noche era ventosa, y
Taizi Dianxia, con un vestido de novia nuevo, se sentaría
en un sedán nupcial rojo.

Toda la estructura estaba hecha de seda y satén de


color rojo brillante, bordada con flores, dragones y fénix;
los cuales, manifestaban buenos augurios. Nan Feng y Fu
Yao, se dirigieron a ambos lados del sedán nupcial, uno
a la izquierda y otro a la derecha. Xie Lian se sentó en el
medio del interior del sedán, balanceándose con el ritmo
del caminar de los que lo llevaban.

Las ocho personas que llevaban el sedán eran todos


oficiales militares sobresalientes, expertos en artes
103

marciales; y también eran, los ocho militares que Fu Yao


pidió prestados al oficial que ofreció la recompensa.

La razón por la que necesitaban encontrar fuertes


artistas marciales no era porque esperaban que estos
ayudaran, sino que sólo se pudieran defender a sí mismos
lo suficiente. Al principio, no surgió ningún problema
durante el viaje, pero todo empezó a decaer cuando Fu
Yao rápidamente les perdió la paciencia.

A raíz de esto, los ocho portadores se ofendieron y se


sintieron inevitablemente infelices con su labor; por lo
cual, llevaron deliberadamente el sedán por un sendero
lleno de baches.

El sedán se inclinó y se sacudió. Los de afuera no


podían ver que Xie Lian temía terminar vomitando y sólo
lo escuchaban suspirar suavemente desde adentro.
Algunos de los oficiales militares, no pudieron evitar
sentirse secretamente complacidos al oírlo.
104

—Señorita, ¿qué le pasa? —preguntó Fu Yao desde


el exterior con frialdad—. Casándose a una edad tan
avanzada… ¿Está tan feliz que ya está llorando?

Es cierto que es normal que la nueva esposa llore en


el palanquín durante el viaje. Pero en cuanto a sí mismo,
Xie Lian no sabía si reír o llorar.

Optó por reír suavemente antes de contestar.

—No… —dijo—. Es que me he dado cuenta de que


falta algo muy importante en la procesión.

—¿Qué es lo que falta? —preguntó Nan Feng—.


Deberíamos haberlo preparado todo.

—Faltan dos doncellas —respondió Xie Lian.

—...

Desde afuera, los dos se miraron de improviso y se


imaginaron el uno al otro con una apariencia femenina.
Ambos no pudieron evitar estremecerse.
105

—Simplemente recuerde que su familia es pobre, y


que no hubo dinero para comprar un par de criadas —
espetó Fu Yao—. Por eso, optó por hacerlo de esta forma.

—¿Pueden permitirse ustedes ser pobres? —


preguntó Xie Lian.

—Somos fáciles de mantener, no debería costar


mucho hacerlo —contestó Fu Yao.

—Entonces, ¿les parece bien desperdiciar comida


derrochándola continuamente? —preguntó Xie Lian.

—Princesa, habla tanto… —dijo Fu Yao—. Tenga


cuidado de no ser rechazada por el novio.

—¡Oh, no te preocupes por eso! —exclamó—. Él me


ama. No le disgustará tener con quien hablar.

—Él la ama, pero le ha tomado muchos años decidir


convertirla en su esposa.

—Oh… —Xie Lian suspiró—. Por desgracia, eso no


ha sido porque no quería. No lo puedo culpar.
106

—¡Veo que se ha quedado fascinado con ese zorro!


—dijo Fu Yao.

—¿Por qué cambias de repente el libreto? —dijo Xie


Lian—. De señorita pobre a princesa, de casarme con un
novio a con un zorro… ¿Por qué no puedes terminar uno?

—¡Ya ha sido suficiente! —gritó Nan Feng—. ¡Son


un par de aficionados!

Los oficiales militares escucharon su improvisada


comedia en vivo y no pudieron evitar sonreír. La
insatisfacción en sus corazones ya se había disipado
mucho; y no pudieron evitar sentirse un poco más
cercanos a los otros tres. Esto dio como resultado que el
andar del sedán se volviera mucho más estable.

Xie Lian se recostó sobre el respaldo del sedán;


aunque aún se encontraba sentado bastante derecho,
cerró los ojos para descansar.
107

Después de un rato, la risa de un niño se oyó cerca de


sus oídos. Carcajadas acompañadas de la palabra
“Jiejie11”, resonaron de forma risueña y alegre.

Las risas se extendieron como olas por las montañas


y campos; etéreas y extrañas. Sin embargo, el sedán no
se detuvo; incluso Nan Feng y Fu Yao no hicieron ningún
ruido, como si no hubieran notado ninguna anormalidad.

Xie Lian abrió los ojos.

—Nan Feng, Fu Yao —dijo.

—Princesa… —respondió Nan Feng desde el lado


izquierdo del sedán.

De repente, se dio cuenta de que el guion vulgar que


los otros dos habían estado diciendo durante todo el
camino, le había lavado el cerebro; cuando se percató de
esto se le ensombreció el rostro.

11
Termino cariñoso para referirse a una hermana mayor.
108

—Taizi Dianxia… —dijo, enmendando su error—...


¿Qué sucede?

—Algo se acerca —dijo Xie Lian.

Para ese entonces, la procesión matrimonial ya había


entrado en las profundidades del Monte Yu Jun.

Todo se encontraba en completo silencio. Incluso los


crujidos que hacía la silla de madera del sedán, los
crujidos de las hojas y ramas secas debajo de sus pies y
el sonido de la respiración de los portadores del sedán
parecían demasiado ruidosos en este silencio.

Sin embargo, la risa del niño aún se encontraba


presente. A veces, sonaba muy de lejos, como si se
encontrara en las profundidades de la montaña. Otras
veces, sonaba muy de cerca, como si se encontrara
gateando al lado del sedán.

La mirada de Nan Feng se tornó seria.

—No he oído nada —dijo.


109

—Yo tampoco —dijo Fu Yao con frialdad.

Y era aún más improbable que los encargados de


llevar el sedán hubieran escuchado algo.

—Si ese es el caso, entonces está pensado para que


sólo yo pueda escucharlo —murmuró Xie Lian.

Los ocho hombres encargados de llevar el sedán


estaban demasiado confiados, debido a sus altas
habilidades en artes marciales. Además, sentían que, en
esta noche, lo más improbable era volver sin éxito. No
tenían miedo, pero al acordarse de los cuarenta oficiales
militares anteriores que habían desaparecido comenzaron
a sudar frío.

—No se detengan —dijo Xie Lian al notar que


desaceleraron sus pasos—. Finjan que no ha pasado nada.

Nan Feng agitó su mano, señalándole a los oficiales


militares que siguieran caminando.

—Está cantando —dijo Xie Lian.


110

—¿Qué está cantando? —preguntó Fu Yao.

Después de escuchar con atención la voz de ese niño,


Xie Lian comenzó a repetir palabra por palabra, frase por
frase, la canción.

—Novia nueva, novia nueva, novia nueva en el sedán


nupcial rojo…

En el silencio de la noche, estaba claro que era Xie


Lian quien recitaba la canción, pero se sentía como si
estuvieran oyendo la voz de un niño pequeño cantando
junto a él esa extraña canción, lo cual les heló la sangre.

—Sus ojos llenos de lágrimas al pasar por la colina


del monte. Bajo el velo… no lleva una sonrisa
creciente… Novia fantasma… —continuó Xie Lian—.
Ya no puedo escucharlo.

Nan Feng frunció el ceño.

—¿Cuál es el significado? —preguntó.


111

—Literalmente, le está diciendo a la novia que está


en el sedán que sólo debe llorar y no debe sonreír —
explicó Xie Lian.

—No me refería a eso… —dijo Nan Feng—. ¿Cuál


es el significado de que haya una entidad aquí tratando
de recordarle eso a través de una canción?

Como siempre, Fu Yao tenía una opinión diferente.

—Quizás no sea un recordatorio, puede que


intencionalmente sea lo contrario —dijo—. De hecho,
tendría que reír y no llorar. No se deje engañar.

—Engañar… —susurró Xie Lian—. ¿Por quién y


para qué?

—Por el novio fantasma, para poderlo secuestrar —


dijo Fu Yao.

—¿Acaso no es ese el propósito de nuestro viaje esta


noche? —preguntó Xie Lian—. Además, me parece que
hay algo más que debo decirles…
112

—¿Qué cosa? —inquirió Nan Feng.

—En realidad, desde que me he sentado en el sedán


—susurró Xie Lian—. No he dejado de sonreír en ningún
momento.

—...

Tan pronto como las palabras terminaron de ser


pronunciadas, el sedán se desplomó de golpe.

Los ocho oficiales militares inmediatamente


comenzaron a alborotarse, haciendo que el sedán nupcial
se detuviera por completo.

—¡No se asusten! —exclamó Nan Feng.

—No es nada —dijo Fu Yao con rapidez—. Sólo es


un grupo de bestias.

Justo en cuanto terminó de hablar se oyeron


estruendosos aullidos de lobo.

—¿En el Monte Yu Jun suelen haber lobos? —


preguntó Xie Lian.
113

—¡Nunca escuché que hubieran! —contestó uno de


los portadores del sedán.

—Bueno, entonces hemos venido al lugar correcto


—dijo Xie Lian, acomodando las mangas de su vestido
para parecer más decente.

Ojos verdes iluminaron el oscuro bosque salvaje; y


seguido de ello, uno tras otro, lobos hambrientos salieron
lentamente del bosque; rodeándolos.

Al menos, esta vez, se trataba de algo tangible, que


podían ver y combatir; sujetarlos con las manos y
golpearlos con los puños. No era como lo anterior, algo
inaudible e invisible, realmente aterrador. Sin embargo,
el verdadero espectáculo aún estaba por llegar. Si uno
prestaba atención, se podía escuchar un crujido
constante, similar al de unos pasos; pero, a su vez, lo
acompañaba un sonido extraño que al parecer no
pertenecía ni a las bestias ni a los humanos.
114

—¿Qué es eso? —gritó un oficial militar


conmocionado—. ¡¿Qué es esa cosa?!

—¿Qué pasa ahora? —preguntó Xie Lian.

—¡No salga! —exclamó Nan Feng.

Xie Lian levantó la mano para abrir la puerta del


sedán cuando, de repente, la estructura se sacudió
violentamente y algo golpeó contra la puerta. La mirada
de Xie Lian, que había estado todo el tiempo fija hacia el
frente, se dirigió hacia abajo; y allí pudo ver como un
brazo blanco y viscoso se adentraba por debajo de la
puerta. Observó como esa cosa, que estuvo a punto de
tocar sus botas, era arrastrada súbitamente hacia afuera.

Nan Feng estaba encima del sedán. ¡Literalmente se


había subido al techo del sedán para sacarla!

—¡Mierda! —maldijo después de bajar y


posicionarse frente al sedán—. ¡Es un Esclavo
Despreciable!
115

—Esto será problemático —dijo Xie Lian al oír de


qué se trataba.

Los Esclavos Despreciables, también conocidos


como Personas Despreciables o Esclavos Base, eran,
según la clasificación del Palacio Ling Wen, algo que ni
siquiera podía obtener el rango de Feroz.

Según se dice, su origen era humano, tiene cabeza y


rostro, pero no están bien definidos; tiene brazos y
piernas, y no sólo un par, sino más de un par (y a algunos
les pueden crecer cinco o seis pares de brazos y piernas),
pero es incapaz de caminar erguido y sólo se puede
arrastrar.

Su poder de combate era bajo, pero mucha gente


preferiría encontrarse con un fantasma antes que con
ellos. Esto se debe a que estos esclavos, a menudo,
aparecían junto con otros demonios y monstruos. Son
muy tenaces y agrupados; no pueden ser repelidos ni
116

matados rápidamente; por eso, poco a poco, al luchar sus


combatientes se iban quedando sin fuerzas.

Es así, que en cuanto se presentaba un momento de


descuido las víctimas no podían evitar tropezar con ellos,
mientras luchan contra el otro demonio o monstruo.
Después de que la víctima hubiera sido asesinada se
ocupaban de recoger los miembros y brazos sobrantes
como alimento; al igual que un enorme parásito.

—¡Yo… odio… estas cosas! —dijo Fu Yao con gran


disgusto—. ¿Por qué Ling Wen no dijo nada sobre esto?
¡Es tan ineficiente!

—¿Cuántos han venido? —preguntó Xie Lian.

—¡Más de cien! —respondió Nan Feng.

Diez Esclavos Despreciables pueden agotar a la


gente, pero cien de ellos son más que suficientes para
arrastrarlos hasta la muerte. Generalmente suelen habitar
lugares prósperos. Nunca se imaginó que habría tantos en
el Monte Yu Jun.
117

Xie Lian pensó por un momento antes de levantar


ligeramente el brazo, revelando así la mitad de su muñeca
que estaba envuelta con una fina venda de seda.

—Ve —dijo.

La seda blanca de repente se deslizó de su muñeca de


forma inmediata. Como si estuviera viva, voló hacia
afuera, pasando las cortinas del sedán.

—Estrangúlalos —ordenó suavemente, sentando en


el sedán nupcial sin inmutarse.

En la oscuridad de la noche, una silueta blanca


parecida a una serpiente, se abalanzó hacia adelante.

Cuando esa seda blanca y delgada, similar a una


venda, se encontraba alrededor de la muñeca de Xie Lian,
parecía tener sólo unos pocos metros de longitud. Sin
embargo, mientras atacaba volaba con una velocidad
diabólica que la hacía parecer infinitamente larga.
118

¡Sólo con oír la serie continúa de “CRACK” no


cabían dudas de que docenas de lobos y Esclavos
Despreciables habían sido instantáneamente
estrangulados por el cuello!

Xie Lian escuchó atentamente los movimientos fuera


del sedán y le pareció que el número era más de lo que
había imaginado, así que después de pensarlo un
momento decidió dar otra orden.

—Atraviésalos —dijo.

En cuanto la seda blanca recibió la orden, se lanzó al


aire. La sombra de la seda se volvió tan brillante como
una espada, para luego atravesar el corazón de un lobo.

¡Después, en un abrir y cerrar de ojos, penetró a más


de veinte lobos!

Con una mano, Xie Lian levantó la cortina del sedán,


echó un vistazo a la situación del combate desde arriba y
sonrió ligeramente.
119

—Muy bien —dijo—. Ahora puedes hacer lo que


desees.

Ruoye12, la seda blanca, silbó con un sonido alegre,


convirtiéndose en un tornado blanco, que, por donde
pasaba, volaba carne y sangre.

Nan Feng, que se encontraba acuchillando a un lobo,


vio esta escena tan sangrienta y se quedó atónito.

—¿No era que no podía utilizar energía espiritual


para activar Armas Espirituales? —dijo, dándole un
golpe a la puerta del sedán—. ¿Qué es esa cosa? ¡¿Cómo
puede ser tan feroz?!

Su golpe hizo que todo el sedán casi se desmoronara,


y Xie Lian tuvo que levantar la mano para sostenerse a la
puerta. Nan Feng quería seguir insistiendo por una

La pronunciación del nombre de Ruoye 若邪 nos explica dos cosas: la


12

primera es que es un arma ancestral dado que el carácter 邪 se pronuncia "ye"


en el chino clásico; la segunda que es como la "Espada Moye" (espada mítica
de la mitología china), Ruoye tiene un origen oscuro y sangriento originado
por un sacrificio humano - Significado y adaptación de: skyflyinginaction en
Tumblr.
120

respuesta, pero los gritos distantes de los oficiales


militares resonaron en el aire.

—¡Si quieren hablar, primero tienen que vencer a


esta ola de enemigos! —exclamó Fu Yao con frialdad.

Nan Feng no tuvo más remedio que interrumpir lo


que estaba haciendo y dirigirse a ayudar a los oficiales.

—Nan Feng, Fu Yao —dijo Xie Lian desde atrás—.


Ustedes váyanse primero.

—¿Qué? —preguntó Nan Feng, dándose la vuelta de


golpe.

—Si ustedes se quedan cerca del sedán, vendrán más


criaturas —explicó Xie Lian—. Esta pelea no tendrá fin.
Por eso, llévense a los oficiales con ustedes y váyanse.
Me quedaré aquí y conoceré al novio fantasma.

—Se quedará sólo… —dijo Nan Feng.

—Claramente puede controlar a esa tela de seda —


interrumpió Fu Yao con frialdad—. Si tiene tiempo para
121

discutir con él, ¿no sería mejor que lo dedicara a sacar a


este grupo de aquí y después volver a ayudarlo? Yo me
voy.

Así de simple; cuando dijo que se iba, se fue de


inmediato, sin siquiera disminuir la velocidad por un
momento.

Nan Feng, después de apretar los dientes, se volvió a


ver a los oficiales militares que quedaban.

—¡Síganme! —gritó.

Efectivamente, cuando se encontraron lejos del


sedán, aunque los lobos y Esclavos Despreciables
anteriores todavía estaban allí, no aparecieron más para
unirse a la lucha. Los dos pequeños Dioses marciales
protegieron cada uno a cuatro oficiales militares.

—No estás siendo razonable, si no fuera por mí… —


comenzó Fu Yao a discutir con Nan Feng en un tono
odioso, mientras peleaban.
122

Alrededor del sedán nupcial, había un completo


desastre de cadáveres cubriendo todo el suelo.

Ruoye, que había terminado de estrangular a todos


los lobos y Esclavos Despreciables que aún quedaban,
voló hacia atrás y comenzó a envolverse suavemente en
la muñeca de Xie Lian una vez más.

Xie Lian se sentó tranquilo y en silencio en el sedán


nupcial, rodeado por una completa oscuridad con sólo la
compañía del susurro de los árboles.

De repente, todo se volvió completamente silencioso.

El sonido del viento, el sonido de los árboles


susurrantes, los gritos de los monstruos… En una
fracción de segundo, todo eso se convirtió en un silencio
mortal, como si todo le temiera a algo.

Y entonces, se escuchó una risa muy ligera.

Sonaba como la voz de un hombre, pero a su vez


también parecía ser la voz de un joven.
123

Xie Lian se mantuvo sentado y en silencio.

Ruoye se encontraba discretamente envuelto


alrededor de su muñeca, listo para atacar. Si la persona
que se acercara tenía la más mínima intención asesina, de
inmediato atacaría frenéticamente con una fuerza diez
veces mayor.

Para su sorpresa, Xie Lian no se encontró con un


ataque abrupto o una explosión de intención asesina, sino
con algo completamente diferente.

La cortina del sedán nupcial se levantó ligeramente


y, a través de la abertura del velo rojo brillante, Xie Lian
vio que el visitante le tendió la mano.

Los dedos y las articulaciones de esa mano estaban


bien definidos. Un hilo rojo se encontraba atado
alrededor del tercer dedo de esa mano delgada y pálida,
dando la impresión de ser un hilo rojo del destino.

¿Debería darle la mano o no?


124

Xie Lian no se movió, se mantuvo quieto y tranquilo.


De todas formas, aún no había decidido si seguirle la
corriente o quedarse allí sentado. ¿Debería atacar? ¿O
debería seguir actuando y acompañarlo como si fuera una
novia? El dueño de la mano seguía ahí bastante paciente
y elegante. Xie Lian no se movió y él tampoco, al parecer
esperando una respuesta.

Después de mucho tiempo, como por arte de magia,


Xie Lian le tendió la mano.

Se puso de pie y se dirigió a levantar la cortina para


salir del sedán, pero la otra persona ya había dado un paso
adelante y levantado la cortina roja para él. Este hombre
le tomó la mano, pero no la apretó demasiado, como si
tuviera miedo de lastimarlo accidentalmente; dando la
impresión de ser bastante cauteloso y cuidadoso.

Xie Lian bajó la cabeza, y permitió que la otra


persona lo guiara para descender con cuidado del sedán.
Cuando miró hacia abajo, observó un montón de
125

cadáveres de lobos y esclavos a sus pies. Parecían haber


sido estrangulados por Ruoye.

Una idea se le ocurrió y Xie Lian fingió tropezar. Con


un jadeo sobresaltado, comenzó a caer hacia atrás.

El hombre, inmediatamente, colocó su mano sobre su


espalda y logró atraparlo antes de que cayera.

Cuando lo sostuvo, Xie Lian aprovechó la


oportunidad para agarrar con facilidad su muñeca. Sin
embargo, sólo sintió algo frío y duro. Resultó que este
hombre llevaba un par de brazaletes plateados puestos.

Estos brazaletes eran preciosos y exquisitos. Estaban


muy elaborados, decorados con patrones antiguos, entre
los cuales había hojas de arce, mariposas y bestias
feroces y siniestras grabadas en ellas. Lo cual, le pareció
bastante misterioso.

No parecía algo que perteneciera a las Llanuras


Centrales, sino algo como un artefacto antiguo
proveniente de alguna tribu extranjera. Se podía observar
126

que era un gran trabajo hecho a mano, que lo hacía ver


refinado con un aspecto elegante y pulcro.

Plata helada y manos mortalmente pálidas…


Parecían sin vida, parecían contener un espíritu asesino y
malas intenciones.

Xie Lian había fingido esa caída suya, con la


intención de poner a prueba a esta persona. Incluso ahora,
Ruoye todavía estaba escondido en sus amplias mangas,
retorciéndose lentamente alrededor de sus muñecas,
esperando el momento justo para atacar. Sin embargo, la
persona sólo sostuvo su mano una vez más antes de
guiarlo hacia adelante.

La cabeza de Xie Lian todavía estaba cubierta con


ese velo, por lo que no podía verlo con claridad. Tenía
que lograr retrasarlo de alguna manera, por eso mismo,
caminó con mucha parsimonia a propósito.
Inesperadamente, la otra persona lo acompañó con el
mismo ritmo, empezando a caminar extremadamente
127

lento junto a él. De vez en cuando, la otra mano de esta


persona se acercaba para sujetarlo, como si tuviera miedo
de que se volviera a tropezar.

«—Si realmente esta persona es el novio fantasma,


es realmente gentil y considerado hasta el extremo» —
pensó sin poder evitarlo Xie Lian al ver cómo lo trataba,
a pesar de estar precavido y con la guardia en alto.

En ese momento, escuchó de repente un tintineo


extremadamente ligero. Cada vez que los dos daban un
paso, el sonido hacía “ding ding ding ding ding”. Justo
cuando se preguntaba qué era ese sonido, se oyeron
varios gruñidos bajos reprimidos de bestias en los
alrededores.

¡Lobos!

La figura de Xie Lian se movió ligeramente y Ruoye


se tensó en su muñeca.
128

Pero antes de que pudiera hacer algo, la persona que


sostenía su mano le dio dos palmaditas en la mano, como
si quisiera tranquilizarlo y decirle que no se preocupara.

Xie Lian se sorprendió un poco por el gesto, antes de


darse cuenta de que los gruñidos fueron desapareciendo.
Cuando intentó escuchar de nuevo, Xie Lian descubrió
que los lobos no rugían ni gruñían más. Ahora sólo
lloriqueaban.

Era el gimoteo claro de una bestia aterrorizada. Eran


los gemidos que las bestias soltaban cuando ya no podían
dar ni un paso más; los sollozos finales antes de la
muerte.

La curiosidad de Xie Lian con respecto a quien era


esta persona era cada vez mayor. Tanto que sólo quería
quitarse el velo y echarle un buen vistazo. Sin embargo,
sabía que eso no era lo más adecuado en este momento.
Por lo que no le quedó más remedio que observarlo a
través de una pequeña grieta que había en el velo para
129

tratar de armarse una imagen mental, perdiéndose el


panorama general.

Xie Lian pudo divisar el borde de una túnica roja y


debajo de ella, un par de botas de cuero negro que
caminaban sin prisa. Las botas negras de cuero estaban
bien ceñidas y sobre ellas había un par de largas y rectas
piernas, que se veían muy bien al caminar.

De estas botas de cuero colgaban en sus costados dos


finas cadenas de plata, y con cada paso que daba, las
cadenas temblaban y emitían un crujiente tintineo que era
muy agradable.

Los pasos de esta persona eran despreocupados y


vivaces, rodeados de un aire juvenil. Pero, a su vez, cada
paso que daba estaba lleno de confianza, como si nada
pudiera obstaculizar su camino. Si es que alguien se
interponía en su camino, sería destruido. Por eso mismo,
Xie Lian no podía determinar con claridad qué tipo de
persona era esta.
130

Mientras reflexionaba, algo blanquecino en el suelo


llamó su atención.

Era una calavera.

Los pies de Xie Lian se congelaron por un momento.

A primera vista se dio cuenta de que había algo mal


en la forma en la que estaba colocada la calavera. Esto
claramente era la frontera de una matriz; si se tocaba, la
matriz entera atacaría instantáneamente hacia este punto.
Sin embargo, observó que el paso del joven continuó sin
pausa, pareciendo nunca haberse dado cuenta de que
había algo allí.

Xie Lian justo se encontraba considerando si es que


debía advertirle de esto, cuando de pronto escuchó un
nítido "CRACK". Al bajar la mirada pudo ver cómo el
joven no se inmutó en aplastar el cráneo en un instante.
Luego, como si no hubiera sentido o notado nada, pisó
con indiferencia el polvo del cráneo y siguió caminando.

—...
131

No podía creer que él… con un sólo paso… hubiera


aplastado toda esa matriz… haciéndola un polvo inútil…

El joven se detuvo de repente y el corazón de Xie


Lian se estremeció, pensando en si debía de hacer algo;
pero el joven sólo se quedó quieto un momento antes de
seguir guiándole hacia delante.

Después de dos pasos, escuchó un "goteo" provenir


desde arriba, como si gotas de lluvia cayeran sobre la
superficie de un paraguas. Resultaba que, hace un
momento, el joven se había detenido para abrir un
paraguas y colocarlo sobre ambos.

Aunque, no era momento de pensar en esto, Xie Lian


no pudo evitar elogiar por dentro al joven por ser tan
considerado. No obstante, sintió que la situación era
bastante extraña.

«—¿Está lloviendo?» —pensó.


132

En aquel monte místico y oscuro, en lo profundo del


bosque de espesas hierbas y en la distante cordillera, un
grupo de lobos salvajes se enfrentaron a la luna y
aullaron. Xie Lian no sabía si era porque acababa de
ocurrir una gran de matanza, pero en el aire frío, un ligero
olor a sangre emergió lentamente.

Qué extraña era aquella situación… el joven le


sujetaba con una mano y con la otra sostenía el paraguas,
mientras lo conducía lentamente hacia adelante. Sin
querer esto hizo que el paseo pareciera romántico y
coqueto, como si fueran una pareja inseparable que
estaban verdaderamente enamorados.

La lluvia llegó de una manera extraña y se fue de una


manera igual de extraña. No pasó mucho tiempo antes de
que el sonido de las gotas de lluvia repiqueteando en el
paraguas desaparecieran, haciendo que el joven volviera
a detenerse. Parecía ser que había guardado el paraguas
y, al mismo tiempo, finalmente soltó la mano de Xie Lian
antes de caminar un paso más cerca de él.
133

La mano que había sostenido la suya y lo condujo


hasta aquí tocó ligeramente su velo antes de levantarlo
lentamente.

Xie Lian había estado esperando este momento


durante toda su caminata hasta aquí. No se movió en
absoluto al ver desaparecer lentamente la persistente
cortina roja frente a sus ojos… pero…

¡Ruoye sí se movió!

No fue porque este joven hubiera revelado alguna


intención asesina. Más bien, fue Xie Lian quien tomó la
iniciativa de atacar primero; después de sujetarlo podría
tener una buena conversación con él.

¿Quién hubiera pensado, que después de que Ruoye


volara, traería consigo una fuerte ráfaga de viento? El
velo rojo salió volando hacia arriba de la mano del joven
antes de caer al suelo. Xie Lian sólo tuvo tiempo de ver
la imagen de un joven vestido de rojo antes de que Ruoye
lo embistiera.
134

Inesperadamente, ese joven de repente se hizo añicos


en mil mariposas plateadas. Las cuales se dispersaron en
una explosión de luz plateada, que parecía un viento
estelar brillante y deslumbrante.

Aunque este realmente no era el momento ni el lugar,


Xie Lian no pudo evitar retroceder dos pasos,
maravillándose con la escena que tenía delante de sus
ojos.

Era realmente demasiado hermosa, como si fuera una


escena de fantasía que sólo se podía ver en sueños.

Una mariposa plateada comenzó a volar


tranquilamente frente a él. Xie Lian quiso mirarla más de
cerca, pero la mariposa voló alrededor de él dos veces
para después de eso integrarse nuevamente en el brillante
viento, transformándose en parte de la luz plateada que
llenaba el cielo. Con un aleteo de sus alas, todas las
mariposas volaron hacia arriba.
135

«—Entonces, ¿era este joven el novio fantasma o


no?» —pensó Xie Lian, cuando volvió en sí, después de
un tiempo.

No creía que lo fuera.

Pero si no lo era, ¿por qué vendría a robar a la novia


de su sedán? Mientras más pensaba en ello, más extraña
le parecía la situación. Reflexionando, Xie Lian echó a
Ruoye sobre su hombro y regresó a sus asuntos.

—¿Eh? —musitó al mirar a su alrededor.

En la distancia, había un edificio. Xie Lian recogió el


velo de novia que estaba en el piso y se dirigió hacia él.
Mientras se acercaba pudo ver que las murallas pintadas
de rojo de este edificio estaban oscurecidas. Se trataba de
un antiguo templo, y la forma que tenía era el de un
templo dedicado a un Dios de las Artes Marciales.

Efectivamente, cuando Xie Lian levantó la cabeza


vio tres grandes palabras grabadas en el metal de la parte
136

superior de la puerta principal. Las palabras decían:


¡'Templo Ming Guang'!

¿Por qué el templo del General Ming Guang, el Dios


Marcial encargado de proteger el norte, estaba escondido
en las profundidades de este monte?

Al empujar la puerta, Xie Lian recibió el impacto de


un extraño olor.

No se trataba de un aroma ocasionado por el polvo


acumulado de años de ausencia. Al contrario, era un leve
hedor a putrefacción.

Xie Lian entró y cerró la puerta principal tras de sí,


haciendo que pareciera que nadie hubiera entrado al
templo. En la sala principal había una estatua divina de
un Dios Marcial, su rostro era hermoso, sostenía una
espada y llevaba una armadura; su apariencia era
majestuosa.
137

Al parecer, no había ningún problema con la estatua


divina, por lo que Xie Lian fue al fondo del salón
principal para echar un vistazo.

Tan pronto como se dio la vuelta, se congeló en su


lugar y sus pupilas se encogieron.

Ante él se encontraba un grupo de mujeres vestidas


con grandes atuendos rojos, sus cabezas cubiertas por
velos.

¡El leve hedor a putrefacción emanaba de estas


mujeres vestidas de novia!

Xie Lian se compuso con rapidez, y luego empezó a


contar a las mujeres. Uno, dos, tres, cuatro... hasta que
contó diecisiete.

¡Eran las diecisiete novias que habían desaparecido


en la región del Monte Yu Jun!

Según parece, había llegado al lugar correcto. Ésta


era la guarida del novio fantasma.
138

Los vestidos de novia de algunas de ellas tenían el


rojo desteñido y estaban extremadamente dañados; por lo
cual, debía de tratarse de las novias que desaparecieron,
primeramente. Y, algunas otras novias no desprendían un
fuerte olor a podredumbre, así que no debían estar
muertas hace mucho.

Xie Lian pensó por un momento y, luego, levantó el


velo de una novia.

Debajo del velo rojo brillante se encontraba un rostro


pálido. El cual, iluminado por la tenue luz de la luna,
resultaba ser muy aterrador. Pero lo más aterrador del
rostro era que, aunque los músculos de esta mujer se
habían torcido después de la muerte, en esa cara
retorcida, todavía había presente una rígida sonrisa.

Xie Lian le quitó el velo a otra novia. Y, una vez más,


la boca de esta novia estaba curvada en la misma sonrisa.
139

Todas las personas muertas en esta habitación usaban


prendas de boda mientras sonreían, incluso después de la
muerte.

En sus oídos, a Xie Lian le pareció volver a escuchar


la voz del niño cantar esa extraña canción…

—Novia nueva, novia nueva, novia nueva en el sedán


nupcial rojo… Sus ojos llenos de lágrimas al pasar por
la colina del monte… Bajo el velo no lleva una sonrisa
creciente…

De pronto, se escuchó un extraño sonido proceder del


exterior del templo.

Era un sonido realmente extraño. Era tan extraño que


era difícil describir cómo sonaba. De hecho, sonaba
como si dos palos enrollados en una tela gruesa golpearan
el piso con violencia; pero también parecía que había
algo pesado unido a esa cosa en movimiento, parecía
estar arrastrándose por el piso con dificultad.
140

El ruido comenzó a escucharse a lo lejos, pero se


movió extremadamente rápido. En un instante, sonó
como si estuviera fuera de la puerta principal del templo.
Con un estruendo, la puerta del templo se abrió de un
empujón.

Fuera una persona cualquiera o algún otro tipo de


criatura, lo más probable era que este fuera el novio
fantasma.

¡Y ahora había regresado a su guarida!

No había salida en la parte trasera del templo y


tampoco había dónde esconderse. Xie Lian vio a las
novias de pie junto a él y lo pensó un momento.
Inmediatamente, se cubrió la cabeza con su velo antes de
pararse al lado del grupo de novias, quedándose en
silencio e inmóvil.

Si sólo hubiera entre tres y seis cuerpos, entonces,


por supuesto, sería fácil notar a simple vista que el
número de novias no era el correcto. Pero eran diecisiete
141

cadáveres. A menos que alguien los contara uno por uno,


como lo hizo Xie Lian, sería muy difícil darse cuenta de
inmediato de que había uno más allí y que alguien se
estaba escondiendo.

Justo acababa de colocarse entre la multitud de


novias, cuando escuchó que algo entraba en la
habitación.

Xie Lian permaneció inmóvil, mientras pensaba


sobre qué era este sonido.

¿Qué era exactamente esto? Con las pausas entre


cada ruido, sonaba como si fueran los pasos de una
persona. Sin embargo, ¿qué tipo de criatura tendría este
tipo de andar? Este definitivamente no era el joven que
lo había traído hasta aquí. Aquel joven caminaba de una
manera muy tranquila y agradable, además el sonido de
cascabeles acompañaba sus pasos.

De repente, Xie Lian se dio cuenta del error que


acababa de cometer.
142

«― ¡Esto es malo!» ―pensó para sí mismo.

¡¿Cómo pudo haberlo olvidado?! Estos cadáveres


eran todas mujeres, pero él era un hombre. Con una sola
mirada no se podía distinguir si es que había más
cadáveres… ¡Pero en este grupo de novias ahora había
una persona excepcionalmente alta que si se podía
distinguir de un sólo vistazo!

Después de pensarlo un poco más, Xie Lian se calmó


de inmediato.

Aunque era más alto que las otras mujeres, estas


novias estaban bien vestidas y llevaban altas coronas de
fénix; gracias a esos arreglos, algunas de estas novias,
probablemente no eran mucho más bajas que él. Incluso
siendo alto, no tendría por qué notarse de manera tan
evidente.

Justo cuando pensaba eso, Xie Lian una vez más


escuchó el ruido de antes. Esta vez, sonó como si
estuviera a sólo cuatro metros de distancia.
143

Después de un tiempo, hubo otro ruido, esta vez, un


poco más cerca de él. Y fue allí, que Xie Lian se dio
cuenta de lo que estaba haciendo este novio fantasma.

¡Estaba levantando los velos de las novias uno por


uno para mirar los rostros de los cadáveres!

Si no atacaba ahora, ¿cuándo sería el mejor


momento? Ruoye voló de repente y "BANG", golpeó al
novio fantasma.

Un fuerte ruido se escuchó antes de que una niebla


negra comenzará a llenar la habitación, las novias de pie
tambalearon y se cayeron. Xie Lian no sabía si esta niebla
era venenosa o no, por lo que dejó de respirar
inmediatamente; tapándose la nariz y la boca con la
mano. Al mismo tiempo, ordenó a que Ruoye girara
como un torbellino para ventilar el aire, en un intento de
dispersar rápidamente la niebla.

De repente, escuchó nuevamente los ruidos de golpe;


entrecerró los ojos intentando divisar algo y vio una
144

sombra atravesar la puerta principal del templo,


dirigiéndose hacia el bosque.

Xie Lian fue tras él de inmediato, pero no llegó a dar


unos cuantos pasos fuera cuando inesperadamente dentro
del bosque un resplandor de fuego se elevó al cielo.

A la distancia, se oyeron gritos y alaridos llenos de


intenciones asesinas.

— ¡A la carga!

El corazón de Xie Lian gritó con amargura y


frustración; originalmente, había una matriz cubriendo
este lugar para no ser encontrado, pero hace un rato la
formación había sido pisoteada a añicos por el misterioso
joven de rojo. De esta manera, el grupo que buscaba al
novio fantasma había encontrado el lugar…

¡Estos gatos ciegos habían encontrado a un ratón


muerto! ¡Realmente lo habían encontrado!
145

¡Y la dirección a la que estaban yendo era la misma


en la que el novio fantasma había escapado!

Xie Lian se apresuró en ocultar a Ruoye y se acercó


al grupo.

—¡Hemos encontrado a una novia viva! —exclamó


con alegría el joven líder del grupo al verlo—.
¡Tendremos recompensa!

Xie Lian se quedó atónito, encontrando toda esta


situación divertida, antes de acordarse que aún estaba
vestido de novia. En ese mismo momento, dos jóvenes
vestidos de negro se apresuraron en acercarse.

—¡Nan Feng, Fu Yao! —exclamó Xie Lian


apresuradamente al verlos llegar—. ¡Vengan conmigo
rápido!

Estas dos personas siguieron el sonido de su voz,


pero cuando lo vieron, ambos se congelaron;
retrocedieron dos pasos y lo miraron de forma extraña.
146

Las manos de Xie Lian se congelaron en el aire.

«—No puede ser, ¿me veo tan feo?» —pensó.

Él no sabía que el pincel de maquillaje de la


muchacha había sido tan ingenioso y preciso perfilando
sus cejas que, si no abría la boca, podría ser confundido
por una belleza gentil y hermosa. Dando como resultado
que estas dos personas lo miraran con el corazón
conmocionado, dudando incluso de la vida misma.

Algunos al lado suyo comenzaron a susurrar: “qué


raro”, “tiene preferencias extrañas”, “qué lástima”, y
cosas por el estilo. A Xie Lian se le pusieron los pelos de
punta al escucharlos y no pudo evitar carraspear.

—¡Esto ha sido un requisito para poder cumplir con


la misión! ¡Sólo un requisito para la misión! —aclaró—.
Nan Feng, Fu Yao, ¿se han encontrado con algo en el
camino?

—¡No había nada en el camino! —respondió Nan


Feng.
147

—Bien. Ustedes vigilen este lugar, que nadie se


mueva de aquí —dijo Xie Lian—. ¡Nadie debe
marcharse!

Al oír estas palabras, la gente se alborotó; pero antes


de que pudiesen reaccionar, Nan Feng golpeó con su
palma un gran árbol que estaba cerca a las personas,
haciendo que este se quebrara y cayera al suelo.

La multitud, inmediatamente, guardó silencio.

—Lo sentimos, señores —dijo Xie Lian apretando


los puños mientras miraba a las personas frente al
Templo—, pero el novio fantasma acaba de escapar de
aquí, y ustedes acaban de toparse con él. Por favor,
mírense de cerca; miren la cara de cada uno de ustedes y
vean si hay alguien que no conozcan mezclado entre
ustedes. Apunten las antorchas a cada rostro, uno por
uno.

Al oír que el novio fantasma podía estar entre ellos,


la multitud se estremeció y comenzaron con el juego de
148

"tú me miras, yo te miro". Nan Feng tomó la antorcha de


la mano de uno de los hombres, la levantó y fue
alumbrando a cada uno; todos tenían sudor frío cayendo
por sus rostros.

—¿Qué tal? —preguntó Xie Lian—. ¿Hay alguna


cara desconocida?

Todos negaron con la cabeza.

—¡No hay nadie que no conozca! —respondieron.

—¡El novio fantasma no está entre nosotros! —gritó


el joven líder del grupo—. ¡Fíjate bien y déjanos ir!

¿No estaba allí? Xie Lian frunció el ceño.

«—¿Puede que se haya unido a alguien? Pero esa


cosa obviamente tenía un cuerpo sólido...» —reflexionó

—¿Eh? —exclamó alguien—. ¿Este es un templo


Ming Guang? Qué raro, nunca he visto uno en los
alrededores del Monte Yu Jun.

Todos se miraron sorprendidos.


149

—El Templo Ming Guang —susurró Xie Lian de


repente.

—¿Qué sucede? —preguntó Nan Feng, al escuchar


que su tono de voz era diferente.

—El norte es obviamente el territorio del General


Ming Guang —respondió Xie Lian—, su incienso es
próspero y su poder espiritual es fuerte, pero, ¿por qué
motivo sólo está el Templo Nan Yang bajo el Monte Yu
Jun?

Era fácil comprender porque el funcionario del


gobierno, padre de la novia desaparecida, le había rezado
al Emperador Celestial. Jun Wu había sido el Dios
Marcial número uno durante más de un milenio, y su
estatus excedía por mucho al del General Ming Guang.
Naturalmente, cuanto más alto e influyente era el Oficial
Celestial al que se le rezara, más respaldo había de que la
ayuda sería brindada.
150

Sin embargo, el Templo Ming Guang y el Templo


Nan Yang tenían casi el mismo estatus, sin mucha
diferencia entre sí. Y, si es que realmente se debía debatir
al respecto, el General Ming Guang tenía incluso más
antigüedad y contaba con una distribución más amplia de
creyentes. Entonces, ¿por qué tendría que alejarse de esta
zona? Incluso si este Templo Ming Guang en el Monte
Yu Jun había sido tomado por el novio fantasma y, por
ende, nadie podía encontrarlo, ¿por qué no se construyó
otro Templo Ming Guang?

¡Tiene que haber otras razones por las que la gente


de la región de Yu Jun decidió no construir más ningún
Templo Ming Guang!

—¡Cuántas novias! —gritó alguien, de repente.

Al darse cuenta de que la voz provenía del interior


del templo, Xie Lian se giró bruscamente. Le había
indicado al grupo que se quedaran en el espacio abierto
151

frente al templo, pero hicieron caso omiso a sus


instrucciones y se dirigieron al interior del templo.

—¡¿Quién les ha dicho a ustedes que podían entrar?!


—gritó Nan Feng.

—No les hagan caso —replicó el joven líder—.


Todos aquí somos buenas personas, ¿acaso se atreverían
a matarnos? ¡Todo el mundo, síganme!

El joven tenía la certeza de que no les harían nada si


es que incumplían sus órdenes, y eso lo había vuelto muy
imprudente.

Al ver esto, los nudillos de Nan Feng comenzaron a


crujir y daba la impresión de que estaba tratando de
contener algunos cuantos insultos. Sin embargo, al ser un
Dios Marcial menor a cargo del Palacio Nan Yang,
francamente no podía golpear a ninguna persona común
sólo porque sí. Si un Oficial Celestial supervisor se
llegaba a enterar de ello y lo denunciaba, las
consecuencias no serían nada divertidas.
152

—No crean que no me doy cuenta de lo que están


tramando —dijo el joven líder con voz burlona—. ¡Sólo
quieren engañarnos para que no nos movamos y así poder
llevarse ustedes el mérito y luego recoger la recompensa!

Cuando terminó de provocarlos, el entusiasmo de la


mitad del grupo fue tal que lo siguieron sin dudar hasta
el interior del templo.

—Déjelos ir —dijo Fu Yao, tirando de su manga—.


¡No puede evitar que las personas mueran!

Poco después, se oyó otro grito provenir del interior


del Templo Ming Guang.

—¡Están todas muertas!

Al oírlo el joven líder se sobresaltó, pero enseguida


se obligó a componerse.

—No pasa nada si están muertas —dijo—. Si


llevamos los cuerpos de las novias montaña abajo, estoy
seguro que sus familias pagarán por ello.
153

Ni bien Xie Lian escuchó lo que el joven dijo no supo


si lo adecuado era reír o llorar.

«—¡Esta persona pronuncia oraciones malvadas


con tanta frecuencia que ya ni siquiera tengo la fuerza
como para enojarme con él!» —pensó.

Xie Lian se acercó a la puerta del templo y se dirigió


hacia el grupo.

—Todos salgan rápido de este lugar —dijo—. En


este templo no ha corrido viento por demasiados años,
por lo que la energía maligna se ha acumulado,
convirtiéndose en gas tóxico. Si alguno de ustedes llegara
a respirarlo se envenenará.

Sus palabras tenían mucho sentido, pero estos


hombres no tenían idea de si debían escucharlo o no.
Algunos suspiraban, otros murmuraban, otros parecían
animarse a hacerle caso; sin embargo, a nadie le importó.

El joven líder comenzó a instruir a la multitud.


154

—Recojan todos sólo a los cadáveres más frescos, y


a los que son viejos, cuyas familias ni siquiera sabemos
si están vivas o no, ni se preocupen en bajarlos.

Algunos hombres se animaron a felicitar a su líder


por su rapidez mental e ingenio. Xie Lian no sabía cómo
reaccionar ante esta situación, pero en cuanto vio que
alguien estaba haciendo algo que no debía hacer,
inmediatamente decidió advertirles.

—¡No les quiten el velo! —gritó.

Sin embargo, un grupo de personas ya había


comenzado a tomar los cadáveres más frescos.

—¡Dios mío! —dijo un hombre corpulento,


levantando el velo de una novia—. ¡Esta joven es
preciosa!

La multitud se reunió a su alrededor al escucharlo.


155

—Es probable que ni siquiera haya podido visitar a


su esposo en vida, ¿no creen? —comentó uno de los
hombres—. Morir así es realmente muy desafortunado.

—¿Cómo se rasgó tanto esa falda? —dijo otro—.


¡Sin duda alguna esta chica es la más hermosa!

Efectivamente, la novia era muy hermosa, su muerte


seguro que había sucedido hace poco tiempo; aún la piel
de su rostro se conservaba completamente elástica.

—¿Alguien se atreve a tocar su rostro? —preguntó


uno.

—¿Por qué no nos atreveríamos a hacerlo? —acotó


instantáneamente el joven líder, para luego acercarse a
pellizcar la cara del cadáver un par de veces.

El joven sólo sintió que la piel debajo de sus manos


se sentía tan suave como el tofu, y su corazón se
estremeció, entusiasmado; naciendo en él las ganas de
tocarla de nuevo, incluso unas cuantas veces más. Xie
Lian no pudo soportar más ser un simple espectador ante
156

este tipo de ofensa, así que le dio un golpe con un pie y


lo derribó.

El joven líder lo miró furioso.

—¡Tú! —gritó.

Xie Lian le devolvió la mirada.

—¿Yo qué? —preguntó inocentemente.

Entonces, el joven se levantó hecho una furia, pero


nada más al ponerse en pie, se escuchó un ruido sordo y
el joven se volvió a caer.

Xie Lian se quedó mirándolo fijamente. De manera


abrupta, la cabeza del joven líder ahora mostraba signos
de estar gravemente magullada, e incluso se veía en ella
un gran agujero. Una piedra cubierta de sangre cayó al
suelo, y por fuera del templo se pudo ver la figura de una
persona alejándose de la ventana.

Xie Lian puso su mano derecha en el alféizar de la


ventana para impulsarse a saltarla, y salió volando de
157

ella, dirigiéndose directamente hacia el bosque. Algunos


temerarios que querían obtener la recompensa también
salieron por la ventana tras él.

Pero cuando Xie Lian llegó al borde del bosque, en


plena persecución, sintió de repente un olor fuerte a
sangre y se detuvo bruscamente.

—¡No se muevan! —gritó.

«—Si tú no lo persigues, yo lo perseguiré» —


pensaron los pocos hombres que lo siguieron. Y ninguno
de ellos se detuvo; continuaron corriendo, adentrándose
en el bosque.

El resto de la multitud que había estado


originalmente en el templo, también se apresuró en salir
y, cuando encontraron a Xie Lian de pie en el borde del
bosque, aquellos que no eran demasiado valientes,
comenzaron a reunirse a su alrededor para mirar.

No mucho después, sólo se escucharon unos pocos


gritos, y unas cuantas figuras oscuras salieron del bosque
158

trastabillando; resultaron ser las personas que se habían


precipitado en entrar primero. Al salir, estas sombras
negras se fueron acercando hacia donde la luz de la luna
brillaba e iluminaba. Y, en el momento en que todos
pudieron ver con claridad sus apariencias, se
aterrorizaron por completo.

Cuando estas personas entraron al bosque, todavía


eran humanos. Entonces, ¿cómo era posible que al salir
se hubieran convertido en seres empapados de sangre?

Si alguien llegaba a desangrarse tanto, sería


imposible que sobreviviera. A pesar de ello, estos
hombres ensangrentados siguieron saliendo y
acercándose, desorientados. Aterrorizados, la multitud
que estaba alrededor de Xie Lian retrocedió hasta
colocarse detrás de él.

—Cálmense —dijo Xie Lian, levantando una


mano—. La sangre no es de ellos

Sin vacilar, aquellos hombres empezaron a hablar.


159

—¡Eso es!

—La sangre no es nuestra…

—Es… es…

Incluso la sangre que cubría sus rostros no pudo


ocultar el horror que tenían. El grupo de personas siguió
las miradas atemorizadas que estos hombres tenían
fijadas en el bosque; el cual estaba oscuro como boca de
lobo.

En la oscuridad, no se podía observar lo que había en


el interior del bosque. Xie Lian tomó la antorcha de uno
de los hombres y caminó unos pasos hacia adelante;
luego la sostuvo en alto para poder ver hacia el interior
del bosque.

Fue entonces que, en la profunda oscuridad, algo


cayó sobre la antorcha y produjo un ruido
chisporroteante. Xie Lian le dio un vistazo a la antorcha
y luego levantó la vista, congelándose por completo en el
proceso.
160

—Este… Daozhang, ¿cuál es el problema? —


preguntó alguien—. ¿Qué es lo… que hay ahí arriba?

Xie Lian no contestó, sólo levantó la mano y arrojó


la antorcha hacia arriba.

A pesar de que la antorcha que había tirado sólo


iluminó el cielo por un instante, todos los demás pudieron
ver con claridad lo que había encima de los árboles.

Largos pelos negros, rostros mortalmente pálidos,


uniformes militares hechos jirones y brazos colgando en
el aire, balanceándose de un lado a otro…

Los cuerpos de más de cuarenta hombres, en lo alto


y en lo bajo de los árboles, se balanceaban colgando boca
abajo; conformando una escena espeluznante.

El grupo de personas que estaba fuera del bosque


eran todos hombres corpulentos y fuertes. Sin embargo,
¿cuándo podrían haber visto una escena tan horrenda
como esta? Todos estaban tan asustados que se quedaron
completamente petrificados en silencio. Fue entonces
161

cuando Nan Feng y Fu Yao se acercaron y vieron la


escena; sus miradas se enfocaron y los dos pusieron cara
de asco.

—El Fantasma de la Linterna Verde que Deambula


por las Noches 13
—dijo Nan Feng después de un
momento.

—¿Puede ser que él también haya venido a Yu Jun?


—preguntó Fu Yao.

El rostro de Xie Lian se puso aún más serio.

—¿De quién están hablando? —preguntó.

—Es un rango Ira —respondió Fu Yao—. Bueno, en


realidad, está cerca de ascender a rango Devastación.
Este es su truco favorito.

A Xie Lian le hizo gracia esto. Pues en este mundo


sólo hay dos estados: "ascendido" y "sin ascender", por
lo que la descripción imprecisa de "a punto de ascender"

13
青灯夜游, Qīng Dēng Yè Yóu
162

no tenía ningún sentido. Por la misma razón, si es una


"Devastación", es una "Devastación"; si no lo es,
entonces no lo es; si dicen que es "casi" uno, no hace más
que producir vergüenza ajena.

De repente, Xie Lian se acordó del sonido de la lluvia


repiqueteando en el paraguas mientras el joven lo llevaba
de la mano por el camino.

¿Podría ser que la razón por la que el joven abrió su


paraguas fue porque había querido impedir que esta
lluvia de sangre lo empapara?

—Ah… —musitó suavemente Xie Lian,


comprendiendo lo que había sucedido.

—¿Qué sucede? —preguntaron inmediatamente los


dos pequeños Dioses Marciales a su lado.

Xie Lian dio una breve explicación de cómo había


conocido a un joven en el sedán y cómo ese joven lo
había traído aquí.
163

—Cuando subimos me di cuenta de que había una


matriz muy peligrosa en esta montaña; pero ¿dice que ese
tipo la pudo romper con sus propias manos y sin ningún
problema? —preguntó incrédulo Fu Yao.

—Para ser precisos, simplemente la pisó —


respondió Xie Lian—. No utilizó las manos.

Nan Feng, por un momento, sopesó lo ocurrido.

—Tengo la sensación de que la persona a la que


conociste no era el Fantasma de la Linterna Verde —dijo.

—Así es —reafirmó Fu Yao—. El Fantasma de la


Linterna Verde tiene muy mal gusto, y a juzgar por cómo
dice que se comportó, no debió de ser él.

—En realidad, creo que en eso estamos de acuerdo


—dijo Xie Lian—. Parece que el “Fantasma con la
Linterna Verde que Deambula por las Noches” realmente
tiene muy mal gusto…
164

—El joven que vio… —añadió Nan Feng—. ¿Tenía


alguna característica en especial?

—Mariposas plateadas —respondió Xie Lian.

Hace unos instantes, Nan Feng y Fu Yao se


mostraron bastante tranquilos cuando presenciaron
aquella horrible escena de cadáveres colgando, pero ni
bien escucharon esta declaración, sus semblantes
cambiaron.

Los ojos de Fu Yao se abrieron con sorpresa.

—¡¿Cómo ha dicho?! —exclamó—. ¿Mariposas


plateadas? ¿Qué clase de mariposas plateadas?

Xie Lian se dio cuenta de que probablemente había


dicho algo importante.

—Parecían de plata y como si estuvieran hechas de


cristal —explicó—. No parecían estar vivas, pero se
veían extremadamente hermosas.
165

Los rostros de Nan Feng y Fu Yao se pusieron


extremadamente sombríos.

—Retirémonos —dijo Fu Yao, después de un


silencio incómodo.

—El caso del novio fantasma aún no se ha resuelto


—replicó Xie Lian—. ¿Cómo podemos irnos ahora?

—¿Resuelto? —respondió Fu Yao, dándose vuelta


para esbozar una sonrisa sombría—. Parece que
realmente se ha quedado en el Reino de los Mortales
durante demasiado tiempo. Este novio fantasma no es
más que una clase Ira, e incluso si es que el Fantasma de
la Linterna Verde fuera responsable de este bosque lleno
de cadáveres, él es solamente una “casi” Devastación, no
es más que una molestia. En cambio…

Fu Yao se detuvo, y cuando volvió a hablar, el tono


de su voz se volvió inesperadamente severo.

—¿Sabe quién es el amo de esas mariposas


plateadas? —preguntó.
166

—No lo sé —respondió Xie Lian con honestidad.

—Incluso si no lo sabe —agregó Fu Yao


rápidamente—, ahora mismo no tenemos el tiempo
suficiente para explicárselo. En resumen: ¡no es alguien
con el que se pueda jugar! Deberíamos apresurarnos y
regresar a la Corte Celestial para solicitar refuerzos.

—Entonces vuelva —dijo Xie Lian.

—…

—El amo de esas mariposas plateadas no me reveló


ninguna malicia —continuó Xie Lian—. Y si él se
encontraba ocultando sus intenciones malvadas y es
realmente tan aterrador como lo hace ver, entonces me
temo que será difícil para nosotros escapar de él estando
dentro del rango del Monte Yu Jun. En este momento, lo
mejor será que alguien se quede atrás y vigile este lugar.
Por eso, será mejor que regrese usted primero y vea si
puede solicitar ayuda.
167

Una de las principales características de Fu Yao era


que analizaba rápidamente los pros y los contras de
cualquier situación. Después, tomaba su distancia tan
pronto como veía que ya no había algún beneficio. En
pocas palabras, él no quería quedarse allí y Xie Lian
definitivamente no lo iba a obligar a que lo hiciera a
regañadientes. En cambio, Nan Feng, se mostró más leal
y se mantuvo firme junto a él.

El novio fantasma, el Fantasma de la Linterna Verde


y el joven de rojo, amo de las mariposas plateadas, que
hacía que se refirieran a él con temor… Todo esto
realmente no era un problema pequeño. La región de Yu
Jun era muy pequeña, pero estaba llena de sucesos
extraños.

Xie Lian sintió que todo estaba conectado.

En ese momento, se produjo otro alboroto entre la


multitud de hombres.
168

—¡Lo he capturado! —exclamó alguien—. ¡Lo


tengo!

En cuanto lo oyó, a Xie Lian le empezó a doler de


cabeza.

—En tan poco tiempo… ¿Qué es lo que han


capturado? —preguntó.

Dos figuras más salieron del bosque.

—¡Es esta muchacha fea! —gritó un hombre


corpulento.

En su mano había una chica joven, que luchaba


desesperadamente por evitar que la antorcha se acercara
más a su rostro.

¿Quién más podría ser si no Xiao Ying?

Xie Lian se sorprendió al verla.

—Señorita Xiao Ying, ¿acaso no se fue a casa? —


preguntó.
169

¿Por qué esta chica siempre estaba en todas partes?


¿Por qué motivo estaba ahora aquí?

—Oh, ya lo entiendo… —dijo el joven líder—.


Acabo de entender por qué siempre te comportaste de
forma tan rara. ¡Resulta que tú y el novio fantasma están
del mismo lado!

La chica se cubrió la cabeza con las manos.

—¡No! —clamó—. Yo sólo…

Xiao Ying giró rápidamente su mirada hacia Xie


Lian.

—¡¡¡Sólo quiero ayudar!!! —gritó.

—¿Ayudar? —dijo el joven líder con sorna—. ¿Me


estás ayudando arrojándome piedras en secreto? ¡Vamos,
ahora muéstranos, ¿qué tipo de nariz y ojos tienes debajo
de ese vendaje, fea?! ¡Seguramente te debes de ver
siniestra!
170

Mientras hablaba, fue a agarrar las vendas que


cubrían el rostro de Xiao Ying, y sus dos manos
rompieron las finas vendas; la muchacha inmediatamente
abrazó su cabeza y gimoteó lastimosamente.

La paciencia de Xie Lian finalmente llegó al límite,


y con un movimiento de su mano, Ruoye salió de su
manga.

El joven líder, como si hubiera sido azotado por diez


mil latigazos de hierro, soltó un chillido agudo y cayó al
suelo.

Por fin volvió a reinar el silencio en el mundo. Xie


Lian respiró hondo y sonrió.

—¿Por qué están todos tan disgustados? —


preguntó—. ¡Lo mejor es estar en paz y armonía!

Si no fuera por el temor de que sería un


inconveniente tener que evacuar a personas inconscientes
si algo llegaba a suceder más tarde, Xie Lian ya habría
dejado inconscientes a unas diez u ocho personas.
171

Este tipo de hombres eran del tipo que sólo sabían


causar problemas. Y ahora, que el líder no podía
moverse, la multitud no sabía a quién seguir. Ninguno se
movió, pero sí observaron fijamente a Xie Lian, quien les
devolvió la mirada con una sonrisa deslumbrante hasta
que finalmente optaron por desistir y decidieron
obedecer.

Por su parte, Xie Lian se sintió muy conforme con


eso, se acercó a ayudar a Xiao Ying a levantarse, la
cubrió con su brazo y palmeó el polvo de su espalda.

—Señorita Xiao Ying, ¿se encuentra bien? —


preguntó.

El rostro de Xiao Ying emergió del espacio debajo


de su brazo. De ese modo, Xie Lian pudo observar un
poco de piel rojiza que aún se encontraba expuesta debajo
de las vendas restantes, como si hubiera sido víctima de
un incendio. No era tan difícil imaginar qué aspecto tan
terrible podía tener ese rostro.
172

La intención de Xie Lian era impedir que la luz del


fuego de las antorchas la hiciera sentir incómoda. Sin
embargo, cuando la pequeña llama los iluminó, la gran
luz brilló con fuerza y ella no se escondió.

Xie Lian todavía quería consolarla, pero de repente


se acordó de algo; además de notar que la luz había
captado algo importante.

—Hay algo que he querido preguntarle desde hace


un tiempo —dijo—. Señorita Xiao Ying, siempre ha
vivido cerca del Monte Yu Jun, ¿verdad? ¿Cómo es que
no hay un Templo Ming Guang en esta área?

Xiao Ying volvió en sí al escucharlo.

—Tendrían que haberse construido —respondió.

—Entonces, ¿por qué sólo se puede encontrar el


Templo Nan Yang al pie de la montaña, pero no un
Templo Ming Guang? —replicó Xie Lian.
173

—Hubo la intención de construirlos antes, pero


escuché que al parecer cada vez que se quería construir
un Templo Ming Guang, había incendios sin motivo
alguno durante la construcción. Por eso se lo reemplazó
con el General Nan Yang… —explicó Xiao Ying—.
Daozhang, ¿qué sucede?

—Entiendo —murmuró Xie Lian.

Ahora era cuando Xie Lian comenzaba a unir los


puntos, pensando en las novias que serían arrebatadas si
sonreían, los Templos Ming Guang que se incendiaban
sin razón, el Templo Ming Guang que estaba encerrado
dentro de la montaña Yu Jun mediante una poderosa
matriz, la imponente estatua del General Ming Guang, y
el novio fantasma que desapareció en el aire después de
ser atacado por Ruoye…

Entonces, Xie Lian agarró fuertemente el hombro de


Nan Feng.

—¡Présteme algo de poder espiritual! —pidió.


174

Nan Feng se asustó y levantó rápidamente las palmas


de sus manos.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Xie Lian chocó sus palmas y lo arrastró.

—¡Lo explicaré más tarde, primero ven conmigo a


suprimir los cadáveres de esas dieciocho novias! —
exclamó.

—¿No se está confundiendo? —preguntó Nan


Feng—. Sólo hay diecisiete cadáveres de novias.
¡Aunque si lo contamos a usted, hay dieciocho!

—No, no, no, antes sólo había diecisiete, pero ahora


hay dieciocho —explicó Xie Lian—. De los dieciocho
cuerpos de las novias, uno es falso: ¡el novio fantasma
está mezclado entre ellas!

Los dos corrieron hacia el interior del Templo Ming


Guang, pero encontraron el salón completamente vacío,
sólo quedaba un desorden de velos rojos en el suelo del
175

lugar, donde hasta hace un momento estaba el grupo de


novias.

Al ver esto, Xie Lian sintió que su corazón se hundía


y comenzó a recoger rápidamente los velos del suelo. En
el momento en que terminó de levantarlos, escuchó una
ola de gritos de alarma desde fuera del templo. Nan Feng
y Xie Lian miraron por la ventana, sólo para ver a una
docena de mujeres vestidas con ropas de boda rojas
rodeando a los aldeanos. En ese preciso momento, se
estaban acercando lentamente a ellos.

Cada uno de los rostros de estas mujeres se


encontraba verdoso y con una sonrisa tensa. Sus brazos
estaban estirados frente a ellas, perpendicularmente a sus
cuerpos.

¡Eran exactamente los cadáveres de las novias del


templo!

Al verlos cada vez más cerca, nadie pudo mantener


la calma y todos salieron corriendo.
176

—¡No se muevan! —gritó Xie Lian con impotencia.

Esta noche había repetido la misma frase


innumerables veces. Cada vez que algo pasaba, tenía que
decirla treinta o cuarenta veces, ¡pero ¿por qué la gente
no lo escuchaba?!

Xie Lian agitó su mano y Ruoye comenzó a volar


hacia el cielo. Después de casualmente hacer una señal
con la mano, Ruoye comenzó a girar en el aire. Parecía
como si fuera una mujer celestial bailando al azar, una
vista extremadamente llamativa.

Cuando ese grupo de novias vio que había algo


animado dando vueltas alegremente, algo cuya cola las
azotaba de vez en cuando, muchas fueron atraídas hacia
Ruoye.

Sin embargo, había siete novias más que se sintieron


atraídas por el fuerte olor a sangre que había en las
profundidades del bosque, y lentamente se dirigieron
saltando hacia allí.
177

—¡No permita que bajen la montaña! —ordenó Xie


Lian de inmediato.

Pero no tenía de qué preocuparse, Nan Feng, ya se


encontraba persiguiéndolas antes de que se lo hubiera
indicado. Era demasiado confiable y Xie Lian no pudo
evitar elogiarlo.

—¡Excelente, Nan Feng! —gritó.

Por otro lado, dos novias comenzaron a atacar a Xie


Lian. Sus diez dedos eran de color rojo escarlata y sus
uñas estaban extremadamente afiladas cuando las vio de
cerca.

En respuesta, Xie Lian sacó los velos rojos que


acababa de recoger del suelo y los lanzó con ambas
manos. Los dos trozos de tela giraron y se dirigieron
hacia las cabezas de las dos novias. Al instante, sus
movimientos se ralentizaron.

Como era de esperarse, en el momento en el que se


encontraron cubiertas con los velos, sus movimientos y
178

ojos fueron bloqueados por una gruesa capa de tela;


haciendo que las novias tuvieran problemas para ver la
presencia de personas y sentir el aroma de los vivos. Y
debido a que sus cuerpos eran cadáveres rígidos, les era
imposible doblar los brazos y quitarse esos velos por sí
mismas. Sólo podían utilizar las manos y arañar al azar
frenéticamente en todas las direcciones, como si
estuvieran jugando al juego de la gallina ciega.

Esta escena era realmente aterradora, pero cómica y


ridícula al mismo tiempo.

Las dos novias, de repente, se tocaron los cuellos la


una a la otra, y sus cuerpos enteros comenzaron a
temblar, posiblemente como si fueran a autodestruirse
ferozmente. Xie Lian escapó rápidamente y volvió a
levantar la mano, lanzando en el aire a Ruoye como un
destello blanco que creció en longitud antes de caer
silenciosamente al suelo, formando un gran anillo blanco.
179

—¡Todos entren al círculo! —gritó Xie Lian a la


multitud que huía en todas direcciones.

Aunque el grupo dudaba mientras corría, Xiao Ying


tomó la iniciativa de ingresar al círculo. Justo entonces
una novia saltó al borde del círculo blanco e intentó
agarrarla, pero fue apartada por un muro invisible.

—¡Vamos, vengan! —exclamó Xiao Ying—. ¡Ellas


no pueden entrar en este círculo!

Al haberlo observado, y comprobado su efectividad,


la muchedumbre se agolpó precipitadamente, pues
temían quedar excluidos.

Como las novias no podían saltar dentro del círculo,


todas comenzaron a gritar y atacar ferozmente a Xie
Lian.

Sin embargo, Xie Lian había previsto esto hace


mucho tiempo. Sacando muchos velos del interior de sus
mangas, cuatro o cinco piezas de tela roja comenzaron a
girar en sus palmas. Sus pies y manos se movieron sin
180

cesar. En el momento justo en el que una novia arremetía


contra él, la cubría con precisión con un velo.

Después de cubrirles la cabeza, las novias


comenzaban a andar a tientas de una manera ciega y
lenta. Los velos que hacía girar en el cielo deslumbraron
los ojos de las personas. Xie Lian arrojó y siguió
arrojando las telas rojas de una manera hábil y fácil, los
velos volando en el aire como sombras rojas.

La gente en el círculo blanco no pudo evitar gritar y


aplaudir ante esta escena.

—¡Excelente, chico!

—¡Increíble, increíble, un verdadero luchador de


Kung Fu, realmente demasiado increíble!

—Esta habilidad la has practicado antes, ¿verdad?

—No es nada, no es nada —dijo Xie Lian de manera


automática, sin pensar, al escuchar todos esos elogios—.
Aquellos que tengan dinero, por favor, no se olviden de
181

darme una propina; aquellos que no tengan, por favor


miren y apóyenme con su entusiasmo… ¿Ah?

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, se


dio cuenta de que algo no andaba bien. Estas eran las
palabras que solía decirle a su audiencia después de
realizar una actuación callejera. Realmente se le
escaparon de la boca. Por lo tanto, las palabras de Xie
Lian se detuvieron rápidamente.

Algunas novias comenzaron a saltar. Cada salto de


ellas hacía que avanzaran al menos dos metros de altura.
En un instante, llegaron frente a Xie Lian con una
bocanada de hedor podrido, pero al chocar con sus pies,
sus cuerpos se desplomaron.

Xie Lian saltó y se impulsó hacia el cielo. En el aire,


pronunció rápidamente la contraseña de la Matriz de
Comunicación Espiritual de Ling Wen.

—¡Ling Wen, Ling Wen, la que todo lo sabe! —


exclamó a través de la matriz—. Tengo una pregunta.
182

¿Sabe si el Dios Marcial del Norte, el General Ming


Guang, tiene alguna amiga íntima?

La voz de Ling Wen sonó junto a sus oídos.

—Su Alteza, ¿por qué pregunta esto? —inquirió.

—Para ser honesto, hay más de una docena de


muertos persiguiéndome —respondió Xie Lian.

—Ah…

—¡¿Es una mala pregunta?! —exclamó Xie Lian—.


La hago porque es un requisito para la misión, nunca
divulgaría esta información.

—Dianxia, lo ha entendido mal, esta pregunta no es


difícil de responder —dijo Ling Wen—. Pero el viejo Pei
tiene demasiadas confidentes femeninas. Cuando hizo
esa pregunta, por un tiempo no supe a cuál de todas ellas
se refería.

Cuando escuchó su respuesta, Xie Lian casi se torció


el tobillo al trastabillar.
183

—Entiendo… —susurró—. Entonces, entre estas


confidentes del General, ¿hay alguna mujer posesiva,
celosa y que esté incapacitada?

—Si lo dice así, puedo acordarme de una —


respondió Ling Wen.

Xie Lian una vez más lanzó dos velos rojos,


atrayendo otra ola de vítores. Entre aplausos, se dio la
vuelta para saludar con la mano.

—¡Por favor, explíqueme! —pidió a través de su


matriz.

—Antes de que el viejo Pei ascendiera, fue un


General —explicó—. En el campo de batalla, se encontró
con una mujer General del país enemigo. Era
extremadamente hermosa y atractiva. Además, su
temperamento era heroico y feroz. Se llamaba Xuan Ji…

»El General Pei, es una persona que… cada vez que


conoce a una mujer hermosa, incluso aunque ella tuviera
un cuchillo contra su garganta, buscará la forma de
184

provocarla y conquistarla. Esta mujer lideró tropas y


cruzó espadas con él, pero al final, fue derrotada.

»Cuando Xuan Ji fue escoltada hasta el campamento


enemigo, aprovechando en un momento que la escolta
estaba desprevenida, quiso suicidarse en el acto; pero no
lo consiguió, fue salvada por un General que cortó su
larga espada por la mitad con un sólo golpe de su propia
espada. Este no era nadie más ni nadie menos que el
distinguido y elegante enemigo, el General Pei; quien
luego ascendió y se convirtió en el General Ming Guang.

»En primer lugar, el General siempre ha sido un


hombre misericordioso y, en segundo lugar, la guerra
había terminado, así que la dejó marchar. Uno tras otro,
una y otra vez, los dos tuvieron un romance de verano".

Justo entonces, una novia agarró la pierna derecha de


Xie Lian. Sus cinco dedos se apretaron hasta casi
clavarse en su piel. Xie Lian estaba a punto de patearla
cuando de repente se dio cuenta de que, en este ángulo,
185

no tendría más remedio que patearle la cara. En su


corazón, Xie Lian pensó que no era bueno golpear la cara
de una mujer. Por lo tanto, cambió su posición y pateó su
hombro antes de lanzar otro velo. Luego retrocedió
contra otra cubierta y salió volando.

—¡Suena como una historia muy bonita! —dijo a la


matriz privada.

—Podría haber sido una bonita historia —dijo Ling


Wen—. Lo malo es que Xuan Ji quería ser la única para
el General Pei y estar junto a él durante toda la vida.

En dos pasos, Xie Lian saltó y se subió al techo.


Desde allí observó a seis novias que se iban acercando a
él, mientras aprovechó para secarse el sudor.

—No está mal que una mujer quiera una pareja para
toda la vida —comentó Xie Lian.

—Así es. Pero el viejo Pei es una persona que no


mantiene ataduras… —respondió Ling Wen—. Bueno
hay que ser honesta…
186

—...

—Además, los dos países estaban en estado de guerra


—continuó Ling Wen—. En el campo de batalla, todos
son despiadados. Originalmente, Xuan Ji y el General Pei
llegaron a un acuerdo de tener una relación de corta
duración. Estaban completamente dispuestos a vivir el
presente sin pensar en la mañana siguiente, acordaron
hablar sólo de romance y nada sobre la guerra.

—¡Espere un minuto! —dijo Xie Lian—.


Respóndame primero, ¿Xuan Ji está discapacitada o no?
¿Dónde tiene su discapacidad?

—Ella…

Cuando Ling Wen estaba por explicarle, su voz se


detuvo abruptamente.

¡La energía espiritual se le había acabado otra vez!


¡Siempre en el momento más crucial!
187

En medio de vuelos y saltos, Xie Lian reorganizó


rápidamente sus pensamientos.

¡Si el novio fantasma no se había mezclado con los


aldeanos, entonces el único lugar que quedaba para
mezclarse era entre las diecisiete novias!

Cuando Xie Lian se escondió entre el grupo de


novias, el novio fantasma no había logrado darse cuenta
de que algo andaba mal. Y cuando el novio fantasma se
había mezclado entre ellas, Xie Lian tampoco supo
determinar a primera vista que había un cadáver de más.

Si se ponía a pensar cuidadosamente todo lo que


había pasado, después de que Ruoye golpeara al novio
fantasma, lo único que vio fue una nube de niebla negra
dirigiéndose hacia el bosque. No había garantía alguna de
que alguien se hubiera escondido dentro de esa nube de
niebla negra. De hecho, Xie Lian tenía el presentimiento
de que cuando se apresuró en ir al bosque, el novio
fantasma aprovechó para esconderse dentro de la niebla
188

oscura; logrando pasar desapercibido, escondido dentro


de las hojas del bosque, antes de regresar al templo y
colarse entre los cadáveres.

En ese caso, el "novio fantasma" no era un "novio"


en absoluto, sino una "novia".

¡Una mujer vestida de novia!

Basándose en el hecho de que era una mujer, se


podían deducir otras cosas. Por ejemplo, ¿por qué no
había Templos Ming Guang en la región del Monte Yu
Jun? No era que los lugareños no quisieran construirlos,
sino que no podían hacerlo.

Xiao Ying había dicho: “Hubo la intención de


construirlos antes, pero escuché que al parecer cada vez
que se quería construir un Templo Ming Guang, había
incendios sin motivo alguno durante la construcción.”

Eso no sonaba a que fuera una coincidencia.

¿Por qué incendiar los templos en construcción?


189

En circunstancias normales, sería por odio. Sin


embargo, dentro del Monte Yu Jun, había un Templo
Ming Guang que estaba oculto del mundo exterior por
una poderosa matriz. Nadie podía entrar, sin embargo, el
mantenimiento del templo y la mano de obra de la estatua
divina en el interior eran excelentes.

¿Por qué la novia fantasma llevaba un vestido de


novia, pero no podía soportar ver novias sonrientes
dentro de la región del Monte Yu Jun? ¿Por qué ese era
el caso?

¡Qué otra cosa podría explicarlo sino celos y


posesividad!

Y aquel extraño sonido que parecía una tela gruesa


envuelta alrededor de un palo de madera arrastrando un
objeto pesado… Si realmente era el sonido de pasos…
¡Xie Lian sólo podía pensar en una posibilidad!

Todas las novias que lo perseguían ya habían sido


cubiertas con sus velos. Por lo tanto, Xie Lian finalmente
190

pudo soltar un pequeño suspiro de alivio. Luego,


concentrándose, Xie Lian se dedicó a contar los
cadáveres de esas novias.

Uno, dos, tres, cuatro… Diez.

Siete novias fueron las que saltaron al bosque y


terminaron siendo perseguidas por Nan Feng. Las diez
novias que cubrió estaban todas aquí. Eso significaba que
todavía había una que no había aparecido.

Justo en ese momento, detrás de él, escuchó ruidos


familiares y extraños de nuevo. Xie Lian se dio la vuelta
lentamente y una figura de corta estatura llamó su
atención.

«—Así que realmente resultó siendo así cómo


pensaba» —pensó para sí mismo, después de tomar un
ligero respiro, con el corazón acongojado.

La mujer frente a él vestía un vestido de novia rojo,


pero no se veía para nada feliz; su expresión era de pura
tristeza.
191

La razón por la que se veía corta de estatura no era


por ser bajita, sino porque se encontraba arrodillada en el
suelo. Ambas piernas tenían los huesos rotos, pero estas
no habían sido amputadas; y todo este tiempo, había
estado usando sus rodillas para movilizarse.

De hecho, los ruidos extraños que Xie Lian no podía


identificar eran causados claramente por el arrastre de las
piernas rotas de esta novia cuando saltaba y se movía.

Esta mujer fantasma tenía un rostro alargado, las


cejas muy marcadas, y era realmente muy hermosa. Sin
embargo, aunque su belleza puede haber aludido a toques
de heroísmo antes, ahora había un resentimiento general
rodeando toda esa belleza; como si hubiera estado
atrapada y confinada a un lugar pequeño y oscuro todos
estos años, sin poder lograr ver el cielo.

En el suelo, el vestido de novia por debajo de las


rodillas se encontraba hecho jirones.
192

Los dos se miraron en silencio por un momento antes


de que Xie Lian finalmente hablara.

—¿Xuan Ji? —preguntó.

Al parecer, hacía años que nadie la llamaba por ese


nombre. Pasó un largo rato antes de que el resentimiento
reflejado en el rostro de la fantasma se dispersara
levemente y fuera reemplazado por el brillo de una tenue
luz en sus ojos.

—¿Quién eres tú? —preguntó ella después de


mucho—. ¿Él te ha enviado a buscarme?

Este "él" se refería naturalmente al General Pei. Al


menos eso es lo que Xuan Ji parecía creer.

—¿Dónde está? —añadió rápidamente—. ¿Por qué


no ha venido a verme?

En cuanto notó su impaciencia, Xie Lian pensó que


lo mejor sería no darle una respuesta negativa.
193

Xuan Ji, al ver que tardaba en contestar al respecto,


se estremeció y se dejó caer a los pies de la bella y
erguida estatua del Dios Marcial. Su atuendo nupcial rojo
se extendió sobre la tierra, como si se tratase de una
enorme flor manchada de sangre.

Su cabello estaba completamente desparramado, y


todo su rostro estaba contraído, lleno de dolor; como si
se encontrara sufriendo un gran tormento.

—¡PeiLang14... oh, PeiLang! —exclamó Xuan Ji—.


Yo he traicionado a mi país por ti, lo he abandonado todo
por ti, me he roto las piernas por ti. ¡Hasta me he
convertido en esto por ti! ¡¿Por qué no vienes a verme?!

De repente, se tiró del cabello salvajemente con


ambas manos.

—¡Tú me lastimaste, me lastimaste! —gritó—. ¿Qué


me has hecho? ¿Acaso tu corazón está hecho de hierro y
piedra?

14
“Lang” terminación en el que uno puede llamar a su amado/a o esposo/a.
194

Xie Lian comenzó a reflexionar. ¿Traicionar a su


país? ¿Piernas rotas? ¿Podría ser que el General haya
simulado todo ese tiempo, aprovechándose de su amor y
afecto para engañarla maliciosamente, y luego la haya
abandonado, causándole un resentimiento tan profundo?

En ese momento, se oyó un grito repentino


proveniente del exterior del templo.

Rápidamente, Xie Lian miró por la ventana, y vio que


Ruoye estaba abarrotado de gente; pero fuera del círculo,
una persona estaba tratando de arrastrar a Xiao Ying
mientras le gritaba. Era el joven líder, quien ya había
retomado la consciencia y no sabía contra quién luchar
por un lugar dentro del círculo de protección.

—¡Tú, feo monstruo, ¿qué derecho tienes de estar ahí


dentro?! —gritó—. ¡Déjame entrar en tu lugar!

Xuan Ji al oír esta voz, agitó su mano e invocó una


niebla negra. El joven líder fue envuelto por aquella
195

niebla negra y atraído hacia la mano de Xuan Ji, quien lo


sostuvo de la cabeza.

Cuando el líder volvió la mirada para verla, vio a una


mujer desaliñada, de cabello largo y sombrío… ¿Acaso
no era esta mujer una de las novias cadáveres que habían
yacido sobre el suelo antes? ¿Acaso no era esta mujer, la
que había sido considerada la más hermosa de todos los
cadáveres? ¿La que había tocado y querido manosear?

Fue en aquel momento que el joven líder finalmente


conoció el verdadero terror, y gritó a todo pulmón cuando
Xuan Ji curvó sus cinco dedos y atravesó con la mano
todo su cráneo. En su rostro se dibujó una gran sonrisa,
muy hermosa incluso en aquel momento. Después de
burlarse un par de veces de él, saltó repentinamente sobre
la estatua, tomándola fuertemente del cuello y
sacudiéndola salvajemente.

—¡Quemaré todos tus templos! —gritó enfurecida—


. ¡Mataré en tu honor, sólo para que vengas a
196

verme! ¡¿Cuántos años te he esperado?! Y tú aún no te


dignas a venir… ¿Sabes todo el daño que me has hecho?
¡Mira mis piernas, mírame ahora! Lo hice todo por ti…
¡Por ti!

Xie Lian secó el sudor frío de su rostro con una mano.


Él no era más que un extraño en esta situación y no creía
tener el derecho a comentar al respecto. Sin embargo,
según lo que sentía, no pudo evitar opinar para sí mismo:

«—Si querías ver a tu amante, ¿no podías haberlo


hecho de una manera más normal? Si hubiera alguien
que quisiera verme y usara tus métodos, la verdad es que
no tendría ganas de verlo en absoluto».

La multitud estaba tan asustada que algunos se


desplomaron fuera del círculo, echando espuma por la
boca. Xuan Ji al comprobar que aún había gente que no
quería escucharla, se enfureció a más no poder y estiró
los dedos para volver a atacar.
197

En un momento de desesperación, a Xie Lian no se


le ocurrió mejor idea y… ¡se empezó a reír a carcajadas!

Cuando Xuan Ji oyó la risa, se dio la vuelta y vio a


una novia vestida de rojo riendo alegremente, y no pudo
evitar sentir celos.

Ella no pudo casarse con su amado, por lo que


deseaba que todas las mujeres del mundo tampoco
pudieran hacerlo; deseaba que todas lloraran y se
lamentaran por el resto de sus vidas. ¡Por lo tanto, ni bien
vio a la novia sonreír, apretó los dientes con odio e
inmediatamente se abalanzó sobre Xie Lian!

Tenía las piernas rotas, pero sus movimientos eran


extremadamente rápidos; no sólo rápidos, sino también
muy fuertes. En un instante, tomó del cuello a Xie Lian,
tratando de estrangularlo.

—General Xuan Ji —dijo él, con algo de dificultad—


. Usted también fue una General de alto rango, ¿por qué
hacer todo esto sólo por un hombre?
198

—¡Cállate! —gritó Xuan Ji—. ¡Tú no lo entenderías!

Todo esto era porque no la entendía. ¡Qué locura!

No era de extrañar entonces que Xuan Ji quemara


todos los templos de Ming Guang de la montaña.
Seguramente lo había hecho porque no podía soportar la
idea de que otra mujer pudiera visitar el Templo del
General Pei y compartiera la misma estatua con ella.

—¡¡¡No venga aquí!!! —gritó Xie Lian


apresuradamente, al ver que Xiao Ying tenía la intención
de ayudarle.

Como era de esperarse, Xuan Ji la miró con los ojos


inyectados en sangre, y Xiao Ying salió volando varios
metros antes de que pudiera acercarse. Xie Lian sólo
pudo oír el sonido de un cuerpo aterrizando pesadamente,
y en el momento de la conmoción, dio una patada con
una increíble fuerza. Xuan Ji voló horizontalmente y se
estrelló contra doce o trece árboles. Ahora, por fin, Xuan
Ji quedó tendida en el suelo, inmóvil.
199

Xie Lian se levantó de inmediato.

«—Qué pecado patear a una mujer así» —pensó,


dándose la vuelta y corriendo hacia el otro lado.

—¡Señorita Xiao Ying! —exclamó al verla tendida


en el suelo.

Xie Lian se apresuró en ayudarle y revisarla


rápidamente, al hacerlo descubrió que no estaba
gravemente herida. Sus brazos y piernas estaban intactos
y ni siquiera había escupido un poco de sangre por el
impacto; Xie Lian se sintió sorpresivamente aliviado y la
acostó sobre sus brazos.

—¿Le causé problemas? —preguntó Xiao Ying


suavemente, sus ojos sobresaliendo por las delgadas
vendas de su rostro; observándolo mientras él se
aseguraba de que no tuviera ningún hueso roto o alguna
dislocación.

Xie Lian sonrió.


200

—¿Cómo puede ser eso posible? —dijo—. Estoy


aquí gracias a una muchacha que vino a ayudarme, de lo
contrario habría muerto estrangulado por ese fantasma
femenino. Pero esto ha sido demasiado peligroso, no lo
vuelvas a hacer.

Xiao Ying sonrió levemente.

—No tiene porqué persuadirme, Taizi Dianxia —


susurró.

Xie Lian parpadeó desconcertado

—¿Qué… —musitó.

—¿Por qué sigue así? —preguntó Xiao Ying


sonriendo más profundamente.

Xie Lian se quedó helado.

—¿Me reconoce? —cuestionó.

—¿Quién no podría reconocer a Taizi Dianxia? —


respondió Xiao Ying, para luego fruncir el ceño
201

ligeramente y murmurar—: Desafortunadamente, aun


así, no puedo ayudarle…

En ese momento, se escucharon unas extrañas


campanadas.

“DONG, DONG, DONG”

El sonido de esas tres campanadas resonó


ruidosamente. Xie Lian instantáneamente fue invadido
por un mareo; el sonido de aquella campana era tan fuerte
que aturdía.

Cuando pudo examinar nuevamente su entorno,


todas las novias se balancearon antes de caer al suelo.
Sólo sus brazos se mantuvieron levantados, apuntando al
cielo. Los aldeanos también cayeron y no volvieron a
levantarse. Era como si todos hubieran perdido el
conocimiento por el temblor de la campana.

Ruoye se levantó del suelo y se enroscó de nuevo en


la muñeca de Xie Lian. La acarició suavemente dos
veces, en un intento de tranquilizarla; estaba realmente
202

desconcertado, cuando de repente vio a un hombre salir


del bosque.

—Muchacha, espera un momento —dijo Xie Lian


acostando a Xiao Ying en el suelo.

Luego se levantó y se dirigió hacia el hombre.

—Nan Feng, ¿qué es todo esto? —preguntó.

Nan Feng se encontraba trayendo a rastras a una fila


de novias con una cuerda brillante y fue cuando regresaba
que oyó las campanadas.

—¡Es el fin de la misión! —respondió.

Siguiendo su línea de visión, Xie Lian descubrió de


repente que una fila de soldados había aparecido frente al
Templo Ming Guang.

Esta fila de soldados vestía una armadura brillante,


cubierta en Poder Divino; la poderosa aura irradiando
débilmente de ellos. En el frente se encontraba un joven
General, alto y guapo; estaba claro que no era una
203

persona común. Ese General se acercó con las manos


entrelazadas en la espalda. Una vez que estuvo frente a
Xie Lian, se inclinó ligeramente en saludo.

—Taizi Dianxia —dijo.

—Es el General Pei —dijo Nan Feng.

—¿General Pei? —preguntó Xie Lian—. Por lo que


veo, usted también ha venido.

«—Esa estatua del templo no tiene la forma


correcta.» —pensó Xie Lian, sin poder evitarlo.

Aquella estatua estaba llena de heroísmo, sus cejas y


ojos estaban llenos de ira; se mostraba realmente guapo
y agresivo. En cambio, el joven General aquí presente,
tenía la tez clara y ninguna mirada asesina, hasta podría
decirse que era tranquila.

El General Pei vio los cadáveres de las novias y a


Xuan Ji en el suelo.
204

—El Palacio Ling Wen nos notificó sobre la


situación del Monte Yu Jun, y que había una batalla en la
que el Palacio Ming Guang estaba involucrado, por lo
que éste subordinado se apresuró en venir —dijo—. No
esperaba que realmente hubiera una relación tan
profunda con nosotros. Gracias por su trabajo y disculpe
las molestias, Taizi Dianxia.

Xie Lian agradeció mentalmente a Ling Wen. ¿Cómo


podría siquiera considerar que la eficiencia del Palacio
Ling Wen había disminuido?

Mientras Xuan Ji luchaba en el suelo, escuchó


vagamente la palabra "General Pei" y levantó la cabeza
en éxtasis.

—¡PeiLang, PeiLang! —exclamó—. ¿Eres tú?


¿Finalmente estás aquí?

Pero cuando echó un vistazo al visitante, su emoción


se esfumó de inmediato.

—¿Quién es usted? —rugió.


205

Xie Lian sintió simpatía ante su confusión.

—¿No es este el General Pei? —preguntó—. ¿Puede


ser que haya esperado tanto que ya no lo reconoce?

—Él es el General Pei —respondió Nan Feng—.


Pero no es al que ella había estado esperando.

—¿Podría ser que hay dos generales con el nombre


Pei? —preguntó Xie Lian, aún más sorprendido.

—Así es, hay exactamente dos de ellos —dijo Nan


Feng.

Resultaba que, el General Pei que esta mujer


fantasma Xuan Ji estaba esperando era el Dios Principal
del Templo Ming Guang, mientras que el que estaba
delante de ellos era el Dios Adjunto; un sucesor de la
familia del General Pei. Para distinguir al llamarlos, y no
confundirlos, todos llamaban a este General como
"Pequeño General Pei".
206

El General Pei era el Dios Principal del templo, por


lo que sus estatuas estaban colocadas mirando hacia las
puertas del templo; y las estatuas del Pequeño General
Pei, al ser Dios Adjunto, fueron colocadas detrás de las
suyas. Sin embargo, aunque uno era de una generación
anterior y el otro de una generación posterior, parecían
hermanos. La historia de dos personas de la misma
familia ascendiendo a los Cielos podría ser considerada
como una muy extraña, y capturaba la imaginación del
que la oía.

Xuan Ji se empezó a mostrar impaciente.

—¿Por qué finges ser él? —gritó—. ¿Por qué él no


viene a verme? ¡Dile a ese hombre que venga a verme!

Esto era como insultar a los antepasados de uno


frente a las generaciones futuras. Sin embargo, el
Pequeño General no cambió su semblante.

—Mi General tiene algunos asuntos importantes que


atender —respondió.
207

Xuan Ji se quedó un rato mirándolo.

—¿Asuntos importantes? —dijo en voz alta, con la


cara oculta por su largo cabello—. ¿Cuáles son sus
prioridades ahora? Ha viajado miles de kilómetros en una
noche sólo para verme. Ahora, que sabe que llevo cientos
de años esperándolo, ¿qué puede ser tan importante para
que ni siquiera se digne a descender para verme? ¿Un
asunto importante? En realidad, no tiene uno, ¿verdad?

—General Xuan Ji, por favor, siga su camino —dijo


el General Pei, sin contestar ninguna de sus preguntas.

Dos soldados del Templo Ming Guang rompieron la


formación y se acercaron. Xuan Ji permitió que esos dos
soldados la agarraran mientras ella se arrodillaba
aturdida. Luego, abruptamente, comenzó a luchar,
maldiciendo mientras intentaba señalar hacia el cielo con
un fuerte odio.

—¡Apártense! —gritó ferozmente—. ¿Quiénes son


ustedes? ¡No me toquen! ¡Los maldeciré a todos!
208

—Por supuesto, yo no soy nadie, puedes maldecir


todo lo que quieras —respondió el Pequeño Pei.

—¡No sólo quiero maldecirte a ti, también quiero


maldecir a ese desgraciado hombre! —gritó.

—Al General no le importará —dijo el Pequeño Pei.

Xuan Ji estaba tan enfadada que se estaba volviendo


loca de nuevo, señalando al cielo y maldiciendo.

—¡Bien! —exclamó—. ¡Pei Ming escúchame!

—Bueno, ¿no sería mejor detenerla un poco? —dijo


Xie Lian, sintiendo la necesidad de detener este tipo de
comportamiento—. ¿Qué pasa si realmente tiene éxito?

—Lo lamento —dijo el Pequeño General Pei—. El


General Pei ya esperaba este comportamiento, fue por
eso que dijo él mismo que ya ha sido maldecido muchas
veces en su vida, y que no les teme a las maldiciones.

—Te maldigo, te maldigo… —dijo Xuan Ji con voz


ronca y entrecortada—. Será mejor que nunca te
209

enamores de nadie más. De lo contrario, si llega ese día,


te maldigo para que seas como yo, para siempre y para
toda la eternidad. ¡Qué te quemes sin cesar! ¡Deja que el
fuego atraviese todo tu cuerpo y tú mismo ser!

—Lo siento —dijo el Pequeño General Pei,


dirigiéndose hacia Xie Lian y a los demás—. Esperen un
momento

Levantó dos dedos y los presionó ligeramente contra


su sien. Este gesto era el que activaba la Matriz de
Comunicación Espiritual, por lo que seguramente debía
estar comunicándose con alguien. Después de un
momento, dejó escapar un "hmmm", bajó la mano y
volvió a su posición anterior con ambas manos detrás de
su espalda.

—Al General Pei le gustaría que le transmita un


mensaje —dijo, volviéndose hacia Xuan Ji—: “Eso será
imposible”.

Xuan Ji volvió a gritar aún más fuerte.


210

—Llévensela —ordenó el Pequeño General Pei.

Dos soldados recogieron a la locamente luchadora


Xuan Ji y la arrastraron lejos.

—General, el resentimiento de la General Xuan Ji es


bastante pesado —dijo Xie Lian—. Dado que ella está
constantemente pensando en el odio de haber cometido
traición contra su reino y en cómo sus piernas se
rompieron debido al General Pei; me temo que reprimirla
no durará mucho.

El Pequeño General Pei inclinó su cabeza hacia un


lado.

—¿Dijo que cometió traición y se rompió las piernas


debido a la influencia del General Pei? —preguntó.

Xie Lian se quedó atónito.

—Sí —dijo—. ¿No es así?

—Si ella quiere decir eso, está bien —dijo el


Pequeño General Pei—. Sin embargo, los detalles son
211

distintos a cómo cree. Después de que ella y el General


Pei se separaran, para instarlo a quedarse junto a ella, la
General Xuan Ji no dudó en ofrecer inteligencia militar.
Sin embargo, el General Pei no estaba dispuesto a aceptar
esta ventaja injusta y no aceptó su oferta.

Esto era una sorpresa; no esperaba que el proclamado


"traicioné a mi país por ti", resultara ser así.

—Entonces, ¿qué ocurrió con sus piernas? —


preguntó Xie Lian.

—Ella misma se rompió las piernas —informó Pei.

—¿Ella… las rompió ella misma? —preguntó Xie


Lian desconcertado.

—Al General Pei no le gustan las mujeres de carácter


fuerte y Xuan Ji es de carácter fuerte por naturaleza —
respondió el Pequeño General Pei, plano e
inquebrantable—. Es por eso que no pudieron durar
mucho tiempo juntos. La General Xuan Ji no estaba
dispuesta a dejarlo ir, por lo que le dijo al General Pei
212

que estaba dispuesta a hacer sacrificios y cambiarse a sí


misma. Por lo tanto, voluntariamente dejó las artes
marciales y se rompió sus dos piernas. De esta manera,
ella hizo el equivalente a romperse ambas alas y atarse al
General Pei. A pesar de todo esto, el General Pei no la
abandonó. La acogió y la cuidó; sin embargo, no estaba
en sus planes tomarla como su esposa. Debido a que el
anhelado deseo de la General Xuan Ji no se pudo cumplir,
se suicidó con odio. No por ninguna otra razón, sino sólo
para hacer que el General Pei se sintiera triste y afligido.
Pero, con todo el debido respeto… —continuó con
educación y calma—. Eso no iba a suceder nunca. Yo no
sé lo que está bien o mal. Sólo sé que, si Xuan Ji hubiera
estado dispuesta a dejarlo ir, la cosas no habrían
terminado así. Taizi Dianxia, me despido.

Xie Lian le devolvió el saludo con la palma y los dos


se despidieron.

—Vaya tipo que es este —dijo Nan Feng.


213

Xie Lian suspiró.

—Sólo me compadezco de estas novias —


comentó—. Por desgracia son víctimas de una desgracia
imprevista.

Todos los subordinados del Palacio Ming Guang


regresaron a la Corte Celestial, dejando una figura de un
hombre frente al bosque que caminaba hacia ellos
lentamente con los brazos cruzados; era Fu Yao.

Nan Feng lo miró.

—¿No que había huido? —dijo con sorna.

La forma en que lo dijo fue muy desagradable e hizo


que Fu Yao levantara una ceja para mostrar su disgusto.

—Si no me hubiera dado prisa en irme —acotó Fu


Yao—. ¿Cómo cree que podría haber llegado tan pronto
al Templo Ming Guang?

Viendo que estas dos personas iban a pelear de


nuevo, Xie Lian se apresuró a intervenir.
214

—No diga eso —dijo—. Además, yo le pedí que


fuera a buscar ayuda.

Fu Yao lo miró.

—¿No ha usado ya bastante esa ropa? —dijo.

—¡Ah! —exclamó Xie Lian, dándose cuenta de que


todavía llevaba puesto el vestido de novia rojo—. ¡Nan
Feng, estuvo aquí con nosotros el Pequeño General Pei
hasta hace un momento, ¿por qué no me recordó que aún
lo tengo puesto?!

—Puede ser porque claramente se ve demasiado feliz


mientras lo usa —dijo Fu Yao.

—No había necesidad de un recordatorio —contestó


Nan Feng—. Al Pequeño General Pei no le importa lo
que vistas. Incluso si te vistieras diez veces más raro que
tu atuendo actual, él no dirá una sola palabra al respecto
en cuanto regrese.
215

—¡Realmente, este Pequeño General Pei es


verdaderamente tranquilo y sereno! —dijo Xie Lian con
una sonrisa seca—. Es bueno saberlo.

Fu Yao estuvo de acuerdo con lo que dijo Nan Feng,


pero luego, agregó algo más.

—De todas formas, no deberías juzgarlo por su


apariencia cortés y refinada que muestra al exterior —
dijo—. Al igual que su predecesor, ambos son difíciles
de tratar. Pei Xiu15 sigue siendo un Dios nuevo que
ascendió hace no más de doscientos años, pero su poder
es terriblemente feroz, por lo cual subió de rango muy
rápido. Cuando fue nombrado por el General Pei, apenas
había alcanzado la mayoría de edad. ¿Sabe lo que hizo
para ganar el título y ascender?

—¿Qué hizo? —preguntó Xie Lian.

—Masacró a toda una ciudad capturada —espetó Fu


Yao con frialdad—. En resumen, en la Corte Celestial,

15
裴宿 Pei Xiu, es el nombre del “Pequeño General Pei” - Xiao Pei 小裴,
216

no hay mucha gente buena con la que sea fácil


relacionarse; y no se puede confiar en nadie, ya sean
hombres o mujeres.

Xie Lian escuchó su tono, que sonaba como si viniera


de una persona experimentada advirtiéndole a un niño, y
tuvo ganas de reír. Sospechaba que quizás Fu Yao había
pasado por muchas cosas en la Corte Celestial, ya que
debió haberse sentido profundamente identificado en este
tema para que pudiera hablar de esa manera.

—No sea alarmista —dijo Nan Feng en


desacuerdo—. Hay personas buenas y malas en todas
partes y todavía existen bastantes Oficiales Celestiales
confiables en la Corte Celestial.

—Ah… Un Oficial Celestial de confianza, ¿se refiere


al General Tremenda Masculinidad? —acotó Fu Yao.

—Yo no estoy seguro de quién, pero no es el Dios de


la Escoba —respondió Nan Feng.
217

Xie Lian sintió como un dolor de cabeza comenzaba


a aparecer.

—Ustedes dos son realmente enérgicos, ¿eh? —


dijo—. ¿Por qué no hacemos un juego de lenguaje en
solitario?

De repente, los tres sintieron un olor nauseabundo.

Cuando volvieron los ojos para ver a las diecisiete


novias en el suelo, notaron cómo empezaron a cambiar
rápidamente. Algunas se habían convertido en huesos y
otras habían comenzado a pudrirse, de ahí provenía el
hedor.

Xie Lian miró a su alrededor.

—¿Y la muchacha? —preguntó sorprendido.

¡El lugar donde estaba acostada Xiao Ying estaba


vacío!

Sin embargo, parecía que había dejado olvidada una


cosa. Xie Lian se acercó y se encontró con un bollo al
218

vapor frío. Este se encontraba sólo en el suelo, así que lo


levantó y de repente recordó que anteayer lo había
colocado como ofrenda en el pequeño santuario precario
del Dios de la Tierra local.

Los tres, de repente, se dieron cuenta de lo que había


pasado.

—Esto quiere decir que… ¿Esa chica era el Dios de


la Tierra de Yu Jun? —preguntó Nan Feng.

No era de extrañar que reconociera a Xie Lian. Y no


era de extrañar que hubiera impedido repetidamente que
la gente subiera a la montaña, evitando que se dirigieran
a su muerte. Estaba en su naturaleza proteger a los
habitantes de esta tierra.

Desafortunadamente, su Poder Espiritual original no


era muy fuerte, incluso los aldeanos ordinarios podían
llegar a intimidarla. Tenía tan poco poder, hasta el punto
que ella debía ir a los templos de otras personas a rezar
para obtener plegarias.
219

Entonces, cuando Xuan Ji le dio ese duro golpe, al


parecer ya no pudo aguantar más, y ahora se había
dispersado.

—Ese santuario de la tierra no tenía incienso ni nadie


que se arrodillara para adorarla —dijo Fu Yao, también
sorprendido—, pero aun así, ella fue capaz de tomar una
forma y de resistir hasta ahora.

Xie Lian guardó el pequeño bollo al vapor en su


manga y suspiró.

—Creo que debió tener algún tipo de complejo


heroico… —dijo, para luego agregar alegremente—: ¡Se
los dije! Aunque las ofrendas sean pequeñas, para
algunos, por muy pocas sean, son muy importantes.
¿Ahora lo comprenden?

—Sí, sí, sí. Taizi Dianxia siempre tiene la razón —


admitió Fu Yao, sonriendo levemente.
220

—¡Ya le dije que no coma lo que ya se cayó al suelo!


—increpó Nan Feng, dándole una sonora palmada a Xie
Lian.

Entonces, el hedor de los cuerpos de las diecisiete


novias despertó a la gente que aún estaba en el suelo, que
al recobrar la consciencia y ver la situación, se sintieron
presas del pánico.

Xie Lian aprovechó esta oportunidad para darles una


advertencia y alguna que otra doctrina sobre la
retribución del karma sobre lo bueno y lo malo. Les dijo
a todos que una vez que bajaran la montaña, debían rezar
mucho por las novias. Además, deberían tratar de pensar
en formas de notificar a las familias de las novias para
poder reclamar sus cadáveres. Y que, definitivamente, no
deberían hacer nada sospechoso como vender los
cadáveres o cualquier otro acto vergonzoso.

Después de experimentar una noche tan


estremecedora y sin un líder que genere problemas,
221

¿cómo podría alguien no escucharlo y llevarle la


contraria? Uno tras otro, todos estuvieron de acuerdo
mientras temblaban de miedo. Todos sintieron como si
hubieran sufrido una larga pesadilla. Sólo entonces se
dieron cuenta de que todos habían actuado como si
hubieran estado posesos aquella noche. Con tantos
muertos, ¿cómo podían seguir pensando en ganar dinero?

Pensando en lo acontecido, todos se sintieron


aterrorizados de sí mismos. Anoche, ya que todos lo
hicieron, confiaron en el hecho de que eran grandes en
número y que había alguien tomado el liderazgo. Por lo
tanto, sus mentes confusas se apresuraron en seguir la
corriente. Ahora, aún con un miedo persistente en sus
corazones, lo mejor era arrepentirse obedientemente y
orar por bendiciones.

Los aldeanos se dispersaron dirigiéndose montaña


abajo, pero Xie Lian todavía estaba ocupado.
222

Había diecisiete cadáveres de novias tiradas aquí, y


cuarenta militares muertos colgados en el bosque; aún
quedaba mucho trabajo por hacer.

Xie Lian, de pronto, sonrió.

—¡Nan Feng, Fu Yao, vengan a trabajar! —gritó.

Sin que él tuviera que decir nada, los dos hombres ya


se habían entregado a realizar el trabajo duro, como si
hubieran sido bueyes suyos en otra vida; y a su vez,
demostraban lo competentes que eran, como si ya
hubieran trabajado para él.

Xie Lian no se quedó de brazos cruzados. Mientras


giraba el cuerpo de una novia, de pronto se tambaleó
sobre sus pies; y repentinamente, cayó al suelo.

El rostro del cadáver ya había empezado a pudrirse,


pero eso no era lo terrible en absoluto; lo terrible era que
en sus mejillas habían crecido otros tres diminutos
rostros humanos.
223

Estos rostros tenían el tamaño de la palma de la mano


de un niño pequeño, amontonados en su rostro, y los
rasgos faciales de cada pequeño rostro lo contemplaban
intensamente, como si gritaran de dolor.

¡Este rostro le resultaba más aterrador que cualquier


demonio o monstruo!

Xie Lian estaba tan aterrorizado que ni siquiera se dio


cuenta cuando se cayó.

No sabía qué tipo de expresión tenía en su rostro,


pero debió haber sido impactante, porque cuando Nan
Feng y Fu Yao lo vieron, se apresuraron rápidamente.

—¿Qué pasa? ¿Por qué las golpeó de repente? —


preguntó Fu Yao—. ¡Ha hecho volar todos los cadáveres!

Xie Lian se quedó sin habla.

Fue entonces que se dio cuenta de que justo ahora,


bajo el miedo extremo, había dado un golpe con la palma
de la mano, y todo el poder mágico que le restaba se había
224

concentrado abruptamente en un sólo lugar. ¡Sin dejar


rastro alguno de aquel cadáver!

Después de un largo rato, respirando agitadamente,


Xie Lian finalmente recuperó el habla.

—Nan Feng… Fu Yao… —dijo, con la voz a punto


de temblar—. Inmediatamente configuremos una matriz
de unos treinta kilómetros que rodee todo el Monte Yu
Jun. Hay que evitar que se propague... ¡Es la Enfermedad
del Rostro Humano!

Al escuchar esas palabras, Nan Feng y Fu Yao se


congelaron al instante y palidecieron. Finalmente se
dieron cuenta de por qué Xie Lian había perdido el
control.

Hace ochocientos años, la Capital Imperial del Reino


de XianLe había sido barrida por una epidemia; y al final,
todo el reino terminó aniquilado.

Esa plaga… Cuando la gente enfermaba, aparecían


pequeñas hinchazones en su cuerpo. La hinchazón crecía
225

cada vez más y más, y comenzaba a doler. Poco después,


se comenzaba a notar que la hinchazón se volvía
desigual; aparecían tres lugares hundidos y convexos,
con aspecto de... ojos, boca y nariz.

Después de eso, las características se volvían más


claras hasta que, finalmente, se parecería a algo similar a
un rostro humano.

Y si se dejaba ignorar, más rostros humanos crecían


en el cuerpo de la persona afectada. Según los informes,
se decía que algunas caras crecieron durante tanto tiempo
que habían desarrollado sus propias características e
incluso podían abrir la boca para hablar o gritar.

¡El nombre de esta plaga era la Enfermedad del


Rostro Humano!

¡Esta había sido la razón de la caída del reino de


XianLe! ¡Y, en ese entonces, Xie Lian era el "Dios
Marcial Coronado de Flores"!

¿Cómo podía ser posible todo esto?


226

¡¿Cómo podía ser posible?!

Esta enfermedad había desaparecido durante


ochocientos años. Incluso para aquellos que no la habían
visto con sus propios ojos, seguramente habían oído
historias aterradoras sobre esta.

La cara de Fu Yao experimentó varios cambios antes


de cruzarse de brazos.

—¡¿Cómo es eso posible?! —exclamó—. Eso ya ha


sido erradicado hace siglos. ¡Es absolutamente imposible
que reaparezca! ¡Además, estos cadáveres estaban
claramente normales hace un momento!

—No he confundido lo que he visto —dijo Xie Lian,


dándole una sola oración como respuesta.

Nan Feng y Fu Yao se vieron incapaces de refutarlo.


Lo que dijo Xie Lian, nadie podría haberlo refutado.
227

Xie Lian se levantó tambaleándose, aunque tenía un


terrible dolor de cabeza, hizo todo lo posible por pensar
con claridad.

—No importa. ¡Ve y averigua si alguien en la


montaña Yu Jun ha sido infectado! —ordenó—. También
están estos cadáveres, todos ellos deberán ser quemados
de inmediato. La enfermedad del Rostro Humano es
extremadamente contagiosa, no podemos descuidarnos;
en cuanto uno de ellos se contagie, ¡todo habrá
terminado!

Nan Feng lo agarró de la mano.

—¡Primero busque un sitio para sentarse y descansar,


tiene un aspecto horrible! —dijo—. Otros se encargarán
de la investigación.

Tan pronto como dejaron de hablar, Fu Yao apretó


dos dedos en su sien y entró en la Matriz de
Comunicación. Parecía ser que tenía una posición
bastante alta frente a Mu Qing, ya que les indicó a los
228

Dioses menores del Palacio de Xuan Zhen que bajaran a


hacerse cargo de la investigación, incluso les dio órdenes
con tono de mando.

—No se precipite con todo esto, tal vez… —dijo Fu


Yao al terminar la comunicación en la matriz—. Tal vez
sólo sea un hechizo maligno similar.

A pesar de que le pidieron que descansara, Xie Lian


no podía quedarse quieto en absoluto.

—Esperemos que así sea —susurró, apretando los


puños y dando dos pasos.
229

Capítulo 4

◇Ropas tan rojas como las hojas de


arce y la piel tan blancas como la
nieve◇

Por fortuna, todo resultó ser una falsa alarma.

Se movilizó casi la mitad de la Corte Celestial


Intermedia y se registró toda el área dentro de un radio
de quince kilómetros alrededor del Monte Yu Jun, y
finalmente, Ling Wen le informó los resultados. Cerca de
la montaña Yu Jun, desde los últimos veinte años hasta
el presente, no se ha encontrado a nadie con los síntomas
de la Enfermedad del Rostro Humano. Teniendo en
cuenta lo terriblemente contagiosa que era esta
enfermedad, si existiera, esta zona habría sido
230

despoblada hace mucho tiempo. Entonces, no se podía


descartar la posibilidad de que la escena que vio Xie Lian
en ese momento fuera causada por algún hechizo
maligno.

Esto significaba que Xie Lian se había equivocado.

Al escuchar esta noticia, la angustia que eran cuerdas


tensas en el corazón de Xie Lian finalmente se aflojaron.
Ahora, si la Enfermedad del Rostro Humano volviera al
mundo, eso sería una verdadera catástrofe para la tierra.
En comparación con todo aquello, la vergüenza que
sufriría en la Corte Celestial por su "error de lectura", no
era nada en absoluto.

Después de su ascensión, en sólo unos días, tuvo que


viajar, haciendo malabarismos para poder llegar a su
destino, casarse en un sedán nupcial e incluso, al final,
pasar por un susto tan duro. Esto le pareció aún más
agotador que recoger chatarra durante un año en la
Tierra.
231

Cuando regresó a la Capital Celestial, Xie Lian


estaba a un lado de la calle y encontró casualmente un
escalón libre donde sentarse. Luego tocó sus sienes con
dos dedos y se conectó a la Matriz de Comunicación
Espiritual.

Una vez dentro, había un alboroto poco usual en la


Matriz de Comunicación Espiritual de la Corte Celestial,
y muchas voces salían y entraban en la matriz,
provocando un gran caos.

Lo primero que oyó fue la rabieta de Feng Xing.

—¡Pequeño Pei! —exclamó—. ¿Ha regresado su


General Pei? ¡Esa mujer fantasma Xuan Ji es una
lunática! ¡No importa cuánto la interroguemos, ella sólo
grita pidiendo ver al General Pei! ¡Deshágase de ella!

Feng Xin era el menos acostumbrado a tratar con


mujeres y, en realidad, se le había pedido que hiciera este
trabajo de interrogatorio. Xie Lian no podía evitar sentir
un poco de simpatía por él.
232

—Es inútil que ella lo vea, sólo se volverá aún más


loca al verlo —respondió el Pequeño General Pei.

—Nuevamente otro bosque de cadáveres colgantes


—dijo Mu Qing—. Digno del Fantasma de la Linterna
Verde, al que incluso el mundo de los fantasmas detesta.
Sus gustos son tan deplorables como siempre.

—Lo he investigado —intervino Ling Wen—. El


Fantasma de la Linterna Verde no se encuentra en Yu
Jun. Ese bosque de cadáveres colgantes fue hecho por
aquella mujer fantasma Xuan Ji, haciéndole una ofrenda
al Fantasma de la Linterna Verde de acuerdo a sus
órdenes.

—¿Eso quiere decir que Xuan Ji es una subordinada


del Fantasma verde? —preguntó Xie Lian.

—Exactamente —contestó Ling Wen—. No sé hace


cuántos años atrás, pero la mujer fantasma Xuan Ji
involuntariamente salvó al Fantasma de la Linterna
Verde de estar sellado por un experto desconocido. Como
233

consecuencia, el Fantasma de la Linterna Verde la acogió


y la convirtió en una de sus subordinadas, haciendo que
su poder espiritual aumentará significativamente.

—Entiendo —dijo Xie Lian—. ¿Se ha podido


investigar a fondo el Monte Yu Jun? De ser así, debería
haberse encontrado un espíritu infantil.

—¿Espíritu infantil? —preguntó Ling Wen,


confundida—. No se encontró ninguno en la búsqueda en
el Monte Yu Jun.

Eso era extraño. Entonces, ¿de dónde provino aquella


voz que cantaba? De repente, Xie Lian recordó algo en
lo que también había estado pensando todo este tiempo.

—Hablando sobre eso, en el Monte Yu Jun, también


conocí a un joven que podía controlar mariposas
plateadas —dijo—. ¿Alguien sabe quién era este joven?

La caótica y bulliciosa Matriz de Comunicación


Espiritual quedó repentinamente en silencio.
234

Sólo después de un largo rato, Ling Wen fue la que


intervino.

—Taizi Dianxia, ¿qué acaba de decir? —preguntó.

—Acaba de decir que se encontró con Hua Cheng —


dijo Mu Qing con frialdad.

En cuanto supo por fin el nombre del joven de rojo,


Xie Lian sonrió.

—¿Entonces su nombre es Hua Cheng? —


preguntó—. Ese nombre es muy hermoso, le queda muy
bien.

Al oírle hablar de ese modo y con esas palabras sobre


el joven, todos los Dioses que estaban en la Matriz de
Comunicación se quedaron sin habla.

Después de un rato, Ling Wen tosió levemente.

—Taizi Dianxia —dijo—. ¿Ha oído hablar alguna


vez de las llamadas Cuatro Grandes Calamidades?
235

«—Me está dando vergüenza, pero sólo conozco los


Cuatro Cuentos Famosos» —pensó Xie Lian para sí
mismo.

Los Cuatro Cuentos Famosos antes mencionados


fueron anécdotas muy elogiadas de la época de cuatro
Oficiales Celestiales antes de que ascendieran a la Corte
Celestial:

• El Joven que vertió el vino.


• El Príncipe Heredero que complació a los
Dioses.
• El General que rompió su espada.
• La Princesa que cortó su garganta.

De los cuatro cuentos, el Príncipe Heredero que


complació a los Dioses se refería, de hecho, a la
impresionante actuación del Príncipe Heredero de
XianLe durante su desfile marcial.

Que el nombre de uno estuviera en uno de los cuatro


cuentos no significaba que como oficial de los cielos se
236

tuviera más poder que otros Dioses; sino que,


simplemente esas leyendas resultaban ser las más
ampliamente difundidas entre los mortales de todo el
mundo.

Las noticias que siempre había en la Tierra eran algo


en lo que Xie Lian era malo para mantenerse al día. Decir
que estaba mal informado y era ignorante, no podría estar
más cerca de la verdad. La única razón por la que se
enteró de los Cuatro Cuentos Famosos era porque él
mismo era uno de los cuatro cuentos.

—Lamento decir esto, pero no he oído hablar de eso


antes —respondió Xie Lian—. ¿Puedo preguntar cuáles
son las Cuatro Grandes Calamidades?

—Las Cuatro Grandes Calamidades —dijo Ling


Wen—, y por favor recuérdelas Dianxia, son: Aguas
Negras que Hunden Barcos, Linterna Verde que
Deambula por las Noches, La Calamidad Vestida de
Blanco y Lluvia Carmesí que Busca una Flor. Se refiere
237

a los Cuatro Reyes Demonios del mundo de los


fantasmas que son un verdadero dolor de cabeza tanto
para el mundo celestial como para el mundo terrenal.

Los seres humanos cuando ascienden, se convierten


en Dioses; cuando descienden, se convierten en
fantasmas.

Tanto los inmortales como los Dioses establecieron


el Reino Celestial como su residencia, separándose del
Reino Humano, situándose condescendientemente por
encima de todos los seres vivos. En cuanto al llamado
mundo de los fantasmas, este aún no se había separado
de la Tierra, y los monstruos y demonios compartían la
misma tierra que los humanos. Algunos de estos
acechaban desde la oscuridad, esperando una
oportunidad para moverse; otros se disfrazaban de seres
humanos y vagaban por la tierra.
238

—Heishui Chenzhou16 es un poderoso demonio


acuático —continuó Ling Wen—. A pesar de alcanzar el
nivel de Devastación, rara vez sale a causar problemas y
mantiene un perfil bajo. Muy pocas personas lo han visto
antes; por lo tanto, no es tan preocupante.

»Qing Deng Ye You es precisamente el Fantasma de


la Linterna Verde con mal gusto y afición a colgar de los
árboles cadáveres boca abajo. Sin embargo, es el único
de las cuatro calamidades que no ha alcanzado el nivel de
Devastación.

—Espere un poco —dijo Xie Lian al escuchar esto


último—. Entonces, ¿por qué él es parte de esto? ¿Es por
causar problemas todos estos años?

—Se puede pensar de esa manera —respondió Ling


Wen—. Pero la principal razón es porque resulta más
fácil de recordar añadiéndolo a él para que sean cuatro.
Como ya sabe, para algunos es incómodo no tener cuatro

16
黑水沉舟 - Hēi Shuǐ Chén Zhōu - Aguas Negras que Sumergen Barcos.
239

de todo… En cuanto al "Verde", es porque resulta que los


otros tres Reyes Fantasma tienen todos un color
representativo, y para mantener la coherencia del formato
entre ellos, él se obligó a tener un color. En fin, no se
preocupe por eso.

—¡Vaya razón práctica! —expresó Xie Lian.

—En cuanto a la Calamidad Vestida de Blanco —


continuó Ling Wen—. Dianxia puede que esté más
familiarizado. Él también tiene un nombre, y es Bai
Wuxiang.

Al oír este nombre, Xie Lian sintió de repente un


dolor palpitante viajar desde su corazón hasta sus
extremidades. El dorso de sus manos tembló ligeramente,
e inconscientemente apretó los puños.

Naturalmente, estaba familiarizado con él.

Se dice que cuando una Devastación nace en el


mundo, esta puede destruir reinos completos y crear caos
240

en todo el mundo. Y Bai Wuxiang, cuando nació,


destruyó el Reino XianLe.

Xie Lian permaneció en silencio.

—No obstante —continuó Ling Wen—, Bai


Wuxiang hace tiempo que pereció a manos del
Emperador. No lo volveremos a mencionar. Sin
embargo, si es que aún existiera en el mundo, me temo
que ahora no le tocaría ser el centro de atención. Taizi
Dianxia, las mariposas plateadas que vio en el Monte Yu
Jun también se llaman mariposas fantasmales. Su amo es
el último miembro de las cuatro calamidades y el que la
Corte Celestial menos quiere provocar: Xueyu Tanhua,
Hua Cheng.

Dentro del Reino Celestial, los únicos capaces de


asumir el título de renombre eran el Dios Marcial
Emperador de los Cielos y el Príncipe Heredero de
XianLe. Aunque se podría decir que, con respecto a la
importancia, uno era lo opuesto del otro; pero su fama
241

estaba relativamente en el mismo nivel. En el Reino


Fantasmal, el que podría decirse que era el equivalente
en reputación contra los dos Dioses, no era otro que Hua
Cheng. Aparte de él, no había nadie más.

Si uno quisiera conocer a un Oficial Celestial, sólo


necesitaría caminar, encontrar un templo para visitar,
examinar la estatua divina del Dios, ver cómo estaban
vestidos y qué tipo de arma mágica llevaban. Con eso,
uno podría entenderlos hasta cierto punto. Si uno quisiera
saber aún más, sólo necesitaría escuchar algunas de sus
leyendas transmitidas de boca en boca y ver obras
teatrales sobre sus travesías. Entonces, podrías ver qué
tipo de personas fueron antes de su ascensión, y qué
habían hecho en el pasado. Toda esta información podría
ser desenterrada y puesta al descubierto para aquellos
interesados. Sin embargo, no ocurría lo mismo con los
demonios y monstruos, que casi siempre resultaba ser un
misterio en cuanto a cómo eran cuando eran seres
humanos y cómo son ahora.
242

El nombre de Hua Cheng definitivamente tenía que


ser falso y su apariencia también debía ser falsa. Esto se
debía a que él en los rumores era a veces un joven
temperamental y desagradable, a veces un hombre
hermoso, amable y elegante, o a veces una hermosa
fantasma con un corazón venenoso. No había fin a lo que
se decía sobre él. Sobre su apariencia real, lo único
definitivo era que estaba vestido completamente de rojo
y que a menudo aparecía con una lluvia de sangre y
vientos desagradables mientras las mariposas plateadas
perseguían su solapa y mangas.

En cuanto a su nacimiento, había incluso más


versiones. Algunos decían que fue un niño deformado
que había nacido sin el ojo derecho, que había sido
acosado y humillado desde niño y por eso odiaba este
mundo. Otros decían que fue un joven soldado que había
muerto luchando por su antiguo reino y que su alma no
había aceptado su destino. También decían que murió de
243

dolor en su corazón cuando perdió a su persona amada; y


otros más decían que era sólo un monstruo.

En la versión más extraña, se dice, sólo se dice, que


Hua Cheng era en realidad un Dios que ascendió al cielo.
Pero después de ascender, saltó por propia voluntad hacia
la tierra y se convirtió en un fantasma. Sin embargo, esto
no era más que una leyenda poco difundida; se
desconocía la verdad y no mucha gente creía en ella.

De todos modos, incluso si fuera cierto, todavía


tendría que ser una mentira. Sería una completa
humillación para los cielos que hubiera alguien en este
mundo que realmente hubiera estado dispuesto a
renunciar a ser un Dios y prefiriera descender y
convertirse en un fantasma.

En resumen, cuantas más opiniones hubiera, más


confusa era la verdad, y más misterio había en torno a él.

En cuanto a por qué todos los Oficiales Celestiales le


tenían especialmente miedo a Hua Cheng, había muchas
244

razones. Por ejemplo, su naturaleza oscura o clara era


indeterminada. A veces era cruel y le gustaba matar, a
veces extrañamente cometía actos benévolos. Otra razón
era por su enorme poder en el reino de los mortales y
cuántos adoradores tenía.

Sí, la gente adoraba a los Dioses; rezaban pidiendo


bendiciones, protección de la invasión de demonios y
monstruos; por lo mismo, los Dioses tenían muchos
creyentes. Sin embargo, Hua Cheng, un fantasma, tenía
un verdadero número enorme de creyentes en la Tierra,
casi hasta el punto de poder ensombrecer al cielo.

Pero ahora, si se requiriera una explicación al


respecto de tanto temor, es que cuando Hua Cheng
apareció por primera vez, hizo algo extremadamente
notorio.

Invitó abiertamente a treinta y cinco Oficiales


Celestiales a una pelea. El contenido de la invitación
indicaba que lucharía contra los Dioses Marciales en las
245

artes marciales y con los Dioses de la Literatura en un


debate.

Dentro de esos treinta y cinco Oficiales Celestiales,


había treinta y tres de ellos que sentían que la situación
era ridícula y les había enfurecido tanto su provocación
que aceptaron el desafío, preparándose para trabajar en
equipo entre ellos y enseñarle al fantasma una lección.

Los primeros en competir con él fueron los Dioses


Marciales.

Los Dioses Marciales eran los Dioses más fuertes de


los Cielos, cada uno de ellos tenía un gran número de
adoradores y su poder espiritual era sobresaliente. Luchar
contra un fantasma novato insignificante era algo que
estaba a un alcance de la victoria. Pero, ¿quién hubiera
esperado que la batalla terminara en un completo
aniquilamiento? Incluso no tuvo piedad, y sus armas
fueron totalmente aplastadas por la extraña cimitarra de
Hua Cheng.
246

Sólo después de la pelea descubrieron que Hua


Cheng había salido del Monte Tonglu17.

El Monte Tonglu era un volcán, pero ese no era el


punto importante. El punto importante era que había una
ciudad dentro de ella, llamada Gu. ¿Qué tipo de lugar era
la ciudad Gu? No era una ciudad donde se engendran los
fantasmas, pero esa ciudad en sí era un generador de
demonios a gran escala.

Cada cien años, diez mil fantasmas se reunían y se


mataban unos a otros, matando hasta que sólo quedaba
uno de ellos. Aunque, muchas veces, el resultado era que
no quedara ninguno. Sin embargo, cuando uno sólo
sobrevivía hasta el final, este entonces sería la
encarnación del diablo. En los últimos cientos de años, la
ciudad G18u sólo tuvo dos fantasmas que llegaron al final
de la pelea. Y esos dos como era de esperarse, se

17
Horno de Cobre
18
Veneno
247

convirtieron en los Reyes Fantasmas conocidos por todos


en el Reino de los Mortales.

Hua Cheng fue uno de los dos.

Los Dioses Marciales fueron completamente


derrotados. Ahora era el turno de los Dioses de la
Literatura.

Si no podían vencerlo en una pelea, al menos


deberían poder vencerlo en el debate, ¿verdad?

Desafortunadamente para ellos, tampoco pudieron


ganar eso.

No contaron con que Hua Cheng hubiera atravesado


el Cielo y la Tierra y pudiera recitar los clásicos y debatir
sobre los contemporáneos. De vez en cuando los
educaba, era ocasionalmente malicioso, ocasionalmente
inflexible, ocasionalmente astuto, ocasionalmente
perspicaz, ocasionalmente sofisticado y ocasionalmente
solía colocar trampas.
248

Realmente fue un debate estanco, agudo y elocuente.


Citó evidencia como respaldo, engañó a las personas con
mentiras y atacó donde quiso. Varios Dioses de la
Literatura fueron regañados por él desde los Cielos a la
Tierra, desde la antigüedad hasta el presente. Estaban tan
enojados que tosieron sangre y llenaron los cielos
nublados de rojo.

Hua Cheng se hizo famoso en una sola batalla.

Sin embargo, si hubiera sido sólo eso, no habría sido


suficiente para llamarlo aterrador. Lo aterrador fue que
después de esa victoria abrumadora, le pidió a los treinta
y tres Oficiales Celestiales que cumplieran con lo que
habían prometido.

Antes del desafío, ambas partes habían llegado a un


acuerdo: si Hua Cheng perdía, ofrecería sus cenizas. Y si
los Oficiales Celestiales perdían, todos saltarían
voluntariamente de los Cielos y se convertirían en
mortales de ahora en adelante. Si Hua Cheng no hubiera
249

actuado con tanta arrogancia y con apuestas tan severas,


y si los treinta y tres Oficiales Celestiales no hubieran
creído que no había forma de poder ser derrotados, ellos
no hubieran aceptado pelear y debatir con él.

Y fue entonces que ninguno de los Dioses tomó la


iniciativa de cumplir con su promesa. Aunque retractarse
de cumplir una promesa era humillante, piénsenlo; eran
treinta y tres los que habían perdido. Si sólo uno de ellos
hubiera perdido, entonces, naturalmente sería
intolerablemente humillante, pero como todos perdieron
juntos, no fue nada humillante decidir no cumplirla.

Incluso podrían burlarse unos de otros al respecto.


Como tal, llegaron a un entendimiento tácito; todos
fingieron que esto nunca había sucedido. En cualquier
caso, las personas eran muy olvidadizas; en otros
cincuenta años, tal vez nadie lo recordaría.
250

Calcularon ese punto bastante bien, pero lo que no


tomaron en cuenta fue que Hua Cheng no era tan fácil de
tratar.

¿No cumplirás con tu promesa? No hay problema, él


te ayudará a cumplirla.

Así fue cómo Hua Cheng incendió todos los templos


de estos treinta y tres Oficiales Celestiales en el Reino
Humano.

Ahora esta era la pesadilla de la que hablaban todos


los Dioses inmortales con caras pálidas: un fantasma
vestido de rojo incendiando treinta y tres templos
militares y civiles.

Los templos y los fieles eran la mayor fuente de


poder espiritual de un Oficial Celestial. Con todos sus
templos hechos cenizas, ¿a dónde irían sus fieles a rezarle
a su Dios? ¿Y de dónde provendría el incienso que les
generaría méritos? Con su fuerza gravemente herida,
para reconstruir sus templos, necesitarían un mínimo de
251

cien años para recuperarse; e incluso entonces, podrían


no llegar a recuperar su fuerza anterior. Para los Oficiales
Celestiales, esto resultó ser realmente un desastre tan
devastador que fue considerado aún más aterrador que
una Tribulación Celestial.

El más fuerte de los treinta y tres Oficiales


Celestiales tenía un par de miles de templos, mientras que
los más débiles tenían un par de cientos. Si uno los
sumaba a todos, serían más de diez mil templos. Pese a
ello, Hua Cheng en efecto quemó todo en una sola noche.
Nadie sabía cómo lo había hecho, pero lo había logrado.

Era simplemente una locura.

Los Oficiales Celestiales se quejaron entre lágrimas


con Jun Wu, pero él también se encontraba
imposibilitado a intervenir y no había nada que pudiera
hacer.

El desafío había sido algo que los Oficiales


Celestiales habían aceptado por sí mismos y las promesas
252

también habían sido hechas por ellos mismos. Hua Cheng


también había sido muy astuto; sólo destruyó los templos
y no lastimó a nadie. Así que todo esto era similar a que
él hubiera cavado un hoyo y les hubiera preguntado a los
Dioses si se animaban a saltar dentro; y los Dioses como
respuesta, decidieran cavar el hoyo aún más profundo
antes sumergirse dentro de él. ¿Qué podían hacer ahora?

Originalmente, esos treinta y tres Oficiales


Celestiales habían querido derrotar a ese pequeño
fantasma arrogante frente al mundo entero, por lo que
habían elegido celebrar la competencia marcial y literaria
en los sueños de muchos príncipes y nobles del Reino de
los Mortales. El propósito había sido mostrar sus poderes
divinos frente a sus adoradores. ¿Quién hubiera esperado
que lo que mostrarían a los príncipes y nobles fueran sus
apariencias totalmente derrotadas? Como tal, después de
ese sueño, muchos señores decidieron dejar de rezar a
esos Oficiales Celestiales y cambiaron a rezar a los
fantasmas. Estos treinta y tres Oficiales Celestiales
253

perdieron a sus adoradores y templos, y desaparecieron


gradualmente sin dejar rastro. Las numerosas vacantes se
llenaron finalmente cuando una nueva generación de
Oficiales Celestiales ascendió.

A partir de entonces, cada vez que se mencionaba el


nombre Hua Cheng en el Reino Celestial, muchos
Oficiales Celestiales temblaban de miedo. Incluso sólo
escuchar sobre ropas rojas y mariposas plateadas les
ponía los pelos de punta. Algunos tenían miedo de
irritarlo o hacerlo infeliz, porque entonces él vendría a
desafiarlos y luego quemaría sus templos. Otros tenían
miedo porque los había chantajeado, por lo que no podían
moverse contra él. E incluso algunos tenían miedo
porque Hua Cheng tenía un gran rango de poder, capaz
de cubrir al mundo mortal del cielo con su mano, por lo
que a veces, cuando los Oficiales Celestiales tenían algo
que hacer en ciertos lugares, no tenían más remedio que
encontrarlo y rogar por su permiso. Después de que esto
continuó por un tiempo, una parte de los Oficiales
254

Celestiales también se convirtió en sus adoradores debido


a una mentalidad extraña.

Por lo cual, la actitud de los Cielos hacia esta persona


era de odio, miedo y respeto al mismo tiempo.

Dentro de los treinta y cinco Oficiales Celestiales, los


dos Dioses que no habían aceptado el desafío eran el
General Marcial Xuan Zhen y el General Nan Yang.

No habían aceptado el desafío, pero no por miedo a


Hua Cheng. Simplemente no le habían prestado atención
y habían sentido que era innecesario prestarle atención y,
por lo tanto, no habían aceptado la pelea. ¿Quién hubiera
pensado que esta sería una decisión afortunada e
incomparablemente sabía?

Sin embargo, sólo porque no lucharon contra él, no


significaba que Hua Cheng se hubiera olvidado de ellos.
255

Mientras estaban en el Festival Zhong Yuan19


haciendo una recorrida de inspección, se encontraron y
pelearon muchas veces. Por lo tanto, Feng Xin y Mu
Qing tenían una sombra en sus corazones debido a que
sabían la frenética devastación de esas mariposas
plateadas.

A pesar de escuchar todo eso, la mente de Xie Lian


todavía estaba repleta de esas mariposas plateadas,
brillantes y translúcidas, volando tan bonito y
alegremente a su alrededor. No importaba cuánto lo
pensara, no podía asociarlas con aquellos rumores.

«—¿Son esas pequeñas mariposas plateadas tan


aterradoras? A mí me parecieron… muy… hermosas» —
pensó sin poder evitarlo.

Por supuesto, él nunca diría eso en voz alta.

19
盂蘭盆節 – Se celebra el decimoquinto día del séptimo mes lunar, mientras
las puertas del inframundo permanecen abiertas, acceden a la tierra todo tipo
de fantasmas, a los cuales se le hacen ofrendas a los muertos para apaciguar a
sus espíritus.
256

No obstante, no era de extrañar que los rostros de


Nan Feng y Fu Yao cambiaran tan drásticamente cuando
lo escucharon hablar sobre las mariposas plateadas.
Seguramente fue porque habían experimentado el
sufrimiento del poderoso amo de estas junto con los dos
Dioses a los que servían.

—Taizi Dianxia, conoció a Hua Cheng, ¿qué fue lo


que le hizo? —preguntó un Dios.

Por su tono al hablar sonaba más como si dijera:

«—¿Te falta un brazo, alguna función en tu cuerpo o


quizás algo más importante?»

—No me hizo nada, sólo… —dijo Xie Lian, para


luego quedarse sin palabras.

Xie Lian comenzó a reflexionar dentro de su cabeza.

¡No podía decirlo! ¿Verdad?


257

«—¡Oh, sólo me robó del sedán nupcial y me guio


por el camino como si me estuviera dando una
bienvenida!» —pensó.

Se quedó sin palabras, por lo que no tuvo más


remedio que responder otra cosa.

—Sólo me ayudó a romper la matriz creada por


aquella mujer fantasma Xuan Ji en el Monte Yu Jun y
luego me guio dentro.

La mayoría de los Oficiales Celestiales comenzaron


a reflexionar sobre sus palabras, murmurando para sí
mismos en silencio. Fue sólo después de mucho tiempo
que uno de los Dioses intervino.

—Señores, ¿cuál es su opinión sobre esto? —


preguntó.

Sólo al escuchar su voz, Xie Lian ya podía imaginar


las apariencias de todos los Oficiales Celestiales
sacudiendo repetidamente la cabeza con las manos
cruzadas.
258

—¡Sin opinión, sin opinión en absoluto!

—No sé lo que quiere hacer, ese bicho raro.

—¡Quién puede entender a Hua Cheng!

Aunque a Xie Lian se le acababa de dar un resumen


de la reputación de Hua Cheng como el mismísimo
demonio encarnado, realmente no creía que fuera tan
aterrador. Si tuviera que decir algo pensó que, en aquella
ocasión, incluso podría considerarse que Hua Cheng lo
había ayudado.

En resumen, la primera plegaria que recibió después


de ascender y regresar a los Cielos debería considerarse
finalmente terminada de esta manera.

Aunque el hombre tardó mucho en acordarse de


devolver lo prometido debido a la muerte de su hija, lo
hizo; cumplió su promesa con el corazón roto, aunque
inevitablemente, terminó pagando menos.
259

Debido a su enorme deuda, Xie Lian aún se sentía


culpable. Por lo cual, decidió mostrar una buena actitud
frente a esto.

Al principio, planeó barrer las calles de la Ciudad


Celestial gratis, pero cuando descubrió que todas las
calles de la Ciudad Celestial estaban impecables y no
había nada que barrer, cambió de estrategia.

Lo que decidió fue aparecer de vez en cuando en la


Matriz de Comunicación Espiritual para decir unas
cuantas palabras motivadoras.

—Todos ustedes tienen puntos de vista muy


interesantes.

—He leído un poema precioso, me gustaría mucho


compartirlo con todos ustedes.

—Les voy a compartir un consejo muy eficaz para


tratar el dolor en los músculos y los huesos, probado
personalmente.
260

Lamentablemente, cada vez que enviaba un


contenido tan amistoso y útil, se producía un silencio
dentro de la Matriz de Comunicación, tan así que parecía
estar hablándole al viento, como si ellos no supieran
cómo responder.

Xie Lian comenzó a sentirse un poco deprimido. La


verdad era que claramente no encontraba cuál era el
problema.

Probablemente era que se había mantenido alejado de


los Cielos durante mucho tiempo. Además, siempre fue
ignorante, mal informado y nunca les dio mucha
importancia a las cosas del mundo exterior.

Como no podía arreglar nada de esto, la mejor


solución era olvidarlo. Xie Lian renunció a esta estrategia
y, como resultado, también dejó de estar triste.

No obstante, Xie Lian ha sido una persona que


siempre tiene una cara amable, pero que repentinamente
puede lanzar una frase avasalladora.
261

Un día, en un impulso, preguntó:

«—Si nadie puede adorarme, ¿puedo adorarme a mí


mismo?»

Hasta ahora, nadie en la Tierra le había construido un


templo, ni una persona devota le había enviado una
plegaria al oído.

Ningún Oficial Celestial supo cómo responder a eso.

¿Quién demonios había oído hablar de un Oficial


Celestial que se ofreciera ofrendas a sí mismo? ¿No es el
significado de ser un Dios sólo ser alabado por otros?

¡¿De qué servía ser tan miserable?!

Pese a ello, Xie Lian, se había acostumbrado durante


mucho tiempo a que guardaran silencio cuando él
hablaba, y creyó que esta iba a ser una forma divertida de
entretenerse. Una vez que tomó la decisión, volvió a
saltar hacia el reino de los mortales.
262

Originalmente, quería encontrar un pueblo pequeño,


pero fue atrapado por una nube y aterrizó de cabeza en
una aldeíta de montaña llamada aldea Puqi20, llamado así
por las castañas de agua que abundaban en ese lugar.

Aunque el lugar de aterrizaje no era el que tenía


pensado, un rato después, cuando Xie Lian logró levantar
la cabeza, vio que este lugar tenía colinas verdes, aguas
cristalinas y arrozales que se extendían hacia el
horizonte; un hermoso paisaje y belleza que hicieron
estremecer su corazón, por lo que no tuvo la menor
intención de irse. En un segundo vistazo, pudo ver una
pequeña pendiente de tierra que tenía en ella una casa
torcida y rota.

20
Castaña de agua, usualmente se utilizan en la cocina tradicional China, por
su textura crujiente y por su aspecto.
263

En lo que caminaba alrededor, consultó sobre la casa,


y varios aldeanos le comentaron:

—Esa choza está en ruinas, no tiene dueño, de vez en


cuando entra un vagabundo a dormir de noche y vive allí
a sus anchas.

¿No era eso justo eso lo que buscaba?

Xie Lian se dirigió a ella y se dio cuenta de que


aquella choza parecía muy destartalada desde lejos, y
ahora que la observaba de cerca, lo era aún más. Tres de
los cuatro pilares estaban podridos y, cuando soplaba el
viento, toda la casa crujía y traqueteaba, anunciando que
se derrumbaría en cualquier momento.

Sin embargo, seguía siendo mucho mejor que dormir


en la calle, así que Xie Lian entró a echar un vistazo y
comenzó a limpiar.

Los aldeanos vieron que alguien realmente quería


vivir aquí, y parecía que un pequeño templo taoísta iba a
ser situado allí, así que, muy sorprendidos, todos se
264

acercaron a ver al nuevo residente. Estaban muy


entusiasmados con su llegada; no sólo le regalaron una
escoba, sino que, al ver su aspecto sucio después de la
limpieza, también le regalaron unas castañas de agua
recién cortadas.

Las castañas de agua estaban peladas; cada una era


blanca y tierna, dulce y jugosa.

Xie Lian se puso en cuclillas en la puerta de la casa


rota y terminó de comer, juntó las manos muy feliz y
decidió en su corazón llamar a este lugar el Santuario
Puqi.

—¿A quién será dedicado este templo? —


preguntaron los aldeanos, mientras se ocupaba de sus
asuntos.

Xie Lian trató de ser serio y carraspeó ligeramente


antes de contestar.

—Este templo será dedicado a Taizi Dianxia del


Reino de XianLe —respondió.
265

La multitud estaba desconcertada.

—¿Quién es él? —cuestionó uno.

—Yo... yo no lo sé bien —respondió Xie Lian—. Es


un príncipe, creo.

—Oh, ¿y qué es lo que hace? —cuestionó otro

—Probablemente sea alguien que garantice la paz y


también recicle cosas que encuentra en su camino —
respondió Xie Lian.

—Entonces, ¿este Taizi Dianxia se ocupa de atraer


riquezas y tesoros? —preguntó la multitud con
entusiasmo.

Xie Lian pensó para sí mismo que no deber dinero ya


era bastante bueno.

—Lamentablemente, me parece que eso no será


posible —respondió con voz cálida.

Todos, uno tras otro comenzaron a hacerle


sugerencias.
266

—¡¿Qué clase de Dios es ese?! —exclamó uno—.


Sería mejor dedicárselo al Señor del Agua. ¡Atraerá
dinero y se hará un lugar muy popular!

—¡¿Por qué no se lo ofreces a Ling Wen ZhenJun?!


—preguntó otro—. ¡Quizás nuestro pueblo pueda ser
bendecido con un erudito!

—Eso… ¿Has… —intervino una mujer


tímidamente—... has considerado eso?…

Xie Lian sonrió cálidamente.

—¿A cuál? —preguntó.

—A Ju Yang, el General Tremenda Masculinidad.

—...

¡Si realmente construyera un Santuario dedicado a Ju


Yang, no cabría duda de que Feng Xin dispararía
inmediatamente una flecha desde los cielos para herirlo!
267

Después de limpiar a grandes rasgos el Santuario


Puqi, todavía le faltaban algunos quemadores de
incienso, palillos de ofrendas y otras cosas diversas. Sin
embargo, Xie Lian se había olvidado por completo de lo
más importante: una estatua divina. Así que tomó su
sombrero de bambú y salió por la puerta… Oh, cierto,
tampoco había una puerta.

Después de pensarlo un poco, Xie Lian decidió que


esta cabaña definitivamente necesitaba ser reconstruida.
Por lo tanto, escribió un letrero y lo colocó en el frente
del santuario.

Decía: «Este santuario está en ruinas. Por favor,


done dinero para repararlo y acumular méritos».
268

Después caminó siete u ocho kilómetros hasta que


llegó a un pueblo. ¿Y para qué? Para ganarse la vida,
naturalmente. Había vuelto a sus viejos métodos.

Las leyendas y el folklore decían que los inmortales


ya no necesitaban comer. En realidad, eso era difícil de
decir. Aquellos todopoderosos realmente podían
absorber la energía espiritual necesaria del sol, la lluvia
y el rocío. La cuestión era que, está bien, si podían. Pero,
¿a quién le gustaría hacer eso? ¿Por qué lo harían?

Algunos de los Oficiales Celestiales se exigían que


sus cinco vísceras estuvieran limpias y puras porque
practicaban el camino del budismo. De hecho, ellos no
toleraban la carne y el pescado grasiento de los mortales.
Si llegaban a consumirlo, sería lo mismo que si un mortal
comiera insectos venenosos crudos, sucios o lodo;
terminarían vomitando y con diarrea. Tampoco era el
caso de que no consumieran nada de comida mortal,
simplemente comían cosas cultivadas en un lugar limpio
y puro, cosas que prometieran longevidad. Estas eran
269

frutas inmortales y animales espirituales, los cuales


aumentaban la eficacia de acumular su energía espiritual.

Este tipo de problema no existía para Xie Lian. Con


los grilletes sobre él, no era diferente a un mortal y, por
lo tanto, podía comer de todo. Como era un veterano
experimentado por sus batallas, no importaba lo que
comiera, no moriría. Ya fuera que se tratara de un bollo
al vapor que había estado guardado por un mes o pasteles
que ya habían germinado un poco de moho verde,
definitivamente no le pasaría nada después de comerlos.
Como su cuerpo tenía la constitución de un Dios, se las
arregló bien durante su tiempo como recolector de
chatarra. Abrir un santuario significaba perder dinero; en
cambio, recoger basura significaba ganar dinero, por lo
que recoger basura era realmente mejor que ascender.

Xie Lian tenía una apariencia tan elegante como el


jade chino combinado con el aire de un gran inmortal, lo
cual era una ventaja al recolectar restos. No pasó mucho
270

tiempo antes de que Xie Lian cargara consigo una gran


bolsa.

En su camino de regreso, vio a un buey viejo tirando


de un carro con montones de paja apilados en él. Xie Lian
recordó que parecía haber visto este carro antes en la
aldea Puqi, por lo que debían estar yendo hacia la misma
dirección. Preguntó si podía subirse, y después de que el
dueño del carro estuvo de acuerdo, Xie Lian subió junto
con la bolsa grande llena de lo que había recolectado.

Sólo después de subirse se dio cuenta de que detrás


de un montón de paja, hacía tiempo que había alguien
acostado allí.

La parte superior del cuerpo de esta persona estaba


oculta por la pila de paja. Su pierna izquierda estaba
doblada por la rodilla y apoyaba su pierna derecha en
ella, y parecía que estaba usando sus brazos como
almohada para descansar. Se veía extremadamente
tranquilo y contento. La actitud despreocupada de esta
271

persona era en realidad una que Xie Lian envidiaba


bastante.

Tenía un par de botas negras que se ajustaban


cómodamente a sus esbeltas y rectas piernas; se veían
bastante llamativas e hicieron que Xie Lian recordara lo
que vio bajo el velo nupcial en el monte Yu Jun aquella
noche.

No pudo evitar darle unos cuantos vistazos más, pero


al confirmar que no había ninguna cadena de plata
colgando de estas botas que estaban hechas de alguna piel
de animal.

«—Debe de tratarse de un joven señor de alguna


familia que ha salido a divertirse» —pensó para sí
mismo.

La carreta tirada por el buey avanzó lenta y


triunfalmente por el camino.

En un momento, Xie Lian sacó unos cuantos


panfletos de la bolsa de restos que había recogido y los
272

comenzó a leer al azar durante un tiempo desconocido,


mientras atravesaban un bosque de arces.

Xie Lian levantó la cabeza y miró a su alrededor, sólo


para ver campos verdes ondulantes y arces espléndidos
que se asemejan al fuego, produciendo una vista
llamativa entre los espacios desiertos de las montañas.
Tal escena era muy embriagadora. No pudo evitar sonreír
levemente.

Cuando era joven, practicaba en el Templo Huang Ji,


que estaba escondido en las montañas profundas.
Cubriendo las montañas y las llanuras, estaba repleto de
bosques de arce, tan brillantes como el oro y tan feroces
como el fuego. Al ver esta escena durante mucho tiempo,
no pudo evitar recordar el pasado. Cuando finalmente se
dio cuenta de sus pensamientos, inclinó la cabeza y
continuó leyendo.
273

Ni bien abrió el pergamino, de un sólo vistazo pudo


leer una frase que decía: «Xie Lian, El Príncipe Heredero
de XianLe, un hombre extraño».

Naturalmente, al comenzar de esta manera, Xie Lian


podía adivinar lo que se escribiría más adelante, y
realmente acertó: «El príncipe ascendió a la edad de
diecisiete años, convirtiéndose en el Dios Marcial más
joven después del Emperador Jun Wu, una vez tuvo el
apodo de "Pequeño Jun Wu"».

«Pero luego de tres años de su ascensión, fue


desterrado de los cielos. Aunque en poco tiempo volvió
a ascender, y otra vez fue desterrado. Luego continuó
actuando en el mundo, recogiendo basura para ganarse la
vida, recolectándola para convertirse en un Dios...»

—Bueno, la verdad es que si uno lo piensa


detenidamente —dijo Xie Lian—, en lo que respecta a un
Dios Marcial y un Dios de la chatarra, en realidad no hay
274

mucha diferencia entre los dos. Todos los Dioses son


iguales, todos los seres vivos son iguales.

En ese momento, una risa se escuchó detrás de él.

—¿En serio? —dijo el joven, al otro lado de la


carreta, con voz perezosa—. A la gente, naturalmente, le
gusta decir que todos los Dioses son iguales y que todos
los seres vivos son iguales. Pero si esto fuera cierto, los
Dioses de los Cielos no existirían en absoluto.

Xie Lian miró hacia atrás y vio que el joven todavía


estaba acostado allí perezosamente, sin intención de
levantarse, probablemente sólo intervino casualmente.

—Eso también tiene sentido —respondió Xie Lian


con una sonrisa.

Siguió leyendo, y al final estaba escrito: «Mucha


gente cree que como fue un Dios de la peste, el retrato
del príncipe XianLe tiene un efecto maldito. Si se coloca
en la espalda de una persona, o en la puerta principal de
una casa, traerá mala suerte a esa persona o a ese hogar».
275

—...

Este tipo de descripción dificultaba que alguien


supiera si se hablaba de un Dios o un demonio.

Xie Lian sacudió la cabeza, no pudiendo soportar leer


más comentarios sobre sí mismo.

Recordando que un aldeano había mencionado al


Señor del Agua, fue a buscar la descripción sobre el
Señor del Agua y llegó a la frase: «El Señor del Agua,
Shi Wu Du»

«Tiene control sobre el agua y las riquezas. Por lo


tanto, dentro de las tiendas y casas de muchos
comerciantes, todos tienen una estatua del Señor del
Agua para asegurar su riqueza y fortuna».

Xie Lian se sintió un poco desconcertado.

—Si es el Dios del Agua, ¿por qué estaría también a


cargo de la riqueza? —preguntó.
276

El joven que yacía detrás del montón de paja habló


nuevamente.

—Los comerciantes de caravanas transportan


mercancías principalmente por agua, por lo que antes de
emprender el camino, deben ir al Templo del Señor del
Agua para quemar varias varas de incienso, rezando para
tener un buen viaje y prometer hacer esto y aquello una
vez que regresen. Debido a que ha sido así durante mucho
tiempo, el Dios del Agua gradualmente tomó el control
de la riqueza.

En realidad, aclaró su desconcierto de manera muy


específica.

Xie Lian se dio la vuelta.

—¿Es así? —preguntó—. Qué interesante. Parece


que este Señor del Agua es increíble.

El joven se burló.

—Bueno, así es el Tirano del Agua —dijo.


277

A juzgar por ese tono suyo pareciera que no le


importaba mucho este Oficial Celestial, pero tampoco
parecía que estuviera diciendo algo bueno de él.

—¿Qué significa Tirano del Agua? —preguntó Xie


Lian.

—Cuando un bote pasa a través de un gran río, si se


mueve o se queda, todo depende de su palabra —
respondió el joven tranquilamente—. Si uno no le hace
ofrendas, él volcará la embarcación… Bastante tiránico.
Es por eso que recibió un apodo, que es precisamente el
Tirano del Agua. Tiene casi el mismo significado que el
General Tremenda Masculinidad y el General Barredor
de Pisos.

Los Oficiales Celestiales famosos con títulos


rotundos, generalmente tenían algunos apodos en el
Reino Mortal y en los Cielos. Cosas similares; hazmerreír
de los Tres Reinos, famoso bicho raro, portador de mala
suerte, perro callejero, etcétera, etcétera. Por lo general,
278

usar un apodo para dirigirse a un Oficial Celestial era


algo extremadamente descortés. Por ejemplo, si alguien
se atreviera a llamar a Mu Qing "General Barredor de
Pisos" frente a su cara, Mu Qing ciertamente se enojaría
mucho. Xie Lian anotó mentalmente jamás llamarlo por
ese apodo.

—Ya veo, gracias por la explicación —dijo.

El discurso del joven le pareció divertido, y tras una


pausa volvió a hablar.

—Amigo mío, eres muy joven, pero resulta que hay


muchas cosas que sabes —comentó.

—No mucho —respondió el joven—. Sólo suelo


aburrirme. Cuando tengo tiempo libre, echo un vistazo,
eso es todo.

En el Reino de los Mortales, se pueden encontrar


folletos mitológicos por todas partes, que cuentan
historias sobre Dioses y fantasmas, desde grandes
rencores hasta pequeñas trivialidades, tanto verdaderas
279

como falsas. No era de extrañar que este joven supiera


mucho al respecto.

Sólo escuchando su voz, pero sin verlo, no pudo


evitar sentir curiosidad, así que se inclinó un poco,
queriendo ver la apariencia del chico.

Pero con este ángulo de visión, sólo pudo capturar


una pieza de tela roja brillante, y no pudo ver más, por lo
que no tuvo más remedio que darse por vencido.

Después de un rato, Xie Lian dejó el pequeño


panfleto.

—Entonces, amigo mío, sabes mucho sobre Dioses


—dijo—. Sin embargo, ¿también sabes acerca de los
fantasmas?

—¿Qué fantasma? —preguntó el joven.

—Xueyu Tanhua, Hua Cheng —dijo Xie Lian.

Al escuchar esto, el joven se rio por lo bajo dos veces


y finalmente se incorporó, sentándose.
280

De repente los ojos de Xie Lian se iluminaron.

Vio que este joven tenía unos dieciséis o diecisiete


años, su ropa era tan roja como el arce, su piel era tan
blanca como la nieve, sus ojos eran tan brillantes como
las estrellas y este le estaba sonriendo de lado. Este joven
era extremadamente guapo, pero su expresión era
inexplicablemente salvaje con un toque de locura. Su
cabello negro estaba suelto y ligeramente torcido,
luciendo extremadamente casual.

Los dos estaban atravesando por el ardiente y


espléndido bosque de arces. Las hojas de arce bailaban
mientras caían, una por una, e incluso hubo una hoja que
cayó sobre los hombros del joven, quien la sopló
ligeramente, haciéndola caer, y sólo entonces levantó la
mirada para volver a mirarlo y esbozar una sonrisa que
no parecía una sonrisa.

—¿Qué quieres saber? —dijo—. Sólo pregúntame.


281

Tenía un aspecto burlón, pero de alguna manera


también tenía una actitud de serenidad y sabiduría.
Aunque se trataba de la voz de un hombre joven, la voz
era ligeramente más baja que la de otros jóvenes a esta
edad; era extremadamente agradable.

Xie Lian se sentó derecho en la carreta, quieto, con


seria concentración, reflexionando por un momento antes
de preguntar.

—Xueyu Tanhua… —dijo—. Ese título se oye


bastante impresionante. Amigo, ¿puedes decirme cómo
es que surgió?

En señal de respeto, no añadió la palabra "pequeño"


antes de "amigo". El joven se sentó despreocupadamente,
con un brazo apoyado en su rodilla levantada, y enderezó
los puños de sus mangas.

—La historia de fondo no es tan impresionante —


dijo con indiferencia—. Es sólo porque una vez Hua
Cheng destruyó la cueva de otro fantasma y justo cuando
282

lo hizo, comenzó a llover sangre por toda la montaña.


Cuando se iba, vio una flor al costado del camino siendo
golpeada lastimosamente por la lluvia de sangre, así que
inclinó su paraguas y la cubrió un poco.

Xie Lian imaginó esta escena, en medio del


derramamiento de sangre; había una sensación de
romanticismo y elegancia en torno a ella, y no pudo evitar
sentirse fascinado.

Recordó de nuevo, la leyenda de cómo el fantasma


vestido de rojo había prendido fuego a treinta y tres
templos.

—¿Hua Cheng con frecuencia busca con quien


pelear? —preguntó Xie Lian sonriendo.

—No muy a menudo —respondió el joven—,


depende de su estado de ánimo.

—¿Qué tipo de persona era antes de su muerte? —


preguntó Xie Lian.
283

—Definitivamente no era una buena persona —


respondió el joven.

—¿Cómo es él? —preguntó Xie Lian.

En el momento en que hizo esta pregunta, el joven


levantó los ojos para mirarlo. Ladeó la cabeza de lado a
lado antes de levantarse para caminar hacia Xie Lian.
Luego, se sentó a su lado.

Al mirarlo mucho más de cerca, Xie Lian sintió que


este joven parecía incluso mucho más guapo. Además,
era el tipo de guapo que provocaba una leve sensación de
ser atacado, como una espada afilada desenvainada. Era
una imagen tan deslumbrante que era difícil mirarla
fijamente, haciendo que la gente no se atreviera a mirarlo
a los ojos.

Sus miradas sólo se habían encontrado brevemente y


Xie Lian ya no podía soportarla más, e inclinó
ligeramente la cabeza hacia un lado, desviando la mirada.
284

—Siendo un Rey Fantasma tan famoso, se puede


suponer que cambia mucho de forma, por lo que debe
tener muchas apariencias —dijo.

Al verlo desviar la cabeza, el joven levantó una ceja.

—Así es —afirmó—. Pero a veces todavía usa su


apariencia real. La apariencia de la que estamos hablando
es, naturalmente, su yo original.

Xie Lian no estaba seguro de si estaba sintiendo mal,


pero sentía que la distancia entre los dos se había
agrandado. Por lo que, una vez más, volvió la cabeza
hacia atrás.

—Entonces, siento que su yo original


definitivamente podría ser un joven como tú —comentó.

Al escuchar esto, la boca del joven se curvó


ligeramente hacia arriba.

—¿Por qué? —cuestionó.


285

—Por ninguna razón en particular —respondió Xie


Lian—. Así como tú simplemente puedes hablar de
cualquier cosa, yo también puedo pensar cualquier cosa.
Todo es cualquier cosa.

El joven se rio un par de veces.

—¡Quizás! Sin embargo, es ciego de un ojo —dijo,


para después señalar bajo su ojo derecho—. De este.

No se trataba de un rumor extraño, Xie Lian ya lo


había oído antes. En algunas versiones de las leyendas,
Hua Cheng llevaba un parche negro en el ojo derecho,
que cubría el ojo que había perdido.

—¿Sabes qué le ocurrió a su ojo? —preguntó Xie


Lian.

—Mucha gente quiere saber la respuesta de esa


pregunta —respondió el joven.

Cuando otras personas querían saber qué había hecho


que Hua Cheng perdiera su ojo derecho, en realidad sólo
286

querían saber si esta era su debilidad. Pero Xie Lian en


realidad preguntaba sólo porque quería saberlo.

Xie Lian no había pronunciado sus siguientes


palabras cuando el joven volvió a hablar.

—Se lo sacó él mismo —dijo.

Xie Lian se quedó atónito.

—¿Por qué? —preguntó.

—Se volvió loco —respondió el joven.

«—Incluso se arrancó su propio ojo…» —pensó Xie


Lian, sintiendo cada vez más curiosidad por el Rey
Fantasma de túnicas rojas, Xueyu Tanhua.

—Entonces, ¿cuál es la debilidad de Hua Cheng? —


preguntó.

No esperaba que este joven le brindara una respuesta.


Era sólo una pregunta casual. Si las debilidades de Hua
Cheng pudieran conocerse con tanta facilidad, entonces
ya no habría un Hua Cheng.
287

Para su sorpresa, el chico respondió sin titubear.

—Sus cenizas —dijo.

Si uno pudiera conseguir las cenizas de un fantasma,


obtendría el poder de comandarlo. Si el fantasma no
cumpliera con las órdenes que se le impusieran, uno
podría destruir sus cenizas, lo que extinguiría su forma y
haría que su alma se dispersara. Esto era algo que todo el
mundo sabía.

Xie Lian se rio.

—Me temo que nadie puede conseguir sus cenizas —


dijo—. Así que esta debilidad es lo mismo que no tener
ninguna.

—No necesariamente —respondió el joven


rápidamente—. Existe un tipo de situación en la que un
fantasma tomaría la iniciativa de ofrecer sus cenizas
voluntariamente.
288

—¿Cómo la de desafiar a treinta y tres Oficiales


Celestiales a un duelo, apostando sus propias cenizas
como recompensa? —preguntó Xie Lian.

El joven resopló.

—¿Cómo podría siquiera ser esa? —cuestionó.

Aunque no lo dijo completamente, Xie Lian aún


pudo escuchar el significado detrás de sus palabras.
Probablemente había querido decir: «¿Cómo podría
perder Hua Cheng?»

—Existe una tradición en el Reino Fantasmal —


continuó el joven—. Si un fantasma tuviera a alguien
especial, confiaría sus cenizas en las manos de esa
persona.

Esto era, en realidad, lo mismo que poner tu propia


vida en manos de otra persona.
289

—Así que hay una costumbre tan sincera y romántica


en el mundo de los fantasmas —dijo Xie Lian con gran
interés.

—Sí —dijo el joven—. Pero no muchos se atreven a


hacerlo.

Xie Lian se lo esperaba. El engaño y la traición en el


mundo no se limitaba sólo a los demonios.

—Los corazones de la gente son algo impredecible


—comentó—. Sería realmente algo muy triste que una
persona que hubiera entregado su corazón y alma acabara
hecho polvo.

El joven se rio.

—¿A que hay que temerle? —preguntó—. Si fuera


yo, después de regalar mis cenizas, no me importaría si
esa persona quisiera esparcirlas o simplemente
eliminarlas por diversión.
290

Xie Lian esbozó una sonrisa, recordando de repente


que los dos habían conversado descuidadamente durante
bastante tiempo, pero aún no sabían el nombre del otro.

—Amigo mío, ¿cómo te llamas? —preguntó.

El joven levantó una mano para colocarla sobre su


ceja, cubriendo sus ojos del resplandor del sol poniente
de color rojo vino. Entornó los ojos, haciendo que
pareciera que no le gustaba demasiado la luz del sol.

—¿Yo? Soy el tercero en la familia, todos me llaman


San Lang21 —contestó.

Al no tomar la iniciativa de decir su nombre, Xie


Lian no hizo más preguntas al respecto.

—Mi apellido es Xie y mi nombre es Lian —dijo—.


Al ver que te diriges en esta dirección, ¿también vas hacia
la aldea Puqi?

21
三郎 – Tercer hijo. La pronunciación del fonema “Lang” suena parecido al
termino en el que uno puede llamar a su amado/a o esposo/a.
291

San Lang se recostó hacia atrás, apoyándose en la


pila de paja, acomodándose las manos y cruzando las
piernas.

—No lo sé —respondió—. Elegí el camino al azar.

Parecía haber una historia interna en lo que había


dicho.

—¿Qué pasó? —preguntó Xie Lian.

San Lang lanzó un suspiro.

—Hubo una pelea en casa y me echaron —dijo


casualmente—. Caminé por un largo tiempo, pero no
había a dónde ir. Hoy, tuve tanta hambre que casi me
desmayo al final de la calle principal y sólo entonces
encontré al azar un lugar para acostarme.

Si bien la ropa de este chico parecía ser bastante


informal, el material era de excelente calidad. Además,
por su refinada forma de hablar y por cómo parecía estar
muy despreocupado, teniendo tiempo libre para leer esto
292

y aquello, manteniéndose informado y siendo así,


conocedor de todo; Xie Lian, todo este tiempo, sospechó
que era el Joven Señor de una familia rica que había
salido a jugar.

Un niño mimado, que había andado sólo durante


mucho tiempo, debió haber encontrado muchas
dificultades a lo largo del camino. Esto era algo con lo
que Xie Lian podía identificarse profundamente. Al
escuchar que tenía hambre, Xie Lian comenzó a hurgar
en su bolso, pero sólo pudo encontrar un sólo bollo al
vapor. Cuando se dio cuenta de que este bollo aún no se
había endurecido, se regocijó internamente antes de
ofrecérselo.

—¿Quieres comerlo? —preguntó.

El joven asintió y Xie Lian le dio el bollo al vapor.

—¿No tienes más? —preguntó San Lang, mirándolo.

—Estoy bien, no tengo demasiada hambre —dijo Xie


Lian.
293

San Lang le devolvió el bollo.

—Yo también estoy bien —dijo.

Al ver esto, Xie Lian lo tomó, rompió el bollo al


vapor dividiéndolo en dos mitades, y le entregó una
mitad.

—De esta manera tú tienes una mitad y yo tengo la


otra mitad —dijo sonriendo.

Sólo entonces el joven tomó el bollo al vapor y lo


mordisqueó; estaban sentados uno al lado del otro. Al
verlo morder el bollo al vapor, que parecía estar bueno,
Xie Lian tuvo la extraña sensación de que algo le pasaba.

Mientras la carreta se arrastraba por la carretera


ondulada de la montaña, los dos hombres se mantuvieron
en la misma posición y siguieron charlando. Cuanto más
hablaban, más sentía Xie Lian lo peculiar que era este
joven. Aunque era joven, había estilo en sus gestos y
palabras; era maduro, inteligente, tranquilo y sin prisas,
294

como si no hubiera nada que no supiera, y no hubiera


nada que lo pudiera desconcertar.

Esto le hizo sentir a Xie Lian que sabía mucho para


ser tan joven. Pero, de vez en cuando, revelaba un poco
el tipo de ingenio único de los jóvenes, como aplaudir y
reír cuando hablaba de cosas divertidas. Xie Lian
pensaba que todavía era un poco inocente.

Cuando Xie Lian comentó que era el Señor del


Santuario Puqi, el joven se mostró intrigado.

—¿Santuario Puqi? —preguntó—. Suena a que allí


hay muchas castañas de agua para comer, me gusta. ¿A
quién está dedicado el santuario?

Después de que una vez más se le hiciera esta


pregunta inductora de dolor de cabeza, Xie Lian tosió
ligeramente.

—Al Príncipe Heredero de XianLe —contestó—.


Probablemente no sepas sobre él.
295

Una sonrisa perezosa apareció en el rostro del joven,


pero antes de que pudiera responder, la carreta dirigida
por bueyes se sacudió de forma violenta por una
repentina turbulencia.

Los dos se balancearon un par de veces. Xie Lian


estaba preocupado de que el joven se cayera, así que
extendió la mano y lo sostuvo. Sin embargo, justo cuando
la mano de Xie Lian tocó la mano de San Lang, este
pareció haber sido tocado por hierro caliente, y apartó la
mano de golpe.

Aunque la expresión en el rostro del joven sólo había


cambiado ligeramente, Xie Lian la notó, y se preguntó si
era probable que no le agradara al joven. Estaba claro que
tuvieron una buena charla por el camino… Pero ahora no
era momento de pensar en eso, así que se puso de pie.

—¿Qué está pasando? —preguntó.


296

—¡No sé lo que está pasando! —contestó el anciano


que conducía el carro de bueyes—. Viejo Huang, ¿por
qué has dejado de moverte? ¡Vamos, muévete!

Para este entonces, el sol ya se había puesto y el


anochecer había caído. Sin embargo, el carro de bueyes
aún se encontraba dentro del bosque de la montaña,
donde todo se veía sombrío y oscuro alrededor. El viejo
buey se quedó tercamente en su lugar, negándose a
moverse y siendo temperamental. No importó lo mucho
que el viejo insistiera con urgencia, todo esfuerzo se
volvió inútil con el buey.

—¡Muuuuuu! —gritó, queriendo enterrar la cabeza


en el suelo. Xie Lian sintió que algo extraño estaba
ocurriendo y estaba a punto de saltar del carro cuando, de
repente, el anciano gritó y señaló al frente.

Frente a la carretera de la montaña, se podían


observar unas cuantas llamas verdes. Estas ardían
débilmente en grupos, flotando por el bosque, mientras
297

un grupo de hombres decapitados vestidos de blanco


caminaba lentamente hacia ellos, cargando sus cabezas.

—¡Ruoye! —exclamó Xie Lian, al ver esto.

Ruoye salió volando de su muñeca y formó un


círculo flotante alrededor de la carreta, protegiendo a las
tres personas y al toro.

Xie Lian se volvió a verlos.

—¿Qué día es hoy? —preguntó.

—El Festival Fantasma 22—respondió el chico detrás


de él.

A mediados del mes de julio, las Puertas Fantasma,


se abrían. ¡Hoy no miró la fecha en el calendario antes de
salir, y justo hoy resultaba ser el Festival Fantasma!

—No vayamos al azar —dijo Xie Lian—. Nos hemos


topado con el mal hoy. Si nos dirigimos por el camino
equivocado en la bifurcación, nunca podremos regresar.

22
Zhong Yuan
298

El grupo de hombres de blanco decapitados vestía


uniformes de prisión, parecían ser criminales
recientemente ejecutados; y la cabeza que cada uno
cargaba en sus huesudos brazos castañeaba con cada paso
que daban lentamente hacia donde estaba el carro tirado
por el viejo buey.

—No hagan ruido —murmuró Xie Lian.

San Lang ladeó la cabeza.

—Este Daozhang Gēge23 es realmente un hombre


fuera de lo común —dijo con un tono que estaba lleno de
interés

—Sólo… —replicó Xie Lian—. Sólo conozco unos


cuantos trucos. No pueden vernos en este momento, pero
cuando se acerquen, será más difícil saberlo.

El anciano que conducía el carro ya se encontraba


estupefacto al ver a Ruoye flotar y formar un círculo.

23
哥哥 - Hermano mayor - Es usado entre familiares y no familiares, es un
apodo cariñoso para referirse a un joven mayor que uno.
299

Cuando vio al grupo de hombres blancos sin cabeza más


de cerca, casi puso los ojos en blanco por el miedo y
comenzó a sacudir su cabeza en un estado de shock.

—¡No, no, no, no puedo! —gritó—. ¡No podré


guardar silencio! Daozhang, ¿qué hago?

—Bueno, hay otra manera… —dijo Xie Lian—.


Perdóneme.

Habiendo dicho eso, golpeó rápidamente al hombre


en la espalda. El viejo se desplomó de inmediato sobre el
carro, noqueado. Xie Lian lo atrapó suavemente y lo
acomodó en una posición para que durmiera, luego se
sentó en el asiento del conductor. De repente, al mirar
hacia atrás, vio que el joven también se había sentado
detrás de él.

—¿Estás bien? —preguntó Xie Lian.

San Lang apoyó su barbilla en una mano.

—Por supuesto que no —contestó—. Estoy asustado.


300

—Uh… —dijo, y aunque no escuchó ni pizca de


miedo en su voz, Xie Lian lo consoló—: No tengas
miedo. Si te quedas detrás de mí, no habrá nada que
pueda lastimarte.

El joven sonrió sin decir nada. Fue allí que Xie Lian
se percató que estaba siendo observado con atención.
Luego, cayó en la cuenta de que, en realidad, lo que
estaba siendo observado era el grillete maldito sobre su
cuello. Este grillete era como un collar negro fijado
alrededor de su cuello; no podía ser ocultado, y
fácilmente las personas tenían malas asociaciones sobre
él. Xie Lian tiró suavemente del cuello de su túnica, a
pesar de que esta no podía ocultar nada.

Con el cielo oscuro, ya no podía ver la expresión del


joven. Xie Lian tomó las riendas y trató de empujar
silenciosamente al buey hacia adelante. El grupo de
fantasmas con ropa de prisioneros se acercó y quiso
pasar, pero sintió que algo estaba bloqueando el camino.
301

—Esto es realmente extraño —dijo uno de los


fantasmas con voz áspera—. ¿Por qué no podemos pasar?

—¡¿Es en serio?! —exclamó otro—. ¿Está


bloqueado? ¡Qué demonios! ¡¿Es este el trabajo de un
fantasma?!

—Joder, ¿acaso no somos nosotros los fantasmas? —


dijo otro más—. ¿Cómo funciona eso?

Xie Lian finalmente consiguió que el buey se


moviera y logró que la carreta pasara al lado de estos
convictos fantasmas sin cabeza. Le pareció bastante
divertido escucharlos quejarse y discutir mientras
cargaban sus cabezas.

—Bueno, ¿acaso te equivocaste? ¿Por qué siento que


el que sostiene tu cabeza es mi cuerpo?

—¡Tu cuerpo está sosteniendo la cabeza equivocada!

—Muchachos, apúrense y cámbienlo…

—¿Por qué la incisión en tu cuello es tan irregular?


302

—Hah~ —suspiró el fantasma —. Mi verdugo era un


novato —respondió—. Le tomó cinco o seis intentos
cortarme la cabeza. Incluso comenzaba a sospechar que
lo hacía a propósito.

—Tu familia no le ofreció dinero, ¿verdad? ¡La


próxima vez, recuerda sobornarlos de antemano para
obtener un corte rápido y limpio!

—¡¿Cómo que próxima vez?!

El Festival de los Fantasmas es el festival más grande


del mundo de los fantasmas. En este día, las puertas del
inframundo se abrían, permitiendo que los espíritus,
fantasmas, monstruos y demonios que generalmente
acechaban en las sombras salieran libremente y
celebraran sin restricciones. Los mortales debían
resguardarse, especialmente en esta noche, cerrar
firmemente la puerta y quedarse en casa. Nada de salir,
porque la posibilidad de tropezar con algo era mucho
mayor de lo habitual.
303

Xie Lian, una persona perseguida por la desgracia,


era alguien que incluso se topaba con fantasmas mientras
usaba su túnica taoísta. De hecho, esto acababa de
suceder. Sus alrededores estaban llenos de fuegos
fantasma verde flotantes, junto con una gran cantidad de
espíritus fallecidos que perseguían las flameantes llamas.

Algunos vestidos con sus ropas funerarias


murmuraban para sí mismos sin expresión, todos
arrodillados frente a un círculo mientras extendían la
mano para recibir papel moneda, lingotes de plata y oro
que sus descendientes habían quemado para ellos. Esta
escena podría describirse como una juerga desenfrenada
de los muertos. Xie Lian pasó por el medio, pensando que
a partir de hoy debía recordar revisar el calendario antes
de viajar; cuando, de repente, oyó un chillido similar al
de un pollo siendo descuartizado.

—¡Esto es malo! ¡Esto es malo! —gritó un


fantasma—. ¡Los fantasmas están siendo asesinados!
304

La advertencia provocó que la multitud de fantasmas


entrara en pánico.

—¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde está el asesinato?

—¡Me ha dado un susto de muerte! —exclamó el


mismo fantasma que había gritado primero—. Estaba por
allí cuando descubrí muchos fuegos fantasma dispersos;
¡todos fueron brutalmente destrozados! ¡Tan cruel!

—¿Todos dispersados? ¡Eso es desalmado!


¡Absolutamente atroz!

—¿Quién lo hizo? Puede ser que... ¡¿haya Maestros


Taoístas escondidos entre nosotros?!

—¡Ah! —gritó uno de los prisioneros sin cabeza de


antes—. Ahora que lo mencionas, anteriormente en el
camino, también había algo bloqueándonos para que no
pudiéramos pasar. Puede que eso haya sido…

—¿Dónde, dónde?

—¡Ahí está!
305

Xie Lian gritó internamente. Esto no era bueno. En


un instante, un enjambre de fantasmas y demonios rodeó
el carro de bueyes, cada uno de los cuales reveló su rostro
feroz, llenos de intenciones maliciosas.

—Puedo oler los cálidos aromas de la energía yang


24
que emanan los vivos…

¡Ya no podían esconderse!

Durante el Festival de los Fantasmas, ya de por sí se


consideraría irrazonable que un mortal vivo se topara con
tremenda multitud de criaturas; y Xie Lian no tenía
intención alguna de comenzar una pelea.

—¡Vamos! —gritó, tomando las riendas del carro.

El buey se encontraba muy asustado y había estado


rascando sus cascos incómodamente contra el piso
durante mucho tiempo. Así que ni bien escuchó la orden,

24
La energía Yin y Yang es una dualidad que está presente en todo lo que
existe; en este caso la energía Yang representa a los vivos y la energía Yin a los
muertos.
306

no pudo esperar más para tirar de la carreta y empezar a


correr salvajemente.

—¡Siéntate bien! —gritó Xie Lian, sin olvidar


sostener al joven que estaba detrás suyo.

Recuperando a Ruoye mientras abría


convenientemente un camino de escape, salieron del
cerco, iluminados por el anillo de fuego fantasma.

—¡¡Realmente era un sacerdote taoísta!! —gritó


enfurecido un fantasma que tenía un brazo y una pierna
mutilados—. ¡¡¡Este maldito taoísta debe estar
demasiado impaciente por morir!!!

—¡Si los vivos se atreven a molestar nuestro Festival


Fantasma, entonces no pueden culparnos por lo que
suceda!

—¡Atrápenlos!

Xie Lian agarró las riendas con una mano, y con la


otra, sacó un gran puñado de talismanes.
307

—¡Protección! —gritó, arrojándolos al suelo.

Lo que les ayudó a escapar fueron los Talismanes de


Protección. Una serie de ruidos consecutivos sonó en
auge, y cada uno de ellos lanzaba un obstáculo hacia los
fantasmas, frenando sus movimientos, pero sólo por un
corto tiempo. Sin embargo, aunque fuera sólo por un
corto período de tiempo, al haber usado tantos
talismanes, tomaría, aproximadamente, la mitad de una
varita de incienso antes de que los fantasmas pudieran
alcanzarlos.

Xie Lian continuó huyendo por un tramo de la


carretera de la montaña en la carreta como si se les
estuviera quemando la parte trasera.

—¡Detente! —gritó Xie Lian de repente.

El viejo buey había tirado de la carreta hasta llegar a


una bifurcación en el camino, Xie Lian vio los dos
caminos oscuros de montaña más adelante e
inmediatamente tiró de la cuerda para detenerlo.
308

¡Había que tener mucho cuidado aquí!

En el día del Festival Fantasma, en algunas ocasiones


la gente se encontraba caminando por un camino que no
existía en el mundo real. Este tipo de camino no era para
que la gente común anduviera por él. Si uno cometía un
error e iba por el camino incorrecto llegaría a la tierra de
los fantasmas, ¡y nunca podría regresar!

Xie Lian era un recién llegado y no estaba seguro de


qué camino de la montaña tomar. Luego recordó que,
además de la gran bolsa de desechos recolectados,
también había comprado ciertos artículos en la ciudad, y
entre ellos, había un contenedor cilíndrico de palillos de
adivinación. Así que decidiendo recurrir a los palillos y a
su fortuna para elegir un camino, sacó el contenedor y lo
sostuvo en su mano.

—¡Por la bendición oficial del cielo, no habrá


obstáculos en nuestro camino! —rezó, sacudiendo el
contenedor—. ¡Guíame por el camino correcto! ¡El
309

primer palo para la izquierda, el segundo para la derecha!


¡El camino que tenga mejor fortuna es el que tomaré!

Justo cuando terminó de hablar, "¡clic!"; dos palitos


cayeron del tubo. Al recogerlos y mirarlos se quedó sin
habla.

¡La peor de las suertes! ¡Gran desgracia!

Ambos palos eran fichas desafortunadas, ambos


caminos tenían mala suerte. ¿No significaba eso que
cualquier camino que tomarán conduciría a la muerte?

Sintiéndose impotente, Xie Lian agarró el recipiente


con las dos manos y lo sacudió vigorosamente.

—¡Contenedor! ¡Oh, contenedor! —exclamó—. Nos


acabamos de conocer hoy, ¡no seas tan despiadado! Voy
a intentarlo de nuevo, así que, ¿podrías ayudarme un
poco?
310

Cuando terminó de decir esto, se escuchó el sonido


de dos palos más caerse. ¡Nuevamente ambos salieron
con mala suerte!

—¿Me dejas que lo intente? —preguntó de repente


San Lang.

De todos modos, no podía sacar peor resultado que


él, así que Xie Lian le entregó el recipiente que contenía
los palillos. San Lang lo tomó con una mano, lo agitó con
indiferencia, y cuando cayeron dos de ellos, los recogió
y se los entregó sin siquiera mirarlos.

Xie Lian les echó un vistazo y no pudo evitar


asombrarse; ambos eran palos que tenían la mejor de las
fortunas. Debido a su inmensa mala suerte, también
tendía a afectar negativamente la suerte de las personas
que lo rodeaban. No estaba seguro de si esto era
realmente cierto, pero a menudo, siempre recibía quejas
al respecto. Sin embargo, este joven no se había visto
311

afectado en absoluto, ¡e incluso sacó dos palillos de


buena fortuna!

Como ambas fichas fueron afortunadas, seleccionó


descuidadamente cualquier camino, el carro anduvo y se
balanceó a una buena velocidad.

—¡Tienes mucha suerte! —exclamó Xie Lian con


admiración.

San Lang tiró hacia atrás de la carreta el recipiente


con los palillos y se rio.

—¿En serio? —preguntó—. Yo también creo que


tengo suerte. Siempre ha sido así.

Al escucharlo decir "siempre ha sido así", Xie Lian


suspiró en secreto. ¡La diferencia entre dos personas no
podía ser tan grande, como la del cielo y la tierra!

Inesperadamente, no pasó mucho tiempo, cuando se


escuchó otro estallido de llantos y aullidos de fantasmas
por todas partes.
312

—¡Lo atrapé! ¡Aquí están!

—¡Todos vengan aquí! ¡Taoísta, estás muerto!

—¡Ah, aun así, elegí el camino equivocado! —


exclamó Xie Lian, cuando las cabezas de los fantasmas
empezaron a aparecer una por una.

El efecto del talismán se había terminado. Estos


demonios y fantasmas ahora los rodeaban en varias filas
y seguían aumentando. Realmente no sabía por qué había
tantas cosas no humanas reunidas aquí, pero no había
tiempo para preguntárselo.

Xie Lian inmediatamente se inclinó.

—A los que he ofendido por mis acciones, les pido


humildemente su generosidad y perdón —dijo.

—¡Já! —espetó uno de los fantasmas sin cabeza—.


¡Taoísta, tú eres quien debió haber mostrado generosidad
primero! ¡¿Acaso no fueron ustedes los que dispersaron
los fuegos fantasmas antes?!
313

—A decir verdad, no fuimos nosotros —dijo Xie


Lian inocentemente—. No soy más que un simple
recolector de chatarra.

—¡Deja de mentir ya! —gritó el fantasma—. ¿Cómo


puedes ser sólo un recolector de chatarra? ¡Claramente
eres un taoísta! Y además de ti, ¿acaso hay otro taoísta
alrededor que sea capaz de algo así?

—Los taoístas no son los únicos que pueden


dispersar fuegos fantasma —respondió Xie Lian.

—Entonces, ¿quién más podría haber sido? —


inquirió—. ¿Otro fantasma?

Xie Lian silenciosamente deslizó sus manos dentro


de sus mangas.

—No es algo imposible —respondió.

—¡Jajajajajajaja, maldito taoísta! Te mataremos…


tú… tú…
314

El grupo de fantasmas que soltaban carcajadas que


hacían temblar al mundo de repente se quedaron
paralizados.

—¿Qué hay de mí…? —preguntó Xie Lian.

Justo cuando preguntó, los fantasmas parecían haber


perdido toda capacidad de hablar, e incluso se detuvo su
tartamudeo. Miraron a Xie Lian como si vieran algo
terriblemente aterrador, algunos abrieron la boca de par
en par y otros la cerraron con fuerza; e incluso varios de
los prisioneros decapitados estaban tan asustados que sus
cabezas cayeron al suelo.

—Señores… ustedes… —empezó Xie Lian a decir.

Sin embargo, incluso antes de terminar la pregunta,


los fantasmas se esfumaron cual nubes en una fuerte
ráfaga.

Xie Lian se quedó sorprendido

—¿Qué ha sido todo eso? —preguntó


315

Ni siquiera había sacado el puñado de talismanes que


sostenía escondido en su manga. ¿Podrían haber
descubierto los talismanes? ¿Eran tan astutos? Además,
los talismanes ni siquiera eran tan poderosos. Xie Lian
estaba completamente perplejo. ¿Por qué estaban
asustados? ¿Era realmente por él? ¿O había algo detrás
de él?

Pensando en esto, se dio la vuelta y observó qué


había detrás de él.

Sin embargo, sólo vio al dueño del carro desmayado


detrás de él, así como al joven de rojo, quien todavía
estaba sentado tranquilamente con la barbilla apoyada en
la mano.

Al verlo mirar hacia atrás, San Lang volvió a sonreír


levemente y bajó la mano.

—Este Daozhang es tan valiente y formidable que


todos los fantasmas se asustaron —comentó.

Xie Lian sonrió secamente.


316

—¿En serio? No sabía que podía ser tan formidable


—dijo.

Después de eso, tiró de las riendas un par de veces y


las ruedas de la carreta comenzaron a rodar una vez más.
El resto del viaje transcurrió sin problemas. En menos de
media hora, el carro de bueyes salió lentamente del
bosque hacia un camino ancho y parejo en las colinas. La
villa Puqi descansaba en la base de la ladera. Al fin y al
cabo, este había sido el verdadero camino de la "buena
fortuna", con sorpresas, pero sin peligros.

El viento de la noche sopló y Xie Lian volvió a mirar


hacia atrás. San Lang parecía estar de buen humor, se
había acostado y acomodado sus brazos detrás de su
cabeza para amortiguarla entre sus manos, mientras
observaba la luna. Bajo la luz de la luna, la apariencia de
ese joven parecía casi surrealista.

Después de un momento de vacilación, Xie Lian


esbozó una sonrisa.
317

—¡Amigo mío! —exclamó.

—¿Qué sucede? —preguntó San Lang.

—¿Alguna vez te han dicho tu fortuna? —preguntó


Xie Lian.

—No —respondió el joven, volviendo el rostro para


verlo—. No lo han hecho.

—Entonces, ¿te gustaría que te cuente la tuya? —


preguntó Xie Lian.

San Lang le miró y sonrió.

—¿Quieres leer mi fortuna? —inquirió.

—Sólo se me ocurrió… —dijo Xie Lian—. Pero, por


supuesto, todo depende de si estás dispuesto.

San Lang asintió.

—De acuerdo —dijo, para después sentarse e


inclinarse ligeramente más cerca de Xie Lian—. ¿Cómo
vas a hacerlo?
318

—Lectura de palma de la mano, ¿qué te parece? —


sugirió Xie Lian.

Al oír esas palabras, las comisuras de los labios de


San Lang se curvaron ligeramente. Era difícil saber qué
significaba esa sonrisa.

—Está bien —dijo, extendiendo su mano izquierda


hacia Xie Lian.

Los dedos de su mano izquierda eran largos y


delgados con nudillos definidos, los cuales eran muy
hermosos de ver. No era hermoso en un sentido frágil,
sino hermoso en cuanta fuerza ocultaba. Nadie querría
ser estrangulado por una mano así.

La luz blanca de la luna no era tenue ni brillante. Xie


Lian examinó la mano durante un rato, mientras el carro
de bueyes avanzaba lentamente por el camino de la
montaña con las ruedas y los ejes de madera crujiendo.

—¿Y bien? —preguntó San Lang.


319

Xie Lian se tomó un momento para responder.

—Tu destino es muy bueno —dijo suavemente.

—¿Oh? —musitó—. ¿De qué manera es bueno?

Xie Lian levantó la cabeza.

—Eres perseverante y extremadamente persistente


—dijo—. Aunque te encuentras con altibajos, te has
mantenido fiel a tu corazón. La mayoría de las veces, tus
desgracias se convertirán en bendiciones, calamidades en
prosperidad. Este número de bendiciones es
interminable. Mi amigo, tu futuro está destinado a ser
radiante y florecerá espectacularmente. Como una pieza
de brocado, lleno de luz.

Todo lo que dijo no eran más que tonterías. Xie Lian


no sabía leer las manos en absoluto. Anteriormente,
cuando recién había descendido, hubo un período de
tiempo en el que con frecuencia se arrepintió de no haber
aprendido quiromancia y fisonomía del Guoshi Principal
en el Templo Huang Ji. Si lo hubiera aprendido, no
320

tendría que haber recurrido siempre a actuar en las calles


durante los momentos en que luchaba por sobrevivir en
el reino de los mortales.

La razón por la que quería ver la mano del joven no


era para leer su fortuna, sino para ver si el joven tenía
palmas y huellas dactilares. Los demonios y fantasmas
ordinarios podían transformarse en un cuerpo falso y
pretender ser personas vivas. Pero las sutilezas del
cuerpo, como las huellas de las palmas de las manos, las
huellas dactilares y las puntas de los cabellos, por lo
general no podían replicarse hasta tal grado de detalle.
Pero las huellas de la palma del joven eran muy claras.

Xie Lian fingió estar muy confiado y seguro con sus


mentiras, forzándose a sí mismo a continuar con más,
hasta que finalmente ya no pudo mentir más. Durante
todo ese tiempo, San Lang lo observó fijamente,
escuchando toda la basura que decía mientras se reía en
silencio. Su risa sólo intrigaba aún más a Xie Lian.
321

—¿Algo más? —preguntó San Lang—. ¿Hm?

Xie Lian temía la idea de tener que continuar con


esas mentiras.

—¿Qué otra cosa te gustaría saber? —preguntó.

—Ya que es adivinación —dijo San Lang—. ¿No


deberías contarme sobre mi alma gemela predestinada?

—No se me da muy bien el tema de contar sobre


almas gemelas predestinadas —respondió Xie Lian—.
Pero no creo que tengas que preocuparte por eso.

San Lang levantó una ceja.

—¿Por qué crees que no tengo que preocuparme por


eso? —inquirió.

—Seguro que hay muchas chicas a las que les gustas


—dijo Xie Lian sonriendo.

—¿Y por qué crees que hay muchas chicas a las que
les gusto? —continuó cuestionando.
322

Xie Lian estaba a punto de abrir la boca y seguirle la


corriente, cuando de repente reaccionó. Este joven amigo
en realidad estaba tratando de engatusarlo para que lo
elogiara. Xie Lian estaba indefenso y divertido, sin saber
qué decir.

—San Lang, ah… —alcanzó a decir, mortificado y


avergonzado con la situación.

Era la primera vez que Xie Lian lo llamaba por su


nombre. Cuando el joven escuchó esto, se rio y
finalmente dejó de molestarlo. En este momento, la
carreta tirada por el viejo buey se adentró en la aldea,
jadeando y arrastrándose.

Xie Lian se apresuró a bajarse del carro. Luego, tocó


unos puntos en el cuerpo del dueño de la carreta para
despertarlo y le pidió amablemente que no divulgara los
acontecimientos de esta noche. El anciano no se atrevió
a llevarle la contraria, le agradeció y arrastró al viejo
buey Huang hacia su hogar.
323

San Lang también saltó del carro. Todo este tiempo


había estado tumbado perezosamente en la carreta. Ahora
que los dos estaban de pie, Xie Lian se dio cuenta de que
este joven era en realidad más alto que él, y su línea de
visión ni siquiera estaba cerca de ser pareja.

El joven se paró delante del carro y se estiró, le dio


una mirada y se dio la vuelta para marcharse.

—San Lang, ¿a dónde vas? —preguntó Xie Lian.

San Lang suspiró.

—No lo sé —respondió—. Probablemente dormiré


en las calles, o encontraré alguna cueva en la montaña y
me las arreglaré.

—No hablas en serio, ¿verdad? —preguntó Xie Lian.

San Lang extendió las manos y se encogió de


hombros.

—No hay nada más que pueda hacer y no tengo a


dónde ir —dijo, para luego reírse de nuevo—. Gracias
324

por decirme mi fortuna. Recibo humildemente las


bendiciones que me has dicho y espero que se hagan
realidad. Espero que nos veamos pronto de nuevo.

Viendo que realmente se daba la vuelta, Xie Lian se


apresuró a hablar.

—¡Espera! —exclamó—. Si no te importa, ¿te


gustaría quedarte en mi santuario?

San Lang hizo una pausa, antes de dar media vuelta.

—¿De verdad puedo? —preguntó.

—Para empezar, el lugar no es originalmente mío y


he oído que antes ha sido refugio de muchos forasteros
—dijo Xie Lian—. Probablemente sea mucho más
sencillo que el lugar en el que solías vivir, y me temo que
te sientas incómodo en ella.

Si este chico era realmente sólo un joven que se


escapó de casa, no podía dejarlo irse, así como si nada.
Xie Lian tenía grandes sospechas de que realmente la
325

mitad del bollo al vapor que le ofreció había sido la única


comida que había tenido durante todo el día. Este joven
actuaba de manera imprudente debido a su buena salud
y, tarde o temprano, realmente podría terminar
desmayándose en la calle.

Después de escuchar lo que dijo, San Lang se dio la


vuelta y se acercó a Xie Lian sin responder. Luego,
inclinó la parte superior de tu cuerpo hacia adelante. Xie
Lian no entendió lo que iba a hacer, pero sintió que la
distancia entre los dos de repente se volvió muy cercana
y rápidamente se encontró abrumado.

Entonces, ese joven dio unos pasos hacia atrás,


revelando que sólo había tomado la gran bolsa de
chatarras que Xie Lian había estado cargando en su
espalda.

—Bueno, vámonos entonces —dijo San Lang.

El joven era delgado, pero ayudó a Xie Lian a llevar


la gran bolsa de chatarra. Xie Lian se la pidió varias
326

veces, pero no pudo recuperarla, así que sólo llevó


consigo una estera de bambú en su espalda. San Lang
cargó sin ayuda esa gran bolsa de cosas, tranquilamente
colina arriba.

Cuando llegó al excelente y retorcido Santuario


Puqi, miró hacia abajo y soltó una risita, como si hubiera
visto algo interesante. Estaba mirando el cartel que Xie
Lian había escrito antes de salir de casa, en el que pedía
donativos para la reconstrucción.

Xie Lian fingió una pequeña tos y dio la vuelta al


letrero.

—¿Ves? —dijo—. Esto es todo, y el por qué dije que


tal vez no estés cómodo aquí.

—Está bien —dijo San Lang—. Nunca he vivido en


un sitio bonito, así que esto está bien.

La puerta de madera original se había deteriorado por


el paso del tiempo, así que Xie Lian la había quitado y
reemplazado por una cortina.
327

—Adelante —dijo, dando un paso adelante para


levantarla.

Los dos entraron a la casa. Xie Lian tomó las cosas


de las manos de San Lang y sacó de su saco los palillos
que había comprado, los quemadores de incienso, un
pincel de caligrafía, los panfletos y otras cosas,
colocándolas en la mesa del altar. Luego encendió una
vela roja dentro del santuario, y la habitación se iluminó
al instante.

San Lang recogió casualmente el contenedor de


adivinación y lo sacudió antes de volver a dejarlo.

—Entonces, ¿hay una cama? —preguntó.

Xie Lian se quitó en silencio el rollo de bambú de su


espalda y se lo mostró con las manos.

San Lang levantó una ceja.

—¿Hay sólo una cama? —preguntó.


328

Xie Lian conoció a este chico en el camino de regreso


de la ciudad, por lo que, naturalmente, no esperaba
comprar una cama extra por adelantado.

—Si no te importa acostarte conmigo esta noche,


¿podemos compartirla? —sugirió Xie Lian.

—Eso funcionará —respondió San Lang.

Xie Lian se arrodilló en el suelo para extender el rollo


de bambú, mientras el joven continuó mirando a su
alrededor.

—Daozhang Gēge, ¿no crees que falta algo en este


santuario? —dijo San Lang.

Xie Lian se enderezó.

—Además de creyentes, creo que no debería de faltar


nada —respondió.

San Lang apoyó la barbilla en una mano.

—¿De verdad? No creo que sea eso. ¿Dónde está la


estatua divina? —preguntó.
329

Después de lo que dijo, ¡Xie Lian recordó de repente


que en realidad había olvidado lo más importante!

¿Qué es un santuario sin una estatua divina del Dios?

Aunque su verdadera deidad estaba aquí, no se podía


permitir sentarse en el altar todos los días. Xie Lian lo
contempló por un momento, e inmediatamente encontró
una solución.

—Está bien, dibujaré un retrato y lo colgaré mañana


—dijo.

Si se corría la voz de esto, probablemente se reirán


de él durante otros diez años. Pero esculpir una estatua
era costoso y requería mucho tiempo; comparado con
esto, Xie Lian prefería que se rieran de él durante diez
años.

Tan pronto como dijo que lo haría, tomó una pluma


y papel y comenzó a dibujar, San Lang lo observó por un
momento.
330

—¿El Príncipe Heredero que complació a los


Dioses? —preguntó.

Xie Lian dejó de escribir, sorprendido.

—¿Tú sabes sobre él? —cuestionó.

San Lang se sentó en la estera y enderezó sus piernas,


largas y esbeltas.

—Un poco —dijo—. Por su aspecto, usted sabe


mucho sobre él.

Xie Lian sonrió.

—Para ser honesto, yo tampoco sé mucho al


respecto, porque el extraño Príncipe Heredero que
complació a los Dioses, tiene demasiados defectos, es
demasiado aburrido y demasiado problemático —
informó—. Así que lo dibujaré casualmente. Creo que
Taizi Dianxia no se enfadará si lo retrato así.

En el camino, este joven le comentó sobre


inmortales, Dioses, fantasmas y demonios de todo el
331

mundo. Ocasionalmente comentó su impresión que tenía


sobre estos, sin ningún tipo de duda y diciendo
claramente sus pensamientos. Xie Lian estaba muy
interesado en saber cuál era su evaluación sobre él.

—Entonces, ¿qué piensa sobre este Taizi Dianxia?


—preguntó Xie Lian, sentado en la estera de bambú.

Los dos se miraron mutuamente con la luz de la vela


roja encendida. Como el joven se encontraba de espaldas
a la luz de la vela, era difícil ver su rostro con exactitud
en las sombras.

—Creo que Jun Wu debe odiarlo mucho —


respondió, después de un rato.

Xie Lian no esperaba tal respuesta.

—¿Por qué piensas eso? —preguntó, aún


desconcertado.

—Si no es así, ¿por qué iría a desterrarlo dos veces?


—cuestionó.
332

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—Esto… gustar u odiar, no tiene nada que ver el uno


con el otro —susurró—. Además, cuando haces algo mal,
tienes que ser castigado. No puedes pensar que es tan
sencillo, ¿verdad?

—Entonces, ¿cómo debería interpretarlo? —


preguntó.

—Es complicado —respondió—. Lo sabrás en el


futuro.

—Pero quiero entenderlo ahora —insistió San Lang.

—Por ejemplo, si aprecias o te gusta una persona, no


siempre serás amable con ella —dijo Xie Lian
casualmente—. Lo que quiero decir es que, si algo te
desagrada o molesta, no podrás dejárselo pasar a esa
persona.
333

—¿Por qué no? —preguntó San Lang—. En ese caso,


eso sólo implicaría que eso que llaman 'gustar' no
significaba nada especial.

Xie Lian cambió la dirección de la conversación.

—Entonces… ¿Quieres decir que, si no te gusta


alguien, sólo puedes odiarlo? —cuestionó Xie Lian—.
¿Hay sólo dos posturas para elegir?

San Lang sonrió.

—¿Por qué no? —volvió a preguntar—. Lo correcto


es lo correcto, lo incorrecto es lo incorrecto, el amor es
amor y el odio es odio. ¿Por qué no puede ser todo claro
y sin ambigüedades?

Por un lado, Xie Lian pensó que su postura no era


más que una visión infantil sobre el amor y el odio; y, por
otro lado, sentía que esto era parte del encanto de este
joven. Así que, simplemente sonrió y dejó de refutar.
334

Xie Lian comenzó a quitarse la túnica superior que


usaba como abrigo, y sus botas. Los grilletes malditos
que tenía sobre él eran dos: el primero estaba en su cuello
y el segundo en su tobillo. Y este último, era el que el
joven estaba contemplando ahora.

—No hablemos sobre ello —dijo San Lang de


repente.

—¿Por qué no hablar de ello? —preguntó Xie Lian.

—Porque no quieres hablar de ello —respondió San


Lang.

Xie Lian se quedó atónito por un momento, y luego


sonrió.

—Entonces hablemos de otras cosas —dijo.

Durante toda la noche, aquella vela roja se mantuvo


encendida. Los dos se tumbaron uno al lado del otro en
la única estera de bambú. El joven se acostó a su lado con
la ropa puesta. Tal vez se debía a que era la primera vez
335

que salía de casa y se quedaba fuera, pero no pudo dormir


durante casi toda la noche.

Los dos charlaron de todo, incluso de cómo la ropa


del Príncipe Heredero que complació a los Dioses sólo
podía tener unos pocos colores, qué representaba cada
color, cuál tenía que ser la longitud de las mangas y el
dobladillo de la ropa, y cómo debían hacerse los nudos,
etcétera.

No sabría decir si era porque estaba muy bien


educado, pero parecía que dijera lo que dijera, el joven
siempre lo escuchaba con gusto.

Era la primera vez que Xie Lian entendía lo que era


hablar en la oscuridad hasta perder el conocimiento, hasta
que finalmente cayó en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, Xie Lian abrió los ojos,


sintiendo vagamente que no había nadie a su lado y algo
aturdido.

—¿San Lang? —exclamó en voz alta.


336

Nadie respondió, Xie Lian se despertó en un setenta


por ciento, ¡realmente no había nadie a su alrededor!

¿Acaso se fue sin despedirse?

Recogió sus ropas y se comenzó a vestir. Pero antes


de que pudiera ponerse la ropa sobre los hombros,
levantó la vista y comprobó que se había despertado por
completo. De hecho, había un retrato extendido en la
mesa del altar, la tinta aún estaba húmeda y era obvio que
recién acababa de terminarse. En el retrato, un joven
estaba vestido con ropas hermosas, cubierto de oro, con
una espada en una mano y una flor en la otra. Era
absolutamente hermoso.

Era un retrato del Príncipe Heredero que complació


a los Dioses.

Xie Lian sospechaba que aún estaba somnoliento y


estupefacto, así que sostuvo la pintura con el cabello
desordenado y la miró durante un largo rato. De hecho,
sí era un retrato del Príncipe Heredero que complació a
337

los Dioses, ¡pero era imposible que lo hubiera terminado


antes de siquiera poner el pincel sobre el papel!

Pensándolo bien, anoche le había contado al joven


qué tipo de vestimentas utilizaba Taizi Dianxia… Era
posible que el joven lo pintara antes de irse. Quizás lo
hizo como un "pago por el alojamiento". Si ese había sido
el caso, Xie Lian no pudo evitar lanzar un suspiro.

Ese joven era realmente bueno en el arte de pintar.


No era demasiado llamativo ni demasiado colorista. Su
memoria también era excelente, y conservó todos los
detalles prácticamente a la perfección.

—No es posible… —dijo, mirando fijamente la


pintura, para luego entrecerrar los ojos.

En medio del asombro y la duda, hubo un


movimiento fuera de la casa. Xie Lian levantó la cortina
y vio que era el joven. San Lang estaba afuera del
santuario, descansando apoyado en una pared, buscando
un poco de sombra. El joven estaba girando un palo de
338

escoba entre sus manos para divertirse mientras miraba


al cielo y parecía infinitamente aburrido. Realmente no
parecía gustarle la luz del sol, y miraba al cielo con cara
de estar pensando en cómo arrastrar el sol hacia abajo y
pisotearlo. Afuera de la entrada yacían un montón de
hojas caídas, cuidadosamente barridas en un montón.

Xie Lian salió.

—¿Descansaste bien anoche? —preguntó.

San Lang aún apoyado contra la pared, giró la


cabeza.

—No estuvo mal —respondió.

Xie Lian se acercó y tomó la escoba en su mano.

—¿Cómo podría dejar que un invitado haga esto? —


dijo.

—Ya que dormí en la cama de Gēge, debería hacer


algo de trabajo para pagarlo —respondió San Lang.
339

Capaz se debía a la forma en la que había dormido la


noche anterior, pero su cabello parecía más desordenado
y despeinado que ayer, con hebras sueltas aquí y allá.
Informal, pero no desaliñado, sino un poco juguetón, lo
que lo hacía ver muy guapo.

Xie Lian pensó por un momento, y luego señaló su


cabello.

—¿Quieres que te ayude? —preguntó.

San Lang asintió y volvió al interior del santuario con


Xie Lian. Cuando se sentó, Xie Lian le desató el cabello
y lo sostuvo en su mano, examinándolo con calma y
cuidado. El cabello negro del joven era largo y suave. No
pudo evitar preguntarse si le produciría cosquillas
después de haber sido tocado por él durante mucho
tiempo.

San Lang sonrió, inclinó la cabeza ligeramente, y lo


miró por el rabillo del ojo.
340

—Gēge, ¿me estás ayudando a atarme el cabello o


tienes algo más en mente que prefieras hacer? —
cuestionó.

Llevaba el pelo largo suelto, era atractivo, pero con


un poco más de picardía. La pregunta parecía ser
burlona.

Las cejas de Xie Lian se tensaron.

—Nunca le he recogido el pelo a nadie antes, así que,


por favor, no te molestes si no estoy familiarizado con
ello —respondió.

Las comisuras de la boca de San Lang se levantaron.

—Por supuesto que no —dijo.

La verdad era que Xie Lian estaba haciendo algo


más. Los demonios y monstruos, siempre tenían trucos y
escapes en alguna parte.

Aunque las huellas palmares y dactilares fueran


perfectas, el pelo de una persona viva era incontable, y
341

cada mechón se podía separar cuidadosa y claramente. Es


por eso que, en las pieles falsas creadas por muchos
fantasmas y demonios, el pelo era una nube negra, o
estaba pegado como si fuera un gran trozo de tela, o
sencillamente tenían la cabeza calva.

Sin embargo, no había nada inusual en el pelo negro


del joven. Xie Lian echó otro vistazo a la pintura que
había sobre la mesa. Aquella mirada fue percibida por el
joven.

—¿Qué pasa, Gēge? —preguntó, sonriendo—.


Viéndote así, ¿pareciera que mi cuadro no es lo
suficientemente bueno?

Xie Lian se apresuró a responder.

—¿Qué es lo que dices? La pintura ha quedado genial


—dijo.

En realidad, más que genial. Incluso los detalles que


Xie Lian no había contado fueron pintados. Los ancestros
antiguos del Reino de XianLe creían que el ideal de la
342

perfección era ser andrógino, así que cuando


representaban a los Dioses más elevados y hermosos en
sus corazones, unían los detalles de las ropas, las coronas,
el pelo y los ornamentos de hombres y mujeres.

Uno de esos detalles eran los pendientes. Xie Lian


había olvidado que había un par de pendientes en este
traje hecho para complacer a los Dioses. Así que ni
siquiera los mencionó anoche, y a la gente común nunca
se le ocurriría pintar esto en un Dios de las artes
marciales. Pero en esa pintura, el hombre joven de la
pintura tenía un par de pequeños pendientes de cuentas
rojas.

¿Era sólo una coincidencia?

Después de que terminó de atar su cabello, San Lang


miró su reflejo en un recipiente de agua cercana y luego
levantó las cejas mirando a Xie Lian. Al principio, Xie
Lian no sabía lo que eso significaba, pero cuando volvió
a mirarlo se dio cuenta de que su cabello no seguía
343

torcido como antes de que él se lo atara, sino que ¡estaba


aún mucho más torcido!

El joven se dejó el pelo de esa forma torcida, dándole


una apariencia cada vez más juguetona. Pero Xie Lian se
sintió como si estuviese viendo su propia evidencia de
culpabilidad, aunque no se estuviera burlando de él o
reprochándoselo.

—Lo haré de nuevo —dijo Xie Lian, mirándolo.

Pero San Lang lo esquivó con una risita.

—No hace falta, así está bien —dijo, y luego lo


señaló con un dedo—. Gēge, acabas de ayudarme, ¿por
qué no me dejas ayudarte ahora?

—¿Qué? —dijo desconcertado Xie Lian.

Xie Lian se señaló a sí mismo y luego también se


miró en el recipiente de agua cercano. En ese momento
pudo darse cuenta de que al despertar estaba demasiado
conmocionado y se olvidó de cuidar de sí mismo, por lo
344

que estuvo todo este tiempo con su cabello despeinado


peinando y arreglando el cabello de otra persona, lo que
lo hizo querer huir inmediatamente.

—¡No es necesario, lo haré yo mismo! —exclamó.

Pero San Lang tiró de su manga deteniéndolo justo


cuando, desde el exterior, se oyó un estallido de gritos.
Xie Lian fue empujado por él para que le dejara
acomodar su cabello, y luego poder salir a ver qué
sucedía. La puerta se encontraba bloqueada por un gran
círculo de personas, todos con las caras rojas por la
emoción.

—¡Es él! —dijo el jefe anciano, señalándolo.

—¿Eh? —musitó Xie Lian.

El jefe de la aldea inmediatamente se apresuró a


acercarse.

—¿Eres el Daozhang que sometió a los demonios


anoche? —preguntó, agarrándole la mano—. Eres un
345

Dios viviente, parece que este templo debe ser realmente


espiritual. ¡Que todo el mundo venga rápido!

El resto de aldeanos también se agolparon. Xie Lian


se encontró pronto rodeado y arrinconado.

«—¡Obviamente te había dicho que no dijeras nada,


pero realmente todo fue en vano!» —gritó mentalmente
con amargura.

Aunque los aldeanos ni siquiera sabían a quién se


adoraba en este templo, todos exigieron encarecidamente
quemar incienso en él. De todos modos, no importaba
qué Dioses sean, todos eran Dioses, y no había nada de
malo en adorarlos.

En un principio, Xie Lian esperaba que pocas


personas vinieran a ofrecerle incienso, por lo que sólo
había preparado unos pequeños manojos de incienso.
Ahora, de un momento a otro, ya se habían acabado. El
pequeño incensario estaba repleto, densamente lleno de
incienso pegado al azar en todas las direcciones.
346

Había pasado un largo tiempo desde que Xie Lian


había sentido el olor a incienso, lo que provocó que se
tambaleara un poco y se atragantara con unas cuantas
bocanadas.

Se estaba asfixiando.

—Cof, ¡Todos! —dijo, mientras tosía—. Realmente


no puedo bendecirlos con riquezas ni tesoros, es la
verdad. Cof, por favor, ¡no pidan dinero aquí! ¡Las
consecuencias son impredecibles! Lo siento, por favor,
no pidan por un buen matrimonio tampoco... No, no, no,
no, no. Tampoco puedo bendecir con respecto a tener y
criar hijos.

A pesar de haberles dicho eso, no paraban de rezar,


así que intentó no preocuparse más por eso. San Lang se
apoyó en la pared al lado de la caja de méritos y miró
hacia su lado con una sonrisa. Cuando las chicas de la
aldea vieron al joven, un sonrojo apareció en todos sus
rostros.
347

Originalmente estas chicas tenían la intención de


poner una pequeña cantidad de dinero en la caja de
donativos, pero no pudieron evitar poner algunas piezas
de más de dinero. Xie Lian no pudo soportarlo más;
después de intervenir, sacó el dinero y se los hizo guardar
de nuevo, no quería que fueran regañadas por sus
familias cuando regresaran.

Con gran dificultad, la multitud finalmente se


dispersó. Xie Lian no se dio por vencido y continuó con
el trabajo que recién había sido interrumpido. Cuando
ambos llegaron a la puerta, Xie Lian tomó una cortina
nueva de su manga y la colgó en la puerta. El joven se
detuvo en seco y se quedó mirando la cortina, pensativo.

Xie Lian sabía que estaba mirando el talismán


dibujado en la cortina.

San Lang miraba fijamente la cortina y Xie Lian lo


miraba fijamente a él.
348

Este talismán había sido dibujado por Xie Lian, y


tenía varias capas de conjuros sobre él, que lo hacían ver
imponente. Dado que era la propia letra de Xie Lian la
que estaba escrita, quién sabe si podría considerarse
como un talismán para atraer la mala suerte, pero en
realidad su principal función era alejar a los espíritus
malignos.

Si algo inhumano se acercaba a la puerta, se


encontraría bloqueado por las cortinas y no podría entrar.

San Lang lo miró y sonrió.

—Espérame —dijo suavemente, luego se dio la


vuelta y se marchó.

¿Podría ser que realmente había sido repelido por el


talismán?

Pero Xie Lian sintió vagamente que, si le dijo que lo


esperara, definitivamente no se iría por mucho tiempo.
349

Después de aproximadamente una varita de incienso,


Xie Lian lavó el arroz en el arroyo que había detrás del
santuario y regresó. Fuera del templo, se podía oír un
sonido de pasos, no demasiado lentos ni demasiado
rápidos, y pudo imaginarse la calma con la que la persona
caminaba. Al salir después de un rato, el joven realmente
había regresado.

Tal vez debido al fuerte resplandor del sol, se había


quitado la camisa exterior roja y se la había atado
casualmente a la cintura. Sólo llevaba una camisa
delgada y blanca para la parte superior, con las mangas
enrolladas; haciéndolo parecer bastante pulcro y hábil.
Su pie derecho pisó una pieza rectangular de madera y su
mano izquierda giró un machete de gancho.

El machete probablemente lo había pedido prestado


de alguno de los aldeanos. Parecía desafilado y pesado,
pero en sus manos, era ligero y extremadamente afilado.
De vez en cuando, San Lang lijaba unas pocas astillas de
madera de la tabla de madera, al igual que la corteza.
350

—Estoy haciendo algo —dijo cuando levantó la


mirada y vio salir a Xie Lian del santuario.

Xie Lian echó un vistazo y se sorprendió.

—¿Estás haciendo una puerta? —preguntó.

Esta puerta era pulcra y hermosa, la superficie era


lisa y la mano de obra era excelente. Debido a que el
joven parecía provenir de un entorno rico, Xie Lian había
pensado que él sería el tipo de persona que no podría
hacer trabajo físico, ni distinguir el arroz del trigo.
¿Quién hubiera sabido que era tan rápido y habilidoso
con sus manos?

San Lang sonrió. Arrojando el hacha de manera


casual, se dirigió inmediatamente a instalar la puerta.
Luego, tocó varias veces la puerta desde la entrada.

—Si vas a dibujar talismanes, ¿no sería mejor


dibujarlos sobre una puerta? —preguntó San Lang.
351

Tras decir eso, levantó la cortina y entró como si


nada.

Parecía que el talismán que había en la cortina no


tenía ningún efecto negativo sobre él.

Una vez más, sus intentos fueron infructuosos. Xie


Lian cerró la puerta nueva; y no pudo evitar abrirla de
nuevo, cerrarla de nuevo, abrirla de nuevo y cerrarla de
nuevo. Así que mientras la abría y cerraba varias veces,
el joven se dirigió a sentarse en la sala.

—Gēge, ¿es eso algo muy interesante? —preguntó.

Sólo entonces Xie Lian se sobresaltó de repente, con


la sensación de que estaba comportándose como un tonto,
y se echó a reír.

—¡Es que has hecho un gran trabajo con esta puerta!


—dijo Xie Lian—. Gracias.
352

San Lang lo observó con una mano apoyada en la


barbilla y con la otra lanzó lentamente una castaña de
agua hacia su boca para comerla.

—De nada —respondió—. El incienso es agradable.

Este había sido el primer grupo de personas que le


daba ofrendas a Xie Lian después de su tercera
ascensión.

—Sí, estaba claro que antes no había nadie, pero


ahora hubo tanta gente que se generó un gran desorden
—dijo.

—¿Antes de esto, no había nadie? —preguntó San


Lang.

—No —respondió Xie Lian—. Creo que tal vez se


deba a tu buena suerte.

—No te preocupes, en un futuro habrá mucho más de


eso —comentó San Lang.
353

No sabía si hablaba de incienso o de suerte, pero


parecía estar lleno de seguridad en sus palabras.

De repente, Xie Lian vio, cuando levantó la castaña,


que en su brazo había una pequeña hilera de tatuajes,
perforados con caracteres muy extraños.

Al notar su mirada, San Lang bajó su manga y se rio


entre dientes.

—Lo hice a puñaladas cuando era niño —informó.

—Qué patrones tan únicos —dijo Xie Lian.

—No son patrones, es un nombre —aclaró San Lang.

—¿Es tu nombre? —preguntó.

—No —respondió.

Xie Lian dejó de preguntar.

—¿Por qué no sigues preguntando? —inquirió el


joven.
354

—Que alguien se tatúe el nombre de otra persona en


su propio cuerpo es muy significativo, no es conveniente
que un extraño pregunte sobre ello —respondió Xie Lian.

San Lang rio por lo bajo, pero no continuó con el


tema.

Hasta ahora, Xie Lian ya había puesto a prueba a San


Lang tres veces antes, leyéndole la palma de la mano,
recogiéndole el cabello y cerrándole la puerta, pero todo
había salido impecable.

Así que decidió sacar una campana de cobre de su


bolso bajo la mesa, y salió fuera, dispuesto a colgarla
bajo el tejado de la puerta.

Se propuso intentarlo por última vez.

Pero el lugar era demasiado alto para él y estaba a


punto de salir a pedir prestada una escalera, cuando el
joven se le acercó, le quitó la campana de la mano para
luego colgarla con facilidad.
355

—¿Así está bien? —preguntó después.

—¡Sí, eso es todo! Gracias —dijo Xie Lian.

Los blancos dedos de San Lang recorrieron y


retorcieron lenta y metódicamente la roja figura de la
campana, como si estuvieran encantados con ella.

—Gēge, ¿para qué cuelgas esta campana? —


preguntó San Lang—. ¿Queda bien?

Xie Lian se rio.

—Por supuesto que no, la campana de bendición es


un hechizo común —dijo—. Pero esta es la primera vez
que la uso, no tenía el dinero para comprarla antes. Así
que sólo aproveché la oportunidad de comprarla esta vez
cuando se demolió un edificio antiguo.

—¿Oh? ¿Para qué sirve? —preguntó San Lang.

—Es muy útil —respondió San Lang—. Por


ejemplo, si se acerca una persona no humana, sonará sin
viento…
356

Antes de que las palabras terminaran de salir de su


boca, la campana sonó tres veces: "Ding, ding, ding".

De momento no había viento ni lluvia, y los dos


permanecieron uno junto al otro bajo el tejado de la casa,
sin hacer ruido.

"Ding, ding, ding"

El timbre sonó tres veces más, rompiendo finalmente


el silencio. El joven parecía tranquilo.

—Por ejemplo, ¿justo como ahora? —preguntó,


levantando una ceja.

Xie Lian se volvió a verlo con una leve sonrisa.

—No —dijo—. Si estuviera avisando que se acerca


un espíritu maligno, seguiría sonando rápidamente. Es
como si tuviera una orden de no detenerse, hasta que el
espíritu maligno se vaya. Pero si pita a intervalos como
éste, significa otra cosa.

—¿Y cuál es el otro significado?


357

Xie Lian esbozó una sonrisa radiante.

—¡Así como su nombre lo indica, me recuerda que


alguien ha rezado! —exclamó.

No tiene idea quién le habría rezado, pero Xie Lian


no pudo evitar sentirse halagado. Xie Lian se concentró
en escuchar la oración con atención.

San Lang ladeó la cabeza para mirarlo.

—¿Entiendes lo que dice? —preguntó.

—¡Por supuesto! —dijo Xie Lian, para luego fruncir


el ceño—. Es sólo que…

—¿Es sólo que…? —insistió San Lang.

Xie Lian negó con la cabeza.

—Es sólo que es extraño… —musitó.

Al escuchar las palabras que transmitía, no parecía


ser una bendición personal. Debido a que estaba
repitiendo tres palabras, sonaba como…
358

De repente, Xie Lian frunció ligeramente el ceño y


miró hacia arriba. Ya había dejado de escuchar la
oración, por lo cual la campana debería haber dejado de
sonar. Pero por alguna razón, no sólo no se detuvo, sino
que cada vez sonó más y más rápido, con intervalos cada
vez más cortos.

Esto no estaba bien.

—Esto es un poco extraño —dijo Xie Lian con


cautela—, retrocedamos primero un poc…

No pudo terminar de hablar; la campana empezó a


sonar de una manera loca, aguda e incesante, directa al
oído humano.

¡Y, al mismo tiempo, se produjo una explosión de luz


amarilla!

De repente, una persona lo sostuvo, cubriendo su


cuerpo con el suyo y empujándolo a la esquina más
alejada del Santuario Puqi; un cuerpo se presionó contra
él, era el del joven.
359

Aunque estaba presionando a Xie Lian debajo de él,


sus cuerpos no entraron en contacto el uno con el otro.
Quiso levantarse de Xie Lian, pero éste le agarró del
brazo para detenerlo.

—¿Estás bien? —preguntó.

San Lang se quedó atónito, y luego, se rio.

—¿Tú estás bien, Gēge? —replicó.

Xie Lian se incorporó, quedando sentado debajo de


él.

—Por supuesto que estoy bien —dijo Xie Lian—.


Pero, ¿qué estabas haciendo? Te estaba haciendo
retroceder, pero, ¿por qué seguías bloqueándome? ¡Eso
fue demasiado peligroso! ¿De verdad estás bien?

San Lang se dejó tocar el pecho y la espalda y ser


girado una y otra vez, con el fin de ser revisado.

—Estoy muy bien —dijo con una sonrisa—. En vez


de mirarme a mí, ¿por qué no miras eso?
360

San Lang señaló el lugar donde había estado colgada


la campana; ahora sólo quedaba un trozo de cuerda
quemada.

Xie Lian parpadeó y se apretó el pecho con una


mano.

—Mi nueva campana de bendición… —susurró.

¡Realmente había explotado!

San Lang también parpadeó un par de veces.

—¿Así es como se reza? —preguntó—. Es la primera


vez que lo veo. Fue increíble.

—No, no, no —dijo Xie Lian apresuradamente—.


¡Esto no fue una plegaria en absoluto!

¡También había sido la primera vez que veía una


campana de bendición estallar!

¡Había sido más asombroso que tocar un tambor y


romperlo!
361

—Gēge, no te preocupes, la campana seguro estaba


descompuesta —dijo San Lang, al ver su rostro serio—.
Si la quieres, podrías comprar una nueva.

Xie Lian no sabía si reír o llorar. ¿Cómo podía


parecerle tan insignificante esto?

La campana de bendición había sido realmente muy


costosa, le tomó muchos años ahorrar el dinero suficiente
para comprar una, para que al final explotará
inmediatamente después de usarla.

—¡Esto ha sido un accidente, debe haber sido sólo un


accidente! Espera un momento, revisaré unas cosas —
dijo Xie Lian, para después encerrarse en su pequeña
habitación del santuario y conectarse a la Matriz de
Comunicación Espiritual del Cielo Superior.
362

Capítulo 5

◇La siniestra manifestación de una


oración llena de energía maligna◇

Habían pasado unos días desde la última vez que


entró, pero la matriz se encontraba extrañamente
animada, y no era porque estuvieran ocupados con
asuntos oficiales. Al parecer todos estaban
entreteniéndose con algún tipo de juego, riendo y
divirtiéndose juntos.

A Xie Lian realmente le sorprendió la situación y,


justo entonces, Ling Wen le habló por su canal privado.

—¿Dianxia ha vuelto? —dijo Ling Wen—. ¿Cómo


ha estado estos últimos días?
363

—Muy bien —respondió Xie Lian—. ¿Qué están


haciendo todos? Parecen muy contentos.

Todo el mundo estaba gritando:

—¡El Señor del Viento tiene veintiocho años!

—¡El Señor del Viento tiene veintiocho años!

—¡El Señor del Viento tiene veintiocho años!

Y poco después, un gran conjunto de voces comenzó


a decir:

—¡Doscientos méritos! ¡Lo tengo!

—¿Por qué esta vez sólo me dio cincuenta méritos?

—¡Mil! ¡Mil méritos! ¡Gracias, Señor del Viento!


JAJAJAJAJA...

Xie Lian estaba desconcertado.

—El Señor del Viento ha regresado y está regalando


sus méritos —dijo Ling Wen—. Si recitas su contraseña,
capaz puedas tomar alguno, ¿por qué no vas y lo intentas?
364

«—¿Podría ser esto como si cayeran monedas desde


el cielo y todos se apresuraran en tomarlas?» —pensó
Xie Lian para sí mismo.

Aunque Xie Lian ni siquiera conocía al Señor del


Viento, inmediatamente se animó en recitar la
contraseña.

—¡El Señor del Viento tiene veintiocho años! —dijo,


sin dudarlo.

Un sonido de "Ding" resonó en sus oídos, como si


fuera el sonido producido al golpear una bolsa llena de
monedas y, segundos después, Xie Lian recibió un
mérito.

Aunque se lamentaba de que hubiese obtenido un


sólo mérito, ya no había tiempo para seguir jugando.

—¿Han oído hablar del "Paso de Media Vida"? —


preguntó Xie Lian.
365

Ni bien lo escucharon, la alegre Matriz de


Comunicación cayó de golpe en silencio.

En ese instante, Xie Lian se sintió un tanto


deprimido.

Antes solía compartir poemas y recetas a través de la


matriz, pero todos se quedaban callados al escucharlo.
Sin embargo, en la Matriz de Comunicación a menudo
surgían preguntas de los funcionarios consultando sobre
asuntos oficiales, como, por ejemplo:

«—Conoces a cierto fantasma de tal clase, ¿es difícil


de tratar?»

«—¿Quién de ustedes tiene territorio allí? ¿Podría


ayudarme?»

A lo que casi todos solían responder compartiendo


sugerencias para poder ayudar, y los que no las tenían,
prometían averiguar al respecto cuando tuvieran tiempo.
366

¡No había razón para que todos hubieran guardado


silencio cuando él había hecho una consulta sobre un
asunto oficial!

—¡Dios mío! ¡¡El Señor del Viento ha arrojado otros


cien mil méritos!!

Nuevamente la Matriz de Comunicación recobró


vida; todos tratando de capturar méritos.

Fue entonces que Xie Lian agradeció al Señor del


Viento por su generosidad y estuvo a punto de
desconectarse de la matriz cuando, de repente, Ling Wen
le envió un mensaje en su Matriz de Comunicación
privada.

—Dianxia, ¿por qué preguntó de repente sobre ese


lugar? —cuestionó.

—No es por nada, es sólo que ya tengo establecido


mi nuevo lugar y esta es la única oración que he recibido
recientemente —dijo—. ¿Qué tiene de malo ese lugar?
367

Ling Wen guardó silencio durante un rato antes de


responder.

—Dianxia, le aconsejo que ignore esa oración —dijo.

—¿Por qué? —preguntó Xie Lian.

—No tiene que preguntar por qué —respondió Ling


Wen—. Creo que ya se ha dado cuenta con lo que pasó
hace un momento. Esto se debe a que es un asunto
problemático al que quiere meterse. Si realmente quiere
saber sobre ese tema, no hay nada que pueda hacer al
respecto. Pero, ¿por qué apresurarse en hacerlo?

Después de retirarse de la Matriz de Comunicación,


Xie Lian se quedó pensativo.
368

La noche ya era profunda y aquel joven estaba


sentado junto a la ventana del Santuario Puqi, iluminado
a medias por la luz de la luna. Cuando oyó el sonido de
los pasos de Xie Lian, se dio la vuelta y se incorporó
ligeramente.

—¿Ya terminaste? —preguntó el joven con los ojos


brillantes.

Xie Lian negó con la cabeza, y San Lang lo miró con


atención.

—¿Ha pasado algo, Gēge? —cuestionó.

Xie Lian le devolvió la mirada.

—Esto es un poco vergonzoso… —dijo—. A pesar


de que te invité a venir a casa conmigo, ahora hay algunas
cosas importantes que debo atender y tengo que irme
lejos.

—Oh… —musitó suavemente San Lang.


369

—Pero si quieres, por supuesto que puedes seguir


quedándote aquí —dijo Xie Lian—. Por favor, siéntete
libre de tomar la comida. Aunque realmente no haya
mucho que comer…

—Eso no importa —dijo San Lang—. Gēge, ¿a


dónde vas?

—Aún no lo sé —respondió Xie Lian con


sinceridad—. Sólo tengo el nombre del sitio, pero no sé
dónde está.

San Lang sonrió.

—Entonces, ¿por qué no me preguntas a mí? —dijo.

Xie Lian lo miró.

—¿A ti? —preguntó.

—¡A mí! —dijo San Lang lentamente—. ¿No dijo


Gēge que sé mucho? Tal vez, conozco ese lugar.

—¿San Lang ha oído hablar alguna vez del "Paso de


Media Vida"? —preguntó Xie Lian.
370

No tenía muchas esperanzas al principio, pero


inesperadamente los ojos del joven se encendieron.

—Da la casualidad de que he oído hablar de ese lugar


—informó—. Gēge también debe haber oído hablar de
él, tiene otro nombre, es llamado también Paso de Ban
Yue25.

—¿Paso de Ban Yue? —dijo Xie Lian con rapidez—


. ¿Podría ser que este Paso de Ban Yue está donde se
encuentra el Reino Antiguo de Ban Yue?

—Exactamente —respondió San Lang—. Sin


embargo, en la actualidad, el Reino Antiguo de Ban Yue
ya no existe.

¿Cómo podía alguien de un lugar tan lejano pedir por


su bendición?

Xie Lian se quedó perplejo durante un rato.

25
半月关 Bànyuè guān - El Paso de Media Luna.
371

—¿Por qué se llama "Paso de Media Vida"? —


preguntó—. He estado allí hace mucho tiempo, y en ese
entonces no se llamaba así.

—Es porque se dice que la mitad de la gente que


cruza la frontera, desaparece —respondió San Lang.

»El Reino de Ban Yue se encontraba en la Llanura


Occidental y su población era muy fuerte y agresiva. El
Reino de Yong'An estaba situado en la Llanura Central y
se encontraba en su apogeo después de haber doblegado
al Reino de XianLe.

»Los dos países se enfrentaban a menudo en la


frontera, las fricciones eran constantes, lo que produjo
numerosas batallas de todo tipo. Finalmente, hace casi
doscientos años, el Reino de Yong'An envió tropas para
acabar con este grave problema.

»Aunque el Reino de Ban Yue fue destruido, tenían


un Guoshi que conocía la magia maligna. Este mantuvo
vivos los rencores de los soldados que murieron en
372

batalla durante todo este tiempo, para luego abandonarlos


y que así atormentaran a todos los que se atrevieran a
pasar por aquellas tierras.

»El Reino de Ban Yue era originalmente un oasis.


Pero después de que el país se convirtiera en el Paso de
Ban Yue, el oasis fue gradualmente engullido por el Gobi
26
que lo rodeaba, como si hubiera sido consumido por un
espíritu maligno.

»Se dice que, por la noche, la gente suele ver a los


altos soldados de Ban Yue. Estos se encuentran armados
con largas lanzas y patrullando por el Gobi.

»En un principio había decenas de miles de


habitantes, pero todos ellos se marcharon cuando les fue
imposible continuar sobreviviendo.

»Y fue entonces que, al mismo tiempo, se extendió


la leyenda de que "la mitad de la gente que cruza la
frontera, desaparece": cualquier grupo de forasteros,

26
Desierto
373

especialmente los que vienen del este, tienen que dejar la


mitad de su gente como pago por el viaje.

Xie Lian lo escuchó atentamente. La verdad es que


ese lugar sí que sonaba peligroso y perverso.

—Ese es el lugar —respondió, decidido.

—Si vas para allá, Gēge, ¿te importaría llevarme


contigo? —preguntó.

—¿Por qué quieres ir? —cuestionó Xie Lian.

Las cejas y ojos de San Lang se arquearon aún más.

—Puedo ser tu guía —respondió—. Fui a divertirme


por allí hace poco tiempo, así que no es de extrañar que
sepa tanto sobre ese lugar.

—El viaje será muy largo, habrá mucho viento y


arena, lo cual es muy molesto —informó Xie Lian—.
¿Por qué irías a un lugar tan peligroso sólo porque te
pareció interesante para ir a divertirte?
374

San Lang bajó la mirada y se quitó el polvo


inexistente de la ropa.

—No todo es diversión y juegos. He estado en


lugares mucho más peligrosos que ese —dijo, para luego
volver a levantar la mirada y sonreír—. Entonces, Gēge,
¿me llevarás contigo?

En ese momento, se oyeron unos "Toc, Toc" en la


puerta.

Una visita tan tarde en la noche… ¿Quién podría ser?


Xie Lian se paró en la puerta y contuvo la respiración un
momento. Luego se oyeron otros dos "Toc, Toc", como
si dos personas estuvieran llamando a la puerta al mismo
tiempo.

—¿Qué está haciendo aquí? —dijo la voz de un joven


con indiferencia.

—Yo he llegado primero y ni siquiera le he


preguntado qué hace aquí —contestó incluso con más
indiferencia la voz de otro joven.
375

Xie Lian abrió la puerta de inmediato.


Efectivamente, dos jóvenes vestidos de negro se
encontraban en la puerta: Nan Feng y Fu Yao.

—¡No peleen delante de mí! —exclamó Xie Lian.

—¡¿Va a ir al Paso de Media Vida?! —preguntaron


al mismo tiempo los jóvenes.

—¿Cómo lo saben? —replicó Xie Lian.

—¿Acaso no sabe que en cuanto abra la boca para


decir algo, todo el Reino Celestial lo sabrá? —dijo Fu
Yao.

—¿En serio? No me había dado cuenta de que tenía


tal gran influencia —dijo Xie Lian—. Entonces, ¿qué es
lo que quieren conseguir con esta visita nocturna? ¿Han
venido a ayudarme "voluntariamente"?

—Sí —dijeron ambos, con cara de disgusto.

—¡Bienvenidos, bienvenidos! —dijo Xie Lian, no


pudiendo evitar sonreír, invitándolos a entrar en la casa.
376

¡Pero quién hubiera sabido que, en cuanto ambos


vieran al joven que estaba sentado despreocupadamente
detrás de él, sus rostros cambiarían de manera tan
drástica!

—¡Retrocede! —gritó Nan Feng.

—¿Qué pasa? —preguntó Xie Lian.

—¿Qué pasa? —preguntó San Lang, extendiendo las


manos.

—¿Quién eres? —preguntó Fu Yao.

—Es un nuevo amigo mío —dijo Xie Lian.

—Gēge, ¿quiénes son ellos? —preguntó San Lang,


con aspecto inocente.

Al escuchar al joven llamar "Gēge" a Xie Lian, las


comisuras de la boca de Nan Feng parecieron tener un tic
hasta llegar a sus cejas.

—Estos son mis dos… —empezó Xie Lian a


explicar.
377

—¡No hable con él! —interrumpió de inmediato Fu


Yao.

—¿Por qué no? —dijo Xie Lian—. ¿Qué, acaso


ustedes ya se conocen?

—…

—No lo conocemos —contestó fríamente Fu Yao.

—No lo conocen —dijo Xie Lian—. Entonces, ¿por


qué están actuando tan…?

Xie Lian no había terminado de hablar cuando de


repente sintió que un brillo provenía de ambos lados.
Cuando miró hacia atrás, descubrió que los dos estaban
acumulando simultáneamente esferas de luz blanca en
sus manos derechas. Xie Lian sintió una premonición y
rápidamente intervino.

—¡Paren, paren! —dijo rápidamente—. ¡No sean tan


impulsivos!
378

Las dos esferas de luz blanca que habían surgido del


aire chispeaban y parecían increíblemente peligrosas.
Definitivamente no era algo que la gente normal pudiera
hacer.

—¡Increíble, increíble! —dijo San Lang


aplaudiendo, como por cortesía. Sus palabras de elogio
no tenían ni una pizca de sinceridad.

Con gran dificultad, Xie Lian finalmente pudo


detener ambos brazos.

Nan Feng se dio vuelta para verlo.

—¿Dónde conoció a esta persona? —preguntó


enojado—. ¿Cuál es su apellido? ¿Dónde vive su familia?
¿De dónde vino él? ¿Por qué está él contigo?

—Me lo encontré al costado del camino; yo lo llamo


San Lang; no sé nada más; como no tenía adónde ir, lo
dejé venir a mi santuario conmigo —respondió Xie Lian.
379

—Usted… —dijo Nan Feng, conteniendo la


respiración—. ¿Cree que ese es su nombre real? ¿No sabe
nada de él y se atreve a dejar que venga con usted? ¿Cree
que está recogiendo a un cachorro o a un gato? ¿Qué
pasaría si tuviera malas intenciones?

Xie Lian pensó que Nan Feng sonaba como si fuera


su padre.

—¡Gēge, así que estos dos son tus sirvientes! —


exclamó San Lang.

—El término "sirviente" no es el correcto —dijo Xie


Lian—; para ser precisos, deberían ser asistentes.

San Lang sonrió.

—¿En serio? —dijo, poniéndose de pie para agarrar


algo, y luego lanzárselo a Fu Yao—. Entonces, ¿por qué
no asistes un poco?
380

Fu Yao tomó lo que le había lanzado sin siquiera


mirarlo; pero cuando bajó la mirada, de repente, un aura
negra lo envolvió.

¡El joven le había lanzado una escoba!

Al ver su mirada, que parecía querer partir la escoba


y al joven en el mismo instante, Xie Lian se apresuró en
agarrar la escoba.

—¡Cálmate, cálmate que sólo tengo una escoba! —


exclamó.

Quién hubiera sabido que justo cuando dijo esto, Fu


Yao lanzaría la esfera blanca de luz que tenía sobre su
palma. San Lang no hizo ningún esfuerzo por esquivarla,
permaneció sentado con los brazos cruzados y sólo se
inclinó ligeramente hacia un lado. La deslumbrante luz
blanca golpeó una de las patas de la mesa de ofrendas.
Cuando la mesa se inclinó, emitió un crujido, la vajilla se
deslizó y las flores blancas cayeron al suelo. Xie Lian
puso una mano sobre su frente, sintiendo que esto no
381

podía continuar. Con un gesto de su mano, Ruoye voló


abruptamente y ató los brazos de Nan Feng y Fu Yao.
Los dos lucharon por liberarse, pero no tuvieron éxito.

Xie Lian se volvió hacia San Lang.

—Vigila la casa, ahora vuelvo —dijo.

Luego cerró la puerta tras de él, se paró frente al


santuario y soltó a Ruoye, para después sostener el letrero
que estaba frente a la puerta y colocarlo frente a los dos.

—Por favor, léanlo y díganme qué es lo que dice —


dijo Xie Lian.

—Este santuario está en ruinas —leyó Fu Yao—. Por


favor, done dinero para repararlo y acumular méritos —
levantó la vista—. ¿Donaciones para un santuario en
ruinas? ¿Usted ha escrito eso? No importa qué, usted es
un Dios ascendido. ¿Cómo puede escribir este tipo de
cosas? ¿Dónde está su dignidad?
382

—Sí, yo lo escribí —respondió Xie Lian—. Si


ustedes continuaban peleando allí, estaría pidiendo la
reconstrucción total en lugar de la renovación. Sólo
entonces, realmente no me quedaría nada de dignidad.

Nan Feng señaló el Santuario Puqi.

—¿No cree que el que está dentro es raro? —


preguntó.

—Por supuesto que sí —dijo Xie Lian.

—Si sabe claramente que es peligroso, ¿por qué se


atreve a mantenerlo a su lado? —cuestionó Nan Feng.

Al ver que no tenían intención de hacer un donativo,


Xie Lian volvió a colocar el cartel en su sitio.

—Lo que dice no está bien —dijo Xie Lian—. Raro


no significa lo mismo que peligroso. En definitiva, a
ustedes les parezco una persona rara, ¿pero creen que soy
peligroso?

—…
383

Esto era algo que no podía ser refutado. Xie Lian


tenía claramente la apariencia de un inmortal muy
elegante, pero, por el contrario, recolectaba basura todo
el día. Era incluso un raro muy destacado en los Tres
Reinos, si uno lo pensaba, ¡definitivamente era el más
raro!

—¿No tiene miedo de que esté tramando algo en su


contra? —preguntó Fu Yao.

—¿Cree que tengo algo por lo que valga la pena


tramar? —replicó Xie Lian.

Nan Feng y Fu Yao se quedaron sin habla.

Al Xie Lian de hoy en día, si uno quería sacarle


dinero, no tenía dinero. Si uno quería sus tesoros, no tenía
tesoros… ¿A menos que alguien quisiera las sobras que
recolectaba todos los días?

—Además, no es como si no lo hubiera


inspeccionado ya —agregó Xie Lian.
384

Los dos centraron su atención en él.

—¿Hubo algún resultado? —preguntaron.

—No hubo resultados —respondió Xie Lian—. Ya


lo he examinado de varias formas hasta este punto. Si él
no es un humano ordinario, entonces sólo puede haber
una posibilidad…

¡Un Supremo!

Fu Yao hizo una mueca de desagrado.

—¿Y si realmente es un Supremo? —preguntó con


sorna.

—De ninguna manera —dijo Xie Lian—. Un


Supremo Rey Fantasma no debe estar tan desocupado
como ustedes para venir a acompañarme a recoger
basura.

—¡No estamos desocupados en absoluto! —


exclamaron los dos.

—Sí, sí, sí… —canturreó Xie Lian.


385

Arriba en la pequeña colina fuera del Santuario Puqi,


los tres escucharon el sonido de los pasos pausados de
ese joven mientras caminaba por el edificio. Sonaba
como si él estuviera contento y sin ninguna preocupación
en el mundo.

—Esto no servirá —dijo Fu Yao—. Todavía tenemos


que pensar en una forma de probar si realmente es un
Supremo o no.

Xie Lian amasó el espacio entre sus cejas.

—Entonces vaya a probarlo —dijo—. Simplemente


no se pase de la raya. ¡Tal vez sólo sea un joven que se
escapó de casa! Tengo una buena relación con este joven,
así que no lo intimide.

Al escuchar la frase "no lo intimide", la expresión de


Nan Feng se volvió difícil de explicar con sólo unas
pocas palabras, mientras que los ojos de Fu Yao casi
giraron hacia la parte posterior de su cabeza. Xie Lian se
los advirtió nuevamente, antes de abrir la puerta. San
386

Lang estaba con la cabeza baja, como si estuviera


inspeccionando la pata de la mesa de ofrendas.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Xie Lian con


suavidad.

San Lang soltó una pequeña risita.

—Estoy bien —contestó—. Estoy viendo si la mesa


sigue en buen estado.

—Lo que sucedió antes fue sólo un malentendido —


dijo Xie Lian con calidez—. Por favor, no te ofendas.

San Lang se rio.

—Ya que me lo pides, ¿por qué tendría que


ofenderme? —dijo—. Tal vez les he resultado familiar.

—Sí, un poco familiar —dijo Fu Yao con frialdad—


. Así que puede que me haya equivocado.

San Lang sonrió.

—Oh, qué casualidad —dijo—. Ustedes dos también


me resultan familiares.
387

—...

Aunque los dos continuaban atentos y alertas, ya no


reaccionaron con agresividad.

—Despeja un espacio para que dibuje la formación


de Acortamiento de Distancia —dijo Nan Feng con voz
sombría.

El Acortamiento de Distancia era un encantamiento


de transporte. Como su nombre lo indicaba, podía
convertir la distancia de mil quinientos kilómetros en la
de un sólo paso. Aparte del hecho de que cada uso solía
requerir una gran cantidad de energía espiritual, nada
podía ser más útil para viajar.

Xie Lian enrolló la esterilla de bambú del suelo.

—Dibuja aquí —dijo.

Antes, con toda la conmoción, Fu Yao había entrado,


pero no había llegado a examinar el mobiliario interior.
Ahora, después de estar parado en esta casa torcida y
388

destartalada durante bastante tiempo, pudo verlo todo. Y


como si todo su cuerpo, de pies a cabeza, se encontrara
incómodo, frunció el ceño.

—¿Vive en un lugar como este? —preguntó.

Xie Lian le acercó una silla para que se sentara.

—Siempre he vivido en este tipo de lugares —


contestó.

Ante estas palabras, los movimientos de Nan Feng


vacilaron.

Fu Yao no se sentó, y su expresión también se volvió


rígida por un segundo. Era difícil determinar qué tipo de
expresión tenía en el rostro, pero rápidamente apartó su
extraña mirada.

—¿Dónde está la cama? —preguntó.

—Aquí está —respondió Xie Lian, levantando la


esterilla.

Fu Yao miró a San Lang, que estaba a su lado.


389

—¿Durmió en la misma estera que él? —preguntó.

—¿Hay algún problema? —preguntó Xie Lian.

Durante mucho tiempo, ninguno de los dos


pronunció otra palabra, por lo que Xie Lian asumió que
no había ningún problema.

—¿Hay algo más que puedas decirme, San Lang? —


preguntó, volviéndose a verlo—. Puedes continuar.

San Lang los había estado observando con una


mirada profunda de contemplación, con sus ojos oscuros.
Pero al escuchar a Xie Lian llamarlo, salió de su
aturdimiento y sonrió levemente.

—No hace falta que él le diga nada —dijo Nan Feng


rápidamente—, si quiere saber algo, yo mismo se lo diré.
El Paso de Media Vida es en realidad el Paso de Ban…

—Paso de Ban Yue, ¿verdad? —interrumpió Xie


Lian—. Lo sé.
390

—Sí —dijo Nan Feng—. Antes, el Paso de Ban Yue


solía ser el Reino de Ban Yue, el Reino de Ban Yue fue…

—El Reino de Ban Yue fue derrotado por el Reino


de Yong'An, ¿verdad? —dijo Xie Lian—. También lo sé.

—Sí —dijo Nan Feng—. En el Reino de Ban Yue


había un…

—Un Guoshi Principal que era un experto en


hechicería y convirtió a todos los soldados de Ban Yue
en espíritus resentidos, ¿verdad? —añadió Xie Lian—.
Si, también lo sé.

Xie Lian señaló a San Lang.

—Él me lo contó —dijo.

Fu Yao sonrió sin atisbo de alegría.

—Este joven maestro, realmente sabe mucho —dijo.

San Lang se rio.

—Tonterías, tonterías —dijo—. Es sólo que ustedes


saben muy poco.
391

Xie Lian no pudo evitar sonreír, pensando lo


entretenida que era la afilada lengua de este chico.

—Además —añadió San Lang—, ese Cultivador


Demoníaco de Ban Yue era, en realidad, uno de los dos
Grandes Guoshis de la cultivación demoníaca.

—Si existen dos grandes cultivadores demoníacos,


entonces obviamente hay alguien más —dijo Xie Lian—
. ¿Quién es el otro?

—El Guoshi Fang Xin —respondió San Lang.

Los ojos de Xie Lian se abrieron ligeramente.

En ese momento, Nan Feng finalmente había


terminado de dibujar capa sobre capa de la formación en
el suelo.

—Muy bien —dijo, poniéndose de pie—. ¿Cuándo


nos vamos?

—Ahora mismo —contestó Xie Lian, colocando su


mano sobre la puerta para empujarla suavemente.
392

En el momento en que la puerta se abrió, la pequeña


ladera y la aldea desaparecieron. Lo que estaba en su
lugar era una calle principal vacía.

A pesar de que la carretera principal era ancha, de


hecho, había muy poca gente alrededor. Esto no era
porque el cielo estaba oscurecido, sino porque el noroeste
estaba menos poblado y, además, porque estaba cerca del
desierto de Gobi. Incluso si fuera medio día, no habría
muchos peatones en el camino.

Xie Lian salió del edificio y buscó detrás de él para


cerrar la puerta. Al volver la mirada hacia atrás comprobó
que ya no estaba el Santuario Puqi. Efectivamente, lo que
estaba detrás de él en ese momento era una pequeña
posada.

El paso que habían dado ciertamente equivalía a


cientos de kilómetros de distancia.

Unos cuantos transeúntes estaban al acecho,


murmurando sobre ellos y mostrándose muy cautelosos.
393

En ese momento, escuchó a San Lang hablar detrás


de él.

—Cuando la luna se oculte, sigue recto hacia la


dirección de la Estrella Polar y verás el País de Ban Yue
—dijo San Lang detrás de él—. Gēge, mira —señaló al
cielo—. "La Osa Mayor".

Xie Lian levantó la cabeza para echar un vistazo.

—La Osa Mayor es tan brillante —dijo, sonriendo.

San Lang se puso a su lado y se colocó hombro con


hombro junto a él. Le dio una mirada a Xie Lian antes de
que él también levantara la cabeza, y sonrió.

—Sí —dijo—. El cielo nocturno en el noroeste


parece ser más claro que en las Llanuras Centrales.

Xie Lian estuvo de acuerdo. Mientras discutían


seriamente sobre el cielo nocturno y las estrellas, los dos
Dioses Menores que estaban detrás de ellos se mostraron
desconcertados.
394

—¿Por qué está él aquí también? —preguntó Fu Yao.

—Oh, la puerta que creaste se veía tan mágica, que


no pude evitar seguirlos para probarla y hacer una visita
—dijo San Lang inocentemente.

—¿Visita? —dijo Fu Yao—. ¿Crees que vinimos de


paseo a jugar?

—Olvídelo —dijo Xie Lian—. Si nos siguió,


entonces nos siguió. No es como si se fuera a comer su
ración de comida empacada; yo debería haber traído
suficiente para los dos. San Lang, sígueme de cerca. No
te separes de mi lado.

—De acuerdo —dijo San Lang, siendo obediente.

—¡¿Le parece que el problema aquí es quién comerá


la ración de quién?! —exclamó Nan Feng.

Xie Lian suspiró.


395

—Ay, Nan Feng, no le preste atención a asuntos tan


triviales —dijo—. Es de noche y todo el mundo duerme,
no haga tanto ruido. Vamos, vamos.

Los cuatro siguieron la guía de la Osa Mayor y se


dirigieron directamente al norte.

Después de caminar toda la noche, los pueblos y la


vegetación a lo largo del camino fueron disminuyendo
gradualmente, mientras que la arena y la grava
aumentaron progresivamente. Fue sólo cuando ya no
había más tierra bajo sus pies que entraron en el Gobi.

En el desierto, existía una gran diferencia de


temperatura entre el día y la noche, y estaba bien sentir
frío por la noche, pero durante el día la sensación era
completamente diferente.

El cielo aquí estaba extremadamente despejado, las


nubes eran escasas y el sol también era extremadamente
fuerte.
396

El grupo continuó caminando, pero cuanto más


caminaban, más sentían como si se estuvieran adentrando
en un enorme horno. El aire caliente emitido desde las
profundidades de la tierra se sentía como si caminar
durante un día pudiera vaporizar la vida de una persona.

Xie Lian se basó en la dirección del viento y en algo


de vegetación encogida al pie de las rocas para
determinar el rumbo. Estaba preocupado de que alguien
no pudiera seguir el ritmo, por lo que miró hacia atrás
después de caminar un rato.

Nan Feng y Fu Yao no eran personas comunes, por


lo cual, no hacía falta mencionar que estaban obviamente
bien. La vista de San Lang, sin embargo, lo hizo reír.

Con el sol abrasador brillando en el cielo, el joven se


había quitado el abrigo rojo y lo estaba usando con pereza
para cubrirse del sol; su rostro se veía cansado y
malhumorado. Su piel clara, su cabello negro y la forma
397

en la que la túnica roja le cubría la cara, hacían que su


semblante pareciera aún más impresionante.

Xie Lian se quitó el sombrero de bambú y levantó la


mano para sujetarlo a la cabeza de San Lang.

—Te prestaré esto —dijo.

San Lang se quedó atónito y, tras un largo rato,


sonrió.

—No hace falta —dijo, volviendo a colocar el


sombrero en la cabeza de Xie Lian con ambas manos—.
Gēge parece más cansado.

Este ida y vuelta fue para Xie Lian bastante


conmovedor.

—Estoy bien —dijo Xie Lian, aferrándose al


sombrero de bambú—, pero me preocupa que el viaje
resulte ser muy aburrido para ti.
398

—Si Gēge está preocupado por eso, ¿por qué no


hablamos para aliviar el aburrimiento? —preguntó San
Lang.

Xie Lian se rio.

—Claro, San Lang tiene muchos conocimientos y


está muy bien informado, será muy interesante —dijo.

—¿Conocimientos? —inquirió Fu Yao—. ¿Qué tipo


de conocimientos?

—Responde a todas las preguntas —contestó Xie


Lian.

—¿Oh? —dijo Fu Yao—. ¿De verdad eres tan sabio?

San Lang se rio.

—¿Hay algo que Gēge quiera preguntar o que quiera


saber? —dijo.

—Sí —respondió Xie Lian—. Hablando de eso,


¿por qué es que la calidad de las estatuas divinas de los
399

Oficiales Celestiales varía tanto, y sólo las estatuas de


Mu Qing son las que están en las mejores condiciones?

Fu Yao se percató del peligro.

—Espera, ¿por qué pregunta esto? —espetó.

San Lang se rio.

—Porque las estatuas de todos los demás son feas y


a ellos no les importa —contestó—. En cambio, Mu
Qing, si notase que lo han hecho feo, la romperá en
secreto y la mandará a rehacer, o enviará un sueño para
expresar su disgusto al respecto. De esta forma, a la larga,
sus seguidores sabrán naturalmente qué hacer.

Realmente parecía el estilo de Mu Qing preocuparse


de esas cosas.

La cara de Fu Yao se volvió ligeramente azul y Nan


Feng se rio. Xie Lian, por otro lado, aguantó las ganas de
reírse para poder continuar preguntando.
400

—Entonces, ¿por qué a Feng Xin se le conoce como


al “General Tremenda Masculinidad”? —preguntó Xie
Lian.

Esta vez le tocó reír a Fu Yao.

—¿Por qué pregunta eso? —dijo Nan Feng,


sintiéndose amenazado.

—Desinformación —dijo San Lang.

—¿Mala información? —cuestionó Xie Lian.

—La ortografía original correcta es "JuYang", con el


"Ju" de "Perfecta", no con el “Jú” de “Tremenda” —
aclaró San Lang—. Es sólo un error tipográfico.

—Pero, ¿acaso no se pueden corregir los errores? —


preguntó Xie Lian—. ¿Por qué se sigue cometiendo este
error?

—Eso depende de qué tipo de persona es quien


escribió la palabra equivocada —contestó San Lang.
401

—Si lo dices así —dijo Xie Lian—, parece ser


alguien con poder.

—Fue el rey de un reino —dijo San Lang—. Para


mostrar su sinceridad y devoción, trabajó duro
construyendo nuevos templos e inscribió personalmente
las placas para cada uno de ellos. Por desgracia, escribió
un carácter equivocado.

Xie Lian se rio.

—Me imagino que los responsables de la


construcción de los templos se morían de preocupación
—dijo

—Sí, no hacían más que preguntarse qué pasaba por


la cabeza de ese soberano —dijo San Lang—. Si lo hizo
a propósito, ¿por qué no dio un decreto diciendo: "esto es
lo que quise hacer"? Y si no fue intencional, ¿cómo pudo
cometer un error tan bajo? Pero nada de esto podían
decirlo directamente. Quién sabe qué es lo que el rey
pensaría que insinuaban, quizás algo como: "¡Su
402

Majestad, es un idiota! Ni siquiera sabe escribir bien una


palabra". Además, si lo escribió el rey, ¿quién se
atrevería a llevarle la contraria?

El tono sarcástico de su voz era suave, no muy agudo;


y a la gente si lo escuchaba le parecería divertido; por lo
menos, a Xie Lian sí le hizo gracia.

—Lo entiendo —dijo Xie Lian—. Lo más difícil bajo


el cielo es adivinar la voluntad de los reyes, los
burócratas debieron de sufrir mucho. Así que, si lo
piensas, me parece que sería mejor ser condescendiente
con Su Majestad, en vez de con Ju Yang ZhenJun. ¿Y
entonces? El rey de ese reino debió de enterarse, ¿qué es
lo que dijo?

—No mucho —respondió el joven—. Sólo invitó a


un grupo de eruditos a buscar en libros antiguos, a
encontrar innumerables referencias alusivas y a escribir
innumerables artículos, esforzándose en demostrar que
403

originalmente era "Jú Yang" y que "Jù Yang" era la


forma incorrecta de escribirlo.

—Qué lástima —dijo Xie Lian—. De la noche a la


mañana, todos los templos y Palacios de Nan Yang en
todo el país se convirtieron en Palacios de Ju Yang.

—Muchos años después fueron modificados —dijo


el joven—, cuando llegó un nuevo rey y pensó que era
inapropiado. Entonces, se volvió a cambiar a Nan Yang.

Xie Lian aguantó la risa con todas sus fuerzas. Se


pudo imaginar perfectamente lo que sucedió a
continuación. A Fen Xing nunca le había gustado ver las
placas de sus templos, y ciertamente nunca las había
leído de cerca. Pero seguro que un día se preguntaría de
repente por qué tantas mujeres acudían a su templo a
adorarlo, todas ellas tímidas y con las mejillas coloradas.
Estas mujeres, cuando miraban hacia arriba, pedían cosas
que eran muy extrañas. Después de averiguar lo que
estaba pasando, sin duda iría a lo más alto del Cielo y
404

maldeciría; y, entonces, escucharía este tipo de oraciones


durante muchos años. Al fin y al cabo, no podía enfadarse
con una mujer de la cual no sabía nada.

Los dos hablaron acerca de los Cielos y el mundo,


charlando alegremente, pero detrás de ellos, Nan Feng y
Fu Yao, que les oyeron hablar de los Generales a los que
servían, se encontraban furiosos, pero no pudieron
detenerlos.

Después de caminar un rato, el grupo vio frente a


ellos un pequeño edificio de color gris, que resaltaba
entre la arena amarilla. Cuando se acercaron, notaron que
parecía ser una posada que había estado abandonada
durante muchos años. Xie Lian levantó la cabeza y miró
al cielo, dándose cuenta de que ya había pasado el
mediodía y pronto llegaría la hora infernal, la más
calurosa e insoportable del día. Habían viajado toda la
noche y ya era hora de descansar, así que los tres se
adentraron al edificio.
405

En el interior, vieron una mesa cuadrada, así que se


sentaron a su alrededor. Xie Lian sacó una botella de
agua de la simple bolsa de viaje que tenía en su espalda.

—¿Quieres un poco? —preguntó, ofreciéndosela a


San Lang.

San Lang asintió, la agarró, bebió un sorbo y después


se la devolvió para que bebiera. Xie Lian echó la cabeza
hacia atrás y tragó unos sorbos de agua; su nuez de Adán
rodó arriba y abajo, y el agua fría pasó por su garganta,
muy refrescante. El joven se sentó a su lado, con una
mano apoyada en la mejilla, mirándolo fijamente.

—¿Hay más? —preguntó de pronto, al cabo de un


rato.

Xie Lian se limpió la comisura de su boca,


asintiendo, y volvió a pasarle la botella a San Lang. San
Lang estaba a punto de agarrarla cuando una mano
bloqueó la de Xie Lian, que sostenía la botella.

—Espera un momento —interrumpió Fu Yao.


406

Mientras los demás observaban, Fu Yao sacó


lentamente una botella de agua de su manga, antes de
colocarla sobre la mesa. Luego, la empujó hacia San
Lang.

—También tengo un poco aquí —dijo—. Por favor,


toma.

A primera vista, Xie Lian supo de inmediato lo que


estaba haciendo. Con la personalidad de Fu Yao, ¿cómo
podría estar dispuesto a compartir una botella con otra
persona? Xie Lian también recordó cómo anoche estos
dos habían querido investigar más a San Lang. Por lo
tanto, lo que había en esa botella definitivamente no era
agua común, sino Agua Reveladora de Forma.

Si este líquido medicinal secreto era bebido por una


persona común, no tendría ningún efecto. Pero, si no
fueran humanos los que lo hubieran consumido,
entonces, bajo los efectos de la medicina, se verían
obligados a revelar su verdadera forma. Dado que los
407

otros dos habían querido saber si este joven era realmente


una Devastación o no, esta botella de Agua Reveladora
tenía un poder formidable.

San Lang sonrió.

—Gēge y yo podemos compartir esta botella de agua


—dijo.

—Su agua le alcanzará para beber él sólo, no


deberías ser descortés —dijo Fu Yao.

—¿En serio? —preguntó San Lang—. Entonces,


tome usted primero.

—Usted es el invitado, tome usted primero —replicó


Fu Yao.

San Lang hizo un gesto de "por favor" con las manos.

—Usted es el asistente —dijo—. Tome usted


primero.

Xie Lian los vio ponerse presuntuosos. Pero cuando


se descartaron tales aires, finalmente se volvieron serios.
408

Separados por el espacio de la mesa, los tres lucharon con


la pobre botella de agua, empujándola de un lado a otro.
Xie Lian sintió que la mesa temblaba débilmente debajo
de sus manos. Pensando que la pobre mesa iba a llegar a
su fin, sacudió la cabeza con pesar.

Después de luchar de un lado a otro varias veces, Fu


Yao finalmente no pudo contenerse y esbozó una sonrisa
burlona.

—No estás dispuesto a beber esta agua —dijo con


sorna—. ¿Acaso tienes una conciencia culpable?

San Lang volvió a sonreír.

—¡Qué antipático! —exclamó—. ¡Si tú eres el que


se negó a beberla antes! ¿No será que tienes tú una
conciencia culpable? ¿Acaso has puesto algo en el agua?

—Puedes preguntarle a la persona que tienes al lado


si el agua es venenosa —dijo Fu Yao quien, aunque
todavía hablaba con la misma apariencia suave y
409

delicada, el comentario ya había sido lanzado con los


dientes apretados.

—Gēge, ¿está envenenada el agua? —preguntó San


Lang volviéndose hacia Xie Lian.

Lo que Fu Yao había dicho fue realmente astuto.


Naturalmente, el Agua Reveladora de Forma no era
venenosa. Para una persona común, era igual que beber
agua normal. De esta manera, Xie Lian se vio obligado a
responder:

—No está envenenada, pero… —comenzó a


explicar.

Aún no había terminado su oración cuando Nan Feng


y Fu Yao lo miraron. San Lang, sin embargo,
inmediatamente cambió de parecer y dejó de alejar la
botella que le ofrecían.

—Está bien —dijo, levantando la botella de agua,


para luego sacudirla varias veces—. Ya que dijiste que
no está envenenada, me la beberé.
410

Habiendo dicho eso, el joven sonrió antes de beberse


todo el contenido de la botella.

Xie Lian no esperaba que fuera tan decidido y se


quedó un poco atónito. Nan Feng y Fu Yao también se
quedaron atónitos, y luego se pusieron en alerta máxima.

—No tiene un buen sabor —dijo San Lang,


sacudiendo la botella después de terminar de beber su
contenido; para luego lanzarla y, con un fuerte estruendo,
hacerla añicos en el suelo.

Al ver que bebió el Agua Reveladora y no hubo


anormalidad alguna, la cara de Fu Yao brilló con
asombro por un momento.

—Era solamente agua —dijo, forzándose a hablar


con calma—. ¿Acaso no sabe siempre igual? ¡Qué
diferencia puede haber!

San Lang tomó la botella que Xie Lian había


colocado a su lado.
411

—Por supuesto que es diferente —dijo—. Esta sabe


mucho mejor.

Al ver esto, Xie Lian no pudo evitar reírse. Pensaba


que esto debería haber terminado, pero entonces, con un
ruido metálico, Nan Feng puso una espada sobre la mesa;
con su aura, a primera vista, daba la impresión de que iba
a atacar a alguien en el acto.

—¿Qué está haciendo? —preguntó Xie Lian,


después de un momento de silencio.

—El lugar al que nos dirigimos es peligroso —dijo


Nan Feng con voz profunda—, así que le estoy dando a
este señorito una espada afilada para protegerse.

Xie Lian bajó la cabeza para echarle un vistazo. La


vaina de la espada era simple y llana, pero la espada en sí
parecía haber sido afilada cuidadosamente a lo largo de
los años.

Este no era un bien común. Su corazón tembló.


Alzando las cejas, Xie Lian se volvió hacia un lado.
412

«—En realidad es Hong Jing27»—pensó para sí


mismo.

El nombre de esta espada era exactamente "Hong


Jing". Esta era una espada preciosa. Aunque no podía
exorcizar fantasmas o matar demonios, ningún demonio
y fantasma podía escapar de su espejo encantado.
Mientras no fueran humanos, una vez que se
desenvainara la espada, la hoja gradualmente se volvería
roja, como infundida por la sangre. Además, la cuchilla
roja como la sangre reflejaría la verdadera apariencia de
quien había desenvainado la espada. ¡No importaba cuán
feroz fuera la entidad, nadie podía escapar de que fuera
reflejado!

Xie Lian se sintió completamente incapaz de mirar


directamente a la espada. El asunto era que… Esta espada
atesorada, Hong Jing, originalmente había formado parte
de la colección de Jun Wu. Después de su primera

27
Espejo Rojo
413

ascensión, Xie Lian había ido una vez al Salón del Dios
Marcial para pasar el rato y había visto la espada allí.
Sintió que, aunque la espada no era muy práctica de usar,
todavía tenía sus encantos. En ese entonces, Jun Wu le
había regalado la espada. Más tarde, cuando fue
degradado, durante un período de tiempo en el que lo
estaba pasando realmente mal, como no podía continuar
así, le pidió a Feng Xin que empeñara esta extraña
espada.

En aquel momento había demasiadas cosas que


habían perdido importancia. Así que Xie Lian
simplemente decidió olvidarlas todas, para no hacer
sangrar su corazón cuando pensara en ellas de vez en
cuando.

Pensando en el pasado, Feng Xin, después de su


ascensión, probablemente había recordado esta espada y
no pudiendo soportar la idea de que esta rareza quedara
vagando por el reino de los mortales decidió volver a
buscarla. Al traerla de vuelta, la afiló, la pulió y la colocó
414

en el Palacio Nan Yang, de donde Nan Feng debió


haberla tomado para volverla a usar.

No había ningún joven que no tuviera un especial


interés para las espadas y caballos preciosos.

—¿Oh? —exclamó San Lang, aparentemente muy


fascinado —Déjame ver.

Sujetó la espada con una mano y la empuñadura con


la otra, y la desenvainó lentamente. Los cuatro ojos de
Nan Feng y Fu Yao observaron atentamente sus
movimientos. La espada estaba a tres pulgadas de su
vaina, y su hoja brillaba intensamente.

Después de un largo rato, San Lang rio suavemente.

—Gēge, ¿tus dos sirvientes están bromeando


conmigo? —preguntó.

—¿A quién llamas sirviente? —replicó Fu Yao.

—¿Cómo es que estamos bromeando? —dijo Nan


Feng.
415

San Lang se rio.

—Con una espada rota, ¿cómo se supone que debo


defenderme? —dijo, volviendo a enfundar la espada y
arrojándola sobre la mesa.

Al escuchar esto, la ceja de Nan Feng se levantó, en


expresión de sorpresa. Abruptamente agarró la espada y
la arrancó de su vaina, sólo para escuchar un sonido
metálico. En sus manos, con un filo agudo, se
encontraba... una espada rota.

¡La cuchilla de Hong Jing estaba rota tres pulgadas


por encima de la empuñadura!

La expresión de Nan Feng cambió ligeramente, antes


de tomar la vaina y verter los restos sobre la mesa,
provocando una serie de ruidos metálicos. Lo que quedó
dentro de la vaina fueron algunos restos de la espada,
todos destrozados en innumerables fragmentos
pequeños. Hong Jing podía distinguir todo tipo de
demonios y fantasmas, esto era cierto. Nunca se supo de
416

algo que pudiera escapar de su ojo… ¡pero tampoco se


sabía que algo podría hacer que se rompiera en
numerosas piezas dentro de la vaina!

—¡Tú…! —dijo Nan Feng.

San Lang se rio a carcajadas antes de inclinarse hacia


atrás, apoyando sus botas negras en el borde de la mesa.
Tomando un fragmento de Hong Jing, lo empezó a
arrojar en su mano por diversión.

—Asumo que ustedes no me dieron


intencionalmente una espada rota para protegerme —
dijo—. Debe haberse roto en el camino aquí. Pero no se
preocupen, puedo defenderme sin una espada. En cuanto
a la espada o cualquier otra cosa, deberían guardarlos
para ustedes mismos.

Xie Lian sintió cómo los tres comenzaban a pelear de


nuevo y, por lo tanto, sacudió la cabeza antes de
concentrarse en observar el clima afuera.
417

«—Mirando el viento, me temo que habrá una


tormenta de arena más tarde. Si hoy retomáramos el
rumbo, es incierto saber si podremos encontrar refugio
del viento» —pensó para sí mismo

Afuera, dos siluetas, una vestida de blanco y otra de


negro, caminaban al parecer sin prisa, e incluso se podía
decir que bastante relajadas. Sin embargo, las nubes que
dejaban detrás de ellas indicaban su velocidad. La
persona de negro era alta y delgada, mientras que la de
blanco era una mujer, con una espada larga en la espalda
y un hossu28 descansando en el hueco de su brazo.
Aunque la figura de negro no volvió la mirada en ningún
momento, la mujer de blanco se volvió para dirigirles una
sonrisa cuando pasaron cerca del pequeño edificio.
Aquella sonrisa fue tan fugaz como sus siluetas, y sin
ninguna razón, un presentimiento extraño lo invadió.

28
Bastón corto de madera o bambú con pelo recogido o cáñamo en un
extremo. A menudo descrito como un "batidor de moscas" o "ahuyentador de
moscas", se cree que el palo protege al portador del deseo y también funciona
como una forma de librar áreas de moscas sin matarlas.
418

Nan Feng se puso de pie rápidamente.

—¿Quiénes son esas personas? —preguntó.

—No lo sé — dijo Xie Lian también levantándose—


. Pero definitivamente no son gente común. No se
entretengan jugando, este no es un buen lugar para
quedarse.

Por suerte, a pesar de que este grupo de personas


armaba un escándalo de vez en cuando, aún hacían las
cosas con determinación cuando era el momento de
actuar. Así que dejaron de discutir e inmediatamente
empacaron los fragmentos de Hong Jing y salieron del
pequeño edificio.

El viento y la arena eran mucho más fuertes que


antes. Las cuatro personas caminaron contra el viento por
un tiempo, el viento envolviéndose con la arena y
golpeándolos en cada zona del cuerpo descubierta,
causándoles dolor. El viento silbaba en sus oídos,
419

dificultando la comunicación entre ellos; ya que ni bien


uno abría la boca, el sonido era arrastrado.

A Xie Lian le preocupaba que alguien se hubiera


quedado atrás y con frecuencia se daba la vuelta. Nan
Feng y Fu Yao caminaban de forma agresiva contra el
viento y la arena; mientras que San Lang iba cinco pasos
por detrás de él, caminando sin prisa.

En medio de los cielos amarillos llenos de arena, la


expresión del joven permaneció intacta, sin una sola
oleada de emoción mientras caminaba con las manos
cruzadas detrás de la espalda. Vestido de rojo de la
cabeza a los pies, con el pelo en una danza oblicua y
desordenada, parecía que no sentía ningún efecto del
ataque de la tormenta de arena. Permaneció
completamente impasible; además, ni siquiera sus ojos
parecían haber parpadeado alguna vez. Xie Lian ya había
sido golpeado por la arena tanto que le dolía la cara. Al
ver a San Lang de esta manera, con tanto desprecio por
sí mismo, realmente sintió preocupación por él.
420

—Cuidado con la arena que se mete en los ojos y


entre la ropa —dijo.

Volvió a pensarlo y se dio cuenta de que ni él mismo


podía distinguir lo que acababa de decir. Xie Lian fue
directamente hacia San Lang y lo ayudó a asegurar su
ropa en su cuello. Lo envolvió con fuerza, evitando que
el viento y la arena entrara. San Lang se quedó
asombrado por el repentino gesto, y finalmente,
parpadeó. En ese momento, una repentina ráfaga de
viento sopló el sombrero de bambú que estaba en la
cabeza de Xie Lian por el aire.

Una vez que algo volaba aquí, desaparecería en las


vastas extensiones de arena amarilla. Sin embargo, San
Lang fue muy receptivo y rápido; como si pudiera
predecir la trayectoria del viento, detuvo el sombrero de
bambú, que estaba a punto de volar hacia el cielo, con un
sólo gesto y se lo entregó nuevamente.
421

Durante este tiempo, los otros dos los alcanzaron.


Con los cuatro más cerca, finalmente pudieron
escucharse.

—Todos, tengan cuidado —dijo Xie Lian—. Esta


tormenta de arena llegó de forma muy inesperada, algo
no parece estar bien. Será mejor que nos detengamos y
busquemos un lugar para refugiarnos del viento.

—¿Qué sentido tiene detenerse? —inquirió Fu


Yao—. Si esta tormenta de arena fue provocada por algo
maligno, su propósito es detenernos. Si ese es el caso,
entonces tenemos aún más razones para continuar.

San Lang comenzó a reír a carcajadas.

Fu Yao lo miró disgustado.

—¿De qué te ríes? —dijo con frialdad.

—Ir deliberadamente contra la gente… —dijo San


Lang, cruzándose de brazos—. ¿Te satisface creerte tan
único e independiente?
422

Este joven siempre se comportaba así cuando


hablaba con otras personas que no fueran Xie Lian.
Aunque siempre sonreía, a menudo era difícil saber si
estaba siendo sincero o si se estaba burlando de la otra
persona con cumplidos fingidos. Sin embargo, en esta
ocasión, cualquiera podía darse cuenta de que no había ni
media onza de buena voluntad en su sonrisa. La
expresión de Fu Yao se volvió oscura y fría.

Xie Lian levantó una mano.

—Ustedes dos, deténganse —ordenó—. Si tienen


cosas que decir, háganlo más tarde. Cuando el viento se
pone fuerte, puede hacer cosas bastante aterradoras.

—¿Por ejemplo? —preguntó Fu Yao.

—Por ejemplo, hacer volar a la gente hacia el cie…


—respondió Xie Lian, pero antes de que terminara de
hablar, las personas frente a él desaparecieron.

No. No fueron ellos los que desaparecieron, sino él.


¡El viento y arena lo arrastraron de verdad hacia el cielo!
423

¡Era un tornado!

Xie Lian giró violentamente en el aire.

—¡Ruoye! —gritó, realizando un gesto con la


mano—. ¡Agarra algo firme y confiable!

Con un silbido, Ruoye salió volando. Un momento


después, Xie Lian sintió el otro extremo de la seda blanca
caer, como si hubiera envuelto algo. Agarrándolo, Xie
Lian finalmente se estabilizó en el aire con gran
dificultad. Cuando bajó la cabeza para mirar, se dio
cuenta de que lo había llevado a un lugar que estaba, al
menos, a treinta metros sobre el suelo. Actualmente, él
era como una cometa, siendo arrastrado por el viento con
su centro atado al suelo.

Dentro del ataque de arena amarilla, Xie Lian


sostuvo a Ruoye mientras simultáneamente se esforzaba
por distinguir a lo que Ruoye se había agarrado. Miró
detenidamente antes de que finalmente pudiera distinguir
una silueta de rojo. El otro extremo de Ruoye parecía
424

estar envuelto alrededor de la muñeca de un joven vestido


de rojo.

¡Le pidió a Ruoye que agarrara algo confiable y


estable, pero Ruoye terminó agarrando a San Lang!

Xie Lian no sabía si reír o llorar. Estaba a punto de


hacer que Ruoye lo intentara de nuevo y agarrara algo
más, cuando de repente sintió que la seda blanca se aflojó
alrededor de su muñeca. Inmediatamente, Xie Lian fue
invadido por una sensación de temor. Este sentimiento
brusco no fue porque Ruoye había aflojado su agarre en
el otro extremo, sino porque algo peor había sucedido.
Efectivamente, esa silueta roja del suelo de repente se
acercó mucho más. No pasó mucho tiempo antes de que
estuviera al alcance de su mano.

¡San Lang también había sido arrastrado hacia la


tormenta de arena!
425

Capítulo 6

◇Mil kilómetros en un paso:


perdidos dentro de una tormenta
de arena◇

Xie Lian abrió la boca y tomó otro gran bocado de


arena, pero ahora que estaba acostumbrado a comerla, no
le supuso ninguna dificultad poder hablar.

—Cof cof, San Lang, no te asustes… —dijo.

Sin embargo, enseguida se dio cuenta de que no era


necesario tranquilizarlo. Ruoye se acercó rápidamente al
joven y Xie Lian pudo ver claramente que, aunque San
Lang aparentaba una actitud inocente, no se sorprendió
en lo más mínimo con toda la situación. Parecía que si
uno le ofrecía un libro podía ser capaz de sentarse y leerlo
426

como en casa entre la arena y el polvo, e incluso lo saludó


cuando se acercó, con tanta tranquilidad que Xie Lian no
supo cómo responder.

Ruoye rodeó las cinturas de los dos hombres unas


cuantas veces, atándolos juntos.

—¡Dame tu mano! —exclamó Xie Lian.

El joven soltó una carcajada.

—Está bien —dijo, extendiendo la mano con calma.

No era fácil extenderla con todo el viento y la arena.


Sin embargo, Xie Lian le tomó la mano y tiró de él hacia
sí mismo.

—¡Sujétate de mí! —dijo.

San Lang se agarró obedientemente de su cintura.

—¡Ve de nuevo, Ruoye! —ordenó Xie Lian—. ¡Esta


vez, no agarres a otro ser humano!

Ruoye salió volando de nuevo, pero esta vez, lo que


había agarrado era... ¡A Nan Feng y Fu Yao!
427

Xie Lian se sintió agotado tanto mental como


físicamente.

—Cuando te dije que no agarraras a un humano, no


quise decirlo de forma tan literal… —dijo, cansado—,
bueno, está bien entonces… —Xie Lian dirigió la mirada
hacia abajo antes de gritarles—. ¡Resistan!

Nan Feng y Fu Yao, que todavía estaban con los pies


sobre la tierra, naturalmente quisieron ayudarlos. Los dos
hicieron su mayor esfuerzo en mantenerse firmes, pero
fue en vano. La tormenta de arena era demasiado salvaje
y feroz. No mucho después, y para sorpresa de nadie,
otras dos siluetas se unieron al par que ya volaba dentro
del tornado.

Ahora, los cuatro se encontraban dando vueltas en el


cielo a toda velocidad.

Entre el cielo amarillo oscuro y la tierra, el tornado


parecía ser un pilar de arena que conectaba el cielo con
la tierra. Una seda blanca conectaba cuatro figuras dentro
428

de este pilar de arena, las cuales giraban sin descanso; y


cuanto más giraban, más rápido iban y más alto volaban.

—¿Cómo es que terminaron aquí ustedes también?


—gritó Xie Lian, la arena entrando de un soplo dentro de
su boca.

Todo lo que podían vislumbrar era arena, y todo lo


que podían oír era el ruido del viento; para poder oírse
entre ellos no tenían más opción que gritar elevando la
voz lo más fuerte posible.

—¡¿Por qué no se lo pregunta a esa estúpida seda


blanca suya?! —respondió Fu Yao a los gritos, mientras
comía y escupía arena—. ¡Nunca había visto un arma
mágica tan estúpida!

Xie Lian colocó sus manos sobre Ruoye.

—¿Escuchaste eso? —gritó angustiado—. Esta es tu


última oportunidad o de lo contrario, cambiaré tu nombre
por el de "estúpida seda blanca". ¡Ve!
429

¡Y fue! Llevándose sentimientos de desesperada


esperanza con él, Xie Lian una vez más dejó ir a un
extremo de Ruoye. Un momento después, su mano sintió
un tirón proveniente del otro extremo de la seda.

—¡Atrapó algo! —gritó entusiasmado Xie Lian, con


el espíritu elevado.

—¡Será mejor que no haya atrapado a otro


transeúnte! —gritó Fu Yao—. ¡Mejor déjalo ir si es así!

Sin embargo, esta vez el otro extremo no se movió


en absoluto. Las cuatro figuras se alejaron rápidamente
de la columna de viento. Poco a poco, en medio de la
arena amarilla en el cielo, Xie Lian pudo percibir el
contorno negro de un semicírculo debajo de ellos.

Era una roca enorme. En medio del viento y la arena,


como si fuera una fortaleza sólida y silenciosa. ¡Era sin
duda el mejor refugio contra el viento!

Tan pronto como los cuatro aterrizaron en el suelo,


se dirigieron al otro lado de la roca que estaba
430

bloqueando el viento. Los ojos de Xie Lian se pusieron


oscuros, pero su corazón se iluminó. Resultaba que el
lado de la roca que estaba protegido del viento tenía un
agujero. El agujero tenía aproximadamente dos puertas
de ancho. La entrada no estaba bien hecha y estaba
torcida. Sin embargo, no parecía haber sido formada
naturalmente.

Una vez que Xie Lian entró, descubrió que la roca


estaba casi completamente hueca. El espacio dentro de la
cueva no parecía ser pequeño, pero estaba relativamente
oscuro. Xie Lian no exploró de inmediato todo el lugar,
sino que se sentó en un área que estaba iluminada por la
luz que entraba desde el exterior. Sacudió la arena
amarilla de su cuerpo, y luego, la que había caído sobre
Ruoye, antes de envolverla alrededor de su muñeca.

Tanto Nan Feng como Fu Yao, seguían escupiendo


arena e incluso después de quitarse la túnica superior,
todavía se encontraban llenos de arena.
431

—Sabía que había algo extraño en esta ráfaga de


viento y arena —dijo Xie Lian—. Realmente no esperaba
que ustedes tampoco pudieran soportarla.

—¿Dónde cree que estamos? —dijo furiosamente Fu


Yao, mientras sacudía con fuerza su túnica—. Este es un
desierto árido en el extremo noroeste. No es como si
fuera el dominio de mi General. Al norte se encuentra el
territorio perteneciente al segundo General de la casa Pei.
Hacia el oeste está el territorio de Quan Yi Zhen. No hay
ni un sólo Templo de Xuan Zhen en cientos de kilómetros
a la redonda.

Cabe señalar que había un dicho común dentro del


reino de los mortales, que decía: «ni un poderoso dragón
puede aplastar a una serpiente, mientras que esta esté en
su guarida». Por lo tanto, lanzar conjuros en un territorio
al que no se pertenecía estaba restringido. Mirando a Fu
Yao que trataba de regular su enfurecida respiración, Xie
Lian estaba seguro de que está fue la primera vez que
volaba por los aires e ingería tanta cantidad de arena.
432

—¿Cómo es que apareció este gran pedazo de roca?


—dijo Nan Feng, escupiendo arena—. ¿Y por qué tiene
un agujero de este tamaño?

—No es extraño que lo tenga —respondió Xie


Lian—. En el pasado, la gente del Reino de Ban Yue solía
buscar grandes rocas como esta para hacerlas estallar y
poder refugiarse en ellas del viento y la arena, o dormir
temporalmente durante la noche cuando estaban
pastando y no lograban llegar a casa a tiempo.

—¿Cómo se pastorea ganado en el desierto? —


preguntó Nan Feng, poco convencido con la explicación.

—Hace cien años, este lugar era un oasis —


respondió Xie Lian.

Fu Yao lo miró.

—Sí que sabe sobre el tema —dijo.

San Lang se sentó en el suelo junto a Xie Lian y lo


ayudó a retirar la arena de su sombrero de bambú. Entre
433

los cuatro, el que parecía menos afectado seguía siendo


San Lang. Después de inclinarse y entrar en la cueva, se
sacudió algunas partes con algo de arena de su atuendo
rojo, pero nada más. Más allá de que su cabello negro
estaba un poco torcido, su actitud feliz no parecía haberse
visto afectada en absoluto. Además, ese peinado ya de
por sí estaba originalmente torcido cuando Xie Lian lo
hizo. Por lo tanto, incluso si se torció más por el viento,
no era una diferencia que fuera notoria.

—Por cierto, San Lang, ese Guoshi de Ban Yue, ¿era


un hombre o una mujer? —preguntó Xie Lian.

—¿No lo he mencionado antes? —respondió San


Lang—. Mujer.

¡¿Podía ser posible?!

—¿Se acuerdan de las dos personas que pasaron por


delante del edificio abandonado? —preguntó Xie Lian—
. Esas personas tenían unos pasos tan ligeros y extraños,
que no parecían gente común en lo absoluto. Una de ellas
434

era una mujer vestida de blanco. Me pregunto, ¿podría


haber sido la Guoshi Principal de Ban Yue? Además, esa
ráfaga de viento de hace un momento surgió de una
manera muy extraña, ¿podría haber sido ella quien la
provocara?

—¡Es posible! —dijo Nan Feng—. Pero ella estaba


acompañada por una persona vestida de negro, ¿quién
podría ser?

—No lo sé, pero esa persona tenía habilidades físicas


más rápidas que las de ella, y eso quiere decir que sus
habilidades no eran en absoluto inferiores a las de ella —
respondió Xie Lian.

—¿Existe la posibilidad de que fuera el otro miembro


de los Dos Cultivadores Demoníacos, el Guoshi Fang
Xin? —preguntó Nan Feng.

—Bueno, he oído hablar un poco del Guoshi Fang


Xin —dijo Xie Lian—. Era el Guoshi Principal de
Yong'An y nació mucho antes. Pero en cuanto a esto,
435

creo que la razón por la que se llaman los Dos


Cultivadores Demoníacos es probablemente porque los
números pares son más fáciles de recordar. Del mismo
modo, en el Reino Fantasmal, están las Cuatro
Calamidades. Aunque en realidad no hay cuatro, la gente
hizo todo lo posible por reunir cuatro de todos modos.

San Lang se rio a carcajadas al escucharlo decir lo


último, y Xie Lian lo miró.

—No es nada —explicó San Lang—. Es sólo que me


pareció que lo que dijiste es muy razonable. Después de
todo, una de las Cuatro Calamidades está allí sólo para
convertirlas en un número par.

—No había oído hablar de las Cuatro Calamidades


del mundo de los fantasmas, ¿pero si había oído hablar
del Guoshi Fang Xin del Reino de Yong'An? —preguntó
Fu Yao con incredulidad.

—Debido a que pasé por el Reino de Yong'An para


recolectar basura, acabé por enterarme de algunas cosas
436

—aclaró Xie Lian con seriedad—. No hay basura para


recolectar en el mundo fantasma, así que, por supuesto,
no tuve oportunidad de saber sobre ellos.

—Gēge —dijo San Lang.

Xie Lian se volvió a verlo.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Parece que hay palabras escritas en la roca en la


que estás sentado —dijo San Lang, señalándola.

—¿Qué? —dijo Xie Lian bajando la cabeza para


mirarla y luego ponerse de pie; sólo para darse cuenta de
que el lugar en el que estaba sentado era una lápida de
piedra.

Había palabras grabadas en la lápida de piedra.

—No tengo poder para usar —dijo Xie Lian—.


¿Quién de ustedes puede prestarme una Palma de Luz?

Nan Feng chasqueó los dedos, y una pequeña llama


apareció de la nada en su palma. Luego se la entregó a
437

Xie Lian. Este tomó la llama como si de un vaso de agua


se tratara y la sostuvo en su palma. La llama iluminó
aquellas palabras, que resultaban de lo más extrañas.

—No puedo leerlo —dijo Fu Yao—. ¿Qué es esta


escritura? ¿Es la escritura del Reino de Ban Yue?

Xie Lian limpió la arena que cubría la lápida.

—General —dijo.

Nan Feng y Fu Yao se sobresaltaron.

—¿Qué sucede? —exclamaron al mismo tiempo.

—Se los estoy leyendo —dijo Xie Lian


inocentemente—. La palabra significa "General".

Fu Yao pareció aliviado.

—¿Cómo es que entiende la escritura de Ban Yue?


—preguntó.

—Hace mucho tiempo también recogí restos en el


Reino de Ban Yue —respondió Xie Lian.
438

—Entonces... ¿En cuántos otros lugares ha recogido


restos? —preguntó Fu Yao.

Xie Lian estaba a punto de decirle que no se


preocupara por este tipo de detalles, pero de repente
sintió que algo iba mal. Levantó la mano y la luz del
fuego reveló un rostro rígido en la oscuridad junto a dos
ojos que lo miraban fijamente.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAH!!

El grito estaba a punto de perforar los oídos de Xie


Lian. Pero el que gritaba no era él, sino el rostro humano
en la oscuridad. Nan Feng y Fu Yao emitieron llamas que
se elevaron a gran altura, iluminando finalmente toda la
cueva.

En las profundidades de la cueva, se encontraba un


grupo de personas que permanecían abrazadas entre sí.

—¡¿Quiénes son ustedes?! —gritó Nan Feng.


439

Estas siete u ocho personas se quedaron temblando,


y sólo después de mucho tiempo un pequeño joven se
animó a contestar con valentía.

—Somos una caravana de comerciantes que está de


paso —dijo—. El viento y la arena eran demasiado
fuertes, así que no pudimos seguir. Nos refugiamos aquí
para evitar la tormenta.

—Si son una simple caravana de comerciantes, ¿por


qué se estaban escondiendo allí? —preguntó Nan Feng.

—Ustedes de repente bajaron desde el cielo y de


repente prendieron fuego con sus manos, ¿quién se
atrevería a hacer algún ruido? —replicó el joven—.
¡Pensábamos que eran demonios patrullando!

Los comerciantes parecían tener miedo de que las


palabras de este joven resultaran demasiado provocativas
y que los llegara a hacer enojar.

—¡Tian Sheng, ya no hables! —dijeron todos.


440

De repente, San Lang rio.

—¡Extraordinario, extraordinario! —dijo—. El Paso


de Ban Yue tiene fama de que "la mitad de la gente que
lo atraviesa, desaparece". Y ustedes aun sabiendo los
rumores, se atreven a atravesarlo, qué gran caravana de
comerciantes.

—¡Usted no lo sabe, pero por aquí pasan muchas


caravanas sin peligro! —replicó con valentía el joven.

—¿Oh? —dijo San Lang.

—Estaremos bien siempre y cuando no entremos en


el territorio del antiguo Reino de Ban Yue —aclaró Tian
Sheng—. Esta vez, hemos pedido a un nativo que nos
guíe —señaló a un joven apuesto y silencioso que estaba
a su lado—. Si no fuera gracias a A-Zhao Ge29, que nos
ayudó a evitar las arenas movedizas y los fuertes vientos,
ya estaríamos enterrados en la arena.

29
Diminutivo de Gēge
441

—Bueno, bueno, bueno —dijo Xie Lian, dándose


cuenta de que todo había sido una falsa alarma—.
Nosotros también estamos aquí sólo de paso. Sigamos
tratando de entender lo que dice en la lápida. Sin
embargo, he olvidado casi todo lo que sabía del lenguaje
de Ban Yue, y no sé leer la palabra que le sigue.

—La tumba del General —dijo San Lang.

—¿Qué? —preguntó Xie Lian.

Al ver la mirada de reojo y sospecha de Xie Lian, San


Lang sonrió.

—Gēge, esta palabra significa "tumba familiar". Por


lo tanto, esta lápida es un epitafio —aclaró.

«—¿Cómo es que también puedes leer estos


caracteres?» —pensó Xie Lian.

San Lang se rio.


442

—En realidad, no sé mucho —dijo—. Sólo lo


aprendí como un pasatiempo, así que conozco unos pocos
caracteres.

Xie Lian ya estaba acostumbrado a que él


respondiera de esta manera. Él decía "no mucho", pero
Xie Lian sabía que el significado de sus palabras era más
equivalente a "pregunta todo lo que quieras".

Xie Lian sonrió.

—¡Genial! —exclamó, para luego hacerle un gesto


con la mano, invitándolo—. Ven aquí, lo miraremos
juntos.

En cuanto le hizo la seña, San Lang se acercó hacia


él. Comenzando a conversar en susurros ambos rozaron
lentamente con los dedos las palabras de la lápida, y
mientras las leían juntos, la mirada de Xie Lian se fue
tornando cada vez más extraña y lejana.
443

Aquel que se llamaba Tian Sheng era todavía joven


y como todo joven era propenso a tener curiosidad, por
lo cual, no pudo evitar querer saber al respecto.

—Maestro Taoísta, ¿qué está escrito en esa lápida?


—preguntó.

—En esta lápida está escrita la vida de un General —


contestó Xie Lian, volviendo en sí.

—¿Oh? —musitó el joven—. ¿Un General famoso?

—No era un General famoso —dijo Xie Lian—.


Aunque en la lápida dice General, en realidad sólo era un
teniente.

—Entonces, ¿fue ascendido a General después? —


preguntó de nuevo.

—En realidad, no —respondió Xie Lian—. Al


principio estaba a cargo de cien hombres, luego a cargo
de cincuenta hombres, y más tarde a cargo de sólo diez
hombres.
444

Tanto Nan Feng como Fu Yao se quedaron sin


palabras.

—En resumen, continuó siendo degradado —


concluyó Xie Lian.

—¿Cómo puede haber un oficial que sea degradado


cada vez más? —preguntó Tian Sheng—. Mientras uno
no cometa grandes errores, incluso si no te ascienden,
tampoco te deberían degradar. ¿Cuánto tuvo que fallar
para llegar a ese punto?

Xie Lian tosió secamente, incómodo.

—¡Esas cosas también son muy comunes que


sucedan! —exclamó Xie Lian—. Nueve de cada diez
veces, la vida no sale según lo que uno planea.

San Lang rio con suavidad.

—La razón por la que el rango de este teniente se


volvió cada vez más bajo no era porque no fuera bueno
en lo que hacía —explicó San Lang—. Al contrario, era
445

muy fuerte. Sólo que, en el campo de batalla, siempre


estorbaba.

—¿Qué quieres decir con "estorbar"? —preguntó


Nan Feng.

—No permitía que el enemigo matara o hiriera a sus


propios ciudadanos —respondió San Lang—. Ni
permitía que sus camaradas mataran o hirieran a los
ciudadanos del reino enemigo.

Las personas que había en la cueva


inconscientemente se acercaron para escuchar
atentamente y se sentaron cerca.

—¿Acaso no es lo correcto no matar a la gente? —


comentó uno de ellos—. ¿Por qué le han degradado?

—Sí, pienso que este teniente hacía lo correcto —


dijo otro.

Habían ya transcurrido cientos de años y, a los ojos


de las generaciones futuras, la enemistad entre el Reino
446

de Ban Yue y el Reino de Yong'An se había vuelto


incomprensible.

—En aquella época, el Reino de Yong'An y el Reino


de Ban Yue tenían una profunda enemistad y se mataban
mutuamente, sin tener en cuenta a los soldados y a los
ciudadanos —explicó el guía A-Zhao—. Este teniente
tuvo suerte de que sólo fuera degradado y no ejecutado.

La mirada de Fu Yao se ensombreció.

—Como esta persona se convirtió en un soldado,


debería haber sido lo suficientemente valiente como para
matar al enemigo —dijo—. Ser tan blando de corazón
seguro que sólo causó que sus camaradas lo detestaran.
Además, los soldados enemigos lo deben haber
encontrado cómico y ridículo. No debe haber habido
nadie que se lo haya agradecido.

Como sus palabras fueron muy razonables, todos en


la cueva se le quedaron mirando en completo silencio.
447

—Al final, este tipo de persona termina… —musitó


Fu Yao en voz baja.

A este tipo de persona sólo puede sucederle una cosa:


la muerte. Y, la mayoría de las veces, sucedía por sus
propias acciones y gente cercana.

—Sí. Tienes razón —dijo Xie Lian, después de un


momento de silencio—. Murió.

—¿Cómo es que murió? —preguntó alguien—. ¿Fue


realmente asesinado por su propia gente?

Xie Lian por un momento pareció luchar consigo


mismo.

—En realidad… —dijo—, acá cuenta que hubo un


enfrentamiento en la frontera. Los dos bandos se
encontraban ocupados luchando entre sí, y resulta que
este hombre no se había atado bien los cordones de las
botas y al pisar sus propios cordones se tropezó, cayó, y
luego...
448

En un principio, la gente pensó que, puesto que a esta


persona se le había erigido un monumento, debía de
haber tenido una muerte increíblemente trágica, pero
todos se quedaron paralizados al escuchar cómo es que
murió realmente.

—Luego… —continuó Xie Lian con rigidez—, fue


pisoteado por los soldados de ambos bandos, quienes
estaban con los ojos nublados por la furia asesina, y fue
cortado por sus espadas al azar hasta la muerte…

—¡Jajajajajajajaja! —rieron todos.

—¿Es tan gracioso? —preguntó San Lang.

Xie Lian se sintió impotente ante la situación. San


Lang lo observó y decidió continuar en lugar de él.

—En resumen, aunque este teniente no era del agrado


del ejército, mucha gente de la frontera había sido
salvada por él y lo honraban llamándolo "General". Fue
por ello que la gente de la frontera entre los dos países
colaboró para construirle una lápida e instalar un
449

monumento para conmemorarlo. Más tarde, la gente


descubrió una misteriosa característica en esta lápida…

Sólo entonces la gente dejó de reír.

—¿Cuál es esa misteriosa característica? —preguntó.

—Si te arrodillas ante esta lápida tres veces, tendrás


buena suerte en el Gobi —dijo San Lang.

Su tono era realmente demasiado profundo y


convincente, lo que fácilmente llevó a la gente a creerle.
Cuando los comerciantes escucharon esto, varios de ellos
comenzaron inmediatamente a arrodillarse. Era mejor
creer que era verdad, que no creer.

Pero Xie Lian estaba perplejo.

—¿Existe realmente una oración que diga eso? —


preguntó—. ¿Por qué no la vi? ¿Es tan increíble?

San Lang sonrió ligeramente.


450

—No, me lo he inventado —susurró—. Ya que se


rieron de él, no es mucho pedir que le hagan una
reverencia como disculpa.

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—Travieso —susurró también.

San Lang le guiñó un ojo, mostrándose muy


complacido consigo mismo, y ambos rieron brevemente.

Justo entonces, se escuchó un grito.

—¡¿Qué es eso?!

El grito resonó extremadamente fuerte dentro de la


cueva y Xie Lian miró hacia la dirección de donde había
provenido el grito.

—¿Qué sucede? —preguntó.

Las personas que habían estado arrodilladas ante el


antiguo monumento se alejaron a gatas, completamente
aterrorizadas.

—¡Serpiente! —gritaron—. ¡Una serpiente!


451

Tanto Nan Feng como Fu Yao encendieron llamas en


sus palmas. ¡Encima de la arena, había una larga y muy
colorida serpiente!

Todos entraron en pánico.

—¡¿Cómo puede haber una serpiente?! —


exclamaron.

Cuando la serpiente fue iluminada por las llamas, su


cuerpo se levantó. Parecía dispuesta a atacar en cualquier
momento.

Xie Lian se arremangó hábilmente las mangas.

—Está bien —dijo—, que todo el mundo observe…

Antes de que pudiera terminar de hablar, una mano


ya había agarrado a la serpiente y la había levantado.

—¿Cómo se les llama a estas? —preguntó San Lang


en voz baja, con la mano derecha apoyada en su mejilla
y la izquierda sosteniendo la serpiente delante de sus
ojos—. ¿No son las serpientes en el desierto algo común?
452

Una gota de sudor frío cayó por la frente de Xie Lian.

—San Lang, esta serpiente parece muy venenosa,


ten cuidado de que no te muerda —aconsejó.

San Lang le sonrió de una forma peculiar.

—Está bien, ya la tengo bajo control. Si se atreve a


morderme, la aplastaré —contestó, su tono era afectuoso,
como si hubiera dicho: "la acariciaré".

Esta serpiente era translúcida, y se veía de un color


rojo púrpura brillante, sus órganos internos visibles y
mezclados con hileras negras; verla generaba extrema
incomodidad y desagrado. El cuerpo de la serpiente se
enroscó varias veces alrededor del brazo izquierdo de
San Lang, como si de un brazalete de colores se tratase,
y la verdad que de serlo sería uno muy bonito. Además,
poseía una cola rígida, no como la de una serpiente, sino
como la de un escorpión.

De repente, la punta de la cola se agitó y se lanzó


violentamente.
453

—¡Cuidado! —exclamó Xie Lian.

La cola tenía un aguijón muy prominente, pero San


Lang rápidamente la tomó con su mano derecha, como si
de un juguete se tratase, para luego mostrársela a Xie
Lian, riendo.

—Gēge, mira, su cola es bastante divertida, tiene un


aguijón —dijo.

Xie Lian se secó el sudor.

—Qué bueno que no te picó —dijo—. Es una


Serpiente Cola de Escorpión.

Nan Feng y Fu Yao se acercaron para observarla.

—¿Serpiente Cola de Escorpión? —preguntaron.

—Así es. Es una especie rara, única del Reino de Ban


Yue, y sólo he oído hablar de ella, esta es la primera vez
que veo una —explicó Xie Lian—. La gente del Reino
de Ban Yue le tiene mucho miedo, su aguijón y colmillos
son extremadamente venenosos, así que, si uno es
454

mordido o picado por ella, seguramente morirá. La


verdad es que…

Antes de que pudiera seguir hablando, no pudo evitar


notar como San Lang comenzaba a agitar la serpiente en
sus manos. A veces estirándola, otras veces aplastándola,
y hasta retorciéndola como si fuese una toalla, casi
anudándola en un lazo. Si la serpiente pudiera hablar, ya
se encontraría gritando.

Xie Lian se quedó sin palabras por un momento, pero


luego no pudo soportarlo más.

—¡No juegues con eso, es demasiado peligroso! —


amonestó.

—¡Creo que quien debería sentir el peligro es esa


serpiente! —dijo, sin poder aguantarse, Nan Feng.

San Lang se rio.

—Está bien —dijo—. Pero es que como Gēge dijo


que es una criatura venenosa poco común, esta es una
455

rara oportunidad, así que por supuesto tengo que echarle


un vistazo más de cerca. ¿No quieres seguir viéndola?

—Ya he terminado de verla, será mejor que la dejes


—dijo Xie Lian.

—Oh —musitó San Lang, y de inmediato la lanzó.

La serpiente chocó contra la pared de roca y, con un


fuerte estruendo, murió en el acto, aterrizando en el suelo
sin fuerzas; no volviendo a moverse después. La multitud
la miró en silencio y luego al joven, y una leve simpatía
brotó en sus corazones.

El joven sacó un pañuelo de alguna parte y se limpió


las manos.

—Por cierto —dijo—, precisamente porque la gran


Guoshi Ban Yue podía manipular estas Serpientes Cola
de Escorpión, la gente de Ban Yue pensó que sus poderes
no tenían límites, y esa también fue la razón por la que la
adoraron como la Gran Guoshi.
456

En cuanto oyó la palabra "manipular", Xie Lian tuvo


un mal presentimiento y se levantó de golpe.

—¡Todos, fuera! —gritó.

La multitud se quedó perpleja.

—¿Por qué? —preguntó uno—. Todavía hay mucho


viento afuera.

De repente, se escucharon gritos de varias personas:

—¡Serpientes!

—¡Hay tantas serpientes!

—¡Aquí también hay serpientes!

En medio de la oscuridad, siete u ocho serpientes de


cola de escorpión rojo púrpura se arrastraron sin hacer
ruido y sin atacar, limitándose a mirar tranquilamente a
aquel grupo de personas, como si estuvieran examinando
algo. El deslizamiento y los ataques de estas serpientes
no emitían sonido, ni siquiera hacían los sonidos
457

sibilantes que una serpiente normal hacía cuando movía


su lengua. Eran realmente extremadamente peligrosas.

¡A esto se le llama: “no prestarle atención a las


palabras del viejo sabio y sufrir las consecuencias de
ello”! Cabe señalar que cuando uno habla de
“manipulación”, especialmente de criaturas peligrosas,
siempre se refiere a la de grupos numerosos. ¡Numerosos
como este!

Nan Feng y Fu Yao agitaron ambas manos, y una


gran cantidad de bola de llamas estallaron dentro de la
cueva, por lo que la gente no se atrevió a permanecer en
ella y huyó apresuradamente.

Afortunadamente, aún había luz de día y el tornado


ya se había marchado.

—¡¿No dijeron que venerar el monumento nos traería


buena suerte?! —gritó uno mientras corría—. ¿Por qué
nos ha pasado esto justo después de venerarlo?

—...
458

La verdad es que… ¡Todo esto ocurrió después de


que hicieran la reverencia!

Xie Lian no pudo evitar sentirse culpable, cuando de


pronto alguien cayó al suelo y gritó de dolor.

Xie Lian corrió hacia adelante para socorrerlo.

—¿Qué sucede? —preguntó.

El rostro del hombre mostraba dolor, Xie Lian agarró


su mano y la miró; el dorso estaba de un gran rojo
púrpura, el cual era extremadamente aterrador.

—¡Alto! —gritó inmediatamente—. ¡Alguien ha


sido mordido!

Justo ahora estaban huyendo de una situación


caótica, y ahora se estaban reuniendo en otra. Sobre el
brazo herido, era posible ver el color rojo púrpura
arrastrarse a simple vista, trepando e invadiendo sus
meridianos.
459

—¡Qué poderoso es el veneno de esta serpiente! —


exclamó Xie Lian

En ese momento, A-Zhao arrancó una tira de tela de


su ropa y la ató en el centro de la parte inferior del brazo
del hombre, atándola con tanta fuerza que impidió que la
sangre venenosa volviera a fluir hacia su corazón.

—A-Zhao, ¿qué pasa si uno es mordido por esta


serpiente? —preguntaron algunos comerciantes,
aterrorizados.

—Una muerte segura —contestó A-Zhao—. Morirá


muy pronto.

Los comerciantes se sorprendieron.

—No será tan trágico —dijo Xie Lian, y a


continuación, le dio una píldora al herido. Al poco rato,
su rostro se alivió enormemente.

Los mercaderes suspiraron aliviados.


460

—¡Gracias a la medicina mágica de Daozhang, ahora


está bien! —exclamó uno.

—¿Cómo puede estar bien? —dijo Xie Lian—. Este


medicamento sólo prolongará temporalmente su vida. En
el mejor de los casos, pasará de morir rápidamente a no
morir tan rápidamente; después de doce horas empezará
a dejar de hacer efecto.

Todos miraron a A-Zhao.

—¿Entonces este veneno no tiene remedio? —


preguntó otro mercader.

—Puede salvarse —respondió San Lang.

El joven no hablaba mucho con los demás, pero por


alguna razón, cada vez que hablaba, lo que decía
resultaba muy convincente.

—¡¿Por qué no nos has dicho antes que existe una


cura?! —cuestionó la multitud a A-Zhao.
461

Sin embargo, A-Zhao no respondió y sólo sacudió la


cabeza en silencio.

—Por supuesto que sería difícil para él decirlo —dijo


San Lang—. Para que los que fueron envenenados
puedan salvarse, otros deben arriesgar su vida.

Xie Lian se puso de pie y lo miró.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

—Se remonta al comienzo de la leyenda sobre este


veneno…

»Cuenta la leyenda que, hace cientos de años, en el


Reino de Ban Yue, hubo un Emperador que fue de caza
a las profundidades de las montañas y atrapó
accidentalmente a dos espíritus: el espíritu de una
serpiente y el de un escorpión.

»Estos dos espíritus se dedicaban a cultivar en lo


profundo de las montañas. No prestaban atención a los
asuntos del mundo y nunca habían herido a nadie, por lo
462

que suplicaron a este Emperador del Reino de Ban Yue


que los dejara vivir. Sin embargo, alegando que eran
demonios y que tarde o temprano harían daño a la gente,
el Emperador de Ban Yue destrozó sus cuerpos en
pedazos en un banquete para su propio placer y el de sus
ministros.

»Sólo la Emperatriz fue la única que no pudo tolerar


la situación, pero tampoco se atrevió a desobedecer al
Emperador. Así que, al final, ella tomó un helecho
perfumado y lo arrojó para cubrir los cadáveres de los dos
espíritus.

»La serpiente y el escorpión, cuyas almas no se


dispersaron tras su muerte, arrastraron con ellos los restos
de sus cuerpos y se fueron en busca de un Rey Fantasma
en tierras lejanas. Se desconoce el precio que pidió, pero
el Rey Fantasma los complació, juntó sus cuerpos y les
añadió veneno para convertirlos en criaturas malignas.
Este nuevo monstruo recién nacido, la Serpiente de Cola
de Escorpión, acabó matando al Emperador y se quedó
463

para siempre en estas tierras, por lo que sólo se


encuentran en el Reino de Ban Yue. Sin embargo, gracias
a la benevolencia de la Reina, las hojas del helecho
perfumado que ésta arrojó para cubrirlos pueden
desintoxicar este veneno.

—Las hojas perfumadas pertenecen a una planta


llamada Hierba de Luna de los Vástagos —dijo San
Lang, después de terminar de explicar—. Sólo crece
dentro de las fronteras del antiguo Reino de Ban Yue.

Los comerciantes dudaron por un momento.

—Eso… son sólo mitos y leyendas, ¿realmente


podemos creer en ellos? —titubeó uno—. ¡Joven, su vida
está en juego, no bromees con nosotros!

Sin embargo, después de contarle todo a Xie Lian,


San Lang sólo los ignoró.

—Dentro del Reino de Ban Yue, la Hierba de Luna


realmente existe —admitió A-Zhao—, y esa planta de
464

hecho puede curar el veneno de las Serpientes Cola de


Escorpión.

En ese momento los comerciantes se quedaron sin


palabras, y miraron al joven cada vez con más respeto.

—Pero ese lugar está embrujado, ¿no? —dijo uno de


los comerciantes—. ¿Quién se atrevería a ir allí?

—Si no vamos morirá uno, pero si vamos, ¿cuántos


morirán…? —susurró otro.

Desde un lugar, A-Zhao se ocupaba del herido, y


desde otro, Xie Lian hacía señas a Nan Feng y Fu Yao
para que se acercaran. El joven de rojo parecía haber
comprendido que iban a hablar de algo que resultaba
inconveniente que escucharan los extraños, y sin que Xie
Lian se lo pidiera, se apoyó en un trozo de arenisca y
cerró los ojos para descansar.

Xie Lian se quedó mirándolo, mientras los tres


caminaban hacia un lado.
465

—Parece que las caravanas en el pasado han sido


todas engañadas de esta manera, de lo contrario, ¿cómo
podría la gente común ir voluntariamente a la antigua
Ciudad Ban Yue para condenarse a muerte? —preguntó
Xie Lian—. Fueron porque pensaron que, si no iban,
seguramente morirían. Necesitamos más hombres.

—Le daré una mala noticia —dijo Fu Yao—. Acabo


de intentarlo, quizás es porque este lugar está demasiado
cerca de la Antigua Ciudad de Ban Yue, pero no puedo
conectarme a la Matriz de Comunicación Espiritual, y
tampoco podemos usar el Hechizo de Acortamiento de
Distancia.

Nan Feng asintió, al parecer él también lo había


intentado. Xie Lian sintió un poco de frío en su corazón.

—Parece que el espíritu maligno de este lugar es


realmente poderoso —dijo—. Esta vez no podemos
avisarle a nadie y, por lo tanto, tampoco podemos irnos.
466

En algunos sitios malignos, los hechizos y poderes


espirituales eran debilitados o bloqueados.

—En realidad, no entiendo lo que usted estaba


pensando antes —dijo Fu Yao con una expresión
desinteresada—. Observe este agujero infernal, ¿acaso
cree que alguien común y corriente rezaría por usted
aquí? Alguien debe haberlo engañado, o atraído aquí con
malas intenciones. Todo esto es por usted, y justamente
tenía que venir aquí para averiguar qué es lo que pasaba.

—¿Y si realmente existe? —preguntó Xie Lian—. Si


alguien se está muriendo y está pidiendo ayuda, sería una
gran desgracia que nadie se preocupara por él.

—Despierte —espetó Fu Yao con indiferencia—. En


caso de que alguien estuviese a punto de morir,
seguramente suplicaría ayuda primero al Emperador, y
después de que implorara a todos los Dioses principales
de las artes marciales, quizás, sólo quizás, a lo último se
acordaría de usted.
467

Nan Feng no pudo aguantar más la situación e


intervino.

—¡Estás hablando demasiado! —exclamó.

Xie Lian se rio.

—Si ese fuera el caso, entonces quién está rogando


por mis bendiciones es alguien que está incluso más que
miserable y; al fin y al cabo, soy el único que ha decidido
venir a este lugar —dijo sonriendo—. Hagamos lo que
podamos.

A la par que sonreía, vislumbró por el rabillo del ojo


un color rojo púrpura inusualmente brillante aparecer de
repente.

Resulta que, mientras los tres discutían, el joven se


había quedado apoyado en una piedra de arenisca no muy
lejos. Se encontraba con los ojos cerrados descansando,
como si no le importara nada, sólo esperando a que Xie
Lian terminara su charla para poder volver a acercarse a
él. Nadie se había dado cuenta de que, por encima de la
468

piedra de arenisca, un color rojo púrpura descendía


silenciosamente.

Una serpiente con cola de escorpión, camuflando


astutamente su cuerpo en la oscura arenisca, reveló en
silencio sus siniestros colmillos... ¡Ya estaban
sobresaliendo!

¡Víboras y bestias, que golpean como relámpagos!


¡Era demasiado tarde!

La reacción del cuerpo de Xie Lian fue mucho más


rápida que sus pensamientos, y en el momento siguiente
ya estaba frente al joven, golpeando a la serpiente con la
palma de la mano.

El joven, en ese mismo momento, también abrió los


ojos; sus ojos brillantes encontrándose con su mirada.

Xie Lian dejó escapar un suspiro, primero por la


alegría y alivio de haber llegado a tiempo para realizar el
golpe, y luego, por el fuerte dolor que lo invadió.
469

Desde el dorso de su mano le llegó un dolor parecido


a un pinchazo, pero cien veces más intenso. Cuando alejó
a la serpiente con el manotazo esta había levantado su
cola y lo pinchó con su aguijón de escorpión.

El veneno actuó con tanta rapidez que el dorso de la


mano de Xie Lian se cubrió de inmediato con una gran y
horrible protuberancia de color rojo púrpura.

—¡Todos tengan cuidado! —gritó inmediatamente—


. Aún hay serpientes, no se acerquen a las rocas ni a las
plantas…

Antes de que pudiera decir otra cosa, sintió una


presión en su muñeca; San Lang lo había sujetado.

—¿Qué pasa? —preguntó Xie Lian, dándose vuelta


para verlo. Sin embargo, al girarse, se encontró con el
rostro del joven, el cual parecía estar conmocionado.

El joven se quedó mirando fijamente la herida de su


mano, con el rostro inexpresivo, como si su alma se
470

hubiera salido de su cuerpo; y cuando retomó


expresividad, su rostro se contrajo.

Desde que los dos se conocieron, Xie Lian nunca le


había visto de esta manera; sus emociones se tornaban
impredecibles con cada respiración que tomaba, y cada
cambio era incomprensible, por lo que no pudo evitar
preocuparse.

—¿Tú…? —musitó— ¿Estás bien?

Justo en ese momento Fu Yao se acercó a apartar de


una patada a la serpiente que Xie Lian había matado.

—¿Qué puede pasarle a él? —dijo— ¡Usted es el que


fue mordido! ¡El que no está bien es usted!

Sin decir una palabra, San Lang agarró a Ruoye y la


ató haciendo un nudo apretado alrededor de la muñeca de
Xie Lian, asegurando el bloqueo de la sangre envenenada
en ese lugar. Aunque a Ruoye le gustaba actuar como un
niño consentido y mimado alrededor de Xie Lian y no
siempre se portaba tan bien, en las manos de San Lang
471

era increíblemente dócil, como si realmente se tratara de


una débil e indefensa pequeña seda blanca.

Fue en el momento en el que le quitó la daga de la


cintura a un comerciante que Nan Feng comprendió
inmediatamente lo que intentaba hacer; y, con su mano
derecha, invocó una llama en el centro de su palma para
después entregársela. San Lang puso la punta de la daga
en el fuego un momento y, luego de forma ligera y rápida,
cortó en forma de cruz la herida del dorso de la mano de
Xie Lian, y se dispuso a inclinarse hacia abajo.

—¡Eso no es necesario! —dijo Xie Lian


apresuradamente—. El veneno de esta serpiente es
demasiado tóxico, por lo que será inútil incluso si lo
absorbes. Deberías estar más preocupado de que podrías
envenenarte…

El joven, sin embargo, no pudo evitar agarrarle la


mano con fuerza y cubrir la herida con sus labios. Xie
Lian se sintió repentinamente abrumado e intentó retirar
472

la mano; al ver que no podía miró hacia ambos lados,


buscando a aquellos dos, como pidiendo ayuda.

Nan Feng estaba desconcertado.

—¿Por qué estás siendo tan tímido? —preguntó—.


Usted no es una niña, así que no hay nada de lo que tenga
que avergonzarte.

Xie Lian se quedó pensativo por un momento.

—¿Cómo podría estar avergonzado? —replicó a


modo de defensa—. No diga tonterías.

A pesar de haber dicho esto, seguía tan rígido como


si se tratase de un pobre mendigo que estaba siendo
vestido por la más bella princesa, casi incapaz de
mantenerse en pie.

—¿Cómo puede haber sido picado de esta manera?


—dijo Fu Yao—. Su suerte es realmente otra cosa. Capaz
que él ni siquiera hubiera llegado a ser mordido, ¿por qué
irías a exponerte de esa manera?
473

De hecho, ahora que Xie Lian recordaba la actitud


despreocupada que tuvo San Lang mientras intentaba atar
la serpiente en un nudo, tuvo la sensación de que San
Lang no hubiera sido mordido. Y tal vez, incluso si
hubiera sido mordido, a San Lang podría no haberle
importado en lo absoluto. Sin embargo, era mejor
prevenir que lamentar.

—No voy a morir de todos modos —contestó Xie


Lian—, voy a estar bien en un rato.

Esto era cierto. Cuando atravesaba montañas, ocho


de cada diez veces pisaba serpientes venenosas,
sobresaltaba insectos venenosos, etcétera. Ya había sido
mordido por una variedad de criaturas venenosas miles
de veces, pero su tenacidad hizo que no muriera. A lo
sumo, tendría fiebre durante varios días y noches, y al
final volvería a sobrevivir.

—¿No siente ningún dolor? —cuestionó Fu Yao,


sorprendido.
474

—No —respondió Xie Lian—. No lo siento.

Además, Xie Lian era realmente insensible al dolor.


Su reacción ante este muchas veces era más lenta que la
de la gente común. Sólo solía fruncir el ceño si caminaba
sobre clavos en la calle o si tropezaba con alguna trampa
para tobillos en las montañas.

Mientras hablaba, Xie Lian sintió que su brazo


parecía temblar.

«—¿Estoy temblando? —pensó para sí mismo—.


No, no me duele tanto...»

Justo en ese momento, San Lang finalmente levantó


la cabeza. Xie Lian pudo observar que en el dorso de su
mano la hinchazón roja había desaparecido y que, en los
labios del joven, quien estaba observándolo con ojos
extremadamente fríos, había un hilo de sangre.

Xie Lian finalmente retiró su mano, suspirando


aliviado, sintiendo que había recuperado la calma.
475

—Muchas gracias… —dijo sonriendo—. Espera,


espera, ¿dónde está la sangre envenenada? —Xie Lian se
sorprendió tanto que agarró por los hombros a San
Lang—. ¡No te la tragues!

San Lang dio un paso hacia atrás para liberarse de su


agarre.

—Tienes un poco de fiebre —dijo.

Xie Lian instintivamente se llevó la mano a la frente.

—¿Eh? —musitó, confundido—. Es verdad…


¡Espera, eso no es importante! Tienes que escupir la
sangre envenenada después de succionarla; de lo
contrario eso no será nada diferente a beber veneno. ¡Es
venenosa!

Nan Feng y Fu Yao se apresuraron en contenerlo,


sujetándolo con fuerza. Nan Feng odiaba tener que
retenerlo, pero no era momento de que estuviera así de
alterado.
476

—¡Eso no es importante! —dijo—. ¿Realmente le


parece importante?

—¿Ni siquiera siente que tiene fiebre? —preguntó Fu


Yao, sorprendido.

—Dije que no siento nada —respondió Xie Lian—.


Mientras aún pueda caminar, vayamos a buscar la Hierba
de Luna de los Vástagos.

—¿Van a ir a la ciudad antigua? —preguntaron


algunos comerciantes—. Entonces nosotros…

—No será necesario —interrumpió Xie Lian—. Ese


lugar es demasiado peligroso, les traeremos el antídoto
dentro de veinticuatro horas.

Los comerciantes se pusieron muy contentos; siendo


que antes habían comentado que no era una buena idea
ir.
477

—Sin embargo —agregó Xie Lian—, nos gustaría


tomar prestado a A-Zhao para que nos muestre el camino
por el momento.

Al escuchar esto, los comerciantes no pudieron


continuar contentos, y sus expresiones se volvieron
vacilantes.

Xie Lian supuso que de seguro se estaban


cuestionando si es que aprovecharían la situación para
escaparse con el guía, encontrar la Hierba de Luna de los
Vástagos y no volver después.

—Fu Yao, quédate aquí para protegerlos —dijo Xie


Lian.

Sólo entonces los comerciantes se sintieron un poco


aliviados y asintieron con la cabeza.

—La Ciudad de Ban Yue es fácil de encontrar —dijo


A-Zhao, desentendiéndose; al parecer no queriendo
correr riesgos—, si sigues y caminas por esta dirección,
podrás encontrar la Hierba de Luna de los Vástagos
478

también es fácil de reconocer. Su hoja es como un


corazón, los tallos tienen enredaderas finas y curvadas de
aspecto raro y desagradable.

—Pero después de todo, no estamos familiarizados


con el lugar —dijo Xie Lian con gentileza—. Tememos
que haya algún accidente y perdamos mucho tiempo. Así
que, te molestaremos para que nos acompañes siendo
nuestro guía.

Se mostró amable pero persistente, por lo que a A-


Zhao no le quedó más que asentir con la cabeza.

Mientras hablaban, San Lang apareció en silencio


por detrás de Xie Lian. Cuando pasó junto al cadáver de
aquella serpiente desgarrada, desvió la vista hacia un
lado, y con un fuerte estruendo, el cadáver de la serpiente
explotó en una niebla de sangre de color rojo púrpura,
que hizo que la multitud volviera a temblar de nuevo.
479

Mientras el pequeño grupo de personas conformado


por quienes iban hacia Ban Yue se alejaba de la multitud,
Xie Lian aprovechó en acercarse a Nan Feng.

—Nan Feng, ayúdeme a vigilar a A-Zhao —susurró


Xie Lian.

Nan Feng no dijo una palabra, sólo asintió con la


cabeza y se fue junto a A-Zhao.

Xie Lian estaba muy satisfecho, pensando en que


traer a Nan Feng había sido la decisión correcta. Si bien
Fu Yao también era un buen asistente, siempre
cuestionaba sus órdenes sin importar cuales fueran. Con
una sonrisa y sacudiendo la cabeza, observó al chico
vestido de rojo que estaba a su lado.
480

Aunque no sabía si era por lo que había pasado hace


un rato, la expresión en el rostro de San Lang seguía
siendo amarga, y no le dijo ni una palabra en todo el
camino. Xie Lian quiso decirle algo varias veces, pero al
ver su mala cara, se sintió incapaz de hablarle.

«—¿Acaso hice algo que lo pueda haber ofendido?


—pensó—. Hace un momento, sólo he apartado a la
serpiente de un golpe, y he sido yo el que ha sido
mordido, ¿en qué me he equivocado?»

Cuatro personas en la inmensidad del Gobi viajaron


aproximadamente durante una hora; no había más
tormenta de arena que bloqueara el camino, por lo cual la
marcha fue muy rápida.

Poco a poco, en el camino, se empezaron a divisar


algunas plantas que sobrevivían en condiciones
extremadamente difíciles, creciendo entre las grietas de
la arena y rocas. Cuando el sol estaba a punto de ponerse,
finalmente apareció en el horizonte una antigua ciudad.
481

Esta antigua ciudad era difícil de detectar a lo lejos


porque era de color amarillo terroso, el cual se
mimetizaba con la vasta arena amarilla que la rodeaba.
La muralla de la ciudad se había derrumbado y había
algunas secciones enterradas en medio de la arena.

Fue sólo después de que se acercaron que


descubrieron que la muralla de la ciudad era
extremadamente alta. De hecho, las partes más altas
tenían más de treinta metros de altura, así que no era
difícil imaginar cómo había sido en su antigua grandeza.

Atravesando aquella muralla de la ciudad, los cuatro


entraron formalmente en los límites del antiguo Reino de
Ban Yue, el país prohibido con los espíritus malignos
más complejos.

Tras la muralla, había una calle ancha y vacía, que a


ambos lados estaba llena de muros, casas, piedras,
maderas… todo en ruinas.
482

—¿Este es el Reino de Ban Yue? —preguntó Nan


Feng con incredulidad, probablemente debido al inmenso
contraste entre la antigua ciudad de Ban Yue del presente
y la que él había imaginado—. ¿Cómo es que es tan
pequeño? Es más pequeño que una ciudad.

—El tamaño de un país desértico es proporcional al


tamaño de su oasis —contestó Xie Lian—. En su mejor
momento, el Reino de Ban Yue tuvo una población de
unas diez mil personas. Cuando hubo mucha gente era
una ciudad vivaz, e incluso muy animada.

Nan Feng observó por un tiempo sus alrededores.

—Conquistar un país de este tamaño probablemente


sólo tome unos cuantos días —concluyó.

—Eso es difícil de decir —dijo Xie Lian—. No


subestime a la gente de Ban Yue, Nan Feng. Su ejército
mantenía alrededor de seis mil soldados durante todo el
año, y cada uno de ellos podía luchar contra diez soldados
enemigos sin ningún problema.
483

—Sólo tenía una población de diez mil personas en


total… —dijo Nan Feng—. ¿Seis mil soldados en el
ejército no es una cifra exagerada?

—Tenían muchos hombres y pocas mujeres —


respondió Xie Lian—. Las mujeres se dedicaban a la
agricultura y a la producción y, a excepción de los niños,
ancianos y enfermos, casi todos los hombres se habían
alistado en el ejército. Además, los soldados de Ban Yue
medían todos como tres metros de altura, y sus
personalidades eran feroces y agresivas, lo que los hacía
particularmente difíciles de combatir.

A-Zhao pareció ligeramente sorprendido al


escucharlo.

—Este Daozhang parece saber bastante —dijo


mirando a Xie Lian.

En ese momento, Nan Feng vio algo que le llamó la


atención.

—¿Qué es ese muro? —preguntó.


484

A lo que se refería era a un enorme edificio de tierra


amarilla que se veía a lo lejos. Aunque no era correcto
describirlo como un edificio, porque estrictamente
hablando, sólo podía describirse como cuatro murallas
gigantes de tierra que rodeaban algo. No había puerta ni
techo, sólo cuatro murallas, y cada una de ellas tenía más
de treinta metros de altura.

En la parte superior de las murallas había un poste


que sujetaba algo tan maltratado que no estaba claro si
era una bandera o alguna otra cosa que ondeaba en el
viento. Por alguna extraña razón, la vista provocaba en
las personas un ligero escalofrío en sus corazones.

Xie Lian echó un vistazo.

—Ese es el Pozo del Pecador —respondió.

Nan Feng frunció el ceño.

—¿El Pozo del Pecador? —preguntó—. Sólo con oír


ese nombre, sé que no debe ser algo bueno.
485

—Mmm… Puedes pensar en ello como una prisión.


Es un lugar para encarcelar a los criminales —explicó
Xie Lian.

—Ni siquiera tiene una puerta, ¿cómo los


encarcelaban? —preguntó Nan Feng.

Xie Lian estaba a punto de responder, pero de repente


cambió de opinión.

—No sé nada sobre eso… —dijo, pero temiendo que


Hua Cheng30 no fuera el que respondiera, rápidamente
agregó—: A mí realmente también me gustaría saberlo.

Acto seguido después de decir eso, esperó;


mostrándose ansioso y expectante. Y, efectivamente,
terminó siendo el joven quien se animó a contestar.

—Arrojándolos —dijo.

30
Así es, en esta versión la autora deja claro que Xie Lian ya sabe que San Lang
es Hua Cheng.
486

Xie Lian lo miró y, aunque con una habilidad un poco


oxidada, reguló su rostro para parecer un poco
sorprendido.

—Eh… ¿en serio? —preguntó—. ¿Arrojándolos


desde arriba?

—Sí —respondió San Lang—. Además, el fondo está


lleno de serpientes venenosas, escorpiones y monstruos
hambrientos.

Finalmente logró hacerlo hablar. Xie Lian suspiró


aliviado y se acercó sigilosamente a él.

—San Lang está realmente bien informado —elogió.

El joven lo miró a los ojos. Esta mirada parecía ver a


través de sus intenciones y Xie Lian no pudo evitar
sentirse un poco avergonzado. A pesar de eso, estaba
feliz de ver las esquinas de sus ojos elevarse ligeramente,
suavizando su mirada; así que se limitó a fingir que no
había pasado nada. Al menos, logró convencerlo de ello.
487

—¡¿Cómo demonios puede ser esto una prisión?! —


maldijo Nan Feng—. ¡Esto es prácticamente una tortura!
¡La gente de este país era realmente despiadada!

—En realidad, este tipo de cosas se encuentran en


todas partes del mundo —dijo Xie Lian—. Algunas de
las personas de Ban Yue también han sido bastante
amables… ¡Esperen un minuto!

Los otros tres dejaron de caminar al escucharlo.

—Miren el poste por encima de la fosa —dijo Xie


Lian, levantando una mano para señalarlo—. ¿Es una
persona lo que cuelga de allí?

Al caer la noche, era difícil divisar lo que colgaba del


poste, pero al acercarse, la silueta del objeto era
claramente la de una persona pequeña vestida de negro
que se balanceaba con el viento, como si de un muñeco
de trapo se tratase.

—Lo es —dijo San Lang.


488

La escena era desoladora y extraña, y la cara de A-


Zhao se puso pálida al observarla; justo en ese momento,
San Lang giró ligeramente la cabeza hacia un lado.

—Hay alguien aquí —dijo.

Xie Lian también logró oír pasos muy ligeros. Como


había casas en ruinas a ambos lados de la calle, los cuatro
se dispersaron inmediatamente para esconderse en ellas.

Xie Lian y San Lang se escondieron en la misma casa


en ruinas, mientras que Nan Feng y A-Zhao se
escondieron en la casa de enfrente. No mucho tiempo
después, al final de la calle en ruinas, apareció una mujer
vestida de blanco.

La mujer vestía ropas ligeras y fluidas que eran tan


blancas como la nieve, un hossu descansando en la curva
de su brazo. Al caminar por la calle, miró de izquierda a
derecha, con sus ojos muy brillantes. Su expresión hacía
parecer que este lugar no era una ciudad antigua
abandonada hace mucho tiempo, sino un pequeño jardín
489

que podía visitar cuando quisiera. No muy lejos, una


mujer vestida de negro caminaba lentamente detrás de
ella con los brazos cruzados.

La mirada de esta hermosa mujer vestida de negro


era penetrante, sus ojos eran como dagas enfundadas. De
hecho, la mujer misma parecía emitir un aura de frialdad.
Y, aunque se encontrara caminando detrás de la mujer
vestida de blanco, nadie la podría confundir con una
subordinada.

Estas dos eran precisamente las mismas personas que


habían visto fuera del edificio abandonado al mediodía.
En aquel entonces, con la velocidad que viajaban lo único
que Xie Lian pudo notar era que la figura que vestía de
negro era muy alta; por lo tanto, no había podido
discernir si era hombre o mujer. Sólo ahora se dio cuenta
de que ambas eran mujeres.

—¿A dónde huyeron ahora? —reprochó la mujer de


blanco, balanceando su hossu—. Tan pronto como nos
490

distrajimos por un momento, desaparecieron.


¿Realmente tengo que encontrarlos y arrastrarlos uno por
uno para poder matarlos?

¿Los había estado buscando desde un principio?


Pareciera que la mujer de blanco era realmente la Guoshi
de Ban Yue, lo que significaba que ni bien entraron en la
ciudad habían empezado a ser vigilados.

La mujer de negro se acercó y pasó junto a su lado


sin expresión alguna.

—Podrías llamar a tus amigos para que te ayuden a


matarlos —dijo.

Por "amigos" sólo podía referirse a los


extremadamente letales soldados de Ban Yue.

—¡Ja, ja, ja! —rio la Guoshi de Ban Yue—. No me


gusta llamar a otras personas, sólo a ti. ¿Eso no te hace
feliz?
491

La mujer de negro no mostró ninguna expresión en


su rostro.

—Qué tiene de encantador que me llames para hacer


tales cosas —dijo con frialdad—. Date prisa y vámonos.

La gran Guoshi de Ban Yue levantó una ceja, aunque


de hecho comenzó a caminar más rápido. La
conversación entre las dos mujeres hacía que pareciera
que su relación era la de buenas y viejas amigas. Mientras
intentaba analizar la situación con rapidez, Xie Lian
también contenía el aliento. Definitivamente no quería
ser descubierto en este momento, pero con su suerte,
cuánto más no quisiera que sucediera algo, más probable
era que sucediera. Cuando la mujer de negro pasó frente
a ellos, se detuvo y, de repente, su mirada perceptiva se
dirigió hacia donde ellos estaban.

La gran Guoshi de Ban Yue ya había avanzado unos


pasos. Sin embargo, al ver a su compañera detenerse, su
cuerpo comenzó a inclinarse hacia atrás.
492

—Oye, ¿vamos o no? —preguntó.

—Tú —dijo la mujer de negro—. Retrocede.

—Oh —musitó la gran Guoshi de Ban Yue, para


luego retroceder.

La mujer de negro estaba a punto de levantar la


mano, cuando de repente… ¡un ruido explosivo estalló
desde el otro lado de la calle!

Del otro lado, la casa en la que se habían escondido


Nan Feng y A-Zhao colapsó abruptamente. Cuando la
casa se derrumbó, los edificios a su lado la siguieron. En
una fracción de segundo, la arena y el polvo nublaron
toda la calle.

Desde esa nube de arena y polvo, una sombra negra


saltó repentinamente y disparó una corriente de
poderosas llamas hacia la gran Guoshi de Ban Yue. Sin
embargo, la mujer vestida de negro ya se había dado la
vuelta y, protegiéndola, se posicionó frente a la gran
Guoshi. Con su mano izquierda aun permaneciendo
493

detrás de su espalda, volteó la palma de su mano derecha


y absorbió fácilmente la corriente de llamas antes de
volver a dispararlas, devolviendo el ataque.

La sombra negra la esquivó mientras escapaba y


rápidamente desapareció, era incomparablemente rápida
y ágil como un conejo. La gran Guoshi de Ban Yue
inmediatamente decidió perseguirla, mientras que la
mujer de negro dio un último vistazo hacia donde estaban
ellos antes de seguirla.

«—¡Buen trabajo, Nan Feng!» —pensó Xie Lian.

Todo esto sucedió en un sólo instante, pero sin duda


alguna Nan Feng de alguna manera había sabido que
estaban a punto de ser descubiertos, y creo una
distracción para alejar a los enemigos. Y como Nan Feng
había sido el único que saltó, A-Zhao todavía debía estar
dentro de la casa que había colapsado. Después de
asegurarse de que los tres estaban lo suficientemente
494

lejos, Xie Lian sacó a San Lang de dónde se estaban


escondiendo.

—A-Zhao, todavía estás vivo, ¿verdad? —dijo Xie


Lian—. ¿Estás herido?

Un momento después, una voz amortiguada salió por


debajo de la casa derrumbada.

—Estoy bien —dijo.

Cuando Nan Feng derrumbó la casa, lo hizo de


manera controlada, dejándole espacio para esconderse.
Xie Lian levantó una de las vigas podridas con una mano
y, después de un momento, A-Zhao logró salir con
dificultad, con la cabeza cubierta de polvo, pero con una
expresión tranquila.

—Bien, debemos actuar más rápido —dijo Xie


Lian—. A-Zhao, ¿sabes dónde se encuentra la Hierba de
Luna?

A-Zhao negó con la cabeza.


495

—Pido disculpas —contestó—. Sólo conozco la


ubicación de la ciudad antigua. La verdad es que nunca
he venido aquí, por lo que no estoy seguro de dónde es
que crece la Hierba de Luna de los Vástagos.

—A la Hierba de Luna de los Vástagos le gusta la


sombra —dijo San Lang—. Se dice que no puede crecer
en un área abierta y descubierta, así que podríamos
buscarla en las cercanías de algún edificio alto.

Xie Lian pensó por un momento.

—Ya sé —dijo después—. Vayamos al palacio.

Los edificios altos deben estar acompañados de


sombras durante todo el año. Y en un Reino, ¿qué
edificio podría ser más alto y magnífico que el
mismísimo Palacio Imperial?
496

Los tres inspeccionaron el área, y efectivamente, en


el centro de la ciudad, pudieron divisar un palacio
construido en piedra, tierra y madera. Desde lejos, el
palacio parecía bastante imponente, pero de cerca, el
deterioro del edificio era sólo un poco menor que el de
las casas en las calles. Después de pasar por las puertas
principales del palacio, había un gran jardín. Quizás, en
el pasado, no había sido un jardín sino una plaza o algo
similar, pero ahora con todos los años de abandono
encima, la maleza se había esparcido y crecido.

Sin duda alguna, lo que estaban pisando en esos


momentos no era arena, sino barro. Probablemente el
último rastro que quedaba del oasis que alguna vez fue.

La Hierba de Luna, podía encontrarse creciendo


entre toda esa maleza. Los tres bajaron la cabeza y
comenzaron a buscar. Xie Lian estaba atento por si de
repente aparecía una serpiente entre los arbustos, pero no
había ninguna. Fue entonces que presintió que algo no
estaba bien.
497

El jardín estaba cubierto de maleza, y del lado en el


que estaba buscando, Xie Lian no encontró nada.

—¿Has podido conseguir algo? —preguntó.

—No —respondió A-Zhao—. ¿Quizás estamos


buscando en el lugar equivocado?

Xie Lian se enderezó.

—Si la Hierba de Luna existe realmente, lo más


probable es que esté aquí —dijo—. Si lo piensas, los
mitos y leyendas también apoyan esto. Después del
banquete, la Emperatriz cogió un trozo de Hierba de
Luna de los Vástagos. ¿Cómo pudo la Emperatriz salir
del palacio a voluntad? Podría haberlo tomado con sus
propias manos, así que es obvio que la Hierba de Luna de
los Vástagos crecía cerca de sus aposentos. La mayoría
de los mitos son tonterías, pero algunos de ellos tienen
alguna base de verdad. Echemos otro vistazo.
498

Pero antes de que pudiera encontrar el antídoto


contra el veneno, encontró otra cosa. De repente, sintió
algo en su mano y miró hacia abajo.

No era una serpiente, era una pierna humana.

Una larga cadena de gritos atravesó el cielo nocturno.


Xie Lian retiró la mano, quedándose momentáneamente
sin palabras. Había descubierto que cada vez que veía o
tropezaba con algo en la oscuridad, la mayoría de las
veces era él quien no reaccionaba por completo a la
escena aterradora y, en cambio, era la otra parte quien
comenzaba a gritar. Sin embargo, ¿no era él el que
debería de tener más miedo frente a una situación así?

Las plantas del jardín eran altas y frondosas, y cuál


fuera el dueño de la pierna que Xie Lian acababa de tocar
era alguien que había estado escondiéndose hace un
tiempo, arrastrándose con sigilo entre la maleza. Ni bien
fue tocada, la pierna se retrajo rápidamente, y la maleza
frente a él se sacudió.
499

Xie Lian miró con mayor atención y más de cerca la


maleza.

—¿Por qué estarías tú aquí? —dijo, incrédulo de que


fuera realmente él quien estuviera en este lugar.

Tian Sheng suspiró aliviado de que lo hubieran


reconocido, pero Xie Lian no dejó su estado de alerta, al
contrario, levantó un brazo y adoptó una postura
defensiva, y estuvo a punto de golpearlo con un revés.

—¡No me golpee, Daozhang! —gritó Tian Sheng.

—Por supuesto que, si es necesario, lo haré —dijo


Xie Lian—. Es muy probable que estés suplantando a
otra persona, y no seas quien aparentas ser.

Al verlo levantar la mano nuevamente mientras


hablaba, Tian Sheng se apresuró en hablar.

—¡Soy yo! —exclamó—. ¡Realmente soy yo y no


soy el único aquí! ¡Tres tíos míos también han venido
500

aquí conmigo! Están justo adentro. Si no me cree, ¡sólo


fíjese primero!

Tian Sheng apuntó hacia el palacio y, en efecto, unas


cuantas personas salieron corriendo del palacio en ruinas,
probablemente alarmadas por los gritos. Sin duda eran
parte de la caravana de comerciantes, y en cuanto vieron
a Xie Lian, se detuvieron de golpe y se mostraron
incómodos con la situación.

Xie Lian suspiró, y sólo entonces se incorporó.

—¿Qué está pasando? —preguntó, sacudiendo sus


blancas mangas.

Los comerciantes se miraron entre ellos, y ninguno


hizo ruido alguno, mostrándose avergonzados.

—No… —comenzó uno de ellos—, no mucho


después de que ustedes se fueron, la persona herida tuvo
otro ataque por el veneno. Fue tan fuerte, que nosotros…
no podíamos esperar más. A-Zhao nos había dicho antes
que podríamos encontrar el Reino de Ban Yue si
501

seguíamos cierto camino. Pensamos que sería posible


encontrar más rápido el antídoto si es que hubiera más
personas ayudando, así que decidimos también venir...

Así que, básicamente, se habían arrepentido de


dejarlos ir. Tenían miedo de que Xie Lian y los otros los
abandonaran y que no volvieran con el antídoto.

—Ustedes realmente acaban de cometer una tontería


—dijo Xie Lian, exasperado—. ¡Como si no supieran lo
peligroso que es este lugar! ¿Y el joven taoísta que dejé
allí no los detuvo?

Al parecer, Tian Sheng sabía que todo lo que habían


hecho era una clara señal de desconfianza y
probablemente se sintió avergonzado, por lo cual al verlo
decidió esconderse en silencio entre la maleza por más
incómodo que fuera.

—Nos detuvo, pero el joven taoísta nos dijo que…


—empezó uno, para luego detenerse.
502

—¿Qué es lo que dijo? —preguntó Xie Lian, y fue


entonces que recordó la personalidad de Fu Yao era tal
que no se dejaba persuadir, por lo que no se molestaría
en intentar detenerlos, e incluso era capaz de haberles
dicho algo como: "Ya que están decididos a morir, no me
preocuparé por ello, así que, por favor, háganme el favor
de ir como si estuvieran en su casa".

Algunos comerciantes se rieron con sorna.

—Hay una vida en juego —dijo uno de ellos—, de


esto depende salvar a alguien, es una emergencia…

—¿Todo esto realmente ha sido para salvar a


alguien? —interrumpió Xie Lian.

Varios comerciantes rieron con torpeza.

Así que eso era. Habían atravesado vientos fuertes y


una tormenta de arena… Los camellos y las mercancías
de esta caravana se habían perdido en el trayecto. El viaje
se había convertido en un negocio que sólo generó
pérdidas. Seguramente no faltaría en aquel grupo, alguien
503

que sintiera que no podía volver a casa con las manos


vacías y decidiera arriesgarse a venir a esta antigua
ciudad en busca de sus tesoros.

—No pierdan sus vidas por no querer perder dinero


—dijo Xie Lian con severidad—. No hay peor negocio
en el mundo que ese, ¿no lo creen?

—Lo encontré —dijo San Lang, en ese momento,


desde su lado.

Los ojos de Xie Lian se iluminaron al escucharlo y


se dio la vuelta, sólo para ver que el joven se acercaba
hacia él levantando una mano; lo que sostenía en ella era
unas pequeñas hojas de color verde azulado que todavía
tenían algunas raíces unidas a su parte inferior.

Los comerciantes no tardaron en mostrarse


entusiasmados al verlo.

—¿Es esa la Hierba de Luna de los Vástagos? —


preguntó uno de ellos.
504

Antes de que Xie Lian pudiera decir algo, el joven


levantó y sostuvo su mano herida. La mano, al principio,
había estado horriblemente hinchada y, aunque la
hinchazón había bajado después de que el joven hubiera
drenado el veneno, aún no había quedado completamente
libre de él. San Lang machacó las hojas con el puño de
su mano libre y, luego, colocó el producto de estas en el
dorso de la mano herido.

Una extraña sensación de calor y frescor se extendió


por la herida, y Xie Lian flexionó los dedos, sintiéndolos
mucho más dóciles.

—Es el antídoto —dijo.

Los comerciantes se alegraron.

—¡Rápido, busquemos también! —exclamaron—.


¡Busquemos más!

Un momento después, A-Zhao también levantó la


mano, sosteniendo un montón de hojas verdes.
505

—¡También la he encontrado! —exclamó.

Las hojas de Hierba de Luna de los Vástagos que


sostenía eran mucho más grandes en comparación con las
pequeñas y lamentables hojas que San Lang acababa de
encontrar. Cuando los comerciantes miraron y vieron que
la forma y las características eran correctas, se
apresuraron en acercarse.

Uno tras otro, comenzaron a exclamar con


entusiasmo:

—¡Hay una gran cantidad de Hierba de Luna aquí!

—¡Date prisa y tómalas!

—¡Tomemos algunas y llevémoslas, este es un


material medicinal raro!

De manera ruidosa, los comerciantes se ocuparon de


recoger las hierbas que había. Xie Lian examinó su mano
por un momento, y se sintió un tanto extrañado con la
situación.
506

—Esas hierbas que han encontrado… ¿Por qué no las


tomaste? —preguntó a San Lang—. ¿No estabas
buscando allí antes? ¿Cómo no las descubriste en ese
momento?

Las hojas de aquellas hierbas eran demasiado


grandes, todo lo contrario a lo que habitualmente crece
en el Gobi, y además, eran muy llamativas, algo que no
deberían ser.

—Escucha… no se debería usar las hierbas de allí —


dijo San Lang.

—¿Por qué? —preguntó Xie Lian, aún más


extrañado.

Antes de que el joven pudiera responder, se escuchó


un fuerte grito.

—¡Váyanse!

El grupo de comerciantes se detuvo, desconcertados.

—¿Quién es el que grita?


507

—¡Yo no!

—Yo tampoco.

—¡Váyanse! —exclamó nuevamente la voz—. Me


están pisando.

En ese preciso momento fue que el grupo se dio


cuenta de algo: ¡la voz provenía de algún lugar bajo sus
pies! En un instante, la multitud se dispersó.

Xie Lian, ya habiéndose acostumbrado a tomar la


delantera en momentos como este, cuando otras personas
se retiraban, se acercó hacia donde se había originado el
grito. Extendiendo la mano, empujó lentamente las
densas ramas de los arbustos y, en el momento en que
apartó esas ramas, todos contuvieron el aliento.

Bajo la hierba, en la tierra, estaba enterrado el rostro


de un hombre.

En este jardín, había una persona viva


completamente enterrada… ¡sólo con la cara al
508

descubierto! La imagen era tan extraña que algunos


comerciantes gritaron por el miedo y se abrazaron entre
ellos, atemorizados.

—No entren en pánico, mantengan la calma —indicó


Xie Lian—. Es sólo una cara, ¿por qué tanto alboroto?

Algunos comerciantes empezaron a gritar.

—¡Una cara!

—¡Es una cara enterrada!

—¡¿Cómo es que no ves el problema?!

—¿Acaso no tenemos todos cara? —acotó Xie


Lian—. ¿Qué problema hay con algo que todo el mundo
tiene?

—...

La multitud ante eso no pudo refutar nada, y de


alguna manera lo sintieron algo muy razonable, por lo
cual se tranquilizaron.

En ese momento, la cara soltó una risotada.


509

—¿Los asusté chicos? —preguntó, para luego


suspirar—. Ay… Yo también me suelo asustar a menudo.

Xie Lian se agachó a medias, para poder examinar


bien el rostro enterrado en la tierra.

Era la cara de un hombre, de apariencia bastante lisa


y prematura cuando no se encontraba sonriendo, pero
extremadamente llena de arrugas cuando sí lo hacía. Era
difícil determinar si era viejo o joven, o si era feo o
apuesto. Xie Lian se quedó mirando la cara por un buen
rato, pero aun así no pudo distinguir qué es lo que
realmente era esa cara. Sin una mejor opción, no tuvo
más remedio que decidir preguntárselo directamente.

—¿Quién eres?

El rostro enterrado suspiró.

—¡Ay! ¿Quién soy yo? —dijo—. Sólo un viajero que


pasaba por aquí… Pero eso fue hace cincuenta o sesenta
años.
510

Después de escucharlo decir esto, toda la situación


parecía aún más extraña.

Esta persona había sido enterrada en las tierras de una


antigua ciudad abandonada hace cincuenta o sesenta
años. ¿Podría seguir siendo considerado un humano?

Temblando de miedo y temor, uno de los


comerciantes se animó a hablar.

—Ah… Entonces, ¿cómo es que un…. señor… como


tú… terminó…aquí… así, de esta manera? —preguntó
con dificultad.

La cara enterrada se aclaró la garganta y arrugó la


cara.

—Yo… Fui capturado y traído aquí por un soldado


de Ban Yue —contestó—. No tuve cuidado y
accidentalmente entré en la ciudad y fui capturado.
Terminaron enterrándome aquí, y me convirtieron en el
fertilizante de estas Hierbas de Luna de los Vástagos...
511

Resultó que estas Hierbas de Luna habían crecido


utilizando a una persona viva como fertilizante. ¡No era
de extrañar que se vieran tan gordas y saludables!

Varios de los comerciantes inmediatamente tiraron


las Hierbas de Luna de los Vástagos que habían retirado,
sintiendo como si hubieran agarrado un cadáver.

Xie Lian tampoco pudo evitar mirar el dorso de su


mano.

—Gēge, no te preocupes —dijo San Lang—, el trozo


de hierba que utilicé estaba bien.

No era de extrañar que San Lang hubiera buscado


claramente en ese lugar de jardín y que no hubiera
recogido esa regordeta Hierba de Luna de los Vástagos…
Seguramente, ya había adivinado de dónde procedían sus
nutrientes, por lo cual la ignoró por completo y buscó
hasta encontrar una hierba alejada y limpia de tal
corrupción.
512

—¿Puede ser que hayas visto esta cosa ya desde hace


un rato? —preguntó Xie Lian.

San Lang parpadeó un par de veces.

—Sí —contestó—. ¿Hay algún problema?

Realmente ignoró por completo a esta cosa horrible


y no mencionó ni una palabra sobre ella…

—No hay ningún problema —dijo Xie Lian—. Eres


buen chico.

Tal vez en su mente, esta cosa horrenda no era nada


diferente a un insecto repugnante.

En ese momento, el rostro enterrado en la tierra


volvió a hablar.

—Hace muchos años que no veo a una persona


viva… —dijo—. Acérquense, déjenme verlos bien,
¿pueden?

Todos se miraron y estuvieron de acuerdo en que


sería mejor no hacer lo que decía.
513

—¿Qué, no están dispuestos? —murmuró, al ver que


nadie respondió después de mucho tiempo—. Ay… Qué
lástima…

Xie Lian giró la cabeza para verlo.

—¿Por qué es una lástima? —preguntó.

—Desde que entraron, ha habido una cosa que me ha


preocupado mucho, mucho… —dijo el rostro enterrado
en la tierra con un tono demasiado sentimentalista y
pretencioso—. He querido confirmarlo con mis propios
ojos antes de decirlo, así que les pedí a todos que se
acercaran aquí, porque quería verlos a todos
detenidamente, uno por uno.

—¿Para qué? —preguntó de nuevo Xie Lian.

El rostro enterrado en la tierra se rio de forma


extraña.
514

—Ustedes, no me tengan miedo si lo digo… —


dijo—, pero entre ustedes, hay una persona… ¡a la que
he visto hace cincuenta años!

En el momento en que dijo esto, el pelo en la espalda


de todos comenzó a ponerse de punta.

Si hubiera alguien aquí al que este rostro enterrado


hubiera visto hace cincuenta años, esa persona ahora
debería tener entre sesenta y setenta años. Pero entre
todas las personas que estaban aquí, el más mayor no
parecía tener más de cuarenta años. ¿Cómo podía ser esto
posible?

A menos que… ¡Esa "persona" no fuera realmente


una persona!

Los ojos de Xie Lian recorrieron todos los rostros,


los ligeramente sorprendidos, los asustados, los dudosos
y los sorprendidos. Todos reaccionaron adecuadamente.
Y si hubo alguien cuya reacción fue fuera de lo común,
fue el joven que estaba a su lado, porque su reacción fue
515

nula. Si uno mira hacia donde se juntaban las miradas,


podía darse cuenta de que todos están pensando lo
mismo. Pero Xie Lian sintió que la reacción de San Lang
era normal.

—¿Quién es esa persona de la que hablas? —


preguntó Xie Lian.

El rostro enterrado sonrió hasta crispar un par de


veces los músculos de su rostro. Mostraba una sonrisa
extraña e incomparable, como si estuviera haciendo todo
lo posible para hacerse ver, aunque sea sólo un poco más
fiable, pero no podía ocultar esa sonrisa siniestra que
pareciera nacer desde el fondo de su corazón.

—Ustedes… —dijo misteriosamente—, ustedes,


acérquense un poco y les diré.

—Todos ustedes retrocedan —indicó Xie Lian—,


cuanto más lejos, mejor.

Entonces la multitud retrocedió, presa del pánico.


516

Al comprobar que no deseaban acercarse, el rostro


enterrado se apresuró a hablar.

—¿Ustedes realmente no quieren saber quién es esa


persona? —preguntó—. ¡Los terminará matando a todos,
de la misma manera que nos mató a nosotros!

—Ahora la verdad es que das más miedo —dijo Xie


Lian.

El rostro enterrado en la tierra se rio desesperado.

—¡Ay, no se vayan! —exclamó con dificultad—.


¿Por qué actúan así? Yo también soy una persona… ¡No
les haré daño!

—Te subestimas —dijo Xie Lian con honestidad—.


¡Tu apariencia no es para nada la de una persona!

¿Quién hubiera pensado que en ese momento


ocurriría un cambio repentino? Un comerciante
probablemente pensó que sin importar qué, todavía
tenían que traer algunas hierbas medicinales para salvar
517

a las personas. Por lo tanto, ese comerciante dio unos


pasos furtivos hacia adelante antes de agacharse para
recoger las Hierbas de Luna de los Vástagos que acababa
de tirar por el susto.

Los globos oculares de la cara enterrada en el barro,


rodaron antes de fijarse sobre el comerciante, brillando
con malicia.

«—Qué mala suerte» —pensó Xie Lian,


apresurándose en acercarse.

—¡No las recoja! —gritó—. ¡Vuelva!

Sin embargo, ya era demasiado tarde, el rostro


enterrado abrió la boca de repente y una cosa roja
brillante y larga se deslizó fuera de su boca.

¡Era una lengua! ¡Una lengua extremadamente


larga!

Xie Lian agarró al comerciante por detrás del cuello


y tiró de él hacia atrás.
518

Desafortunadamente, lo que salió de la boca de la


cara medio enterrada era algo incomparablemente largo.
¡Y acompañada de un silbido, se deslizó dentro del oído
del comerciante! Xie Lian sintió que el cuerpo que
sostenía sufría un violento temblor. El comerciante lanzó
un grito corto y espeluznante y, antes de que sus rodillas
pudieran golpear el suelo, sus cuatro extremidades se
inmovilizaron.

La larga lengua había sacado un enorme y sangriento


bulto del interior de la oreja del comerciante, antes de
regresar nuevamente a la boca del rostro medio
enterrado.

—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! —rio y masticó con la


boca llena de sangre, con tal fuerza que parecía resonar
en todo el terreno del palacio—. ¡Delicioso, delicioso,
delicioso! ¡Delicioso, delicioso! ¡Tenía tanta hambre, me
moría de hambre!
519

La voz era aguda y muy estridente, y sus ojos estaban


inyectados en sangre. ¡Realmente se veía
extremadamente repugnante!

Esta persona había estado enterrada aquí por más de


cincuenta años en esta tierra demoníaca que había sido
asimilado por este reino demoníaco y se había convertido
en algo completamente inhumano. Xie Lian soltó el
collar del comerciante que había estado sosteniendo con
su mano derecha. Estaba a punto de moler a golpes a esa
cosa repugnante, cuando de repente escuchó que la cara
medio enterrada gritaba nuevamente.

—¡Vengan aquí! —gritó—. ¡Vengan! ¡General!


¡Ellos están aquí! ¡Ellos están aquí!

Después de eso, todos escucharon un gruñido más


feroz que el de una bestia, y una sombra negra descendió
del cielo, aterrizando pesadamente delante de Xie Lian.

En el momento en que la figura oscura cayó al suelo,


casi todo el lugar tembló. Cuando se levantó lentamente,
520

la multitud se vio envuelta por la enorme sombra que


proyectaba.

¡Este "hombre" era demasiado grande!

Su rostro era oscuro como el hierro, y sus rasgos eran


fieros y ásperos, como si fuese la cara de una bestia. Su
pecho y hombros estaban cubiertos por una armadura y
medía cerca de tres metros de altura, mucho más que lo
que un hombre común medía. ¡Era mejor describirlo
como un lobo gigantesco que podía caminar erguido!
Detrás de él, uno, dos, tres… más de diez "personas"
saltaron desde el tejado del palacio.

Todas y cada una de estas “personas” eran altas y


fuertes. La construcción de sus cuerpos era similar y
sobre sus hombros, todos llevaban garrotes densamente
cubiertos con afilados dientes de lobo. Después de
aterrizar en el suelo, rodearon completamente a todos en
el jardín, haciéndolos sentir como si estuvieran rodeados
por una inmensa jaula de hierro.
521

¡Eran los soldados de Ban Yue!

Ondas de energía espiritual negra emanaban de esos


soldados. Sin duda, habían muerto hace mucho tiempo.

¡Incluso con Ruoye en su mano, le costaría mucho


estrangular a sólo uno de ellos!

Sin embargo, cuando esos soldados de Ban Yue los


vieron, no se lanzaron sobre ellos y atacaron de
inmediato. En cambio, soltaron una carcajada que
sacudió los cielos. Luego, comenzaron a usar un idioma
tribal para conversar en voz alta entre ellos.

Ese lenguaje sonaba bastante extraño. El sonido de


sus palabras era espantoso, gutural y pesado en su lengua.
Era precisamente el idioma del reino de Ban Yue.

Aunque habían pasado doscientos años y Xie Lian ya


había olvidado casi todo su vocabulario de Ban Yue,
podría considerarse que acababa de repasar un poco con
San Lang en el túmulo funerario del General. Además,
como las voces de esos soldados eran tan fuertes como
522

una gran campana y su enunciación era cruda a la vez que


su vocabulario era simple, a Xie Lian no le resultó difícil
entenderlos.

Xie Lian se dispuso a escuchar con atención, pero de


pronto vio que alguien sacaba una daga con
desesperación.

—¿Qué intentas hacer? —preguntó.

Algunos mercaderes casi se desmayan al ver la


situación.

—¡Los soldados de Ban Yue son caníbales! —


exclamó el comerciante—. En vez de que nos coman…
¡Deberíamos suicidarnos!

—Si es que pasa algo malo, iré yo primero, pero, por


favor, baja el cuchillo —dijo Xie Lian—. Lo estás
sujetando mal; y en el caso que lo hagas, el cuchillo no te
matará de inmediato y será muy doloroso.
523

En cuanto el rostro enterrado vio a los soldados, se


entusiasmó.

—¡General! ¡General! ¡Déjeme salir! —gritó


gimoteando—. Le he ayudado a engañar al enemigo, ¡así
que déjeme ir a casa! ¡Quiero irme a casa!

Cuando el hombre de tres metros, al que llamaban


General, vio cómo había algo en el suelo que se retorcía
y gritaba, dio la impresión de que también pensaba que
aquello era muy desagradable. El General sacudió su
garrote incrustado con dientes de lobo y los numerosos
dientes afilados y puntiagudos perforaron la cabeza de la
cara medio enterrada de un sólo golpe.

El rostro medio enterrado gritó una sola vez. Como


los afilados dientes ya estaban alojados en la parte frontal
de la cabeza, cuando el General levantó su garrote, la
desarraigó por completo. Irónicamente, el General sacó
la cara de la tierra, cumpliendo el deseo de dejarlo salir.
524

Sin embargo, lo que estaba conectado al cuello del


rostro, después de que se abrió paso por el suelo, no era
el cuerpo de una persona en absoluto. ¡Era un esqueleto
de huesos gruesos!

Algunos de los comerciantes al ver la escena gritaron


aterrados. La cara cuando se desprendió del garrote
quedó completamente cubierta de sangre y cuando vio su
propio cuerpo, parecía que él también estaba asustado.

—¿Qué es esto? —preguntó entre jadeos—. ¡¿Qué es


esto?!

—Ese es tu cuerpo —respondió Xie Lian con


amabilidad.

Era fácil comprenderlo después de pensarlo. Esta


persona había estado enterrada en la arena del desierto
durante cincuenta a sesenta años. La carne de su cuerpo
se había estado transformando durante mucho tiempo en
nutrientes para esas Hierbas de Luna de los Vástagos. De
esa manera, se consumió por completo, hasta que lo
525

único que quedó fue un simple esqueleto. La cara que


había sido enterrada todavía no estaba dispuesta a aceptar
la verdad.

—¿Cómo puede ser esto posible? —preguntó,


incrédulo su voz aguda y lúgubre—. Mi cuerpo no es así.
¡Este no es mi cuerpo!

Toda la escena en sí era horrible y lamentable.

—¿No puedes soportar ver tu propio cuerpo ahora?


—dijo San Lang en tono burlón—. Si ese es el caso, ¿qué
fue lo que salió de tu boca recién? ¿Crees que eso no tenía
nada de malo?

—¡¿Qué tiene de malo?! —replicó inmediatamente


el rostro—. Es sólo... ¡Es sólo un poco más larga que la
lengua de una persona común, eso es todo!

—Sí, claro, no está nada mal, sólo es un poco más


larga. —dijo San Lang mofándose de él—. Ja, ja.
526

—¡Eso es correcto! —dijo el rostro con voz firme—


. ¡Sólo un poco, nada más! Y es así porque durante estos
últimos años he sobrevivido comiendo insectos
voladores y rastreros, por eso de a pocos se hizo cada vez
más y más larga. ¡Por eso se volvió así!

Cuando el rostro fue enterrado por primera vez en el


suelo, tal vez todavía estaba vivo. Y para seguir viviendo,
sacaba la lengua desesperadamente para comer cualquier
tipo de insecto. Poco a poco, el rostro dejó de ser humano,
por lo que la lengua se hizo más y más larga. Y la comida
que comió también cambió de insectos voladores y
rastreros, a cosas que eran aún más espantosas.

Pero como aquella cara llevaba tantos años enterrada


en la tierra, no podía ver el aspecto de su cuerpo y no
podía aceptarlo, ni quería creer que ya no era una
persona.

Al ver que todos lo miraban con extrañeza, el rostro


enterrado intentó defenderse.
527

—¡La lengua de algunas personas es más larga por


naturaleza! —insistió.

San Lang sonrió y, cuando Xie Lian lo vio, sintió un


escalofrío indescriptible. La cara sonriente de este joven
en este momento emanaba un sentimiento sombrío y
cruel, como si estuviera a punto de despegar la cara de
alguien.

—¿Crees que todavía eres humano? —preguntó San


Lang.

Como si tuviera una repentina sensación de peligro


ante la pregunta, el rostro enterrado se agitó, alterado.

—¡Por supuesto que soy un ser humano! —gritó


tratando de mover sus miembros que ya eran puro hueso,
como si tratara de arrastrarse por el suelo—. ¡Soy un ser
humano!

Tal vez era porque finalmente había emergido de la


tierra, pero la cara sintió una verdadera felicidad y rio a
carcajadas.
528

—¡Puedo regresar! —gritó—. ¡Ya puedo regresar!


JAJAJAJAJA…

¡Crack!

El General de Ban Yue ya había tenido suficiente de


los alaridos penetrantes de aquel monstruo y, en un
segundo, aplastó el cráneo del rostro, haciéndolo añicos;
eliminando por completo todos sus gritos de que era
humano.

Después de haber aplastado a la irritante cara, el


General les rugió algo a los soldados y, en respuesta, la
multitud de soldados blandió sus garrotes incrustados con
dientes de lobo y les gruñeron al grupo de personas,
conduciéndolos hacia la salida del Palacio Imperial.

Xie Lian caminó hacia al frente y, como siempre, San


Lang lo siguió justo detrás de él. A pesar de que estaban
siendo escoltados a la fuerza por un grupo de soldados
diabólicos de Ban Yue, los pasos del joven se
529

mantuvieron tan tranquilos como siempre, como si


simplemente estuviera dando un paseo.

Después de caminar un rato, notó cómo los soldados


de Ban Yue comenzaron a conversar una vez más, y
como no parecían prestarles demasiada atención, Xie
Lian aprovechó la oportunidad para hablar con él.

—Llaman al principal soldado de Ban Yue


"General", me pregunto… —susurró en voz baja—.
¿Qué tipo de General es?

—Cuando el Reino Ban Yue fue destruido, sólo


había un General —respondió San Lang—. Su nombre
era Ke Mo31. Se rumoreaba que medía tres metros y que
era poderoso. Era un fiel seguidor de la Guoshi Principal
del Reino de Ban Yue.

31
Muela de molino. Dato de la anterior versión: Ke Mo adquiere este nombre
porque de pequeño era débil y sufría acoso por eso mismo, y se entrenó
cargando enormes muelas de molino (piedra de gran tamaño utilizada en un
molino para moler el trigo y poder obtener harina)
530

—¿Ahora nos llevará ante la Guoshi Ban Yue? —


preguntó Xie Lian.

—Tal vez —contestó San Lang.

Si hubiera aún más soldados de Ban Yue allí, ¿cómo


escaparían? Además, ¿quién sabe cómo estaba Nan Feng
después de haber distraído a esas dos mujeres?

Xie Lian dejó de caminar y levantó la cabeza para


mirar hacia arriba. Una pared incomparablemente alta y
amarilla se encontraba frente a él, con un parecido al de
un gigante.

¡Realmente los habían llevado al pozo de los


pecadores!
531

Xie Lian nunca había estado cerca de este lugar. Y


ahora que estaba aquí, su corazón se aceleró por alguna
razón inexplicable.

En el exterior de la pared rocosa había una escalera.


Mientras subían lentamente por la sencilla escalerilla,
Xie Lian se inmovilizó y apoyó la mano en la pared y,
cuando miró hacia abajo, finalmente comprendió por qué
su corazón se había acelerado.

No era porque asociaba este lugar con uno que usaba


tortura y crueldad, y tampoco era porque temiera que
todos terminaran siendo empujados dentro. El verdadero
motivo de las palpitaciones de su corazón fueron
puramente una respuesta ante la presencia de una
poderosa matriz espiritual.

Todo el Pozo de los Pecadores estaba rodeado por


cuatro altas murallas. Cada pared medía más de cien
metros de largo y más de sesenta metros de altura, y cada
una de ellas tenía alrededor de un metro de espesor.
532

Lo que rodeaban las cuatro murallas era un enorme


recinto de cuatro lados, profundo y sin fondo a la vista.
Sin embargo, no había ninguna plataforma para pararse
en la parte superior del Pozo de los Pecadores, ni siquiera
una viga horizontal.

Con la creciente noche acechando, en aquel inmenso


pozo sólo había oscuridad, como si fuera un lugar donde
acechaban enormes bestias. De vez en cuando, se podían
sentir olas de aire frío y el olor a sangre provenir desde
lo profundo de aquel pozo.

Después de subir todas las escaleras y llegar a la


cima, Xie Lian exhaló suavemente una bocanada de aire.

«—¡Con esta matriz en este lugar, los que caigan en


este pozo no serán capaces de volver subir!» —pensó Xie
Lian.

Mientras caminaban por el alto muro que no tenía


ninguna barandilla y se encontraba a decenas de metros
por encima del suelo, nadie se atrevió a mirar hacia abajo.
533

Después de un rato, se toparon con un alto poste erigido.


Atado a él había un cadáver colgando, era precisamente
el mismo cadáver que habían visto previamente desde el
suelo. Ese cadáver parecía bastante pequeño y resultaba
ser el cuerpo de una joven vestida de negro. Su ropa
estaba gastada y hecha jirones, mientras que su cabeza
colgaba baja.

Xie Lian sabía que este poste se utilizaba


especialmente para colgar a la gente que había cometido
los peores crímenes, para poder humillarlos. Por lo
general, los carceleros arrancaban la ropa del pecador,
antes de colgarlo completamente desnudo. Luego,
dejaban que el convicto muriera de inanición o
deshidratación y, después de su muerte, el cadáver
quedaría balanceándose con el viento, rostizándose bajo
el sol y pudriéndose bajo la lluvia. Cuando el cadáver
terminaba de pudrirse por completo, caería al pozo de a
pedazos. Este tipo de muerte era algo extremadamente
desagradable.
534

El cadáver de aquella joven no parecía pútrido, así


que seguramente no había pasado mucho tiempo desde
su muerte; hacerle esto a una joven era algo realmente
vulgar y cruel. Cuando A-Zhao, Tian Sheng y los demás
la vieron, sus teces palidecieron y se detuvieron de
inmediato, atemorizados de seguir avanzando.
Afortunadamente, para ellos, Ke Mo también había
dejado de caminar y no los forzó a seguir avanzando;
después, dándose la vuelta hacia el Pozo de los
Pecadores, lanzó un largo y fuerte grito.

A Xie Lian le pareció extraño.

«—¿Por qué necesitaría gritar así?» —pensó.

Al momento siguiente, su pregunta fue prontamente


respondida.

Desde lo más profundo del oscuro pozo surgieron


una ráfaga tras otra de rugidos, como respondiendo a su
grito. Sonaban como bestias depredadoras, como
monstruos, e incluso se les podía comparar con el ruido
535

de un tsunami; eran cientos o miles, y el ruido que


hicieron era ensordecedor.

Las paredes temblaron con el estruendo, haciendo


que todos los que estaban en el borde de la pared
prácticamente perdieran estabilidad y que apenas
pudieran permanecer de pie. Muy claramente, Xie Lian
escuchó el leve susurro de escombros y piedras caer, las
cuales se habían desprendido por las vibraciones del
gruñido.

Sólo los criminales eran arrojados al Pozo de los


Pecadores. ¿Podría ser que, quienes estaban
respondiendo a Ke Mo, eran las almas de los criminales
fallecidos?

Después de que Ke Mo terminara de rugir, dijo una


palabra e hizo un gesto. Y aunque nadie pudo entender lo
que dijo, todos pudieron comprender lo que intentaba
hacer, porque el gesto era sencillo.
536

Todos los comerciantes estaban asustados hasta el


punto de que apenas podían permanecer de pie.

—¡Daozhang! —exclamaron algunos.

Xie Lian dio un paso hacia adelante y levantó un


dedo.

—No se pongan nerviosos —dijo con voz calmada—


. Si algo sucede, seré el primero en enfrentarlo.

Xie Lian pensó que en el caso de que todos fueran a


ser arrojados, sería él el que se ofrecería ir primero para
poder echar un vistazo. De todas formas, no podía ser
algo peor a serpientes venenosas, bestias feroces o
espíritus maliciosos. No moriría al caer y tampoco por
ser golpeado, mordido o envenenado; siempre y cuando
no fuera lava o fuego, o alguna laguna capaz de disolver
cadáveres lo que hubiera abajo, nada sería tan terrible.

Pero por alguna razón, al verle dar ese paso hacia


adelante, el rostro de San Lang se volvió ligeramente frío.
537

Los comerciantes, en cambio, estaban conmovidos hasta


las lágrimas.

—Daozhang, si existe la posibilidad, definitivamente


construiremos un templo para usted en el futuro, y
nuestros hijos y nietos lo adorarán —dijo uno de ellos—
. ¡Tenga por seguro que mientras tengamos comida para
comer, encenderemos cientos de palillos de incienso
dedicados sólo a usted, Daozhang!

Xie Lian no sabía si reír o llorar, pero aun así


escuchar eso lo hizo sentir muy feliz.

—¿En serio? —preguntó—. Eso sería genial,


últimamente nadie ha construido un templo para mí. Pero
tengo buenas y malas noticias para ustedes. Empecemos
por las malas noticias: el General acaba de decir que nos
arrojará a todos.

Todos temblaron aún más por el miedo que sentían.

—Entonces… ¿Cuál es la buena noticia? —


preguntaron.
538

—Yo mismo me encargaré de atraparlos a todos


desde allí abajo —respondió Xie Lian.

Los comerciantes casi se desmayaron al escucharlo.

—¡¿Cómo puede llamar a eso una buena noticia?! —


gritaron.

Tal vez fue porque pensó que si de todas formas iba


a ser arrojado al menos sería luchando hasta la muerte,
pero uno de ellos atacó de repente y cargó con la cabeza
baja contra el General Ke Mo.

—¡A-Zhao! —gritó Xie Lian, sorprendido.

El que se había atrevido a cargar contra el General


fue aquel joven guía.

Al parecer, A-Zhao tuvo toda la determinación de


llevarse a Ke Mo con él a la tumba. Mejor dicho, tomó
impulso y saltó contra él con la esperanza de poder
derribarlo al pozo consigo mismo. Y a pesar de la alta
estatura de Ke Mo, que podía compararse con una torre
539

de hierro, aquella colisión desesperada, que abarcaba la


última resolución antes de su muerte, lo hizo retroceder
tres pasos.

Ke Mo casi perdió el equilibrio, lo cual lo hizo enojar


de inmediato y, después de rugir una vez, giró una mano
y empujó a A-Zhao hacia el pozo.

Cuando vieron al joven caer en el oscuro y profundo


pozo, todos gritaron.

En ese momento, desde las profundidades del


aparente pozo sin fondo, un estallido de vítores resonó a
la distancia y, junto a ellos, se oyeron algunos ruidos
desgarradores extremadamente crueles. Esos sonidos no
podían ser otra cosa que el desgarro de la carne y piel, y
la lucha de varios espíritus malignos luchando
salvajemente entre ellos para poder alimentarse.

Sólo con escucharlos, era fácil comprender, que no


había ninguna posibilidad de que el joven pudiera haber
sobrevivido.
540

Xie Lian estaba muy sorprendido por lo que acababa


de acontecer. Originalmente había tenido algunas
sospechas con respecto a A-Zhao, y lo que menos
esperaba era que este joven muriera tan pronto.

Esta vez el General Ke Mo eligió a alguien al azar


para que sea arrojado. Levantó una mano y señaló a Tian
Sheng

—¡General! —intervino Xie Lian rápidamente, al


ver a Tian Sheng llorando y muerto de miedo.

Al oírle hablar en la lengua de Ban Yue, una


expresión de sorpresa apareció en el oscuro rostro de Ke
Mo.

—¿Quién eres? —preguntó Ke Mo.

—Esto no es importante, lo importante es que me


deje estar primero en la fila —respondió Xie Lian—.
Arrójeme primero.
541

Ke Mo definitivamente nunca había escuchado a


alguien pedir ir primero en este lugar. Sus ojos se
abrieron de par en par y parecieron sobresalir. Justo
entonces, se oyó otro rugido desde el oscuro fondo de la
fosa. Parecía que lo que fuera que había ahí abajo había
terminado de comerse el cuerpo de A-Zhao; y, aun así,
continuaban hambrientos, sedientos de más carne y
sangre fresca.

Ke Mo sabía que ya no podía esperar más y que debía


arrojar a la siguiente persona, pero sintió que Xie Lian
era sospechoso, por lo que se dirigió a intentar agarrar a
Tian Sheng nuevamente. Sin embargo, Xie Lian se puso
delante de los demás, evitando que lo tomara y, cuando
miró hacia un costado, vio que San Lang había dado un
paso adelante; al verlo, el corazón de Xie Lian dio un
vuelco.
542

Capítulo 7

◇Sosteniendo un paraguas rojo


para proteger una flor con el
corazón◇

El joven estaba con los brazos cruzados, mirando el


fondo del Pozo de los Pecadores con una mirada
despreocupada, como si estuviera reflexionando.

Xie Lian sintió un mal presentimiento.

—¿San Lang? —llamó.

San Lang volvió a verlo y sonrió ligeramente.

—¿Hmm? —musitó, dando otro paso hacia adelante,


acercándose al peligroso borde del pozo.
543

El corazón de Xie Lian comenzó a latir con fuerza y


sus ojos se sobresaltaron.

—¡Espera! —gritó—. San Lang, deja de moverte.

A esa altura y tan cerca del borde del pozo, el


dobladillo de las ropas rojas del joven bailaron bajo la
brisa nocturna.

San Lang miró a Xie Lian antes de volver a sonreír.

—No tengas miedo —dijo.

—Tú… —dijo Xie Lian—. Primero, retrocede. No


tendré miedo si tú retrocedes ahora.

—No te preocupes —dijo San Lang—. Nos


volveremos a ver muy pronto.

Xie Lian sintió cómo una gota de sudor frío caía por
su rostro.

—Tú… no… —susurró.

Todavía no había terminado de hablar cuando ese


joven, aún con los brazos cruzados, una vez más dio un
544

paso hacia adelante. Luego, dando un ligero salto,


desapareció instantáneamente en las profundidades
insondables de la oscuridad.

Una fracción de segundo después de que saltara,


Ruoye voló de la muñeca de Xie Lian y se transformó en
un rayo de color blanco, con la esperanza de poder
sostener la figura de ese joven. Sin embargo, la velocidad
de la caída de San Lang fue tan rápida que la seda blanca,
después de intentarlo, se encogió y regresó desanimada
con Xie Lian, sin haber podido tener la oportunidad de
agarrar siquiera un pedazo de la ropa de San Lang.

—¡SAN LANG! —gritó Xie Lian, dejándose caer de


rodillas cerca del borde del Pozo de los Pecadores.

No hubo sonido alguno.

¡Después de que el joven saltara, no se escuchó


sonido alguno!

En lo alto de las murallas, los soldados de Ban Yue


quedaron desconcertados. ¿Qué estaba pasando el día de
545

hoy? Antes tenían que sujetar y arrojar a los prisioneros,


pero hoy se estaban turnando para saltar…

Xie Lian, cuando vio que Ruoye no atrapó a San


Lang, no se tomó el tiempo para pensarlo más antes de
saltar. Sin embargo, no descendió, sino que la parte
trasera del cuello de su ropa quedó tirante, y se quedó
balanceándose en el aire. El General Ke Mo que lo había
visto con la intención de saltar hacia abajo, se apresuró
para agarrarlo con uno de sus largos brazos.

—¡Suéltame! —gritó Xie Lian.

Al ver que no lo soltaba, no pudo esperar más.

—¡Si no me sueltas, bajarás conmigo! —espetó Xie


Lian.

Ruoye se lanzó una vez más y trepó como una víbora


por el brazo de Ke Mo, estrangulándolo por la garganta.
El estrangulamiento era la especialidad de Ruoye, a
cualquier otra persona le habría roto el cuello con
facilidad, pero la gente de Ban Yue tenía la piel y la carne
546

gruesa. Xie Lian estaba a punto de aumentar la fuerza de


Ruoye cuando, de repente, sus ojos se encontraron con
algo extremadamente extraño.

El cadáver que había estado colgando de ese largo


poste de repente se movió y levantó ligeramente la
cabeza.

La multitud de soldados de Ban Yue también notó


cómo se había movido el cadáver. Y, uno tras otro,
comenzaron a gritar, agitando sus garrotes cargados de
dientes para poder golpear al cadáver. Pero ni bien la
chica vestida de negro recobró el movimiento, de alguna
manera pudo desatar la cuerda que la ataba al poste y,
después de saltar, se apresuró en acercarse a ellos.

Fue como si un viento negro hubiera soplado sobre


la alta cima de las murallas. Todos los soldados de Ban
Yue no pudieron mantener su equilibrio ante aquel viento
maligno y terminaron siendo arrastrados dentro del pozo,
cayendo uno por uno de la alta muralla entre gritos. Al
547

ver que sus soldados caían dentro del Pozo de los


Pecadores, Ke Mo se enfureció y comenzó a maldecir.
Sus palabras eran vulgares, probablemente jergas de la
calle que Xie Lian no pudo entender bien, pero
aprovechando la distracción ejerció fuerza y lo arrastró
hacia abajo junto con él.

¡Quien cayera, no podría volver a subir!

Mientras caían, Ke Mo rugió con tanta furia que casi


destrozó los tímpanos de Xie Lian, por lo que no tuvo
más remedio que llamar a Ruoye para que lo soltara y
darle una patada a Ke Mo para que la distancia entre ellos
fuera un poco mayor y pudiera proteger sus oídos.
Después de eso, ordenó a Ruoye a deslizarse hacia arriba,
con la esperanza de que pudiera agarrar algo a lo que Xie
Lian pudiera utilizar como amortiguador de su caída. Sin
embargo, la matriz de esta fosa era tan poderosa que
Ruoye fue bloqueado por una barrera invisible y su
intento fue inútil.
548

Justo cuando creía que iba a convertirse en una


tortilla humana aplastada e incrustada en el suelo durante
un par de días, como ya le había ocurrido innumerables
veces, un destello de luz plateada brilló en la oscuridad.

Al momento siguiente, un par de manos lo atraparon


suavemente.

Esta persona lo atrapó con precisión, casi como si lo


hubiera estado esperando en el fondo para sostenerlo.
Una de sus manos rodeó su espalda, abrazándolo por los
hombros, y la otra se colocó en la articulación de sus
rodillas, eliminando con facilidad la ferocidad de la caída
de Xie Lian desde las alturas.

Xie Lian acababa de detener repentinamente su caída


desde una gran altura, por lo que todavía se sentía un
poco mareado y confundido. Subconscientemente
levantó las manos y luego sostuvo con fuerza los
hombros de la otra persona.

—¿San Lang? —llamó.


549

A su alrededor estaba todo oscuro y no pudo


distinguir nada, incluyendo por supuesto a la persona que
lo sostenía. Aun así, lo llamó por su nombre, pensando
que era él. La persona no respondió. Xie Lian tocó sus
hombros y pecho un par de veces, esperando poder
identificarlo.

—San Lang, ¿de verdad eres tú? —preguntó.

Tal vez fue por el hedor a sangre tan fuerte que había
en el fondo de la fosa lo que generaba un ambiente
pesado y desorientador… Quien sabe lo que realmente
pasó por la cabeza de Xie Lian, pero sus manos
continuaron rondando descuidadamente hacia arriba
hasta que tocó una fuerte y dura manzana de Adán. Sólo
entonces salió de su ensimismamiento.

«—¡He pecado, he pecado, ¿qué estoy haciendo?!»


—pensó para sí mismo, retirando las manos de
inmediato.
550

—¿Eres tú, San Lang? —preguntó—. ¿Estás bien?


¿Estás herido?

Después de un largo tiempo, por fin oyó la respuesta


del joven, que provenía de muy cerca de él.

—Estoy bien —respondió con voz grave.

Por alguna razón, Xie Lian sintió que su voz parecía


ser sutilmente diferente de lo habitual.

—¿Seguro que estás bien? —preguntó Xie Lian, un


poco incrédulo—. Bájame.

—No —contestó San Lang.

Xie Lian se quedó atónito por la respuesta.

«—¿Qué está pasando? ¿Habrá algo en el suelo?»


—pensó.

Aquellas manos seguían sujetándolo con fuerza,


aferrándose a él, al parecer sin ninguna intención de
soltarlo. Xie Lian estaba a punto de levantar su mano para
empujar suavemente su pecho para alejarse un poco; pero
551

justo después de poner la mano sobre él, recordó que


cuando se cayó y fue atrapado estuvo tanteándolo y, por
accidente, tocó la dura protrusión que había en la
garganta del joven, por lo que en secreto encogió su mano
hacia atrás.

Xie Lian no sabía qué era lo que le pasaba. Habían


pasado cientos de años desde la última vez que se
preocupó por no causar alguna "incomodidad", pero
ahora había una voz en su cabeza diciéndole que lo mejor
sería quedarse quieto y actuar con decencia.

Justo entonces, se escuchó un lastimoso aullido de


lamento desde el otro lado de la fosa.

—¡¿QUÉ LES PASÓ?! —gritó en el idioma de Ban


Yue el General Ke Mo, que había sido arrastrado hacia
abajo por Xie Lian.

Como ya estaba muerto, naturalmente, la caída no lo


volvió a matar; pero al haber sido una caída tan violenta
552

al aterrizar creó un cráter con su forma y quedó insertado


en ella.

—¡Soldados! —gritó, ni bien pudo levantarse—.


¿Qué les pasó?

Antes, cuando rugió desde la parte superior de la


muralla hubo cientos y miles de voces que respondieron
a su llamada, como si el pozo hubiera estado lleno hasta
el tope de fantasmas amenazantes e iracundos. Pero en
ese preciso momento, aparte de los propios gritos de Ke
Mo, lo único que Xie Lian podía escuchar era un silencio
mortal.

Ni siquiera pudo escuchar sonido alguno de San


Lang, que estaba tan cerca suyo, no podía oír su
respiración ni el latido de su corazón.

Xie Lian respiró hondo y contuvo el aliento, dándose


cuenta de que algo andaba mal.
553

¡A pesar de que se encontraba presionado contra San


Lang, no detectó sonido alguno en su corazón ni
respiración!

—¡¿QUIÉN LOS MATÓ A TODOS?! —rugió Ke


Mo.

Cuando A-Zhao cayó por primera vez, se oyeron


sonidos horribles de carne siendo desgarrada, pero
después de que el joven de túnicas rojas saltara, no hubo
más sonidos. ¿Quién más podría haberlos matado?

A pesar de que no podía distinguir nada en la


oscuridad, Xie Lian aún podía detectar el peligro por
instinto.

—¡Ten cuidado! —exclamó, sobresaltándose.

—No te preocupes por él —dijo San Lang y, aun


sosteniéndolo con fuerza, dio un pequeño paso hacia un
lado y dio una vuelta.
554

En la oscuridad, Xie Lian escuchó una serie de finos


sonidos tintineantes: "Ding, Ding"; eran claros, intensos,
y realmente agradables. Ke Mo se había apresurado en
atacarlos, pero al fallar la primera vez, volvió a
abalanzarse de nuevo. El joven volvió a girar con
suavidad y astucia, esquivándolo.

Los brazos de Xie Lian treparon de manera


involuntaria, primero hacia el cuello del joven, dónde al
instante sintió que no era un lugar apropiado para
sostenerse, por lo que de inmediato se aferró a su ropa,
pero seguía sintiendo que era inapropiado. Entonces,
decidió sostenerle el hombro... y cuando intentó
agarrarlo, sintió que, en vez del hombro, de casualidad
agarraba una pequeña y esponjosa trenza.

Xie Lian sintió cómo si hubiera atrapado la cola de


un zorro, y rápidamente la soltó y alejó su mano.

«—¡¿Por qué no puedo tocarlo en ningún sitio?!» —


pensó, impaciente.
555

Quería agarrarse a algo, pero la verdad era que los


brazos que lo llevaban eran estables, incluso con todos
los giros y pasos laterales, su agarre se mantuvo fuerte y
seguro. De vez en cuando, Xie Lian podía sentir que algo
frío y duro que tenía en los brazos lo rozaba.

En la infinita oscuridad, destellos plateados venían


de todas direcciones junto al sonido de metal abriendo
heridas en la carne, todo esto acompañado de los
gruñidos enfurecidos de Ke Mo. ¡Era obvio que ya el
General de Ban Yue debía de estar muy malherido!

Sin embargo, como era tan insistente, se negaba a


retroceder y admitir la derrota, y por enésima vez, se
abalanzó hacia ellos.

Xie Lian sintió que ya no podía seguir sentado allí


sin hacer nada.

—¡Ruoye! —gritó.

¡La seda blanca salió volando en respuesta, y golpeó


al General con un fuerte "Bam"! Por el sonido, Ke Mo
556

parecía haber sido revoleado en el aire, dado vuelta y


arrojado hacia el suelo.

—¡Dos contra uno, qué despreciables! —rugió Ke


Mo, inmediatamente después de caer.

San Lang bufó con sorna.

—Incluso en un uno contra uno no ganarías —dijo,


mofándose y, luego en voz baja, dirigiéndose a Xie Lian
y sin nada de sarcasmo, dijo—: No tienes por qué pelear.

Xie Lian comenzó a pensar que estaba estorbando en


este enfrentamiento.

—De acuerdo —dijo—. ¿Por qué no me bajas


primero? De esta manera sólo soy un estorbo para ti.

—No me estorbas —respondió San Lang—.


Tranquilo. Está por acabar la pelea, así que no bajes.

—¿Por qué no puedo bajar? —preguntó Xie Lian, sin


terminar de comprender la situación.
557

No era como si a este joven le gustara cargar a la


gente y al mismo tiempo pelear, ¿no es así? Además, no
tenía por qué ser tan arrogante con sus oponentes, ¿o sí?

—Está sucio —respondió San Lang, en dos breves


palabras.

—...

Xie Lian nunca imaginó que esa sería su respuesta,


ni que pudiera ser dicha con tanta seriedad. Le resultó un
poco gracioso, pero también lo hizo sentir de una manera
inexplicablemente extraña; un sentimiento difícil de
describir, que hacía que su corazón se sintiera cálido.

—Pero no puedes continuar sosteniéndome de esta


manera todo el tiempo, ¿no crees? —dijo Xie Lian.

—Podría, no es algo imposible —respondió San


Lang.
558

Xie Lian sólo estaba bromeando, pero la respuesta de


San Lang no pretendía ser una broma en absoluto. De
repente, no supo cómo responderle.

Después de unos pocos momentos, hubo un fuerte


estruendo, y Xie Lian supo que era el sonido de un
enorme cuerpo estrellándose.

—La pelea ha terminado —dijo San Lang.

¿Eso era todo? Pero este joven lo estaba sujetando


con ambas manos, ¿cómo es que pudo derrotar a su
oponente?

—¡Espera! —dijo Xie Lian—. No lo mates aún.


Todavía necesito hacerle unas preguntas.

Como era de esperar, San Lang detuvo sus ataques y


se quedó quieto.

—No estaba planeando matarlo de todos modos, de


lo contrario no habría durado hasta ahora —dijo.

El fondo de la fosa se sumió en un silencio sepulcral.


559

Este extraño silencio hizo que Xie Lian entrara en


pánico. Después de contener la respiración durante un
rato, finalmente no pudo aguantar más no preguntar al
respecto.

—Esto… San Lang, ¿fuiste tú quien hizo todo esto?


—preguntó.

Incluso si nada era visible en aquella oscuridad, con


tal abrumador hedor de sangre, con aquella aura de sed
de sangre, y por la furia enloquecida de Ke Mo era obvio
lo que había sucedido aquí abajo.

Hubo otro silencio momentáneo antes de que Xie


Lian escuchara la respuesta de San Lang.

—Sí —dijo.

Era la respuesta esperada. Xie Lian suspiró.

—¿Cómo debería decirte esto…? —empezó.

—Adelante, sólo dilo —dijo San Lang en voz baja.


560

—¿Por qué fuiste tan desobediente? —preguntó Xie


Lian—. Te dije que no te movieras, pero saltaste
directamente a este pozo, ¿acaso no me escuchaste? ¡Ni
siquiera pude detenerte! Realmente, no sabía qué hacer,
estaba muy preocupado.

El joven pareció quedarse sin palabras por un


momento y, cuando volvió a hablar, habló en un tono
extraño.

—¿Era eso lo que me querías decir? —preguntó.

—¿Qué más quieres que te diga? —replicó Xie Lian.

—Por ejemplo, podrías preguntarme si soy humano


o no —contestó San Lang.

—¿Por qué preguntaría eso? —cuestionó Xie Lian.

—¿No es algo necesario? —respondió San Lang.

—¿Es necesario acaso? —dijo Xie Lian—. ¿Acaso


has actuado todo este tiempo como un ser humano
común?
561

—...

—San Lang, aunque eres realmente muy poderoso —


continuó Xie Lian—. Eres el fantasma con el peor disfraz
que he visto nunca.

San Lang se quedó un momento en silencio.

—Entonces, ¿por qué sentiste la necesidad de bajar


por mí, si sabías que era muy poderoso? —cuestionó.

—¿Crees que salté hacia aquí abajo porque pensé que


realmente eras débil? —preguntó Xie Lian, mirándolo
con serenidad.

—Si no fue así, ¿porque te preocuparías por mí? —


preguntó San Lang.

A Xie Lian le pareció que su pregunta era muy


extraña.

—Claramente me preocupé por ti, por el simple


hecho de que tú eres tú —contestó—. Que seas fuerte o
débil no tiene nada que ver con eso.
562

—...

Xie Lian se cruzó de brazos.

—Además, cuando se trata de relaciones sociales,


todo depende de si la persona te agrada o no, y no de lo
que la persona pueda ser en sí —explicó—. Si me gustas,
puedes ser un mendigo y, aun así, me gustarás. Si no me
gustas, puedes ser el Emperador y, aun así, no me
gustarás. ¿No es así cómo debería ser? Es una lógica
simple. Que seas humano o no, es algo irrelevante.

—...

Este joven siempre había sido muy elocuente, y era


raro que no fuera capaz de contestar unas cuantas frases
dichas de corrido.

Finalmente, después de un momento, San Lang se rio


a carcajadas.

—Bueno, lo que acabas de decir es realmente muy


razonable —dijo.
563

—¿Verdad? —dijo Xie Lian, para después reír


también. Sin embargo, mientras más se reía más sentía
que algo no estaba bien y, de repente, se dio cuenta por
qué.

«—¡¿Pero de qué te ríes?!» —pensó para sí mismo,


regañándose.

Todo este tiempo, San Lang lo había estado


sosteniendo entre sus brazos. ¡Y lo más terrible era que,
sin darse cuenta, ya se había acostumbrado a estar en esta
posición!

Xie Lian pensó que esto era realmente inapropiado,


por lo que intentó separarse; pero al hacerlo, lo abrazaron
aún con más fuerza. Por lo que no tuvo más remedio que
recordárselo verbalmente.

—¿Podrías…? —empezó.

—¿Qué? —preguntó el joven.


564

—¿Podrías…? —formuló nuevamente Xie Lian,


incluso dándole una leve insinuación con un gesto de la
mano.

—¿Que si puedo qué? —preguntó San Lang, como si


no hubiera entendido.

Xie Lian no tuvo más opción que ser directo.

—Por favor, ¿podrías bajarme? —preguntó.

¡Qué vergüenza!

—Oh, así que de eso se trataba. Gēge, ¿por qué no lo


dijiste antes? —dijo San Lang con amabilidad, actuando
como si fuera muy obediente—. Por supuesto que puedo.

Xie Lian sí que se lo había insinuado antes, aunque


no fuera textualmente.

—Ah… —suspiró—. ¿Cómo es que puedes


comportarte así a tu edad?

San Lang rio.


565

—Me he equivocado —dijo—. Por favor,


discúlpame Gēge, ahora le daré la prueba de mi
sinceridad.

Xie Lian finalmente pudo bajar en un pedazo de


tierra firme, pero después de dar dos pasos por su cuenta,
pisó algo que parecía ser un brazo.

No perdió el equilibrio y se irguió rápidamente, pero


a pesar de eso San Lang lo tomó de la mano.

—Ten cuidado —dijo—. Te lo dije, el suelo está


sucio.

Xie Lian por fin comprendió lo que significaba "está


sucio".

Sobre ellos, en el cielo azul marino colgaba una luna


creciente, brillante y hermosa. Lo único malo de esto era
que ver aquella vista desde abajo, enmarcada entre cuatro
murallas, lo hacía sentir como una rana en el fondo de un
pozo.
566

—Hay una matriz dibujada alrededor del Pozo de los


Pecadores, así que no podremos subir —dijo Xie Lian.

San Lang parecía estar de buen humor.

—Entonces volveremos a subir más tarde —dijo—.


El paisaje no está mal desde acá.

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—¿Qué te pasa? —preguntó—. Hace un minuto


dijiste que este lugar estaba sucio y, ahora, al siguiente
dices que el paisaje no está mal.

En la distancia, Ke Mo parecía haberse levantado.

—Disculpe —dijo Xie Lian, dirigiéndose a él—.


¿Puedo hacerle algunas preguntas?

—Ustedes mataron a mis soldados —dijo Ke Mo con


enojo—. No tengo nada más que decir, sólo vengan y
luchen conmigo.

San Lang se apuntó con el dedo.


567

—Yo los maté, él no lo hizo —dijo—. Puedes


responderle y luego pelear contra mí.

—...

«—Eso es tan razonable que ni siquiera puede


refutárselo» —pensó Xie Lian.

—¡Ustedes son todos cómplices de esa traidora, y


son todos iguales! —exclamó furioso Ke Mo.

—¿Qué traidor? —preguntó Xie Lian, sin poder


comprenderlo.

Una larga serie, emocional y expresiva, de groserías


y maldiciones empezó a fluir de Ke Mo; de una manera
tan rápida que Xie Lian quedó desconcertado e incapaz
de entenderlo.

—San Lang —murmuró en voz baja—. San Lang.

San Lang soltó una risita.

—Está despotricando —contestó—. Dice que la


mujer traicionó a su país, abrió las puertas de la fortaleza
568

y dejó que el ejército de las Llanuras Centrales entrara,


destruyera la ciudad y los matara a todos. Dice que tiene
en sus manos la sangre de su gente y la de sus hermanos,
a quienes empujó en este pozo; y también que la colgará
a muerte diez mil veces.

Xie Lian estaba confundido.

—¡Espera! —exclamó—. Eso no puede ser correcto,


¿verdad?

En todo lo que dijo, había dos cosas que no


concordaban con lo que él sabía.

¡En primer lugar, ¿cómo es que resulta que la Guoshi


de Ban Yue y los Soldados de Ban Yue estaban en
realidad en bandos opuestos?!

En segundo lugar, siempre creyó que aquella mujer


de túnicas blancas que vio pasear por la ciudad era la
Guoshi Principal de Ban Yue.
569

Pero al escuchar con atención lo que dijo al parecer


se estaba refiriendo a… ¿otra persona?

—¿La Guoshi de Ban Yue de la que habla, era


aquella chica de negro que estaba colgada? —
interrumpió Xie Lian.

—¡¿Quién más sería si no fuera ella?! —exclamó Ke


Mo.

—¿Realmente era esa la Guoshi Principal de Ban


Yue? —preguntó Xie Lian—. Entonces, ¿quiénes eran
ese par de mujeres que vestían túnicas blancas y negras
deambulando por la ciudad antigua?

—No sé de qué me estás hablando —respondió Ke


Mo—. ¡Nunca las he visto!

¡Equivocado, equivocado, había estado equivocado


desde el principio!

—¿De verdad no son sus compañeros? —preguntó


Ke Mo, dándose cuenta de que se había equivocado—.
570

¿Entonces por qué mataron a mis soldados? ¡Sólo ella


querría hacer eso!

—¿No es porque nos arrojaste al pozo y tuvimos que


defendernos? —explicó Xie Lian lógicamente.

—¡Tonterías! —gritó enojado Ke Mo—. ¡No tiré a


ninguno de ustedes! ¡Incluso quise detenerlos! ¡Todos
ustedes saltaron por su cuenta!

—Hum… —musitó Xie Lian, sin saber cómo


continuar la conversación, por lo que se puso a pensar en
lo que realmente había sucedido.

—Ejem… —empezó Xie Lian—, incluso si no nos


arrojó a nosotros, sí que iban a haber otros que iban a ser
arrojados, así que no había forma de que hubiéramos
podido sentarnos a ver cómo sucedía todo eso. Ahora,
¿podría decirme, por favor, qué hizo exactamente esta
Guoshi de Ban Yue?

La mirada de odio que les dirigió Ke Mo ardía menos


que el fuego de un palillo de incienso. Era nada en
571

comparación con los años de odio que le tenía a la Guoshi


Principal; y apenas consiguió disminuir un poco su
hostilidad se animó a responder.

—Ella nos traicionó, en la última batalla contra


Yong'An —explicó—. Hubiésemos podido resistir
durante más tiempo, pero… ¡Ella misma abrió las puertas
y dejó entrar al enemigo para que masacraran a toda a la
ciudad!

—¿Cómo? —dijo Xie Lian, desconcertado.

—En cuanto me di cuenta de lo que había hecho, la


maté —dijo Ke Mo, con los dientes apretados—.
Después de la masacre, mis soldados, que murieron en la
guerra, no pudieron librarse de aquel resentimiento…
Pero, incluso después de su muerte, ella no los dejó
marchar. Con frecuencia, agarraba a algunos de mis
soldados y los empujaba dentro de este Pozo de los
Pecadores; dónde colocó una poderosa matriz, de modo
que no pudieran subir para poder salir de ella, y lo único
572

que podían hacer era gritar durante toda la noche.


Únicamente podían aliviar un poco el odio que tenían
devorando a los vivos. Todo es culpa suya.

Ahora Xie Lian finalmente comprendió lo que había


sucedido durante la guerra. La Guoshi Principal se había
convertido en una traidora, y los soldados que murieron
en la guerra no pudieron aceptarlo ni reconciliarse con
ella después de sus muertes; así que, los espíritus de
ambos bandos continuaron vagando y enfrentándose en
sus propias tierras natales.

Todos los que atravesaban la frontera se convertían


en alimento para los espíritus de los soldados que estaban
atrapados; los cuales desgarraban sus carnes y los
trituraban para obtener su sangre y, así, aliviar su dolor.
Sin embargo, a pesar de comprender todo lo que había
ocurrido, seguía pensando que algo andaba fuera de
lugar.

—¿Por qué haría ella eso? —preguntó Xie Lian.


573

—Si tú me preguntas eso a mí, ¡¿a quién puedo


preguntárselo yo?! —exclamó Ke Mo.

En ese momento, San Lang decidió intervenir en la


conversación.

—¿Los vivos que usabas para alimentarlos vinieron


todos en busca de la Hierba de Luna de los Vástagos? —
preguntó.

—De vez en cuando, algunos venían aquí a explorar


y tratar de robar tesoros —respondió Ke Mo—. Pero este
lugar fue saqueado por el pueblo Yong'An hace mucho
tiempo, y ya no hay tesoros aquí para ser saqueados.

Cada vez había más misterios, y las cejas de Xie Lian


se fueron frunciendo cada vez más. Los espíritus de los
soldados permanecían atrapados en su país de origen y
no podían abandonarlo; pero las serpientes, que estaban
bajo el control de la Guoshi de Ban Yue, salían
constantemente a morder y envenenar a viajeros,
574

proporcionándoles un suministro constante de nuevo


alimento a los soldados.

—¿Acaso la Guoshi de Ban Yue no se dio cuenta de


que hacer eso era como ayudar al enemigo? —preguntó
Xie Lian.

—Gēge, si tienes preguntas, ¿por qué no se las haces


directamente a la Guoshi de Ban Yue? —dijo San Lang—
. Mira, está aquí.

El cielo nocturno seguía igual, pero en medio de las


cuatro murallas una pequeña figura después de haber
dado un salto fue acercándose cayendo rápidamente
hacia ellos.

¡Era la chica de negro que había estado colgada en el


poste antes!

Cuando la chica aterrizó no parecía ser una persona


real, sólo parecía una prenda de ropa que había caído
hacia abajo, suavemente en la oscuridad.
575

Xie Lian elogió en secreto su buena habilidad física,


y poco después un fuego iluminó la fosa; era una llama
en la palma de la chica vestida de negro.

Tenía entre dieciséis y diecisiete años. No era fea,


pero tenía un aspecto desamparado e infeliz. Sus ojos
eran oscuros con una mirada triste y tenía unos cuantos
moretones en el rostro. Nadie podría haber imaginado
que la Guoshi de Ban Yue sería realmente así.

Xie Lian no pudo evitar apartar la mirada.

Como la llama levantada por la Guoshi de Ban Yue


era muy pequeña, no iluminaba todo el fondo del Pozo
de los Pecadores, así que seguían inmersos en la
oscuridad. Sin embargo, aunque la luz del fuego estaba
lejos, distinguió a su lado una figura vestida de rojo.

Tal vez era producto de su imaginación, pero aunque


ya de por sí San Lang era más alto que él, ahora parecía
serlo aún más. La mirada de Xie Lian subió lentamente
hasta la garganta del joven, se detuvo un momento y
576

luego continuó hacia arriba, posándose en la mandíbula


bellamente perfilada. La mitad superior de la cara del
muchacho seguía oculta en la oscuridad, y la mitad
inferior de su rostro parecía sutilmente diferente a la de
antes. Aunque seguía siendo guapo, las líneas y
contornos de su rostro parecían más definidos.

Tal vez fue porque se sintió observado, pero San


Lang inclinó ligeramente su cabeza hacia un lado y las
comisuras de sus labios se elevaron ligeramente. Quizás
fue porque quería verlo con más claridad, que
inconscientemente, Xie Lian dio un paso más cerca de él.

La Guoshi de Ban Yue se quedó atónita cuando vio


dos siluetas a un lado. En medio de tanta oscuridad, no
había percibido la presencia de Hua Cheng.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó.

En cuanto habló, su voz era muy diferente de lo que


Xie Lian había imaginado. Aunque ciertamente si sonaba
sombría, su voz era pequeña, como si se tratase del
577

murmullo de una niña malhumorada, no era fría ni


poderosa.

—Soy un Oficial Celestial —respondió Xie Lian—.


Este de aquí es mi amigo.

La Guoshi Principal de Ban Yue los miró


rápidamente.

—Nunca antes habíamos recibido visitas de Oficiales


Celestiales —dijo—. Pensé que todos ustedes ya habían
olvidado este lugar.

Cuando terminó de hablar, se quedó mirando a Xie


Lian durante un rato, observando su cuerpo… haciendo
que se le pusiera la piel de gallina.

—Pero… si es un Oficial Celestial… —musitó la


joven—. ¿Por qué… no tiene nada del aura celestial que
ellos tienen y carga con tanta mala fortuna?

—...
578

Xie Lian repentinamente sacudió la cabeza, como si


su mala suerte realmente fuera visible.

—¿Es tan densa y visible? —preguntó.

—Sí, es muy densa… —respondió la Guoshi de Ban


Yue—. Y también… ¿Por qué es que estás junto a una
criatura tan malvada y poderosa?

La sonrisa en la comisura de los labios del joven


desapareció y Xie Lian lo miró.

—¿Te refieres a él? —preguntó señalándolo—. No


es malvado.

La Guoshi de Ban Yue dudó por un momento y se


quedó en silencio. Luego, al pensar que Xie Lian podía
haber sido engañado, sintió que era necesario confirmarle
que sí lo era.

—En realidad, sí lo es —murmuró en voz baja.

—No importa —contestó Xie Lian con calidez—. No


importa lo que parezca, sigue siendo mi amigo.
579

—Está bien —dijo la Guoshi de Ban Yue después de


un rato largo—. Usted es muy bueno.

—Gracias —dijo Xie Lian.

El ambiente era sutilmente incómodo. Según lo


habitual, ya deberían estar encontrándose luchado
apasionadamente, pero la otra parte no tenía ningún
espíritu de lucha, así que se presentaron educadamente y
charlaron de forma amistosa. Fue algo realmente extraño.

En ese momento, una voz provino desde muy arriba.

—¡Oigan! —gritó—. ¿Hay alguien ahí abajo? Voy a


contar hasta tres, si no hay nadie cuando termine de
contar, me voy. Uno, dos, tres, ya terminé de contar, me
voy.

Era Fu Yao.

A Xie Lian le pareció escuchar a San Lang "gruñir"


detrás de él, así que rápidamente levantó la cabeza para
contestar.
580

—¡No se vaya, no se vaya! ¡Eso no cuenta! —gritó—


. ¡Sé que está contando rápido a propósito! ¡Estamos aquí
abajo! ¡Ayude a eliminar la matriz, de lo contrario no
podremos subir!

—¿Quién está ahí abajo además de usted? —


preguntó Fu Yao desde la cima del Pozo de los
Pecadores.

—Además de mí hay muchos más, si desea puede


verlo por sí mismo —contestó Xie Lian.

Fu Yao probablemente pensó lo mismo, y con un


ruido sordo lanzó una gran bola de fuego a la fosa. En un
instante, con una llama tan brillante como el día, todo el
Pozo de los Pecadores se iluminó, y Xie Lian finalmente
pudo ver con claridad el tipo de lugar en el que había
estado parado.

A su alrededor había montañas de cadáveres


ensangrentados amontonados; innumerables cuerpos de
los soldados Ban Yue apilados uno encima del otro, sus
581

rostros y extremidades ennegrecidas, con sangre oscura


manchando las brillantes armaduras que llevaban
puestas. La esquina en la que estaba parado Xie Lian era
el único lugar en todo el Pozo de los Pecadores que no
tenía ningún cadáver.

¡Todo esto había sido hecho en la oscuridad después


de que San Lang se lanzara!

¡Había asesinado a todos ellos en un instante!

Xie Lian se volvió para mirar al joven a su lado otra


vez. Antes, en la oscuridad, pensaba que San Lang
parecía más alto y era claramente diferente en varios
lugares, pero ahora, bajo la brillante luz del fuego, el que
estaba a su lado era el mismo guapo joven que había
conocido. Al ver que Xie Lian lo miraba, sonrió.

Xie Lian miró un poco hacia abajo para revisar sus


muñecas y botas, y ambas también eran las mismas que
antes. No tenía nada fuera de lugar y nada que hubiera
ocasionado aquel sonido titilante de metales.
582

La Guoshi de Ban Yue se había quedado muy


sorprendida y en silencio, con todo lo que vislumbró.

Fu Yao, que había desbloqueado la matriz, saltó al


fondo del pozo y, después de aterrizar, respiró hondo.

—¿Quién ha hecho todo esto? —preguntó.

—Le dejé a cargo la protección de los comerciantes,


pero usted y los comerciantes están en diferentes lugares
—sermoneó Xie Lian—. Creo que ha actuado con
demasiada despreocupación.

Fu Yao volvió a sentir el olor a sangre y arrugó la


nariz en desagrado.

—Ni siquiera ocho caballos pueden detener a un


hombre que realmente quiere buscar su propia muerte —
dijo con desaprobación—. No puedo detener a personas
que son tercas, así que nada que decir al respecto.
¿Quiénes son estos a su lado?
583

Xie Lian estaba a punto de presentarlos, pero Ke Mo


saltó de repente. Después de estar tumbado de espaldas
durante tanto tiempo sin decir una palabra, por fin reunió
fuerzas y levantó la mano para golpear a la Guoshi de
Ban Yue con una bofetada.

—¡Tú, pedazo de mierda traidora! —gritó.

Un hombre grande golpeando a una chica tan


pequeña era una escena que era imposible que fuera a
suceder delante de Xie Lian.

—¡Cálmate! —gritó, acercándose y alejándolo de un


golpe.

Ke Mo quedó inconsciente en el acto, pero al mismo


tiempo, la pierna de Xie Lian fue alcanzada por un fuerte
golpe.

En un principio pensó que lo estaban atacando desde


atrás, pero cuando miró hacia abajo, la Guoshi de Ban
Yue estaba prácticamente abrazando sus piernas.
584

—Señorita —dijo Xie Lian apresuradamente—,


usted también cálmese… ¡Tratar de levantarme por los
muslos es inútil!

Con eso dicho, se agachó y trató de apartarla de sus


piernas.

La Guoshi de Ban Yue lo abrazó aún más fuerte.

—¡General Hua! —gritó la Guoshi de Ban Yue,


abrazándolo aún con más fuerza.

Xie Lian abrió ligeramente los ojos.

—Tú… —susurró.

La Guoshi Principal de Ban Yue le miró desde su


regazo, con sus dos ojos oscuros clavados en él, como si
fuera un cachorro que había sido abandonado.

—¿Eres tú? —preguntó Xie Lian de repente.

Este intercambio hizo que todo el mundo se


paralizara.
585

—¿Ustedes se conocen? —preguntó Fu Yao,


después de atar a Ke Mo con una Cuerda de Atadura
Inmortal32.

Xie Lian se agachó, agarró a la Guoshi Principal de


Ban Yue por los hombros y le miró el rostro
detenidamente. Realmente no había podido verla con
claridad antes y, además, la apariencia de la chica había
cambiado por haber crecido. Después de más de
doscientos años, no la había reconocido ni bien la vio por
varios motivos.

Xie Lian se quedó mudo durante un rato, y sólo


después de mucho tiempo se animó a hablar.

—¿Ban Yue? —preguntó.

La Guoshi de Ban Yue lo agarró por la manga y su


sombrío rostro, de repente cobró vida y emoción.

32
Cuerda celestial que suprime los poderes de uno.
586

—¡Soy yo! —exclamó—. ¡General Hua, usted no


está muerto!

Xie Lian por un tiempo largo no pudo hablar.

—Por supuesto que no morí… —dijo, después—.


Pero… yo realmente no esperaba esto… ¡La Guoshi
Principal de Ban Yue, resultaste ser tú!

San Lang sólo se quedó allí, solemne, y no presionó


sobre el tema. Pero Fu Yao, sorprendido, tuvo otro tipo
de actitud al respecto.

—¡Esperen un minuto! —interrumpió


directamente—. ¿General? ¿Cuándo ha sido General?

Xie Lian todavía estaba un poco confundido.

—Nunca he sido general, pero sí llegue a ser teniente


—respondió.

Fu Yao quedó aún más sorprendido.

—¿General? ¿Teniente? —preguntó—. Espera,


entonces… ¿Será que la lápida del General que vimos…?
587

Xie Lian asintió.

—Es mi tumba —dijo.

—¿No dijo que sólo había venido por aquí a recoger


basura? —preguntó Fu Yao.

—En un principio sí, tenía esa intención… —


respondió.

Hace unos doscientos años, un día, Xie Lian planeó


cruzar la cresta Qing para vivir en el sur durante algún
tiempo, así que tomó su brújula y caminó hacia el sur.
¡Pero cuanto más caminaba, más pensaba que algo estaba
mal, ya que los paisajes no eran los correctos! Debería
haber una abundancia de árboles y zonas verdes,
ciudades y multitudes… ¿Cómo era posible que su
camino cada vez se volviera más y más desolado?

A pesar de eso, Xie Lian hizo a un lado sus sospechas


y continuó obstinadamente por el mismo camino… y
pronto llegó al Gobi. El fuerte viento lo llevó a comer la
deliciosa arena del desierto antes de que Xie Lian
588

finalmente se diera cuenta de que su brújula había estado


todo este tiempo rota. ¡Había estado viajando en la
dirección opuesta!

Como no había nada que pudiera hacer al respecto,


decidió aprovechar esta oportunidad para visitar los
paisajes del desierto y seguir caminando. La única
diferencia, es que esta vez cambió ligeramente su rumbo
y viajó hacia el noroeste, y finalmente llegó al lugar más
caótico y peligroso de la frontera.

—Al principio… —empezó Xie Lian con


parsimonia—, sólo estaba recogiendo basura. Pero la
frontera estaba en problemas y con tantos
enfrentamientos sucediendo, a menudo, había soldados
fugitivos; por lo que el ejército arrastraba a cualquiera y
lo reclutaba para aumentar los números.

—¿Entonces fue forzado a pertenecer al ejército? —


preguntó Fu Yao.
589

—Sí, fui forzado —respondió Xie Lian—. Pero hacer


cualquier cosa era más o menos lo mismo, así que no me
importó. Y luego, después de ahuyentar a algunos
bandidos un par de veces, de alguna manera me
ascendieron a Capitán. La gente pensaba muy bien de mí
y eran ellos los que me llamaban General.

—¿Pero por qué le ha llamado General Hua? —


inquirió Fu Yao—. Su apellido no es Hua.

—Tomé un seudónimo en ese momento, adopté el


nombre de Hua Xie —explicó Xie Lian.

Al oír este nombre, la expresión de San Lang se


conmovió ligeramente, y la comisura de sus labios se
movió hacia arriba.

—¿Lo tomó por Hua Guan Wu Shen33? —susurró Fu


Yao.

Xie Lian lo miró avergonzado.

33
Dios Marcial Coronado de Flores - Título de Xie Lian.
590

—Me lo inventé de casualidad, no se preocupe por


eso —dijo—. Por cierto, ¿cómo es que conoce ese apodo
tan antiguo mío?

Fu Yao no respondió y, en cambio, miró a la Guoshi


principal de Ban Yue aun abrazada a las piernas de Xie
Lian.

—Entonces, ¿de dónde la conoce? —preguntó.

—La conocí mientras cocinaba —respondió Xie


Lian.

Una expresión indescriptible brilló en el rostro de Fu


Yao, como si tuviera unas ligeras ganas de vomitar y
otras de maldecir y regañarlo al mismo tiempo.

En ese entonces, cuando de bandidos se trataba,


ninguno quería enfrentarse a Xie Lian, ni siquiera llegar
a toparse con él en el camino. Pero cuando no había
ningún problema cerca, cualquiera podía llegar a
molestarlo más de un par de veces.
591

Un día, encontró un pozo de arena y encendió una


fogata, tomó un casco y lo utilizó para cocinar, debido al
hambre que tenía. El olor a comida salió flotando y eso
molestó a algunos soldados, los cuales se acercaron y
patearon con ira lo que sea que estuviera cocinando.

Xie Lian, afligido, fue a recoger su casco, y se


sorprendió al ver a una niña de aspecto desaliñado
agachándose detrás de él y que, sin importarle que aún
estuviera caliente y en el suelo, recogía con sus manos la
comida y se la metía en la boca.

—¡No! —exclamó—. Espera, pequeñita, tú…

Como era de esperar, la pequeña niña se comió un


buen bocado de todas esas cosas que recogió del suelo,
para luego comenzar con una oleada de vómitos secos, lo
cual asustó a Xie Lian, quien rápidamente la tomó en
brazos, la puso de cabeza y palmeó su espalda
frenéticamente, sacudiéndola, hasta que todo lo que había
comido fue expulsado en vómitos.
592

Cuando terminó, Xie Lian se arrodilló en el suelo y


se secó el sudor de la cara.

—¿Estás bien, pequeñita? —preguntó—. Lo siento,


es la primera vez que junto ese tipo de ingredientes. Pero
no se lo cuentes a tus padres, y la próxima vez no comas
nada del suelo… ¡Espera, ¿qué estás haciendo?!

Los ojos de la niña estaban llenos de lágrimas de


tanto vomitar y, aun así, realmente quería seguir
intentando comer aquello que estaba en el suelo. Xie
Lian, la volvió a sostener para evitarlo, y al hacerlo se dio
cuenta de que la barriga de la niña estaba muy estrecha;
era tan delgada que se podía ver cada una de sus costillas.

Aquella niña tosió y gimoteó.

—No se lo diré a… —susurró—. No se lo diré a


nadie… No tengo padres…

Xie Lian no tuvo más opción que volver a buscar su


propia ración de comida para ofrecérsela. Después de
aquel incidente, a menudo veía a esa niña, escondiéndose
593

entre las sombras de monumentos cercanos para espiarle.


Lo hacía durante todo el día, tanto que… ¡incluso ya casi
le daba miedo bañarse! Era una situación insoportable.

Cuando preguntó por ahí, se enteró de que la niña era


mestiza, nacida de una mujer de Ban Yue y un hombre
de Yong'An.

En la frontera, los habitantes de los dos países se


tenían odio mutuamente. Por tanto, la pareja lo pasó muy
mal y, al cabo de unos años, el hombre no pudo
soportarlo más; abandonó la frontera y se marchó. Poco
después, la mujer murió. De ese modo, dejaron atrás a su
hija, quien tenía seis o siete años, la cual creció
hambrienta y pobre.

Los habitantes de Ban Yue eran todos altos, y tanto


los hombres como las mujeres eran fuertes y vivaces.
Pero esta niña era mestiza y, entre los niños de Ban Yue,
parecía pequeña y débil; por lo que, desde pequeña, a
menudo la solían acosar.
594

Nadie recordaba su nombre. Se referían a ella por


apodos despectivos como: "pequeña Ban Yue" o "la
huérfana de Ban Yue"; por lo que Ban Yue se convirtió
en su nombre. Ella seguía a Xie Lian todo el día, y se
convirtió en su compañía. Cuando tenía tiempo, le
enseñaba a luchar y combatir. En otras ocasiones, la
entretenía haciendo algo, como romper rocas con el
pecho o partir un ladrillo con las manos desnudas. De este
modo, los dos mantenían una buena relación.

Al oírlo contar esto, Fu Yao no pudo evitar


interrumpir.

—¡Alto! —exclamó.

—¿Qué pasa? —preguntó Xie Lian.

—¿Cómo se le puede haber ocurrido enseñarle esas


cosas a una niña tan pequeña? —inquirió Fu Yao—. Y…
¿cómo es que hacía esas cosas para entretenerla?
¿Romper rocas con el pecho y partir ladrillos con sus
propias manos? ¿Realmente le hacía feliz eso?
595

—Ese no es el punto —dijo Xie Lian.

—¿Cómo que no es el punto? —insistió Fu Yao—.


Mire su apariencia tan deprimente… Creo que ha sido
corrompida por usted desde que era una niña.

—No, yo estaba muy bien —replicó Ban Yue—.


Además, he estado practicando romper ladrillos con mis
propias manos todos los días desde entonces, pero
todavía no soy tan buena como usted, General Hua.

—Ya veo cómo le ha reconocido —dijo Fu Yao,


frustrado.

¡Debe haber visto demasiadas veces a Xie Lian


realizar golpes sin armas!

—¿Qué pasó después? —preguntó San Lang de


repente.

—Después… sucedió casi lo mismo que lo que decía


la lápida de piedra de ese general —contestó Xie Lian.
596

Tras un momento de silencio, San Lang volvió a


hablar.

—La lápida dice que estás muerto —dijo.

—No mencionemos más esa lápida de piedra… —


dijo Xie Lian, claramente desanimado.

Por lo general, ¿los monumentos no solían elogiar a


los fallecidos y exagerar sus buenas acciones? Dejando a
un lado la mención a sus degradaciones, ¿por qué tuvo
que registrar en serio la vergonzosa forma en la que había
muerto?

Cuando se refugiaban de la tormenta de arena y


tradujeron el epitafio, al leer la parte de su muerte, estaba
tan incómodo y avergonzado que, si no fuera porque San
Lang leyó lo mismo, hubiera fingido que ese segmento
nunca existió. El hecho de que hubiera tenido el descaro
de pedirles a los que buscaban refugio en su memorial
que no se rieran, mientras estos comentaban y se reían de
su epitafio, lo hizo sentir realmente desanimado.
597

Sin embargo, ahora San Lang continuaba mirándolo


fijamente, claramente con toda la intención de que no se
iba a rendir hasta que respondiera a su pregunta, por lo
que no le quedó más remedio que contestarle.

—Ah, bueno… —dijo Xie Lian—. Claramente no


morí. Lo fingí.

San Lang no dijo nada y Fu Yao puso una cara llena


de incredulidad.

—Todos se me lanzaron encima —dijo Xie Lian—,


para mí hacerme el muerto, en ese entonces, fue la opción
más inteligente.

Aunque él era un inmortal, ya no soportaba esa


carnicería que estaba viviendo.

«—¡Esto es una locura!» —pensó en aquel


momento, y tomó la decisión de tumbarse en el suelo y
no moverse en absoluto.
598

Al final, aunque fingió estar muerto, lo pisotearon


hasta la inconsciencia y, cuando volvió en sí, se despertó
ahogándose en el agua. Se debía a que después de los
enfrentamientos, los cadáveres eran arrojados al río para
limpiar el campo de batalla. Y así fue como Xie Lian, fue
arrastrado de vuelta al Reino de Yong'An, como un trozo
de basura.

Después de eso, estuvo recuperándose de sus heridas


durante tres o cuatro años; luego, tomó una brújula que
no estaba rota y partió de nuevo, llegando finalmente a
su destino original en el sur, por lo que no prestó mucha
atención a lo que continuó ocurriendo en el Reino de Ban
Yue.

—¿A cuántas personas ha ofendido? —preguntó Fu


Yao—. ¿Por qué todos lo pisotearían de esa manera si
no?

—Fue porque todo el mundo estaba demasiado


enfadado —dijo Xie Lian, defendiéndose—. Yo sólo
599

quería pasar desapercibido, ¿cómo iba a saber que


acabaría así?

—Fue para salvarme —intervino Ban Yue, en voz


baja—. El General Hua fue pisoteado al salvarme.

Todos la miraron y Xie Lian le agradeció


mentalmente que la atención ya no estuviera fija en él,
sólo hasta que se dio cuenta de lo que había dicho.

—¡No! —exclamó Xie Lian apresuradamente—.


¡Yo sinceramente no recuerdo nada más de aquel
entonces! ¡Y la verdad es que eso ya no importa!

—Si eso es realmente lo que pasó… —insistió Fu


Yao—. ¿Cómo puede no recordar algo así?

Xie Lian lo miró con severidad.

—¡¿Acaso no comprendes que tengo cientos de


años?! —exclamó ofuscado, para luego retomar su
compostura—. Muchas cosas pueden pasar en un año y
ni hablemos de todo lo que puede pasar en una sola
600

década. No hay forma de recordar todo a detalle.


Además, algunas cosas es mejor olvidarlas... En lugar de
recordar cómo fui masacrado y pisoteado hace cientos de
años, preferiría simplemente recordar que ayer me comí
un delicioso bollo al vapor de carne… ¿No cree que eso
es lo más sensato?

Ban Yue inclinó la cabeza hacia abajo.

—General Hua, lo siento —dijo.

Xie Lian colocó sus manos sobre sus hombros y se


arrodilló.

—Ban Yue, si quieres pedir perdón, no debería ser a


mí… —dijo—-. No puedo resolver la situación del
conflicto. Y tampoco te preguntaré por qué abriste las
puertas de la ciudad cuando estabas viva. Lo único que
quiero saber es… ¿Por qué dejaste que las serpientes
salieran a herir gente después de tu muerte?

Quién sabe por qué, pero Ban Yue dudó antes de


contestar.
601

—Yo no lo hice —susurró.

Xie Lian se quedó atónito.

—¿Qué? —preguntó.

—General Hua, yo no les he ordenado que mordieran


a nadie —dijo—. Yo tampoco sé qué está pasando.

Fu Yao mientras tanto, ya había sacado otra Cuerda


de Atadura Inmortal y ató las manos de Ban Yue con ella.

—Bueno —interrumpió—, si tienes algo que decir en


tu defensa, sube a la Corte Celestial y habla con Ling
Wen.

Xie Lian lo detuvo.

—Déjela terminar, no creo que ella me mienta —


dijo.

—Quizá la niña de antes no le mentiría —dijo Fu


Yao—, pero la gente cambia.

En ese momento, San Lang decidió intervenir.


602

—Invoca a una serpiente para que salga y podamos


echarle un vistazo —pidió, en un tono que, de hecho,
directamente sonaba como si se lo hubiese ordenado.

Ban Yue se congeló por un momento.

—Sí —respondió después.

Frente a este joven que parecía unos años mayor que


ella, no pudo evitar responderle con un obediente "sí" en
vez de con un agradable "sí".

Tras la respuesta, una larga serpiente de color rojo


púrpura salió arrastrándose de debajo de un cadáver y
silenciosamente movió su lengua hacia el grupo.

—¿Acaso no es esto obedecerte? —preguntó Fu Yao.

Pero una mirada extraña cruzó por el rostro de Ban


Yue. ¡Justo cuando Xie Lian percibió esta extraña visión,
la serpiente abrió de repente la boca de par en par y se
dirigió hacia él!
603

Xie Lian estaba en guardia, pero antes de que pudiera


atacar, con una explosión, la serpiente estalló. Ni siquiera
tuvo la oportunidad de mirar a San Lang antes de que una
manga roja apareciera frente a él, poniéndolo a una
distancia de Ban Yue.

—Se lo dije —dijo Fu Yao con frialdad—, ella le está


mintiendo.

Ban Yue retrocedió unos pasos al escuchar esto.

—¡General Hua, no le he mentido! —exclamó de


inmediato—. ¡Yo no la invoqué!

Xie Lian estaba a punto de hablar cuando otras dos


serpientes escorpión rojo vino se asomaron por debajo de
un cadáver diferente, moviendo la lengua y mirándolos
atentamente. Luego, apareció una tercera, una cuarta, una
quinta... ¡De las montañas de cadáveres y de todos los
rincones del pozo, llegaron innumerables serpientes!

Sin embargo, cuando las serpientes llegaron a unos


metros de Xie Lian se detuvieron y, vacilantes, formaron
604

un extraño círculo. Xie Lian se dio cuenta de esto y miró


al joven a su lado. San Lang se encontraba mirando a las
serpientes condescendientemente, con un inmenso
desprecio. Las Serpientes Cola de Escorpión parecían
poder leer sus ojos y no se atrevían a acercarse.
Retrocedieron poco a poco, con la cabeza baja mientras
lo hacían, presionándose contra el suelo como sirvientes.

Parecía haber otro poder controlándolas, haciéndolas


incapaces de abandonar los ataques y marcharse por
completo; por lo que muchas de las serpientes se dieron
la vuelta y se deslizaron hacia Fu Yao.

Fu Yao balanceó su mano y una explosión de llamas


salió de su manga, la cual estalló y mató a un círculo de
serpientes.

—¡Haz que se vayan! —gritó.

A pesar de los esfuerzos de Ban Yue, las serpientes


no dejaban de llegar constantemente. Una o dos
605

serpientes no podían matarlos, pero cientos, miles…


¡aunque no pudieran matarlos, sería algo realmente feo!

—¡Salgamos de aquí primero y luego hablemos! —


exclamó Xie Lian.

Ruoye salió disparado del brazo de Xie Lian y voló


hacia arriba, pero en un abrir y cerrar de ojos con otro
silbido regresó al brazo de Xie Lian de la misma manera.

Xie Lian se sorprendió y levantó la muñeca.

—¿Qué estás haciendo aquí? —amonestó—. Ya la


matriz ha sido liberada. ¡Date prisa y ve!

Pero Ruoye permaneció envuelto en su brazo,


temblando, como si se hubiera encontrado con algo
aterrador en la parte superior. Xie Lian todavía
continuaba reprendiéndolo cuando, de repente, algo largo
como una cuerda cayó sobre el hombro de Fu Yao, quien
levantó el brazo para sostenerla y ver qué es lo que era;
en el momento en el que la trajo ante sus ojos, su rostro
cambió de golpe.
606

¡Era otra Serpiente Cola de Escorpión, y esta había


caído de los cielos!

Fu Yao lanzó la serpiente hacia Ban Yue, quien


inconscientemente, incluso con las manos atadas, la
atrapó, y al hacerlo, la serpiente de color rojo oscuro se
enroscó alrededor de su brazo, sin atacarla. Justo
entonces, se escuchó otro "plop" y una segunda
Serpiente Cola de Escorpión aterrizó en el suelo.

Ahora Xie Lian podía comprender por qué Ruoye se


había negado a subir. Aprovechando la tenue luz de la
luna, Xie Lian levantó la cabeza y vio lo siguiente:
cientos de pequeños puntos rojos y púrpuras cayendo
rápidamente en el Pozo de los Pecadores.

¡Era un diluvio de serpientes!

Al ver esto, Fu Yao se mordió la palma de la mano


para romper su piel, y luego agitó su mano para que una
serie de gotas de sangre salieran disparadas, las cuales se
transformaron en una cortina de fuego que se elevó hacia
607

arriba del pozo. La llamarada alcanzó cerca de treinta


metros de altura y se quedó estática allí, en medio del
aire, desintegrando toda serpiente que la tocaba,
convirtiéndolas en cenizas, disolviendo así aquel diluvio
de serpientes

Xie Lian aplaudió un par de veces.

—¡Bien! —dijo—. ¡Hazlo otra vez!

La cara de Fu Yao ya estaba pálida, por el esfuerzo.

—¿Cómo que otra vez? —preguntó—. ¿Sabe cuánta


energía ya he gastado? ¡Guoshi de Ban Yue! Estas
serpientes no te han atacado en ningún momento, ¿y así
dices que no te escuchan?

San Lang se echó a reír.

—¿Quizás es por tu mala suerte? —dijo—. Tampoco


nos atacaron a nosotros.

Fu Yao le dirigió una mirada severa con los ojos


entrecerrados.
608

—Se me olvidaba —espetó—. Puede que la Guoshi


de Ban Yue no sea quien esté detrás de esto. Después de
todo, ¿no hay aquí otro señor más poderoso?

—¡No es momento de que te pongas en contra de tu


propio equipo! —intervino Xie Lian rápidamente, no
pudiendo evitar tutear en vez de hablarle con respeto.

—¿Quién es de mi equipo? —preguntó Fu Yao en


tono cortante—. Taizi Dianxia, no finja que no sabe bien
la verdad. Estoy seguro de que ya es muy consciente de
quién está exactamente a su lado. ¿Cómo se atreve a
pararse junto a él?

—Porque... si me paro junto a él, las serpientes no se


acercarán a mí —dijo Xie Lian con honestidad—. ¡Oh,
tú también deberías acercarte!

—¡La verdad es que usted…! —empezó Fu Yao,


pero de repente, su rostro se ensombreció.

Sin embargo, no era sólo su cara la que se había


ensombrecido, la verdad era que todo el campo de visión
609

de Xie Lian se había oscurecido. La llamarada se había


extinguido.

Xie Lian escuchó a San Lang reír.

—¡Inútil! —dijo entre risas, antes de agarrarlo por


los hombros para acercarlo más a él.

Al instante siguiente, Xie Lian escuchó una lluvia


repentina de golpes interminables sobre ellos; era como
una tormenta eléctrica golpeando un paraguas. Ahora que
la barrera de defensa de fuego había desaparecido, el
diluvio de serpientes había continuado de una forma
disparatada.

Un paraguas abierto sobre él lo protegía de aquella


lluvia de serpientes, al mismo tiempo que un denso hedor
a sangre lo invadía. Xie Lian estaba a punto de empezar
a luchar, pero San Lang lo detuvo.

—No te muevas —dijo confiado, con suavidad y


gentileza, para luego añadir con ligera arrogancia—:
Ninguna de ellas se atreverá a acercarse.
610

A Xie Lian eso no era lo que lo preocupaba, pero


escuchar los rugidos enfurecidos de Fu Yao en el otro
extremo, sonando como si estuviera cubierto de
serpientes, sí que le preocupaba.

—¡San Lang! —llamó Xie Lian.

—No —respondió al instante.

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—¿Cómo sabes lo que te iba a pedir? —preguntó.

—No te preocupes tanto —dijo San Lang—, al fin y


al cabo, no puede morir.

Justo entonces, otro rugido provino de una parte


distinta del pozo.

—¡Fu Yao, enciende el fuego! —pidió Xie Lian, no


teniendo más remedio, ya que no podía vislumbrar nada
en la oscuridad.
611

—¡Entonces dígale a esa cosa que tiene al lado que


deje de suprimir mi poder espiritual! —respondió Fu
Yao, apretando los dientes.

Xie Lian sintió un temor invadiéndolo.

—No soy yo —dijo San Lang.

—¡Sé que no eres tú, pero eso es precisamente lo que


está mal! —exclamó Xie Lian—. Tanto Ban Yue como
Ke Mo están atados por una cuerda celestial; no pueden
usar sus poderes. ¡Mis poderes están agotados y tú no
estás suprimiendo a nadie, lo que significa que hay una
sexta persona en este pozo!

En ese momento, se escuchó a Ban Yue hablar.

—¿Quién está ahí? —dijo.

—Ban Yue, ¿qué pasa? —preguntó Xie Lian—.


¿Hay alguien a tu lado?

—Alguien… —empezó Ban Yue, pero no pudo


terminar de hablar; en un instante, su voz desapareció.
612

—¡Ban Yue! —llamó Xie Lian.

Fu Yao continuó luchando contra las serpientes,


cortas ráfagas de luz blanca estallando de vez en cuando
en la oscuridad.

—¡Tenga cuidado! —gritó—. ¡Puede que sea una de


sus artimañas para engañarlo!

—¡No me importa! —replicó Xie Lian—. ¡Voy a


salvarla primero!

Xie Lian estaba a punto de salir del refugio bajo el


paraguas para toparse con el diluvio de serpientes,
cuando de pronto escuchó la voz de San Lang junto a su
oído.

—Muy bien, comprendo —susurró.

Xie Lian sintió que la mano que agarraba sus


hombros se tensaba y en un instante se encontraron
avanzando rápidamente hacia adelante. Xie Lian se dio
cuenta con asombro de que el joven estaba avanzando y
613

atacando al mismo tiempo, pero tenía una mano en el


paraguas y la otra sobre él. En la oscuridad, destellos
plateados brillaron una vez más de un lado a otro,
sonando y tintineando; cuando de repente, el sonido
agudo indescriptible de dos espadas chocando resonó en
los oídos de todos.

—Oh… —musitó San Lang—. Realmente hay una


sexta persona. Interesante.

Xie Lian no tenía idea de cómo San Lang estaba


controlando su arma, o qué tipo de arma era, pero fuera
lo que fuera, ¡ciertamente se habrá encontrado cara a cara
con alguien! La otra parte se mantuvo en silencio y lo
único que Xie Lian pudo escuchar eran los sonidos de
metal contra metal, mientras la lucha se intensificaba. De
vez en cuando, había chispas en la oscuridad, pero
duraban tan poco que era difícil distinguir el rostro de la
otra persona.
614

—Ban Yue, ¿estás consciente? —preguntó en voz


alta, mientras escuchaba atentamente la batalla—.
¿Puedes responder?

No hubo respuesta.

—Tal vez quien está luchando ahora es ella —dijo


Fu Yao.

—¡No, definitivamente no es Ban Yue! —dijo Xie


Lian.

Si bien cuando San Lang peleó contra Ke Mo


también fue en la oscuridad, sus pasos y movimientos se
escuchaban ligeros, como si claramente estuviera
provocándolo y jugando con él. Ahora, esta pelea
también se estaba dando en la oscuridad, pero Xie Lian
podía escuchar y darse cuenta que San Lang se la estaba
tomando más en serio.

El oponente era extremadamente hábil en las artes


marciales y en el manejo de su armamento; Ban Yue era
pequeña y débil, sólo al ver sus brazos era obvio que no
615

eran su fuerte, por lo que era imposible que fuera ella la


que estaba luchando contra San Lang.

Pero, ¿quién era esta sexta persona? ¿Y cuándo


apareció?

Fu Yao pareció tener por fin tiempo para respirar, y


jadeó antes de hablar.

—No se deje engañar —dijo—. No puede haber una


sexta persona. Nadie más ha bajado desde que yo lo hice.

Xie Lian contuvo la respiración por un momento.

—¡A menos que esa persona haya estado escondida


en el fondo del pozo desde el principio y nunca haya
bajado no hay nadie más! —añadió Fu Yao.

—¡Tienes razón! —exclamó Xie Lian.

—¿Qué? —preguntó Fu Yao, desconcertado.

—¡Tiene toda la razón! —exclamó Xie Lian—.


Exactamente. El sexto hombre ha estado en el fondo del
pozo desde el principio, ¿no es así?
616

La pregunta iba dirigida hacia la sexta persona. Sin


embargo, el sonido de espadas y cuchillos continuó, y la
otra parte se mantuvo indiferente.

Xie Lian no tenía prisa.

—Desde el principio, fuiste de quien más sospeché


—explicó Xie Lian—. No he visto una Serpiente de Cola
de Escorpión ni siquiera al vivir en el Reino de Ban Yue
durante varios años. Pero justamente da la casualidad de
que ustedes al encontrar un lugar para resguardarse de la
tormenta de arena se toparon con esta rara criatura
venenosa. Por supuesto, como los comerciantes te
seguían ciegamente, podías llevarlos a donde quisieras.
Cuando te pedí que partieras con nosotros en busca de la
Hierba de Luna de los Vástagos, antes de partir, incluso
nos indicaste cómo llegar a la Ciudad Antigua de Ban
Yue, logrando que los comerciantes que no pudieran
contenerse fueran allí por su cuenta. Ese rostro enterrado
nos dijo que uno de nuestro grupo estuvo aquí hace unos
617

cincuenta o sesenta años… Esta afirmación podía ser


falsa, pero también podía ser verdadera.

Xie Lian respiró profundamente y después continuó.

—En el Pozo del Pecador, yo estaba claramente


dispuesto en ir primero, pero aun así saltaste para morir
sin sentido —dijo—. No… No fue sin sentido. Lo hiciste
para limpiar tu nombre delante de mí, ¿verdad?

Fu Yao suspiró.

—¿Se está refiriendo al guía? —preguntó—. ¿Acaso


no era un mortal?

—El guía era sólo un clon —respondió Xie Lian—.


Pero sé quién es en verdad, así que no hay necesidad de
que siga escondiéndose.

—¿Por qué no dice quién es directamente y listo? —


insistió Fu Yao.
618

—¡Porque es un Oficial Celestial! —exclamó Xie


Lian—. Es mejor que lo admita él mismo a que sea
expuesto por otros.

—Por favor, no bromee —dijo Fu Yao—. Esta


persona puede suprimir completamente mi energía aquí,
¿sabe qué clase de Dios puede hacer eso? A menos que
sea el territorio de un Dios Marcial Principal como…

Antes de que las palabras terminaran de salir de su


boca, Fu Yao se detuvo abruptamente.

—Exacto, lo que ha dicho —dijo Xie Lian—. A


menos que este sea el territorio del Dios Principal de
aquí.

El sonido de las espadas chocando se detuvo por un


momento antes de continuar.

—Le dije que ya sé quién es —dijo Xie Lian—.


¿Cree que estoy bromeando con usted, Pequeño General
Pei?
619

—¿Eh? —dijo Fu Yao, confundido—. ¿Pequeño


Pei? ¿El Pequeño General Pei?

—Es él —dijo Xie Lian—. ¿No me lo había


mencionado antes? Hizo una cosa antes de ascender…
¿Qué fue lo que hizo? No creo que lo haya olvidado.

¡Masacre!

¿Qué ciudad podría ser? ¡Nada más y nada menos


que la Ciudad Antigua de Ban Yue!

La Corte Celestial no pestañearía ante algo como


esto; todos necesitaban derramar algo de sangre si
querían lograr grandes cosas; pero destruir una ciudad no
era nada glorioso después de todo. Si la historia se
extendía demasiado, afectaría el número de nuevos
creyentes, por lo que, por supuesto, tendrían que haber
algunos encubrimientos después de la ascensión.

De esta manera, incluso si todos supieran que algo


así sucedió, probablemente no sabrían los detalles o no
les importaría conocerlos. Además, si no fuera por
620

rencores profundos, ¿quién tendría el tiempo o


motivación para dedicarse a desenterrar su pasado para
ofender a las personas que lo apoyaban?

—Esto era sólo una suposición —dijo Xie Lian—,


pero me acordé de ese día cuando entré en la Matriz de
Comunicación Espiritual y pregunté sobre "El Paso de
Media Vida". Ni un sólo oficial me respondió. Lo que fue
demasiado irrazonable. Como ya saben, todos los
Oficiales Celestiales suelen compartir información entre
ellos para poder evitar al Rey Fantasma. ¿Por qué serían
tan reservados con este asunto? —preguntó, enunciando
palabra por palabra—. Esta persona tiene un estatus muy
alto, y es claro que nadie se atrevería a ofenderla; pero la
razón más directa es otra… porque en ese momento, la
persona directamente relacionada con el Paso de Media
Vida, o el asesino, estaba en la misma Matriz de
Comunicación Espiritual con ellos, y él estaba
escuchando, observándolos… ¡Por supuesto que no se
iban a atrever a decir ni una palabra!
621

Cuando terminó de hablar, se hizo un silencio


sepulcral, y de repente, la luz de una llama se encendió,
iluminando a dos figuras.

Uno era un joven vestido de rojo, de pie y tranquilo,


con los brazos cruzados; el otro era un joven vestido de
plebeyo, arrodillado en el suelo con la espada al costado,
aparentemente sin fuerzas para empuñarla.

Este joven vestido de plebeyo estaba bañado en


sangre, pero su rostro era imperturbable. Era realmente
A-Zhao.

Las corrientes de serpientes en el suelo y la lluvia de


serpientes en el cielo se detuvieron. Era notorio que
quería aprovecharse del caos, pero ahora que su identidad
había sido expuesta, ya no había más necesidad de seguir
creando caos.

—General Pei —dijo Xie Lian—. Usted es el que


dejó salir a las serpientes para que mordieran a la gente,
¿verdad?
622

—Así es —admitió finalmente Pei Xiu—. ¡Fui yo!

—¿Por qué lo hizo? —inquirió Xie Lian—. ¿Cómo


aprendió esas técnicas malignas? ¿Y dónde es que encaja
usted en todo esto?

Pei Xiu guardó silencio. Y justo cuando Xie Lian


pensaba que no volvería a hablar, de repente una voz
habló desde arriba.

—¡Ahora, aunque no quieras decirlo, tienes la


obligación de confesarlo! —exclamó.

—¿Quién está allí arriba? —preguntó Xie Lian.

No hubo respuesta, pero sí una ráfaga de sonidos


extraños, silbidos, como el viento aullando.

Las ráfagas llegaron demasiado de golpe, de forma


agresiva y, antes de que Xie Lian lo supiera, ¡todo su
cuerpo se inclinó y comenzó a flotar!
623

¡Esas ráfagas de viento abruptamente entraron en el


Pozo de los Pecadores desde arriba, se extendieron hasta
el fondo y lanzaron a todos al aire!

Xie Lian inmediatamente agarró a San Lang, quien


era el más cercano a él.

—¡Ten cuidado! —gritó.

El joven también lo sujetó por la espalda. Luego


giraron en el aire, sus cuerpos elevándose rápidamente y
una vez que estuvieron fuera del pozo, se detuvieron y
pronto comenzaron a caer.

Xie Lian rápidamente tiró de Ruoye en medio del


caos.

—Está bien, está bien, ya todo terminó —persuadió,


intentando convencerlo—. ¡Date prisa, mi buen Ruoye,
ve y ayúdanos!

Después de un par de caricias, Ruoye finalmente


reaccionó y voló. Sin embargo, sin nada en el aire a lo
624

que pudiera agarrarse que no fuera el pozo gigante que


tenían debajo, Ruoye voló alrededor una vez y volvió a
retroceder. Sintiéndose impotente, Xie Lian sólo pudo
acomodarse para aterrizar mientras volaba. Si esto
hubiera sido como las veces anteriores, habría aterrizado
de cabeza en el suelo, pero esta vez, justo antes de llegar
al suelo, San Lang extendió la mano y le dio un tirón; y
así, logró aterrizar cómodamente sobre sus pies. Cuando
sus botas pisaron firmemente el suelo, Xie Lian todavía
se sentía un poco desconcertado.

Tan pronto como aterrizó en el suelo, se dio la vuelta


para mirar a su alrededor, y vio que todo el mundo había
sido arrastrado fuera.

—¿Qué es lo que pasa con ese viento? —preguntó Fu


Yao, quien estaba cargando solo a Ban Yue y Ke Mo.

En ese momento, apareció ante él, trastabillando, una


silueta vestida de negro.
625

—¡Nan Feng! —exclamó alegremente Xie Lian al


reconocerlo.

Era Nan Feng, de hecho, pero un Nan Feng todo


desaliñado. Como si hubiera sido arrojado a un corral
lleno de bestias para pasar la noche. Nan Feng estaba en
un estado lamentable.

—¿Qué le ha sucedido? —preguntó Xie Lian—. ¿Le


golpearon esas dos damas?

En ese momento, dos figuras aparecieron detrás de


Nan Feng y se acercaron. Una de ellas era la mujer
cultivadora vestida de blanco, que tenía un hossu al
costado de su brazo.

—¡Taizi Dianxia, he oído hablar tanto de usted! —


saludó alegremente a Xie Lian.

Para Xie Lian, no era algo muy placentero oír la


frase: "he oído hablar mucho de ti", pero, aunque no
podía terminar de entender el repentino cambio de
eventos, por educación tenía que corresponder el saludo.
626

—Saludos a usted, compañera cultivadora… —


saludó, sonriendo.

La mujer vestida de negro, por su parte, miró


fríamente a otro lado, sin prestarle mucha atención. Sin
embargo, cuando vio a San Lang a su lado, titubeó
ligeramente; daba la impresión de que estaba pensando
que aquella persona era muy sospechosa y se detuvo un
momento a mirarla.

Pei Xiu no se sorprendió al ver a la mujer cultivadora


vestida de blanco.

—Señora del Viento —susurró escuetamente.

Al oír estas cuatro palabras, Xie Lian se sobresaltó.

¿Señora del Viento? ¿Aquella Señora del Viento que


había dispersado cien mil méritos en la Matriz de
Comunicación?
627

Xie Lian no pudo evitar sentir una inexplicable


sensación de asombro ante la aparición de un Dios tan
importante.

—¿Por qué no me dijo que era la Señora del Viento?


—preguntó, volviéndose para darle un codazo a Nan
Feng—. Pensé que era algún tipo de demonio, incluso
sospeché que fueran los espíritus de la serpiente y el
escorpión. Eso ha sido realmente muy grosero.

La expresión de Nan Feng se oscureció.

—No sabía que era él… bueno, la… Señor… a del


Viento —dijo—. Nunca antes había visto al Señor del
Viento así. La Señora del Viento siempre ha sido… ¡Ay,
ya olvídelo!

Entonces, Xie Lian entendió; parecía ser que esta era


la apariencia falsa del Señor del Viento. Pero, ahora que
se daba el tiempo de pensarlo en detalle, desde un
principio no hubo nada extraño con su presencia. En un
momento, la escuchó decir algo como: "¿A dónde
628

huyeron ahora? ¿Tengo que encontrarlos y arrastrarlos


uno por uno para poder matarlos?", lo que le hizo pensar
que ella los estaba persiguiendo.

Sin embargo, podría que ni siquiera se estuviese


refiriendo a ellos mismos; podría haber estado
refiriéndose a los soldados de Ban Yue. Xie Lian pensó
que estaba sólo en esta investigación, así que,
naturalmente, pensó que aquellas cultivadoras eran
extrañas y malvadas.

La Señora del Viento se puso en cuclillas frente a Pei


Xiu.

—Pequeño Pei, esta vez se ha pasado de la raya —


dijo, sacudiendo un poco su hossu—. Irá arriba conmigo.

—Sí —susurró Pei Xiu, cabizbajo.

Xie Lian ya se había preparado para hacerse


responsable de todo este desastre hasta el final, pero,
¿quién podría haber adivinado que había una persona que
era aún más capaz que él?
629

—Señora del Viento, ¿eso es todo? —preguntó.

La Señora del Viento metió el hossu en el bolsillo


trasero de su túnica taoísta y le sonrió a Xie Lian.

—Taizi Dianxia, siento mucho lo de antes —dijo.

—¿Lo de antes? —preguntó Xie Lian.

—¿No se toparon con una tormenta de viento en el


desierto? —preguntó la Señora del Viento.

Xie Lian sólo al recordarlo todavía sentía la boca


llena de arena.

—Sí… —respondió.

—Yo la ocasioné —admitió la Señora del Viento.

—...

—Quería que se mantuviera alejado del Reino de


Ban Yue —explicó—, pero no esperaba que de todos
modos pudiera encontrarlo.
630

Cuanto más oía Xie Lian, más se confundía. ¿Qué


significaba esto?

—Taizi Dianxia, no se preocupe más por este asunto


—determinó la Señora del Viento.

Xie Lian sintió que algo no estaba bien. La primera


vez que preguntó por el Paso de Ban Yue en la Matriz de
Comunicación Espiritual, la Señora del Viento dispersó
de repente cien mil méritos en medio del incómodo
silencio, atrayendo la atención de los demás.

Más tarde, la Señora del Viento les dificultó llegar al


Reino de Ban Yue, y ahora, le pidió básicamente que
dejara este asunto en paz… ¿Podría ser que estuviera
intentando proteger al Pequeño Pei? Si ese fuera el caso
y este asunto no salía a la luz, temía que de un sólo
movimiento de hossu y con un par de palabras, este caso
se convertiría en uno en el que el Pequeño Pei no sería el
culpable y otros terminarían siendo quienes cargaran con
la culpa.
631

Xie Lian, con calma, se paró frente a Ban Yue.

—Pero, ya estoy involucrado en este asunto —dijo,


sonriendo.

La Señora del Viento le devolvió la sonrisa.

—Taizi Dianxia, puede estar tranquilo —dijo—. La


Guoshi Principal de Ban Yue, puede llevarla con usted.

Oír esto estuvo por encima de las expectativas de Xie


Lian.

—Mientras usted se encontraba luchando aquí, por


mi parte, no me encontraba de brazos cruzados —añadió
la Señora del Viento—. Estuve recorriendo la ciudad para
recopilar información y he descubierto el secreto que el
Pequeño Pei se negó a contar, pero solamente puedo
responder una o dos preguntas al respecto. Este asunto
comenzó cuando la Guoshi Principal de Ban Yue abrió
las puertas de la ciudad y dejó entrar a las tropas
enemigas para masacrar la ciudad. ¿Sabe por qué abrió
las puertas de la ciudad?
632

Xie Lian la miró fijamente.

—¡Me gustaría saberlo! —exclamó.

—En aquella época, los dos países estaban en guerra,


y sólo era cuestión de tiempo para que el Reino de Ban
Yue fuera derrotado —dijo la Señora del Viento—. Sin
embargo, los ciudadanos de Ban Yue odiaban tanto a
Yong'An que aún se resistían y no aceptaban su destino.
En la noche anterior al ataque final, muchos líderes de los
diferentes clanes se unieron para hacer un pacto secreto.
Todos los hombres, mujeres y niños de Ban Yue ya
estaban preparados.

»¿Cuáles eran aquellos preparativos? Escondieron


todos los maleficios, explosivos, agua envenenada y
armas en una ciudad cercana, con la intención de que, si
la ciudad era derrotada, todos ellos huirían
inmediatamente en todas las direcciones y entrarían con
eso al Reino de Yong'An. Se mezclarían con la multitud
de gente para causar disturbios. Aunque ellos mismos
633

murieran en el proceso, arrastrarían a más enemigos a la


muerte.

Xie Lian abrió ligeramente los ojos, sorprendido.

—Cuando la Guoshi de Ban Yue se enteró de este


incidente, trató de persuadirlos —continuó la Señora del
Viento—, pero sus esfuerzos fueron ineficaces, y no tuvo
más remedio que acercarse al líder enemigo, con la
esperanza de utilizar su poder para someter a aquellos
dementes. A cambio, ella abriría las puertas de la ciudad,
pero también le pidió al líder enemigo que no matara ni
hiriera a la gente de la ciudad.

»El líder enemigo prometió hacerlo. Sin embargo, al


día siguiente, cuando la Guoshi de Ban Yue abrió las
puertas de la ciudad como lo había prometido… ¡Este
líder condujo al enemigo a la ciudad con su espada,
masacrando a la ciudad entera en un río de sangre!

Al final, ahora todo tenía sentido.


634

—Estos soldados muertos son la prueba contundente


de la sangre que manchó sus manos cuando era sólo un
ser humano —dijo la Señora del Viento mirando a Pei
Xiu—. Quizás, algún día se podrían convertir en un
obstáculo cuando subiera de rango a Oficial Celestial. Lo
más conveniente era, por supuesto, hacerlos desaparecer.

»Pero no era algo que se pudiera hacer tan


fácilmente. En la Corte Celestial Superior hay
innumerables pares de ojos que vigilan todo
constantemente; si uno hacía demasiado ruido, levantaría
sospechas. Por lo tanto, hasta que los soldados se
dispersaran y callaran para siempre, sólo pudo
conformarse con la segunda mejor opción.

»Sabía bien que necesitaban desahogar sus penas de


algún modo, así que usó este clon para atraer a los vivos
para que los mordieran, desgarraran sus carnes y
derramaran su sangre; permitiéndoles causar problemas
sólo en este territorio y no fuera de él. ¿Estoy en lo
correcto?
635

—La Señora del Viento ha tenido sus sospechas


desde hace tiempo, y ya las ha podido comprobar —
respondió Pei Xiu con voz débil—. ¡Así que, ¿para qué
preguntar de nuevo?!

La Señora del Viento se enfureció ante esta actitud.

—¡Tú… tú, tú eres realmente tan duro de corazón


como el General que pretendías ser! —exclamó
exasperada, perdiendo respeto y tuteándolo—. ¡¿Acaso
no te sientes culpable en absoluto por haberle mentido así
a la gente?! ¡Ay! Ya ha sido suficiente… —dijo, para
luego volverse hacia Xie Lian nuevamente—. He estado
observando la situación este último medio mes y noté que
la Guoshi de Ban Yue dibujó la matriz para atrapar a los
soldados de Ban Yue dentro del pozo, además de liberar
a todos los mortales capturados. Ella no lastimó a nadie
e incluso estuvo salvando a las personas que pudo. Los
únicos que voy a llevar conmigo son al Pequeño General
Pei y a Ke Mo.
636

Resultaba ser que no había necesidad alguna de


ocuparse de que no se culpara a alguien injustamente. Al
comprenderlo, Xie Lian finalmente se tranquilizó.

—¡Qué alivio! —dijo—. Realmente estaba


demasiado preocupado.

—¡Es normal que estuviera tan preocupado, después


de todo, la atmósfera en la Corte Celestial es realmente
mala! —exclamó la Señora del Viento.

La mujer vestida de negro, sin embargo, como si no


pudiera soportar quedarse ahí ni un minuto más,
intervino.

—¿Ya terminaste? —preguntó—. Si has terminado,


entonces ya vámonos.

—¡Oye! —exclamó la Señora del Viento—. ¿Cuál es


la prisa? ¡Cuánto más me apresures, más hablaré!

La mujer vestida de negro se dio la vuelta y la Señora


del Viento sacó un abanico plegable de su cintura.
637

—Taizi Dianxia —dijo—, si no hay nada más que


aclarar, ¿nos vemos en la Corte Celestial?

Xie Lian asintió y la Señora del Viento abrió su


abanico. En el abanico, estaba escrita la palabra viento
"Feng" en cursiva, junto a tres líneas también inclinadas,
que representaban el viento en la parte posterior. Este
debía ser el dispositivo espiritual de la Señora del
Viento.

Abanicó tres veces hacia adelante y tres veces hacia


atrás y, de repente, desde el terreno plano, una ráfaga de
viento sopló de la nada. El viento sopló arena y piedras
en el proceso y Xie Lian cubrió su rostro con una de sus
mangas. Cuando el viento dejó de soplar, sólo San Lang
quedó a su lado. Las dos mujeres, Ke Mo y Pei Xiu
habían desaparecido.

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Xie Lian,


bajando la manga de su rostro, aún un poco
desconcertado con todo lo acontecido.
638

San Lang se giró distraídamente y se puso delante


suyo.

—Algo bastante bueno, la verdad —respondió.

Xie Lian lo miró, preguntándose por qué San Lang


había aparecido de repente delante de él.

—La Señora del Viento te está ayudando al decirte


que te mantengas al margen —agregó San Lang.

Nan Feng también dio unos pasos para acercarse.

—Eso es correcto —dijo—. Ya ha profundizado


demasiado en este asunto. Lo único que queda por hacer
es presentar una queja al Emperador Marcial Celestial.
No se involucre más. Esta vez, ha ofendido por completo
al General Pei.

Xie Lian sonrió.

—¿No es algo habitual que ofenda a otros Oficiales


Celestiales? —preguntó.

Nan Feng frunció el ceño, preocupado.


639

—No se lo tome como una broma —dijo—. Aparte


del Palacio Marcial Divino, el Dios de las Artes
Marciales más poderoso es el del Palacio Ming Guang.
El General Pei tiene una alta estima hacia el Pequeño Pei,
y ha estado intentando que se eche a Quan Yi Zhen de su
puesto, así que seguro luego vendrá por usted, a causarle
problemas.

—¿Quan Yi Zhen es el Dios Marcial Occidental que


mencionaste? —preguntó Xie Lian.

—Así es —afirmó Nan Feng—. Quan Yi Zhen


también es un nuevo Oficial Celestial. Ascendió al
mismo tiempo que Pei Su. Es joven y un poco… —
parecía querer señalar con un lado de la cabeza y hacer
un gesto de locura, pero se contuvo y continuó—: Es muy
poderoso. El General Pei quería que Pei Xiu tuviese
todos los devotos del oeste y ha estado haciendo un buen
trabajo por sí mismo, especialmente en los últimos años.
Ahora, como este escándalo saldrá a la luz, el panorama
no es bueno para Pei Xiu. Incluso puede que sea
640

desterrado. Si lo destierran, usted también tendrá mala


suerte.

Sin embargo, San Lang no se dejó impresionar con


lo que escuchó.

—No te preocupes —dijo—. Ese sujeto es muy


orgulloso. No hará nada turbio.

Xie Lian se frotó un punto entre las cejas.

—¿Qué pasa con la Señora del Viento? —


preguntó—. ¡La Señora del Viento dijo que no me
preocupara más por este asunto, lo que significa que ella
estará a cargo de la queja! ¿No significa eso que ella será
la que ofenderá al General Pei? Creo que será mejor que
yo lo enfrente, de todas formas, no tengo miedo de
ofender a otro oficial.

—No debería preocuparse por la Señora del Viento


—dijo Nan Feng—. El General Pei puede lastimarlo a
usted, pero a ella no la tocará. Puede que sea más joven,
pero está mucho mejor posicionada.
641

—...

Xie Lian guardó silencio, pero no porque eso lo


sorprendiera.

«—¿Habrá alguien en el cielo peor posicionado que


yo?» —pensó—. «No lo creo.»

San Lang se rio.

—La Señora del Viento tiene un buen respaldo, así


que puede apañárselas —dijo.

De hecho, no era algo necesariamente bueno que


alguien te respaldara. En el pasado, el Príncipe de XianLe
contó con el apoyo del mismísimo Emperador Marcial
Celestial, quien gobernó los Tres Reinos durante miles
de años. Y de igual modo, fracasó.

—¿Te refieres a la mujer de negro que estaba a su


lado? —preguntó Xie Lian—. Creo que ella también es
una persona poderosa.
642

La Señora del Viento podía comenzar un tornado de


la nada, así que obviamente era poderosa, pero la dama
de negro parecía ser más fuerte. Xie Lian recordó la
forma en la que miró a San Lang, como si hubiera
descubierto algo, y se sintió bastante preocupado.

—No —respondió San Lang—, pero seguro que ella


también era una de las cinco maestras elementales:
Viento, Agua, Lluvia, Tierra, Trueno. Probablemente lo
mejor sea tampoco ofenderla.

Xie Lian recogió su sombrero de bambú caído,


sacudió el polvo y respiró aliviado al ver que no estaba
aplanado. Se lo ató al cuello y miró a Nan Feng.

—¿Estuvo peleando con las dos damas todo este


tiempo? —preguntó.

—Sí —respondió Nan Feng, sombrío—. Luchamos


todo el camino.

Xie Lian le dio unas palmaditas en los hombros.


643

—Gracias por su arduo trabajo —dijo.

De repente, recordó que aún quedaba trabajo por


hacer y se dio la vuelta.

—¿Dónde está Fu Yao? —preguntó.

—No lo he visto —respondió Nan Feng—. Quizá no


quiso meterse en todo este caos, así que escapó de nuevo.
¿Se ha podido desintoxicar del veneno?

Aquella pregunta despertó a Xie Lian de su


ensimismamiento.

—Yo sí, lo he resuelto, los demás aún no —dijo—.


Démonos prisa y volvamos a salvar a los demás primero.

—El cielo recién está aclarándose —dijo San Lang—


. No hay prisa.

No había tal cosa como no tener prisa cuando se


trataba de salvar vidas. Xie Lian tomó un frasco y metió
en él a Ban Yue. Luego, se apresuró y empezó a correr
como un loco.
644

Cuando llegaron nuevamente al palacio, tomaron la


Hierba de Luna de los Vástagos y volvieron al mismo
lugar para ayudar a los heridos. Esperaron un rato hasta
que Tian Sheng y el grupo, que habían ido a la ciudad de
Ban Yue, regresaran.

Xie Lian escoltó a la caravana fuera del desierto de


Gobi y terminó esta travesía. Antes de que pudiera
despedirse, Tian Sheng se separó del grupo y se acercó a
él.

—Daozhang —susurró misteriosamente—, déjeme


que le haga una pregunta.

—Puedes preguntar —dijo Xie Lian.

—Usted es un Dios, ¿verdad? —preguntó.

—...

Xie Lian estaba asombrado, pero también un poco


conmovido.
645

En el pasado, hubo un tiempo en el que gritaba y


anunciaba al mundo: "¡Soy un Dios! ¡Soy Taizi
Dianxia!", y nadie le creía.

Esta vez, ni siquiera tuvo que decir nada y alguien le


preguntó si era un Dios, lo que lo sorprendió
profundamente.

—¡Le vi usar hechizos! —agregó Tian Sheng


rápidamente—. No se preocupe, no se lo diré a los demás.

«—Todos los “no se lo diré a nadie” del mundo son


mentira» —pensó Xie Lian para sí mismo.

—Si no fuera por usted, esos feos soldados


demoníacos me habrían arrojado a ese pozo —continuó
Tian Sheng—. ¡Cuando llegue a casa, construiré un
templo muy grande… muy grande para usted y sólo lo
adoraré a usted!

Xie Lian lo observó acariciar su pecho y hacer gestos


con las manos, mientras decía "muy grande, muy
grande", y no pudo evitar soltar una carcajada.
646

—Entonces, muchas gracias —dijo sonriendo.

Al haber sido molestado por tanta gente, no tuvo más


remedio que darle el nombre de "Dios de la Chatarra"
cuando se lo pidió. San Lang rio suavemente a su lado.
Por alguna razón, Xie Lian supo que no se estaba riendo
de la ignorancia de Tian Sheng.

Aunque los niños no tenían idea de cuánto trabajo


conllevaba construir un templo, recibir tal promesa, se
cumpliese o no, era una verdadera razón para alegrarse.
Xie Lian se despidió y caminó en la dirección opuesta.

De vuelta en el Santuario Puqi…


647

Xie Lian se tumbó en la estera de bambú como si se


hubiera transformado en un cadáver. San Lang se sentó a
su lado, con la mano apoyada en la barbilla, mirándolo.

Xie Lian suspiró.

—¿Cuántos días hemos estado fuera? —preguntó.

—Tres o cuatro días —respondió San Lang.

Xie Lian volvió a suspirar.

—Sólo tres o cuatro días —dijo—. ¿Por qué estoy tan


cansado?

Desde que ascendió, había estado trabajando como


un perro. La ascensión no era tan buena como recoger
chatarra. ¡Eso era absolutamente falso!

Después de volver a suspirar, Xie Lian levantó la


cabeza.

—Eh, Nan Feng, ¿por qué no vuelve ya? —


preguntó—. Ha estado fuera tres o cuatro días, ¿no le
estará buscando Feng Xin?
648

Nan Feng se encontraba limpiando el hechizo de


acortamiento de distancia que había dibujado.

—Él no se encuentra en el palacio ahora, así que no


me necesita —respondió.

Xie Lian se levantó.

—Bien, es bueno que te quedes —dijo.

—¿Por qué? —preguntó—. ¿Qué va a hacer?

—Le voy a preparar una comida como regalo de


agradecimiento —dijo Xie Lian alegremente.

La cara de Nan Feng cambió drásticamente cuando


escuchó esto. Sin esperar, juntó los dos dedos y se los
puso en la sien, como si hubiera recibido un mensaje de
alguien a través de la Matriz de Comunicación.

—Hay una emergencia en el palacio —dijo


poniéndose de pie—. Nos vemos después.

Xie Lian levantó su mano y la agitó.


649

—¿Qué? ¡Nan Feng, no se vaya! —exclamó—.


¿Cómo puede haber una emergencia tan de repente?
Realmente quiero agradecerle por todo...

—¡Realmente hay una emergencia! —rugió Nan


Feng, para luego salir corriendo por la puerta.

Xie Lian se volvió a sentar en la estera y miró a San


Lang.

—Parece que no tiene hambre —dijo.

San Lang no tuvo tiempo siquiera de contestar


cuando se oyó un fuerte "BANG". Era Nan Feng, quien
había vuelto corriendo para abalanzarse sobre la puerta.

—Ustedes dos… —empezó.

Xie Lian y San Lang estaban sentados juntos en el


tapete y ambos levantaron la cabeza para mirarlo.

—¿Nosotros dos qué? —preguntaron.

Nan Feng señaló a San Lang y luego señaló a Xie


Lian, las palabras atoradas en su garganta, para luego
650

morderse la lengua durante medio segundo, incapaz de


hablar.

—¡Regresaré después! —exclamó después.

—¡Claro! —contestó Xie Lian—. ¡Siempre será


bienvenido!

Nan Feng miró a San Lang por última vez antes de


irse nuevamente, cerrando la puerta tras de sí. Xie Lian
se cruzó de brazos e inclinó la cabeza tal cual como hacía
San Lang.

—Parece que realmente ha habido una emergencia


—dijo.

Luego miró al joven que tenía a su lado y le sonrió.

—Él no tiene hambre, ¿qué hay de ti? —preguntó


sonriendo.

San Lang le devolvió la sonrisa con alegría.

—Tengo hambre —contestó.


651

Xie Lian se levantó de nuevo y se dio la vuelta para


limpiar la mesa del altar.

—Está bien, entonces —dijo—. ¿Qué quieres comer,


Hua Cheng?

Detrás de él, hubo un momento de silencio, seguido


de una risa por lo bajo.

—Todavía prefiero que me sigas llamando San Lang


—respondió.
652

Capítulo 8

◇Una conversación nocturna en el


Santuario Puqi sobre un encuentro
y una despedida◇

—Xueyu Tanhua —dijo Xie Lian.

—Taizi Dianxia —respondió San Lang.

Xie Lian finalmente se dio la vuelta con una sonrisa.

—Es la primera vez que te oigo llamarme de esa


manera —dijo.

El joven de rojo estaba sentado en la estera,


apoyando una pierna encima de la otra.

—¿Cómo se siente? —preguntó.

Xie Lian pensó por un momento.


653

—Se siente… —musitó—, un poco distinto a cuando


otros me llaman así.

—¿Cuál es la diferencia? —preguntó Hua Cheng.

Xie Lian ladeó la cabeza y entrecerró ligeramente los


ojos.

—Realmente no sabría decirlo, me parece que… —


susurró—. Suena de una forma muy respetuosa.

Cuando otros lo llamaban "Taizi Dianxia", lo


llamaban de manera formal, como Ling Wen. Había otras
personas también, que lo llamaban "Dianxia", como si se
tratase de una especie de apodo burlón; como llamar
preciosidad a una persona fea, con un poco de sarcasmo
intencionado. Pero cuando Hua Cheng lo llamaba "Taizi
Dianxia", estas dos palabras parecían ser muy preciosas
y llenas de sinceridad, como si realmente lo considerara
un miembro noble de la realeza y fuese digno de su
reverencia. Por eso, Xie Lian sentía que no debía
tomárselo a la ligera.
654

—Esa noche, en el Monte Yu Jun, el novio que me


secuestró fuiste tú, ¿verdad? —preguntó Xie Lian.

La sonrisa de Hua Cheng se profundizó de una


manera significativa y Xie Lian se dio cuenta de que lo
que había dicho podía ser fácilmente malinterpretado,
por lo cual rápidamente se corrigió.

—Quiero decir —dijo en un tono serio—, el que se


disfrazó de novio y me llevó lejos fuiste tú, ¿verdad?

—No estaba disfrazado —respondió Hua Cheng.

Era verdad. El joven en aquel momento nunca dijo


que era el novio o algo por el estilo; de hecho, no dijo
palabra alguna. Lo único que hizo fue detenerse en frente
del palanquín matrimonial y extender su mano. ¡Fue Xie
Lian quien, confundido, le dio la mano y lo acompañó
por voluntad propia!

—Está bien —dijo Xie Lian—. Entonces, ¿por qué


apareciste en ese momento?
655

—Esa pregunta sólo tiene dos posibles respuestas —


dijo Hua Cheng—. La primera, es que vine
especialmente por usted, Taizi Dianxia; y la segunda, que
justo estaba pasando por allí y tenía tiempo libre. ¿Cuál
piensa que es la más creíble?

Xie Lian contó la cantidad de días que Hua Cheng


había pasado a su lado y razonó.

—No me atrevo a decir cuál es más creíble… —


dijo—. Pero pareciera que tienes mucho tiempo libre.

Xie Lian apoyó su barbilla en su mano derecha y


apoyó su codo derecho en su mano izquierda, luego
examinó con la mirada a Hua Cheng de un lado a otro;
finalmente, asintió.

—Eres bastante diferente a lo que dicen los rumores


—dijo.

Hua Cheng cambió su posición en la cual estaba


sentado y apoyó con una mano su mejilla, sin dejar de
mirarlo.
656

—¿Oh? —musitó—. ¿Y cómo es que Dianxia


descubrió quién era yo?

Las imágenes de ese paraguas goteando sangre, el


suave tintineo de sus cadenas de plata y esos fríos
brazaletes plateados llenaron la mente de Xie Lian.

—Por mucho que te lo propusieras, nunca se te


escapaba nada, y siempre eras "perfecto" —dijo—.
Vestías siempre todo de rojo como el arce y la sangre.
Parecías ser omnisciente, omnipotente e intrépido. Con
tal aura, no podía pensar en nadie más que en el famoso
"Xueyu Tanhua", que ha hecho temblar de miedo a todos
los inmortales y Dioses de los Cielos. No parecía haber
ningún otro candidato. Es más, creo que no tuviste
ninguna intención de ocultarlo.

Hua Cheng se rio.

—En ese caso, ¿puedo tomarme lo que ha dicho


como un cumplido? —dijo después.
657

—¿Acaso no escuchaste lo que dije? ¿No es lo que


era? —respondió Xie Lian.

Hua Cheng arqueó las cejas. Parecía muy halagado.

—Después de tanto hablar, ¿por qué Taizi Dianxia


no me ha preguntado cuál fue el propósito de acercarme
a usted? —preguntó sonriendo.

—Pues, si no quieres hablar de ello, no me lo dirás,


aunque te pregunte, o, incluso si me lo dices, no me dirás
la verdad… —contestó Xie Lian—. Así que, ¿para qué
preguntar?

—Eso no es necesariamente así —dijo Hua Cheng—


. Además, si no te respondo, o si crees que te estoy
engañando, siempre puedes echarme.

—Eres tan poderoso —replicó Xie Lian—, que si te


echara ahora, si de verdad tuvieras la intención de querer
hacer algo malo, ¿acaso no volverías con una piel nueva?
658

Los dos se miraron y sonrieron. Justo entonces, un


pequeño ruido rompió el silencio temporal en el
santuario. Ambos miraron hacia al lugar de donde
provino el sonido y no había nadie, sólo una pequeña olla
de arcilla negra, rodando por el suelo.

Antes de regresar, Xie Lian colocó a Ban Yue en esa


olla de arcilla negra para evitar que la salida de su tierra
natal fuera abrupta y así, pudiera adaptarse a otras tierras.
¡Sí, así es, los fantasmas y los demonios también podían
ser incapaces de adaptarse a ciertas tierras!

Justo hace un momento, cayó por su propio impulso


y se quiso dirigir hacia la salida, pero fue detenida por la
puerta de madera que había hecho Hua Cheng y se golpeó
contra la puerta una y otra vez. A Xie Lian le preocupaba
que el recipiente que la contenía pudiera romperse, así
que abrió la puerta y la pequeña olla de barro rodó afuera,
hacia el campo de hierba.
659

Xie Lian la siguió y vio que una vez que la olla de


barro llegó al campo de hierba, se inclinó hacia arriba.
Incluso si era sólo una olla, daba la impresión de que
estaba observando el cielo nocturno. Hua Cheng también
salió del santuario y Xie Lian se acercó a la pequeña olla
de barro.

Ban Yue emitió un sonido sordo desde el frasco.

—General Hua, ¿han detenido al General Pei? —


preguntó.

Hua Cheng se puso de pie al lado de ellos y se recostó


contra un árbol.

—¿Qué le sucederá a él? —preguntó Ban Yue.

—No lo sé —respondió Xie Lian, levantando sus


mangas con ambas manos, para luego cruzar sus
brazos—. Sin embargo, si uno hace algo incorrecto, debe
ser castigado.
660

Después de un breve momento de silencio, la olla se


sacudió dos veces. Xie Lian finalmente entendió lo que
estaba haciendo: asentía, expresando su acuerdo.

—Creo que oí a alguien decir que me mintió… —


dijo Ban Yue con tristeza—. Pero en realidad, yo no sentí
que me mintiera. Cuando abrí las puertas, estaba
preparada para que el General Pei no cumpliera su
promesa.

—Ah… —musitó Xie Lian, para luego dejar escapar


un suspiro. Sabía que Ban Yue necesitaba hablar ahora,
así que se sentó a su lado.

—Y aunque el General Pei no haya cumplido su


palabra… —murmuró Ban Yue desde el frasco—, de
todas formas, él no es tan malo como parece.

—¿Es así…? —preguntó Xie Lian.

—Um… —afirmó Ban Yue, y luego continuó—:


General Hua, yo vi cuando tu cuerpo fue arrastrado por
las aguas, ¿no lo recuerdas? Como quería enterrarte, te
661

busqué por el río y terminé encontrando el Reino de


Yong'An, situado en las Llanuras Centrales.

—Eso está a más de diez mil millas del campo de


batalla… —comentó Xie Lian asombrado y luego,
suspiró—. No era necesario que hicieras tanto esfuerzo,
¿no te parece?

—Eso era imposible, yo debía enterrarte —dijo Ban


Yue, en un tono serio—. Cuando no tuve más opción que
ir a las Llanuras Centrales, anduve vagando por las calles.
Como no conocía a nadie, estuve por bastante tiempo
muy hambrienta y cansada. Al final, fue el Pequeño
General Pei y su familia quienes me dieron comida. ¡Esa
comida estaba deliciosa! Ni siquiera vomité después de
comerla.

—...

Xie Lian no pudo decir ni una palabra al respecto.

—Me comí un montón de la comida de su familia de


una sola sentada —continuó Ban Yue—, me sentí un
662

poco avergonzada y les dije: "¡Ya se los devolveré más


adelante!" El Pequeño General Pei no paraba de reírse,
parecía creer que yo era divertida, y me respondió: "No
hace falta que devuelvas la comida, vuelve cuando
vuelvas a tener hambre". El Pequeño General Pei sólo
tenía en ese entonces quince o dieciséis años, y le
encantaba reírse.

Al pensar en aquel rostro imperturbable del Pequeño


General Pei, Xie Lian se sorprendió.

—Me es difícil imaginarlo… —dijo Xie Lian—. ¿Es


por eso que fuiste a su encuentro la noche anterior al
ataque?

No se trataba de una situación de desespero, sino en


la confianza que había entre ambos jóvenes.

El frasco se agitó dos veces más.

—Sí —respondió Ban Yue—, pero cuando ahorré


suficiente dinero para pagarles el favor, había un candado
en la puerta principal de su casa, y todo estaba totalmente
663

desolado. Cuando pregunté a los vecinos, resultó ser que


su familia había sido castigada por un delito. El Pequeño
General Pei fue condenado a servir como soldado en el
ejército, y los demás, porque eran demasiado viejos,
niños y mujeres, fueron sentenciados al exilio.

»Busqué por todas partes y al final encontré una calle


en la que el General Pei parecía estar esperando a alguien,
vestido con su nueva ropa de soldado. No me atreví a
acercarme a él, pero poco después un grupo de gente
harapienta, que llevaba bolsas de ropa en la espalda, sí se
atrevió... Ellos estaban siendo escoltados, y varias de
estas personas gritaron al verlo. Él corrió hacia ellos…
Resultaron ser sus padres, hermanos y hermanas
menores.

»El Pequeño General Pei lo primero que hizo fue


sacar un sobre con dinero que le dieron al ser ahora un
soldado, y luego se lo entregó a su padre.
664

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo, en un reclamo,


su padre—. ¿Acaso el ejército puede dejarte salir así de
casualmente? ¿Cómo es que pudiste conseguir tanto
dinero? ¡Mejor date la vuelta y vuelve!

—¿Por qué le regañas? —intervino su madre, para


luego reprender al padre—. Nuestro hijo se irá a la
frontera. A partir de ahora, estaremos muy alejados, y no
sabemos si nos volveremos a ver… ¿Qué razón habría
para regañarle ahora?

Su padre, al final, pareció estar de acuerdo con ella y


soltó un profundo suspiro.

—Xiu-Er34 —dijo—, cuando vayas a la frontera en


el futuro, deberás tener mucho cuidado.

Esta escena pareció causar una profunda impresión


en Ban Yue, hasta el punto que, después de tantos años,
todavía podía repetir palabra por palabra, como si esto

34
Diminutivo que se agrega a los nombres para expresar cariño.
665

hubiera sucedido ayer, como si la tuviera delante de los


ojos.

—El Pequeño General Pei le preguntó qué quería


decir con eso —continuó Ban Yue—, y si era cierto que
alguien había perjudicado deliberadamente a su familia.
Su padre, aunque no quería decírselo, finalmente lo
confesó.

»Resultaba ser que, en el último mes del año lunar,


el Pequeño General Pei se inscribió para participar en una
competición de artes marciales organizada por el palacio,
y se enfrentó con varios oponentes en un combate de
espadas. En ese momento, demostró sus habilidades con
la espada de una manera muy notable, y todos lo
elogiaron. No obstante, en esa misma competición estaba
participando el hijo de un General, que también era
espadachín, así que, si el Pequeño General Pei seguía
compitiendo, seguro se toparía con él en algún momento,
por lo que…
666

Xie Lian pareció comprender.

—Por lo que, para evitar un enfrentamiento entre


ambos, ¿lo descalificaron ilegítimamente de la
competición de artes marciales haciendo que fuera
reclutado para el ejército? —preguntó—. ¿Sólo esa fue la
razón por la que toda su familia fue castigada?

Resultaba ser que la desgracia de su familia no se


debía a otra cosa, sino a que había utilizado demasiado
bien su espada y se había interpuesto en el camino de los
demás.

—El padre del Pequeño General Pei le dijo que


tuviera cuidado en el ejército, que no armara ningún
escándalo y que tampoco se hiciera odiar, que no le
pillaran con las manos en la masa, que la gente lo podría
seguir vigilando de cerca —explicó Ban Yue—. Antes de
siquiera terminar de despedirse, quienes los escoltaban se
los llevaron. Todos los hermanos del Pequeño General
Pei, que aún eran niños, tiraron de él para abrazarlo. Su
667

madre le dijo que tomara el dinero, devolviéndoselo, pero


él respondió que, si no tenía otra opción más que estar en
el ejército, era mejor darles ese dinero. Luego el General
Pei se quedó quieto viéndolos marchar y… lloró.

El frasco comenzó a temblar, parecía estar realmente


muy triste.

—Nunca había visto a una persona llorar con tanta


tristeza… —susurró.

»Lo volví a encontrar un tiempo después, cuando


estaba en el Paso de Ban Yue. Ese día fue a cazar y se
cruzó con una de mis serpientes, que lo mordió. Así fue
como descubrí que estaba aquí explorando.

»Lo curé del envenenamiento y al rato se despertó.


De hecho, ahora que lo pienso, no parecía haberme
reconocido en aquel momento, y nuestro trato fue
diferente. Antes él sonreía cuando hablaba, pero dejó de
sonreír y de hablar.
668

»Un día, el Pequeño General Pei me preguntó cómo


podía hacer obedecer a las serpientes. En aquella época,
se esforzaba mucho en todo, creo que era porque quería
ganar la guerra cuanto antes para poder salvar a sus
padres y hermanos. Si yo no le hubiera dicho cómo,
definitivamente habría intentado atrapar serpientes para
investigar y explorar por sus propios medios. Tarde o
temprano, habría muerto mordido, así que le enseñé a
manipular un pequeño número de Serpientes de Cola de
Escorpión.

—Ya veo —dijo Xie Lian—. Entonces así es como


aprendió tus hechizos.

El frasco pareció asentir nuevamente.

—Sí, yo le enseñé —dijo—. La noche antes del


asedio, le pedí que intentara no herir a los ciudadanos de
Ban Yue, aun sabiendo que en realidad su espada no tenía
ojos. En el campo de batalla, si no matas a las personas,
ellas te matarán a ti. ¿Cómo podrían tolerar a algún
669

soldado que tenga piedad? ¡Que sea misericordioso!


Ahora que lo pienso… No debería haberle pedido eso,
podrían haberlo acusado de traición.

Ban Yue sonaba muy sincera.

—Abrí las puertas de la ciudad por mi propia


elección —continuó—. Dadas las circunstancias, el
Pequeño General Pei sólo actuó como mejor le convenía.
Y creo que probablemente él tampoco esperaba que yo
muriera... Porque, en el poste del Pozo de los Pecadores,
aún puedo recordar la expresión de su rostro cuanto se
dio cuenta de que era yo la que estaba colgada. Creo que
se veía… asustado.

Ban Yue no trataba de justificar la situación o liberar


culpas al respecto, su único lamento era que su muerte lo
había asustado.

Xie Lian no supo qué decirle, pero de repente su


corazón se ablandó un poco.
670

—No sé si al final consiguió rescatar a su familia —


pronunció Ban Yue entrecortadamente.

—No —dijo Hua Cheng.

Xie Lian y el frasco miraron de reojo hacia un lado.


Hua Cheng estaba parado a un lado de ellos, no muy
lejos.

—Cuando Pei Xiu ascendió, ya habían pasado varios


años desde la muerte de sus familiares en el exilio —
continuó—. También se le informó de ello sólo un poco
después de la masacre en la ciudad.

Incumplió su promesa y se manchó las manos de


sangre, pero al final, ni siquiera consiguió salvar a las
personas que quería salvar.

¡¿Qué clase de vida era esta?!

Xie Lian suspiró. En ese momento, el frasco se


volvió a agitar.

—Lo siento, General Hua —susurró.


671

Xie Lian se sorprendió un momento.

—Ban Yue, ¿por qué sigues disculpándote conmigo?


—preguntó con tristeza.

—Quiero salvar a la gente común —declaró Ban Yue


desde dentro del frasco.

—...

—General Hua, eso es lo que me dijo en ese entonces


—dijo Ban Yue.

—¡¿Eh?! —exclamó Xie Lian, mirándola con los


ojos muy abiertos, para luego presionar con urgencia la
tapa del frasco—. ¡Espera!

Xie Lian echó un vistazo rápido a Hua Cheng, quien


permaneció apoyado bajo un árbol cercano, con los
brazos cruzados, observándolos.

—¿De verdad yo dije eso? —preguntó en voz baja.

Esa había sido su frase favorita desde que era niño


hasta los diecisiete años, ¡y nunca la había vuelto a
672

mencionar en los siglos transcurridos desde ese entonces!


A Xie Lian le parecía algo difícil de aceptar.

—Sí, eso dijo —insistió Ban Yue con firmeza.

Xie Lian todavía quería seguir debatiendo.

—De ninguna manera, yo… —empezó.

—¡Sí que lo dijo! —interrumpió el frasco con voz


seria—. Una vez me preguntó qué quería ser cuando
fuera mayor, y contesté que no lo sabía, y después me
dijo: "¡Mi sueño desde mi infancia era salvar a la gente
común!"

—Eso… —susurró Xie Lian.

Así que eso era lo que había pasado.

Xie Lian usó su mano para cubrir toda su frente.

—Eso... sólo fue un simple comentario casual —


dijo—. ¡¿Por qué lo recuerdas con tanta claridad?!

Ban Yue estaba confundida.


673

—¿Casual? —preguntó—. A mí me pareció que lo


dijo en serio. Y desde entonces, lo repitió varias veces,
así que parece que realmente no era algo casual.

Xie Lian la miró, sintiéndose impotente.

—Jajaja… ¡Quizás! —dijo—. ¡Ni siquiera lo


recuerdo!

—Yo sí recuerdo —dijo Ban Yue—. También dijo:


"Si de verdad quieres continuar, adelante, ¡nada puede
detenerte!", y: "¡Aunque te caigas cien veces, tienes que
ser fuerte y levantarte!" No sólo eso, sino muchas más
frases similares.

—...

—Pffft.

¡No era necesario darse la vuelta para saber qué es lo


que era ese ruido! ¡Definitivamente, desde el árbol en el
que se estaba apoyando Hua Cheng, se oyó su risa siendo
contenida!
674

«—¡¿Qué son todas estas tonterías?! ¿Por qué seguí


diciendo ese tipo de cosas? Yo no soy nada así… No soy
así, ¿verdad?» —pensó Xie Lian.

—Pero al final, no he hecho nada bien —murmuró


Ban Yue.

Xie Lian se quedó paralizado al escucharla.

—Obviamente quise proteger a la gente, como usted


dijo, General Hua —exclamó la voz desde el frasco,
desolada—. Ya fuera a las personas del Reino de Ban
Yue o a las del Reino de Yong'An; quise protegerlos a
todos, por eso me esforcé tanto en cultivarme. Pero al
final, todo lo que pude hacer fue dejar que me colgaran,
para que Ke Mo y los otros soldados pudieran más o
menos disipar algo de sus resentimientos, y tal vez algún
día pudieran salvarse… —Ban Yue cada vez sonaba más
nerviosa—. Sé que todo lo que hice no estuvo bien, pero,
¿puede decirme qué debo hacer? ¿Cómo puedo realmente
salvar a la gente común, salvar a todos?
675

Un momento de silencio pasó.

—La verdad es que, en ese entonces, no sabía la


respuesta a esa pregunta —respondió Xie Lian—, y
ahora, tampoco la sé…

—General Hua —susurró Ban Yue—, siento que he


fracasado en esta vida.

Al oírla decir eso, Xie Lian se deprimió aún más.

«—Según lo que dices, ¿no serían mis últimos


ochocientos años un fracaso aún mayor?» —pensó.

Dejando al triste frasco mirar el cielo estrellado, Xie


Lian y Hua Cheng regresaron dentro del Santuario Puqi.

—¿En qué estaba pensando el Pequeño General Pei?


—dijo Xie Lian después de cerrar la puerta.
676

—Tal vez haya sido un intento de ahorrarle a tu


amiguita Ban Yue unos cuantos ahorcamientos —
respondió Hua Cheng—. Quién sabe.

—En ese caso, no debió haber llenado los huecos con


mortales —comentó Xie Lian con severidad.

—Para un Dios ascendido, una vida mortal es


naturalmente insignificante, como la de una hormiga —
dijo Hua Cheng en voz baja—. Matar a cientos de
personas para un Dios es igual que matar a cientos de
insectos. Si no fuera porque los clones no tienen la misma
cantidad de energía y se debilitan rápidamente, seguro
habría intentado matarnos a todos.

Xie Lian lo observó por unos segundos, recordando


el momento en el que mató a todos los soldados de Ban
Yue, sólo unos cuantos segundos después de saltar dentro
del Pozo de los Pecadores.

—¿El poder de un clon es menor? —preguntó—.


Pero… Tu clon parece ser muy poderoso.
677

Hua Cheng levantó una de sus cejas.

—Por supuesto que lo son, pero yo soy el verdadero


—comentó.

Xie Lian dejó de pensar en todo lo demás y lo miró


sorprendido.

—¿En serio? —preguntó—. ¿Eres el verdadero?

—Cien por ciento auténtico —declaró Hua Cheng.

Si es que había que culpar a algo en ese momento,


tendría que ser a la mirada que había en el rostro de Hua
Cheng, la cual lo invitaba a que si es que quería lo podía
comprobar él mismo. Sin pensarlo, Xie Lian levantó un
dedo y tocó la cara de Hua Cheng.

Después de tocarlo, Xie Lian se sorprendió de sí


mismo.

«—Ay, no…» —gimoteó en sus pensamientos, con el


corazón acelerado.
678

Sólo tenía curiosidad de saber cómo se sentiría la piel


falsa de un Rey Fantasma Supremo… ¡Pero
aparentemente su cuerpo se movió más rápido que su
mente y lo tocó! ¡Qué desubicado de su parte!

Que alguien se animara a tocarlo así de repente…


Hua Cheng parecía estar ligeramente desconcertado,
pero, como siempre, tranquilo. Su expresión se calmó
rápidamente, y no dijo nada, pero una de sus cejas se
levantó ligeramente, como esperando la explicación de
Xie Lian a su acción. La satisfacción y diversión que
tenía en sus ojos era inconfundible.

A Xie Lian, por supuesto, no se le ocurrió ninguna


explicación; nada más se miró el dedo, para luego
esconderlo dentro de su puño.

—No está nada mal, es bonito —dijo.

Hua Cheng finalmente explotó en carcajadas y se


cruzó de brazos.
679

—¿Qué es bonito? —preguntó, ladeando la cabeza—


. ¿Crees que esta piel es bonita?

—Está muy bien hecha —dijo Xie Lian con


sinceridad—. Pero...

—¿Pero qué? —preguntó Hua Cheng.

Xie Lian lo miró fijamente y lo estudió por un


momento.

—Pero, ¿puedo ver tu verdadera forma? —preguntó.

Hua Cheng había dicho "esta piel". Eso significaba


que, incluso si este cuerpo delante de él era el verdadero,
la apariencia no lo era. La apariencia de este joven no era
la verdadera apariencia de Hua Cheng.

Esta vez, Hua Cheng no respondió de inmediato y


dejó caer sus brazos. Tal vez todo estaba en la cabeza de
Xie Lian, pero los ojos de Hua Cheng se apagaron
ligeramente y su corazón se tensó al ver esto.
680

Con sólo esa momentánea mirada, Xie Lian se dio


cuenta de que lo que había pedido no había sido correcto.

Aunque los dos se habían estado llevando bastante


bien estos días, eso no significaba que fueran lo
suficientemente cercanos como para hacer una petición
como esa.

Sin esperar a que respondiera, Xie Lian amplió su


sonrisa.

—Sólo era una pregunta casual, no te preocupes


demasiado por eso —dijo.

Hua Cheng cerró los ojos y, después de un rato,


sonrió.

—Le dejaré verlo algún día —dijo—, si es que surge


alguna oportunidad.

Si alguien más le hubiera dicho esta frase,


naturalmente se la hubiera tomado como una respuesta
superficial, algo que se diría sólo por educación. "Te
681

dejaré verlo algún día" equivaldría a: "Ni siquiera lo


pienses y olvídalo". Sin embargo, como aquella respuesta
provino de Hua Cheng, Xie Lian sintió que
definitivamente lo haría, lo que le hizo sentir incluso más
curiosidad.

—Está bien —respondió Xie Lian sonriendo—.


Entonces, esperaré a que llegue el momento que creas
correcto para mostrarme.

Después de perder el tiempo durante la mitad de la


noche, Xie Lian hace mucho había descartado la idea de
cocinar algo y había regresado a acostarse sobre la estera
de bambú. Hua Cheng también se acostó a su lado.
Ninguno se tomó la molestia de preguntarse el porqué,
682

pero después de revelarse sus identidades verdaderas


entre ellos, ese Dios y ese fantasma todavía podían estar
juntos sobre una estera arrugada, riendo y charlando,
simplemente pasando el rato.

La estera de bambú no tenía almohadas, por lo que


Hua Cheng apoyó su cabeza sobre sus brazos, y Xie Lian
lo imitó.

—¿No tienes que reportarte en el mundo de los


fantasmas? —preguntó Xie Lian casualmente—. Me
pareces muy tranquilo.

Hua Cheng no sólo apoyó su cabeza entre los brazos,


sino que también flexionó una de sus piernas.

—¿Reportarme a quién? Yo soy el superior —


respondió—. Además, los fantasmas están cada uno en
lo suyo, nadie molesta a nadie.

—Entonces, si es así, ¿has conocido a algún otro Rey


Fantasma antes? —preguntó Xie Lian.
683

—Sí, lo he visto —dijo Hua Cheng.

—¿Incluso has visto al Fantasma de la Linterna


Verde? —preguntó Xie Lian.

—¿Te refieres a esa basura con mal gusto? —replicó


con disgusto Hua Cheng—. Después de saludarlo, salió
corriendo y escapó.

Xie Lian presintió que ese "saludo" seguro no fue un


tipo de saludo habitual.

—Y después de eso recibí el título de Xueyu Tanhua


—agregó Hua Cheng con tranquilidad.

«—Qué saludo tan extraordinario» —pensó Xie


Lian, frotándose la barbilla.

—¿Tienes algo contra el Fantasma de la Linterna


Verde, Qi Rong? —preguntó Xie Lian, curioso.

—Sí —afirmó Hua Cheng.

—¿Qué cosa? —presionó Xie Lian.


684

—No soporto su cara —respondió Hua Cheng con


simpleza.

Xie Lian no sabía si reír o llorar, preguntándose


mentalmente si es que Hua Cheng desafió también a esos
treinta y tres Oficiales Celestiales sólo porque no
soportaba ver sus caras.

—Un Dios de la Corte Celestial dijo que tiene muy


mal gusto y que hasta el mundo de los fantasmas lo
aborrece, ¿es eso cierto? —preguntó.

—Es verdad. Incluso Aguas Negras también lo


aborrece —respondió Hua Cheng.

—¿Quién es Aguas Negras? —preguntó Xie Lian,


mientras recordaba—. Oh, ¿es ese al que llaman Heishui
Chenzhou?

—Correcto —dijo Hua Cheng—. También es


conocido como el Demonio Aguas Negras, He Xuan.
685

Xie Lian recordó que este Demonio Aguas Negras,


He Xuan también era un Supremo, pero el Fantasma de
la Linterna Verde, Qi Rong era sólo un tipo "Ira", un
casi… casi Supremo, que sólo estaba ahí para agregar un
número y que fueran cuatro. No era de extrañar que a los
demás verdaderos Supremos les cayera tan mal.

—¿Eres cercano con el Fantasma He Xuan? —


preguntó Xie Lian con interés.

—No —respondió Hua Cheng con pereza—. No hay


muchos con los que sea cercano en el Reino Fantasmal.

Ahora Xie Lian tenía curiosidad.

—¡¿Por qué?! —preguntó, impresionado.

Hua Cheng levantó una de sus cejas.

—En el Reino Fantasmal, los inferiores al rango de


"Supremo" no tienen derecho a hablar conmigo —
respondió.
686

Esta respuesta era extremadamente arrogante, pero


Hua Cheng hizo que sonara como indiscutible y
evidente.

Xie Lian esbozó una pequeña sonrisa.

—Aunque no sean cercanos, sabes de ellos —dijo—


. Lo tienen bastante fácil en el Reino Fantasmal, sólo son
pocos los nombres importantes, no como en los cielos.
Allí hay tantos Dioses como estrellas en el firmamento;
es difícil recordar todos sus nombres.

—Entonces no los recuerdes —dijo Hua Cheng.

—Si no los recuerdo, volveré a tener problemas —


dijo Xie Lian con sinceridad—, y yo, la verdad, no quiero
ofender a nadie.

—Si pueden ofenderse por una cosa tan pequeña, es


más que obvio que sería un desperdicio de tu tiempo
recordar sus nombres —afirmó Hua Cheng.
687

Después de charlar un rato, Xie Lian temió que el


tema de conversación se volviera demasiado delicado
sobre las diferencias que existían entre ambos mundos,
por lo que decidió cambiar de tema.

—Ban Yue, esa niña… —dijo, mirando hacia la


puerta de madera cerrada—, me pregunto cuándo volverá
a entrar.

Las audaces palabras: “Quiero salvar a la gente


común” regresaron y retumbaron en su cabeza, vertiendo
un millón de imágenes caóticas en su mente, y Xie Lian
tuvo que concentrarse en reprimirlas con todas sus
fuerzas.

—Esa fue realmente una buena frase —dijo Hua


Cheng, de repente.

—¿Cuál? —preguntó Xie Lian.

—“Quiero salvar a la gente común” —respondió Hua


Cheng sin prisa alguna.
688

—…

Xie Lian quedó completamente atónito. Luego se dio


la vuelta, abrazándose a sí mismo hasta hacerse un ovillo,
deseando tener otro par de brazos para poder cubrir no
sólo el sonrojo de su rostro sino también el de sus orejas.

—Ah, San Lang, ah… —gimoteó, avergonzado.

Hua Cheng parecía haberse acercado un poco más


detrás de él.

—¿Hum? ¿Qué hay de malo con esa frase? —


preguntó totalmente serio.

Hua Cheng no lo dejaría en paz y Xie Lian no podría


ganar contra él, por lo que se dio vuelta para enfrentarlo.

—¡No hablemos de eso! —exclamó con


impotencia—. Es demasiado tonto.

—¿Hay algo a lo que haya que temer? ¿Qué es lo


tonto? —preguntó Hua Cheng—. Atreverse a juzgar el
mundo, ya sea para salvar a la gente común y hacer lo
689

mejor para el mundo o para destruirlo, es algo que


realmente… admiro. Lo primero es mucho más difícil
que lo segundo, por eso mismo lo encuentro aún más
admirable.

Xie Lian soltó una carcajada y negó con la cabeza,


no sabiendo si reír o llorar.

—Para atreverse a juzgar, uno tiene que ser capaz de


seguir adelante con ello y realmente hacerlo —dijo,
cubriéndose los ojos con uno de sus brazos—. Bueno,
está bien. Supongo que eso no fue nada. Esas palabras
que dijo Ban Yue son bastante buenas. He dicho cosas
aún más tontas cuando era más joven.

Hua Cheng se rio.

—¿Oh? ¿Cómo qué? —preguntó—. Vamos a oírlo.

Xie Lian pensó por un momento, rebuscó entre sus


recuerdos y sonrió suavemente.
690

—Hace muchos, muchos años, alguien me dijo que


ya no podía continuar viviendo —dijo—. Me preguntó
cuál era el propósito de su vida y cuál era su
significado… —miró a Hua Cheng—. ¿Sabes qué le
respondí?

Puede que sólo fuera la imaginación de Xie Lian,


pero parecía haber un luminoso brillo en los ojos de Hua
Cheng.

—¿Cómo respondiste? —preguntó Hua Cheng en un


susurro.

—Le dije: "Si ya no sabes cómo seguir viviendo…


¡Entonces vive por mí! Si no sabes el significado de tu
vida, entonces haz que yo lo sea y úsame como tu razón
para vivir" Jajaja… —Xie Lian no pudo evitar soltar una
pequeña risa, para luego negar con la cabeza—. Incluso
ahora no entiendo lo que estaba pensando en ese
entonces. ¿Cómo tuve el coraje de decirle a otra persona
691

que me haga el significado de su vida? Algo así… no


podría volver a decirlo.

Hua Cheng se quedó en silencio.

—No sé qué pasó con esa persona después —


continuó Xie Lian—. Pero convertirme en la razón para
vivir de alguien ya es una gran responsabilidad, ¿cómo
podría atreverme a salvar a la gente común?

El silencio cubrió el Santuario Puqi y sólo después


de un rato, Hua Cheng volvió a hablar.

—Salvar a la gente común es algo que realmente no


importa cómo puedas lograrlo, siempre y cuando lo
logres… —susurró—. Si bien es algo valiente, también
es algo tonto.

—Sí —dijo Xie Lian, asintiendo, estando de


acuerdo.

—Tonto, pero muy valiente —añadió Hua Cheng.

Xie Lian sonrió ante esas palabras.


692

—Muchas gracias —respondió.

—De nada —dijo Hua Cheng.

Los dos se quedaron mirando el pequeño techo en


ruinas del Santuario Puqi en un silencio cómodo.

—Sabe… —empezó Hua Cheng después de un


rato—, Taizi Dianxia, sólo nos conocemos desde hace
unos días, ¿está bien que me cuente tanto?

Xie Lian resopló y agitó su mano.

—¿Cuál es el problema? —replicó—. Como sea. Los


que se conocen desde hace décadas pueden convertirse
en extraños en un día. Nosotros nos hemos encontrado
por casualidad, y podemos separarnos por casualidad. Si
nos gustamos, continuaremos encontrándonos. Si no lo
hacemos, nos separaremos. Al fin y al cabo, no hay
banquete en este mundo que no llegue a su fin, así que
tomémoslo con calma. Yo diré lo que quiera decir.

Hua Cheng pareció haber soltado una risita.


693

—Sí —dijo—, pero si…

Xie Lian volvió la cabeza para mirarlo.

—¿Si…?

Hua Cheng no se dio la vuelta, sino que siguió


mirando el techo en ruinas del santuario, y Xie Lian
observó la cara lateral izquierda del apuesto joven.

—Si no luciera atractivo… —dijo, con suavidad.

—¿Eh? —musitó Xie Lian, para luego quedar


boquiabierto, confundido.

Hua Cheng finalmente volvió la cabeza ligeramente


para verlo.

—Si mi apariencia original fuera fea —dijo—,


¿todavía querrías verla?

Xie Lian se sorprendió, desprevenido por aquella


pregunta.
694

—¿Lo es? —preguntó—. Aunque no exista una


razón real en la cual justificarme, creo que tu apariencia
original no debe ser fea.

—Eso no es algo seguro —dijo Hua Cheng medio en


broma—. ¿Qué pasaría si llegara a tener el rostro azul,
con colmillos, desfigurado, monstruoso y horrible, como
el de una pesadilla? ¿Qué es lo que harías?

Xie Lian, al principio, encontró sus preguntas


bastante divertidas y fascinantes. ¿Acaso el Rey
Fantasma número uno de estos tiempos, a quien todos los
Inmortales y Dioses de los Cielos temían, también se
preocupaba de si su apariencia era atractiva o no? Pero
cuando lo pensó con mayor profundidad, ya no le pareció
algo tan fascinante o divertido.

Vagamente recordó que, entre las diversas leyendas


sobre los orígenes de Hua Cheng, corría el rumor de que
había crecido como un niño deforme. Si eso era cierto,
seguro que debía de haber crecido en un ambiente en el
695

que era totalmente discriminado como ser humano. Tal


vez por eso era particularmente sensible con respecto a
su apariencia original. Por lo tanto, Xie Lian deliberó
durante un tiempo antes de responder.

—La verdad es que… —empezó Xie Lian—. En una


persona, si la apariencia es fea o no, no es algo que
realmente importe.

—¿En serio? —preguntó Hua Cheng—. Yo sí creo


que es algo muy importante.

Xie Lian trató de pensar en algo para consolarlo.

—Realmente no lo es —insistió Xie Lian—. Si


alguien te ataca con respecto a tu aspecto, significa que
no encuentra nada más con lo que atacarte. Es muy
probable que esa persona esté celosa de ti. Es sólo una
prueba más de que eres bueno en lo que haces. Hay
mucha gente en este mundo a la que no le importa el
físico, como a mí. ¡Nunca me importó! Todos somos
como somos.
696

—¿Hm? —musitó Hua Cheng.

Xie Lian, sin pensarlo mucho, continuó hablando.

—Nos hemos convertido en amigos, ¿no? —dijo—.


Como somos amigos, por supuesto que tenemos que ser
sinceros el uno con el otro. Así que, querer ver tu
apariencia original no tiene nada que ver con querer ver
cómo te ves. Por supuesto que no me importaría si…
¿Qué sucede? Lo que digo va en serio.

Cerca de sus últimas frases, Xie Lian sintió que el


cuerpo del joven a su lado parecía temblar ligeramente.

«—¿Fue realmente tan bueno lo que dije, que lo


conmovió hasta tal punto?» —pensó para sí mismo,
atónito por un momento.

Estaba demasiado avergonzado como para darse la


vuelta para ver, pero después de un rato, la risa suave a
su lado se escapó muy obviamente. Xie Lian no pudo
evitar sentirse un poco malhumorado.
697

—¿Por qué te ríes así? —preguntó, fastidiado,


colocando una mano en su hombro para empujarlo
ligeramente—. ¿Acaso he dicho algo malo?

Hua Cheng inmediatamente dejó de temblar y se dio


la vuelta para verlo.

—No, para nada, creo que lo que has dicho tiene


sentido —dijo—. Tienes razón.

Xie Lian se sintió aún más molesto por esas palabras.

—Eres tan deshonesto… —susurró,

—Te lo prometo, no encontrarás a una persona más


sincera que yo en este mundo —respondió Hua Cheng.

Xie Lian no quiso hablar más y se dio la vuelta,


dándole la espalda a Hua Cheng.

—Ya olvídalo, duérmete —dijo—. Que duermas


bien, ya no hables.

Hua Cheng se rio de nuevo.

—La próxima vez —dijo.


698

A pesar de que estaba determinado a dormirse, al


escucharlo Xie Lian no pudo evitar responderle.

—¿La próxima vez qué? —preguntó.

—La próxima vez que nos veamos… —susurró Hua


Cheng—, usaré mi apariencia original para verte.

Había mucho en lo que pensar sobre esas palabras, y


Xie Lian debería haberlo seguido interrogando, pero
después de una larga noche, una imbatible somnolencia
lo invadió, y no pudiendo aguantar más, se quedó
profundamente dormido.

A la mañana siguiente, cuando Xie Lian se despertó,


el lugar a su lado estaba vacío. Tropezó para levantarse y
caminó aturdido alrededor del santuario.
699

Cuando abrió la puerta, no había silueta alguna


afuera. El joven realmente se había ido. Sin embargo, las
hojas caídas habían sido barridas en un montón, y junto
a ellas había una pequeña olla de barro. Xie Lian salió a
traer la olla dentro y la colocó sobre la mesa de ofrendas.

Justo entonces, sintió el roce de algo sobre su pecho,


el cual siempre había estado sin nada. Xie Lian levantó
la mano para tocarlo y sintió que, justo debajo de su collar
maldito, ahora había una cadena muy delgada.

La cadena colgaba sin apretar. Xie Lian la sacó de su


cuello para poderla observar. Era una cadena de plata,
delgada y liviana; por eso no había sentido antes que
había algo extraño sobre su cuerpo. Colgando en ella,
había un anillo cristalino.

Xie Lian lo tomó en su mano.

«—¡¿Qué es esto?!» —pensó para sí mismo.

Cuando Xie Lian aún era un Príncipe Heredero,


creció en el palacio de XianLe. El reino de XianLe
700

siempre había sido famoso por poseer oro, joyas y otros


objetos preciosos y muy populares. Incluso Xie Lian
cuando era sólo un niño, solía jugar con todo tipo de
gemas de varios colores como canicas; por lo cual, estaba
familiarizado con la riqueza, y al revisar el anillo, le dio
la impresión de que estaba hecho de diamante.

Sin embargo, la forma era tan exquisita y hermosa


que no era posible que hubiera sido creado por manos
humanas; no importaba lo habilidoso que fuera el
artesano, ninguno podría forjar la belleza etérea y natural
que ese anillo emanaba. A decir verdad, de todos los
diamantes que había visto, este era extraordinariamente
claro, reluciente como un cristal, fascinante y sublime…
por lo que se le dificultaba determinar si era de verdad un
diamante u otra piedra preciosa.

Incluso si no podía decir de qué estaba hecho el


anillo, era sin duda un elemento de extrema importancia.
701

Además, como lo encontró alrededor de su cuello,


entonces esto no era algo que se le hubiera caído por
accidente, y lo más probable es que fuera un regalo de
parte de Hua Cheng; un recuerdo.

Xie Lian estaba un poco sorprendido de recibir un


gesto como este. Sonrió suavemente, decidiendo cuidarlo
bien y preguntarle el significado del regalo la próxima
vez que se encontrara con el joven.

El único lugar que poseía como propio era este


santuario deteriorado; y no había ningún lugar apropiado
en él donde pudiera guardar con seguridad un tesoro
como este. Después de pensarlo, llegó a la conclusión de
que el mejor lugar para guardarlo era su persona; así que,
Xie Lian colocó la cadena de plata alrededor de su cuello
una vez más.

Después de todo el recorrido que hizo en el Monte


Yu Jun y en el Paso Ban Yue, Xie Lian se quedó en el
Santuario Puqi paralizado por un par de días. Si no fuera
702

por la gentileza de algunos de los muy apasionados


aldeanos que vinieron a ofrendar bollos y gachas de
avena, probablemente se hubiera quedado incapacitado
por muchos días más. El tiempo lo dedicó a sentirse
mejor, hasta que un día de esos, recibió un mensaje de
Ling Wen a través de la Matriz de Comunicación
Espiritual, pidiéndole que regresara a los Cielos de
inmediato.

—¿Qué es lo que sucede? —preguntó Xie Lian—. A


juzgar por su tono pareciera que algo anda mal. ¿Es sobre
lo que sucedió en el Paso de Ban Yue?

—Así es —respondió Ling Wen—. Cuando regrese


a los Cielos, diríjase directamente al Palacio Marcial
Divino.

Al escuchar mencionar el Palacio Marcial Divino,


Xie Lian se quedó atónito y supo inmediatamente que Jun
Wu había regresado.
703

Capítulo 9

◇El reencuentro en Ciudad


Fantasma de Taizi Dianxia con el
Rey Fantasma◇

Desde su tercera ascensión, Xie Lian todavía no se


había encontrado con Jun Wu.

Siendo el número uno de los Dioses Marciales, Jun


Wu dedicaba sus días cultivando en reclusión o
patrullando los reinos; manteniendo el mundo en paz, por
lo cual, era difícil encontrarlo. Ahora que había
regresado, parecía que Xie Lian no iba a poder evitar este
viaje a los Cielos, y así, después de sólo unos cuantos días
de descanso, ascendió una vez más a la Capital Celestial.
704

Los palacios divinos de todos los tipos de Dioses e


inmortales habían sido construidos en la Capital
Celestial, cada uno tenía su propia historia y estilo; y
juntos, conformaban aquella gran ciudad. Había pilares
esculpidos y edificios con murales, con pequeños arroyos
y puentes. Incluso el aire del ambiente tenía algo
trascendental en él… y las nubes se encontraban
dispersas bajo los pies de uno.

El Reino Celestial tenía un sólo camino principal: la


Avenida de la Deidad Marcial. Aunque hubiera muchos
caminos construidos en conmemoración a Jun Wu en el
Reino Mortal, no eran más que simples imitaciones del
camino real de los Cielos.

A lo largo de aquella extensa avenida, Xie Lian se


encaminó hacia el Palacio Marcial Divino,
encontrándose con numerosas y apresuradas deidades en
el camino, ninguna de las cuales se atrevió a saludarlo.
705

A decir verdad, no había muchos que se animaran a


saludarlo cuando visitaba el Reino Celestial. Sin
embargo, no saludar sólo significaba que ningún Oficial
Celestial lo abordaría o iniciaría alguna conversación con
él; todavía asentían cortésmente con la cabeza al verlo,
dándole el reconocimiento apropiado.

No obstante, en este preciso momento era como si él


no existiera, los que estaban delante de él caminaban con
más prisa y los que estaban detrás de él caminaban más
despacio, dejando una gran brecha de distancia, como si
desearan con desesperación que sus pies les permitieran
mantener metros de distancia de su persona.

Xie Lian hace mucho que se había acostumbrado a


este tipo de trato, así que no lo pensó mucho y no le dio
importancia. Después de todo, acababa de derribar a un
nuevo Oficial Celestial encaminado a ser uno de los más
poderosos, lo extraño sería que la gente no lo estuviera
evitando.
706

Justó en ese momento, oyó de repente que alguien lo


llamaba desde atrás.

—¡Taizi Dianxia! —gritó.

Xie Lian estaba sorprendido de que alguien siquiera


tuviera el valor de llamarlo. Pero cuando miró hacia atrás,
el joven Oficial Subalterno que había llamado a "Su
Alteza, el Príncipe Heredero" pasó por su lado corriendo,
dirigiéndose con prisa hacia otra persona que estaba
delante de él.

—¡Taizi Dianxia! —exclamó, mientras corría—.


¿Cómo ha podido olvidar la insignia identificatoria de su
cinturón cuando se está dirigiendo al Palacio Marcial
Divino a deliberar asuntos tan importantes?

Sólo entonces Xie Lian reaccionó. No era de extrañar


que aquel "Taizi Dianxia", no estuviera dirigido hacia él.
En la Corte Celestial había varios Príncipes Herederos,
por lo que no era algo inusual que a veces hubiera
confusión. No obstante, cuando recorrió con la mirada al
707

otro príncipe que estaba frente a él, se quedó paralizado


por un momento.

Aquel joven estaba vestido con un atuendo marcial,


muy hermoso, el cual no cargaba consigo aquella aura
asesina que normalmente se encontraba en los trajes de
los generales que comandaban los campos de batalla;
sino que le otorgaba un aire de nobleza real, cándida y
radiante.

Al observar desde esta distancia, podía calcular que


tenía entre dieciocho y diecinueve años de edad. Tenía
los ojos llenos de brillo y su sonrisa era amplia, diferente
a las sonrisas de los otros Oficiales Celestiales de la Corte
Celestial, la cual era una especie de sonrisa falsa y sin
corazón; esto hacía que a su atractivo rostro se le añadiera
un aire de juventud e inocencia. Si un oficial más severo,
como Mu Qing, tuviera algo que comentar sobre su
apariencia, lo más probable es que dijera que era una
persona estúpida y con un aire de insensatez.
708

Xie Lian detuvo su paso y se quedó mirando al joven.


Los dos en el frente, sintiendo su mirada se giraron para
verlo. Cuando el Oficial Subalterno reconoció quién era,
su expresión cambió de inmediato. Xie Lian inclinó
ligeramente su cabeza y sonrió.

—Saludos, Taizi Dianxia —dijo.

El otro Príncipe Heredero obviamente era alguien a


quien no le importaban los detalles como la etiqueta y,
además, no reconoció su rostro; así que, cuando vio que
alguien lo saludaba, inmediatamente sonrió alegremente
y devolvió el saludo.

—¡Hola! —exclamó.

El Oficial Subalterno que estaba a su lado le dio un


sutil y pequeño empujón.

—¿Por qué me empujas? —preguntó el joven


Príncipe Heredero, sorprendido y ajeno, aún sin
comprender la situación.
709

Xie Lian no pudo evitar soltar una carcajada al ver


sus modos y el Oficial Subalterno lo empujó con más
fuerza, instándolo.

—¡Va a llegar tarde, Dianxia, vámonos! —exclamó.

El joven no tuvo más remedio que caminar hacia


adelante con sospecha. Xie Lian negó con la cabeza, y
justo cuando sentía que había sido un poco grosero al
reírse, en ese momento, una fila de soldados con largas
alabardas apareció en aquella calle.

Esta formación de guardias parecía estar patrullando,


con una prolija alineación, un paso constante y una
apariencia digna e inviolable; se trataban de los guardias
que estaban bajo el mando del Señor de la Capital
Inmortal, el Emperador de los cielos Jun Wu.

Estaban cubiertos con trajes color bronce algo


oxidados por la antigüedad, lo que les daba un tono
medio verdoso; sin embargo, no eran personas reales,
sino soldados hechos de bronce.
710

Xie Lian tomó la decisión de moverse a un lado para


darles paso, apoyándose en uno de los bordes de la
avenida principal, mientras pensaba que la última vez que
los vio, no estaban tan verdes y que de seguro podrían
haberse oxidado aún más después de tantos cientos de
años y que, así y todo, continuaban usándolos.

El líder de los guardias de bronce lo vio, y una luz de


sospecha creció en sus ojos. Dio dos golpes en el suelo
con el extremo de su alabarda, y Xie Lian rápidamente
fue rodeado.

Xie Lian fue el primero en hablar.

—¿Por qué me están deteniendo? —cuestionó Xie


Lian con tranquilidad.

—Sospechoso —dijo el grupo de guardias


seriamente.

—¿Qué es sospechoso? —preguntó Xie Lian.


711

—¿Palacio Dorado? —preguntó el líder de los


guardias.

Xie Lian se dio cuenta de que lo estaban interrogando


sobre su identidad, específicamente sobre dónde estaba
su palacio.

—No tengo —respondió.

Para construir un Palacio Dorado en la Capital


Celestial o, aunque sea un pequeño templo se requerían
cientos de miles de méritos. ¡Cada centímetro de tierra
era carísimo!

Los guardias se miraron unos a otros, aparentemente


desconcertados. ¡Era una deidad ascendida, pero en la
Capital Celestial no tenía siquiera su propio palacio!

—¿Energía espiritual? —preguntó nuevamente el


líder de los guardias.

—Lo siento, tampoco tengo… —respondió Xie Lian.


712

Ninguna de sus respuestas pareció contentar a


aquellos soldados, y al momento siguiente, docenas de
alabardas lo apuntaron.

—Esperen un momento, ¿acaso no me reconocen? —


dijo Xie Lian apresuradamente—. ¡Nos hemos visto
antes!

¡Aunque en el pasado había golpeado a estos


guardias de Jun Wu como si de sacos de arena se tratasen
sí que se habían visto antes!

“¡Clang!” Una alabarda se clavó en el suelo junto a


sus pies, y si no hubiera sido por la rapidez de Xie Lian
para esquivarla, lo habría atravesado. Levantó las manos
para luchar, pero de repente recordó que todavía tenía
una deuda, y no podía destruir la propiedad de la Capital
Celestial, por lo que bajó las manos, dispuesto a huir.
Justo entonces, una mano agarró al líder de la guardia de
bronce.
713

Alguien realmente había venido a su rescate, Xie


Lian no pudo evitar sentirse conmovido; al girar la
cabeza para mirar de quien se trataba, vio que era aquel
joven Taizi Dianxia de hace un momento. ¡Se había ido,
pero ahora había regresado!

El líder de la guardia de bronce era muy fuerte, pero


aquel Taizi Dianxia lo apartó como si de un muñeco de
trapo se tratara.

—¿Otra vez patrullando? —preguntó, rodeándole el


cuello con un brazo para luego reírse—. ¡Dejen de pelear,
todo está bien, vámonos!

Los guardias lo reconocieron perfectamente, se


inclinaron ante él con respeto y, sin dudarlo, recogieron
sus alabardas del suelo y salieron en formación para
patrullar en la otra dirección.

Una vez que se retiraron, Xie Lian sonrió.

—Gracias, Taizi Dianxia —dijo.


714

—De nada —dijo el joven, devolviéndole la sonrisa


y soltando una pequeña risita—. También se dirige hacia
el Palacio Marcial Divino, ¿verdad? Será mejor que se de
prisa o llegará tarde. ¡Bien, me iré primero!

Después de decir eso, se fue como si de una ráfaga


de viento se tratase.

Xie Lian permaneció en su sitio durante un rato,


viéndolo alejarse, y pronto, los susurros de algunas
deidades y subordinados llegaron a sus oídos.

—Ambos son Príncipes Herederos, y era cuestión de


tiempo que se cruzaran, pero son tan diferentes… —
comentó uno de ellos—, uno en el cielo y el otro en el
suelo. Taizi Dianxia Tai Hua realmente tiene el aire de
un noble, e incluso trata a sus enemigos con generosidad
y sin mostrar rencor.

—Baja la voz —susurró otro—, todavía está aquí, no


es bueno que nos oiga…
715

«—¿Aún temen que pueda oírlos?» —pensó Xie Lian


con impotencia—. «¿Acaso no lo dijeron a propósito
para que los oyera?»

En cuanto a eso de "rencor", la verdad es que sí


existía uno. Porque ese joven resultaba ser el Príncipe
Heredero del Reino Yong’An, Lang Qianqiu. Y el
antepasado de Lang Qianqiu había sido el monarca
fundador que atacó al Reino de XianLe y causó su
destrucción total. Realmente, lo de ellos dos, era una
enemistad de sangre.

—Taizi Dianxia —dijo, en ese momento, otra


persona detrás de él.

«—No otra vez…» —pensó Xie Lian, pero esta vez


cuando se dio la vuelta, era alguien que se estaba
dirigiendo a él de verdad. Ling Wen, con sus ojos oscuros
y ojerosos, y con los brazos llenos de pergaminos, se
acercó a él.
716

Aquellos Dioses menores que se encontraban cerca y


murmurando de lejos a un lado del camino, se
apresuraron a saludarla.

—¡Ling Wen ZhenJun! —dijeron.

Ling Wen era la Diosa de la Literatura que estaba a


cargo del buen funcionamiento y estatus de todos los
asuntos de la Corte Celestial. Poseía el cargo más alto e
importante de la Corte Celestial como Diosa Principal de
la Literatura. Hoy en día, no había nadie que no pensara
bien de ella, al menos por unos instantes, y la respetara.

—¿Han terminado ya con todos sus papeleos para


estar aquí parados sin hacer nada? —preguntó Ling
Wen—. Parecen muy relajados.

Aquellas pequeñas deidades y sus subordinados,


palidecieron; y como no se atrevieron a decir ni una sola
palabra al respecto, rápidamente se dispersaron como si
fueran pájaros y roedores.
717

Los documentos oficiales nunca tenían fin. Todo el


Palacio de Ling Wen estaba lleno de documentos
oficiales, desde el suelo hasta la cúpula. Todas las veces
que Xie Lian ha ido allí, la escena no lo deja de impactar
cada vez más. Además, quien la visita, va dando tumbos
entre altas pilas de papeles incluso más altos que ellos
mismos.

—Parece que recientemente ustedes se han atrasado


con una gran cantidad de documentos oficiales de nuevo
—dijo Xie Lian con simpatía.

—Nunca hay un momento en el que no haya un


retraso —dijo Ling Wen con sinceridad—. Apresúrese, y
tenga cuidado hoy, porque alguien vendrá a por usted.

—Me lo esperaba —dijo Xie Lian.

—Pero no tenga miedo —añadió Ling Wen—, el


Emperador está aquí.

Xie Lian suspiró.


718

—Me da más miedo que esté aquí —dijo—. Además,


ni siquiera me he reportado con él desde que regresé, no
sé cómo va a ejercer su castigo.

—¿Cómo podría castigarlo? —preguntó Ling Wen


con seriedad—. Su Excelencia es fácil de engatusar, así
que sea sincero, Dianxia, si cree que está enfadado sólo
dígale unas cuantas buenas palabras, y todo habrá
terminado. Si no funciona, simplemente arrodíllese.

Xie Lian no sabía si reír o llorar, no pudiendo evitar


que ella lo hiciera sentir como el hijo problemático de Jun
Wu.

Ya casi habían terminado de hablar y el camino


también iba llegando a su fin. Ante él, un majestuoso
719

palacio apareció. Este palacio había sido perfeccionado a


lo largo de los años, sin embargo, seguía mostrando una
excelencia duradera, y nada de su antigüedad; capas de
tejas de oro vidriadas y apiramidadas cegaban con su
centelleo.

Xie Lian levantó la cabeza y miró dónde debajo del


techo dorado las palabras “Palacio Marcial Divino”
continuaban escritas con el mismo poder y vigor que hace
cientos de años, sin cambio alguno. Bajó la cabeza y
entró en el vestíbulo. Dentro, numerosos Oficiales
Celestiales ya estaban reunidos en grupos de dos o tres, o
solos, de pie y en silencio.

Los únicos que podían entrar en la sala eran los


Oficiales Celestiales que habían ascendido por su propia
cuenta, todos estos eran los hijos orgullosos del cielo,
cada uno de ellos lleno de poder espiritual. Todos se
miraban los unos a los otros con orgullo y desdén, el
esplendor que irradiaban era deslumbrante. Reunidos en
este lugar parecía que todos contenían la respiración y no
720

se atrevían a emitir sonido alguno, mientras que, en lo


alto al fondo del palacio, sentado en el trono, se
encontraba un Dios Marcial vestido con una armadura
puramente blanca.

Este Dios Marcial tenía un rostro apuesto, y en este


momento se encontraba con los ojos cerrados y en
silencio, tenía un apariencia extremadamente solemne y
digna. Cuando Xie Lian entró en el palacio, este abrió los
ojos como si lo hubiera sentido llegar. Sus ojos eran
profundamente oscuros, pero brillantes y claros, como si
hubieran sido formados por la nieve derretida de un lago
congelado durante millones de años. Cuando abrió los
ojos, este Dios Marcial sonrió suavemente.

—XianLe, estás aquí —dijo.

La voz profunda de aquel Dios resonó en todo el


Palacio Marcial Divino, y entonces, todos los ojos de los
funcionarios se centraron en Xie Lian.
721

Xie Lian inclinó la cabeza en una respetuosa


reverencia como saludo hacia el Dios. Por las miradas
que tenía encima, parecía que este encuentro no era sólo
para discutir el escándalo de el Paso de Ban Yue.

Ling Wen se acercó al trono, completamente vestida


de negro, sin dar ni una palabra ni sonrisa; luego,
comenzó a contar a todos los presentes en la reunión y a
escribir sus nombres en una libreta, registrando la
participación de todos los que habían acudido.

—Estoy seguro de que ya debe saber por qué ha sido


convocado hoy —continuó Jun Wu, dirigiéndose hacia
Xie Lian—. Bueno, acaba de haber un desacuerdo en el
palacio hace un momento, ¿cómo cree que debería lidiar
con el Pequeño Pei?

Xie Lian pensó por un momento.

—Debería ser degradado —dijo, después.

Un Dios cercano a él apretó los dientes con fuerza.


722

—¿No necesita volver a pensarlo? —preguntó Jun


Wu sonriendo.

—No hay necesidad de pensar más sobre aquello —


respondió Xie Lian—, el Pequeño General Pei ha
cometido demasiados asesinatos. Simplemente que sea
degradado a la condición de mortal.

A Xie Lian le pareció nunca haber oído tantos gritos


ahogados de tal cantidad de Dioses, y la sonrisa en el
rostro de Jun Wu se profundizó.

Dado que Jun Wu comentó que había habido un


desacuerdo, seguramente la mayoría de los Dioses en el
trasfondo apoyaron al Pequeño General Pei y sugirieron
un castigo leve. Que Xie Lian hubiera propuesto uno más
severo fue para que Jun Wu se comprometiera con la
situación y eligiera el castigo más apropiado. De esta
manera, también se podría decir que había tenido
plenamente en cuenta las opiniones de todas las partes.
723

En ese momento, la voz profunda de un hombre


intervino.

—Tengo una objeción —dijo fuerte y claro, desde


detrás de él—. Sobre este dudoso asunto.

Xie Lian se dio la vuelta y vio a un Dios Marcial


entrar desde el exterior de la sala, su mano reposando en
la empuñadura de su espada mientras caminaba hacia el
frente. Cuando pasó junto a Xie Lian, le dirigió una
mirada y curvó la comisura de sus labios.

Este Dios Marcial parecía tener entre veintiséis y


veintisiete años, su semblante era elegante y sus
movimientos decididos. A juzgar por su rostro, era el tipo
de hombre guapo al que le resultaba fácil complacer los
corazones de las mujeres y, sólo a primera vista, se podría
pensar que era un mujeriego.

—Taizi Dianxia, he oído hablar mucho de usted —


dijo aquel Dios Marcial—. Nuestro Pequeño Pei está
724

realmente en deuda con usted por haber cuidado tanto de


él.

—Por favor, no se preocupe por eso —respondió Xie


Lian—. También he oído mucho sobre usted.

Las palabras: “He oído mucho sobre usted”,


ciertamente no eran una mentira. En los últimos días, Xie
Lian ojeó su pergamino y leyó brevemente las leyendas
de algunos de los Oficiales Celestiales más famosos, y
uno de ellos fue el General de Ming Guang, Pei Ming.

Este Dios Marcial del Norte era muy valiente y muy


hábil en los combates, pero lo más comentado entre los
mortales eran historias, hermosas y horrendas, sobre sus
muchos amoríos que había tenido en su desenfrenada
vida. Las hermosas incluían aquella donde Pei Ming
había usado grandes cantidades de oro para ayudar a
salvar a una pobre prostituta de los burdeles, la cual se
enamoró de él y se mantuvo pura y fiel a la espera de su
regreso. Las horrendas incluían historias como la de Pei
725

Ming cruzando miles de kilómetros en viaje sólo para


pasar una sola noche con una mujer casada… Etc, etc.
Todo esto convertía a Pei Ming, de algún modo, en un
hombre que era muy conocido en el mundo mortal.
Después de leer sus historias, Xie Lian pensó que era
increíble que después de tantos años, sólo hubiera una
Xuan Ji que hubiera causado problemas.

Debido a que Pei Ming cuando era mortal era hábil


tanto en la batalla como en el amor, a muchos de sus
rivales y compañeros les encantaba maldecirlo a muerte,
e incluso mejor si es que su muerte terminaba siendo por
sífilis. Pero, su fuerza vital era dura e implacable, y nunca
se infectó con nada, incluso habiendo recogido un sinfín
de flores. ¡Él no murió, y hasta vivió mucho más tiempo
que la mayoría de esas personas!

Hasta que finalmente, un día, perdió una batalla.

«—¡Por fin, jajaja, ahora tendrás la muerte que te


mereces!» —pensaron algunos, burlándose de él. Pero en
726

ese mismo momento, un fuerte estruendo de relámpagos


sonó, como si el cielo rugiera y se quebrara, y entonces…
este hombre ascendió al cielo.

Los que no murieron por él en la batalla,


probablemente murieron en ese momento ahogándose en
su ira.

Después de su ascensión, Pei Ming no cambió su


estilo de vida y la escala de sus relatos de promiscuidad
sólo creció enormemente. Desde hadas y Oficiales
Celestiales, desde mujeres mortales hasta fantasmas y
demonios femeninos, siempre que fueran hermosas, no
se contendría.

Sin embargo, su tipo favorito seguía siendo las damas


encantadoras del Reino Mortal. Muchas historias de
amor indecentes lo tenían como el protagonista
masculino principal y, si no fuera por el método de
cultivo de Xie Lian que exigía pureza de cuerpo y mente,
727

probablemente hubiera leído un par de esos libros sólo


por curiosidad.

Por lo tanto, además de ser el Dios Marcial que


gobernaba el norte, el Reino Mortal también lo adoraba
como el Dios del Amor. Incluso algunos Oficiales
Celestiales le rezaban secretamente si se topaban con él
en los cielos, esperando alguna fortuna en el amor. Debía
decirse que, aunque el contexto de adquirir otro título era
similar, el título de él era definitivamente mejor que el
título injustificado de Feng Xin, de “Tremenda
Masculinidad”.

Después de saludar con cortesía, Pei Ming hizo su


movimiento. Chasqueó los dedos y en ese momento
apareció flotando en el aire un cadáver en medio del
Salón del Palacio Marcial Divino.

Este cadáver estaba ensangrentado, y era


precisamente el cadáver de A Zhao. Aquellos guardias de
728

bronce que ahora se encontraban en la sala sintieron el


aura de sangre y apuntaron sus alabardas hacia él.

Ling Wen dejó de escribir.

—General Pei, por favor, preste atención a sus


acciones —dijo—. No haga que la sangre manche el
Salón del Palacio Marcial Divino.

—Oh —dijo Pei Ming—, un momento.

Con un gesto de su mano la sangre se limpió y los


guardias de bronce volvieron a retroceder, poniéndose
firmes nuevamente en su lugar, la parte inferior de sus
alabardas golpeando con fuerza el suelo, haciendo un
estruendo.

—¿Cuál es su intención con todo esto General Pei?


—preguntó Xie Lian.

—Sé exactamente cuáles son las habilidades del


Pequeño Pei —empezó Pei Ming—. Incluso si sus
poderes en su clon son reducidos y no se parecen en nada
729

a los de su verdadero yo, todavía es bastante competente


y capaz de pelear a la par de un fantasma tipo Ira. Sin
embargo, me contó que no pudo evitar sorprenderse de
encontrarse con un mortal que era tan fuerte que incluso
se vio forzado a retroceder. Ahora, ¿no les parece
interesante esto? —preguntó Pei Ming, caminando
alrededor de Xie Lian y con una sonrisa continuó—: Por
lo cual, me vi obligado a presionar más para recibir
respuestas. Resulta que, en ese momento, aparentemente
había un joven vestido de rojo junto a Taizi Dianxia
cuando estuvo en el Paso Ban Yue.

Al escuchar las palabras “vestido de rojo” todos los


oficiales presentes cambiaron de expresión; pero fue
realmente al escuchar las siguientes palabras de Pei Ming
lo que los inquietó.

—Y este joven —dijo—, en la total oscuridad…


¡Masacró a cientos de soldados de Ban Yue que estaban
a punto de convertirse en "Ira" en un sólo instante!
730

Ahora, Taizi Dianxia, ¿podría aclararnos a todos quién


era este joven vestido de rojo?

Si no era un Ira, entonces debía ser un Supremo. Un


Supremo que podía matar a cientos de Iras en un instante;
uno vestido de rojo.

Al descartar tantos indicios, cualquiera podía


adivinar a dónde iba esto y quién era ese joven. Sin
embargo, nadie quería ser el primero en decir el nombre.

Xie Lian se frotó la frente y pensó en lo que iba a


decir.

—Oh, ¿en serio? —dijo, intentando hacerse el


desentendido—. Sobre eso… Bueno, había una gran
caravana de personas en ese momento atrapada en el Paso
de Ban Yue. Sólo pasamos unos pocos días juntos,
realmente no lo recuerdo bien, capaz era alguien de la
caravana.

Pei Ming sonrió.


731

—No creo que sea así, Taizi Dianxia —dijo—. Sus


palabras son muy diferentes a lo que me contaron. Según
el Pequeño Pei, usted y ese joven eran anormalmente
cercanos, no como alguien a quien hubiera conocido sólo
hace unos pocos días. ¿Cómo es posible que lo haya
olvidado?

«—No, usted realmente está equivocado…


Realmente dije la verdad, sólo nos conocíamos desde
hace unos pocos días» —pensó Xie Lian, sin embargo,
su expresión no reveló nada.

Justo en ese momento, un cultivador vestido de


blanco agitó casualmente su hossu.

—Entonces, General Pei, ¿qué está tratando de decir


y qué es lo que pretende hacer? —preguntó.

—Me gustaría pedirles al General Nan Yang y al


General Xuan Zhen que nos puedan asistir en esta
situación —respondió Pei Ming.
732

Siguiendo su línea de visión, Xie Lian encontró a


Feng Xin y Mu Qing, parados por separado en las
esquinas suroeste y sureste de la sala.

Feng Xin estaba tal y como lo recordaba; alto y


siempre erguido, la mirada determinada y sus cejas
permanentemente un poco fruncidas, como si siempre
hubiera algo que lo molestara, pero en realidad no estaba
molesto en absoluto.

Mu Qing, por el contrario, estaba algo diferente a


como lo recordaba. Su rostro continuaba siendo pálido,
sus finos labios fruncidos, y sus ojos entrecerrados; sin
embargo, el aire a su alrededor dejaba un claro ni se te
ocurra hablarme. Estaba de pie con los brazos cruzados,
un dedo de su mano derecha golpeando su codo izquierdo
con suavidad. Era difícil determinar si estaba tranquilo o
si estaba planeando algo.

Si bien los dos eran definitivamente considerados


hombres guapos, cada uno tenía sus propios defectos. Al
733

escuchar que Pei Ming los llamaba, ambos miraron hacia


Jun Wu al mismo tiempo; y sólo después de que Jun Wu
asintiera levemente con la cabeza, avanzaron con
lentitud.

Esta era la primera vez desde su tercera ascensión


que Xie Lian se había encontrado cara a cara con ellos
dos. En esta reunión, todos estos Dioses que estaban en
el Salón del Palacio Marcial Divino estaban observando
atentamente el drama; de tal forma, que podía sentir las
miradas sobre ellos volviéndose cada vez más salvajes.

Los tres se miraron entre sí, los ojos recorriendo


ciegamente todo el salón, mirándose el uno al otro, pero
fingiendo que no les importaba la situación. ¿Quién podía
saber qué era lo que aquellos dos estaban pensando? Sin
embargo, Xie Lian ya tenía casi una idea certera sobre
por qué Pei Ming les había pedido ayuda a ellos en
específico.
734

—Ambos han combatido con aquel hombre, por lo


que deben estar más familiarizados con sus ataques que
nosotros —dijo Pei Ming—. Así que puede que con
mayor naturalidad puedan reconocer los ataques de cierta
arma. ¿Son estas las heridas causadas por aquel hombre?

El mismo Xie Lian dio unos pasos hacia adelante


para echar un vistazo, pero había tanta sangre
oscureciendo las heridas que era difícil decir algo al
respecto.

Feng Xin y Mu Qing observaron al clon


solemnemente durante un rato. Finalmente, levantaron
la cabeza e intercambiaron miradas por un momento,
ninguno de los dos quería ser el primero en hablar.

—Generales. ¿Su conclusión? —preguntó Jun Wu.

—Son de él —respondió Feng Xin.

—La cimitarra E-Ming —agregó Mu Qing.


735

Probablemente de todos los Dioses que se


encontraban en el Palacio Marcial Divino, Xie Lian era
el único que no sabía qué significaban aquellas palabras.

La cimitarra E-Ming era la misma arma monstruosa


que Hua Cheng había usado cuando desafió y destruyó
singularmente a los treinta y tres funcionarios,
destruyendo sus cuerpos, sus almas y sus dignidades.

Las miradas que todos los Dioses le lanzaban a Xie


Lian en la sala se volvieron extrañas.

—Gracias, Generales, por confirmarlo —dijo Pei


Ming—. Si el joven vestido de rojo que viajaba junto a
Taizi Dianxia resulta ser esta persona, entonces todo este
asunto puede llegar a volverse mucho más complicado.

—¡¿Qué sería lo complicado?! —intervino el


cultivador vestido de blanco—. General Pei, ¿es posible
que aún esté intentando persuadir a los demás para que le
otorguen su apoyo?
736

En las dos ocasiones en que el cultivador intervino,


se mantuvo del lado de Xie Lian, así que no pudo evitar
echar un vistazo a quién era exactamente este curioso
compañero. Lo que vio fue un cultivador con ojos claros
y brillantes que llevaba un hossu entre los brazos, una
espada larga en la espalda y un abanico plegable en su
saturado cinturón blanco. Su porte era grácil y elegante,
y su expresión vivaz. Le parecía familiar, pero Xie Lian
no podía recordar cuándo es que había conocido a alguien
así.

Pei Ming también le dio una mirada al cultivador,


pareciendo un anciano fastidiado que no tenía ganas de
lidiar con ningún niño, por lo que lo ignoró.

—No es algo imposible que aquel hombre quiera


atacar a los cielos —dijo Pei Ming.

Con aquellas palabras era más que claro que quería


presentar a Hua Cheng como el verdadero culpable de lo
ocurrido en el Paso de Ban Yue.
737

Xie Lian esbozó una pequeña sonrisa.

—General Pei, mantengamos las cosas claras y


separadas —dijo—. No hablemos de si el joven con el
que viajé era Hua Cheng o no, e incluso si realmente
hubiera sido Hua Cheng, ¿cómo podríamos confirmarlo?
Además, no tiene relación alguna con lo que el Pequeño
General Pei ha hecho. El nombre de un Supremo Rey
Fantasma es algo muy fácil de usar, pero no siempre se
les puede relacionar con todo.

Sólo al mencionar el nombre de Hua Cheng toda la


sala quedó en un silencio escalofriante.

Pei Ming lo miró fijamente y, de repente, sonrió.

—Como fuera realmente la situación… hay muchas


dudas en todo este asunto —dijo—. Lo mejor sería
interrogar a la Guoshi Principal de Ban Yue, a quien
Taizi Dianxia mantiene junto a él.

Xie Lian le devolvió la sonrisa.


738

—No estoy de acuerdo —acotó con voz suave, pero


firme.

Pei Ming lo observó un poco sorprendido por su


actitud, Xie Lian en realidad no era de tener tan buen
humor como lo parecía al hablar. Pei Ming estaba a punto
de seguir discutiendo y presionando al respecto, y Xie
Lian estaba preparado para responder.

—Ya es suficiente —intervino Jun Wu.

En el momento en que habló, Pei Ming detuvo la


disputa y tanto él como Xie Lian se inclinaron con
respeto.

—El asunto del Paso de Ban Yue ya está resuelto —


dijo Jun Wu con languidez—. XianLe y la Señora del
Viento ya han testificado, y la evidencia es contundente.
el Pequeño General Pei del Palacio Ming Guang será
desterrado en los próximos días.

El asunto estaba resuelto.


739

Ser desterrado era lo mismo que una "degradación


temporal". Lo que significa que, si uno había cometido
una falta que no podía ser eximida, aún existía la
posibilidad de ser reincorporado en el futuro y, si un día
uno actuaba bien, todavía existía la posibilidad de ser
reintegrado al puesto anterior.

Xie Lian pensó que esto era algo aceptable, pero


fingió no estar tan conforme con la decisión; así que se
mantuvo en silencio unos segundos antes de responder.

—Entendido —dijo, después.

—Pero se ha demostrado que las heridas en el clon


fueron infligidas por la cimitarra E-Ming —replicó Pei
Ming—. Emperador, por favor, tenga cuidado de no dejar
que Taizi Dianxia caiga preso a manos de espíritus
malignos.

—Bueno, ese es otro asunto —respondió Jun Wu.

Pei Ming parecía querer intentar no dar por


terminado el asunto.
740

—Estoy seguro de que Su Majestad el Emperador,


investigará al respecto —presionó.

—Es claro que voy a investigarlo —respondió Jun


Wu—. Ming Guang y sus otras deidades no tienen de qué
preocuparse.

Después, hizo una pausa antes de volver a hablar.

—Todos pueden retirarse, esta reunión ha terminado


—dijo—. XianLe, quédese.

Al parecer, Xie Lian sería interrogado personalmente


y ninguno de los Dioses presentes tenían nada que decir
sobre aquello.

—Sí, mi Señor —dijeron, inclinando la cabeza con


cortesía.

Ahora que podían retirarse, los Oficiales Celestiales


empezaron a salir del Palacio Marcial Divino. Cuando
Feng Xin pasó a su lado, miró a Xie Lian como si tuviera
algo que decirle, pero se contuvo. Xie Lian le sonrió y él
741

se sobresaltó, apresurándose en caminar con prisa a la


salida. Mu Qing, sin embargo, pasó caminando sin
escatimar ni una mirada, como si no existiera; pero aun
así pasó por su lado, lo que le provocó una pequeña risa
divertida a Xie Lian.

Aquel desconocido taoísta de túnicas blancas con una


enorme sonrisa en su rostro, tuvo toda la intención de
dirigirse hacia Xie Lian, pero cuando estaba a punto de
empezar a hablar con él, Pei Ming, que acababa de perder
la disputa, interrumpió.

—Qingxuan, por el bien de su hermano, ¿puede dejar


de generar problemas? —dijo con impotencia.

La gran sonrisa que llevaba el cultivador vestido de


blanco se desvaneció de golpe.

—General Pei, no me amenace e intente poner a mi


hermano en mi contra —dijo—. ¡No le tengo miedo!

—Usted… —dijo Pei Ming, apretando los dientes


con fuerza e impotencia, incapaz de poder hacer algo
742

frente a esta situación; luego, lo señaló antes de


continuar—. Usted, usted... Realmente ha destruido al
Pequeño Pei. Lo han desterrado por doscientos años.

El cultivador vestido de blanco agitó su hossu con


gracia.

—Eso es algo que el Pequeño Pei ha logrado por su


propia cuenta —dijo—. ¡No tiene nada que ver conmigo!

Dando la impresión de no querer seguir discutiendo


con Pei Ming, el cultivador vestido de blanco se retiró.
Xie Lian pensó que Pei Ming iba a intentar seguirlo para
continuar provocándolo, pero no lo hizo y simplemente
salió del salón.

En el Gran Salón del Palacio Marcial Divino la única


persona que quedaba además de Jun Wu era el Príncipe
Heredero de Yong’An. Xie Lian tenía curiosidad, ¿por
qué se había quedado? Cuando se acercó, vio que esta
persona tenía los ojos cerrados.

¡Se había quedado dormido estando de pie!


743

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—Dianxia —dijo, tocando suavemente el hombro


del joven—. ¿Dianxia?

Lang Qianqiu se despertó con una sacudida.

—¡¿Qué ha pasado?! —exclamó.

—No ha pasado nada —explicó Xie Lian—. La


reunión ya ha terminado.

Recién habiéndose despertado, Lang Qianqiu aún


estaba somnoliento y algo confundido.

—¿Se acabó? ¿De qué ha tratado? —preguntó—. Lo


siento, no he oído nada.

—Si no escuchó nada, entonces no se preocupe —


dijo Xie Lian—. No ha sido nada importante de todos
modos. Vamos, hora de irse.

—Oh… —musitó Lang Qianqiu empezando a


retirarse, y justo antes de salir del palacio le devolvió una
744

mirada y sonrió afectuosamente—. Gracias por


despertarme.

Xie Lian lo saludó con una sonrisa.

Ahora, finalmente con todos fuera, Xie Lian se dio


vuelta lentamente y Jun Wu descendió de su trono, con
las manos detrás de la espalda.

—Xueyu Tanhua… —dijo—. La cimitarra E-Ming.

En su mente, Xie Lian sintió como si fuera un gato y


lo estuvieran levantado del cuello; involuntariamente, no
pudo evitar ponerse aún más erguido.

—Así que… ¿Qué está pasando? —preguntó Jun


Wu.

Xie Lian lo miró fijamente y, de repente, intentó


arrodillarse. Sin embargo, antes de que las rodillas de Xie
Lian tocaran el suelo, Jun Wu extendió una mano y lo
sostuvo de su codo, evitando que se arrodillara para luego
suspirar.
745

—Usted… —dijo—. ¿Por qué hace esto?

—Lo siento —dijo Xie Lian.

—¿Admite entonces haber cometido un error? —


preguntó Jun Wu.

Xie Lian suspiró.

—Así es, Emperador —respondió—. XianLe sabe


que ha cometido un error y no se atreverá a volver a
cometerlo.

—Entonces, ¿por qué no me explica cuál es el error?


—preguntó Jun Wu.

—Uh… Nunca es algo malo simplemente ponerse de


rodillas —dijo Xie Lian intentando dar una respuesta.

Jun Wu lo miró.

—Emperador, estoy seguro de que a usted no le


gustaría golpear una cara arrepentida —agregó Xie Lian
inmediatamente.
746

—¡Usted… cada vez se está volviendo más


descarado! —dijo Jun Wu con impotencia—. En el
pasado era tan difícil conseguir que admitiera un error,
más difícil incluso que ascender a los cielos, ¿de quién
ha aprendido todo esto?

«—No sólo puedo arrodillarme, sino que también


puedo limpiar sus botas de ser necesario» —pensó Xie
Lian para sí mismo.

Jun Wu inclinó ligeramente la cabeza, e hizo un gesto


a Xie Lian para que lo siguiera.

Los dos caminaron despacio por el Salón del Palacio


Marcial Divino.
747

—Hace ochocientos años le dije que se acordara de


contactar conmigo después de descender —comentó Jun
Wu, con las manos acunadas en el frente—. Pero luego
de ser desterrado, desapareció sin dejar rastro. No hubo
noticia alguna suya. Ha sido una pena que haya estado
allí abajo completamente solo, atormentándose en su
soledad. Y ahora… ha ascendido de nuevo a los cielos ya
hace algún tiempo, pero ni una sola vez se ha reportado
en el Palacio Marcial Divino. ¡Si alguien más fuera así
de impertinente, no tendría otra opción que otorgarle un
castigo!

Xie Lian sonrió.

—El Emperador tiene un gran corazón —dijo—. Así


que, naturalmente, no me castigará por un asunto tan
trivial.

Jun Wu lo observó en silencio por un momento.

—XianLe ha crecido y ha aprendido a adular —dijo.


748

—También he aprendido muchas otras cosas —


aseguró Xie Lian—. Se las mostraré algún día cuando
tenga tiempo…

—Mejor dejemos para después lo de romper rocas


con el pecho —dijo Jun Wu, para luego continuar—:
Dígame, ¿con quién se ha involucrado al descender esta
vez?

—Mi señor, le juro que no he hecho nada —


respondió Xie Lian con inocencia—. Resulta que, sólo
un día, y por casualidad, me encontré en el camino con
un joven que era muy interesante y me quedé junto a él
por un tiempo. Nada más que eso... Prometo que no hay
cosa alguna como la de una traición.

—¿Está seguro? —preguntó Jun Wu, para luego


rápidamente agregar—: Bueno, le creo, por ahora.

—Muchas gracias, Emperador, por otorgar su


confianza —contestó Xie Lian—. Me retiro entonces.
749

—¡Vuelva aquí! —exclamó Jun Wu con suavidad y


firmeza—. ¿A dónde quiere escapar con tanta rapidez
luego de haber dicho tan poco? Tengo un trabajo
importante que encargarle, venga y eche un vistazo.

—Oh… —musitó Xie Lian, para luego seguir


obedientemente a Jun Wu hasta la parte trasera del Salón.

Cuando llegaron, observó como el Salón del Palacio


Marcial Divino y la cámara trasera estaban separados por
un gran mural. La parte anterior de este representaba el
Palacio Dorado que se alzaba a través de un mar de
nubes, radiante y brillante; y la parte posterior, mostraba
un mapa de montañas y valles de más de diez mil
kilómetros.

Xie Lian observó el mural con atención. En el mapa


había incrustadas muchas perlas pequeñas que brillaban
como estrellas; cada una de estas marcaba la ubicación
de un Gran Templo Marcial en el Reino Mortal. Hace
ochocientos años, cuando Jun Wu llevó al Xie Lian que
750

había ascendido por primera vez a la cámara trasera, las


perlas que parecían estrellas resplandecientes en el mural
no eran tan densas, pero ahora, en el mapa, la luz perlada
parpadeante cubría casi uniformemente todo el campo de
visión. El resplandor era abrumador.

Jun Wu se paró frente al mural y señaló un lugar en


el mapa, al este.

—Hace siete días, entre medio de estas montañas,


muchas personas vieron a un dragón de fuego estallar
abruptamente en llamas y arder durante dos varitas de
incienso antes de extinguirse —dijo.

—¿Cuántas son las bajas? —preguntó Xie Lian.

—Nadie resultó herido —respondió Jun Wu.

La expresión en el rostro de Xie Lian se volvió seria.

—¿Qué es lo piensa sobre esto? —preguntó Jun Wu.

—El hechizo de Dragón de Fuego Ascendente emite


llamas muy intensas que pueden generar daño, requiere
751

una inmensa cantidad de poder y es difícil de realizar…


Lo más difícil de creer de todo esto es que ni una sola
persona haya resultado herida por el hechizo —respondió
Xie Lian—. Está claro que este Dios tiene una gran
consideración por la vida humana y no tenía la intención
de atacar.

—Si no lo utilizo con la intención de atacar,


entonces, ¿para qué lo realizó? ¿Solo para demostrar su
presencia? —cuestionó Jun Wu.

Xie Lian sabía que estaba siendo puesto a prueba.

—Exactamente —contestó—. Este Dios quiso que


otros vieran ese Dragón de Fuego, pero no fue por
diversión… Nadie utilizaría un hechizo tan difícil y
peligroso sólo por diversión. Eso sólo deja una
posibilidad… que sea un llamado de ayuda.

Jun Wu sonrió.

—Pareciera que no ha olvidado nada de lo que


aprendió —dijo.
752

—No podría atreverme a olvidar —contestó Xie


Lian—. Este es un asunto extraño, con el que no se debe
de jugar. ¿Hay reuniones demoníacas o guaridas en esa
área?

—Las hay, es el mayor nido de fantasmas que existe


—respondió Jun Wu, para luego volverse hacia Xie
Lian—. ¿Ha oído hablar alguna vez de Ciudad Fantasma?

Xie Lian lo pensó un momento.

—Sí —respondió—. He oído hablar de ella.

Ciudad Fantasma era el lugar más próspero dentro


del Reino Fantasmal, situado justo en la intersección del
Reino de los Mortales y el Reino de los Fantasmas. Era
donde todos los tipos de espíritus, fantasmas, demonios
y monstruos se reunían en multitud para realizar
comercio e intercambios. Algunos cultivadores de ciertos
niveles también se aventuraban para hacer negocios o
buscar información. A veces, también había Oficiales
Celestiales disfrazados, mezclados por razones de
753

curiosidad o por motivos ocultos. Por supuesto, también


estaban aquellos que entraban por error y terminaban
siendo asustados a muerte o simplemente devorados
vivos.

Eran muchas las leyendas que circulaban por el


mundo sobre Ciudad Fantasma. Xie Lian recordó que una
de ellas mencionaba a un hombre que mientras viajaba
por la noche vio un mercado lleno de gente con grandes
linternas rojas y letreros coloridos. Entró emocionado al
mercado y allí descubrió que todos los que lo rodeaban
tenían una máscara puesta, y los que no estaban
cubiertos, eran extremadamente feos… ¡Muy curioso!
No dándole muchas vueltas al asunto compró un tazón de
fideos en uno de los puestos y se sentó a comer, pero
mientras comía, sentía que algo estaba mal con la
comida, y cuando miró con mayor atención al tazón…
¡Vio que los fideos en realidad eran mechones de cabello
retorciéndose!
754

Historias clásicas de fantasmas como esta sobre


aquella ciudad, abundan. Lo curioso, es que siempre
había querido ir a visitar y conocer aquella ciudad, pero
nunca tuvo la oportunidad de cruzarse con la entrada, así
que es algo que aún no había sucedido.

—El Reino Celestial y el Reino Fantasmal siempre


han tenido muy claro que no deben ofenderse
mutuamente —continuó Jun Wu—. Además, el Señor
que gobierna Ciudad Fantasma es muy fuerte y feroz. No
podemos entrar en su territorio a la fuerza y menos sin
pruebas, así que necesito con urgencia que alguien realice
una investigación en secreto.

—¿Quiere que sea yo quien vaya? —preguntó Xie


Lian.

—El primer candidato que tenía en mente


originalmente era usted —respondió Jun Wu—. ¿Pero
sabe a quién pertenece el territorio de Ciudad Fantasma?

Al observar su expresión, Xie Lian decidió adivinar.


755

—¿Podría ser… Hua Cheng? —preguntó.

Jun Wu asintió levemente con la cabeza.

—Parece que tiene una buena relación con él —dijo


Jun Wu—. Si es inocente, no habrá ningún problema.
Pero me temo que no es así.

Eso sí sería algo vergonzoso.

Xie Lian se frotó la frente y fue entonces que recordó


algo. Aquel Dragón de Fuego en las montañas ardió hace
siete días… y casualmente, hace siete días Hua Cheng se
fue del santuario Puqi. Todo era demasiado oportuno,
demasiada coincidencia... ¿Acaso había una conexión
entre ambos eventos?

Xie Lian se tomó un momento de silencio para


pensarlo con más detenimiento.

—Yo lo haré —dijo—. De todas formas, la


investigación se va a realizar, ¿por lo que no sería mejor
756

que fuera yo? Además, creo que Xueyu Tanhua no es una


persona que tenga malas intenciones.

Jun Wu lo miró.

—XianLe, sé que no necesita que le diga qué tipo de


amistad puede o no tener —dijo—. Sin embargo, también
sé que siempre piensa lo mejor de todos.

Al escuchar sus palabras, Xie Lian esbozó una


pequeña sonrisa.

—Por favor, no lo diga como si fuera una princesita


que nunca ha salido de casa ¿puede ser? —dijo—. ¡Esas
palabras realmente ya no van conmigo!

Jun Wu todavía negó con la cabeza.

—Aun así, le diré esto: tenga cuidado con Hua Cheng


—dijo.

Ante estas palabras, Xie Lian abrió ligeramente la


boca, queriendo decir inconscientemente algo al
respecto, pero se detuvo antes de hacerlo. A lo largo de
757

la conversación mostró una actitud dócil a la que Jun Wu


ya estaba acostumbrado, pudo responder "sí"
superficialmente un par de veces, pero este "sí", por
alguna razón, no pudo decirlo.

—Tenga especial cuidado con aquella Cimitarra


Maldita —continuó Jun Wu.

—¿Cimitarra Maldita? —preguntó Xie Lian, curioso


por su especial mención.

—Su arma, llamada la Cimitarra E-Ming, es


conocida también como "La Cimitarra Malvada" —
explicó Jun Wu—. Es una cimitarra totalmente siniestra.
Es actualmente la mayor arma maligna de los Tres
Reinos. Como debe ya saberlo, esta clase de arma
requiere una profunda determinación sangrienta y
sacrificios demasiado crueles para fabricarse. No la
toque, y no se deje herir por ella, o las consecuencias
serán impredecibles.
758

—Él no me hará daño —afirmó Xie Lian


repentinamente.

Justo entonces se dio cuenta de que su afirmación


había sido demasiado impertinente, y Jun Wu ya le estaba
lanzando una mirada escrutadora.

—Sí, comprendo —añadió Xie Lian, habiendo


pensado mejor en su respuesta—. Seré cuidadoso.

—Espero que sean ciertos los buenos pensamientos


que tiene hacia él y no sólo un malentendido —comentó
Jun Wu—. ¿Hay algún arma mágica que quiera?

—No será necesario —respondió Xie Lian—. Sólo


necesito un asistente, sería bueno que sea poderoso para
que pueda prestarme poder espiritual de vez en cuando.

—¿A quién sugiere? —preguntó Jun Wu.

—La decisión depende de usted, siempre y cuando


tenga una personalidad con la que sea fácil llevarse bien
no tengo problema alguno —dijo Xie Lian.
759

Jun Wu se rio.

—¡¿Acaso esa condición no hace que descartemos a


dos de sus viejos amigos?! —exclamó.

Xie Lian también rio.

—Siendo honesto… ¡antes ambos solían llevarse


muy bien! —acotó.

—Escuché que cuando ascendió esta vez, destruyó


muchos de los palacios y propiedades de sus colegas
oficiales… —dijo Jun Wu, regresando lenta y
tranquilamente hacia su asiento—. Uno de ellos fue el de
Nan Yang. ¿Ha saldado ya su deuda de ocho millones
ochocientos ochenta mil méritos?

Tan pronto como fue mencionado el tema, Xie Lian


pareció volver a entristecer.

—Sí… —respondió Xie Lian—, pero hablando


sobre eso, tengo que agradecer al Emperador por darme
los méritos a mí por el trabajo realizado en el Monte Yu
760

Jun, de lo contrario no hubiera sido capaz de devolver ni


siquiera una pequeña fracción de esa cantidad. La
próxima vez que haya tales plegarias, le pido por favor
que no dude en informarme para que me haga cargo.

—Debería agradecérselo a Feng Xin —respondió


Jun Wu—, supe por Ling Wen que él tomó la iniciativa
de ir a verla en privado a su palacio y le dijo que no
necesitaba que le devolvieran los méritos para reconstruir
su palacio dorado.

Xie Lian lo miró atónito.

—Yo... no… —dijo—, no sabía nada de esto en


absoluto.

No era de extrañar que esos ochocientos ochenta mil


méritos hubieran sido tan fácilmente devueltos; mucho
de eso ya había sido pagado. Sin embargo, en ese
momento, fue el palacio de Nan Yang el que había sido
más dañado; dijeron que más de la mitad del techo
dorado había quedado destruido.
761

—Nan Yang le pidió a Ling Wen que no se lo dijera


a nadie, así que es normal que no lo haya sabido —
explicó Jun Wu—. ¿Por qué está enfadado? ¿No es algo
bueno que no tenga que pagar la deuda?

Xie Lian no sabía cómo responder o sentirse al


respecto. Era complicado y agridulce, su mente estaba
nublada por todas partes. Finalmente, simplemente
suspiró.

«—La verdad es que, en este mundo, las palabras


“no se lo digas a nadie”, están vacías y no tienen valor»
—pensó.

—Como él no quiere que lo sepa, es mejor que siga


fingiendo que no lo sé —dijo Xie Lian.

Jun Wu lo observó por un momento.

—Si Nan Yang y Xuan Zhen están descartados, ¿qué


le parece el Señor del Viento? —preguntó—. El Señor
del Viento es poderoso, alegre y le encanta hacer nuevos
762

amigos, así que cumple con su condición… seguro les


será fácil llevarse bien.

—La Señora del Viento es buena y muy amable, pero


no sé si estaría dispuesta en ir a una misión conmigo —
respondió Xie Lian.

—Debe de estarlo, aunque no quiera. Además, el


Señor del Viento tiene una buena opinión suya —dijo Jun
Wu—. Entonces está decidido, vaya primero a su
Palacio, XianLe, enviaré inmediatamente a alguien para
que le informe al Señor del Viento; así ustedes dos se
pueden encontrar y luego partir.

—Oh… —musitó Xie Lian dándose la vuelta, y


estaba a punto de obedecer, cuando, de repente, volvió a
darse la vuelta de manera rápida y extraña,
desconcertado—. Espere un momento, Emperador... Mi
antiguo Palacio de XianLe fue destruido hace mucho
tiempo, ¿no es así? ¿A dónde es que se refiere que vaya
entonces con mi “Palacio de XianLe”?
763

—Mandé a construir uno nuevo, para que no tenga


que ser detenido e interrogado por los guardias cada vez
que se cruza con ellos cuando hacen su patrulla —
contestó Jun Wu.

—…

Cuando Xie Lian se retiró del Palacio Marcial


Divino, no pudo evitar comenzar a sentirse observado.
Ascendió hace poco tiempo y repentinamente ya había
recibido, de alguna manera un Palacio Dorado; el cual
obviamente no podía rechazar cuando el mismísimo Jun
Wu era quien se lo estaba regalando, por lo que sólo pudo
suspirar e ir a echarle un vistazo.

Este nuevo Palacio para Taizi Dianxia de XianLe era


casi idéntico al antiguo, con sus paredes rojas
acristaladas, lujosas y elegantes. Xie Lian no quería
entrar en absoluto, así que sólo se limitó a esperar a la
Señora del Viento en la puerta. Pero después de esperar
764

y esperar, quien apareció no fue la dama cultivadora


vestida de blanco, sino otro cultivador vestido de blanco.

Este taoísta era resplandeciente, tenía una fuerte aura


espiritual de abundancia que lo rodeaba por completo, era
aquel Qingxuan que estuvo de su parte en la reunión que
se hizo en el Palacio Marcial Divino.

—¡Saludos, Taizi Dianxia! —exclamó sonriendo y


agitando su hossu.

Xie Lian le devolvió la sonrisa.

—Saludos, compañero taoísta —dijo.

—Así que este es su nuevo Palacio Dorado —


comentó Qingxuan dándose la vuelta para verlo mejor—
. ¡No está nada mal!

—Si, no está mal —elogió también Xie Lian.

—Debe de haber costado una gran cantidad de


méritos —comentó.

—Supongo que sí —respondió Xie Lian.


765

—No debería decirlo, pero definitivamente sí… —


dijo el cultivador, maravillado—. Su ubicación es
perfecta, en pleno centro de la Capital Celestial, a sólo
una manzana del Palacio Marcial Divino, ¡y es tan
grande!

—Esto… —musitó Xie Lian algo incómodo.

De hecho, Xie Lian pensó en cuánto se habrá gastado


para concederle un Palacio Dorado tan grande, ¡Hubiera
sido mejor darle diez millones de méritos para pagar su
deuda! La verdad es que quería preguntarle a este
cultivador quien era, pero sintió que sería descortés
hacerlo, así que decidió hojear en secreto unos
pergaminos que tenía consigo para averiguarlo, pero en
cuanto estuvo a punto de leer los pergaminos, el
cultivador de túnicas blancas volvió a hablar.

—¡Será mejor que nos vayamos! —exclamó


cordialmente—. ¡Volveré a visitarlo en su palacio en otra
766

ocasión, pero por ahora vayamos a echarle un vistazo al


inframundo!

Xie Lian se sorprendió al oírlo.

—Compañero taoísta, quizás en otro momento… Por


favor, que sea otro día —dijo Xie Lian, negándose
cortésmente—. Estoy esperando a alguien aquí, y tengo
deberes oficiales que atender.

Al escuchar esto, el cultivador colocó su hossu en el


bolsillo trasero de su túnica taoísta y se dio la vuelta con
asombro.

—¿Y a quién está esperando? —preguntó.

—Estoy esperando a la Señora del Viento —


respondió Xie Lian.

El cultivador vestido de blanco parecía aún más


confundido.

—Pero… ¿acaso no estoy ya aquí? —preguntó.


767

—Ah... —exhaló Xie Lian, sus cejas alzándose con


asombro—. ¿Es usted la Señora del Viento?

El cultivador abrió de golpe su abanico y comenzó a


ventilarse.

—Soy el Señor del Viento, ¿acaso ha habido alguna


duda al respecto? —preguntó—. ¿No sabía quién era yo?
¿Nunca ha oído hablar de mí? ¿El Señor del Viento
Qingxuan?

Su tono era irrefutable y absoluto, como si fuera


completamente imposible para Xie Lian no haberlo
reconocido. El abanico plegable tenía la palabra para el
viento “Feng” escrita de manera sesgada en el frente, la
parte trasera tenía tres líneas inclinadas dibujadas… ¡Era
exactamente el mismo abanico que había tenido la dama
cultivadora de blanco en la mano!

Xie Lian recordó, de repente, lo que Fu Yao le había


mencionado que algunos Oficiales Celestiales de la Corte
Superior, en circunstancias especiales, tenían la
768

capacidad de transformar su apariencia. Mientras estaba


en Ban Yue, Nan Feng también había pronunciado una
oración incompleta: “—La Señora del Viento siempre ha
sido...”

¿Siempre ha sido? ¿Ha sido qué?

¡¿Un hombre?!

Después de haber sido arrastrado unos cuantos pasos


por el cultivador, Xie Lian aún no pudo terminar de
procesar completamente la información.

—Um... Señor del Viento, usted… —dijo Xie Lian—


. Usted, ¿por qué se disfrazó de mujer la última vez?

—¿Qué? —preguntó el Señor del Viento—. ¿Acaso


no me veía bien?

—¿Sí? Pero… —dijo Xie Lian, todavía confundido.

—¡Si estaba hermosa entonces no existen peros!


¡Simplemente quiero lucir bien! —dijo el Señor del
Viento sonriendo alegremente—. ¡Por supuesto que es
769

porque sabía que luciría bien que me disfracé como una!


¡Para verme elegante disfrazado!

Habiendo dicho eso, parecía ser que se le había


ocurrido una idea, y cerró su abanico de golpe. Luego, le
dio a Xie Lian una mirada calculadora.

—Hablando de eso… ¿no tendríamos que estar


encubiertos para esta misión a la Ciudad Fantasma? —
preguntó.

—Eh… —titubeó Xie Lian—. ¿Qué quiere hacer?

Una hora y media más tarde, Xie Lian, que había


rechazado unas diez invitaciones de la Señora del Viento
para tomar una forma femenina, se tomó el tiempo para
770

leer en secreto su pergamino, y sólo entonces comprendió


el origen de este Señor del Viento.

Los Señores de los Cinco Elementos de los cielos


habían usado sus títulos para reemplazar sus apellidos.
Por ejemplo, antes de que el Señor de la Tierra
ascendiera, su nombre mortal era Ming Yi, y después de
su ascensión, fue nombrado: “El Señor de la Tierra Yi”.
En cuanto al Señor del Viento, su antiguo nombre era Shi
Qingxuan, y después de su ascensión fue nombrado: “El
Señor del Viento Qingxuan”.

Haciendo honor a su título, su personalidad era como


una brisa; era sociable y generoso, y no se fijaba en
detalles mezquinos; además, era muy popular en el cielo,
ya que aparentemente para él era fácil regalar diez mil
méritos en la Matriz de Comunicación de vez en cuando.
Pero al final del día, como su hermano mayor era el Dios
que controlaba la riqueza mortal, por supuesto que el
Señor del Viento era generoso y no mezquino. El
hermano mayor del Señor del Viento Qingxuan fue
771

nombrado: “el Señor del Agua Wu Du”, más conocido


también como “el Tirano del Agua”.

La gente solía venerar a estos dos Dioses juntos y


contemplarlos al mismo tiempo. En igualdad de
condiciones, era claro que estos dos hermanos estaban
muy unidos. Sin ir más lejos, el Señor del Agua debía ser
la razón por la que Pei Ming no podía tocar al Señor del
Viento. Después de todo, era el hermano del Tirano del
Agua, ¿quién podría atreverse a tocarlo?

Para descender hacia la tierra, ambos saltaron desde


los cielos; esquivando las nubes, aterrizaron en el suelo y
comenzaron a charlar mientras caminaban.

—La familia Pei que produjo dos Generales


ascendidos bajo un mismo nombre ya eran una leyenda
—comentó Xie Lian con asombro y sinceridad,
cruzándose de brazos—, pero usted y su hermano, ambos
maestros elementales uno del viento y otro del agua,
772

ascendiendo casi al mismo tiempo… son verdaderamente


una historia increíble.

Es importante saber que, incluso en un millón de


personas, puede que no hubiera alguien con la capacidad
de ascender. Pei Ming y Pei Xiu tenían unos pocos
cientos de años de separación entre ellos y Pei Xiu ni
siquiera era descendiente directo; provenía de la rama de
la familia de los hermanos de Pei Ming, un sobrino lejano
de vaya-usted-a-saber-que-grado-de-consanguinidad.

En cambio, el Señor del Agua Wu Du y el Señor del


Viento Qingxuan eran hermanos relacionados de sangre
directa, un verdadero par de oficiales ascendidos de la
misma casa, por lo tanto, algo verdaderamente increíble.

Shi Qingxuan comenzó a reír.

—¡Usted tampoco está muy lejos de ser increíble! —


exclamó—. Déjeme decirle, ¿quién no conoce sobre el
peligro de mencionar el Paso de Media Vida? Los demás
simplemente no querían ofender al General Pei, por lo
773

que fingieron no saberlo. La verdad es que hacía tiempo


que quería ir a investigarlo, pero mi hermano me
regañó… No, digo, bueno, me habló sobre ello y me
convenció de que no lo hiciera, así que con tantos otros
deberes terminé olvidándolo. Lo que menos esperaba era
que usted mencionara el tema en la Matriz de
Comunicación. Creo que usted es un poco raro…
¡Siempre está metiéndose en problemas! ¡Podríamos ser
buenos amigos por eso! ¡Jajaja!

Este Señor del Viento ciertamente tenía una


personalidad extremadamente directa e interesante, y Xie
Lian podía entender por qué era tan popular en el cielo.
No se le hubiera pasado nunca por la cabeza que después
de la ascensión podría ser capaz de entablar una amistad
con un Oficial Celestial como este.

Xie Lian sintió que su estado de ánimo mejoró, y


sonrió alegremente.
774

—¿Su hermano le ha regañado antes por esto? —


preguntó—. Por lo que vi, el General Pei y él parecían ser
muy buenos amigos. La acusación que presentó contra el
Pequeño General Pei ¿no afectará su relación? ¿No
causará todo esto una ruptura entre el Señor del Agua y
el General Pei?

Shi Qingxuan daba la impresión de estar pensando en


que su hermano también había estado involucrado en
alguna falta, pero no podía mostrarse tímido frente a Xie
Lian.

—¡Si eso causara una ruptura entre ellos, aún mejor!


—exclamó—. Desearía que mi hermano dejara de salir
con él y dejara atrás el apodo de “Los Tres Tumores” lo
antes posible.

—¿Qué es eso de Los Tres Tumores? —preguntó Xie


Lian.

—¡¿Cómo?! —preguntó Shi Qingxuan asombrado—


. ¿Usted tampoco sabe acerca de eso? Está bien, como
775

sea. Ahora sé que no está al día con nada, eso no es algo


bueno —suspiró, y luego continuó—: Los Tres Tumores
son "sexo, dinero y poder" y es el apodo que reciben tres
de los más grandes Oficiales Celestiales. Mi hermano es
"dinero".

—"Sexo" asumo que es el General Pei —dijo Xie


Lian—. ¿Quién es "Poder"?

—Ling Wen —respondió Shi Qingxuan.

Xie Lian se sorprendió al oír esto.

—¿Por qué ella es "Poder"? —preguntó rápidamente.

—Porque ella es la Diosa de la Literatura número uno


en la Corte Celestial —respondió brevemente Shi
Qingxuan—. Muchos Dioses la critican a su espalda por
lo que ha hecho para llegar a su posición y es algo
bastante desagradable de oír, así que no hablaré sobre
ello, y usted tampoco debería de preguntar sobre ello. En
fin, el ambiente de los Dioses de la Literatura es
realmente aterrador.
776

Xie Lian estaba de acuerdo, pero justo cuando giró la


cabeza para verlo, el cultivador vestido de blanco a su
lado se transformó en una dama de blanco.

El cambio fue tan repentino que Xie Lian casi


trastabilló en su paso cuando la dama se sostuvo
alegremente de su brazo.

—Señor del Viento, ¿por qué de nuevo la repentina


transformación? —preguntó Xie Lian, mientras lo
observaba.

—Oh. Para ser honesto, soy más poderoso con esta


transformación —respondió Shi Qingxuan.

Como se mencionó anteriormente, el Señor del


Viento y el Señor del Agua a menudo eran adorados
juntos. Sin embargo, esto también produjo que sucediera
un bizarro accidente. Quizás la gente pensó que adorar a
dos Dioses masculinos juntos en un templo era algo
extraño. Al fin y al cabo, hombre y mujer iban de la
mano, guapo y hermosa hacían una pareja, así era como
777

debería ser; un Dios debía estar acompañado de una


Diosa. Y fue así, que después de un tiempo, alguien en
algún lugar esculpió al Señor del Viento como una Diosa.

No obstante, no bastaba sólo con la creación de la


estatua de la Diosa, sino que tenían que inventar también
historias para acompañarla… Algo como que los Dioses
del viento y el agua solían ser hermano y hermana, no era
suficiente. Existía una versión en la que eran incluso
marido y mujer. Después de unos pocos cientos de años,
las historias se difundieron y de ellas surgieron leyendas
aún más extravagantes. De vez en cuando, los dos
oficiales las leían por mera curiosidad, pero era tal la
vergüenza e incomodidad que les ocasionaba que la piel
se les ponía de gallina.

Quién sabe realmente porque la gente cree en ese tipo


de cosas, pero llegó a tal punto que, con el tiempo,
cuando se mencionaba al Señor del Viento para pedir una
bendición, muy a menudo y en todos lados, confundían
su género y decían: "Mi Señora, por favor, bendígame".
778

De esta manera, Shi Qingxuan obtuvo el apodo de Señora


del Viento.

—¡Hay otros Dioses que también hacen esto! —


exclamó repentinamente Shi Qingxuan.

—¿Cómo cuál otro? —preguntó Xie Lian.

—¿Usted cree que Ling Wen es un hombre o es una


mujer? —replicó Shi Qingxuan.

—No me diga que ella se convierte en un hombre…


—susurró Xie Lian.

Shi Qingxuan levantó los hombros en un gesto


desentendido y cerró su abanico de golpe en su mano.

—¡Pero es verdad! —exclamó—. Si le pregunta a


cualquier persona en el mundo, le dirá que Ling Wen es
un hombre.

El pensamiento de que un Dios de la Literatura fuera,


por supuesto, un hombre, era común. Lo normal era que
la gente asociara a las mujeres con Diosas que bendecían
779

sólo con belleza y juventud. Nada más que eso, y sin


ningún otro tipo de cargo.

Sin embargo, Ling Wen resultó ser una Diosa de la


Literatura maniática con su trabajo, y lo que más
disfrutaba era sujetar las cabezas de sus subordinados y
hacer que le siguieran todo el día, ordenándoles que
"devoraran" documentos oficiales.

A pesar de eso, aunque trabajara mucho, todavía


tenía muy pocos devotos. Con el pasar del tiempo,
algunos de los devotos no pudieron aceptar que fuera una
mujer, y en un arrebato construyeron sus estatuas como
Dioses masculinos, transformándola de la Diosa Ling
Wen a el Dios Ling Wen. Después de este cambio, sus
templos se volvieron prósperos y todos elogiaron la
eficacia del Dios Ling Wen. Desde entonces, cuando
Ling Wen necesitaba aparecer en sueños, sólo podía
hacerlo en forma masculina. De lo contrario, la gente no
la reconocería.
780

Xie Lian sonrió y suspiró.

—Ya veo —dijo—. Un Oficial Celestial sigue siendo


el mismo Oficial Celestial, lo único que cambia es su
sexo, de hombre a mujer o de mujer a hombre; no es nada
más que una simple transformación. Al fin y al cabo, en
la tierra cada uno elige lo que quiere creer.

En cuanto al propio Shi Qingxuan, según la


observación de Xie Lian, no le parecía importarle que su
imagen fuera distorsionada. De hecho, se podría decir
incluso que lo disfrutaba, pero no sólo lo estaba
disfrutando él mismo, sino que también estaba dispuesto
a animar e influenciar a los demás a disfrutar junto a él.

Durante la hora que habían estado juntos desde que


descendieron de los cielos, Shi Qingxuan había intentado
incansablemente persuadir a Xie Lian para que se
disfrazara de mujer, con razones muy convincentes.
781

—Las mujeres tienen auras yin35 más fuertes, por lo


que es mucho más fácil para ellas ocultar su paradero en
Ciudad Fantasma —argumentó.

Xie Lian sólo pudo negarse cortésmente.

—No tengo suficientes poderes espirituales como


para transformarme —dijo.

—¡Le prestaré mis poderes! —comentó Shi


Qingxuan emocionado—. El Emperador me dijo que esta
ha sido la principal razón por la que me pidió que fuera
yo quien lo acompañe; específicamente para prestarle
poder espiritual, y yo le dije que eso no sería ningún
problema. Vamos, no sea tan cortés y siéntase libre de
tomar cuanto desee.

Xie Lian no tenía respuesta alguna para su


entusiasmo.

35
Otra referencia al Yin y Yang, el Yin además de asociarse a la feminidad
también se asocia a la muerte.
782

«—¡Tendré que encontrar otra forma para poder


negarme!» —pensó.

—¿Sólo seremos nosotros dos? —preguntó Xie


Lian—. La verdad, no creo que seamos suficientes, ¿hay
algún otro Oficial Celestial por aquí que pueda
ayudarnos?

—¡Por supuesto que sí! —respondió Shi Qingxuan,


quien realmente mordió el anzuelo para cambiar de
conversación, pero luego, pareció titubear—. Sin
embargo, no sé si usted querrá su ayuda…

—¿Por qué lo dice? —cuestionó Xie Lian.

—El único que tiene territorio en este lugar es Lang


Qianqiu —respondió Shi Qingxuan.

Xie Lian abrió ligeramente un poco los ojos.

—Pero más allá del tipo de disputa que tengan entre


ustedes, la verdad es que él es una buena persona —
agregó Shi Qingxuan apresuradamente.
783

Xie Lian sonrió.

—Ya lo sé —admitió.

—¡¿De verdad?! —preguntó Shi Qingxuan,


pareciendo temer que no estuviera siendo sincero—.
¿Usted sabe por qué es que ascendió?

—No —respondió Xie Lian—. ¿Por qué?

—Puede que Taizi Dianxia no lo sepa —dijo Shi


Qingxuan, para luego rodear con un brazo sus hombros—
, pero cuando su Reino XianLe fue destruido, quedaron
miles de almas en la antigua Ciudad Imperial. ¡Eran
como nubes negras cerniéndose sobre la ciudad, y sus
lamentos se escuchaban hasta el cielo! Con el paso del
tiempo, se convirtió en una ciudad fantasma. Desde que
tenía doce años, Lang Qianqiu intentó purificar a todos
los espíritus de aquel antiguo país, y finalmente lo
consiguió en su juventud; motivo por el cual ascendió a
los cielos. Si quiere que le pidamos ayuda, hágamelo
784

saber, y él vendrá enseguida. Su territorio está por aquí,


¿quiere que él venga?

—Entonces le agradeceré cuando venga —dijo Xie


Lian—. Da la casualidad de que yo también quiero
conocerlo.

Shi Qingxuan sintió que esto podía considerarse


como una forma de resolver un rencor, incluso podría
convertirse en una buena historia para compartir, y se
sintió complacido consigo mismo por este logro.

—¡Muy bien! —dijo alegremente—. Entonces, le


pediré que se reúna conmigo en el lugar más concurrido
de Ciudad Fantasma, donde todo está mezclado y es fácil
pasar desapercibido.
785

Los dos habían llegado a un campo salvaje en medio


de la nada. El atardecer ya había finalizado y los cuervos
lloraban enloquecidos en la oscuridad, creando una
atmósfera espeluznante.

—Debe de estar por aquí —comentó Xie Lian,


mirando a su alrededor—. Hay muchas auras malvadas
en el aire y un gran cementerio cerca, seguro que
encontraremos una o dos que se dirijan hacia la ciudad.
Sigámoslas cuando llegue el momento.

De esta manera, los dos se pusieron en cuclillas sobre


una tumba y esperaron.

Sobre sus espaldas soplaba un viento frío. No podían


proteger sus cuerpos con su propia energía espiritual,
porque eso asustaría a aquellos pequeños espíritus y les
haría sentirse desafortunados.

Por suerte, no tardó en aparecer una hilera de luces


en las profundidades del bosque. Estas débiles luces se
acercaron con lentitud, hasta que finalmente los dos
786

pudieron ver que se trataba de un grupo de mujeres sin


expresión alguna en el rostro, vestidas de blanco,
caminando en una línea recta. Algunas eran viejas y otras
jóvenes, algunas bellas y otras feas. Cada una llevaba un
traje funerario y una linterna blanca en la mano,
caminando a un ritmo lento.

Era más que seguro que estas fantasmas femeninas


se dirigieran hacia el mercado de Ciudad Fantasma en la
profundidad de la noche; y los dos decidieron seguir al
grupo de fantasmas como si nada.

Las fantasmas, junto a sus linternas blancas, se


adentraron a un camino desconocido en el oscuro bosque,
paseando mientras charlaban en voz alta y delicada.

—¡Estoy tan contenta de que el mercado fantasma


haya abierto de nuevo! —exclamó una de ellas—.
¡Necesito hacerme con urgencia un facial!

—¿No acabas de recibir un tratamiento facial hace


poco? —preguntó otra fantasma.
787

—¡Se pudrió de nuevo! —respondió—. ¡Ay, el que


me atendió la última vez dijo que estaba garantizada la
frescura por un año! ¿Cuánto tiempo ha pasado?

A Xie Lian no pudo evitar causarle gracia la


situación.

—Me pregunto si podré ver a Chengzhu 36esta vez…


—dijo en voz baja una de ellas.

A Xie Lian se le cortó la respiración.

—Me temo que no hay ninguna posibilidad —


contestó otra fantasma—. He estado allí decenas de veces
y no he podido conseguir ni un sólo vistazo de él. Es
realmente difícil vislumbrar al Señor de Ciudad
Fantasma.

—E incluso si lo ves, me temo que no será real —


intervino otra—. Escuché que el dueño de Ciudad

36
Señor o Maestro de una Ciudad.
788

Fantasma tiene miles de pieles falsas y nunca muestra su


verdadero rostro.

En este grupo de fantasmas femeninos, muchas


aspiraban poder servirle al “Señor". Aunque sabían que
había pocas esperanzas de verle, no perdían el
entusiasmo.

—No importa que no muestre su verdadero rostro, no


hay ni una sola de sus pieles que no sea apuesta —dijo
una fantasma—. Mientras pueda mirarlo de lejos, estaría
más que satisfecha, y mi corazón sentiría tanta dulzura
como si le hubiera chupado la médula espinal a una niña
de seis años.

Aunque la analogía era horripilante y poco ortodoxa,


Xie Lian no pudo evitar reírse junto al coro de fantasmas
femeninos.

—Taizi Dianxia… —susurró Shi Qingxuan—.


¿Taizi Dianxia?

—¿Qué? —preguntó Xie Lian.


789

—No sé qué relación mantiene con Xueyu Tanhua,


pero he oído que Hua Cheng es un hombre excéntrico,
malhumorado y profundamente aterrador —dijo Shi
Qingxuan con seriedad—. En esta ocasión tenemos una
misión de exploración en plena Ciudad Fantasma, así que
debería de tener cuidado.

Xie Lian rememoró el tiempo que pasó junto con Hua


Cheng, y se sintió completamente incapaz de asociarlo
con "malhumorado" y "profundamente aterrador", así
que le fue imposible no defenderlo.

—No hay de qué preocuparse —dijo—. Tiene buen


carácter, es muy educado y considerado con los demás…
¡Y todavía sigue siendo como un niño!

Shi Qingxuan se quedó mirándolo fijamente, parecía


estar sospechando si se había vuelto loco o no.

—¿Buen carácter? —preguntó—. ¿Muy educado?


¿Considerado con los demás? ¿Un niño?

Xie Lian lo miró con inocencia.


790

Shi Qingxuan le empezó a contar un relato terrorífico


de cuando el Rey Fantasma celebró un banquete, y los
invitados descubrieron al final que se estaban comiendo
sus propios cadáveres; cuando, de repente, una de las
fantasmas que estaba al final de la fila se dio la vuelta,
descubriendo su presencia.

—¿Quiénes son ustedes dos? —preguntó,


confundida.

La pregunta hizo que todas las cabezas de rostro


pálido giraran a verlos, y pronto las mujeres los rodearon,
curiosas.

—¿Cuándo empezaron a seguirnos? —preguntó


una—. Ustedes no formaban parte del grupo cuando
dejamos el cementerio.

—¿De qué cementerio vienen? —preguntó otra—.


¿Cómo es que nunca hemos visto sus caras antes?

Xie Lian sonrió.


791

—Venimos de un cementerio muy lejano, así que,


por supuesto, nunca nos habíamos visto antes —
respondió.

Shi Qingxuan también sonrió.

—¡Eso es correcto! —exclamó—. ¡Hemos recorrido


un largo camino para poder venir a Ciudad Fantasma!

El grupo de mujeres fantasmas vestidas de blanco se


quedaron en silencio, mirándolos inexpresivamente. Si
fueran alguien más, probablemente ya hubieran caído al
suelo, temblando de miedo.

Justo entonces, una de las mujeres que miraba con


atención a Shi Qingxuan movió lentamente sus labios.

—MeiMei37, tu rostro está muy bien conservado —


dijo la fantasma femenina.

Xie Lian y Shi Qingxuan se quedaron perplejos con


el comentario, pero de inmediato ambos asintieron unas

37
Termino cariñoso para referirse a una hermana menor.
792

cuantas veces. De pronto, todas las fantasmas se


acercaron a echar un mejor vistazo y comenzaron a
comentar entre ellas:

—No está nada mal.

—Sí, no tiene nada de podridos…

—MeiMei, ¿dónde te cosieron la cara?

—¿Tienes algún truco?

—¿Puedes recomendar un lugar?

—¿En serio? —preguntó Shi Qingxuan, entre risas


nerviosas—. Yo también pienso que mi cara es buena, la
verdad es que nunca me la cuido. ¿Quizás es sólo mi
belleza natural? Jajajajaja...

Entonces, en la nublada noche, se oyó el bullicio de


distintas voces juntas, y todas las fantasmas vitorearon.

—¡Ya estamos aquí! —exclamaron, dándose la


vuelta.
793

Un repentino brillo carmesí invadió los ojos de Xie


Lian y un extraño y misterioso mundo apareció frente a
él. Había una larga calle; tan larga que no se veía final a
la vista y a lo largo de esta había todo tipo de tiendas
bulliciosas y puestos con coloridos carteles colgando en
lo alto, acompañados de linternas rojas gigantes. La calle
estaba atestada de peatones que usaban máscaras con
rostros de distintas expresiones: llorando, riendo,
enojados… Algunos de ellos eran humanos y otros no.

Aquellos que no llevaban máscaras sólo podían ser


descritos como bizarros. Unos tenían cabezas grandes y
cuerpos pequeños, algunos eran tan delgados como una
vara de bambú y otros planos como un panqueque,
aplanados en el suelo, quejándose cuando los peatones
caminaban sobre ellos.

Xie Lian tuvo cuidado de no pisar nada extraño.


Cuando pasó por un puesto de comida, vio que el dueño
del puesto usaba un hueso gigante para revolver con furia
794

una olla gigante de sopa; y mientras lo agitaba, salpicaba


saliva de entre sus dientes, la cual goteaba en la olla. En
esa sopa llena de extraños colores flotaban muchos
globos oculares. Sólo al verla, Xie Lian ganó confianza
en sus propias habilidades culinarias.

En el otro lado, había extraños artistas callejeros.


Uno de ellos era un hombre corpulento que tenía un
pequeño fantasma, débil como un polluelo, en su agarre.
El hombre abrió la boca y sopló una cantidad masiva de
llamas, asando al pequeño fantasma, quien chilló como
un cerdo moribundo, retorciéndose. La multitud que lo
observaba comenzó a gritar, aplaudiendo y riendo a
carcajadas.

Por el camino, innumerables voces y brazos le


saludaban y trataban de atraerlo a sus puestos.

—¡Señor, venga!

—¡Acérquese!

—¡Venga a divertirse!
795

Xie Lian, con una sonrisa y mostrando su


agradecimiento con un pequeño gesto de cabeza,
continuó su camino. Poco después, vio a un pintor
encorvado sin ojos ni manos, pintando a un cliente; pero
el cuadro era sobre el cadáver putrefacto de este hombre.

De vez en cuando veía a unos individuos alocados


lanzando dinero al aire al azar; los billetes volaban en el
aire como si de nieve se tratara. Cuando un puñado voló
delante de Xie Lian, él tomó uno y lo volteó para verlo,
era dinero del inframundo38, tal y como lo había
imaginado.

Mientras continuaba caminando por aquella calle,


vio el puesto de un carnicero con una fila de pálidas
cabezas humanas decapitadas y colgadas. Estas estaban
alineadas en una ordenada fila cronológica, de menor a
mayor con sus precios debidamente marcados. La cabeza

38
冥鈔 El dinero del infierno o inframundo es quemado por los vivos como
ofrenda a sus fallecidos como solución para resolver sus supuestos problemas
monetarios en el más allá.
796

de un niño valía tal precio, la carne de un joven era otro


precio, los tendones de un hombre adulto costaban tanta
cantidad, los tendones de una mujer madura costaban
tanto y sus huesos tanto más, etc, etc. El dueño de este
puesto era un enorme cerdo de pelaje negro y grueso,
vestía un delantal y tenía un cuchillo de carnicero en la
pata; debajo de aquel cuchillo, aún seguía troceando una
musculosa pierna humana, que todavía se retorcía corte
tras corte.

Este lugar realmente era un nido de maldad, un


carnaval infernal con demonios bailando y festejando, el
verdadero caos en sí.

Que un ser humano masacrara y mutilara cerdos era


algo común de ver, pero ver a un cerdo masacrar y
mutilar a humanos, no lo era; por lo que Xie Lian no pudo
evitar mirar un par de veces más tal escena.
797

—¡¿Qué estás mirando?! —exclamó el cerdo,


descubriéndolo—. Maldito niño bonito, ¡¿vas a comprar
o no?!

—No —dijo Xie Lian, negando con la cabeza—. No


compraré.

El cerdo carnicero continuó picando con violencia


sobre su tabla de cortar, salpicando sangre por todas
partes.

—¡Si no vas a comprar, entonces no mires! —gritó


con hostilidad—. ¡Vamos, joder, ¿acaso estás tratando de
buscar problemas?! ¡Ya sal de aquí!

Xie Lian se fue de allí, pero justo cuando sus pasos


empezaron a acelerarse, de repente se dio cuenta de que
algo estaba muy mal.

¡El Señor del Viento ya no estaba junto a él!

En shock, Xie Lian quiso intentar conectarse con el


Señor del Viento de inmediato a través de la Matriz de
798

Comunicación, temiendo que las fantasmas se lo


hubieran llevado a rastras para hacerle tratamientos
faciales. Sin embargo, esta era la Ciudad Fantasma, y los
hechizos utilizados por el cielo estaban fuertemente
restringidos. La conexión a la matriz no funcionó, por lo
que tuvo que regresar por el camino y vagar por las calles
en busca del perdido Señor del Viento. Después de dar
unos pocos pasos, de repente alguien tiró de él.

—¿Quién eres? —dijo Xie Lian de inmediato, alerta


y tenso.

La que lo había sostenido del brazo era una mujer,


que se sorprendió por la actitud vigilante de Xie Lian,
pero después de vislumbrar su rostro con claridad,
comenzó a reírse.

—Oye, pequeño Daozhang —dijo la fantasma


femenina con voz encantadora—. Usted es realmente
muy guapo… —guiñó el ojo—. ¿Cómo es que puedes
799

venir a un lugar como este con esa carita tan bonita?


¿Acaso no tienes miedo de que otros intenten comerte?

Esta mujer tenía puesto un vestido sumamente


revelador, su maquillaje era terriblemente exagerado, el
polvo blanco estaba aplicado de forma desigual, y se caía
de su rostro tan pronto cuando abría la boca. Sus pechos
sobresalían como si algo estuviera rellenándolos. La
verdad es que era una vista aterradora.

—Este… —dijo Xie Lian, apartando con delicadeza


su mano de su brazo, la cual era tan delgada como una
pata de pollo—. Señorita…

La fantasma femenina se sorprendió al escucharlo, y


luego se echó a reír.

—¡Ay Dios mío! —exclamó—. ¿Cómo acabas de


llamarme? ¿Señorita? ¿Cómo puede aún alguien
llamarme señorita hoy en día? ¡Jajajajajaja!

Todos los transeúntes que pasaban por allí parecían


pensar también que la situación era muy graciosa y se
800

echaron a reír. Xie Lian negó con la cabeza, pero antes


de que pudiera decir algo, la mujer se abalanzó sobre él.

—¡No te vayas! —dijo—. Me gustas Daozhang, ¿por


qué no sales conmigo esta noche? No quiero tu dinero…
—le lanzó una mirada sugerente y le guiñó nuevamente
el ojo—. Te lo compensaré, jiji…

Xie Lian suspiró.

—Señorita, por favor… —dijo con amabilidad,


apartándola aún con gentileza, pero más firme—. No hay
necesidad de hablar así.

Ante esta actitud la mujer se impacientó y se abrió


aún más el vestido que ya era bastante revelador.

—Deja de llamarme “señorita”. ¡A nadie le importa!


—gritó—. Deja de hacerme perder el tiempo, ¿vienes o
no?

Su atrevimiento tomó desprevenido a Xie Lian, quien


no pudo detener qué continuará exhibiéndose.
801

Suspirando nuevamente, desvió la mirada y continuó su


camino.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó seductoramente


la fantasma, siguiéndolo.

Lo que ella no sabía era que Xie Lian había crecido


en el Sagrado Pabellón Real, practicando la abstinencia
durante la mayor parte de su vida mortal. Su cuerpo y
mente siempre habían estado tan inalterables como la
montaña Tai Cang. No importaba lo que viera, su corazón
se mantendría como el agua templada; cualquier cosa
impropia lo haría recitar sutras39 automáticamente en su
mente, calmando su espíritu y manteniéndolo
completamente indiferente.

Al no tener éxito seduciéndolo, la expresión de la


fantasma femenina cambió.

39
Recitar sutras implica la repetición verbal de textos sagrados con fines
devocionales, meditativos y educativos. Esta práctica se realiza para
internalizar enseñanzas espirituales, obtener méritos y fomentar la
concentración y la calma mental.
802

—¡¿Acaso no te produzco nada?! —gritó ofuscada—


. ¿Eres siquiera un hombre?

Xie Lian continuó apartando la vista de ella.

—Sí lo soy —respondió.

—Entonces, ¿qué tipo de respuesta es esta?


¡Demuestra que eres un hombre! —gritó la fantasma.

—¡Él piensa que eres vieja y fea, y por eso no quiere


nada contigo! —dijo burlonamente uno de los
transeúntes—. ¿Por qué le insistes tanto?

—No es eso —dijo Xie Lian seriamente—. Es


porque tengo una enfermedad indescriptible.

—¿Qué enfermedad indescriptible? —preguntaron.

Xie Lian no cambió su expresión de seriedad.

—No puedo ponerme erecto —respondió.

Todos se quedaron en silencio, impactados con su


respuesta. Y en un instante, se rieron a carcajadas tan
fuertes como los mismísimos aullidos de los lobos.
803

—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Esta vez, Xie Lian se convirtió en víctima del


ridículo. Ninguno había conocido antes a un hombre que
fuera lo suficientemente valiente como para anunciarle al
mundo que tenía ese tipo de problema. Sin embargo, para
alguien como Xie Lian, que su miembro fuera funcional
o no, no era algo importante; por lo que ya había
desarrollado el hábito de usar este método como una
excusa para salir de este tipo de situaciones. Era un
método que funcionaba excelente siempre que lo usaba.
Y en efecto, la mujer fantasma al escucharlo volvió a
acomodarse el vestido y dejó de aferrarse a él.

—Ahora no me extraña que tengas este aspecto —


dijo—. ¡Qué cerdo! ¡¿Por qué no lo dijiste antes?! ¡Pfft!

—¡Puta de mierda! ¡¿Qué dijiste?! —gritó el


carnicero—. ¡¿Tienes algún puto problema con los
cerdos?!
804

—¡¿Que si tengo un problema con los cerdos?! —


gritó la fantasma, sin miedo a responderle—. ¡Claro que
sí! ¡Son unos putos animales de mierda!

Pronto la calle larga se llenó de gritos y graznidos.

—¡Esta fantasma Lan Chang ya empezó a joder de


nuevo!

—¡Ojo que ese cerdo carnicero es un fantasma que


degolla fantasmas!

Mientras los dos bandos comenzaron a pelear entre


sí, nadie le prestó atención a Xie Lian, quien rápidamente
se escabulló en medio del caos.
805

Xie Lian siguió caminando y pronto se encontró con


otra multitud ruidosa, lo que lo hizo detenerse frente a un
gigantesco edificio rojo.

Este edificio tenía un estilo extraordinariamente


grandioso e imponente; sus columnas, techos, paredes, y
todo lo que lo rodeaba estaba pintado de un magnífico
color rojo brillante, y los pisos estaban cubiertos por una
alfombra gruesa y exquisita. Si uno los comparaba, este
edificio estaba a la par de un Palacio Celestial. La única
diferencia era su estética, este era más deslumbrante y
espectacular que digno y majestuoso.

Grandes multitudes entraban y salían por sus puertas,


y adentro, se oía muy animado, voces altas y excitadas
retumbaban. Después de echarle una mirada más
meticulosa, Xie Lian descubrió que este lugar era una
casa de apuestas.
806

Xie Lian caminó hacia las puertas, y en las dos


columnas que estaban a la entrada había un juego de
versos sobre un par de carteles.

A la izquierda decía: 《Dinero sobre la vida》

Y a la derecha: 《Ganancia sobre la vergüenza》

En la columna superior horizontal decía:

《JAJAJAJAJA》

—…

Eran burdos y feos, no eran dignos de ser versos para


una entrada. La caligrafía también era salvaje, torpe y
frenética… ¡Una desgracia en sí llamar a eso caligrafía!
Era como si alguien hubiera tomado un pincel mientras
estaba borracho para garabatear con todas sus peores
intenciones y luego aquellas palabras hubieran sido
atacadas por un aura maligna para tomar esa forma.

Xie Lian fue una vez el heredero del trono, y


aprendió caligrafía de los mejores profesores del reino.
807

Los caracteres que vislumbraba ante él ahora eran una


verdadera tragedia. Eran tan infernales que hacían que
Xie Lian sintiera un poco de dolor en su corazón sólo al
verlos.

Sacudió la cabeza con una sonrisa en la cara,


pensando que sería mejor ir a buscar al Señor del Viento
en uno de esos salones de belleza que daban tratamientos
faciales a fantasmas femeninos en vez de en un lugar
como este.

Debería haberse marchado sin más, pero por algún


extraño motivo, a los pocos pasos que dio para empezar
a retirarse, se dio la vuelta y decidió entrar en el edificio
rojo.

En la sala principal de aquel lugar que era, nada más


y nada menos, la Guarida del Apostador, una multitud
llenaba todo el lugar. Innumerables cabezas se movían de
un lado a otro, risas y alaridos desesperados abarrotaban
el aire. Xie Lian recién había descendido unos cuantos
808

pasos cuando de repente escuchó gritos; cuando miró de


donde provenían cuatro guardias enmascarados se iban
acercando cargando a un hombre.

Este hombre parecía estar sufriendo un dolor


insoportable, se retorcía y aullaba mientras lo cargaban,
dejando un rastro de sangre tras de sí. Resultaba que sus
dos piernas habían sido cortadas limpiamente hasta las
rodillas, y la sangre brotaba de allí a borbotones. Un
pequeño fantasma los seguía de cerca, lamiendo con
avidez toda la sangre que caía en el suelo a medida que
avanzaban, dejándolo impecable como si estuviera recién
limpiado.

Era una escena horrorosa, pero a pesar de serlo nadie


en la Guarida del Apostador le dio más que un simple
vistazo. Todos seguían gritando, animando y riendo.
Aunque, por supuesto, muchos de los que jugaban a las
apuestas aquí no eran personas, y si lo fueran, entonces
no eran humanos comunes.
809

Xie Lian se hizo a un lado para dejar pasar a los


cuatro guardias que llevaban al hombre, y luego continuó
avanzando. Una pequeña asistente con una máscara
burlona se le acercó y le dio la bienvenida.

—Daozhang, ¿quiere entrar a jugar? —preguntó.

Xie Lian esbozó una pequeña sonrisa.

—No tengo dinero conmigo —contestó—. ¿Hay


algún problema si sólo entro a echar un vistazo?

Según su propia experiencia, por lo general, en el


momento en el cual decía que no tenía dinero era echado
sin más. ¿Para qué entraría sin dinero? Sin embargo, la
pequeña asistente simplemente soltó una risita.

—¡El dinero no es problema! —exclamó—. Los que


juegan aquí, la verdad, es que no apuestan dinero.

—¿En serio? —preguntó Xie Lian.

La pequeña asistente se tapó la boca mientras


sonreía.
810

—Sí —respondió—. ¡Señor, por favor, venga


conmigo!
811

Capítulo 10

◇Admirando a la flor a través de


nubes rojas, un corazón late con
simpatía◇

Xie Lian sin decir una palabra siguió a la pequeña


asistente que lo llevó a la parte trasera de la sala principal
mientras observaba cuidadosamente a su alrededor.

Ni bien entró a la sala, oyó a un hombre gritar.

—¡Apuesto mi brazo! —dijo.

Había una mesa larga que estaba abarrotada de gente


y eran tantos los que estaban mirando alrededor de ella
que Xie Lian tuvo que acercarse un poco más para
observar.
812

—No hace falta —respondió otro hombre con


pereza—. Tu vida de mierda, por no hablar de tu brazo,
no vale ni un centavo aquí.

Al escuchar aquella voz, a Xie Lian repentinamente


se le aceleró el corazón.

Esta voz era un poco más profunda que la que


recordaba, pero eso sólo la hacía aún más agradable para
sus oídos. Incluso en medio de las risas de los
espectadores que lo rodeaban, esta voz sonaba
extremadamente fuerte y clara, atravesando y llenando
toda la casa de apuesta, golpeando suavemente la parte
inferior de sus oídos.

Xie Lian levantó la mirada y descubrió que detrás de


la mesa larga había una cortina. Y detrás de la cortina,
podía apenas ver la figura de un hombre vestido de rojo
recostado tranquilamente en un sillón.

—San Lang —susurró Xie Lian para sí mismo.


813

Aunque las palabras de Hua Cheng estaban llenas de


desprecio y eran extremadamente descorteses, ni bien lo
escuchó, el hombre dejó que los demás se burlaran de él
y no se atrevió a discutir.

La asistente que llevó a Xie Lian a la larga mesa rio


un poco.

—Daozhang —dijo—. Hoy tiene mucha suerte.

—¿Por qué lo dice? —preguntó Xie Lian sin apartar


la mirada de la mesa

—Nuestro Chengzhu está aquí y rara vez suele venir


para jugar —respondió la asistente—. Es sólo en los
últimos días que ha tenido ganas de venir, ¿no cree que
eso sea buena suerte?

A juzgar por el tono que utilizaba para hablar de su


“Chengzhu”, estaba más que claro que le tenía un gran
respeto; como si sólo verlo fuera la mayor de las
bendiciones y fortunas. Xie Lian no pudo evitar sonreír.
814

La cortina era de suave seda, ligera y ondulante, y


dentro de ella se podía distinguir una cautivadora silueta
roja. Frente a la cortina roja había un par de mujeres
encantadoras vigilando la mesa de juego, componiendo
así una imagen de glamour y sensualidad. Al principio,
Xie Lian se contentó con sólo mirar desde el fondo, pero
en cuanto escuchó la voz de Hua Cheng, comenzó a
adentrarse sigilosamente entre la multitud. Finalmente,
llegó a la mesa y pudo ver quién estaba apostando.

Era un humano real. Xie Lian no se sorprendió en


absoluto, ya que se sabía que dentro de Ciudad Fantasma
no sólo había fantasmas, sino que también había muchos
cultivadores con una habilidad considerable y, a veces,
simples mortales que buscaban su propia muerte. El
hombre llevaba puesta una máscara, pero aún a través de
ella se podían distinguir un par de ojos saltones e
inyectados en sangre. Sus labios estaban pálidos, como si
no hubiera visto el sol en días. Y aunque este hombre era
815

una persona viva, parecía más un fantasma que los


mismos fantasmas presentes.

Sus manos estaban apretando con fuerza un vaso para


dados de madera negra que estaba sobre la mesa. Lo
sostuvo durante un rato, como si se estuviera dando por
vencido.

—¡Entonces… —gritó después de un rato—,


entonces, ¿por qué la anterior persona pudo apostar
ambas piernas?!

Una de las mujeres que se encontraba frente a la


cortina roja, que resultó ser una crupier40, sonrió.

—Ese hombre era un famoso cultivador al servicio


de los Dioses de los cielos —explicó—. Tenía grandes
habilidades y era famoso por su rapidez haciendo rápidos
recados, además de que viajó por todo el mundo usando
nada más que sólo sus piernas. Esa habilidad era la

40
Empleado/a de un casino encargado de dirigir el juego, repartir las cartas y
controlar las apuestas
816

esencia de su vida, por eso valía la pena hacer una


apuesta. En cambio, tú no eres ni un hábil artesano, ni un
médico famoso, ¿qué valor tiene tu brazo?

El hombre apretó sus dientes con fuerza.

—Entonces... —dijo—. ¡Apuesto… diez años de la


vida de mi única hija!

Xie Lian se sorprendió al escucharlo, y al mismo


tiempo se asqueó de que existiera un padre en el mundo
capaz de apostar con tanta libertad sobre la vida de su
única hija.

«—¿Se puede apostar siquiera por ello?» —pensó


Xie Lian para sí mismo.

Después de un momento de absoluto silencio, Hua


Cheng simplemente bufó con burla detrás de la cortina.

—De acuerdo —dijo.

Xie Lian no podía decir si era su imaginación o no,


pero sintió cierta frialdad en su respuesta.
817

«—San Lang siempre había dicho que su fortuna era


buena y que en todos sus juegos siempre se le daba la
mejor de las suertes. Si él apuesta contra este hombre,
¿no ganaría y le quitaría diez años de vida a la hija de
ese hombre?» —pensó.

—Par, será una pérdida —anunció la crupier con voz


dulce—. Impar, será una victoria. Apuesta sobre la vida
y apuesta sin remordimientos41. ¡Ahora, tira!

Cómo lo imaginó, Hua Cheng no iba a estar


involucrado en la apuesta y Xie Lian no pudo evitar
suspirar aliviado en secreto. El hombre no dejó de
temblar mientras agitaba con fuerza el vaso de dados con
ambas manos. La sala estaba cada vez más silenciosa y
el sonido de los dados dentro del vaso era cada vez más
claro. Tras un largo rato, sus movimientos cesaron de
repente y se produjo un silencio sepulcral.

41
Frase que hace referencia a los carteles en la entrada de la Guarida del
Apostador "Dinero sobre la vida; ganancia sobre la vergüenza".
818

Fue sólo al cabo de otro largo rato que el hombre alzó


despacio, muy despacio, un lado del vaso y se asomó por
aquella pequeña hendidura para poder echarle un vistazo
al resultado.

Aquellos ojos inyectados en sangre se agrandaron de


golpe y se volvieron brillantes.

—¡ES IMPAR! —gritó con gran alegría, levantando


violentamente el vaso de madera— ¡IMPAR! ¡IMPAR!
¡GANÉ! ¡HE GANADO! JAJAJAJAJAJA ¡HE
GANADO! ¡¡¡HE GANADO!!!

Ciertamente este no era el resultado que la multitud


de humanos y fantasmas que rodeaban la larga mesa
querían ver, por lo que comenzaron a abuchear al
hombre, golpeando la mesa y gritando en descontento.

—Felicidades —dijo la crupier delante de las


cortinas rojas—. El destino de tu negocio mejorará muy
pronto.
819

—¡Espera! —gritó el hombre—. ¡Todavía quiero


seguir apostando!

La mujer sonrió.

—¿Qué es lo que quieres esta vez? —preguntó.

El rostro del hombre se ensombreció.

—Quiero… —empezó—. ¡Quiero que todos los


competidores que tenga mi negocio se mueran!

Al escuchar esto la multitud comenzó a murmurar y


hacer “tsk tsk” con sus lenguas.

La crupier levantó una mano para cubrir su sonrisa.

—Si eso es lo que deseas, será mucho más difícil de


cumplir que tu deseo anterior —explicó—. ¿No
considerarías mejor pedir un deseo diferente? ¿Cómo,
por ejemplo, pedir que tu negocio tenga un mejor éxito?

Los ojos del hombre enrojecieron aún más.


820

—¡No! —gritó enfurecido—. ¡Solo deseo eso! ¡Para


eso estoy apostando! ¡Apostaré por diez años más de la
vida de mi hija!

—Si ese es tu deseo, otros diez años de la vida de tu


hija puede que no sea suficiente —dijo la mujer.

—Si no es suficiente, añadiré más… —replicó el


hombre—. ¡Veinte años de la vida de mi hija!

—No es suficiente, sigue sin ser suficiente —


continuó diciendo la crupier.

—¡¿No es suficiente?! —gritó el hombre—. ¡Pues


añade más! ¡Añade… el destino de su matrimonio!

Todo el público se alborotó y comenzaron a reírse a


carcajadas.

—¡Este padre no tiene corazón! ¡Está vendiendo a su


hija!

—¡Impresionante, impresionante!
821

—Par, será una pérdida —anunció nuevamente la


crupier—. Impar, será una victoria. Apuesta sobre la vida
y apuesta sin remordimientos. ¡Ahora, tira!

El hombre empezó a temblar y volvió a agitar de


nuevo el vaso de las apuestas con las manos temblorosas.
Si perdía, su hija perdería veinte años de su vida y un
buen matrimonio; pero si ganaba, todos sus competidores
morirían.

Aunque Xie Lian no creía que Hua Cheng permitiría


que algo así sucediera, después de titubear un poco dio
otro paso adelante, pensando en que quizás debería
intervenir. Justo en ese momento, una persona tiró
repentinamente de él hacia atrás, al mirar hacia atrás
encontró a Shi Qingxuan, quien ya había regresado a su
forma masculina.

—Taizi Dianxia, ¿por qué está aquí? —preguntó en


un susurro.
822

—Entré de casualidad. ¿Usted, por qué está aquí? —


respondió Xie Lian en un susurro.

—¿Acaso no le dije a usted que nos encontraríamos


en el lugar más concurrido de Ciudad Fantasma? —
preguntó Shi Qingxuan—. Esta es la casa de apuestas de
Ciudad Fantasma, la Guarida del Apostador, tiene un
enorme flujo de clientes y es el lugar más concurrido de
Ciudad Fantasma. ¡Qué gran coincidencia que también le
haya interesado, es realmente genial no tener que ir a
buscarlo!

—¿A dónde es que fue usted hace un rato? —


preguntó Xie Lian.

—¡Ay, es una larga historia! —exclamó Shi


Qingxuan—. Ese grupo de fantasmas me arrastraron con
ellas y me dijeron que me iban a llevar a conocer buenos
salones de belleza. Cuando finalmente pude escaparme
de ellas, me volvieron a atrapar… Así que tuve que
volver a transformarme para poder escapar. Me llevaron
823

a un lugar donde me echaron tantas cosas en la cara; me


jalaron, me estiraron, me abofetearon, me golpearon…
—explicó, para luego poner su cara muy cerca de Xie
Lian—. ¡Rápido, revise mi cara! ¿Cómo está? ¿Hay algo
malo? ¿Ve algo raro?

Xie Lian lo inspeccionó con atención y escrutinio.

—Parece más tersa que antes… —dijo con


honestidad.

El rostro de Shi Qingxuan se iluminó de inmediato


con una sonrisa.

—¡¿En serio?! —exclamó—. ¡Ah, bueno! ¡Eso es


maravilloso! ¡Jajajaja! ¿Hay un espejo por acá? ¿Dónde
hay un espejo? ¿Dónde hay un espejo? ¡Quiero verme!

En cuanto se volteó para buscar uno, Xie Lian sonrió


y volvió la mirada nuevamente hacia el hombre que aún
no levantaba el vaso de dados.
824

—Busquemos un espejo más tarde —murmuró—.


¿Es posible que se realicen este tipo de apuestas? ¿No le
importan estos asuntos a los cielos?

Shi Qingxuan volvió a observar la mesa de apuesta y


pensó por un momento antes de responder.

—Es como funcionan las cosas por aquí —dijo—.


Las reglas de la Guarida del Apostador son claras, si uno
quiere apostar tiene que estar dispuesto a pagar. Además,
Ciudad Fantasma es territorio de Hua Cheng. ¡El cielo no
tiene control sobre él!

Parecía ser que el poder de Hua Cheng era aún mayor


del que había imaginado. El hombre que estaba
apostando finalmente reunió el coraje suficiente y
levantó sólo una parte del vaso para revelar el resultado.
Pero justo en ese momento, otra persona interrumpió,
dándole un golpe al vaso de apuestas de madera negro,
destrozándolo por completo.
825

El golpe no sólo aplastó el vaso, sino que también la


mano que estaba encima de él… e incluso rompió toda la
mesa.

El hombre enmascarado acunó su mano repleta de


huesos rotos contra su pecho y rodó por el suelo, gritando
de dolor. Todos los fantasmas que estaban alrededor
también gritaron, algunos a modo de vítores, otros con
horror.

—¡Esto es tan indignante, no puedo soportarlo! —


gritó la persona que realizó el golpe—. Si quisiera
riqueza y fortuna, entonces no me importaría, ¡¿pero
cómo es que deseaba que otros mueran?! ¡Si deseas
apostar, entonces ten las agallas para apostar por tu
propia vida, y no la esperanza de vida y el matrimonio de
tu propia hija! No eres digno de ser un hombre… ¡No
eres digno de ser un padre!

El joven tenía las cejas afiladas, ojos brillantes como


estrellas y una rebosante aura heroica. Aunque vestía con
826

ropa negra simple que no era ni un poco glamorosa, su


aire de nobleza no podía ser ocultado.

¡¿Quién era este joven si no era el mismísimo Lang


Qianqiu?! Al verlo, Xie Lian y Shi Qingxuan primero
dieron un suspiro de alivio, porque el juego se había
arruinado; pero luego al darse cuenta de lo que esto
implicaba, ambos mostraron expresiones miserables,
cubriéndose la cara al mismo tiempo en medio de la
multitud con las manos.

Justo entonces, Hua Cheng soltó una risa desde


detrás de las cortinas. El corazón de Xie Lian volvió a dar
un vuelco.

Este joven y él, en el tiempo que pasaron juntos, a


menudo se habían reído juntos; de tal manera que, Xie
Lian ya casi era capaz de distinguir la diferencia entre sus
risas de cuando era sincero, cuando se burlaba y cuando
tenía intenciones asesinas.
827

—La verdad es que debes de tener agallas de acero


para comenzar problemas aquí en mi territorio —dijo la
voz detrás de las cortinas con serenidad.

Lang Qianqiu se volvió hacia la dirección de la voz,


había fuego en su mirada.

—¿Eres el dueño de esta casa de apuestas? —


preguntó.

La multitud en todas direcciones comenzó a burlarse.

—¡Niño ignorante! —gritó un fantasma—. ¡¿Acaso


sabes con quién estás hablando dentro de esta área
restringida?! ¡Este es nuestro Chengzhu!

—¡No sólo es el dueño de la Guarida del Apostador,


sino de toda Ciudad Fantasma! —gritó otro.

Lang Qianqiu no demostró miedo alguno al escuchar


esto, es más, apenas mostró una pequeña reacción, pero
para Shi Qingxuan, por otro lado, la información sí que
lo tomó completamente desprevenido.
828

—¡Oh por mi hermano! —exclamó, alterado—. ¡Oh


por mi madre! ¡Mi querido Dios! ¡¿Quién está detrás de
esa cortina es quien creo que es?! ¡¿Es el maldito Xueyu
Tanhua?!

—Bueno… si, es él —confirmó Xie Lian.

—¡¿Está seguro?! —preguntó Shi Qingxuan de


nuevo.

—Estoy seguro —respondió Xie Lian.

Shi Qingxuan entró en pánico.

—¡Estamos muertos! —exclamó—. No, bueno, él


está muerto. ¡Joder, joder, joder! ¿Qué va a pasar con
Qianqiu ahora? ¡¿Se convertirá en una lluvia de sangre?!
Empecemos a buscar una vasija para recogerlo, tal vez
podamos juntar suficiente pulpa para después unirlo y
devolverle su forma humana…

Xie Lian escuchó sus miserables palabras en silencio.


829

—Señor del Viento, intente calmarse un poco —


dijo—. No debería ser tan dramático.

Lang Qianqiu miró a su alrededor y observó a toda la


multitud con ojos rojos y caras siniestras.

—¿Qué demonios es este lugar tan infernal? —


espetó, no pudiendo soportarlo más—. Apesta a humo y
corrupción, y está repleto hasta el tope de demonios,
fantasmas y aura demoníaca. ¡¿Qué tipo de basura es la
que está reunida aquí?! ¿Y qué creen que están haciendo?
¡Manteniendo un lugar como este… a ninguno de ustedes
les queda ni una pizca de humanidad!

La multitud comenzó a abuchearlo al unísono.

—¡Ni siquiera somos humanos de todos modos! —


gritó uno—. ¿Para qué necesitamos humanidad? Qué
noción y concepto más inútil… ¡Quien la quiera que se
la lleve!

—¡¿Quién te crees que eres viniendo hasta aquí sólo


para juzgarnos e insultarnos?! —gritó otro.
830

—Esta casa de apuestas tiene que ver con todo lo


justo —dijo Hua Cheng con tranquilidad—. ¿Qué tipo de
humanidad necesitamos aquí? Si uno quiere ser justo,
viene a Ciudad Fantasma y apuesta en la Guarida del
apostador; y si uno quiere ser un sinvergüenza,
simplemente vuelve hacia a los cielos.

Tan pronto como salieron de su boca estas palabras,


los fantasmas comenzaron a vitorear. En cambio, en
cuanto Xie Lian y Shi Qingxuan escucharon "vuelve
hacia a los cielos" sabían que algo ya andaba mal.

¡Ya estaba expuesto, sabía que venía de parte de los


cielos!

Sin embargo, Lang Qianqiu ignoró por completo el


significado de sus palabras y repentinamente golpeó su
mano sobre la mesa una vez más. Al estar de pie al final
de la mesa con este único golpe envió toda la mesa
volando hacia la figura roja que estaba detrás de la
cortina. Los que originalmente estaban alrededor de la
831

mesa se corrieron hacia los lados, esquivándola, pero la


silueta sentada detrás de la cortina no se movió. Con un
simple gesto de su mano, la larga mesa fue arrojada hacia
atrás, en dirección opuesta, hacia Lang Qianqiu.

—Para empezar… esta guarida mía siempre ha sido


un alocado carnaval infernal —dijo Hua Cheng,
divertido—. Hay un camino bien delimitado para no
perderse allá en los cielos, pero te has negado a tomarlo,
y en cambio, has elegido irrumpir en las mismísimas
profundidades infernales, pero hay algo que te debo
decir… ¡Aquí no hay puerta de salida cuando se entra por
la fuerza!

Cuando Lang Qianqiu vio la mesa volando hacia su


dirección, la detuvo con una sola mano, pero pronto se
vio obligado a empujarla con ambas manos, venas azules
marcándose en su frente por el gran esfuerzo. Exhalando
con fuerza finalmente pudo lanzar la pesada y larga mesa
de nuevo. Detrás de las cortinas rojas, la figura todavía
se encontraba recostada en la silla. Al ver nuevamente la
832

mesa acercarse, Hua Cheng curvó sus cinco dedos en un


puño y luego los soltó ligeramente. Al instante, la mesa
explotó en varios trozos de madera que volaron hacia
Lang Qianqiu.

¡Estos trozos de madera estaban siendo guiados por


una ráfaga de viento y se habían vuelto tan filosos como
dagas, mortíferos como cualquier arma!

Xie Lian y Shi Qingxuan miraron la situación sin


atreverse a exponerse. Si ahora mismo saltaran para
ayudarlo, simplemente los atraparían a los tres. En este
momento, lo más inteligente era observar y buscar la
forma de poder ayudarlo en secreto.

Había un gran caos en la sala, y sólo unos pocos


fantasmas escaparon del lugar, la gran mayoría esperaba
que el caos empeorara, y comenzaron a animar
eufóricamente a su Chengzhu. La figura carmesí sentada
tranquilamente detrás de la cortina roja hizo otro gesto
con la mano. Esta vez, apretó los dedos y los levantó
833

levemente. De este modo, todo el cuerpo de Lang


Qianqiu se elevó intencionadamente en el aire, quedando
suspendido sobre el techo de la Guarida del Apostador.

Xie Lian elevó la cabeza para observarlo mejor.

—Esto se ha vuelto problemático —comentó.

Al ver que el ruidoso invitado que irrumpió en la


Guarida del Apostador había sido detenido, la multitud
que había huido regresó y se reunió en el salón una vez
más para señalar al suspendido Lang Qianqiu, riéndose y
burlándose de él. El rostro de Lang Qianqiu se puso rojo
de la ira e intentó con todas sus fuerzas liberarse del
hechizo de cuerdas invisibles que lo suspendían en el
aire; pero fue en vano.

De vez en cuando algún fantasma saltaba e intentaba


tocarlo, pero afortunadamente Hua Cheng lo tenía
suspendido muy en lo alto, de lo contrario la situación
sería incluso mucho más vergonzosa.
834

Hua Cheng rio por lo bajo desde detrás de las


cortinas.

—Hoy he capturado esto, así que tómenlo, los dejaré


jugar por él —dijo—. Quien tenga la mejor de las suertes
y gane en grande, puede llevárselo a casa para asarlo.

Al escuchar esto, la sala estalló en gritos y vítores.

—¡Apostemos con los dados! ¡Apostemos por él! ¡El


que saque la mayor puntuación puede llevarlo a casa para
asarlo!

—Oh, este pequeño Gēge se ve muy delicioso,


jejejeje...

—¡Jajajaja, mira quién es el tonto ahora! ¡Esto te


enseñará a no meterte en el territorio de otros!

Cuatro enmascarados trajeron una nueva mesa larga


y la multitud volvió a rodear el área una vez más para
comenzar la siguiente ronda de apuestas. El hombre que
había estado apostando antes seguía aún agarrando su
835

mano y aullando de dolor en el suelo; ya a estas alturas


había sido prácticamente olvidado. La apuesta en esta
ocasión era no otro que Lang Qianqiu, quien estaba
suspendido en el aire.

Al ver cómo la multitud estaba eufórica, el Señor del


Viento empezó a caminar ansiosamente de un lado a otro,
sacudiendo sus manos, nervioso.

—¿Qué deberíamos hacer ahora? —preguntó—.


¿Deberíamos acercarnos y apostar para tratar de salvarlo?
¿O es mejor simplemente comenzar a pelear? —pero de
inmediato se objetó a sí mismo—. No, no podemos.
Estamos en la Guarida del Apostador, no podemos
hacerlo por las malas, sólo podemos ayudarlo apostando.
Estos demonios y monstruos aún pueden cumplir y
respetar esa regla, ¿cómo podemos romperla?

—Señor del Viento, ¿cómo es su suerte? —preguntó


Xie Lian.
836

—Es más que claro que a veces es buena y a veces


simplemente mala, es ese tipo de suerte —respondió Shi
Qingxuan—. No hay una conclusión certera sobre eso…

—Sí la hay —dijo Xie Lian—. Míreme a mí, yo


nunca he tenido buena suerte, por ejemplo.

Shi Qingxuan se quedó boquiabierto

—¿Es tan mala? —dijo.

Xie Lian asintió con tristeza.

—Si tirara los dados, lo máximo que podría sacar son


dos puntos —dijo.

Shi Qingxuan frunció el ceño, pero al escucharlo se


le ocurrió una idea al instante y se dio una palmada en el
muslo.

—¿Qué le parece esto?... —planteó—. Ya que lo


máximo que puede obtener son sólo dos puntos, entonces
usted debería apostar que saldrá el número más bajo. ¡No
837

habrá alguien capaz de sacar un número más bajo que el


de usted!

Después de considerarlo por un momento, Xie Lian


estuvo de acuerdo.

—Eso tiene sentido, voy a probarlo —dijo, para


luego acercarse a una mesa desocupada y tomar los dados
y el vaso.

«—Pequeño, pequeño, pequeño» —pensó


mentalmente, agitándolos.

Después de parar de agitar, levantó el vaso y los dos


Dioses se juntaron para echar un vistazo: ¡Eran dos
seises!

—…

Xie Lian se frotó la frente en señal de derrota.

—Parece que el tamaño de los puntos cambiará a


medida que cambien las normas, pero no mi suerte —
explicó.
838

Shi Qingxuan también siguió su ejemplo y se frotó la


frente.

—¿Qué tal si empezamos a pelear? —preguntó.

En ese momento, la crupier se acercó a la cortina roja


y se inclinó ligeramente. Al oír lo que la persona tras la
cortina le dijo, se sorprendió ligeramente. Luego, asintió
con la cabeza y levantó la mirada.

—Por favor, silencio —pidió en voz alta—.


Chengzhu tiene algo que decir.

En cuanto anunció que Chengzhu tenía algo que


decir, la multitud se detuvo de inmediato y la sala quedó
en un extremo silencio.

—El señor dice que cambiará las reglas —continuó


la mujer.

La euforia otra vez estalló entre la multitud.

—¡El Señor es la ley!

—¡Todo lo que diga Chengzhu es la ley!


839

—¿Qué va a cambiar?

—El señor dice que está de buen humor hoy y quiere


jugar un par de rondas con todos —respondió la mujer—
. Cualquiera es libre de apostar contra él. El que gane
puede llevarse a casa la cosa esa que está arriba, hervirlo,
freírlo o encurtirlo, todo dependerá del ganador.

Al enterarse de que apostarían contra el mismísimo


Chengzhu, todos los fantasmas y demonios empezaron a
dudar. Parecía ser que Hua Cheng nunca era quien solía
apostar. Había unos cuantos valientes tentados a
intentarlo, pero ninguno se atrevió a ofrecerse a ser el
primero.

Por encima de ellos, Lang Qianqiu continuó


luchando para zafarse con una determinación infinita.

—¿A qué te refieres con “esa en cosa”? —gritó,


indignado—. ¡No soy una cosa! ¿Cómo te atreves a
usarme como premio de una apuesta?
840

Su declaración de no ser una cosa fue escuchada por


muchos demonios femeninos que había en la multitud;
quienes entre risitas le lanzaron miradas lujuriosas,
pasando la punta de sus lenguas rojas como la sangre por
sus labios, como si quisieran tragárselo por completo.

Xie Lian, no sabía si reír o llorar, y suspirando en


silencio dio un paso adelante.

—En ese caso… —dijo—, me tomo el atrevimiento


de pedir una oportunidad para apostar contra Chengzhu.

Al oír estas palabras, la figura tras las cortinas rojas


hizo una pausa y luego se levantó lentamente.

—Entonces, por favor —dijo una de las mujeres


delante de la cortina, sonriendo con docilidad—. Le pido,
por favor, a este señor que se acerque.

Dentro de la sala, todos y cada uno de los presentes


abrieron el paso de inmediato, dejando un espacio libre,
para que este admirable guerrero pudiera pasar.
841

Cuando Xie Lian llegó al final del camino, la crupier


le presentó el brillante vaso de juego negro con ambas
manos.

—Por favor —dijo—. Adelante.

Para todos los jugadores anteriores, ella siempre


había usado una manera informal de hablar, y a pesar de
que hablaba con palabras comunes y no ofensivas, su
tono nunca fue educado en lo más mínimo. Sin embargo,
ahora, se había dirigido a Xie Lian en un tono
extremadamente educado y respetuoso.

Xie Lian tomó el vaso de sus manos, dio las gracias


y se quedó pensativo con el ceño fruncido. Como casi
nunca había hecho algo así como apostar, sacudió el vaso
al azar por un buen rato, pretendiendo ser muy bueno en
eso. Mientras movía las manos, levantó la cabeza y miró
al colgado Lang Qianqiu. Sus ojos estaban bien abiertos
y lo miraban fijamente, como si esperara que cambiará la
situación contra todo pronóstico. Xie Lian no sabía si reír
842

o llorar, y no tuvo más opción que aguantarse. Después


de agitar el vaso con los dados durante un buen rato,
finalmente se detuvo.

Innumerables pares de ojos se enfocaron en el vaso


que tenía en sus manos y Xie Lian sintió que, de alguna
manera, el pequeño vaso de juego se había vuelto, de la
nada, más pesado. No sabía si había una manera correcta
de voltearlo, y justo cuando estaba a punto de revelar el
resultado, la mujer lo detuvo.

—Espere —dijo.

—¿Sucede algo? —preguntó Xie Lian.

—El señor dice que su postura para agitar el vaso no


es del todo correcta —respondió la mujer.

«—¿Así que realmente existe una postura correcta


para esto? ¿Es posible que mi mala suerte en el pasado
se debiera a mi postura incorrecta?» —divagó dentro de
su mente.
843

—Disculpe —dijo Xie Lian—. ¿Puedo preguntar


cuál es la postura correcta?

—Nuestro Chengzhu ha dicho: "Por favor, suba,


estoy dispuesto a enseñarte" —respondió la crupier.

Al oír esto, los fantasmas de la casa de apuestas


respiraron hondo audiblemente, sorprendidos, y Xie Lian
los escuchó murmurar entre ellos.

—Pensar que Chengzhu quiere enseñarle… ¡Esto no


tiene precedentes! ¿Qué quiere hacer realmente nuestro
Señor?

—¿Qué Chengzhu quiere hacer qué? ¡¿Quién es esa


persona?! ¡¿Por qué enseñarle a él?!

—¿No es así como todos sacudimos el vaso? ¿Existe


siquiera una forma correcta de hacerlo? ¡Chengzhu
perdone nuestra ignorancia!
844

Xie Lian también quiso hacer la misma pregunta,


pero la mujer le indicó que se acercara hacia las cortinas
rojas.

—Por favor, adelante.

De esta manera, Xie Lian se acercó y se detuvo frente


a las cortinas rojas, con el vaso de madera negra
sostenido entre sus manos.

Las cortinas de seda se balancearon suavemente, casi


dándole vida a la silueta carmesí. La persona detrás de las
cortinas estaba de pie directamente delante de él, a sólo
una distancia de medio brazo entre los dos. Xie Lian
contuvo el aliento por un momento cuando una mano
separó las espesas cortinas rojas y se asomó por detrás de
ellas; en un movimiento cubrió perfectamente el dorso de
su mano, y sostuvo el vaso junto a las suyas.
845

Esta mano derecha, era esbelta y blanca, sus nudillos


eran definidos y llevaba un hilo rojo atado alrededor del
dedo anular. Contra el vaso de madera negro, el blanco
parecía aún más pálido y el rojo más vivo e intenso.

Xie Lian lentamente levantó la mirada.

Detrás de aquellas cortinas de seda roja que parecían


nubes, había un joven de entre unos dieciocho o
diecinueve años mirándolo fijamente en silencio.

Este era Hua Cheng, pero también San Lang.

Su vestimenta seguía siendo de un color rojo, tan rojo


como las hojas del arce y con una piel blanca, tan blanca
como la nieve. Tenía el mismo rostro juvenil, apuesto y
extraordinario, pero sus contornos ahora eran un poco
más definidos. Esa timidez de la juventud había
evolucionado a una expresión más tranquila y serena. Si
bien todavía se le podía llamar un joven, ahora también
se le podía llamar un hombre.
846

El aire salvaje de su mirada no se había extinguido,


sino que había aumentado, y ahora demostraba una
arrogancia constante. Su mirada titilaba como un astro y
se mantenía fija en Xie Lian; sin embargo, aquella mirada
brillante como las estrellas, sólo estaba conformada por
un ojo izquierdo.

Un parche negro cubría su ojo derecho.

En la cortina de seda, sólo había una pequeña


hendidura. Desde esta posición, Xie Lian era el único que
podía vislumbrar a la persona detrás de las cortinas, todos
los demás que estaban en la sala sólo podían ver su
silueta. Por supuesto, era más que claro que nadie se
atrevería a intentar dar un vistazo tampoco.
847

Ese ojo izquierdo observó a Xie Lian, y Xie Lian le


devolvió la mirada, hipnotizado e inconscientemente
atraído hacia él.

La apariencia de Hua Cheng esta vez no sólo parecía


tener un par de años más, sino que también era más alto.
Antes, cuando Xie Lian lo miraba, podía mantener el
mismo nivel de contacto visual con comodidad, pero
ahora tenía que estirar el cuello para poder mirarlo.

Después de mirarse el uno al otro por un buen rato,


Hua Cheng rompió el silencio. Su voz también se había
vuelto más profunda.

—¿Le gustaría apostar a lo más alto o a lo más bajo?


—preguntó.

Sólo al escuchar esa voz grave y agradable, Xie Lian


volvió en sí.

—A lo más alto —respondió, al fin y al cabo, era lo


mismo a qué apostara, el resultado iba a ser el mismo.
848

—Bien —dijo Hua Cheng—. Entonces iré primero.

La mano izquierda de Xie Lian sostenía la base del


vaso negro, y su mano derecha cubría la tapa circular.
Hua Cheng se paró frente a él y con su mano derecha
cubrió la izquierda de Xie Lian, guiándolo para que
sacudiera ligeramente el vaso antes de levantar la tapa.
Al levantarla, se revelaron dos dados en el fondo de la
taza, un seis y un cinco.

Desde arriba, Lang Qianqiu, con su visión de halcón,


vio con qué facilidad se produjo la buena racha y sus ojos
se agrandaron.

Hua Cheng aflojó un poco su mano.

—Así es como debe sacudirlo —dijo—. Ahora


inténtelo.

Xie Lian copió sus movimientos y sacudió el vaso un


par de veces.

—Así no es correcto —dijo Hua Cheng al verlo.


849

Aunque estaba diciéndole a Xie Lian que había


hecho algo incorrecto, su tono era extremadamente gentil
y paciente. Dicho eso, Hua Cheng nuevamente apoyó sus
manos sobre las de Xie Lian, pero esta vez no sólo su
mano derecha sostuvo la izquierda… sino que su mano
izquierda se posicionó también sobre la derecha de Xie
Lian, la que cubría la tapa.

—Así —susurró con suavidad.

Y así de simple, ambos dorsos de las manos de Xie


Lian se encontraron envueltos en las palmas de Hua
Cheng.

Cuando sus manos se rozaron, sintió las de Hua


Cheng templadas como el jade, pero los exquisitos
brazaletes de plata que llevaba en sus antebrazos eran tan
fríos como el hielo; sin embargo, Hua Cheng fue muy
cuidadoso y no permitió que entraran en contacto con la
piel de Xie Lian. Sus manos guiaron las de Xie Lian y
850

sacudieron el vaso de madera negra con un ritmo que no


era ni apresurado ni lento.

Una vez. Dos veces. Tres veces.

“Clack, clack, clack.”

El sonido de los dos dados chocando entre sí cuando


rebotaron dentro del vaso fue claro y nítido. Y a pesar de
que las sacudidas eran suaves, Xie Lian podía sentir
oleadas de adormecimiento en el dorso de sus manos, que
viajaron a lo largo de sus brazos, extendiéndose a todo el
resto de su cuerpo.

Mientras temblaba, Xie Lian levantó los ojos para


echar un vistazo a la otra persona y se dio cuenta de que
Hua Cheng no estaba mirando el vaso en lo absoluto, sino
que lo miraba fijamente a él, con las comisuras de sus
labios ligeramente levantadas.

Xie Lian no pudo evitar lanzarle una pequeña


sonrisa, pero de inmediato recordó que todavía había una
multitud observándolo desde todas las direcciones, e
851

inmediatamente se le escapó una pequeña risita, la cual


ocultó bajando la cabeza para repetir con cuidado los
movimientos que había hecho Hua Cheng.

—¿Es así? —preguntó.

La sonrisa en los labios de Hua Cheng se profundizó.

—Hm —musitó—. Sí, así es, Justo así.

—¿Por qué no lo abres y echas un vistazo? —


preguntó Hua Cheng, al ver que Xie Lian sacudió el vaso
unas cuantas veces más, lleno de esperanzas de sacar un
buen resultado.

Xie Lian levantó la tapa y vio dos dados blancos en


la base. Eran dos tres.

Rodar dos tres ya para él era una hazaña imposible.


Y Xie Lian sintió como si un viento suave de primavera
hubiera soplado sobre su corazón.

«—¿Puede ser que finalmente he aprendido el


truco?» —pensó.
852

Sin embargo, incluso si este resultado era


sorprendente para él, seis puntos seguían siendo mucho
menos que once puntos.

Xie Lian carraspeó levemente para aclararse un poco


la garganta.

—Lo siento, he perdido —admitió.

—No se preocupe, esta ronda no cuenta —dijo Hua


Cheng—. Ahora sólo le estoy enseñando, inténtelo una
vez más.

Cuando lo escucharon decir esta frase, tanto Lang


Qianqiu como Shi Qingxuan se quedaron sin palabras.
Los fantasmas y demonios de la sala se quedaron aún más
boquiabiertos y comenzaron a murmurar entre ellos.

—¿Qué está pasando? Pensé que iba a mostrarle


quién era el jefe, pero… ¿terminó enseñándole de
verdad?
853

—¡¿Cómo es que esa ronda no cuenta?! Si esto no


contó, entonces ¿cuándo contará de verdad?

—¿Quién es verdaderamente ese hombre?

—Parece que Chengzhu está realmente de muy buen


humor hoy…

Tan pronto como Hua Cheng levantó la ceja


izquierda, la crupier intervino de inmediato.

—¡Silencio! —exclamó.

En un abrir y cerrar de ojos, el salón se calmó


nuevamente. Y aunque nadie se atrevió a hablar, sus
miradas se intensificaron.

Hua Cheng sólo rio por lo bajo y luego sonrió.

—¿Por qué no lo intenta de nuevo? —susurró con


suavidad al oído de Xie Lian, animándolo.

Probablemente era porque había demasiados


fantasmas, demonios y humanos en la casa de apuestas,
854

pero Xie Lian inexplicablemente comenzó a sentir como


sus mejillas se calentaban un poco.

—De acuerdo —dijo.

Sacudió y sacudió, agitándolo dos veces más. Y esta


vez, cuando vio el resultado eran dos cuatros.

—Ve, ¿no es un poco más alto esta vez? —preguntó


Hua Cheng.

Aunque tuvo la sensación de que algo no era normal,


Xie Lian asintió con la cabeza.

—Sí... es un poco más alto —dijo.

—Lo hizo bien —alentó Hua Cheng—. Continúe.

Al escuchar cumplido tras cumplido, por alguna


razón, se escucharon risitas nerviosas en distintas partes
del salón. A juzgar por el sonido, parecía que todas
provenían de demonios y fantasmas femeninos. Además,
Xie Lian no podía terminar de comprender cuál era
realmente la postura correcta. Al principio, prestó mucha
855

atención a estudiar cómo Hua Cheng colocaba sus


manos, cómo lograba el ritmo y cómo sujetaba el vaso;
pero ahora, estaba dejando que la mano de Hua Cheng lo
guiara y lo sacudiera a ciegas.

«—¿Puede ser que San Lang sólo esté jugando


conmigo…?» —pensó, mientras el vaso era sacudido.

Lang Qianqiu, que había estado observando todo


desde arriba, probablemente pensó lo mismo y no pudo
contenerse más.

—¡Ya no lo agite! —gritó—. ¡Debe de estar


mintiéndole!

Al escuchar nuevamente esa voz ruidosa, Shi


Qingxuan se volvió a cubrir el rostro, avergonzado. Los
murmullos se hicieron más fuertes entre la multitud, y
una lluvia de dados fue lanzada hacia Lang Qianqiu.

—¡Estúpido bastardo, cállate!


856

—¡Qué ruidoso! ¡Estamos justo por presenciar algo


increíble!

—A través de la enseñanza de Chengzhu, ese


cultivador ha obtenido resultados cada vez más altos con
cada intento. ¡Esa es una verdad innegable!

Lang Qianqiu se enfureció.

—¡Ustedes no son más que un grupo de revoltosos!


—exclamó—. ¡Saben que estoy diciendo la verdad y...
—dejó de hablar y, de repente, su rostro se enrojeció y
gritó—: ¡¡AHH!!

Unas cuantas fantasmas femeninas que estaban


debajo de él tiraron de su cinturón que justo se
encontraba colgando.

—¡Pequeño Didi 42
no hagas más ruido! —gritó
una—. ¡Si sigues gritando tonterías, esta Jiejie te bajará
los pantalones!

42
Termino cariñoso para referirse a un hermano menor.
857

—¡Tú... —gritó Lan Qianqiu—, tú!

Nunca había sido amenazado así de esta manera, y


era tal su ira que lo había dejado sin palabras.

Ser golpeado hasta ser una papilla por una banda de


demonios no era problema, pero que le sacaran los
pantalones sería algo demasiado vergonzoso para un
Dios Marcial como él. De inmediato, Lang Qianqiu no se
atrevió a decir mucho más.

Xie Lian levantó la vista y vio que el otro Dios le


intentaba enviar señales visuales con toda la fuerza de su
ser. Era algo divertido y lamentable al mismo tiempo, por
lo que bajó la cabeza y levantó la mirada hacia Hua
Cheng.

—San Lang… —imploró en un susurro.

Al escuchar su tono de voz, Hua Cheng se rio entre


dientes.

—Déjalo ahí —dijo—. Continuemos.


858

—…

Xie Lian se rindió en intentar convencerlo y, una vez


más, sostuvo el vaso y lo sacudió dos veces. Como era de
esperarse, esta vez, consiguió dos cincos.

Al ver el resultado, la multitud vitoreó, se animó aún


más y continuó molestando a Lang Qianqiu.

—¡¿Viste eso?!

—¡Más alto que el anterior!

Pero Xie Lian ya se había dado cuenta de que Hua


Cheng sólo estaba bromeando con él. Xie Lian no sabía
si reír o llorar. Estaba seguro de que no existía algo así
como la postura correcta para arrojar dados, y para
alguien como él, si existiera, cualquier postura sería
incorrecta.

Ya a estas alturas tendría que renunciar a cualquier


esperanza que le prometiera cambiar su suerte, pero justo
859

cuando estaba a punto de rendirse a tirar una última vez


los dados, Hua Cheng lo detuvo.

—Espera un momento —dijo.

Xie Lian pudo sentir las manos que cubrían las suyas
presionar más fuerte, por lo que detuvo su movimiento
por completo.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—Este Gēge, aún no ha dicho nada sobre la apuesta


—dijo con una expresión indescifrable—. Si pierde, ¿qué
va apostar?

Al oírle llamar a Xie Lian “Gēge”, las expresiones de


Shi Qingxuan y Lang Qianqiu se volvieron realmente
difíciles de describir. Todos los presentes también
sintieron escalofríos en sus espaldas, aterrorizados, y
algunos de ellos se asustaron tanto que hasta sus cabezas
cayeron al suelo.
860

Era un poco vergonzoso confesarlo, pero por el apuro


de querer salvar a Lang Qianqiu, Xie Lian no consideró
en ningún momento que es lo que podía apostar. Lo
primero que se le ocurrió fue apostar diez años de su vida,
pero la vida de un Oficial Celestial era bastante larga, por
lo que diez años por ahí no tenían mucho valor. ¿Dinero
o tesoros? Él no tenía ninguno. ¿Poder espiritual? Casi
nulo. Pasó un largo rato, tratando de pensar en algo para
apostar, pero al no ocurrírsele nada, no tuvo mejor idea
que simplemente pedirle consejo al dueño de la Guarida
del Apostador.

—¿Crees que haya algo en mí que valga la pena y


merezca ser apostado? —preguntó Xie Lian.

Al oír estas palabras, Hua Cheng rio.

—No importa, cualquier cosa está bien —dijo—.


¿Qué traes encima?

Xie Lian lo pensó brevemente, y luego tosió


ligeramente.
861

—Para ser sincero —dijo—. Esta vez sólo tengo


conmigo un bollo al vapor a medio comer.

Hua Cheng se echó a reír a carcajadas. Pero a pesar


de que reía, nadie más se atrevió a hacer lo mismo,
incluso si era lo que querían hacer. Cuando finalmente se
calmó, asintió con la cabeza.

—Eso está bien —dijo—. Solo un bollo al vapor


servirá.

Al escuchar el acuerdo, no sólo la multitud de


fantasmas y demonios se sorprendió, sino también las
crupiers que estaban en la mesa de apuestas.

Desde que esta casa de apuestas había sido abierta,


se habían realizado innumerables apuestas absurdas;
órganos internos, años de vida, emociones, poderes
espirituales... pero ninguno coincidía con el de hoy: un
bollo al vapor a medio comer.

Incluso Lang Qianqiu no pudo contenerse.


862

—Pero… ¿Cómo?... —dijo, conmocionado—.


¡¿Qué significa esto? ¡¿Acaso estás implicando que valgo
lo mismo que un bollo al vapor que no han terminado de
comer?!

La multitud no dejaba de reírse y burlarse de su


situación.

—¿Qué tiene de malo que valgas sólo un bollo al


vapor? —gritó alguien desde atrás—. ¡Lo estás teniendo
fácil, así que ya cierra la boca!

Xie Lian pudo saber que aquella voz derrotada


pertenecía a Shi Qingxuan, quien se escondía entre la
multitud de fantasmas y demonios. Y justo cuando Xie
Lian se debatía si debía reír o llorar, Hua Cheng sonrió.

—Vamos, esta es la última ronda, no te pongas


nervioso —dijo.

—No estoy nervioso —replicó Xie Lian.


863

Hua Cheng contuvo su sonrisa y mantuvo su mirada


fija en la de él.

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos —susurró con firmeza.

Xie Lian lo imitó.

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos —susurró.

Los dos mantuvieron esa postura mano a mano y


sacudieron el vaso unas cuantas veces, y a pesar de que
Xie Lian realmente no estaba nervioso, había un ligero
brillo de sudor en la mano que estaba entre el vaso y las
manos de Hua Cheng. Finalmente, el movimiento se
detuvo. Ya era momento de revelar al ganador.

Inspirando profundamente, abrió la tapa y vio un


dado... dos dados... ¡dos seises!
864

Xie Lian dejó salir un suspiro de alivio,


comprendiendo lo que estaba pasando, y levantó la
mirada hacia Hua Cheng.

—Oh —musitó Hua Cheng, arqueando las cejas—.


He perdido.

Su admisión de la derrota, aunque era seria, carecía


de sinceridad. La multitud guardó silencio. Hace un
momento, había gente murmurando por lo bajo "si este
juego no cuenta, entonces ¿cuándo contará?". Ahora, la
respuesta era clara: sólo contaría cuando éste Daozhang
ganara.

¡Tanta generosidad era casi una locura!

Aun así, nadie se atrevió a comentarlo.

—¡Felicitaciones a este Daozhang! —exclamó la


crupier levantando el vaso de juego de madera negra—.
¡Ha obtenido una gran victoria!
865

Toda la multitud se sintió muy complacida con el


resultado.

—¡Chengzhu nos ha mostrado una derrota perfecta!


¡Hermoso!

—¿No fue el ganador guiado por Chengzhu? ¡Ganó


porque el señor le enseñó bien!

—¡Así es! ¡Hoy he aprendido la postura correcta para


tirar los dados! ¡Ha sido algo realmente revelador! ¡El
conocimiento que he ganado es tanto que va a tomar más
de diez años poder aprenderlo por completo!

Al escuchar a los fantasmas y demonios decir tanta


cantidad de alabanzas, Xie Lian no pudo evitar reírse. Al
verlo sonreír, Hua Cheng movió un poco las cortinas de
seda roja.

—¡Ya que has perdido, deberías de bajarme! —gritó


Lang Qianqiu desde arriba.
866

Hua Cheng continuó mirando a Xie Lian con una


sonrisa en su rostro. Sin desviar la mirada, levantó el
brazo y, con un simple gesto de su mano, Lang Qianqiu
cayó como una piedra. Xie Lian se estremeció ante el
fuerte ruido y rápidamente se acercó e inclinó para ver al
príncipe.

—¿Estás bien? —preguntó.

Lang Qianqiu tuvo una caída fuerte, pero aterrizó sin


problemas, se dio la vuelta y se levantó por sí mismo.

—¡Estoy bien! —respondió—. Gracias.

Xie Lian le dio unas palmaditas en los hombros para


ayudarlo a quitarse el polvo de la espalda y, de repente,
escuchó detrás de sí, un tintineo. El sonido estuvo
acompañado de jadeos de sorpresa que venían de todas
las direcciones. Xie Lian se dio la vuelta y vio que Hua
Cheng finalmente había salido de detrás de las cortinas
de seda roja.
867

En su forma anterior, Hua Cheng siempre lucía una


coleta ligeramente torcida hacia un lado, pero ahora, su
cabello estaba suelto y caía sobre su deslumbrante ropa
roja; un aura de energía demoníaca irradiaba desde su
hermosa figura. En el lado derecho de su cabellera había
una delgada trenza, atada con una perla de coral rojo, que
era lo único que le daba cierto aire juguetón a su
apariencia. Las cadenas de sus botas eran plateadas, sus
brazaletes eran plateados, su cinturón también era
plateado, incluso la larga, esbelta y curvada cimitarra que
colgaba a un costado de su cintura, era plateada.

Y así como aquella cimitarra, larga y esbelta, era la


figura de aquel hombre; que ahora se encontraba cruzado
de brazos, apoyándose un poco sobre la abertura de las
cortinas.

—Gēge, me has ganado —dijo con una sonrisa.

Xie Lian sabía muy bien lo que acababa de pasar.

—Por favor, deja de burlarte de mí —dijo, resignado.


868

Si Hua Cheng no lo hubiera dejado ganar,


seguramente hubiera perdido hasta sus pantalones.

Hua Cheng arqueó las cejas.

—No me he burlado en lo más mínimo —dijo—.


¿Cómo podría burlarme?

Abajo, la multitud estaba llena de emoción, agitada


como las olas que ondean el mar y susurraban entre
ellos.

—¿Chengzhu volvió a cambiar su piel hoy?

—¡Me estoy muriendo, su nueva piel me está


matando! ¡Es tan tierna y firme!

—¿Muriendo? ¡Ya estás muerta, maldita bruja!

Al parecer, como Hua Cheng nunca mostraba su


verdadera forma al público y cambiaba de piel con
frecuencia, ni siquiera los fantasmas del mercado de
fantasmas sabían cuál era su verdadero aspecto, y todos
pensaban que esta apariencia era también una piel falsa
869

que se había puesto. Sólo Xie Lian sabía que el que estaba
frente a él era el legendario y genuino Xueyu Tanhua.

Xie Lian miró al joven de rojo.

—Tú… —susurró.

Le hubiera gustado decir algo, pero había


innumerables pares de ojos alrededor, observándolos, y
la actitud que Hua Cheng estaba tomando con él era tan
difícil de entender… era como si lo reconociera, pero
también como si no.

Xie Lian no estaba seguro de sí Hua Cheng siquiera


pudiera admitir intencionadamente que se conocían en
plena Ciudad Fantasma, por lo que no era mucho lo que
podía decir en este momento.

—Muchas gracias —dijo.

Lang Qianqiu, sin embargo, como si estuviera


preocupado de que lo hubieran engañado de nuevo
interrumpió.
870

—¡Es tan fácil engañarlo! Ha estado jugando con


usted todo este tiempo —dijo—. ¿Acaso no lo ve?

—…

¡No siempre había que decirlo todo de manera tan


directa!

Xie Lian se apresuró a tirar de él, para alejarlo.

—Taizi Dianxia, hemos ganado —dijo—. ¡Es hora


de retirarnos!

—¿Ah? —cuestionó Lang Qianqiu, confundido.

Xie Lian le echó una última mirada a Hua Cheng, lo


saludó con un asentimiento de la cabeza, y decidió no
mirarlo más, empujando a Lang Qianqiu fuera de la sala.

Después de que dieran unos cuantos pasos, la voz de


Hua Cheng llamó desde detrás de él.

—Espera un momento —dijo.

Xie Lian se detuvo y dio la vuelta, mientras que la


conversación entre la multitud comenzó de nuevo.
871

—Así es Chengzhu, ¡no podemos dejar que se vayan


así no más!

—Ese tipo es sospechoso. Parece ser bastante


poderoso y probablemente esté escondiendo algo. Si me
preguntas, opino que deberíamos torturarlo e
interrogarlo.

—¡Así es, tal vez vienen desde el reino de los cielos


y han venido deliberadamente a nuestra tierra a causar
problemas!

—¿No vas a cumplir lo de la apuesta? —preguntó


tranquilamente Hua Cheng.

Xie Lian se sorprendió por un momento.

—¿Apuesta? —preguntó, confundido—. Creí que


había ganado… Tendré que pedirle una explicación a
Chengzhu sobre a qué apuesta se refiere.

—En esa partida, Gēge me ganó —dijo Hua Cheng,


jugando con la perla de coral rojo que estaba al final de
872

su trenza—. Eso es verdad. Sin embargo, no olvides que


también perdiste una apuesta antes.

Xie Lian se puso rígido.

—Pero… ¿no dijo Chengzhu que no me preocupara,


que esas rondas no contaban? —cuestionó.

A pesar de que preguntar eso era algo tan embarazoso


como directamente preguntar: “¿No era que no contaba
cuando perdía, sino que sólo cuando ganaba?”, Xie Lian
tenía la cara ya bastante dura.

—Por supuesto —respondió Hua Cheng—. Lo que


apostaste contra mí no cuenta. Pero me refería a la
primera ronda que jugaste en la otra mesa.

Fue entonces cuando Xie Lian finalmente recordó.


Hua Cheng estaba hablando de ese momento en el que
quería probar si es que podía tirar el número más bajo
posible y, en lugar de eso, terminó tirando un doble seis.
873

Pensó que nadie se había dado cuenta de eso en pleno


caos, incluso él mismo se había olvidado; sin embargo,
Hua Cheng parecía tener ojos y oídos en todas las
direcciones para recordar un detalle tan pequeño e
incluso comenzar a presionarlo con eso.

—¿Entonces? —preguntó Hua Cheng—. Gēge, ¿no


reconoces haber perdido?

Si uno estaba dispuesto a apostar, entonces también


debería estar totalmente dispuesto a admitir una pérdida.
No había otra opción, por lo que Xie Lian asintió.

—Lo reconozco —admitió.

Hua Cheng extendió su mano izquierda con la palma


abierta.

—Entonces, debes saldar la apuesta que prometiste


—dijo.

¿La apuesta prometida…?


874

Después de titubear por un rato, Xie Lian metió su


mano dentro de la manga izquierda, palpó y sacó un bollo
al vapor a medio comer. Incapaz de mirar a Hua Cheng a
los ojos con todo el descaro que estaba demostrando,
estiró el brazo y se lo enseñó.

—¿Es esto… a lo que te refieres? —preguntó—.


¿Verdad?

Sinceramente, cuando sacó el bollo, Xie Lian sintió


que la cara que había endurecido a lo largo de sus
ochocientos años se desmoronó un poco, y fue incapaz
de mantenerla, la vergüenza por fin invadiéndolo.

Hua Cheng agarró el bollo con una sonrisa, lo


levantó para echarle un vistazo y saludó con la mano que
lo sostenía.

—He recibido el pago de la apuesta —dijo.

Al ver que realmente lo aceptó como pago, Xie Lian


no supo qué decir.
875

—Está... frío —dijo después de un largo rato—. Y,


puede que, tal vez, un poco duro.

—Está bien —respondió Hua Cheng—. No importa.

—Entonces… ¿me voy? —dudó Xie Lian.

—¿Ya es momento de que te vayas? —preguntó Hua


Cheng—. Bueno, de acuerdo, entiendo.

Parecía un poco arrepentido, pero al final no se


interpuso en el camino. En cuanto a los fantasmas del
salón, ya hace un rato que se habían quedado sin palabras
ante esta situación.

La multitud de la Guarida del Apostador volvió a


abrir el paso cuando vieron a Xie Lian irse.

La primera vez que lo hicieron, al principio, fue


porque estaban entusiasmados de ver a un guerrero
valiente participar y, más que seguro, perder. Pero, ahora,
abrían el paso con asombro y curiosidad. Esta había sido
la primera vez que Chengzhu hacía una apuesta directa
876

con alguien, y la apuesta fue, nada más y nada menos,


que un bollo al vapor a medio comer.

No obstante, si uno les preguntara al respecto, lo más


seguro es que responderían con sinceridad que nada de
eso les ocasionaba sorpresa alguna…

Después de todo, Chengzhu era tan travieso, que


seguramente todo eso no había sido nada más que una
simple broma.

¡La verdadera cuestión importante aquí era que


Chengzhu había perdido!

Y no sólo perdido y listo, ya está; sino que le había


pedido con seriedad al Daozhang que saldara su
apuesta…

¡Un simple bollo al vapor! ¡A medio comer!

Pero como se trataba del mismísimo Chengzhu…


¿Quién podía atreverse a decir algo frente a tal inaudita
situación?
877

¡Oh, Dios mío, ¿podría ser que realmente este


hombre era el verdadero Gēge de Chengzhu?!

A pesar de que Xie Lian había decidido no mirar


hacia atrás, después de unos pasos, no pudo evitar volver
la mirada sobre su hombro.

Cuando giró su rostro se topó con la mirada directa


de Hua Cheng, quien sosteniendo ese bollo al vapor aún
en su mano, lo acercó a su boca y casualmente le dio un
mordisco, en ningún momento despegando la mirada de
los ojos de Xie Lian.

—…

Como si él mismo hubiera sido mordido en alguna


parte de su cuerpo, Xie Lian agarró a Lang Qianqiu y
rápidamente lo arrastró consigo, casi volcando una mesa
en el proceso de salir corriendo.
878

Los dos salieron de la Guarida del Apostador y


corrieron como locos durante mucho tiempo, casi
golpeando varios puestos de comida en el camino. Justo
cuando finalmente habían llegado a un pequeño y
tranquilo callejón, Shi Qingxuan también apareció y se
reunió con ellos.

—Eso estuvo tan cerca, tan cerca —dijo Shi


Qingxuan, abanicándose con tal vigor que su cabello
volaba salvajemente contra el viento—. ¡Dios mío, todo
esto me ha asustado tanto que hasta mi cara se ha vuelto
casi tan blanca como la de un fantasma!

Tal vez fue porque corrieron demasiado, pero el


corazón de Xie Lian aún no dejaba de latir con fuerza.

—Sí, Señor del Viento —dijo Lang Qianqiu—. Es


más, creo que su cara todavía está muy pálida.

—¡Pero esto no es de miedo! —exclamó Shi


Qingxuan, a punto de explicarle que había sido arrastrado
a salones de belleza a hacerse tratamientos fantasmales
879

femeninos por ciertas fantasmas, pero arrepintiéndose a


medio camino, pensando que aquello no era algo de qué
estar orgulloso, por lo que sólo dijo escuetamente—: Esto
es sólo… es sólo con lo que he nacido —luego, cambió a
una actitud más seria—. Qianqiu, ¿por qué reaccionó de
esa manera en la casa de apuestas? ¡¿Acaso no sabía
usted a quién pertenece este territorio?!

Lang Qianqiu inclinó la cabeza.

—No pude evitarlo —admitió, extendiendo sus


manos, desentendido—. Tenía demasiada prisa, era
urgente, no podía permitir que aquel apostante
descubriera el resultado del vaso, así que no tuve más
opción que intervenir.

—Aun así, no debió haber actuado solo —reprendió


Shi Qingxuan—. ¡Casi se convierte en una lluvia de
sangre; es más, estábamos discutiendo dónde poder
conseguir una vasija para poder recogerlo!
880

—Entonces, Señor del Viento, dígame ¿qué debería


haber hecho? —replicó Lang Qianqiu, sorprendido—.
¿Debería haber esperado que otra persona lo hiciera? ¡Si
no lo evitaba, no habría habido nadie que lo hiciera!

Lo que dijo fue tan cierto que Shi Qingxuan no supo


cómo responderle.

—Sí, bueno, pero… —dijo, golpeando ligeramente


su abanico contra su sien,

Lang Qianqiu, sin embargo, ya se había vuelto para


mirar a Xie Lian.

—¡Muchas gracias por lo que acaba de hacer! —


exclamó con una sonrisa—. ¿Usted es el Taizi Dianxia
que ha ascendido ya tres veces? ¡Es impresionante!

Si alguien más hubiera dicho esto, habría sido en son


de burla; pero Xie Lian creía completamente que la
palabra "impresionante" de Lang Qianqiu provenía con
total sinceridad.
881

Xie Lian sonrió.

—Sí, ese soy yo —respondió.

Lang Qianqiu realmente no guardaba ningún


prejuicio contra él y, después de saludarlo, con
naturalidad comenzó a hablar de otro tema.

—Así que, ¿ese de antes era realmente Xueyu


Tanhua? Es verdaderamente muy fuerte. Sin embargo, no
parece ser el mismo que el de las leyendas.

—¿Qué dice la leyenda? —pregunto Xie Lian.

—Cuenta la leyenda que era un niño de ocho años —


respondió Lang Qianqiu.

Xie Lian no pudo evitar que se le escapara una risa.

Shi Qingxuan agitó las manos.

—¡Esa era una piel falsa! —exclamó—. Xueyu


Tanhua debe de tener más de cien pieles falsas, nadie
sabe qué aspecto tiene su forma real. Esa que portaba
ahora, debe de haber sido otra piel falsa.
882

«—Es la verdadera» —pensó Xie Lian para sí


mismo.

—Pero realmente tiene un comportamiento extraño y


hasta actúa de forma espeluznante —añadió Lang
Qianqiu—. ¡Le gusta demasiado jugar con la gente!

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—¡Muy bien, ya basta bromear! —dijo—. No


olvidemos que tenemos asuntos oficiales que atender.

—Sí, primero los asuntos oficiales —dijo Shi


Qingxuan—. ¿Cómo continuamos la investigación?

—Ciudad Fantasma es mucho más grande de lo que


pensaba —respondió Xie Lian—. Será mejor que
investiguemos por separado.

Xie Lian les explicó con detalle ciertos tabúes que


conocía, como qué hacer si se enfrentaran a algún
fantasma, y cómo complacer a ciertos monstruos con los
883

que podían encontrarse. Explicó que hacer en detalle uno


por uno, y los otros dos asintieron repetidamente.

Antes de separarse, Xie Lian los detuvo una vez más.

—No estoy familiarizado con Ciudad Fantasma —


dijo—. No sé si existen más tabúes, pero improvisemos,
y reunámonos aquí dentro de veinticuatro horas.

—De acuerdo —respondió Shi Qingxuan con


alegría, dándose vuelta para retirarse, entusiasmado de
probar todo lo que acababa de aprender.

—Bueno, yo también me iré —dijo Lang Qianqiu,


retirándose.

—Taizi Dianxia —dijo Xie Lian, deteniéndolo.

Lang Qianqiu ya había dado unos cuantos pasos, y


volvió la cabeza sobre su hombro.

—¿Qué sucede? —preguntó.

De repente, Xie Lian esbozó una sonrisa, y luego, se


inclinó solemnemente hacia él.
884

Capítulo 11

◇Apuesta sobre la vida y la muerte:


cinco preguntas a Fang Xin◇

Al verlo, Lang Qianqiu se sobresaltó, y se apresuró


en acercarse para intentar levantarlo de su reverencia.

—¿Por qué, de repente, me está rindiendo respeto?


—preguntó, desconcertado.

Pero cuando tiró de él para enderezarlo, su corazón


se hundió un poco, porque aun ejerciendo una fuerza
considerable no consiguió levantar a Xie Lian ni un poco.

Xie Lian insistió en terminar el gesto de reverencia


antes de enderezarse.

—Muchas gracias —dijo.


885

Lang Qianqiu estaba cada vez más confundido.

—¿Por qué me está dando las gracias? —preguntó.

—Gracias por salvar a las almas de los muertos de la


antigua Ciudad Imperial de XianLe —respondió Xie
Lian.

—¿Qué hay que agradecer? —preguntó Lang


Qianqiu.

—Lo que yo no pude hacer, usted lo logró —


respondió Xie Lian—. Así que naturalmente tengo que
agradecérselo

—¿Por qué no pudo hacerlo? —preguntó Lang


Qianqiu.

—Me avergüenza decirlo, pero soy un condenado, no


tengo suficiente poder espiritual —contestó Xie Lian.

Lang Qianqiu asintió, comprendiendo.

—Tuvo la intención, pero lamentablemente fue


impotente frente a la situación. ¿De qué hay que
886

avergonzarse? Además, déjeme decirle algo que quizás


no guste oír —dijo—. Lo que usted conoció como
antigua Ciudad Imperial fue rebautizada más tarde como
Cang Cheng, y ahora forma parte del Reino de Yong’An.
Eran y son mi gente. ¿Acaso no es algo natural que fuera
yo quien les ayudara?

Xie Lian lo miró con una sonrisa.

—Lo que ha dicho Taizi Dianxia también es cierto


—respondió.

Lang Qianqiu le dio unas palmadas en el hombro,


pero de repente recordó que Xie Lian era su mayor y que
hacer eso no era de buena educación, pero ya no había
caso en retirar la mano ahora, así que volvió a dar otra
palmada.

—Ya no se preocupe por eso —dijo—. ¡Me voy!

Mirando su espalda mientras caminaba al alejarse, el


corazón de Xie Lian se sintió cálido, y empezando a dar
unos pasos siguió su propio camino.
887

Un día después, los tres se encontraron en el lugar


acordado. Xie Lian y Lang Qianqiu no encontraron nada.
Sólo Shi Qingxuan ganó mucho apostando y compró
muchas cosas extrañas en varios puestos de Ciudad
Fantasma.

—De todas formas, me imaginaba que no sería tan


fácil averiguar algo —dijo Xie Lian—. Al parecer vamos
a tener que profundizar más en la investigación.

—Si, hay que profundizar más —comentó Shi


Qingxuan, mientras jugueteaba con un muñeco vudú—.
Para lograrlo tendríamos que investigar la residencia del
Rey Fantasma Hua Cheng. Pero ese lugar nunca está
abierto al público, y nuestra información es tan limitada
888

que ni siquiera sabemos dónde está ubicada, no hay


forma de que nos podamos acercar a tocar su puerta.

Xie Lian estaba a punto de decir algo, pero de repente


se dio cuenta de que Lang Qianqiu había estado palpando
su cuerpo, como buscando algo, con la cara
ensombrecida y preocupada.

—¿Qué sucede? —preguntó.

Lang Qianqiu se volvió a palpar el cuerpo varias


veces, incluso le dio vuelta a sus mangas.

—He perdido algo —dijo.

—¿Perdió algo en el camino? —preguntó Xie Lian.

Lang Qianqiu pensó por un momento, con una


expresión de disgusto.

—No… —dijo—. ¡Ahora que lo recuerdo, fue ayer!


Lo perdí en esa terrible casa de apuestas. Volveré a
buscarlo.
889

Cuando estaba a punto de irse, Shi Qingxuan lo


sujetó del brazo.

—Lo perdió ayer —dijo—. ¿Por qué piensa que


seguirá en ese lugar hoy? Si se perdió, será mejor que lo
olvide. En el peor de los casos, le compraré uno nuevo.

Lang Qianqiu sacudió la cabeza, negando.

—Gracias, Señor del Viento, pero esto es algo que no


puede ser compensado —explicó.

—¿Qué puede ser tan importante? —preguntó Shi


Qingxuan—. No puede irse sin decírnoslo. Ayer vimos
claramente como a muchas fantasmas femeninas en la
Guarida del Apostador les gustaría comerle, así que, si
vuelve, sería algo así como entrar en la boca del lobo.

La cara de Lang Qianqiu se enrojeció, y luego volvió


a ensombrecerse.

—¡No se trata de nada de eso! —exclamó—. Sólo


quiero encontrar mi talismán.
890

Xie Lian se quedó boquiabierto.

—¿Talismán? —preguntó, sorprendido.

—Sí, mi talismán protector, lo usaba para alejar a los


espíritus malignos cuando era un niño —explicó Lang
Qianqiu.

—Pensé que los príncipes y nobles como ustedes


estaban protegidos por algo como un aura de la realeza o
algo así… —dijo Shi Qingxuan—. ¡Siempre pensé que
la gente común como yo era la que tenía que protegerse
de los espíritus malignos!

Los otros dos le echaron un vistazo al


autoproclamado “gente común”, quien estaba cubierto de
pies a cabeza con joyas tan brillantes que resultaba
enceguecedor, y se abstuvieron de hacer un comentario
al respecto.

—Tengo el aura, pero es muy ligera —explicó Lang


Qianqiu—. Cuando era niño solía estar enfermo a
menudo, y solía atraer fantasmas y demonios. No
891

recuerdo de qué tipo en específico eran, ya que era muy


pequeño en ese entonces. Lo único que recuerdo es que
durante un tiempo venían todas las noches, y oía el
sonido de sus dientes rechinar.

—¿Rechi… —titubeó Shi Qingxuan—, rechinar sus


dientes?

—Sí, justo al lado de mi almohada, escuchaba el


rechinar de sus dientes —afirmó Lang Qianqiu—.
Prácticamente o no podía dormir en toda la noche, o si lo
hacía tenía pesadillas toda la noche.

Shi Qingxuan trató de imaginarse el ruido crujiente


de dientes siendo rechinados en su oído durante toda la
noche mientras intentaba dormir y le pareció algo
terriblemente aterrador.

—¿Qué clase de fantasma era ese? —preguntó.

—No lo sé, hasta el día de hoy sigo sin saberlo —


dijo Lang Qianqiu—. Mi maestro no podía hacer nada al
respecto, sólo me decía que cerrara los ojos cuando oyera
892

ese sonido de los dientes rechinando y que no los abriera,


para que pudiera aguantar un poco más.

—¿Y cuál era el motivo detrás de que no abrieras los


ojos? —preguntó Shi Qingxuan.

—Para evitar que sus fuegos fueran apagados —


respondió Xie Lian.

—¿Qué fuegos? —preguntó nuevamente Shi


Qingxuan.

—Toda persona viva tiene tres fuegos —respondió


Xie Lian y luego siguió explicando—: Uno en la parte
superior de la cabeza y uno en cada hombro. Si los fuegos
no están apagados, la energía Yang no estará disipada y
los espíritus malignos le temerán. Por eso es que la gente
suele decir que no se puede dejar que los demás le den a
uno palmaditas en la cabeza, porque si no el fuego de la
cabeza puede ser extinguido; o que si uno se encuentra
caminando por la noche y oye que alguien lo llama por
detrás nunca debe volverse, porque lo más probable es
893

que haya algo esperando poder extinguir sus fuegos. Si


uno vuelve la mirada una vez, el fuego de uno de los
hombros se extinguirá, y si se vuelve a volver la mirada,
lo más seguro es que uno muera. La razón por la que
aquel maestro le dijo que no abriera los ojos cuando
oyera el sonido del rechinar de dientes fue porque temía
que usted se pudiera asustar demasiado causando que sus
tres fuegos se dispersaran; un gran susto es otra forma de
dispersarlos por completo.

En resumen, el Rey y la Reina se encontraban


abatidos, y los médicos reales, cultivadores y maestros al
servicio del Rey, no sabían qué más hacer y estaban
desesperados. Taizi Dianxia, que en ese momento sólo
tenía ocho años, se encontraba en un estado moribundo.
Y sólo pudo aguantar en ese estado durante mucho
tiempo, gracias a su determinación. Hasta que un día,
Lang Qianqiu tuvo un sueño.
894

En el sueño, un desconocido jugaba con él. El cuerpo


de Lang Qianqiu estaba muy débil y no podía jugar con
tanta energía, pero en sus sueños corría y saltaba, subía y
bajaba y pasaba momentos llenos de alegría.

Al terminar de jugar, aquel hombre desconocido le


entregó un amuleto y le ordenó que lo llevara consigo y
que nunca se lo quitara. Cuando despertó, al lado de su
almohada bordada con oro y jade, estaba el talismán
protector.

Lang Qianqiu era demasiado joven para sospechar


cualquier engaño y, sin dudarlo un segundo, comenzó a
llevar consigo el talismán sin decírselo a nadie.
895

Aquella noche, el fantasma que rechinaba los dientes


volvió a aparecer, pero esta vez sólo llegó hasta el pasillo
que estaba fuera de su habitación antes de pegar
repentinamente un grito y escapar.

La segunda y tercera noche fueron iguales. El


fantasma se quedó fuera de la puerta, rechinando los
dientes, pero no se atrevió a entrar. De esta forma, tras
unos meses de descanso, la salud de Lang Qianqiu
mejoró gradualmente. Sin embargo, el fantasma se
enfadó tanto que enloqueció y, una noche que Lang
Qianqiu se había quedado dormido en un diván, de
repente oyó gritos y se despertó de golpe.

Cuando se incorporó y miró por la ventana, vio como


un brazo era arrojado desde afuera hacia adentro. Este
brazo tenía desgarros desiguales, como si hubiera sido
mordido por una boca, masticado de a un bocado a la vez.
Al observar fijamente las mangas, se dio cuenta de que
pertenecía a la criada de la guardia nocturna. De pronto,
896

vio una sombra negra reflejada en la puerta, la cual estaba


atacando a la criada, mordiéndola.

Lang Qianqiu sólo tenía nueve años en ese entonces,


pero tomó entre sus manos una pequeña espada y se
abalanzó sobre la puerta con ella, atravesándola. El
fantasma dejó escapar un chillido y la sombra negra se
convirtió en humo negro, y las sombras en las puertas y
ventanas se dispersaron como tinta sobre agua. Nunca
más volvió a aparecer.

—¡Vaya! —exclamó Shi Qingxuan, impresionado—


. Al parecer ha conocido a un fantasma con gran nivel.
¿No sabe cuál era su nombre?

Lang Qianqiu negó con la cabeza.

—Hasta ahora no lo sé —dijo.

—Han pasado tantos años que seguro el amuleto ya


no debe servir más. ¿Realmente tiene que ir a buscarlo?
—cuestionó Xie Lian.
897

—Lo he llevado conmigo durante demasiados años


—dijo Lang Qianqiu—. Si no lo tengo conmigo, sentiré
siempre que algo malo va a pasar, o simplemente me
sentiré intranquilo.

Xie Lian pensó por un momento.

—¿Por qué no volvemos todos juntos a buscarlo? —


propuso después.

Los dos hombres se volvieron para verlo.

—Ya sea que encontremos el talismán o no,


igualmente tenemos que regresar —comentó—. Si
queremos encontrar la residencia del Rey Fantasma, el
único lugar para comenzar ahora es la Guarida del
Apostador.

Unos cuantos palillos de incienso más tarde, los tres


regresaron de nuevo a la Guarida del Apostador, de la que
habían escapado ayer mismo. Shi Qingxuan durante todo
el camino murmuró rezos con la esperanza de que hoy
Xueyu Tanhua no estuviera allí, pero ni bien escucharon
898

los griteríos de una multitud cercana, supieron que el


dueño de Ciudad Fantasma había regresado a
entretenerse nuevamente hoy. Y a todo eso había que
sumarle a todos los fantasmas que iban y venían hablando
entre ellos emocionados.

—¡Esto es algo realmente fascinante!

—¡Chengzhu no solía nunca venir aquí a divertirse,


¿por qué habrá venido dos días seguidos?!

—¡Esto es un mal augurio, mal augurio! —exclamó


Shi Qingxuan por enésima vez—. ¿Cómo es que tenemos
tanta mala suerte? Si no nos encubrimos, nos atrapará dos
veces… —de repente, se detuvo a ver los pilares de la
Guarida del Apostador—. Ay, jeje, ¿por qué siento que
los caracteres de esas palabras hoy son incluso más feas
que las que había ayer?

De pie ante los escalones cubiertos de suave brocado


rojo, Xie Lian echó un vistazo también.
899

—Es su imaginación —dijo—. Después de todo, los


caracteres no pueden cambiar.

Inesperadamente, en cuanto las palabras salieron de


su boca, las palabras en lo alto se agitaron, como si fueran
un grupo de renacuajos con largas colas que se retorcían
y se movieron.

Xie Lian se quedó sin habla.

—Mire —dijo Shi Qingxuan—, Taizi Dianxia,


parece que nos han oído.

—Si es así… ¿podrías verte mejor? —preguntó Xie


Lian algo desconcertado, dirigiéndose a los caracteres
con pésima caligrafía.

Al oír sus palabras, volvieron a agitarse y cambiar,


parecían estar tratando con todas sus fuerzas conseguir
una formación más atractiva para que él las viera, pero
aunque tenían toda la intención, no pudieron lograrlo y,
al final, adoptaron una forma incluso aún más miserable.
900

Xie Lian no pudo soportarlo más, y dio unos pasos


hacia adelante, acercándose.

—Olvídalo, olvídalo —dijo—. Deberías volver a


cómo estabas antes. ¡Estabas bien como estabas!

Varios fantasmas que había alrededor reían y reían,


lo que provocó que Xie Lian esbozara una sonrisa; pero,
de repente, su sonrisa se congeló y se esfumó, al ver a un
hombre vestido de negro dirigiéndose a los escalones de
la entrada.

El hombre de negro llevaba una máscara en la que


estaba pintada una cara triste con lágrimas cayendo,
exactamente lo contrario a las máscaras sonrientes que
había visto entrar y salir de la casa de apuestas el día
anterior. El hombre lo miró por encima del hombro y
pareció estar estudiándolo con plena atención, de pies a
cabeza.

Xie Lian le devolvió la mirada por un momento, y un


escalofrío recorrió su cuerpo.
901

—¿Qué sucede? —preguntó Shi Qingxuan.

—Nada. Todo está bien —respondió Xie Lian, con


calma, volviendo en sí—. Ustedes esperen afuera
primero, yo entraré e investigaré.

Levantando el dobladillo de su túnica blanca se


dirigió a subir los escalones. Cuanto más se acercaban
entre ellos, más lentos se volvían los pasos de los dos.
Una vez que el hombre entró a la casa de apuestas, Xie
Lian se tranquilizó al ver que había quedado detrás de él,
pero el escalofrío que sentía en su corazón aún persistió.

—Por favor, solicito poder presentarme delante de


Hua Cheng, el Señor de Ciudad Fantasma —dijo el
hombre de negro cuando atravesó las puertas de la
Guarida del Apostador.

¡Esta persona incluso se había referido a Hua Cheng


directamente por su nombre!

Un invitado o cliente común nunca se atrevería a


llamarlo de manera tan directa y por su nombre. Todos
902

los fantasmas y demonios presentes en la entrada se


quedaron sorprendidos cuando escucharon al hombre de
negro “solicitar la presencia de Hua Cheng”. Justo
entonces, una mujer que vestía muy elegante, se acercó
desde la parte trasera de la Guarida del Apostador, dónde
estaba el salón de apuestas.

—Chengzhu no recibirá a ningún invitado de fuera


hoy —dijo.

Xie Lian llegó a acercarse justo en el momento, por


casualidad, que dijo "ningún invitado de fuera hoy", y se
preguntó a sí mismo si era un mal momento para haber
venido… pero en cuanto aquella fantasma lo vio, y
reconoció quién era, le sonrió.

—Por favor, venga, Daozhang —dijo la mujer


fantasma de forma respetuosa y encantadora,
inclinándose e invitándole con un gesto de la mano—.
Chengzhu lo ha estado esperando ya durante mucho
tiempo. ¡Démonos prisa!
903

—Ah… —musitó simplemente Xie Lian, mientras


era empujado dentro del lugar.

La multitud de fantasmas y demonios se quedaron


viendo a Xie Lian con ojos curiosos.

—A Chengzhu no se le niega nada, aunque desee el


tesoro más raro, mejor que te des prisa —reprendió uno
de ellos—. ¡Apúrate!

Xie Lian fue empujado por el pasillo por


innumerables manos. Al llegar, Hua Cheng se encontraba
sentado al final de una larga mesa, era la única persona
sentada en la mesa de todo el salón de la Guarida del
Apostador, esperando expectante.

Una silla fue colocada detrás de Xie Lian. Hua Cheng


lo miró, e inclinó la cabeza hacia un lado.

—Gēge, ¿estás aquí para jugar de nuevo hoy? —


preguntó.
904

Se veía tan travieso que Xie Lian no pudo evitar


sonreír ligeramente, y antes de que pudiera decir algo,
una mujer le entregó un pequeño talismán con ambas
manos. Este talismán era blanco con detalles de color
dorado, parecía estar hecho a mano, la artesanía y los
patrones eran toscos, y los bordes ya estaban
desgastados.

—¿Cómo supiste que volvería en busca de esto? —


preguntó Xie Lian, sorprendido.

—¿Qué no sabe este de Gēge? —dijo Hua Cheng,


sonriendo.

En ese momento, el hombre de negro que aún se


encontraba tras la puerta del salón de apuestas volvió a
hablar en voz alta.

—Tengo una mercancía que el Señor de Ciudad


Fantasma, el Chengzhu, seguramente querrá obtener —
dijo—. Es el arma maligna número uno del mundo. ¡Una
espada maldita!
905

—¿De qué estás hablando? ¡El arma maldita número


uno del mundo es la cimitarra de nuestro Chengzhu! —
gritó alguien inmediatamente en respuesta—. ¡Una
espada maldita! ¿Cómo es que podrías tener en tu poder
tal espada?

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

«—¿Cuál es el problema con ustedes? ¿Acaso creen


que tener el nombre de “maldita” es algo de buena
reputación? ¿Por qué discuten por algo así?» —pensó.

Pero Xie Lian tenía el presentimiento de que este


visitante no era algo bueno, por lo que se giró y le echó
un vistazo a la puerta. Hua Cheng parecía tener muy poco
interés y sólo agitó la mano en un gesto perezoso, y la
mujer fantasma, que resultó ser la crupier, comprendió.

—Muy bien, entonces veamos lo que tienes —dijo.

El hombre de negro se paró en la puerta y alzó su


mano. De pronto, un viento negro voló por encima de la
multitud de fantasmas y demonios, para luego clavarse
906

con fuerza en una pared del salón de la Guarida del


Apostador. Esa cosa estaba fuertemente envuelta en
numerosos y complejos talismanes selladores, y así y
todo, seguía despidiendo energía maligna a simple vista.

¡Eso sin dudas era una espada maldita!

Hua Cheng entrecerró los ojos. No sólo los fantasmas


en el interior se quedaron en silencio como si un viento
frío los hubiera congelado, sino que Xie Lian también se
quedó inmóvil en su lugar.

—Esta es la espada suprema Fang Xin —dijo el


hombre de negro, al mismo tiempo que los talismanes
que la sellaban se desprendían por sí solos y la espada era
liberada—. ¿Ha oído hablar de ella alguna vez, Hua
Chengzhu?

El cuerpo de esta espada parecía estar hecho de jade


negro, profundo y oscuro, tan brillante como un espejo,
de modo que, si alguien estaba cerca de ella, la espada
podía reflejarlo con claridad. Recorriendo el centro de la
907

espada había una fina línea plateada, como si el trazado


se tratara de su propio corazón.

—Según cuenta la leyenda, docenas de miembros de


familias reales han muerto bajo su filo —comentó el
hombre de negro—. También, se dice que se ha
manchado con sangre aún más preciosa.

Si era más preciosa que la sangre real, entonces la


única sangre posible era... ¿la sangre de Dioses?

La gran multitud se sintió provocada por la inusual


aura emitida por la espada y se quedaron rodeándola,
observándola, extremadamente inquietos. En cambio, el
hombre de negro que había traído a la espada hasta aquí,
al parecer, se mantuvo estable, firme como una montaña;
no había posibilidad alguna de que este hombre fuera
alguien común.

—He oído que al dueño de la Ciudad Fantasma le


encanta coleccionar objetos raros y armas que son las
más famosas del mundo; también he oído que lleva
908

muchos años buscando en especial esta espada —dijo—.


¿Es esto suficiente para considerar apostar por ella?

La mirada de Hua Cheng se oscureció, pero su


sonrisa se mantuvo intacta.

—¿Qué quieres apostar? —preguntó.

—Quiero saber cuál tiene un aura maligna y más


pesada, si esta espada o su cimitarra —respondió—.
Apuesto a la espada Fang Xin.

—¿Cómo quieres realizar la apuesta? —preguntó


Hua Cheng.

—¡Usted y yo nos atacaremos mutuamente con


nuestras espadas, sin titubeos! ¡Sin bloquear o esquivar!
—exclamó el hombre de negro—. ¡El primero que caiga,
será el que pierda!

Xie Lian escuchó varios sonidos de dientes siendo


rechinados provenir de todas direcciones.
909

—Esta apuesta es maligna, ¿no? —comentó un


fantasma—. Si me cortas a mí, te cortaré a ti, y quien
corte al otro hasta el punto de no poder aguantar más,
tendrá el arma más malvada, ¿a eso se refiere?

Era simple y brutal.

—¡Piénsalo bien! La que te va a atacar no es


cualquier cimitarra, esta puede matarte —dijo la
crupier—. Aunque sólo te corte un par de veces, no
durarás mucho.

—No importa, mi curiosidad es mayor —respondió


el hombre de negro—. Además, tengo a mi favor a la
espada suprema, Fang Xin. ¡Quiero ver cuántos ataques
puede aguantar Hua Chengzhu de ella!

Cuando los fantasmas oyeron esto, se indignaron y se


enfadaron mucho.

—¡¿Por qué Chengzhu debería acceder a esta ridícula


petición tuya?!
910

—¡Eso! ¡Ojalá que no esté de acuerdo!

Pero sólo Xie Lian podía ver que, aunque Hua


Cheng estaba sonriendo, no había ninguna sonrisa que
llegará a sus ojos.

¡Parecía ser que Hua Cheng estaba decidido a ganar


esta espada!

Xie Lian no pudo evitar sentirse alarmado.

«—¿Realmente van a enfrentarse y va a permitir que


esta espada lo corte?» —pensó.

Hua Cheng se rio ligeramente, levantó la mano y


la crupier recibió su respuesta y comprendió.

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos. Hua Chengzhu respondió que…

Al ver que la apuesta estaba por llevarse a cabo, Xie


Lian en un momento de desesperación decidió
interrumpir.

—¡Esperen un minuto! —exclamó.


911

Todos los presentes le dirigieron sus miradas. Los


ojos de Hua Cheng se fijaron en él mientras se erguía en
su asiento. Xie Lian apretó los puños y caminó hacia
donde estaba clavada Fang Xin.

—Lamento haber interrumpido esta apuesta —


dijo—. Pero no creo que Hua Chengzhu tenga que
apostar contra usted.

—¿Ah, sí? ¿Por qué no? —preguntó el hombre de


negro.

Xie Lian se rio.

—Porque esta no es la espada suprema Fang Xin,


esta es sólo una espada ordinaria —dijo.

—¡Eso no tiene sentido! —exclamó un fantasma—.


Daozhang tomate un segundo y mírala bien. ¡Esta espada
no es ordinaria en absoluto, hasta da mucho miedo!

—¿De verdad? —preguntó Xie Lian, para luego


extender la mano hacia la empuñadura de la espada.
912

—¡No la toques, podría matarte! —gritaron varios


fantasmas, horrorizados.

Muchos fantasmas se cubrieron los ojos y se


abrazaron la cabeza, pero después de un largo rato no
escucharon los gritos que se esperaban. De a poco,
volvieron a abrir sus ojos, pero lo único que vieron al
hacerlo fue a “Fang Xin”, la cual había sido sacada de la
pared, ahora siendo sostenida en la mano de Xie Lian,
quien se veía completamente tranquilo.

La multitud se quedó muy sorprendida. ¿Cómo era


esto posible? ¡La espada había estado claramente
envuelta en un aura oscura que era tan malvada que podía
verse a simple vista!

—El aura maligna de hace un momento ha sido sólo


un engaño —dijo Xie Lian con calma.

—Pero en cuanto uno se acercaba a la espada, se


podía sentir un frío extremo… —dijo la crupier,
insegura.
913

—Ciudad Fantasma no ve la luz del día en todo el


año, y el rocío nocturno es intenso, por lo que es natural
sentir frío —explicó Xie Lian—. Les recomiendo que se
pongan más ropa abrigada y que beban más agua
caliente.

—…

—En resumen, esta espada no es realmente un arma


maligna —aseguró Xie Lian—. Si no me creen, vengan
y tóquenla ustedes mismos…

Cuando dijo esto les tendió la espada larga que


llevaba en la mano. Los fantasmas fueron incapaces de
sortearla o tocarla en ese momento, aún dudosos, hasta
que uno de ellos tuvo el valor de tocar la hoja de la espada
con uno de sus dedos.

¡Y no pasó nada!

Entonces, todo el mundo se envalentonó y


empezaron a pasarse la espada entre ellos, tocándola aquí
y allá. ¡Y nada malo sucedió!
914

—Usted cuando la sostuvo, no le ha hecho nada,


¿verdad? —preguntó un fantasma, con sospecha.

—Si fuera una espada maligna tan poderosa, incluso


este Daozhang hubiera sido repelido —replicó de
inmediato otro fantasma—. ¿Cómo podría alguien
simplemente tocarla y lograr que la energía maligna se
disipe? ¡La única opción es que la espada esté dispuesta
a obedecer a esa persona, el aura maligna de antes no
puede haber sido otra cosa que un engaño!

—¡Oh qué sabio! —elogió Xie Lian—. Por lo tanto,


esta espada no puede ser comparada con la Cimitarra E-
Ming de Hua Chengzhu, así que ¿cómo podría Hua
Chengzhu hacer una apuesta con usted?

A los fantasmas les agradó su actitud, cualquiera que


alabara al dueño de Ciudad Fantasma ya era uno de los
suyos, así que acudieron rápidamente a apoyarlo.

—¡Bien dicho!

—¡Así se habla!
915

Xie Lian fue inmediatamente envuelto por un grupo


de demonios y fantasmas. Al ver esto, el hombre de negro
se irguió y dio media vuelta.

—¿Este caballero se retira? —preguntó la crupier.

—Ya que Hua Chengzhu ha decidido que esta espada


no es Fang Xin, supongo que no hay nada por lo que
apostar —dijo el hombre de negro.

Fue sólo entonces que Hua Cheng finalmente retiró


lentamente sus ojos de Xie Lian.

—¿Quién dijo eso? —preguntó.

El hombre de negro se quedó a medio camino.

—¿Hua Chengzhu aún tiene algo que decir? —


cuestionó.

Hua Cheng sonrió ligeramente.

—¿De quién es este territorio? —preguntó.

—Este territorio le pertenece a usted —respondió el


hombre de negro.
916

—Entonces, comprendes que por supuesto sólo yo


tengo la última palabra sobre si quiero apostar o no —
dijo Hua Cheng.

—¿Qué otra cosa querría apostar el Señor de Ciudad


Fantasma? —preguntó el hombre de negro.

Con un “Bang”, Hua Cheng apoyó sobre la mesa de


apuestas su esbelta cimitarra de plata.

La empuñadura de la cimitarra también estaba


adornada con una fina cadena de plata y, además, tenía
grabada la forma de un ojo plateado. Este ojo estaba
cerrado y parecía dormir plácidamente, la línea del ojo
era larga y hechizante, y exudaba un aura antigua y
maligna.

Xie Lian no pudo evitar mirarla fijamente.

—Así que esta es el arma maligna que llena de temor


a los Tres Reinos, la cimitarra maligna, la cimitarra
siniestra… la cimitarra maldita E-Ming —pensó para sí
mismo.
917

—Apuesto que, en un momento… —dijo Hua


Cheng pronunciando cada palabra en una voz
contenida—. Estarás hecho pedazos.

Tan pronto como terminó de hablar, el ojo plateado


se abrió de golpe, revelando una pupila muy parecida a
un rubí que brillaba con una luz roja, demoníaca y feroz.

El hombre de negro dio un brusco salto hacia atrás,


pero ya era demasiado tarde… ¡Un fuerte estruendo
después, todo su cuerpo voló por los aires, hecho trizas!

Los pedazos se dispersaron en el aire como las


plumas de un cuervo. Hua Cheng ni siquiera se movió un
poco, sólo agitó su mano despreocupadamente, alejando
de sí una temblorosa pluma que estaba a punto de caer
sobre su hombro.

¡La cimitarra ni siquiera había sido desenvainada,


pero con sólo abrir el ojo, el hombre de negro terminó
realmente en pedazos como había dicho Hua Cheng!
918

—¡Esta persona mintió sobre el valor de su apuesta!


—exclamó en voz alta la crupier—. ¡Violó las reglas de
la Guarida del Apostador! ¡Hua Chengzhu ya lo ha
castigado! ¡Por favor no se preocupen, y sigan
divirtiéndose!

Xie Lian atrapó en el aire un pequeño pedazo que


flotaba y lo examinó con cuidado, cuando de repente
sintió que una mano se posaba sobre su hombro.

—Taizi Dianxia, ¿pudo encontrar el talismán? —


preguntó una voz detrás de él.

Era Shi Qingxuan que no sabía cuándo había llegado,


pero ahora estaba a su lado.

—Señor del Viento, ¿por qué ha entrado? —preguntó


Xie Lian—. ¿No habíamos quedado en que me esperaría
fuera?

—¡Entramos hace un rato! —exclamó Shi


Qingxuan—. Después de un tiempo largo usted no salió,
así que hemos entrado a echar un vistazo.
919

Al oír esto, Xie Lian sintió que su corazón daba un


vuelco.

—¿Hemos? —preguntó—. ¿Qianqiu también ha


entrado?

—Sí, ¿no ve que es el que está ahí mismo? —


preguntó Shi Qingxuan, señalando.

Efectivamente, Lang Qianqiu estaba de pie no muy


lejos, mirando fijamente a Fang Xin que aún estaba en
sus manos, con una expresión extremadamente extraña.

Xie Lian volvió hacia un lado, desviando la mirada.

—¿Cuándo han llegado? —preguntó en un susurro.

—Estábamos aquí cuando desenvainó la espada —


dijo Shi Qingxuan—. ¡Taizi Dianxia, de verdad usted es
increíble! Si no lo hubiera dicho, no me habría dado
cuenta de que el aura maligna había sido sólo un engaño.

Xie Lian sintió que estaba sosteniendo su corazón


entre sus manos y no sabía dónde ponerlo, pero de pronto
920

su mano se sintió ligera, la crupier había tomado la


pesada y larga espada con ambas manos.

—Esta espada ahora es propiedad de nuestro señor


Hua Chengzhu —dijo, sonriendo—. Daozhang, gracias
por su colaboración.

A los fantasmas no les importó el revuelo, estaban


acostumbrados a los forasteros que venían todos los días
a Ciudad Fantasma sólo para causar problemas; así que
empezaron a divertirse de nuevo.

Los tres se escondieron apresuradamente en un


rincón, y Xie Lian le entregó el amuleto a Lang Qianqiu
como si nada hubiera pasado.

—Taizi Dianxia, la Guarida del Apostador está llena


de fantasmas y demonios sea de día o de noche —dijo
Shi Qingxuan—. ¿Cómo podremos seguir investigando
más a fondo?
921

—No será difícil —dijo Xie Lian—. Desviaré la


atención de todos, y ustedes aprovecharán para poder
investigar.

—¿Cómo es que desviará la atención de todos? —


pregunto Shi Qingxuan.

Xie Lian fijó su mirada en Hua Cheng. Allí, con una


mano apoyada en la barbilla, él lo miraba como si hubiera
estado esperándolo durante mucho tiempo. Así que, en
cuanto Xie Lian lo miró, Hua Cheng sonrió.

—Gēge, ¿hay algo más que necesites? —preguntó.

—Sí —dijo Xie Lian, acercándose—. ¿Puedo


preguntarle a Hua Chengzhu si sería tan amable de volver
a apostar conmigo?

—¿Es esta la solución que se le ocurrió? —susurró


Shi Qingxuan, sorprendido.

—¿Está mal? —susurró Xie Lian.


922

Shi Qingxuan levantó el pulgar, dándole el visto


bueno.

—Excelente —dijo—. Una vez que empiece a


apostar con Hua Cheng, ¿quién tendrá tiempo para
prestarle atención a otra cosa? Pero usted es realmente un
valiente guerrero, Taizi Dianxia, ¿tampoco teme perder
sus pantalones?

Esta vez, Xie Lian se mostró muy confiado.

—No necesariamente —dijo.

—Tengo curiosidad de saber qué quiere apostar este


Daozhang con Chengzhu… —dijo la crupier—. ¿Quizás
quiere una montaña de oro y plata, o cien años de poder
espiritual? ¿Quizás diez años de buena suerte, o un
pedazo de tierra sagrada para poder cultivar?

—No es nada de eso —dijo Xie Lian—. No todos en


el mundo quieren esas cosas. Yo sólo quiero pedirle a
Hua Chengzhu que se quede conmigo toda una noche.
923

Al oír esas palabras, Hua Cheng pareció quedarse


completamente paralizado por un momento, y luego
parpadeó un par de veces.

Pero no fue sólo él, sino que el aire en toda la casa de


apuestas también se paralizó, incluso a todas las
fantasmas de la casa de apuestas les temblaron las piernas
y casi se caen de rodillas.

—¿Acaso sabe de lo que está hablando…? —


murmuró un fantasma, después de un rato largo—.
¡Tiene demasiadas agallas! ¡Es demasiado atrevido!

Hua Cheng finalmente resopló y estalló en


carcajadas.

Ni bien empezó a reírse, todas las femeninas


presentes también rieron, nerviosas, temblando
924

ligeramente como flores sobre ramas. Xie Lian sintió


como si se estuviera ahogando en un mar de miradas
extrañas, y en ese momento fue que se dio cuenta de que
sus honestas intenciones originales habían sido
distorsionadas y malinterpretadas.

—¡Esperen! —exclamó rápidamente—. Mi


intención era simplemente pedirle a Hua Chengzhu que
fuera mi anfitrión por esta noche y que me diera un
recorrido completo de Ciudad Fantasma. No pediría
nunca algo tan inapropiado… ¡En serio no lo haría!

Pero ya nadie estaba dispuesto a escucharlo.

Shi Qingxuan se cubrió la cara con una mano y le dio


una palmada en el hombro con la otra.

—Será mejor que deje de explicar —dijo—. ¡Cuanto


más lo explica, es peor!

Xie Lian no sabía si debía cubrirse la cara o no. La


confianza y seguridad que finalmente había recuperado
se hicieron añicos en sólo segundos.
925

—Realmente no me refería a nada más… —susurró.

—Lo sé —respondió Shi Qingxuan—. Pero sonó


realmente…

Justo en ese momento, por fin Hua Cheng pudo dejar


de reír; componiéndose se cruzó de brazos y asintió con
la cabeza.

—De acuerdo —dijo con una sonrisa.

Al ver que aceptaba la apuesta, toda la multitud de la


Guarida del Apostador volvió a calmarse rápidamente.

—Sin embargo, lo que Gēge ha pedido es algo que


tiene bastante importancia, y esta sería también mi
primera vez —dijo Hua Cheng, jugueteando con la perla
de coral rojo que tenía al final de su trenza—. Por eso
mismo, lo que vayas a ofrecer como apuesta no puede ser
algo al azar.

Xie Lian suspiró aliviado, y sintió que la forma en la


que lo miraba con los ojos ligeramente caídos, por un
926

lado, era realmente lindo… pero por otro, después de


todo y como era de esperarse, él no era más que un
travieso joven.

—Naturalmente —dijo Xie Lian, esbozando una


pequeña sonrisa—. Es claro que no puedo hacer lo que
me plazca y ofrecer algo al azar.

—Y hay un pequeño detalle que es necesario


recordar —dijo Hua Cheng—, lo último que traías
encima, Gēge, lo perdiste ayer.

Obviamente se refería a la mitad del bollo al vapor


que ya Hua Cheng se había comido.

Xie Lian no pudo evitar avergonzarse.

—Así es —dijo—. Espera un momento, por favor,


buscaré una vez más.

Pero, ¿qué podría encontrar? Viendo que estaba


claramente en un dilema, un fantasma decidió intervenir.
927

—Daozhang, si no tiene nada, ¿por qué no apuesta su


ropa? —sugirió—. Si pierde la apuesta, simplemente
quítese una prenda, ¿no será eso suficiente?

La multitud empezó a reírse escandalosamente, pero


las cejas de Hua Cheng se fruncieron.

—¡Cállense! —reprendió en voz baja.

Los fantasmas no sabían por qué se había enfadado


tan de repente, así que se callaron rápidamente y no se
atrevieron a hacer ningún ruido.

—Daozhang, ¿qué es eso que lleva en el cuello? —


preguntó de repente una fantasma con ojos de águila.

Xie Lian levantó una mano para tocar la fina cadena


de plata.

—¿Esto? —preguntó.

Había un anillo colgando de la cadena de plata, y


cuando Xie Lian tiró de la cadena para sacarlo, todas las
928

fantasmas femeninas de la casa de apuestas contuvieron


la respiración.

El resplandor cristalino del anillo parecía haber


hipnotizado los ojos de todos, incluso la crupier que
estaba a cargo de la mesa de apuestas, la cual seguro
había visto muchas cosas increíbles ser apostadas, no
pudo evitar sorprenderse al verlo.

—¡Parece un tesoro muy extraordinario! —exclamó.

Este era exactamente el mismo anillo que Hua Cheng


le había dejado.

Xie Lian miró hacia la persona que se lo entregó, y


Hua Cheng también le devolvió la mirada, mostrando una
sonrisa ambigua.

—¿Qué te parece, Gēge? —preguntó con lentitud y


sin apuro alguno—. ¿Quieres apostar ese anillo, y
enfrentarte a mí?
929

Xie Lian pensó por un momento, pero luego volvió a


colocar el anillo dentro su pecho, entre sus túnicas.

—Eso no será posible —dijo.

Hua Cheng levantó una de sus cejas.

—¿Oh? —musitó—. ¿Por qué no?

—Esto es un regalo demasiado valioso como para


ponerlo en juego tan a la ligera —respondió Xie Lian.

—Si es que te lo han dado, te pertenece y es tuyo —


replicó Hua Cheng—. ¿Por qué no podrías disponer de
ello a tu antojo?

—Eso es aún más imposible —respondió Xie Lian


con seriedad—. Si no hubiera aceptado este tipo de
regalo, no habría problema; pero como lo he aceptado,
por supuesto que tengo que atesorarlo, para ser digno de
esta muestra de agradecimiento. ¿Cómo podría usarlo en
una apuesta? ¿Cómo podría ponerlo en juego tan
frívolamente?
930

Al oír estas palabras, Hua Cheng bajó la cabeza y


esbozó una sonrisa.

Los fantasmas también expresaron su comprensión.

—Tiene razón, después de todo, es un gran tesoro.

—Esto no, aquello no. Entonces, ¿qué le queda? —


preguntó otro fantasma.

Xie Lian ya se había palpado todo su cuerpo en busca


de algo.

—Parece… que soy lo único que queda —dijo con


impotencia.

Hua Cheng se quedó mudo por un segundo.

—De acuerdo —dijo, después.

Xie Lian parpadeó un par de veces.

—¿Qué? —preguntó.

Hua Cheng se cruzó de brazos, y lo miró fijamente.

—Tú —dijo.
931

¡¿Él mismo sería su apuesta?!

Los fantasmas aplaudieron inmediatamente.

—¡Maravilloso, maravilloso, maravilloso!


¡Apostarte a ti mismo! Si pierdes, puedes servir todo lo
que te queda de vida aquí. ¡Serás el encargado de lavar y
doblar las mantas para Chengzhu, y de llevarle agua y té!

Shi Qingxuan se sorprendió al escuchar todo eso.

—¡Taizi Dianxia! —susurró—. No puedo estar de


acuerdo con esta apuesta. ¡No existe posibilidad alguna
de que pueda ganarla!

Xie Lian, sin embargo, estaba decidido.

—¡Está bien, seré la apuesta! —declaró en voz alta.

La cara de Shi Qingxuan se puso azul de los nervios.

—Está bien, no perderé esta vez —susurró Xie Lian


para tranquilizarlo—. Yo me encargaré de este lugar,
ustedes vayan a explorar y piensen en una manera de
encontrarme más tarde.
932

—Entonces… ¡Taizi Dianxia, tenga cuidado! —


exclamó Shi Qingxuan, preocupado, viendo que la
situación se había vuelto inevitable—. Si por lo que fuera
llegara a perder, no se preocupe, mi Gē es muy rico, le
pediré dinero. ¡Seguro que podré recuperarle!

Cuando terminó de hablar, se llevó sigilosamente a


Lang Qianqiu con él quien seguía irresponsivo, y ambos
desaparecieron mientras que la multitud estaba distraída.

Xie Lian dejó escapar un suspiro de alivio.

—Si bien acepto ser la apuesta, yo decidiré el método


y las reglas, ¿está bien? —preguntó.

Hua Cheng ya se había sentado frente a Xie Lian, con


aire de anfitrión justo y respetable.

—¡Claro! Por favor, dime, ¿cómo quieres apostar?


—preguntó.

Xie Lian sacudió el dobladillo de su túnica y luego


se sentó.
933

—Adivinemos los objetos que estén escondidos bajo


el vaso43 —dijo—. ¿Qué te parece?

Hua Cheng aplaudió dos veces y, entonces, la crupier


se acercó con un oscuro y brillante vaso en la mano.

—Agradezco a que Chengzhu se encuentre


apostando conmigo aquí —dijo Xie Lian—. Ayúdeme
colocando algo dentro, por favor.

Hua Cheng sonrió.

—Sólo es un simple gesto —dijo—. Estoy esperando


a este Daozhang.

Xie Lian colocó la palma de su mano sobre el vaso


de apuestas.

—Chengzhu puede hacerme cinco preguntas —dijo.

—¿Gana el que acierte tres de cinco preguntas? —


preguntó Hua Cheng.

43
: Shefu es un juego excelente e interesante al que jugaban los antiguos
numerólogos para mejorar sus habilidades de adivinación.
934

—Así es, gana el que acierta tres de cinco rondas —


dijo Xie Lian—. Usted pregunta y yo respondo. Si mi
respuesta es correcta, yo gano; si no, usted gana. Excepto
que no puedo levantar el vaso de juego para ver que hay
dentro, no existe ningún otro tipo de restricción para mis
métodos de prueba. Entre las cinco preguntas que me
vaya a realizar, debe haber cuatro preguntas que
incluyan: vida o muerte, cuadrado o redondo, rojo o
blanco, brillante u oscuro. La última pregunta queda a
criterio de Chengzhu. ¿Qué le parece?

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos —dijo Hua Cheng, sonriendo—. Gēge,
adelante.

No se sabe bien en qué momento, pero más personas,


demonios y fantasmas se reunieron alrededor de la mesa.
El salón de la Guarida del Apostador, que originalmente
era lo suficientemente espacioso como para acomodar a
más de mil personas, parecía estar a punto de colapsar
como una represa rebozada. Incluso en la puerta de la
935

casa de apuestas, había una multitud tres o cinco veces


más densa que la anterior.

Había muchos fantasmas con cuellos largos


extendiéndose hacia arriba y muchos fantasmas
decapitados con sus cabezas flotando. Los que estaban en
la primera fila ayudaban sujetando los globos oculares de
los fantasmas que no podían meterse hacia adelante; todo
esto en completo silencio y sin ocasionar ningún
alboroto.

Xie Lian miró fijamente la mano que tenía encima


del vaso de apuestas, sin prestarle atención al mundo
exterior, así que por supuesto no sabía que el juego de
apuestas que estaba a punto de comenzar en la Guarida
del Apostador de Ciudad Fantasma ya había llegado
hasta la Corte Celestial Superior.
936

Justo en este momento, había un pequeño banquete


en la Corte Celestial, y habían llegado muchos Dioses y
Diosas de todos los niveles. En medio de la aglomeración
en la cual compartían bebidas y comidas, Ling Wen de
repente intervino.

—Todos, por favor, echen un vistazo un momento


hacia los espejos plateados —dijo Ling Wen.

En el interior de aquella sala de banquetes había


varios espejos de cristal plateado, que servían para
echarle un vistazo al mundo exterior y divertirse cuando
se aburrían estando en el banquete.

—¿Hay algo interesante para ver? —preguntó Pei


Ming.
937

Nada más al ver hacia el espejo de cristal plateado se


podía distinguir un fragmento de rojo deslumbrante y
brillante, así como también una multitud oscura de
fantasmas y demonios. Al verlo, todos los Dioses se
reunieron alrededor.

—¿Qué es esto? ¡Esta es la Guarida del Apostador de


Ciudad Fantasma…!

Efectivamente. Y aunque no sabían cómo era la


apariencia verdadera de Hua Cheng, ni tampoco podían
ver completamente la figura del hombre de rojo que
estaba sentado en la mesa, todos estaban
inexplicablemente convencidos de que, sin lugar a
dudas... ¡Ese era Xueyu Tanhua! ¡Hua Cheng!

Así que todos se agolparon y se reunieron alrededor


de los espejos.

—¿Estos espejos no pueden hacer un acercamiento?


—preguntó uno —. ¡Está tan lejos que no puedo ver bien
a Hua Cheng!
938

—¿Está apostando contra alguien? —preguntó


otro—. ¿No era que no jugaba personalmente contra
nadie?

—¿Por qué sabes tanto sobre las costumbres de


apostar de Xueyu Tanhua…? —cuestionó uno más.

Eso fue todo lo que Mu Qing oyó ni bien entró en la


sala de banquetes.

—¿Qué es lo que está pasando? —preguntó con el


ceño fruncido, al ver semejante alboroto—. ¿Ciudad
Fantasma no estaba creada de tal manera que nos
prohibía poder observarlos?

—No sé el por qué, pero de pronto surgió una energía


que nos informó que podemos hacerlo —respondió Ling
Wen.

—¡Miren! —dijeron algunos Dioses al mismo


tiempo—. Un momento, ¿quién es el que está enfrente de
Xueyu Tanhua?
939

La ubicación del espejo plateado era bastante


desafortunada. Desde ese rincón sólo se podía ver a un
hombre vestido de blanco, sentado erguido, con una
mano detrás de la espalda y la otra apoyada en el vaso de
apuestas. Su mano y dedos resaltaban ya que eran
extremadamente blancos.

—Chengzhu, por favor comience con el juego —


dijo.

—¡Taizi Dianxia! —exclamaron al unísono Feng


Xin y Mu Qing.

Mu Qing se llevó por delante a todos los Dioses que


estaban en su camino al acercarse, sin importarle en lo
más mínimo si comenzaban a opinar o no al respecto.

—¿Por qué ha ido a Ciudad Fantasma? —preguntó


cuando llegó a estar frente al espejo de plata—. ¿Fue a
apostar contra Hua Cheng? ¿Esto es en serio? ¡¿Acaso
está demente?! ¡Si no recuerdo mal, nunca he oído que
Hua Cheng haya perdido alguna vez!
940

—Eso es incorrecto —dijo Ling Wen—. Al parecer,


Hua Cheng ha perdido una partida el día de ayer.

Murmullos empezaron a oírse en la sala de


banquetes.

—¿Qué?

—¿El Rey Fantasma perdió?

—¡Es imposible! ¿Cómo ha perdido?

—¿Contra quién perdió?

Había tantas voces detrás de ellos que Ling Wen se


dio la vuelta y se sorprendió al verlos.

—¿Por qué hay tanta gente? —preguntó—. ¿Por qué


están todos aquí?

En la Guarida del Apostador, Hua Cheng volvió a


sonreír.

—Como desees —dijo, luego se levantó y caminó


hacia adelante lentamente, hasta donde estaba Xie Lian y
941

le hizo la primera pregunta—: Me atreveré a preguntarle


a Gēge. Lo que hay dentro del vaso, ¿está vivo o muerto?

Cuando los Dioses oyeron la palabra "Gēge", se


sobresaltaron,

—¿Qué? ¿Cómo acaba de llamarlo Hua Cheng?

—¡¿Acaso lo llamó "Gēge"?!

Feng Xin no pudo soportar más esta situación.

—¿No pueden simplemente preocuparse por la


apuesta en sí? —preguntó, malhumorado—. ¡Ni siquiera
sabemos qué es lo que pasará si pierde!

Dentro de la Guarida del Apostador, Xie Lian sacó


un talismán y tocó con él una parte del vaso de apuestas.

El talismán se consumió abruptamente sin encender


fuego, y Xie Lian sonrió.

—En respuesta a la pregunta de Chengzhu: lo que


hay dentro está muerto —respondió.

Hua Cheng también sonrió ligeramente.


942

—Gēge ha ganado esta ronda —dijo.

La crupier se adelantó y levantó el vaso de madera.


Desde dentro, salió volando una mariposa plateada con
una tenue fluorescencia, la cual dio dos vueltas alrededor
de Xie Lian para luego volver a posarse en el hombro de
Hua Cheng.

Los Dioses se quedaron perplejos.

—¿Cómo es posible que haya ganado? —


preguntaron.

Sólo Ling Wen ya había descubierto las reglas del


juego a través de los comentarios de los ruidosos
espectadores.

—Las reglas de Taizi Dianxia están establecidas


inteligentemente —explicó—. Ese talismán es un
“Talismán Quemador de Yin”, cuando se encuentra con
la energía Yin de un alma muerta, arderá, y él utilizó el
talismán para poder juzgar el objeto debajo del vaso; y lo
hizo correctamente.
943

Todos los Dioses suspiraron, descubriendo que había


una manera ingeniosa para lidiar con la situación.

—Pero… ¿qué hubiera pasado si Hua Cheng


colocaba una piedra en el vaso de apuestas? —preguntó
uno de ellos—. Esto también es considerado un objeto
muerto, por lo que el “Talismán Quemador de Yin” no
hubiera funcionado.

—Siempre que se menciona la vida y la muerte en el


Reino Celestial y en el Reino Fantasmal, naturalmente se
trata de la vida y la muerte de los seres vivos —explicó
Ling Wen—. Esto no es más que una forma ingeniosa de
hacer una apuesta, y creo que Xueyu Tanhua no tiene
ningún interés en hacer ese tipo de juego de ingenio.

—Segunda pregunta, por favor —dijo Xie Lian.

Cuando el vaso volvió a ser tapado, Hua Cheng agitó


la mano izquierda y todos supieron que algo nuevo había
sido puesto dentro.
944

—Me atreveré a preguntarle a Gēge, ¿lo qué hay en


la taza, es blanco o es rojo? —preguntó Hua Cheng.

¿Existía algún talismán capaz de comprobar colores?


La verdad es que no.

Pero Xie Lian se mantuvo tranquilo y su sonrisa se


mantuvo sin cambios, pero la mano que estaba sobre el
vaso estaba presionándolo con más fuerza.

—En respuesta a Chengzhu: este objeto es rojo —


dijo.

En cuanto la respuesta salió de su boca, la multitud


en la Guarida del Apostador y los Dioses frente al espejo
evidenciaron una extraña escena: el vaso de apuestas bajo
la palma de la mano de Xie Lian vibró ligeramente, y un
humo blanco salió por la ranura inferior.

Los fantasmas que estaban cerca a la mesa no


pudieron evitar retroceder, asustados. Hua Cheng lo miró
fijamente por un momento, y luego rio suavemente.
945

—Gēge es realmente increíble —dijo—. En esta


ronda, has vuelto a ganar.

Sólo entonces Xie Lian soltó el vaso y asintió.

—Gracias —dijo.

—¿Cómo es posible que esto cuente? —preguntó


uno de los Dioses.

Unos cuantos fantasmas audaces sintieron curiosidad


por la vibración del vaso y se acercaron flotando a
tocarlo. Sin embargo, en cuanto sus manos lo tocaron, se
retiraron gritando.

—¿Por qué ese vaso está tan caliente? —dijeron—.


¡Está demasiado caliente!

—Él usó su palma para calentar lo que fuera que


hubiera en el interior —murmuró Mu Qing en voz baja—
. Lo calentó tanto que, sin importar lo que se encontrara
dentro, se calentaría hasta volverse rojo… ¡Responder
rojo, por supuesto, no sería entonces erróneo!
946

Efectivamente, la mujer de la casa de apuestas se


acercó a destapar el vaso para mostrar lo que había
dentro.

—¡Oooh! —exclamó la multitud sorprendida.

Dentro había una lámina de color rojo brillante, que


exudaba un rastro de humo blanco y caliente. Parece que
originalmente era una lámina de plata.

—Pero, ¿y si hubiera puesto un trozo de papel


blanco? —preguntó un Dios—. Tal cosa no podría
soportar el calor, y naturalmente no se pondría rojo.

—Hubiera sido incluso más fácil —respondió Mu


Qing—. El calor de su palma lo hubiera reducido a
cenizas y al levantar el vaso no habría nada adentro, por
lo que este juego definitivamente no contaría.

En ese momento, Hua Cheng caminó por detrás de


Xie Lian antes de hacer la tercera pregunta.
947

—Me atreveré a preguntar a Gēge, ¿lo qué hay en la


taza, es redondo o cuadrado? —dijo.

—En respuesta a Chengzhu: este objeto es redondo


—respondió Xie Lian.

Bajo la palma de su mano, el vaso de apuestas


empezó a vibrar de nuevo, como si un objeto duro
estuviera chocando enloquecidamente dentro de él. El
sonido fue tan intenso que hizo que la multitud empezara
a alterarse.

Esta vez, todos entendieron lo que estaba sucediendo.

—Está usando el poder de su palma para hacer vibrar


el aire del interior, haciendo que lo que esté dentro gire
rápidamente. ¡Incluso si no es algo redondo, se volverá
de forma circular!

Feng Xin parecía feliz.

—¡Tres de cinco, siempre que gane esta ronda, estará


a salvo y habrá ganado! —exclamó.
948

Inesperadamente, Hua Cheng se inclinó ligeramente


hacia delante y colocó su mano izquierda sobre el vaso
de madera.

—¿Oh? ¿Es así? —preguntó—. ¡¿Gēge, estás


seguro?!

Ambos tenían sus manos una encima de la otra y sus


miradas estaban fijas una sobre la otra también.

—Estoy seguro —respondió Xie Lian.

Las vibraciones bajo su palma se volvieron más


intensas, pero el sonido del estruendo se hizo cada vez
más débil.

—Me temo que no funcionará esta vez —dijo Mu


Qing—. Hua Cheng sabe lo que está tratando de hacer,
ahora el vaso de madera tiene dos juegos de palmas
enlazadas y colisionando; la fuerza se está amortiguando
entre sí, el objeto dentro del vaso definitivamente pronto
se deformara. Si la lucha continúa, el vaso se terminará
rompiendo tarde o temprano.
949

Efectivamente, unos momentos después, fue Xie


Lian el primero en aflojar su mano.

—He perdido esta ronda —dijo.

Hua Cheng también aflojó su mano.

—Gēge, me dejaste ganar —dijo.

La crupier se adelantó y abrió el vaso. Dentro había


dos dados, pero apenas se distinguían, pues habían sido
sacudidos hasta perder su forma por las palmas de las
manos de los dos hombres. Sin embargo, aún tenían
esquinas y bordes, y seguían siendo cuadrados.

Los espectadores al ver que la victoria había estado


tan cerca, no pudieron evitar sentirse desanimados, y
esperaban la siguiente ronda con mucho más ansiedad y
nerviosismo. A estas alturas, todo el mundo podía ver que
esta partida no era en absoluto un juego de suerte, sino
que ambos contrincantes estaban combatiendo
secretamente entre sí.
950

Esta ya era la cuarta ronda.

—Me atreveré a preguntar a Gēge, ¿lo qué hay en la


taza, es brillante u oscuro? —preguntó Hua Cheng, sin
prisa.

Xie Lian chasqueó los dedos al lado del vaso de


madera.

—En respuesta a Chengzhu: este objeto es brillante


—respondió.

¡Esta era la pregunta más fácil! No importaba lo que


hubiera dentro, Xie Lian sólo necesitaba usar una llama
en su palma para encender lo que estaba dentro, y
entonces aquello definitivamente sería "brillante": tres
victorias de cuatro rondas, una victoria garantizada.

Sin embargo, Hua Cheng sonrió.

—Gēge, volviste a perder esta ronda —dijo.

Xie Lian frunció ligeramente el ceño.

—¿Perder? —preguntó confundido.


951

En ningún momento sintió que Hua Cheng hubiera


apagado su llama, entonces, ¿porque dijo que había
perdido?

La crupier se adelantó para levantar la tapa del vaso,


sólo para ver que lo que había dentro era una pequeña
lámpara brillante. Una pequeña llama de vela bailaba
sobre la lámpara, que estaba iluminada por el hechizo que
Xie Lian había hecho hace un momento.

Xie Lian ahora estaba más confundido.

—La luz de las velas son brillantes —dijo—. ¿Por


qué Chengzhu ha dicho que he perdido?

Hua Cheng también chasqueó los dedos. Sólo que,


tras su claro sonido, no encendió ni una llama de vela.

Una tras otra, incontables lámparas se dispusieron a


emitir luz y extenderse en varios lugares. Con el tiempo,
toda la Guarida del Apostador y toda la Ciudad Fantasma
brillaron como si fuera de día, iluminando todo el cielo
nocturno. Desde el exterior llegó un estallido de
952

exclamaciones, aún más intensas. Debían de ser los


demonios y fantasmas que estaban durmiendo, que al
parecer finalmente no pudieron ignorar todo lo que
estaba sucediendo en la casa de apuestas y salieron a ver
el espectáculo.

Ante las brillantes luces del cielo, la pequeña llama


de la vela en el interior del vaso de apuestas no podía ser
considerada "brillante". Hua Cheng lo miró con una
sonrisa.

—Gēge, esta ronda cuenta cómo perdida, ¿no estás


de acuerdo? —preguntó.

Xie Lian miró a su alrededor, lentamente retractó la


mirada y sonrió.

—La escena iluminada por las linternas es realmente


muy hermosa. Admito mi perdida en esta ronda —
respondió.

Hua Cheng entrecerró ligeramente los ojos, extendió


la mano y la acercó a la pequeña lámpara brillante,
953

sostuvo la vela encendida por Xie Lian en la punta de sus


dedos y la puso en la palma de su mano.

—La quinta pregunta —dijo sonriendo.

Después de cuatro rondas, el resultado estaba


dividido equitativamente. ¡La última ronda era clave!

Hua Cheng podía elegir la última pregunta a su


criterio. En caso de que eligiera algo así como entre
amargo o dulce, Xie Lian no sabría cómo poder
responder.

Por lo mismo, tanto la multitud en la Guarida del


Apostador como los funcionarios celestiales frente al
espejo plateado, no podían dejar de contener la
respiración.

—Me atreveré a preguntar a Gēge, lo que hay dentro


del vaso, ¿está vivo o muerto? —preguntó Hua Cheng

Xie Lian se quedó sorprendido.


954

—¿No se ha hecho ya esta pregunta? —pensó para


sí mismo.

Si utilizaba el talismán para probarlo de nuevo, ¿no


ganaría con toda seguridad?

Sacó otro Talismán Quemador de Yin y lo dirigió


hacia un costado del vaso de apuestas. Después de un
rato, levantó la vista y miró a Hua Cheng, incapaz de
tomar una decisión.

Cuando los demás vieron que no respondía,


comenzaron a ponerse ansiosos. El talismán no se
quemó, eso significaba que se trataba de un ser vivo.
Pero, ¿por qué no respondió? ¿Será que sintió que esto
era una trampa? ¿Qué clase de trampa podría ser?

Los dos se miraron fijamente mientras eran rodeados


por cientos de luces brillantes y la sonrisa de Hua Cheng
reveló un poco de maldad.

—¿Qué es lo que ocurre, Gēge? —preguntó—. ¿Por


qué todavía no me das una respuesta?
955

Después de un largo rato, Xie Lian se animó a


responder.

—En respuesta a Chengzhu: este objeto está muerto


—dijo.

Todos los espectadores se escandalizaron y


comenzaron a hablar.

—¡¿Cómo puedes responder que está muerto?! —


exclamó alguien.

—¿No será que te has equivocado? —trató de


recordarle otro con amabilidad—. Si no se quema el
talismán, significa que no hay ningún alma muerta en el
vaso, y que lo que hay dentro está vivo.

La sonrisa de Hua Cheng se hizo más profunda.

—Gēge, ¿no se arrepiente de su respuesta? —


preguntó.

Xie Lian asintió lentamente.

—No me arrepiento —dijo.


956

Cuando obtuvo la respuesta, Hua Cheng rio por lo


bajo y levantó el vaso de apuestas con una mano.

Dentro había "vida": una delicada y floreciente flor


roja.

Al principio, todos tenían la idea de que algo


cambiaría al final, pero ahora todos no dejaban de
lamentarse.

—¡Efectivamente, fue una respuesta equivocada!

Aunque había perdido, Xie Lian no se mostró


arrepentido, sino que se echó a reír.

—A pesar de morir debajo de flores, mi corazón aún


se mantiene dulce 44—recitó.

En la Corte Celestial, todos los Dioses frente al


espejo plateado estaban tremendamente frustrados.

—¿Cómo pudo haber perdido? ¡Aquella era una


victoria segura!

44
Versos de un poema.
957

Mientras refunfuñaban, la imagen plateada del


espejo desapareció abruptamente.

—¡Aún no hemos terminado de verlo! ¡No lo


apagues! —gritaron todos de inmediato.

Sin embargo, la protección de Ciudad Fantasma


volvió a cerrar su conexión sin contemplaciones.

Dentro de la Guarida del Apostador, Hua Cheng se


cruzó de brazos.

—Gēge, esas fueron tres de cinco rondas —dijo—.


He ganado.

—Así es —respondió Xie Lian.


958

—Entonces, tengo que pedirle a Gēge que venga


conmigo —dijo Hua Cheng.

Un hombre vestido de negro emergió de entre la


multitud. Aquel hombre llevaba puesta una máscara que
tenía una expresión interesante, parecía ser una sonrisa
irónica y desamparada.

—¡Es el Oficial de la Luna Menguante! —dijeron


algunos fantasmas.

Tan pronto como el hombre vio a Xie Lian, hizo una


reverencia, saludando.

—Noble señor, por favor venga conmigo —dijo.

Xie Lian asintió, caminó un par de pasos, y se giró


para mirar a Hua Cheng.

—¿Usted se queda? —preguntó extrañado.

Apenas soltó esa pregunta, las fantasmas femeninas


a su lado se rieron entre dientes. Fue entonces, que se dio
cuenta de que preguntar eso, inexplicablemente, lo hacía
959

parecer impaciente e incapaz de poder abandonar a Hua


Cheng siquiera por un momento; por lo que deseó más
que nada poder golpearse contra el suelo un par de veces.

Hua Cheng profundizó su sonrisa.

—Lamento que Gēge tenga que esperarme —dijo—


. Pero sólo será por un momento, nos encontraremos en
Mansión Paraíso, estaré allí pronto.

Xie Lian realmente no podía permanecer más tiempo


allí sin querer que la tierra se lo tragara, así que cubriendo
su rostro volvió a girarse para seguir a ese desconocido
oficial, separándose de Hua Cheng por el momento.

Ningún fantasma se atrevió a hacer ni el más mínimo


comentario, pero sus ojos estaban tan abiertos que
parecían campanas de bronce.

¿Mansión Paraíso? Esa era la increíble residencia de


Chengzhu, y él… ¡Nunca invitaba a nadie allí!
960

Después de abandonar el bullicioso centro de Ciudad


Fantasma, Xie Lian sintió en repetidas ocasiones que
aquel Oficial de la Luna Menguante, sin previo aviso,
desaparecería en la oscuridad mientras caminaba; así que
trato de seguirlo lo más de cerca posible.
Inconscientemente, sus ojos pasaron por la muñeca del
oficial y notaron que allí había un círculo negro. Era algo
con lo que estaba más que familiarizado.

¡Era un grillete maldito!

¿Acaso este hombre era un Dios desterrado?

—Dianxia, hemos llegado —dijo, de repente, el


oficial.

Xie Lian rápidamente levantó la vista y se dio cuenta


de que el Oficial de la Luna Menguante ya había
desaparecido de su vista. Su presencia era tan débil que
le resultaba extraña y al mismo tiempo sorprendente. Al
observar con más atención su entorno se dio cuenta de
que había sido llevado hacia un lago. Allí, había una serie
961

de fuegos fantasmas flotando sobre las aguas, jugando y


persiguiéndose unos a otros.

En la orilla del agua había un espléndido edificio


rojo, que era magnífico y atractivo, pero incluso las dos
grandes palabras que decían "Mansión Paraíso" en lo
alto, emanaban una gran aura demoníaca.
962

Capítulo 12

◇En Mansión Paraíso: preguntas


de XianLe◇

Desde el viento, surgió una extraña canción,


encantadora como la alegría misma, tan etérea como una
brisa de ensueño.

Siguiendo el sonido de la canción, Xie Lian entró,


levantando las cortinas de cuentas con una mano y, al
hacerlo, recibió en la cara una cálida brisa perfumada.
Ladeó ligeramente la cabeza, como para evitar que esa
ráfaga de aire extravagante lo envolviera.

Pronto, llegó a un gran salón. Una gruesa alfombra


roja se extendía por los pasillos de aquel salón, y unas
damas, con sus pies descalzos y blancos como la nieve,
963

giraban libremente, como si se trataran de rosas con


espinas venenosas floreciendo en el medio de la noche.

Cuando giraban en dirección a Xie Lian, lo miraban


y coqueteaban juguetonamente con su mirada. Pero, si
uno echaba un buen vistazo, el espejo acristalado del
techo era el que reflejaba sus verdaderas formas:
esqueletos vestidos con vestimentas harapientas, y con
todo el cabello enmarañado.

Esqueletos rosa.

Este tipo de fantasma femenino se transfiguraba de


los cadáveres de prostitutas no sepultadas. Cuando
vivieron cantaron y bailaron para otros, pero ahora,
después de la muerte, cantaban y bailaban para ellas
mismas. Si algún viajero entraba por accidente a este
lugar de noche, era más probable que se llevara un susto
de muerte antes de que considerara que la escena era
encantadora.
964

Al final del salón había un gran sofá cubierto de la


piel de algún monstruo desconocido. Podía acomodar a
más de diez personas acostadas, pero solo había una
persona vestida de rojo sentada en él, y este era Hua
Cheng.

Innumerables mujeres hermosas cantaban y bailaban


frente a él, pero él ni siquiera les dirigió ni una sola
mirada y sólo se limitó a contemplar un pequeño Palacio
Dorado que tenía delante. De repente, con una gran
sonrisa, colocó la mano por encima del pequeño Palacio
Dorado y, con un pequeño golpe, lo derrumbó.

Las láminas de oro cayeron al suelo una tras otra, el


palacio dorado ahora completamente destruido.
Habiéndolo derribado, Hua Cheng parecía divertirse con
su hazaña, como un niño que disfrutaba de empujar una
torre de bloques de juguete.

Sin pensar, tiró la lámina de oro que aún sostenía en


una de sus manos y se levantó de un salto del sofá. De
965

inmediato, las bailarinas se detuvieron y retrocedieron


hacia ambos lados del salón, silenciando sus canciones.

Hua Cheng caminó hacia él con las manos detrás de


la espalda, pisando las láminas de oro.

—Ya que Gēge está aquí, ¿por qué no entra? —


preguntó—. ¿Será que es posible que al estar lejos de este
San Lang sólo por unos días la relación con él haya
cambiado?

Xie Lian atravesó por completo la cortina de cuentas.

—Hasta hace un momento, en la Guarida del


Apostador —respondió—, fue San Lang el primero que
fingió no reconocerme.

Hua Cheng ya se había acercado a su lado, mientras


lo escuchaba.

—Los Oficiales Celestiales que acompañaban a


Gēge también estaban presentes —explicó—. Así que no
966

he tenido más remedio que ser superficial, presumir y


fingir.

Como era de esperar, los tres ya habían sido


descubiertos por Hua Cheng. Y, así y todo, todavía les
permitió causar problemas, lo cual era tan considerado
que no sabía que decir.

—Gēge, ¿has venido especialmente a verme esta


vez? —preguntó Hua Cheng.

Lastimosamente, en esta ocasión, no era así, y Xie


Lian no quería mentirle al respecto. Por suerte, Hua
Cheng no estaba esperando su respuesta en lo absoluto.

—Tanto si has venido a verme como si no, igual


estoy feliz —agregó Hua Cheng, sonriendo.

Xie Lian se sobresaltó al escuchar esas palabras. No


había tenido la oportunidad de responder cuando las
fantasmas que estaban de pie a los lados soltaron unas
cuantas risitas nerviosas. Hua Cheng les dio un vistazo y
las fantasmas se taparon el rostro con las manos y
967

soltaron unos cuantos grititos, fingiendo estar asustadas;


luego, en un instante, se transformaron en una humareda
roja y volaron hacia afuera del salón, dejándolos solos a
los dos en ese enorme salón.

—Ven y siéntate aquí —indicó Hua Cheng,


inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado.

Los dos caminaron hacia el sofá, uno al lado del otro;


y, en ese trayecto, Xie Lian miró de arriba abajo a Hua
Cheng. Se había cambiado de nuevo de ropa, ahora
llevaba una túnica blanca de medio cuerpo con el escote
ligeramente abierto y un abrigo rojo que le caía por los
hombros; era más informal que el anterior, y también más
espléndido, como si fuera lo que se ponía para echarse
una siesta a gusto y tranquilamente en casa.
968

—¿Hay alguna razón por la qué me miras así? —


preguntó Hua Cheng, después de ser observado por un
rato largo.

—¿Así que esta es la verdadera apariencia que te


negaste a mostrarme antes? —preguntó Xie Lian.

Los hombros de Hua Cheng parecieron ponerse


rígidos por un momento.

—Es genial —agregó Xie Lian.

—¿Cómo es que es genial? —preguntó Hua Cheng.

Xie Lian suspiró.

—La última vez que hablamos hiciste que tu


verdadera apariencia sonara aterradora —explicó—. Una
parte de mí estaba preparada para que tuvieras una cara
verde con grandes colmillos, feo como un monstruo; pero
ahora, al verte, la única diferencia que hay con respecto
a la apariencia con la que te conocí es que eres un poco
más grande y alto.
969

Hua Cheng esbozó una sonrisa.

—Nadie ha visto nunca la verdadera apariencia de


Xueyu Tanhua —agregó Xie Lian, al verlo sonreír—,
pero nosotros hemos sido honestos el uno con el otro
desde que nos conocimos, ¿acaso eso no es genial?
Además, creo que todos los demás están convencidos de
que esta también es una piel falsa, y sólo yo soy la única
persona que sabe que, en realidad, esta es tu verdadera
apariencia, que me confieses un secreto tan increíble…
¿no es genial?

La sonrisa de Hua Cheng se profundizó y su


semblante volvió una vez más a la normalidad.

—Gēge es muy bueno halagando —dijo, medio en


serio y medio bromeando.

—No es que sepa halagar, es que de verdad eres muy


guapo —dijo Xie Lian con franqueza.

Hua Cheng se quedó atónito y desvió la mirada hacia


un lado por un momento antes de volver a mirarlo.
970

—¡Gēge, deja de burlarte de mí! —dijo.

—No me estoy burlando de ti —dijo Xie Lian,


sincero—. Hua Chengzhu tiene una apariencia
excepcional y unas habilidades magníficas, estoy
dispuesto a hacer una reverencia ante este.

Al recordar que, durante la charla nocturna que


tuvieron aquella vez en el Santuario Puqi, Hua Cheng al
parecer consideraba que la apariencia de uno era algo
muy importante, Xie Lian, por supuesto que tuvo la
necesidad de elogiarlo con vehemencia para que no
tuviera ninguna duda sobre sí mismo.

Cuando lo escuchó decir "apariencia excepcional",


los ojos de Hua Cheng brillaron, pero cuando escuchó la
parte de "habilidades magníficas", recordó algo.

—Por cierto, tengo que decirlo —dijo Hua Cheng


con seriedad—. Gēge, olvidaste esto.

En un momento, una delicada flor roja apareció en su


mano.
971

—Tengo algo que preguntar… —dijo,


entregándosela—. Gēge perdió intencionalmente, ¿puede
ser que sea porque tiene una idea equivocada sobre mi
persona? ¿Acaso pensó que tomaría la decisión de matar
a lo que estuviera vivo dentro de aquel vaso para ganar?

Xie Lian recibió la flor y se sorprendió ligeramente.


Hua Cheng había visto con claridad sus pensamientos.

No fue hasta la última pregunta que Xie Lian se dio


cuenta de que había un problema. Es cierto que si el
talismán funcionaba se podía juzgar la vida y la muerte
de lo que estuviera dentro del vaso. Pero si la respuesta
hubiese sido "vida", también era fácil simplemente matar
lo que había dentro. Si lo que había dentro del vaso
resultaba ser un pequeño conejo, un pequeño demonio o
incluso un alma humana, entonces el juego hubiera
dejado de ser divertido.

Xie Lian negó con la cabeza.


972

—No es que me haya preocupado por lo que hubieras


decidido hacer —dijo—. Por supuesto que sé que es algo
que no harías. Simplemente creí que era mejor no
mostrarles a otros la posibilidad de poder tomar esa
decisión —mirando a su alrededor, Xie Lian se levantó y
continuó—: He oído por el camino decir que Mansión
Paraíso es el cálido refugio de Hua Chengzhu, por lo que
sospeché que San Lang me enviaría a una “zona roja45”
para divertirme.

Hua Cheng, no esperando ese comentario, abrió


cómicamente los ojos.

—Gēge, ¿de qué estás hablando? —replicó—. Nunca


voy a la zona roja.

Sonaba como si hubiera sido acusado de manera


injusta de algo en lo que era completamente inocente, por
lo que Xie Lian aprovechó la situación para molestarlo.

45
Es el área de una ciudad donde se concentra la prostitución u otros negocios
relacionados con la industria del sexo.
973

—¿En serio? —preguntó—. ¿Nunca vas allí?

Hua Cheng lo miró.

—Gēge, ¿acaso he tenido alguna actitud que te ha


hecho pensar de esa manera? —preguntó.

Xie Lian simplemente sonrió.

—Es bueno que no vayas —dijo—. Valórate,


mantente limpio, domina tu cuerpo y cultiva tu mente, y
en el futuro, tampoco vayas.

Hua Cheng se mostró como alguien muy obediente.

—Seguiré las indicaciones de Gēge —afirmó.

Xie Lian estaba asintiendo repetidas veces con


satisfacción cuando, de repente, se percató de un ligero
movimiento. Resultó ser que, la cimitarra que estaba en
la cintura de Hua Cheng, abrió repentinamente su ojo
plateado y dio un giro en círculo.

Hua Cheng miró hacia abajo.

—Gēge, discúlpeme por un momento —dijo.


974

—¿Pasó algo? —preguntó Xie Lian, acercándose—.


¿Puedo ir a echar un vistazo también?

Pero Hua Cheng lo hizo retroceder con gentileza.

—No es nada, sólo es una basura inútil que está


causando problemas —explicó—. Ya que has venido a
mi residencia, Gēge sólo debe relajarse. Si hay algo que
necesites, sólo tienes que pedirlo, nadie se atreverá a
desobedecer. Pronto volveré a estar de vuelta contigo.

Cuando terminó de hablar, se dio la vuelta y se


marchó, como si estuviera descontento de que lo
interrumpieran. Desde lejos hizo un gesto con la mano y
las cortinas crujieron, abriéndose a ambos lados. Al salir,
las cortinas de cuentas de perlas y jade se cerraron
bruscamente, chocando entre sí y provocando un sonido
similar al de la lluvia.
975

Xie Lian se sentó sobre el sofá negro que estaba


recubierto con el pelaje de monstruo por un rato, hasta
que decidió salir del salón y deambular por los
alrededores de Mansión Paraíso. Ya habían buscado en
los alrededores de Ciudad Fantasma, y este era el único
lugar que quedaba por descartar, donde un Oficial
Celestial podía estar escondido. Había varios pasillos de
color bermellón que atravesaban todo el lugar, pero no
había nadie alrededor. Xie Lian caminó por un rato sin
rumbo, cuando, de repente, vio una figura negra pasar
rápidamente.

¡Era el Oficial de la Luna Menguante!


976

Tenía prisa, era seguro que no estaba holgazaneando,


por lo que Xie Lian lo siguió de inmediato.

Después de un rato, a pesar de que el Oficial dio


varias vueltas y giros por los pasillos, Xie Lian logró
seguirlo a una distancia prudente, como un fantasma
silencioso; aguantando la respiración y observando con
atención. En uno de esos giros, llegaron a un largo
pasillo, y al final de este había un par de puertas enormes
y bellamente decoradas. El Oficial de la Luna Menguante
se acercó a la puerta, y abruptamente se dio la vuelta.

Sin embargo, no vio nada, porque Xie Lian ya había


saltado por sobre su cabeza y aterrizado en una cornisa.

A un lado de la puerta se encontraba una estatua de


una elegante mujer, que sostenía entre sus manos un plato
de jade. El Oficial de la Luna Menguante no abrió la
puerta, sino que simplemente arrojó algo sobre el plato.

Al escuchar el sonido crepitante del objeto sobre el


plato, Xie Lian intentó adivinar lo que era.
977

«—¿Dados?» —se preguntó a sí mismo.

Era un sonido que había escuchado muchas veces en


estos días y del que temía no poder olvidarse por un largo
tiempo. Efectivamente, cuanto el oficial enmascarado
retiró su mano, había exactamente dos dados de color
rojo brillante en el plato, ambos marcando seis puntos.

Después de lanzar los dados, el Oficial enmascarado


los sacó del plato y los guardó antes de abrir las puertas,
las cuales ni siquiera estaban aseguradas; luego, entró a
través de ellas y las cerró detrás de él. Al hacerlo, Xie
Lian tampoco escuchó ningún sonido de una cerradura
siendo activada.

Después de esperar un momento, Xie Lian se dejó


caer suavemente al suelo como un pedazo de papel.
Según su criterio lógico, esa habitación no era muy
grande, y cualquier cosa que se hiciera dentro se tendría
que escuchar. Sin embargo, después de que el Oficial de
978

la Luna Menguante cerrara la puerta y entrara, no se oyó


ningún tipo de sonido.

Xie Lian levantó la mano con decisión y la empujó.


Como sospechaba, después de abrir la puerta, no había
nada ni nadie adentro, solo el mobiliario. Xie Lian cerró
la puerta y miró pensativo a la estatua de la mujer y luego
hacia el plato que tenía en sus manos. Al parecer, las
puertas sí que estaban aseguradas, pero no por una
cerradura física si no por una mágica.

Para abrirlas era necesario desbloquearlas. Y para


desbloquearlas y ver el verdadero interior detrás de ellas,
había que tirar los dados y sacar dos “seis”.

¡Si para alguien normal eso era complicado, para Xie


Lian era absolutamente imposible!

De repente, una voz se escuchó detrás.

—Gēge, me tomó una eternidad encontrarte —dijo.


979

Xie Lian se volvió bruscamente. Frente a él un


hombre alto y vestido de rojo se acercó, en su costado
una delgada cimitarra plateada tintineaba junto a las
cadenas de sus botas que brillaban mientras caminaba.

Hua Cheng parecía un poco tenso.

—¿Cómo has llegado hasta aquí? —preguntó,


cruzándose de brazos mientras caminaba, acercándose.

—Yo… te estaba buscando —dijo Xie Lian—. Pero


tu hogar es demasiado grande, creo que tomé el camino
equivocado.

—Residencia, no hogar —corrigió Hua Cheng y


luego continuó—: Este lugar lo construí para poder
repararlo por diversión. Paso el rato aquí cuando tengo
tiempo, y también cuando no lo tengo.

Xie Lian decidió ignorar su frase de "repararlo por


diversión".
980

—Residencia u hogar —dijo—. ¿Hay alguna


diferencia?

—Por supuesto que hay diferencia —respondió Hua


Cheng—. Un hogar tiene una familia. Un lugar donde
alguien vive solo, no es un hogar.

Al escuchar esto, el corazón de Xie Lian se acongojó.


Según esa definición, para él ya habían pasado más de
ochocientos años desde que tuvo un lugar que pudo haber
considerado un hogar. Aunque Hua Cheng no tenía
ningún rastro de soledad en su rostro, Xie Lian sintió
cierta simpatía y pensó que tal vez eran iguales en ese
aspecto.

—Aparte de toda la vacía belleza que lo rodea, ¿qué


más hay en este lugar decadente? —agregó Hua Cheng—
. Incluso un lugar pequeño como lo es el Santuario Puqi
de Gēge es un millón de veces mejor que mi Mansión
Paraíso.

Xie Lian se sintió avergonzado por sus palabras.


981

—Estás exagerando demasiado con tus elogios hacia


el Santuario Puqi —dijo—. Ese realmente es el verdadero
"lugar de mala muerte". Pero si de verdad te gusta, en el
futuro, puedes venir cuando quieras.

—Ya que Gēge lo dice, con gusto aceptaré su oferta


—respondió Hua Cheng inmediatamente—. No me
consideres molesto en el futuro.

Xie Lian se sintió como si nuevamente hubiera caído


en una de sus pequeñas trampas, pero no podía decir
exactamente cuál era en esta situación. Aún estaba
pensándolo cuando Hua Cheng se acercó más hacia él.

—Así que, Gēge —dijo—, me has estado buscando


¿para hacer qué?

Xie Lian realmente tenía que inventar algo en ese


momento.

—Me dejaste esto la última vez —dijo, sacando el


collar de plata de adentro de su pecho.
982

Hua Cheng le echó un vistazo al anillo y esbozó una


pequeña sonrisa.

—Ah… ¿eso? —susurró—. Ya te lo dije, es para ti.

—¿Qué es? —preguntó Xie Lian.

—No es nada valioso, si lo deseas puedes deshacerte


de él por diversión —contestó Hua Cheng con simpleza.

Cuando dijo esas palabras, más comprendió Xie Lian


de que este objeto debía de ser muy valioso.

—Gēge no lo utilizó como apuesta, eso me hizo


sentir muy feliz —susurró con suavidad Hua Cheng,
viéndolo guardar el anillo nuevamente en su pecho.

—Como dije antes, como lo he aceptado y recibido,


lo atesoraré —dijo Xie Lian—. Cuando lo quieras de
nuevo, no dudes en buscarme y pedírmelo.

Hua Cheng sonrió.


983

—Nunca me he arrepentido de nada de lo que he


hecho y no hay razón alguna para reclamar lo que ya he
regalado —dijo.

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos… —susurró Xie Lian, y luego
recordando la apuesta de hoy, preguntó—: ¿Sabes quién
era aquel hombre de negro?

—Sólo era un cascarón vacío, no se puede saber


quién lo envió —respondió Hua Cheng—. Sin embargo,
de alguna forma u otra siempre se terminan delatando.

Era más o menos lo que Xie Lian había supuesto.

—Hablando sobre eso… —dijo—. ¿Por qué


deseabas tan profundamente obtener esa espada? Ese tipo
de apuesta, no tenía sentido.

Al ser regañado, Hua Cheng lo miró fijamente.

—Pero no podía permitir que esa espada cayera en


manos de otras personas —justificó.
984

Xie Lian sonrió impotente.

—Me recuerdas a como yo era en el pasado —dijo—


. Cuando veía una espada valiosa o famosa tenía que
conseguirla sin importar nada.

Hua Cheng sonrió.

—Por cierto, tengo un lugar que quiero mostrarte


Gēge, ¿estarías dispuesto a acompañarme?

Los dos caminaron por varios pasillos de color


bermellón, y Hua Cheng condujo a Xie Lian a otro gran
salón. Las puertas de este parecían hechas de metal y
estaban grabadas con bestias feroces, realmente
escalofriantes. En el momento en que Hua Cheng se
acercó, las bestias automáticamente se separaron y
985

abrieron las puertas; y antes de que Xie Lian siquiera


pudiera entrar una explosión de intenciones asesinas
golpeó el rostro de Xie Lian.

Inconscientemente, aparecieron venas marcándose


en el dorso de sus manos, preparándose para enfrentar
cualquier cosa, incluso Ruoye estaba listo para atacar.
Sin embargo, después de ver claramente lo que había
dentro del salón, Xie Lian se quedó boquiabierto por un
momento. Toda su postura de defensa se derritió en un
instante, sus piernas automáticamente llevándolo dentro
del salón.

Se encontraba rodeado en todas las direcciones por


una exhibición de todo tipo de armas, incluidos cuchillos,
espadas, lanzas, escudos, látigos, martillos… ¡No había
hombre en esta tierra al que no le hirviera la sangre de
emoción al ver esto!

Al estar rodeado de armas tan extraordinarias y


magníficas, Xie Lian creyó estar en el paraíso; sus ojos
986

brillaron y su corazón latió con tanta fuerza y velocidad


que cuando volvió a hablar no pudo evitar tartamudear.

—¿Pue… Puedo… ¿Puedo tocarlas? —preguntó.

Hua Cheng se rio.

—Gēge, siéntete libre —dijo.

Las manos de Xie Lian volaron al instante para


acariciar los muchos tesoros colgados en las paredes.

—Esta espada tiene un aura mortal, adecuada para el


asesinato; esta cimitarra no tiene problema de luchar
contra cientos, siempre que esté en manos de la persona
adecuada… —comentó—. ¡Espera un momento! ¿Qué
es esto? ¿Es esto lo que creo que es? ¿Es esta la pieza
legendaria…

Hua Cheng se apoyó contra el marco de la puerta y


se quedó observando con atención el rostro de Xie Lian,
el cual estaba enrojeciéndose de emoción y obsesión.

—¿Y qué opinas, Gēge? —preguntó.


987

Xie Lian estaba examinando cada pieza con tanta


atención que se mostró reacio a girar la cabeza para
responder.

—¿Qué opino? —preguntó, sin desviar la mirada de


lo que estaba haciendo—. ¿Sobre qué?

—¿Te gustan? —preguntó Hua Cheng.

—¡Me gustan! —respondió Xie Lian.

—¿Cuánto te gustan? —preguntó Hua Cheng de


nuevo.

—¡Me gustan mucho! —exclamó Xie Lian.

Hua Cheng parecía estar riéndose por lo bajo, pero


Xie Lian no se dio cuenta. Tenía todo el rostro sonrojado,
los latidos de su corazón se aceleraban cada vez más, y
aún más cuando desenvainó una brillante espada con la
hoja de color verde que tenía una longitud de un metro y
medio. Xie Lian estaba boquiabierto.
988

—¿Hay alguna que te guste más que otras, Gēge? —


preguntó Hua Cheng.

Xie Lian agarró otra espada de la exhibición, levantó


ambas espadas y dio un golpe seco entre ellas, un fuerte
sonido metálico resonó y sus ojos brillaron como fuegos
artificiales al admirar ambos filos magníficos.

—Para serte sincero, ninguna de las armas que tienes


aquí son ordinarias —dijo—. Me gustan todas.

—La verdad es que desde el principio he pensado que


Gēge no tenía ni un arma útil en su poder; y que si es que
había alguna aquí que consideraras lo suficientemente
bueno, podías elegirla —dijo Hua Cheng—. Pero como a
Gēge le gustan todas, yo se las daré todas.

Xie Lian al escuchar esto, se esforzó en recuperar su


razón y conciencia.

—Eso no es lo que quise decir —dijo rápidamente—


. ¡Y tampoco es necesario! No necesito ningún arma.
989

—¿En serio? —preguntó Hua Cheng—. Pero puedo


ver claramente que a Gēge le gustan las espadas.

Xie Lian miró las dos espadas que tenía en sus manos
y pensó que no sería convincente rechazarlas de esa
manera, por lo que las volvió a colocar con cuidado en
sus lugares correspondientes.

—No hace falta tenerlas en la mano para que te


gusten —respondió con una sonrisa—. Hace muchos
años que no uso espadas, me hace feliz simplemente
mirarlas. Además, si me las das todas, no tendré dónde
ponerlas.

—Eso es fácil de solucionar —dijo Hua Cheng—.


¡Te regalaré también toda esta habitación!

Xie Lian sonrió, tomando lo que dijo como una


broma.

—No hay manera de que pueda llevarme una


habitación tan grande —dijo.
990

—No hay necesidad de que la lleves —dijo Hua


Cheng—, también te daré la propiedad. Cuando tengas
tiempo, Gēge, ven y échales un vistazo.

—No, está bien —respondió Xie Lian—. Una


armería requiere un mantenimiento constante, me temo
que no podré brindárselo —luego, continúo con voz
nostálgica—. Odiaría ver sufrir a las armas… Hace
mucho tiempo, tuve armería como esta, pero se incendió.
Todas estas armas son objetos preciosos y deseados,
tienes que cuidarlos, San Lang.

—Eso también es fácil de resolver —dijo Hua


Cheng—. Siempre puedo venir y ayudar a Gēge con la
armería, ¿no funcionaría eso?

Xie Lian se rio.

—Bueno, pero es que tampoco me atrevería a pedirle


a su Excelencia, el Rey Fantasma que hiciera ese tipo de
tareas por mí —dijo.
991

Mientras bromeaba, sus ojos se posaron en el centro


del salón, donde una espada larga que parecía jade negro
llamo la atención de su mirada, Fang Xin.

En las cuatro paredes del salón había pinturas


colgadas, ricas y lustrosas en colores, pero encima de esta
espada había colgada una hilera completa de pinturas, por
lo que resultaba particularmente llamativa.

Xie Lian levantó ligeramente los dedos, como si


quisiera acercarse y poder tocarla.

Justo entonces, Hua Cheng volvió a hablar.

—Gēge, ¿qué arma aquí piensas que es la más


poderosa? —preguntó.

Xie Lian retiró la mano que ya se había levantado un


poco. Naturalmente, Hua Cheng no se había creído
ninguna de las tonterías que dijo cuando sostuvo la
espada hoy en la casa de apuestas, pero tampoco le había
preguntado por qué fue capaz de hacer que el aura
992

maligna de la espada se disipara, lo que era un gran


alivio.

Xie Lian dejó salir una pequeña risa.

—Por supuesto que está más que claro que es la


cimitarra que llevas colgada en tu cintura —contestó.

Hua Cheng levantó una ceja.

—¿Oh? —musitó—. ¿Gēge también ha oído hablar


de mi cimitarra?

—Sólo algunos pocos rumores —respondió Xie


Lian.

Hua Cheng rio.

—Apuesto a que no son buenos rumores —dijo—.


¿Puede ser que hayas escuchado que mi espada fue
producto del sacrificio de la sangre de innumerables
personas vivas y que fue perfeccionada por un ritual
malvado?
993

—¿Cuál es la verdad, entonces? —preguntó Xie


Lian.

Hua Cheng caminó hacia delante, acercándose a Xie


Lian.

—Gēge, ¿no sabes cuál es la verdad después de verla


por ti mismo? —preguntó.

El ojo plateado se abrió y la pupila roja de la


cimitarra en su cintura se volvió hacia Xie Lian, las largas
líneas demoníacas que lo envolvían se estrecharon un
poco, entrecerrándose.

—Hola —saludó Xie Lian, inclinándose más cerca


de la cimitarra.

Al escuchar el saludo, el ojo comenzó a entrecerrarse


aún más, hasta que tomó la forma de una media luna,
como si estuviera sonriendo. La pupila roja y grande giró
de un lado a otro, extremadamente animada y contenta,
como si no fuera solo un patrón tallado en una
empuñadura de cimitarra, sino un ojo vivo y real.
994

Al ver esto, las comisuras de los labios de Hua Cheng


se levantaron hacia arriba.

—Gēge, le gustas —comentó.

Xie Lian levantó la cabeza.

—¿En serio? —preguntó.

Hua Cheng levantó las cejas.

—Si. Es en serio —respondió—. Si no fuera así,


tendría demasiada pereza como para siquiera abrir el
párpado, a menos que quiera matar. De hecho, es muy
raro que a E-Ming le guste alguien.

Xie Lian sonrió mirando a Hua Cheng.

—A mí también me gusta —dijo.

Al oír estas palabras, el ojo parpadeó varias veces y,


de repente, la cadena de plata que lo sostenía tintineó,
como si la cimitarra estuviera temblando.

—No —regañó Hua Cheng con rectitud.


995

—¿No, qué? —preguntó Xie Lian.

—No —reiteró Hua Cheng.

E-Ming se estremeció con más fuerza, pareciendo


desesperado por ser liberada de su vaina.

—¿Le estás diciendo que no? —preguntó Xie Lian,


curioso.

—Sí —respondió Hua Cheng en tono serio—. Quiere


que Gēge lo acaricie, pero le he dicho que no.

Xie Lian sonrió, divertido con la situación.

—Bueno… ¿qué podría haber de malo con eso? —


dijo, para luego extender una mano.

El ojo de E-Ming se abrió de par en par en un


instante, como si estuviera mirando expectante lo que iba
a suceder. Xie Lian supuso que lo ideal no sería tocar su
globo ocular, porque a nadie le gustaría que a uno le
toquen el ojo; así que bajó la mano y acarició ligeramente
la curva envainada de la cimitarra.
996

El ojo se entrecerró en una línea de media luna y


tembló, como si lo disfrutara. Cuanto más la acariciaba,
más increíble e intrigante le resultaba la cimitarra. Xie
Lian era del tipo de persona que a los animales les
gustaba, cuando solía acariciar peludos perros y gatos,
siempre se sentían cómodos entre sus brazos,
ronroneando y resoplando, enterrándose en sus brazos
cada vez más y más. ¿Quién diría que lo mismo pasaría
cuando acariciaba a la "cimitarra maldita" como a un
perro…?

¡¿Qué tipo de legendaria cimitarra maldita o arma


siniestra era esta?!

Xie Lian no había creído antes los rumores que había


escuchado, pero ahora, después de ver esto con sus
propios ojos, arrojó los horribles rumores al quemador de
atrás, a la pila de basura de lo no creíble. Un malvado
ritual sangriento no forjaría un espíritu tan inteligente y
lindo.
997

Los dos pasaron una gran cantidad de tiempo


discutiendo y criticando en detalle varias espadas y
cuchillas de la armería. Hasta que, eventualmente, Hua
Cheng le comentó a Xie Lian que había organizado un
banquete para cenar y que ya estaba listo; sólo entonces
se retiraron de la armería, sin ganas de realmente hacerlo.
La visita a la armería había animado tanto a Xie Lian que
cuando salió de esta, en su entusiasmo incluso tomó la
mano de Hua Cheng para regresar a Mansión Paraíso.

Al enterarse de que Hua Cheng había organizado un


banquete, Xie Lian le agradeció.

—No tienes que tomarte tantas molestias, ¿lo sabes,


verdad? —dijo.
998

—Es sólo un pequeño banquete. Ya que estás aquí,


puedes quedarte unos días más y darme el honor de ser
un buen anfitrión —dijo Hua Cheng.

Después de ser empujado hacia la cabecera de la


mesa, Xie Lian observó, sin poder hacer nada, cómo unas
elegantes damas de Ciudad Fantasma subían las escaleras
contoneándose para presentarles distintos manjares.

Sin querer, recordó la sopa de globos oculares que


había visto antes en el mercado, y se propuso a enfrentar
esta situación como un hombre y comer sin importar lo
que fuera lo que Hua Cheng dispusiera. Lo que realmente
no había esperado es que los platos fueran
inesperadamente normales, e incluso debía decir que se
veían exquisitos. Entonces, recordó el relato terrorífico
del banquete del Rey Fantasma que le contó el Señor del
Viento, y no pudo evitar reírse.

—Gēge, ¿de qué te estás riendo? —preguntó Hua


Cheng—. ¿Te has divertido hoy?
999

—Sí, me siento feliz —dijo Xie Lian—. Ciudad


Fantasma es un lugar muy interesante.

Hua Cheng esbozó una pequeña sonrisa.

—Por supuesto que lo es —dijo—. Este lugar me


pertenece, y aunque todos hablen mal de Ciudad
Fantasma, y digan que es el lugar con más maldad y caos
de los tres reinos, les gusta escabullirse hacia aquí. Si un
Oficial Celestial te dice que nunca ha estado en Ciudad
Fantasma, seguramente sea una mentira. Aunque fingen
despreciarla en la superficie, en secreto vienen aquí a
hacer muchas cosas en privado; la verdad que es bastante
sorprendente.

Una hermosa dama acercó en una bandeja copas con


vino.

Hua Cheng sostuvo y levantó una copa.

—Gēge, ¿bebes un trago? —preguntó.


1000

—No gracias, solo con té esta… —dijo Xie Lian


levantando los ojos para ver a la dama que estaba
sirviendo el vino, quien no dudó en guiñarle el ojo—.
Pff… —escupió en el acto, sorprendido.

Por suerte, ya había tragado el té y no había


expulsado nada al hacerlo, pero se terminó atragantado,
y empezó a toser sin parar.

Hua Cheng le dio unas suaves palmaditas en la


espalda.

—¿Qué ha pasado? —preguntó—. ¿Gēge se


atraganta cuando bebe té? ¿Qué tal si cambiamos al vino?

—¡No! —dijo Xie Lian rápidamente—. Para… —


tosió de nuevo—, para practicar mi camino de cultivo —
tosió otra vez—. Uno debe abstenerse de beber alcohol.

—Ah, culpa mía entonces —dijo Hua Cheng—. No


lo pensé bien y casi hago que Gēge rompa una regla de
su cultivo.
1001

Xie Lian comenzó a sudar frío, la dama que había


traído las copas de vino se paró frente a él de forma
encantadora.

¡Si esta dama no era Shi Qingxuan, entonces él era


un ciego!

¿Es este el encuentro que había tenido en mente?

Xie Lian estaba realmente conmocionado por el


guiño, y por la situación en sí, pero afortunadamente Hua
Cheng sólo se estaba concentrando en él, y ni siquiera
había visto los rostros de las hermosas damas fantasmas
que habían servido la mesa. Cuando pareció que iba a
darse la vuelta para ver el motivo de su inquietud, Xie
Lian lo agarró abruptamente con una mano.

Hua Cheng bajó la cabeza, miró la mano que estaba


sosteniendo la manga roja que estaba sobre su brazalete
y sonrió.

—Gēge, si tienes algo que decir solo dilo —dijo—.


¿Por qué de pronto tienes tanto apuro?
1002

—Yo… yo… —titubeó Xie Lian—, lo pensé de


nuevo, beber una copa no me hará ningún daño.

Hua Cheng parpadeó un par de veces, un poco


sorprendido.

—Pero, Gēge, ¿y lo de romper las reglas? —preguntó

—¡Si es con San Lang, no pasa nada con que rompa


las reglas! —insistió Xie Lian.

—¿En serio? —cuestionó Hua Cheng, dudoso—.


Pero, este San Lang no quiere ser la causa de que Gēge
rompa las reglas, ¿realmente no importa?

—No importa, ¿cómo podrías ser tú la causa? —


replicó Xie Lian, y luego al no saber qué decir, comenzó
a decir cualquier cosa—: De hecho, he roto las reglas
antes.

—Oh… —musitó Hua Cheng y, después de un breve


momento de silencio, preguntó—. ¿Rompiste la regla de
beber o de…?
1003

—No me he sometido ni he sentido lujuria —


respondió Xie Lian apresuradamente—. ¡Absolutamente
no, nunca en el pasado y nunca lo sentiré en el futuro!

Las cejas de Hua Cheng se fruncieron levemente, era


difícil saber si estaba satisfecho con su respuesta o si se
sentía un poco molesto por ella.

—Está bien —dijo—. Sin embargo, creo que el


Taoísmo es algo que sigue la naturaleza de las cosas, y
las reglas, regulaciones y abstinencias no encajan con la
verdadera naturaleza libre en sí. ¿Qué piensas sobre eso
Gēge?

Ni bien terminó de hablar, parecía estar a punto de


darse la vuelta para mirar de nuevo, por lo que Xie Lian
agarró sus hombros con ambas manos y evitó que
desviara la mira de nuevo.

—¡Creo que…! —empezó Xie Lian, para luego


quedarse en silencio, sin saber qué decir.

Hua Cheng dejó que lo agarrara y sonrió.


1004

—¿Qué cree Gēge? —preguntó

—Creo… que me siento un poco aburrido… —dijo


Xie Lian.

—¿Aburrido? —preguntó Hua Cheng— ¿Por qué no


salimos a tomar un poco de aire fresco?

¡Eso era exactamente lo que quería!

—¡Sí, vayamos! —exclamó Xie Lian a punto de


levantarse—. Vámonos.

—Gēge, quédate sentado —dijo Hua Cheng.

Tan pronto como terminó de hablar, Xie Lian sintió


un temblor en el suelo y, de repente, se sintió ligero,
como si no pesara nada, como si hubiera sido arrojado
desde un edificio muy alto.

Después de un tiempo, Xie Lian finalmente se dio


cuenta de lo que había sucedido: no era él quien había
sido arrojado… ¡Sino que todo el salón de banquetes de
la enorme mansión había sido arrojado!
1005

Con un fuerte estruendo, el salón se sintió como si


hubiera caído desde unos treinta metros hacia un cuerpo
de agua, provocando olas de tres metros en el proceso,
pero sin hundirse. El mundo giró y se balanceó por un
momento y Xie Lian se mantuvo sentado sin ningún
problema, pero aun así, Hua Cheng extendió una mano
para poder sostenerlo.

—Ten cuidado —dijo Hua Cheng.

Cuando todo se calmó, el salón de banquetes se


transformó en un magnífico barco que comenzó a
navegar tranquilamente por el río.

Desde el río una dulce brisa nocturna soplaba, tan


fresca como sus aguas. Dentro del salón, no sólo sus
1006

ropas no tenían ni una gota de agua, sino que ni siquiera


las copas se habían volcado.

Hua Cheng le sirvió una copa de vino a Xie Lian.

—Ahora no te sientes aburrido, ¿no? —preguntó.

Sin Shi Qingxuan cerca, Xie Lian por fin pudo


secarse el sudor de la frente.

—Esta Mansión Paraíso tuya es verdaderamente un


lugar mágico e interesante —dijo.

Hua Cheng parpadeó, parecía estar muy orgulloso.

—¿Lo dices sólo por esto? Todavía tengo más cosas


mágicas e interesantes aquí que aún no le he enseñado a
Gēge —dijo.

Era como un niño de diez años ofreciendo mostrarle


sus tesoros a alguien, y Xie Lian no pudo evitar esbozar
una sonrisa.

En ese momento, Xie Lian escuchó extrañas y suaves


voces provenir desde afuera.
1007

—¡Ayúdame a cruzar!

—¡Llévenme!

Se levantó para poder observar qué era y en la


oscuridad de la noche y del agua, este barco fantasmal
era como si fuera un enorme farol comparado con las
pequeñas linternas flotantes que había a su alrededor.

La calidez producida por la luz había atraído a su


alrededor a unas pequeñas llamas fantasmales, y fue de
ellas de donde habían salido aquellos pequeños gritos.

Xie Lian extendió la mano para poder sostenerlos,


pero los pequeños fuegos fantasmales parecían haber
recibido de repente algún tipo de orden, porque cerraron
la boca y rápidamente escaparon.

Xie Lian se dio vuelta para ver a Hua Cheng.

—¿Esos son todos los pequeños fuegos fantasmas


que no pueden cruzar el río? —preguntó.

Hua Cheng se acercó a él.


1008

—Sí —respondió—. Siempre que ven a alguien,


piden ayuda, pero algunos de ellos lo hacen por simple
diversión, de modo que no hay que prestarles atención,
Gēge.

—No hay nada de malo si casualmente los ayudamos


a cruzar el río ahora que estoy aquí —dijo Xie Lian.

Hua Cheng se apoyó en la barandilla roja y sonrió


ampliamente.

—Gēge es una persona de buen corazón —dijo—,


pero hay miles de almas solitarias en el río Jian Jūn
Chuan46, no puedes ayudar a todas ellas a cruzar.

Xie Lian recitó en silencio la palabra "Jian Jūn" para


sí mismo.

—¿Este río se llama Jian Jūn Chuan? —preguntó—.


¿Por qué se llama así?

46
见君 – “Nos encontraremos cruzando el río” (interpretación).
1009

—Porque este río está conectado al Reino Humano


—explicó Hua Cheng.

—“Pienso en ti y te extraño todos los días, pero no


te puedo ver”47 —recitó Xie Lian en un susurro,
comprendiendo el significado del nombre.

A lo largo del río, muchos pequeños fantasmas,


vestidos con míseras ropas blancas se encontraban
encorvados y acuclillados en la orilla, contemplando las
linternas que flotaban sobre el agua desde lejos; como si
esperaran que sus seres queridos les enviaran un mensaje
desde el mundo de los vivos. El río nocturno, las linternas
flotantes fluyendo, los pequeños fuegos fantasmales, las

47
Esta es una línea del poema “Busuanzi · Vivo en la cabecera del río” de Li
Changyi (1048-1117)
Vivo en la cabecera del río,
Tú vives en la desembocadura del río.
Cada día te extraño y nunca te veo,
Pero de la misma agua bebemos.
¿Cuándo descansará el río?
¿Cuándo se disipará el dolor?
Deseo solamente que tu corazón sea como el mío,
Nunca traicionaré tu amor.
1010

almas errantes y el barco fantasma, todo esto


conformaban una trágica, extraña y hermosa imagen.

—Si no hay nadie que les pueda ayudar a cruzar,


entonces, ¿qué deberían hacer? —preguntó Xie Lian.

—Cruzar por sí mismos —contestó Hua Cheng—.


Alumbrar el río y el borde de sus caminos, de esta manera
cuando hayan terminado el trabajo, su esfuerzo habrá
dado logro, y podrán trascender de manera natural,
sintiéndose aliviados y en paz. El verdadero trabajo no
está completo si uno no lo hace uno por sí mismo.

El viento nocturno, de vez en cuando, enviaba


ráfagas de gritos y llantos fantasmales; Hua Cheng agitó
su mano y el barco fantasma obedientemente viró y
comenzó a navegar en otra dirección.

Xie Lian no pudo evitar quedar mirando la dirección


de donde provenían unos llantos.

—Está llorando tan tristemente… —dijo—. ¿Qué es


lo que le pasa?
1011

—No es nada —respondió Hua Cheng—. Es Ye


Chang, un pequeño fantasma que ha estado esperando
veinte años sin poder ver a la persona a la que extraña, y
de vez en cuanto llora por ella.

—¿Veinte años? —dijo Xie Lian, un poco


maravillado— Eso es demasiado tiempo, ¿por qué no se
rinde? También está bien darse por vencido.

—No se rendirá —susurró Hua Cheng.

Xie Lian sintió que algo andaba mal en su voz y se


volvió para poder mirarlo, pero Hua Cheng ya había
girado su rostro hacia el otro lado, y cuando le devolvió
la mirada fue junto a una sonrisa.

—Las linternas liberadas en la tierra a menudo flotan


hacia este lado, especialmente durante el Festival de los
Fantasmas —dijo Hua Cheng, bajando la mano para
tomar una de las linternas sobre el agua que tenía en su
interior una nota—. Gēge, mira.
1012

A pesar de haber escuchado algo raro en su voz, Xie


Lian no pudo ver ninguna diferencia en su expresión, por
lo que pensó que estaba preocupándose demasiado.

—No lo leas —dijo—, seguro tiene escrito los deseos


de otras personas.

Después de decir eso, Xie Lian recordó que Hua


Cheng tenía una gran cantidad de creyentes en el Reino
Mortal. Estas eran linternas de oración que los creyentes
habían enviado hacia el Reino Fantasma.

Xie Lian sonrió mirándolo.

—Que tonto, desde un principio estas plegarias iban


dirigidas para ti… Sólo léelas —dijo

—¿Quieres que las leamos juntos? —preguntó Hua


Cheng.

—No creo que sea correcto —dijo Xie Lian.

—¿Qué tiene de malo? Acércate, por favor —insistió


Hua Cheng—. De lo contrario con tantas linternas,
1013

¿quién tendría la paciencia suficiente para revisar tantas


plegarias?

Después de todo, Xie Lian sentía curiosidad por


conocer la diferencia entre las plegarias escritas hacia el
Rey Fantasma y las plegarias hacia los dioses, así que Xie
Lian se sentó junto a Hua Cheng como si le estuviera
ayudando en sus asuntos oficiales.

Los dos seleccionaron varios de los papeles


enrollados en las linternas y los desplegaron, varias veces
seguidas, estos decían cosas como: "Soy feo y no tengo
dinero, pero por favor déjame casarme con siete
hermosas mujeres", o "Mañana iremos a robar una
tumba, por favor bendíceme con que sea la tumba de un
gran príncipe o un adinerado noble" …

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—¿Qué son todas estas tonterías? —preguntó.

Cuando las personas le pedían deseos y bendiciones


a los dioses, probablemente todavía conservaban un poco
1014

de recato y prudencia, pero cuando le pedían deseos al


Rey Fantasma, revelaban todas sus verdaderas
intenciones.

Xie Lian tomó otro trozo de papel al azar, en el cual


una oración decía: "Concédeme que todos los candidatos
que obtuvieron mejores resultados que yo este año
mueran". Esta oración se le hacía familiar.

—San Lang, ¿cuánto tiempo lleva abierta la Guarida


del Apostador? —preguntó Xie Lian.

—Desde hace ya bastante tiempo —respondió—.


¿Por qué?

Mientras Xie Lian reflexionaba sobre cómo decir y


transmitir lo que le inquietaba, Hua Cheng decidió
continuar hablando.

—¿Lo que estás tratando de decirme, Gēge, es que


crees que la Guarida del Apostador es demasiado
heterodoxa y peligrosa y que lo mejor sería que me
detuviera y la cierre? —preguntó.
1015

—No me malinterpretes, no estoy tratando de


meterme en tus asuntos —replicó Xie Lian.

—Dianxia, ¿le preguntaste a Lang Qianqiu por qué


decidió entrometerse aquella vez en la Guarida del
Apostador? —cuestionó Hua Cheng.

Xie Lian no sabía por qué le hizo esta pregunta.

—Sí, lo hice —respondió.

—Déjame adivinar, puedo apostar lo que sea a que te


dijo que, si él no intervenía, nadie más lo haría —dijo
Hua Cheng.

Eso era exactamente lo que Lang Qianqiu había


dicho.

—Bueno, sí, tienes razón —dijo Xie Lian—. La


verdad que eso es exactamente lo que dijo.

—Yo opino todo lo contrario —dijo Hua Cheng


mientras dejaba la copa de vino con la que estaba
jugueteando para luego continuar—: Si tienes que elegir
1016

entre vivir diez años más o acortar diez años de la vida


de tu enemigo, uno elegiría lo último sin dudarlo. Así son
las personas humanas, no empeoran porque haya una
casa de apuestas más, ni mejoran porque haya una casa
de apuestas menos. Si yo no controlo este tipo de lugar,
alguien más lo hará. Entonces, en vez de que caiga en el
control de otro, es mejor que el control de esto esté en
mis manos. Gēge, ¿no crees que es más seguro que yo
esté al mando?

Xie Lian consideró seriamente estas palabras.

—Lo que dices tiene sentido —dijo—, lamento haber


sobrepasado los límites.

Hua Cheng se rio.

—No lo has hecho —dijo, sonriendo—. Aun así,


gracias Gēge por tu preocupación.

Pareciera que, aunque Hua Cheng era un hombre de


temperamento, su búsqueda de poder era más persistente
1017

de lo que había imaginado. Sin embargo, esto no era


necesariamente algo malo.

Xie Lian levantó el pequeño papel donde estaba


escrita aquella plegaria.

—Entonces, ¿vas a ayudar a cumplir este tipo de


plegarias? —preguntó.

Hua Cheng comenzó a juguetear con unas linternas


que estaban flotando en el agua.

—¿Por qué lo haría? —preguntó—. Gēge,


simplemente tírala después de leerla.

—¿No te importa? —preguntó Xie Lian,


sorprendido.

—No, no me importa —respondió perezosamente


Hua Cheng—. Normalmente ni siquiera las miro.

—¿Por qué no lo haces? —preguntó Xie Lian.

—Es mejor hacer las cosas uno mismo en vez de


pedir ayuda —contestó Hua Cheng—. Si uno quiere salir
1018

del abismo, ¿de qué te sirve contar con los demás? Los
demás no vendrán siempre al rescate de uno.

—Por eso necesitamos a los Dioses —respondió Xie


Lian casualmente.

—Pero si todos cuentan con que algún Dios los va a


salvar, ¿qué harían esos Dioses? ¿No se cansarían en
algún punto? —cuestionó Hua Cheng.

Xie Lian quedó atónito por un momento y luego se


echó a reír.

—Pero tienes muchos creyentes —dijo—. Si los


ignoras, ¿no dirán que eres ineficiente?

Hua Cheng se rio entre dientes.

—Yo no les pedí que me adoraran, fueron ellos los


que se tomaron la libertad de arrodillarse ante mí —
respondió—. Además, sólo los que tuvieron éxito con sus
plegarias comenzaron con todo esto. Si no hubieran
1019

tenido éxito, ¿se hubieran atrevido a decir tantas


tonterías?

En el Reino Celestial, había dioses que trabajaban


muy duro sólo para añadir unos cuantos creyentes más a
sus filas, y si no tenían el suficiente cuidado al servirlos
bien, estos creyentes les enviarían quejas y quejas sin
cesar. Si estos Oficiales Celestiales se enteraran que Hua
Cheng ni siquiera miraba estas oraciones, probablemente
se enfadarían tanto que hasta quemarían por voluntad
propia sus propios templos.

Xie Lian sonrió y negó con la cabeza, tomando nota


mental de las únicas y pocas plegarias normales, con la
intención de volver y completarlas en nombre de Hua
Cheng cuando tuviera tiempo, sólo para darle un poco
más de buena reputación.

Pero Xie Lian no había olvidado su principal motivo


de estar aquí.
1020

—A propósito… —dijo, bajando una linterna y


devolviéndola al río—. ¿Realmente existe algún truco
para tirar los dados?

—Sí —respondió Hua Cheng—. Simple buena


suerte.

—Así que, hoy en la Guarida del Apostador, San


Lang estaba de hecho burlándose de mí, ¿no es así? —
preguntó Xie Lian.

—¿Cómo podría atreverme a burlarme de mi Gēge?


—replicó—. La “suerte” es el misterio de los misterios,
pero no es imposible practicarla. Sólo que hay que poner
esfuerzo todos los días en comprenderla, y puede que no
todo el mundo sea capaz de tener éxito.

Xie Lian suspiró.

—Entonces parece que pertenezco al grupo de los


que no podrían lograr tener éxito —dijo Xie Lian.

Hua Cheng sonrió.


1021

—Si Gēge realmente desea tanto tener suerte, tengo


un método rápido para poder obtenerla —dijo.

—¿Qué método? —preguntó.

Hua Cheng levantó su mano derecha y Xie Lian pudo


ver claramente el hilo rojo atado con un nudo en forma
de mariposa en el dorso de la base de su tercer dedo, el
cual era muy brillante y vívido.

—Dame tu mano —dijo Hua Cheng.

Xie Lian no entendía qué estaba sucediendo, pero


como Hua Cheng dijo que se la diera, entonces se la dio.
La mano de Hua Cheng no se sentía cálida, pero tampoco
fría. Hua Cheng sostuvo y apretó suavemente la mano de
Xie Lian por un momento y le sonrió levemente; luego,
giró su mano y con la otra le ofreció un par de dados.

—¿Quieres intentarlo? —preguntó Hua Cheng.


1022

Xie Lian tomó los dados y los lanzó, después de un


breve sonido crispando, dos "seis" de color rojo brillante
aparecieron.

—¿Qué método es este? —preguntó Xie Lian con


curiosidad.

—No hay ningún método aquí —respondió Hua


Cheng—. Sólo le presté a Gēge un poco de mi suerte.

—Ahh… así que la suerte es como el poder espiritual


y también se puede tomar prestada —dijo Xie Lian,
maravillado.

Hua Cheng se rio.

—Por supuesto —dijo—. La próxima vez que Gēge


vaya a hacer apuestas con cualquiera, ven a verme
primero. Te prestaré toda la suerte que quieras. Prometo
que ganarás con tal facilidad que tu oponente sufrirá una
pérdida tan grande que no podrá reponerse ni en cien
años.
1023

Los dos continuaron hablando y jugando muchas


rondas más hasta altas horas de la noche. Sólo cuando
Xie Lian mencionó que se sentía un poco cansado, Hua
Cheng ordenó al Barco Fantasmal volver tranquilamente
hacia Mansión Paraíso. Tras darse las buenas noches,
Hua Cheng se marchó.

Al ver su silueta desaparecer lentamente por el


pasillo, Xie Lian cerró la puerta de su habitación y se
sentó por un momento dentro, hasta que escuchó que
alguien lo llamaba en voz baja desde afuera de la puerta.

—Dianxia... —susurró la voz—. Taizi Dianxia…


1024

Capítulo 13

◇Una exploración nocturna en


Mansión Paraíso◇

Cuando Xie Lian abrió la puerta, la persona que


estaba fuera de la puerta entró corriendo. Era nada más y
nada menos que Shi Qingxuan en su forma femenina.

Nada más al entrar se tiró al suelo, volviendo a su


forma masculina en el proceso, sosteniéndose el pecho.

—¡No puedo respirar! ¡No puedo respirar! —


exclamó—. ¡Dios mío, voy a morir ahogado con esto!

Xie Lian cerró la puerta detrás de él y cuando se dio


la vuelta, lo que vio fue a un hombre adulto con un raro
vestido de seda púrpura puesto, como los que vestían los
1025

esqueletos rosas. Estaba tirado en el suelo, rasgándose el


corpiño y la faja, intentando sacárselo.

—¡Señor del Viento! —exclamó Xie Lian, incapaz


de seguir mirándolo—. ¿No pudo simplemente ponerse
sus ropas originales antes de volver a transformarse?

—¡¿Acaso parezco estúpido?! —replicó Shi


Qingxuan—. Caminar en la oscuridad de la noche con
túnicas blancas brillantes… ¡Sería una presa fácil!

Xie Lian se negó a volver a mirarlo y se cubrió los


ojos.

—No… —dijo—, pero usted vestido así, en cierto


sentido, es aún más llamativo y más presa fácil que si
estuviera vestido con sus túnicas blancas.

—¡¿Y qué más podía hacer?! —protestó Shi


Qingxuan—. Escuché a varios fantasmas conversando
por el camino, comentando que Hua Cheng lo había
enviado a Mansión Paraíso. Entonces me pregunté, ¿qué
tipo de lugar será Mansión Paraíso? Al principio, incluso
1026

cuando escuché el nombre, me pareció un lugar


inapropiado, un chiste de mal gusto. ¡Pero cuando la vi
desde la distancia, pude sentir que este lugar estaba lleno
de energía maligna! Estaba preocupado por su seguridad,
así que hice todo lo posible para infiltrarme en este lugar.
Quién hubiera dicho, que en realidad cuando Taizi
Dianxia estuviera aquí, estaría rodeado de hermosas
fantasmas femeninas y con la compañía especial de
Xueyu Tanhua. Creí que los Reyes Fantasmas siempre
estaban lidiando con asuntos importantes, más teniendo
un lugar así como la Guarida del Apostador. Pero este
Rey, sin duda, dejó todos sus asuntos y se fue a dar con
usted un largo paseo por el Río, sólo para charlar hasta
altas horas de la noche. ¡La verdad no tengo palabras!
¡Míreme, ni cuando esas mujeres me arrastraron para
hacer esos raros tratamientos faciales, me he tenido que
vestir de esta manera! ¡Nunca he hecho un sacrificio tan
grande como este!
1027

Estaba más que claro que Xie Lian pensó que se


estaba divirtiendo vistiéndose así.

—No dimos un paseo por el Río sólo para charlar


hasta altas horas de la noche, estuve intentando pedir que
me prestara algo... —dijo Xie Lian—. Bueno, aunque sí,
la verdad es que sí paseamos por el Río y charlamos hasta
altas horas de la noche... A todo esto, ¿dónde está
Qianqiu?

¡Oh no, que no diga que Lang Qianqiu también se


había disfrazado de una fantasma femenina para poder
infiltrarse!

Shi Qingxuan se arrancó lo que quedaba del corsé del


pecho y finalmente pudo recuperar el aliento, sentándose
todo despatarrado y sin fuerzas en el suelo.

—No se preocupe por eso —dijo—. Mire esto.

Rebuscó y sacó un talismán. En este talismán


amarillo estaba dibujada una brújula de color rojo sangre,
1028

un aura maligna desprendía de él y la aguja de la brújula


se movía cuando uno giraba el talismán.

—¿Un objeto de Ciudad Fantasma? —preguntó Xie


Lian.

—¡Así es! —respondió Shi Qingxuan—. Los objetos


celestiales no funcionan bien aquí, así que gasté un poco
de dinero en comprar una especialidad local de Ciudad
Fantasma: ¡El Talismán Brújula que hace eco! Uno lo
tiene Qianqiu y el otro, nosotros. De esta manera
podremos ver dónde está y a qué distancia está de
nosotros. Le dije que me esperara afuera. Mira, está justo
aquí. ¡Está a salvo! En caso de emergencia, si rasgo este
talismán, se enviará un mensaje de auxilio y nos
transportaremos inmediatamente a su lado.

Sólo entonces Xie Lian comenzó a sentirse aliviado.

—Pero es muy extraño… —añadió Shi Qingxuan—


, parece estar particularmente preocupado por la espada
que Xueyu Tanhua recibió hoy, e incluso me preguntó si
1029

le había echado un vistazo con mayor atención. Taizi


Dianxia, usted tomó la espada entre sus manos, ¿acaso
había algo de malo en ella?

—Quizás… fue engañado por aquel truco, pero eso


no importa ahora —dijo Xie Lian, evitando el tema—.
Señor del Viento, llega justo a tiempo, acompáñeme, por
favor.

Dos varas de incienso después, los dos llegaron


frente a la estatua de la dama. Xie Lian sacó los dos dados
que le había dado Hua Cheng y los hizo rodar
ligeramente sobre su mano antes de tirarlos. Sólo oyó un
pequeño golpe cuando cayeron y, efectivamente, dos
seises rojos brillantes aparecieron con una sola tirada.
1030

—¡Realmente funcionó! —exclamó Shi Qingxuan


en una mezcla de sorpresa y curiosidad.

Xie Lian exhaló un suspiro de alivio, pero cuando


recordó que esta suerte le había sido prestada por Hua
Cheng y que ahora iba a husmear su casa en secreto
gracias a eso, no pudo evitar sentirse culpable. Sin
embargo, había demasiadas cosas sospechosas sobre Hua
Cheng, lo único que realmente esperaba es que los
hechos verdaderos lo abofetearan con otra realidad y le
dieran la oportunidad de admitir rápidamente su error y
disculparse debidamente con él.

Al abrir la puerta, descubrieron una oscura cueva


subterránea con escaleras que conducían hacia las
profundidades de esta; un viento frío soplaba desde lo
más profundo hacia ellos.

Shi Qingxuan con un suave movimiento chasqueó los


dedos, encendiendo en la palma de su mano una llama
1031

para poder iluminar los escalones bajo sus pies. Xie Lian
cerró la puerta con suavidad y lo siguió.

A medida que descendían, Xie Lian recordó algo.

—Señor del Viento, ¿hubo algún otro Dios que fuera


desterrado de la Corte Celestial en los últimos años? —
preguntó—. Quiero decir, además de mí.

—Lo hubo —respondió Shi Qingxuan—. En los


últimos años, el Dios Marcial del Oeste fue desterrado de
los Cielos. Fue un gran escándalo en ese entonces.

—Pero, ¿no es el Dios Marcial del Oeste Quan Yi


Zhen? —preguntó Xie Lian, confundido.

—No, no, desterraron al que estaba antes de Quan Yi


Zhen, su Shixiong 48—explicó Shi Qingxuan.

—¿Por qué lo desterraron? —preguntó Xie Lian.

48
Hermano marcial mayor.
1032

—¡Eso sería demasiado complicado de explicar! —


exclamó Shi Qingxuan—. Dianxia, ¿por qué pregunta
sobre eso de repente?

—Porque el Oficial Fantasma que me trajo hasta aquí


tenía un grillete maldito justo en la muñeca —explicó Xie
Lian.

—¿Qué? ¿Un grillete maldito? Eso… —dijo


sorprendido Shi Qingxuan—, ¿no es posible? Y después
de ser desterrado, ¿comenzó a hacer trabajos para un Rey
Fantasma? ¡¿Xueyu Tanhua utilizando a un ex Oficial
Celestial como subordinado?! ¡Qué arrogante!

Esto, para Shi Qingxuan, era igual que ver a un gran


Rey o noble del Reino Mortal convertirse en un vil
bandido, lo cual era simplemente inaceptable para él.

—No es exactamente arrogante —opinó Xie Lian —


. Dado que ya no pertenecía al Reino Celestial, elegir a
dónde ir fue su elección personal, ¿no lo cree?
1033

Los dos bajaron más de cien escalones de piedra y


finalmente llegaron a una superficie plana.

Este era un túnel de un sentido único que tenía una


capacidad para que cinco o seis personas caminaran una
al lado de otra. Por delante, no había más que oscuridad
y gruesas paredes a izquierda y derecha, por lo que no
había que preocuparse por cual camino tomar, pues sólo
existía el camino hacia delante.

No obstante, después de doscientos pasos, una pared


de piedra dura bloqueaba el camino.

Shi Qingxuan sostuvo con una mano la llama y con


la otra tocó la pared; luego, utilizó varios hechizos para
poder eliminar obstáculos, pero la pared no se movió ni
1034

un poco. Al parecer, tampoco tenía algún mecanismo a la


vista, y pronto comenzó a impacientarse.

—¿Y si lo atravieso de un puñetazo? —preguntó Shi


Qingxuan.

—Eso causaría una conmoción demasiado grande —


respondió Xie Lian—. Y no creo que pueda atravesarla
de un solo puñetazo, la pared parece tener al menos unos
diez metros de grosor.

—Pero usted vio entrar a ese Oficial Fantasma con


sus propios ojos, ¿no es así? —dijo Shi Qingxuan—. No
es como si hubiera entrado a hurtadillas sólo para entrar
a un túnel sin salida a meditar, ¿verdad?

Xie Lian miró a su alrededor y, poco después, señaló


el suelo.

—Señor del Viento, mire —dijo.

Shi Qingxuan bajó inmediatamente la llama de su


palma y los dos se agacharon juntos.
1035

Debajo de ellos había un bloque de baldosa cuadrado.


Era una baldosa, pero tenía el tamaño de una puerta y un
patrón tallado de un hombrecito lanzando dados.

Shi Qingxuan levantó la vista para mirar a Xie Lian.

—¿No será que este lugar tiene el mismo mecanismo


que esa puerta de fuera, en la que hay que tirar el número
correcto de puntos para encontrar la salida? —preguntó.

—Eso parece ser, pero no sé cuál es el número de


puntos que se necesite para poder pasar —respondió Xie
Lian.

—Entonces, lancemos los dados y averigüémoslo —


dijo Shi Qingxuan—. ¡Vamos!

Xie Lian sacó los dados.

—Señor del Viento, será mejor que usted lo haga —


dijo—. No sé cuánto tiempo puede durar la suerte que me
fue prestada. Si se acaba, mi suerte puede quizás
llevarnos a… un lugar aterrador.
1036

Shi Qingxuan no se negó, tomó los dados y los arrojó


al suelo.

—¿Qué tal eso? —dijo.

Lanzó un dos y un cinco. Los dos esperaron un rato,


pero al no haber movimiento, Xie Lian volvió a tomar los
dados.

—No funcionó —dijo.

—¡Taizi Dianxia, observe a sus pies! —gritó Shi


Qingxuan de repente—. ¡El patrón ha cambiado!

Xie Lian inmediatamente bajó la cabeza.


Efectivamente, el patrón en el suelo que era
originalmente un hombrecito lanzando los dados, ahora
gradualmente cambió a otra imagen, una que parecía una
cosa larga, oscura y retorcida.

—¿Qué diablos es esto? —preguntó Shi Qingxuan.


1037

—¿Sanguijuelas? —dijo Xie Lian, tratando de


adivinar—. ¿Gusanos de tierra? Se ven muy similares.
Hay muchos en los campos y he visto muchos de ellos.

—¿Qué tipo de vida ha llevado para haber visto


muchas de estas cos...? —preguntó Shi Qingxuan.

Antes de que pudiera terminar de hablar, toda su


persona se esfumó.

No sólo él, Xie Lian también desapareció. Justo


cuando estaba por terminar su pregunta, ambos sintieron
al mismo tiempo que caían en un agujero que se abrió en
el suelo.

Resulta que, después de todo, esa pared de piedra no


era ninguna puerta, sino que la baldosa cuadrada bajo sus
pies era la verdadera puerta. Después de que lanzaran los
dados, la puerta se abrió de repente y se cerró
instantáneamente. Tragándose a Xie Lian y Shi
Qingxuan que estaban arriba de ella, quienes cayeron
pesadamente al suelo.
1038

Afortunadamente, el suelo era extremadamente


suave, y aunque la caída hubiera ocasionado dos
profundos cráteres con forma humana, no sintieron
ningún dolor y de inmediato empezaron a ponerse de pie.
Quién iba a saber que una vez que se pusieran de pie, las
cabezas de ambos golpearían el techo. Ambos dejaron
escapar un "AH", sorprendidos. Xie Lian cubrió su
cabeza con una mano y sintió por encima de él con la
otra, y sintió el mismo suelo suave y húmedo como el que
había bajo sus pies.

Ya no se encontraban alrededor de paredes de piedra


y la puerta de piedra también había desaparecido.

La llama en la palma de Shi Qingxuan se había


apagado en todo el trajín, y ahora la reavivó e iluminó los
alrededores, sólo entonces los dos se dieron cuenta de
que ahora se encontraban en otro túnel, pero este era de
barro.
1039

El túnel tenía forma redonda, y todo lo que lo rodeaba


era tierra y barro; no parecía haber habido intervención
humana para haberlo hecho.

Shi Qingxuan se frotó la frente.

—¿Qué es este lugar? —preguntó—. ¿Nos arrojaron


aquí porque lanzamos el número equivocado?

—Me temo que sí —respondió Xie Lian—. La puerta


de piedra ha desaparecido, lo que significa que no nos da
la oportunidad de volver atrás. Mejor comencemos a
buscar una salida.

Los dos hablaron brevemente y luego empezaron a


caminar por el túnel. El túnel tenía vueltas y más vueltas;
además teniendo la altura de adultos era dificultoso
mantenerse erguido en él, y sólo podían caminar
encorvados o arrastrándose. Eso hacía que la velocidad
en la que caminaban fuera lenta y bastante dificultosa.

El aire en este túnel era cálido y húmedo, y el barro


cada vez se volvía más pegajoso y molesto; cada paso
1040

que daban se hundía y arrastraba, era acuoso y asqueroso.


Hasta tuvieron que pasar por los restos podridos de
plantas y algunos animales. Shi Qingxuan tuvo
escalofríos y piel de gallina en todo su cuerpo, mientras
que Xie Lian mantuvo su compostura, pero conforme
avanzaban más sentía que había algo mal y raro en este
lugar.

—Señor del Viento, tenemos que ir más rápido —


dijo Xie Lian—. Este lugar parece ser un…

Antes de que terminara de hablar, se oyó un extraño


y fuerte rugido. Todo el túnel tembló con él, y pedazos
de tierra que había sobre ellos se partieron y cayeron. Los
dos se miraron y, sin decirse ni una sola palabra,
comenzaron a huir rápidamente.

Sin embargo, sonidos fuertes y enormes temblores


continuaron sacudiendo el túnel con violencia, y cada vez
provenían de más cerca, su velocidad era mucho más
rápida que la de ellos. Los dos se movieron con mucha
1041

dificultad, tropezando y arrastrándose, dando pasos poco


profundos y otros más profundos, intentando atravesar el
túnel sinuoso, aunque frente de ellos no hubiera siquiera
un rayo de luz. Pero, eso no era lo único, sino que en la
dirección en la que estaban huyendo… ¡también
provenían los mismos ruidos y temblores!

Tanto el camino de adelante como el de atrás estaban


claramente bloqueados, por lo que los dos se detuvieron.
Y ahora, acompañando aquellos ruidos retumbantes
había el ruido de un cuerpo enorme y pesado siendo
arrastrado por el suelo. De repente, dos gusanos gigantes
se retorcieron y aparecieron frente a ellos dos.

Estos gusanos eran enormes e hinchados, sus cuerpos


eran de un morado oscuro y su piel ligeramente
translúcida. Sus cuerpos estaban segmentados, no tenían
cabeza ni cola; los frentes eran un simple muñón. Si estos
no eran gusanos de tierra entonces, ¿qué otra cosa podían
ser?
1042

Xie Lian se dio una palmada en la frente: sin duda


alguna esta era la guarida de unos Monstruos Terrestres.

¡Y estos dos, eran dos monstruosos gusanos de tierra!

Shi Qingxuan estaba tan disgustado que agitó y


desplegó su abanico, pero por desgracia, en esta estrecha
superficie subterránea, no podía invocar un gran
vendaval, por lo que aquella arma mágica de alto grado
no sería capaz de ayudarles.

—¡Señor del Viento, los gusanos de tierra le temen


al calor y a la luz, présteme de su poder y aumente la
llama de la palma! —gritó Xie Lian.

Shi Qingxuan obedeció rápidamente, golpeando con


fuerza su mano izquierda con la de él, mientras que su
mano derecha aumentaba la flama unos metros más
arriba. Xie Lian también invocó rápidamente una
brillante llama en su palma.

Y, de hecho, ambos gusanos de tierra al sentir las


llamas calientes se encogieron hacia atrás, alejándose de
1043

ellos a unos tres metros de distancia. Ayudándose del


poder de las llamas, los dos continuaron caminando
lentamente mientras obligaban a los dos gusanos a
mantenerse alejados de ellos, con la esperanza de
encontrar una salida.

Sin embargo, la entrada al túnel era estrecha, y con


el fuego ardiendo así, no sólo los dos gusanos de tierra le
tenían miedo del calor, sino que a medida que pasaba el
tiempo, Xie Lian y Shi Qingxuan también se encontraron
sudando como si estuvieran dentro de un horno. Lo que
era aún más aterrador de todo esto era que a pesar de que
Shi Qingxuan estaba haciendo todo lo posible para
infundir su poder espiritual y así poder aumentar la llama,
la llama de su palma cada vez se iba haciendo más
pequeña. Al darse cuenta de esto, los gusanos de tierra ya
no temían acercarse como antes.

Después de unos cuantos pasos más, Xie Lian sintió


que su respiración se entrecortaba.
1044

—Señor del Viento, las llamas de nuestras palmas no


durarán por mucho más —dijo—. Aunque el lodo aquí
está húmedo y suelto, aún estamos a varios metros bajo
tierra... Pronto el aire será insuficiente, el fuego morirá y
nosotros nos desmayaremos.

Shi Qingxuan apretó los dientes.

—¡Pero, no podemos prescindir de nuestras manos


para dibujar el hechizo de acortamiento de distancia! —
exclamó.

Justo entonces, Xie Lian pisó un pedazo de tierra que


no se sentía tan húmeda, que se sentía como si fuera una
baldosa de piedra. Su corazón se agitó e inmediatamente
se agachó. Efectivamente, ¡era otra puerta de piedra!

Esta puerta de piedra también tenía un dibujo de un


hombrecito lanzando dados en ella. En cuanto Shi
Qingxuan la pisó, se llenó de alegría, tomó los dados y
los lanzó. Los dados rodaron por la baldosa, y esta vez el
resultado fue un tres y un cuatro.
1045

La antorcha de la palma de la mano de Shi Qingxuan


se redujo aún más, y los dos gusanos gigantes se
retorcieron y giraron, comenzando a prepararse para
atacar.

Xie Lian recogió los dados y los dos se colocaron


juntos sobre la baldosa, al ver la baldosa observó que esta
poco a poco tomaba la forma de otro patrón. Este era el
de un bosque con unas cuantas personas extrañamente
vestidas que parecían bailar alrededor de una persona en
el centro.

¡En ese momento, un gusano de tierra que parecía ya


no poder aguantar más abrió ligeramente su boca y
arrastró su pesado cuerpo abalanzándose sobre ellos!

¡Afortunadamente, cuando estaba a sólo un metro de


los dos, la puerta de piedra se abrió de golpe!

Los dos nuevamente cayeron dentro de un estrecho


agujero, sólo que esta vez el suelo era duro como la
piedra. La caída fue dolorosa y los dos cayeron y se
1046

golpearon entre sí. Xie Lian, que estaba acostumbrado al


dolor, no hizo ningún sonido, pero Shi Qingxuan no pudo
evitar gritar de dolor. Xie Lian sintió que se le lastimaba
el tímpano por el tremendo grito que soltó, y se preocupó
de que algo le hubiera pasado.

—¡Señor del Viento, ¿está usted bien?! —gritó.

Shi Qingxuan estaba literalmente de cabeza y con los


pies en el aire.

—No sé si estoy bien, nunca me había caído así —


dijo—. Taizi Dianxia, es realmente muy emocionante
trabajar con usted.

Al oír esto, Xie Lian se rio con amargura. Después


de un rato, se dio cuenta de que los dos habían caído en
un agujero que estaba dentro de un árbol. Así que,
primero salió trepando del agujero con gran dificultad, y
luego le estrechó la mano a Shi Qingxuan para ayudarlo
a salir.

—Gracias por todo su arduo trabajo —dijo.


1047

—¡No hay de qué! —respondió Shi Qingxuan,


tomando su mano y trepando del árbol hacia afuera, todo
sucio y andrajoso, toda su vestimenta hecha jirones.

Cuando Shi Qingxuan terminó de salir quedó cegado


por la luz del sol del exterior. La luz picaba tanto que se
cubrió un poco los ojos haciendo sombra con su mano

—¿Dónde es que está este lugar esta vez? —


preguntó.

—Como puede ver, estamos en lo profundo de las


montañas, en un viejo bosque —respondió Xie Lian y
después de observar a su alrededor, añadió—: Creo que
las baldosas de piedra son en realidad una puerta que a su
vez hace la función de dispositivo mágico; el cual ha sido
especialmente diseñado para realizar el hechizo de
Acortamiento de Distancia. Si uno lanza distintos
resultados con los dados, será enviado a los distintos
lugares asignados. Me preguntó si el resultado que recién
lanzamos será el correcto…
1048

Shi Qingxuan se cruzó de brazos, los cuales ahora


tenía descubiertos.

—Para usar el hechizo de Acortamiento de Distancia


sólo una vez, uno requiere una gran cantidad de poder
espiritual... —reflexionó—. Crear estas puertas de piedra
como dispositivos mágicos para evitar que otros puedan
husmear sus secretos, ese Xueyu Tanhua no deja de
mostrar lo realmente poderoso que es y lo que le encantan
los juegos mentales.

Aunque su expresión era seria, era realmente


gracioso verlo en un estado tan lamentable con los pies
descalzos y los brazos completamente desnudos. Xie
Lian se esforzó en contener su risa, pero la expresión de
la boca ligeramente ladeada de Hua Cheng se le vino a la
mente y no pudo evitar negar con la cabeza.

«—En lugar de decir que le encantan los juegos


mentales… yo diría que sólo está siendo travieso…» —
1049

pensó Xie Lian, no pudiendo contenerse más y riéndose


a carcajadas.

Los dos acababan de caminar unos pocos pasos


cuando, de repente, un grupo de personas desnudas
saltaron desde detrás de los arbustos cercanos y
comenzaron a saltar alrededor de ellos, gritando y
aullando con fuerza.

—¡¡OhohohOHHHohhooooohhhOOOOhhh!!

—…

Ambos estaban tan sorprendidos que se quedaron sin


palabras.

—¡¿Qué se supone que es esto ahora?! —gritó Shi


Qingxuan.

—¡No entre en pánico! —exclamó Xie Lian,


haciendo un gesto con la mano de calma—. ¡Cálmese,
por favor! ¡Echemos un vistazo primero!
1050

Al ver más de cerca y con atención, vio que estas


personas no estaban realmente desnudas, sino que lo
único que vestían eran pieles de animales y hojas, como
salvajes. Parecían estar listos para beber sangre.
Sostenían largas lanzas hechas con las ramas de los
árboles, con piedras afiladas clavadas en las puntas. Sus
bocas estaban llenas de dientes afilados, todos con puntas
dentadas como sierras.

Sin decir ni una sola palabra más, los dos empezaron


a huir.

—¡Mi hermano solía decirme siempre que en lo


profundo de las montañas del sur había muchos caníbales
salvajes que vivían a base de carne humana! —gritó Shi
Qingxuan mientras corría—. ¡Me dijo que nunca viniera
a un lugar así sin compañía! ¡¿No es esto lo que
acabamos de encontrarnos ahora?!

Xie Lian, a estas alturas, ya estaba muy familiarizado


con el arte de escapar, por lo que todo su semblante y
1051

actitud se mantuvieron mucho más serenos que los de Shi


Qingxuan.

—Hum… Puede que eso sea muy posible —


respondió, tranquilo, corriendo—. Sólo mantenga la
calma… ¡Como sea el caso, necesitamos encontrar
primero la baldosa de piedra!

El grupo de salvajes corrió tras ellos gritando y


aullando incansablemente. Al principio, lo único que Xie
Lian y Shi Qingxuan podían hacer era escapar y no
defenderse, por lo que dictaban las Leyes Celestiales49.
Pero los caníbales conforme corrían para atraparlos
lanzaron incesantemente rocas y ramas afiladas hacia
ellos, hasta que una de esas ramas le hizo un pequeño
corte en la mejilla a Shi Qingxuan.

49
Dictan que, si los Dioses descienden al Reino Mortal, nunca debían usar
presuntuosamente sus poderes para oprimir a los mortales. Tienen como
objetivo prevenir que los Oficiales Celestiales intimiden a los mortales y creen
desastres nacidos del abuso de su poder.
1052

Ahora sí que estaban en serios problemas. Cuando


Shi Qingxuan se tocó la cara y sintió un hilillo de sangre
en ella, se enfureció.

—¡Ni mi hermano… —exclamó—. ¡Ni siquiera mi


hermano se ha atrevido nunca a golpearme en la cara!

Dejó escapar un fuerte soplido por la nariz, y se frenó


de golpe, para luego darse la vuelta y encararlos.

—¡USTEDES! ¡GRUPO DE IGNORANTES


SALVAJES DE MONTAÑA QUE NO CONOCEN LO
QUE ES EL VERDADERO MUNDO! —gritó—. ¡No
sólo no me rinden respeto a mí, el gran y poderoso Señor
del Viento! ¡Sino que incluso se atreven a estropear mi
apariencia! ¡ESTO ES COMPLETAMENTE
INDIGNANTE!

Después de terminar de gritar, sacó su abanico de


viento y lo abrió de un golpe, soltando un poderoso
zumbido en el proceso, para luego abanicar con fuerza.
El grupo de salvajes fue arrancado del suelo por una
1053

fuerte ráfaga y fueron enviados hacia el cielo para luego


caer a unos diez metros de distancia contra los árboles
cercanos, aterrizando en algunas ramas, para finalmente
quedar colgados de ellas, gimoteando y gritando. Sólo en
ese momento los dos fueron finalmente capaces de
detenerse y recuperar el aliento.

—¡Taizi Dianxia, como pudo ver, ellos se lo


buscaron! —dijo rápidamente Shi Qingxuan,
excusándose—. No fui yo quien los intimidó u oprimió,
no he roto ninguna ley.

—¡Sí, lo vi! —respondió Xie Lian—. Fueron


realmente irrespetuosos. Deberíamos seguir buscando la
baldosa de piedra.

Ver ahora a Shi Qingxuan arreglarse la ropa y el pelo,


lo hacía parecer realmente elegante. Sin embargo,
todavía llevaba puesto un atuendo hecho jirones, todo
andrajoso, por lo que ese aspecto elegante se mezclaba
con una emoción muy peculiar, lo que realmente hacía
1054

que toda esta situación se volviera ciertamente


inolvidable.

Xie Lian se sintió abrumado por los sentimientos


encontrados que tenía. Recordó la primera vez que lo
conoció en el Paso de Ban Yue, donde el Señor del
Viento tenía una apariencia tan divina que pensó que era
una persona muy misteriosa, ya fuera como un cultivador
demoníaco incomparable o como un gran incomparable
maestro sabio. Quién hubiera sabido que, después de
familiarizarse con él, se iba a dar cuenta de que todo eso
se trataría de una simple idea equivocada suya…

Los dos vagabundearon por el bosque durante unas


cuantas horas y, finalmente, encontraron la baldosa de
piedra cerca de otro árbol ahuecado.
1055

En esta ocasión, Shi Qingxuan se negó a volver a


lanzar los dados.

—No sé cómo ha pasado, pero aunque mi suerte no


siempre es la mejor, tampoco es la peor —dijo,
rascándose la cabeza—. Hoy la señora de la fortuna no
está de mi lado; es como si estuviera poseído, en los dos
lanzamientos que hice mi suerte ha sido tan mala que no
sé qué podría pasarnos si lanzo una vez más.

Ante esas palabras Xie Lian no pudo evitar sentirse


un poco culpable.

—Tal vez sea porque estoy a su lado, capaz que le he


contagiado mi mala suerte… —susurró.

—¡¿De qué está hablando?! —exclamó—. ¿Cómo


podría este Señor del Viento ser derribado por la mala
suerte de otra persona? No tiene nada que ver con usted.
Además, creo que debería hacerlo usted, de todas formas,
yo no lanzaré algo bueno. Quizás a usted aún le quede
algo de buena suerte que le prestó ese San Lang suyo.
1056

Al escuchar "ese San Lang suyo", sin motivo alguno


Xie Lian se sintió un poco avergonzado, y tuvo ganas de
aclarar y explicar algo, pero después de pensarlo bien,
¿qué había que explicar o aclarar? Dar explicaciones era
como encubrirse, así que no dijo nada más, sólo tomó los
dados, y los tiró con suavidad, el resultado: dos seis.

Después de contener la respiración por un momento,


Xie Lian le prestó mucha atención a los cambios en el
patrón de la baldosa de piedra, para poder comenzar a
prepararse mentalmente para lo que se encontraría a
continuación, pero esta vez el patrón no cambió en lo
absoluto, y la puerta de piedra se abrió.

Una vez que se abrió por completo, apareció otra


larga escalera de piedra que se adentraba profundamente
a la oscuridad, de la cual provenía una corriente de aire
frío.

Los dos se miraron entre sí.


1057

«—¿Será que después de todo lo que hemos pasado,


hemos vuelto de nuevo al principio?» —pensaron.

Incluso si es que regresaban al principio, eso era


mucho mejor que encontrarse con más peligros
desconocidos: ya habían tenido suficiente. Así que,
ambos decidieron descender por los escalones de piedra.
Al pasar la puerta de piedra, esta se cerró silenciosamente
detrás de ellos. Extendieron la mano para empujarla, pero
solo pudieron sentir bajo su palma una pared de piedra
lisa.

—Parece que sólo podemos seguir por este único


camino —dijo Xie Lian.

—Ay, está bien —dijo Shi Qingxuan, para luego


lanzar un suspiro—. ¡Deme un respiro y continuaremos
jugando a este juego del odioso Xueyu Tanhua!

Los dos caminaron nuevamente por este camino


cuadrado de piedra subterráneo.
1058

—¡Buenas noticias, Señor del Viento! —exclamó


Xie Lian, después de caminar más de doscientos pasos—
. Este no es el túnel por el que pasamos la primera vez.
Aunque se asemejen.

Shi Qingxuan, al parecer, también lo había notado.

—Tiene razón, la primera vez, cuando dimos unos


doscientos pasos llegamos al muro de piedra —
comentó—, pero no esta vez.

—Parece que esta vez estamos en el camino correcto


—susurró Xie Lian.

Justo cuando terminó de decir estas palabras, los dos


se detuvieron de golpe.
1059

En la oscuridad delante de ellos, un hedor de sangre


estaba impregnado en el aire. Este olor estaba
acompañado por la respiración pesada de un hombre.

Ambos permanecieron inmóviles y en silencio. No


había ni una pequeña luz que los iluminara, pero la otra
parte ya había notado su llegada, porque ni bien se
detuvieron escucharon su voz.

—No tengo nada que decir —dijo la voz profunda de


un hombre con frialdad.

Al oír esta voz, Shi Qingxuan inmediatamente


encendió una llama en su palma.

Xie Lian no esperaba que encendiera una llama tan


de repente, por lo que no tuvo tiempo para detenerlo. La
llama era tan brillante que revelaba claramente la figura
de un hombre vestido de negro.

El hombre de negro estaba apoyado contra el muro


de piedra al final del camino, tenía el pelo negro revuelto
y la cara tan blanca como el papel, pero sus ojos entre
1060

todo el pelo revuelto eran tan claros y brillantes como si


se tratara de dos hielos ardientes. El fuerte hedor a sangre
en el aire indicaba que estaba gravemente herido, y
estaba claro que había sido encarcelado aquí. Con las
palabras "No tengo nada que decir", probablemente
pensó que eran ellos los captores que habían venido a
hacerle preguntas.

Shi Qingxuan observó con claridad el rostro del


hombre.

—¡Es usted! —gritó.

El hombre no parecía haber estado esperando que


personas como ellos vinieran, por lo que hizo una pausa
por un momento, como si también quisiera decir "es
usted", pero se contuvo de hacerlo.

Xie Lian calmó a Ruoye, que había estado listo para


atacar.

—¿Así que ustedes dos se conocen? —preguntó.


1061

Después de atravesar tantos obstáculos y por fin


encontrar a la persona que buscaban, Shi Qingxuan
parecía complacido y estaba a punto de responder, pero
el hombre de negro intervino

—¡No! —exclamó rotundamente—. No lo conozco.

Shi Qingxuan se enfureció al escuchar su respuesta.

—¿Acaso va a fingir no conocerme? ¿Piensa que


conocerme es algo de qué avergonzarse? —cuestionó,
señalándolo con su abanico plegado—. ¿Cómo se atreve
a decir eso? ¡No está bien que diga eso Ming Xiong50,
soy su mejor amigo!

Xie Lian se preguntaba cómo es que alguien podía


ser capaz de utilizar el término "ser el mejor amigo de
alguien" para definirse a sí mismo, y que esto era
probablemente otra característica de la personalidad de
Shi Qingxuan.

50
Forma cortés de decir hermano.
1062

—No tengo ningún amigo que ande por ahí vestido


así —dijo el hombre de negro, continuando negando
rotundamente la amistad.

—…

Shi Qingxuan todavía llevaba ese harapiento y


rasgado atuendo encima. ¡Algo realmente insoportable
de mirar!

—¡He hecho todo esto para salvarle! —argumentó


Shi Qingxuan.

¿"Ming Xiong"? Xie Lian recordó vagamente que,


entre los cinco Dioses Elementales, el nombre del Señor
de la Tierra era Ming Yi.

—¿Podría ser que usted es el Señor de la Tierra? —


preguntó.

—¡Es él! Lo ha conocido antes —respondió Shi


Qingxuan.

Xie Lian miró fijamente a Ming Yi.


1063

—¿Lo he conocido antes? —preguntó, dudoso.

No recordaba para nada a esta persona.

—Si, lo ha conocido—dijo Shi Qingxuan.

—Nunca lo he visto —replicó Ming Yi.

—¡Oiga, sí que lo ha hecho! —exclamó, dirigiéndose


a Ming Yi, y luego se volvió exasperado hacia Xie
Lian—: ¡La última vez en el Paso Ban Yue! Ustedes no
se olvidarían de eso tan rápido, ¿o sí?

—…

¡Al ver la cara de Ming Yi pasar de blanco pálido a


sombrío, Xie Lian finalmente pudo recordar! La última
vez que se encontraron en el Paso Ban Yue, ¿no había
una dama vestida de negro al lado de Shi Qingxuan?

En aquel entonces, Hua Cheng ya le había dicho que


ese no era el Señor del Agua, pero que debía ser uno de
los otros cinco señores elementales. ¡Ahora lo
comprendió! Como había sospechado, Shi Qingxuan no
1064

sólo era un aficionado a transformarse en mujer, sino que


también gustaba de arrastrar a otros a transformarse en
mujer junto con él. No era de extrañar que, en ese
momento, la mujer vestida de negro tuviera un semblante
tan desagradable, como si estuviera disgustada de la
situación… Con toda esta información, no pudo evitar
recordar cómo Shi Qingxuan también lo había intentado
convencer de hacer lo mismo antes de entrar en Ciudad
Fantasma.

«—Eso estuvo cerca… felizmente me mantuve firme»


—pensó Xie Lian para sí mismo.

—Señor de la Tierra, ¿fue usted quien envió un


Dragón de Fuego como mensaje de auxilio? —preguntó
Xie Lian.

—Sí, lo hice —respondió Ming Yi.

Habían encontrado a la persona correcta. Xie Lian


asintió.
1065

—Señor de la Tierra probablemente esté gravemente


herido —dijo—. Mejor evacuemos de inmediato y luego
hablaremos sobre lo sucedido.

Sin ningún aviso, Shi Qingxuan se arrodilló y cargó


a Ming Yi en su espalda.

—Bien, entonces salgamos de aquí —dijo.

Los tres volvieron por donde habían llegado.

—Ming Xiong, ¿no dijo que era un muy buen


luchador? —comentó Shi Qingxuan, mientras
caminaban—. Estaba perfectamente bien después de
separarnos en el Paso Ban Yue, y sólo han pasado unos
cuantos días… ¿Cómo es que terminó así de maltratado?
¿Cómo es que se metió en problemas con Xueyu Tanhua?
Realmente no esperaba en lo más mínimo que la persona
por la que trabajamos tan duro para rescatar terminara
siendo usted. Debería invitarme algo más tarde, ¿no cree?

Su tono de voz era burlón y Xie Lian sintió que para


hablar de esta manera no había que tener ni una pizca de
1066

miedo a poder ser golpeado. Esta era realmente la forma


en la que uno le hablaba a un mejor amigo.

—¡Ya cállate! —espetó Ming Yi, sin respeto alguno.

Decir estas dos palabras parecían haber agotado por


completo sus fuerzas, por lo que cerró los ojos después
de pronunciarlas. Pensando que ya se había burlado lo
suficiente Shi Qingxuan optó por callarse y dejarlo en
paz. Mientras los tres corrían escaleras arriba, Xie Lian
sacó los dados y volvió a lanzarlos.

En la oscuridad, no se podía divisar cuántos puntos


habían salido, sólo pudo escuchar un "click" delante de
ellos, seguido de una puerta abriéndose con una tenue luz
saliendo de ella.

—¡No salgan! —gritó Xie Lian, ni bien empujó la


puerta para abrirla

Dio una voltereta en el aire y aterrizó sobre algo duro.


Estaba justo alegrándose de no haber aterrizado en una
montaña de espadas o un mar de fuego, cuando, de
1067

pronto, al levantar la mirada sintió que la montaña de


espadas o el mar de fuego hubiera sido algo mejor.

El rostro excepcionalmente apuesto de Hua Cheng


estaba a unos cuantos centímetros del suyo, mirándolo
fijamente.

¡Esta vez, la baldosa de piedra lo había llevado a


aterrizar directamente sobre el cuerpo de Hua Cheng!

Realmente era difícil determinar si esto era mala o


buena suerte. Justo unos momentos antes, Hua Cheng
había estado sentado en la cabecera de la armería,
puliendo su cimitarra sin ningún apuro. E incluso cuando
alguien cayó repentinamente del cielo y aterrizó
directamente en su regazo, lo único que hizo fue apartar
la mano y dejar de pulir; ni siquiera se sorprendió, sólo
miró a Xie Lian con calma, como si estuviera esperando
a que le ofrecieran una explicación.

Por supuesto, Xie Lian no tenía explicación alguna


para ofrecer, y lo único que pudo hacer fue permanecer
1068

quieto en su regazo, con una gota de sudor frío en su


frente, devolviéndole la mirada.

Entonces, por encima de ellos, unas botas blancas


salieron a medio camino. Con urgencia, Xie Lian tomó a
Hua Cheng por los hombros.

—¡Lo siento! —exclamó, derribando a Hua Cheng.

Con este movimiento, arrojó a Hua Cheng a tres


metros de distancia, quien rodó varias veces antes de
terminar de caer. Después de eso, se levantó rápidamente,
mientras que Shi Qingxuan, que estaba cargando a Ming
Yi, saltaba hacia abajo y aterrizaba en el lugar donde
antes había estado sentado Hua Cheng.

Xie Lian saltó inmediatamente hacia atrás,


retrocediendo, hasta que no tuvo dónde más retroceder.

—San Lang, por favor, déjame explicarte —dijo, sin


atreverse a mirar directamente a Hua Cheng.
1069

Justo entonces, Shi Qingxuan rápidamente corrió


hacia la puerta con Ming Yi en su espalda, y las bestias
que estaban en las puertas de la armería, al ver que no
eran su dueño, rugieron con furia. La mano de Shi
Qingxuan casi fue mordida, por lo que retrocedió con
rapidez hasta quedar al lado de Xie Lian.

—Espere un momento, ¿no debería de ser al revés?


—cuestionó, exaltado—. ¡Es él quien debe dar
explicaciones! ¡Taizi Dianxia, no hay necesidad de
contenerse y temer, sólo golpéelo!

—No quiero pelear —dijo Xie Lian.

Shi Qingxuan pensó en ello y también en las pocas


probabilidades que tenían de poder ganar, así que eligió
la segunda mejor opción.

—Entonces… —dijo—. ¡Regáñelo!

Esto se había convertido definitivamente en la peor


situación. Xie Lian no sabía ni qué decir, así que se tomó
un largo tiempo antes de hablar.
1070

—San Lang, por favor, déjanos ir —pidió.

Hua Cheng inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿Por qué? —preguntó.

Xie Lian lo miró fijamente.

—La Corte Celestial no estará satisfecha de que


hayas aprisionado y torturado a un Oficial Celestial —
dijo—. Pero aún no se ha cometido un grave error, si nos
dejas ir, podemos remediarlo.

—¿Cómo puedo creer que todavía se puede


remediar? —preguntó Hua Cheng.

—Si estás dispuesto a detenerte aquí,


definitivamente le suplicaré al Emperador que no
continúe con este asunto —respondió Xie Lian.

—¿De verdad? ¿Gēge realmente suplicará delante de


Jun Wu por mí? —preguntó Hua Cheng.

Xie Lian asintió rápidamente y levantó tres dedos.

—Puedo jurarlo —aseguró.


1071

Hua Cheng sonrió y suspiró.

—Gēge, ah Gēge… —susurró—. ¿Qué debería


decirte para regañarte?

Xie Lian parpadeó un par de veces, sin


comprenderlo.

—Sin siquiera preguntarme cuidadosamente porque


hice lo que hice, ¿vas a jurar ayudarme? —continuó Hua
Cheng—. ¿Qué pasaría si realmente estuviera planeando
algo atroz? ¿De igual forma suplicarías por mí? Gēge,
confías en los demás con demasiada facilidad.

Estas preguntas no parecían un interrogatorio, sino


más bien eran como las que uno hacía cuando se
preocupaba por alguien.

Xie Lian se quedó atónito.

—Pero yo no estoy confiando en los demás —dijo,


después de un rato—. Creo y confío en ti.
1072

Estas palabras las dijo sin dudarlo y, esta vez, fue el


turno de Hua Cheng de quedarse atónito.

Por un instante, Xie Lian sintió que estaba a punto de


dejar caer la cimitarra que tenía en la mano. Sin embargo,
al segundo siguiente, recuperó el habla.

—Aunque las palabras que Gēge me acaba de decir,


me han hecho muy feliz, quiero decirte que… —empezó.

Shi Qingxuan apretó los dientes, reuniendo coraje, y


desplegó su abanico de Señor del Viento,
interrumpiéndolo.

—¡Está claro! —exclamó—. Va seguir poniendo


'peros'.

Cuando Xie Lian se volvió a encontrar con la mirada


de Hua Cheng, este sonrió.

—Error —dijo—. Lo que iba a decir era 'que tengas


cuidado'.

Xie Lian no entendió.


1073

—¿Tener cuidado con…?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, una fuerte


ráfaga de viento los atacó con varios chispazos brillantes
de luz plateada. Shi Qingxuan se agachó, esquivándolos,
sólo para escuchar en el proceso el traqueteo de sonidos
afilados, como si se tratara de una violenta tormenta. Al
voltear la mirada, pudo ver que una fila de flechas
emplumadas se había clavado en la pared donde había
estado apoyado hace un momento.

Hua Cheng no se había movido en ningún momento.


Entonces, ¿quién había disparado esas flechas?

—¡Fue la pintura! —exclamó Xie Lian.

Había muchos cuadros colgados en las paredes de la


armería, pero el que tenían enfrente de ellos se llamaba
“El Arte del Tiro al Arco”, que estaba situado en la hilera
de cuadros que Xie Lian había visto antes, donde un
muchacho apuesto y enérgico alzaba su arco en dirección
a ellos.
1074

La cuerda del arco aún estaba vibrando ligeramente,


pero el joven ya había metido la mano en el carcaj que
llevaba en la espalda para sacar nuevas flechas; tomó
ocho de una sola vez, ¡y una tras otra las lanzó!

Shi Qingxuan, que seguía cargando a Ming Yi en su


espalda, las esquivó de nuevo.

—¡Eso estuvo cerca! —dijo, horrorizado—. ¡Casi


me da!

Xie Lian sacó una flecha emplumada de la espalda


de Ming Yi, quien tenía la cara incluso más larga que lo
habitual.

—No es que casi le diera, sino que realmente le dio


—dijo—. ¡Un muy buen tiro!

—¡Este no es el momento para fascinarse, hay que


salir de aquí! —exclamó Shi Qingxuan.

Justo en ese instante, más flechas volvieron a llegar.


1075

—¡Tenga cuidado! —exclamó Xie Lian, levantando


a los dos hombres y empujándolos a un lado.

Las bestias que custodiaban la puerta se negaron a


abrirla, por lo que lo único que pudieron hacer los tres
fue continuar esquivando flechas entre los estantes de la
armería, una situación arriesgada y peligrosa. Aquel
joven de la pintura tenía una magnífica habilidad con el
arco, y aunque todas las flechas evitaban a la perfección
la trayectoria de Xie Lian, los otros dos estaban
destinados a ser disparados y convertirse en un colador
humano tarde o temprano.

Xie Lian se acercó corriendo al cuadro, y cuando el


joven vio que era él, soltó la flecha que ya estaba
ensartada en su arco. El cuadro estaba firmemente
pegado a la pared, por lo que Xie Lian no pudo arrancarlo
cuando intentó; y no se le ocurrió mejor idea que
morderse el dedo.
1076

Hua Cheng hasta este preciso momento había estado


tranquilo, sentado en la silla en la que originalmente
estaba antes; pero, de repente, su cuerpo se movió
levemente, como si quisiera levantarse.

Xie Lian, al otro lado de la armería, levantó su dedo


ensangrentado y lo untó sobre la pintura, esparciendo su
sangre por todos lados. Debería haber pintado sobre el
joven arquero, pero Xie Lian al verlo como un joven
guapo y encantador con excelentes habilidades de
arquería no pudo soportar la idea de pintar sobre él, sino
que sólo pintó por encima del carcaj de flechas que
llevaba en su espalda.

El joven del cuadro se sobresaltó al ver que sus


flechas se habían convertido en montones de color rojo
sangre, y cuando las tocó con la mano, estas también se
llenaron de sangre; al ver esto, se sobresaltó y comenzó
a caminar de un lado a otro, presa del pánico. No
obstante, en un par de segundos, sus ojos se iluminaron y
1077

comenzó a hacer señas hacia el lado derecho de su


pintura.

«—¿A quién está llamando? No hay nadie más en la


pintura» —pensó Xie Lian para sí mismo.

Para su sorpresa, resultó ser que a quien le estaba


haciendo señas no era a otra persona de su cuadro, sino a
la persona del cuadro de al lado. A la derecha del cuadro
del tiro al arco había una pintura que se llamaba “Pintura
de un Leñador”, en la que un viejo leñador se encontraba
cargando con una cesta y un hacha, trepando entre las
frondosas montañas entintadas. Cuando al leñador le
pareció oír que alguien gritaba desde su izquierda se giró
para poder mirar quien era.

El joven arquero gritó unas cuantas palabras más y,


entonces, el viejo leñador asintió con la cabeza, para
luego trepar por el empinado sendero de la montaña hasta
el extremo izquierdo de la pintura, donde se sentó, sacó
una daga e hizo unos cuantos cortes a la leña que tenía en
1078

la cesta. Rápidamente, las arrojó con gran fuerza a la


pintura de al lado. El manojo de leña cruzó la línea de
demarcación que había en medio de los dos cuadros, y
llegó hasta el cuadro del tiro al arco.

El joven usó los palos de leña en lugar de flechas, ¡y


esta vez, lanzándolas de doce en doce comenzó
nuevamente a atacar!

A su vez, el viejo leñador continuó cortando leña sin


cesar, para que el joven las utilizara como flechas.

—¡Xueyu Tanhua, qué clase de hechizos malignos


son estos! —gritó Shi Qingxuan, frustrado y en agonía.

—Esto es como el refrán que dice: “Si hay una colina


verde, no hay que temer a quedarse sin leña” —dijo Xie
Lian, empujando sus hombros hacia abajo, evitando que
fuera golpeado por una flecha.

Y justo en ese momento, se le ocurrió otra idea. A la


derecha del cuadro del leñador había una imagen que se
llamaba: “Niños festejando Nochevieja”, en la que varios
1079

niños estaban reunidos en círculo, con una mano


tapándose un oído y la otra encendiendo fuegos
artificiales.

Xie Lian se acercó de un salto.

—¡Niños, préstenme fuego, por favor! —pidió.

Pero, ¿cómo podría tomarlo prestado? Estos niños no


parecían tener pinta de querer jugar en el cuadro de otras
personas.

Afortunadamente, en el lado derecho de la imagen de


los niños, también había una que se llamaba “Cacería de
Lobos”, en la que se podía ver a un lobo negro gozando
de una excelente salud, grande y vigoroso. Xie Lian
metió el dedo en el cuadro y, cuando el lobo olió la sangre
de su dedo, sus ojos se iluminaron de repente con una
extraña luz verde. En ese momento, Xie Lian apretó más
su dedo y lo arrastró por el borde del cuadro hasta el
cuadro de los niños que estaba a la izquierda.
1080

El lobo negro siguió el rastro de sangre que había


dibujado sobre el cuadro y conforme avanzaba al cuadro
vecino, fue lamiendo la mancha de sangre. Cuando los
niños de la nada vieron a un gran lobo peludo saltar desde
la derecha se asustaron tanto que huyeron hacia la
izquierda sin soltar el fuego, escapándose hacia la pintura
del leñador.

¡De pronto, en un santiamén, toda la montaña


entintada comenzó a incendiarse y arder!

El arquero fue tomado por sorpresa cuando vio al


leñador y a un grupo de niños correr hacia él, hacia su
cuadro del tiro al arco. Ahora, todos se encontraban
amontonados en una miserable pila en un único cuadro,
un lío terrible.

Xie Lian juntó las manos en namasté delante de ellos.

—¡Lo siento mucho! —exclamó.

Esta serie de sucesos fue tan rápida que nadie tuvo


tiempo para decir algo.
1081

—¡Taizi Dianxia usted es realmente muy hábil! —


exclamó Shi Qingxuan, fascinado—. ¡Hua Chengzhu,
¿acaso seguirá sacando más trucos sucios?!

Hua Cheng, sin embargo, lo único que hizo fue mirar


la mano de Xie Lian, con una expresión lúgubre.

—¿Por qué de repente él… se ve tan sombrío? —


preguntó en un susurro Shi Qingxuan.

—Señor del Viento, por favor, no tome todo esto a la


ligera… —dijo Xie Lian—. Hasta ahora, Hua Chengzhu
no nos ha atacado verdaderamente.

—¿¡Qué!? —gritó Shi Qingxuan.

En ese momento, los tres escucharon un estruendo.

—¿De dónde viene ese sonido como de agua? —


preguntó Ming Yi.

—De ahí… —señaló Xie Lian a lo lejos.

En una de las paredes, estaba colgado un cuadro que


se llamaba “Cascada Precipitada”, donde ‘su torrente
1082

descendía con ferocidad a mil metros de altura’,


salpicando todo dentro del cuadro; y ahora, fuera de
este… ¡Una enorme corriente de agua se estaba
precipitando hacia los tres hombres!

Hua Cheng caminó hacia el cuadro de la cascada con


las manos entrelazadas detrás de la espalda, junto a ella
estaba otro cuadro que se llamaba “Bote Anclado”, que
mostraba a un pequeño bote detenido en un tranquilo río.
Sin que tuviera que realizar ningún tipo de orden, el bote
se dirigió hacia la cascada y, luego, se precipitó fuera del
cuadro junto con la corriente.

Los tres ya habían sido arrastrados por las enormes


olas y también dados vuelta un par de veces. Aunque el
hermano de Shi Qingxuan era el Dios que controlaba el
agua, su propia habilidad para nadar era casi inexistente
y Ming Yi no estaba en mucho mejor condición que él.
Xie Lian hizo todo lo posible para ayudarlos, luchando
contra la corriente solo, cuando de repente sintió que
alguien lo sostenía de uno de sus hombros.
1083

Al levantar la mirada, vio a Hua Cheng inclinándose


sobre un pequeño bote, tendiéndole la mano.

—Gēge —dijo, y luego suspiró.

Xie Lian respiró profundamente.

—San Lang —dijo, sosteniendo con una mano a sus


dos colegas que estaban escupiendo agua frenéticamente
y con la otra la mano que Hua Cheng le estaba
tendiendo—. San Lang, si dije algo antes que te ofendió,
realmente lo siento, esa no era mi intención.

Los Reyes Fantasmas eran todos muy soberbios, y


Xie Lian pensó que capaz haber dicho que “suplicaría”
por él, debió haber sido malinterpretado.

—Gēge, no tienes que disculparte por nada —dijo


Hua Cheng—. Mejor sube primero, por favor.

Xie Lian apoyó un poco su cuerpo en el bote, pero no


subió a él por completo.
1084

—¿Podemos ya parar con este asunto? —preguntó.

Hua Cheng, que aún lo estaba tomando de la mano,


tiró de él con firmeza, intentando subirlo por completo al
bote.

—Dianxia, hay algunas cosas en las que por su bien


será mejor que no se involucre demasiado —dijo, con
calma.

—En este momento, no es bueno que tengas una


disputa con el Reino Celestial —advirtió Xie Lian.

—No soy yo quien está buscando una disputa. Gēge,


¿sabes quién es esa persona que está en la espalda del
Señor del Viento? —preguntó Hua Cheng.

—¿No es el Señor de la Tierra? —preguntó Xie Lian.

—No —respondió Hua Cheng y luego explicó—:


Ese no es más que uno de mis incompetentes
subordinados, uno que fue reclutado por el Oficial de la
Luna Menguante.
1085

—¡¿Eh?! —exclamó Shi Qingxuan, quien aún estaba


en el agua, luchando contra la corriente—. ¡Está claro
que este es mi Señor de la Tierra, el que pertenece a
nuestra Corte Celestial; el Señor de la Tierra Yi! ¡Hua
Chengzhu, ¿por qué miente sobre ello?!

—Si no me crees, pregúntale tú mismo —respondió


Hua Cheng.

Shi Qingxuan volvió la cabeza para enfrentarlo.

—Ming Xiong, ¿qué es lo que está pasando aquí? —


preguntó.

Sin saber si estaba fingiendo o realmente se estaba


ahogando en el agua, Ming Yi simplemente cerró los ojos
y no se molestó siquiera en responder, dejando a Shi
Qingxuan completamente desconcertado; mientras que la
mente de Xie Lian se encontraba tratando de unir cabos.

¡Conque así eran las cosas!

Hua Cheng bufó, en son de burla.


1086

—La Corte Celestial es tan honorable que, aunque no


haya hecho nada contra ellos, siguen tratando de
infiltrarse en mi territorio —dijo—. Siempre creí que
había algo raro con él, pero nunca hubiera adivinado que
este era el enigmático Señor de la Tierra.

Shi Qingxuan se sobresaltó.

—Ming Xiong, tú, tú, tú… —dijo tuteando por la


conmoción—, ahora no me extraña que hayas sido
siempre tan reservado. ¡Así que has estado trabajando de
encubierto en Ciudad Fantasma! ¿Cómo es que te
descubrieron?

Repentinamente, las venas en la frente de Ming Yi se


marcaron y abrió los ojos de golpe.

—¡Cállate! —gritó enojado—. ¡Es todo culpa tuya!

—Cuando estuvimos en el Paso de Ban Yue, los


cuatro nos topamos por casualidad… —susurró Xie Lian,
ayudándole a recordar a Shi Qingxuan
1087

—Oye jaja, realmente es mi culpa, jaja —dijo Shi


Qingxuan, entre carcajadas—. Jajaja, lo siento.

Aunque el Señor de la Tierra en aquel entonces había


adoptado una forma femenina, estaba más que claro que
Hua Cheng había descubierto su disfraz en un sólo
vistazo. Además, él había dejado el Santuario Puqi tan
pronto como terminó el incidente de Ban Yue, seguro
para ajustar cuentas con Ming Yi. Y lo más probable era
que mientras era perseguido por Hua Cheng, Ming Yi
lanzó el Dragón de Fuego como su último recurso para
solicitar ayuda. Después, Jun Wu se reunió con Xie Lian
y le pidió que fuera en el rescate de quien fuera que lo
hubiera invocado.

Si bien, era habitual que uno tuviera que hacer


trabajos de infiltrado, siempre que uno era descubierto
tenía que hacerse cargo del escándalo.

Xie Lian casi se desmaya al comprender toda la


situación.
1088

«—¡Emperador, ¿por qué no me dijo nada sobre


esto?!» —pensó.

Todo esto sólo confirmaba que no había nada de


malo en la actitud que había tomado Hua Cheng frente a
un Oficial Celestial encubierto. Xie Lian sintió que esta
situación se había vuelto muy vergonzosa. La precipitada
cascada había provocado que el nivel del agua cubriera
ya las tres cuartas partes de la armería.

—Gēge, subamos primero… —dijo Hua Cheng.

De repente, Hua Cheng frunció el ceño y, entonces,


Xie Lian oyó un fuerte ruido que ocasionó que el nivel
del agua bajara de manera tan rápida que, sin pretenderlo,
soltó la mano de Hua Cheng. Intentando comprender la
razón del desnivel, Xie Lian se sumergió en el agua y
abrió los ojos, sólo para encontrar que en una esquina de
la armería había un gran agujero.
1089

¡Alguien desde afuera había hecho un gran agujero a


un costado de la armería, lo que había ocasionado que el
agua se drenara!

Entonces, Xie Lian, Shi Qingxuan, y Ming Yi fueron


arrastrados y golpeados por la abrumadora nueva
corriente que iba hacia el exterior de la armería; para
imaginarlo, fue prácticamente como si hubiesen sido
expulsados a la orilla tres peces muertos.

La persona de afuera obviamente no esperaba que


aparecieran de esta manera, por lo que, al verlos llegar se
quedó sin palabras.

Shi Qingxuan, por su parte, escupió un bocado de


agua e hizo un gesto con el pulgar hacia arriba.

—¡Qianqiu, ha llegado justo a tiempo! —exclamó.

Efectivamente, la persona que había venido no era


otra que Lang Qianqiu, quien al escucharlo sacó su
Talismán de Brújula Eco.
1090

—Vi que en el talismán había mucho movimiento


abrupto e inusual de su lado, así que me acerqué para
echar un vistazo —explicó— ¿Por qué están…? ¿Cómo
es que terminaron así?

Las bestias de las dos puertas de la armería rugieron


al unísono, abriéndose de golpe, de par en par. De ellas,
Hua Cheng salió caminando con las manos entrelazadas
en la espalda, echando un vistazo al desorden que había
por todo el suelo.

Todo tipo de armas excepcionales y pergaminos con


hechizos famosos yacían todos revueltos en el agua.
También había una serie de llamas grandes y pequeñas
hacia uno de los costados, que fueron arrojadas por los
asustados niños del cuadro de Nochevieja.

Hua Cheng entrecerró los ojos.

—Ustedes, los que pertenecen a la Corte Celestial,


son muy buenos causando estragos en casas ajenas —
comentó.
1091

Al oír esto, Xie Lian, que justo acababa de ponerse


de pie, no pudo evitar sentirse culpable. De hecho, fue él
el mayor responsable de toda esta destrucción, pero
estaba claro que Hua Cheng no lo culpaba a él de nada.
Al darse cuenta de eso, se sintió aún más culpable.

Lang Qianqiu no comprendía nada lo que estaba


sucediendo, sólo pareció entender que habían encontrado
a la persona que buscaban.

—Es lo que consigue luego de mantener cautivo a un


Oficial Celestial —dijo Lang Qianqiu.

Los tres peces muertos guardaron silencio durante un


rato.

¡En esto sí que tenía razón!

Justo en ese momento, Lang Qianqiu vio algo en el


suelo y su expresión cambió. Xie Lian también lo había
visto, era la espada Fang Xin.
1092

Lang Qianqiu se acercó para intentar recogerla, sin


pensarlo.

—Déjala —dijo Hua Cheng con frialdad.

Lang Qianqiu hizo una pausa por un momento.

—¿Por qué debería? —preguntó después.

—Esa espada no te pertenece —respondió Hua


Cheng.

—Siguiendo esa lógica, esta espada tampoco le


pertenece —replicó Lang Qianqiu.

Xie Lian gritó en su interior, esto no iba a terminar


bien.

La sonrisa de Hua Cheng se ensanchó, revelando


algo muy peligroso debajo de ella.

—Como no le pertenece a nadie —dijo—, veamos


quien la consigue primero.

Lang Qianqiu desenvainó su espada que llevaba en


su cintura.
1093

—¡Estoy de acuerdo! —exclamó.

Xie Lian empezó a sudar frío.

—¡No pelee contra él! —gritó.

Pero ya era demasiado tarde, la espada ya había sido


blandida. Hua Cheng, en respuesta, también ya había
sacado su cimitarra y la estaba sosteniendo con una
mano, dibujando un destello plateado en el aire en forma
de ocho; luego, calmadamente, levantó la cimitarra, listo
para recibir el ataque de frente y contraatacar.

—¡No lo ataque de frente! —gritó Xie Lian—.


¡Morirá!

Pero en esa fracción de segundo, ¿cómo podría un


simple grito detener a la flecha que ya había sido
disparada de la cuerda arco?

Xie Lian se armó de valor y, a gran velocidad, se


abalanzó hacia adelante, rodando en el piso para agarrar
a Fang Xin. Luego, la levantó e insertó la delgada hoja
1094

de la espada entre las dos armas que estaban por


encontrarse; sólo para después, con extrema suavidad,
realizar una ligera elevación.

¡Este movimiento parecía fácil, pero los rostros de las


dos personas que estaban peleando palidecieron
drásticamente al instante!

Al siguiente momento de que las armas hicieran


contacto, una luz blanca cegadora estalló, deslumbrando
a todos. Aprovechando la ceguera temporal, Xie Lian
continuó sosteniendo la espada con la mano derecha y,
con la izquierda, arrastró a Lang Qianqiu hacia atrás.

—¡Señor del Viento, háganos volar hacia arriba! —


gritó.

Shi Qingxuan aún no podía abrir sus ojos, pero aun


así reaccionó con rapidez y sostuvo fuertemente a Ming
Yi.

—¡Sí, claro! —respondió. levantando su abanico con


ferocidad, generando un tornado desde el suelo.
1095

¡En un instante los cuatro se dispararon directamente


hacia el cielo!

Finalmente habían podido escapar. Cuando Shi


Qingxuan recuperó la vista, ya se encontraban volando
en el aire. Desde arriba, pudo ver fuegos arder a la
distancia y, temiendo que Hua Cheng los volviera a
alcanzar, le dio un revés a su abanico y empezó a
abanicar. El fuerte viento, de inmediato, hizo que el
fuego se avivará descomunalmente y saltara hacia otros
edificios aledaños; gran parte de Mansión Paraíso
comenzó a arder en un brillante color rojo.

¡Esto sí que era "avivar las brasas"!

Xie Lian logró por fin agarrar a Shi Qingxuan, quien


continuaba agitando su abanico con desesperación.

—¡Señor del Viento, deténgase! —gritó—. ¡Va a


lograr que todo el lugar se queme!

Shi Qingxuan, ya en su agarre, detuvo su viento de


inmediato.
1096

—¡De acuerdo, de acuerdo, no más abanico! —


gritó— ¡Taizi Dianxia, su agarre es demasiado fuerte!…
No, espere… ¡¿Qué le ha pasado a su brazo?!

Shi Qingxuan había sentido que su mano se


empapaba con algo, y al dar un vistazo para saber qué es
lo que era, palideció y se puso frenético. ¡Todo el brazo
derecho de Xie Lian estaba cubierto de sangre!

Xie Lian ni siquiera se miró el brazo.

—Todo está bien —dijo, intentando tranquilizarlo—


. Pronto se detendrá y estará bien.

El rostro de Shi Qingxuan se frunció.

—¡¿Cómo puede decir que todo estará bien?! ¡Tiene


todo el brazo ensangrentado! —exclamó, y luego
recordando todo lo que acababa de acontecer, continuó
aún con miedo irradiando en su voz—: ¡Usted ha sido
muy audaz en atreverse a detener la espada de Hua Cheng
con un sólo brazo!
1097

Shi Qingxuan era consciente de que Xie Lian tenía el


título de Dios Marcial Coronado en Flores, el que
sostenía con una mano la espada y con la otra una flor.
Pero, la verdad es que hasta hace unos momentos, sólo
recordaba que sostenía la flor, había olvidado que la
ascensión a los cielos de Xie Lian fue por su gran
habilidad con la espada.

Sin embargo, Xie Lian sólo bajó la mirada. En medio


de las llamas rojas, una figura de color carmesí aún
seguía completamente quieta, sin que las llamas lo
alcanzaran. Estaban volando demasiado alto para poder
divisarlo con claridad, pero tuvo la sensación de que Hua
Cheng estaba allí, mirándolo.

No obstante, Hua Cheng no hizo ningún esfuerzo en


alcanzarlos ni en apagar las llamas, sino que simplemente
se limitó a quedarse allí, quieto, viendo cómo se
marchaban.
1098

Hubo un estallido de gritos y caos por toda Ciudad


Fantasma, desde las calles aledañas y a las afueras de
Mansión Paraíso, los fantasmas comenzaron a intentar
detener el incendio.

A Xie Lian se le hizo un nudo en la garganta, y


comenzó a serle difícil respirar, angustiado.

—¿Cómo es que hemos llegado a esto? —susurró


con dificultad, su voz ronca,

Aunque hasta hace un momento habían estado


peleando, Xie Lian siempre sintió que Hua Cheng no
tuvo ninguna intención de complicarles las cosas en
serio; sino que realmente quería que se fueran. Esto hizo
que todo lo sucedido fuera incluso más difícil de aceptar.

—¿De verdad, he quemado Mansión Paraíso? —


susurró.

Shi Qingxuan al ver su expresión, se apresuró a decir


algo.
1099

—¡No importa cómo lo vea, usted no la ha quemado,


esto lo he provocado yo mismo! —exclamó.

Xie Lian, sin embargo, negó con la cabeza.

—Los niños de ese cuadro se asustaron por mi culpa


y arrojaron el fuego hacia afuera —susurró—. Además,
yo también le ordené que usara su viento.

Nunca se imaginó que el fuego se propagaría con


tanta rapidez y violencia. Y aunque Hua Cheng le había
dicho que no consideraba este lugar como "su hogar", no
pudo evitar recordar que no hace mucho él se había
apoyado en las puertas de esa armería, y con ese aire
serio, travieso y juguetón, había tenido toda la intención
de regalarle aquella armería, la que ahora había quedado
atrapada en un mar de fuego.

Si bien era cierto que muchas armas espirituales


estaban hechas de oro real y soportaban el poder del
fuego, también había armas que no toleraban siquiera
estar cerca del fuego; por lo que no pudo evitar sentirse
1100

más afligido al pensar que lo más seguro es que aquellas


habían sido reducidas a simples cenizas.

Shi Qingxuan se sintió avergonzado.

—¡Taizi Dianxia! ¡¿Cómo puede ser todo esto sólo


su culpa?! —exclamó—. Si Xueyu Tanhua lo busca para
ajustar cuentas con usted, puede echarme toda la culpa.
Usted no se preocupe, pagaré la cantidad que demande,
sea la que sea, tengo mucho dinero.

¡Pero él decía esto sabiendo bien que esta no era una


simple situación problemática que se resolviera con
pagar o no pagar!

A medida que se fueron alejando cada vez más, al


final, Xie Lian dejó escapar un largo suspiro.

—Olvídelo… —susurró.
1101

Capítulo 14

◇En el Palacio del Emperador; Un


príncipe se encuentra con otro◇

Después de abandonar Ciudad Fantasma, Xie Lian


durmió durante tres días seguidos en la Corte Celestial.

Aunque no le gustaba el esplendoroso Palacio de


XianLe, como su herida en el brazo era realmente grave,
Jun Wu le ordenó que no abandonara los cielos hasta que
se recuperara por completo, debido a que como este lugar
estaba lleno de energía espiritual su recuperación sería
más pronta. Por ese motivo no había vuelto al Santuario
Puqi en los últimos días, y tuvo que conformarse con
quedarse en el Palacio de XianLe.
1102

Nunca se imaginó que la primera vez que entraría en


este palacio sería para poder recuperarse de sus heridas,
lo que realmente no era una buena señal. Si alguien lo
oyera decir que recuperarse en un Palacio Dorado era
"conformarse" y que estuvo quejándose al respecto, sería
algo tan pero tan desfavorable que probablemente le
romperían el otro brazo.

Después de dormir lo suficiente, Xie Lian se levantó


lentamente y fue a asistir a la reunión en el Palacio del
Emperador con el brazo derecho aun colgando.

A medida que avanzaba por la Avenida Marcial, era


evidente que las miradas sobre su persona se habían
vuelto más complicadas y extrañas.

Lo que Xie Lian no sabía era que esto se debía a que


el juego de adivinanzas de cinco preguntas entre él y Hua
Cheng en la Guarida del Apostador había sido visto de
principio a fin por toda la Corte Celestial, inclusive con
imagen y audio de su conversación y bromas de Hua
1103

Cheng, todos los detalles se encontraban bien detallados


y documentados. Ahora, el cincuenta por ciento del
Reino Celestial estaba inmerso en un frenesí de
especulaciones acerca de lo que estaba ocurriendo entre
él y Hua Cheng. Hasta ahora, había nueve versiones
distintas de lo que estaba ocurriendo entre ambos.

En cambio, el otro cincuenta por ciento del Reino


Celestial mantenía una actitud indiferente. Todo esto
porque estaban convencidos de que Xie Lian había
causado el incendio de Mansión Paraíso, incluso cuando
Shi Qingxuan seguía insistiéndoles ruidosamente a todos
que fue él quien lo provocó, haciéndose responsable de
todo lo sucedido. Pero la realidad es que nadie le creía,
¿cómo podría ser culpa del Gran Señor del Viento? Esa
no era su forma habitual de actuar, y si él no era el
culpable, obviamente debía ser culpa de Xie Lian.

En los últimos días, solitarios fantasmas de distintas


regiones habían hecho escándalos, clamando
explicaciones de por qué los Oficiales Celestiales habían
1104

quemado tierras ajenas sin motivo alguno. Si incluso


pequeños fantasmas que no poseían mucho poder se
estaban enojando de esta manera, ¿no sería extraño que
el temperamento del Rey Fantasma no estuviera en este
momento mucho peor? Después de todo, si uno seguía
con una lógica similar, nunca nadie supo verdaderamente
por qué Hua Cheng quemó los Templos de esos treinta y
tres dioses aquella vez. En pocas palabras, en este tipo de
momento era importante trazar una línea divisoria clara,
para evitar quedar atrapados en el conflicto cuando Hua
Cheng decidiera tomar represalias.

Y, aun así, lo que era realmente extraño, era que Jun


Wu no sólo no tenía intención de castigar a Xie Lian,
¡sino que Hua Cheng tampoco mostraba señal alguna de
buscar un culpable!

Xie Lian no pudo descifrar el significado de todas


esas miradas tan complicadas que le llegaban; es más, por
un momento pensó que se había olvidado de ponerse
alguna prenda importante, pero después de comprobar
1105

que todo estaba correcto y que no le faltaba nada, se sintió


aún más confundido.

Cuando entró en el Palacio Marcial Divino, se


encontró de nuevo con Lang Qianqiu, al verlo Xie Lian
lo saludó con una cálida sonrisa, pero Lang Qianqiu no
respondió de igual forma, sólo le lanzó una mirada, y
entró sin esperarlo al Gran Salón.

Xie Lian se quedó atónito frente a esa actitud.

—¡Taizi Dianxia! —llamó Shi Qingxuan desde


detrás de él, apresurándose en acercarse—. ¿Ya está
curada por completo su mano? ¿Ese de hace un momento
era Qianqiu? ¿Por qué le ha mirado de esa forma?

Xie Lian pensó por un momento antes de responder.


1106

—Tal vez está demasiado cansado por todo lo


ocurrido en estos días —dijo.

—Es posible —dijo Shi Qingxuan, asintiendo y


estando de acuerdo—. Ha tenido una actitud extraña
desde que hemos regresado. Sin embargo, esta actitud de
recién ya ha sido demasiado descortés, hablaré con él
más tarde cuando lo alcance. ¡Por ahora, entremos!

A Xie Lian siempre lo acompañaba la sensación de


tener un mal presentimiento. Sin embargo, si lo pensaba
bien, eso era una bendición más no una maldición,
aunque bueno, sí que era una maldición, porque era algo
que no podía evitar… Respirando profundamente, dejó
de darle vueltas al asunto, trató de calmarse y entró por
completo al palacio.

Sólo después de que Jun Wu llegó, comenzó la


reunión. Las primeras cosas de las que hablaron fueron
cosas triviales y aburridas para opinión de Xie Lian,
como quién debería ser tomado como culpable por
1107

generar una disputa por algún territorio. Xie Lian tuvo la


sensación de que Jun Wu se encontraba igual de frustrado
que él, pero mantuvo su expresión solemne. Por un
momento le pareció divertido verlo con esa paciencia de
único mediador, pero también le pareció que era un
trabajo difícil y agotador. Después de escuchar por horas
a otros hablar, no pudo evitar vagar en sus pensamientos.

Luego de que regresaron de Ciudad Fantasma, Jun


Wu envió en secreto a Ming Yi a que curaran sus heridas
y le ordenó a Xie Lian quedarse con él a solas en el
Palacio Marcial Divino.

—¿Recuerda que le dije antes de que se fuera a esta


misión? —preguntó Jun Wu en la cima de los escalones
de jade.

Xie Lian, al pie de aquellos escalones, hizo una


inclinación profunda.

—Tenga cuidado con Xueyu Tanhua —respondió—


. Tenga especial cuidado de su cimitarra.
1108

—¿Cuál fue la respuesta que me dio en ese


momento? —volvió a preguntar Jun Wu.

—Seré cuidadoso —respondió Xie Lian.

—¿Y qué más? —insistió Jun Wu.

Xie Lian respiró hondo.

—Él no me hará daño —susurró.

—Entonces, ¿por qué tiene esa herida? —cuestionó


nuevamente Jun Wu.

Xie Lian miró su mano derecha envuelta en un gran


manojo de vendas.

—Ha sido culpa mía —respondió en voz baja.

Al ver lo descontento que estaba, Jun Wu no presionó


más sobre el tema.

—La Cimitarra E-Ming, es un arna maldita y las


heridas que causa son muy difíciles de curar —dijo—.
Incluso si el mismo dueño de ella curara personalmente
sus heridas, es posible que aun así tenga un largo período
1109

de dolor. Debido a ello, no podrá usar su brazo por un


largo tiempo. Tomará un descanso durante setenta y
nueve días, no se preocupe por nada durante ese tiempo,
Ling Wen lo resolverá todo por usted.

Sólo entonces Xie Lian levantó la cabeza.

—Muchas gracias, Emperador, pero tengo una cosa


más que me gustaría preguntar —dijo.

—¿Quiere preguntar por qué envié al Señor de la


Tierra de encubierto a Ciudad Fantasma? —preguntó Jun
Wu mirándolo fijamente.

—Así es —respondió Xie Lian y luego preguntó—:


De hecho, ¿por qué tomarse la molestia?

—Usted debería preguntarle a su amiguito por qué se


tomó la molestia el primero —respondió Jun Wu.

Los ojos de Xie Lian se abrieron ligeramente.

—¿Podría ser que…? —dijo.


1110

—Así es —afirmó Jun Wu—. Fue primero él quien


colocó un espía encubierto en la Corte Celestial Superior.

Xie Lian estaba completamente sorprendido.

—Él sabe todo lo que se debe saber y hasta lo que no


se debe saber —continuó Jun Wu—. Qué puede hacer y
qué no puede hacer, dónde está nuestra frontera inferior,
nuestra frontera superior, por donde entrar y por donde
no. Una gran cantidad de información precisa. Era
imposible que la Corte Celestial no tuviera un espía suyo
siendo sus ojos y oídos. Creo que también usted es
consciente de ello hasta cierto punto.

—Si —susurró Xie Lian.

Desde la primera vez que lo conoció, sintió que ese


joven era un verdadero sabelotodo. No es que no tuviera
dudas, pero no creía que fuera un problema porque lo
consideraba inofensivo.

—Ming Yi llevaba años ocultando su identidad en


Ciudad Fantasma, pero aun así cuando dio el primer paso
1111

en falso, todo se convirtió en una pérdida de tiempo —


dijo Jun Wu—. Aunque lo hayas rescatado y puesto a
salvo, ahora será mucho más difícil encontrar quien es el
espía que ha colocado aquí. No conocemos su propósito
ni sus movimientos, pero él sabe todo sobre los cielos, lo
cual es muy desventajoso.

—De hecho, San Lang… —dijo sin pensar Xie Lian,


al terminar de escucharlo; pero cuando vio la forma en la
que Jun Wu lo observó, cambió inmediatamente sus
palabras y continuó—: De hecho, con su poder, si
quisiera realmente causar problemas y caos, el mundo ya
habría sido puesto de cabeza por él hace mucho tiempo.
Como no lo ha hecho en el pasado, estoy seguro de que
tampoco intentará repentinamente dominar los Tres
Reinos en el futuro.

Sin dejar de observarlo fijamente, Jun Wu volvió a


hablar.
1112

—XianLe, ¿usted le guarda verdadero cariño a Hua


Cheng? —preguntó.

Xie Lian se aclaró la garganta.

—A veces no todo se trata sobre buenos sentimientos


o no… —respondió.

—Tiene sus propias opiniones, y no voy a decirle


nada al respecto —dijo Jun Wu—. Pero aun así debe
tener cuidado con él y no revelarle todo. Tiene que
entender: todos aquellos que han alcanzado la perfección
y se han convertido en algo "Supremo" han atravesado
por un dolor que para la gente común es inimaginable.
Está en la propia elección de uno elevarse hacia los
cielos, o condenarse hacia el infierno. Los dos Reyes
Fantasmas, son dos devastaciones nacidas del Monte
Tonglu… Hua Cheng y Aguas Negras, son mucho más
aterradores de lo que usted se imagina. No podemos
correr ningún riesgo.
1113

Los pensamientos de Xie Lian revolotearon sólo


alrededor de Ciudad Fantasma, queriendo recordar y
poder echar un vistazo a todo lo sucedido, pero no
atreviéndose a hacerlo.

—¿XianLe? —llamó Jun Wu, justo cuando viraba su


mirada hacia un lugar lejano.

Sólo entonces Xie Lian fue capaz de volver a la


realidad y prestar atención a la conversación.

—Sí —respondió.

—Todos tienen muchas preguntas sobre la espada


que Hua Cheng obtuvo en la Casa de Apuestas de Ciudad
Fantasma —dijo Jun Wu—. En su opinión, ¿era
realmente la Espada de Jade Negro, Fang Xin?
1114

Xie Lian tomó aire profundamente, la verdad que lo


que menos esperaba era que se debatiera sobre este
asunto.

—Por supuesto que no lo era —intervino Shi


Qingxuan—. La espada sólo tenía un hechizo engañoso
de camuflaje y, aunque parecía tener una fuerte aura
maligna, Taizi Dianxia fue capaz de ver a través de ella.
En ese momento, Qianqiu y yo estuvimos presentes y lo
vimos con nuestros propios ojos, ¿no fue así?

Pero nadie lo respaldó.

Shi Qingxuan notó vagamente que la atmósfera se


había vuelto tensa y extraña.

—¿Por qué están tan preocupados por esa espada? —


preguntó.

—De hecho, es un asunto preocupante —afirmó Ling


Wen—. Debido a que es la única arma maligna que se
puede comparar con La Cimitarra E-Ming.
1115

—¿Cómo? ¿Es tan poderosa? —preguntó


sorprendido Shi Qingxuan—. ¿Cómo es posible?

—Se puede saber con sólo mirar quiénes fueron sus


dueños —explicó Ling Wen—. La leyenda cuenta, que
una vez esta espada perteneció a la Calamidad Vestida de
Blanco, el Rey Fantasma que trajo desastre al mundo.

El salón se llenó de murmullos y comentarios.

—¿La espada de Bai Wuxiang? —preguntaron


algunos.

—Así es —afirmó Ling Wen—. Pero es sólo una


leyenda. Hay otra leyenda que cuenta que la Espada de
Jade Negro, Fang Xin, fue la espada del Guoshi Principal
Fang Xin, uno de los dos cultivadores demoniacos que
trajeron desastre al país.

—He oído hablar de este Guoshi Fang Xin —dijo Shi


Qingxuan—. Fue el Guoshi Principal del Reino de
Yong’An, ¿verdad? Pero la verdad es que no conozco los
detalles de lo que hizo exactamente.
1116

—Señor del Viento, será mejor que deje para después


eso e investigue por su cuenta —susurró Xie Lian.

—¿Por qué? —replicó Shi Qingxuan, desconcertado.

Responder preguntas y resolver enigmas era uno de


los deberes de Ling Wen, y en el salón había bastantes
Oficiales Celestiales que estaban aún más confundidos
que él.

Xie Lian le dirigió una mirada a Lang Qianqiu, y Shi


Qingxuan aparentemente pareció entender el porqué de
sus palabras.

No quedándole otra opción que explicar la situación


a todo el salón, Ling Wen suspiró.

—El Guoshi Fang Xin sólo fue el maestro de una


única persona —dijo—. Taizi Dianxia del Reino
Yong’An, Lang Qianqiu.

Innumerables miradas se centraron en Lang Qianqiu.


Los que estaban cerca de él se quedaron en silencio,
1117

mientras que los que estaban lejos de él murmuraron


entre ellos. Shi Qingxuan por fin pudo comprender algo
de inmediato.

No era de extrañar entonces que Lang Qianqiu se


pusiera tan raro cuando escuchó que la espada “Fang
Xin” estaba en la Guarida del Apostador. ¡Resultó ser
que ese era el nombre de la espada de su maestro!

—Todos, mejor pongámosle fin a este tema —dijo


Xie Lian.

Inmediatamente, algunos de los oficiales se


mostraron comprensivos e hicieron silencio. Ya que el
Guoshi Fang Xin era conocido como uno de los grandes
cultivadores demoníacos, no debía ser un tema agradable
de tratar para Lang Qianqiu.

—Ling Wen ZhenJun, está bien, puede continuar —


dijo Lang Qianqiu con frialdad.

Ling Wen ojeó el libro que tenía en la mano, un libro


que parecía contenerlo todo.
1118

—Hace mucho más de un siglo, existió en Yong’An


un joven príncipe de doce años. Este Príncipe siempre fue
de buen corazón, y un día se fue de viaje para rezar en
busca de bendiciones para su pueblo —relató—. Pero
cuando estaba viajando por la noche, fue atacado por un
demonio al pasar cerca de la montaña Tai Cang.

Innumerables Dioses Literarios que se encontraban


en la sala reprendieron en secreto a Ling Wen por su
desvergüenza al contar una historia con halagos sutiles;
sin embargo, no dijeron nada ante el rostro serio de Ling
Wen.

—Justo en ese momento, un hombre apareció


utilizando una rama con flores como espada para detener
al demonio y salvar la vida de Taizi Dianxia —continuó
Ling Wen.

Varios de los Dioses presentes seguían observando a


Lang Qianqiu, uno de los protagonistas de la historia,
pero éste se mostró inusualmente inexpresivo.
1119

—Por ello, aquel hombre fue nombrado a ser el


Guoshi Principal, con el nombre de 'Fang Xin', y desde
entonces se especializó en enseñar únicamente a Taizi
Dianxia —continuó Ling Wen—. Se decía que era un
hombre excéntrico, arrogante e indiferente, que siempre
llevaba una máscara plateada, y del cual nadie nunca
supo cómo era su rostro ni cuál era su origen. Pero como
había salvado la vida del Príncipe, y además era muy
fuerte, tanto que era capaz de llamar a los vientos y a la
lluvia, estuvo en el reino durante cinco años, en los cuales
fue muy apreciado; sobre todo por el Príncipe, quien lo
amaba y respetaba. Cuando Taizi Dianxia cumplió
diecisiete años, se celebró un Banquete Dorado en el
Palacio de Yong’An. Este tipo de banquete era popular
entre los nobles de XianLe, en el que las vasijas de vino,
utensilios de comida e incluso los instrumentos musicales
utilizados, estaban hechos por completo del oro más fino.
De esta manera, los nobles solían competir entre sí de
1120

forma esplendorosa. Este tipo de costumbre fue adoptada


y continuada por la familia real de Yong’An.

Ling Wen hizo una pausa por un momento al llegar a


este punto del relato.

—Esa misma noche, el Guoshi Fang Xin, armado


con la espada Fang Xin, mató a todos los príncipes y
nobles que estaban presentes. ¡Convirtiendo el banquete
en un verdadero baño de sangre! —anunció Ling Wen.

Entre el sonido de jadeos y respiraciones


entrecortadas sorprendidas, Xie Lian bajó la mirada y se
quedó en silencio.

—Sólo Taizi Dianxia que había llegado tarde al


banquete pudo escapar de la masacre, pero aun así llegó
justo en el momento para presenciar cómo el Guoshi
Fang Xin cortaba todos los cadáveres en pedazos para
luego marcharse —dijo Ling Wen.

El salón quedó en total silencio.


1121

—Se dice que la Espada de Jade Negro, Fang Xin, no


mata… pero cuando sí lo hace, genera una gran masacre
—explicó Ling Wen—. Esta espada está empapada con
la sangre del Rey y de muchos nobles, eso la hace digna
de ser una de las armas más malvadas. Xueyu Tanhua
actualmente tiene en su poder a la Cimitarra E-Ming, lo
cual ya de por sí hace que sea difícil poder tratar con él,
y si además llega a tener en su poder esta espada malvada,
Fang Xin…

Shi Qingxuan, aún estaba en estado de shock.

—¿Cómo es, cómo es que…? —preguntó—. ¿Por


qué?

—¿De qué preguntas el por qué? —dice Ling Wen.

—Para matar a alguien, debe haber una razón —


respondió Shi Qingxuan—. ¿Por qué de repente mataría
a todos? Dijo que hizo un buen trabajo como Guoshi
Principal… Entonces, ¿era un traidor que había estado
planeando una rebelión? ¿O era un espía del enemigo?
1122

—No lo sé —respondió Ling Wen.

—¿No lo sabe? —cuestionó Shi Qingxuan.

—No —dijo Ling Wen—. Nadie sabe el porqué de


que el Guoshi Fang Xin asesinara a todos, tampoco cuál
era su verdadero nombre, ni cuál era su identidad o cuál
era su verdadero propósito. Nadie lo sabe. Este es el
mayor misterio sin resolver de la historia del Reino de
Yong’An; al cual se le conoce como: el Banquete Dorado
Sangriento.

A el Guoshi Principal Fang Xin se lo catalogó como


un misterioso asesino del que nadie tenía ni la más
mínima idea de cuáles fueron sus verdaderas intenciones.
Si su único discípulo no hubiera sobrevivido, el cual
estaba aquí, ahora, presente; todos hasta habrían dudado
de si alguna vez siquiera existió.

Cuanto más pensaba Shi Qingxuan en ello, más


horrorizado se sentía.
1123

—Es… ¿es en serio, que no se sabe nada? —


preguntó—. ¿Nadie nunca le quitó la máscara y vio su
rostro en secreto?

—Eso se lo deberíamos preguntar a Taizi Dianxia —


respondió Ling Wen.

Todos los presentes volvieron a mirar nuevamente a


Lang Qianqiu.

—Esta historia no termina aquí —continuó Ling


Wen—. Después de que el Guoshi Principal, Fang Xin,
convirtiera en un baño de sangre el Banquete Dorado,
Taizi Dianxia lo buscó por todo el país sin descanso.
Eventualmente lo capturó vivo y, luego, lo clavó a un
ataúd con cuarenta y nueve clavos de madera; después
ordenó que el ataúd no fuera abierto por toda la eternidad.
Si es que hay alguien en el mundo que haya podido ver
cuál era el rostro del Guoshi Fang Xin, me temo que sólo
ha podido ser Tai Hua Dianxia.
1124

Lang Qianqiu, sin embargo, negó lentamente con la


cabeza.

—No. Su máscara plateada era una criatura


demoníaca que solo reconocía a su amo —dijo—. Si no
era su amo quien retiraba la máscara, no permitía que los
demás pudieran retirarla. Incluso cuando murió, nunca
pude ver su rostro.

—¿Nunca ha tratado de invocar su alma? —preguntó


un Oficial Celestial—. Invocar su alma y torturarlo.

—Lo intenté, pero nunca conseguí invocar su alma


—respondió Lang Qianqiu.

Los Dioses presentes sintieron ira y un poco


decepción.

—Es una lástima, me temo que seguirá siendo un


misterio sin resolver para siempre —dijo uno de ellos.

—No necesariamente —dijo Lan Qianqiu de repente,


en tono burlón.
1125

¡Realmente lo dijo con burla y desprecio! Todos los


Oficiales Celestiales de la sala que lo conocían se
asombraron. ¡Éste no era el Tai Hua Dianxia de siempre!
Cabe resaltar, que el Lang Qianqiu de hoy tenía un
comportamiento de lo más anormal. En el pasado, ya
hace mucho que se habría quedado dormido de pie,
¿cómo es posible que hoy haya escuchado toda la reunión
tan tranquilo y concentrado?

Xie Lian que se encontraba en una de las esquinas,


comenzó a sentirse mareado.

—Está más que claro que su alma no pudo ser


convocada, porque él nunca estuvo muerto —dijo Lang
Qianqiu.

—Pero… Usted le ha clavado cuarenta y nueve


clavos de madera, empalándolo al ataúd —dijo uno de
los Dioses presentes—. ¿Cómo podría después de eso
seguir con vida?
1126

—No está muerto —insistió Lang Qianqiu—.


Además, he dicho que nunca antes había visto su rostro.
Pero eso también fue antes.

Shi Qingxuan estaba sorprendido y desconcertado.

—¿A qué se refiere con “eso también fue antes”? —


preguntó—. ¿Lo ha visto?

Xie Lian ya no podía seguir escuchando.

Algo ardía y retumbaba dentro de su vientre, y tenía


la ilusión de que estaba sangrando por todos aquellos
viejos orificios. Ya no podía escuchar lo que Lang
Qianqiu dijo después y, naturalmente, tampoco pudo
escuchar el repentino alboroto que comenzó a haber a su
alrededor.
1127

Lo único que vio fue una mano agarrando con


violencia su muñeca derecha. Tan pronto como levantó
los ojos, la furiosa mirada de Lang Qianqiu que se había
estado conteniendo durante toda la reunión, por fin estaba
allí… ¡Una mirada que se sentía como si lo estuviera
incinerando!

—Estoy muy seguro de que lo clavé varias veces en


ese ataúd con mis propias manos —espetó furioso entre
dientes, mientras apretaba su muñeca—. ¿Cómo es que
pudo salir… Guoshi? ¡¿Cómo?!

Xie Lian no sabía cuál era su propia expresión en ese


momento, pero sí que pudo ver con claridad lo aterrador
que era el rostro de Lang Qianqiu.

«—Se acabó» —dijo dentro de su mente, dando un


paso hacia atrás.

En el Palacio Marcial Divino, todos se encontraban


estupefactos y muy conmocionados. Después de
1128

contener la respiración durante un par de segundos, se


produjo un gran escándalo.

—¡¿Qué él es el Guoshi Principal?! —exclamó Shi


Qingxuan en medio del gran alboroto—. Lo más seguro
es que se esté confundiendo, ¿no es así?

Xie Lian se obligó a calmarse, y se recompuso para


poder hablar, pero justo en ese momento Lang Qianqiu
lo interrumpió.

—Que ni se le ocurra negarlo —dijo con


brusquedad—. Fui a revisar su tumba hace unos días y
encontré que el ataúd tenía rasgos de haber sido dañado
hace ya mucho tiempo. ¡Los huesos que estaban dentro
de él ni siquiera eran huesos humanos!

—¡Aun así, no podemos llegar a la conclusión de que


sea él! —dijo Shi Qingxuan—. ¿Acaso tiene más
evidencias? ¡Sería muy vergonzoso que se equivoque con
algo así!
1129

—¡Las tengo! —exclamó Lang Qianqiu sin desviar


la mirada de Xie Lian—. En aquel entonces, ni cientos de
cultivadores juntos pudieron siquiera suprimir un poco el
aura maligna de la espada Fang Xin, pero en la Guarida
del Apostador, apenas él tocó la espada el aura maligna
se disipó por completo. ¿Quién sino su propio dueño
podría hacerla obedecer de esa manera?

—¿No era una espada falsa? —preguntó Shi


Qingxuan.

—Pensé lo mismo, que tal vez fue un error y que me


estaba equivocando… ¡Pero él no debió haber usado su
espada delante de mí! —exclamó Lang Qianqiu,
clavando con más fuerza sus dedos en su brazo—. ¿Cree
que soy estúpido? ¿Cree que no podría reconocer a quien
me enseñó a utilizar la espada? ¿Cómo pudo atreverse a
utilizar ese movimiento delante de mí? ¡¿De verdad
creyó que no lo reconocería?!
1130

Entonces, la herida de Xie Lian volvió a abrirse.


Empezó a sudar frío y la sangre comenzó a fluir de la
herida a su túnica, en ese momento llegó a la realización
de que las heridas dejadas por la Cimitarra E-Ming
realmente no eran nada insignificante, para ser capaz de
hacerle sufrir tanto; después, pensó que pasara lo que
pasara hoy, no había forma de que pudiera ser capaz de
escapar.

Sólo después de un largo rato se obligó a responder.

—Ya veo, he sido descuidado —dijo con falsa


compostura.

¡Realmente lo admitió!

Tan pronto como lo confesó, todos los que se


encontraban cerca de él se alejaron rápidamente, dejando
una gran área de espacio vacío a su alrededor.

—Al menos lo admite, eso es bueno —espetó Lang


Qianqiu.
1131

Xie Lian negó lentamente con la cabeza.

—No me creería, aunque no lo admitiera —dijo.

—Siempre me pregunté por qué hizo algo así... En


ese momento no pude entenderlo y pensé que nunca sería
capaz de entenderlo —dijo Lang Qianqiu—. Pensé que
nunca sería capaz de saber la verdad… pero ahora me doy
cuenta del verdadero por qué.

Nadie necesitaba preguntar cuál era el "por qué".

¿Quién no sabía que el Reino XianLe fue destruido


por el Reino Yong'An? ¿Quién no sabía que fue
precisamente debido a la destrucción del Reino XianLe
que Xie Lian cayó en desgracia, pasando de ser uno de
los Dioses más importantes en el Reino Celestial a ser
desterrado y obligado a vagar por el mundo mortal?

Xie Lian, poco a poco, se fue calmando y


recomponiendo.

—Entonces, ¿qué es lo que quiere? —preguntó.


1132

Lang Qianqiu apretó aún con más fuerza su agarre.

—¡¿Qué qué es lo que quiero?! —espetó—. Hoy, el


Emperador y todos los que están aquí presentes serán
testigos, de que a pesar de que esta persona y yo tenemos
una enemistad mortal por la sangre, no pediré que lo
ejecuten en el acto. ¡Deseo tener un enfrentamiento con
él! ¡Quiero luchar a muerte contra él!

Cuando Shi Qingxuan vio que las cosas se estaban


saliendo de control, rápidamente intervino.

—Si desea poder luchar hasta la muerte con él… no


puede hacerlo en este momento —dijo—. El brazo
derecho de Taizi Dianxia está herido. Y esa herida la
obtuvo bloqueando el ataque de Hua Cheng con su
Cimitarra, un ataque que usted habría recibido si él no
intervenía. ¡No es apropiado!

—Ustedes dos, por favor cálmense primero, no se


permite la violencia en el Palacio Marcial Divino —dijo
de forma autoritaria Ling Wen.
1133

Xie Lian sabía que esta debía de ser una decisión que
había pensado durante varios días y que no habría forma
alguna de que considerara otra opción.

—Esto es fácil de resolver. Lucharemos, si él no


puede usar un brazo, yo también usaré uno solo —dijo
Lang Qianqiu—. ¡No tomaré ningún tipo de ventaja
frente a este hombre, así que me cortaré el brazo ahora!

Al ver que estaba levantando la mano con el


propósito de lastimarse el brazo, Xie Lian reaccionó
abruptamente.

—¡¿Qué estás haciendo?! —gritó, completamente


enfadado, golpeándolo con la palma de su mano para
detenerlo.

Lang Qianqiu quedó atónito cuando la mano de Xie


Lian interrumpió su automutilación. Los Dioses
presentes que estaban alrededor también se quedaron
boquiabiertos. Hasta hace un momento, Xie Lian parecía
1134

débil y sin probabilidades de poder defenderse, ¿cómo es


que reaccionó de esta manera tan de repente?

La calidez restante que había en el rostro de Xie Lian


se convirtió en pura frialdad.

—Un Dios Marcial es un hombre poderoso, que


puede llegar a romperse los brazos y muñecas por su
familia, por sus amigos, por sus compañeros, por las
personas que ama… —dijo—. Puede hacerlo para
generar paz y justicia. ¿Pero hacerlo por venganza?
¡¿Cuál es su problema?!

—¡No me sermonee, usted no está calificado para


hacerlo! —exclamó Lang Qianqiu, señalándolo—. Ya
deje de decir tonterías, y luche contra mí. ¡Luche!

Xie Lian exhaló ruidosamente.

—No quiero pelear contigo —respondió.

—¡¿Por qué?! —preguntó Lang Qianqiu, alterado—


. ¿Acaso todavía me tiene miedo?
1135

Xie Lian levantó e inclinó ligeramente la cabeza


hacia atrás antes de responder, emanando soberbia.

—Taizi Dianxia, es usted quien debe de tenerme


miedo —respondió con frialdad—. ¡Sí lucha contra mí,
definitivamente morirá!

¡Eso sonó muy arrogante!

—¿Cómo puede ser posible que aún tenga miedo de


matarme? —dijo Lan Qianqiu, furioso, abalanzándose
sobre él para intentar estrangularlo—. ¡¿Acaso no sería
mejor que ya simplemente me mate para poder
silenciarme?!

Al ver esto, Feng Xin y Mu Qing lo contuvieron de


inmediato; pero Xie Lian, en cambio, permaneció
inexpresivo mientras tironeaba del cuello de su túnica.

—Por favor, cálmese. No creo que Taizi Dianxia sea


del tipo que pueda hacer tal cosa… —dijo Shi Qingxuan,
intentando calmar las cosas.
1136

Pei Ming se cruzó de brazos y observó el alboroto


desde lejos, divertido.

—Realmente envidio a Taizi Dianxia por poder tener


al Señor del Viento para responder por él y conservar un
sentido de justicia —comentó—. El Pequeño Pei y yo, no
tuvimos tan buena fortuna.

—General Pei, no quiera mezclar ambos casos —dijo


Shi Qingxuan, disgustado—. ¿Se puede acaso comparar
esto con el caso de Pei Xiu? ¡Yo mismo lo vi cometer
aquellos crímenes con mis propios ojos y escuché con
mis propios oídos su admisión de dichos crímenes!

—¿Y cuál es la diferencia? ¿No es eso exactamente


lo mismo que ha pasado hoy? —argumentó Pei Ming,
sonriendo con burla—. Tai Hua Dianxia lo vio cortar en
pedazos los cadáveres de su gente con sus propios ojos,
y lo escuchó admitir dichos delitos con sus propios oídos.
¿Cómo es eso diferente?
1137

—¡Es diferente! Un cadáver es un cadáver. ¡Eso no


prueba que él haya cometido los asesinatos! —argumentó
Shi Qingxuan.

—¡Es igual de indignante que desmembrara por


completo sus cuerpos! —exclamó Pei Ming—. Y si no
fue él quien los mató, ¿por qué destruiría los cuerpos y
eliminaría todos los rastros?

Shi Qingxuan se quedó sin habla por un momento,


pensando.

—¿El Guoshi Fang Xin, no llevaba una máscara? —


preguntó después—. ¡Creo que lo más probable es que
haya sido suplantado!

—Todo esto es porque usted no entiende —dijo Pei


Ming—. Qingxuan, usted no es un Dios Marcial. Los
Dioses de las Artes Marciales son habitualmente más
reconocidos por sus posturas y movimientos que por sus
rostros. Tai Hua Dianxia era el único discípulo del
Guoshi Fang Xin, y sus movimientos están grabados en
1138

lo más profundo de su memoria y corazón, por lo que es


imposible que él se equivoque sobre quien era su
maestro. ¿No lo creen así todos?

Un círculo de Dioses de las Artes Marciales


asintieron con la cabeza. De repente, una voz llegó desde
lo más alto.

—Suficiente —dijo Jun Wu.

Sólo dijo una palabra y la sala instantáneamente


quedó en completo silencio. Todos volvieron a sus
posiciones a la velocidad de la luz y miraron hacia arriba,
sin atreverse a mirar hacia otro lado. Xie Lian también
apartó la mano que Lang Qianqiu tenía sobre él.

Jun Wu permaneció sentado en su trono de


emperador acariciándose la frente, su expresión era
indiferente, pero Xie Lian pudo deducir sólo verlo que ya
le dolía la cabeza de tanto escucharlos, así que, sin
esperar a ser regañado, Xie Lian aprovechó la
oportunidad para hablar.
1139

—Emperador, ya que las cosas han llegado hasta este


punto, XianLe tiene una petición poco sensata —dijo.

Aunque Jun Wu mostraba una expresión solemne,


Xie Lian estaba seguro de que, ahora, su dolor de cabeza
debía de ser peor.

—Dígamela —dijo.

—Por favor, destiérreme hacia el Reino Mortal —


pidió Xie Lian.

En teoría, el "destierro" era el golpe más duro y la


mayor humillación para un Dios y taoísta. Pero a juzgar
por la actitud que tenía Xie Lian, el destierro al que todos
los otros temían, para él era como simplemente saltarse
una comida, y no era algo que lo avergonzara para nada.
Que lo desterraran no se sentía como si se hubiera
“impartido justicia”, era sólo ligeramente mejor que ser
el centro del escándalo.

La idea de Xie Lian era más práctica. De todas


maneras, tarde o temprano lo iban a desterrar…
1140

Entonces, ¿por qué no tomar la iniciativa y marcharse de


aquí? De esta manera, los demás no tendrían que discutir
sobre su castigo, perdiendo tiempo y energía; además de
continuar provocándole a Jun Wu más dolores de cabeza
de todas las estupideces que tenía que escuchar.

Al no obtener respuesta, Xie Lian volvió a hablar.

—Por favor, Emperador, destiérreme al Reino… —


insistió, pero antes de que pudiera completar lo que
estaba diciendo, Jun Wu bajó la mano con la que se
estaba frotando la frente. Cuando sus miradas se
encontraron, Xie Lian se quedó mudo de inmediato, y no
pudo evitar sentir un escalofrío.

—XianLe, ¿qué clase de lugar cree que es la Corte


Celestial? —dijo Jun Wu con calma, mirándolo
fijamente—. ¿Cree que puede ir y venir cuando lo desee?

Su tono seguía siendo calmado, pero cualquiera


podía darse cuenta de que Jun Wu no estaba de buen
humor.
1141

—Me he excedido —dijo Xie Lian, bajando la


cabeza.

No se atrevió a volver a hablar. No solo él, si no que


nadie dentro del palacio tuvo el atrevimiento de volver a
hablar; lo único que hicieron fue contener la respiración
y encoger sus cuerpos lo más posible.

Jun Wu nunca había perdido su paciencia y


templanza. Incluso cuando hubo grandes disturbios en la
Sala del Palacio Marcial Divino, todavía sonreía y
permanecía estable como una montaña, tomando la
decisión definitiva sin titubeo alguno. ¡Hasta ahora nadie
lo había visto enfadado, pero cuanto más cerca estuvieran
de hacerlo enojar, más terribles serían las consecuencias!

Después de un largo momento, Jun Wu rompió el


agobiante silencio.

—Volverá a su Palacio, XianLe —dijo.

Todos los presentes respiraron aliviados, pero Xie


Lian pensó que había oído mal.
1142

—¿Que vuelva al Palacio de XianLe? —preguntó.

—Estará detenido allí —informó Jun Wu—. No


podrá salir hasta que yo resuelva qué hacer con usted.
Vaya a mirar hacia una de las paredes, medite y piense
en sus errores. ¡Nadie podrá ir a visitarlo!

—Pero… —dijo Xie Lian.

—También está vetado de opinar al respecto —


interrumpió Jun Wu, para luego exclamar—:
¡Llévenselo! ¡Todos dispérsense!

Shi Qingxuan exhaló un suspiro de alivio y vociferó


algunas cuantas palabras sobre lo sabio que era el
Emperador al tomar esta decisión; lo que al parecer lo
único que logró fue ocasionar más dolor de cabeza a Jun
Wu, quien antes de retirarse del Salón con el rostro todo
malhumorado miró seriamente a Xie Lian.

Lang Qianqiu aún se encontraba mirando con furia a


Xie Lian. Nadie se atrevió a entrometerse o acercarse a
1143

decirle algo. Después de un tiempo, Pei Ming se le acercó


y le dio una palmadita en el hombro.

—No se preocupe, el Emperador siempre ha sido el


más justo —dijo—. Confío plenamente que le concederá
justicia y no será de forma parcial. Vamos, ya deje de
mirarlo, no será capaz de escapar.

Luego de decir esto Pei Ming se lo llevó a rastras con


una sonrisa en el rostro. Shi Qingxuan lo escuchó y sintió
la burla detrás de sus palabras y no pudo evitar
enfurecerse.

—¡Pei Ming, siempre es todo un personaje! —


exclamó.

Ling Wen se acercó a ellos con un pergamino en la


mano y suspiró.

—Taizi Dianxia, usted es realmente una persona


increíble —dijo—. El Palacio Marcial Divino nunca ha
sido tan caótico y el Emperador nunca ha estado tan
enojado.
1144

Xie Lian sólo pudo reír con falsedad y Ling Wen


negó con la cabeza.

—¿Por qué provocó deliberadamente al Emperador


para que lo desterrara hace un momento? —preguntó—.
Afortunadamente, pronto dejará el Reino Celestial e irá a
apaciguarse a las montañas y el mar. Durante su período
de encierro, Taizi Dianxia, por favor, medite y piense
detenidamente en sus errores. Le ruego que no cause más
problemas.

Los soldados de bronce del palacio ya se habían


reunido a su alrededor. Esta vez, por fin podían retener y
sujetar a Xie Lian, las largas alabardas golpearon el
suelo, estaban verdaderamente impacientes.

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—Está bien, está bien, lo entiendo, ya vámonos —


dijo.
1145

—Taizi Dianxia no se preocupe, estoy de su lado y


creo en usted —dijo Shi Qingxuan—. ¡La verdad saldrá
a la luz tarde o temprano!

Xie Lian, sin embargo, hizo un gesto de desdén con


la mano.

—Sería mejor que eso no sucediese —dijo—. La


verdad puede ser aún mucho más oscura.

Shi Qingxuan todavía se sentía culpable de quemar


Mansión Paraíso y dejar que Xie Lian asumiera toda la
culpa, por lo que, al escucharlo tan desanimado, se sintió
aún más responsable y trató de consolarlo.

—No debería ser tan pesimista —dijo—. El


Emperador siempre ha sido muy amable con usted,
aunque ahora se haya mostrado muy malhumorado y le
haya dicho cosas que le darían miedo a cualquiera, si se
pone a pensarlo, ¿no es todo esto sólo una manera de
poder ganar tiempo? ¡Si decidió alargar esto, quizá haya
algún cambio! Además, especificó que nadie pudiera ir a
1146

visitarlo, es decir, Qianqiu tampoco podrá ir a tratar de


enfrentarlo, al menos… por ahora, estará a salvo.

Xie Lian se le quedó mirando por un momento, soltó


una risita y después suspiró.

—Eso espero —susurró.

Al regresar al Palacio XianLe, Xie Lian pensó que en


realidad había sido un mal presagio volver a entrar por
primera vez con el brazo herido; por lo que pronto volvió
a quedarse dormido. Como era de esperar, no pudo
dormir bien, rodó a lo largo de todo el suelo y luego de
un rato algo lo despertó. Confundido, lo tocó y quedó
atónito.

Al extender su mano, encontró dos dados en su


palma.
1147

El color arce rojo apareció en su mente


involuntariamente, y no supo distinguir si era parte de
una vestimenta roja o de un fuego feroz.

—Apuesta sobre la vida y apuesta sin


remordimientos —murmuró Xie Lian, después de
perderse en aquel color por un momento.

Los dados fueron lanzados al suelo, rodaron unas


cuantas veces y se detuvieron, marcando dos miserables
"uno" cada uno. Al parecer, la suerte que le había
prestado Hua Cheng se le había agotado por completo.

Xie Lian no pudo evitar sonreír, mientras negaba con


la cabeza.

—San Lang —susurró Xie Lian, dejando salir otro


suspiro.

De repente, escuchó un ruido detrás de él y, en un


instante, guardó la sonrisa y los dados que estaban en el
suelo, para luego mirar hacia atrás.
1148

—¡¿Quién es?! —preguntó en voz alta Xie Lian.

Al volver la mirada de nuevo, se sorprendió.

¿Quién era este visitante que no había sido invitado


y que ahora estaba apoyado en el marco de la ventana?
Estaba vestido de negro, su rostro era apuesto; con labios
finos y mirada fría y afilada. Sólo al verlo se podía ver
que era un Dios Marcial, pero tenía todo el porte de un
joven primer ministro. ¿Quién más podía ser sino Mu
Qing?

—¿Qué está haciendo aquí? —preguntó Xie Lian


muy confundido.

Mu Qing aterrizó en el suelo del palacio.

—¿Acaso no está castigado? —replicó con


frialdad—. ¿Cómo podría haber entrado sin que nadie me
viera? Por supuesto que la única manera era a través de
la ventana.
1149

—No le pregunté por qué tuvo que entrar por la


ventana —dijo Xie Lian—, lo que pregunté fue por qué
ha venido usted aquí.

Mu Qing le arrojó algo y Xie Lian lo tomó con su


mano izquierda; para su sorpresa era un frasco de
medicina.

Después de la tercera ascensión de Xie Lian, la


actitud de Mu Qing hacia él sólo podía describirse como
una “Energía del Ying y el Yang”; ambigua y mordaz.
Justo ahora que estaba metido en serios problemas, de la
nada aparecía y le ofrecía un gesto amistoso; Xie Lian
pensó en esto por un momento, no rechazó el gesto, pero
no pudo evitar sentirse más desconcertado aún.

—Gracias —dijo—. Pero, ¿por qué lo hace?

Mu Qing no contestó, solo se limitó a dar dos vueltas


a su alrededor.

—¿De verdad es usted el Guoshi Fang Xin? —


cuestionó, deteniéndose de repente—. ¿De verdad usted
1150

fue quien convirtió el Banquete Dorado en un baño de


sangre?

Sólo entonces Xie Lian pudo comprender la razón


por la cual estaba aquí.

—Si, así es —respondió.

—¿Por qué lo hizo? —preguntó Mu Qing—. ¿Acaso


buscaba venganza por lo que ocurrió en el pasado?

Había una excitación oculta en sus ojos, incluso su


voz sonaba un poco eufórica, como si hubiera estado
esperando esta oportunidad durante largos años y por fin
estuviera a punto de tener en sus manos lo que tanto
deseaba.

Aunque Xie Lian no se sentía del todo bien, pudo


escuchar con claridad otro golpe en la ventana; ambos se
dieron la vuelta para ver lo que era y, para sorpresa de
ambos, otra persona entró por la ventana.
1151

Era Feng Xin, quien tan pronto como entró, observó


la manera en la cual ambos estaban parados uno frente al
otro.

—¿Qué está haciendo aquí? —preguntó Feng Xin,


mirando a Mu Qing con cautela; todo su rostro gritaba
que sospechaba y desconfiaba de él.

—Ha venido a traer medicina —contestó Xie Lian


rápidamente, levantando el frasco.

Mu Qing emitió un ruido de burla e indignación.

—Este ni siquiera es su palacio para pedir


explicaciones, ¿acaso usted sí puede venir y yo no? —
dijo.

—No, la verdad es que ninguno de ustedes dos


debería haber venido —interrumpió Xie Lian—. ¡Por
favor, regresen!

—Espere —dijo Feng Xin con una expresión


preocupada—. Tengo algo que preguntarle.
1152

Xie Lian rio con amargura.

—¿También va a preguntarme si soy el Guoshi Fang


Xin? Pues, si, lo soy.

Feng Xin no esperaba que confesara con tanta


facilidad y le tomó un tiempo recuperar el habla.

—¿Por qué? —preguntó.

Xie Lian se encogió de hombros, pero Mu Qing se


rio con frialdad.

—-¿Por qué? Ojo por ojo, eso es lo correcto —dijo


con desdén—. ¿Por qué cree que él no podría desear
vengarse?

—¡Lárgate de aquí! —dijo Feng Xin, furioso,


perdiendo toda capacidad de comunicarse con
formalidad—. ¿Crees que no sé lo que estás pensando?
¡Estás feliz de que todo esto esté pasando! ¡Es
exactamente todo lo malo que te hubiera gustado hacer a
ti!
1153

—¡¿Quién te crees que eres tú para decirme que me


vaya?! —increpó Mu Qing, también perdiendo los
estribos—. Qué curioso, yo no era quién iba por allí
diciendo ser el más leal, el más incondicional, el que
nunca traicionaría a Taizi Dianxia… Pero al final
resultaste ser igual que yo, solo que tú sí que tuviste una
bonita excusa. ¿Y cuál fue? Que no podías soportar ver a
tu antiguo señor caer en total desgracia… Di la verdad,
¿acaso no es que simplemente no querías desperdiciar lo
que te quedaba de vida siguiendo a un hombre fracasado?

—Un momento, disculpen, pero ¿se están refiriendo


a mí con lo de "fracasado"? —preguntó Xie Lian—. No
está bien que digan ese tipo de cosas delante de mí…
¡Oigan!

“¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!”

Xie Lian se quedó mirando la escena completamente


desconcertado.
1154

¡Él y Lang Qianqiu eran los que supuestamente iban


a tener un duelo, pero estos dos ya habían tomado la
iniciativa de empezar uno!

Cuando los tres eran jóvenes, Mu Qing era del tipo


de persona que hablaba en voz baja y no discutía a gritos
con nadie, y si Feng Xin golpeaba a alguien, era sólo
porque estaba siguiendo las órdenes de Xie Lian,
deteniéndose al segundo que se lo pedía. Sin embargo,
ahora, ninguno de ellos estaba dispuesto a escucharlo.
Los dos se guardaban rencor desde hace mucho tiempo,
y ahora se encontraban insultándose el uno al otro, sin
siquiera escucharse mutuamente, y menos a las súplicas
de Xie Lian de que se detuvieran.

—¡Ya dejen de luchar! —gritó—. ¡No rompan las


paredes, este palacio es un palacio nuevo! ¡Es la primera
vez que estoy aquí! … ¡¡Alguien, sáquenlos de aquí!!

Con su brazo lastimado colgando, salió corriendo en


dirección a las afueras del palacio, pero antes de que
1155

pudiera dar unos cuantos pasos, se oyó un fuerte ruido


delante de él. Feng Xin y Mu Qing se detuvieron y
miraron hacia el lugar de donde provino el fuerte ruido.

Las puertas principales del palacio de XianLe se


abrieron de golpe.

Más allá de la puerta, en vez de la amplia y abierta


Avenida Marcial hacia el Palacio Marcial Divino, había
sólo una oscuridad infinita y un silencio sepulcral.

Y desde aquella oscuridad, innumerables mariposas


plateadas y brillantes se abalanzaron sobre ellos.
1156

Capítulo 15

◇Hábil con los dados, sólo para la


tranquilidad de una persona◇

Aquella luz plateada brillo de forma destellante, y


Xie Lian inconscientemente utilizó su mano para
bloquearla. En el caso de que hubiera energía maligna
que quisiera lastimarlo, Ruoye contratacaría
inmediatamente. Sin embargo, las mariposas plateadas
no lo atacaron en absoluto, sino que volaron evitándolo y
se abalanzaron sobre las otras dos personas que se
encontraban detrás de él.

Feng Xin y Mu Qing ya se habían enfrentado en el


pasado a estas mariposas fantasmales y, a sabiendas de
1157

su poder, alzaron las manos al unísono para protegerse.


Cientos de miles de mariposas se lanzaron contra ellos,
batiendo con fuerza sus alas, provocando una ráfaga
intensa de viento. Todas estas fueron bloqueadas por una
pared invisible puesta por los dos que, al chocar contra
ella, provocó un intenso sonido como el de una lluvia
torrencial, emitiendo destellos de luz plateada en cada
choque.

Las Mariposas Fantasmales eran imparables y


parecían no tener fin, eran como polillas dirigiéndose
hacia una llama, alocadas hasta el extremo. Aquellos dos
que fueron alcanzados por la fuerte ráfaga de lluvia de
mariposas fruncieron el ceño ante el poder y fuerza de
estas.

Cuando Feng Xin oyó que Xie Lian emitió un suave


"Ay", inmediatamente pensó que estaba siendo herido.

—¡No se quede ahí, póngase detrás del escudo! —


gritó.
1158

—¿Eh? ¿Qué acabas de decir? —preguntó con


tranquilidad Xie Lian, dándose vuelta para verlo.

Cuando los dos lo miraron detenidamente, casi


escupieron una bocanada de sangre en el acto, del mismo
desconcierto e indignación. Xie Lian, que estaba
completamente ileso, sostenía entre sus manos una
pequeña Mariposa Fantasmal, con el rostro todavía un
poco confundido.

Resulta que cuando todas las mariposas volaron y


provocaron la fuerte ráfaga una de ellas resultó ser un
poco tonta y chocó contra la frente de Xie Lian,
desprendiendo con ello una débil capa de energía
espiritual. Este no esperaba el pequeño golpe, lo que
generó que se le llenaran los ojos de lágrimas y emitiera
inconscientemente un ligero "Ay".

La pequeña mariposa plateada, al ver que había


chocado contra él, pareció entrar en pánico, y empezó a
revolotear a su alrededor, agitando sus alas varias veces
1159

delante de Xie Lian. Cuando Xie Lian la vio esforzarse


tanto en su intento de disculpa, no pudo evitar estirar la
palma de la mano y ponerla sobre ella. La pequeña
mariposa plateada aleteó feliz en su palma y se rehusó a
marcharse.

Al verlo, las venas de la frente de Feng Xin se


empezaron a marcar.

—¡¿Pero qué está haciendo?! —exclamó fuera de


sí—. ¡No toque tal cosa con sus manos! ¡Son muy
peligrosas!

«—Creo que es más peligroso para mi estar con


ustedes, que sólo se pelean y arrojan cosas cuando estoy
cerca» —pensó Xie Lian para sí mismo.

Justo entonces algo apretó una de sus muñecas,


sosteniéndolo, y tiró de él con firmeza. Todo su cuerpo
fue arrastrado hacia la oscuridad que había detrás de la
puerta.
1160

Sin embargo, aunque estaba siendo guiado hacia la


oscuridad, no se molestó ni incomodó en lo más mínimo.
Al contrario, en vez de sentir temor, esta oscuridad se
sentía como una delicada y suave armadura, que de
alguna extraña manera sólo lo reconfortaba.

—¡¿Cómo se atreve?! —gritó Mu Qing con


incredulidad—. ¡¿Cómo se atreve a venir hasta el Reino
Celestial sólo para causar problemas?! ¡Qué arrogancia!

Xie Lian escuchó una voz desde detrás suyo.

—Lo mismo digo… —dijo—. ¿Acaso los suyos no


han estado correteando arrogantemente en mi territorio?

Aunque la persona detrás de la oscuridad aún no


había aparecido realmente, las mariposas plateadas ya lo
habían delatado, ¿quién no sería capaz de adivinar quién
era?

El corazón de Xie Lian comenzó a latir con fuerza.

—¡Suelta a ese hombre! —exclamó Feng Xin.


1161

—Eso dependerá de si tienes la habilidad para


obligarme a hacerlo —contestó Hua Cheng.

Apenas terminó de decir esas palabras, las puertas se


cerraron de golpe. Xie Lian sintió que una mano estaba
fuertemente envuelta alrededor de su muñeca, guiándolo
hacia lo desconocido. Todo estaba oscuro en todas
direcciones, y el silencio cada vez era más interrumpido
por el tintineo de las cadenas de plata que llevaba en sus
botas negras. La superficie bajo sus pies se volvió más
desigual y, en lugar de las luminosas y abiertas calles del
Reino Celestial, la puerta lo condujo hacia un lejano valle
con montañas.

Xie Lian reconoció que este era el valle que conducía


hacia Ciudad Fantasma.

—¡¿Qué estás haciendo?! —dijo Xie Lian


apresuradamente—. Suéltame, por favor, y déjame
volver de inmediato.

—No —respondió con voz fría Hua Cheng.


1162

—¡Déjame volver! —insistió Xie Lian—. Si


irrumpes de esta manera en la Corte Celestial solo para
secuestrar a alguien, no dejarán pasar esto por alto hasta
que regrese al Cielo…

—Ya irrumpí —interrumpió Hua Cheng y agregó—


: He atravesado la barrera principal de la Corte Celestial.
No dejarán pasar esto, aunque regreses o no. ¿Cree que
les tengo miedo?

Lo más increíble era eso mismo. Hua Cheng había


entrado por la puerta principal del Palacio de XianLe,
ignorando la principal barrera del Reino Celestial y no
sólo eso, ¡lo tomó y secuestró tan pronto como abrió la
puerta! De inmediato, Xie Lian recordó lo que Jun Wu le
había dicho antes, que creía que Hua Cheng había
plantado un espía en los Cielos antes que él en su
territorio. Ahora toda esta situación no hacía más que
confirmarlo.
1163

Por un momento, permaneció inmerso en sus


pensamientos, y cuanto más lo pensaba, más se daba
cuenta de que esto se estaba convirtiendo en un asunto
demasiado grave.

—Será mejor que vuelva —dijo Xie Lian—. Quizá si


vuelvo ahora no harán tanto escándalo por todo esto, sólo
diré que me escapé por mi cuenta…

Pero al escuchar sus palabras Hua Cheng le dio un


tirón hacia atrás.

—¡Entonces si hace eso yo seré el que hará un gran


escándalo! —dijo enunciando palabra por palabra—. No
puedo simplemente devolver a la persona que acabo de
secuestrar.

—¡Tú…! —exclamó Xie Lian.

De repente, la furiosa voz de Feng Xin estalló dentro


de sus oídos.
1164

—¡Ling Wen! —gritó—. ¡Taizi Dianxia ha sido


secuestrado!

Xie Lian maldijo para sus adentros, ahora ya era


demasiado tarde y no tuvo oportunidad alguna de
detenerlo. Aunque la voz estaba en sus oídos, la persona
no estaba frente a él, Feng Xin había gritado a través de
la Matriz de Comunicación Espiritual y el barullo de un
mar de Oficiales Celestiales explotó en un instante.

Shi Qingxuan fue el primero en aparecer.

—Pero, ¿cómo es eso posible? —preguntó—. Hasta


hace solo unos momentos estaba en la Capital Celestial,
luego fue escoltado hacia el Palacio de XianLe, el cual
está a sólo una calle de distancia del Palacio Marcial
Divino. ¡¿Quién se atrevería a venir aquí a secuestrarlo?!

Cuando Jun Wu estaba fuera, todos los asuntos eran


manejados temporalmente por el Palacio de Ling Wen.
1165

—Bien, entonces iré a comprobarlo —anunció Ling


Wen con calma—. Dianxia, ¿está ahí? ¿Puede
respondernos?

Xie Lian estaba a punto de responder, pero Hua


Cheng se dio la vuelta de repente y se acercó a él con dos
dedos en alto. Sus fríos dedos se posaron suavemente en
su sien.

—¡Ha pasado mucho tiempo! —dijo Hua Cheng,


sonriendo—. ¿Cómo han estado todos ustedes?

Con el ligero toque de sus dos dedos, logró entrar en


la Matriz de Comunicación Espiritual a través de Xie
Lian, y estas palabras no fueron escuchadas solamente
por Xie Lian que estaba a su lado, sino por todos los
demás Oficiales Celestiales.

¡No era de extrañar su insolencia! ¡¿Quién podría


sonar así de arrogante si no fuera claramente esta
persona?!
1166

Xie Lian no esperaba que fuera tan decidido cuando


dijo que armaría un gran escándalo, y se quedó atónito
cuando declaró abiertamente su identidad.

—No sé si todos ustedes me han extrañado, pero yo


no he extrañado a ninguno de ustedes en absoluto —
añadió Hua Cheng.

—…

De hecho, había muchos Dioses en el Reino Celestial


que pensaban secretamente en él todos los días, pero
cuando le oyeron decir que no los había extrañado, todos
recitaron plegarias silenciosas y rogaron que, por favor,
siguiera de esa manera, sin pensar en ellos en el futuro.

—Sin embargo, últimamente he tenido demasiado


tiempo libre —continuó de inmediato Hua Cheng—. Si
hay alguno de ustedes que también tenga mucho tiempo
libre y quiera venir a enfrentarme, es más que
bienvenido. Y no sólo será bienvenido en esta ocasión,
sino también a largo plazo en el futuro.
1167

El mensaje era claro: ¡Si alguien es lo


suficientemente valiente como para perseguirnos, la
próxima vez lo desafiaré a un combate!

Y eso sólo podía significar que, si aceptaban este


desafío, definitivamente perderían, y si no lo aceptaban,
solo se traerían vergüenza a sí mismos. ¿Acaso esta no
era una amenaza demasiado descarada?

Después de que Hua Cheng terminó de hablar, retiró


los dos dedos de su sien y soltó la muñeca de Xie Lian.

—Ignóralos y sígueme —dijo.

Su voz se había vuelto grave, y era difícil distinguir


alguna emoción de ella. Y cuando soltó a Xie Lian, el
movimiento que hizo fue extremadamente rápido, como
si se lo estuviera quitando de encima.

Xie Lian originalmente pensó que tal vez Hua Cheng


se había enterado que estaba confinado y por eso había
ido a salvarlo, por lo que, aunque estaba preocupado por
todo este asunto, también se sentía un poco feliz. Sin
1168

embargo, cuando Hua Cheng lo soltó de esa manera,


recordó de golpe que él había sido el responsable de
incendiar Mansión Paraíso y la increíble armería de Hua
Cheng, además de también rescatar al espía encubierto
que Hua Cheng había capturado… Por todo esto, ¿no era
más probable que Hua Cheng hubiera venido a ajustar
cuentas con él en vez de salvarlo?

Los dos caminaron, uno detrás del otro. Cuanto más


Xie Lian se sumergía en sus pensamientos, peor se sentía
y más culpable se volvía. Así que decidió tomar la
iniciativa para disculparse primero.

—Hua Chengzhu, lo siento —dijo Xie Lian.

Hua Cheng detuvo su marcha.


1169

—¿Por qué se ha disculpado? —preguntó Hua


Cheng, su tono sonaba un poco duro.

«—Oh no, esto es malo, está muy enfadado» —pensó


Xie Lian, encogiendo un poco su postura.

—Fui a Ciudad Fantasma con el fin de investigar la


desaparición del Señor de La Tierra, yo… le he mentido
—dijo Xie Lian, mientras sentía como su voz se volvía
cada vez más baja.

—Ya lo sabía —dijo Hua Cheng.

—Fue tan generoso conmigo y me trató con la mayor


hospitalidad… —dijo Xie Lian con voz baja—, y a
cambio lo único que hice fue incendiar aquella armería
que contenía todos esos tesoros exquisitos, además de
también quemar su Mansión Paraíso. Realmente lo siento
mucho.

—Ya se la había regalado la armería, ¿no es así? —


dijo Hua Cheng—. Así que si quería quemarla estaba en
todo su derecho, no tiene de qué avergonzarse.
1170

Ya no había vuelta atrás, ya estaba hecho.

No sabía si era solo una ilusión suya o no, pero Xie


Lian oyó una indirecta en su fría voz.

«—¿Está burlándose de mí? »—pensó para sí


mismo.

—Hua Chengzhu, sé que un simple "lo siento" no


compensa nada de lo ocurrido —dijo Xie Lian con
cautela—, pero haré todo lo posible para poder
enmendarlo. Quizás me lleve algo de tiempo, pero si no
le importa…

—¿Por qué tendrías que compensarme? —


interrumpió de golpe Hua Cheng, como si no fuera capaz
de escucharlo más, y se dio la vuelta para enfrentarlo—.
¿Has olvidado que he sido yo quien te ha lastimado con
esta cimitarra maldita? ¿Por qué dices que lo sientes?
¿Por qué necesitarías compensarme algo?
1171

Xie Lian prácticamente se había olvidado de que su


brazo aún estaba herido, y sólo cuando observó su rostro
enfadado, lo recordó.

—¿Te refieres a mi brazo derecho? Mi brazo derecho


está bien, está casi curado —respondió con rapidez Xie
Lian—. ¡Además, esto no fue culpa tuya en absoluto!

Hua Cheng lo miró fijamente, su mirada parecía


brillar de forma inusual en su ojo izquierdo. Fue entonces
que Xie Lian se percató de que parecía estar temblando.

Unos instantes después, cayó en la cuenta de que no


era Hua Cheng quien temblaba, sino que era la cimitarra
E-Ming que estaba en su cintura. La cimitarra plateada,
que colgaba sobre su túnica roja, estaba temblando sin
parar. Si esta tuviera la cara de un niño, ahora mismo
sería la de uno llorando fuertemente un mar de lágrimas.
Xie Lian estiró la mano para acariciarla.

—¿Qué le está pasando? —preguntó Xie Lian.


1172

Hua Cheng, sin embargo, se giró ligeramente para


poder evitar que la tocara, y luego golpeó con fuerza la
empuñadura de la espada.

—Nada —dijo—. Ignóralo. ¿Acaso está mal llamarte


cimitarra maldita?

La Cimitarra E-Ming, tan increíble que no hacía más


que hacer temer a todos en los tres reinos, fue sacudida
por el golpe, provocando que sólo temblara aún con más
fuerza.

—¡Hua Chengzhu! —exclamó Xie Lian,


rápidamente agarrando su mano—. ¿Por qué dices esto
delante de él? No lo golpees…

En la Matriz de Comunicación Espiritual, se oyó


nuevamente la voz de Feng Xin.

—¿A dónde pueden haber ido? —preguntó con clara


ansiedad.
1173

—La puerta del Palacio de XianLe ha sido


manipulada por Hua Cheng y conectada a otro lugar
utilizando un hechizo de acortamiento de distancia —
respondió Mu Qing que sonaba mucho más calmado que
él—. Pero, ¿cómo podríamos reactivar esa formación?

—Según información recolectada, esta es una de las


bromas favoritas de Xueyu Tanhua —comentó Ling
Wen—. Ustedes tienen que tomar unos dados y luego
tirarlos, de esa manera la puerta se abrirá.

—¡Entendido! —dijo Feng Xing—. Entonces, yo lo


intentaré primero.

Xie Lian escuchó todo desde donde estaban. Aún


tenía muy fresco el recuerdo de cómo fue su carrera
desesperada en la cueva de aquellas lombrices de tierra y
su encuentro con los salvajes.

—¡Esperen un momento! —gritó Xie Lian por la


matriz, en un intento de salvarles el día—. ¡Tengan
cuidado!
1174

Sin embargo, al parecer ya era demasiado tarde. No


mucho después, Feng Xin de repente comenzó a
maldecir. Fueron tantos los improperios que dijo, que no
los repetiré aquí; y aunque no eran algo inusual, sus
maldiciones tenían una pizca de miedo en ellas.

—¿Qué está pasando? —preguntaron varios


Oficiales Celestiales en la matriz de comunicación
espiritual.

—¡Tengan cuidado, Generales! —gritó Shi Qing


Xuan—. ¡Todo depende de cómo es su suerte al tirar los
dados!

—¿Por qué no lo dijo antes? —espetó la voz de Mu


Qing.

—¡¿Eh?! Mu Qing, ¿usted también ha ido tras él? —


dijo Shi Qingxuan sorprendido—. No me lo esperaba…
¡Quién lo diría, así que usted también está muy
preocupado por Taizi Dianxia!

Xie Lian miró al dueño del hechizo.


1175

—Los dados… ¿A dónde los ha enviado? —preguntó


Xie Lian.

—Cuando arrojen los dados, los enviará al lugar que


más teme el que los lanzó —respondió Hua Cheng.

Xie Lian se cubrió la cara, sabiendo exactamente


dónde es que habían terminado estas dos personas.

¡Feng Xin siempre le había tenido miedo a las


mujeres! Para él, el lugar más horrible del mundo es sin
duda… ¡La casa de baños de mujeres!

Al parecer, por allá, los dos finalmente habían


logrado escapar. Y por supuesto, Mu Qing no dejó
escapar la oportunidad de ridiculizar a su oponente.

—¡¿Realmente puede ser tan inmoral?! —espetó con


burla—. ¡Qué obsceno!

—¡¿Cómo iba a saber que acabaría en un sitio así?!


—exclamó Feng Xin, defendiéndose—. ¡No quería ir
allí! ¡Inténtelo usted si tan bueno es!
1176

—Lo haré, lo haré —dijo Mu Qing.

A Xie Lian lo invadió un presentimiento


extremadamente siniestro, pero no había manera de
poder detenerlos. Sin duda, unos momentos después, la
piel de gallina de Mu Qing se metió dentro de los oídos
de Xie Lian.

—¡¡¿Cómo en el mundo puede existir un lugar tan


desagradable como este?!! —exclamó Mu Qing,
apretando los dientes.

—¿Han vuelto a cambiar de lugar? —preguntó Shi


Qingxuan—. Al parecer ustedes no tienen buena suerte.
¿A dónde los ha llevado esta vez?

—Parece ser una montaña de pura porquería —


respondió Feng Xin, con la voz contrariamente tranquila.

—…

Quizás haya sido por su pasado como criado a cargo


de la limpieza, pero Mu Qing era particularmente
1177

intolerante a todo tipo de "suciedad" y se sentiría


incómodo si no tenía todo a su alrededor, incluso su
cuerpo, totalmente limpio. Uno puede imaginar con
facilidad que, para una persona como él, era algo
inconcebible que de repente se encontrara en la cima de
una montaña llena de suciedad, rodeado de mugre y
basura, con polvo y arena en todas partes, acompañado
de un asfixiante olor a podredumbre y materia oscura
desconocida.

—¡¿Qué hace destruyendo todo?! —exclamó Feng


Xin.

Ruidos ensordecedores se podían oír desde el otro


lado, lo que sólo podía significar que Mu Qing al no
poder soportar más estar en ese lugar, y como le sería
imposible limpiarlo, optó por mejor simplemente
destruirlo todo.

—¡¿Acaso quiere que nos muramos juntos aquí?! —


preguntó Feng Xin—. ¡Toda la montaña ha sido arrasada!
1178

¡Devuélvame los dados, usted tampoco tiene buena


suerte!

—¡¿Y qué hay de malo con que la haya arrasado?!


Ahora se ve mucho más limpio así —dijo Mu Qing—.
Mejor deme los dados, volveré a intentarlo.

Feng Xin estaba furioso.

—¿No Se los di hace un momento? —preguntó—.


¡No me diga que los perdió!

Ambos empezaron a insistir que uno tenía peor suerte


que el otro, y empezaron a pelearse entre sí, volviendo a
tutearse y decirse unos cuantos improperios. Todos los
Oficiales Celestiales escucharon divertidos la situación,
y estaban ansiosos por empezar a gritar y animarlos; el
único que no podía soportarlo más era Xie Lian.

—Hua Chengzhu, ¿por qué no los dejas ir? —


preguntó.
1179

—No soy yo el que no los deja ir, fueron ellos


quienes decidieron intentar seguirme —respondió Hua
Cheng con simpleza.

Y con esa respuesta Xie Lian entendió que no tenía


ninguna intención de rescatarlos de su miseria.

—¡Esto es extraño! —escuchó la voz de Shi


Qingxuan—. Ustedes dos no pueden tener peor suerte
que Taizi Dianxia, ¿verdad? ¿Por qué tan pronto él arrojó
los dados fue llevado hacia Hua Cheng, y ustedes a todas
estas cosas? ¿Cuántos puntos habrá sacado el en los
dados?

Cuando escuchó esto, Xie Lian se alegró mucho de


haber tenido suerte, de alguna forma fue lo
suficientemente afortunado de no entrar al baño de
mujeres ni a la montaña llena de basura.

—Cuando lance los dados saque dos… —musitó—.


¿Eso significa que cada vez que saque un dos podré
verte?
1180

Ni bien terminó de realizar su pregunta, se dio cuenta


de que la forma en la que la hizo era demasiado
sugerente, sonaba casi como si estuviera preguntando
cómo podía encontrarse siempre con Hua Cheng.

—No —respondió Hua Cheng.

Sintió cierta vergüenza al escuchar su respuesta,


junto con el hecho de que su energía espiritual se había
agotado justo en ese momento y ya no podía recibir
ninguna información desde el lado de la Matriz de
Comunicación Espiritual. El repentino silencio hizo que
el ambiente se volviera aún más incómodo.

—Oh, entonces mal entendí todo… —dijo Xie Lian


mientras se rascaba la mejilla, apenado—. Me he
equivocado, lo siento.

Hua Cheng caminó hacia él, hasta quedar cara a cara.

—Si quieres verme, no importa lo que lances, no


importa la hora, siempre podrás encontrarme —dijo.
1181

—…

—Cuando lanzaste los dados, ¿acaso no dijiste mi


nombre? —preguntó Hua Cheng—. Pensé que querías
verme, así que fui.

Dentro del corazón de Xie Lian, parecía haber un


tonto pez de madera que de repente empezó a ser
golpeado por un martillo de plata, “PUM, PUM PUM”.
Ese era el único sonido que sólo él podía escuchar, un
sonido claro y conmovedor en eco que parecía no poder
detenerse.

Después de un largo rato recuperó el habla.

—¿Es por eso que estás aquí? —preguntó Xie Lian.

—¿Por qué otra cosa podría ser? —preguntó a su vez


Hua Cheng—. ¿Hay alguna otra razón por la que debería
haber aparecido en un lugar como la Corte Celestial?

Xie Lian se quedó sin palabras.

—Tú… —susurró.
1182

—¿Qué pasa conmigo? —preguntó Hua Cheng.

Xie Lian realmente no podía formular una oración, y


suspiró con resignación.

—Olvídalo —dijo.

Cada vez que hablaba con Hua Cheng, siempre


parecía estar en un permanente jaque mate, incapaz de
defenderse y contraatacar y, sin embargo, dispuesto a
perder. Realmente se quedaba sin palabras.

De manera inesperada, una deslumbrante luz blanca


cruzó el cielo y cayó a la distancia. Un fuerte sonido
ensordecedor de metal y piedra rompiéndose se oyó, y
algo apareció bloqueándoles el camino. Cuando la luz
blanca empezó a desvanecerse gradualmente, Xie Lian
pudo ver con claridad que lo que acababa de caer desde
el cielo era, en efecto, una espada.

Esta espada, de cuerpo alargado y afilado, estaba


clavada diagonalmente en el suelo, aun temblando por el
impacto. Junto a ella, una figura aterrizó justo a su lado.
1183

La espada era Fang Xin, y la figura no era nadie más que


Lang Qianqiu.

Estaba más que claro que, aunque ambos eran


príncipes, la suerte de Lang Qianqiu siempre había sido
mucho mejor que la de Xie Lian, y que apareciese justo
aquí no era más que otra demostración de ello. Sólo él
había sido capaz de tirar el número correcto en los dados.

Xie Lian no podía siquiera imaginar cómo es que


Lang Qianqiu consiguió obtener esa espada del Palacio
Marcial Divino, pero estaba seguro de que no había sido
de buena manera. La mano que Hua Cheng llevaba detrás
de su espalda se movió levemente hacia adelante.

—Espera, por favor —dijo Xie Lian, levantando una


mano para detenerlo—. Esto es algo entre nosotros, no es
necesario que te molestes.

—Está bien —respondió Hua Cheng, después de un


largo rato.
1184

Xie Lian dio unos pasos para llegar hasta estar frente
a Fang Xin, la levantó de las rocas con su mano izquierda
y sacudió la hoja de la espada, emitiendo un claro sonido
afilado.

Tras cientos de años de espera, Fang Xin finalmente


volvió a despertar entre sus manos.

La espada emitió zumbidos ni bien estuvo en la mano


de Xie Lian. No muy lejos de él, el ojo izquierdo de Hua
Cheng brilló y se dilató por el interminable canto de
aquella espada.

Lang Qianqiu desenvainó su espada con su mano


izquierda.

—Finalmente está dispuesto a enfrentarme


mostrándome su verdadero ser —dijo con frialdad.

—Nunca ha entendido cuál es mi verdadero ser —


dijo Xie Lian, y luego susurró con suavidad—: Taizi
Dianxia, ¿acaso no quería pelear? ¡Vamos, usted lo
pidió!
1185

¡Siete pasos fueron dados y las espadas ya estaban en


movimiento!

Los destellos que provocaron ambas espadas eran


deslumbrantes, y las figuras de los dos hombres se
movieron como lanzaderas. En un abrir y cerrar de ojos,
ambos ya habían intercambiado más de una docena de
golpes, destruyendo gran parte del valle.

El "Tianxia Guixinliu51" había sido creado por Jun


Wu y era el estilo de arte marcial más practicado por los
espadachines en la actualidad, incluyendo a los Dioses
Marciales.

51
天下归心流 - "El flujo del corazón del mundo" es el estilo de arte marcial
que ejercen Xie Lian y Lang Qianqiu.
1186

Tanto Taizi Dianxia Xie Lian del Reino XianLe


como Taizi Dianxia Lang Qianqiu del Reino Yong'An
practicaban este tipo de estilo marcial.

Lang Qianqiu ya era una persona extremadamente


destacada en el mundo de las artes marciales, pero en
comparación con Xie Lian, era obvio que parecía ser un
poco inexperto, ya que él era tan hábil y estaba tan
familiarizado con la técnica que lo hacía parecer algo tan
simple como respirar. El “Tianxia Guixinliu” era un arte
marcial tan poderoso que cuanta más energía espiritual
uno tuviera, más poderoso sería. Si ambos hubieran
estado en las mismas condiciones de energía espiritual,
hace mucho el ganador ya se hubiera definido. Pese a
ello, ¿quién dijo que la energía espiritual influía en la
destreza de uno?

Si bien era más que claro que Xie Lian tenía la


ventaja, su ceño estaba fruncido y cada vez se iba
frunciendo más. Después de algo más de media varilla de
1187

incienso, como si no pudiera contenerse más, dejó de


atacar.

—¿Qué son esa clase de ataques? —preguntó Xie


Lian.

Lang Qianqiu se sorprendió al escucharlo, y Xie Lian


alzó su espada para bloquear uno de sus ataques.

—El camino del Tianxia Guixinliu es el arte marcial


de los reyes, retorna hacia el corazón, enfatizando la
serenidad, la amplitud y la claridad —dijo Xie Lian—.
Sólo con una actitud noble y amplia se puede manejar.
¿Cree que atacando de esta forma imprudente logrará
algo? ¿Acaso está considerándose a sí mismo un soldado
suicida que consigue su cometido lamiendo la hoja de la
espada?

En el pasado el Guoshi de Lang Qianqiu solía


enseñarle de esta misma manera estricta. Los recuerdos
desagradables de haber sido golpeado brutalmente por un
simple error aún estaban frescos en su memoria y Lang
1188

Qianqiu no pudo evitar sentir una familiar sensación de


asfixia, pero apretó los dientes y se esforzó aún más en
realizar sus ataques.

Después de un rato, Xie Lian nuevamente volvió a


no poder soportarlo más y se detuvo.

—¿Qué es lo que le pasa? —dijo con voz


autoritaria—. ¿Ha olvidado todos los puntos
importantes? ¿Cree que este tipo de lucha feroz es muy
poderosa? Está lleno de puntos ciegos, si sigue así morirá
bajo mis manos en menos de tres movimientos.

Ante esas palabras las venas en la frente de Lang


Qianqiu comenzaron a marcarse.

—¡Cállate! —gritó.

¿Cómo podría él no entender la esencia del Tianxia


Guixinliu? Era sólo que, frente a un enemigo tan familiar
ante él, ¿cómo podía ser capaz mantener su gracia? ¡Y si
de repente hacía lo que Xie Lian decía, sería como darle
la razón!
1189

Lo que era aún más irritante era que, mientras él


perdía la compostura y el control de la técnica, cada
movimiento de su oponente era tranquilo, abierto y
brillante, como un modelo del más alto nivel de artes
marciales; donde ni siquiera se podía encontrar un solo
error, incluso si uno lo examinaba meticulosamente.

¡¿Cómo era esto posible?! ¿Cómo podía un asesino


con las manos manchadas de sangre practicar un arte
marcial tan brillante y ejecutarlo tan magnánimamente
con el rostro sumamente tranquilo? ¡Era como si
realmente se tratara de alguien correcto y sincero!

Cuanto más pensaba Lang Qianqiu en ello, más lo


odiaba. Al ver que su expresión se volvía cada vez más
violenta y sombría, Xie Lian volvió a regañarlo.

—¡Tres! —gritó—. ¡Sus brazos, repliéguelos!

La hoja de la espada Fang Xin golpeó el antebrazo de


Lang Qianqiu con un sonido seco: “¡Pah!” haciéndolo
1190

sudar frío, no pudiendo evitar sentir en su interior una


gran sensación de peligro.

¡Si la espada no lo hubiera golpeado con la parte de


la hoja sin filo, sino recta con su filo le habría cortado por
completo la mano!

No obstante, para Lang Qianqiu, tal vez hubiera sido


mejor que lo cortaran, porque el lugar donde lo había
golpeado con la hoja de la espada ahora estaba caliente y
le dolía; era como si un profesor le hubiera pegado a un
niño en la palma de la mano con una gruesa regla para
corregirlo.

Pero esto aún no había terminado.

—¡Dos! —gritó Xie Lian de nuevo—. ¡Su centro de


gravedad está desviado!

“¡Pah!” Otra vez la hoja de la espada lo embistió,


esta vez golpeándolo en el centro del pecho.
1191

Lang Qianqiu involuntariamente corrigió su centro


de gravedad.

—¡¿Qué estás haciendo?! —gruñó, enojado.

Xie Lian volvió a darle un revés con la espada.

—¡Usted es el que quería pelear! —respondió—. ¡El


último movimiento! ¡Uno! ¡Sus pies, están muy ligeros!

Este último golpe le dio en la pierna. Este fue el más


doloroso, ya que por fin Lang Qianqiu se dio cuenta de
que… ¡Xie Lian estaba usando a Fang Xin como una
regla para corregirlo!

Xie Lian hizo otro movimiento hacia arriba,


derribando la espada de Lang Qianqiu.

—Tres movimientos han pasado, y… ya está muerto


—dijo.

Lang Qianqiu no pudo soportarlo más y apartó de una


palmada la espada que sostenía Xie Lian frente a su
garganta.
1192

—¡¿Ya tuviste suficiente?! —exclamó enojado Lang


Qianqiu, sin respeto alguno—. ¡Estoy aquí para luchar
contigo a muerte, no para que me des una lección!

Xie Lian le dio otro golpe con el revés de la espada


en el brazo, y si no hubiera sido tan reservado habría
añadido una patada también.

—¿Qué te hizo pensar que tú podrías luchar conmigo


a muerte? ¡Sólo mira cómo es que me has atacado! ¿De
dónde sacas el valor para decirme eso? —espetó Xie
Lian—. ¿Crees que eres digno de decir tales palabras? De
todo el Reino Celestial hasta el Reino Mortal, puedo
contar sólo con una mano el número de personas que
están cualificadas para luchar contra mí. ¡¿Realmente
crees que tú estás entre ellas?!

Lang Qianqiu estaba enloqueciendo con la ira que


sentía al ver su cara llena de arrogancia que dejaba claro
un mensaje: “Soy el número uno en los Tres Reinos" y,
sin pensarlo, agarró nuevamente su espada.
1193

—¡Otra vez! —gritó.

—Tu corazón no está bien —respondió con rigor Xie


Lian—, y tienes demasiada hostilidad, sería inútil incluso
si lo intentaras diez mil veces más. Te niegas a escuchar
mis palabras, sólo porque soy yo quien las dice. ¿Crees
que estás capacitado para enfrentarme? ¡Estás
saboteando tus habilidades marciales por simple
despecho! ¡¿Es esto algo que puedas resolver con
despecho?!

Lang Qianqiu estaba tan extremadamente enojado


que sintió como sus dientes chirriaban ante sus palabras.

¡Estaba tan molesto que de pronto su mente quedó en


blanco y se impulsó hacia adelante con su espada en la
mano!

La espada Fang Xin era rápida para golpear, pero


también rápida para esquivar. Xie Lian lo esquivó
rápidamente, y soltó un ligero "Oh" cuando se dio cuenta
1194

de que había logrado hacerle un pequeño golpe. Cuando


levantó la vista, una pequeña herida apareció en su rostro.

Al ver esto, el rostro de Hua Cheng cambió


abruptamente y, en cambio, Xie Lian suavizó su ceño
fruncido.

—Eso es, eso está mejor —dijo, elogiándolo.

Lang Qianqiu se incorporó y los dos empezaron a


luchar de nuevo. Tal como dijo, los movimientos de Lang
Qianqiu ahora eran tranquilos y sus espadas comenzaron
a hacer una hermosa danza. La corriente del Tianxia
Guixinliu se fortalecía con la energía espiritual, y como
la de él era más fuerte que la de Xie Lian después de
ajustar su mente, rápidamente recuperó la ventaja. Esta
vez, fue el turno de Xie Lian de aguantar los ataques,
hasta que gradualmente fue incapaz de continuar
resistiendo. Y justo en ese momento, un rápido y furioso
golpe de la espada extremadamente afilada de Lang
Qianqiu fue tras él.
1195

El golpe fue asombroso. Xie Lian lo bloqueó con su


mano derecha sin pensar, olvidando por completo que su
mano derecha era la que estaba aún herida.

¡Cuando las espadas chocaron, el dolor se propagó


con intensidad!

La figura de Hua Cheng se movió ligeramente, pero


al fin y al cabo, Xie Lian le había pedido que no
interfiriera, por lo que se forzó a quedarse quieto en su
lugar. Frente a él, los ojos de Xie Lian se abrieron de
golpe por el fuerte dolor que sintió en su brazo derecho,
casi cayendo de rodillas por él.

¡Había dejado libre una brecha, mostrándose


vulnerable!

Lang Qianqiu levantó su espada para continuar


atacando, pero rápidamente se dio cuenta de lo que estaba
pasando. Vio la cara de Xie Lian mostrando dolor y
recordó cómo es que se había lastimado ese brazo, por lo
que dudó por una fracción de segundo.
1196

En esa fracción de segundo, la victoria se había


decidido. Lang Qianqiu cayó al suelo. Aturdido, miró
hacia abajo y se dio cuenta de que en algún momento…
¡Una banda de seda blanca como la nieve se había
envuelto varias veces alrededor de su cuerpo como si de
una serpiente venenosa se tratase!

Xie Lian dejó escapar un suspiro de alivio, se secó el


sudor de la frente y dejó a un lado a Fang Xin.

—Eso estuvo cerca, muy cerca —dijo, riendo


irónicamente.

Se acercó a Lang Qianqiu y le puso un sello de


inmovilización, para luego guardar a Ruoye.

—¡Si quieres pelear y matarme, al menos ten el valor


de resolverlo con una lucha de espadas! —exclamó Lang
Qianqiu, incrédulo con lo sucedido—. ¡¿Qué clase de
hombre usaría esas tácticas de emboscada?!

Xie Lian no le prestó atención, ni siquiera se sintió


insultado cuando le cuestionó si actuaba o no como un
1197

hombre. Hace poco se había vestido de mujer, y hasta en


una ocasión dijo en voz alta que no podía ponerse
erecto… ¿Cómo le iba a importar lo que le dijera?

—Lo importante es sobrevivir a las situaciones


críticas, no debería preocuparse por el cómo ni por lo que
opinen los demás —respondió Xie Lian.

Lang Qianqiu se quedó atónito.

Cuando esta persona todavía era el Guoshi Principal


del Reino Yong’An, siempre le enseñó a ser abierto y
honesto, realmente no pensó que un día de su misma boca
se escupirían tales palabras.

—¡En el pasado, no eras así! —gritó Lang Qianqiu


indignado.

—Se lo he dicho varias veces en el pasado —dijo Xie


Lian—. No se tome la libertad de ponerme en un pedestal
y alabarme en su corazón sin mi autorización. Porque, de
hecho, siempre he sido así —se puso en cuclillas junto a
Lang Qianqiu y continuó—: Sólo en términos de
1198

habilidad con la espada, ha mejorado, pero ¿qué ha


pasado con su templanza? El Tianxia Guixinliu no es
conocido por su poder explosivo, así que si sigue
practicándolo de esta manera no será capaz de subir al
siguiente nivel si se deja llevar tan fácilmente por el
derramamiento de sangre y la venganza. Si no lo controla
tendrá grandes dificultades.

Lang Qianqiu estaba a punto de explotar.

—¡¿Por qué crees que tienes el derecho de hablarme


así?! —gritó—. ¡¿Acaso crees conocerme tan bien?!

Xie Lian sonrió suavemente.

—Qianqiu, lo conozco muy bien —respondió.

Lang Qianqiu se sorprendió al escucharlo.

—Sigue siendo un joven muy bondadoso —dijo Xie


Lian—. En aquel entonces, cuando clavaba cada clavo en
mi pecho, lloró a mares mientras lo hacía. Y hoy, aún al
ver a su enemigo herido, dudó en atacar. Después de
1199

tantos años, sigue siendo así, y eso me alegra mucho,


pero… al mismo tiempo, me preocupa, porque si su
oponente hoy no hubiera sido yo, de seguro ya estaría
muerto.

Después de una breve pausa, Xie Lian continuó.

—Usted es muy adecuado para utilizar el Tianxia


Guixinliu —dijo—. Si bien una actitud majestuosa y
estable es valiosa, lo más importante es tener un corazón
bondadoso. Sin embargo, todavía necesita cultivar y
entrenar más su temperamento y mejorar sus debilidades.
No importa lo mucho que me odie, nunca debe perder de
vista sus verdaderos objetivos, de lo contrario, sería una
pérdida irreparable. ¿Recuerda los tres golpes que le di
antes? Debe recordarlos… No pierda su espíritu de lucha,
siga sus instintos y mantenga siempre los pies sobre la
tierra.

Lang Qianqiu parecía querer taparse los oídos.


1200

—¿Por qué crees que me puedes sermonear en ese


tono? —preguntó—. ¿Qué te hace pensar que puedes
autoproclamarte como mi maestro?

—No volveré a hacerlo —dijo Xie Lian.

Lang Qianqiu se quedó atónito al escuchar esto.

—Esta será la última vez —continuó Xie Lian—.


Tenía que decirle cuáles fueron sus errores; deberá
corregirlos. El resto dependerá sólo de que piense
detenidamente cómo resolverlos usted mismo.

Cuando vio que se levantaba para irse, Lang Qianqiu


se apresuró a hablar.

—¡Detente! —gritó.

Xie Lian ya se había dado la vuelta y, sin mirar atrás,


tomó a Fang Xin y se dirigió hacia Hua Cheng.

—Te he hecho esperar mucho —dijo—. Hablemos


de otras cosas, pero en otro lugar.

—De acuerdo —dijo Hua Cheng asintiendo.


1201

Mientras comenzaban a caminar, Hua Cheng tomó el


brazo derecho de Xie Lian, quien se sorprendió por un
breve momento, luego supo que por el rápido alivio del
dolor en su brazo que Hua Cheng lo estaba ayudando a
sanar.

Justo cuando iba a agradecerle, Lang Qianqiu volvió


a gritar desde atrás.

—¡Detente! ¡¿Por qué estás huyendo?! —gritó


desesperado—. ¡¿A qué le tienes miedo?! ¡Si tienes
agallas, ven y lucha conmigo! ¡¿Por qué me odias tanto?!
¡Ese día era mi cumpleaños! ¡Cumplía diecisiete años!

Hua Cheng frunció levemente el ceño.

—Vámonos, vámonos —dijo Xie Lian, sonriendo


forzadamente y acelerando el paso.

Lang Qianqiu sabía que él no se iba a dar la vuelta,


así que comenzó a despotricar.
1202

—¡Xie Lian, te odio! —gritó—. ¡Eres el tipo de


persona que más odio en este mundo! ¡Simplemente no
puedes soportar ver a los demás felices si tú no lo eres,
¿no?! ¿Por qué todavía te haces pasar por una buena
persona? ¿Qué tipo de maestro de mierda te crees que
eres? ¡Nunca jamás me convertiré en alguien como tú!

Xie Lian estaba caminando rápidamente con la


cabeza baja, pero al escuchar la última frase, sus pies se
detuvieron de golpe como si estos hubieran sido clavados
en el suelo. Hua Cheng también se detuvo, con una pizca
de ira en su rostro.

Xie Lian se volvió a acercarse con brusquedad y


señaló a Lang Qianqiu con el dedo.

—Tú… ¿Qué acabas de decir? —espetó—. Dilo de


nuevo si tienes agallas.

Por supuesto que Lang Qianqiu tenía las agallas para


hacerlo, al verlo regresar puso todo su esfuerzo en
1203

levantar la cabeza y sin un atisbo de duda volvió


repetirlo.

—¡He dicho que te odio! —gritó—. ¡No mereces ser


mi maestro! ¡Nunca jamás me convertiré en alguien
como tú! ¡No importa lo que me hayas hecho, no importa
lo que me hayas enseñado, nunca seré como tú! ¡Nunca
jamás!

Xie Lian se cruzó de brazos y le dirigió una mirada


condescendiente, completamente inexpresiva.

Tras un largo rato de sólo mirarlo, sus labios se


movieron ligeramente, resopló… y se echó a reír a
carcajadas.

Lang Qianqiu se sintió insultado, enfadado y


conmocionado por su actitud.

—¿De qué te ríes? —preguntó—. ¡¿De qué es lo que


te ríes?! ¡¿Qué te hace tanta gracia?!
1204

Xie Lian rio aún con más imprudencia, incluso


aplaudiendo mientras reía.

—¡Bien! ¡Bien dicho! —exclamó con alegría—.


¡Muy bien dicho!

No podía recordar la última vez que se había reído


con tanta alegría. Cuando por fin Xie Lian pudo dejar de
reírse, un ligero color rojo apareció en los extremos de
sus ojos y en la punta de su nariz. Luego asintió con la
cabeza y miró a Lan Qianqiu sonriendo.

—Recuerda lo que has dicho hoy —dijo—. Nunca te


convertirás en alguien como yo, si recuerdas lo que me
has dicho hoy.

—¡Tienes problemas, ¿verdad?! —exclamó Lang


Qianqiu.

—Sí —respondió Xie Lian con una sonrisa—.


¿Recién te acabas de enterar hoy?

—¿Eh? —dijo desconcertado.


1205

Antes de que Lang Qianqiu pudiera juntar la energía


necesaria para volver a incorporarse y continuar
maldiciéndolo, se escuchó un fuerte “¡Bang!” como si
algo hubiera explotado.

Los ojos de Xie Lian se abrieron ligeramente,


sorprendido, y luego una ondulación de humo rojo siguió
la corriente del viento. Cuando el humo se disipó, lo
único que había en el lugar donde antes había estado
Lang Qianqiu era un pequeño muñeco de vaivén que se
balanceaba de izquierda a derecha. Este muñeco tenía la
cabeza y el cuerpo redondo, cejas afiladas como una
espada y ojos estrellados; en su espalda llevaba una larga
y vigorosa espada. Era un muñeco de daruma52 bastante
impresionante, muy parecido a Lang Qianqiu.

Hua Cheng había estado observando toda la situación


con los brazos cruzados y manteniéndose al margen, y

52
Figura redonda de papel maché, típicamente de color rojo, con un diseño
simplificado y sin extremidades, que representa a Bodhidharma, el fundador
del budismo Zen
1206

ahora finalmente decidió intervenir. Caminó


perezosamente hacia allí y le dio un golpecito al muñeco
con un dedo, luego lo guardó sin esfuerzo alguno en
algún lugar con un movimiento de su mano.

—Hua Chengzhu, ¿qué significa esto? —preguntó


confundido Xie Lian.

Hua Cheng ladeó la cabeza y se rio.

—Gēge, este discípulo tuyo es tan desobediente que


no deberíamos consentirlo más —dijo—. Eres
demasiado bondadoso como para darle una verdadera
lección, así que este San Lang intervendrá un poquito y
lo hará por ti, para que tú no tengas que esforzarte tanto
con este problema.

—No, no, no, has entendido mal —dijo Xie Lian


apresuradamente—. Desde hace mucho ya no soy su
maestro. Además, Qianqiu es un buen chico, así que no
se le debería culpar de nada.
1207

—¿Realmente es así como dices? —dijo Hua Cheng


con calma y vacilación, para luego preguntar—: ¿Qué
tiene de bueno? Cuéntame, Gēge, tal vez me conmueva.

—Por ejemplo, él no tiene malas intenciones —


respondió Xie Lian de inmediato.

—Es muy obstinado —replicó Hua Cheng.

—¡Él es muy honesto y bondadoso! —exclamó Xie


Lian.

—Sigue siendo muy obstinado —replicó Hua Cheng

—Él es… muy… muy… —empezó Xie Lian.

—Es simplemente muy obstinado —dijo


nuevamente Hua Cheng.

—Él es… bondadoso —dijo Xie Lian—. Espera ya


he dicho eso…

Xie Lian trató de enumerar un montón de cosas


favorables de Lang Qianqiu, aunque como era de
1208

esperarse, para Hua Cheng todas eran insignificantes y


no le dio reconocimiento a ninguna de ellas.

Xie Lian suspiró.

—Sabes bien cuál es la conexión entre el Reino


Yong'An y el Reino XianLe, ¿verdad? —preguntó—.
Originalmente, no tenía intención de tener ningún tipo de
vínculo con el Reino Yong'An, pero fue debido a Qianqiu
que terminé convirtiéndome en el Guoshi Principal.

Hua Cheng finalmente lo miró fijamente.

—¿Por qué? —preguntó.

—Creo que ya debes saber cómo es que llegué a


convertirme en el Guoshi Principal de Yong'An en aquel
entonces —respondió Xie Lian.

—Exorcizando demonios con una rama con flores —


dijo Hua Cheng.

—Lo haces sonar muy elegante, pero en realidad fue


una serie de eventos muy desastrosos —dijo Xie Lian—
1209

. En resumen, Qianqiu salió de viaje fuera de la ciudad


imperial para buscar bendiciones, y yo lo salvé. Lo llevé
junto con algunos guardias hacia el Palacio Imperial,
pero en el camino fuimos atacados constantemente por
demonios. En ese momento, la salud de Qianqiu no era
buena y estuvo constantemente aturdido y dormido en el
carruaje. Un día, volqué el carruaje; él se despertó y salió
arrastrándose, y ni bien me vio... se puso a llorar.

Hua Cheng guardó silencio y escuchó atentamente.

—En aquel entonces, pensé que estaba llorando


porque me vio con mi aura llena de intenciones asesinas
—dijo Xie Lian, y sonrió, para luego continuar—: Estaba
cubierto de sangre, sosteniendo una cabeza en mi mano;
cuando lo vi llorar tan fuerte, tuve que tirar la cabeza para
intentar calmarlo, pero quién hubiera sabido que eso lo
iba a hacer llorar con más fuerza y a los gritos. En ese
momento, había estado matando a todo lo que nos íbamos
encontrando en el camino y yo estaba casi muerto de
cansancio, sin fuerzas siquiera para poder consolar a un
1210

niño. La verdad es que estaba muy fastidiado con la


situación y pensé que quizá él era uno de esos niños
demasiado delicados y mimados. Sabes, cuando yo era
joven, no lloraba tanto como lo hacía él…

Las comisuras de Hua Cheng se elevaron y formaron


una ligera sonrisa y, aparentemente sin darse cuenta,
comenzó a apretar la perla de coral rojo que tenía en el
extremo de su pequeña trenza.

—¿Fue así? —preguntó.

—¡Por supuesto! —dijo Xie Lian—. Volviendo a


eso, originalmente tenía planeado descansar un poco
apoyándome en ese carruaje, pero no tuve más remedio
que alejarme un poco para evitar que se asustara tanto y
siguiera llorando a gritos. Quién iba a saber que ni bien
di un par de pasos, de repente se abalanzó sobre mí y se
aferró a mi brazo, preguntándome si es que alguien me
había estado acosando.

Los ojos de Hua Cheng se movieron levemente.


1211

—Me pareció extraño y le pregunté: '¿Qué está


diciendo, Taizi Dianxia? Nadie me ha estado acosando'.
Pero él abrió mucho los ojos y preguntó: 'Entonces, ¿por
qué cuando los demonios aparecieron hace un momento,
todos se quedaron quietos y solo usted se adelantó para
enfrentarlos?' Los otros guardias al escucharlo se
arrodillaron en el acto. La situación estaba a punto de
salirse de control, así que tuve que responderle con
descaro: 'Eso es porque yo soy el más fuerte'.

—¿Cómo eso puede ser considerado descaro? —


preguntó Hua Cheng—. Si esa era simplemente la
verdad. Es fácil imaginar que todos los demás deben
haber estado escondidos detrás de ti como inútiles
basuras, esperando recoger las sobras y robarse el
reconocimiento.

Xie Lian se atragantó brevemente al escucharlo.

—No deberías plantearlo así —dijo—. La mayoría


de esas personas eran simples mortales, no podían
1212

siquiera ver a los demonios. Enviarlos a luchar allí era


sólo enviarlos a una muerte segura, por eso dejé que su
prioridad fuera proteger a Taizi Dianxia.

Tras un momento de silencio, Hua Cheng volvió a


hablar.

—No me parece justo —dijo.

Xie Lian lo miró y de repente sonrió ampliamente.

—Qianqiu también opinó lo mismo —dijo, aun


sonriendo—. Él respondió: '¡Pero, esto es demasiado
injusto! ¡Todos salieron ilesos, y sólo usted resultó tan
gravemente herido!' —Xie Lian suspiró y continuó—: En
ese momento, realmente pensé... que él era un buen
chico. Más tarde, él mismo me vendó las heridas, me
habló de todo un poco, me contó sobre sus pequeños
deseos infantiles y me expresó su deseo de querer ser mi
discípulo, de aprender de mis habilidades y así cuando
creciera, poder ir a redimir los espíritus resentidos del
antiguo Reino XianLe… Todos dicen que yo salvé a
1213

Taizi Dianxia, pero en realidad, siento que él en ese


momento también me salvó a mí.

Hua Cheng giró el rostro hacia un lado, de tal manera


de que no era posible ver la expresión que tenía ahora en
el rostro.

—¿Qué te ocurre? —preguntó Xie Lian—. Lo siento,


¿he dicho demasiado?

Hua Cheng volvió la mirada, llevando la misma


expresión de siempre.

—No, adelante —dijo con una leve sonrisa—. Tengo


muchas ganas de seguir escuchándolo.

Xie Lian aprovechó el momento oportuno, creyendo


haberlo conmovido.

—Así que, Hua Chengzhu, yo sé que usted es una


buena persona y alguien comprensivo —dijo—. Por
favor, ya no se burle más de él. Y si no le molesta, ¿podría
por favor simplemente deshacer el hechizo?
1214

Sin embargo, Hua Cheng no flaqueó frente a sus


intenciones.

—No soy bueno, y ni siquiera soy una persona —


respondió con firmeza.

Xie Lian no sabía si reír o llorar.

—Tú… —musitó.

—Él causó un gran alboroto en mi territorio, sólo le


estoy dando un pequeño castigo —continuó Hua Cheng.

Cuando dijo eso, Xie Lian estaba demasiado


avergonzado como para seguir suplicando clemencia, así
que simplemente recurrió a decir la verdad.

—Hua Chengzhu, yo fui el culpable principal, el


espía que irrumpió en Ciudad Fantasma —dijo—. No
importa lo que él haya hecho, sólo lo hizo intentando
ayudarme, así que no puedes absolverme de mi culpa.
Prometo darte cualquier cosa que me pidas, pero ¿podrías
por favor olvidarte de él esta vez?
1215

Hua Cheng sonrió de medio lado.

—¿Oh? —canturreó, divertido—. ¿Todo lo que te


pida?

Xie Lian asintió repetidamente.

—Ya que lo mencionas —dijo Hua Cheng—, tengo


un asunto importante que debo atender… ¿Gēge estaría
dispuesto a acompañarme y ayudarme?

—¿De qué se trata? —respondió Xie Lian


inmediatamente, sin siquiera pensarlo.

—No puedo decírtelo en este momento —respondió


Hua Cheng—, lo sabrás cuando llegue el momento. Si
Gēge está dispuesto a ayudarme, entonces acompáñame.

Xie Lian se sorprendió.

—¿Irnos ahora mismo? —preguntó Xie Lian—. ¿Por


qué tanto apuro?

—Si, hay que irnos ahora —respondió Hua Cheng—


. Es un asunto muy urgente, muy importante, y muy
1216

peligroso. No podemos esperar ni un momento más. Una


vez que haya terminado, liberaré a Lang Qianqiu.

Un Rey Fantasma, una calamidad, nunca le pide


ayuda a nadie. Si estaba pidiéndole ayuda, seguramente
era posible que se tratara de un asunto muy complicado,
tal vez incluso de un ataque inminente de un enemigo
muy poderoso. Aunque no estuviera Lang Qianqiu en el
medio, Xie Lian sin duda alguna lo ayudaría.

Lo primero que pensó en hacer antes era informar a


la Corte Celestial, pero ya no tenía más energía espiritual,
además, después de pensarlo bien si esta noticia llegaba
hasta los Cielos, Hua Cheng seguramente volvería a ser
el centro de discusión. Así que lo mejor sería actuar
primero y reportar después; ayudaría a Hua Cheng a
resolver este asunto y luego llevaría de vuelta a Lang
Qianqiu a los Cielos sano y salvo. De esa manera, lo peor
que podría pasar es que la Corte Celestial sólo lo culpe a
él de no informar a tiempo y forma. De todos modos, a
1217

como estaban las cosas en este momento ya no le temía a


ningún otro tipo de sanción, así que simplemente asintió.

—Entonces vámonos —dijo Xie Lian.

Hua Cheng en ese momento, fingió reprenderlo.

—Esta vez, mi Gēge, no te puedes sin despedirte —


dijo.

Xie Lian naturalmente asintió con una sonrisa.

—Definitivamente no lo haré —respondió.


1218

Capítulo 16

◇Un hombre sin nombre y un solo


vaso de agua para dos◇

En los días siguientes, Hua Cheng le pidió a Xie Lian


que lo acompañara a diferentes lugares con el pretexto de
"ayudarlo".

Estuvieron por pueblos tranquilos, en majestuosas


Ciudades Imperiales y en antiguos bosques profundos; en
cada lugar al que llegaban, Hua Cheng solía contarle
sobre leyendas y costumbres locales. A veces, resultaban
ser lugares en los que Xie Lian ya había estado, así que
cuando eso ocurría era Xie Lian quien le contaba sobre
su pasado.
1219

De esta manera, los dos descubrieron que habían


dejado sus huellas en muchos lugares similares, aunque
rara vez coincidieron en el tiempo correcto, apenas
evitando cruzarse debido a que uno había estado o muy
antes o muy después.

—Viajar diez mil millas es mejor que leer diez mil


libros —dijo Xie Lian con una pequeña risa—. No es de
extrañar que Hua Chengzhu tenga tanto conocimiento.
Siempre he sentido que has estado en muchos lugares, y
resulta ser que no me he equivocado en ello.

Hua Cheng también se rio.

—Gēge, ¿no has estado tú también en muchos


lugares? —dijo con suavidad en voz baja—. Es una
lástima que de alguna manera nunca nos hayamos
encontrado antes, sino después de tanto tiempo.

Aunque Xie Lian también sintió tristeza, de igual


forma lo consoló.
1220

—Pero ahora finalmente nos hemos encontrado, eso


es lo que importa —dijo—. No es demasiado tarde.

Ese día, Hua Cheng, juguetón como siempre,


transformó a unos cuantos malhechores y espíritus
malignos en muñecos darumas, y los molestó sin piedad,
bromeando y jugándoles una mala pasada ante cualquier
desacuerdo. Los dos después se alejaron riéndose
mientras escapaban de las reverencias de unos mendigos
sucios y andrajosos.

Xie Lian se giró para mirarlo.

—¿No que habías dicho que no te importaban las


oraciones y plegarias? —preguntó.

Durante su paseo nocturno en el Barco Fantasmal,


Xie Lian había hecho una nota mental de algunas
peticiones de deseos inusuales, todas provenientes de
niños. Tenía la intención de ayudar a Hua Cheng a
cumplirlas cuando tuviera tiempo en algún momento,
pero no esperaba que Hua Cheng también las recordará.
1221

Hua Cheng le guiñó un ojo.

—De vez en cuando me ocupo de algunas —


respondió.

—No te importan las plegarias de la gente rica y


noble, ¿pero sí la de estos niños? —preguntó Xie Lian.

—No había de otra —respondió Hua Cheng—. Si me


lo piden, ¿debería o no debería hacerlo? Todo depende
de mi estado de ánimo, incluso si se tratase de
Emperadores Celestiales quienes fueran los que me lo
pidieran, ¿no te parece?

Los dos se miraron y sonrieron. Xie Lian sintió que,


aunque este Rey Fantasma fuera el terror de los Tres
Reinos, a menudo mostraba un lado juvenil que
realmente era adorable y amable.

Xie Lian sintió unas grandes ganas de poder darle un


abrazo.
1222

—Entonces, ¿era esto con lo que querías que te


ayudará? —preguntó.

—Por supuesto que no —respondió Hua Cheng.

—Si no es esto ni tampoco aquello, entonces, ¿qué


es? —pregunto Xie Lian.

Al principio, Xie Lian pensó que Hua Cheng


realmente necesitaba su ayuda y se preparó mentalmente
para ello estando muy alerta y preparado para batallar,
pero gradualmente descubrió que además de pasar sus
días curando sus heridas y acompañándolo a dar paseos
y disfrutar de la naturaleza que los rodeaba a diario, Hua
Cheng no había hecho absolutamente nada.

La herida que le había hecho E-Ming realmente era


una herida maldita, y era muy difícil de curar. Con la
ayuda de Hua Cheng, la velocidad de su recuperación
aumentó significativamente, pero aun así necesitaba siete
días para que se curara por completo. Ahora ya habían
pasado cinco días, pero a todo esto, parecía que sólo Xie
1223

Lian era el que seguía preocupado por aquel asunto que


era "muy urgente, muy importante y muy peligroso".

Cada vez que le preguntaba a Hua Cheng sobre ello,


él simplemente le sonreía en silencio. Xie Lian no podía
presionar demasiado por una respuesta, ya que eso podría
hacerlo parecer que lo único que quería era salvar a Lang
Qianqiu y luego marcharse. Así que, lo único que pudo
hacer en todo este tiempo era simplemente acompañarlo
y quedarse a su lado. O, mejor dicho, para ser más
precisos, hacer que Hua Cheng se quedara a su lado.

Muy apenas se le pasó por la cabeza suponer que Hua


Cheng sólo le estaba pidiendo ayuda como una excusa
para tratar sus heridas personalmente.

—Entonces, ¿quieres saber de qué se trata en


realidad? —dijo Hua Cheng con una sonrisa—. Muy
pronto lo sabrás.

—¿Cuánto tiempo es muy pronto? —preguntó Xie


Lian.
1224

—Hmm, déjame pensar —dijo Hua Cheng—. De


todos modos… ¡Primero asegurémonos de que te
recuperes por completo de tus heridas! Oh, Gēge, mira,
hay otra ciudad más adelante.

Xie Lian ya sabía de antemano que él respondería de


esa manera, y no podía ni reír ni llorar, así que
simplemente negó con la cabeza sonriendo. Sin embargo,
al seguir la dirección de la mirada de Hua Cheng, la ligera
sonrisa en su rostro desapareció por completo.

Cuando llegaron a la puerta de la ciudad, al levantar


la vista, vieron las majestuosas palabras "Cang Cheng".
Hua Cheng dio unos pocos pasos hacia adelante y luego
notó que la persona a su lado ya no estaba, por lo que se
dio la vuelta para mirarlo.
1225

—¿Gēge? —preguntó.

Sólo entonces, Xie Lian volvió en sí.

—Ya voy —contestó.

—No te preocupes por nada, vamos, por favor —dijo


Hua Cheng.

Xie Lian sintió un fuerte palpitar en su corazón,


como si las palabras de Hua Cheng tuvieran un
significado oculto, pero no pudo entender su significado
claramente. Al final, sólo pudo seguirlo, con la mirada
más allá de las antiguas cornisas de las calles hacia las
lejanas montañas, aunque en su corazón no se sentía tan
tranquilo como lo demostraba su rostro.

Esta ciudad que se llamaba Cang Cheng tenía este


nombre porque estaba situada en lo alto de una montaña,
en la montaña Tai Cang. Pero hace ochocientos años, este
lugar no se llamaba así. En ese entonces, esta era la
Ciudad Imperial del Reino de XianLe.
1226

Xie Lian creía considerarse alguien que ya no


disfrutaba añorar el pasado, pero, al fin y al cabo, él había
nacido y crecido aquí. Tal vez fue por los nervios que
sentía cuando estaba cerca de su tierra natal, o tal vez fue
porque simplemente no quería darse la oportunidad de
lamentarse por el pasado y de ver cómo las cosas y
personas habían cambiado; pero ya habían pasado
demasiados años desde su última visita. Los mares ya se
habían convertido en campos de moreras, cientos de años
pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y la que fue alguna
vez la romántica y magnífica Capital Imperial ahora
rebosaba del bullicio de la vida cotidiana y mundana de
la gente.

«—¿Por qué San Lang me trajo aquí?» —pensó


mientras caminaba.

¿Esto era toda una coincidencia? Tal vez. A


excepción, de que Xie Lian realmente no creía que Hua
Cheng, con todo su conocimiento, no supiera cuál era el
nombre antiguo de Cang Cheng.
1227

Aunque su tierra natal ahora parecía ajena a lo que


recordaba, al caminar un poco por la ciudad, vio que
estaba decorada con luces y colores, de forma muy
animada. Resulta que habían llegado en un momento
oportuno, justo durante un festival. Había competiciones
de flores, de té, de grillos, escenarios para presenciar
diferentes actuaciones y personas vagando de puesto en
puesto, todo muy bullicioso y alegre.

Después de pasear un rato, vieron a cien personas


reunidas frente a un gran escenario rojo, listas y
emocionadas por lo que iba a suceder.

Xie Lian las miró durante un rato sin entender qué es


lo que estaba pasando.

—¿Qué están haciendo? —preguntó.

—¿No lo sabe este Daozhang? —respondió alguien


que estaba a su lado—. ¡Esto es la competición por la
Flor Dorada! ¿Puede llegar a ver el ramo de flores
doradas que están en la cima de ese escenario? ¡El
1228

primero en tomar el ramo de flores doradas y llevarlas al


templo gana!

—Oh, ya veo —dijo Xie Lian—. Quien gana el


primer lugar ofrece las flores doradas, de esa manera los
dioses serán honrados y el fiel que la ofrece se llenará de
felicidad.

—Ya que es una competencia, ¿hay algún premio


para quien gane las flores doradas? —preguntó Hua
Cheng, mostrándose bastante interesado.

—¡Claro que sí! —respondió otra persona—. Si


llevas el ramo de flores doradas hasta al templo, podrás
pedir un deseo, ¡y este seguro que se cumplirá! Si no me
crees, pregunta y verás. ¿Acaso no es verdad que Tai Hua
Dianxia ha ganado la competencia de la Flor Dorada
todos los años y siempre se cumple su deseo?

—¿De verdad? —preguntó Hua Cheng—. ¿Así que


gana esta competencia todos los años?
1229

La multitud que lo rodeaba no entendía en absoluto


el por qué preguntaba eso.

—Tai Hua Dianxia es el orgullo de nuestra ciudad,


¿quién más podría ganar sino él? —contestaron.

En ese momento, comenzó un gran alboroto en la


calle.

—¡Todos retrocedan, retrocedan! —gritó alguien—.


¡Tai Hua Dianxia está aquí!

Al escuchar eso voltearon la cabeza hacia donde


provenía el bullicio y, efectivamente, Lang Qianqiu había
llegado. Sin embargo, este no era la persona real, sino que
era una hermosa y brillante estatua de oro. La estatua
divina mostraba a un joven apuesto, sentado en un
palanquín cargado por ocho personas, e iba acercándose
con calma. Flores frescas empezaron a caer como lluvia
desde todas las direcciones, todas arrojadas por los
transeúntes. La estatua divina se abrió paso entre la
multitud y entró a lo que parecía ser un nuevo templo
1230

rodeado de gente. En la puerta, taoístas con túnicas


elegantes y coloridas estaban repartiendo incienso gratis.
Al parecer, habían llegado cuando habían terminado la
construcción de un nuevo templo y se habían encontrado
con el momento justo en el que hacían entrar a la estatua
divina de este.

Xie Lian siguió a la multitud a la entrada del templo,


y con curiosidad se unió a la emoción de estos. Siempre
acostumbraba encender incienso cada vez que tenía la
ocasión de hacerlo, por lo que rápidamente fue atraído a
hacerlo; pero justo cuando estaba a punto de atravesar las
puertas para echar un vistazo dentro, vio el umbral que
tenía a sus pies y se quedó perplejo.

—¿Hay algo interesante para ver? —preguntó Hua


Cheng desde atrás, mientras se acercaba lentamente.

Xie Lian rápidamente se recompuso, y retrocedió


rápidamente, luego se dio la vuelta y sonrió.
1231

—Seguramente ya has visto demasiados palacios y


templos, así que naturalmente no hay nada interesante
que ver aquí —contestó—. ¿Por qué no vamos a otro
lugar a echar un vistazo?

Hua Cheng miró por encima de su hombro y no


pareció haber notado nada, por lo que sonrió levemente.

—Está bien —dijo.

Xie Lian suspiró aliviado, y los dos empezaron a


caminar un poco, alejándose, pero sin poder evitarlo
volvió la mirada hacia atrás por encima de su hombro,
echándole otro vistazo al umbral.

De repente, escuchó a Hua Cheng hablarle.

—Gēge, ¿qué estás mirando? —preguntó.

Xie Lian volvió la mirada hacia adelante.

—Oh, nada —respondió—. Es sólo que ese nuevo


templo se ve bien, solo le estaba echando un último
vistazo.
1232

—¿En serio? —preguntó Hua Cheng—. A mí me


parece que ese templo es muy feo y que no traerá buena
suerte.

Xie Lian se sorprendió y quedó perplejo ante esto.

—¿Por qué te parece que un templo del Dios de la


ciudad no vaya a traer buena suerte? —preguntó.

—Porque es así —dijo Hua Cheng y luego sonrió—.


Simplemente es un templo que no traerá buena suerte, se
parece más al tipo de templos que pueden incendiarse
con facilidad.

En ese momento, Xie Lian recordó las historias que


le contaron sobre Xueyu Tanhua, el Rey Fantasma con
ropas tan rojas como la sangre, el quemador de los
templos de los Dioses.

Xie Lian no pudo evitar sudar frío.

Justo en ese momento, otra persona se acercó hacia


ellos.
1233

—Oigan, ¿ustedes dos van a participar de la


competencia de la Flor Dorada? —preguntó.

Xie Lian pensó que Hua Cheng era demasiado


holgazán como para interesarse en participar en este tipo
de competencias, y estuvo a punto de declinar con una
sonrisa. Pero inesperadamente, Hua Cheng habló antes
que él.

—Quiero participar —dijo.

—¿Quieres participar? —preguntó Xie Lian,


sorprendido—. ¿Participarás de esta competencia?

—No hay nada malo con divertirse un poco —dijo


Hua Cheng—. Gēge, ¿me esperarías aquí, por favor?

Xie Lian asintió con una sonrisa.

—Está bien, tómate tu tiempo, juega despacio y no


holgazanees —respondió Xie Lian, para luego advertir—
: Pero, ya que estás compitiendo con mortales, no los
vayas a intimidar.
1234

Hua Cheng asintió con la cabeza, se arremangó las


mangas de su túnica para dejar libres sus antebrazos y se
unió al grupo de personas que esperaban que comience la
competencia bajo la plataforma elevada.

Cuando llegó el momento, desde debajo de la


plataforma se escucharon unos tambores sonar tres veces,
y de repente, un centenar de personas se apresuraron
hacia adelante al mismo tiempo. No obstante, en menos
de un momento, un joven vestido de rojo los dejó atrás
con facilidad. ¡Casi abrió una brecha irreversible entre
ellos en un santiamén!

Hua Cheng en ese instante parecía tener unos


dieciséis o diecisiete años con una hermosa sonrisa
brillante. Aparte de su sorprendente belleza, parecía ser
un joven amo que salió de casa para poder jugar y
divertirse. Mientras escalaba, se dio la vuelta y lo saludó
con la mano desde lejos, lo que causó un gran revuelo
alrededor de Xie Lian.
1235

Un grupo de chicas vestidas con colores brillantes


respondieron el saludo agitando las manos hacia el
escenario, lamentando no ser lo suficientemente altas
para que el joven las viera por completo.

Xie Lian sonrió y le devolvió el saludo, dándose


cuenta que la meta estaba muy a lo alto, por lo que le
tomaría un buen rato terminar de trepar para llegar a ella.
A su vez, notó que la gente se había amontonado para ver
la competencia de la Flor Dorada, por lo que ahora había
menos gente apilada en la puerta del templo; lentamente
se dirigió hacia la entrada del templo del Dios de la
ciudad.

Frente al Salón del Templo Tai Hua, varios


sacerdotes taoístas vestidos con ropas preciosas se
encontraban predicando a un grupo de personas.

—Hace ochocientos años, el antiguo reino de XianLe


fue derrotado y destruido, dejando tras de sí una ciudad
repleta de fantasmas resentidos. Para ayudar a estos
1236

fantasmas que no tenían un hogar, ni nadie que les


rindiera tributo, el príncipe Lang Qianqiu de Yong'An
vino aquí solo a cultivar y a entrenarse duramente.
Después de un tiempo, logró que todos los fantasmas
fueran liberados del resentimiento, y como recompensa
ascendió a los cielos como Dios Marcial. Desde
entonces, ha estado bendiciendo y protegiendo a la
población de Cang Cheng…

Las personas que lo escucharon le guardaban un gran


respeto y amaban al Oficial Celestial que consagraba este
templo del Dios de la ciudad, y aplaudieron una vez que
terminó de hablar el sacerdote taoísta.

Xie Lian también aplaudió junto con la multitud.


1237

Cuando Xie Lian era conocido como el Guoshi


Principal del Reino de Yong’An, casi todo el mundo le
temía debido a su apariencia fría e inaccesible. A menudo
solía pasear sin rumbo, lo que se interpretaba como una
actividad terrorífica extremadamente misteriosa, pero en
realidad sólo lo hacía porque estaba aburrido.

Al darse cuenta de que lo percibían de esa manera


comenzó a aprovecharse de ello, le gustaba hacer rituales
sin sentido para parecer aún más misterioso y sabio, lo
que realmente logró atemorizar casi a muerte a todos los
de la realeza, incluidos el rey y la reina. Simplemente no
podían evitar mirarlo con ojos temblorosos más que
asombrosos.

Incluso cuando explotó accidentalmente dos


edificios nunca se quejaron y, en cambio, los
funcionarios lo consolaron y dijeron: ‘¡No se preocupe,
entendemos que lo único que está haciendo es lo mejor
para el reino y el pueblo!’. Esto lo hizo sentir incómodo
1238

e incapaz de admitir que eso había sucedido sólo porque


había intentado cocinar algo.

A pesar de todo eso, solamente había una persona


que no le tenía tanto miedo, y ese era su discípulo, Taizi
Dianxia.

Cuando Lang Qianqiu tenía doce años, Xie Lian lo


tomó como su discípulo y durante cinco años fue su
maestro. Lo vio crecer desde que era un niño frágil al que
le costaba levantarse de la cama hasta convertirse en un
apuesto joven al que ni siquiera podían derribar
subiéndoseles encima como si de un árbol se tratase. Este
discípulo aprendía a pelear muy rápido, pero si uno
intentaba enseñarle algo que no le interesaba, como la
adivinación o las matemáticas, siempre se quedaba
dormido.

Por supuesto que, Xie Lian sobre esto no tenía


ningún tipo de derecho a regañarlo, ya que él mismo
nunca se había tomado en serio el aprendizaje de la
1239

adivinación ni de las matemáticas cuando era pequeño.


El Yin y el Yang, los cinco elementos, los tallos
celestiales y las ramas terrenales, todo eso no lo había
aprendido bien. Todo por culpa de que su maestro le
había dicho que eso sólo se utilizaba generalmente para
embaucar a gente por dinero: ‘¡Usted como Príncipe no
necesita aprender esto!’.

Como consecuencia, cuando pudo haberle sido útil


más tarde en su vida simplemente no sabía cómo hacerlo,
y temía llegar a perjudicar las vidas de las personas a
cambio de un poco de dinero para comprar comida si es
que hacía un puesto de adivinación de fortuna sin saber
bien de ello.

Xie Lian se consideraba un balde a medio llenar, y


Lang Qianqiu, de quien era maestro, directamente era un
balde que tenía un agujero en el fondo. A menudo Xie
Lian se avergonzaba de sí mismo por estar entorpeciendo
el progreso del joven mientras disfrutaba de su
prestigiosa posición y generoso salario, por lo que estaba
1240

determinado a cumplir al pie de la letra sus


responsabilidades.

En cuanto a cómo las cumplía, por un lado, cuando


Lang Qianqiu se quedaba dormido en clase, lo castigaba
haciéndole copiar por completo “El Libro del Camino del
Tao y la Virtud” o correr por toda la Ciudad Imperial. Por
otro lado, le enseñaba con más meticulosidad los
principios de la esgrima, llegando al punto de que incluso
si cometía un error en algún movimiento, lo castigaba
brutalmente derribándolo al suelo y golpeándolo hasta
que lloraba como un fantasma y aullaba como un lobo;
logrando que ni siquiera se atreviera a repetir el mismo
error.

Un día, Lang Qianqiu, con catorce años, se acercó a


él.

—¡Guoshi, he descubierto un secreto sobre usted! —


exclamó.
1241

Xie Lian en ese entonces, se sobresaltó, pensando


que había descubierto algo importante y, sin querer, tocó
la máscara de plata endemoniada que nunca se quitaba.

—¿Qué secreto tengo? —preguntó.

El príncipe se subió a su escritorio.

—¡Lo he descubierto, Guoshi! —dijo con un aire


misterioso—. ¡Usted es sólo una persona, pero practica
dos tipos de arte marcial! ¿Estoy en lo cierto?

Disimuladamente, Xie Lian suspiró aliviado.

—¿Oh? ¿Cómo qué dos tipos? —cuestionó—. Por


favor, explíquemelo.

El príncipe estaba emocionado y comenzó a hablar


con demasiado entusiasmo encima del escritorio.

—Uno de ellos es el que me enseña todos los días, al


que llama Tianxia Guixinliu… 'El flujo del corazón del
mundo' —dijo—. Este estilo tiene un porte brillante,
1242

agudo, solemne y abierto, digno de ser el estilo de un


Rey.

Estas eran las palabras exactas que Xie Lian le había


dicho. Las había recitado de memoria, por lo que Xie
Lian estaba muy satisfecho por ello. Luego, lo empujó
para que se bajara de la mesa y juntó sus manos detrás de
la espalda.

—Mn —musitó afirmando lo que acababa de


escuchar—. Se dice que este camino fue creado por el
Emperador Celestial Jun Wu, y su nobleza y grandeza
son las más adecuadas para los descendientes de la
realeza.

El príncipe se levantó rápidamente del suelo y


cambió el tema de conversación.

—Pero cuando nos conocimos por primera vez —


dijo—. ¡Usted no usaba este estilo de arte marcial!

Su primer encuentro, se refería a la vez en la que


Lang Qianqiu había salido de viaje fuera de la Ciudad
1243

Imperial y él lo había salvado de los demonios tan sólo


con la rama de un árbol de flores.

—Usted lucía tan caótico e inquebrantable.


Perseverante… ¡Nunca dándose por vencido! —continuó
diciendo el príncipe—. ¡Fue capaz de cancelar la fuerza
de mil unidades y convertirlas en algo insignificante!
¡Invencible! ¡Guoshi, deseo aprender este estilo!

—Taizi Dianxia es inteligente, y lo que dijo no está


equivocado —contestó Xie Lian—. Sin embargo, con
respecto a seguir este tipo de camino, es mejor que se
olvide de él.

—¡¿Por qué?! —exclamó el príncipe.

—Esa técnica no es práctica —respondió Xie Lian—


. Al menos, no es adecuada para usted.

—No lo comprendo —dijo el príncipe.

Entonces, Xie Lian se sentó cara a cara con él.

—Taizi Dianxia, quiero hacerle una pregunta —dijo.


1244

—¡Pregunte! —añadió el príncipe—. Pero no me


pregunte en qué año mi tatarabuelo estableció alguna ley.

—Descuide, no le preguntare algo así, ni siquiera yo


sabría la respuesta a ese tipo de pregunta —dijo Xie
Lian—. Escuche atentamente lo que quiero preguntarle.
Hay dos personas que se encuentran viajando por el
desierto, las cuales están muriendo de sed y sólo les
queda una taza de agua. El que beba, vivirá, pero el que
no, morirá. Para sobrevivir, los dos se enfrentan en una
pelea a muerte. Pero, entonces, en ese momento, llega
una tercera persona.

—¿Y para qué ha llegado esa tercera persona? —


preguntó el príncipe.

—Esta tercera persona quiere evitar que estos dos


sigan matándose entre sí —contestó Xie Lian—. ¿Cree
usted que en este momento tratar de persuadirlos serviría
de algo?

—No serviría —respondió el príncipe.


1245

—¿Por qué no serviría? —preguntó Xie Lian.

—Porque esas dos personas necesitan agua para


sobrevivir —contestó—. Intentar razonar con ellos para
persuadirlos no servirá de nada.

—Exacto —dijo Xie Lian—. Si uno no comprende la


raíz del problema, nadie escuchará jamás sus palabras por
más sabias que sean. Por eso, la única forma en que esta
tercera persona puede evitar que estas dos personas se
maten entre sí es dándoles su propia agua.

El príncipe frunció el ceño.

—Entonces, ¿cómo se relaciona este problema con


nuestra conversación anterior? —preguntó.

—Le estoy explicando por qué no es adecuado para


usted —respondió Xie Lian y continuó—: Este estilo de
arte marcial que desea aprender, su método es, como
usted ha dicho justamente: "inquebrantable y
perseverante". Mientras se esté vivo y se tenga aliento, el
que maneja la espada puede levantarse y seguir
1246

luchando… No obstante, se equivoca al decir que es


'capaz de cancelar la fuerza de mil unidades y
convertirlas en algo insignificante'. Su esencia no radica
en 'convertir', sino en 'soportar'.

—¿Soportar qué? —preguntó el príncipe.

—Soportarlo todo —respondió Xie Lian con


serenidad, para luego continuar—: En este mundo, no
hay ningún estilo o técnica con la que se pueda cancelar
la fuerza de la nada. Cuando las personas tienen deseos,
deben ser satisfechos; cuando las personas empuñan una
espada, alguien tiene que resultar herido. Si no quieres
que estas dos personas se peleen entre sí por el agua,
entonces ofrezca su propia agua. Este estilo de arte
marcial realmente puede desviar un ataque y el daño de
este, pero sólo puede ser desviado hacia uno mismo. Se
trata de infligirse a uno mismo daño para poder detener
una pelea. Esta es una técnica muy tonta y no debe de
utilizarse, a menos que uno esté completamente
1247

desesperado. Usted como Taizi Dianxia, no necesita


aprender eso.

El príncipe parecía comprender vagamente lo que


había escuchado, pero aún tenía una expresión algo
confundida en el rostro, como si estuviera reflexionando
sobre algo.

—Si Dianxia desea aprender esto ahora, es sólo


porque le parece algo novedoso —continuó Xie Lian—.
Pero, aunque se lo enseñara, aún no está preparado y no
podrá comprender su verdadero significado. Además,
después de todo, no es más que un estilo caótico y
desordenado. En cambio, sólo el Tianxia Guixinliu es
aceptado por el mundo, el cual es considerado el camino
de un verdadero Rey. ¿Y qué es un verdadero Rey? Aquel
al que acuden todas las personas a rendirle respeto. Por
lo tanto, la única forma de alcanzar el punto máximo del
Tianxia Guixinliu es después de ascender y de recibir el
incienso y alabanzas de la gente común, sólo entonces
1248

uno puede liberar su máximo poder… ¿Tiene Dianxia


alguna otra pregunta?

El príncipe se cruzó de brazos y frunció el ceño más


profundamente.

—Tengo algunas —dijo.

—Si no entiende, sólo pregunte —dijo Xie Lian.

—Guoshi, ¿qué se debe hacer si la tercera persona se


quedara sin agua? —preguntó el príncipe.

—…

—Si estas dos personas se tomaran toda su agua, pero


aun así no se sintieran satisfechas, y quisieran más, y
continuaran pidiendo y exigiendo más, ¿qué debería
hacer la tercera persona? —preguntó el príncipe.

—…

—¿Es realmente correcto que continúe ofreciendo


algo que ya no tiene? —continuó preguntando—.
¿Realmente debería continuar interviniendo?
1249

—¿Por qué tiene tantas preguntas? —exclamó Xie


Lian, alterado, sintiendo muy familiar la situación
planteada—. ¡Copiará el sutra 50 veces!

El príncipe se sobresaltó.

—¡Guoshi, usted me dijo que preguntara si no


entendía! —replicó.

—¡Sus preguntas son demasiado profundas, no


puedo responderlas! —exclamó Xie Lian.

El príncipe dio un manotazo en la mesa y se echó a


reír.

—¡Aja! ¡Así que resulta que también hay preguntas


a las que Guoshi no conoce su respuesta! —exclamó.

—No soy un Dios, ¿por qué se sorprende de ello? —


dijo Xie Lian.

El príncipe se rio y se enderezó, tomó a Xie Lian de


la mano y lo arrastró a dar vueltas con él. Xie Lian quería
1250

reírse, pero al mismo tiempo quería regañarlo, realmente


estaba completamente confundido.

Quién iba a saber que de repente el príncipe diría algo


que lo confundiría aún más.

—Sin embargo, a pesar de que el Guoshi ha dicho


que esa técnica es muy tonta, todavía quiero aprenderla
—declaró.

Xie Lian rápidamente fue a revisar la espada que se


había caído y fue pisoteada por los dos hace un momento.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque soy Su Alteza Real El Príncipe Heredero


—respondió el príncipe con toda la naturalidad—. Toda
el agua del mundo está en mis manos. Si yo no me
convierto en la tercera persona, ¿quién más podría serlo?

Xie Lian se atragantó por un momento, y luego


siguió quitando el polvo de la espada.
1251

—Así que, si tiene la oportunidad, Guoshi, debería


enseñármela, por favor —continuó el príncipe—.
Cuando me gradúe, lo primero que haré será ir a Cang
Cheng a redimir a los espíritus resentidos. ¿No dijo usted
que tener muchas habilidades nunca es una carga?
¡Seguro que la necesitaré en el futuro! Por cierto, cada
estilo y técnica tiene un nombre, ¿cuál es el nombre de
esta?

Sólo entonces, Xie Lian volvió en sí y sonrió


suavemente.

—Esta técnica se llama Wu Ming 53—susurró.

El hombre sin nombre, el estilo sin nombre.

53
无名 – Sin nombre.
1252

En el futuro, Lang Qianqiu realmente aprendió esa


técnica, pero nunca imaginó que esa sería la técnica que
lo expondría ante él. A estas alturas, no se arrepentía de
haber bloqueado el ataque que iba hacia Lang Qianqiu en
ese momento, simplemente sentía que en primer lugar no
debería habérsela enseñado siquiera.

De repente, Xie Lian recordó algo y se agachó para


mirar el umbral a sus pies. El umbral estaba oscuro y
silencioso, apenas se podía distinguir que tenía la forma
de una pequeña persona arrodillada en el suelo.

Realmente no se había equivocado. Xie Lian se


alegró de haber bloqueado la vista de Hua Cheng hace un
momento, de lo contrario, sería muy vergonzoso que él
viera con claridad este umbral.

Justo en ese momento, escuchó a alguien dentro del


templo hablar.

—Entonces, ¿antes no existían Dioses para proteger


a las personas de Cang Cheng? —preguntó—. ¿Por qué
1253

Taizi Dianxia tuvo que venir desde tan lejos para liberar
a las almas atormentadas?

—Esa es una buena pregunta —dijo el sacerdote


taoísta—. No es que no hubiera otros Dioses Marciales
que protegieran esta región antes, pero estaban muy lejos.
El Dios anterior que protegía a Cang Cheng también
había sido un Príncipe Heredero, a excepción que este
Príncipe Heredero era arrogante y decadente.

—¿Eh? —emitió Xie Lian, levantando una ceja.

De repente, la voz de un joven surgió de entre la


multitud.

—¿Cómo sabe usted que era un Príncipe arrogante y


decadente? —replicó.

Este joven era una cabeza más alta que toda la


multitud reunida, ¿quién más podría ser si no Nan Feng?

El taoísta quedó atónito frente a la inesperada


pregunta.
1254

—Eso es lo que dicen los libros, todo está en los


libros —respondió.

Nan Feng claramente estaba haciendo un esfuerzo en


contener su enojo.

—Así que, si escribiera un libro ahora mismo,


diciendo que usted echó a la calle a su madre de ochenta
años para que se las arreglara por sí misma, ¿eso lo
convertiría en un hijo ingrato e indigno? —preguntó.

Ante esas palabras el taoísta también se enfureció.

—Joven, ¡¿cómo se atreve a hablar de esa manera?!


—exclamó.

La situación no iba bien encaminada, y Xie Lian


temía que, si esta discusión continuaba, Nan Feng
terminaría partiendo los pilares del templo con sus
propias manos o imitaría a Feng Xin y comenzaría a decir
una gran cantidad de maldiciones acompañadas de una
demostración de artes marciales, por lo que se apresuró y
lo sacó de la multitud.
1255

—Está bien, está bien —dijo Xie Lian con una


sonrisa—. Olvídelo, olvídelo, por favor, los jóvenes de
ahora son unos ignorantes, ¿por qué molestarse? Por
cierto, Daozhang, cuando mencionó la Ofrenda al Cielo
del Festival de Shang Yuan, ¿a qué se refería? ¿Podría
explicarlo?

Al ver que cambiaba el tema y además de notar la


mirada agresiva y fija de Nan Feng, el taoísta tampoco
quiso continuar discutiendo, por lo que decidió seguir
con el tema que planteó Xie Lian.

—La Ofrenda al Cielo del Festival de Shang Yuan se


celebraba en el primer día del mes y era el evento divino
más grandioso del antiguo Reino XianLe. Cuando el
Príncipe Heredero del Reino de XianLe cumplió
diecisiete años fue seleccionado para llevar a cabo el
evento y todo el país dedicó toda su energía y recursos
para realizar este festival —relató—. Incluso, el mismo
Rey mandó a construir una plataforma hecha de oro puro
de mil metros de altura, que necesitaba ser tirada por
1256

novecientos noventa y nueve caballos para poder


moverla. Todo el país estaba en un gran revuelo, y miles
de personas salieron de sus hogares sólo para ver todos
reunidos al príncipe realizar la Danza de Espadas
Complaciente de Dioses…

—¡Eso realmente es arrogante y decadente! —


exclamó la multitud.

—Eh… —musitó Xie Lian, quedándose


completamente sin palabras.

De repente, la voz de otro joven se escuchó irrumpir.

—¿Oh? ¿Mil metros de altura? —dijo con sorna—.


¿Sabe usted cuán alto y pesado puede llegar a ser el oro
puro con mil metros de altura? ¿Qué cosa podría lograr
tirar de algo así? Definitivamente no serían suficientes
novecientos noventa y nueve caballos para lograrlo.
Además, esta calle que está frente a nosotros era el sitio
donde solía estar la Gran Avenida Marcial de XianLe.
¿Sabe cuán ancha es la formación de novecientos
1257

noventa y nueve caballos? ¿Está seguro de que esta calle


podría contenerlos a todos ellos?

La voz era fría como el témpano. Xie Lian volvió la


mirada hacia atrás una vez más y vio al otro lado de la
multitud a un joven alto y delgado vestido de negro con
los brazos cruzados, su mirada sólo contenía indiferencia.
¡Este realmente era Fu Yao!

El sacerdote taoísta ya había sido cuestionado dos


veces seguidas por dos personas, por lo que no pudo
tolerarlo más.

—¡¿De qué templo son ustedes?! —exclamó


enojado—. ¡Váyanse! ¡Sólo han venido aquí a causar
problemas!

Xie Lian rápidamente sacó también a Fu Yao de la


multitud, y ahora se encontraba sosteniendo a cada uno
en una de sus manos.

—¡Oiga! ¿De qué sirve discutir sobre estos temas tan


antiguos con nosotros? —preguntó Xie Lian—. ¿Por qué
1258

tomarse la molestia de pelear por esto? ¡Ya nos vamos!


No hace falta que nos acompañen, gracias.

Pero ya era demasiado tarde. Este taoísta quizás sólo


había hablado por hablar al principio, sin pensar, pero
ahora, incluso si sólo era por cuestión de orgullo, tenía
que demostrar que el Príncipe Heredero de XianLe era un
hombre arrogante y decadente. Inmediatamente, con gran
enojo y frustración, se puso a discutir y buscar
evidencias. Xie Lian originalmente podría haber fingido
no escucharlo, pero al escuchar a la otra parte decir que
si el príncipe llegaba a usar ropa común se llenaría de
moratones y chillaría del dolor, no pudo evitar
sorprenderse.

—¿Realmente era así de delicado en ese entonces?


—preguntó en voz baja para sí mismo.

¿Estaban hablando de él o de alguna princesa?

—¡Sí! —exclamó Fu Yao.


1259

—¡Claro que no! ¿Cómo lo puede saber? —


cuestionó Xie Lian—. Ni siquiera me ha visto cuando
tenía diecisiete años.

Fu Yao resopló, y estaba a punto de responderle, pero


el sacerdote taoísta lanzó otra acusación con
desesperación.

—¡Hay más! —vociferó—. El libro también dice que


cuando el Príncipe Heredero de XianLe acababa de
nacer, un mago cometió un error durante su actuación y
lo asustó, por lo que fue encerrado y condenado a muerte
injustamente. ¡Qué tiranía!

Nan Feng comenzó a forcejear, tirando del agarre de


Xie Lian.

—Recién dijo que eso sucedió cuando acababa de


nacer… ¡¿Cómo podría un recién nacido demandar algo
así?! —exclamó—. ¡Mierda! ¡Mejor vámonos! ¡Estoy
harto! ¡No lo puedo golpear y tampoco insultar!

Xie Lian lo contuvo en su agarre.


1260

—Nunca escuché que algo así sucediera. Pero, en


todo caso, ¿por qué está discutiendo tan seriamente con
él? —cuestionó—. Es un Dios Marcial, ¿está seguro de
que quiere discutir con un mortal en público?

Apenas terminó de hablar, huevos, repollo podrido y


pedazos de metal llovieron hacia ellos como flechas
lanzadas desde el cielo. Los tres huyeron, avergonzados,
y llegaron a escapar a un lugar seguro.

—¿Por qué me detuvo? —preguntó Nan Feng,


evidentemente aún muy enfadado.

Xie Lian se sacudió las hojas podridas de repollo que


aún tenía encima de su cabeza y, al confirmar que estaban
demasiado podridas como para poder consumirlas, las
1261

desechó, lamentando que hayan sido desperdiciadas de


esta manera.

—¿Por qué desea buscar problemas en el territorio de


otros? —replicó Xie Lian.

—¿De quién es este territorio? —preguntó Nan Feng,


incluso aún más enfadado—. ¡¿Quién es quien tiene
autoridad aquí?! ¡Cuando usted estaba aquí controlando
y protegiendo este lugar, el Dios que ahora adoran ni
siquiera había nacido aún!

A pesar de ver su enojo, Xie Lian no tuvo miedo de


acercarse y ayudarle a quitar las cáscaras de huevos que
tenía sobre los hombros.

—Mejor ya deje de preocuparse por eso y olvídelo


—dijo—. ¿Cómo llegaron hasta aquí?

—Podemos ignorar todo este asunto, pero no


podemos ignorar lo otro —dijo Fu Yao—. Taizi Dianxia,
¿sabe qué tipo de crimen es conspirar en secreto con un
Rey Fantasma y luego escapar de su confinamiento? En
1262

este momento, la Corte Superior y la Corte Media están


en medio de un gran alboroto, la mitad de los Oficiales
Celestiales están difundiendo el rumor de que usted le
guardaba demasiado rencor a Lang Qianqiu y que lo ha
matado para poder silenciarlo.

A pesar de que Xie Lian ya había adivinado el


propósito del porqué se encontraban aquí, no tenía
palabras para lo que acababa de escuchar.

—¿Que lo he matado para poder silenciarlo? —


preguntó—. Si realmente hubiera querido matarlo, lo
habría hecho hace cientos de años.

—¡¿Pero quién lo mandó a usted a que le diera una


paliza?! —dijo Fu Yao.

El rostro de Xie Lian palideció.

—Espera, ¿cómo saben que le di una paliza? —


preguntó.

Fu Yao puso los ojos en blanco, exasperado.


1263

—¡Toda la Corte Superior lo sabe, ¿de acuerdo?! —


exclamó—. Esa noche fueron detectados por el espejo de
cristal plateado del Palacio de Ling Wen, casi toda la
mitad de la Corte Celestial vio toda la transmisión en
directo. Un enfrentamiento entre un maestro del Tianxia
Guixinliu y un discípulo del Tianxia Guixinliu.
¡Realmente fue emocionante!

La cara de Xie Lian se tornó en una expresión


miserable. ¿Así que su cara de "Soy el número uno de los
Tres Reinos" había sido vista por casi todos? Pero
pensando en ello mejor, se sintió un poco aliviado que no
hubieran sido todos sino sólo la mitad.

—Bien, bien —dijo Xie Lian—. Por suerte sólo la


mitad de la corte está difundiendo esos rumores, lo que
significa que la otra mitad no lo está haciendo.

—¡Siga soñando! —dijo Fu Yao—. La mitad está


difundiendo sobre cómo usted lo mató por su cuenta, y la
1264

otra mitad está difundiendo el rumor de cómo se alió con


Hua Cheng para poder matarlo.

—Umm… —canturreó Xie Lian—. ¿Creen que eso


es posible?

—¡Por supuesto que no es posible! —exclamó Nan


Feng con firmeza—. Apenas aparezca Tai Hua Dianxia,
esos tontos rumores se desacreditarán por sí solos.
¿Dónde está él ahora?

—De hecho, está en manos de Hua Chengzhu —dijo


Xie Lian—. Espera… ¡¿qué estás haciendo?!

La mano que Fu Yao estaba levantando fue detenida


por Xie Lian antes de que llegara a tocar su sien.

—¿Cómo qué estoy haciendo? —preguntó Fu Yao—


. Obviamente estoy por conectarme a la Matriz de
Comunicación Espiritual para notificar esto de inmediato
a la Capital Celestial.
1265

—Todos ustedes conocen el temperamento de Hua


Chengzhu —dijo Xie Lian—. Si informan esto a la
Capital Celestial y dejan que un montón de Oficiales
Celestiales vengan a molestarlo, las cosas sólo
empeorarán. Si eso fuera una buena idea, ya habría
informado la situación a la Capital Celestial hace ya
varios días.

—Entonces, ¿qué piensa hacer? —preguntó Fu


Yao—. ¡No puede simplemente tener en su poder a un
Oficial Celestial de esta manera!

—Solo denme unos días más, por favor —pidió Xie


Lian—. Le prometí a Hua Chengzhu ayudarlo con algo,
y si logro cumplirlo, él me devolverá a Qianqiu. Ahora
sólo está siendo travieso, ¿por qué deberíamos hacer un
gran problema de todo esto?

—¿Qué clase de espíritu zorro manipulador es Hua


Cheng para lograr que usted lo proteja de esta manera?
—preguntó Fu Yao, incrédulo.
1266

—Hua Chengzhu es un fantasma, no un espíritu zorro


—dijo Xie Lian con seriedad—. Lo único que sé, es que
no tiene malas intenciones.

Ambos tenían expresiones determinadas a no ceder


en sus rostros y fue solamente después de un rato que Fu
Yao volvió a hablar.

—Ya no existe más tiempo para usted —dijo—.


Intentar minimizar un gran problema o trivializar uno
pequeño para que no exista más ya no es algo posible.

—¿Por qué? —preguntó Xie Lian sorprendido.

—Cuando Hua Cheng lo secuestró, ¿acaso no abrió


un portal en la puerta principal del Palacio de XianLe?
—cuestionó Nan Feng—. En este momento, muchos
Oficiales Celestiales están hablando con el Emperador.
Tienen planeado que, si Tai Hua Dianxia no aparece para
antes de mañana por la noche, irán a atacar Ciudad
Fantasma.
1267

Ahora Xie Lian sí que estaba completamente


sorprendido.

—¿Atacar Ciudad Fantasma? ¡¿Cómo pueden


planear algo tan imprudente?! —exclamó—. ¿Qué
respondió el Emperador?

—El Emperador siempre se ha mantenido tan estable


como el Monte Tai54 —dijo Fu Yao—. Obviamente no
está de acuerdo con atacar Ciudad Fantasma. Pero,
¿quién puede contener esta situación ya en este punto?
¡¿Quién puede saber cómo es qué terminará todo esto al
final?!

Cuanto más pensaba Xie Lian en ello, más se daba


cuenta de que este asunto era serio y que todo había sido
causado por él. No pudo evitar dejar escapar un largo
suspiro.

54
泰山 es una montaña en Tai'an, Shandong, China. "Tai" significa estabilidad y
paz en chino, y el nombre de la ciudad se atribuye al dicho: "Si el Monte Tai es
estable, también lo es todo el país".
1268

—No conozco a Hua Chengzhu de mucho tiempo, y


parece que ya le he causado bastantes problemas —dijo.

—Está en lo cierto —dijo Fu Yao —. Es bueno que


lo sepa y reconozca.

Tan pronto como Nan Feng lo escuchó decir eso, su


expresión cambió y le dio un empujón.

—¿De qué estás hablando? —espetó—. ¡No eres


nadie para decir eso! ¡Así que mejor lárgate!

Fu Yao le devolvió el empujón con un golpe de la


palma de su mano.

—¿Acaso no es así? —cuestionó—. Han pasado


cientos de años desde que Xueyu Tanhua nació en el
Monte Tonglu y luego creará Ciudad Fantasma, la cual
cada año no deja de prosperar aún más. ¿Acaso el Reino
Celestial no deseaba intervenir antes? ¿Por qué esperaron
sólo hasta ahora para actuar?
1269

Xie Lian tuvo la premonición de lo que iba a decir a


continuación.

—¿Puede ser por qué antes no había razón alguna?


—preguntó.

—¡Exacto! —exclamó Fu Yao sin rodeos e


indiferencia—. La mente de Hua Cheng es astuta e
impredecible, pero siempre ha actuado con moderación y
sin dejar nunca un rastro. Por lo tanto, el Reino Celestial
siempre ha mantenido un perfil bajo cuando se trata de
él, y nunca tuvo alguna excusa para atacar. Pero ahora,
en este corto período de tiempo, se ha involucrado con
Dioses y ha ocasionado problemas en la Capital Celestial.
Ha cometido más faltas que en todos estos últimos
cientos de años juntos. ¿Quién dejaría pasar esta
oportunidad? Si realmente usted lo considera un amigo,
debería mantener su distancia en vez de convertirte en su
lacayo…
1270

Nan Feng no pudo soportarlo más, y no lo dejó hablar


más.

—¡Ya me hartaste! —gruñó.

Los dos se estaban peleando otra vez, tirándose


patadas el uno al otro, cuando de repente, en ese
momento, un fuego artificial estalló en el cielo, y a lo
lejos se escucharon gritos de alegría. Xie Lian se giró y
vio a un gran grupo de personas acercándose. En medio
de la multitud había un joven vestido de rojo, el cual
sostenía un brillante ramo de flores doradas en su mano,
avanzando con gracia.

—Gēge, ¿no vas a felicitarme por mi victoria? —


preguntó con una actitud triunfante y una gran sonrisa.

Xie Lian sonrió.

—Por supuesto que sí —respondió— Felicidades.


1271

—¿Acaso fue mi imaginación? —preguntó Hua


Cheng—. Me pareció escuchar el sonido de algo cayendo
en el agua justo hace un momento.

—Claro que fue sólo tu imaginación —respondió Xie


Lian.

En el momento que vio a Hua Cheng acercarse desde


la izquierda, Xie Lian que estaba de pie en un rincón, con
Nan Feng y Fu Yao a su derecha, podía ver a ambos lados
sin que ellos pudieran verse entre sí. Al notar que los
cuatro estaban a punto de encontrarse entre sí y con un
río al lado suyo, Xie Lian tomó una decisión rápida: de
una patada lanzó a Nan Feng y Fu Yao dentro del río.
Luego, se dio la vuelta justo cuando la multitud que se
había reunido alrededor de Hua Cheng comenzó a
dispersarse y él se acercó.

Hua Cheng ni bien estuvo a su lado le ofreció el


ramo. Xie Lian se quedó atónito.

—¿Esto es para mí? —preguntó.


1272

—No conozco a ningún otro Dios —respondió Hua


Cheng—. ¿A quién podría ofrecérselo si no es a ti? Pero
esta cosa la verdad que es una baratija, tírelo si es que no
le gusta, Gēge.

Aunque al ramo se le conocía por la competencia de


"la Flor Dorada" y eran muchos los que la anhelaban, en
realidad no era más que una simple baratija de la cual aún
caía polvo dorado de los pétalos. Sin embargo, Xie Lian
estaba muy contento, ya que no recordaba cuántos años
habían pasado desde la última vez que le habían ofrecido
flores. Después de agradecerle, la guardó
cuidadosamente dentro de su manga.

Hua Cheng lo observó con atención mientras la


guardaba.

—Ya que Gēge ha aceptado mis flores, ¿también


cumplirá mi deseo? —preguntó.

Xie Lian no pudo evitar encontrar la situación


divertida.
1273

—Con tus habilidades tan extraordinarias y siendo


tan poderoso —dijo, sonriendo—. ¿Existe realmente
algún deseo que yo pueda ayudarte a cumplir?

Hua Cheng sonrió ligeramente.

—Eso no es necesariamente cierto —dijo—. Hay


algunas cosas en este mundo que, incluso con todas mis
habilidades, no puedo obtener.

—Está bien, entonces —dijo Xie Lian—. ¿Cuál es tu


deseo? Dime. Tal vez realmente pueda hacer una ligera
contribución.

Hua Cheng simplemente lo miró de reojo, sonriendo,


pero sin decir nada. Asumiendo que no quería hablar al
respecto, Xie Lian estaba a punto de cambiar de tema,
pero Hua Cheng por fin le respondió.

—Quiero pedirle algo a Gēge —dijo.

—¿Hay algo en mi posesión que te interese? —


preguntó Xie Lian.
1274

—Oh, hay muchas cosas, pero lo que quiero pedirle


ahora, Gēge, es un talismán —respondió Hua Cheng.

—¿Un talismán? —preguntó Xie Lian,


desconcertado.

—Sí, un talismán para protegerse de espíritus


malignos y fantasmas —explicó Hua Cheng.

Xie Lian titubeó, pensando que había escuchado mal.

—¿Quieres un talismán para protegerte de espíritus


malignos y fantasmas? —preguntó.

Un fantasma pidiéndole a un taoísta un amuleto para


protegerse de otros fantasmas… aunque no sabía cómo
reaccionar ante esta solicitud, decidió simplemente darle
uno. Xie Lian casi tuvo que darle la vuelta a toda su
manga para poder encontrarlo.

—¡Por suerte todavía los tengo! —dijo—. Toma,


elige el que quieras.
1275

Al verlo ofrecerle un montón de talismanes, Hua


Cheng sonrió.

—Gēge es realmente generoso —bromeó.

—No es para tanto, todavía tengo muchos más —


respondió Xie Lian, para luego, un poco avergonzado,
preguntar—: Pero, ¿estás seguro de que realmente los
quieres? No sé por qué, pero nunca he podido regalar
estos talismanes, nadie los quiere. Han estado
acumulándose durante muchos años, casi no podía
encontrarlos…

—Realmente los quiero —respondió Hua Cheng—.


Si otros no lo quieren, es porque están ciegos. Gēge,
mejor dámelos todos a mí.

—Mejor no —dijo Xie Lian—. Estos talismanes son


bastante poderosos, tal vez no sean adecuados para ti,
temo que...

Antes de que pudiera terminar de hablar, Hua Cheng


colgó varios talismanes con fondo blanco y patrones
1276

dorados alrededor de su cintura. Xie Lian observó que


parecía gustarles mucho como para guardarlos, pero al
verlo aferrarse a ellos como si fueran preciosos tesoros
no mostraba ni un ápice de conciencia de que él era un
fantasma que podría ser repelido por ellos. Quiso decir
algo al respecto, pero de repente escuchó la conversación
de alguien más.

—¡Hay otra competencia, me pregunto cuál será el


premio esta vez! —dijo la persona.

Al ver a donde iba su mirada, Hua Cheng sonrió.

—¿Lo quieres? —preguntó—. Espérame aquí un


momento.

Al verlo remangarse nuevamente las mangas para


prepararse para irse, Xie Lian lo detuvo.

—¡No, no, no lo quiero! —dijo—. Además, ya es


tarde, mejor busquemos un lugar para descansar.
1277

Hua Cheng asintió, volviendo a acomodar sus


mangas.

—De acuerdo —dijo—. Entonces esperemos juntos.

—¿Qué es lo que esperamos? —preguntó Xie Lian.

Hua Cheng levantó la barbilla hacia detrás de él.

—Ahí viene —dijo.

Xie Lian se dio la vuelta y vio lentamente aparecer


un lujoso barco rojo en la curva del río, con faroles
dorados colgando en cada esquina. La gente a lo largo de
la orilla de ambos lados del río se apresuró en acercarse
a mirarlo con asombro. El barco llegó frente a los dos y
luego finalmente se detuvo. Hua Cheng saltó suavemente
hacia la embarcación y extendió su mano hacia Xie Lian.
1278

Los dos subieron al barco y cuando abrieron la


puerta, resultó ser como otro mundo, con tres entradas y
tres salidas, parecía un pequeño palacio. Una vez dentro,
Hua Cheng acompañó a Xie Lian hacia una habitación.

—Espero que descanses bien —dijo Xie Lian.

Después de decir eso, recordó que Hua Cheng era un


fantasma y que no necesitaba descansar, pero en los
últimos días había olvidado siempre esto y no podía
evitar desearle buenas noches.

—Está bien, gracias —dijo Hua Cheng—. Espero


que también descanses bien, Gēge. Estaré al otro lado.

Ni bien la puerta se cerró, Xie Lian escuchó un


golpeteo en la ventana. Al abrirla, vio dos manos
agarrando el costado del barco bajo el alféizar de la
ventana. Luego, dos cabezas emergieron del agua,
escupiendo agua al unísono.

—¿Por qué hizo eso? —preguntó Fu Yao de


inmediato.
1279

—Cada vez que ustedes se encuentran, siempre


hacen un alboroto —respondió Xie Lian—. Lo mejor
sería que no se vieran en absoluto.

—Entonces, ¿por qué no lo pateó y lanzó a él al río


en vez de a nosotros? —cuestionó Fu Yao.

—No sé si él pueda nadar… —respondió Xie Lian—


. ¡Esperen!

Una vez más, empujó a los dos jóvenes que estaban


a punto de subir por la ventana del barco hacia el río.

—¿Y ahora, esto fue por qué? —gorgoteó Fu Yao


desde el agua.

—No deberían de entrar. Este barco tiene


restricciones —respondió Xie Lian—. Cualquier persona
no autorizada que pise este lugar será descubierta.

—¡Ya entendí! ¡Deje de empujarme! —continuó


gorgoteando Fu Yao desde el agua—. ¡Me voy a ahogar!
1280

Xie Lian dejó de empujarlos y las dos cabezas


volvieron a flotar.

—Todavía no han notificado nada a la Corte


Celestial, ¿verdad? —preguntó.

—Por el momento no —respondió Fu Yao—, pero


debe de pensar en las posibles consecuencias si Lang
Qianqiu no aparece mañana por la noche. Es difícil saber
qué es lo que puede llegar a pasar.

Xie Lian suspiró.

—Haré todo lo que pueda —dijo—. Ustedes sólo


esperen.

Dicho esto, cerró la ventana. En la situación actual,


la única forma de evitar un gran desastre era encontrando
a Lang Qianqiu. Así que Xie Lian salió sigilosamente de
su habitación e intentando flotar como un espíritu, se
dirigió hacia la puerta de la habitación opuesta donde
estaba Hua Cheng.
1281

El marco de la ventana estaba tallado con flores, y al


ver a través de ellas pudo ver a Hua Cheng yaciendo
recostado en una cama hermosa, como si se encontrara
descansando o meditando.

Xie Lian sacó un talismán de su manga con una


imagen de un incienso dibujada en él. Pegó el talismán
en la ventana, se mordió el dedo y colocó una gota de
sangre en la punta del incienso, como si su sangre fuera
fuego para encender el incienso dibujado en el talismán.
No mucho después una ligera y etérea columna de humo
flotó hacia el interior de la habitación.

Xie Lian esperó conteniendo el aliento y en silencio


durante un momento, luego le dio unos toquecitos a la
puerta con suavidad, pero Hua Cheng no se movió.
Empujó la puerta para abrirla, pero Hua Cheng continuó
sin moverse. Al parecer, el Hechizo de Trance había
hecho efecto, Hua Cheng en ese momento había caído en
un trance meditativo.
1282

Xie Lian suspiró. Si hubiera otra opción, no habría


utilizado este talismán, se sentía como un acosador a
punto de cometer un acto impropio. Maldijo y se disculpó
con él en silencio, preparándose para actuar. Después de
todo, Hua Cheng era un Rey Fantasma y esta era una
situación desesperada.

Si bien había invertido mucho dinero en comprar este


amuleto para que cuando llegara el momento pudiera
salvarle su vida, probablemente esto no mantendría a Hua
Cheng en un trance ni por el tiempo que tarda una vara
de incienso en arder por completo. Debía actuar
rápidamente.

Xie Lian le arremangó las mangas, pero no encontró


ningún hechizo en ellas, simplemente no se podía
esconder nada dentro de ellas. Puso las manos en su
pecho y abrió su abrigo rojo, revelando su camisa blanca
debajo, en la cual tampoco había ningún tipo de hechizo
para guardar algo. Sin embargo, lo que sí había era un
pequeño talismán protector pegado sobre su pecho, justo
1283

encima de su corazón. Cuando Xie Lian lo vio se


sorprendió un poco, y luego asintió sonriendo levemente.

—¿Por qué está revisando su cuerpo con dos dedos


como si fuera una delicada dama lavando platos? —dijo
la voz burlona de Fu Yao desde afuera—. ¡Meta la mano
y revise bien!

Al darse la vuelta, pudo ver que las cabezas de Nan


Feng y Fu Yao estaban justo fuera de la ventana; parecían
dos extrañas macetas colocadas en el alféizar. Xie Lian
reprimió las ganas de agarrar el cojín color jade más
cercano y lanzarlo hacia ellos.

—¡Eso es demasiado grosero! —exclamó Xie Lian


en voz baja.

—¡¿Por qué habla de etiqueta y educación si


prácticamente está casi sentado sobre él?! —replicó Fu
Yao—. ¡Él no es una mujer! ¿Cuál sería el problema si lo
desnudara y lo revisara bien de arriba a abajo?
1284

Fingiendo no haberlo escuchado, Xie Lian volvió a


revisarlo cuidadosamente con dos dedos, y llegó
preocupado a una conclusión: el muñeco daruma no
estaba aquí. En este punto, debajo de sus manos, Hua
Cheng tenía la camisa media abierta y el cabello
totalmente despeinado. Xie Lian incluso había revisado
su cabello, y estaba seguro de que no había donde más
revisar, simplemente no encontró ninguna pista. Así que
no le iba a quedar otra que acomodar sus ropas, peinar su
largo cabello y hacer todo lo posible para que volviera a
lucir como antes. Pero quién hubiera sabido que justo
cuando estaba a la mitad de acomodar la ropa, Hua Cheng
abrió repentinamente los ojos.

Las montañas colapsaron y la tierra se partió en dos


ante la inesperada colisión de sus ojos con los suyos, pero
ambos rostros mantuvieron la calma.

—San Lang, estás despierto —dijo Xie Lian


educadamente y con cortesía.
1285

Hua Cheng observó su rostro, y luego dirigió la


mirada hacia las manos que estaban agarrando el cuello
de su camisa, para finalmente esbozar una ligera sonrisa.

—Si Gēge quería compartir habitación conmigo,


¿por qué no lo dijo antes? —dijo perezosamente.

Xie Lian rio con ironía un par de veces, para luego


bajar de la cama rodando.

Se oyeron dos ruidos provenir de afuera, sin duda


alguna esos eran Nan Feng y Fu Yao, quienes al ver que
la situación no era favorable decidieron romper la
ventana y saltar a través de ella.

—¡Xueyu Tanhua, entrega a Tai Hua Dianxia! —


gritó Nan Feng.

Hua Cheng se incorporó en la cama, su abrigo rojo se


resbaló sobre sus hombros cuando levantó una de sus
piernas, su postura completamente relajada.
1286

—Gēge, prometiste ayudarme con algo —dijo—. El


asunto aún no está resuelto, ¿cómo podré tener tu ayuda
si te lo entrego ahora?

Xie Lian no se atrevió a decirle que el Reino Celestial


estaba preparando un ataque hacia Ciudad Fantasma para
mañana a la noche. Conociendo como era el orgullo del
Rey Fantasma, en una situación así no soltaría a nadie sin
importar el qué.

—San Lang, si realmente hay algo en lo que


necesites ayuda, estaré contigo hasta el final —dijo Xie
Lian—. ¿Pero podrías, por favor, liberar a Qianqiu
primero?

—Pero lo que tengo que hacer no puede hacerse sin


Qianqiu —respondió Hua Cheng.

—Entonces, ¿puedes decirme exactamente qué es lo


que tienes que hacer? —preguntó Xie Lian.

Hua Cheng dejó escapar un suspiro.


1287

—No puedo —contestó—. Si lo digo, Gēge no


querrá ayudarme.

Fu Yao resopló.

—Claramente parece que no es algo bueno —dijo.

—¡Algo se está incendiando en la ciudad! —exclamó


Nan Feng de repente.

Xie Lian se acercó a la ventana para mirar; el barco


se encontraba navegando tranquilamente por el río y
hacia lo lejos podía verse la ciudad, en la cual se
vislumbraba un incendio que iluminaba todo el cielo. Xie
Lian observó bien la dirección y se dio cuenta que al
parecer el origen era el nuevo templo Tai Hua que recién
se había inaugurado. No pudo evitar recordar lo que le
había dicho Hua Cheng antes en el día, resultaba ser que
en verdad no había estado bromeando.

—¡Rápido vayan a apagar el fuego! —exclamó Xie


Lian, preocupado.
1288

Nan Feng y Fu Yao se dirigieron hacia la ventana,


pero en ese momento todas las puertas y ventanas se
cerraron de golpe. Evidentemente, el propietario del
barco no tenía intención alguna de dejarlos ir. Sólo
entonces, Hua Cheng finalmente bajó lentamente los pies
de la cama, haciendo sonar las cadenas de plata de sus
botas.

—Gēge, no te preocupes —dijo—. No hay nadie en


un radio de cuatro kilómetros. No hay nada que rescatar
de allí, si se quema, que se queme.

—¿Por qué el templo le ha ofendido tanto como para


querer quemarlo? —preguntó Nan Feng.

A pesar de que habían sido atacados con frutas y


repollos hoy en el templo, para todos los Oficiales
Celestiales, que un templo fuera destruido era como
cortarse un pedazo de carne del cuerpo; les causaba
mucho pesar ser testigos de esto, y no podían quedarse
de brazos cruzados.
1289

Hua Cheng sonrió.

—No hay una razón, sólo me molestaba su presencia


—respondió.

Nan Feng le lanzó un talismán con un movimiento de


su muñeca y finalmente comenzaron a pelear. En medio
de todo el caos, Xie Lian era el único que estaba fuera de
la pelea, nadie lo atacaba y él no sabía a quién debía
atacar. Pero como ya había quemado Mansión Paraíso, lo
único que esperaba era no hundir también este Barco
Fantasmal.

Xie Lian metió la mano en su pecho para buscar


algún talismán que pudiera usar y, mientras rebuscaba,
encontró un talismán que no le resultaba para nada
familiar. Sorprendido, lo sacó y vio que en el talismán
había dibujada una brújula de color rojo sangre. Sus ojos
se iluminaron por completo: ¡este talismán de alguna
manera todavía estaba aquí!
1290

Hua Cheng también vio el talismán, sus movimientos


se detuvieron y su rostro cambió sutil e instantáneamente,
obviamente había adivinado quién estaría al otro lado del
talismán.

—¡Dianxia, no se vaya, por favor! —exclamó.

Al verlo detenerse, ambas partes naturalmente


cesaron la lucha. Nan Feng y Fu Yao se veían
confundidos ante la situación.

—Gēge, no te vayas —repitió Hua Cheng—. Suelta


el talismán.

Al ver su expresión sombría, Xie Lian dudó por un


momento, pero finalmente tomó una decisión.

—Hua Chengzhu, lo siento —dijo.

¡Una vez que encontrara a Lang Qianqiu, todo esto


por fin terminaría!
1291

Pero lo que nunca imaginó que pasaría fue que, al


romper el talismán, todo se volvería negro ante sus ojos
y que una sensación de vértigo y náuseas lo invadiría.

Xie Lian tuvo la impresión de que estaba vomitando,


pero cuando levantó la mano para limpiarse la boca con
el dorso de su mano, descubrió que era sangre. Cuanto
más se limpiaba, más sangraba… Fue entonces que se dio
cuenta de algo…

Se había dirigido a un lugar al cual no debería haber


ido.
1292

Capítulo 17

◇La espada Fang Xin y el


Sangriento Banquete Dorado◇

En cuanto abrió los ojos, Lang Qianqiu lo estaba


mirando fijamente desde la otra punta de la habitación.

Xie Lian volvió en sí con rapidez y se sentó de golpe.

—¡Qianqiu! —exclamó.

Escuchó el ruido de cadenas de hierro y el rostro de


Lang Qianqiu se oscureció, como si estuviera
considerando volverlo a noquear con una bofetada.

—¿Por qué está aquí? —preguntó con frialdad,


después de un rato.
1293

Xie Lian se limpió la cara, la hemorragia al menos


por fin se había detenido.

—He venido a buscarlo —respondió—. ¿Se


encuentra bien?

—¿Para qué me ha buscado? —preguntó Lang


Qianqiu—. En el pasado lo he buscado por todas partes y
no me ha dejado encontrarle. Ahora no quiero que
empiece a buscarme, ¿cómo es que si quiera ha venido a
buscarme?

—Me está mareando —dijo Xie Lian, frotándose la


frente.

Pero al ver que Lang Qianqiu se veía bien, Xie Lian


se sintió un poco aliviado. Vagamente pudo recordar que
ni bien pisó este lugar sintió que el mundo daba vueltas
y perdió el conocimiento, no sabía bien qué es lo que le
había pasado. Ahora que podía ver todo con atención se
dio cuenta de que ambos estaban atados con pesadas
cadenas de hierro.
1294

Fríos muros de piedra los rodeaban en todas las


direcciones. Xie Lian se encontraba atado a un extremo
de la habitación y Lang Qianqiu en el otro, ambos fuera
del alcance del otro. No muy lejos de ellos, había un
conjunto de anchos ataúdes de piedra colocados en un
orden estricto; esto parecía ser una tumba subterránea.

—¿Dónde estamos? —preguntó Xie Lian—. ¿Y qué


pasa con estas cadenas de hierro?

—Recién acabo de despertar —respondió Lang


Qianqiu con impaciencia—. Si usted me pregunta a mí,
¿a quién debería preguntarle yo?

Xie Lian quería seguir preguntando, pero Lang


Qianqiu parecía querer taparse los oídos.

—¡Ya no me hable! —exclamó.

Si no fuera por el hecho de que Xie Lian no había


recuperado la consciencia antes, y si no estuvieran ambos
atados, lo más seguro es que Lang Qianqiu ya lo hubiera
atacado hace mucho. ¿Cómo podrían ellos dos tener una
1295

conversación tranquila? Xie Lian fue ignorado por


completo y comenzó a sentirse aburrido, pero no se
impacientó o enojó. En su lugar, intentó examinar las
cadenas de hierro con más detalle, estirándolas.

Normalmente, una cadena de hierro tan delgada


como esta la habría podido romper con facilidad, pero
esta no se deformaba en lo absoluto. ¿Qué tipo de
elemento espiritual era este?

Xie Lian dejó escapar un suspiro, sintiéndose


ligeramente inquieto. Miró con paciencia sus
alrededores, estudiándolos, y su rostro poco a poco se
volvió cada vez más extraño.

—¿Por qué está esto aquí? —murmuró.

—¿Reconoce este lugar? —preguntó Lang Qianqiu


de inmediato.

Xie Lian sacudió la cabeza, no en señal de negación,


sino por incredulidad.
1296

—Por supuesto que sí —dijo Xie Lian—. Este es el


Mausoleo Imperial de XianLe.

La expresión de Lang Qianqiu finalmente cambió al


escucharlo.

—¿El Mausoleo Imperial de XianLe? —preguntó


desconcertado—. ¿Esta es la tumba de su familia?

Claramente estaba confundido, y Xie Lian estaba


mucho más confundido que él.

—Hay inscripciones en los sarcófagos, así que no


puedo estar equivocado —dijo Xie Lian—. ¿Por qué
estamos aquí?

Lang Qianqiu se golpeó la cabeza contra el muro de


piedra. Con su poderosa energía espiritual, no hubiera
sido sorprendente que todo el muro se derrumbara, pero
el muro de piedra se mantuvo intacto e inmóvil.

—Le aconsejo que ahorre su energía —respondió


Xie Lian al verlo sujetar la cadena de hierro con ambas
1297

manos, ejerciendo fuerza para intentar romperlas—. ¿No


ha intentado eso ya antes? Es inútil.

Lang Qianqiu lo fulminó con la mirada, al parecer


sabía que él tenía razón.

—Esto es normal —dijo Xie Lian—. Este lugar no es


su tierra natal, es su territorio enemigo. Su poder y fuerza
han sido suprimidos, porque es el príncipe descendiente
de un país enemigo. En este lugar... nunca será
bienvenido.

Lang Qianqiu espetó una maldición en voz baja.

—¡No es como si yo hubiera querido entrar aquí,


joder! —exclamó después.

—Todas las generaciones de la familia real del Reino


de XianLe han sido enterradas en lo profundo de la
montaña Tai Cang —explicó Xie Lian—. Esta tumba ha
estado protegida en secreto por generaciones del Sagrado
Pabellón Real y era casi absolutamente imposible entrar
sin permiso. Aunque el Sagrado Pabellón Real ya no
1298

existe, este lugar sigue estando muy bien escondido e


incluso una persona común nunca podría encontrar la
entrada. ¿Cómo ha logrado entrar?

Lang Qianqiu no le respondió la pregunta.

—Si este es el mausoleo de su familia, entonces


debería obedecerle —dijo—. ¡Abra la puerta del
mausoleo y déjeme salir!

Xie Lian negó con la cabeza.

—No tengo forma de abrir el Mausoleo Imperial de


XianLe, ni tampoco sé cómo salir —dijo.

—¿Cómo es posible que el príncipe de XianLe no


pueda abrir el mausoleo? —replicó Lang Qianqiu.

—Soy el Príncipe Heredero que destruyó el país —


respondió Xie Lian con tristeza—. En este lugar… al
igual que usted, nunca seré bienvenido.

Ya había intentado entrar antes al mausoleo, para


rendirle homenaje a sus padres, pero cada vez que pisaba
1299

los límites del mausoleo, o incluso si simplemente se


acercaba a él, terminaba desangrándose por todos los
orificios y desmayándose; o era arrojado a millas de
distancia, a otra montaña… y terminaba incrustado en un
agujero en el suelo del cual no podía salir sino muchos
días después.

No era de extrañar que hubiera sangrado tan


profusamente después de haber sido teletransportado a
este lugar. Había forzado la entrada al mausoleo con un
sello de teletransportación, lo que no era más que un
desastre asegurado. De los dos, ambos eran enemigos,
uno era Príncipe Heredero del país enemigo y el otro era
el Príncipe Heredero que destruyó el país, ninguno era
bienvenido aquí.

Xie Lian suspiró y se rascó la cabeza.

—Para ser honesto, las cosas no se ven bien —dijo—


. En resumen, los dos somos inútiles aquí. Cuénteme
1300

cómo llegó aquí, este mausoleo no es algo que cualquiera


pueda abrir.

Aunque Lang Qianqiu parecía reacio a hablar con él,


finalmente decidió responder.

—Fue Xueyu Tanhua —dijo—. Cuando terminó la


pelea, me dejó ir y me entregó la espada Fang Xin. Me
dijo que viniera hacia la montaña Tai Cang.

Xie se sorprendió.

—Hua Chengzhu… ¿lo dejó ir hace mucho tiempo?


—preguntó.

Lang Qianqiu apretó los dientes hasta hacerlos


chirriar.

—Dijo que, por respeto hacia usted, me dejaría ir


contra su voluntad —contestó—. Dadas las
circunstancias, ahora yo le debo un favor a usted.

Xie Lian pudo adivinar a duras penas qué es lo que


había sucedido. Conociendo la personalidad de Lang
1301

Qianqiu, era probable que prefiriera morirse antes que


deberle algún favor a él.

—También me dijo que había demonios causando


problemas en la montaña Tai Cang —dijo Lang Qianqiu
y luego continuó—: Y que, si podía ayudar a restaurar la
paz aquí, entonces consideraría que he pagado el favor.
Así que por eso vine aquí.

Aunque estaba furioso, el hecho de que admitiera


algo tan vergonzoso lo hizo parecer muy honesto.

Xie Lian suspiró resignado, pero algo divertido con


la situación.

—¿Por qué es tan honesto, joven? —preguntó—.


¿Qué podría haber pasado si simplemente decidía no
haber venido?

—No todos somos como usted —resopló Lang


Qianqiu.
1302

Claro que tenía que venir, de lo contrario, incluso si


en el futuro el hecho de que le debía un favor a Xie Lian
no se divulgaba, él no hubiera sido capaz de engañar a su
propio corazón.

—Bueno, incluso si sentía la obligación de venir


aquí, debió al menos haberle informado a alguien —dijo
Xie Lian—. ¿Sabe cómo están las cosas en la Corte
Celestial en este momento?

—No me sermoneé —advirtió Lang Qianqiu.

—Está bien —contestó Xie Lian, cediendo—.


Entonces, ¿qué es lo que está pasando aquí? ¿Qué tipo de
demonios hay en la montaña Tai Cang? ¿Y cómo es que
terminó encerrado aquí en el Mausoleo Real?

—Fue obra de el Fantasma de la Linterna Verde—


respondió Lang Qianqiu.

Xie Lian se quedó atónito.


1303

—¿Te refieres al Fantasma de la Linterna Verde que


Deambula por las Noches? —preguntó.

—Él mismo —dijo Lang Qianqiu—. Vine a la


montaña Tai Cang y, desde su base hasta la cima,
dispersé todo tipo de demonios que habían invadido la
montaña y que se encontraban custodiándola. Al final, el
Fantasma Verde salió a enfrentarme, desafiándome a
luchar contra él. Acordamos encontrarnos en la cima de
la montaña, pero por alguna extraña razón toda mi visión
se oscureció ni bien llegué a ella y, cuando recuperé la
consciencia, aparecí aquí.

Xie Lian por fin pudo comprender lo que había


sucedido; claramente el Fantasma Verde había elegido a
propósito el lugar en el cual lucharían, ya que el lugar al
parecer era un lugar cercano a la entrada del Mausoleo
Imperial de XianLe.

Lang Qianqiu, al igual que él, debe haberse


desmayado ni bien ingresó al área que tenía prohibida,
1304

quedando a merced de su oponente, quien antes de que


recuperara la consciencia, lo había traído aquí.

Sin embargo, Xie Lian aún no podía terminar de


entenderlo.

«—¿La montaña Tai Cang es el territorio del


Fantasma de la Linterna Verde?» —pensó para sí
mismo—. «¿Acaso él puede abrir el Mausoleo Imperial
de XianLe a su antojo? ¿Cómo puede ser eso posible?»

¡Ni siquiera él, siendo el verdadero Príncipe


Heredero, podía hacerlo!

Y además de eso, ¿por qué Hua Cheng sugirió que


Lang Qianqiu viniera aquí?

No obstante, no tenía sentido alguno tener tantas


dudas y cuestionárselas en este preciso momento.

—Intentemos encender una llama en la palma de la


mano —sugirió Xie Lian—. Usted todavía tiene energía
espiritual para poder lograrlo.
1305

Lang Qianqiu, desde un principio, también había


tenido planeado hacerlo, pero ahora que Xie Lian se lo
había sugerido no quería hacerlo. ¿Si le hacía acaso eso
no significaría que no estaba haciendo más que seguir las
órdenes de Xie Lian?

Al verlo vacilar, Xie Lian cambió rápidamente de


opinión.

—Espera, ahora que lo pienso mejor, será mejor que


no lo haga —dijo—. Sería desastroso que el enemigo
pudiera vernos con claridad.

Como era de esperarse, Lang Qianqiu


inmediatamente tomó una decisión.

—No —dijo con firmeza—. La voy a encender.

Y terminando de decir eso, encendió una llama en la


palma de su mano. Inesperadamente, al hacerlo, ambos
vieron una sombra a lo lejos, lo que les puso la piel de
gallina a ambos.
1306

—¡¿Quién está allí?! —gritó Lang Qianqiu.

Un hombre vestido con un traje tradicional estaba


arrodillado, completamente inclinado ante un ataúd de
piedra, apoyando la frente contra el piso; dándoles la
espalda por completo.

¡Realmente había otra persona dentro del mausoleo,


y ninguno de ellos lo había notado!

Al principio, Xie Lian se sobresaltó, pero después de


mirarlo detenidamente, se relajó.

—No pasa nada… —dijo—. No es una persona.

—¿Cómo lo sabe? —preguntó Lang Qianqiu


escéptico.
1307

Ambos continuaban atados con cadenas de hierro, no


podían acercarse y era imposible ver con claridad a esa
distancia.

—¿No le parece familiar su espalda? —preguntó Xie


Lian.

Aunque Lang Qianqiu dudaba, al observarla con más


detenimiento se estremeció de horror.

Si, la verdad es que sí le resultaba familiar, y


mientras más la veía más familiar le parecía.

Porque la silueta de esa persona que estaba de


espaldas era idéntica a la de Xie Lian, quien estaba
sentado frente a él en ese momento.

Xie Lian sacó un trozo de piedra de la pared, se


inclinó ligeramente hacia adelante y la lanzó. Con un
chasquido, la piedra golpeó el sarcófago, rebotó y
terminó aterrizando en la frente de "la persona", la cual
emitió un sonido metálico. Lang Qianqiu también lanzó
una piedra, pero con más fuerza esta vez. La "persona"
1308

cayó hacia atrás, pero aún mantuvo la rígida posición de


estar postrado de rodillas.

Eso no era una persona, sino que era una estatua de


bronce del tamaño real de una persona. Había sido
esculpida en esa posición de completa sumisión, de
rodillas e inclinado, su rostro tenía una expresión que
simulaba estar llorando y gimiendo como un perro
desconsolado, lo que resultaba extremadamente
incómodo de ver. Lo más perturbador era que su rostro
era idéntico al de Xie Lian, aunque Xie Lian nunca le
hubiera mostrado esa expresión.

El rostro de Lang Qianqiu se puso lívido de la furia.

—¡¿Qué diablos es esto?! —cuestionó.

Era evidente que la estatua había sido creada


específicamente para insultar a alguien, lo que estaba más
allá de su tolerancia y comprensión.

Xie Lian, no parecía nada afectado por lo que veía,


completamente despreocupado agarró dos piedras más.
1309

—Sin armas, solo podemos usar esto para


defendernos —dijo—. ¡Tenga! Úselas con cuidado.

Dicho esto, le lanzó una piedra. Lang Qianqiu estaba


a punto de atraparla, por mero instinto, pero después de
mirarlo por un momento retrajo su mano.

—Espera, esto no está bien —dijo.

La piedra cayó al suelo con un sonido nítido, y rebotó


cerca de donde estaba Xie Lian, quien intentó volver a
recuperarla sin éxito alguno, sintiéndose como un buey
atascado, arando el suelo. Cuando vio que no iba a poder
alcanzarla, se rindió, se sentó y suspiró.

—¿Qué es lo que no está bien? —preguntó

Lang Qianqiu lo miró fijamente.

—¿Cómo podría saber que esa era su propia estatua


sólo al verle su espalda? —cuestionó—. Es imposible
que alguien pueda reconocer su propia silueta de
espaldas.
1310

¡Las personas no podían ver su propia espalda!


Simplemente era imposible.

Xie Lian se quedó atónito.

—No sé cómo podría explicarlo —dijo, después de


un rato—. Cómo decirlo… ya he visto muchas de estas
cosas.

—Entonces, ¿qué es exactamente esa cosa? —


insistió Lang Qianqiu—. ¿Cómo es que las ha visto
tanto?

Antes de que Xie Lian pudiera responder, una voz


resonó dentro del mausoleo.

—Esta cosa es llamada 'La estatua de expiación del


Príncipe Heredero' —dijo—. ¡Y sí que es algo que él ha
visto con frecuencia!
1311

Una ola de calor los golpeó de frente, seguido por el


sonido consecutivo de las hileras de antorchas en la pared
encendiéndose. Una figura desaliñada emergió del
sarcófago.

—¿Sabe de dónde proviene la creación de estas


'estatuas de expiación'? —preguntó la figura—. Después
de la destrucción del Reino XianLe, a nuestro Taizi
Dianxia lo detestaba todo el país. La gente lo odiaba
tanto, pero tanto que fabricaron un montón de estatuas
postradas de esta manera… ¡Incluso fabricaron umbrales
de puertas con esta forma! El propósito, por supuesto, era
que fuera pisoteado por miles de miles de personas, y que
nunca pudiera levantarse de esa postura de sumisión por
toda la eternidad. Estas cosas se pueden ver en cientos de
miles de hogares, hasta incluso me atrevo a decir que los
1312

templos de usted lo usan. ¡Así que sí, por supuesto!


¡Claro que él ha visto muchas de estas!

A pesar de que todo el Mausoleo Imperial ahora se


encontraba iluminado por las antorchas, aún se sentía un
ambiente tenebroso. Xie Lian entrecerró los ojos, aun
acostumbrándose a la repentina luz, pero Lang Qianqiu
ya había recuperado la compostura.

—¡¿Quién está ahí?! —gritó.

La sombra negra soltó una risita irónica y se echó


hacia atrás su negra cabellera, dejando al descubierto su
tétrico y pálido a la luz del fuego del mausoleo.

—¿Qué quién soy? —dijo—. Puedes saber quién soy


con solo mirarme a la cara, ¿no es así?

Esto era algo insólito. La boca de este hombre estaba


llena de sangre, evidentemente se había estado dando un
festín dentro del sarcófago. Y al mirarlo más de cerca, la
situación no dejaba de tornarse más inverosímil: ¡su
rostro era sorprendentemente parecido al de Xie Lian!
1313

A excepción de que, bueno, sus cejas eran mucho


más arqueadas, y sus ojos eran notablemente más
alargados, lo que le daba un aspecto de astucia. Aunque
se podría decir que era apuesto, con un simple vistazo a
su rostro se podía distinguir una naturaleza
extremadamente difícil de tratar, lo que lo hacía
completamente distinto a Xie Lian.

Cuando Xie Lian vio su rostro, inhaló profundamente


y cerró los ojos para mantener la calma. Pero el otro
hombre se acercó emocionado, intentó abrazarlo y
comenzó a tocarlo.

—¡Primo Príncipe Heredero! —exclamó—. ¡Soy yo!


¿No es esto una gran agradable sorpresa?

Lamentablemente, Xie Lian no sentía ni un ápice de


alegría al reencontrarse con este "primo", ni su corazón
ni su rostro podía demostrar alegría de verlo. A penas
pudo tolerar y permitir que la sangre de su manos y boca
mancharan su ropa.
1314

—¿Qué hay de sorprendente? —dijo con frialdad en


voz baja Xie Lian—. Sólo la familia real de XianLe
puede abrir el Mausoleo Imperial. Si no fui yo, ¿quién
más podría haberlo abierto?

Al escuchar la palabra “primo” por aquí y por allá,


Lang Qianqiu frunció el ceño.

—¿Eres el Príncipe Xiao Jing55, Qi Rong de XianLe?


—preguntó.

—¡Primo Príncipe Heredero, incluso su discípulo ha


escuchado mi nombre! —dijo el “primo” con orgullo,
dándole unas palmaditas al hombro de Xie Lian.

Xie Lian se quedó sin palabras. Qi Rong, el pequeño


príncipe del Reino de XianLe, era ciertamente famoso,
pero su fama era usada como ejemplo del epítome de la
crueldad misma. Esta persona era agresiva, con
comportamientos extremistas, y lo peor era que como era

55
小镜 - "Pequeño Espejo" - Título adquirido por su similaridad facial con Xie
Lian, pareciendo su pequeño reflejo.
1315

un miembro de la familia real, nadie se atrevía a


regañarlo o disciplinarlo.

Solía alardear constantemente sobre lo perfecto que


era Xie Lian y de las cosas que hacía y de cómo nadie
podía compararse con él. Si alguien mostraba la más
mínima falta de respeto hacia Xie Lian, Qi Rong lo
castigaba sin piedad, moliéndolo a golpes. No tenía
ningún tipo de concepto de lo que significaba respeto, no
respetaba a sus mayores ni tenía amabilidad hacia los más
jóvenes. Una vez, Xie Lian lo detuvo cuando estaba a
punto de matar a un niño de diez años, el pequeño había
quedado completamente cubierto de sangre e
irreconocible, apenas parecía un humano,
completamente miserable por todos los golpes que había
recibido.

Después de la ascensión de Xie Lian, Qi Rong


empeoró, se volvió incluso aún más autoritario y
despiadado. Sin ir más lejos y como ejemplo, si alguien
1316

escupía de casualidad cerca del Palacio del Príncipe,


como castigo les introducía carbón ardiente en la boca.

No obstante, después de la caída del Reino de


XianLe, Xie Lian fue degradado a ser un mortal, y Qi
Rong se volvió completamente loco. Lideró la quema de
sus templos, destruyó su palacio y mandó a construir por
todas partes estatuas de piedra y umbrales del Príncipe
Heredero postrado. Qi Rong estaba dispuesto a hacer
cualquier cosa, sin importar el costo, sólo con el fin de
hacerlo sufrir. Xie Lian siempre había sido capaz de
tolerar sus comportamientos, siempre intentando
intervenir cada vez que afectaba a otros, pero incapaz de
continuar soportándolo lo único que deseaba era no
volver a encontrarse con él jamás.

—Ya deja de hablar tonterías —dijo Xie Lian con


rudeza—. ¿Qué es lo que quieres lograr teniéndonos
cautivos en el Mausoleo Imperial?

Qi Rong se rio.
1317

—Primo Príncipe Heredero, sigue siendo igual que


antes… ¡No me tiene ni un poco de respeto! —
exclamó—. No es que le esté regañando siendo yo su
primo hermano menor, pero vaya que sí tienes un gran
orgullo. Ha sido tan difícil encontrarte para charlar y
ponernos al día... Lo he invitado incontables veces, pero
ni siquiera me ha dirigido la mirada. Y hoy, sólo Dios
sabe que se le cruzó por la cabeza, pero ha venido aquí
por su propia cuenta… ¡Y yo, por supuesto que lo voy a
atender con toda la hospitalidad que se merece! Después
de todo, no nos hemos visto desde aquella vez en la que
te atreviste a reprimirme con tus propias manos.
¡Después de tantos cientos de años… tu primito
realmente te ha extrañado mucho!

—Ahórrate la hospitalidad —espetó Xie Lian—. La


forma en la que tú la ofreces, una persona común no
podría siquiera soportarla. Además, no recuerdo que me
hayas invitado alguna vez.
1318

—¡¿Cómo?! —exclamó Qi Rong sorprendido—.


¡No digas eso, primo! ¿Acaso no fue usted quien mandó
a moler a golpes a mis subordinados hasta dispersarlos
por completo?

Al escuchar esto, Xie Lian recordó. La noche del


Festival Fantasma, cuando conoció por primera vez a
Hua Cheng, había luces fantasmales flotando a su
alrededor.

¿Puede ser que Hua Cheng lo había protegido de


todos esos pequeños espíritus que buscaban problemas?

¡Pero en aquel entonces ni siquiera sabía o conocía a


Hua Cheng!

—Si quiere ofrecerle hospitalidad o recordar cosas


del pasado junto a él, ¿podría soltarme y dejarme ir
primero? —dijo Lang Qianqiu con frialdad.

—Usted… ¿cómo se cree con el derecho a


interrumpirnos? —dijo Qi Rong con ironía—. Primo
Príncipe Heredero, mira el tipo de discípulo que has
1319

educado. ¡No respeta a sus mayores en absoluto! Un


pequeño bastardo como este… ¡Claro que sí que merecía
que mataras a toda su familia!

En ese momento los ojos de Lang Qianqiu se


inyectaron en sangre de la furia, las cadenas que lo
sostenían tintinearon por la fuerza que ejercía su cuerpo.

—¿Qué has dicho? —espetó

Xie Lian miró la expresión feroz que tenía en el


rostro y decidió intervenir.

—No le haga caso, este hombre está loc… —dijo.

—¡Cierra la boca! —gritó Lang Qianqiu,


interrumpiéndolo—. ¡No me hables!

Xie Lian quiso decirle algo más, pero sintió un nudo


en la garganta y se quedó sin palabras. De sólo estar en
el Mausoleo Imperial ya se sentía sofocado, sentía una
opresión en el pecho, dificultad para respirar y la ira que
lo invadía estaba atorada en su corazón; la sensación de
1320

ansiedad que sentía cada vez se hacía más grande. Tenía


un mal presentimiento de lo que iba a suceder.

Al ver su rostro demacrado y sombrío, Qi Rong


corrió hacia él y lo abrazó, visiblemente alarmado.

—¡Primo Príncipe Heredero! —exclamó—. ¡¿Qué te


pasa?! ¿Estás bien? ¡Por favor, no mueras! ¡¿Qué haré yo
si te mueres?!

Si no lo hubiera pateado cuando corrió hacia él, o si


no le hubiera roto varias costillas con su abrazo, Xie Lian
podría haber considerado que realmente se estaba
preocupando mucho por él; pero ahora, gracias a su gesto
afectivo, comenzó a toser sangre frenéticamente.

—¡Ya sé! ¡Claro! —exclamó Qi Rong, dándole una


fuerte palmada a su muslo—. ¡Te mostraré algo que de
seguro te hará muy feliz!

—¡No es necesario! —respondió Xie Lian con


firmeza.
1321

Aun así, Qi Rong ya estaba muy emocionado, tan


emocionado que agarró del cabello a Xie Lian y lo
arrastró hacia adelante hasta llegar a la estatua de bronce
arrodillada.

—¡Mira Primo Príncipe Heredero! ¡Mira! —


exclamó—. Mira la estatua de bronce que he creado con
mucho cuidado para que puedas admirar tu noble figura
siempre que puedas… ¡¿Qué te parece?! ¿Te gusta? ¿Te
hace feliz? ¿Te conmueve?

Xie Lian miró la estatua de bronce que tenía el rostro


llorando, no tenía palabras para decir al respecto y su
rostro se retorció un par de veces. Antes solía pensar que
Mu Qing era mordaz e hiriente, pero ahora se dio cuenta
de que lo había juzgado mal. En comparación con Qi
Rong, Mu Qing era amable y delicado como una pequeña
flor blanca.
1322

Al ver que Xie Lian no respondía, Qi Rong se volvió


más entusiasta con su agresión, y lo pateó en el pecho, y
empezó a presionarlo con el pie.

—¿Ahora sí ves la sincera devoción y amor que


siento por ti? —preguntó poniendo una mano en su
pecho, sobre su corazón, para luego insistir con frenesí—
: ¡Dime! ¡¿Estás feliz o no?! ¡Dímelo! ¡Respóndeme!
¡Habla!

Parecía que, si Xie Lian se atrevía a decir "no", Qi


Rong le arrancaría la cabeza en el acto. Al ver a su
enemigo tan desquiciado, Lang Qianqiu perdió casi todo
rasgo de la furia que sentía.

—¿Estás enfermo? —preguntó, sin poder evitarlo.

Xie Lian respiró con dificultad, dando un par de


bocanadas, para después continuar escupiendo sangre; su
cabello estaba ya completamente desaliñado. Qi Rong
continuó golpeándolo y pateándolo, pero no obtuvo
respuesta alguna.
1323

—¡Oh, Primo Príncipe Heredero, veo que aún tienes


agallas! —exclamó para luego reírse con fuerza y
continuar—: Sé que mi Primo Príncipe Heredero es
alguien que ha visto mucho de este mundo y que no le
sorprenden ni interesan mis truquitos… ¡Pero, ven! ¡Ven,
ven! ¡Ven, déjame mostrarte algo nuevo! ¡Te aseguro que
te gustará!

Después de decir eso, el cuero cabelludo de Xie Lian


se tensó, Qi Rong nuevamente lo había arrastrado hasta
presionarlo con fuerza contra el suelo, justo frente a Lang
Qianqiu. Esto lo tomó por sorpresa, no esperando en lo
absoluto tener de repente a Xie Lian casi completamente
postrado frente a él, con un lado de su rostro presionando
firmemente contra el suelo en una postura
extremadamente incómoda.

Lang Qianqiu inmediatamente evitó darle relevancia


a esta situación de sumisión obligada.
1324

—¡No me importa cuál sea el conflicto que tienen


ustedes dos! —exclamó—. ¡No tiene nada que ver
conmigo! ¡Suéltame y déjame ir de inmediato!

Quién sabe el verdadero porqué lo hizo, pero ninguno


de los dos esperaba que Qi Rong realmente lo liberara.

—¡Está bien, te dejaré ir! —dijo.

Al escuchar el sonido continuo de cadenas de hierro


como agua corriendo, Xie Lian hizo el esfuerzo de
levantar su cabeza llena de tierra y se sorprendió al ver
que la cadena que ataba a Lang Qianqiu se había alargado
varios metros más. Si al principio sólo podía caminar
cinco o seis pasos, ahora podía dar unos veinte sin
restricción.

Lang Qianqiu también se sorprendió.

—¡Y no sólo te he liberado! —exclamó Qi Rong—.


¡Sino que también te daré una espada!
1325

Se acercó al sarcófago y sacó una espada de ella, para


después clavarla en el suelo. La hoja de la espada era
como un frío jade oscuro, era la misma espada Fang Xin
que Lang Qianqiu había llevado consigo al Monte Tai
Cang, la cual le había sido confiscada cuando se
desmayó.

Lang Qianqiu desenvainó la espada y la blandió


contra las cadenas de hierro, pero sólo dejó algunas
blancas marcas superficiales en ellas.

—Es inútil —dijo Xie Lian—. La espada es


demasiado vieja y hace mucho que está desafilada. Si
sigue intentando cortar esas cadenas, solo logrará
romperla.

Lang Qianqiu casi la rompe en el acto.

—¿Por qué estás tan enojado? —cuestionó Qi


Rong—. ¡Estoy tratando de ayudarte! Lang Qianqiu, que
más quieres, te he entregado a esta persona y también te
he dado una espada. ¡Puedes hacer lo que quieras!
1326

Lang Qianqiu estaba cada vez más enfurecido.

—¡¿Cómo?! ¡¿Ayudarme?! —espetó—. ¿Hacer lo


que quiera?... ¡¿Qué quieres decir con eso?!

—¡Haz lo que quieras! —gritó Qi Rong—. ¡Puedes


darle una buena paliza! ¡O apuñalarlo unas cuantas
veces! ¡Haga lo que usted quiera! ¿No crees que te estoy
haciendo un gran favor?

Ahora sí que no era de extrañar que hubiera soltado


un tramo de la cadena de hierro, con esta distancia
limitada, no podía atacar a Qi Rong, pero sí a Xie Lian.

¡¿Cómo sería posible que Lang Qianqiu no fuera


capaz de entender qué era lo que quería que hiciera?!

—¡¿Quién te pidió ayuda?! —cuestionó Lang


Qianqiu—. Puedo ocuparme de él por mi propia cuenta.
¡No necesito la ayuda de otros para hacerlo! ¡Y mucho
menos seré tu peón para torturarlo!

Qi Rong aplaudió un par de veces y sonrió.


1327

—¡Ja! ¡No en vano eres discípulo de mi santo primo!


—dijo—. Pero, como dice el refrán… ¡Es ahora, o nunca!
No deberías dejar pasar esta oportunidad. ¡¿Realmente
no la vas a aprovechar?! ¡¿Estás seguro de que no le vas
a hacer nada?!

Lo que decía era verdad. Lang Qianqiu sabía que no


había garantía alguna de que pudiera volver a atrapar a
Xie Lian en el futuro. Pero, después de pensarlo un poco,
llegó a la conclusión de que la propuesta de Qi Rong era
simplemente repugnante.

—¡Si tengo la oportunidad o no, no es asunto tuyo!


—respondió con brusquedad.

Qi Rong chasqueó la lengua un par de veces

—Realmente eres un discípulo obediente —dijo con


sorna—. Pero, bueno, que tú no lo hagas no significa que
tu maestro simplemente se quedará de brazos cruzados.

Xie Lian se dio cuenta del significado detrás de sus


palabras y lentamente levantó la mirada.
1328

Qi Rong fingió estar asustado.

—¡Primo Príncipe Heredero, ¿por qué me miras así?!


—exclamó—. No me gusta nada esa mirada tuya. ¡Si
sigues mirándome así, puede que diga algo que no
debería decir!

Entonces, un nítido sonido metálico se escuchó, Qi


Rong había arrojado otra espada al suelo. Xie Lian apretó
sus puños con tanta fuerza que sus dedos empezaron a
temblar incluso después de abrir la mano.

—Entiendo —dijo Xie Lian con calma, después de


un momento, poniéndose de pie con dificultad
ayudándose del sarcófago, para luego limpiarse la sangre
de la boca—. ¿No es esto lo que querías? Esto era todo
lo que querías.

Xie Lian, con un movimiento de su pie, hizo que la


espada volara para luego sostenerla en la mano; y luego,
se volvió para mirar fijamente a Lang Qianqiu.

—Ya lo escuchaste —dijo.


1329

Lang Qianqiu, se puso en estado de alerta.

—¿Escuchar qué? —preguntó con cautela.

La expresión de Xie Lian se tornó inexpresiva.

—Si él quiere vernos pelear… —dijo—. Entonces


pelearemos.

—Yo no… —empezó Lang Qianqiu, pero antes de


que pudiera terminar, sintió un fuerte dolor en el hombro;
al bajar la mirada vio que había sangre saliendo a
borbotones.

Xie Lian ni bien había terminado de hablar se había


lanzado a atacar, apuñalándolo con una sola estocada.

Ahora, Lang Qianqiu sí que estaba enfurecido y fuera


de sí.

Había muchas razones por las cuales él se había


mostrado reacio a pelear; muchas de ellas ni siquiera las
podía articular, pero una de ellas estaba clara: no quería
1330

ser parte del espectáculo que entretuviera al Fantasma de


la Linterna Verde.

¡Quién hubiera pensado que Xie Lian, quien sólo


hace un momento le había mostrado simpatía y
preocupación por su bienestar, cambiaría de actitud por
completo y decidiría atacarlo!

Aunque no entendía la razón por la cual Xie Lian se


había tornado tan voluble, ¿cómo simplemente iba
permitir que lo atacara sin defenderse? Rápidamente
empuñó su espada y contraatacó; las chispas de las
espadas volaron por todo el mausoleo.

Qi Rong estaba extasiado, mirándolos


completamente satisfecho.

—¡Bien! ¡Así se hace! —gritó—. ¡Lang Qianqiu,


actúa rápido! ¿Escuché que eras sumamente filial con tu
familia? Permíteme contarte algunas cosas... ¡¿Sabías
que mi santo primo a la primera persona que mató fue a
tu madre?! Tu madre era muy hermosa, incluso en su
1331

lecho de muerte se aferró a las piernas de tu maestro,


suplicándole... En cuanto a tu padre, bueno, él tuvo un
final aún más trágico, estaba abrazado al cadáver de su
esposa, gritando, cuando Xie Lian fue y se paró frente a
él y con un solo movimiento de su espada lo desmembró
por completo…

Lang Qianqiu no podía soportarlo más. Cada vez que


Qi Rong decía algo, él se volvía más despiadado con sus
ataques. Al escuchar "lo desmembró por completo", lo
más seguro es que haya recordado los horribles restos que
encontró en el Palacio Dorado, porque se abalanzó sobre
Xie Lian y agarró su garganta con una mano.

Xie Lian fue levantado por el cuello, sus ojos se


llenaron de sangre, su garganta le dolía intensamente y
sentía que se ahoga. Una presión de sangre caliente subió
a su cabeza y escuchó a la distancia la risa salvaje de Qi
Rong al mismo tiempo que el rugido de Lang Qianqiu
junto a su oído.
1332

El mundo giró y su espalda se sacudió con violencia,


Lang Qianqiu lo había arrojado contra la pared de piedra.
Xie Lian tosió mientras se ponía de pie, su instinto le
decía que se protegiera, pero una claridad llegó a él: el
objetivo de Qi Rong era simplemente torturarlo a través
de Lang Qianqiu.

Ahora, en este momento, ambos estaban en


desventaja y en un territorio ajeno. Si no cumplía con los
deseos de Qi Rong, quién sabe qué más podría llegar a
hacer. De todas formas, no moriría, aunque lo siguiera
golpeando. En el peor de los casos Lang Qianqiu lo
seguiría golpeando unos cuantos cientos de veces más y
hasta capaz lo cortara unas cuantas veces más; así que
continuaría soportando y esperaría tener una oportunidad
para darle vuelta a la situación.

Decidido a hacer eso después de pensarlo, se tumbó


en el suelo, esperando a que Lang Qianqiu se acercara a
levantarlo de nuevo. Pero, justo entonces, vio un destello
1333

de luz oscura en la espada de Lang Qianqiu y recordó que


la espada que estaba sosteniendo era Fang Xin.

Un escalofrío repentino invadió a Xie Lian.

—¡Espera! —gritó.

Pero Lang Qianqiu lo ignoró y lo atacó con la espada.


Xie Lian se revolcó torpemente para esquivar el ataque.
Hizo todo lo posible por mantener la compostura, pero
un sudor frío le empapó la frente.

—¡Espera un momento! —repitió.

—¿Ahora me pides clemencia? —respondió Lang


Qianqiu fríamente—. ¡Ya es demasiado tarde!

—¡Espera un momento! —exclamó Xie Lian con voz


ronca—. ¡Se equivoca! No estoy tratando de pedir
piedad. Puede hacer lo que quiera conmigo, prometo que
dejaré que me siga golpeando. ¡Pero no use esa espada!

—¡Primo Príncipe Heredero, que desagradable! —


gritó Qi Rong.
1334

La cara de Xie Lian palideció.

—Lo digo en serio… ¡No use esa espada! —repitió,


retrocediendo unos cuantos pasos, pero tropezó con la
cadena de hierro en el proceso.

Lang Qianqiu se abalanzó sobre él y lo volvió a


sostener de la garganta. Xie Lian comenzó a asfixiarse y
a empezar a ver todo oscuro, pero de repente estalló en
un esfuerzo desesperado, forcejeando salvajemente por
liberarse. No sabía cómo, pero de alguna manera logró
arrebatarle la espada y rodar hacia un rincón del
mausoleo,

—¡Deténgase! —grito Xie Lian—. ¡No se acerque!

Aún sorprendido por todo lo sucedido en segundos,


Lang Qianqiu se acercó a menos de cinco pasos de él.

—No es necesario que se moleste en hacerlo —dijo


Xie Lian con la boca llena de sangre y el cabello todo
desordenado, y habiendo dicho esto, volteó con decisión
la hoja de la espada—. Yo mismo me encargaré.
1335

Después de decir eso, apuntó la hoja de Fang Xin


hacia su propio abdomen y se apuñaló con fuerza.

Con un fuerte estruendo, todo el Mausoleo Imperial


tembló.

Una inmensa cantidad de arena y piedras volaron por


todas partes, al mismo tiempo que una gran nube de
polvo se elevó. Cuando la nube de polvo se dispersó, una
de las paredes que los rodeaba había desaparecido, pero
la verdad era que no había desaparecido, sino que se
había derrumbado por completo.

Lang Qianqiu estaba justo delante de esa pared, y al


suceder todo esto quedó atrapado bajo los escombros. La
espada Fang Xin que estaba en manos de Xie Lian fue
1336

alejada justo antes de que hubiera podido clavársela en el


abdomen.

Xie Lian entrecerró los ojos, y divisó entre el polvo


y las rocas que se desplomaban una figura vestida de rojo,
de pie sobre los escombros.

—¿San Lang? —murmuró Xie Lian.

Hua Cheng lucía tan hermoso como siempre, pero su


expresión era completamente intimidante; tenía una
frialdad que Xie Lian nunca antes había visto. Al verlo,
su rostro pareció relajarse ligeramente, pero al instante
que divisó la estatua arrodillada, su rostro se retorció con
desprecio, sus ojos ardiendo con furia.

Qi Rong parecía estar viendo un fantasma en plena


luz del día, todo su cuerpo dio un sobresalto, e incluso su
tono de voz cambió.

—¡Tú! —chilló.
1337

Hua Cheng avanzó hacia él sin prisa alguna, como si


sólo estuviera de visita. Qi Rong, se alarmó como si
frente a él tuviera a un enemigo mortal.

—¡¿Cómo has llegado aquí?! —preguntó Qi Rong—


. ¿Qué pretendes hacer? ¿Quién mierda te crees que eres
para atreverte a irrumpir en el Mausoleo Imper...?

Nadie vio como Hua Cheng se movió, pero al


siguiente instante ya se encontraba detrás de Qi Rong,
quien con una mano agarró su cabeza y la estrelló con
fuerza contra el suelo.

—¡¿Y quién mierda te crees que eres tú?! —espetó


Hua Cheng—. ¿Cómo es que te atreves a tentar a la
muerte de esta manera?

Con un estruendo, la estatua postrada explotó hasta


hacerse pedazos y al mismo tiempo la cabeza de Qi Rong
fue presionada por completo por la mano de Hua Cheng.

Hua Cheng se agachó como si fuera un niño que iba


a jugar con una pelota; sacó la cabeza ensangrentada del
1338

suelo con una de sus manos y levantó por completo el


cuerpo de Qi Rong, tomándose un tiempo para
examinarlo y sonreír.

—Dime, ¿quién mierda eres? —espetó, sus ojos


llenos de pura violencia.

Xie Lian nunca había visto a Hua Cheng de esta


manera, y sintió que algo en su comportamiento en este
momento no estaba bien.

—¿San Lang? —preguntó.

—¡Xie Lian! ¡¿Por qué no lo detienes?! —gritó Qi


Rong escupiendo sangre—. ¡Este es el Mausoleo
Imperial de XianLe! ¡¿Cómo te atreves a dejar que un
extraño cause estragos aquí?!

Hua Cheng se rio.

—¡Ah! ¿Es que no lo sabes? —preguntó con sorna—


. Hay algunas cosas en este mundo que no se pueden
detener… Como por ejemplo el sol poniéndose en el
1339

oeste o como un elefante puede matar de un pisotón a una


hormiga. O por ejemplo… ¡¡¡Yo tomando tu
despreciable vida!!!

Al decir esto, su rostro se contorsionó con ferocidad


y arremetió ferozmente contra todo el cuerpo de Qi Rong.

Hubo otro fuerte estruendo y Qi Rong quedó


encastrado en el suelo, un desastroso charco de algo que
era más que simple tierra y lodo rodeándolo. Hua Cheng
se levantó, enderezó su cuerpo y pisoteó su cabeza contra
el suelo por lo menos unas diez veces y, durante todo el
proceso, mantuvo una sonrisa educada.

Si bien Qi Rong no moriría por ser pisoteado, era


precisamente por eso mismo que la situación era
terriblemente dolorosa y violenta; ni siquiera una cabeza
hecha de hierro puro podría soportar ese tipo de
pisoteadas.

Qi Rong se encontraba gritando y temblando de


forma descontrolada cuando Xie Lian se apresuró en
1340

acercarse a Hua Cheng para rodearlo con sus brazos para


intentar detenerlo.

—¡Ya está, ya está! ¡Olvídalo! —exclamó Xie


Lian—. No te enfades así. Este hombre está enfermo…
¿por qué te tomas la molestia de…

Pero Hua Cheng no lo dejó terminar, se dio la vuelta


rápidamente y le sacó la espada que aún sostenía en su
mano y la arrojó con fuerza al suelo, como si le tuviera
un odio profundo a esa espada.

Su comportamiento era demasiado anormal, Xie


Lian estaba extremadamente preocupado, pero no sabía
qué hacer, por lo que optó a seguir abrazándolo mientras
le acariciaba la espalda.

—Tranquilo, ya está, cálmate, cálmate… —dijo.

Sólo entonces la tormenta en los ojos de Hua Cheng


comenzó a disminuir. Bajó la cabeza y miró con atención
el rostro de Xie Lian, para luego suspirar profundamente.
1341

—Dianxia, ¿cómo has vuelto a caer en este estado de


nuevo? —preguntó.

Xie Lian se quedó atónito por un momento, antes de


recordar que seguramente tenía toda la cara hecha un
desastre por los golpes recibidos.

Al principio no pensó que estaba tan mal por la paliza


que había recibido, pero al escuchar el suspiro de Hua
Cheng tuvo una sensación incómoda al haberle mostrado
su desastroso rostro y rápidamente se intentó limpiar la
cara y se acomodó un poco el cabello.

En ese momento Qi Rong por fin logró desencastrar


su cabeza del suelo, pero, justo cuando estaba a punto de
rodar hacia un lado, Hua Cheng le apoyó el pie en la
cabeza.

—¿Te di permiso para levantarte? —preguntó.

Qi Rong con todo el cabello hecha una maraña


escupió un poco de sangre antes de hablar.
1342

—¡Oh, Primo Príncipe Heredero! ¡No puedo creer


que tengas tan buena relación con Hua Cheng! —dijo con
picardía—. ¡Felicidades, has conseguido un gran aliado!
Por su actitud, parece que está aquí especialmente para
desquitarse conmigo por lo que te he hecho. ¡Te has
salvado! ¡Mira lo furioso que está! Pero Primo, eres un
gran Oficial Celestial del Reino Celestial… ¿Cómo es
que te has involucrado con un demonio como este? ¿No
temes manchar tu pureza e inocencia?

—Él es muy bueno —respondió Xie Lian—. No


necesitas preocuparte con quien o no hago mis amistades.

—Me parece que ha sido cegado por la luz sagrada


que brilla sobre tu cabeza —comentó Qi Rong—. ¡Oh,
no! ¡Espera! Ahora que me doy cuenta… ¡A él ya le falta
un ojo! JAJAJA…

Antes de que pudiera seguir riéndose, su visión se


oscureció por completo y sintió un fuerte dolor en la
1343

mejilla; Xie Lian le había dado un puñetazo que le torció


la mandíbula.

—Si vuelves a decir algo así, no será solo un


puñetazo lo que recibas —dijo Xie Lian con frialdad.

Los ojos de Qi Rong se abrieron de par en par, como


si no pudiera creer que Xie Lian realmente lo hubiera
golpeado.

—¡¿Qué te pasa?! —gritó—. ¡¿Acaso dije algo que


no es verdad?! ¡¿Acaso no está tuerto?! ¡Es un maldito
perro loco… y tuerto!

Al volverlo a escuchar referirse de esa manera, Xie


Lian le dio dos puñetazos más. Sus golpes fueron rápidos
y despiadados, y lo único que Qi Rong podía hacer era
gritar de dolor. Al final de la golpiza, quedó yaciendo en
el suelo totalmente despatarrado como un perro sarnoso
abandonado, pero aun así empezó a reír histéricamente,
mientras golpeaba el piso con la mano.
1344

—¡Primo Príncipe Heredero, me has golpeado! —


gritó—. ¡Realmente me has golpeado! ¡Oh Dios mío! El
noble y compasivo Dios de los cielos que no pisaría ni a
una hormiga… ¡El mismísimo y compasivo Taizi
Dianxia me ha regañado y golpeado! ¡Incluso tiene ganas
de matarme! ¡Esto es realmente increíble! ¡Increíble!

Estaba tan excitado que parecía que había tomado las


medicinas equivocadas. La paciencia de Xie Lian había
llegado al límite de su tolerancia y estaba a punto de
sellar su boca con un talismán, pero Hua Cheng lo
sostuvo de la muñeca, deteniéndolo.

Xie Lian se sorprendió.

—San Lang, ¿cómo puedes dejarlo seguir diciendo


esas tonterías? —preguntó.

—Gēge, ¿recuerdas que te pedí que me ayudaras con


algo? —replicó Hua Cheng.
1345

—Sí, lo recuerdo, y te prometí que te ayudaría —


respondió Xie Lian—. Pero, ¿qué tiene que ver esto con
eso?

—¿No tienes curiosidad de saber por qué dejé libre a


Lang Qianqiu y lo guíe hacia la Montaña Tai Cang? —
cuestionó Hua Cheng.

Xie Lian lo miró en silencio.

—Es porque quería que venga aquí a encontrar a


alguien —continuó Hua Cheng.

Los dos se miraron fijamente por un momento. Xie


Lian no pudo evitar sentirse un poco nervioso por cómo
iba desenvolviéndose la situación.

—¿Entonces a quién... querías que él buscara? —


preguntó Xie Lian en un susurro.

—Al verdadero culpable del Sangriento Banquete


Dorado —respondió Hua Cheng.
1346

—Ugh… —musitó Xie Lian, su rostro se volvió gris


en un instante y su mirada se volvió ausente, una risa
irónica escapó de sus labios—. ¿A qué te refieres con eso
del verdadero culpable?... ¿Acaso se puede decir que
existe un falso asesino…?

—¡¿Es necesario hacer esa pregunta?! —exclamó Qi


Rong— ¡Fuiste tú Xie Lian! ¡El verdadero culpable fue
Xie Lian!

Hua Cheng lo pisoteó con fuerza una vez más.

—¡Mientes! —espetó Hua Cheng con frialdad—.


Quiero escuchar la verdad.

Qi Rong gritó con fuerza al recibir otro pisotón, y


Lang Qianqiu, que había estado debajo de los escombros
de la pared, se incorporó. Hua Cheng al verlo levantó la
mano y le lanzó algo.

Lang Qianqiu lo atrapó inconscientemente y le dio


un vistazo.
1347

—¿Cómo llegó mi talismán protector a sus manos?


—preguntó.

—¿Es ese realmente su talismán protector? —replicó


Hua Cheng con frialdad.

Lang Qianqiu lo examinó con detenimiento y


descubrió que en realidad no lo era. La elaboración de los
detalles de este talismán eran muy similares al suyo, pero
este era completamente nuevo. Al darse cuenta de esto
revisó su manga para sacar su propio talismán y al poner
uno al lado del otro parecían ser idénticos… como si
fueran hermanos gemelos.

—¿Cómo obtuvo esto? —preguntó Lang Qianqiu.

Hua Cheng dirigió con calma su mirada hacia Xie


Lian.

—Quien se lo dio a usted, también me lo dio a mí —


respondió
1348

Lang Qianqiu siguió su mirada y entendió el


significado implícito en sus palabras.

¿Xie Lian fue quien le había dado este talismán


protector?

—¡No es verdad! —dijo Xie Lian apresuradamente,


y en un impulso intentó arrebatarle el talismán protector,
pero antes de poder siquiera dar un paso, su cuerpo
colapsó de golpe, y fue atrapado antes de que cayera por
los brazos de Hua Cheng—. Tú…

Xie Lian, esta vez, estaba completamente impactado


y enojado por todo lo que estaba sucediendo. Había
bajado por completo sus defensas frente a Hua Cheng, de
otra forma no hubiera permitido ser podido ser contenido.

—Dianxia, lo siento —susurró Hua Cheng y luego


miró y le habló a Lang Qianqiu—: Estos dos amuletos
protectores han sido hechos por la misma persona.
Cuando tenías ocho años, fue Taizi Dianxia quien te dio
este amuleto para repeler a los demonios y fantasmas que
1349

te acosaban. El fantasma que expulsó en aquel entonces


es esta basura inútil que estoy pisando ahora.

—San Lang, por favor deja de hablar… —pidió Xie


Lian, vulnerable entre sus brazos, casi al punto de
suplicar que no continuara—. Hua Chengzhu, detente
ahora mismo. Hablar de esto ahora ya es inútil… ¡Todo
esto es inútil!

Mientras sostenía los dos talismanes protectores,


Lang Qianqiu alternó su mirada entre las otras tres
personas que estaban dentro del Mausoleo Imperial; en
todo este caos, confundido, no sabía a quién dirigirle toda
su ira.

—¡¿Qué demonios estás tratando de lograr?! —


preguntó Lang Qianqiu mirando a Xie Lian—. ¡¿Qué
diablos crees que estás haciendo?!

Al verlo tan confundido, Qi Rong se rio a carcajadas.

—¡Primo Príncipe Heredero, qué lamentable! ¡Ser tu


discípulo te convierte en un ser realmente lamentable! —
1350

exclamó—. ¡Ya no lo engañes más, me da lástima!


¡Cuéntale toda la verdad! ¡Dile quién fue el verdadero
responsable del Sangriento Banquete Dorado!

—El Banquete Dorado fue… —empezó Lang


Qianqiu—. Ese día yo lo vi con mis propios ojos…

Pero mientras hablaba, incluso él fue perdiendo la


confianza de sus propias palabras.

—Déjame preguntarte algo… —dijo Qi Rong—.


¿Qué es lo que realmente viste con tus propios ojos ese
día?

—Lo vi desmembrar los cadáveres… —respondió


Lang Qianqiu—. ¡Cortó todos los cadáveres en pedazos!

—Entonces está resuelto —dijo Qi Rong—. Lo que


viste fueron sólo cadáveres, ¿no? Las personas que él
desmembró ya eran simples cuerpos sin vida. ¡Yo me
tomé la molestia de dejar todos esos cadáveres para que
él tuviera que desmembrarlos!
1351

Xie Lian estaba empapado en un sudor frío, y la


expresión de Lang Qianqiu cambió al escuchar esto, pero
antes de que pudiera cuestionar a qué se refería, Xie Lian
lo interrumpió.

—¡Cállate! ¡No preguntes! —dijo con firmeza—.


¡Ya basta!

Pero Lang Qianqiu lo ignoró.

—¿Qué quieres decir…? ¿Qué quieres decir con que


se los dejaste para que los desmembrara? —cuestionó.

Qi Rong esbozó una sonrisa siniestra.

—¿Por qué no preguntas quién es el verdadero


culpable? —preguntó.

Un presentimiento espantoso e inquietante invadió a


Lang Qianqiu de inmediato.

—Cuando sepas quién fue el verdadero culpable,


comprenderás por qué tuve que dejárselos… —dijo Qi
Rong—. ¿Por qué no preguntas quién fue?
1352

¿Quién era el culpable? ¡¿Quién más podría ser?!

¿Por qué Xie Lian no negó haber cometido el crimen


cuando fue acusado? ¡Si una persona es inocente, ¿por
qué motivo no admitiría serlo?!

Lang Qianqiu miró a Xie Lian y Qi Rong entendió


que tipo pensamientos estaban invadiendo su mente.

—¡Por supuesto que no se atrevió a negarlo! —


exclamó Qi Rong con burla—. ¡Lo único que podía hacer
era admitir haberlo cometido! ¿Por qué? ¡Porque si no lo
admitía hubiera sido muchísimo más aterrador!

—¿Qué tan aterrador podría haber llegado a ser? —


preguntó Lang Qianqiu

Qi Rong comenzó a reírse malévolamente.

—Fueron los espíritus vengativos de la Antigua


Ciudad Imperial de XianLe —dijo, su voz llena de
veneno y satisfacción—. ¿¡Escuchaste?! ¡Fueron los
1353

mismos espíritus malignos que tanto anhelabas liberar


desde que eras un niñito pequeñito!

Al escuchar su risa aguda y delirante, Xie Lian sintió


regresar a ese mar de sangre.

En medio de todos esos espíritus retorcidos que reían


con malicia mientras revoloteaban en el cielo, Xie Lian
era el único que aún quedaba de pie, mareado y
tambaleándose; apenas capaz de sostenerse al pilar rojo
que tenía a su lado.

El único sonido que podía escuchar en ese entonces


era la risa maniática de Qi Rong.

—¡¿Te gusta, Primo Príncipe Heredero?! —gritó con


crueldad—. ¡Este es el regalo de cumpleaños para Lang
Qianqiu! ¡Es el regalo perfecto para todos estos enemigos
de nuestro Reino que no tienen más que sangre sucia
corriendo por sus venas!

Xie Lian estaba completamente invadido por la


desesperación.
1354

¿Qué pasaría si Taizi Dianxia llegaba a enterarse de


todo esto? Desde pequeño siempre se había esforzado en
cultivar para poder terminar algún día de purificar a todas
esas almas… ¿Que le pasaría a Taizi Dianxia si se
enteraba que esas almas fueron las responsables de
asesinar a toda su familia? ¡¿Cómo reaccionaría?!

Xie Lian no se atrevía siquiera a imaginar cómo es


que podía llegar a reaccionar, por lo que decidió que esto
simplemente era… ¡Algo que nunca sucedió!

Apretando los dientes, desenvainó a Fang Xin, y con


un golpe horizontal cortó un cadáver de tal manera que
lo único que quedó de él fue un desastre sangriento. Una
y otra vez, cortar y destrozar… cuanto más destrozado
quedase, mejor. No podía quedar ni un sólo cadáver.

Sin embargo, justo cuando se encontraba cortando


los cadáveres desquiciadamente, los pasos y la voz de
Taizi Dianxia sonaron desde afuera del salón.
1355

—¿Por qué no hay nadie? ¿Dónde está todo el


mundo? —preguntó—. ¡Maestro! ¡Maestro!

Incluso en este punto de su vida, a la primera persona


que Taizi Dianxia pensó en llamar al ver la extraña
situación, era a su maestro.

Las puertas del salón se abrieron y Taizi Dianxia


esbozó una gran sonrisa al ver una silueta familiar.

—Maes…

Un infierno se reflejó en sus ojos.

La escena más aterradora y sangrienta de su infierno


propio fue ver a su maestro descuartizar salvajemente
cuerpos como si de un demonio se tratase; bajo sus
manos tanto la carne como la sangre de innumerables
partes de cuerpos volaban por todas partes. Todo su
rostro estaba salpicado con sangre.

Xie Lian quiso correr y volver a golpear a Qi Rong,


hundirlo hasta lo más profundo de la tierra a golpes, pero
1356

Hua Cheng lo sujetó con firmeza. Lo único que pudo


hacer fue observar con impotencia cómo Lang Qianqiu
volvía el rostro hacía él, su mirada era ausente e
incrédula, como si en silencio le estuviera preguntando si
era verdad todo lo que Qi Rong acababa de decir.

—¿Ya sabes entonces por qué tu maestro desmembró


a todos? —preguntó Qi Rong—. ¡No podía quedar ni un
sólo cuerpo! Si quedaba alguno, verías los rastros de que
fue devorado por cientos de fantasmas y te darías cuenta
de quienes realmente fueron… Si pasaba eso sabrías que
tu estúpida amabilidad sólo fue compensada con odio.
¡Qué gran chiste!

De pronto, la garganta de Xie Lian se relajó y su


cuerpo se soltó del agarre de Hua Cheng. En un instante
se lanzó hacia Qi Rong, sus ojos rojos de la furia que
sentía, y lo golpeó en el rostro con los puños.
1357

—¡Ya cierra tu maldita boca! —grito Xie Lian—.


¡Aún estás muy satisfecho con todo lo que hiciste,
¿verdad?!

La nariz de Qi Rong sangraba profusamente de los


innumerables golpes recibidos, pero aun así continuó
riéndose histéricamente.

—¡Sí ¡Golpéame! —gritó—. ¡De todas formas tu


discípulo ya está acabado! ¡¿Cómo es posible que aún
defiendas a ese bastardo?! ¡Te clavó vivo en el ataúd!
Pero a decir verdad… ¡Te lo merecías!

Cuando escuchó la palabra 'merecer', Hua Cheng


pareció haber llegado al límite de su resistencia y le dio
un estruendoso golpe. Qi Rong era muy resistente a las
palizas, y cuando vio la expresión agitada y violenta de
Xie Lian se excitó aún más de haberlo provocado, e
incluso después de que su cara se partiera en el suelo,
continuó gritando.

—¡Te lo merecías! ¡Te lo merecías! ¡Te lo merecías!


1358

Con cada palabra que Qi Rong emitía, Hua Cheng lo


golpeaba en la parte posterior de la cabeza; haciendo que
la escena fuera extremadamente violenta y sangrienta. La
mitad del cráneo de Qi Rong ya no estaba y Xie Lian notó
que la mirada de Hua Cheng estaba siendo dominada una
vez más por la ira, por lo que volvió a rodearlo con sus
brazos.

—¡Ya basta, San Lang! —gritó.

De repente, todo se volvió rojo frente a él, carne y


sangre salpicaron por todas partes. Rápidamente Xie
Lian apartó a Hua Cheng para detenerlo, pero al mirar
con más atención vio que la carne y la sangre que habían
salpicado hace un momento fueron la otra mitad del
cráneo de Qi Rong.

Sin embargo, el responsable de esto no había sido


Hua Cheng, sino Lang Qianqiu; quien después levantó a
Qi Rong por el cuello con una sola mano y, aunque Qi
1359

Rong prácticamente ya no tenía cabeza, continuaba


riéndose de manera desquiciada.

—¡Primo Príncipe Heredero, felicidades! —exclamó


Qi Rong—. ¡Mira a tu maravilloso discípulo, ahora tiene
alas fuertes y sus ataques son despiadados! ¡Ya deberías
darle tu bendición para graduarse! Pero esto no duele…
¡No duele en absoluto! No es nada comparado con lo que
me hizo mi primo, el Príncipe Heredero. Lang Qianqiu,
¿ahora por fin me odias a muerte? ¡Felicidades!
¡Felicidades! JAJAJAJA… ¡Felicidades! Finalmente has
descubierto la verdad que con tanto esfuerzo buscabas.
¡Siempre serás una gran burla! ¡JAJAJAJAJA….!

¡Antes de que pudiera continuar riéndose, las


articulaciones de todo su cuerpo se agrietaron y
explotaron en un montón de polvo!

Lang Qianqiu nunca había sido una persona cruel y


sádica, pero al ver que se estaba dejando consumir por la
violencia, Xie Lian se acercó para contenerlo.
1360

—Usted debería irse primero… —dijo.

Sin embargo, Lang Qianqiu lo empujó con fuerza.

—¡Tú! —gritó—. ¡Mentiroso!

Xie Lian fue derribado por el empujón, pero no cayó


al suelo porque su espalda chocó contra Hua Cheng,
quien estaba justo acercándose. Después de lograr
ponerse de pie con dificultad, Lang Qianqiu continuó
mirándolo con una ferocidad desquiciada.

—¡Mentiroso! —gritó.

—Yo… —dijo Xie Lian.

—¡Siempre me has mentido! —interrumpió Lang


Qianqiu—. Siempre me has mentido, diciendo que, si soy
sincero y si me esfuerzo lo suficiente, entonces el odio
podría ser eliminado y el mundo por fin podría estar en
paz. Pero, la verdad es que ellas no se redimieron, ¿no es
así? ¡Me odiaban y se burlaban de mí! ¡Me maldecían e
intentaban matarme! Yo siempre fui benévolo con esas
1361

almas… y me dediqué por completo a cultivar sólo para


poder ayudarlas. ¡Incluso después del Banquete Dorado!
¿Qué demonios he hecho?

—¡No! ¡No es así! —dijo Xie Lian


apresuradamente—. Las almas resentidas que fueron
influenciadas por Qi Rong para cometer los asesinatos
del Banquete Dorado fueron solo una pequeña parte. ¡No
representaban en absoluto a todas ellas! Las almas que
redimió realmente fueron influenciadas por su
esfuerzo…

Venas azules aparecieron en la frente de Lang


Qianqiu al escucharlo.

—¡Cállate! —gritó, no pudiendo soportarlo más—


¡Ya no quiero escuchar ninguna de tus palabras! ¡Ya
nunca más volveré a creer en nada de lo que me digas!
Tú realmente eres… increíble. ¡Realmente lo único que
hiciste fue utilizarme como una herramienta para tu
propia redención, ¿no es así?!
1362

—Yo… yo no… —titubeó con voz temblorosa Xie


Lian.

—¡Lo sabías todo! ¡Y aun así lo niegas! —espetó


Lang Qianqiu con brusquedad—. ¡Me ocultaste durante
muchos años quien era en verdad el verdadero enemigo!
¡Me engañaste! ¡Me convertí justo en la persona que
querías que fuera! Y para poder conseguirlo, preferiste
que te considerara culpable de haber cometido el crimen
del Banquete Dorado... ¡Permitiste que yo te empalara
vivo en un ataúd con cuarenta y nueve clavos en el pecho!
Guoshi Principal… ¡Usted realmente es increíble!

Cada palabra de Lang Qianqiu era irrefutable, porque


todas eran verdad.

—Eso no es así… —dijo Xie Lian desesperado.

Esta era la verdad que Xie Lian menos quería que


Lang Qianqiu supiera.

Este joven había puesto mucho esfuerzo y sinceridad


en seguir sus enseñanzas para poder lograr redimir a esas
1363

almas perdidas y, lo único que recibió a cambio de su


benevolencia, fue un odio imperturbable y maldiciones
interminables… Incluso perdió a todos sus seres
queridos.

¡Esto era imposible de soportar!

Hua Cheng hizo a un lado de un golpe la mano de


Lang Qianqiu.

—Así es, él es realmente increíble —dijo Hua Cheng


con burla, sonriéndole con frialdad—. ¿Te acabas de
enterar hoy?

Xie Lian no se había dado cuenta siquiera de que Hua


Cheng lo había estado sosteniendo para que no terminara
sentado en el suelo. Y ahora, se había colocado delante,
manteniéndolo detrás de él, hablando a muy poca
distancia por encima de él explicando la situación.

—Esta basura inútil de Qi Rong, para vengar la


destrucción de su Reino y de la familia real, ha estado
intentando deshacerse de usted, un miembro de la familia
1364

real del Reino de Yong’An, en innumerables ocasiones.


Mientras que la persona que usted consideró un asesino
ha estado intentando de muchas formas remediar la
situación… —dijo Hua Cheng, mirando directamente a
Lang Qianqiu—. Ya sea con el talismán de protección
que le dio o con la rama con flores con la que ahuyentó a
aquellos fantasmas y demonios que lo atacaron. No sólo
fue a Yong'An para convertirse en el Guoshi Principal y
enseñarle, sino que más importante aún… ¡Fue para
salvarle la vida! ¡Todos sus demás maestros eran peores
que la basura! ¡Todos unos completos inútiles e
incapaces! ¡No pudieron hacer nada contra los fantasmas
que lo acechaban! Sólo su maestro, el mismísimo Taizi
Dianxia, sabía cómo lidiar con Qi Rong… y le salvó la
vida una y otra vez. Incluso antes de acabar clavado en
un ataúd por su culpa… ¡Lo último que hizo fue sellar a
Qi Rong, para que no le causara ningún problema en el
futuro! Si no fuera así de increíble, ¿cómo si no hubiera
podido enseñarle a un discípulo como usted todo lo que
1365

sabe? ¡Incluso a alguien como usted pudo hacerlo


ascender!

Con cada palabra que dijo, la mirada y los puños que


Lang Qianqiu tenía apretados temblaron cada vez más.

—Le aconsejo que averigüe bien quién es su


verdadero enemigo —dijo Hua Cheng—. ¡No se enfade
con quien no lo merece! Lo que acaba de destruir no era
más que un clon. Ni siquiera pudo darse cuenta de eso,
¿no es así?

En medio de la sangre, carne y polvo que había en el


aire, Lang Qianqiu le echó una última mirada a Xie Lian
y se dio la vuelta para marcharse.

Al ver esto, Xie Lian se recompuso de inmediato.

—¡Qianqiu! —gritó.

Lang Qianqiu no se detuvo y, sin volver la mirada,


arrojó algo hacia atrás… el talismán de protección que
tantos años había llevado junto a él. Antes de terminar de
1366

caer al suelo, el talismán se incendió en llamas,


consumiéndose por completo, no dejando ningún rastro
de él.

—No lo persigas, déjalo solo por un tiempo —dijo


Hua Cheng—. En este momento, no escuchará a nadie.

¿Cómo Xie Lian no iba a entender perfectamente


eso? Permaneció en silencio durante un buen rato antes
de volver a hablar.

—¿Por qué tuviste que hacer esto? —preguntó en un


susurro.

Una oleada repentina de ira surgió en él, y no tenía


claro hacia quién realmente estaba dirigida.

Hua Cheng extendió una mano como si quisiera


ponerla sobre su hombro, pero Xie Lian la apartó.
1367

—¡Él sólo tenía que odiarme a mí! ¡Así es como


debía ser! —gritó—. ¡Si quería odiar a alguien tenía que
ser a mí! ¡Que me odie todo lo que quiera! ¡¿Sabes
cuántas personas me odian?! ¡Él no es el único! ¡No
había diferencia alguna en tener a alguien más que me
odie! ¡Qué grandioso! ¡Ahora sabe que las personas por
las cuales tanto se esforzó por redimir lo maldijeron de
esa manera! ¡¿Realmente era necesario hacerle pensar
que todo lo que le enseñé en el pasado fue falso y vacío…
y que lo engañé?!

Hua Cheng se quedó en silencio

Xie Lian, de repente, sintió que no podía seguir


soportando nada de esto.

Todo le parecía insoportable.

Le parecía insoportable perder el control sobre sí


mismo, y era aún más insoportable sentir la mirada de
Hua Cheng en ese incomodo silencio.
1368

—Vete, por favor… —dijo Xie Lian, cubriéndose la


cara con las manos.

Hua Cheng no se movió, Xie Lian se inclinó hacia


delante y se presionó la cabeza con ambas manos.

—¡Vete! —gritó—. ¡Te lo ruego! ¡Vete, por favor!

Sólo entonces Hua Cheng respondió.

—Está bien —dijo.

Parecía haberse ido sin sonido alguno y sin dejar


rastro de su presencia.

Xie Lian finalmente pudo sentirse un poco aliviado,


pero no sabía qué más hacer. Agitó su brazo con fuerza,
queriendo liberar la opresión en su pecho dándole un
golpe a algo, pero en lugar de eso, mandó a volar algo
pequeño y dorado que había estado dentro de la manga
de su túnica.

Al verlo volar hacia el agujero de la pared


derrumbada del Mausoleo Imperial y empezar a caer
1369

directamente por el precipicio de la montaña hacia abajo,


Xie Lian se sorprendió.

«—¡Oh no! ¡Qué desastre!» —pensó para sí mismo


y, por instinto, saltó hacia el precipicio con las manos
abiertas.

Justo cuando estaba en el aire, una mano lo agarró y


lo detuvo. Xie Lian volvió a tocar el suelo del mausoleo
y, al ver quién lo había detenido, habló rápidamente.

—¡San Lang, se me ha caído la flor! —exclamó,


conmocionado.

Hua Cheng puso una mano alrededor de su cintura.

—Si se perdió, se perdió —dijo—. No era algo


valioso.

Todo rastro de color dorado ya había desaparecido,


pero su cintura continuó siendo sostenida con firmeza.

Xie Lian se empezó a sentir desesperado.

—No puede perderse, ese era… —musitó.


1370

Ese era el ramo de flores que Hua Cheng había


ganado en la competencia del festival; el que le había
regalado.

Un sudor frío lo invadió de un sobresalto y sintió que


el alma le volvió al cuerpo; sólo entonces se dio cuenta
de que Hua Cheng había vuelto sin que él lo notara.

Sin poder evitar recordar su actitud desagradable


hacia Hua Cheng hace unos momentos, se sintió
aturdido.

—San Lang, tú… —dijo—. Realmente no te fuiste,


¿verdad?

Hua Cheng no respondió. Xie Lian recordó las cosas


crueles que le había dicho antes y sintiéndose incluso más
culpable no se atrevió a continuar hablando.

Después de un buen rato, Hua Cheng suspiró con


suavidad.
1371

—Si Gēge ya no me quiere, ¿por qué aún quiere tener


las flores que le regalé? —preguntó.

—¡No es que no te quiera! —replicó Xie Lian


rápidamente—. Absolutamente no es eso.

—Entonces, ¿por qué me pidió que me fuera? —


preguntó Hua Cheng.

—…

—Lo hizo antes también —continuó Hua Cheng—.


No importa cuánto lo intenté detener, simplemente me
dejó atrás y huyó.

Al decir las cosas de esta manera, Xie Lian sintió que


Hua Cheng había sido injustamente tratado y se sintió
mucho más culpable.

—Lo siento… —susurró Xie Lian.

—Dianxia, mi intención no es que se disculpe


conmigo —dijo Hua Cheng.
1372

Xie Lian suspiró, apenado, era precisamente por eso


mismo que sentía mucha más necesidad de disculparse
con él.

—Fue mi culpa —dijo Hua Cheng.

—¿Cómo puede ser esto tu culpa? —preguntó Xie


Lian sorprendido.

—Mi intención era acompañar a Gēge mientras


sanaba sus heridas y dejar que Lang Qianqiu viniera a
buscar al Fantasma de la Linterna Verde por sí mismo —
dijo Hua Cheng—. Qi Rong, es una basura inútil, nunca
puede guardarse nada para sí mismo, estaba seguro que
después de algún intercambio de palabras entre los dos al
final la verdad le sería revelada. No esperaba que Gēge
aún tuviera en su poder el talismán de brújula con la
ubicación de Lang Qianqiu y que lo usaría para
encontrarlo. Es mi culpa que hayas acabado aquí de esta
manera.

Xie Lian dejó salir un largo suspiro.


1373

—¿Qué tiene que ver todo eso contigo? —


preguntó—. Fui yo quien arruinó las cosas.

—No tienes la culpa —dijo Hua Cheng—. Si no


hubieras asumido esa culpa, el mundo hubiera estado en
un interminable caos y nunca hubiera habido paz entre
los viejos rencores y las nuevas venganzas. ¿Qué valor
tiene una vida en comparación con una paz que duró
generaciones? ¿Qué fue lo que hiciste mal? Yo he sido
quien ha actuado con mucha más crueldad en esta
ocasión. Créeme, tú no tienes la culpa.

Xie Lian se sentó en el suelo y sólo después de un


largo rato volvió a hablar.

—Simplemente pienso, que no tendría que haber sido


de esta manera—susurró.

Hua Cheng escuchó en silencio.

—Sólo siento que cuando una persona ha sacrificado


tanto y ha mostrado su buena voluntad, no debería
terminar así… —continuó Xie Lian—. Temo que él no
1374

pueda soportarlo, temo que después de todo esto cambie.


Sólo eso…

Xie Lian ya había sufrido suficiente, y no soportaba


permitir que otros también sufrieran.

Cuando era el Guoshi Principal Fang Xin, no tenía


un pasado, ni siquiera un nombre. Al cargar con el
pecado del Sangriento Banquete Dorado logró que Lang
Qianqiu se sintiera traicionado por sólo una única
persona. Sin embargo, que Lang Qianqiu llegara a
enterarse que los espíritus resentidos que se había
dedicado a redimir habían sido los responsables de aquel
Sangriento Banquete Dorado, sería una completa y
definitiva desilusión.
1375

Por eso, cuando Qi Rong insinuó decir la verdad, Xie


Lian cedió ante su amenaza para evitarlo, tomó la espada
y apuñaló a Lang Qianqiu, provocando así su furiosa
reacción.

—Pero no puedes seguir protegiéndolo para siempre


como con aquella rama con flores —dijo Hua Cheng—.
Él necesita saber lo que realmente es el mundo real.

Hua Cheng se sentó al lado de Xie Lian.

—Además, si lo valoras tanto —continuó—. ¿Por


qué no puedes confiar en él?

Xie Lian levantó la cara de sus brazos.

—Si realmente lo has elegido… cree en él —dijo


Hua Cheng con calma—. Confía en que esto no lo llevará
a perderse en el resentimiento. Que incluso si este odio le
hace llegar querer destruir al mundo entero, él al final
hará lo que realmente debe hacer.

Xie Lian lo miró fijamente.


1376

—Lo he estado pensado, y creo que deberías irte —


dijo.

—¿Por qué? —preguntó Hua Cheng, un poco


sorprendido.

—La verdad es que... Soy una especie de Dios de la


Mala Suerte —respondió Xie Lian apresuradamente—.
Si uno se acerca a mí o se queda mucho tiempo a mi lado,
sufre de mala suerte. Por eso creo que ya no deberíamos
ser amigos.

Hua Cheng lo miró y suspiró.

—Gēge, estás diciendo tonterías —dijo.

—¿No te has dado cuenta aún? —insistió Xie Lian—


. Desde que nos conocimos, tú siempre me has traído
buena suerte, pero yo sólo te he traído mala suerte
continuamente.

—No —dijo Hua Cheng.


1377

—Lo digo en serio —dijo Xie Lian—. Si seguimos


así, temo que algún día…

De repente, Hua Cheng tomó su mano con firmeza.

—Dianxia, nada de eso ha sido su culpa —habló


suavemente Hua Cheng—. Siempre ha dado su mejor
esfuerzo, nadie hubiera podido haber hecho las cosas
mejor que usted. Lo sé.

Si lo que le dijo era verdad o no, Xie Lian no lo sabía.


Pero de lo que realmente estaba seguro es que nunca
antes alguien le había brindado un consuelo tan gentil y
seguro.

No está muy claro cuánto tiempo pasaron así en


silencio, pero Xie Lian abrió los ojos después de estar en
un estado medio dormido al sentir la presencia de otra
persona.

—Alguien viene —dijo.


1378

En ese momento Hua Cheng soltó su mano, y sólo


entonces Xie Lian se dio cuenta de lo descontrolado que
había actuado y del largo tiempo que había sido
consolado por él. Todo su cuerpo se puso rígido, y no
sabía si debería sentirse avergonzado o no.

—Llegaron en el momento oportuno —dijo Hua


Cheng.

Justo entonces una mujer vestida de blanco apareció


con calma y sus ojos se iluminaron en cuanto lo vieron.

—¡Lo encontré! —exclamó—. ¡Taizi Dianxia está


aquí!

Pero inmediatamente vio a Hua Cheng junto a Xie


Lian.

—¡Xueyu Tanhua! —exclamó—. ¡Oh vaya, ¿qué


está haciendo aquí?! ¡No, no… no se atreva a hacerle
algo a Taizi Dianxia! Su Mansión Paraíso fue quemada
accidentalmente por mí, si usted tiene algún reclamo,
podemos conversar al respecto. Nosotros los del Reino
1379

Celestial podemos compensarlo; e incluso si otros no


pueden, yo, el Señor del Viento sí puedo hacerlo. ¡Pero
primero, libere a Taizi Dianxia! ¡Luego podemos hacer
los arreglos necesarios!

Xie Lian no sabía si reír o llorar, pero también se


sintió muy agradecido por su ofrecimiento.

—Señor del Viento, no es necesario que se preocupe


—dijo—. La verdad es que…

Quería explicar que Hua Cheng no había venido a


buscarlo para rendirle cuentas por lo ocurrido en
Mansión Paraíso, pero el Señor del Viento le dio una
mirada que le dejó claro que debía guardar silencio.

Hua Cheng tampoco intentó aclarar la situación.

—Aún no he resuelto el asunto de que Jun Wu


insertara un espía en mi territorio —dijo—. ¿Con qué
argumentos vienes a querer negociar conmigo?
1380

Xie Lian entendió lo que estaba sucediendo. Shi


Qingxuan ya se había dado cuenta de que Hua Cheng no
tenía malas intenciones, pero estaba aparentando de que
el motivo por el cual irrumpió a los cielos fue para buscar
un culpable y hacerlo rendir cuentas. De esta manera,
evitaría que se continuaran los rumores y que lo acusaran
de huir con malas intenciones. Hua Cheng entendió su
intención y asintió con la cabeza, cooperando sin ningún
problema.

Sin embargo, Xie Lian no quería que las cosas fueran


así.

—Señor del Viento, puede parar, no finja —dijo—.


San Lang fue hacia los cielos para salvarme, con buenas
intenciones, ¿por qué tomarse la molestia ocultarlo?

Shi Qingxuan sonrió.

—Ya no fingiré —dijo—. Esas dos frases que dije


antes las acabo de transmitir por la Matriz de
Comunicación Espiritual. Hay algo que usted no
1381

entiende, incluso las buenas intenciones terminan


convirtiéndose en malas intenciones cuando se habla de
ellas. ¿No sería mejor por eso empezar con malas
intenciones desde el principio?

Hua Cheng alzó una ceja.

—Veo que lo entiendes bien —dijo.

—Así es —dijo Shi Qingxuan con orgullo—. De lo


contrario, ¿cómo podría yo, el Señor del Viento,
sobrevivir en la Corte Celestial Superior?

—Señor del Viento, ¿cómo llegó hasta aquí? —


preguntó Xie Lian.

—Estaba preocupado por usted —dijo Shi


Qingxuan—, y dos pequeños funcionarios del Reino
Celestial vinieron a pedirme ayuda, diciendo que no lo
podían encontrar. Por lo que decidí ayudarlos. La verdad
es que me ha costado encontrarlo; tanto como una gran
fortuna de tesoros celestiales, pero… ¡Finalmente lo
encontré! Mire, ahí vienen ellos.
1382

Se escucharon pasos acercándose y dos jóvenes


aparecieron, eran Nan Feng y Fu Yao. Cuando vieron a
Hua Cheng, sus rostros se ensombrecieron al unísono.

—¿Cómo es que él está aquí de nuevo? —


preguntaron.

Una vez más, Hua Cheng había estado un paso más


adelante que ellos, lo que provocó que Hua Cheng riera
en son de burla.

—No es necesario que estén tan nerviosos —dijo Xie


Lian.

—¡Sí, estamos todos en el mismo bando! —dijo Shi


Qingxuan con entusiasmo—. Pero no se puede evitar que
estén nerviosos, ¿quién lo ha dejado así? Taizi Dianxia
pareciera que lo hubieran acosado y hubiese estado
llorando durante tres días y tres noches. ¡La verdad es que
yo también me asusté al verlo!
1383

—Eh… —musitó Xie Lian, poniéndose de pie de


inmediato—. ¡Pero si no he derramado ni una sola
lágrima!

—Soy testigo de ello —dijo Hua Cheng.

—Bueno… ¡Eso es una gran alegría para todos! —


exclamó Shi Qingxuan—. Justo hace un momento vi a
Qianqiu, pero, ¿qué es lo que pasó? Su expresión era
aterradora, llena de ira, y se fue sin dirigirme ni una
palabra. ¡Ni siquiera se detuvo cuando lo llamé por su
nombre! Nunca antes lo había visto así…

Xie Lian suspiró suavemente.

—Fue a buscar al verdadero culpable del Sangriento


Banquete Dorado —dijo Hua Cheng.

Todos mostraron una expresión de sorpresa al


escucharlo.

—¿Al verdadero culpable? —preguntaron Nan Feng


y Fu Yao
1384

—¡Justo cómo lo pensé! —exclamó Shi Qingxuan


alegremente, incluso sin saber los verdaderos detalles de
la situación—. Así que todo ha sido un malentendido.
Realmente yo, el Señor del Viento, sí que tengo facilidad
para predecir ciertas cosas. Ahora incluso si Taizi
Dianxia regresa a los cielos, no tendrá por qué ser
castigado con un confinamiento.

—¡Eso es bueno! —dijo Nan Feng, parecía muy


aliviado al oír eso, y su actitud cautelosa disminuyó un
poco.

Xie Lian negó con la cabeza.

—El verdadero culpable es el Fantasma de la


Linterna Verde que Deambula por las Noches, ¿saben?
—dijo—. Es decir, Qi Rong.

Tanto Nan Feng como Fu Yao se sorprendieron.

—¡¿Qi Rong?! —preguntaron al mismo tiempo.

Xie Lian los miró a ambos.


1385

—¿Lo conocen? —preguntó.

Shi Qingxuan los miró a los tres.

—¿Ustedes lo conocen? —preguntó.

—He oído... que era un noble del Reino de XianLe


—dijo Nan Feng.

—Un noble despreciable pero peligroso —dijo Fu


Yao.

—Es mi primo… —admitió Xie Lian con dificultad.

—¡Oh, eso es increíble! —dijo Shi Qingxuan,


sorprendido.

Xie Lian sintió que le empezaba a doler la cabeza tan


sólo al recordarlo.

—Ah, bueno sí, él es realmente increíble —dijo.

Nunca había conocido a alguien más demente que él,


lo que ya de por sí era increíble.
1386

—No, no me refería a él como increíble —dijo Shi


Qingxuan—. Me refería a lo increíble que es usted, Taizi
Dianxia. Mire, en el pasado Feng Xin y Mu Qing fueron
prácticamente como sus hermanos menores. Lang
Qianqiu fue su anterior discípulo. El Fantasma de la
Linterna Verde, Qi Rong es su primo hermano. Y, ahora,
resulta que Xueyu Tanhua, a quien antes considerábamos
un enemigo, es como un recién y rápido adquirido
hermano jurado, y yo, el Señor del Viento, soy su... ¡buen
y mejor hermano56! ¿No es eso increíble en todos los
sentidos?

La última sucesión de rimas de "hermanos" casi hace


reír a carcajadas a Xie Lian. Pensó para sí mismo que el
Señor del Viento realmente encajaba muy bien con su
título; una vez que aparecía, la oscuridad se disipaba en
el aire. Hua Cheng levantó una ceja, como si no estuviera
de acuerdo con la afirmación que acababa de realizar.

56
Similar a decir mejor amigo.
1387

Mientras tanto, Fu Yao parecía tener objeciones con


los términos que utilizó.

—¡Aunque ellos se hayan llevado bien con rapidez,


eso no significa que de inmediato pueda convertirse en
su hermano jurado! —dijo—. Taizi Dianxia, si no tiene
nada más que hacer aquí, debería regresar a la Corte
Celestial. Hay mucha gente esperando su regreso para
que explique qué es lo que ha sucedido.

Hua Cheng se empezó a reír a carcajadas.

—¿De qué se ríe? —preguntó Fu Yao.

—Me río de tus indirectas —respondió Hua Cheng—


. Lo único que quieres es que Dianxia no se relacione con
demonios como yo. ¿Por qué no te atreves a decirlo
directamente y listo? ¿Será por qué sabes que no tienes
ni el derecho ni la posición para poder hacerlo?

—Taizi Dianxia es puro e inocente, tu… —dijo Nan


Feng con disgusto.
1388

—Oye —dijo Shi Qingxuan de repente, acercándose


y golpeando su cuerpo contra su brazo.

En ese instante, el rostro de Nan Feng se volvió


mucho más horrorizado que si lo hubiera tocado un
fantasma, y de inmediato comenzó a maldecir en voz alta,
casi colapsando.

—¡Me… me acabas de…! —exclamó—. ¡¿Qué


diablos está haciendo?!

Fu Yao retrocedió de inmediato una gran distancia.


Resulta que el golpe que Shi Qingxuan le dio en el brazo
a Nan Feng lo hizo en realidad con sus pechos. Ese
pequeño golpe aterrorizó por completo a los dos niños,
pero Shi Qingxuan sacudió su abanico y con su elegancia
celestial no mostró en absoluto la falta de decoro que
había cometido recién.

—Todavía no les he preguntado qué es lo que quieren


hacer —dijo Shi Qingxuan—. ¿Tantas ganas tienen de
1389

pelear? ¿No ven que Taizi Dianxia y Xueyu Tanhua se


llevan bien? ¿Por qué tienen tanta hostilidad?

—¡No haga esas cosas de nuevo! —gritó Nan Feng,


lívido, desde el agujero de la pared con forma humana
que había realizado al lanzarse contra la pared para
apartarse—. ¡Deje de hacerlo! ¿Me ha entendido?

—Por favor, Señor del Viento, mantenga la


compostura. ¡Respétese! —dijo Fu Yao con frialdad,
desde una gran distancia—. Y no arruine mi cultivación.

Viendo que ambos lo evitaban como si fuera una


serpiente o escorpión venenoso, Shi Qingxuan, quien
estaba muy confiado en su belleza hermosa como una flor
y su apariencia imponente, no pudo evitar sentirse un
poco fastidiado por el rechazo.

—Está bien, está bien —dijo—. No es como si


hubieran perdido algo, ¿por qué esa actitud?
1390

Shi Qingxuan, al parecer, ya empezaba a sentirse


avergonzado por lo que acababa de hacer, por lo que se
transformó en su apariencia masculina.

Xie Lian levantó a Fang Xin de un montón de


escombros, y salió junto al grupo del mausoleo.

—Esta montaña Tai Cang ha sido usada como la


guarida del Fantasma de la Linterna Verde —comentó
Shi Qingxuan, una vez afuera, poniendo sus manos en sus
caderas—. Hay monstruos y demonios deambulando por
todas partes. Será mejor que llamemos a algunos Dioses
Marciales para poder hacer una limpieza
correspondiente.

Hua Cheng asintió con la cabeza.

—Con la eficiencia del Reino Celestial,


probablemente lo resolverán para el próximo mes —dijo.

Fu Yao resopló.
1391

—Habla como si pudiera resolverlo todo en un sólo


instante —espetó.

Al escucharlo, Hua Cheng sacó un paraguas de la


nada misma. La superficie del paraguas era tan roja como
el arce y tan brillante como el fuego, Xie Lian sabía bien
que este era un paraguas excepcional capaz de atravesar
mares de fuego y montañas de cuchillos, capaz de resistir
vientos nocivos y lluvias sangrientas. Hua Cheng sostuvo
el paraguas con una mano, cubriéndose a sí mismo y a
Xie Lian, lo que hizo que las mejillas de ambos se tiñeran
de un tono carmesí.

—San Lang, ¿para qué es esto? —preguntó Xie Lian,


ligeramente sorprendido.

Hua Cheng se volvió hacia él, lo miró y acomodó el


paraguas un poco más hacia el lado de Xie Lian con una
sonrisa en su rostro.

—Solo espera —dijo—. El clima está a punto de


cambiar.
1392

¡De repente, una fuerte lluvia cayó del cielo!

La lluvia surgió de la nada, y golpeó tan fuerte el


paraguas que Xie Lian quedó desconcertado, pero se
mantuvo debajo de él junto a Hua Cheng, y ni una gota
cayó sobre él. No obstante, Nan Feng y Fu Yao no
tuvieron tanta suerte; ambos jóvenes fueron tomados por
sorpresa y se empaparon de pies a cabeza por la lluvia.

Por desgracia, la lluvia era de color rojo sangre, por


lo que se convirtieron en dos personas completamente
empapadas de sangre, lo único blanco eran sus ojos, los
cuales los tenían muy abiertos. Shi Qingxuan, quien se
encontraba justo debajo de un árbol, tuvo mucha más
suerte que ellos y quedó intacto, pero estaba tan atónito
tanto que se olvidó incluso de agitar su hossu.
1393

La lluvia de sangre se fue tan rápido y


repentinamente como llegó. Los dos jóvenes empapados
sólo entonces reaccionaron, se limpiaron la cara con las
manos, pero siguieron completamente carmesíes, sin
rastro alguno de sus colores naturales.

—Esto… —dijo Xie Lian.

Hua Cheng guardó el paraguas y comenzó a reírse.

—Fue solo un instante, ¿no? —dijo—. ¿Qué les


pareció?

Después de decir eso, avanzó con tranquilidad,


dejando una buena distancia entre ellos. Mientras tanto,
Xie Lian buscó un pañuelo dentro de sus mangas y Shi
Qingxuan arrancó unas cuantas pelusas de su hossu y
también se las ofreció a Nan Feng y Fu Yao, quienes
estaban sumidos en completo silencio.

Xie Lian notó que la presencia que había detrás de él


ya no estaba, por lo que se dio la vuelta y corrió unos
pasos para poder seguirlo.
1394

—¡San Lang! —exclamó—. ¿Te vas de regreso hacia


Ciudad Fantasma?

Hua Cheng se volvió para mirarlo.

—Ahora que el asunto está resuelto, ¿no deberías


regresar al Reino Celestial? —preguntó Hua Cheng.

Hua Cheng siempre llegaba cuando Xie Lian más lo


necesitaba, pero también se marchaba en el momento
más adecuado.

—Pero si Gēge quiere venir conmigo, será más que


bienvenido —bromeó Hua Cheng.

Al ver su expresión juguetona, Xie Lian sonrió.

—Te acompañaré hasta que te vayas —dijo mientras


caminaban juntos—. La próxima vez que vaya a Ciudad
Fantasma… Te ayudaré a mover ladrillos para
reconstruir Mansión Paraíso.

—No necesito ayuda para mover ladrillos para


reconstruirlo —dijo Hua Cheng—. Necesito otra cosa.
1395

—¿Qué necesitas? —preguntó Xie Lian.

Hua Cheng no respondió, simplemente sonrió.

Después de caminar un rato en silencio, Xie Lian


volvió a hablar.

—San Lang, ¿por qué parecías saber desde el


principio que el verdadero culpable del Banquete Dorado
era Qi Rong? —preguntó.

—No sabía con certeza que fuera él —respondió Hua


Cheng—. Sólo sabía que no fuiste tú.

Xie Lian dejó de sonreír.

—¿Nunca consideraste que el verdadero culpable


podía ser yo? —preguntó—. ¿Qué te hace pensar que yo
realmente no quería hacerlo?

—¿Qué más da si realmente querías hacerlo? —


preguntó Hua Cheng—. No lo hubieras hecho. Cuando
yo era niño, todos los días deseaba que llegara el día en
el que pudiera matar a todos, pero nunca lo hice.
1396

Al escuchar la última parte, Xie Lian no supo si reír


o llorar. Pensó para sí mismo que su infancia debe haber
sido realmente difícil, por lo que cerró la boca y sólo
después de un rato volvió a hablar.

—En realidad, yo… —dijo.

—Puedes decírmelo, no hay problema —dijo Hua


Cheng.

—En realidad, creo que en esta vida… —dijo Xie


Lian después de titubear por un momento—. Lo mejor es
no depositar demasiadas esperanzas en los demás

—Oh… —musitó Hua Cheng, para luego


preguntar—: ¿A qué te refieres con 'demasiadas
esperanzas'?

—No es bueno idealizar demasiado a alguien —


explicó Xie Lian—. Cuando llegues a conocer bien a esa
persona, eventualmente descubrirás que esa persona no
era tan maravillosa como esperabas que fuera. Y cuando
eso suceda, te sentirás muy decepcionado.
1397

—No me importa si otros llegan a decepcionarse —


dijo Hua Cheng—. Para algunos, la mera existencia de
cierta persona en el mundo, significa la esperanza en sí.

Sus palabras no fueron explícitas, simplemente


parecían una casual refutación a su argumento, pero el
corazón de Xie Lian se reconfortó y flotó.

—San Lang, ¿quién eres realmente? —preguntó Xie


Lian, deteniendo sus pasos.

Hua Cheng también se detuvo y se volvió hacia él.

—Conoces muchos detalles sobre mí, quizás más de


los que yo mismo conozco sobre mí —continuó con
seriedad Xie Lian, mirándolo fijamente—. Siempre he
sentido que eres alguien a quien he conocido en el
pasado. Pero realmente no recuerdo haberme encontrado
antes con alguien como tú.

Hua Cheng es una persona que, si alguna vez


conoces, es simplemente imposible de olvidar. Xie Lian
nunca había sufrido ningún traumatismo craneal que le
1398

hiciera perder su memoria, por lo que no había razón


alguna para no poder recordarlo.

—¿Quién eres realmente? —preguntó Xie Lian de


nuevo, mirándolo fijamente, confundido.

Pero Hua Cheng no respondió, solo sonrió


levemente. Xie Lian de inmediato se dio cuenta de que la
pregunta que le había hecho era muy inapropiada. ¡El
nombre verdadero de un fantasma siempre era secreto!
¿Cómo se lo iba a poder revelar con tanta facilidad?

—Lo siento, no te preocupes —dijo disculpándose


con rapidez—. Sólo era una pregunta casual. No importa
quién seas. Eres tú, y eso es suficiente.

—¿Quién sabe? —dijo Hua Cheng, arrastrando su


voz—. Lo sabrás en el futuro.

Esta era una frase que Xie Lian había utilizado para
responderle hace algún tiempo y, ahora que se la
devolvieron, no sabía si reír o llorar.
1399

Después de un momento, volvió a hablar.

—Gracias de todos modos por lo que pasó con


Qianqiu —dijo Xie Lian—. La verdad es que no sé qué
es lo correcto en este momento, pero tal vez esto que pasó
no sea algo malo.

—Estás pensando demasiado —respondió Hua


Cheng con calma, y Xie Lian se sorprendió al
escucharlo—. Sólo haz lo que tengas que hacer.

Después de decir eso, se dio la vuelta y agitó su


mano.

Poco después, esa figura vestida de rojo desapareció


sin dejar rastro, delante de la montaña, bajo la luz de la
luna, desapareciendo ante los ojos de Xie Lian.

De él sólo quedó una pequeña flor blanca que


descendió con lentitud.
1400

Final del VOL 1


◇***◇
1401

VOL 2

EL PRÍNCIPE QUE
AGRADO A LOS DIOSES
1402

Capítulo 1

◇Un destello fugaz en la Avenida


Marcial Divina◇

Una flor blanca voló a través de las serpentinas de


colores y los vítores llegaron hasta los cielos cuando una
espada golpeó con gran fuerza y atravesó el corazón del
demonio, dejándolo muerto sobre el suelo.

—¡Por la bendición de los cielos, los demonios


caerán y los espíritus malignos serán exorcizados!

En cada lado de la Avenida Marcial Divina, los


vítores eran tan estruendosos como las olas retumbando
en el mar, cada vítor nuevo que aparecía era más fuerte y
opacaba al anterior. En el patio que se extendía frente a
las puertas rojas de la Corte Imperial, los dos cultivadores
1403

que habían desempeñado los roles de Dios y demonio


hicieron una reverencia a toda la multitud que los
rodeaba, para luego retirarse uno a cada lado.

Después de presenciar este emocionante combate


marcial que le abría paso al evento principal, el ambiente
entre la gente se elevó. Tanta era la emoción que no solo
las calles estaban abarrotadas, sino que incluso los
tejados estaban llenos de valientes espectadores que se
habían animado a trepar a ellos. Todos aplaudían,
vitoreaban y gritaban; la multitud celebraba enloquecida.

En una plataforma elevada se encontraban varias


hileras de miembros de la realeza y nobleza, todos
vestidos con sus ropas más finas, sus rostros emanando
sonrisas corteses mientras observaban todo el
espectáculo desde arriba.

La magnitud de esta celebración rebosaba de tanta


energía que si alguna vez en la historia del Reino de
XianLe se hablara del Festival Shang Yuan, esta sería
1404

descrita como la que estaba por suceder el día de hoy.


¡Sin duda alguna sería recordado!

Detrás de las puertas del palacio, cientos de personas


esperaban en silencio. Cuando sonó la campana, el
Guoshi Principal que llevaba una túnica impecable y un
sombrero alto empezó a llamar a cada miembro necesario
con solemnidad:

—¡¿Guerreros que dan apertura al camino?!

—¡Presentes!

—¡¿Doncellas de Jade?!

—¡Presentes!

—¡¿Músicos?!

—¡Presentes!

—¡¿Caballería?!

—¡Presentes!

—¡¿Demonio?!
1405

—Presente.

—¡¿El Guerrero Marcial que Complace a los


Dioses?!

No hubo respuesta alguna.

El Guoshi Principal frunció el ceño.

—¡¿El Guerrero Marcial que Complace a los


Dioses?! —exclamó—. ¡¿Dónde está Taizi Dianxia?!

Aun así, nadie respondió. Sin embargo, el que dio el


presente como "demonio" hizo una pausa y se quitó la
horrorosa máscara de demonio con cara verde y grandes
colmillos que tenía puesta, revelando un rostro delicado
y hermoso.

Este joven aparentaba tener unos dieciséis o


diecisiete años. Su piel era impecable, sus labios eran
elegantes y de un color claro, y sus ojos eran como un par
de obsidianas, brillantes y destellantes. Su cabello daba
la impresión de ser suave y sedoso, y tenía unos
1406

mechones extremadamente finos cayendo sobre su frente


y mejillas. Su aspecto era tranquilo y obediente, un gran
contraste con la aterradora máscara de demonio que
ahora sostenía en su mano.

—Guoshi Principal —dijo en voz baja—. Taizi


Dianxia dejó dicho que no se preocupara por él y que
llegaría más tarde.

La solemnidad que siempre tenía el rostro del Guoshi


Principal Mei Nianqing se quebró de golpe.

—¿Qué…?

¡Increíble que, en el momento más crucial, esta


persona hubiera desaparecido!

En ese momento, una persona atravesó la oscura


puerta del palacio y corrió hacia adelante. Se trataba
también de un joven de unos dieciséis o diecisiete años,
1407

su porte era erguido y muy alto, de tez trigueña; en la


espalda llevaba un arco largo de color negro y un carcaj
tan blanco como la nieve. Aunque su rostro era joven, su
mirada era firme y seria. Al verlo entrar, Mei Nianqing
se acercó y agarró al joven de inmediato.

—¡Feng Xin, ¿dónde está Taizi Dianxia?! —


preguntó.

—He venido a informarle al Guoshi Principal que


Taizi Dianxia fue a emboscar a los demonios de la
Montaña Yu Jun —contestó.

Mei Nianqing se escandalizó aún más y sintió que


hubiera sido mejor no preguntar.

—¡¿No ha estado peleando contra ellos desde ya


hace un mes?! —exclamó—. ¡¿Por qué todavía está allí?!

—¡Sí! Pero debido a la astucia de estos, pasó un mes


para que pudiera emboscarlos —respondió Feng Xin—.
Está a punto de vencerlos, así que Taizi Dianxia dijo que
espere un poco más. ¡Estará aquí muy pronto!
1408

Mei Nianqing casi gritó.

—¡¿Esperar hasta cuándo?! —exclamó—. ¡Esto es


prácticamente como matarme! Los escoltas están a punto
de salir por la puerta del palacio, si la procesión sale y
solo ven al demonio y no al Dios… ¡Nadie de los que está
aquí saldrá vivo de esto! ¡Mu Qing, ¿por qué no lo
detuvieron?!

A pesar de la circunstancia, Mu Qing se mantuvo


tranquilo.

—Taizi Dianxia explicó que, si el enfrentamiento de


esta ocasión fracasase, tendremos que esperar una
próxima ocasión, lo que significaría la muerte de varias
docenas de personas —respondió—. El regresará aquí
antes de que el Guerrero Marcial que Complace a los
Dioses haga su aparición. Por favor, Guoshi, sigamos con
el plan establecido. Si no damos la orden de salir ahora,
perderemos el momento propicio.
1409

Fuera de la puerta del palacio, la multitud que había


estado esperando desde temprano ya no podía contenerse
y gritaban cada vez con más fuerza, reclamando que el
espectáculo comience. No había otra opción.

¡Sin el Guerrero Marcial que Complace a los Dioses,


esto era la muerte! ¡Y demorar la procesión y perder el
momento propicio era la muerte también!

Mei Nianqing agitó su mano, desesperanzado.

—¡Comiencen con la música! —ordenó—. ¡Vamos!

Entonces al compás del sonido de la música y los


tambores, cien guerreros reales gritaron al unísono,
avanzaron con paso firme y encabezaron la imponente
procesión que partió hacia afuera del palacio.

Estos guerreros que daban la apertura, simbolizaban


la superación de los caminos de obstáculos tediosos que
había en el mundo mortal. Detrás de ellos, seguían unas
pocas y meticulosamente elegidas entre miles, doncellas
de jade vírgenes, delicadas y hermosas; llevaban canastos
1410

de flores en las manos y mientras caminaban las iban


esparciendo con la misma gracia que las Diosas de los
Cielos, pavimentando el camino con ellas, llenándolo de
una fragancia que significaba la virtud eterna e
inmaculada. Los músicos se encontraban sentados en la
parte trasera de uno de los carruajes de oro, entonando
melodías armoniosas.

En el momento que la procesión salió por las puertas


del palacio, provocaron suspiros de asombro; la multitud
quedó atónita y se apresuró en intentar recoger las flores
que caían, las cuales desaparecían poco después,
convirtiéndose en polvo, dejando impregnado en el aire
su fragancia.

No obstante, toda esta magnificencia, extravagancia


y ostentación solo eran un preludio. El verdadero
espectáculo, el más grandioso, estaba a punto de
comenzar.
1411

Dieciséis caballos blancos, adornados con oro


empezaron a tirar de un grandioso escenario ceremonial
desde detrás de las puertas del palacio, y lentamente
emergieron ante la multitud. En aquel escenario, un
demonio vestido de negro con una máscara monstruosa
en la cabeza hizo resonar una gran espada de tres metros
con un fuerte sonido, clavándola con fuerza en el suelo
que había frente a él.

En medio de un ambiente tenso, el joven vestido de


negro comenzó con gran determinación su actuación
como "demonio".

Sin embargo, el milagro no ocurrió.

El Guerrero Marcial que Complace a los Dioses


seguía sin aparecer.

La multitud estalló en murmullos. En la elevada


plataforma, toda la realeza y nobles comenzaron a fruncir
ligeramente el ceño y se miraron entre sí, comenzando a
preguntarse entre ellos.
1412

—¿Qué está pasando?

—¿Por qué el Guerrero Marcial que Complace a los


Dioses no está en el escenario?

En el centro de aquella alta plataforma estaban


sentados con expresiones dignas un apuesto hombre y
una hermosa mujer. Eran el Rey y la Reina del Reino de
XianLe. Aunque ambos sonreían con cortesía, sus ojos
reflejaban preocupación, y solo podían consolarse
mutuamente intercambiando miradas.

La abarrotada multitud de las calles de abajo, sin


embargo, no tenían quien los consolara o calmara y sus
gritos se hicieron tan fuertes que parecían sacudir los
cimientos de los edificios.

Afortunadamente, Mu Qing, quien interpretaba al


demonio en el escenario continuó mostrando un porte
muy tranquilo frente a la situación. Un grupo de
practicantes de cultivadores disfrazados de
conquistadores de demonios subieron al escenario; y al
1413

instante, uno tras otro, fueron derrotados y expulsados


del escenario por él.

Este hombre vestido de negro, a pesar de que su


rostro llevaba una máscara monstruosa, tenía todo el
porte de alguien delicado y elegante. Sostenía una espada
de tres metros de largo, la cual tenía un gran peso, pero
al estar en sus manos parecía no tener peso en absoluto.
Sus movimientos con la espada eran impresionantes y
recibieron elogios de muchos espectadores.

A pesar de ello, la mayoría de las personas presentes


no había venido para presenciar la escena del "demonio
causando estragos" y empezaron a clamar sus quejas.

—¡¿Dónde está el Guerrero Marcial que Complace a


los Dioses?!

—¡Queremos ver al Príncipe Heredero interpretar al


Gran Emperador Divino! ¡Fuera, demonio!

En lo alto de la plataforma de la realeza y nobleza, se


oyó una voz enojada.
1414

—¡¿Qué está pasando aquí?! —gritó—. ¡Nadie


quiere ver estas tonterías! ¡Maldición, ¿dónde está mi
Primo el Príncipe Heredero?!

No había necesidad de confirmar quién era… aquella


voz histérica pertenecía a Qi Rong, el Príncipe Xiao Jing.
Muchas personas levantaron la vista al unísono y vieron
a un joven vestido con ropas elegantes correr hacia el
borde de la plataforma, agitando los puños furiosamente
hacia abajo.

Este joven, de unos quince o dieciséis años, era


llamativo y apuesto, pero su rostro estaba lleno de ira,
daba la impresión de que estaba a punto de saltar de la
plataforma para golpear a alguien. Sin embargo, como la
plataforma estaba demasiado alta y si saltaba lo más
seguro era que se rompiera las piernas o muriera en el
acto, en vez de saltar agarró una tetera de té de jade
blanco y la arrojó hacia el escenario.
1415

La tetera voló rápidamente hacia la parte posterior de


la cabeza del demonio y todo indicaba que iba a ocurrir
un incidente, pero el demonio levantó su larga espada y
con un movimiento la equilibró hábilmente en la punta
de la espada, provocando una ola de aplausos.

Al ver esto, el joven se puso aún más furioso y se


dispuso a arrojar algo más, pero la Reina ordenó a alguien
que lo detuviera, y así fue como lo sacaron a rastras del
borde de la plataforma. Sin embargo, las expresiones de
la familia real se volvieron cada vez más serias y algunos
de ellos ya no podían quedarse quietos en sus asientos.

Detrás de un velo de tela roja, había un grupo de


nobles damas que estaban sentadas con abanicos
cubriendo sus rostros. Aunque anteriormente estaban
preocupadas, se habían contenido por respeto y no habían
hablado entre ellas. Al ver todo lo que estaba
aconteciendo no pudieron soportarlo y empezaron a
susurrar entre ellas.
1416

—¿El Príncipe Heredero no ha venido?

—¿Dónde está Lian Gēge?

Este era el Festival Shang Yuan en el que se adoraba


a los Dioses, pero no había nadie cumpliendo el rol del
Guerrero Marcial que Complace a los Dioses.

¡Esto era algo totalmente sin precedentes!

En ese preciso momento, una gran ovación por parte


de la multitud se oyó y, en la plataforma alta, todos se
volvieron a sentir animados al ver como una figura
blanca como la nieve descendía del cielo y caía justo
frente al demonio.

Su aterrizaje fue grácil, adoptando una posición baja


y lista para continuar su acción, sus pesadas túnicas
blancas revolotearon y se extendieron como una enorme
flor sobre el escenario, en su rostro llevaba una máscara
dorada que lo cubría por completo. Con una mano
sostuvo su espada y con la otra tocó hábilmente la afilada
hoja, para luego golpearla con suavidad, emitiendo un
1417

sonido claro y agradable. Este gesto, lleno de calma y


tranquilidad, dejaba claro que el demonio de túnica negra
frente a él era insignificante.

El demonio levantó lentamente su espada de tres


metros y la apuntó hacia él, y el Guerrero Marcial que
Complace a los Dioses se incorporó sin prisa alguna.

Este era el verdadero comienzo. En el escenario, dos


figuras, una negra y otra blanca, se enfrentaron, cada una
agitando su arma divina.

Qi Rong, con los ojos brillantes, comenzó a saltar.

—¡Es mi primo el Príncipe Heredero! —gritó—. ¡Mi


primo el Príncipe Heredero ha llegado!

Tanto los espectadores de la plataforma como los de


la calle y tejados, estaban completamente atónitos.

Esta entrada había sido como la llegada de un


mismísimo ser celestial cayendo desde los mismos
cielos.
1418

¡Extremadamente audaz!

¡Las murallas que rodeaban la ciudad tenían más de


treinta metros de altura, y el eminente Príncipe Heredero,
miembro de la realeza, cuyo valor era superior a mil
toneladas de oro, había saltado desde ellas!

En ese instante, todos pensaron que era un verdadero


ser celestial descendiendo a la tierra, lo que les puso la
piel de gallina. Cuando se recuperaron de la gran
conmoción, la multitud se puso histérica, gritando y
aplaudiendo hasta quedar afónicos y con las palmas
enrojecidas.

El Rey y la Reina se miraron sonrientes y también


aplaudieron. Los miembros de la realeza y nobleza
también se relajaron y comenzaron a vitorear y elogiar.
En cuanto a las distinguidas nobles damas trataron de
cubrir sus rostros con sus abanicos, pero incluso con
estos cubriendo gran parte de sus rostros, no pudieron
cubrir sus mejillas sonrojadas.
1419

Sólo entonces, Mei Nianqing se sintió aliviado y se


secó el sudor frío, luego echó un mejor vistazo detrás de
las cortinas de tela roja. Aquel grupo de nobles damas
que estaban detrás, tenían jóvenes rostros ligeramente
sonrojados debido a sus emociones.

Él sabía quiénes eran estas damas y no pudo evitar


reírse para sus adentros.

—Este niño travieso causando problemas de nuevo


—dijo la Reina, dándole una pequeña palmada en el
pecho al Rey.

El Rey también se secó el sudor.

—Sí, además, ¡ha saltado desde un lugar tan alto! —


dijo.

Mei Nianqing no pudo evitar sentirse un poco


orgulloso al oírlo.

—Sus Majestades, pueden estar tranquilos —dijo—.


El Príncipe Heredero, incluso si la muralla fuera mucho
1420

más alta… ¡Podría subir y bajar fácilmente de ella con


los ojos cerrados!

En el Festival Shang Yuan, el Guerrero Marcial que


Complace a los Dioses era el personaje más importante.
Debía ser interpretado por un joven con habilidades
marciales excepcionales, el cual debía vestir un atuendo
estrictamente trascendental y magnífico. Después de
estar completamente vestido, su peso en total del atuendo
completo podía llegar a superar los cien kilogramos. El
guerrero marcial elegido, además de luchar contra el otro
guerrero que interpreta al demonio bajo esta pesada
carga, debía mantener el combate por al menos tres horas
y no cometer ningún error en su performance; una tarea
prácticamente imposible para alguien que no fuera
extraordinariamente hábil.
1421

—¡Miren! —exclamó Mei Nianqing con


determinación—. ¡Con Taizi Dianxia a cargo, hoy
seguramente se convertirá en el Guerrero que Complace
a los Dioses más legendario de la historia!

Los dos jóvenes en el escenario eran excepcionales.


La batalla era reñida, las embestidas de ambas espadas
generaban destellos mientras se enfrentaban el uno al
otro. Cuanto más intensa era la lucha en el escenario, más
estruendosos se volvían los gritos y aplausos del público.

Innumerables personas dentro de la multitud


maldecían con emoción.

—¡Mátalo!

—¡Mata al demonio!

De repente, hubo un silbido de una espada y una luz


blanca deslumbrante pasó al lado de ellos; al verla, todos
contuvieron la respiración con asombro. La espada de
tres metros del demonio fue derribada por el Guerrero
que Complace a los Dioses con un solo movimiento,
1422

clavándose directamente en un pilar de piedra roja a un


lado de la calle. Alguien de la multitud, con buenas
intenciones, intentó sacar la espada, pero incluso
intentándolo con todas sus fuerzas, no la movió ni
siquiera un poco, lo que provocó un gran asombro a todos
los presentes.

—¡¿Qué tipo de fuerza se necesita para mover esto?!


—exclamaron.

Detrás de la máscara dorada se escuchó una suave


risa. El Guerrero que Complace a los Dioses hizo un
gesto con su espada y, justo cuando estaba a punto de dar
el golpe final para "matar" al demonio se escuchó un grito
desgarrador provenir de arriba.

Sorprendido, Xie Lian, bajó su espada y levantó la


mirada, pero lo único que pudo ver fue una figura borrosa
caer rápidamente desde lo alto de la muralla de la ciudad.

En un abrir y cerrar de ojos, sin tiempo para pensar


en nada, se impulsó con la punta de sus pies y se elevó
1423

hacia arriba, saltando y empezando a flotar en el aire. ¡En


menos de diez pasos se dirigió hacia la muralla de la
ciudad como si volara contra el cielo!

Parecía volar sin peso alguno, sus mangas


desplegadas a su alrededor daban la impresión de ser las
alas de una mariposa, y en un momento, se deslizó con
gracia, ligero como una pluma para sostener entre sus
brazos con firmeza a una persona. Sólo cuando aterrizó
sobre tierra firme suspiró aliviado y bajó la cabeza para
mirar a quien había salvado.

En sus brazos, había un niño pequeño que tenía la


cara cubierta de vendas, completamente sucio y
descuidado; acurrucado contra él, en su agarre, lo miraba
desconcertado.

Este niño no tenía más de ocho años, era realmente


una criatura delgada y pequeña. Después de haber caído
desde tan alto, su pequeño cuerpo no dejaba de temblar
en los brazos del guerrero, como si se tratara de un
1424

cachorro recién nacido. A través de sus desordenadas


vendas, se asomaba un enorme ojo negro que reflejaba la
silueta de una figura blanca como la nieve. El niño lo
miraba fijamente sin parpadear, como si ya no pudiera
ver a nadie más.

Susurros y jadeos de asombro se escucharon en toda


la multitud, mientras que Xie Lian continuaba inclinado
en el suelo, y fue allí que, sin levantar la cabeza, su
corazón se acongojó.

Con el rabillo del ojo, pudo divisar algo en el suelo.

La máscara dorada que cubría su rostro… se había


caído.

Este repentino e inesperado cambio de eventos


perturbó los pasos firmes de los guerreros, y las doncellas
de jade mostraron una expresión de temor. El carruaje
dorado se detuvo, los caballos blancos relincharon y,
entre la música de flautas y tambores, surgió un sonido
1425

discordante y fuera de ritmo; algunos músicos


continuaron y otros pararon.

¡Sin alguien que pudiera volver a coordinar la


procesión la situación estaba espiralando sin control!

La multitud en ambos lados de la calle aún no había


reaccionado, pero el Rey y la Reina en lo alto de la
plataforma elevada se levantaron de inmediato. Al verlos
de pie, ¿quién más se atrevería a quedarse sentado?
Todos los nobles se fueron levantando uno tras otro, y las
diez o más damas de familias nobles tras la cortina roja
palidecieron.

El trasero del Guoshi Principal apenas había


calentado el asiento cuando este volvió a enfriarse, estaba
considerando si es que necesitaba postrarse de rodillas
para empezar a pedir perdón cuando Qi Rong saltó sobre
la barandilla de la plataforma con su túnica remangada.

—¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AHORA?! —gritó


furioso—. ¡¿Por qué están desorganizando la procesión?!
1426

¡¿Qué están haciendo todos estos inútiles?! ¡USTEDES,


MALDITOS HOLGAZANES, NO SABEN NI
SIQUIERA CONTROLAR A SUS CABALLOS!

La multitud estaba empezando cada vez a agitarse


más, un disturbio estaba a punto de estallar cuando, justo
en ese momento, el Guerrero que Complace a los Dioses
se irguió con decisión y levantó la cabeza.

Usualmente, el Príncipe Heredero, quien poseía una


apariencia exquisita, solía ocultarse en lo profundo del
Sagrado Pabellón Real o retirarse a las montañas para
poder meditar en paz. Rara vez tenía la oportunidad de
mostrar su rostro a la gente; como resultado, toda la
multitud no pudo evitar sentirse curiosa de poder ver su
verdadero rostro. Sin embargo, una vez que lo vieron,
todos quedaron sin aliento.

El joven Príncipe Heredero tenía una tez tan blanca


que parecía una flor de loto, como si se tratase de una
delicada pieza de jade que se podría romper si uno la
1427

mirase por demasiado tiempo. Sus ojos y cejas eran


elegantes, sus ojos eran tan deslumbrantes como la
primera luz del amanecer. Su belleza era extrema, y nadie
se atrevía a mirarlo por demasiado tiempo. A pesar de ser
el centro de atención de todos, se mantuvo sereno y actuó
con calma y naturalidad.

Estaba en su época más radiante, con sus dieciséis o


diecisiete años, estaba en la cúspide de su edad; si otros
tuvieran que describir cómo sería un Dios, seguramente
lo describirían de esta manera.

Aprovechando que la atención de todos estaba


centrada en otro lugar, Feng Xin rodó por la calle y
agarró la máscara.

—¡No se asusten, sigan adelante! —ordenó en voz


baja mientras corría hacia el grupo de músicos—.
¡Terminen esta vuelta y luego regresen al palacio!

El grupo de músicos rápidamente se recompuso y


volvió a sus posiciones. Mientras tanto, Mu Qing, que
1428

interpretaba al demonio, atravesó el cielo como si de una


nube negra se tratase, recuperó su larga espada y simuló
querer atacar al guerrero; en específico al niño que
sostenía en sus brazos.

Los dos realizaron algunos movimientos


pretenciosos y luego volaron de regreso al escenario,
fingiendo que no había pasado nada. La multitud también
se dejó llevar por su actuación y se emocionó
nuevamente.

Esta era la primera vez que Xie Lian agradeció a los


cielos por haberle otorgado un rostro como el suyo.
Después de todo, pudo salir ileso de una situación
complicada gracias a su apariencia, lo que le pareció algo
realmente grandioso. Con uno de sus brazos sostuvo al
niño y con el otro blandió la espada con la misma gracia
que la de un pez nadando en el agua, manejando,
afortunadamente, la nueva situación con facilidad.
1429

Después de esquivar varios golpes con su espada,


escuchó al niño en sus brazos gritar de miedo;
probablemente porque sin previo aviso se vio envuelto
en una pelea de espadas, era esperable que se asustara por
toda esta situación.

—¡No tengas miedo! —dijo Xie Lian, abrazándolo


con fuerza—. Si estoy aquí, nada te hará daño.

Al escucharlo, el niño agarró con fuerza la túnica que


envolvía su pecho, como un náufrago aferrándose a una
tabla de madera para salvar su vida. Al darse cuenta de
que el niño estaba realmente muy asustado y llegando a
la realización de que el festival ya había sido
interrumpido, Xie Lian tomó una decisión.

—¡Mu Qing! —exclamó Xie Lian en voz baja.

El demonio asintió ligeramente de manera casi


imperceptible y luego se lanzó habilidosamente hacia él.
Xie Lian sacó su espada, y Mu Qing fingió ser golpeado
1430

por ella, forcejeó un par de veces y luego cayó al suelo


fingiendo haber sido derribado.

¡De esta manera, finalmente, el Guerrero Marcial que


Complace a los Dioses ejecutó al demonio con su espada!

Entonces, los aplausos y vítores del público


atravesaron los cielos, mientras la procesión continuó
avanzando hacia el Palacio Real. Tal vez fue debido a la
emoción del momento, pero la gente no solo no se
desanimó por el incidente que había acontecido, sino
que, al contrario, su entusiasmo aumentó aún más. Miles
de personas empezaron a seguir con euforia al escenario
ceremonial que se dirigía hacia el palacio.

El Rey del Reino de XianLe que aún se encontraba


en lo alto de la plataforma elevada, ordenó con un fuerte
grito:

—¡Protejan a Taizi Dianxia!

Sin embargo, los guardias no pudieron contener a


aquella inmensa multitud, la cual de repente logró
1431

romper las filas de las defensas. Por suerte, en ese preciso


momento, el final de la procesión del escenario
ceremonial justo había terminado de atravesar las puertas
carmesíes del palacio, las cuales se cerraron
sonoramente. Las coloridas banderas que adornaban la
procesión ahora estaban completamente fuera de la vista
de todos. La gente se apresuró en acercarse hacia las
puertas y las golpearon como si se tratasen de las olas de
un maremoto, sus estruendosas palmadas y vítores
resonando hasta en los cielos.

Dentro del palacio, detrás de aquellas puertas


firmemente cerradas, un fuerte sonido metálico se
escuchó cuando los guerreros que eran escoltas, vestidos
todos de blanco, lanzaron sus armas al suelo.

Xie Lian, completamente sudoroso, se dejó caer de


golpe en el suelo, desabrochando con rapidez las
1432

innumerables capas de su espléndido atuendo del


Guerrero que Complace a los Dioses; luego, respiró con
profundidad y suspiró con fuerza.

—¡Me he cansado hasta la muerte! —exclamó.

Mu Qing también se quitó la pesada máscara del


demonio que interpretaba y suspiró profundamente en
silencio, sin emitir ni una queja de lo cansado que estaba.
Al ver que Xie Lian no podía terminar de desatar los
nudos de su túnica después de tirar de ellos sin éxito
durante un rato, no pudo soportarlo más y extendió su
mano.

—Déjeme ayudarle, Dianxia... —dijo—. Si sigue


tirando de aquel listón solo terminará estrangulándose.

—Dianxia, ¿por qué trajo con usted a ese niño? —


preguntó Feng Xing acercándose de atrás, habiendo
perseguido con rapidez el Escenario Real.

El pequeño niño seguía acurrucado sobre el pecho de


Xie Lian, todo su pequeño cuerpo rígido e inmóvil.
1433

—¿Cómo podría dejarlo afuera? —respondió Xie


Lian, pudiendo por fin quitarse una capa de su traje de
Guerrero Marcial Divino—. ¿Dejarlo en medio de todo
ese caos que hay en las calles? Es tan pequeño que lo
terminarían pisando, lo aplastarían en un instante.

Después de decir eso, Xie Lian observó mejor al niño


y le regaló una cálida sonrisa, para luego revolotear su
pelo y acariciarle la cabeza.

—Pequeño amigo, ¿de dónde has salido? —


preguntó—. ¿Cómo es que caíste de esa manera tan
repentina desde los cielos?

El niño continuó mirándolo sin siquiera parpadear y


su boca permaneció en silencio.

—Dianxia, puede que el niño no pueda siquiera


hablar —dijo Mu Qing—. Debe estar aterrorizado y en
shock.

Xie Lian volvió a acariciar nuevamente el cabello del


niño.
1434

—Que tontuelo —comentó Xie Lian sonriendo—.


Feng Xin, en cuanto pueda llévalo hasta su casa y verifica
si está herido. Tiene la cara envuelta en vendas.

Feng Xin asintió y extendió los brazos.

—Entendido —respondió.

Xie Lian levantó al niño en brazos y se lo entregó a


Feng Xin, o eso creyó hacer.

—Dianxia, ¿por qué no lo suelta? —preguntó Feng


Xin.

Xie Lian lo miró sorprendido.

—¡Pero si ya lo solté! —dijo desconcertado,

Al mirar hacia abajo, Xie Lian no sabía si reír o


llorar, las pequeñas manos del niño estaban aferradas con
firmeza a los dobladillos de su túnica, negándose a
soltarlo.

Al ver esto, varios de los presentes se sorprendieron


y estallaron en estruendosas carcajadas. Mientras Xie
1435

Lian practicaba su cultivo en el Sagrado Pabellón Real,


muchos hombres y mujeres, tanto de la realeza, nobles y
gente común, habían hecho todo lo posible por poder
verlo en persona, ya fuera por simple curiosidad o
devoción. Y ahora que lo podían ver, deseaban poder
seguir viéndolo; incluso algunos ansiaban poder entrenar
junto a él y llegar a ser compañeros de cultivo. ¡Nadie se
esperaba que este niño tan joven también tuviera ese tipo
de actitud y deseo!

Los jóvenes taoístas a su lado continuaron riéndose.

—¡Taizi Dianxia, este niño gusta mucho de usted y


ahora no quiere irse! —dijo uno de ellos.

—¿En serio? —dijo Xie Lian, para luego soltar una


pequeña risa—. No creo que sea así. Además, aún tengo
muchas cosas que hacer. Así que, pequeño amigo, por
favor ya vuelve a casa.

Al escucharlo, el niño finalmente y con lentitud


aflojó su agarre sobre su túnica y Feng Xin por fin pudo
1436

sostenerlo. Incluso estando en los brazos de Feng Xin, su


grande y brillante ojo negro continuaba mirando con
insistencia a Xie Lian. Su expresión era como si estuviera
poseído por un demonio o un fantasma, y esta no parecía
para nada ser la mirada de un niño. Al presenciar esto,
muchos de los taoístas comenzaron a murmurar entre
ellos. El mismo Xie Lian, sin embargo, ni siquiera se
encontraba mirando al niño y al hablar sólo se dirigió
hacia Feng Xin.

—No lo cargues como si estuvieras recogiendo un


montón de basura —regañó Xie Lian—. ¡Lo estás
asustando!

—Deje de bromear —respondió Feng Xin con


impaciencia—. Asustarlo a él es lo de menos. Dianxia,
más le vale pensar en cómo le explicará todo esto al
Guoshi Principal más tarde. ¡Creo que usted le ha dado
un susto de muerte!
1437

Al escuchar esto, todos dejaron de reír al unísono.


Efectivamente, el Guoshi Principal sí que se había
llevado un gran susto.

Dentro del Templo Sagrado Real, Huang Ji, en el


Salón Shenwu del Emperador Marcial Divino el incienso
se elevaba en espirales y los cánticos del sutra resonaban
en todas partes.

Mei Nianqing, llevaba una expresión consternada,


llena de preocupación.

—¡Arrodíllese! —ordenó.

Inmediatamente Xie Lian se arrodilló ante la estatua


dorada del Emperador Divino. Feng Xin y Mu Qing se
arrodillaron detrás de él.
1438

Mei Nianqing levantó meticulosamente la finamente


tallada máscara dorada del Guerrero que Complace a los
Dioses y suspiró profundamente.

—Taizi Dianxia, ah… Taizi Dianxia… —susurró.

Aunque se encontraba arrodillado, Xie Lian se


mantuvo erguido, con la cabeza en alto.

—Aquí —respondió.

Mei Nianqing estaba profundamente angustiado.

—¿Sabe…? —dijo con un profundo pesar, para


luego exclamar—: ¡En toda la historia del Reino de
XianLe, nunca antes en las numerosas celebraciones del
Festival Shang Yuan… Nunca antes…. la procesión
ceremonial ha dado solamente tres vueltas alrededor de
la ciudad! ¡Tres vueltas!

Cada ritual y cada disposición en el Festival Shang


Yuan tenía su propio significado. Que el gran escenario
ceremonial diera una vuelta completa alrededor de la
1439

capital simbolizaba las oraciones de todos los ciudadanos


del reino por la paz y la prosperidad por un año. Por lo
tanto, el número de vueltas determinaba cuántos años
tendrían que pasar antes de que se tuviera que volver a
celebrar un evento tan grandioso como este nuevamente.
No solo se hacía todo esto para atraer la buena fortuna al
reino, sino que también para que se ahorrara el dinero que
se gastaba en este gran evento.

¡Que se hubieran dado solamente tres vueltas era


algo demasiado desfavorable! ¡¿Acaso esto no
significaba que el reino sólo estaría protegido por tres
años?!

Lo que era aún peor que eso era que la máscara


dorada del Guerrero Marcial que Complace a los Dioses
se había caído durante el desfile.

Desde la antigüedad, la gente del reino de XianLe


creía que el espíritu de todas las cosas residía dentro del
ser humano, y el espíritu del mismo humano residía en
1440

los cinco rasgos del rostro de uno; y siendo el Guerrero


Marcial que Complace a los Dioses el representante de lo
mejor, su rostro sólo debía ser ofrecido hacia los cielos.
Por eso mismo, el Guerrero Marcial que Complace a los
Dioses debía usar una máscara dorada. Su rostro debía
ser solamente apreciado por los Dioses, los mortales no
tenían derecho alguno de poder ver su verdadero rostro.

El Guoshi Principal estaba a la vez furioso y


decepcionado.

—Los anteriores Guerreros Marciales que


Complacieron a los Dioses, al menos garantizaron
completar cinco vueltas y, como máximo, algunos
aguantaron hasta veinte vueltas —dijo Mei Nianqing con
resentimiento—. ¿Y usted? ¡Usted podría haber dado
cien vueltas! ¡Incluso con los ojos cerrados! ¡Pero al
final, se arruinó así mismo habiendo completado
solamente tres vueltas! ¡¿Por qué no terminó con la vida
de su Maestro primero antes de hacer todo esto?!
1441

¡Mírese, Taizi Dianxia! ¡Ahora sí que será recordado por


siempre en la historia! ¡Y yo también junto con usted!

En el gran salón del templo, cientos de maestros


taoístas estaban formados en filas, pero ninguno se
atrevió a decir nada.

Xie Lian se mantuvo sereno.

—Capaz el Guoshi Principal debería de ver la


situación de otra manera… —respondió con calma—. Si
ese niño hubiera caído hacia su muerte sin que nadie lo
atrapara, derramando sangre en el camino de la procesión
ceremonial, ¿no habría sido eso un gran mal presagio?
¿Acaso la procesión no se hubiera detenido de igual
manera? Por lo menos, ahora el resultado es bastante
decente; en realidad este ha sido el mejor resultado
posible.

Por un momento, las palabras de Mei Nianqing


quedaron atrapadas en su garganta, pero no pasó mucho
antes de que explotaran.
1442

—¡No estoy diciendo que no estuvo bien! —


exclamó—. ¡Pero con tantos guardias reales en el lugar,
cualquiera podría haberlo atrapado!

Xie Lian sonrió.

—Pero es que sólo yo podía hacerlo —dijo—.


¿Quién más podría haberlo atrapado además de mí sin
lastimarse?

—…

No podía seguir discutiendo con él, porque al fin y al


cabo esa era la verdad; pero al verlo tan tranquilo, Mei
Nianqing se sintió enojado, sin embargo, al mismo
tiempo no pudo evitar encontrar algo divertida la
situación.

—¡Arrodíllese bien! —regañó—. Le diré, Taizi


Dianxia, lo que debe hacer para remediarlo.

—Si… —dijo Xie Lian.

—Pero hay una cosa más —agregó.


1443

Nada podía ser más problemático que haber metido


a todos en problemas durante el Festival Shang Yuan.

—Por favor, dígamelo —respondió rápidamente Xie


Lian.

Mei Nianqing resopló.

—Hoy, el Rey y la Reina volvieron a hacer las


mismas viejas preguntas de siempre —dijo.

En ese momento, Xie Lian apartó la mirada de


inmediato.

¡Realmente sí que podía volverse todo aún más


problemático!

Las llamadas “viejas preguntas de siempre” eran un


asunto crucial en la vida del Príncipe Heredero.

Al ver la expresión de su rostro, Mei Nianqing río


con frialdad.

—Hoy, desde la plataforma elevada en la que estaba


la realeza para poder observar el festival, vi a un grupo
1444

de nobles mujeres, princesas pertenecientes a la familia


real, damas nobles y jóvenes de familias adineradas.
Todas allí estaban absortas por su actuación —dijo Mei
Nianqing—. Es por eso que sus Majestades me pidieron
que le transmitiera el siguiente mensaje a usted, Taizi
Dianxia. Estas mujeres han sido cuidadosamente
seleccionadas de entre todo el país; sólo por y para usted,
algunas de estas damas son las más destacadas y
respetables de sus familias. Taizi Dianxia, por favor,
tómese un tiempo para ver si alguna es de su agrado.

—Este discípulo está dedicado de todo corazón hacia


el camino del Tao y no tiene deseo alguno de buscar la
felicidad en el mundo mortal —respondió Xie Lian con
seriedad—. Por favor, Guoshi Principal, transmita ese
mensaje por mí.

—El Rey y la Reina dijeron que no le están


presionando a que lo haga —replicó Mei Nianqing—,
pero le aseguro que estas mujeres, ya sea con respecto a
su belleza, linaje y carácter, representan a lo mejor.
1445

¡Puede que entre ellas se encuentre la futura Princesa


Heredera que tanto se busca! Si le gustan las chicas que
son animadas, está la señorita Jian Lan; si prefiere a
alguien noble, está la princesa Xiao Ying. ¡En resumen,
hay de todo tipo! Además, sus Majestades dijeron que, si
no se encuentra convencido por ninguna de ellas, puede
ver a una distinta cada día. Esta noche le han organizado
un encuentro con la princesa Xiao Ying… ¡Espere!
¡Arrodíllese ahora mismo! ¿Quién le ha dado permiso
para levantarse? ¡Taizi Dianxia! ¡¡Taizi Dianxia!!

Y así fue como Xie Lian se escapó con rapidez junto


a sus dos sirvientes siguiéndolo de cerca. Cuando se
trataba de este asunto, Xie Lian no se preocupaba de
respetar ningún protocolo de la corte; ya que en
momentos desesperados lo importante era huir de los
problemas. El Guoshi Principal no pudo obligarlo a que
se detuviera; este querido discípulo suyo le sacaba tanto
de quicio que optó por tirar él mismo de su propia
1446

cabellera, usando el dolor sobre su cuero cabelludo como


medio para alivianar su preocupación interna.

Los tres regresaron al Palacio Daofang de XianLe, el


cual fue construido especialmente para el Príncipe
Heredero. Allí, finalmente, Xie Lian pudo comenzar a
quitarse la vestimenta ceremonial.

Durante el Festival Shang Yuan, la vestimenta del


Guerrero Marcial que Complace a los Dioses seguía un
extremadamente estricto código de forma, donde cada
elemento tenía un significado simbólico que no debía ser
descuidado ni estropeado. La túnica exterior era de color
blanco, simbolizando la “divina pureza” y la túnica
interior de color rojo, simbolizando la “tradición
canónica y ortodoxa”. La corona dorada que sostenía su
cabello simbolizaba el “poder imperial y la riqueza”; y
1447

las plumas blancas que rodeaban su corazón


simbolizaban el “vuelo de la ascensión hacia los cielos”.
En el dobladillo de sus mangas, llevaba cintas sueltas que
simbolizaban su “deber de ser el guía de la gente común”
y así uno podría seguir mencionando todos los
simbolismos que llevaba puestos encima.

Por lo mismo, era fácil llegar a la conclusión de que


vestirse o desvestirse del complicado atuendo de
incontables capas, no era ninguna simple tarea. Sin
embargo, como Xie Lian era el estimado Príncipe
Heredero, naturalmente, no tenía que hacerlo todo por sí
mismo. Sólo tenía que esperar que Mu Qing lo ayudara.

—El Rey y la Reina, mis propios padres, intentan


engañarme una vez más para que baje de la montaña —
dijo Xie Lian, no pudiendo evitar expresar en voz alta lo
que pensaba—. Y ahora quieren que elija una consorte…
¡Esta vez incluso han creado y seleccionado a un grupo
de ellas!
1448

Feng Xin apenas pudo contener su risa.

—He escuchado que la Princesa Xiao Ying y la


Señorita Jian Lan son famosas por su belleza —dijo—.
Ambas han sido seleccionadas para usted por sus
majestades. ¿Realmente no va a ir al menos a conocerlas?

Xie Lian reflexionó por un momento en silencio.

—Creo que lo mejor sería no ir —dijo—. El camino


que estoy siguiendo requiere que mantenga un cuerpo
puro y por ese motivo, no puedo casarme. Si no voy a
verlas ahora, puedo decir que estoy enfocado en el
camino y que no me interesa nadie, parando con todo este
asunto por completo. Pero si fuera a conocerlas ahora y
luego no les mostrara ningún tipo de interés, lo único que
lograría es hacerlas sentir más avergonzadas.

Después de quitarse la corona dorada y soltar por


completo su larga cabellera, se sentó en el borde de su
cama de sándalo; dónde, de un par de patadas, se quitó
1449

las botas tan blancas como la nieve que llevaba puestas.


Al levantar la mirada, vio a Mu Qing fruncir el ceño.

—¿Sucede algo? —preguntó.

Mu Qing se encontraba sosteniendo entre sus manos


la túnica que recién le había retirado a Xie Lian.

—Dianxia, la túnica del Guerrero Marcial que


Complace a los Dioses está sucia —dijo.

—Ah… —dijo Xie Lian—. A ver, déjame ver…

Efectivamente, en la impecable túnica blanca se


podían ver con claridad dos pequeñas huellas negras de
unas manos. La tela de esta túnica era de una excelente
calidad, su textura era fina y delicada; llevaba bordados
sutiles patrones dorados, que, a pesar de ser magníficos,
no resultaban ostentosos; y ahora, sobre ella, había dos
pequeñas manos negras.

—Es probable que sean de aquel niño que cayó del


cielo —dijo Xie Lian—. Recuerdo que en ese momento
1450

me agarró con fuerza de la ropa y no tenía intención


alguna de soltarme. Su rostro estaba envuelto en
vendajes… no sé si ya se había caído antes o qué es lo
que le sucedió. Feng Xin, ¿lo pudiste ayudar y revisar sus
heridas?

—No pude —respondió con frustración Feng Xin—


. Ni bien salimos del palacio quise revisar su rostro, como
me lo pidió, pero terminó dándome una patada en la
espinilla y salió corriendo… ¡Joder, aún me duele
mucho!

Xie Lian se dejó caer de espaldas sobre la cama,


estallando en carcajadas mientras lo señalaba.

—¡Seguro porque fuiste malo con él! —exclamó—.


Si no, ¿por qué razón no me pateó a mí también?

Mu Qing, frente a toda esta situación no dijo palabra


alguna, simplemente tomó la túnica y se dio la vuelta
para retirarse. Al verlo, Xie Lian se apresuró en
levantarse.
1451

—¡Mu Qing, vuelve aquí! —dijo—. ¿A dónde vas?

—A lavar la ropa —respondió Mu Qing.

—¿Qué vas a lavar? —preguntó Xie Lian,


deteniéndolo—. Mu Qing, no te preocupes por eso ahora.
¡Hoy peleaste muy bien! ¿No te lo dije la última vez? ¡Te
va mucho mejor usando un sable que una espada!

—¿De verdad lo cree? —preguntó Mu Qing.

—¡Sí! —respondió Xie Lian—. Pero creo que


podrías ser aún más feroz. Mira, si hicieras esto…

Entonces, Xie Lian bajó de la cama emocionado y


comenzó a hacer una demostración con las manos. Mu
Qing lo observó con atención, pero Feng Xin agitó su
mano para detener a Xie Lian, empujándolo de vuelta
hacia la cama.

—¡Aunque sea póngase los zapatos antes de andar


demostrando cómo pelear! —exclamó—. ¡Mire cómo
1452

está! ¡Su cabello todo alborotado y descalzo! ¡¿Qué


aspecto cree que tiene?!

Xie Lian que estaba a mitad de su demostración, fue


retrocedido de regreso a la cama, como un pato hacia su
corral. Frustrado, le arrojó una almohada a la cabeza a
Feng Xin.

—¡Ya lo sé! —exclamó, decidiendo por lo menos


atarse su larga cabellera antes de seguir con su
demostración; de repente, frunció el ceño—. Que
extraño.

—¿Qué es lo que pasa ahora? —preguntó Feng Xin.

Xie Lian se tiró de los lóbulos de las orejas.

—Me falta uno de los pendientes —comentó.

La gente de XianLe tenía una creencia máxima con


respecto a la perfección de la práctica taoísta y, por ende,
de la cultivación. Esta era la “armonía entre el yin y el
yang” y a sí mismo el “hermafroditismo”, la unión entre
1453

lo femenino y lo masculino. Por ese motivo, las formas


de los Dioses eran infinitamente cambiantes, no estaban
limitados a un sólo género, podían ser lo que quisieran,
tanto masculinos como femeninos.

Este concepto también se reflejaba en el diseño del


traje del Guerrero Marcial que Complace a los Dioses. A
lo largo de las generaciones, los Guerreros Marciales
habían usado prendas y vestimentas que tenían formas y
detalles tanto masculinos como femeninos, como
pendientes, pulseras, cintas de colores, entre otros.
Cuando Xie Lian interpretó al Guerrero Marcial que
Complace a los Dioses, le perforaron las orejas y por eso
llevaba puestos unos pendientes.

Los pendientes estaban hechos de perlas de coral rojo


intenso; eran extremadamente magníficos, brillantes y
resplandecientes y, sobre todo, muy raros. Pero justo
ahora, cuando Xie Lian se estaba por peinar, se dio
cuenta de que del par sólo quedaba uno.
1454

Ni bien dijo que se le había perdido, la expresión


relajada de Mu Qing se volvió repentinamente rígida.
Feng Xin revisó toda la habitación primero, adentro y
afuera, pero regresó con las manos vacías.

—¡Siempre tan descuidado! —regañó Fen Xing—.


¿Cómo puede perder algo que lleva puesto en las orejas?

Al escuchar sus palabras Xie Lian se desplomó


nuevamente en la cama.

—¡No me regañes! —exclamó—. Mientras no me


pierda a mí mismo, lo demás puede perderse.

Mu Qing guardó silencio por un momento y luego


fue en busca de una escoba.

—Esos pendientes son muy valiosos, vamos a


buscarlos de nuevo —dijo, empezando a barrer—. Puede
que se hayan caído debajo de la cama o del armario. Si
no los encontramos, llamaremos a más gente para que
nos echen una mano.
1455

—Olvídalo —dijo casualmente Feng Xin—. Cuanta


más gente haya, más complicado será de manejar la
situación. Lo que menos queremos es que alguien lo
encuentre y se lo guarde en el bolsillo antes de que nos
demos cuenta.

Mu Qing, que estaba revisando debajo de la cama


con la escoba, ni bien lo escuchó se enderezó de golpe
con el rostro enfurecido y, de repente, la escoba que
estaba en su mano se partió en dos con un fuerte sonido.

Ante su actitud, Xie Lian se sorprendió, y Feng Xin


también lo miró confundido.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Feng Xin—.


¿Por qué rompes las cosas de esa manera? ¿Qué es lo que
te ha molestado ahora?

—Si tienes algo que decir, dilo directamente en lugar


de andar insinuando cosas —dijo Mu Qing con frialdad.

Feng Xin siempre había sido una persona directa y


franca, y esta era la primera vez que alguien lo acusaba
1456

de “andar insinuando” cosas para perjudicar a alguien;


por lo que no pudo evitar enfurecerse y reír con sorna.

—¿Qué es lo que dije? —preguntó Feng Xin—. ¡En


ningún momento dije que te lo hubieras robado! ¿Por qué
te enojas? ¿Que, acaso te sientes responsable o culpable?

—¡Ya basta! —gritó Xie Lian, saliendo de su


estupor—. ¡Deja de hablar Feng Xin!

Algunas de las venas de la frente de Mu Qing


palpitaron varias veces.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Feng Xin.

Xie Lian se sentía impotente frente a la situación y


realmente este no era el momento adecuado para explicar
las cosas; lo único que podía hacer era intentar calmar a
Mu Qing.

—¡No lo malinterpretes! —dijo con prisa—.


Claramente ha dicho todo eso sólo por decirlo… ¡No ha
estado acusándote de ser culpable!
1457

Mu Qing apretó los puños con fuerza para luego


soltarlos abruptamente y, decidiendo no decir nada, salió
corriendo. Al ver esto, Xie Lian saltó de la cama para
poder seguirlo, pero fue detenido con rapidez.

—¡Dianxia, ni siquiera tiene los zapatos puestos! —


dijo Feng Xin—. ¡¿Qué es lo que cree que pensarían de
usted si lo vieran así de esta manera fuera?!

—¡Tengo que detenerlo! —dijo Xie Lian con


urgencia.

—¡Primero póngase la ropa y los zapatos! ¡Y átese el


cabello! —insistió Feng Xin—. Luego puede pensar en
ocuparse de él… ¿Quién sabe? ¡Quizás solo le agarró una
locura repentina!

Xie Lian, viendo que no iba a poder alcanzarlo, se


empezó a atar el cabello con rapidez.

—¡No es así! ¡No es ninguna locura! —dijo—.


Simplemente dijiste algo incorrecto sin darte cuenta.
1458

Feng Xin le arrojó una túnica para que se la colocara.

—¿Qué dije mal? —preguntó.

—¡Ya no preguntes! —respondió Xie Lian,


poniéndose las botas—. Y no me sigas, estaré bien yendo
solo.

Feng Xin estaba muy confundido.

—¿Qué es lo que no puede contarme? —insistió.

—No es nada —dijo Xie Lian con firmeza, para


luego salir corriendo por la puerta.

Después de un rato avanzando con prisa, no escuchó


ningún ruido detrás suyo, pero Xie Lian no pudo evitar
mirar hacia atrás, y al ver que no estaba siendo seguido
suspiró aliviado.

Xie Lian no era bueno mintiendo y menos a Feng


Xin, quien lo conocía demasiado bien. Si continuaba
preguntándole, realmente no estaba seguro de poder
1459

seguir ocultándoselo. Pero la razón detrás de todo esto


era algo que no podía revelar.

Para poder entender bien toda esta situación, había


que retroceder tres años. Aquel año, el joven Xie Lian de
catorce años, finalmente había logrado persuadir al Rey
y a la Reina para que le permitieran ingresar al Sagrado
Pabellón Real para continuar con sus prácticas antes de
cumplir la mayoría de edad. Después de completar sus
estudios en el Palacio XianLe, subió a la montaña con
gran entusiasmo.

Cuando el Príncipe Heredero se dirigió a subir a la


montaña no llevaba mucho equipaje consigo, sólo dos
carruajes llenos de libros y doscientas espadas famosas
que él coleccionaba. Sin embargo, el Rey y la Reina
temían que pasara una vida solitaria y austera por las
1460

privaciones de la montaña, por lo que más tarde le


enviaron a cuarenta sirvientes y todos los juguetes de su
infancia, llevándolos en cuatro carruajes hacia la
montaña Tai Cang. Entre ellos se encontraba un conjunto
de ciento ocho láminas de oro con las cuales se podía
construir un Palacio Dorado, un juego popular entre la
nobleza de XianLe, el cual disfrutaba mucho.

En aquel entonces, que tanto lujo apareciera en la


montaña causó que aparecieran ciertos comentarios al
respecto. Los residentes cultivadores del Sagrado
Pabellón Real no estaban familiarizados con el
temperamento del Príncipe Heredero y su extravagancia
y, aunque no podían decirle nada de frente, no pudieron
evitar comenzar a murmurar sobre él a sus espaldas.

Xie Lian quedó estupefacto cuando vio la enorme


caravana, por lo que decidió enviarla de regreso
rápidamente. Sin embargo, al hacer el inventario,
descubrió algo extraño: una de las ciento ocho láminas
de oro del Palacio Dorado había desaparecido.
1461

Feng Xin buscó por todas partes y al informarle que


no la había encontrado, Xie Lian no se molestó en
continuar con la búsqueda. No obstante, Mei Nianqing al
enterarse de lo sucedido y al ser muy estricto en su
administración del templo, se enfureció al pensar que tal
vez alguien, tentado por el oro, había robado o escondido
la lámina, por lo que decidió que no pararía hasta
encontrarla.

De esta manera, esa misma noche, los más de tres mil


discípulos del Sagrado Pabellón Real fueron forzados a
dejar repentinamente lo que estaban haciendo y forzados
a armar equipos para registrar las habitaciones de todos
los taoístas, una por una. Se les había informado que si
encontraban la lámina de oro en manos de alguien… ¡Esa
persona sufriría medidas disciplinarias severas!

Xie Lian no esperaba que las cosas se desenvolvieran


de esta manera y llegaran hasta este punto. Y lo que
menos se hubiera imaginado era que, justo cuando la
1462

búsqueda estaba en pleno apogeo, alguien se le acercaría


en privado y le entregaría la lámina de oro faltante.

Esa persona era un joven pálido y de aspecto débil…


Mu Qing.

Resulta que, la lámina de oro, se había caído del


carruaje en el camino hacia la montaña y Mu Qing la
había encontrado entre la maleza cuando había ido a
cargar agua. Ocupado con su trabajo y, sin saber qué era,
la guardó debajo de su cama para ver qué hacer con ella
más tarde. No esperaba que, después de un día ocupado,
el Guoshi Principal fuera a ordenar la búsqueda de dicha
lámina.

Viéndose involucrado en una situación tan


comprometida, no tuvo más remedio que venir
personalmente a pedir perdón. Sabía que las cosas se
habían complicado y que no podía arreglarlas, pero le
suplicó al Príncipe Heredero que lo castigara con
indulgencia, al menos para no ser expulsado del Sagrado
1463

Pabellón Real. Su padre había fallecido hacía mucho


tiempo y no había nadie en casa excepto su madre, que
solía ganar algo de dinero cosiendo, pero ahora sus ojos
estaban mal y sólo podía depender de lo poco que ganaba
su hijo como ayudante.

Xie Lian simpatizaba mucho con este pobre


desafortunado. La verdad era que no había robado nada,
pero este asunto era difícil de explicar y era claro que
mancharía su reputación.

—No te preocupes por esto, yo lo resolveré —dijo


Xie Lian, viendo lo angustiado y preocupado que
estaba—. Y no le diré a nadie.

Dicho esto, salió a detener la intensa búsqueda con el


siguiente argumento:

—¡Siento mucho haberles causado tantos problemas


a todos mis colegas! He recordado, de repente, que esa
lámina de oro la he perdido cuando aún me encontraba
1464

en el Palacio Real. ¡Mejor dicho, sólo se han traído ciento


siete láminas de oro!

Para investigar dónde es que estaba esa lámina de oro


desaparecida, todos los residentes del Sagrado Pabellón
Real se habían mantenido despiertos. Un completo caos.
Cuando el Príncipe Heredero salió a decir lo que había
pasado, todos estuvieron a punto de escupir sangre de la
impotencia.

Afortunadamente, al ser todos respetables


practicantes serios, pronto el asunto fue olvidado. De lo
contrario, si hubiera pertenecido a una secta con un
ambiente menos amigable, Xie Lian podría haber
terminado siendo rechazado por todos los otros.

De esto ya habían transcurrido unos tres años, y Xie


Lian nunca le había contado a nadie lo que realmente
1465

había pasado. No pensó que hoy, con unas simples


palabras casuales de Feng Xin, todo este asunto se
malinterpretaría.

Xie Lian sabía que lo más probable era que Mu Qing


pensara que él le había contado todo el asunto de las
láminas de oro a Feng Xin; de lo contrario, no habría
reaccionado de esta manera. Xie Lian sabía que en este
momento Mu Qing debía de estar sintiéndose mal y
traicionado, por lo que quería encontrarlo rápidamente
para poder explicárselo, pero después de buscarlo por
todas partes, no pudo encontrarlo.

No obstante, Feng Xin sí que lo encontró a él.

—¡Dianxia, estoy seguro de que me está ocultando


algo! —exclamó Feng Xin tan pronto lo alcanzó.

Xie Lian temía ser descubierto.

—Si me sigues haciendo preguntas de nuevo,


terminaremos nuestra amistad —respondió—. ¡Y si eso
ocurre, no podrás encontrar esposa!
1466

—¡Hágalo! ¡Termine nuestra amistad! —exclamó


furioso Feng Xin—. Al día siguiente de que la termine
todo el país de XianLe sabrá una cosa… ¡Taizi Dianxia
se desmayó mientras se vestía, porque su propia fajilla lo
estranguló!

A Xie Lian no le gustaba que la gente se riera de él,


por lo que al escucharlo hizo una pausa.

—¡No soy tan delicado! —exclamó con firmeza.

—Está bien, está bien… Sé bien que no lo es —dijo


Feng Xin, apaciguándolo—. ¿Todavía lo está buscando?
Justo vine a decirle que le pregunté a algunos taoístas que
me cruce si lo habían visto y parece que ha bajado de la
montaña. Tal vez haya regresado a su casa.

—¡¿Qué?! —exclamó Xie Lian, sorprendido, para


luego cambiar de dirección de inmediato—. Entonces
apresurémonos a bajar la montaña también.

—¿Por qué tiene tanta prisa? —inquirió Feng Xin—


. Es mucho trabajo subir y bajar la montaña.
1467

Sinceramente, no entiendo por qué lo tiene en tan alta


estima, Dianxia. Él es un hombre adulto, ni siquiera las
concubinas del palacio tienen una mente tan complicada
como él… ¡Es tan molesto!

Xie Lian simplemente sonrió.

—¿Cómo puedes hablar tan mal de él? Simplemente


se ha enfrentado a más problemas que nosotros desde que
era un niño, es inevitable que haya terminado siendo tan
sensible —dijo—. Además, su carácter no es malo y sus
aptitudes tampoco. Es un hermoso pedazo de jade, pero
ha crecido en un ambiente difícil, de ahí su
temperamento… Si otros no pueden ayudarlo con eso,
¿acaso yo tampoco puedo? De ser así, entonces, ¿cuál
sería la diferencia entre mi práctica de cultivo y la de la
gente común?

Ante sus palabras, Feng Xin se rascó la cabeza un


momento.
1468

—De todos modos, realmente no me gusta este tipo


de persona —dijo—. Pero bueno, usted es Taizi Dianxia,
así que escucharé sus palabras.

Acababan de subir a la montaña hace poco, pero


ahora estaban regresando apresuradamente. Al ir
bajando, divisaron que justo al frente de las imponentes
puertas de la montaña, se encontraba un deslumbrante
carruaje dorado, con un joven vestido con túnicas de seda
sosteniendo las riendas del caballo con un látigo en la
mano. Se encontraba recostado con las piernas cruzadas,
con una actitud sumamente arrogante. Tan pronto como
vio a Xie Lian, el joven saltó de alegría.

—¡Primo Príncipe Heredero! —exclamó.

Este joven era naturalmente Qi Rong, quien se acercó


corriendo hacia él.
1469

—¡Finalmente lo he encontrado!

Xie Lian sonrió y le revolvió el cabello con una


caricia.

—Xiao Rong57, estás más alto, ¿has crecido de


nuevo? —preguntó—. ¿Cómo supiste que hoy bajaría de
la montaña?

Qi Rong rio alegremente ante su caricia.

—No lo sabía —respondió—. Sólo me quedé


esperando aquí, sabía que de todos modos en algún
momento le vería bajar de la montaña. Era imposible que
no lo esperara.

—Todo un holgazán… —dijo Xie Lian con


impotencia—. ¿Has estado estudiando más y practicando
el manejo de la espada? Si la Reina me vuelve a pedir que
revise cómo vas con tus estudios, no volveré a hablar bien
de ti ni poner excusas.

57
Prefijo que se usa para referirse a alguien pequeño o joven con cariño.
1470

Qi Rong parpadeó y desvió la mirada, para luego


saltar de encima del carruaje.

—¡Deje de preocuparse por esas cosas! ¡Mire mi


nuevo carruaje! —exclamó agarrando la mano de Xie
Lian para llevarlo hacia el carruaje—. Primo Príncipe
Heredero, ¿a dónde va? ¡Suba, lo llevaré!

Xie Lian no pudo evitar sentirse muy inseguro.

—¿Lo vas a conducir tú? —preguntó.

Feng Xin también se acercó para subirse al carruaje.


Normalmente, los asistentes y sirvientes eran los que
debían sentarse al frente, pero Qi Rong frunció el ceño y
azotó el látigo en el aire.

—He permitido que mi Primo el Príncipe Heredero


suba al carruaje, pero no te he dado permiso a ti —dijo
con desdén—. ¿Crees que un sirviente insignificante
como tú puede subirse a mi carruaje dorado? ¡Mejor ya
vete de una vez!
1471

Xie Lian inmediatamente le dio una ligera palmada


en la frente.

—¡Qi Rong! —gritó en voz baja—. ¿Quién te ha


enseñado a hablar así? Si vuelves a insultar a alguien, me
iré.

Feng Xin sabía desde hacía tiempo que Qi Rong era


del tipo de persona que no podía dejar de insultar a los
demás, pero él simplemente no le prestaba atención, para
él era como un perro que no dejaba de ladrar. En esta
vida, al único que escuchaba era a Xie Lian. Como Xie
Lian no le ordenó que no se subiera, Feng Xin se sentó
descaradamente en la parte delantera del carruaje,
ignorando por completo a Qi Rong. Ante esa actitud Qi
Rong se sintió muy ofendido, pero al ver que Feng Xin
lo ignoraba y que Xie Lian le había dicho que si
continuaba siendo descortés se iría, no tuvo más remedio
que aceptar con amargura que Feng Xin subiera a su
querido carruaje dorado.
1472

Sin embargo, una vez dentro del carruaje, tanto Xie


Lian como Feng Xin se arrepintieron profundamente de
haber subido. Qi Rong conducía como un lunático, no
solo gritaba descontroladamente, sino que también
azotaba su látigo sin parar. El caballo blanco no dejaba
de relinchar, las ruedas del carruaje giraban a toda
velocidad, avanzando alocadamente por las calles. Sólo
gracias a Xie Lian y Feng Xing, que lograron controlar
las riendas a tiempo y hacer frenar un poco el carruaje,
evitaron la muerte de, por lo menos, unas treinta personas
en lo que duró el viaje.

Después de detener el carruaje con dificultad, Xie


Lian se secó el sudor frío de la frente. Feng Xin había
recibido más de diez latigazos de Qi Rong en el trayecto.
Ni bien se detuvieron, ambos suspiraron aliviados,
mientras que Qi Rong pisaba una de las patas del
imponente caballo blanco al bajar.

—¿Qué tal, Primo Príncipe Heredero? —preguntó—


. ¡Manejo muy bien este carruaje, ¿verdad?!
1473

—Voy a confiscarte este carruaje —dijo con firmeza


Xie Lian, mientras bajaba del carruaje.

Qi Rong se sorprendió.

—¡¿Por qué dice eso?! —gritó.

—Quédate aquí tranquilo por ahora —respondió Xie


Lian, con un tremendo dolor de cabeza—. Volveré más
tarde y te lo explicaré.

Pero, Qi Rong temía que Xie Lian realmente


confiscara su carruaje nuevo, así que se apresuró a
hablar.

—Bien, hablaremos de eso más tarde… ¡Oh, Primo


Príncipe Heredero, tengo algo más que hacer! —
exclamó—. Acabo de recordar qué tengo un regalo para
darle. ¡Voy a buscarlo ahora mismo, espera por mí!

Después de decir eso, se apresuró a escapar. Xie Lian


se quedó atónito. ¿Quién se atrevería a aceptar un regalo
suyo? Solamente esperaba que no causara más
1474

problemas. Los dos sacudieron la cabeza y se fueron a


buscar la casa de Mu Qing.

A menudo, las residencias que pertenecían a la


nobleza y la de los pobres estaban separadas sólo por un
callejón. La casa de Mu Qing estaba ubicada en lo oscuro
de un callejón en la parte más próspera de la Capital
Imperial.

Anteriormente, Xie Lian había intentado visitarla,


pero Mu Qing le dijo que su madre no estaba preparada
para recibir a alguien tan importante como el Príncipe
Heredero, por lo que no le dio una ubicación exacta y los
dos se encontraron buscando y vagando por las calles
para obtener información.

En su búsqueda, Xie Lian se dio cuenta de que todos


en la calle estaban hablando de él.

Algunos lo elogiaban.
1475

—De verdad, pensé que era el mismísimo Emperador


Divino que vino a visitarnos. ¡Se me erizó toda la piel
con sólo verlo!

—¡Taizi Dianxia hizo lo correcto al salvar al niño!

Otros lo alababan.

—La vida de los demás también es valiosa. ¿Acaso


los niños de las familias pobres no tienen igual valor que
las demás? ¡Yo habría hecho lo mismo!

—¡Exacto! —dijo alguien con un tono de


indignación—. Cuando escucho a alguien decir que Taizi
Dianxia ha hecho algo malo, no puedo soportar escuchar
esas palabras. Si la persona que hubiera caído hubiera
sido un pariente cercano de la realeza, estoy seguro de
que la gente no hablaría así.

Al escuchar esto, el humor de Feng Xin cambió y se


volvió más feliz que el de Xie Lian.
1476

—Dianxia, parece que este asunto se ha pasado por


alto —dijo—. ¡La gente siente que no ha hecho nada
malo!

Xie Lian sonrió.

—Estaba en lo cierto desde el principio, incluso hasta


el más tonto sabría que no he hecho nada malo —
respondió con confianza.

De repente, en ese momento, se escucharon sonidos


estridentes y el relincho de un caballo, y en la gran calle
comenzaron a oírse fuertes gritos. La gente huía, y el
caballo galopaba, haciendo que las frutas del mercado
rodaran por todo el suelo.

Un joven rio alocadamente.

—¡Apártense, apártense! —gritó—. ¡Si piso a


alguien y lo mato, no me importará en absoluto!

Al escucharlo, el rostro de ambos se oscureció.


1477

—¡Es Qi Rong de nuevo! ¡Mierda! —maldijo Feng


Xin— ¡En un abrir y cerrar de ojos ya está causando
problemas otra vez!

Efectivamente, Qi Rong estaba encima de su lujoso


carruaje dorado, con una expresión malévola en su
rostro, agitando el látigo y azotando al caballo blanco,
haciendo que relinchara lastimosamente, mientras las
ruedas del carruaje giraban rápidamente.

—¡Detenlo! —ordenó Xie Lian.

El carruaje dorado pasó rugiendo delante de ellos, y


Feng Xing fue detrás de él. Xie Lian estaba a punto de ir
a ayudar a los que estaban transitando y a los puestos
derribados por Qi Rong, cuando de repente sintió que
algo estaba mal. Se dio la vuelta bruscamente y vio que
detrás del imponente carruaje dorado atado a una larga
cuerda de cáñamo un saco estaba siendo arrastrado.

Algo estaba dentro, forcejeando.


1478

Xie Lian se horrorizó ante esa imagen y corrió hacia


allí a toda velocidad, sin importarle lo demás.
Rápidamente, desenvainó su larga espada y cortó la
cuerda; haciendo que el saco rodara un par de veces antes
de detenerse. Aquel saco que había sido arrastrado por el
suelo durante quién sabe cuánto tiempo, estaba
desgarrado y totalmente manchado de sangre. Al abrirlo,
Xie Lian vio que, efectivamente, había una persona
dentro.

Un niño.

¡Y no cualquier niño, sino que era un niño pequeño!

Xie Lian rasgó por completo el saco. El niño dentro


estaba acurrucado, abrazando fuertemente su cabeza, con
la ropa sucia, manchada de sangre y huellas de pies; su
cabello enredado y ensangrentado, había sido tan
golpeado que apenas se le podía reconocer como
humano. A juzgar por su figura, que era extremadamente
pequeña, probablemente tendría unos ocho años como
1479

mucho; temblaba tanto como si le hubieran arrancado la


piel.

¡Era increíble que hubiera sobrevivido a tal paliza y


arrastre!

Xie Lian lo levantó de inmediato entre sus brazos;


mientras que relinchos y gritos de furia se escucharon
desde adelante.

—¡MALDITO SIRVIENTE! —gritó Qi Rong—.


¡¿Cómo te atreves a detener mi carruaje?!

—¡Fui yo quien le ordenó que lo detuviera! —gritó


furioso Xie Lian.

Qi Rong fue arrastrado fuera del carruaje por Feng


Xin. Cuando vio a Xie Lian, quiso llamarlo y pedir su
ayuda, pero al ver su expresión, no se atrevió ni a
mencionar su nombre. En ese momento, sintió que el
niño en sus brazos se encogió ligeramente, había dejado
de abrazar su cabeza y lo estaba mirando, escondido entre
sus brazos. Xie Lian rápidamente reprimió su enojo.
1480

—Niño, ¿cómo te sientes? —preguntó


suavemente—. ¿Te duele algo en particular?

El niño negó con la cabeza. Sorprendentemente, aún


estaba alerta, ni inconsciente por el dolor, ni congelado
por el shock. Al ver la mitad de su rostro cubierto de
sangre, Xie Lian quiso revisar si tenía alguna herida en
la cabeza, pero el niño se aferró firmemente a la otra
mitad de su rostro, negándose a dejar que la viera. No
parecía tener miedo al dolor, más bien era como si
temiera que algo fuera descubierto. Xie Lian de repente
sintió que había visto a este niño en alguna parte, y
entrecerró los ojos ligeramente.

—¡Primo Príncipe Heredero! —habló Qi Rong, al


ver lo extremadamente enojado que estaba—. Este
pequeño malnacido fue el que arruinó su gran ceremonia.
¡Lo ayudaré a desquitar su enojo! Este es mi regalo. ¡Por
favor no confisque mi carruaje, ¿de acuerdo?!
1481

Resultaba ser que el niño que estaba entre sus brazos


era el mismo que había caído desde aquella muralla.

¡El mismo que cayó durante el Festival Shang Yuan!

No era de extrañar que Xie Lian lo encontrara tan


familiar. El niño ni siquiera se había cambiado de ropa,
todavía llevaba la misma, solo que, debido a los golpes y
el arrastre, estaba aún más sucio que antes. Cuando bajó
la mirada para verlo, el niño todavía se aferraba a su
cabeza, pero su grande ojo negro mostraba una expresión
de extrema ansiedad y angustia.

—Lo siento… —susurró.

Verlo de esta manera, realmente daba mucha lástima.


Xie Lian se quedó atónito y luego lo abrazó con cuidado
de no causarle dolor.

—Tranquilo, no llores, no llores… —consoló.

Después de un momento, Xie Lian miró a Qi Rong


con severidad.
1482

—¡Realmente esta vez te has pasado! —exclamó—.


¡No necesito que te desquites por mí! ¿¡Y qué tiene que
ver este niño con todo esto?! No es culpa suya… ¡¿Cómo
puedes arrastrar así a un niño tan desafortunado?!
¡¿Pensaste por un momento que no podría sobrevivir?!

Al ver su reacción Qi Rong comenzó a sentirse


agraviado y confundido.

—Primo, ¿por qué es tan duro conmigo? —


cuestionó—. ¡Hice esto por el bien suyo! ¿Qué hay de
malo con eso?

Cada vez más y más espectadores se fueron


congregando a su alrededor y comenzaron a murmurar
entre ellos. Al ver que Xie Lian no entendía y no aceptaba
en absoluto su amabilidad, Qi Rong se sintió herido y
avergonzado, más aún cuando vio la sangre y la suciedad
del niño que estaban manchando la ropa blanca de Xie
Lian: se enojó tanto que levantó su látigo y lo señaló.
1483

—¡Primo Príncipe Heredero, es demasiado amable!


—exclamó—. ¿Por qué tener compasión por él? ¡No
tiene idea de lo salvaje y feroz que es este pequeño
bastardo! ¡Entre diecisiete o dieciocho de nosotros casi
no pudimos detenerlo! ¡Nos golpeó, pateó, mordió y
arañó hasta que nos cubrimos de sangre! He visto a través
de él, es un desalmado. ¡Debe haber saltado a propósito!
¡Y ahora sólo finge dar lástima delante de usted!

¿Cómo podría alguien saltar desde una muralla tan


alta sólo para causar problemas? Xie Lian no podía, ni
quería tomarse el tiempo de poder explicárselo.
Temiendo que el niño muriera si se demoraban más, Xie
Lian tomó una clara decisión.

—Escucha atentamente, a partir de ahora, no tienes


permitido tocar a este niño —dijo severamente—. ¡Ni
siquiera un dedo! ¡Feng Xin, encárgate de las cosas aquí!

Después de decir esto, Xie Lian cargó al niño


apegándolo a su pecho y se apresuró a caminar hacia
1484

adelante. Después de pasar por varias calles buscando a


alguien que lo ayudara, Xie Lian casi chocó con alguien
en la entrada de un callejón. Ambos retrocedieron
sorprendidos cuando se encontraron cara a cara.

Era Mu Qing.

—¿Por qué está aquí? —preguntó, desconcertado.

Sin tiempo para explicar, Xie Lian empujó al niño


hacia él.

—¡Por favor, ayúdame a revisar a este niño! —


exclamó.

—…

Como uno de sus sirvientes más cercanos, Mu Qing


había aprendido mucho sobre muchas cosas, lo que
también incluía conocimientos de medicina; además era
1485

de llevar siempre consigo medicamentos. Su


conocimiento era tal que muchos médicos nunca podrían
llegar a igualarlo. Incluso en ese momento, que
repentinamente le fue arrojado una bola de sangre, no
entró en pánico. Después de escuchar a Xie Lian decir
unas pocas palabras apresuradas, colocó al niño en una
vieja carreta desvencijada que había sido dejada
abandonada y comenzó a examinarlo.

—¿Puedes bajar las manos? —preguntó Mu Qing, al


ver que el niño aún se cubría la mitad de la cara.

El niño se había comportado muy bien mientras


estuvo en los brazos de Xie Lian, pero ahora parecía ser
otra persona. Mu Qing miró a Xie Lian, indicando que
no podía hacer nada al respecto si seguía negándose.

Xie Lian se agachó y se acercó a él.

—Niño, ahora te ayudaremos a curar tus heridas,


¿puedes bajar las manos? —preguntó Xie Lian
suavemente.
1486

El niño vaciló por un momento y luego volvió a


negar con la cabeza.

—¿Por qué no? —preguntó Xie Lian.

—Feo… —dijo el niño, después de un largo silencio.

Al escucharlo, Xie Lian sólo atinó a sonreírle con


dulzura.

—¿Cómo podrías ser feo? No eres feo, tienes unos


ojos tan grandes, seguramente eres muy lindo —dijo—.
Bueno, ¿qué tal si no te miro y me doy la vuelta?

Pero el niño, a pesar de su corta edad, era muy terco.


Así que a Mu Qing no le quedó otra opción que revisarle
las otras heridas primero. Mientras lo examinaba, Xie
Lian notó que parecía muy perplejo.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Mu Qing lo miró.
1487

—¿En serio fue golpeado por diecisiete o dieciocho


personas para luego ser metido en un saco y arrastrado
por todo el camino? —preguntó.

—¿Piensas que es mentira? —replicó Xie Lian.

—Es sólo que debo decir que nunca he visto a


alguien tan tenaz —respondió Mu Qing—. Tiene cuatro
costillas rotas, una pierna herida y varias heridas de
diferentes tamaños, pero todavía está despierto y
tranquilo, sin llorar ni gritar. Incluso para los adultos
tener este tipo de heridas y comportarse de esta manera
sería difícil, ¿realmente este es un niño normal?

Xie Lian se sorprendió al escuchar la gravedad de sus


heridas y le dirigió la mirada; observó al niño sentado y
erguido, allí como si nada, como si no sintiera ningún
tipo de dolor. El niño lo estaba mirando furtivamente con
su gran y oscuro ojo izquierdo, pero cuando se dio cuenta
de que le estaba devolviendo la mirada, desvió la mirada
inmediatamente.
1488

Al ver esto, Xie Lian sintió una extraña mezcla de


diversión y compasión sin ningún motivo.

Mu Qing actuó con rapidez y habilidad, curó sus


heridas y las cubrió, dejándolo casi como una bola de
arroz.

—He hecho algunos primeros auxilios, pero lo mejor


sería que lo viera un médico más capacitado —dijo al
terminar.

—¿Dónde está tu casa? —preguntó Xie Lian al niño.

El niño negó con la cabeza.

—No tengo casa —respondió.

Si no tenía hogar, ¿entonces era un niño mendigo?


Xie Lian pensó en informar a sus familiares, pero al
enterarse de la situación, decidió otra cosa.

—Entonces ven conmigo, este Gēge te llevará a


recibir tratamiento, ¿está bien? —dijo Xie Lian.

Para su sorpresa, Mu Qing intervino rápidamente.


1489

—Está mintiendo —dijo.

—¿Qué? —musitó Xie Lian.

—Los niños sin hogar en la Capital Imperial están


todos en el mismo grupo —explicó Mu Qing—. Siempre
vienen cerca de mi casa a pedir comida, los conozco a
todos, pero nunca he visto a este niño antes.

El niño miró a Mu Qing en silencio.

—Además —continuó—, su ropa tiene varios


parches, se puede ver que los remiendos han sido hechos
recientemente por un adulto, tal vez su familia no esté
muy bien económicamente y por eso viste ropa vieja,
pero definitivamente no es un mendigo. Sería un
problema que no regresara a casa, es muy probable que
su familia lo esté buscando desesperadamente en este
momento.

—¡No es así, no hay nadie! —exclamó el niño.


1490

De un momento a otro, pareció haber entrado en


pánico, quizás temiendo ser devuelto a casa y abrió los
brazos, intentando acercarse a Xie Lian para poder
abrazarlo.

Una voz lo interrumpió.

—¡Oye! ¿Qué estás haciendo, pequeño? —


inquirió—. ¡Este es Taizi Dianxia! ¿Entiendes lo que
significa? ¡No lo puedes tocar así como así!

Xie Lian se volvió y vio que era Feng Xin quien


había llegado.

Al parecer, ya había terminado de tranquilizar a los


asustados ciudadanos de las calles y enviado de vuelta a
Qi Rong al Palacio Imperial, realmente actuaba con gran
rapidez. Al escuchar el regaño, el niño retiró sus manos
de inmediato, pero continuó mirando a Xie Lian con
ansiedad, parecía que las lágrimas estaban a punto de
brotar de su gran ojo.
1491

—Hubo una pelea en casa y me echaron —explicó el


niño, angustiado—. He estado vagando por mucho
tiempo, no tengo a dónde ir.

Al escuchar sus sinceras palabras, el corazón de Xie


Lian se ablandó y, entonces, sin que el niño volviera a
pedírselo, se acercó y lo abrazó.

—Si no tienes adónde ir, ven conmigo y sube


conmigo a la montaña Tai Cang —dijo suavemente—.
Hablaremos de las otras cosas más tarde.

El niño se estremeció mientras era abrazado por él.

—¡Dianxia, usted otra vez está recogiendo niños! —


exclamó Feng Xin.

—¡Me gusta recoger niños! —exclamó Xie Lian—


¡No es que como si no pudiera mantenerlos!

Con un suspiro resignado, Feng Xin se preparó para


cargar al niño; pero antes de que pudiera terminar de
1492

extender sus brazos, el niño se bajó de la carreta por sí


solo.

—Puedo caminar solo —dijo el niño.

Su resistencia era claramente admirable. Al ver que


este niño todavía estaba vivo y coleando después de
haber sido golpeado de esa manera, Xie Lian no sabía si
reír o llorar.

—¡No te esfuerces demasiado! —exclamó Xie Lian,


inclinándose para levantarlo de nuevo.

El niño se acurrucó en los brazos de Xie Lian, ahora


parecía ser tan dócil como un gatito.

Feng Xin frunció el ceño.

—Este chico, ayer me pateó y ahora mire cómo se


comporta. ¡Realmente es impredecible! —refunfuñó.

—No lo creo —canturreó Xie Lian, divertido—. No


ves lo obediente que es, ¿cómo podría patear a alguien?
1493

—Sería mejor que usted no se avergüence así. Hay


una carreta aquí. Pongamos al niño aquí y arrastrémoslo
montaña arriba —indicó Feng Xin.

Él se estaba refiriendo a la carreta averiada.

—Déjeme decirle que no arrastrare esa cosa montaña


arriba —dijo Mu Qing a Xie Lian.

—Nadie estaba refiriéndose a que lo hagas tú —le


dijo Feng Xin.

Después de decir eso, bajó al niño de los brazos de


Xie Lian, quien pronto como estuvo en sus manos
comenzó a luchar como un animalito nuevamente. A Xie
Lian todo esto le pareció muy divertido.

—Ya olvídalo, ¿no ves que no le gusta? No lo fuerces


—dijo Xie Lian.

—No puedo no hacerlo, usted es Taizi Dianxia de


este reino —dijo Feng Xin—. ¿Qué pasaría si la gente lo
ve cargando a este niño sucio de origen desconocido y
1494

empieza a inventar cosas? Además, ¿no le cansará


llevarlo así todo el camino hacia la montaña?

Al escucharlo, el niño se quedó quieto de nuevo y


Feng Xin rápidamente lo puso en el carro y luego se
volvió hacia atrás.

—¡Oye! —exclamó.

Ese “Oye” iba dirigido hacia Mu Qing, quien se puso


de repente alerta, y los tres finalmente cayeron en cuenta
de la situación que los había traído a este momento. La
atmósfera estaba un poco tensa, después de todo, habían
terminado en malos términos en la Montaña Tai Cang.

La tensión en Xie Lian se hizo evidente, estaba


preocupado de que comenzaran a pelear de nuevo.

Feng Xing se rascó con incomodidad la nuca para


luego levantar la cabeza en alto.

—Escucha bien, yo, Feng Xin, no soy una persona


de doble sentido —dijo con firmeza—. Si quiero
1495

regañarte, te regañare directamente, no necesito hacer


ningún tipo de insinuaciones al respecto. No deberías
malinterpretar las cosas y pelear u ofenderte con Dianxia,
quien ha temido que te hayas sentido incómodo y te ha
estado buscando por todas partes. ¡En resumen, no tengo
la culpa de todo lo que pasó hoy!

—Ah… —musitó Xie Lian después de escuchar el


final de todo lo que dijo, para luego suspirar y
exclamar—: ¡Qué desastre!

Mu Qing los miró a ambos fijamente.

—Yo no estaba ofendido ni mucho menos… —dijo.

—Entonces, ¿por qué desapareciste así tan de


repente? —preguntó Feng Xin.

—Esa perla probablemente se cayó en la calle —


susurró de inmediato Mu Qing con pesar—. Bajé a
buscarla. No la he encontrado aún, así que volveré a
seguir buscándola.
1496

Xie Lian pensó en decir que no importaba si no la


encontraban, pero al ver lo preocupado que estaba, no
quería parecer indiferente.

—También creo que se cayó en la calle, pero si es


así, seguramente no la encontraremos, después de todo,
había tanta gente… —dijo Xie Lian, para luego darle una
palmadita en el hombro a Mu Qing—. De hecho,
preferiría que alguien menos afortunado la encontrara.
¡Será más útil para ellos que para mí! En fin, dejemos
pasar ya este asunto.

Aprovechando que Feng Xin no estaba prestando


atención, se acercó más a Mu Qing.

—Realmente no se lo he contado a nadie —susurró


en voz baja sólo para que él lo escuchara—. Créeme.

Mu Qing lo miró fijamente; Xie Lian no sabía si le


creyó o no, pero su expresión facial se suavizó al
escucharlo. Al ver que Feng Xin ya estaba tirando de la
carreta con diligencia como un buen buey negro
1497

trabajador, Mu Qing suspiró resignado y se unió a tirar


de la carreta junto a él.

Cuando subieron por la montaña Tai Cang, la luz del


atardecer brillaba como fuego. Las hojas de arce cubrían
el largo camino de la montaña y los lugareños, que
llevaban cubos de agua y cargaban leña, miraron con
asombro a los cuatro hombres que llevaban junto a ellos
aquella carreta.

Como eran dos los que tiraban del carro, Xie Lian no
dudó en subirse y colocar al niño en su regazo. Entre el
bosque de arces, con las ruedas de la carreta girando
lentamente, iba peinando el cabello del niño con los
dedos.

—Pequeño Amigo, aún no sé cómo te llamas —


comentó.
1498

El niño parecía tímido al hablar con él; bajó la


cabeza, pero continuó mirándolo furtivamente con su
único ojo al descubierto.

—No tengo nombre —dijo el niño casi como en un


susurro.

—¿Tu madre no te dio un nombre? —preguntó Xie


Lian sorprendido.

El niño negó con la cabeza.

—Mi madre se ha ido —respondió.

—Entonces, ¿cómo solía llamarte tu madre antes? —


preguntó Xie Lian.

Después de dudar por un momento, el niño se animó


a contestar.

—Hong Hong'er —dijo.

Xie Lian sonrió con cariño.

—¡Ese apodo tuyo es muy lindo! —exclamó con


dulzura—. ¿Cuántos años tienes?
1499

—Diez años… —susurró.

Xie Lian se sorprendió y lo apretó más sobre su


regazo.

«—Me imaginaba que tenía solo siete u ocho años


¡pero resulta que tiene diez años!» —pensó para sí
mismo—. «Este niño está extremadamente desnutrido y
débil.»

En ese momento, una hoja de arce cayó sobre la


cabeza del niño y Xie Lian la retiró con suavidad antes
de mirar hacia delante.

—Mira, pequeño amigo han encendido las linternas


—dijo sonriendo.

Al caer la noche, el Salón Shenwu en la cima de la


montaña, conocida como la cumbre de la Deidad
Marcial, brillaba como en pleno día, con diversos puntos
de luz. Cada luz era una linterna encendida en el interior
del Templo Sagrado Real, y cada una de esas linternas
representaba la más ferviente plegaria de un fiel.
1500

Si uno deseaba ofrecer una linterna en el Salón


Shenwu del Templo Sagrado Real la verdad es que era
algo muy difícil de lograr. Sólo aquellos con riqueza,
poder, habilidad, contactos o afinidad podían entrar y
ofrecer una linterna. Sin embargo, la mayoría de las
personas en el mundo no tenían ninguna de esas
cualidades.

Los cuatro hombres miraron absortos el paisaje de


brillantes linternas, hasta que de la nada una voz
interrumpió.

—¡Taizi Dianxia! —dijo.

Un cultivador apareció repentinamente frente a ellos


y se inclinó en señal de respeto hacia Xie Lian. A pesar
de estar sentado en una carreta vieja, Xie Lian aún
mantuvo su elegancia y educación, e inclinó la cabeza en
respuesta.

—¿Qué ocurre, Shixiong? —preguntó.


1501

—El Guoshi Principal lo ha mandado a llamar y lo


está esperando en el Salón Shenwu —respondió el
cultivador con cortesía.

Xie Lian asintió.

—Gracias, Shixiong, entiendo —respondió, para


después dirigirle una mirada a sus acompañantes—. Feng
Xin, Mu Qing. Por favor, lleven a este niño hacia el
Palacio XianLe.

—Taizi Dianxia, el Guoshi Principal ha informado


que hoy usted traería un invitado a la montaña —dijo el
cultivador—. Lo está invitando a usted y a sus invitados
a subir.

Al escuchar eso, Xie Lian asintió. El Guoshi Mei


Nianqing era un experto en las artes adivinatorias, de
seguro había calculado que traería a alguien con él. Pero,
¿por qué invitaría al niño también?
1502

En el Salón Shenwu, el incienso se iba elevando


formando una espesa nube de humo, cubriendo todo el
salón, dándole una apariencia onírica.

Mei Nianqing se encontraba ofreciendo incienso


frente a la imagen del Emperador Marcial Divino. Una
larga fila de linternas brillantes y ordenadas se apilaban
a ambos lados, formando una gran pared de luz, cada
linterna tenía escrito en elegantes y cuidadosos caracteres
el nombre de cada donante y sus deseos.

Tres personas se encontraban esperando afuera del


salón. El niño observaba con curiosidad todo el
esplendoroso salón, sin mostrar nerviosismo, pero de
igual forma Feng Xin y Mu Qing le ordenaron que se
quede afuera, arrodillándose en un cojín frente al salón.
Aunque parecía no entender el porqué, obedeció y
1503

simplemente se quedó allí tocando algo. A pesar de la


falta de comprensión, decidió dejarlos en paz.

Xie Lian avanzó dentro del salón.

—Guoshi Principal, ¿por qué me ha llamado con


tanta prisa? —preguntó.

Después de un rato, en silencio Mei Nianqing


respondió.

—Taizi Dianxia, he estado pensando mucho en el


asunto del Festival Shang Yuan —dijo—. Y sólo hay dos
métodos para poder resolver esta situación.

Al final, resultaba que era por eso… Al escuchar que


no se trataba de obligarlo a elegir a una Princesa
Heredera, Xie Lian se sintió aliviado.

—Guoshi Principal, por favor, continúe —dijo.

—El primer método es que usted, Taizi Dianxia —


dijo Mei Nianqing—, se arrepienta públicamente ante el
pueblo y luego me permita castigarlo con un mes de
1504

reclusión y penitencia ante una pared, pidiendo perdón a


los Dioses.

Esta parecía ser una solución bastante sencilla de


cumplir; sin embargo, Xie Lian la rechazó de inmediato.

—No lo haré —dijo.

—No es necesario que realmente sea castigado con


reclusión orando hacia una pared, sólo necesita mostrar
sinceridad… Ja, ja, ja —dijo Mei Nianqing, divertido,
pero al recordar que se encontraba en frente de la imagen
del Emperador Divino, carraspeó y se corrigió
rápidamente—: Necesita mostrarse lo suficiente sincero
y arrepentido…

Al escuchar su pequeño desliz, Xie Lian casi esbozó


una sonrisa, pero se contuvo.

—No lo haré —repitió.

Mei Nianqing se dio la vuelta para mirarlo.


1505

—¿Cuál es su razón para negarse? —preguntó


confundido.

—Guoshi Principal, hoy cuando bajé de la montaña


vi algo —comentó Xie Lian—. La gente no me culpa por
lo sucedido, al contrario, me elogian. Significa que creen
que hice lo correcto al salvar a ese niño. Si cumplo con
lo que usted propone y hago una penitencia por algo que
ha sido considerado correcto, ¿qué es lo que pensarían de
mí? ¿Cómo actuarían en el futuro?

—En realidad, si lo que hizo fue lo correcto o no, no


es lo importante… —dijo Mei Nianqing.

En su interior, Xie Lian sabía bien que hoy no iba a


poder resolver las cosas con facilidad, así que decidió
expresar sus pensamientos con libertad y hablar sin
reservas.

—Guoshi Principal, desde que comencé mi


entrenamiento espiritual, siempre he tenido una duda que
no me he atrevido a plantear abiertamente. Hoy, me
1506

atrevo a hacerlo —dijo Xie Lian, decidido—. ¿Es


realmente correcto que la gente se arrodille y adore a los
Dioses?

Mei Nianqing levantó una ceja al escuchar tal


pregunta.

—Taizi Dianxia, esa es una pregunta extraña —


dijo—. ¿Acaso está mal que la gente tenga fe?

Xie Lian negó con la cabeza.

—La fe en sí misma no está mal —respondió—. Sólo


me refiero al acto de “arrodillarse y adorar”.

Xie Lian levantó la cabeza y señaló la imponente


estatua del Emperador Marcial Divino.

—Los humanos pueden ascender y convertirse en


Dioses. Los Dioses son los mentores, como las luces que
guían el camino del bien, pero no son nuestros amos —
dijo con seguridad—. Nosotros, como mortales, debemos
sentir gratitud, apreciación y tratar de caminar junto a
1507

ellos, pero ¿por qué deberíamos temblar de miedo o hasta


incluso humillarnos ante ellos, perdiendo nuestra propia
identidad?

Mei Nianqing guardó silencio.

—Estoy dispuesto a ofrecer miles de linternas, para


iluminar largas noches, incluso si al final me convierta
en una simple polilla atraída por la luz, no temeré las
consecuencias —continuó Xie Lian—. Pero no quiero
inclinar la cabeza sólo por hacer lo correcto. ¿En qué he
fallado? ¿Mi falla ha sido salvar a ese niño? Si en los
cielos en realidad son compasivos, no deberían
castigarnos por esto.

—Entonces, Taizi Dianxia, permítame preguntarle


algo —respondió Mei Nianqing con frialdad—. ¿Qué
hará si realmente somos castigados? ¿En ese momento
cambiará de opinión, se arrepentirá y pedirá perdón?
1508

—Si eso llegará a suceder… —contestó Xie Lian—.


¡Entonces el cielo es el que está equivocado y los
desafiaré hasta el final!

Mei Nianqing, lo miró con un semblante sombrío.

—Taizi Dianxia, no hable con tanta certeza. Algunas


de sus ideas no son nada nuevas —dijo—. Sin embargo,
incluso después de mil años, esas cosas que usted no
aprueba se siguen transmitiendo, lo que ha llevado al
fracaso de sus predecesores. ¿Sabe? Durante muchos
años, se ha transmitido una frase de boca en boca, pero
en realidad esa frase está equivocada, y simplemente
nadie se ha dado cuenta.

—¿Cuál frase? —preguntó Xie Lian.

—Cuando uno asciende, se convierte en un Dios;


cuando uno desciende, se convierte en un fantasma —
respondió Mei Nianqing.

—¿Qué está mal con esa frase? —replicó Xie Lian.


1509

—¡Todo está mal! —exclamó Mei Nianqing—.


Recuerda, cuando uno asciende, sigue siendo humano;
cuando uno desciende, sigue siendo humano.

Xie Lian se quedó un momento reflexionando sobre


eso.

—Taizi Dianxia —continuó el Guoshi Principal—.


Si no está dispuesto a usar el primer método, entonces
sólo queda elegir el segundo.

Xie Lian recobró la compostura de inmediato.

—¿Qué otro método? —preguntó.

Mei Nianqing puso un semblante sombrío.

—El segundo método es traer al niño que


interrumpió la ceremonia, realizar un ritual en el altar y
sellar sus cinco sentidos, como expiación en ofrenda a los
Dioses —dijo.

¡Esto tenía que ser una broma!

Xie Lian levantó la cabeza de golpe.


1510

—¡No lo permitiré! —exclamó.

¡Resulta ser que el Guoshi Principal lo había traído


aquí con ese propósito! Estaba más que claro que esa
opción no era aceptable.

¡Absolutamente no!

El niño estaba afuera esperando, y Xie Lian sintió


una fuerte alarma en su corazón, por lo que decidió actuar
de inmediato para salir. Pero al darse la vuelta, supo que
las cosas no pintaban nada bien. Una orden se escuchó
desde afuera del salón y un grupo de hombres con
espadas apareció frente a las puertas.

Mei Nianqing se apresuró a salir del salón.

—¡Detengan a Taizi Dianxia! —gritó.

Al parecer, el niño afuera estaba siendo retenido con


fuerza y emitía gritos de dolor, intentando escapar. Al
escucharlo, Xie Lian se enfadó de verdad. ¿Realmente
estaban reteniendo a un niño?
1511

Xie Lian resopló levemente; y como si hubiera sido


una respuesta, cientos de linternas brillantes en el interior
y exterior del salón temblaron de repente. Todos los
cultivadores allí eran expertos excepcionales, pero al
escucharlo resoplar, sintieron peligro y apretaron sus
espadas con aún más fuerza. Más de veinte hombres se
miraron por un instante los unos a los otros y luego
avanzaron con una formación de espadas en red.

De repente, se escuchó un estruendo y una luz blanca


brillante salió disparada, más de veinte espadas quedaron
clavadas en el suelo frente a la puerta del salón. Nadie
vio cómo actuó Xie Lian, ya que con un movimiento
rápido volvió a guardar su espada, incluso el lugar donde
estaba parado no había cambiado en absoluto.

—Mis disculpas —dijo.

Los veinte hombres perdieron sus armas y no


quisieron seguir luchando, así que retrocedieron. Sin
embargo, en la puerta del salón apareció otro grupo de
1512

cultivadores con espadas; esta vez eran más de cuarenta


y estaban bloqueando la salida, formando una barrera
para evitar que saliera.

Xie Lian miró más allá de ellos hacia afuera,


mientras Mei Nianqing estaba cruzado de brazos, Feng
Xin y Mu Qing estaban rodeados por un círculo de
espadas a un lado, sorprendidos por cómo la situación
había escalado de esa manera.

El niño estaba siendo sostenido por dos hombres


como si se tratara de un animal atrapado en una trampa,
luchando desesperadamente.

Xie Lian estaba muy desconcertado con todo lo que


estaba pasando.

—¡Guoshi Principal! Esto definitivamente no es su


estilo habitual de actuar —dijo en voz baja—. ¿Por qué
hoy está actuando de manera tan inusual e insistiendo
tanto?
1513

—Taizi Dianxia, lo hago por su bien —respondió


Mei Nianqing—. Si no resolvemos esto hoy, habrá
problemas en el futuro.

Viendo que estaba a punto de irse con el niño y que


aún estaba bloqueado dentro del Salón Shenwu por la
barrera de cultivadores sabía bien que incluso si lograba
deshacerse de esos cuarenta hombres con espadas, solo
provocaría que otros ochenta lo rodearan.

—¡Esperen! —exclamó Xie Lian con urgencia.

El enfrentamiento continuaba dentro y fuera del


salón, pero al escucharlo Mei Nianqing y los demás se
volvieron para mirarlo.

Xie Lian retiró su mano y apretó sus puños.

En el siguiente instante, arrojó su espada al suelo


desde su cintura con la mano derecha, quitó su corona
dorada con la mano izquierda y dejó caer su larga
cabellera.
1514

El niño abrió mucho los ojos.

Feng Xin y Mu Qing también se sorprendieron


enormemente.

—Taizi Dianxia, ¿qué está haciendo… —dijo el


Guoshi Principal.

—¡Voy a estar encerrado frente a la pared! —


exclamó—. A partir de ahora, estaré en reclusión.

—…

Todos se miraron entre sí.

Xie Lian mostró que tenía las manos vacías, que se


había quitado las joyas de oro y que no tenía nada en el
cuerpo que pudiera usarse como arma.

—Uno debe asumir sus propias acciones —dijo—.


Por favor, Guoshi Principal, suelte a ese niño, él aún está
herido. Cuando lo traje aquí, era para poder ayudarlo, no
era mi intención asustarlo de esta manera.
1515

Nadie esperaba que el Príncipe Heredero realmente


retrocediera. Incluso Xie Lian mismo no esperaba ser
forzado a llegar a este punto. De cualquier manera, al
final tuvo que elegir entre dos opciones.

Mei Nianqing parecía aliviado, hizo señas a los dos


hombres con espadas para que soltaran al niño y de
inmediato dio nuevas órdenes a los demás.

—Taizi Dianxia ha aceptado estar en reclusión, otros


asuntos se resolverán más tarde —dijo para luego
volverse a los cultivadores—. ¡Ahora su tarea es proteger
a Taizi Dianxia, no deben cometer más errores!

Los demás salieron rápidamente, dejando a Xie Lian


solo en la sala. El niño, una vez liberado, intentó correr
hacia adentro; pero Feng Xin y Mu Qing lo detuvieron
temiendo que el Guoshi Principal quisiera nuevamente
utilizarlo como sacrificio.

—¡No corras! —dijeron.


1516

Xie Lian también pensó que no era apropiado que el


niño presenciara más de aquella confusión.

—Llévenselo rápido —indicó Xie Lian a los dos.

Mei Nianqing continuaba parado en la puerta.

—Entonces, Taizi Dianxia, ¿contamos el inicio de su


reclusión a partir de hoy? —preguntó.

Xie Lian echó un vistazo y vio que todo el Salón


Shenwu estaba rodeado por las personas que Mei
Nianqing había dispuesto.

«—Si de verdad quisiera escapar, ¿cree que solo con


cien hombres sería suficiente?» —pensó para sí mismo.

—Guoshi Principal, comience a contar desde este


momento —respondió.

Nunca había bajado la cabeza antes y no sentía que


hubiera hecho algo mal en esta ocasión, pero ahora le
estaban ordenando a arrepentirse y a enfrentar una pared
en penitencia, e incluso que lo anunciara públicamente;
1517

se sentía completamente reacio a toda la situación.


Además, el Guoshi Principal no era una persona rígida y
siempre había sido como un Shixiong para él, se
entendían muy bien y nunca había sido presionado para
aceptar ciertas creencias. Hoy, sin embargo, su actitud
había cambiado, lo cual lo molestó un poco.

Mei Nianqing al notarlo, no pudo evitar suspirar.

—Taizi Dianxia, por favor… —dijo—, haga un buen


acto de arrepentimiento.

Las dos enormes puertas del Salón Shenwu se


cerraron lentamente y Xie Lian se dio la vuelta para
enfrentar a la estatua del Emperador Marcial Divino.

Como había prometido hacerlo, simplemente debía


hacerlo. Justo cuando estaba a punto de arreglar su ropa
y arrodillarse, se escuchó el fuerte grito de un niño desde
afuera.

El grito sonaba extremadamente enojado e hizo que


las linternas del Salón Shenwu temblarán; incluso Xie
1518

Lian se estremeció ligeramente, preguntándose qué


podría estar causando ese sonido.

Al momento siguiente, las puertas del Salón Shenwu


se abrieron de par en par. Las campanas repicaron con
fuerza y una fuerte energía oscura se precipitó.

—¡¿Qué está pasando?! —exclamó Mei Nianqing,


furioso desde afuera.

El patio exterior del salón, estaba en un completo


caos.

—Guoshi Principal, no sabemos qué está pasando —


dijo uno de los taoístas—. ¡Pero en este momento todos
los espíritus malignos de todos los Templos de Sellado
han escapado!
1519

En la Montaña Tai Cang había muchos Templos de


Sellado para los espíritus malignos, utilizados para
exhibir contenedores que en su interior sellaban
demonios y monstruos.

¡Por alguna razón, los espíritus malignos se habían


rebelado y todos habían escapado!

Sin importarle que ya se encontraba en reclusión, Xie


Lian salió corriendo del Salón Shenwu y vio que de cada
templo de la montaña surgían nubes negras formadas por
espíritus resentidos, que se dirigían rápidamente hacia él,
creando un gran torbellino de nubes sobre el salón.

Todos los espíritus resentidos de los templos que


estaban en la Montaña Tai Cang se estaban congregando
allí, haciendo que apenas se pudiera divisar otra cosa.

—¡Esto no es bueno! —gritó alguien—. ¡El palacio


de Taizi Dianxia está en llamas!

Efectivamente, desde lo alto de la montaña, un


resplandor de fuego se iba elevando desde el Palacio de
1520

XianLe, iluminando las nubes negras que se volvían


tenues. Xie Lian recordó de repente que ahí era donde se
encontraba su arsenal que contenía las espadas de todos
los soldados famosos que su padre había reunido para él
en distintos lugares... Xie Lian sintió una gran congoja
en su corazón.

—¡Feng Xin, Mu Qing! —gritó—. ¡Rápido, vayan a


apagar el fuego!

—¡Dianxia, no podemos irnos, hay algo extraño


aquí! —exclamó Feng Xing desde el patio.

En ese momento, los espíritus resentidos


comenzaron a aullar frenéticamente, volviéndose locos.

Xie Lian se tapó los oídos.

—¡Todos preparen una formación! —ordenó.

Luego, como un rayo, arrojó un talismán que


dispersó una nube de humo negro especialmente
agresiva.
1521

Los espíritus resentidos que estaban huyendo


frenéticamente se calmaron de inmediato. Por instinto,
cuando muchos espíritus resentidos se reúnen suelen
seguir al más fuerte entre ellos. Como Xie Lian eliminó
al líder, los demás perdieron la dirección de cómo
continuar.

Al mismo tiempo, los cultivadores taoístas


guardianes también hicieron una formación; los espíritus
resentidos restantes, desorientados al perder a su líder,
regresaron a sus contenedores. El denso humo negro se
dispersó gradualmente y Xie Lian finalmente pudo ver la
situación en el patio.

Algunos espíritus resentidos habían invocado fuego


maligno y los taoístas aún estaban ocupados apagando
las llamas restantes. Feng Xin y Mu Qing, en guardia,
mantenían a una persona en medio de ellos. Y esa
persona, que permanecía en silencio con la cabeza
agachada, era una figura pequeña.
1522

Era precisamente el niño que había llevado consigo


a la montaña.

Mei Nianqing se acercó con una expresión muy


sombría.

—¿Qué pasa con este niño? ¿Qué ha hecho? —


preguntó—. ¡¿Cómo ha atraído a todos los espíritus
resentidos de los Templos de Sellado?!

—¡No lo sé! —respondió Feng Xin, con parte de su


ropa quemada—. Justo ahora, cuando se enfadó y gritó,
de repente un montón de esas cosas negras volaron hacia
él, se fueron acumulando cada vez más y más. ¡No se
podía ver con claridad qué es lo que pasó!

Mei Nianqing examinó al niño, frunció el ceño y


comenzó a calcular con los dedos. Mientras más
calculaba, más pálido se ponía. Un sudor frío en la frente
haciéndose cada vez más prominente.

—No es de extrañar… no es de extrañar… —


murmuró—. No es de extrañar que el Festival hacia los
1523

Dioses haya sido arruinado por él, los espíritus resentidos


sellados se emocionan con solo olerlo, esto… esto… esto
es realmente…

—¿Realmente qué? —preguntó Xie Lian.

Mei Nianqing se secó el sudor frío, y retrocedió unos


dos metros.

—¡Taizi Dianxia, realmente ha recogido algo


increíble! —exclamó—. ¡Ha traído algo peligroso a esta
montaña! ¡Este niño es tóxico! Su destino ha sido
marcado por la Estrella Solitaria, es una maldición para
toda su familia y clan. ¡Quien se acerque a él tendrá mala
suerte, quien lo ame perderá la vid..!

Antes de que pudiera terminar de hablar, se escuchó


un grito y el niño saltó hacia Mei Nianqing,
interrumpiéndolo.

A pesar de su voz infantil, en ese grito había ira,


como si todo su ser estuviera lleno de un dolor y
desesperación infinito, lo que estremeció a todos los
1524

presentes. A pesar de estar lleno de heridas, continuó


luchando como un perro rabioso, mostrando una
ferocidad extrema.

Feng Xin y Mu Qing apenas pudieron contenerlo,


mientras Mei Nianqing continuaba retrocediendo.

—¡Bájenlo de la montaña! —gritó—. ¡Que nadie se


le acerque! ¡No lo toquen! ¡Su maldición es demasiado
fuerte, nadie debe acercarse a él! ¡Lo digo en serio!

Al ver cómo todos lo evitaban como a la peste, el


niño se sorprendió y se volvió aún más violento.

—¡No lo soy! ¡No lo soy! ¡No lo soy! —gritó


desgarradoramente.

De repente, unas manos lo agarraron por la cintura y


lo levantaron por completo.

—¡No lo eres! —dijo una voz sobre él—. ¡Lo sé!


Está bien. Sé que no lo eres…
1525

El niño apretó los puños y agarró los blancos puños


que lo estaban sosteniendo alrededor de la cintura,
intentó soltarse durante un buen rato hasta que,
finalmente, no pudiendo aguantar más, comenzó a
derramar lágrimas desde su ojo negro y sollozar.

Xie Lian continuó abrazándolo por detrás.

—No llores —susurró—. No es culpa tuya.

El niño se volvió con brusquedad y enterró su rostro


en el pecho de Xie Lian y comenzó a gritar con fuerza.

Sus gritos no tenían palabras ni sentido alguno, ni


siquiera era un llanto, pero era escalofriante. Podría
haber sido el grito de un adulto al borde del colapso o la
lucha agonizante de una bestia salvaje con la garganta
cortada, pero, en definitiva, este no debería ser el grito de
un niño de diez años. Parecía ser que ni la misma muerte
podría liberarlo de su sufrimiento.

Todos estaban atónitos.


1526

El niño lloró en los brazos de Xie Lian durante un


buen rato y luego de tranquilizarse finalmente se durmió.
Xie Lian lo cargó hacia una habitación, y allí recordó que
a muchos niños les gustaba agarrar juguetes mientras
dormían, pero él no tenía juguetes… Así que buscó por
todas partes hasta encontrar algo que podía ser
considerado un juguete para que el niño lo sostuviera.

Después de colocar al niño en la cama de una


habitación, Xie Lian lo arropó con las mantas, bajó las
cortinas y salió de ella, seguido por Feng Xin y Mu Qing.

—Guoshi Principal, ¿es realmente tan terrible el


destino de este niño? —preguntó Xie Lian, sentándose en
la mesa que había frente al Guoshi Principal.

A pesar de las desgracias ocurridas, la fuga de los


espíritus resentidos de los Templos de Sellado y el
incendio en el Palacio de XianLe, en el cual todo su
arsenal había sido casi reducido a sólo escombros; lo
único salvable era que al menos nadie se atrevía a
1527

mencionar más la reclusión de un mes. Todos actuaban


como si nada hubiera ocurrido.

Mei Nianqing frunció el ceño.

—¡Debería saberlo usted mismo qué ha comenzado


a cargar con la maldición desde su aparición! —exclamó.

Xie Lian rememoró todos los eventos ocurridos y se


quedó en silencio. Verdaderamente, la desgracia lo había
estado acompañando constantemente, como si de una
sombra se tratase.

—¿Hay alguna manera de ayudarlo? —preguntó Xie


Lian.

—¿Ayudarlo? —inquirió Mei Nianqing— ¿Se


refiere a cambiar su destino?

Xie Lian asintió.

—Taizi Dianxia —continuó Mei Nianqing—, como


no ha estudiado conmigo la numerología, realmente no
1528

entiende nada sobre esto. Si lo entendiera, no haría esa


pregunta.

Xie Lian, que estaba sentado, se irguió.

—Por favor, explíquelo detalladamente —pidió.

Mei Nianqing tomó la tetera que estaba sobre la mesa


y sirvió una taza de té.

—Taizi Dianxia, ¿recuerda cuando tenía siete años,


y el Rey y la Reina me convocaron al palacio para
adivinar su destino? —preguntó—. ¿Recuerda la
pregunta que le hice?

Mirando el vapor que emanaba de la taza de té, Xie


Lian pensó por un momento.

—¿Se refiere a la pregunta sobre las dos personas y


la taza de agua? —preguntó Xie Lian.

En ese entonces, Mei Nianqing le había realizado


muchas preguntas a Xie Lian para poder calcular su
destino. Hubo preguntas con respuestas correctas e
1529

incorrectas, y cada que Xie Lian respondió, Mei


Nianqing elogió su ingenio de diversas maneras, lo que
hizo brillar en risas al Rey y la Reina, convirtiéndose
después en anécdotas populares fuera del palacio. Sin
embargo, hubo una pregunta a la que Xie Lian respondió
y Mei Nianqing no hizo ningún comentario al respecto,
ni la divulgó. Esa pregunta era sobre dos personas y una
taza de agua.

—Dos personas caminan por el desierto —planteó


Mei Nianqing—. Están desesperadamente sedientas y
sólo tienen una taza de agua. El que la beba sobrevivirá
y el que no, morirá. Si fuera un Dios, ¿a quién le daría la
taza de agua? No diga nada por ahora, quiero que sus dos
asistentes respondan primero.

—¿Podría el Guoshi Principal decirnos quiénes son


estas dos personas? —preguntó Mu Qing con cautela—.
¿Cuál es su carácter, sus méritos y faltas? Debemos
conocer todos los detalles antes de poder decidir.
1530

Feng Xin, en cambio, eludió la pregunta.

—¡No lo sé! —farfulló—. No me pregunte a mí.


¡Que lo decidan entre ellos mismos!

Xie Lian rio suavemente.

—¿De qué se ríe? —inquirió Mei Nianqing—.


¿Recuerda cómo respondió usted?

Xie Lian contuvo su risa y se puso serio.

—Les daría otra taza de agua —respondió.

Al escucharlo, tanto Feng Xin como Mu Qing no


pudieron contenerse y comenzaron a reír.

—¿Por qué se ríen? —preguntó Xie Lian, aún


serio—. Lo digo en serio. Si yo fuera un Dios,
definitivamente les daría otra taza.

Mei Nianqing agitó ligeramente la taza de té con su


mano; el té fluyó lentamente en la taza como si tuviera
vida propia.
1531

—Todo en este mundo tiene un destino fijo —


explicó—. Al igual que esa taza de agua. En aquel
desierto sólo había una taza. Si uno bebe, otro no podrá
hacerlo. Si una persona tiene más, otra tendrá menos. A
lo largo de la historia, todas las disputas se reducen al
hecho de que hay muchas personas, pero sólo una taza de
agua —Mei Nianqing le dio un sorbo al té y continuó—:
Si cambia el destino de este niño, el destino de otros
también se verá alterado y se crearán más resentimientos.
Su desgracia será transferida a otra persona… Cuando
respondió que les daría una taza más de agua a aquellos
hombres, usted tenía la intención de ser generoso, pero
las cosas no son tan fáciles en este mundo. En resumen,
cada persona tiene su propio destino, no debería
preocuparse demasiado por este niño. Muchas veces se
encontrará con situaciones en las que sin poder evitarlo
será impotente frente a ellas.

—¿Qué pasa si asciendo? —preguntó Xie Lian.


1532

—¿Está realmente escuchando lo que digo? —


preguntó Mei Nianqing, frustrado.

—¡Claro que sí! —respondió Xie Lian—. Creo que


podré ascender en unos diez años. Estoy seguro que
encontraré una solución para ese entonces, ¿no lo cree?

Feng Xin y Mu Qing se quedaron sin palabras; y Mei


Nianqing se sintió completamente derrotado por él.

—¡Diez años! —exclamó—. ¿Cree que ascender a


los cielos es tan fácil como recoger batatas? ¡Puede que
incluso pasen trescientos años y aún no logre ascender!
Además, la ascensión no siempre es algo bueno…

Xie Lian no entendía por qué Mei Nianqing hablaba


así sobre la ascensión. ¿Acaso la ascensión no era el
objetivo final de todos los cultivadores? Pero sintió que
Mei Nianqing lo estaba apresurando para retirarse, y Xie
Lian sintió que no tendría tiempo de continuar haciendo
preguntas, por lo que se apresuró a hablar.
1533

—Y Guoshi Principal… sobre este niño… —


comenzó.

—¡Entendido! —interrumpió Mei Nianqing—. Sólo


no lo toque más. Y si usted no acepta estar en reclusión
ni permite que el niño sea sellado… ¡Entonces lárguese
de la montaña y viaje por el mundo! ¡No vuelva hasta que
al menos haya matado a ochocientos demonios y
acumule suficientes méritos para redimirse con el Cielo!

Xie Lian finalmente se sintió satisfecho con la


situación.

—¡Gracias, Guoshi Principal! —exclamó tranquilo y


feliz—. ¡Mire, ¿acaso esto no es como un tercer camino?!

—¡Váyase ahora! —gritó Mei Nianqing.

Sin embargo, nadie se imaginó que esa misma noche,


el niño desaparecería. Y lo que nadie menos se esperaba
era que poco después de que emprendiera su viaje, Xie
Lian, joven Príncipe Heredero del Reino XianLe, de tan
solo diecisiete años, derrotaría al espíritu maligno sin
1534

nombre del Puente Yinian y ascendería prontamente


entre relámpagos y truenos.

Un evento que dejó conmocionado a los Tres


Reinos.
1535

Capítulo 2

◇En el Reino Mortal te encuentro;


la flor bajo la lluvia◇

—¡Tiren! —gritó.

Con aquella fuerte orden el brocado rojo fue dejado


caer al suelo. Una ovación rugiente explotó entre la
multitud de miles de personas; un grito de alegría que se
elevó hasta los cielos.

Una imponente estatua dorada divina del Príncipe


Heredero había sido revelada. En una mano sostenía una
espada y con la otra sostenía una flor, simbolizando
“poseer el poder de destruir el mundo, pero con un
corazón tan gentil capaz de poder apreciar las flores”. El
rostro de la estatua era suave y hermoso, sus cejas largas
1536

y delgadas, sus ojos brillantes; su hermosa boca portaba


una ligera curvatura simulando ser una suave sonrisa.
Podía ser descrita como afectuosa pero no frívola, neutral
pero no indiferente… Era un rostro guapo y compasivo.

Este era el templo número ocho mil del Príncipe


Heredero dentro del Reino de XianLe.

Tres años después de su ascensión, ya se habían


construido, en su nombre, ocho mil palacios y templos
por todo el reino; un logro sin precedentes que nunca
podría ser superado en el futuro. Verdaderamente era
único e inigualable.

La montaña donde el joven Príncipe Heredero solía


practicar su cultivo se llamaba la Montaña Tai Cang, la
cual después fue nombrada como "El Monte del Príncipe
Heredero". Allí fue construido el primer Palacio de
XianLe. Después de haberse completado la construcción
de la primera estatua del Príncipe Heredero, hecha solo
de oro puro, fue inaugurada personalmente por el
1537

mismísimo Rey del reino. La estatua, tenía como quince


metros de altura, una artesanía legendaria, un cuerpo de
oro puro, un verdadero “cuerpo dorado”.

La multitud de devotos dentro del Palacio de XianLe


parecían infinitos, tanto que sobrepasaban el umbral de
la entrada. Los incensarios frente al templo estaban
llenos de inciensos de todos los tamaños y las cajas de
méritos eran mucho más grandes y sólidas que las de un
templo común, ya que si no hubieran sido de este enorme
tamaño se llenarían antes de que terminara el día y quien
viniera después no sería capaz de hacer sus donaciones y
ofrendas.

Al entrar en el patio, se podía apreciar un hermoso


estanque de agua clara lleno de perlas, monedas y jade
arrojados; destellos verdes y brillos azules se reflejaban
en el agua. Algunas de las viejas tortugas que vivían en
el estanque eran golpeadas todos los días por las ofrendas
que hacían los devotos desde el puente de piedra,
1538

llegando al punto que ni se atrevían a asomar la cabeza,


escondiéndose dentro de sus caparazones.

A pesar de los reiterados intentos de los monjes


taoístas porque dejaran de hacerlo, sus esfuerzos eran en
vano, los visitantes no dejaron de hacerlo. Dentro de los
altos muros rojos del palacio había árboles de cerezo, con
hermosas flores rosas; los cuales, en sus ramas, tenían
atadas numerosas cintas rojas de oración, creando una
vibrante escena… olas de cintas rojas se ondeaban al
viento alrededor de un mar de flores.

Y dentro de aquel palacio, en el gran salón, Xie Lian


se encontraba erguido y sentado justo debajo de su propio
altar y estatua divina; perfumado por el abundante
incienso. Nadie podía verlo, pero él los observaba hablar
entre ellos en voz baja.

—¿Por qué no hay cojines para arrodillarse en este


templo de Taizi Dianxia? —preguntó un devoto.
1539

—Lo mismo me pregunto, ¿cómo es posible que en


este templo no haya lugares para arrodillarse? —replicó
otro.

—Deben ser nuevos aquí en el Palacio de XianLe. Se


dice que, después de la ascensión de Taizi Dianxia, él
envió sueños a muchos líderes religiosos diciendo que
aquellos que crean en él no necesitan arrodillarse —
explicó alguien—. Por eso, en el templo de Taizi
Dianxia, no hay lugar para arrodillarse.

Aunque los demás no podían verlo, Xie Lian asintió


con la cabeza.

Pero para su sorpresa… ¡Los otros comenzaron a


reírse!

—¿Cómo puede ser eso cierto? —cuestionó uno—.


¿Acaso los Dioses no están hechos para ser adorados de
rodillas? ¡Eso debe ser solo un rumor falso!

Xie Lian se quedó sin palabras por un momento,


confundido.
1540

—Sí, definitivamente debemos arrodillarnos —


afirmó otro—. ¡Sólo al arrodillarnos mostraremos la
sinceridad de nuestros corazones!

—¡Incluso si no tenemos cojines, arrodillémonos en


el suelo! —exclamó en respuesta.

Así fue como algunos comenzaron a arrodillarse


primero y pronto una gran multitud empezó a seguirlos,
todos se arrodillaron a su alrededor. Cientos y miles de
personas se apiñaban dentro y fuera del templo,
postrándose ante la estatua divina, rezando en voz baja.
Xie Lian inmediatamente se tapó los oídos. Pero incluso
tapándose los oídos, era inútil, ya que un sinfín de voces
llegaban desde todas direcciones hacia él como olas
gigantes.

«—¡Por favor, permítame tener un viaje seguro!»

—«¡Pido entrar al instituto! ¡Este año seguro que


entraré! ¡Cumpliré la promesa que le hice si lo logro!»
1541

—«¡Todas las chicas que me gustan prefieren a mi


hermano mayor! Por favor solo haga que se vea más feo.
¡Por favor, se lo ruego!».

—«¡Permítame dar a luz a un niño sano y


regordete!»

Había peticiones de todo tipo… Xie Lian se sintió


abrumado por escuchar tantas al mismo tiempo, así que
rápidamente agitó la mano para dispersar todos los
deseos expresados. Justo cuando la calma empezaba a
regresar a sus oídos, escuchó un grito repentino.

—¡¿Pero qué demonios son todas estas oraciones?!


—gritó Feng Xing, entrando rápidamente desde atrás del
templo mientras se cubría los oídos.

Los devotos siguieron postrados sin darse cuenta de


la presencia de ellos. Xie Lian suspiró y le dio un par de
palmaditas en el hombro.

—Feng Xin —dijo Xie Lian sonriendo—, el


Emperador ha dado órdenes. Tengo que ir a exterminar a
1542

varios demonios y monstruos. Te dejaré a cargo aquí.


¡Gracias por su arduo trabajo!

El Palacio de XianLe era tan próspero que Xie Lian


escuchaba miles de deseos cada día.

Al principio, se esforzó mucho por resolver todos los


asuntos personalmente, sin importarle que fueran
grandes o pequeños, pero con el tiempo no pudo manejar
más la cantidad de plegarias que recibía y tuvo que dejar
a Feng Xin a cargo de clasificar cuales plegarias eran las
más importantes para resolver, mientras él pasaba sus
días eliminando monstruos y demonios.

Después de tres años pensó que la emoción con


respecto a su ascensión habría disminuido, pero al
regresar al templo no podía evitar sentirse aún abrumado
por la exuberante cantidad de peticiones y bendiciones
que recibía.

Feng Xin continuó cubriéndose los oídos, aunque en


realidad eso no servía de nada.
1543

—Taizi Dianxia, ¿por qué tiene tantas devotas


mujeres? —preguntó Feng Xin.

—¿Qué tiene de malo tener muchas devotas


mujeres? Mis devotas, tan abundantes como las nubes,
son todas bellezas y generan un agradable paisaje para
observar —respondió Xie Lian.

—¡No es bueno en absoluto! —exclamó horrorizado


Feng Xin— ¿Por qué acuden a usted a pedir incluso cosas
como la armonía en sus matrimonios? ¡Usted es un Dios
Marcial! ¡No debería ocuparse de esas cosas!

Feng Xin parecía estar realmente sufriendo mucho


por la situación, y Xie Lian río a carcajadas frente a su
dramatismo.

De repente, la multitud se alborotó.

—¡Dense prisa y abran paso! —gritó alguien entre la


multitud— ¡El Príncipe Xiao Jing está aquí!
1544

Al escuchar las tres palabras "Príncipe Xiao Jing", la


multitud parecía haber escuchado que había llegado el
mismísimo "Gran Rey Demonio", por lo que se
sorprendieron y asustaron; dispersándose en un instante
como aves.

Como si un tornado hubiera pasado, todos los


devotos que estaban adorando a la estatua dorada
huyeron volando en un instante. Después de un
momento, un joven vestido con ropas de seda
extremadamente lujosas, entró pavoneándose. En sus
manos, sostenía una linterna de cristal como ofrenda.

¿Quién más podría ser sino Qi Rong?

Ahora, Qi Rong, que ya tenía unos diecisiete u


dieciocho años, portaba una apariencia más madura y un
cierto aire de nobleza. Al atravesar el umbral, Qi Rong
no permitió que sus seguidores lo acompañaran y,
mientras sostenía la linterna con ambas manos, levantó
su túnica y se arrodilló en el suelo limpio para después
1545

levantar la linterna por encima de su cabeza, realizando


una reverencia con solemnidad y cuidado.

Xie Lian y Feng Xin, en el altar superior, se miraron


mutuamente.

—Primo Príncipe Heredero, esta es la linterna


número quinientos que he ofrecido en su honor —dijo Qi
Rong al terminar su adoración, en un tono de queja—.
Como su primo hermano menor, estoy muy preocupado
por usted. ¿Cuándo vendrá a verme? Me ignora por
completo, está siendo realmente distante y frío.

La verdad es que no es que Xie Lian no quisiera


verlo, sino que después de ascender al estado de Dios, ya
no podía manifestarse ante los mortales en su forma
verdadera sin permiso. Esta era una vieja verdad
conocida por todos.

Qi Rong se puso de pie sosteniendo aún la linterna


entre sus manos, tomó una pluma y comenzó a escribir
en ella con la cabeza baja. Tanto Xie Lian como Feng
1546

Xin, repentinamente recordaron los traumas del pasado y


sintieron un estrujón en sus corazones; no pudiendo
resistirse se acercaron para ver qué era lo que estaba
escribiendo. Aunque las letras estaban torcidas, lo que se
podía leer era algo común: "Paz y prosperidad para el
Reino" no como lo que por un momento imaginaron
como la petición de que decapitara a una familia frente a
toda la multitud del mercado.

Ambos hombres suspiraron aliviados, pero Xie Lian


al mirar la linterna con más atención, no pudo evitar
recordar otra cosa.

La madre de Qi Rong era la hermana de la Reina.


Cuando era joven, sin entender bien cómo eran las cosas,
abrió su corazón a su primer amor. Buscando la libertad
1547

para decidir y creyendo en palabras dulces, se arrepintió


de su matrimonio ya planificado y huyó con un guardia
del palacio. Sin embargo, el hombre con el que se marchó
en secreto resultó ser de lo más despreciable y, la joven
que pertenecía a la alta alcurnia, terminó viviendo en la
miseria; en un lugar algo parecido a una perrera. Todo
esto ocurrió en menos de medio año.

El guardia reveló su verdadera naturaleza, llevando


una vida llena de libertinajes y, después del nacimiento
de Qi Rong, incluso llegó a golpearla y maltratarla.
Finalmente, cuando Qi Rong tenía cinco años, tanto
madre e hijo no pudieron soportarlo más y volvieron al
palacio en secreto. Allí permaneció en reclusión por
voluntad propia, sumiéndose en la melancolía,
falleciendo unos cuantos años después.

Poco después de que Qi Rong regresara al palacio


junto a su madre, un grupo de miembros de la realeza y
nobles se prepararon para viajar a la Montaña Tai Cang
para orar por bendiciones. La madre de Qi Rong, quien
1548

había regresado después de haber huido con un plebeyo,


no se atrevía a mostrarse en público por la vergüenza que
sentía. Sin embargo, aun así, quería que su hijo también
fuera a orar por bendiciones para que pudiera ampliar sus
horizontes y que no terminara como ella, como un sapo
atascado en el fondo de un pozo. Por eso mismo, le pidió
a la Reina que llevara a Qi Rong con ellos.

Aunque intentaron mantener un perfil bajo sobre


todo lo ocurrido, los escándalos entre los nobles siempre
viajaban más rápido que una flecha. ¿Quién en toda la
Capital Imperial no sabía lo que había pasado con esta
madre y su hijo? Por lo tanto, los hijos de nobles durante
el viaje conscientemente excluían a Qi Rong, evitando
hablar o jugar con él.

Xie Lian, durante el viaje, divisó un par de columpios


y se apresuró en correr hacia ellos para jugar; al verlo,
todos los niños nobles de su edad corrieron para jugar
junto a él, turnándose para empujar al Príncipe Heredero
en el columpio, sintiéndose orgullosos de tener el honor
1549

de poder hacerlo. Cuando Xie Lian fue mecido hasta la


parte más alta del columpio, bajó la mirada sin querer y
se percató de que Qi Rong estaba escondido detrás de la
Reina; asomando la cabeza y mirándolo con envidia.

Cuando arribaron al Salón Shenwu, algunos de los


adultos después de ofrecer sus linternas se dirigieron
hacia donde estaba el Guoshi Principal para que les
interpretara su fortuna; y otros simplemente se retiraron
para conversar entre ellos. El grupo de niños quedó solo
en el Salón Shenwu para que se entretuvieran ofrendando
sus pequeñas linternas, sin supervisión alguna.

Al ver las hermosas y delicadas linternas que la


Reina ya había ofrecido por él y su madre, Qi Rong
también quiso ofrecer él mismo una linterna para pedir
bendiciones. Siendo tan joven y sabiendo poco, le
preguntó a todos cómo escribir una oración de bendición
para su madre. Algunos niños que eran del mismo clan
que Qi Rong, fueron influenciados por sus padres,
inculcados a odiarlo a él y a su madre, ya que pensaban
1550

que ellos no hacían más que traer vergüenza a la familia;


por lo que, al escucharlo pedir ayuda, decidieron
engañarlo a propósito.

Xie Lian había estado concentrado escribiendo sobre


su propia linterna, pero cuando terminó y dejó la pluma
a un lado escuchó risas detrás de él. Risas que sonaban
muy falsas, llenas de maldad. Al darse la vuelta, vio a Qi
Rong con la cara manchada de tinta, abrazando su
linterna como si se tratara de un gran tesoro,
preparándose para ofrecerla con una gran sonrisa en su
rostro.

En esa linterna, con letras torcidas, se podían leer las


siguientes palabras:

"Que mi madre se vaya pronto al cielo junto a mí, Qi


Rong".

Xie Lian al ver esto, se enfureció e inmediatamente


rompió la linterna.
1551

A pesar de ser muy joven en ese momento, su


accionar asustó tanto a todos los niños nobles que
cayeron de rodillas sin atreverse a decir ni una sola
palabra. Después de recobrar su compostura, Xie Lian
personalmente volvió a escribir una lámpara para Qi
Rong y nadie se atrevió a hacer travesuras de nuevo.

Más tarde, mientras bajaban de la montaña, volvió a


acercarse a jugar en el columpio y esta vez, por propia
iniciativa, Qi Rong salió corriendo desde detrás de la
Reina para ir a empujarlo. A pesar de ser más bajo que
él, se esforzó por empujar con gran entusiasmo. Xie Lian,
nuevamente desde lo alto volvió a mirarlo; y en sus ojos
vio que la mirada de envidia había cambiado a una de
adoración. Y así fue como, con el tiempo, se convirtió en
la sombra de Xie Lian, siguiéndolo a todos lados.

Hay que admitir que Qi Rong de pequeño solía ser


bastante adorable. Nunca supo bien el por qué, pero a
pesar de que Xie Lian siempre se esforzó todo lo posible
1552

por educarlo y guiarlo por el buen camino, Qi Rong se


fue desviando cada vez más a medida que iba creciendo.

Mientras recordaba todo esto, Qi Rong ya había


terminado de ofrecer la linterna y estaba a punto de
abandonar el palacio. Inesperadamente, justo cuando se
retiraba, chocó con alguien.

Qi Rong trastabilló y, sin siquiera dirigirle la mirada


a la persona con quien había chocado, comenzó a
maldecir.

—¡ESTÚPIDO PLEBEYO! —gritó—. ¡¿Cómo te


atreves a interponerte en mi camino?! ¡¿Acaso eres
ciego?!

Apenas habló, tanto Xie Lian como Feng Xin se


cubrieron la frente con una mano.

«—No ha cambiado para nada —pensaron los dos—


. ¡Sigue siendo el mismo de siempre!»
1553

Quizás, debido a que vivió con su padre hasta los


cinco años, inevitablemente absorbió el aire mundano y
el temperamento irascible de él. A pesar de los intentos
posteriores de la Reina por educar pacientemente a Qi
Rong, cuando se emocionaba mostraba su verdadera
naturaleza.

La persona que había chocado con Qi Rong era un


joven vestido con ropas andrajosas, de unos veinticuatro
o veinticinco años, que llevaba una simple bolsa de
equipaje y un par de sandalias de paja que estaban casi
totalmente desgastadas en la suela y bordes; al parecer
estaban muy polvorientas por todo el tiempo que llevaba
viajando. Su rostro estaba demacrado, sus labios resecos
y su postura encorvada, pero su expresión era brillante,
su físico era delgado, pero no débil y su mirada era
penetrante.

—¿Dónde estamos? —preguntó aquel hombre.


1554

—¡Este es el Palacio de XianLe, el Templo del


Príncipe Heredero! —respondió Qi Rong.

—El Palacio del Príncipe Heredero… ¿El Príncipe


Heredero? —murmuró el hombre— ¿No es este
realmente el Palacio del Rey de XianLe?

Al ver la estatua divina dentro del palacio, su rostro


se volvió dorado cuando se reflejó en todo el oro.

—¿Es esto oro? –preguntó el hombre.

Él hombre había pensado que este palacio era tan


magnífico que lo confundió con el Palacio Real.

Un guardia del palacio se acercó.

—Por supuesto que es oro —dijo—. El Palacio de


XianLe es el templo dedicado al Príncipe Heredero. ¡No
es el Palacio de la Corte Imperial! ¿De dónde eres para
no saber siquiera dónde estás? ¿Acaso eres un salvaje?

—Entonces, ¿dónde está el Palacio Real? —preguntó


el hombre.
1555

—¿Por qué preguntas eso? —dijo Qi Rong,


estrechando sus ojos.

El hombre lo miró con seriedad.

—Voy ir al palacio a ver al Rey —dijo—. Tengo algo


que decirle.

Al escucharlo, Qi Rong y algunos de los guardias se


rieron y lo miraron con rostros llenos de desdén.

—¿De dónde salió este campesino? —preguntó—.


¿Qué pretendes hacer qué en el palacio? ¿Simplemente
ver al Rey? ¿En serio crees que te dejarán verlo? Lo más
probable es que ni siquiera te dejen cruzar las puertas ni
bien llegues

El hombre no se inmutó en absoluto por haber sido


ridiculizado.

—Lo intentaré, tal vez funcione —respondió con


simpleza.

Qi Rong se rio a carcajadas.


1556

—¡Entonces ve e inténtalo! —exclamó, levantando


la mano, señalándole al hombre la dirección incorrecta a
propósito.

—Gracias —respondió el hombre acomodando su


bolsa de equipaje para luego darse la vuelta y caminar
hacia la salida del palacio.

No obstante, cuando llegó al puente de piedra, de


repente se detuvo y miró hacia abajo. A través del agua
cristalina del estanque, pudo ver con claridad el montón
de monedas que se encontraban en el fondo.

El joven pareció haberse detenido a reflexionar por


un momento y, al instante, brincó por encima de la
barandilla del puente y saltó dentro del estanque.

Este hombre era ágil y hábil; una vez en el estanque,


se agachó y comenzó a tomar de manotones las monedas,
metiéndolas en la tela de sus brazos y bolso. Como nunca
antes habían visto a nadie atreverse a robar las ofrendas
de un Dios, Xie Lian y Feng Xin se quedaron atónitos.
1557

Qi Rong también estaba muy sorprendido, pero al


instante siguiente estalló de ira, corrió hacia el puente y
golpeó la barandilla.

—¡¿PERO QUÉ DEMONIOS?! —gritó—. ¡¿QUÉ


MIERDA CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!
¡DEVUELVE ESO! ¡QUE ALGUIEN LO SAQUE!

Varios guardias y taoístas se lanzaron de inmediato


al agua para sacarlo. ¡Pero resultó ser que este joven
realmente era tan ágil que golpe tras golpe y patada tras
patada nadie pudo detenerlo! Qi Rong se encontraba
mirando todo desde arriba, furioso e impotente por no
poder hacer nada.

El joven, con un montón de monedas pesadas en su


cuerpo, se preparó para subir a la orilla, pero al pisar el
musgo, resbaló y cayó de espaldas al agua. Fue entonces
cuando los guardias y taoístas aprovecharon para
capturarlo y llevarlo fuera del estanque.

Qi Rong levantó la pierna y le dio una patada.


1558

—¡¿Cómo te atreves a robar este dinero?! –gritó,


continuando pateándolo.

Pero cada vez que daba una patada, Feng Xin estaba
ahí para bloquearlo. Aunque Qi Rong no podía verlo,
sentía que algo estaba mal; pateó con fuerza siete u ocho
veces, pero no sirvió de nada… Qi Rong estaba
completamente confundido y frustrado al ver que el otro
parecía no sentir nada.

El hombre que al parecer tomó un par de bocanadas


de agua al caer, tosió un par de veces antes de
recomponerse.

—Estas monedas están ahí en el estanque, ¿por qué


no puedo usarlas para salvar a la gente? –preguntó.

Qi Rong, ya harto de patearlo, se detuvo furioso.

—¿Salvar a quién? ¿Quién eres tú? —inquirió–. ¿De


dónde vienes?
1559

Su única intención al cuestionarlo era incriminarlo y


enviarlo a la cárcel, pero el joven fue sincero.

—Me llamo Lang Ying, vivo en Yong'An —


respondió—. Allí hay una sequía, no hay agua. Los
cultivos no crecen y la gente no tiene dinero para comprar
comida. Aquí hay agua, comida y dinero. Incluso hacen
estatuas de oro y arrojan el dinero al agua… No entiendo,
¿por qué no pueden darnos un poco?

—Feng Xin, ¿hay una sequía en Yong'An? —


preguntó Xie Lian con curiosidad—. ¿Por qué no me
enteré sobre eso?

La Ciudad Yong'An estaba situada al oeste del Reino


de XianLe, al escucharlo Feng Xin también se
sorprendió.

—No lo sé —dijo—. ¡Nunca he oído hablar de eso!

Qi Rong resopló.
1560

—Así que viniste de ese lugar remoto llamado


Yong'An —dijo—. Realmente la gente de las regiones
pobres siempre resultan ser las más problemáticas. ¿Sólo
por ser pobre crees que tienes el derecho de poder robar
el dinero de los Dioses?

—Entonces no lo robaré —respondió Lang Ying—.


Si me arrodilló y adoró al Dios al que ustedes adoran,
¿este salvará a Yong'An?

Qi Rong se quedó en silencio por un momento,


pensando para sus adentros, si le decía que sí, ¿este tipo
simplemente se aprovecharía y se llevaría el dinero con
total desfachatez?

—¡Taizi Dianxia es un Dios ahora! ¡Y todos los


Dioses están ocupados hasta la médula! —respondió Qi
Rong—. ¿Quién tiene tiempo para lidiar con gente como
ustedes problemáticos y despreciables?

Al escucharlo, Lang Ying asintió lentamente.


1561

—Supuse que no nos prestaría atención —dijo—. Ya


le hemos rezado antes… ¿y acaso eso no ha sido
completamente inútil? Al final, parece que los que están
destinados a morir seguirán muriendo.

Xie Lian se estremeció interiormente.

«—¿Me han rezado estas personas?» —pensó.

Qi Rong se enfureció aún más.

—¡Mi primo el Príncipe Heredero es el más poderoso


del mundo, ¿cómo te atreves a decir este tipo de
tonterías?! —exclamó.

Antes de que siquiera lo ordenara, el grupo de


sirvientes que lo acompañaba se abalanzó sobre el joven
y empezaron a golpearlo. Feng Xin se coló entre ellos
para alivianar el impacto de los golpes, por lo que,
aunque Lang Ying parecía estar siendo brutalmente
golpeado, sólo tenía una expresión aturdida y
confundida, y no se movía ni esquivaba los golpes; solo
1562

ocasionalmente levantaba la mano para proteger su


equipaje que era la bolsa que cargaba en su espalda.

—¡Golpéenlo, golpéenlo con fuerza en nombre de


este Príncipe! —gritó Qi Rong, agarrando un puñado de
semillas de calabaza para empezar a comerlas mientras
movía una pierna.

Parecía un completo villano.

Al escuchar su autodenominación, Lang Ying


levantó de golpe la cabeza.

—¡¿Eres un príncipe?! —preguntó—.¿Qué clase de


Príncipe? ¿Vives en el palacio? ¿Puedes encontrarte con
el Rey?

—¡Yo soy tu superior! —respondió Qi Rong de


manera despectiva—. Todavía crees que podrás ver al
Rey, ¿verdad? Su Majestad está ocupado con miles de
asuntos, ¿cómo podría tener tiempo para ocuparse de ti?
1563

—¿Por qué no tendría tiempo para ocuparse de mí?


—continuó Lang Ying con terquedad—. Si los Dioses no
tienen tiempo para mí y el Rey tampoco, ¿quién tendrá
tiempo para mí? ¿A quién debo buscar? ¿El Rey sabe la
cantidad de gente que ha muerto en Yong'An? ¿La gente
del palacio lo sabe? ¡Si lo saben, ¿por qué preferirían tirar
el dinero al agua en lugar de dárnoslo a nosotros?!

Qi Rong se rio.

—Nuestro dinero lo gastamos como queremos —


dijo con frialdad—. ¡Incluso si decidiéramos usarlo
como piedras para jugar a hacerlas saltar en el agua no es
asunto tuyo! ¿Por qué tendríamos que dártelo? ¡¿Acaso
te lo mereces sólo por el hecho de ser pobre?!

Qi Rong se cansó de ver a sus hombres golpeando a


Lang Ying, así que guardó la bolsa de sus semillas de
calabaza.

—¡Lleven a este ladrón al calabozo! —exclamó


1564

Varios hombres obedecieron y se llevaron a Lang


Ying.

Xie Lian no pudo continuar ignorando la situación, y


sin pensar se empujó hacia la multitud. Los que estaban
delante notaron que las sombras en el suelo se movieron
ligeramente y se volvieron con curiosidad.

—¡Primo Príncipe Heredero! —gritó Qi Rong


desesperado.

¡En un sólo movimiento Xie Lian había empujado su


propia estatua divina!

La elegante estatua dorada con una espada y una flor


se tambaleó y se inclinó hacia un lado. Qi Rong estaba
tan horrorizado como si estuviera viendo a su propia
madre ahorcándose, obviamente se olvidó por completo
de Lang Ying y corrió hacia la estatua, abrazándola
desesperadamente desde las piernas, tratando de
enderezarla, gritando en un pánico total.
1565

—¡¿Qué están esperando, inútiles?! ¡Ayúdenme a


sostenerlo! ¡No dejen que mi primo el Príncipe Heredero
se caiga! ¡NO SE PUEDE CAER!

Esta situación hizo sentir un gran vacío en su


corazón, pero a pesar de todo Xie Lian pasó junto a él
con total tranquilidad y cruzó el Salón del Príncipe
XianLe.

Feng Xin casi se desmayó frente a toda la situación.

—¡Taizi Dianxia! —exclamó—. ¡Esa es su estatua


divina!

Que una estatua divina se cayera era un mal augurio


y empujarla a propósito no dejaba de ser uno tampoco.
Este tipo de cosas solo presagiaba algo funesto. ¡Que un
Dios empujara su propia estatua, era algo realmente
inaudito en los Tres Reinos!

—Solo es un montón de oro —dijo Xie Lian—. Sólo


estoy desviando su atención. Ve y mantén así la estatua
1566

dorada, que se queden allí. No permitas que se den


cuenta, mientras tanto iré a hablar con esta persona.

Feng Xin aún estaba conmocionado, pero no podía


hacer más que obedecer, así que puso un dedo sobre la
estatua. Qi Rong y los guardias continuaron intentando
acomodar la estatua con todas sus fuerzas, pero sólo
lograron mantenerla a duras penas.

—Sin duda es oro real... ¡pesa mucho! —dijeron


unos entre dientes.

En cuanto a Lang Ying, se había caído sentado por la


impresión y recién ahora se percató que el grupo ya no le
estaba prestando atención. Por un momento se quedó
mirando la deslumbrante estatua dorada antes de
levantarse del suelo, sacudirse el polvo de la ropa y salir
corriendo con su equipaje a cuestas. Xie Lian lo siguió;
esperó a que corriera un buen trecho y entrara en un
frondoso bosque, el cual se llamaba Buyoulin, donde
1567

antes de sentarse a descansar bajo un árbol miró a su


alrededor para ver si alguien lo estaba siguiendo.

Xie Lian se escondió detrás del árbol y, con un gesto


rápido, se transformó en un joven cultivador vestido de
blanco. Después de transformarse, se aseguró de que no
hubiera ninguna falla en su apariencia, sacudió su túnica
y estaba pensando en cómo aparecer sin llamar la
atención, cuando justo en ese momento vio que Lang
Ying se agachó junto a un pequeño charco de agua que
estaba cerca de un árbol y empezó a cavar un agujero en
la tierra con ambas manos,

—…

Las manos del joven hombre tenía palmas anchas; y


con una sola palmada era suficiente para generar un gran
agujero en la tierra; mientras cavaba la tierra volaba,
parecía como sin un gran lobo negro estuviera cavando
un gran agujero sobre tierra.
1568

Xie Lian se estaba cuestionando por qué de repente


este hombre estaba cavando un agujero… hasta que vio
cómo se limpió el barro de sus manos sobre sus
pantalones y usó sus manos para recoger un poco de agua
desde la profundidad del agujero y llevarla a su boca.

Al ver esto, Xie Lian no pudo seguir escondiéndose


y salió corriendo, deteniendo su mano antes de que
pudiera seguir bebiendo y sacó una cantimplora de agua
de su manga para entregársela.

Para entonces, Lang Ying ya había sorbido una gran


cantidad de agua del charco, tenía las mejillas hinchadas,
llenas de agua y mirando al joven taoísta que había
aparecido de repente, la tragó. Después extendió la mano
y aceptó la cantimplora, sin sorpresa ni negativa, y bebió
todo su contenido de una sola vez.

—Gracias —dijo después de beber.

Dado que ya había aparecido de forma tan repentina,


Xie Lian no se preocupó por formalidades.
1569

—Amigo, ¿de dónde vienes y a dónde vas? —


preguntó.

—Nosotros venimos de la Ciudad de Yong'An —


contestó Lang Ying—, originalmente íbamos al Palacio
Real. Pero ahora he cambiado de opinión, ya no voy a ir.

Xie Lian se sorprendió.

—¿Nosotros? —preguntó.

Lang Ying asintió con la cabeza.

—Nosotros —contestó—. Mi hijo y yo.

Xie Lian cada vez se sentía más confundido y


angustiado cuando vio que Lang Ying empezó a desatar
la bolsa de equipaje que llevaba en su espalda para
después abrirla.

—Mi hijo —dijo.

¡El equipaje que llevaba en la espalda resultó ser el


cadáver de una pequeña criatura!
1570

El bebé era diminuto, parecía no tener más de dos o


tres años. Tenía la piel amarillenta, las mejillas hundidas
y unos cuantos mechones escasos y amarillos de pelo en
la cabeza que se pegaban en su frente. Tenía manchas de
erupciones en toda su piel. Su carita tenía una expresión
extraña, como si quisiera llorar, pero no pudiera. Se veía
terriblemente miserable. Sus ojos estaban cerrados, pero
su boca aún estaba abierta, aunque ya de ella nunca más
se emitiría algún sonido.

Xie Lian se quedó atónito al ver esto, su corazón se


estremeció y no pudo articular palabra alguna. No era de
extrañar que hubiera sentido que algo no estaba bien con
este joven, como si tuviera un aura especial, nada común.
Cuando hablaba y actuaba era como si no considerara en
absoluto las consecuencias, actuaba de manera impulsiva
y sin preocuparse por lo que pudiera ocurrirle. Pero ahora
lo pudo comprender, ¿qué consecuencias podría
considerar esta persona en su situación?
1571

Después de mostrarle a Xie Lian su hijo, Lang Ying


volvió a envolver al niño y cuidadosamente lo guardó en
su bolso. Al ver su expresión y acciones tan
concentradas, Xie Lian sintió una profunda tristeza en su
corazón. Era la primera vez que veía el cadáver de un
niño tan pequeño.

—¿Co-cómo…? —tartamudeó—. ¿Cómo murió su


hijo?

Lang Ying terminó de asegurar su equipaje y lo


apoyó nuevamente sobre su espalda.

—¿Cómo murió…? No sé cómo murió —


respondió—. Tenía sed, hambre, y estaba enfermo,
parece que todo eso tuvo algo que ver —se rascó la
cabeza y después continuó—: Cuando lo saqué de
Yong'An todavía tosía un poco y me llamaba: “¡Papá!
¡Papá!” desde mi espalda. Poco a poco dejó de hablar y
solo tosía. Luego ya no hubo más tos. Pensé que solo se
había quedado dormido… Más tarde, cuando encontré
1572

algo para comer y quise despertarlo, ya no volvió a


despertar.

Ese niño había muerto en el camino mientras huían.

Lang Ying negó con la cabeza.

—No supe cómo cuidar a mi hijo. Si mi esposa


llegara a enterarse de la muerte de nuestro hijo, me
regañaría hasta la muerte —dijo y, luego después
momento de silencio, continuó—: Desearía que mi
esposa todavía pudiera regañarme.

Su expresión era calma, como si fuera un pedazo de


árbol muerto o una fuente de agua estancada, sin ningún
tipo de vestigio de vida alguna.

Xie Lian no supo qué decir, un nudo se había


instalado en su garganta.

—¿Necesitas que te ayude con algo? —murmuró


después de un rato.
1573

—Quiero encontrar un buen lugar para que mi hijo


descanse —respondió Lang Ying—. Creo que este lugar
está bien, tiene árboles que bloquean el sol y agua fresca
cerca… Gracias por el agua.

Después de toser un par de veces, se inclinó de nuevo


y continuó cavando con las manos.

—No. No me agradezcas… —murmuró—. No me


agradezcas.

Sintió que lo que había hecho no había sido


suficiente, así que metió la mano en su manga y rebuscó
durante un rato, luego sacó algo y se lo ofreció.

—Toma esto —dijo.

Lang Ying detuvo su tarea y observó detenidamente


lo que tenía en la mano. Era una pequeña perla de color
rojo oscuro, del tamaño de una uña, con un brillo radiante
y una belleza impresionante. Aunque no supiera qué era,
con solo mirarla una vez, sabía que esta pequeña cosa
debía ser de un valor incalculable.
1574

Este era precisamente el único resto de un par de


pendientes de coral rojo que Xie Lian había llevado
consigo durante el Festival Shang Yuan hace tres años.
Lang Ying no rechazó el regalo. Parecía haber perdido
todas las preocupaciones y formalidades que una persona
normal tendría, extendió la mano y tomó la perla.

—Gracias —dijo.

Lang Ying guardó la perla en su cinturón, sacó su


equipaje de su espalda y lo colocó en el agujero.

—Papá vendrá a verte pronto —susurró.

Después de presenciar al joven enterrar al niño, Xie


Lian se dirigió a Yong'An.
1575

El sol abrasaba en el cielo y la tierra estaba agrietada.


Incluso el aire parecía distorsionado. Después de caminar
durante mucho tiempo, ni siquiera vio un solo campo. Tal
vez, antes, lo había, pero ya no quedaba vestigio alguno
para saber lo que originalmente era un campo.

Cada persona que vio tenía los ojos sin vida, estaban
demacrados, hombres y niños descalzos y sin camisas,
sus costillas claramente visibles. Nadie tenía ganas ni
fuerzas para moverse. Todo desprendía un olor a muerte
que hacía que quisiera gritar y huir de esta tierra
moribunda y regresar inmediatamente a la próspera
Capital Imperial donde el canto, el baile y el oro fluían.

Después de dar un par de vueltas, Xie Lian no pudo


soportarlo más y regresó a la Corte Celestial,
dirigiéndose directamente al Palacio Marcial Divino.

Dentro del Gran Salón, el Emperador Jun Wu estaba


sentado en lo alto, con todos sus funcionarios divinos
inclinando la cabeza en señal de respeto.
1576

—Emperador —dijo Xie Lian tan pronto como


entró.

El Emperador Jun Wu lo vio de reojo.

—XianLe, ha venido —dijo.

Tres años atrás, Xie Lian había entretenido a este


Dios durante el Festival Shang Yuan y, desde entonces,
este Dios siempre había sido amable con él,
permitiéndole entrar en el Gran Salón y hablar con él en
cualquier momento, sin necesidad de anunciar su llegada.

Después de echar un vistazo a su alrededor, todos los


funcionarios divinos se retiraron discretamente. En poco
tiempo, el Gran Salón quedó vacío, dejándolos sólo a los
dos.

El Emperador Jun Wu se levantó de su trono.

—XianLe, se le ve muy apurado, parece que tiene


algo importante que decirme —dijo

—¡Sí! Yo… —empezó Xie Lian.


1577

Estaba a punto de explayarse, pero Jun Wu lo


interrumpió.

—Es sobre la ciudad de Yong'An, ¿verdad? —dijo.

—¿Cómo lo sabe? —preguntó con curiosidad Xie


Lian.

—No sólo lo sé, sino que he sido quien ha impedido


que las voces de sus oraciones le lleguen —respondió Jun
Wu.

—…

No era de extrañar entonces que Xie Lian no supiera


nada al respecto de la situación y que no hubiera
escuchado ninguna plegaria relacionada.

Xie Lian estaba realmente sorprendido.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque incluso si lo hubiera sabido, no hubiera


servido de nada —respondió Jun Wu—. No tiene el
poder para hacerlo.
1578

—¿Cómo es posible que no tenga poder? —preguntó


Xie Lian, confundido—. Soy un Dios.

—Existen cosas que incluso los Dioses no pueden


hacer —contestó Jun Wu—. XianLe, no siga
preguntando

Cada vez más confundido, Xie Lian no se inmutó.

—¿Por qué? Si falta agua en Yong'An, ¿por qué no


llevar agua de otros lugares? —inquirió—. ¿O por qué no
trasladar a la gente de Yong'An a otro lugar?

—Eso no es posible —respondió Jun Wu.

—¿Por qué no se puede? —preguntó Xie Lian—.


Debe haber una razón, no puede ser que…

Antes de que pudiera terminar, se detuvo de golpe.


Jun Wu lo miró por un momento y luego suspiró.

—¿Ahora lo entiende? —preguntó.

—El problema no es solo en Yong'An, ¿verdad? —


musitó Xie Lian—. Es todo el Reino de XianLe.
1579

—Así es, exactamente —dijo Jun Wu.

—Sin embargo, la capital de XianLe todavía no está


en peligro —continuó Xie Lian—. Si usamos métodos
para traer agua del este al oeste, podríamos resolver la
crisis en Yong'An… Pero al mismo tiempo, la sequía se
trasladaría al este de XianLe… Y a la región próspera de
XianLe, especialmente a la capital que alberga a la
mayoría de la población. Si ocurre una sequía…

—Habrá más muertes —completó Jun Wu—. Del


mismo modo, no se puede trasladar a la gente de
Yong'An a otro lugar. El agua es limitada, si ellos toman
lo que pertenece a otros, esos otros tampoco podrán
sobrevivir.

Xie Lian respiró profundamente.

—Entonces, ¿esto es simplemente una cuestión de


elección? —murmuró.

—Sí. Por eso, XianLe, no quiero que tome esta


decisión —dijo Jun Wu—. Cualquier elección que haga
1580

será incorrecta. No puede salvar a todos. XianLe, no se


sienta tan mal —continuó Jun Wu con calma, mirándolo
fijamente— . No es su culpa, y no es algo que pueda
.

resolver. Después de todo, usted es un Dios Marcial, no


un Dios del Agua. E incluso si lo fuera, no podría crear
agua de la nada. Todo en el mundo tiene un destino
establecido.

¿Entonces simplemente debía quedarse mirando y no


hacer nada?

Media hora más tarde, Xie Lian se paró


pensativamente junto al río de la Capital Imperial, aún
reflexionando sobre este problema.
1581

De vez en cuando, la gente pasaba a su lado, algunos


sonreían y asentían, otros lo miraban curiosos, y la
mayoría simplemente seguía con sus propios asuntos.
Después de un rato, las nubes se juntaron en el cielo y
comenzó a lloviznar.

La gente en la calle tocaba sus cabezas y miraba al


cielo.

—¡Qué mala suerte! ¡Está lloviendo, es mejor


regresar rápido!

—Hace mucho que no llovía… ¡El tiempo cambia


tan rápido!

Las gotas de lluvia cayeron sobre el rostro y el cuerpo


de Xie Lian. Después de un momento de reflexión, se
refugió bajo el alero de un edificio. En ese momento,
varias personas pasaron corriendo bajo sus paraguas. Al
ver a Xie Lian perdido en sus pensamientos, discutieron
entre ellos por un momento, y uno de ellos se le acercó y
le ofreció un viejo paraguas.
1582

—Este joven taoísta, no puede volver a casa,


¿verdad? —dijo con cortesía—. Esta lluvia está bastante
intensa, ¿por qué no se lleva este paraguas?

Xie Lian recuperó la compostura.

—Muchas gracias —dijo—. ¿Y usted?

—Nosotros todavía tenemos un paraguas, así que no


hay problema —contestó el transeúnte—. ¡Vamos,
vamos!

Urgido por sus compañeros, el hombre dejó el


paraguas en la mano de Xie Lian y regresó corriendo. Los
sonidos de sus pasos se desvanecieron lentamente en la
distancia cuando Xie Lian se quedó un rato más.

De repente, sus ojos vislumbraron un templo discreto


no muy lejos de él. Abrió su paraguas y caminó hacia él
bajo la lluvia. En una mirada más cercana, a los dos lados
de las pequeñas puertas del altar habían escrito los
versos: 'Cuerpo en el abismo; Corazón en el paraíso’.
Resultaba que este era un templo del Príncipe Heredero.
1583

Cómo se habían construido ocho mil templos en sólo


tres años, era natural que no todos fueran tan
extravagantes e impresionantes como el Palacio de
XianLe. Algunos de ellos fueron construidos por la gente
común en pleno auge. El templo no tenía caja de méritos
ni sacerdotes, sólo una estatua divina de barro y algunas
bandejas con bocadillos y frutas. Se notaba que algunas
personas de buen corazón venían ocasionalmente a
limpiarlo y a hacer ofrendas, y eso era suficiente para
considerarlo un templo.

Quien diría que encontraría un templo suyo en un


lugar tan escondido. Antes de entrar, Xie Lian vio su
estatua divina, que casi se podría decir que tenía una
apariencia ingenua y encantadora. Su ropa era llamativa,
su rostro blanco y sonriente; parecía un gran muñeco. Si
su mente no hubiera estado tan revuelta, seguramente
habría reído en voz alta al verla.

Estaba a punto de irse cuando, al echar un vistazo,


notó algo inusualmente blanco, así que volvió a mirar. En
1584

la mano izquierda de la estatua de barro del Príncipe


Heredero, había un ramo de flores blancas.

Los pétalos eran blancos y brillantes, con un poco de


rocío sobre ellos; muy delicados y con un ligero aroma
flotando en el aire. Era algo encantador.

La posición estándar de la estatua del Príncipe


Heredero era una mano sosteniendo una espada y la otra
sosteniendo una flor. La flor que habitualmente sostenía
en la mano izquierda era, por supuesto, siempre una flor
de oro y jade exquisitamente hecha. Esta era la primera
vez que Xie Lian veía una flor real ser sostenida por una
de sus estatuas.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que


originalmente la mano izquierda de la estatua de barro
sostenía una flor de barro. No sabía si se había roto o si
alguien la había arrancado como una broma, pero ahora
solo quedaba un pequeño agujero en el puño. Pero si uno
de sus creyentes se había tomado la molestia de
1585

reemplazar la flor de barro que faltaba en la mano


izquierda de la estatua con una flor verdadera, entonces
realmente había puesto su corazón y sentimientos en ello.

Justo en ese momento, Xie Lian escuchó unos pasos


apresurados. Se escondió y, sosteniendo el paraguas, se
deslizó hacia el altar del templo. Y entonces, vio a un
pequeño niño entrar corriendo bajo la lluvia torrencial.

El niño, de unos doce o trece años, estaba empapado


hasta los huesos, tenía ropas viejas y sucias, y vendas
también sucias en la cara. Su mano derecha sostenía con
firmeza algo y su mano izquierda la cubría, como si
estuviera protegiendo algo muy importante. Después de
correr hacia el templo, finalmente abrió lentamente sus
manos.
1586

Un pequeño racimo de flores blancas como la nieve


florecía silenciosamente en sus manos.

Al verlo, Xie Lian recordó algo y exclamó


suavemente “¡Oh!”

La cara vendada inevitablemente le recordó al niño


que conoció hace tres años. Sin embargo, no podía estar
seguro de que fuera él.

«—¿Podría ese niño haber sobrevivido otros tres


años después de haber escapado de la Montaña Tai
Cang?» —pensó con pesimismo.

El niño se acercó, se puso de puntillas, quitó las


flores de las manos de la estatua y las reemplazó con el
ramo que tenía en su propia mano. Xie Lian se sentó en
el altar, viendo claramente que el nuevo racimo de flores
tenía pétalos más tiernos y brillantes, y un aroma más
fragante, seguramente habían sido recién recogidas.
¿Podría ser que él venía a este humilde templo todos los
1587

días para cambiar las flores en la mano izquierda de esta


estatua de barro?

Después de ofrecer las flores, el niño se paró frente a


la estatua del príncipe de barro, juntó las manos y rezó en
silencio, no arrodillándose como los demás, realmente
tomando en cuenta los deseos de Xie Lian.

Tres años. Muchos devotos habían venido a ver a Xie


Lian, desde altos funcionarios, celebridades de renombre
hasta prodigios sorprendentes, pero por primera vez, Xie
Lian sentía que este niño de sólo doce o trece años, lo
había conmovido de verdad.

Era un niño mal vestido, el tipo que no sería


bienvenido en sus lujosos templos, por lo que sólo podía
venir a orar a este humilde templo de la gente común.

Realmente no sabía qué sentir al respecto.

En ese momento, se escuchó un ruido de pisadas en


el agua en la puerta del templo, un grupo de niños con
paraguas estaban corriendo. Xie Lian pensó que sólo
1588

estaban de paso, pero después de que corrieron por frente


del templo, regresaron como si hubieran descubierto algo
extraordinario.

—Vaya, vaya —dijo uno de ellos—. ¡Al monstruo


feo lo echaron de nuevo!

Aunque estos niños parecían tener la misma edad que


el devoto del templo, todos eran más altos y robustos;
claramente provenientes de familias adineradas,
probablemente vestidos con ropa y zapatos nuevos para
la próxima festividad.

Mientras jugaban saltando sobre charcos y riendo


frente a la puerta del templo, Xie Lian pudo divisar
inocencia y vitalidad que no mostraba rastros de malicia,
como si no consideraran que “monstruo feo” fuera algo
negativo, simplemente lo decían por diversión.

El niño devoto apretó los puños, pero estos eran tan


pequeños que carecían de intimidación.
1589

—¡El monstruo feo va a dormir en el templo de


nuevo hoy! —gritó otro niño—. ¡Ten cuidado de que tu
madre no te mate a golpes cuando regreses a casa!

Xie Lian frunció el ceño. El ojo visible debajo de las


vendas del joven estaba inyectado en sangre por la furia
que sentía.

—¡No tengo casa! —gritó furioso levantando el


puño—. ¡No tengo madre! ¡Ella no es mi madre!
¡Lárguense! ¡Lárguense! ¡Si vuelven a decir eso, los
golpearé hasta matarlos!

Ninguno de los niños se asustó al escucharlo, tenían


una confianza desafiante y le sacaron la lengua.

—Si nos golpeas, le diremos a tu padre que te


castigue —dijo uno.

—Sí, no tienes madre, es porque ella no te quiso —


dijo otro frunciendo el ceño—. Tampoco tienes casa,
porque tu familia te rechaza. ¡Por eso sólo puedes estar
en este horrible templo!
1590

El niño gritó de repente y se lanzó hacia ellos.

A pesar de ser pequeño, tenía una gran


determinación. Con un grito furioso, asustó a varios
niños, pero uno de ellos se quedó peleando.

—¡Oigan, no huyan, somos más que él! —gritó el


niño que estaba peleando con él.

Entonces todos volvieron y lo rodearon para


golpearlo. Xie Lian no pudo soportarlo más, agitó la
mano y, con una ráfaga de fuerza repentina, separó a los
niños. Los que estaban abusando de él cayeron sobre
unos charcos de agua.

Después de todo, eran solo niños que se encontraron


repentinamente en una situación extraña, cayendo de
forma extraña y terminaron bebiendo un poco de agua
fangosa, empapando por completo sus ropas nuevas.
Ahora estaban más sucios y desaliñados que la persona
de la que se burlaban. Las risas pasaron a ser llantos
1591

desconsolados y asustados; se levantaron del suelo


llorando y corrieron lejos con sus paraguas.

Xie Lian sacudió la cabeza. Él era un Gran Dios


Marcial, el que se enfrentaba a los demonios malvados,
el protector de los viajeros. Esta era la primera vez que
se involucraba en una pelea infantil de este tipo. Incluso
si había expulsado al lado malo, no tenía ningún sentido
de logro haber hecho aquello. Se volvió para mirar al
devoto niño, y se quedó ligeramente sorprendido.

En medio del caos, al niño se le había desgarrado la


mitad de la venda que cubría su cabeza, dejando al
descubierto la mitad de su rostro, la cual estaba marcada
con hematomas morados, claramente no causados por la
paliza que acababa de recibir.

En silencio, volvió a ajustar la venda y se acurrucó


abrazando sus rodillas, sentándose junto a la estatua de
barro. Al poco rato, su estómago empezó a gruñir.
1592

En una bandeja había algunos bocadillos dulces y


frutas, aunque se veían algo viejos y no muy apetitosos,
pero eran mejor que nada. Xie Lian tomó una de las frutas
y la arrojó suavemente hacia el joven.

El muchacho, al ser golpeado por la fruta, se llevó las


manos a la cabeza y se encogió en posición defensiva,
como si le hubieran lanzado una piedra y estuviera
esperando más. Después de mirar a su alrededor y darse
cuenta de que sólo era una fruta y no había nadie más
presente, vaciló un momento, recogió la fruta, la limpió
un par de veces en su ropa y la devolvió a la bandeja.
Prefirió pasar hambre en lugar de comer las ofrendas que
habían dejado.

Luego, se acercó a la puerta, miró la fuerte lluvia


afuera del templo, como si quisiera salir a buscar algo
para comer, pero al ver que la lluvia era demasiado
intensa, decidió regresar y se acurrucó para dormir junto
a la estatua de barro.
1593

Por un momento Xie Lian se quedó pensativo y luego


convocó a Feng Xin y Mu Qing. Pronto, ambos llegaron.
Habían escuchado la información sobre la sequía que les
transmitió antes a través de la Matriz de Comunicación
Espiritual y tenían un semblante más serio de lo habitual.

—Dianxia, ¿cómo es que ha encontrado un templo


del Príncipe Heredero tan pequeño? —preguntó Feng
Xin con frustración—. ¿Por qué nos ha llamado aquí?

Al bajar la mirada, de repente vio a un niño


acurrucado en el suelo y casi estuvo a punto de pisarlo.

—¿Quién es él? —preguntó.

El joven en el suelo se retorció y se limpió la cara y,


de repente, notó sangre en sus labios, nariz y boca.

—No podemos dejarlo así —dijo Xie Lian al ver


esto.

—Dianxia, la situación es urgente, no tenemos


tiempo para ocuparnos de este asunto menor —dijo Feng
1594

Xin—. ¿Dónde vive este chico? ¿Debería llevarlo de


vuelta?

Xie Lian negó con la cabeza.

—Probablemente su hogar no sea bueno y no se


preocuparán por él —dijo.

La realidad es que no ha habido nunca un Dios en los


cielos que haya podido responder a todas las plegarias y
deseos de todos sus fieles. Con miles de millones de
devotos en el mundo, sería agotador atender a cada uno
de ellos. Por lo tanto, a veces fingían no escuchar ciertas
plegarias insignificantes o sutiles para ahorrarse
problemas. Pero quizás Xie Lian era demasiado joven
para aceptar este tipo de solución. Después de pensarlo
un momento, tomó el paraguas que le habían regalado y
salió del pequeño templo.

Xie Lian abrió lentamente el paraguas y las gotas de


lluvia golpearon la tela. El niño en el suelo escuchó el
sonido y creyó que alguien se acercaba, por lo que se
1595

movió ligeramente. Pero tal vez pensó que no era asunto


suyo si alguien venía, y volvió a acostarse. Xie Lian
colocó el paraguas abierto junto a la puerta.

El niño siguió escuchando el repiqueteo todo el


tiempo y, finalmente, se sorprendió al ver que algo
extraño había sucedido. Se levantó y salió a mirar,
encontrando un paraguas rojo inclinado en el suelo bajo
la lluvia, como una flor solitaria de color rojo y se quedó
atónito.

—Dianxia, esto debería ser suficiente —dijo Mu


Qing, al ver al niño correr a recoger el paraguas—. Ser
demasiado evidente puede causarle problemas.

Pero quién sabría que antes de que Xie Lian pudiera


responder, el niño regresó corriendo justo detrás de ellos.

—¡Taizi Dianxia! —gritó.

Los tres se sobresaltaron y se volvieron para mirarlo.


El niño estaba sosteniendo el paraguas con los ojos
1596

enrojecidos y extremadamente emocionado, mirando


hacia arriba y dirigiéndose a la estatua de barro.

—¡Taizi Dianxia! —exclamó—. ¿Es usted?

Feng Xin estaba sorprendido, no sabía que Xie Lian


ya lo había ayudado al espantar a aquel grupo de niños y
que hasta le había lanzado una fruta.

—Este niño es bastante astuto —dijo—. Lo ha


descubierto.

Mu Qing, por otro lado, sospechaba que algo había


sucedido antes y miró fijamente a Xie Lian.

—¡Si está aquí, por favor, respóndame una pregunta!


—suplicó el niño.

Cuando Xie Lian se sentaba en su altar, escuchaba


innumerables veces al día peticiones de que muestre su
presencia. Con el pasar del tiempo se acostumbró a
escucharlo muchas veces. Sin embargo, cada vez que
1597

escuchaba esa petición con tanto fervor, no podía evitar


detenerse y prestar total atención.

—¡Estoy sufriendo mucho! —exclamó el niño,


abrazando con fuerza el paraguas—. Todos los días
desearía morir, desearía matar a todas las personas en
este mundo y luego suicidarme. ¡Estoy viviendo en
agonía!

Que un niño de doce o trece años gritara estas


palabras podría parecer ridículo y lamentable, pero
dentro de ese pequeño cuerpo había algo explosivo que
transmitía ira.

Feng Xin se sorprendió.

—¿Los niños de ahora son así? —preguntó—. ¿Decir


que desea matar a todos y luego suicidarse es algo que
diría un niño?

—Es demasiado joven y no tiene experiencia —


respondió Mu Qing—. Cuando crezca, sabrá que lo que
está experimentando ahora no es nada. Hay demasiada
1598

gente sufriendo en este mundo… Sin ir más lejos, en


Yong'An, ¿hay alguien allí que no esté sufriendo por la
gran sequía?

—Quizás —murmuró Xie Lian con suavidad.

«—El dolor de una persona, para otra,


probablemente "no sea nada"» —pensó.

El niño todavía miraba hacia la estatua y al verlo Xie


Lian sintió que la imagen lo abofeteó. Su ojo se estaba
volviendo cada vez aún más rojo, pero ni una lágrima era
derramada de él. Con el paraguas en una mano, extendió
la otra mano y tiró de la túnica de la estatua de barro.

—¿Por qué tendría que seguir viviendo en este


mundo? —preguntó—. ¿Cuál es el sentido de la vida?

Después de un breve silencio, nadie respondió y el


niño parecía haber esperado este resultado, por lo que
bajó lentamente la cabeza.
1599

Para su sorpresa, una voz proveniente desde arriba


rompió el silencio.

—Si ya no sabes cómo seguir viviendo… ¡Entonces


vive por mí! —dijo.

Tanto Feng Xin como Mu Qing no esperaban que


realmente Xie Lian respondería, y mucho menos que
sería esa su respuesta. Ambos abrieron mucho los ojos,
atónitos.

—¡Dianxia! —exclamaron.

El niño levantó la cabeza, pero no vio a nadie, sólo


escuchó una voz suave y etérea.

—No sé cómo responder a tu pregunta —dijo Xie


Lian—. Sin embargo, si no sabes el significado de tu
vida, entonces haz que yo lo sea y úsame como tu razón
para vivir.
1600

Los rostros de Feng Xin y Mu Qing estaban a punto


de estallar, ambos extendieron las manos para tapar la
boca de Xie Lian.

—¡No diga más, Dianxia! —gritaron—. ¡Está


violando la prohibición!

Antes de que pudieran tapar por completo su boca,


Xie Lian logró decir algo más.

—¡Gracias por las flores! —gritó—. ¡Son hermosas,


me encantan!

El niño se quedó completamente atónito.

Tanto Feng Xin como Mu Qing deseaban poder


crecer varios brazos y piernas más para sofocarlo por
completo, pero Xie Lian los apartó a ambos con
facilidad.

—¡Ya entendí! —dijo—. ¡No diré nada más! Sé que


estoy cometiendo una falta hacia las normas.
¡Simplemente hagan como si no hubieran escuchado
1601

nada! Mientras ustedes no digan nada, nadie lo sabrá.


Sólo esta vez… No se lo mencionen a nadie, ¿entendido?

Mu Qing tenía una expresión como si le hubieran


obligado a comerse un calcetín y sacudió la cabeza.

—¿Cómo puedes… decir algo tan… con tanta


confianza… como “vive por mí”? —murmuró—. Esas
palabras son realmente…

Xie Lian no había sentido que lo que dijo hubiera


estado mal, pero después de que Mu Qing lo mencionara,
entendió sus palabras y se puso tan rojo como un tomate.

Feng Xin frunció el ceño de inmediato.

—Suficiente —dijo, la comisura de sus labios


torciéndose mientras hablaba—. Dianxia ya dijo que no
hablaras de eso, entonces ¿por qué sigues
mencionándolo?

Xie Lian no pudo soportarlo más y se defendió a sí


mismo.
1602

—¿Por qué creen que lo que dije estuvo mal? —


insistió—. Mis palabras fueron realmente útiles. ¡Miren!

El niño se sentó atónito durante un buen rato, pero al


no escuchar más a Xie Lian, se frotó la cara con fuerza,
tomó el plato de ofrendas de la mesa, lo abrazó y
comenzó a comer las frutas y los bocadillos secos que
había dentro, masticando con fuerza, como un animalito
lamentable y feroz.

Xie Lian se inclinó para mirarlo y sonrió.

—Miren, fue útil —dijo—. Él no quería comer antes,


pero ahora está comiendo.

—…

—Dejemos de hablar de esto —dijo Mu Qing—,


Dianxia, nos llamó, ¿hay alguna decisión?

Xie Lian se puso serio de inmediato.

—Sí, de hecho, he tomado una decisión —contestó.


1603

El ambiente que se había relajado por un momento


volvió a ponerse tenso.

—¿Todavía nos ocuparemos de este asunto? —


preguntó Mu Qing.

—Sí —dijo Xie Lian.

—¿Y cómo nos ocuparemos? —continuó Mu Qing.

—Es muy simple. Si el agua en el Reino de XianLe


no es suficiente, entonces iremos a buscarla a otros países
fuera de XianLe —dijo Xie Lian, determinado.

—¿Ir a otros países? —preguntó con duda Mu


Qing—. Eso solo puede significar ir al territorio de la
Diosa de la lluvia que está al sur y pedírsela prestada, eso
es demasiado lejos, ¿cuánta energía espiritual se
consumirá? Aunque tenga mucha energía espiritual, aún
habrá un límite. Estará realmente agotado.

—Lo primero es intentarlo, es mejor que no hacer


nada —dijo Xie Lian.
1604

Después de tomar esta decisión, comenzó a trabajar


incansablemente, utilizando su propio poder para hacer
llover frecuentemente en el norte y el sur.

Cada vez que hacía llover, tenía que viajar miles de


kilómetros y consumir una gran cantidad de energía
espiritual. Si no fuera por él, probablemente nadie más
podría soportar este constante ir y venir. Por supuesto,
excepto Jun Wu.

Jun Wu originalmente no estaba de acuerdo con que


él hiciera esto, pero ya había sido muy tolerante con su
decisión de dejar el Reino Celestial, así que no podía
pedirle más a Jun Wu. Además, incluso si Jun Wu
estuviera de acuerdo, Xie Lian no podría pedírselo, ya
que el dominio de Jun Wu era mucho más extenso que el
1605

suyo, con muchos más seguidores y territorios que


requerían su atención. No podía permitir que Jun Wu se
distrajera por ayudarlo.

Sin embargo, a pesar de estar exhausto, cada vez que


veía a la gente medio muerta correr de alegría bajo la
lluvia o apresurándose a sacar grandes y pequeños
recipientes para recoger el agua de lluvia en sus casas,
Xie Lian sentía que podía seguir adelante.

Durante varios meses seguidos, Xie Lian se dedicó


por completo a convocar la lluvia, a menudo sin notar su
propio agotamiento por haber utilizado una gran cantidad
de energía espiritual. Llevaba meses sin descansar entre
ronda y ronda, lo cual era cien veces más agotador que
cuando sólo combatía demonios. Hacía mucho que no
1606

regresaba a la Capital Imperial y ya creía que la situación


de la sequía en Yong'An estaba mejorando un poco, pero
ese día recibió de repente un mensaje de Feng Xin por la
Matriz de Comunicación Espiritual.

—Dianxia, ¿dónde está? —dijo—. ¡Ha ocurrido


algo, vuelva a la Capital Imperial!

La Avenida Marcial Divina estaba llena de gente


enfurecida. Un grupo de soldados escoltaban a un grupo
de hombres desaliñados y encadenados, seguidos por
varios ancianos, mujeres y niños con semblantes
asustados.

Feng Xin y Mu Qing estaban bloqueando ambos


lados, aparentemente para prevenir un alboroto entre la
multitud.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Xie Lian al llegar—


. ¿Quiénes son estas personas que están siendo
escoltadas?
1607

—Dianxia, por fin ha regresado —dijo Feng Xin y


respondió—: ¡Todos ellos son personas de Yong'An!

Resulta que, durante estos meses, muchos de los que


originalmente vivían en Yong'An no pudieron soportar el
infierno ardiente y la pobreza, así que se fueron. Las
tierras de Yong'An siempre habían sido pobres y por
ende su gente también lo era, pasaban sus días haciendo
medicinas y llorando por haber dejado su tierra, lo que
resultaba insoportable y de mal gusto para muchos de los
alrededores. Con el resurgimiento de los refugiados en
esta tierra que solía ser elegante, la gente no los
soportaba, lo que naturalmente les afectaba. Los que
originalmente se habían ido de sus hogares en Yong'An
ya se sentían desolados, y al ser despreciados, su
situación empeoraba aún más. Después de varios meses,
se habían producido varios enfrentamientos.

Al terminar de escuchar el reporte que le dieron, Xie


Lian observó a un grupo de soldados escoltar a varias
1608

decenas de hombres de Yong'An hasta la entrada del


mercado.

—¡Arrodíllense! —ordenaron.

Los hombres de Yong'An se veían todos indignados,


pero con la espada en el cuello, tenían que arrodillarse,
aunque no quisieran. La gente que los rodeaba los veía
arrodillarse de manera desigual, algunos suspiraban,
otros se sentían aliviados.

—Entonces, ¿qué está pasando hoy? —preguntó Xie


Lian.

Feng Xin y Mu Qing aún no habían respondido,


cuando una mujer en la multitud empezó a llorar.

—¡Ustedes, banda de ladrones! —gritó—. ¡Robaron


y golpearon a mi marido hasta dejarlo así, sin poder
levantarse! ¡Si le pasa algo, me enfrentaré a muerte
contra ustedes!
1609

—¡Llegan a estas tierras ajenas, ni siquiera saben


cómo comportarse y además roban cosas! —acusó otra
persona.

—¡Ya les hemos dicho que no fuimos nosotros


quienes robaron! —gritó uno de los jóvenes con grilletes,
no pudiendo soportar no defenderse—. ¡Tampoco fuimos
los primeros en atacar! Y, además, también hay heridos
de nuestro lado…

—¡Deja de hablar! —interrumpió uno de los


ancianos también detenido.

El joven se calló con rabia.

—En la Capital Imperial, alguien perdió un perro —


dijo Feng Xin—. Debido a que, en el pasado, un niño de
Yong'An, hambriento, robó patos de otra persona y los
cocinó para comer, sospecharon que esta vez los de
Yong'An robaron al perro perdido y lo cocinaron. Fueron
a preguntarles, pero las cosas se salieron de control y
comenzaron una pelea.
1610

—¿Es que todo esto es por un perro? —preguntó Xie


Lian.

—Sí, todo por un perro —respondió Feng Xin—.


Ambos lados se han aguantado mucho y un pequeño
problema como este se convirtió en uno grande. Ambos
bandos juran que el otro empezó la pelea, y así, todo se
volvió un desastre, sin saber cómo se llegó a tanto.

—¡Alborotar en grupo merece un castigo severo! —


dijo uno de los soldados—. ¡Déjenlos aquí exhibidos con
los grilletes puestos!

Después de decir eso, se alejó. Muchas personas les


arrojaron hojas de lechuga marchitas y huevos podridos
a los hombres de Yong'An. Algunos ancianos se
disculparon inclinándose hacia los demás.

—Lo sentimos mucho, por favor, perdónennos —


dijeron.

Xie Lian sintió que esto era completamente absurdo.


1611

—¿Y dónde está el perro? —preguntó.

—¿Quién sabe? —susurró Feng Xin—. Si es que


realmente se comieron hasta sus huesos, ¿quién se hará
cargo de la situación? Pero viendo sus caras, la verdad es
que no parece que hayan sido ellos los ladrones.

Pero los soldados del palacio siempre iban a


favorecer a los ciudadanos de XianLe. Si surgiera alguna
pelea, definitivamente los hombres de Yong'An estarían
en desventaja. Especialmente porque a los guardias de
XianLe les gusta mucho divertirse y pelear con los
hombres de Yong'An.

Pareciera que esta vez los forasteros los habían


golpeado duro, quedaron en ridículo y crearon este gran
problema. Xie Lian miró a su alrededor y de repente se
dio cuenta de que, entre el grupo de personas, en el
centro, había un joven con la cabeza baja que le resultaba
muy familiar: era el joven Lang Ying del pequeño bosque
de árboles.
1612

Xie Lian se sorprendió al verlo.

—¿Por qué siento que en los últimos meses hay cada


vez más gente de Yong'An en el palacio? —se quejó uno
de los ciudadanos de XianLe—. Hoy incluso se atreven
a pelear, ¿acaso todos se quieren mudar aquí?

—¡Su Majestad el Rey no permitiría que eso suceda!


—contestó un comerciante agitando las manos con
frenesí—. Hace unos días los de Yong'An robaron en mi
casa, si todos vienen aquí, ¿qué va a ser de nosotros?

Al escuchar esto, Lang Ying, quien había estado


mirando hacia abajo todo el tiempo, levantó la cabeza de
golpe.

—¿Acaso lo viste? —preguntó.

El comerciante no esperaba que este hombre se


dirigiera a él.

—¿Qué? —preguntó desconcertado.


1613

—Dices que hemos robado cosas de tu casa —dijo


Lang Ying—. ¿Acaso nos viste con tus propios ojos
hacerlo?

—¡No los vi con mis propios ojos, pero todo estaba


bien antes! —respondió el comerciante—. Desde que
ustedes llegaron, las cosas empezaron a desaparecer.
¿Realmente no tienen nada que ver con esto?

Lang Ying asintió con la cabeza.

—Ya veo. Entiendo. —dijo—. Antes de que


llegáramos, había ladrones entre ustedes. Después de que
llegamos, todos los ladrones resultamos ser sólo
nosotros, pe…

Antes de que terminara de hablar, un tomate podrido


giró en el aire y lo golpeó cerca de su boca, dejándolo
marcado como si hubiera escupido un gran chorro de
sangre. Los ciudadanos estallaron en risas, pero Lang
Ying mantuvo una mirada indiferente y guardó silencio.
1614

Xie Lian ya estaba exhausto, pero continuó


protegiendo a los refugiados de Yong'An de las afiladas
piedras que les lanzaban, evitando que resultaran
realmente heridos. Feng Xin y Mu Qing estaban tratando
de resolver la situación. En resumen, el espectáculo
continuó durante casi media hora antes de detenerse por
completo.

La multitud gradualmente se dispersó y los soldados


se retiraron con orgullo después de darles una
advertencia. Algunos ancianos se disculparon
repetidamente y prometieron no volver a cometer el
mismo error. Sin embargo, Lang Ying se alejó con
indiferencia. Xie Lian lo vio alejarse solo y esperando el
momento oportuno, salió de detrás de un árbol y bloqueó
su camino.

Cuando apareció de repente, Lang Ying frunció el


ceño y pareció estar a punto de agarrarle la garganta. Sin
embargo, en un abrir y cerrar de ojos, cuando vio quién
1615

era, Lang Ying retiró la mano que aún no había


extendido.

—Eres tú —dijo.

Xie Lian se sorprendió ligeramente por el gesto que


Lang Ying no había completado antes.

«—Este tipo es realmente hábil» —pensó.

—Te entregué esa perla, ¿por qué no la llevaste de


vuelta a Yong'An? —preguntó Xie Lian.

Lang Ying lo miró fijamente.

—Mi hijo está aquí —contestó—. Así que yo


también estoy aquí.

Después de una pausa, sacó la perla de coral rojo de


su cinturón.

—¿Quieres recuperar esto? —preguntó—. Tómala.

La mano que le entregó la perla estaba empapada en


sangre, lastimada por haber llevado puesto los grilletes
de hierro. Xie Lian guardó silencio y no la aceptó.
1616

—Vuelve a casa —dijo después de un momento—.


Hoy está lloviendo en Yong'An —señaló el cielo y
continuó—: Mañana también lloverá. Lo prometo,
definitivamente lloverá.

Lang Ying negó con la cabeza.

—Ya es demasiado tarde, no tiene sentido hacer nada


—dijo—. Ya no tengo hogar, no tengo a donde regresar.

Xie Lian lo observó alejarse y se quedó atónito


durante mucho tiempo. Sintió como si algo se le atascara
en el pecho, pesado y sin poder subir ni bajar. Después
de un rato, finalmente se dio la vuelta bruscamente y
corrió hacia el sur.

«—¡Voy a esforzarme más! ¡Solo un poco más! Tal


vez no sea suficiente, debo ir más a menudo. No será
inútil. Seguro que servirá para algo.» —pensó.
1617

Lamentablemente, a pesar de su fervor, parece que


las palabras indiferentes del joven tenían toda la razón.

El arte de traer la lluvia le consumía una gran


cantidad de energía espiritual y debido a la gran
distancia, el agua de lluvia que transportaba se iba
perdiendo en el camino, por lo que al llegar a la ciudad
de Yong'An sólo podía regar una pequeña parte de la
tierra, lo que al final no resolvía el problema de raíz. Un
mes después, la gente de Yong'An comenzó a emigrar
masivamente hacia el este.

Lo que solía ser grupos de varias decenas de


personas, ahora eran cientos, incluso miles, un gran flujo
como un largo río de amargura. La presión sobre la
Capital Imperial siguió aumentando, y un año después,
1618

su majestad el Rey del Reino de XianLe finalmente


emitió un decreto:

“Dado que desde hace mucho tiempo los refugiados


han estado en constante conflicto y peleas, a partir de
hoy, todos los habitantes de Yong'An dispersos por la
Capital Imperial deben evacuar por completo. Cada
persona recibirá una cierta cantidad de dinero para poder
establecerse en otras ciudades.”

Fue a partir de esta orden que el Reino XianLe quedó


completamente sumido en el caos.
1619

Capítulo 3

◇En la Tierra del Afecto; proteger


el cuerpo dorado contra el deseo◇

—¡Luchar por su Alteza Real el Príncipe Heredero


es nuestro mayor honor!

En medio de un frenesí de sangre y valor, los


guerreros de Yong'An arrojaron sus cascos y armaduras,
huyendo por sus vidas. Los soldados del Reino de
XianLe apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes de
ver a los enemigos caer y huir.

Mientras las tropas desgarradas se retiraban, Xie


Lian envainó su espada, sin una sola mancha de sangre
en el dobladillo de su túnica blanca.
1620

Esta vez, la batalla terminó en menos tiempo del que


tardaba un incienso en quemarse. Los soldados de
XianLe celebraron su abrumadora victoria, levantando
sus espadas hacia el cielo y vitoreando jubilosos. Miles
de personas rodearon a Xie Lian, arrodillándose en
círculos concéntricos aclamando.

—¡Juramos seguir al Príncipe Heredero hasta la


muerte!

—¡Invencibles en la batalla, imparables en la


conquista!

SEPARADOR

Una vez más, otra victoria. Esa noche, los soldados


de XianLe celebraron una fiesta de celebración en las
torres de la ciudad.

Los soldados se regocijaron y brindaron.

—¡Realmente es como si un Dios hubiera


descendido a la tierra! —dijo uno entre risas—. Desde
1621

que Taizi Dianxia regresó hace dos años, no hemos


vuelto a perder. Seguro que nos llevará a la victoria
contra esos traidores rebeldes. ¡Salud!

Mientras todos brindaban por él, Xie Lian se


escondía sólo en un rincón de la torre, disfrutando de la
brisa nocturna.

Sosteniendo su espada, se recostó en el borde del


barandal, contemplando ensimismado el cielo estrellado
en la distancia. Era el lugar del que se había ido hace dos
años.

Dos años atrás, después de un levantamiento,


decenas de miles de personas de Yong'An finalmente
fueron expulsadas de la Capital Imperial. Sin embargo,
no se alejaron demasiado, sino que se establecieron en un
campamento en unas montañas cercanas.

Para la multitud de desplazados y desposeídos,


desafiar al ejército de la Capital Imperial de XianLe era
como golpear una roca con un huevo. Pero aquellos que
1622

no tenían a dónde ir, encontraban el coraje para


enfrentarse ante la adversidad.

Estas personas habían abandonado su hogar y habían


atravesado innumerables dificultades para llegar hasta
aquí. ¿Cómo podían seguir teniendo la energía para
seguir adelante? Morirían si se iban y morirían si se
quedaban. ¿Cuál era la diferencia?

Con la ayuda de los suministros de agua y alimentos


distribuidos por el soberano anterior, así como las
hierbas, raíces, insectos, serpientes y ratones de las
montañas, y con el ímpetu de la acumulación de
resentimiento y descontento durante muchos días, estas
personas habían demostrado una increíble resistencia
para sobrevivir en las montañas.

Hace poco más de un mes, cuando más de mil


personas salieron, no muchos regresaron después de
enfrentarse a los soldados de la ciudad y a las
dificultades.
1623

La incursión en la ciudad no fue organizada y resultó


en una derrota total, pero no fue en vano. Un hombre
irrumpió en la torre de la ciudad, derrotó a una docena de
soldados y regresó con varias bolsas de arroz y armas.
Aunque sufrió graves heridas, su valentía encendió el
espíritu de los forajidos. Ese hombre no era nadie más
que Lang Ying.

El Reino de XianLe estaba en medio de un gran


alboroto sobre cómo lidiar con estos "bandidos".
Algunos abogaban por enviar directamente al ejército a
exterminarlos, mientras que otros se oponían a esa idea.
El levantamiento en Yong'An comenzó como resultado
de desastres naturales y expulsar a la gente de la ciudad
fue una medida desesperada debido a la escasez de agua.
Sería difícil justificar la matanza de civiles como un acto
de justicia y benevolencia. Además, estos rebeldes
carecían de armas y suministros. ¿Cuánto tiempo más
podrían seguir causando problemas?
1624

Al final, prevaleció la opinión de que si la gente de


Yong'An se atrevía a atacar se les respondería una y otra
vez; si no atacaban, se les dejaría a su suerte.

Inicialmente, los refugiados de Yong'An se


asemejaban más a bandidos. Sin embargo, después de
una, dos, tres batallas, gradualmente, en XianLe se
dieron cuenta de que estos "bandidos" estaban mejorando
rápidamente.

El instinto de supervivencia realmente era un


maestro formidable. Los atacantes inicialmente
inexpertos encontraron su camino y cada vez eran más
difíciles de tratar. Además, cada vez más personas
regresaban y un flujo constante de nuevos refugiados
acudían a unirse a ellos después de enterarse de la noticia,
fortaleciendo sus filas.

Ya en este punto, XianLe había perdido la


oportunidad de sofocar la revuelta de los refugiados y los
bandidos, y ahora estaba luchando personalmente, en
1625

especial cuando Lang Ying aparecía en el campo de


batalla, el cual en varias ocasiones casi lograba atravesar
las puertas de la ciudad.

Después de un largo período de inactividad, la gente


de Yong'An lanzó otro ataque.

Esta vez, parecían estar mejor preparados y llenos de


confianza, pero no obtuvieron buenos resultados.

Porque finalmente, Xie Lian había regresado.

SEPARADOR

Antes de regresar al mundo mortal, fue al Palacio


Marcial Divino a buscar a Jun Wu.

—Emperador, regresaré al Reino Mortal —dijo sin


rodeos.

Jun Wu lo miró durante mucho tiempo en silencio.

—¿Sabe que, si se va, será muy difícil regresar? —


dijo con lentitud.
1626

—Lo sé —respondió con calma.

—No puede salvar a todos —dijo Jun Wu.

Xie Lian se inclinó.

—¡Pero al menos puedo hacer que muera menos


gente! —exclamó—. Después de todo esto,
definitivamente volveré ante usted a pedirle perdón. En
este momento, no me importa cómo decida castigarme,
XianLe nunca se arrepentirá.

Manteniendo su postura inclinada, se alejó del


palacio.

—¡XianLe! —gritó Jun Wu, deteniéndolo.

Xie Lian se detuvo y lo miró.

Jun Wu suspiró.

—Temo que no sólo no los salvarás —dijo—. Sino


que ellos lo arrastrarán lejos de la divinidad.

En ese momento, la expresión de Jun Wu era difícil


de describir, parecía triste, compasiva y enojada por su
1627

obstinada insistencia en actuar solo; realmente parecía


pensar que nunca volvería. Xie Lian en ese momento no
pudo evitar conmoverse ligeramente, porque nunca antes
había visto esa expresión en el imperturbable rostro del
Gran Emperador de los Dioses Marciales.

El Rey y la Reina de XianLe estaban alegres pero


preocupados con su regreso. Estaban contentos de que su
amado hijo, a quien no habían visto en muchos años,
finalmente hubiera regresado, pero les preocupaba que
Xie Lian fuera castigado por descender al mundo mortal
sin permiso. El Guoshi Principal, por otro lado, no dijo
nada, como si hubiera previsto desde hace mucho tiempo
que Xie Lian regresaría.

Su regreso sin duda levantó los ánimos de todos los


ciudadanos del reino. Además, con el fuerte apoyo de
algunas personas, en poco tiempo, un gran número de
jóvenes hombres de todo el país se unieron
entusiasmados al ejército, lo que provocó un rápido
aumento en el número de tropas del ejército de XianLe.
1628

El alboroto fue tan grande que parecía que el lado de


Yong'An también estaba profundamente preocupado por
cómo se estaba desenvolviendo la situación.
Originalmente, sus ataques eran bastante frecuentes, pero
de repente se detuvieron, como si estuvieran acumulando
fuerzas en secreto, lo que puso muy nerviosos a los
soldados de XianLe, quienes hacían todo lo posible para
mantenerlo informado.

—Es misterioso y aterrador Lang Ying —le dijeron


muchos.

SEPARADOR

Mientras pensaba sobre el barandal escuchó que


pasos se acercaban.

—¿No van a beber para celebrar un poco? —


preguntó Xie Lian sin volver la mirada.

—¿Hay algo bueno por lo que celebrar? —preguntó


Mu Qing—. La situación no se ve bien.
1629

Xie Lian se volvió para mirarlo.

—¿También lo han notado ustedes? —preguntó.

Realmente no había nada optimista en todo lo que


sucedía.

Del lado de Yong'An, no solo el número de personas


estaba aumentando constantemente, sino que también
habían experimentado un salto cualitativo en su
formación, armamento y organización. Muchos de ellos
estaban equipados con armaduras, aunque simples, ya
parecían ser un ejército regular. Al principio, era difícil
imaginar que llegarían hoy hasta este punto.

—Un entorno extremadamente difícil, ciertamente


puede hacer que la gente crezca rápidamente —dijo Mu
Qing frunciendo el ceño—. Pero por más difícil que sea,
no pueden crear recursos de la nada… Algo no está bien.

—Seguro que tienen ayuda de alguien externo —


afirmó Feng Xing directamente.
1630

Xie Lian ya había pensado en esta posibilidad.

—No creo que nadie más no lo haya notado —dijo


Mu Qing—. Pero siguen celebrando de la misma manera,
simplemente porque ahora usted está aquí sienten que la
victoria es segura.

—Es bueno que se alegren un poco, sólo


considerémoslo como un impulso para su moral —dijo
Xie Lian.

—Además, tengo que mencionarle algo —dijo Mu


Qing—. Hoy, Dianxia no ha matado a nadie.

—¿No es suficiente con repelerlos? —preguntó Xie


Lian, sorprendido—. ¿Por qué sería necesario matar a
alguien?

Mu Qing negó con la cabeza.

—-Si hoy no mata y la próxima vez tampoco, el


enemigo se dará cuenta de que está siendo indulgente con
ellos y entonces buscarán sacar provecho de eso —
1631

contestó—. Tarde o temprano, lo presionarán hasta que


se vuelva loco.

Xie Lian no le dio importancia a lo que dijo.

—Incluso si buscaran sacar provecho puedo


manejarlos con una sola mano —dijo—. Los mortales no
me harán perder la calma.

—¿Y qué hay de los soldados de XianLe? —


preguntó Mu Qing—. Si siempre deja con vida al
enemigo, sembrará las semillas de futuros problemas.
Con el tiempo, también se sentirán insatisfechos.

—No lo creo —dijo Xie Lian—. Muchos de ellos son


mis seguidores. Además, incluso si el mismo Jun Wu me
lo ordenara, nadie puede obligarme a matar a alguien.

Su respuesta fue firme pero flexible, Mu Qing notó


que sus convicciones eran firmes, así que no dijo nada
más.

A Feng Xin, sin embargo, le preocupaba otra cosa.


1632

—Dianxia, ¿por qué se ve tan mal? —preguntó.

Mu Qing también lo observó.

—¿Sigue haciendo llover en Yong'An? —preguntó


con perspicacia.

—Sí —respondió Xie Lian.

—Dianxia, hacer llover allí es como un pozo sin


fondo, no soluciona el problema —dijo Mu Qing, con
una expresión de incredulidad en su rostro—. Además,
ya hemos llegado a este punto, no importa cuánta lluvia
haga, esa gente afuera no volverá a su tierra.

—Lo sé —dijo Xie Lian—. Pero cuando hago llover,


no es para que esta gente se retire, es sólo para evitar que
las personas que todavía están en Yong'An mueran de
sed. Ese fue mi objetivo original y no cambiará por nada.

Feng Xin aún no estaba seguro de sus palabras.

—¿Podrá aguantar? —preguntó.


1633

Xie Lian le dio palmaditas en el hombro y sonrió


ampliamente.

—¡No te preocupes! —exclamó—. ¡Soy el Príncipe


Heredero, definitivamente no tendré problema! Sin
embargo… —colocó sus brazos alrededor de los
hombros de los otros dos y suspiró antes de continuar—:
Afortunadamente, los dos me están ayudando.

Durante todo este tiempo, él estaba tan abrumado que


apenas podía respirar, pero sus dos asistentes tampoco lo
estaban pasando mucho mejor. Como Dios, cuando Xie
Lian regresó al Reino Mortal sus pequeños Dioses
asistentes también lo siguieron. Xie Lian no tenía tiempo
para lidiar con las tareas que se acumulaban como
montañas, así que se las encomendó a ellos.

—No es necesario que diga eso —dijo Feng Xing—


. Después de todo… ¡Es nuestro Príncipe!

Xie Lian los apretó un poco hacia él, estrechando la


relación entre los tres.
1634

—Siempre les estoy agradecido a los dos —dijo con


sinceridad—. Espero que los tres podamos luchar juntos
para siempre y ser recordados por la eternidad.

Feng Xin comenzó a reírse a carcajadas.

—Me doy cuenta de que siempre puede decir algunas


cosas muy… —dijo Mu Qing incrédulo, para luego
agitar su cabeza—. En fin.

Al ver que Mu Qing estaba a punto de rodar los ojos,


Xie Lian se rio, pero antes de que pudiera seguir riendo,
se puso serio.

—¡¿Quién está allí?! —exclamó.

SEPARADOR

Con un fuerte sonido metálico, su larga espada fue


desenvainada. La energía de esta espada era tan feroz que
una figura negra se vio obligada a retroceder dos pasos y
su cuerpo golpeó una de las paredes de la torre. Aquella
1635

figura negra había estado escondida en una esquina de la


torre todo este tiempo, sin haber sido descubierta.

Xie Lian pensó que era un asesino u algo por el estilo,


pero cuando cayó luego de golpear la pared, a la luz de
la luna, los tres pudieron ver claramente que la persona
estaba vestida como un soldado de XianLe y parecía ser
alguien muy joven.

Xie Lian rápidamente extendió la mano y agarró el


brazo de la otra persona y lo levantó con un poco de
fuerza. Cuando los pies del otro aterrizaron en el suelo de
la torre de la ciudad Xie Lian lo miró fijamente.

—¿Desde cuándo estás aquí niño? —preguntó—.


¿Por qué te escondes aquí?

Este soldado parecía tener sólo quince o dieciséis


años, todavía era un niño, tenía la cabeza cubierta con
vendas que estaban manchadas con sangre y también
heridas en el cuerpo. Esto no era algo sorprendente, ya
que hoy tuvieron una feroz batalla y muchos soldados
1636

resultaron heridos, viéndose obligados a vendarse así.


Pero el hecho de que estuviera escondido en la esquina
sin decir nada era muy sospechoso.

—¿Es realmente un soldado de XianLe? —preguntó


Mu Qing.

Sin embargo, Feng Xin estaba sorprendido.

—¿Dianxia, de verdad no recuerda a este chico? —


preguntó.

Xie Lian se sorprendió.

—¿Eh? —musitó.

—Durante el día, él estuvo siempre delante de usted


—recordó Feng Xin—. Estaba en la primera línea de
formación.

Xie Lian se sorprendió aún más, ya que durante el día


estaba ocupado luchando y no tuvo tiempo de prestarle
atención a nada más, pero se sintió mal por no recordar a
la otra persona.
1637

—¿En serio? —preguntó.

—¡Sí, es él! —afirmó Feng Xin—. Recuerdo a este


chico; atacaba con ferocidad, como si no le importara su
propia vida.

Al escuchar esto, Xie Lian observó al joven soldado


con más detenimiento. El joven se enderezó de
inmediato, levantando la cabeza e irguiendo el pecho,
inexplicablemente rígido, como si estuviera en posición
de atención y respeto.

—Entonces, ¿por qué te estabas escondiendo aquí?


—preguntó Mu Qing.

En el ejército de XianLe, se promovía enérgicamente


la llamada "Divina Legión de Dios, designada por el
destino" y muchos jóvenes se habían unido al ejército
para seguir a Xie Lian. Muchos de estos jóvenes eran
devotos seguidores de Xie Lian, que habían crecido
escuchando sus leyendas y habían adorado su imagen
1638

desde pequeños, y no era la primera ni la segunda vez


que intentaban poder verlo.

Xie Lian suspiró.

—¿Por qué les importa lo que estaba haciendo? —


preguntó—. Yo también estoy aquí en medio de la noche
buscando aire fresco, ¿no es un pecado hacer que incluso
estos niños vayan al campo de batalla tan temprano?

Al escucharlo suspirar, el joven soldado se puso aún


más erguido.

—Dianxia… —susurró.

Antes de que pudiera terminar de hablar, ocurrió un


cambio repentino y se abalanzó hacia Xie Lian.

Xie Lian se movió rápidamente, levantó la mano para


apartarlo de un golpe, pero inesperadamente sintió un
escalofrío en la espalda, al girar la mano bloqueó una
silenciosa flecha que venía por detrás.
1639

Resultó que el joven no se abalanzó para atacar, sino


que había visto el brillo frío de la flecha en el aire. Xie
Lian no tuvo miedo en absoluto, saltó sobre el muro y
miró hacia abajo donde vio a una persona parada frente a
la puerta de la ciudad quien lo saludó con la mano y se
fue sin decir una palabra.

—¿Quién era ese? —preguntó Feng Xin.

¿Quién más podría ser?

—¡Lang Ying! —dijo Xie Lian.

Los soldados de XianLe también notaron algo


inusual y comenzaron a gritar, pero por precaución, no
dieron la orden de abrir la puerta de la ciudad de
inmediato para perseguirlo, sino que fueron a consultar a
sus superiores. Después de disparar una flecha, Lang
Ying se fue después de saludar a Xie Lian, como si lo
hubiera hecho a propósito, intentando provocarlo.

Mu Qing frunció el ceño.


1640

—¿Qué está haciendo aquí? —preguntó—. ¿Está


intentando hacer algún tipo de demostración?

Xie Lian tocó algo en la flecha fría, lo miró con


atención y vio que era un trozo de tela. Había un trozo de
la esquina de una túnica azul, manchada de sangre.

Xie Lian apretó la tela.

—¿Dónde está Qi Rong? —preguntó.

Era la esquina de la túnica favorita de Qi Rong, que


Xie Lian le había regalado como regalo de cumpleaños,
y él siempre la llevaba puesta para presumir, lo que
resultaba en varias situaciones embarazosas. Xie Lian la
reconoció de inmediato, y estaba seguro de no estar
equivocado.

—¡Ve a confirmar dónde está de inmediato! —


ordenó Feng Xin a un soldado cercano.

Los soldados se apresuraron a bajar. Mu Qing


también encontró un trozo de tela blanca de alta calidad,
1641

que parecía ser el dobladillo de una falda de mujer,


bordada con algunas luciérnagas nocturnas.

—Es de la princesa Xiao Ying —dijo Mu Qing,


mirando a Xie Lian.

Xie Lian se sorprendió.

—¿Qué? —preguntó desconcertado.

Xiao Ying era una princesa de la familia real de


XianLe, conocida por su belleza y arrogancia y era una
persona a la que Xie Lian había ofendido. Hace varios
años, el Rey le quería elegir a Xie Lian a esta como su
consorte, así que lo envió a ver a esta princesa, pero al
final, debido a que Xie Lian estaba dedicado a cultivar el
Dao no se reunió con ella, cancelando así todo ese asunto.

Aunque antes de huir, Xie Lian había encargado a


alguien que transmitiera sus disculpas y su incapacidad
para asistir, por alguna razón, se enteró de que esa
princesa había estado esperándolo en el altar ceremonial
1642

toda la noche; lo que a menudo resultaba ser motivo de


burla hacia ella.

Después de ascender al cielo, ella pasó por delante


del Palacio del Príncipe Heredero varias veces sin entrar,
nunca miró el retrato del Dios Marcial con buenos ojos y
fue conocida como la única mujer en el mundo que no
adoraba al Príncipe Heredero. Xie Lian se sentía bastante
culpable al respecto. Después de todo, ella era una noble
dama que estaba siendo ridiculizada debido a él. Aunque
en ese momento no había una mejor solución, Xie Lian
siempre se sentía apenado por ello.

Como Lang Ying era conocido por aparecer y


desaparecer misteriosamente de la Capital Imperial, era
muy posible que los hubiera capturado.

—No hay tiempo que perder —dijo Xie Lian—. Voy


a echar un vistazo. Ustedes aguarden en la puerta de la
ciudad, probablemente quieran alejarme del muro.

Feng Xin se puso el arco en la espalda.


1643

—¿No llevará a nadie con usted? —preguntó.

—No —respondió Xie Lian—. Ellos no pueden


hacerme nada. Llevar tropas conmigo sólo les daría una
excusa para una confrontación.

Después de eso, se apoyó con suavidad en el barandal


y saltó fuera del muro de la ciudad. Después de aterrizar
suavemente como una nube se dirigió hacia donde había
escapado Lang Ying. Corrió durante un rato, hasta que
escuchó pasos detrás de él, cuando se dio la vuelta vio al
joven soldado.

—No necesito ayuda, vuelve —ordenó Xie Lian.

El joven negó con la cabeza. Entonces, Xie Lian


aceleró, dejando atrás al joven soldado, perdiéndolo de
vista.

Después de haber corrido varios kilómetros, ya había


llegado a la cima de una montaña llamada Yu jun. Era de
noche y en el oscuro bosque se escuchaban extraños
sonidos provenir de todas partes, como si innumerables
1644

criaturas estuvieran acechándolo, observándolo con ojos


de tigre. Xie Lian se adentró profundamente en la
montaña y de repente vio unas cuantas figuras humanas
colgando de un árbol. Al enfocar la vista pudo reconocer
a una de ellas.

—¡Qi Rong! —exclamó.

Realmente Qi Rong estaba allí, boca abajo, colgado


del árbol, aparentemente había sido golpeado
brutalmente y estaba inconsciente, con la nariz
sangrando hacia arriba y un ojo morado. Xie Lian sacó
su espada, cortó la cuerda y atrapó a Qi Rong, para luego
ir a rescatar a las otras personas colgadas.

No sabía cómo Lang Ying había logrado infiltrarse


en la Capital Imperial, pero pudo capturar a varias
personas, todas parecían ser provenientes de familias
nobles. Al lado de Qi Rong también había colgaba una
joven vestida con ropas elegantes, probablemente era la
princesa Xiao Ying a quien nunca había visto antes.
1645

Después de dejarla en el suelo, Xie Lian se dio cuenta


de que, aunque no estaba herida, su vestido estaba
rasgado, lo que parecía indecoroso. Pensó en extender la
mano para cubrir el rasgón en su ropa, pero, justo en ese
momento, la joven se despertó aturdida, con la vista
nublada. Al ver a un hombre extendiendo la mano hacia
su vestido con un movimiento rápido le dio una bofetada.

—¡Pero qué pervertido! —exclamó.

Xie Lian reaccionó con rapidez, instintivamente


levantando su mano hacia su muñeca para detener el
golpe, pero luego, por alguna razón, se contuvo. La
bofetada cayó pesadamente en su rostro con un sonido
nítido. Después de darle la bofetada, la joven se dio
cuenta de quién era él y se quedó atónita con lágrimas en
los ojos.

Xie Lian nunca antes había recibido una bofetada en


su vida. Sintió un ardor intenso en su rostro y, muy
incómodo con toda situación, se forzó a sonreír.
1646

—Princesa, realmente lo siento mucho —dijo con


suavidad.

SEPARADOR

El brillo de la luna era débil, no permitía poder ver


claramente el rostro de la joven, y por un momento sintió
curiosidad, ¿sería tan hermosa como se rumoreaba? Lo
único que podía divisar eran las lágrimas en sus ojos lo
cual le pareció conmovedor, pero no estaba seguro de si
ella entendió el significado de sus disculpas.

Justo entonces otros también empezaron a despertar


y murmurar, confundidos y sin entender por qué estaban
allí.

Solo Qi Rong se atrevió a abrazarlo fuertemente.

—¡Primo Príncipe Heredero! —exclamó Qi Rong—


¡Por fin ha venido! Sabía que vendría a rescatarme. ¡Casi
me matan!
1647

Xie Lian no sabía si reír o llorar, pero con una sonrisa


irónica y compasiva, limpió la sangre de su frente y lo
abrazó para consolarlo.

—Deberías reflexionar sobre por qué fuiste el único


golpeado entre todos —dijo.

En ese momento, sintió un escalofrío repentino en la


espalda. Xie Lian apartó rápidamente a Qi Rong de un
empujón, dio la vuelta y se enfrentó a la espada de Lang
Ying de un golpe, para luego derribarlo con una patada.

—No eres rival para mí —espetó—. ¡Deja de pelear!

Cualquiera podía ver que Lang Ying, en ese


momento, era el líder de ese grupo de personas de
Yong'An. Cuando Xie Lian le pidió que se detuviera,
naturalmente había un significado más profundo en sus
palabras.

Ahora, Lang Ying yacía en el suelo y lo miraba


fijamente; su mirada era aterradora.
1648

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Xie Lian—.


Si quieres lluvia, Yong'An todavía puede proporcionarla;
si quieres oro, te lo daré. ¡Pero no provoques más guerra!
¿No podemos buscar una solución juntos?

—No quiero nada de eso —respondió Lang Ying sin


vacilar ni un instante—. Lo único que quiero es que el
Reino de XianLe desaparezca de este mundo.

Aunque su tono era neutral, sus palabras eran


espeluznantes.

—Sé que eres un Dios —dijo pronunciando


lentamente cada palabra—. Pero no me importa. Incluso
si eres un Dios, no podrás detenerme.

Qi Rong se escondió detrás de Xie Lian, furioso.

—¡Este maldito plebeyo está hablando puras


tonterías! —exclamó—. ¡Primo Príncipe Heredero, es
mejor que lo mates de una buena vez!
1649

Pero Xie Lian sabía que Lang Ying hablaba en serio.


Porque lo que había en su tono era algo con lo que Xie
Lian estaba muy familiarizado… ¡Una determinación
inquebrantable!

Justo en ese momento, se escuchó una risa fría e


inesperada detrás de él.

Xie Lian se sorprendió al darse cuenta de que alguien


había llegado a su espalda sin hacer ningún ruido y
cuando se dio la vuelta abrió mucho los ojos, atónito.

Nunca hubiera imaginado que, a sus espaldas, se


encontraría con alguien tan peculiar.

SEPARADOR

El hombre estaba vestido con una gran túnica de luto


blanca con mangas anchas y llevaba una máscara blanca
en su rostro, la mitad llorando y la otra mitad sonriendo,
era extremadamente extraña, tan extraña como la súbita
y fría risa que salía de su boca.
1650

—¿Qué demonio eres tú? —exclamó Xie Lian con


frialdad.

Él usó "demonio" porque tenía la corazonada de que


esto, en definitiva, no era una persona.

El hombre de blanco, de repente se acercó a él, su


máscara estaba a menos de diez centímetros de la cara de
Xie Lian.

—Hola, Taizi Dianxia —susurró una voz fantasmal


en el oído de Xie Lian.

Xie Lian se estremeció al instante.

Quiso moverse, pero no logró mover ni un solo


músculo. No solo sintió escalofríos por toda su espalda,
sino que también su cuerpo entero estaba tan rígido como
si estuviera congelado y su mano derecha que sostenía la
espada estaba atrapada por la de este extraño hombre de
blanco, como si estuviera atrapada por garras de acero.

Definitivamente, esto no era una persona.


1651

Este hombre de blanco y luto estaba trabajando con


Lang Ying.

¿Qué demonios era él?

Mientras tanto, los demás, incluido Qi Rong,


comenzaron a gritar. Resultó que Lang Ying se levantó y
se fue mientras Xie Lian estaba en un punto muerto con
el hombre de blanco. Al verlo escapar, el hombre de
blanco rio suavemente y aflojó su agarre, permitiendo
que Xie Lian pudiera liberar su mano. Su primera
reacción fue lanzar un ataque con su espada, pero el
hombre de blanco parecía conocer sus movimientos de
antemano, esquivando cada golpe con gracia, sus amplias
mangas ondeándose de manera elegante. Incluso se
escuchó un sonido metálico al golpear la hoja de su
espada, un sonido que Xie Lian solía disfrutar hacer.

Era como si solo estuvieran jugando.

Desde que Xie Lian salió de las montañas que


rodeaban el reino, recorrió todo el norte y el sur del gran
1652

río, y nunca se encontró con un oponente a su altura, y


mucho menos se vio en una situación en la que estaba
completamente siendo dominado. Entonces, tres partes
de enojo y tres partes de confusión surgieron en él, y su
respiración se volvió inestable.

El hombre de blanco notó esto y esbozó una sonrisa


siniestra.

—No se enoje, le dejaré clavar la espada en mí —


dijo.

Xie Lian levantó la espada y la clavó, y de hecho


logró acertar. Además, pudo sentir que había atravesado
carne y sangre, no una cáscara vacía. Pero en lugar de
alegrarse por su éxito, se sintió aún más enojado.

En esta situación, parecía que solo podía acertar si su


oponente se lo permitía. Para un Dios Marcial, esto era
una gran humillación. En ese momento, Xie Lian sintió
el verdadero deseo de acabar con su oponente. Pero antes
de que pudiera actuar, sintió un tirón en su tobillo. Al
1653

mirar hacia abajo, vio una mano pegajosa agarrando su


bota.

Al mismo tiempo, ruidos empezaron a provenir


desde los arbustos y en todas direcciones; varias criaturas
grandes y viscosas empezaron a arrastrarse lentamente.

—¡¿Quiénes son esos?! —exclamó Qi Rong.

Xie Lian cortó la mano con su espada.

—¡No son personas, son Esclavos Despreciables!

Mientras estaba distraído, el hombre de blanco se rio


y se retiró hacia el interior del bosque oscuro. Su
aparición y desaparición fueron extremadamente
misteriosas, dejando a todos los presentes atónitos.
Incluso Xie Lian se sintió alarmado, ya que una vez que
los Esclavos Despreciables aparecían, venían en grupos,
y matar a uno de ellos haría que aparecieran diez más, lo
que inevitablemente llevaría a la muerte de todas las
personas.
1654

En ese momento, un Esclavo Despreciable desde uno


de los árboles se lanzó hacia la espalda de Xie Lian. Pero
antes de llegar al suelo, un destello frío lo cortó por la
mitad.

Xie Lian se volteó y miró sorprendido.

—¡Eres tú! —exclamó.

¡Era el joven soldado con una espada entre sus manos


quien había atacado!

A pesar de haber sido dejado atrás por Xie Lian, el


joven soldado había logrado seguirlo. Este joven era en
realidad muy hábil, e incluso se podría decir que era
feroz. La carne y la sangre volaron por todas partes por
donde pasaba la espada, y Xie Lian de repente sintió que
la presión sobre él se redujo considerablemente. Sin
embargo, los Esclavos Despreciables no temían a la
muerte, y más y más de estos seres desnudos y carnívoros
se acercaron a ellos sin parar. Estas criaturas segregaban
un líquido pegajoso y repugnante, lo que disgustó a Qi
1655

Rong, pero al pisar la cabeza de uno de los esclavos, se


dio cuenta de que no eran tan temibles.

—¡No son tan fuertes después de todo! —gritó.

Lo que él no sabía era que estos despreciables


esclavos a menudo actuaban en conjunto con otras
criaturas malévolas. Sin tiempo para dar explicaciones,
Xie Lian se mordió el labio, se untó dos dedos con sangre
y los pasó por la hoja de la espada. Finalmente, le entregó
la espada a Qi Rong.

—He potenciado esta espada. Tómenla y váyanse


ustedes primero, regresen y avísenle a los demás —
ordenó—. Nada se atreverá a acercarse a ustedes. En el
camino, no miren atrás. ¡Por favor, recuerden nunca
mirar atrás!

—¡Pero ¿qué hacemos si nos encontramos con algo


peligr…?! —dijo Qi Rong.
1656

—Lo peligroso vendrá a buscarme aquí —


interrumpió Xie Lian—. Cuando llegue, no podré
ocuparme de ustedes.

Sin más charla, Qi Rong tomó la espada y salió


corriendo, pero Xie Lian vio que la princesa no podía
seguir su ritmo ni el de los demás.

—¡No corras tan rápido! —gritó Xie Lian— ¡Llévate


a todos contigo, la dama no puede correr tan rápido!

Al escucharlo, volvió y tomó por el brazo a la chica


para al instante siguiente salir corriendo de nuevo. Con
la espada en mano, ninguna criatura maligna se atrevería
a acercarse a ellos.

El grupo de nobles pasó de largo sin obstáculos y


pronto desaparecieron por completo. Sin embargo, aquel
joven soldado aún no se había ido y Xie Lian ya no tenía
otra espada protectora para darle… Lo único que tenía
para defenderse eran sus propias manos y poder
espiritual. Con gran habilidad, atacó y mató
1657

repetidamente sin descanso. Y así fue que, con la


enérgica colaboración del joven, después de lo que tarda
en quemarse una varita de incienso, finalmente se
deshicieron por completo de todos los Esclavos
Despreciables.

El suelo estaba cubierto de líquido pegajoso y el olor


a muerte era intolerable. Cuando Xie Lian pudo
recuperar el aliento, se volvió hacia el joven.

—Eres bueno manejando la espada —dijo.

El joven apretó la espada que sostenía y, aunque


todavía jadeaba por el esfuerzo, irguió su postura.

—¡Sí! —contestó—. Si señor.

—No te estoy dando órdenes, ¿por qué me respondes


con un 'Sí, Señor’? —preguntó Xie Lian—. Hace un
momento, cuando te ordené que te fueras, ¿por qué no
respondiste así?

—¡Sí, señor! —respondió nuevamente el joven.


1658

Solo después de contestar se dio cuenta de que su


respuesta no tenía sentido y se puso aún más tenso y
rígido.

Xie Lian negó con la cabeza, mientras pensaba, y de


pronto una ligera sonrisa apareció en la comisura de sus
labios.

—Creo que eres más adecuado para usar una


cimitarra —dijo.

—¿Una cimitarra? —preguntó el joven sorprendido.

Xie Lian hizo algunos movimientos para


demostrarle.

—Nunca has intentado usar una cimitarra, ¿verdad?


—continuó—. Usas una espada, pero la espada es
engañosa. Aunque es extremadamente rápida y agresiva,
es bastante restrictiva y difícil de controlar. Si nunca
antes has usado una cimitarra, la próxima vez deberías
intentarlo, creo que tal vez podrías volverte más
poderoso.
1659

Esto era algo que Xie Lian nunca podía evitar hacer.
Cada vez que veía a alguien mostrando habilidades
excepcionales para las artes marciales, algo en sí mismo
lo obligaba a intercambiar algunas palabras y consejos.
Esto era porque debido a su vasta experiencia en el
combate a menudo actuaba por instinto y con un simple
vistazo podía captar el estilo particular de una persona. A
veces no podía explicar por qué o cómo, simplemente lo
sabía. La mayoría de la gente lo escuchaba con respeto
debido a su estatus, pero muy pocos realmente le
prestaban atención o tenían en consideración sus
palabras.

Sin embargo, este joven lo escuchaba con mucha


atención, parecía reflexionar sobre lo que decía y, a
menudo, miraba la hoja de su espada. Después de hablar
por un momento, ruidos extraños volvieron a provenir
del bosque a su alrededor.
1660

Xie Lian inmediatamente recordó que el peligro aún


los acechaba y que su entusiasmo sobre el tema era un
tanto inoportuno, así que rápidamente se recompuso.

—Pronto algo está por venir —dijo—. Mantente


alerta.

El joven asintió con fuerza y le ofreció su propia


espada con ambas manos, Xie Lian negó con la cabeza
agradecido por su amabilidad.

—Protégete a ti mismo —dijo—. No te fuiste antes,


y ahora no hay forma de que puedas escapar. Haré todo
lo posible para protegerte, pero también deberás estar
extremadamente alerta.

En ese momento, vieron que la maleza se agitaba y


algo pasó volando rápidamente cerca de ellos. Por
instinto Xie Lian extendió la mano y dio un golpe,
alejándolo de vuelta hacia los arbustos, aquella cosa
emitió un grito lastimero y dejó de moverse.
1661

Un repentino olor a sangre lo sorprendió, si hubiera


sido un Esclavo Despreciable, lo que saldría después de
haber sido golpeado sería aquel líquido pegajoso y no
sangre. Decidido a averiguar qué es lo que era apartó la
maleza y vio que, entre las hojas de los arbustos, sí había
un gran Esclavo Despreciable, aunque este ya había
quedado destrozado por el golpe. El olor a sangre no
provenía de él, sino de lo que llevaba en la boca… un
trozo de cuero cabelludo con pedazos de cabello.

Los Esclavos Despreciables eran carroñeros, se


alimentaban sólo de restos. Al parecer, alguien había sido
asesinado cerca de donde estaban.

Observando más a su alrededor descubrió un rastro


de sangre salpicado por los arbustos por donde había
pasado. Xie Lian de inmediato decidió seguir el rastro y
el joven soldado lo siguió de cerca. Pronto, ambos
escucharon gritos que sonaban débiles e impotentes.
1662

El joven se colocó delante de Xie Lian y levantó su


espada, lo cual solo provocó que Xie Lian sonriera.

—No es necesario —dijo, haciéndolo a un lado.

Al avanzar más por los arbustos, una gran cueva


apareció ante ellos.

SEPARADOR

Delante de la cueva, una docena de estos Esclavos


Despreciables estaban rodeando a una persona que yacía
en el suelo. Era una muchacha joven, que llevaba una flor
roja brillante acomodada detrás de una de sus orejas, su
rostro estaba retorcido por el fuerte dolor que sentía al
tener sus entrañas expuestas, a punto de ser devoradas.

Esta imagen era realmente cruel.

Los Esclavos Despreciables que la estaban por


devorar, de repente escucharon a alguien acercarse y
voltearon al unísono. Xie Lian no tuvo contemplaciones
1663

con ellos y en el momento en el que se voltearon, fue el


momento de su muerte; golpeándolos varias veces
avanzó con rapidez.

La joven escupió sangre al verlo, aterrorizada.

—¡Sálvenme, por favor, sálvenme! —gritó.

La muchacha estaba gravemente herida y Xie Lian


no dudó en acercarse a ella.

—No temas, ahora estoy aquí —dijo con calma y


calidez.

No obstante, el joven soldado apuntó con la espada a


la mujer.

—Dianxia, tenga cuidado —dijo—. Podría ser un


espíritu maligno de las profundidades de esta montaña.

—No te preocupes, es un ser humano —contestó,


sacando una pequeña botella con medicamento espiritual
de su túnica.
1664

Mientras ayudaba a la joven a incorporarse un poco,


rápidamente le tomó el pulso, confirmó las líneas de sus
palmas y también sus huellas dactilares, en las cuales no
encontró ninguna anormalidad de que no fuera humana.
Además, no tenía ningún arma, era una joven débil y sin
fuerzas. Como era un ser humano, Xie Lian sentía que
tenía el deber de salvarla, por lo que no escatimó el
medicamento espiritual, dándole todo el frasco.

—¿Estás mejor, señorita? —preguntó al ver que su


rostro había recuperado algo de color.

La joven asintió débilmente.

—¿Cómo llegaste aquí? ¿Quién te hizo esto? —


cuestionó Xie Lian—. ¿Fue una persona o algo más?

—El que… el que me… me hizo esto fu-fu-fu… —


tartamudeó la joven—, fu… ¡Fuiste tú!

Su rostro de repente se retorció y sus ojos brillaron


intensamente antes de abalanzarse sobre Xie Lian.
1665

El joven soldado que estuvo siempre alerta a su lado,


reaccionó rápidamente y la apuñaló en la garganta.

Aunque la muchacha ya estaba gravemente herida,


definitivamente después de esto no sería capaz de
sobrevivir… pero empezó a reírse con locura mientras
abrazaba con fuerza a Xie Lian hasta que murió.

Lo había abrazado con tanta fuerza que el joven


soldado apenas pudo arrastrar su cuerpo hacia un lado,
logrando que por fin lo soltara.

—¡Dianxia! —exclamó preocupado—. ¿Se


encuentra bien?

Xie Lian pensó al principio que esta muchacha estaba


tratando de atacarlo antes de morir, pero ni siquiera
intentó morderlo, simplemente lo abrazó, como si eso
fuera suficiente para ella.

—Yo… Estoy bien… —respondió Xie Lian,


sintiéndose extraño—. ¿Qué es lo que…?
1666

Antes de poder terminar de hablar, como si se tratara


de una broma, un repentino mareo lo invadió.

—¡Dianxia! —exclamó el joven abriendo


enormemente su ojo.

Xie Lian sintió una sensación de ardor en el corazón


y pulmones. No podía hablar, ni quería hablar, y mucho
menos escuchar a alguien hablar; sacudió la cabeza y
levantó la mano en silencio.

En ese momento, en la cueva risas femeninas


retumbaron.

—Jijijijiji…

—Jijijijiji…

Pero no había nadie más a su alrededor. Los dos se


sorprendieron al darse cuenta de que las risas provenían
de unas brillantes flores rojas.

Xie Lian de repente entendió en qué tipo de trampa


había caído.
1667

—¡Tierra del Afecto! —dijo.

Pero esta Tierra del Afecto no era para nada lo que


su nombre indicaba. En realidad, era el hogar de un tipo
de demonios florales que se alimentaban de la energía
vital de los hombres. El aroma que desprendían no era
para nada benigno.

—Cúbrete la boca y la nariz —advirtió Xie Lian de


inmediato al joven soldado—. ¡No inhales el aroma de
esas flores!

El joven soldado ya tenía el rostro cubierto con


vendas, por lo que no inhaló el aroma, pero al escuchar
las palabras de Xie Lian, se apresuró a arrancar la manga
más limpia que tenía y se la ofreció para que la usara.

Sin embargo, Xie Lian no la aceptó.

—No es necesario —dijo—. Ya es demasiado tarde


para mí.
1668

Cuando fue a ayudar a esa joven, estuvo alerta, pero


no se protegió contra el olor y fue aprisionado muy de
cerca, sin saber que la flor que la muchacha tenía en el
cabello era una flor de Tierra del Afecto.

La escena sangrienta había encubierto la belleza de


aquellas flores y el olor a sangre había enmascarado el
inusual aroma floral. ¿Quién hubiera imaginado que la
flor que ella llevaba en el cabello era un espíritu de la
“Tierra del Afecto”? Antes de morir, ella se aferró a Xie
Lian para asegurarse de que su plan funcionara y, sin
darse cuenta, él ya había inhalado profundamente el
aroma de las flores, un aroma que era verdaderamente
“embriagador”.

El aroma floral causaba una agitación en la sangre de


los hombres. Al principio, los debilitaba, pero luego los
volvía frenéticos. Ahora mismo, su cuerpo se encontraba
sin fuerzas como si le hubieran pegado un gran puñetazo,
pero sabía bien que cuando se le pasara el
entumecimiento se convertiría en una bomba de tiempo.
1669

Inmediatamente, Xie Lian fue a tomar la botella de


medicina espiritual, pero hacía tiempo que se había
terminado. Mirando el cadáver a su lado, nunca se
imaginó que una muchacha de quince o dieciséis años
pudiera tener una mirada tan rencorosa y tan maniaca, y
ser capaz de hacer algo tan decidido… ¡Despiadado
contra los demás y también contra sí misma!

Mientras tanto, las demonios florales a su alrededor


estaban emocionadas y comenzaron a murmurar entre
ellas.

—¡Ha caído en la trampa!

—¡Lo hemos atrapado!

—¡Qué maravilla! ... Mis raíces, mis raíces no


pueden contenerse… ¡Están saliendo del suelo!

Al escucharlas, el joven soldado blandió su espada y


cortó un arbusto de flores, pero sus tallos eran ágiles y lo
esquivaron. Su espada con cada golpe se volvió cada vez
1670

más desgastada y sin filo y, después de acertar otro golpe,


se volvió inútil.

Las demonios florales se tambalearon.

—¡Ay! —gritaron—. ¡Este Xiao Didi es bastante


feroz para su edad! ¡Nos costó mucho tiempo estar a
punto de florecer, ¿cómo nos vas a recompensar?!

El joven soldado estaba furioso.

—¡Están buscando su muerte! —gritó—. ¡Las


incineraré a todas hasta la muerte!

Las demonios florales encorvaron sus hojas hacia sus


tallos, como si estuvieran agarrándose de la cadera con
arrogancia.

—¡Uy qué miedo! —se burlaron—. ¡Vaya que eres


bastante agresivo! Nosotras no te hemos hecho nada,
¿por qué estás tan enojado?
1671

—¡No las quemes! —exclamó Xie Lian—. Son


espíritus malignos. Si las quemas… solo lograrás que
produzcan un gas venenoso.

—Entiendo —contestó el joven soldado.

—¡Tampoco puedes arrancarlas! —agregó—. Sus


tallos están llenos de espinas venenosas…

Las demonios florales se estremecieron.

—¡Oh, Taizi Dianxia, eres tan dulce, gracias por


protegernos! —dijeron de forma coqueta—. ¡Solo espera
un poco más, pronto daremos frutos! Estamos seguras de
que te amaremos mucho, jijiji… No hay muchos
hombres que hayan alcanzado tu nivel de habilidad a
través de la abstinencia… ¡Hueles tan delicioso! Te
quitaremos la virginidad, y tu cuerpo perderá tu tan alto
poder. Lo sentimos, pero no tenemos más remedio que
hacerlo, jijiji…

Las hojas de las flores de la Tierra del Afecto se


frotaban unas contra otras, riéndose frenéticamente, sus
1672

intenciones perversas eran más que obvias. Al


escucharlas el joven soldado se quedó atónito por un
momento, parecía no entenderlo bien del todo, pero
también supo que lo que dijeron no era nada bueno.
Mientras se esforzaba por blandir su espada para cortar
las flores, gritaba enojado, tratando de ahogar aquellas
risas con el objetivo de que Xie Lian no las escuchara.

Xie Lian apretó los puños hasta que las articulaciones


de sus manos crujieron.

¡Ah, así que este era el plan!

Al parecer esta noche había caído en una trampa.

Cuando Lang Ying lo atacó primero, el otro ya había


previsto que él vendría a perseguirlo solo, haciendo de
este pequeño problema algo grande. La muchacha fue un
señuelo para agotar su medicina espiritual, para que
después de inhalar el aroma de las flores, no pudiera
aliviar su condición ni un poco.
1673

El camino de cultivo que Xie Lian había elegido


realmente requería mantenerse en un estado de pureza
absoluta. Los creyentes que adoraban a los cultivadores
ascendidos que practicaban este camino estaban
firmemente convencidos de que estos Dioses eran
inmunes a los deseos terrenales. Por lo tanto, si no podían
proteger su pureza, sus seguidores sin duda disminuirían
de forma drástica, lo que provocaría una gran pérdida de
sus poderes.

El Templo Sagrado Real Huang Ji tenía reglas


estrictas y Xie Lian nunca había quebrantado ni una de
ellas, y era considerado alguien que ya había alcanzado
un estado de iluminación. Ni siquiera el viento más
salvaje podía causar la más mínima perturbación en su
corazón. Además, ya había atravesado por muchas
pruebas de este tipo, y había logrado superarlas a la
perfección en cada ocasión.

No obstante, incluso con su corazón tan quieto como


el agua, todavía era joven y de carne y hueso.
1674

Inevitablemente se comenzó a sentir abrumado y


avergonzado, incluso su rostro empezó a sonrojarse un
poco, pero lo que más le molestaba era que sus pies se
sentían débiles y no podía ponerse en pie.

Sin otra opción, Xie Lian recurrió al joven.

—Tú… ven aquí —dijo.

Al escucharlo, la figura del joven soldado se tensó,


para luego voltearse a verlo, sin atreverse a acercarse.
Xie Lian sabía que no tenía tiempo para perder, por lo
que no pudo evitar sentirse ansioso.

—No tengas miedo, no te haré nada —dijo con


esfuerzo—. ¡Ven aquí rápido!

El joven titubeó en dar el primer paso hacia adelante,


pero luego se apresuró en acercarse a Xie Lian,
deteniéndose bruscamente a dos pasos de distancia.

Xie Lian inhaló con profundidad y extendió una


mano hacia él.
1675

—Ayúdame a levantarme… —dijo Xie Lian—.


Llévame lejos de aquí.

Solo Dios sabe que con la simple acción de estirar un


poco la mano agotó todas las fuerzas que le quedaban. El
joven sostuvo su mano con cuidado y, como si fuese una
persona moribunda que finalmente pudo encontrar a
alguien en quien confiar, Xie Lian se relajó por completo,
desplomándose en un instante sobre el chico.

Sumergido profundamente en la fragancia de las


flores, su temperatura corporal comenzó a subir; todo su
cuerpo ardía. Y por alguna razón, las temblorosas manos
del joven soldado las sentía igual de calientes.

Después de apoyarse un rato sobre él, Xie Lian


recuperó algo de fuerza e, inhalando profundamente, se
forzó a ponerse de pie. No quería que esté pequeño joven
cargara con todo su peso, así que apoyándose en él dio
unos cuantos pasos lentos.
1676

—¡Taizi Dianxia, por favor, no te vayas! —


exclamaron las flores—. Alguien te está esperando en el
camino, si te vas de aquí, te encontrarás con 'él'.

¿Él?...

Xie Lian se volvió a verlas

—¿Quién es 'él'? —preguntó Xie Lian.

Tan solo al mencionar a esta persona, las demonios


florales parecieron encogerse ligeramente. Asustadas, se
quedaron quietas por un momento.

—Él es simplemente 'él'... —murmuraron en voz


baja.

Las demonios florales empezaron a asentir entre sí.

—‘Él’es ‘él’, es la persona que nos trajo aquí.

Aunque no se atrevían a decir el nombre de ese ente,


inmediatamente la máscara de mitad sonrisa y llanto
apareció en la mente de Xie Lian.
1677

—Quieren decir que si me voy ahora me encontraré


con quién las trajo aquí en el camino, pero si me quedo
aquí, no vendrá a buscarme, ¿es así? —preguntó Xie
Lian.

Las demonios florales asintieron con gran


satisfacción.

Xie Lian se encegueció de la furia que sentía.

¡No quería matarlo, sólo quería atraparlo en esta


maldita situación tan vergonzosa! ¡¿Por qué no prefería
luchar con él a muerte?! ¡Humillarlo de esta manera…!

Con esfuerzo se obligó a calmarse un poco,


reprimiendo su enojo. Al parecer aquel extraño de
túnicas blancas no quería matarlo, tan sólo quería que
perdiera su poder divino.

Las flores podían estar mintiendo, pero incluso si se


esforzaban por huir de este lugar, no era algo seguro que
pudieran regresar a salvo. Si aquel monstruo ya lo había
previsto todo, sería aún peor que se encontrará con
1678

alguna mujer a mitad del camino, la situación podría


empeorar… o volverse incluso más vergonzosa.

Después de meditarlo un poco, Xie Lian suspiró un


aliento ardiente y cerró los ojos.

—Llévame allí —dijo, señalando con la cabeza a la


entrada de una cueva.

El joven soldado obedeció y lo llevó.

—Detente —susurró Xie Lian—. ¿Dónde está tu


espada?

El joven lo sostuvo con la mano izquierda y sacó la


espada con la derecha. Xie Lian extendió una mano,
levantó la manga, y expuso la mitad de su brazo, el cual
parecía de un jade blanco bajo la brillante luz de la luna.

El joven contuvo el aliento al verlo, pero Xie Lian no


se percató de ello.

—Apuñálame con tu espada —ordenó Xie Lian.


1679

El brazo que sostenía la gastada espada cayó de


inmediato al escuchar lo que le pedía.

—No tengas miedo, sólo hazlo —insistió Xie Lian—


. Clávala profundo. Necesito establecer una formación y
no tengo ningún otro dispositivo espiritual a mano.
Necesito utilizar mi sangre.

—¡Por favor, Dianxia, use mi sangre! —exclamó el


joven soldado.

—No es necesario. Tu sangre… —comenzó a


explicar, pero antes de que pudiera terminar de hablar,
una larga y profunda herida ya había aparecido en el
brazo del joven; su sangre empezó a fluir al instante, se
había hecho un corte despiadado.

Xie Lian suspiró.

—Ah... Tú... —musitó—. Está bien, no importa.

Su sangre era sangre divina, un tesoro invaluable que


tenía el poder de santificar e iluminar. ¿Cómo podría
1680

compararse con la sangre de un simple mortal? Pero al


ver qué la intención del joven fue sincera, Xie Lian no
tuvo el corazón para decirle que su esfuerzo había sido
en vano.

—Gracias —dijo—. Sin embargo, todavía necesito


un poco de mi sangre para la base.

Xie Lian tomó la espada entre sus manos temblorosas


y después de un par de intentos fallidos logró clavarla en
el centro de su antebrazo. Sangre color rojo carmesí
comenzó a gotear por su blanco brazo, la cual mezcló con
un poco de la del joven para formar dos barreras, una
frente a la cueva y otra dentro de ella. El esfuerzo hizo
que se sintiera mareado y aturdido.

—Entremos… —susurró.

El interior de la cueva estaba completamente oscuro.


El joven soldado sacó de su bolsillo una pequeña
antorcha y la encendió, revelando de repente el estado
actual de Xie Lian.
1681

Su cabello estaba un poco desordenado, sus ojos


desenfocados y dilatados, completamente empapado en
sudor frío. Sus labios estaban hinchados y rojos con
rastros de sangre por la mordedura que se había hecho
antes para bendecir su espada.

El brillo abrupto de la luz del fuego le lastimó los


ojos y el calor le resultó insoportable.

—¡Apaga el fuego! —ordenó Xie Lian, sabiendo que


su aspecto en este momento no era algo digno de ser
visto—. ¡Apágalo!

El joven apagó rápidamente la antorcha y todo volvió


a sumirse en la oscuridad.

Xie Lian se sentó en el suelo en una postura


meditativa.

—Ahora tengo una tarea para ti, ¿podrás cumplirla?


—preguntó.

El joven se arrodilló delante de él.


1682

—¡Estoy dispuesto a morir para cumplir mi deber!


—exclamó.

Xie Lian forzó su respiración agitada a una más


calma antes de continuar.

—He colocado dos barreras frente a esta cueva. Una


de ellas permite que nada del exterior pueda entrar y la
otra que nadie pueda salir —dijo—. En el medio de las
dos hay un espacio suficiente para una persona, ve y
quédate allí. Quiero que vigiles la entrada de la cueva.
No importa lo que escuches fuera, no salgas… y escuches
lo que escuches de mí, no debes entrar.

El joven se quedó perplejo.

—Dianxia, ¿se quedará aquí solo? —preguntó.

—Sí —respondió Xie Lian—. Recuerda, bajo


ninguna circunstancia debes entrar.

Honestamente, él mismo no sabía qué es lo que


podría llegar a hacer, así que primero se aseguró de crear
1683

un límite para los dos, luego se ocuparía de pensar en


cómo enfrentar la situación.

—El poder de seducción de las demonios florales es


muy fuerte —susurró Xie Lian con voz débil—. Pronto
madurarán y…

El aire cada vez se fue llenando más de un fuerte


aroma, cálido y embriagador, que lo hizo incapaz de
continuar hablando.

Las flores demoníacas comenzaron a reír con alegría.

—¡Mis raíces! ¡Mis raíces ya están bien duras y


firmes!

—¡Los frutos han madurado!

Al oler esa fragancia extremadamente dulce, Xie


Lian sintió latir más rápido su corazón y la sangre se
precipitó a su cerebro de golpe; obligándole a apretar los
dientes.
1684

—¡Sal de aquí! —gritó–. ¡No inhales ese aroma! Si


se te acercan, no temas; mientras te mantengas dentro de
la barrera de sangre, tanto las cosas del exterior como yo
desde adentro no podremos acercarnos a ti, puedes
atacarlas con tu espada siempre y cuando te mantengas
dentro de la barrera.

El joven asintió con fuerza, empuñó su espada y se


dirigió al espacio que Xie Lian había mencionado.
Afuera de la cueva, en un charco de sangre, había grupos
de flores extremadamente hermosas. Todo el grupo de
flores temblaba como si sus raíces estuvieran a punto de
emerger… Pronto, algo empezó a salir del suelo: ¡era la
cabeza de una mujer!

La cabeza de la "mujer" emergió de la tierra y respiró


el aire fresco, parecía estar tan extasiada que hasta sus
ojos se estremecieron. Después de emerger su cabeza de
la tierra, apareció un hombro redondo y luego un brazo.
1685

Los frutos de la Tierra del Afecto se formaban por


debajo de sus raíces. Cuando maduraban, se
transformaban en diversas formas de mujeres. Estos ya
habían madurado, y numerosas mujeres desnudas
comenzaron a salir de la tierra, levantando sus brazos
para arrancar esas brillantes flores rojas de sus cabezas,
bañándose con la luz de la luna, estirando sus nuevas
extremidades con total libertad.

Sus cuerpos carnosos golpearon la tierra, envueltos


en un aroma casi exuberante. Después de arreglarse un
poco sus cabellos se acercaron a la entrada de la cueva,
riendo.

—¡Taizi Dianxia, ya estamos aquí! —exclamaron.

SEPARADOR

El interior de la cueva estaba lleno de ese sofocante


aroma. Xie Lian se sentó con los ojos cerrados en
posición de loto, recitando silenciosamente los sutras en
1686

su mente. Sin embargo, no fue de mucha ayuda, era


difícil ignorarlas cuando hablaban sin ningún tipo de
vergüenza, llamándolo de distintas maneras y apodos.

Perturbado, decidió recitar el sutra de la “represión


del deseo”58 en voz alta.

—Los cinco colores ciegan el ojo del hombre. Los


cinco sonidos ensordecen el oído del hombre. Los cinco
sabores deterioran el gusto del hombre. La carrera y la
caza enloquecen la mente del hombre. Las cosas raras y
difíciles de obtener incitan al hombre al mal… La
tranquilidad supera a la impaciencia, el frío supera el
calor. La serenidad es la verdadera virtud en el mundo…
Ser bueno con los que son buenos, ser bueno con los que
no son buenos…

58
El Sutra de Represión del Deseo es un texto budista que enseña sobre la
importancia de controlar y superar los deseos y apegos mundanos. Su objetivo
es guiar a los practicantes hacia un estado de paz interior y liberación del
sufrimiento, promoviendo la disciplina y el desapego como caminos hacia la
iluminación.
1687

Ni siquiera pudo darse cuenta que estaba olvidando


y mezclando los sutras que solía recitar de memoria sin
ningún tipo de problema.

Las demonios florales que se encontraban afuera


empezaron a reír y aplaudir.

—¡Mi querido Dianxia, no eres un monje! ¿Por qué


recitas tantos sutras? … ¡Ay!

Chillidos y gritos empezaron a resonar dentro de la


cueva, al parecer el joven soldado sin gastarse en decir
una sola palabra se había vuelto violento y agresivo;
cortando y golpeando con locura, ahuyentándolas de la
entrada de la cueva.

Algunas de ellas comenzaron a maldecirlo e


insultarlo.

—¡Asesino!

—¡Maldito mocoso!
1688

—¡Pequeño monstruo despiadado destructor de la


belleza! ¡Tu corazón no tiene la capacidad de entender
nada sobre apreciar la belleza y la fragilidad!

—¡Qué miedo, qué miedo! ¡Es tan violento a pesar


de ser tan joven! ¡Cuando crezca será peor!

Las demonios florales estaban ansiosas y


hambrientas por entrar en la cueva, intentaron apretujarse
dentro de ella, pero no entendían por qué razón no podían
entrar. No habiendo notado la barrera de sangre
asumieron que la única razón por la cual no podían era el
joven soldado, por lo que se reunieron a cierta distancia
a discutir entre ellas; al parecer llegando a un acuerdo se
volvieron a acercar a la entrada.

—Xiao Didi, ¿por qué insistes en no dejarnos pasar?


No estamos planeando hacer nada malo.

—Mejor pórtate bien, pequeño soldado, y ya no nos


molestes, queremos hacerle un bien a Taizi Dianxia.
1689

—Este Xiao Didi es bastante feroz y enérgico,


desafortunadamente es demasiado joven y demasiado
tierno. ¡Probablemente no sabe nada del bien que
queremos hacer!

Entre las burlas y risas que no cesaban por parte de


las demonios florales, Xie Lian abrió ligeramente los
ojos y vio la silueta oscura de un joven parado en la
entrada de la cueva, sosteniendo la espada con una gran
determinación, como si no fuera a ceder jamás.

Una de las demonios florales trató de llamar la


atención del joven para convencerlo.

—Oye, chico, ¿por qué sigues parado aquí como un


poste? ¿Qué es lo que deseas? ¿Por qué no vienes
conmigo a divertirte? ¿Qué tipo de chica te gusta? ¿Te
gustan las chicas como yo?

El joven la ignoró. Las demonios florales habían


llegado a la conclusión de que para poder pasar tenían
1690

que lidiar primero con él, así que intentaron todo tipo de
trucos para seducirlo y llamar su atención.

—¿Así no te gustan?

—¿Qué tal yo? ¿Te gustó?

—Mírame, ¿te gustó así?

No obstante, las bromas y coqueteos iniciales, en


poco tiempo se convirtieron en quejas y terminaron
siendo sólo maldiciones y amenazas. El joven se
mantuvo firme, ignorándolas a todas, cortando a todas las
que se atrevían a acercarse.

Xie Lian sabía que las demonios florales de la Tierra


del Afecto, antes de emerger de la tierra, podían cambiar
sus formas a su antojo. Esto era algo que quería advertirle
al joven, pero justo estaba atravesando una intensa oleada
de calor que no le permitía hablar.

—No las mires… —jadeó Xie Lian, ni bien sintió


que podía controlar un poco su voz.
1691

Estaba exhausto, su voz no era más que un suave


susurro, pero el joven soldado la escuchó de inmediato.

—¡Sí, señor! —respondió—. ¡Dianxia! ¿Cómo… se


siente?

Xie Lian nuevamente se sintió incapaz de


responderle, y una de las demonios florales estalló en
carcajadas.

—¡Ya sé! ¡Oye pequeño, apuesto a que te encantan


de ese tipo, ¿verdad?!

Una nueva flor de La Tierra del Afecto empezó a


emerger y un silencio sepulcral reinó fuera de la cueva.
El joven soldado pareció contener la respiración y las
demonios florales estallaron en carcajadas mientras reían
y aplaudían, casi derribando la concentración de Xie
Lian.

—¡Ay! ¡Pero qué fue esa jugada! ¡Esto es increíble,


increíble!
1692

—¡Dios mío! ¿Cómo se te ocurrió eso? ¡Es genial!


Jajajaja ¡Mira, este chico está completamente aturdido
apuesto a que así sí le gustas!

—¡Exacto! Y yo que pensé que este mocoso era una


roca… ¡Resulta ser que tiene ese tipo de gustos! ¡A pesar
de su corta edad es muy atrevido!

—¡Tú ganas! ¡Tú ganas! Jajajaja ¡Me alegro de ser la


perdedora! ¿Qué te parece, chico? ¿Por qué no vienes a
disfrutar de esto rápido?

—Después de esta oportunidad, ya no habrá otra para


algo así, ¿eh? ¡Si no vienes ahora, no podrás probarlo ni
aunque pasen ochocientos años! ¿O es que ya… jijijiji…

El joven soldado estaba completamente enojado.

—… ¡Ustedes, están… buscando su muerte! —


espetó con frialdad.

SEPARADOR
1693

Dentro de la cueva, Xie Lian ya estaba llegando a su


límite.

Su vista se encontraba borrosa y sus orejas


zumbaban; todo era un caos, ya ni siquiera podía sentarse
derecho y su cuerpo estaba inclinado hacia adelante. Sin
querer, perdió el equilibrio y colapsó, apenas pudiendo
colocar sus manos frente a él para no caer por completo.
Su torpeza lo distrajo y aflojó los dientes que había
estado manteniendo permanentemente apretados, un
gemido desesperado y de dolor escapó de sus labios.

Xie Lian se tapó la boca de inmediato con las manos,


pero ya era demasiado tarde, el joven soldado se dio la
vuelta de inmediato al escucharlo.

—¡Dianxia! —gritó.

Xie Lian estaba en el suelo, tapándose la boca con


fuerza, emitiendo un sonido algo semejante a un sollozo;
su respiración era forzosa y errática y sus hombros
temblaban. Mientras luchaba por estabilizarse, a través
1694

de su mirada borrosa vio que el joven parecía querer


entrar.

—¡No te acerques! —gritó Xie Lian—. ¡Te dije que


no importara lo que escucharas que no te acercaras!

El joven soldado se detuvo. Las demonios florales


fuera de la cueva escucharon a Xie Lian retorcerse de un
lado a otro y nuevamente empezaron a reír y aplaudir.

—¡Pero Taizi Dianxia, ¿para qué tanto sufrimiento?!


Te estás negando a pasar un buen momento porque tienes
miedo de perder a tus creyentes; mañana tendrás miedo
de hacer otras cosas porque estarás asustado también de
perder a tus creyentes… ¿Es esa la manera en la que un
Gran Oficial Celestial debe vivir? ¡Es lo mismo que ser
un prisionero atado de pies y manos sólo por tus
creyentes! ¡De qué sirve ser un Dios así! De todas
formas, sabes que no podrá volver a los cielos, así que,
¿por qué no disfrutar este momento por ahora? ¡Ven y
1695

acércate, las cosas pasan! ¡No hay que preocuparse por


los pequeños detalles!

Xie Lian perdió su templanza por un momento y se


le marcaron las venas en la frente.

—¡Cállate! —gritó furioso.

Las demonios florales naturalmente no le tenían


miedo por las condiciones en las que estaba, por lo que
continuaron burlándose del joven soldado.

—Xiao Didi, ¿no crees que tenemos razón?


¿También te quedarás sufriendo aquí de pie? Jijiji…

Su cuerpo estaba en la miseria y todo empapado en


sudor. Fastidiado y con demasiado calor, Xie Lian
extendió la mano y rasgó bruscamente la túnica que
cubría su pecho, buscando un poco de frescura. Al
rasgarla, cayó en cuenta que había recuperado cierto
control sobre su cuerpo… ¿Cómo era posible que ahora
haya vuelto a tener fuerza en las manos?
1696

Su energía estaba recuperándose, pero para Xie Lian


esto era algo incluso peor.

Cuando uno caía víctima de la Tierra del Afecto el


primer síntoma era la debilidad y el siguiente era la
manía. Ahora que la debilidad había pasado, en poco
tiempo, su locura estallaría.

Afortunadamente, ya había establecido una barrera


frente a la cueva para evitar perder el juicio y salir de ella,
pero una vez que la manía se apoderara de él no estaba
seguro de si la barrera sería suficiente para contenerlo.
Este momento de claridad era una extraña bendición,
adecuada para pensar en un plan correspondiente. La
fragancia de la Tierra del Afecto era muy rápida en
actuar… ¿Cómo es que había logrado aguantar hasta
ahora? ¿Aparte de su fuerza de voluntad excepcional, no
había otra razón?...

Pensando en esto, Xie Lian respiró hondo.


1697

—Por favor, entra un momento, ¿está bien? —dijo al


joven que se veía aún indeciso sobre entrar o no.

El joven soldado al escucharlo pareció querer correr


hacia él de inmediato, pero después de unos pasos
recordó la furiosa orden de Xie Lian de "no importa lo
que escuches, no entres", y titubeó.

—Tú… entra primero y luego hablamos —insistió


Xie Lian con impotencia sabiendo bien la difícil
situación en la que se encontraba el joven soldado.

El joven dejó de titubear y se apresuró a entrar.

La cueva era estrecha y larga, cálida y húmeda,


completamente oscura, no se podía divisar nada, sólo por
el tenue susurro de Xie Lian, el joven encontró el camino
para llegar a su lado.

—Por favor, pon la espada en el suelo —ordenó Xie


Lian—. Cerca de mí, no muy lejos.
1698

—¡Entendido! —respondió el joven soldado,


renunciando a su única defensa, colocándola al alcance
de Xie Lian.

—Por favor, ayúdame a levantarme —pidió.

El joven se arrodilló junto a Xie Lian y extendió las


manos para ayudarlo a levantarse. Pero quién hubiera
pensado que, al tocarlo, en lugar de tela, sus dedos
encontraron una cálida piel.

Al instante sus manos se alejaron como si hubiera


tocado fuego. Xie Lian también sintió un repentino calor
abrasador donde fue tocado y sólo entonces recordó que
se había rasgado la túnica durante su lucha interna. Un
hombre con el torso descubierto no era algo realmente
escandaloso, pero en esta situación específica era un
poco incómodo.

Xie Lian notó que el joven retrocedió dos pasos.

—Espera, no te vayas, continúa —dijo


apresuradamente.
1699

Cualquier cosa que dijera, el joven soldado lo


obedecía de inmediato, y tomándolo de debajo de sus
hombros desnudos lo ayudó a incorporarse para luego
apartarse de apartó de inmediato.

—Por favor, corta un mechón de mi cabello —indicó


Xie Lian.

El joven respondió rápidamente extendiendo la


mano, sin embargo, debido a la oscuridad no podía ver
dónde es que estaba el cabello de Xie Lian y
accidentalmente tocó la fina capa de sudor sobre el pecho
de Xie Lian, resbalando sus dedos al instante.

Para este punto, Xie Lian ya estaba suprimiéndose


desde hace mucho y al sentir ese ligero roce sobre su
pecho fue como si un torrente de placer lo atravesara y
un suave gemido escapó de sus labios.

En ese instante, ambos en la cueva quedaron


inmóviles.
1700

Mientras tanto, afuera, el grupo de demonios florales


estaban atentas a todo lo que estaba pasando adentro,
¿cómo podrían no haber escuchado eso?

—¡Oh, vaya! —dijeron riéndose—. ¿Qué están


haciendo allí dentro?

—¡Que vergonzoso! ¡No me atrevo a seguir


escuchando!

Xie Lian apretó los dientes.

—¡Cállense! —espetó.

Al escuchar su enojo, el joven soldado retrocedió de


inmediato, temeroso de volverlo a tocar. Era más que
claro que Xie Lian no estaba enojado con él; en sus ojos,
este joven no era más que un niño.

—No tengas miedo —dijo con suavidad—.


Continúa, sólo ignóralas.

—Sí, señor —respondió el joven con voz ronca.


1701

Por sus nervios tocó muchos lugares que no eran el


correcto, y cada vez que se equivocaba sus manos se
retiraban. La única forma en la que pudo encontrar el
cabello de Xie Lian con tanta oscuridad fue recorriendo
sus manos por aquel pecho desnudo hacia arriba. Xie
Lian estaba desesperado, y deseaba golpear su cabeza
contra la pared de la cueva para poder desmayarse.
Finalmente, el joven llegó a su temblorosa nuez de adán
y buscó detrás de su cuello; agarrando un mechón de
cabello lo cortó con cuidado con la espada.

—¡Dianxia ya está hecho! —exclamó el joven


soldado.

—Dame tu mano —dijo Xie Lian con gran esfuerzo


extendiendo la palma de su mano.

El joven obedeció de inmediato. Entonces, Xie Lian


tomó el mechón de cabello de su mano y lo ató
rápidamente alrededor de uno de sus dedos.

El joven se quedó atónito por un momento.


1702

—Dianxia, ¿esto qué es? —preguntó tembloroso.

Xie Lian suspiró, mareado.

—El aroma de los demonios florales está a punto de


entrar en la segunda etapa —explicó—. Necesitare usar
tu espada más tarde. Si algo intenta dañarte, levanta esta
mano para protegerte. Ahora vete.

El joven soldado obedeció y regresó a la entrada de


la cueva. Al verlo, las demonios florales se empezaron a
burlar de él.

—¿Ya saliste?

—¿Qué estuvieron haciendo todo este tiempo?

—¡Nos mantuviste afuera, pero tú fuiste adentro!


¡Niño, eso no estuvo bien!

Xie Lian se obligó a no escucharlas más, respiró


profundamente y agarró la espada del joven soldado, se
concentró y se cortó el brazo izquierdo con la espada.
1703

En un segundo, todos sus sentidos se aclararon, como


si una niebla se hubiera disipado.

¡Lo sabía!

La sangre empezó a brotar de su brazo izquierdo,


pero Xie Lian sintió que por fin había alcanzado una
cuerda de salvación en medio de este caos.

La fragancia de las demonios florales, podía agravar


el temperamento del afectado y despertar deseos
reprimidos en lo más profundo de sus corazones. Cuanto
más reprimido estuviera el deseo, más fuerte sería el
efecto de la fragancia. Con respecto a lo que Xie Lian
mantenía reprimido… además de la lujuria, era el deseo
de matar.

Este deseo asesino no era el que estaba dirigido a


espíritus malignos, ya que había derrotado y eliminado a
muchos de ellos en el pasado, no… este deseo era el que
estaba dirigido hacia seres humanos o Dioses; algo que
era “prohibido”, algo que todo el mundo sabía que no se
1704

debía hacer, pero que muchos deseaban hacer en lo más


profundo de sus corazones.

Al fin y al cabo, la lujuria y el asesinato eran deseos


igual de agresivos… Xie Lian incluso alguna vez
escuchó decir que era posible que ambos tuvieran el
mismo origen, que su naturaleza era la misma. Usándose
como la misma evidencia de esta teoría, puede que
hubiera encontrado otra manera de superar esta difícil
prueba.

Antes de entrar en la cueva, Xie Lian se había cortado


con la espada para dibujar las barreras. Al ver la sangre,
sintió calma, ya que herirse a sí mismo era como haber
herido a otro. Por eso mismo no dudó en cortarse de
nuevo el brazo izquierdo, lo que le aclaró un poco la
mente… No obstante, estaba tan ensimismado pensando
que ya había encontrado la manera de superar esto que se
sorprendió al sentir un fuerte hormigueo de placer que le
hizo soltar la espada.
1705

El hormigueo derrumbó la fortaleza que había


construido con tanto esfuerzo durante todo este tiempo y
para cuando se dio cuenta de lo sucedido suaves gemidos
ya salían de sus labios, haciéndolo temblar.

«—¿Cómo puede ser esto posible?» —pensó con los


ojos muy abiertos, asustado.

Al mirar la espada en el suelo, de repente recordó que


el joven había usado esa espada para atacar a los frutos
de la Tierra del Afecto. Probablemente, toda la hoja de la
espada ya había estado impregnada en su savia. Había
buscado alivio autolesionándose con esa espada, ¿acaso
lo que había hecho no había sido como beber veneno para
calmar su sed?

Fue su impaciencia lo que lo hizo no darse cuenta


antes. Xie Lian se regañó en silencio, pero ya que las
cosas habían llegado a este punto, lo único que le
quedaba hacer era rasgar un trozo de su manga izquierda
para limpiar la espada con locura y luego rasgar su manga
1706

derecha para metérsela en la boca. Mordiéndola


abatidamente y de manera brusca, trató de hacer todo lo
posible para evitar que salieran más ruidos de su boca.
Lamentablemente como la cueva creaba un eco, todos los
sonidos leves se amplificaban, ¿cómo podría alguien no
darse cuenta de ellos?

—¿Dianxia? —preguntó el joven soldado con voz


temblorosa.

Esta situación era vergonzosa, todo esto era


realmente una vergüenza insoportable. ¡Algo que lo
perseguiría por toda la eternidad!

Xie Lian deseaba morir en ese momento. La simple


idea de que alguien lo descubriera de esta manera, tan
vulnerable, incluso con toda la oscuridad que había en la
cueva, era insoportable.

—¡No entres! —gritó Xie Lian.

Pero olvidó una cosa. Al haberse tapado la boca, lo


único que se oyó salir de sus labios fue un sonido
1707

lastimero, lo que lo único que logró fue hacer que el


joven soldado se pusiera más ansioso al escucharlo.

Xie Lian también estaba ansioso y, cuanto más


ansioso estaba, más brutal se volvía. Con un movimiento,
agarró la espada y se la clavó en su pierna izquierda. Fue
una estocada profunda, el sonido de la hoja entrando en
la carne fue claro, y al oírlo el joven soldado ya no pudo
contenerse y decidió entrar.

Al escuchar sus pasos acercarse, Xie Lian se arrastró


una y otra vez hacia atrás.

—¡No, no, no! —gritó—. ¡No te me acerques! ¡No!

Xie Lian temía que, si el joven se acercaba, no podría


contenerse y cometería un acto de violencia, así que sólo
podía intentar esquivarlo. Retrocedió hasta que su
espalda chocó contra la pared de la cueva.

El joven soldado percibió su miedo y no pudo evitar


sentirse confundido y preocupado.
1708

—Dianxia... ¿Está sufriendo mucho? —preguntó con


suavidad—. ¿Necesita algo?

El deseo de asesinar se agitó en su interior. Las venas


de la frente de Xie Lian se hincharon, mientras luchaba
consigo mismo; pero no pudiendo contener más su ira,
comenzó a maldecir.

—¡Tonto! ¡Te dije… que te fueras! —gritó—.


¡Podría matarte! ¡Te mataré, ¿entiendes?!

El joven soldado se quedó atónito. Justo cuando Xie


Lian pensó que lo había entendido y que se marcharía,
escuchó como la espada del suelo era recogida y divisó
como se la ofrecía con ambas manos.

¿Qué significaba esto?

Como deseaba matar a alguien… ¿él le estaba


concediendo el permiso de matarlo?

—Si es así como Dianxia se sentirá mejor… —dijo


el joven soldado.
1709

—…

Está loco. ¡Todo esto era una completa locura!

Xie Lian apretó los dientes, la sed de sangre haciendo


que una idea brillante apareciera en su mente.

«—¡No moriré, no moriré, no moriré!» —gritó una


voz dentro de su cabeza.

Agarró la espada de inmediato y tomó una


decisión…

¡Apuntó la hoja de la espada hacia su propio cuerpo!

En la oscuridad, lo único que vio el joven soldado fue


un frío destello pasar.

—¡Dianxia! —gritó.

La espada penetró el estómago de Xie Lian,


clavándose con firmeza contra el suelo.

Un intenso dolor explotó dentro de su abdomen,


esparciéndose con rapidez por todo su cuerpo,
eliminando todo el calor que sentía. Las manos de Xie
1710

Lian sostuvieron la empuñadura de la espada con fuerza


y sus ojos brillaron por un momento; tosió y un hilo de
sangre cayó por la comisura de sus labios. Su respiración
se detuvo y su cuerpo se quedó quieto. El joven soldado
estaba completamente en shock, y cayó de rodillas al lado
de su cuerpo.

Fuera de la cueva se escucharon gritos y chillidos de


las demonios florales.

—¡¿Quién está ahí?! —chillaron.

Las voces de las demonios florales eran delicadas,


femeninas y bastante estridentes, pero hubo una voz que
resultó ser más fuerte que la de todas ellas juntas.

—¡¿Pero qué demonios es esto?!

Al escuchar este rugido de ira, Xie Lian pareció


volver a la vida e inhaló nuevamente.

¡Feng Xin!
1711

—Es Tierra del Afecto —dijo otra voz—. Si no


quieres ser afectado, cúbrete la cara rápidamente.

Ese era Mu Qing, quien de seguro ya tenía la boca y


la nariz cubiertas. Al parecer, Feng Xin nuevamente vio
algo que lo desconcertó, porque volvió a rugir con enojo.

—¡Eso es... ¿Dianxia?! —exclamó—. ¡Dianxia!


¡Maldita sea! ¡¿Qué es todo esto?! ¡¿Pero qué mierda
significa esto?! ¡Esto es realmente...! ¡¿Qué estaban
intentando hacer?!

—¡Esto es realmente inapropiado! —exclamó Mu


Qing también sorprendido—. ¡Es demasiado grosero!

—¡Mierda! ¡Quémalo rápido! —exclamó Feng


Xing—. ¡Quémalo todo, no dejes que otros lo vean!

Xie Lian yacía en la cueva, sin saber de qué estaban


hablando, pero supuso que pensaban que era inapropiado
que las demonios florales estuvieran desnudas frente a él.
Lo único que escuchó fue el sonido de un fuego ardiente
y el crujir de las llamas, mientras los gritos y maldiciones
1712

de las demonios florales iban desapareciendo


gradualmente.

Xie Lian intentó hablar, pero ya no tenía fuerzas.


Aunque era inmortal, aún podía sentir dolor. Esta era la
primera vez que sufría una herida tan grave, y el intenso
dolor en su abdomen hacía que frunciera el ceño con
frecuencia. Sintió que alguien entraba corriendo y gritaba
algo, pero no pudo oír ni una palabra, finalmente cerró
los ojos y cayó en un profundo sueño.
1713

Capítulo 4

◇¡Nunca te olvidaré, nunca!◇

Antes de esa noche, Xie Lian no había cerrado los


ojos durante más de un mes. La fatiga acumulada durante
días, sumada al estallido de esa noche, lo hizo dormir
durante tres días seguidos. Tres días después, se despertó
y se encontró acostado en una habitación con un techo
magníficamente decorado, era su habitación en el
palacio. Rápidamente se puso de pie.

Feng Xin, que estaba afuera probando un arco, al


escuchar un ruido entró de inmediato.

—¡Dianxia, ha despertado! —exclamó.

—¿Y las personas secuestradas por Lang Ying? —


preguntó Xie Lian, antes que nada.
1714

—No se preocupe, están todos a salvo —respondió


Feng Xin—. En estos días no ha habido ataques
enemigos. Vuelva a la cama, no está usando zapatos.

Al escuchar esto, Xie Lian se sintió aliviado y se


sentó en la cama, luego recordó algo más.

—¿Y el niño? —preguntó.

—¿Cuál? —preguntó Feng Xin.

Justo entonces Mu Qing entró por la puerta de la


habitación.

—Está hablando del pequeño soldado —explicó.

—Oh… —musitó Feng Xin—. Ese día estábamos


tan preocupados por usted que ni le prestamos atención,
probablemente haya regresado por su cuenta. ¿Por qué lo
está buscando?

—¡Él es muy hábil! —dijo Xie Lian—. Mu Qing,


recuerda encontrarlo para mí cuando tengas una
oportunidad. Lo necesito.
1715

Xie Lian, siempre que descubría a alguien con


talento para las artes marciales, se encariñaba y sentía la
necesidad de tenerlo cerca para poder admirar todos los
días su progreso. Esto no era algo nuevo, pero sí era la
primera vez que solicitaba a alguien de tan temprana
edad.

Mu Qing sabía bien qué es lo que planeaba al


escuchar que “era muy hábil”, y su expresión se volvió
resignada.

—Parece tener sólo catorce o quince años —


comentó—. ¿No le parece muy joven?

—Ustedes no lo vieron —respondió Xie Lian—. La


habilidad de ese niño es como un material perfecto para
manejar una cimitarra. ¡Si se lo entrena bien, será
increíble cuando crezca!

Al ver lo emocionado que estaba con la idea de


reclutarlo, la expresión de Mu Qing se volvió un tanto
1716

complicada, sólo después de un momento en silencio


volvió a hablar.

—En estos días, aunque no hemos tenido ataques


enemigos, hemos descubierto algo más —dijo—.
¿Recuerda que sospechábamos que había ayuda externa
para Yong'An? Hemos estado investigando y
efectivamente encontramos que otros países los han
estado apoyando en secreto, enviando suministros y
armas.

—Maldición, si hubiéramos sabido que había tanta


gente de Yong'An en las montañas… ¡Estaba claro que
no podrían haber sobrevivido comiendo sólo corteza de
árbol! —dijo Feng Xin—. Estas personas solían ser
amigables con nosotros, pero ahora están causando
problemas, parece que quieren sembrar el caos en todas
partes.

XianLe era un país hermoso y rico en oro y joyas,


durante muchos años había sido envidiado por otros
1717

países. En parte, Xie Lian ya se lo esperaba, así que solo


negó con la cabeza; lo que más le preocupaba no era eso
y su expresión se volvió seria.

—Si solo fueran otros países apoyándolos, estaría


bien —dijo—, pero me temo que hay algo más peligroso
ayudándolos.

Entonces les contó sobre el hombre de la máscara


llorando y riendo. Al escucharlo, ambos se sintieron muy
desconcertados, nunca habían oído hablar de algo así.
Los tres discutieron el asunto, pero no pudieron llegar a
ninguna conclusión. No había nadie más a quien poder
preguntar al respecto, ya que ellos mismos eran Oficiales
Celestiales. Así que solo pudieron animarse mutuamente
y mantenerse alerta.
1718

Quizás fue porque Feng Xin y Mu Qing habían


logrado cortar en secreto la ayuda que les estaban dando
los aliados del exterior, pero en los próximos meses los
rebeldes se tranquilizaron por un tiempo y ese extraño
hombre de túnicas blancas tampoco volvió a aparecer.

Por lo tanto, aparte de su responsabilidad llevando la


lluvia, Xie Lian tuvo la rara oportunidad de alejarse del
frente y dar una vuelta, buscando relajarse un poco.

Decidió caminar lentamente por la Avenida Marcial


Divina, a lo largo del camino la gente lo saludaba con
entusiasmo, reverencias y mucho respeto, llamándolo
"Su Alteza el Príncipe Heredero". Xie Lian se limitó a
sonreír con amabilidad y asentir con la cabeza a modo de
saludo.

Mientras caminaba se acercó hacia un pequeño


puente de piedra, agitó las ramas de los sauces que
colgaban hacia el puente y miró a las carpas rojas y
1719

brillantes nadando con calma en el agua debajo,


sintiéndose muy envidioso por su tranquilidad.

Sintiéndose a gusto por la vista le pidió a un


transeúnte un puñado de comida para peces y la fue
arrojando una por una al agua, viendo a los peces luchar
entre sí para comerla; no pudo evitar seguir arrojando
más y más hasta que se le acabó la comida, quedando con
las manos vacías. Justo cuando iba a pedirle más a
alguien, sintió que alguien lo estaba mirando desde atrás.

Al darse la vuelta, no vio a nadie, lo que le pareció


un poco extraño, pero como no percibió ninguna
hostilidad o malicia, no le dio importancia. Pidió
prestado más comida para peces a alguien y siguió
alimentándolos. Poco tiempo después, sintió que esa
mirada desde atrás volvió a aparecer.

Esta vez, estaba preparado, y se dio la vuelta


rápidamente, descubriendo al culpable. Al ver que una
sombra se escabullía detrás de un sauce en el borde del
1720

puente, Xie Lian se dio la vuelta por el otro lado y le dio


un golpecito en la espalda, sonriendo.

—¡Hola! —dijo—. ¿Hay algo en lo que pueda


ayudarte?

Detrás del árbol había un joven. Al ser golpeado de


repente por la espalda, fue como un gato al que le habían
pisado la cola y estuvo a nada de saltar hacia un árbol. Al
darse la vuelta, cruzó los brazos frente a su rostro,
cubriéndose, asomando sólo un ojo negro desde detrás de
todas sus vendas.

—¡Dian… Dianxia! —tartamudeó—. No fue mi


intención hacerlo.

Xie Lian sonrió.

—¿Te asusté? Lo siento —dijo—. Pero, ¿quién eres


tú? ¿Por qué estás escondido aquí?

Al mirarlo más de cerca, vio que el joven tenía


vendas en la cara, y no pudo evitar sorprenderse.
1721

—¡Eres tú! —exclamó—. Eres el de aquella noch…

Antes de terminar la frase, recordó lo que había


sucedido esa noche y se sonrojó. El joven también
parecía sentirse incómodo y bajó la cabeza.

Xie Lian carraspeó un poco y fingió


despreocupación.

—Así que eres tú —continuó—. Quería encontrarte


desde hace tiempo, pero con tantas cosas lo he olvidado.
¿Estás bien después de lo que pasó? ¿Ya sanaron tus
heridas?

—Dianxia, no me pasó nada grave —respondió el


joven en voz baja—. Más bien, ¿cómo está usted? Sus
heridas…

Xie Lian agitó la mano.

—Yo también estoy bien —dijo.

El joven levantó un poco la cabeza.


1722

—¡¿Cómo va a estar bien?! —preguntó, preocupado


el joven—. Dianxia claramente usó una espada y…

Xie Lian sonrió.

—¿Eso te asustó esa noche? —preguntó—. En


realidad, no es nada, soy un Dios, esas heridas no son
ningún problema, ya sanarán del todo muy pronto.

El joven murmuró algo que Xie Lian no alcanzó a


oír.

—¿Qué dijiste? —preguntó.

El joven se armó de valor y volvió a hablar con más


seguridad.

—Esa noche, ¿fue porque le causé problemas? —


cuestionó—. Por eso es que Dianxia tuvo que…

Xie Lian quedó atónito al ver lo que estaba


implicando y lo observó fijamente.

—No, no fue por eso —explicó—. Ah, no tenía nada


que ver contigo, esa noche iba a hacer eso incluso si tú
1723

no hubieras estado. No lo pienses demasiado. ¿Por qué


estás tan rígido? No voy a regañarte.

El joven estaba realmente erguido, tenso como una


tabla, y no se atrevía a levantar la cabeza, lo que hizo que
Xie Lian se sintiera un poco extraño.

Decidiendo aliviar la situación, le metió un puñado


de comida de peces en la mano.

—Ayúdame a alimentar a los peces —indicó—.


Después de hacerlo, olvida por completo este asunto.

El joven fue empujado hacia el puente, trastabillando


en el camino. Xie Lian comenzó a arrojar un par de
gránulos de comida.

—Ah, por cierto, ¿por qué no estás en el ejército y


estás aquí? —preguntó—. ¿Acaso te escapaste para
jugar?

El joven sostuvo la comida de peces como si se


tratasen de perlas, y al oír la pregunta, se sorprendió.
1724

—Ya no estoy en el ejército —respondió.

Xie Lian se asombró.

—¿Ah? —exclamó, desconcertado—. ¿Por qué ya


no?

El joven se sorprendió aún más.

—Yo... fui echado, Dianxia… —susurró—. ¿No lo


sabía?

Xie Lian se quedó perplejo.

—¿Cómo que echado? —preguntó.

Él había dejado claro a Mu Qing que quería a este


chico, ¿cómo es que terminó siendo echado?

El joven parecía emocionado y feliz a la vez.

—¡Entonces Dianxia, realmente no lo sabía! —


exclamó—. Yo siempre pensé en que…
1725

Xie Lian estaba cada vez más intrigado y quería


saber más, pero entonces se escuchó un grito realmente
aterrador proveniente de la Avenida Marcial Divina.

—¡AAAAAAAH!

Xie Lian miró rápidamente en esa dirección y vio a


un hombre alto y corpulento corriendo de forma
frenética, cubriéndose la cara con ambas manos y
derribando a la gente a su paso.

Algunos transeúntes se rieron al verlo.

—¿Qué está haciendo? ¡Nunca antes he visto a


alguien pasar sin cara! —bromeó uno.

Pero justo cuando dijo eso, el hombre se estrelló de


cabeza contra una pared… ¡y la sangre salpicó en todo el
lugar!

Los transeúntes que inicialmente habían estado


bromeando al verlo comenzaron a gritar de repente, y Xie
Lian dejó al joven para ir corriendo hacia ellos.
1726

El hombre parecía haberse desmayado, su cabello


desordenado le cubría el rostro, y muchas personas se
acercaron con cuidado para poder observarlo. Justo
cuando Xie Lian se acercaba, el hombre se levantó de un
salto y soltó un alarido desgarrador.

—¡No puedo soportarlo más! —grito—. ¡Que


alguien venga y me mate! ¡Mátenme, mátenme!

—Parece que se escapó algún loco de su casa, hay


que llevarlo de vuelta… —dijo uno de los transeúntes.

Intentaron agarrarlo, pero cuando vieron de frente su


rostro, también gritaron aterrados.

—¡Qué clase de monstruo es este!

El hombre loco continuó gritando.

—¡Mátenme a patadas, rápido!

Las personas estaban aterradas, y justo entonces


llegó Xie Lian. Al ver al Príncipe Heredero, se
apresuraron a esconderse detrás de él.
1727

Xie Lian actuó sin pensarlo y lo derribó. Algunos


señalaron al hombre en el suelo y mientras gritaban

—¡Taizi Dianxia! Este hombre… este hombre… Él


tiene… Él tiene…

No hacía falta que lo dijeran, Xie Lian también lo


había visto.

¡Esta persona, sorprendentemente, tenía dos caras!

Para ser más precisos, en su rostro había crecido otro


rostro. Este segundo rostro, del tamaño de la palma de
una mano, se apretujaba en su frente, como un anciano
arrugado. ¡Era terriblemente feo!

En un estado de verdadero shock, Xie Lian sólo


pensaba una sola frase: «—¿Qué clase de monstruo es
este?»

Inmediatamente desenvainó la espada que llevaba en


la cintura. Esta era la increíble espada que le regaló Jun
Wu: Hong Jing. Desde que se encontró con aquel extraño
1728

hombre vestido con túnicas blancas, la llevaba consigo


en todo momento por si acaso. Quizás algún día pudiera
ver reflejado en ella la verdadera cara de esa cosa.

Una vez fuera de su vaina, la luz de la espada era más


brillante que la nieve, pero cuando la inclinó hacia abajo,
el reflejo sobre su hoja seguían siendo esas dos caras
aterradoras. En otras palabras, este loco no era ningún
tipo de monstruo o demonio. ¡Era un humano!

Pero, ¿realmente podía existir personas con esta


apariencia en el mundo?

Mientras pensaba, escuchó a alguien hablar


tembloroso.

—Él... ¿cómo se convirtió en esto?

Xie Lian guardó a Hong Jing y se volvió hacia él.

—¿Lo conoces? —preguntó—. ¿Antes no era así?

Varias personas respondieron.

—Sí, lo conocemos, trabajábamos juntos.


1729

—Claro que antes no era así, en su rostro… ¡no había


nada de eso!

Viendo que cada vez había más gente rodeando la


calle, Xie Lian envió un mensaje por la Matriz de
Comunicación Espiritual a Feng Xin y Mu Qing para que
vinieran rápido, mientras dispersaba a la multitud.

La gente le tenía mucho respeto al Príncipe


Heredero, y aunque estaban sumamente curiosos, sólo
pudieron obedecer y empezaron a retirarse.

No obstante, vio que alguien no se retiraba y se


mostraba inquieto a su lado.

—¿Tienes algo que quieras decir? —preguntó.

Finalmente, el hombre se armó de valor.

—Taizi Dianxia, hace unos días, me salió una


pequeña protuberancia en el pecho, sin picor ni dolor.
Pero al ver a este compañero mío, yo… bueno… —dijo,
para luego reír nerviosamente y desabrocharse la
1730

túnica—. ¿Podría echar un vistazo? ¿No hay problema,


verdad?

Cuando se abrió la túnica, todos los que aún estaban


presentes contuvieron el aliento.

¡Un rostro! En su pecho, no había ninguna "pequeña


protuberancia", sino un rostro femenino, borroso, pero
claramente visible.

El hombre miró hacia abajo y también se sobresaltó.

—¡¿Cómo es posible?! —exclamó—. Antes no


estaba así, tan… tan…

¿Tan vívido? ¿Tan realista? Cualquier palabra que se


usará, era aterradora.

Todos estaban horrorizados, y el hombre no pudo


evitar agarrar la túnica de Xie Lian.

—¡Dianxia, sálveme! —gritó.

Xie Lian le dio unas palmadas en el hombro.


1731

—Tranquilo, estoy aquí contigo —dijo con voz


cálida y firme.

El hombre se calmó, creyendo que para el Príncipe


Heredero esto sería fácil de resolver. Sin embargo, Xie
Lian tenía muchas dudas en su interior.

¿Cómo es que estos "rostros humanos" se estaban


formando poco a poco? ¿Y si no eran sólo estos
hombres? ¿Habría más casos iguales?

Cuando Feng Xin y Mu Qing recibieron el mensaje


por la matriz acudieron hacia el lugar con prisa, tal como
Xie Lian les solicitó. Informaron a las autoridades
imperiales y dieron la orden de investigar en toda la
ciudad si había más personas con síntomas similares.
Debido a que este fenómeno era extremadamente
aterrador, el Rey lo tomó muy en serio y movilizó una
1732

gran cantidad de personal, con una eficiencia


sorprendente, logrando confirmar los casos esa misma
noche.

Se determinó que en toda la Capital Imperial de


XianLe había más de una decena de personas con rostros
humanos claramente formados en sus cuerpos. Algunos
no le habían dado importancia al verlos, mientras que
otros los tenían en lugares poco visibles, por eso no se
habían percatado de ello. Además, había más de treinta
personas con protuberancias superficiales, que parecían
ser "rostros humanos" aún en proceso de formación.

Entre estas personas, predominaban las mujeres y los


niños, quienes fueron traídos y estaban muy nerviosos,
pero se consolaban mutuamente.

Xie Lian los observó con atención y notó algo


extraño.

—¿Todos ellos se conocen? —preguntó Xie Lian.


1733

Mu Qing, que había estado ocupado toda la noche,


revisó los registros.

—Todos viven en las afueras de la Capital Imperial,


cerca del bosque Buyoulin —respondió—. Quizás por
vivir cerca tengan cierta familiaridad entre vecinos.

¿Entonces vivían cerca y se veían con regularidad?

A Xie Lian se le erizó la piel con un mal


presentimiento.

—¡Despejen a toda esta gente de la zona! —ordenó


de inmediato—. Aíslen a todos los que están aquí. Es una
enfermedad extraña… ¡Podría ser contagiosa!

Al pronunciar que era extraña y que podía ser


“contagiosa”, sus palabras fueron más efectivas que
cualquier soldado o guardia para dispersar a la gente. En
menos de lo que se quemaban dos varitas de incienso, la
mayor parte de las casas de la calle se encontraron
vacías.
1734

Xie Lian entonces instruyó a los oficiales y soldados


que habían acudido bajo sus órdenes que se equiparan
completamente para protegerse y que lo acompañaran
hacia Buyoulin a investigar.

Al entrar en Buyoulin, Xie Lian sintió que algo no


estaba bien. Este bosque le parecía familiar, como si ya
hubiera estado aquí antes. Un presentimiento vago lo
impulsó a buscar algo y fue entonces que notó un hedor
nauseabundo que se expandía.

Era un olor asfixiante, que hizo que algunos soldados


casi vomitaran.

—¿Qué es esa cosa? —preguntaron.

El olor provenía de un montículo de tierra en el suelo,


que parecía estar moviéndose lentamente. Los soldados
se pusieron en guardia, protegiendo al Príncipe Heredero.

—¡Retírense! —ordenó Xie Lian.


1735

De repente, la superficie de tierra se elevó


abruptamente y una enorme forma hinchada emergió y
quedó expuesta a la fuerte luz de las antorchas.

El hedor putrefacto se intensificó instantáneamente,


haciendo que alguien vomitara, y Feng Xin y Mu Qing
se colocaron delante de Xie Lian.

Esa cosa ya no podía ser llamada "humana", nada se


le parecía, nadie podría identificarla como uno. ¡Este
cuerpo gigantesco, que podría describirse como
"descomunal", en realidad solo era el de un niño débil y
delgado!

Un impulso de vómito le subió por la garganta a Xie


Lian. Feng Xin y Mu Qing estaban atónitos.

—¿Qué es esa cosa? —preguntaron.

—Es el hijo de Lang Ying —respondió Xie Lian con


voz grave.
1736

Si, en este bosque fue donde Lang Ying había


enterrado el cuerpo de su hijo.

En ese momento, Xie Lian le lanzó un talismán y se


desató un incendio furioso en el bosque. Las llamas se
elevaron al cielo, y entre el humo espeso, se escuchó en
la distancia el sonido penetrante de una fuerte trompeta
de guerra.

¡Era la señal de que el ejército enemigo se


aproximaba!

Aunque esta batalla se lideró bajo la supervisión de


Xie Lian, nadie mostró alegría por la victoria; llenos de
incertidumbre. Esta "enfermedad extraña" que había
irrumpido tan repentinamente, a la que la gente llamaba
la "Enfermedad del Rostro Humano", se empezó a
1737

propagar a una velocidad vertiginosa por toda la Capital


Imperial de XianLe, sembrando el pánico entre la
población.

El primer paciente apareció aquella vez en plena


Avenida Marcial Divina, sin que nadie pudiera
controlarlo, y la enfermedad del rostro humano se
extendió y se manifestó extremadamente rápido,
detectándose síntomas sospechosos en más de cincuenta
personas en pocos días.

Al mismo tiempo, los ataques de los rebeldes se


intensificaron. Bajo este ataque desde múltiples frentes,
Xie Lian apenas podía ausentarse para ir a Yong'An a que
siguiera habiendo lluvia, consumiendo la mayor parte de
su poder y energía en la zona de cuarentena de la capital.

Después de eliminar el cadáver putrefacto, el bosque


Buyoulin se convirtió en la zona de cuarentena, donde se
establecieron amplias tiendas de campaña improvisadas
para atender a los enfermos. Al principio sólo había unas
1738

veinte personas, pero luego llegaron a ser cerca de un


centenar, y Xie Lian iba allí cada vez que tenía
oportunidad para usar su poder espiritual para contener
los horribles síntomas de los pacientes. Aunque no podía
curarlos, lo más importante era aliviar el terror de los
enfermos.

Mientras Xie Lian caminaba por el campamento, un


joven acostado en el suelo agarró repentinamente el
borde de su túnica.

—Dianxia, soy yo —dijo—. ¿Puede curarme,


verdad?

Este hombre le resultaba familiar. Al mirarlo


detenidamente lo reconoció, ¿no era aquel transeúnte que
le había dado un paraguas hace unos años?

Aquel día, Xie Lian se había enterado


repentinamente de la sequía en Yong'An y su mente era
un caos, pero el gesto de aquel hombre de darle un
paraguas bajo la lluvia lo había conmovido
1739

profundamente, dejando una impresión indeleble, de


modo que reconoció vagamente su rostro.

Xie Lian se inclinó y le palmeó suavemente el dorso


de la mano.

—Lo prometo, haré todo lo posible —dijo con


seriedad.

El hombre pareció haber recuperado la esperanza de


vivir y sus ojos brillaron mientras repetía "está bien",
volviendo a recostarse. Todos los pacientes lo miraban
con la mirada más anhelante, creyendo que el Príncipe
Heredero era todopoderoso y que definitivamente
encontraría una solución para salvarlos a todos.

Después de dar una vuelta, Xie Lian se sentó


pensativo junto a la hoguera que Feng Xin y Mu Qing
habían encendido. A lo lejos, algunos trabajadores
llevaban una camilla, e iban susurrando entre ellos.

—¿Cuántos han muerto ya?


1740

—No lo recuerdo, creo que casi diez…

En realidad, la enfermedad del rostro humano no era


tan mortal. Lo verdaderamente aterrador en ella era no
morir. Dicho de otra manera, no morir significaba que en
el futuro se convertirían en monstruos con multicaras en
sus cuerpos; de solo pensarlo a cualquiera se le quitaban
las ganas de vivir. Especialmente a las jóvenes, que
valoraban mucho su apariencia, si les crecían esas cosas
en el cuerpo, probablemente preferirían la muerte.

Uno de los trabajadores suspiró.

—¿Cuándo acabará esto?

—Taizi Dianxia encontrará una solución, no te


preocupes.

—Pero, ¿no puede encontrar una solución más


rápido? Todos estamos sufriendo —dijo, quejándose—.
Ah, olvida lo que dije, haz como si no hubiera dicho
nada.
1741

Los dos se alejaron, y Mu Qing miró a Xie Lian.

—Entiende que son solo gente común —dijo.

Xie Lian no se molestaría por esos comentarios de la


gente común, y sacudió la cabeza, aún inmerso en sus
pensamientos. Mientras veía las llamas crepitar, alguien
se sentó junto a él, era Feng Xin que ya había regresado.

—¿Cómo fue? —preguntó de inmediato Xie Lian.

—Los de Yong'An están todos bien, ni uno solo tiene


la enfermedad del rostro humano —respondió Feng
Xin—. ¡Seguro que son ellos los que la han provocado!

Eso no le sorprendería, pero ahora Xie Lian estaba


reflexionando sobre un problema más profundo.

—Entonces, debe ser una maldición —comentó—.


Pero si es una maldición, ¿por qué no atacan a los
soldados, sino solo a los civiles?

En el ejército también había algunos pacientes con la


enfermedad, pero eran muy pocos, y una vez enviados a
1742

cuarentena, la situación se controlaba de inmediato sin


expandirse.

—Tal vez piensan que, aunque derroten al ejército,


con usted aquí sería una derrota segura, así que ni
siquiera se molestan en atacar al ejército y se enfocan
directamente en los civiles —dijo Feng Xin.

Xie Lian frunció el ceño.

—Estos días he estado pensando, ¿cómo es que se


contagia esto exactamente? —reflexionó.

—¿No está claro? —contestó Feng Xin—.


Acercándose mucho, teniendo mucho contacto,
compartiendo agua, comida, durmiendo juntos y cosas
así, de esa forma se contagia.

—Pero los soldados también beben agua, comen y


duermen juntos, tienen un contacto más cercano y
frecuente que el resto de la gente común —replicó Xie
Lian—. ¿Cómo es qué hay tan pocos soldados
contagiados?
1743

—En las mismas condiciones, algunos se contagian


y otros no —respondió Mu Qing—. Lo que quieres saber
es qué tipo de personas pueden resistir a la Enfermedad
del Rostro Humano, ¿verdad?

Xie Lian asintió.

—Mu Qing me entiende —dijo—. Si pudiéramos


saber eso, podríamos cortar la propagación de esta
enfermedad.

Mu Qing asintió también.

—Bien —dijo—. Entonces veamos al revés, ¿qué


tipo de personas tienen más probabilidades de contraer la
Enfermedad del Rostro Humano? Entre estos pacientes,
¿qué tipo de personas son las más numerosas?

Tras haber tratado a tantos pacientes en estos días,


Xie Lian respondió sin dudar.

—Mujeres, niños, ancianos y jóvenes varones de


constitución débil.
1744

—¿Acaso sólo los débiles se contagian? —preguntó


Feng Xin—. ¿Deberíamos pedirle al Emperador que
ordene a todo el mundo a hacer más ejercicio y fortalecer
sus cuerpos?

Xie Lian y Mu Qing simplemente lo miraron en


silencio, no sabiendo que responderle.

—…

—No, bueno, eso no parece correcto… —dijo Feng


Xin, corrigiéndose a sí mismo.

Era obvio que no era así, porque el primer paciente


que apareció en la Avenida Marcial Divina había sido un
hombre alto y corpulento.

Entre todos los infectados, su apariencia,


constitución, incluso su identidad y personalidad, era de
lo más variada; era imposible encontrar un patrón fijo.
¿Acaso que alguien se contagiara o no dependía sólo de
su suerte?
1745

—¿Por qué los soldados pueden resistir la


propagación de la enfermedad del rostro humano? —
murmuró Xie Lian—. O, mejor dicho, ¿qué cosa hacen
los civiles menos y los soldados más…?

De repente, abrió los ojos de par en par y se levantó


de golpe.

—¡Imposible! —exclamó.

Feng Xin y Mu Qing también se levantaron

—¿Qué pasa, Dianxia? —preguntaron—. ¿En qué ha


pensado?

Xie Lian había llegado a una conjetura plausible,


pero también aterradora y comenzó a caminar de un lado
al otro, inquieto.

—Esperen, tengo una hipótesis muy absurda —dijo


apresuradamente—. Probablemente no sea cierta, pero
necesito comprobarla.
1746

—¿Qué conjetura es esa? ¿Cómo va a comprobarla?


—preguntó Mu Qing—. ¿Quiere que le traiga a alguien
para que lo pruebe?

Xie Lian lo rechazó de inmediato.

—No, no puedo usar a nadie vivo para probarlo —


dijo, y después de pensarlo un momento, ordenó—:
Reúne a los soldados que convivían con los que
enfermaron, tengo algunas preguntas que hacerles.

Feng Xin se dispuso a ir, pero Xie Lian lo detuvo.

—¡Espera! —exclamó—. Ya es de noche, ir ahora


sería demasiado llamativo y no puedo reunir a muchos de
una vez. No puede filtrarse ni una palabra de lo que les
voy a preguntar, o no podré mantenerlo en secreto.

Feng Xin lo miró fijamente.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó—.


¿Llevarlos uno por uno a su habitación para interrogarlos
en privado?
1747

—No hay más remedio —respondió Xie Lian—.


Mañana, lleva a los soldados que estaban más cercanos a
esos enfermos, uno por uno, a mi habitación. Asegúrate
de que no sepan que a los demás también se les ha
preguntado, de lo contrario… —pensando mejor en ello,
suspiró—: ¡Olvídalo! ¡Amenázalos con severidad! Que
si se les escapa una sola palabra les dispararas una de tus
flechas a matar. ¡Cuanto más despiadado, mejor!

Los dos se miraron sin saber qué decir.

—Si va a interrogarlos uno por uno, ¿hasta cuándo


va a durar su hipótesis? —preguntó Mu Qing.

—No importa cuánto tarde en comprobarla, debo


averiguarlo —respondió Xie Lian—. Este asunto no
puede admitir ningún tipo de error…

Aunque en el fondo, esperaba y deseaba estar


equivocado...
1748

Durante los siguientes días, Xie Lian interrogó


personalmente a más de trescientos soldados.

Cuando terminaba con uno, su corazón cada vez se


hundía más. Cuando Feng Xin y Mu Qing entraron a su
habitación lo vieron con el rostro descompuesto y sin
decir palabra alguna.

—Dianxia, ¿ha logrado averiguar algo? —preguntó


Mu Qing.

Xie Lian asintió.

—Ya lo he averiguado —susurró.

Mu Qing se aventuró a continuar indagando.

—Entonces…

—También sé qué tipo de personas se contagian y


cuáles no —interrumpió Xie Lian.
1749

A pesar de decir eso, no había ni un ápice de alegría


en su rostro por haber resuelto el misterio. Feng Xin y
Mu Qing sintieron que las cosas no serían tan sencillas
de resolver y sus rostros se entristecieron.

—Se ve muy mal, beba un poco de agua —dijo Feng


Xin.

A lo lejos se escuchó un grito.

—¡Dianxia, sálveme!

Xie Lian apenas había terminado de sorber un poco


del agua que Feng Xin le había ofrecido y, cuando
escuchó el grito, la escupió de golpe y corrió sin
detenerse. Quien gritaba era el joven que le había dado el
paraguas aquel día y, como Xie Lian había sido
especialmente amable con él, el joven lo solía llamar con
desespero, clamando por su vida.

Al principio, la parte afectada de este joven había


sido una de sus rodillas. Xie Lian había lanzado un sello
espiritual sobre ella para contener la propagación de la
1750

enfermedad, por lo que solo tenía rostros en la pierna


izquierda. Ahora este estaba pateando frenéticamente esa
pierna, gritando de terror.

Cuando llegó a él, Xie Lian lo vio patear


frenéticamente su pierna, gritando aterrorizado.

—¡No te muevas! —exclamó sujetándolo con


fuerza—. ¡Ya estoy aquí!

El joven, aterrado, agarró a Xie Lian.

—¡Dianxia! ¡Dianxia, sálveme! —gritó—. Hace un


momento sentí que la pierna me picaba, y sentí como si
hubiera algo en la hierba, y entonces, y entonces… vi
esas cosas… ¡Sus bocas se abrían y cerraban, se estaban
moviendo, se estaban comiendo la hierba! ¡Están vivas!

Xie Lian se estremeció de horror ante sus gritos. ¡Al


bajar la mirada lo que dijo resultó ser cierto! La pierna
izquierda del joven estaba llena de decenas de rostros
humanos, varios de ellos con hojas de hierba en la boca…
1751

¡Algunos incluso estaban masticando vorazmente!


¡Cómo si estuvieran hambrientos!

Los pacientes empezaron a gritar, y solo gracias a


que Feng Xin, Mu Qing y los guardias los contuvieron
evitaron que se desatará un caos.

Xie Lian sujetó al joven y volvió la mirada hacia uno


de los enfermeros.

—¿Aún puede mover esa pierna? —preguntó.

—Dianxia, ya no puede —contestó un joven


cuidador, completamente protegido de pies a cabeza—.
Esa parte del rostro se ha vuelto tan pesada como si fuera
de plomo. Además, la enfermedad sigue avanzando,
pronto alcanzará su cadera.

La pierna de este joven se podría decir que ya estaba


en un estado terminal, habiendo perdido completamente
la sensibilidad de ella.
1752

—Dianxia, la única opción que no hemos probado


aún es amputar la parte afectada por los rostros —dijo un
médico en voz baja—. Quizás así se pueda detener la
propagación…

—¡Entonces ampútenla! —respondió Xie Lian.

—¡No, por favor! —exclamó rápidamente el joven;


tenía miedo de que realmente le amputaran la pierna,
pero tampoco se atrevía a siquiera ver su deforme
extremidad, desesperado empezó a llorar y suplicar—:
¡Mi pierna aún no está perdida! Tal vez pueda curarse…
¿no hay otra manera en la que pueda salvarme, Dianxia?

No sabía si fue por el agotamiento de todos estos


días, pero Xie Lian sintió que todo se tornaba oscuro ante
sus ojos.

—Lo siento… —respondió con un amargo sabor en


la boca—. No conozco otra forma.

Que el Príncipe Heredero dijera esas palabras dejó


atónitos a todos los presentes.
1753

—¡¿Cómo que no sabe otra forma?! —gritó alguien


perdiendo el control—. ¡Usted es un Dios, ¿cómo puede
no tener otra forma de solucionarlo?! ¡Hemos estado
esperando a que encuentre una solución por días, ¿cómo
puede no tenerla?!

Quien dijo eso fue inmediatamente silenciado por


otra persona y, justo en ese momento, uno de los "rostros
humanos" pareció molestarse por el alboroto y, dejando
de masticar, comenzó a chillar.

¡Esa cosa empezó a chillar!

Aunque el sonido era débil, no cabía duda de que


había provenido de su boca. El joven volvió a gritar
desesperadamente abrazando a Xie Lian mientras
lloraba.

—¡Dianxia, sálveme! —suplicó—. ¡Sálveme!

Cerca de su cadera tres pequeños huecos comenzaron


a formarse.
1754

—¡Dianxia, se está propagando, se está extendiendo


a la cadera! —exclamó el médico.

En este punto, por mucho poder espiritual que Xie


Lian gastara en evitar que se propagara, ya no serviría de
nada.

Xie Lian apretó los dientes con fuerza.

—Dime, una sola cosa, ¿quieres conservar esta


pierna o no? —preguntó.

El joven, aterrado y con la mirada perdida, casi al


borde de la locura, no supo responder. Los rostros de su
pierna izquierda comenzaron a gritar uno tras otro, como
si estuvieran dándole la bienvenida a sus “nuevos
compañeros”. Entre sus chillidos agudos, incluso se
podía percibir expresiones de regocijo, con sus lengüitas
rojas y diminutas temblando en sus bocas.

¡Sólo imaginar cómo sería el interior de esa pierna


era suficiente para enloquecer!
1755

¡No podía seguir retrasándolo más!

—Ampútenle la pierna —ordenó Xie Lian al médico.

El médico negó con las manos.

—¡Alteza, le pido disculpas, pero no estoy seguro de


que vaya a mejorar después de amputarla! —exclamó—
. Y en este lugar… ¡no me atrevo a operar! Es mejor no
arriesgarnos.

El médico se maldijo a sí mismo por haber hablado


de más y se refugió entre la multitud sin decir nada más,
avergonzado.

—Dianxia, sálveme… Dianxia, sálveme… —


susurró el joven una y otra vez.

Gritos y alborotos de todos los pacientes había en


todo su alrededor, y esos pequeños rostros deformados
también gritaban desde abajo. Xie Lian sintió en ese
momento como si estuviera mirando fijamente al
mismísimo infierno. Ya fuera que estuviera mirando el
1756

infierno o que no mirara nada en absoluto, un frío sudor


le corrió por la espalda, levantó su espada…

Y la sangre brotó por todas partes.

—¡AHHHH!

El joven, que al principio estaba medio inconsciente,


se despertó abruptamente después de que Xie Lian le
cortara la pierna izquierda y comenzó a sacudirse.

—¡Mi pierna! —gritó—. ¡MI PIERNA!

Xie Lian se arrodilló en el charco de sangre,


manchando sus túnicas blancas para sujetarlo con fuerza.

—¡No te muevas! —ordenó—. ¡Deténgale la


hemorragia!

Varios médicos se apresuraron torpemente, pero Mu


Qing fue incapaz de continuar soportando la situación.

—¡Apártense todos! —espetó.


1757

Enseguida se acercó él mismo a intervenir, actuando


con mucha más calma y habilidad que todos los médicos
presentes.

En cuanto a la pierna que había sido amputada, ahora


yacía en el suelo… ¡y a pesar de haber sido ya cortada
continuó retorciéndose y moviéndose como si estuviera
viva!

Xie Lian sintió náuseas al verla, así que rápidamente


le lanzó un talismán, provocando un gran estallido de
fuego que quemó la pierna hasta reducirla a cenizas.

—¡Mi pierna! —grito nuevamente el joven.

Xie Lian revisó la parte cercana de su cadera y vio


que la cara no había trepado a ella, por lo que su rostro
se iluminó.

—Listo, se detuvo —dijo—. ¡No se ha extendido


más!

El joven dejó de sollozar y abrió los ojos.


1758

—¿De verdad? —preguntó—. ¡¿De verdad se


detuvo?!

La multitud contuvo la respiración, agitada.

—¡Príncipe Heredero, por favor, también cúrenos!


—gritó uno de ellos.

—¡No sean imprudentes! —contestó otro joven—.


Hay que esperar un poco más, ¿y si vuelve a recaer?

—¿Cuánto tiempo más tenemos que observar? —


dijo alguien con temor—. ¡Ya no puedo esperar más, si
sigo esperando, esa cosa va a crecer hasta mi cara!

—¡Estoy dispuesto a correr el riesgo! —otro se


ofreció.

En poco tiempo, cientos de personas en el bosque


empezaron a gritar con desespero.

—¡Dianxia, por favor, libéranos de nuestro


sufrimiento!
1759

La gente se arrodilló ante él, adorándolo, y Xie Lian,


en el centro, tenía la cara pálida y no se sentía en absoluto
cómodo con la situación.

—Por favor, levántense —dijo—. Si esta persona no


recae en un tiempo, haré todo lo posible por ayudarlos a
todos…

Después de hacer varias promesas, finalmente logró


calmar a la multitud y a los heridos. Xie Lian fue llevado
a un lado por Feng Xin y Mu Qing para que descansara.

—¿Por qué tuvo que intervenir usted mismo? —


preguntó Mu Qing en voz baja—. No debería haber
tomado esa decisión. Si le hubiera cortado la pierna y aun
así no hubiera servido, terminaría odiándolo.

Xie Lian, con el corazón aún acelerado, se pasó una


mano por su cabello empapado de sudor frío.

—En ese momento no podía esperar más —dijo con


voz ronca—. Nadie se atrevía a actuar, alguien tenía que
1760

tomar la decisión. No podíamos simplemente mirar cómo


la enfermedad se propagaba. Yo…

Nunca había visto una escena así. Él también estaba


asustado. Al verlo, en el rostro de Feng Xin apareció una
expresión inusualmente preocupada.

—Dianxia, creo que debería descansar un poco —


susurró—. Realmente no se ve bien, déjenos encargarnos
de esto por ahora.

Xie Lian sólo se limitó a asentir con la cabeza, sin


ganas de hablar. En ese momento, nuevamente se
escucharon más gritos provenir del bosque, y Feng Xin y
Mu Qing fueron a ver qué pasaba. Xie Lian se quedó allí
sentado, y después de un rato, se acostó en el suelo.

Nunca antes se había acostado en la tierra del campo,


pero realmente ya no podía aguantar más. Después de un
tiempo, escuchó a sus dos sirvientes llamándolo y Xie
Lian se despertó sobresaltado, incorporándose y
1761

sintiendo algo deslizarse de su cuerpo. Al mirar lo que


era, vio una manta de lana remendada con varios parches.

—¿Tú me pusiste esto? —preguntó Xie Lian a Feng


Xin—. La próxima vez, mejor llévala a los pacientes,
ellos la necesitan más.

Feng Xin se sorprendió.

—¿Eh? ¿De qué está hablando? —preguntó


confundido—. ¿Esa manta? No fui yo quien se la colocó,
la vi aquí cuando volví.

Xie Lian miró confundido hacía Mu Qing.

—¿Entonces fuiste tú, Mu Qing? —preguntó.

—Tampoco fui yo —respondió Mu Qing—.


Probablemente haya sido algún creyente que vive en el
área de cuarentena quien te la trajo.

Xie Lian ni siquiera se había dado cuenta de que


alguien se le había acercado, lo que demostraba lo mal
1762

que estaba. Dobló la manta con cuidado y la dejó en el


suelo, para luego ponerse pie.

—Hay otra batalla, ¿no? —preguntó—. Vámonos.

Xie Lian caminaba con un pesar en su corazón, y


pronto, lo que tanto temía que ocurriera, sucedió.

Apenas habían pasado dos días, y cuando Xie Lian


volvió a ir al bosque, algunos médicos le dijeron que,
durante la noche, más de una decena de pacientes con la
enfermedad del rostro humano, aunque estaban
advertidos, furtivamente se levantaron para amputar los
rostros.

Varios de ellos, debido a técnicas inadecuadas,


perdieron demasiada sangre, se envolvieron en mantas y
no se atrevieron a decirle a nadie, muriendo en silencio.
1763

Xie Lian había dejado el campo de batalla para reunir


la energía necesaria para convocar otra tormenta de lluvia
en Yong'An, y al regresar escuchó esta terrible noticia.
Al ver a los pacientes todos ensangrentados y gimiendo
en el suelo, finalmente su ira contenida por mucho
tiempo ya no pudo ser reprimida.

—¡¿Por qué no escucharon las advertencias?! —


exclamó—.¡¿Cómo pueden haber hecho algo tan
imprudente?!

Todos agacharon la cabeza en silencio, temerosos de


responder.

Esta era la primera vez que Xie Lian desahogaba su


enojo, pero pronto suspiró, sintiendo que no debería
haber hecho eso, después de todo ellos también estaban
luchando por sobrevivir. Justo cuando estaba a punto de
suavizar sus palabras, alguien se animó a hablar.

—Taizi Dianxia, no tiene que enojarse tanto. ¿Quién


en verdad aquí quiso autolesionarse? —dijo con sorna—
1764

. ¡Es sólo que como usted no pudo salvarnos, tuvimos


que salvarnos a nosotros mismos! Normalmente es muy
compasivo, ¿cómo es que ahora ha cambiado tanto?

Esta persona hablaba de manera ambigua y


sarcástica, por lo que Feng Xin lo reprendió de
inmediato.

—¡¿Quién se atreve a decir esas tonterías?! —espetó.

Pero la persona se encogió entre la multitud después


de decir eso y no volvió a aparecer.

Xie Lian pasó de tener la sangre caliente de ira a


sentirse como si cayera en un abismo de hielo.

En toda su vida, nunca antes lo habían herido con


palabras como esas, tenía miles de cosas que decir en su
corazón, pero no pudo pronunciar ni una sola frase.
¡Porque sabía que, en el fondo, era verdad…! ¡Aún no
había encontrado la solución para curar la enfermedad
del rostro humano!
1765

Xie Lian se quedó de pie por un rato en silencio


frente a todos, luego se dio la vuelta y se fue.

—¡Taizi Dianxia! —gritaron Feng Xin y Mu Qing,


siguiéndolo—. ¿A dónde va?

Frente a esto, una repentina conmoción se desató en


la multitud y un joven ayudante comenzó a golpear y
patear a varios pacientes, lo que provocó una gran ronda
de peleas. Feng Xin y Mu Qing tuvieron que dejarlo de
seguir para intervenir en aquel lado.

Mientras tanto, Xie Lian corrió enfurecido hacia el


bosque donde había visto por primera vez al misterioso
hombre de blanco. Saltando varios metros de distancia,
pronto llegó a aquella parte del bosque.

Los ojos de Xie Lian estaban inyectados en sangre


por la furia que contenía.

—¡Sal de ahí! —rugió—. ¡Sé que estás ahí! ¡Sal de


una vez!
1766

Detrás de él, una risa siniestra se escuchó. Xie Lian


se giró bruscamente, y allí, sentado sobre un árbol,
mirándolo desde arriba, estaba el hombre de blanco cuyo
rostro era mitad lágrimas, mitad sonrisa.

Al verlo, Xie Lian perdió el control y se abalanzó


sobre él. Para su sorpresa, el hombre de blanco no se
movió. Xie Lian lo agarró del cuello e intentó quitarle la
máscara, pero parecía estar unida a su rostro.

El hombre de blanco, al parecer, encontraba muy


divertido que Xie Lian estuviera tan furioso.

—Taizi Dianxia, puede luchar todo lo que quiera —


dijo con tranquilidad—. Pero ya ha perdido… ¡El Reino
de XianLe está condenado a caer!

Xie Lian, furioso, le dio un puñetazo que le hizo girar


la cabeza.

—¡Cierra la boca! —gritó Xie Lian—. Déjame


preguntarte, ¿qué es esa enfermedad de los rostros? ¿Qué
son esas caras? ¡¿Cómo las has conseguido?!
1767

Incluso cuando golpeaba a otros, Xie Lian nunca


antes había sido tan grosero. El hombre de túnicas
blancas volvió su cabeza hacia adelante.

—¿Aún no lo ha adivinado? —preguntó con sorna.

Xie Lian quería una confirmación, y el hombre de


blanco se la dio.

—Has acertado —dijo—. Esas caras, son las almas


de los fallecidos de Yong'An.

¡Lo sabía!

Los soldados de Yong'An tenían un profundo rencor


y deseo de atacar la Capital Imperial. Muchos de sus
padres, esposas e hijos habían muerto prematuramente.
Aquellas almas desorientadas y sin rumbo, al ser
infectadas por el odio de sus seres queridos, se habían
introducido en los cuerpos de los vivos de XianLe,
compitiendo por sus nutrientes.
1768

El cadáver del bebé que Lang Ying había enterrado


antes en la capital, se había convertido en el detonante de
la maldición. Por eso, a los de Yong'An no les afectaba
la enfermedad del rostro humano, ya que aquellas almas
no dañarían a sus propios familiares.

—¿Qué diablos eres tú exactamente? —preguntó Xie


Lian.

—Soy algo que usted mismo ha traído —respondió


con suavidad el hombre de túnicas blancas

—¿Qué? —preguntó, desconcertado.

—¿Acaso nadie se lo enseñó? En este mundo, la


buena y la mala suerte están destinadas —explicó—. Ha
provocado que se desordenara este juego, así que se
necesita otra mano que vuelva a acomodar las piezas. ¡Yo
soy esa mano! Todos los Dioses que se han atrevido a
descender a la tierra han tenido un final desafortunado,
¿acaso no lo sabía?

Xie Lian le dio una bofetada con el revés de la mano.


1769

—¡No te he pedido que digas eso! ¡Cierra la maldita


boca! —gritó—. ¡Cierra la maldita boca!

Su frustración era tal que no podía encontrar insultos


lo suficientemente crueles para expresar todo su odio en
ese momento.

El hombre de túnicas blancas volvió a reír, como si


disfrutara ver a Xie Lian tan descontrolado, y el tono de
su voz se volvió aún más suave cuando volvió a hablar.

—¿De verdad quiere que me calle? —preguntó—.


Bueno, bueno, me callaré… Pero antes le diré que sólo
existe una manera en la que ustedes pasen de la derrota a
la victoria y todo dependerá de si estás dispuesto o no a
cumplirla.

Lo último que dijo dejaba claro un gran problema.


Estaba insinuando que había una solución, pero que Xie
Lian tendría que pagar un alto precio por ella.

—Dime directamente qué quieres que haga, deja ya


los rodeos —dijo Xie Lian con frialdad.
1770

—Acérquese y se lo diré —dijo el hombre de túnicas


blancas.

—Bien —accedió Xie Lian, inclinándose cerca de


él—. Habla.

El hombre de blanco le susurró algo al oído, pero


inmediatamente después de escucharlo, Xie Lian no
pudo contenerse más y le dio otra bofetada.

—¡No te he pedido que me digas eso! —gritó—. ¡Lo


que quiero es la solución para la plaga de los rostros, no
la forma de crearla!

—Se lo acabo de decir. Esa es la solución —dijo el


hombre de túnicas blancas—. Y sólo depende de si está
dispuesto a hacerlo… Yong'An tiene rencor contra
XianLe, ¿acaso XianLe no tiene rencor contra Yong'An?

Aunque llevaba una máscara puesta, de alguna


manera daba la impresión de que sus ojos brillaban detrás
de ella. Xie Lian contuvo la respiración.
1771

—Ahora ya sabe cómo crear la maldición —continuó


el hombre de túnicas blancas—. Puede usar el mismo
método para crear una enfermedad del rostro humano
que solo afecte a los de Yong'An. Una vez que haya un
brote de la plaga en su territorio, la enfermedad se
propagará más rápido, y no tendrán forma de defenderse.
Se vendrán abajo sin necesidad de un ataque directo.

—¡Eso es algo imposible! —exclamó Xie Lian


enfurecido.

—¿Por qué es imposible? ¿Teme que lo maldigan?


—preguntó el hombre de túnicas blancas—. No olvide
que los que lanzaron la maldición primero fueron ellos.
Ustedes solamente estarían respondiendo de la misma
forma… ojo por ojo…

—La enfermedad del rostro humano no infecta a los


soldados, ¿y me estás pidiendo que ataque a civiles
inocentes? —cuestionó Xie Lian.
1772

El hombre de blanco soltó una carcajada, incluso le


dio unas palmaditas a la mano con la que Xie Lian lo
había golpeado, burlándose de él.

—Taizi Dianxia, no olvide que quienes usaron la


muerte para tentarlo han sido precisamente esos "civiles
inocentes" —dijo con sorna—. ¡Incluso un pequeño niño
ha sido capaz de llegar a convertirse en algo malvado!
Mientras usted se preocupa por los demás, ellos nunca se
han preocupado por usted, ¿acaso eso no lo convierte en
un ingenuo?

El rostro de Xie Lian se retorció, afectado al terminar


de escuchar a Bai Wuxiang, sintiendo como si lo
hubieran apuñalado justo en el centro de su corazón.

Para ser sinceros, ciertamente había muchos que


cayeron en la locura por la guerra como Lang Ying y su
1773

hijo, y era imposible que aquello le resultara


completamente indiferente.

No obstante, sabía bien que la mayoría de los


ciudadanos eran inocentes y no entendían nada de la
situación. Muchos ni siquiera sabían por qué luchaban y
sólo iban a dónde podían encontrar algo para comer,
buscando sobrevivir. Al principio de todo esto, él no
pudo salvarlos… ¿Acaso ahora eso significaba que debía
maldecirlos con su propia mano?

En su mente apareció esa pierna llena de caras


humanas, que seguía contrayéndose y retorciéndose
incluso después de haberla cortado; tal imagen le había
causado hasta ganas de vomitar. Esta maldición era una
espada de doble filo. Para maldecir a otros, los vivos
debían albergar rencor en sus corazones y después de la
muerte debían habitar los cuerpos de otros… ¿Cuánto
mejorarían los que fueron infectados si es que hacía esto?
1774

—Ya le he dicho cómo resolver la enfermedad del


rostro humano —repitió el hombre de túnicas blancas—
. Salvarlos a ellos será salvarse a usted mismo. Sus
seguidores están perdiendo la paciencia, ¿no lo ha
notado? ¡Despierte! ¡Dese cuenta, Taizi Dianxia, no tiene
ningún tercer camino, ninguna otra opción! ¡Ningún otro
vaso de agua para ofrecer!

La opresión y el cansancio acumulados de todos


estos días finalmente explotaron. Xie Lian agarró con
fuerza el cuello del hombre de túnicas blancas con puras
intenciones asesinas. Pero justo cuando iba a aplicar
fuerza, la tierra comenzó a temblar violentamente a su
alrededor.

—¿Qué es lo que ocurre? —preguntó Xie Lian,


atónito, mientras se tambaleaba.

De inmediato cayó en la cuenta… ¡Era un terremoto!


1775

Sin que supiera cómo, el hombre de túnicas blancas


escapó de entre sus manos como si se tratara de una brisa
fría.

—Donde hay un terremoto, siempre habrá muertos y


heridos —dijo—. Taizi Dianxia, ¿no va a ir a rescatar a
sus súbditos?

El hombre blanco comenzó a reírse de forma


siniestra y luego se marchó.

Al verlo marcharse, Xie Lian comenzó a sudar frío.

Ya habían sido dos veces. Este monstruo de túnicas


blancas siempre lograba escaparse con facilidad de entre
sus manos. Y no era porque él fuera descuidado, sabía
bien que era porque no podía controlar a esa cosa en
absoluto.

¡Su poder era verdaderamente incalculable! Pero


ahora no podía dedicarse a pensar en eso. Xie Lian no
tenía tiempo siquiera para poder recobrar su compostura
y se apresuró a regresar de vuelta a la Capital Imperial.
1776

Cuando llegó, la Avenida Marcial Divina ya estaba


hecha un completo caos, los muros rojos se estaban
derrumbando. Xie Lian agitó la mano para sostener a
algunos transeúntes y evitar que fueran aplastados, pero
entonces se oyó un grito, y la gente empezó a señalar al
cielo, justo detrás de él.

Xie Lian giró bruscamente y sus pupilas se


contrajeron. Una magnífica y alta torre, como un gigante
que había perdido una batalla, estaba empezando a caer
lentamente.

¡La Torre Celestial se estaba cayendo!

Esta Torre Celestial, una pagoda que también era


conocida como la "Torre entre los Cielos y la Tierra",
tenía cientos de años de historia. Era un símbolo de la
Corte Celestial y el edificio más alto de toda la Ciudad
Imperial, situada en el corazón del Palacio Real. Era un
lugar de mucho renombre.
1777

Si esta magnánima torre llegaba a caerse por


completo, sin duda alguna serían muchas las víctimas; al
ver la situación la gente empezó a correr enloquecida,
cada vez más caótica.

En medio de la emergencia, Xie Lian se giró en


dirección a la Montaña Tai Cang.

—¡Ven! —ordenó con un grito, dibujando un sello


en el aire con su mano.

En la Avenida Marcial Divina, la gente de repente


sintió otra clase de temblor.

Este temblor también provenía de la tierra, pero a


diferencia del terremoto, este se iba volviendo cada vez
más rápido y cercano. Cuando la torre ya se había
inclinado un tercio, las personas finalmente descubrieron
que ese temblor provenía de pasos.

¡Era una estatua de oro de quince metros de altura!


Empuñando una espada en una mano y sosteniendo una
1778

flor en la otra, envuelta en un resplandor rojizo, avanzó a


grandes zancadas hacia allí.

—¡¿Esa no es la estatua dorada del Príncipe


Heredero del Palacio de XianLe de la Montaña Tai
Cang?!

—¡Es cierto! ¡Es esa estatua dorada! ¡Miren, viene


corriendo desde la Montaña Tai Cang!

Cada uno de los pasos de la estatua de oro cubría


varios metros, era casi como si estuviera volando,
apresurándose en llegar a sostener la pagoda que se
estaba derrumbando. A la puesta del sol, con el dorado
brillando, ese magnífico cuerpo de oro extendió sus
brazos y, con su propio esfuerzo, empujó con fuerza la
alta y majestuosa torre, deteniendo su caída.

Esta escena era verdaderamente asombrosa y


grandiosa, la multitud que antes huía desesperadamente
ahora se quedó estupefacta y, poco a poco se fueron
tranquilizando, absortos en admirar el espectáculo.
1779

Xie Lian suspiró aliviado.

Alzó la vista hacia la estatua, y de repente una duda


cruzó por su mente.

Esta brillante y dorada estatua era la primera que la


gente le había erigido, por lo que debería sentirse muy
familiarizado con ella, pero en ese momento le pareció
extrañamente ajena.

—«¿Realmente ese soy yo?» —pensó.

La duda pasó rápidamente, porque sintió de nuevo


una presión sobre él.

La pagoda era realmente demasiado alta y la estatua


de oro también parecía estar empezando a ceder; sus pies
se hundían y se estaba empezando a inclinar un poco.
Estaba a punto de no poder sostenerla más.

—Oh, no… —susurró Xie Lian.

De un salto se colocó con firmeza debajo de los pies


de la estatua, invocando entonces un hechizo.
1780

Esta vez, como estaba usando su energía espiritual de


forma directa hacia la estatua, esta se revitalizó y con un
gran esfuerzo, volvió a levantar la inclinada torre.

Dentro y fuera del Palacio Imperial, nadie sabía que


él estaba dando todo de sí. Con gran dificultad, todos
creían que esto no era más que una manifestación divina.
En lugar de continuar huyendo, la gente comenzó a
arrodillarse y a exclamar plegarias.

—¡Taizi Dianxia, bendícenos!

—¡Por favor, salva a nuestro pueblo!

—¡Salva a la gente! ¡Protégenos a todos!

—¡Taizi Dianxia, no puedes derrumbarte!

Estos gritos comenzaron a ensordecer sus oídos y


mente.

—Yo… —murmuró Xie Lian apretando los dientes.

Pero su voz se desvaneció entre los gritos estridentes


que eran como fuertes olas del mar, volviéndose
1781

increíblemente diminuta a comparación. Quería advertir


que la situación era peligrosa, que en cualquier momento
podría terminar de derrumbarse; pero cuando se dio
cuenta de lo que estaba pensando, sintió un escalofrío
recorrerle todo el cuerpo.

Xie Lian sabía bien que esta pagoda no se podía caer.

Si se llegaba a caer, además de destruir por completo


toda la Avenida Marcial Imperial, los preciosos tesoros
que sus antepasados habían dejado allí junto a los
antiguos manuscritos de cientos de años, se perderían por
completo. Además, el aura imperial de la Capital de
XianLe, la cual la Torre Celestial custodiaba, se
eliminaría por completo.
1782

Pero su poder ahora era como el manantial de


Yong'An, se estaba secando gradualmente. Para poder
mantenerla en pie, no podía alejarse.

En medio de un pánico y desamparo extremos, los


fieles acudieron en masa a rezar. Toda responsabilidad
recayó por completo sobre los hombros de Feng Xin y
Mu Qing, y cada vez que venían a informarle cuántas
personas más se habían infectado con la epidemia del
rostro humano y cuántos más habían muerto en Yong'An,
Xie Lian sentía un dolor sordo en su corazón como si lo
estuvieran apuñalando.

El Rey y la Reina fueron a visitarlo todos los días.

El Rey, con su cabello ya completamente blanco, lo


cubrió con una sombrilla para protegerlo de los ardientes
1783

rayos de sol. Xie Lian, un poco aturdido, abrió los ojos y


se sobresaltó al verlos.

—¡Vuelvan pronto! —dijo de mala gana—. ¡No se


acerquen a mí! ¡Estar aquí es muy peligroso!

La Reina, que había visto crecer a Xie Lian desde que


era solo un niño, siempre lo había visto con una belleza
celestial, pero ahora al verlo tan golpeado por el viento y
la lluvia, y aun así no queriendo que nadie se acercara a
protegerlo, no pudo evitar romper en llanto.

—Príncipe, hijo mío… ¡¿Cómo es posible que sufras


tanto?! —exclamó—. Si lo hubiéramos sabido, nunca
debimos permitirte ir a cultivar el Dao, para que te
convirtieras en esta deidad. ¡Realmente descender te ha
convertido en la persona que más ha sufrido en el mundo!

Para ocultar su desgaste emocional, la Reina llevaba


mucho maquillaje puesto, y al empezar llorar este se
había corrido por completo, resaltando aún más que ya
no era más que una mujer que había perdido su juventud.
1784

No era más que una madre preocupada por su hijo, que


sólo cuando le daba la espalda a los creyentes se atrevía
a llorar, temerosa de que los ciudadanos la descubrieran.

Tal vez fuera inútil mencionarlo, pero después de


tantos días de sufrimiento en los cuales cada instante
habían sido una verdadera tortura, Xie Lian simplemente
deseaba volver a ser un niño de diez años para poder
correr a los brazos de sus padres y llorar sin contenerse.

Pero la realidad era que nadie, excepto él, podía


sostener esta responsabilidad. No podía darse el lujo de
mostrar ni una pizca de debilidad. Si ni siquiera él podía
soportar esta carga, ¿quién más podría?

Por lo mismo, Xie Lian se esforzó en esbozar una


sonrisa.

—No se preocupen, estoy bien —dijo.

Después de despedir al Rey y a la Reina, que se


resistieron a irse, Xie Lian volvió a quedar expuesto bajo
los ardientes rayos del sol y sus ojos se volvieron a cerrar.
1785

Cuando los volvió a abrir, ya había caído la tarde, y sólo


quedaban unos pocos creyentes dispersos.

Al bajar la mirada, vio cerca de él una pequeña flor


solitaria.

Xie Lian no estaba seguro de cuándo es que


exactamente aquella flor había aparecido, pero se estiró
para recogerla con una de sus manos.

Era una flor muy pequeña. Blanca como la nieve, con


tallos delgados y débiles. Aún tenía ciertas gotas de rocío
sobre ella, como si estas fueran lágrimas… Lucía muy
lamentable. Su sutil fragancia le resultaba familiar,
discreta pero penetrante.

Sin poder evitarlo, apretó la flor contra su pecho,


cerca de su corazón.
1786

De repente, una mano lo agarró.

Era Qi Rong.

Xie Lian casi se enfureció sólo al verlo.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Xie Lian.

—Primo Príncipe Heredero, he venido a ayudarle —


respondió Qi Rong, quien vestía una brillante túnica
verde.

¿Ayudarlo? En esta situación, ¿quién más podría


ayudarlo?

Antes de que Xie Lian pudiera responder, Qi Rong


continuó:

—Ya sabe cómo crear la enfermedad del Rostro


Humano, ¿verdad?

Xie Lian se quedó atónito.

—¿Quién te dijo eso? —preguntó

Los ojos de Qi Rong se iluminaron.


1787

—¡Eso no es lo importante! —exclamó—. ¡Lo


importante es que ya lo sabe! ¡Dígame el método y lo
ayudaré a maldecir al pueblo de Yong'An!

Xie Lian estaba tan enfadado que sintió que sus


fuerzas se agotaron.

—¡Tonterías! —exclamó—. ¿Acaso sabes lo que es


una maldición?

—Claro que lo sé —respondió Qi Rong, sin darle


importancia a su enojo—. Primo Príncipe Heredero,
déjeme decirle que tengo mucho talento para eso. A
menudo maldigo a mi padre… ¡Incluso sospecho que lo
maté simplemente maldiciéndolo! Si no quiere
enseñarme cómo hacer la maldición, al menos dígame
cómo evitar la enfermedad del rostro humano.

El corazón de Xie Lian se encogió,

—También lo sabe, ¿verdad? —insistió Qi Rong—.


Sabe por qué los soldados no se infectan, ¿no es así?
¡Primo Príncipe Heredero, dígame el por qué, por favor!
1788

Muchos creyentes estaban arrodillados cerca de la


Torre Celestial rezando, y en ese momento no sabía
cuántos oídos los estaban escuchando. Xie Lian no podía
responderle, por lo que mantuvo sus labios firmemente
cerrados.

Pero, como era de esperarse, habían escuchado la


conversación y no pudieron contenerse.

—¡Taizi Dianxia! ¿Es eso cierto?

—¿Realmente sabe cómo curar la enfermedad del


rostro humano?

—¡Si lo sabe, ¿por qué no nos lo dice?!

Estas personas tenían una mirada similar a la de Qi


Rong, llena de exigencia.

—¡No, no lo sé! —respondió Xie Lian entre dientes.

Una ligera conmoción empezó entre la multitud.


Justo entonces, Feng Xin y Mu Qing, que habían estado
atendiendo a los heridos, llegaron.
1789

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntaron al ver a


Qi Rong

Sabiendo que Xie Lian no podía ser molestado en


este momento, intentaron llevarse a Qi Rong, pero este
se aferró con fuerza Xie Lian.

—Usted es un Dios —dijo con un destello de


ferocidad en los ojos—. Seguramente derrotará a esos
malditos traidores plebeyos, ¿verdad? ¿No es así?

—…

Si hubiera sido el Xie Lian de antes, le habría


respondido sin dudarlo. Incluso si el cielo hubiera
amenazado con derrumbarse, el Xie Lian de antes
hubiera creído que podría sostenerlo.

Sin embargo, el Xie Lian de ahora ya no creía en sí


mismo.

No solo la gente ya no creía en él, sino que ni siquiera


él mismo se atrevía a creer en sí mismo.
1790

—¡Tiene que hacerlo! —gritó Qi Rong, mientras era


arrastrado—. ¡Lo hará, ¿verdad?!

Después de que se fue, Xie Lian se dio cuenta de que


sus manos estaban temblando.

En el suelo, lleno de pisadas desordenadas y nubes


de polvo, Xie Lian volvió a ver algo… una flor.

En medio de la disputa de llevarse a Qi Rong, Xie


Lian la había soltado sin querer. Casi había sido aplastada
hasta convertirse en barro y solo quedaban unos cuantos
pétalos mostrando su blancura impoluta original. Su sutil
fragancia parecía estar a punto de disiparse, y Xie Lian
no pudo evitar volver a extender la mano hacia ella.

Pero pronto un olor a sangre cubrió el delicado aroma


de la flor y Xie Lian levantó rápidamente la vista.

—¡¿Por qué?! —gritó una persona, abalanzándose


sobre él—. ¿¿POR QUÉ?!

Sorprendido, Xie Lian lo apartó con un empujón.


1791

—¡¿Quién eres?! —preguntó.

El empujón mandó a la persona a rodar por el suelo


varias veces, y Xie Lian lo reconoció de inmediato. ¡Era
el joven que le había dado el paraguas! ¡El mismo al que
le había amputado la pierna con sus propias manos!

El joven estaba cubierto de sangre, sus manos igual


de manchadas. Al parecer había arrastrado su cuerpo
hasta llegar allí, dejando un rastro de sangre aterrador
detrás de él.

—¿Por qué has venido aquí? —preguntó Xie Lian


sorprendido.

El joven se subió de un tirón los pantalones de la


única pierna derecha que le quedaba.

—¡¿Por qué?! —gritó.

Xie Lian miró fijamente la pierna y vio que en ella


había un rostro humano distorsionado chillando.
1792

Si en ese momento Xie Lian no estuviera ya sentado,


probablemente se habría caído.

—¡¿Por qué me cortaste la pierna?! ¡Aun así volvió!


—gritó el joven mientras golpeaba el suelo, sin ningún
tipo de respeto en sus palabras—. ¡Perdí mi pierna! ¿Por
qué? ¡Devuélveme mi pierna! ¡Devuélvemela!

Aquel día lluvioso cuando el joven le ofreció el


paraguas, recordaba vívidamente su sonrisa cuando lo
colocó entre sus manos. Ahora, el joven lucía en un
estado tan lamentable que el contraste le resultaba muy
impactante. La mente de Xie Lian estaba en completo
caos, todo esto era una desgracia y tardó un buen rato en
reaccionar.

Ni bien volvió en sí utilizó de inmediato su poder


espiritual para suprimir la malicia de la enfermedad en la
pierna del joven. Sin embargo, lamentos empezaron a
resonar a su alrededor, y otras tres o cuatro personas se
abalanzaron sobre él.
1793

—¡Taizi Dianxia, sálvenos!

—Dianxia, mire mi rostro, me he cortado media cara.


¿Por qué aún no he sanado? ¡¿Cómo puedo curarme?!

—¡Taizi Dianxia, míreme! ¡Mire en lo que me he


convertido!

Rostros ensangrentados empezaron a empujarse con


violencia frente a él. Xie Lian, aturdido por esta escena
terrorífica, sintió que sus ojos se empezaron a nublar, su
cabeza palpitándole con fuerza.

—¡Apártense, no quiero ver esto! —exclamó Xie


Lian, desesperado—. ¡Váyanse de aquí!

Los enfermos afectados por la enfermedad del rostro


humano que estaban en cuarentena en el bosque
Buyoulin habían sufrido una recaída masiva y habían
logrado escaparse.

Xie Lian temía que el contagio continuara


propagándose, por lo que se esforzó en suprimir la
1794

enfermedad de los que estaban rodeándolo; pero en


cuanto lograba calmar a unos, más personas comenzaron
a abalanzarse sobre él.

—¡Taizi Dianxia, yo también! ¡Por favor, sálveme!

Rodeado por toda esa multitud de personas, Xie Lian


tuvo la sensación de que la estatua sobre él se empezó a
tambalear.

—¡Esperen un momento! —gritó.

—¡No hay tiempo que esperar! ¡Ya no quiero esperar


más! ¡Hemos esperado demasiado!

Gradualmente, las voces a su alrededor cambiaron de


súplicas a quejas.

—¡Taizi Dianxia, ¿por qué lo curó a él y a mí no?!

—¡¿Por qué cuando lo curó a él se curó por completo,


pero cuando me curó a mí no mejoré tanto?! ¡¿Acaso no
es un Dios?! ¡Qué injusto es! ¡Exijo justicia!
1795

—No estoy siendo injusto, es que sus condiciones


son diferentes… —respondió Xie Lian.

—¡O no ayudas, o ayudas hasta el final! ¿Ahora


quieres dejarlo de hacerlo? ¿Acaso depende de ti?

—Yo… —dijo Xie Lian mientras jadeaba,


sorprendido por las acusaciones irrespetuosas y las
actitudes de las personas.

—¿Acaso sabes cómo curar esta enfermedad?

Xie Lian se atragantó en un suspiro.

—¡Si lo sabes, ¿por qué no quieres decírnoslo?!

Xie Lian abrazó su cabeza con sus manos

—¡No lo sé! —gritó.

Esto era un completo caos y las voces a su alrededor


cada vez se fueron volviendo más despiadadas.

—¡Lo único que quieres es que te estemos rogando


todo el tiempo! ¡Buscas engañarnos y aprovecharte de
nosotros!
1796

—¡Estás mintiendo! ¡Te escuché hablar!


¡Claramente sabes cual es la cura! ¡Puedo ver a través de
ti! ¡Mentiroso, eres un mentiroso!

—¡¿Cuál es el método?! ¡Date prisa y dínoslo! ¡¿Por


qué aún no nos lo has dicho?!

Xie Lian empalideció cada vez más, mientras era


empujado y arrastrado por incontables manos, algunas de
las cuales ya le apretaban con fuerza y malicia el cuello.

Así, se desenvolvió la escena más ridícula…

«—¡Que alguien me ayude…!» —gritaba una voz en


el fondo de su corazón, a pesar de ser él mismo un Dios.

Parecía que alguien estaba intentando apartar las


manos, pero no estaba seguro… Lo único que sabía es
que esas personas con los rostros llenos de cicatrices y
miembros amputados parecían querer destrozarlo pedazo
a pedazo.
1797

Después de un rato, a lo lejos se escuchó el sonido de


un cuerno, parecido a un aullido demoníaco.

La gente, absorta en sus propios gritos y disputas, ni


siquiera le prestó atención a ese sonido, pero a Xie Lian
lo sobresaltó de golpe.

¡Ese sonido era el cuerno de victoria de los rebeldes


de Yong'An!

Xie Lian ya no podía quedarse sentado, o más bien,


ya no podía continuar soportando el peso de la estatua y
la situación. Su cuerpo se inclinó y cayó de rodillas frente
a ellos.

Al instante, la enorme estatua de oro de quince


metros de altura que había estado sosteniendo con tanto
esfuerzo durante días, colapsó como si hubiera perdido
la vida.

¡Con un fuerte estruendo, la alta y pesada Torre


Celestial finalmente se derrumbó y la estatua dorada se
hizo añicos por el impacto!
1798

El oro en sí no se hubiera roto, pero Xie Lian había


puesto demasiada energía espiritual en ella tratando de
sostener la Torre Celestial, volviéndola frágil. Entre un
mar de fragmentos dorados, la multitud cercana comenzó
a correr desesperada, algunos huían de los escombros de
la torre y otros de los enfermos con rostros humanos.

Unos huían, otros morían, otros resultaban heridos…


Xie Lian aún tenía que ir a hacer frente al ataque y, entre
tropiezos y caídas, se dirigió hacia el campo de batalla.

Las murallas de la ciudad estaban en llamas, un humo


negro rondándolas. Xie Lian pasó junto a ciertos
soldados que huían desordenadamente mientras trataba
de llegar a la plataforma superior. Cubierto de cenizas y
con lágrimas en los ojos, miró hacia abajo.

Entre el humo pudo divisar cadáveres por todas


partes… y una silueta blanca de pie en el medio del
campo de batalla que le estaba agitando el brazo en modo
1799

de saludo con elegancia, como si fuera a desvanecerse en


cualquier momento.

—¡No te vayas! —gritó con fuerza Xie Lian al verlo.

Sin pensarlo dos veces, saltó por encima de la


muralla.

A lo largo de su vida, Xie Lian había saltado


incontables veces desde grandes alturas. Confiando en su
poderosa energía espiritual y habilidades en las artes
marciales, siempre había aterrizado con seguridad,
orgulloso, con elegancia y despreocupado, como un
heroico Dios descendiendo a la tierra.

Pero en ese momento, ya no era un héroe.

Apenas tocó el suelo, un dolor punzante lo atravesó


por completo.

Se había roto la pierna.


1800

Romperse una pierna en realidad no era nada grave,


se curaría pronto. Pero desde aquel día, Xie Lian se
convirtió en otra persona.

Parecía estar maldito, la mala suerte lo perseguía de


manera incesante. Después de perder la primera batalla,
vino una segunda derrota y luego una tercera… Aunque
seguía esforzándose al máximo en el campo de batalla,
sin saber por qué y a pesar de que en su edad real apenas
estaba en la flor de la juventud, sus manos que
empuñaban la espada temblaban como las de un anciano
al final de sus días.

Estaba lleno de temor, pero ni él mismo sabía


exactamente qué era lo que le aterraba. Con el tiempo, no
sólo los creyentes, sino también los soldados que antes lo
1801

respetaban mucho, poco a poco perdieron toda la


paciencia y respeto.

Empezó a circular entre la gente un rumor…

—¿Qué tipo de Dios Marcial es este? ¡Parece más


bien un Dios de la peste y de la desgracia!

Xie Lian no tenía con qué refutarlo. Él mismo


también ya empezaba a dudar, ¿acaso se había convertido
realmente en ese tipo de Dios?

Si hubiera sido sólo eso, podría haberlo soportado,


pero para el Reino Celestial, la verdadera catástrofe era
la enfermedad del rostro humano que finalmente se había
escapado por completo de su control.

Quinientas personas, mil, dos mil, cuatro mil… Al


final, Xie Lian ya no se atrevía a preguntar cuántas más
se habían infectado al final del día.

Y como si se tratara de una sentencia final, un día le


llegó un mensaje del cielo:
1802

—Taizi Dianxia, es hora de que regrese.

Lo que le esperaba allá arriba, era obvio. Tanto Feng


Xin como Mu Qing parecían un poco inquietos; pero Xie
Lian, en cambio, respiró aliviado, como si se sintiera por
fin liberado.

—Antes de irme, me gustaría visitar un lugar —dijo


Xie Lian.

—¿Qué lugar? —preguntó Feng Xin.

—La Montaña Tai Cang —respondió Xie Lian.

—No vaya —dijo Feng Xin, después de un momento


de silencio.

No obstante, Xie Lian ya lo había decidido y los otros


dos no pudieron detenerlo, así que no les quedó otra que
seguirlo.
1803

Los tres caminaron hacia la montaña.

Justo allí, en la Montaña Tai Cang, se había erigido


el primer templo del Príncipe Heredero junto a su
primera estatua dorada. Sin embargo, los tres mil
discípulos que cultivaban allí ya se habían retirado hace
mucho, y ahora el Sagrado Pabellón Real no era más que
una estructura vacía.

Al llegar a la mitad de la montaña, Xie Lian miró


hacia abajo. Desde allí, pudo vislumbrar múltiples focos
de brillantes llamas sobre la Capital Imperial, los cuales
resplandecían bajo el cielo estrellado… un espectáculo
hermoso.

—¡Esos malditos lunáticos! —exclamó Feng Xin tan


enojado que no podía dejar de maldecir.

Xie Lian miró como hipnotizado las llamas.

—¡No siga mirando! —dijo Feng Xin— ¿Qué hay de


bueno en mirar todo eso?
1804

En estos días, Feng Xin había regañado a Xie Lian


ya innumerables veces.

«—¿Es que acaso le gusta sufrir?» —le había


preguntado varias veces.

La verdad es que, ni siquiera Xie Lian sabía qué es


lo que quería. Sólo sabía que cada vez que un palacio o
un templo suyo eran quemados o destrozados, no podía
controlarse a sí mismo y tenía la necesidad de
presenciarlo. Los miraba, pero no podía decir nada, ni
podía detenerlos… lo único que podía hacer era quedarse
viendo, impotente frente a la situación. ¿Qué había de
bueno en eso? Ni él mismo lo sabía.

Cuando llegaron cerca de la cima de la montaña,


pudieron ver llamas en ella.

Feng Xin se quedó atónito al ver la escena.

—¿Cómo es que incluso le han hecho esto al Templo


Sagrado Real Huang Ji? —preguntó—. ¡¿Acaso les han
1805

profanado las tumbas a sus ancestros para que hagan algo


como…?!

Antes de terminar, se calló abruptamente, recordando


que la situación actual de muchas personas en el Reino
de XianLe era más miserable que la profanación de
alguna tumba ancestral…

No obstante, el incendio no era muy grande y las


llamas se apagaron poco después, como si alguien las
hubiera extinguido. Esto dejó aún más perplejo a Feng
Xin. En estos días, solo había habido gente que se atrevía
a incendiar los templos, pero nadie que se atreviera a
apagar los fuegos. Si alguien intentaba detener a esos
despiadados y saqueadores, o incluso si sólo les
aconsejaban que no lo hicieran, terminaban siendo
tratados como al mismísimo “Dios de la desgracia” ... y
los golpeaban hasta la muerte.
1806

Por lo mismo, después de ver tantas cosas así, los tres


ya no se atrevían siquiera a revelar sus verdaderas
apariencias y preferirían ocultarlas.

A lo largo del camino escucharon sonidos de


violentos conflictos. Al llegar a la cima, en efecto, el
templo dedicado a Xie Lian había sido casi
completamente desmantelado, quedando solo el armazón
del gran salón y las cuatro paredes. En el enorme altar ya
no estaba más la estatua dorada, sino un grupo de
personas de todo tipo peleando furiosamente entre ellas.

—¡Maldito bastardo!

—¡Maldito mocoso! ¡¿Acaso este ruinoso templo es


tu vida?!

Con una sola mirada Xie Lian se dio cuenta que este
grupo no estaba destrozando el templo por estar
enojados, sino que se trataba de una banda de vándalos
que buscaban ocasionar caos, ya fuera por buscar algo
para saquear o simplemente por diversión.
1807

En medio de esa pelea desenfrenada, una voz feroz


de un joven adolescente resonó en la noche.

—¡Lárguense! —rugió.

Al mirar con más atención, vio a un solo joven


enfrentándose contra todo ese grupo. Se veía de apenas
unos quince años, pero no mostraba debilidad ni
retrocedía, a pesar de estar en inferioridad numérica y
con el rostro ya irreconocible, cubierto de sangre.

—¡Ese chico definitivamente será un buen hombre


cuando sea mayor! —comentó Feng Xin al verlo.

Justo entonces, un brillo malicioso apareció en los


ojos de uno de los vándalos y levantó una gran piedra con
toda la intención de estrellarla sobre la cabeza del joven.
Reaccionando por mero instinto, Xie Lian agitó la mano,
y la piedra rebotó y golpeó al hombre en la cara,
haciéndolo gritar mientras la sangre le brotaba de la
nariz.
1808

El joven se sorprendió al ver esto, pero aprovechando


la distracción levantó los puños y descargó una brutal
paliza contra el resto del grupo. La forma en la que
luchaba fue tan aterradora que logró ahuyentar a todo el
grupo, quienes huyeron mientras despotricaban.

—¡Mierda! ¡Ya verás, solo espera!

—¡Traeremos refuerzos y ajustaremos las cuentas!


¡Ya verás!

El joven soltó una risa despiadada.

—¡Si se atreven a volver, les quitaré la vida uno por


uno! —espetó.

El grupo, aterrorizado, huyó aún más rápido.


Después de maldecirlos, el joven se dirigió al montón de
cenizas del fuego que había apagado, y lo pisoteó con
fuerza hasta extinguir por completo cualquier brasa.
Después, entró en el gran salón, recogió del suelo un
papel, lo alisó con cuidado y lo colocó sobre el altar, para
1809

finalmente sentarse en el piso apoyado contra el altar, con


la mirada perdida.

Xie Lian se acercó y de un salto subió al altar, allí se


dio cuenta que lo que el joven había colocado encima era
una pintura. El trazo era infantil, era evidente que había
sido hecho por alguien que no había aprendido a pintar
correctamente; sin embargo, cada pincelada había sido
hecha con cuidado y atención. Al parecer se había hecho
para reemplazar la estatua dorada que Xie Lian había
invocado aquella vez.

—¡Está muy bien hecha! —halagó Feng Xin.

Después de tantos días desoladores, Feng Xin por fin


había encontrado a alguien que aún defendía a Xie Lian,
por lo que no pudo evitar elogiar al joven. Mu Qing, por
otro lado, no dijo nada, pero bajo la mirada, como si
estuviera recordando algo.

Xie Lian levantó la mano y tocó suavemente la


pintura.
1810

No fue un gesto para nada evidente, podría haber sido


fácilmente considerado una breve brisa, pero el joven
levantó la cabeza de entre sus rodillas y su rostro cubierto
de heridas pareció iluminarse al instante.

—¿Es usted? —llamó el joven.

—¡Este chico es muy astuto! —exclamó sorprendido


Feng Xin.

—Vámonos —dijo Mu Qing.

Xie Lian asintió ligeramente, dispuesto a darse la


vuelta, pero el joven se abalanzó sobre el borde del altar,
su respiración un poco agitada.

—¡Sé que es usted! —exclamó—. ¡Dianxia, no se


vaya! ¡Tengo algo que decirle!

Al oír esto, los tres se quedaron perplejos. El joven


parecía estar muy tenso y nervioso, sus puños
fuertemente apretados.
1811

—Aunque sus palacios y templos hayan sido


quemados… no se ponga triste —dijo—. En el futuro, le
construiré más de ellos, mucho más grandes y
hermosos… ¡Mejores que cualquiera que haya sido
alguna vez construido! ¡Nadie jamás podrá igualarlos!
¡Nadie será mejor que usted! ¡Lo haré, se lo prometo!

—…

Los tres guardaron silencio.

Este joven, vestido con harapos, sucio y con el rostro


hinchado y magullado, hablaba con una determinación
tan apasionada que causaba sentimientos encontrados,
era una mezcla de alegría y tristeza, algo complicado de
expresar. Como si temiera que su voz no llegará a los
oídos de Xie Lian, juntó las manos alrededor de su boca,
y gritó con fuerza hacia la pintura en el altar.

—¡Dianxia! ¡¿Me ha escuchado?! —preguntó—.


¡En mi corazón, usted es Dios! ¡Usted es el único y
verdadero Dios que existe! ¡¿Me ha escuchado?!
1812

Gritó con tal fuerza que toda la Montaña Tai Cang


pareció resonar con su voz.

Xie Lian soltó una carcajada. Su risa fue tan


inesperada que Feng Xin y Mu Qing se desconcertaron.
Xie Lian rio y negó con la cabeza, el joven obviamente
no lo pudo escuchar, pero pareció sentir algo y comenzó
a mirar a su alrededor con ojos brillantes.

De repente, una gota de agua fría cayó sobre su


mejilla, al sentirla el joven abrió mucho los ojos, y por
un instante, divisó una silueta blanca, pero al parpadear
la silueta desapareció.

Al ver que Xie Lian se había manifestado por un


momento, Feng Xin decidió intervenir.

—Dianxia, puede ser que hace un momento usted…


—dijo Feng Xin.

—¿Hace un momento? —preguntó confundido Xie


Lian—. Oh… me estoy quedando sin poder espiritual…
casi no pude controlarlo, lo siento.
1813

El joven se irguió y se frotó con fuerza los ojos, como


si aún intentara volver a ver esa imagen fugaz.

Xie Lian cerró los ojos por un momento.

—Olvídalo —dijo después.

Al obtener una respuesta por fin, aunque fuera esa, el


rostro del joven primero se iluminó con una sonrisa, para
luego ensombrecerse de inmediato.

—¿Qué… qué es lo que debo olvidar? —preguntó el


joven.

—Olvídame —susurró con suavidad.

Aunque este joven probablemente era uno de los


pocos creyentes que le quedaban, si su fe le causaba tanta
desdicha y fuera causa de que tuviera que soportar
insultos, golpizas y humillaciones, Xie Lian realmente…
no tenía el corazón para que otros soportaran eso por
creer en él.
1814

Ver a este niño defendiendo con desesperación un


altar que ya ni siquiera tenía una estatua suya, le daba una
sensación de pesar y preocupación, que incluso superaba
lo conmovido que lo hacía sentir.

El joven se quedó en silencio, atónito.

—Ya da igual —murmuró Xie Lian más para sí


mismo—. De todos modos, pronto tú también me
olvidarás… pronto nadie me recordará.

Tras tantos golpes y sufrimientos de seguro este niño


aprendería a cuidar de sí mismo y tomaría su distancia,
finalmente olvidándolo.

Pero al oír su respuesta, el joven abrió mucho los ojos


y, al instante, una lágrima silenciosa recorrió su rostro,
dejando una pálida marca sobre la suciedad que llevaba
encima.

El joven tragó con fuerza, sintiendo un nudo en su


garganta.
1815

—Yo… —musitó.

Feng Xin parecía no poder tolerar más la triste


situación y trató de intervenir.

—Dianxia, no siga —dijo—. Ha vuelto a infringir


una de las prohibiciones.

Cuando se emitió la orden celestial de que regresara


a los cielos, se le había prohibido específicamente a Xie
Lian que no volviera a manifestarse ante los mortales.

—Sí, no diré más —respondió Xie Lian—. Pero ya


he infringido tantas veces las prohibiciones, que unas
palabras más no harán ninguna diferencia.

Esta vez, no dejó que el joven escuchara su respuesta.


Los tres bajaron del altar y se dirigieron hacia la salida
del gran salón. El viento nocturno lo despabiló y Xie Lian
sacudió la cabeza.
1816

En teoría, él no debería ser capaz de sentir "frío",


pero en ese momento, realmente sentía un frío que le
llegaba hasta lo más profundo de los huesos.

Quién sabe por qué, pero el joven que habían dejado


atrás en el salón volvió a hablar.

—No lo olvidaré —murmuró.

Aunque no podía ver a Xie Lian, acertó encontrando


la dirección correcta y salió corriendo tras él.

—¡NO LO OLVIDARÉ! —gritó el joven a todo


pulmón.

Los tres se volvieron, y en la oscuridad de la noche


vieron los ojos brillantes del joven; su rostro lleno de
heridas, con una expresión mezclada entre ira, tristeza,
alegría y locura…

—¡Nunca lo olvidaré, nunca! —exclamó entre


lágrimas que brotaban—. ¡Jamás me olvidaré a usted!
1817

FINAL VOL 2
FINAL DEL TOMO 1

NORMA LA CONCHA DE TU MADRE

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