Correspondencia Entre Maria Zambrano y Mariano Quintanilla
Correspondencia Entre Maria Zambrano y Mariano Quintanilla
Correspondencia Entre Maria Zambrano y Mariano Quintanilla
E
l día 14 de marzo de 1910 tomaba posesión de la escuela elemental de niñas
del barrio del Mercado en Segovia Araceli Alarcón Delgado, tras lograr la plaza
mediante permuta. Esa debió ser la fecha en que la niña María Zambrano,
a punto de cumplir seis años, comenzara su vida en la ciudad del acueducto donde
permanecería hasta el otoño de 1926. Es sabido que su padre, Blas José Zambrano,
estaba en la ciudad castellana desde el verano de 1909, al habérsele adjudicado la
plaza vacante en la Escuela Graduada, aneja al Instituto General y Técnico donde
hacían prácticas los aspirantes a maestros2.
Fueron dieciséis años intensos en los cuales María Zambrano pasó de la niñez a
la juventud y de la escuela al instituto y a la universidad cuyos estudios hizo por libre
desde la propia casa paterna; aquellos años (1921-1926), precisamente, los de la calle
de Grabador Espinosa como se cita en la correspondencia que ahora publicamos. Su
padre se integró con rapidez en la vida intelectual de la ciudad y tanto él como su madre
fueron directores de sus propias escuelas. Alcanzaron, pues, un cierto estatus que les
permitió participar activamente en los muchos y variados proyectos culturales que se
llevaron a cabo en la ciudad durante estos años, desde la publicación de periódicos y
revistas hasta la lucha por mejorar las condiciones del magisterio, la vida educativa de
la ciudad y de la provincia y el desarrollo de la Universidad Popular, fundada a finales
de 1919 a la que se sumó el propio Antonio Machado llegado a la ciudad justo por
entonces. Por allí pasaron, como conferenciantes, algunos de los intelectuales de más
1
Este trabajo se inscribe en el marco del proyecto de investigación HUM2006-02714/HIS financiado
por el Ministerio de Educación. Dirección General de Investigación. Agradezco al Presidente de la
Fundación María Zambrano, D. Juan Fernando Ortega Muñoz, las facilidades dadas para la publicación de
este epistolario y al Secretario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, D. Juan Luis García-
Hourcade quien me dio a conocer una parte del mismo.
2
Para todo lo referente al periodo segoviano de la familia Zambrano pueden consultarse: ABELLÁN,
JOSÉ LUIS, “La Segovia del primer tercio de siglo: orígenes intelectuales de María Zambrano”, Actas del
II Congreso Internacional sobra la vida y obra de María Zambrano, Fundación María Zambrano, 1998,
pp. 13-58; MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS, “María Zambrano en Segovia y Segovia en María Zambrano” en MORA
GARCÍA, J.L. Y MORENO YUSTE, J.M. (EDS.), Pensamiento y palabra. En recuerdo de María Zambrano,
Valladolid, Junta de Castilla y León, 2005, pp. 255-280; MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS, “Los años segovianos
de Blas Zambrano. Culminación y crisis de la “razón poética””. SÁNCHEZ CUERVO, ANTOLÍN (COORD.), María
Zambrano: pensamiento y exilio, Comunidad de Madrid/Universidad Michoacana, 2004, pp. 55-78; MORA
GARCÍA, JOSÉ LUIS, “A orillas del Eresma y el Clamores”, J. F. ORTEGA MUÑOZ (ED.), María Zambrano. La
aurora del pensamiento, Málaga, Centro Andaluz de las Letras, 2004, pp. 122-144.
renombre3 y a través de esas actividades, de la propia tertulia que impulsó el poeta Juan
José Llovet con Blas Zambrano de animador y de sus discípulos, futuros maestros,
hicieron muchos amigos, algunos duraderos en el tiempo. De esas actividades, una
que tuvo un carácter más privado consistió en las reuniones que tenían en casa de
Mariano Quintanilla algunos de estos intelectuales, incluidos Machado y Moisés
Sánchez Barrado, y a la que, al parecer, asistía en alguna ocasión el propio obispo
de la diócesis, Remigio Gandásegui. Allí leían la obra de Croce, probablemente la
Estética, como menciona María Zambrano en una de las cartas y, si el testimonio de
Pablo de Andrés Cobos es fiable, leían, también, directamente del italiano La filosofía
de Vico. Ahí debió fraguarse esta amistad que aumentó cuando Mariano Quintanilla
se incorporó como Ayudante al Instituto segoviano, probablemente el último año en
que María Zambrano era aún estudiante de ese centro. Por eso, cuando fue requerida
para participar en el homenaje que se rendía a Mariano Quintanilla, más de sesenta
años después, no dudó en escribir una carta a José Luis Abellán, fechada el 1 de
febrero y escrita desde Ginebra, meses antes de su regreso a España. En ella hablaba
elogiosamente de sus profesores del Instituto de Segovia, de cuyo bachillerato
confesaba sentirse muy orgullosa y recordaba la figura de Mariano Quintanilla: “...
al par escéptico y creyente, distante e inmediato, entregado, sin darse aire de ello, a
su ciudad, hacedor de ciudad. Tenía que ser inevitablemente muy cercano, discípulo
compañero de mi padre. Filósofo sí, mas en función arquitectónica, “clásica” (el mejor
quizá de los bustos de Emiliano Barral fue el de mi padre, quien no quiso que tuviera
otro título que el mismo con que don Antonio le señalaba a mi padre: “El arquitecto
del Acueducto”. Mariano Quintanilla, descendiente de uno de los reyes de armas
que proclamaron reina de Castilla a Isabel. Nada tenía de “tradicionalista”, nada de
ostentoso. Parecía no creer en nada y, desde luego, en ninguna vacuidad creyó nunca.
Y sabrá usted que fundó la Universidad Popular. Nunca olvidaré las dos primeras
conferencias que de ella oí: la de Manuel García Morente y la de Eugenio D’Ors...”
(…) “Bien, como ve, soy incontenible cuando me pongo a hablar con usted. Extraiga
lo que le parezca adecuado para mi homenaje a Mariano Quintanilla y como recuerdo
al Instituto Nacional de Segovia, del que soy bachiller...”4.
En verdad esta amistad debió ser intensa pues se conserva una carta de Blas
Zambrano dirigida a Mariano Quintanilla cuando este ejercía de gobernador civil en
Zamora presentándole al padre de Carlos Díez, el médico que antes (7 de enero de
1931) había casado con Araceli, la hermana segoviana de María. La trascribimos aquí
por permanecer aún inédita:
3
MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS, “La enseñanza de la Filosofía a través de la Universidad Popular de Segovia”,
Estudios Segovianos, t. XXXIX, nº 96, Segovia, Instituto Diego de Colmenares-Diputación Provincial-
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1997 pp. 275-96.
4
Extractos de la carta que José Luis Abellán hizo pública en el II Congreso Internacional sobre la
vida y obra de María Zambrano.
5
Debo esta carta a la generosidad de César, gran conocedor de Antonio Machado y mantenedor de la
Casa Museo del poeta, sita en la calle de los Desamparados de la ciudad de Segovia.
6
MARTÍN HERRERO, JOSÉ LUIS, Mariano Quintanilla. Un segoviano ilustre, Segovia, Diputación
Provincial, 1996.
de sus gentes. Tras el breve periodo de su participación en la vida política por fidelidad
a Miguel Maura, volvió a la enseñanza pero, al comenzar la guerra, no pudo evitar ser
apartado del servicio el 20 de mayo de 1937 y reintegrado más de diez años después
con la orden de ser “trasladado fuera de las provincias de Madrid, Zamora y Segovia,
no pudiendo solicitar vacantes durante dos años e inhabilitándole para el ejercicio de
cargos directivos y de confianza”.
La exclusión de Segovia debió serle especialmente dolorosa pero eso no impidió
su participación muy activa en la transformación de la antigua Universidad Popular
en Centro de Estudios Locales bajo el nombre “Diego de Colmenares”, el cronista
segoviano del que se hizo con su iniciativa una excelente reedición de su obra7, así
como de Estudios Segovianos, revista especializada en historia de Segovia que sigue
editándose desde 1949 como órgano de expresión de la Real Academia de Historia y
Arte de San Quirce, institución heredera de aquella honorable universidad. Él había
impulsado decisivamente, con otros intelectuales y profesionales de la ciudad, el
establecimiento de su sede en la vieja iglesia a cuya restauración contribuyeron así
como la dignificación de la que había sido casa de su amigo Antonio Machado.
Su biblioteca, hoy propiedad de los herederos, debe constituir uno de los archivos
más importantes para el estudio de la ciudad y provincia y Pablo de Andrés Cobos
siempre consideró que él hubiera sido la persona cualificada para haber contado,
con todo detalle, la vida de aquellos años en que convivió con Machado, Blas y
los discípulos de ambos. Tuvo que ser el propio Pablo de Andrés quien lo hiciera
y publicara su propio testimonio en muchas ocasiones sobre recuerdos de Mariano
Quintanilla8 .
Pues esta amistad continuó después en la tertulia que continuaron estos personajes
ya en Madrid durante la República y que se extendió al Ateneo. Su vida profesional
concluyó como catedrático del Instituto Cardenal Cisneros, falleciendo en 1969.
Con justicia el Instituto de Enseñanza Secundaria más antiguo de Segovia lleva su
nombre.
El epistolario que se conserva está incompleto como parece deducirse del
contenido de algunas cartas pero bien pudiera ser que éstas ni siquiera llegaran a su
destino. Aun así doblan en número las de María Zambrano a las de su interlocutor
segoviano. El tono de todas ellas parece mostrar buena sintonía pero mantienen
siempre el plano de la formalidad en el caso de Quintanilla mientras que Zambrano
se expresa de manera más directa y deja entrever más su estado de ánimo y su
situación y hasta sus viejos recuerdos segovianos. La implicación que María tuvo
durante su estancia en Segovia queda bien a las claras en estas cartas al igual que
en las de Pablo de Andrés. Sin embargo, el mayor interés del epistolario reside en
7
Lo hizo junto a Ángel Revilla y Juan Vera con el apoyo del Marqués de Lozoya y otros profesores
de Segovia. Aún así la edición (propiamente la cuarta) no apareció hasta varios años después. COLMENARES,
DIEGO DE, Historia de la Insigne Ciudad de Segovia, 3 vols., Segovia, Academia de Historia y Arte de San
Quirce, 1990
8
ANDRÉS COBOS, PABLO DE, Machado en Segovia. Vida y Obra, Madrid, Ínsula, 1973. María Zambrano
y Pablo de Andrés mantuvieron una relación epistolar a lo largo de muchos años. Se conservan 57 cartas
cruzadas desde 1957 hasta 1974. Estas últimas ya con la viuda de Pablo de Andrés, Enriqueta Castellanos,
fallecido a comienzos de 1973.
detalles que tienen que ver con la génesis de algunos libros de Zambrano, como le
comenta en la primera carta, o con proyectos que no se concretaron. Igualmente con
el interés y las preocupaciones que la embargaban durante los años de su estancia
en Roma. Especialmente interesantes son los datos que se ofrecen a propósito de
la edición italiana del libro que traducido al español sería España, sueño y verdad9
y más concretamente sobre el ensayo “Un lugar de la palabra: Segovia” de cuya
gestación y proyecto para ser publicado tenemos detalles también por las cartas que
cruzaron Camilo José Cela y María Zambrano10.
El juicio que emite Mariano Quintanilla, en la carta de junio de 1964 sobre este
ensayo de Zambrano es especialmente interesante para valorarlo en su justa medida
pues, como decíamos, Quintanilla ha sido una de las personas que mejor conoce la
Segovia “interior”, es decir, la ciudad por dentro pues esa es la mirada pretendida por
quien subía y bajaba la calle de la Potenda, recoleta, empinada, ni al sol ni a la sombra,
historia de la ciudad y juventud suya, cruce de tiempos que se fija en la armonía de lo
que está fuera y de lo que se interioriza. No resulta, pues, extraño que escribiera sobre
esta casa y, según su propio testimonio, lo hizo hacia 1933 en forma de novela corta
con un título que juega justamente con el tiempo de la historia y del suyo: “Después
de entonces”. De ella da noticia en carta a Cela pero en fecha posterior (1 de marzo de
1966) a la carta dirigida a Quintanilla. En ambas cartas alude a que esas páginas eran
un anticipo de declaración de su destierro, “con palabras ciertas, ciertísimas le dice a
Quintanilla; “profecía de mi destierro”, le confiesa a Cela11.
En la carta de 1959 hay una declaración interesante: “Y si cree oportuno
presentarle [se refiere a Elena Croce quien habría de visitar Segovia] a Contreras —a
quien tuve aquí en mi casa con su mujer— hágalo.” Era, en cierto modo, un contacto
con la España del interior en el cual la amistad de los tiempos de Segovia pesó más
que cualquier otra circunstancia. Su padre había leído en la “Fiesta de la poesía”,
celebrada en junio de 1914, un poema de Juan de Contreras titulado “Loa a la reina
Isabel”. El aprecio por Segovia y aun por Castilla fue algo más que retórica aunque sí
fuera retórico el poema declamado y, según las crónicas, de manera airosa. Diez años
antes, entre junio de 1949 y el verano de 1950, por amor a la música las hermanas
Zambrano habían accedido a entrar en el Instituto Español de Literatura de Roma
para escuchar una conferencia del padre Sopeña. Se ha dicho que, por vez primera en
su tiempo de exilio, habrían pisado “territorio” español. En realidad los testimonios
mostrados en los amplios epistolarios que se conservan muestran que sus recuerdos
eran verdaderamente y de manera intensa su “territorio” español12.
9
Para conocer la génesis del libro Spagna V. ZAMBRANO, MARÍA, España. Pensamiento, poesía y una
ciudad, FRANCISCO JOSÉ MARTÍN (ED.), Madrid, Biblioteca Nueva, 2008.
10
CELA, CAMILO JOSÉ, Correspondencia con el exilio. Prólogo para la edición de Eduardo Chamorro.
Notas sobre la edición de Jordi Amat. Barcelona, Destino, 2009. Cela le anuncia en carta de 28 de enero
de 1964 que el texto irá publicado en Papeles de Son Armadans. Así fue; se publicó en el n. 98, mayo de
1964.
11
Es a Cela a quien le confirma la extensión aproximada de la misma: “dará a máquina 40 hojas como
ésta”. Lo cierto es que esta novela no ha sido encontrada.
12
He escuchado relatar este testimonio a Agustín Andreu. De manera documentada debo al profesor
Pedro Álvarez de Miranda la referencia explícita que sobre este hecho aparece en BELLOSO, JOSÉ MIGUEL,
“Corresponsal en Roma”, Dionisio Ridruejo, de la Falange a la oposición, Madrid, Taurus, 1976, p. 115.
Por eso las dos últimas cartas de 1963 —aún desde Roma— y de 1965 —ya desde
La Piècé—, son como el final de la sinfonía, donde se repiten todos los movimientos
anteriores y se subliman: los recuerdos de su padre y de sus compañeros de curso
y amigos, con uno muy especial a Mariano de Cavia, de los muchos papeles que
salieron de la casa de Fuente el Olmo de Fuentidueña donde su tía ejercía de maestra
y donde la familia debió pasar los veranos, y de la historia... la historia de Segovia
que parece inspirarle el recuerdo de los templarios y de la “catedral de San Millán”
sobre la que había escrito Francisco Giner. En verdad no es catedral pero a ella debió
parecer que lo era por su monumentalidad, con las esculturas de Aniceto Marinas,
llenas de espiritualidad tradicional, y la sonoridad realmente celestial de la gran
nave gótica.
1.
6-I-1939
Mi querido amigo:
Recibí tu carta sobre la muerte de mi padre, que tanto hemos agradecido todos. Hoy,
3 de diciembre, hace dos meses que lo enterramos. Su muerte fue muy serena, como él la
hubiese deseado: tranquilamente, sin estridencias ni casi dolor se nos fue. Quisiera que
quienes le han conocido en su madurez y le han querido hubiesen podido ver su cabeza con
la serenidad de la muerte, de la paz. Nos dejó mucho consuelo, y las palabras de quienes le
ayudan en su memoria, también. A la hora de la muerte, amigo Quintanilla, se recoge todo,
se realiza todo. ¡Es tan verdad!
Mi pena es que se haya ido sin ver el fin de la tragedia. Se entregó tan por entero
a sentirla, participaba tan vivamente en ella, en cada uno de sus terribles episodios y
alternativas, que creo que apresuró su fin. Pero no dejó de creer en todo momento, fiel
a sus convicciones de siempre, que no podrán ahogarnos. Él era el más animoso, el más
creyente. La vida, es verdad, ha sido terrible para ellos. Pero ¿y nuestra generación? ¡Qué
destrozada íntimamente casi toda, qué desaparecida! Yo también recuerdo Segovia y sus
días felices ¡a mi padre entre nosotros, en aquella Plaza! Y los chopos, y la Alameda... y me
angustia si acaso no lo veré más.
Veo de vez en cuando a D. Antonio. En el nº correspondiente a noviembre de “Hora”
Mairena habla de Don Blas y de Segovia13. Te lo enviaré por si no te llega de otro modo.
Que estén bien tus niños, tu mujer, ten esperanza en ver a tu madre ¡todo es posible! Y
que vengan tiempos mejores.
13
Se refiere a Hora de España la revista cuyas últimas galeradas sufrieron las consecuencias de la
aproximación de las tropas “nacionales” a Valencia. Desde ahí una larga peripecia que María Zambrano
le relata a Pablo de Andrés Cobos y de la que encontramos un resumen, firmado por María Zambrano, en
la revista Índice con el título: “Pérdida y aparición del último escrito de “Juan de Mairena” por Antonio
Machado”. En ese mismo número se publicó el inédito de Machado “Don Blas Zambrano”. Índice, nº 248,
1 de junio de 1969, p. 8 y 9.
Te agradezco lo que dices de mis trabajos. No sé si los coleccionaré pues tengo ante mí
lo menos tres libros que me acucian. Uno sobre Unamuno. Otro sobre poesía en el que iría
lo de D. Antonio. Ya te los mandaré, si los hago.
(Manuscrita)
2.
No he tenido gran suerte ninguna de las veces que le he escrito, pues que ni siquiera he
sabido si mis cartas habían llegado a sus manos.
Quisiera hoy tener mayor fortuna al anunciarle la próxima visita a Segovia —por unas
horas o un día— de Elena Croce, con quien me une una amistad verdadera. Merece haber
tenido a ese Padre y también se podría decir que Benedetto Croce se la merece como hija.
Le he hablado de Ud., de Sánchez Barrado14, un poco de mi Padre —a pesar de la amistad
ciertas cosas hondas se resisten a salir— de cuando se reunían en su casa de Ud. los jueves
para leer la Estética, si mi memoria no me engaña. De la Segovia de entonces, de la de
siempre en su belleza, en su condición de esqueleto de Castilla.
Sería una alegría para mí el que Ud. pudiese acompañarla, a ella y a las personas
y amigos que la acompañasen, por la Ciudad. Nadie mejor que Ud. puede hacer que no
la halle deshabitada. Me gustaría le hablase de D. Moisés, de D. Antonio, de... todos. Y
si cree oportuno presentarle a Contreras —a quien tuve aquí en mi casa con su mujer—
hágalo15.
14
“Ha sido nombrado, por traslación, el catedrático numerario de Latín al Instituto de Segovia,
D. Moisés Sánchez Barrado, que actualmente desempeña igual cargo en Canarias”. El Adelantado de
Segovia, 8.3. 1916. “Y es que arriba, cerca del escenario, tomando notas y vestido de sacerdote —nunca
hubiera podido vestirse de otro modo—, esta don Moisés Sánchez Barrado, profesor de Latín del Instituto
de Segovia, y que olía tanto a hereje que el obispo de continuo le llamaba. Decía misa a las siete de la
mañana. Sabía mucho latín, eso sí; a fondo, y no, como él se permitió decir un día, ese latín de curas.
Sabía griego de verdad. Sabía música. Pero había estado suspendido a divinis durante siete años. Don
Moisés era también de Salamanca, y se había hecho sospechoso ante la jerarquía por… modernista.”
ZAMBRANO, MARÍA, “La presencia de don Miguel” recogido por Mercedes Gómez Blesa en su edición del
libro Unamuno, Barcelona, Debate, 2003, pp. 200-201; ROBLES, LAUREANO, “Moisés Sánchez Barrado y
Miguel de Unamuno” en MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS y MORENO YUSTE, JUAN MANUEL, o. c., pp. 363-388.
15
Juan de Contreras y López de Ayala, Marqués de Lozoya (1893-1978), figura muy relevante
en Segovia, historiador, crítico y escritor. Ocupaba el cargo de Director de la Academia Española de
Bellas Artes en Roma por los años en que las hermanas Zambrano vivían en la capital italiana. Es muy
significativa esta relación a pesar de la diferencia ideológica y, que al tiempo, da relevancia a las amistades
de los tiempos segovianos, muy sólidas. CONTRERAS, JUAN DE, Memorias (1893-1923), Segovia, Ed.
Torreón de la Marquesa, 1992.
Arriba va mi dirección —ya sabe, pues, donde me tiene. Salude a Antonio B. de Quirós16,
a Grau17, a todos los amigos.
Le envío esta carta “express” para que el Conserje de Instituto comprenda que si la
debe de entregar, ni porque sea tan urgente.
Saludos a Cándido
(Manuscrita)
3.
MARIANO QUINTANILLA
Segovia, 21-IX-1959
16
Citado por Pablo de Andrés Cobos como una de las personas incorporadas a la tertulia en la cuarta
oleada, tras los fundadores (Llovet, Zambrano, Quintanilla…) y el grupo siguiente (Juanito Cáceres,
Álvarez Cerón). “Aparecen luego Ramón J. Seva, Luis Ferrari, Federico Carsi, Mariano Grau, muy joven,
Alfredo Marqueríe y Antonio B. de Quirós, más joven aún…” ANDRÉS COBOS, PABLO DE, o. c., p. 57. Por
la información que he podido obtener creo que era un abogado de la “Electra”.
17
Fue un discípulo de don Blas. Cuando la familia Zambrano marchó a Madrid en 1926 le dedicó un
poema titulado “Hacia una aurora. A don Blas J. Zambrano, maestro de la juventud segoviana”, Heraldo
Segoviano, 26.12.1926. Recogido en MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS, “María Zambrano en Segovia y Segovia en
María Zambrano” en MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS Y MORENO YUSTE, JUAN MANUEL, o.c., pp. 279-280.
18
El Marqués de Lozoya ya citado. Eugenio Montes cuya mención en la carta de Quintanilla pareció
no agradar demasiado a María Zambrano, uno de los fundadores de la Falange, era, por estos años Director
del Instituto de España en Roma (ver carta de 30 de octubre de 1963). Y Pablo de Andrés Cobos, maestro
segoviano, discípulo de don Blas y muy próximo a él, fundador de la revista Escuelas de España, mantuvo
una larga correspondencia con María Zambrano. HERMIDA DE BLAS, FERNANDO, “Pablo de Andrés Cobos”
en MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS Y MORENO YUSTE, JUAN MANUEL, o. c., p. 337-361.
Mariano Quintanilla.
(Manuscrita)
4.
(al margen) Gracias, nuevamente. Mucho me alegraría que me dieras algunas noticias
segovianas de los amigos. Saludos con la amistad y el afecto antiguos. Un saludo de Ara y
de María Zambrano.
(Manuscrita)
5.
19
Revista fundada por miembros de la tertulia, dirigida por Marceliano Álvarez Cerón (Ayudante
de Obras Públicas) y Julián María Otero (de quien se habla en la nota 20) salió a la luz en abril de 1928.
El último número no especifica mes y señala solamente 1929. En el número III (junio, 1928) publicó
María Zambrano “Ciudad ausente”. Edición facsimilar con estudio crítico de Francisco Otero, Segovia,
1986. Pueden completarse los datos biográficos en MÍNGUEZ, LUIS, (“OREJANILLA”), Segovia, verso a verso,
Segovia, Caja de Ahorros, 1982.
de Cáceres y a la de Julián María Otero, bien segovianos los dos20. Creí que se publicaría
enseguida, pero hace más de un año que se lo mandé y no ha salido que yo sepa. Pepe es así
y “ansí” será también la situación de sus ediciones. Y de otra parte, me quedé esperando
“Manantial” para ver exactamente las dimensiones que debería tener mi original y no la
he recibido, ni he vuelto a saber nada, lo que se dice, nada ¿se publica, al fin?
De otras cosas sería largo hablarte. Mientras escribía “Lugares de palabra:
Segovia”(sic) creo que estuve allí como nunca pues que estuve de vuelta. Las pocas
personas que lo han leído han dicho maravillas. Y ahora saldrá un librito de ensayos que me
publican en italiano; está traducido ya. Cuando salga te lo enviaré (esta frase manuscrita)
Quisiera saber de ti, de tus hijos, de los amigos segovianos. Me quedé en espera también
de las publicaciones de la Universidad Popular; nada.
(Mecanoescrita)
Saludos de Araceli. Hasta pronto espero. Con la amistad de siempre, saludos [ilegible]
María Zambrano
6.
Segovia- 12-IX-1963
Querida amiga María: Me dio una gran alegría saber de ti directamente pues me
acuerdo mucho de vosotras y de vuestro padre, con quien pasé tantas horas en Segovia.
Hoy mismo salgo para Madrid. No sé si sabes que yo pasé desde el Instituto de Ávila al de
Alcalá de Henares, pero vivo en Madrid, en sitio muy céntrico (Núñez de Arce, 11, B, 4º
decha.), cerca del Ateneo, a donde voy con cierta frecuencia, a la biblioteca, pues de los
socios no conozco a nadie. Alguna vez aparece por allí Eugenio Montes que me da noticias
tuyas.
En el mes de julio se casaron en Madrid mis dos hijos mayores, el chico, único varón,
que ganó las oposiciones de técnico de Hacienda, como licenciado en Derecho, y está
destinado en Las Palmas de Gran Canaria; y la mayor de las hijas, que se ha casado con
el hijo de un compañero y que vivirán en Madrid, así que los tendremos más cerca que a
los otros. Estoy contento con los nuevos hijos, que me parecen buenos y cariñosos, pero
un poco triste al ver qué pronto se disgrega la familia, pues hace una docena de años
eran unos chicos, solo ocupados en jugar. De las dos chicas siguientes, una ha ganado las
oposiciones al Magisterio, pero estudia Filosofía y Letras y deseo que termine la carrera.
La menor acabará el año próximo la licenciatura en Ciencias Políticas, me parece la de
mayor curiosidad intelectual. Veremos qué es de ellas. Y basta de mí, pues te doy estas
noticias en vista de que me preguntabas por mi familia.
20
Juan Francisco de Cáceres y Muñoz (1894-1942). Era el hijo n. 13 de Francisco de Cáceres y
Thomé y de Mercedes Muñoz Velasco. Licenciado en Derecho, poeta, bohemio, participó en los círculos
culturales de la ciudad y fue muy amigo de los Zambrano y del propio Antonio Machado (debo estos
datos a la amabilidad de José Miguel Merino de Cáceres). Por su parte, Julián María Otero (1887-1930),
abogado, funcionario de Hacienda, fue autor de Itinerario sentimental de la ciudad de Segovia o sea
un paseo por sus calles en una noche de luna, Segovia, 1915. Existe una edición facsimilar, Segovia,
Caja de Ahorros, 2002. Tuvo mucha actividad en los círculos intelectuales y formó parte de las empresas
periodísticas de estos años. Fallecido en 1930, los amigos de la tertulia le dedicaron un número de Heraldo
Segoviano. OTERO, FRANCISCO, “Julián María Otero: las estampas del alma” en MORA GARCÍA, JOSÉ LUIS Y
MORENO YUSTE, JUAN MANUEL, o.c., pp. 389-399.
Dejo dicho que te manden algunos números de “Manantial”, pues la mayoría están
agotados. Me gusta menos que la primera época, la que dirigieron Otero y Cerón y en la
que tú colaboraste. Ya verás sus dimensiones. Nos encantaría recibir algo tuyo. Tengo gran
curiosidad de conocer lo que has escrito sobre Segovia, bien en los “Renuevos de Cruz
y Raya” o en la traducción italiana. Lo que no hemos podido procurarnos es el artículo
que Machado dedicó a tu padre, a la muerte de éste. Si lo tienes y nos mandas copia, te lo
agradeceremos mucho.
¿Ves a Elena Croce? Dale mis recuerdos. Sólo estuve unas horas con ella y me pareció
una mujer encantadora.
A Araceli que tenga esta por suya, con mis saludos más cariñosos. Ya sabes que te
recuerda con el afecto de siempre tu antiguo amigo Mariano Quintanilla.
(Manuscrita)
7.
Lungotevere Flaminio 46
Mucho te agradezco que conserves el recuerdo de mi padre. Algún día, pienso, veré su
busto en Segovia, recorreré las calles y la Plaza y aquellos cafés, si existen. (Manuscrito
al pie)
Algún día veré de nuevo el convento de San Juan de la Cruz -sobre el que escribí hace
años un ensayo sobre San Juan y la carretera de Zamarramala y los chopos dorados, y
me asomaré, si me dejan, al patio del 4 de la calle de la Potenda. (Manuscrito al margen)
Mucho me alegra que tus hijos vayan tan bien. Que tu familia sea como se esperaba y
como tú podías esperar.
Muchos saludos de Araceli. Con la amistad de siempre. María (Manuscrito en la
primera página, junto a la fecha)
21
Marius Scheneider (1903-1982). Estudió musicología, piano y composición en Berlín. Director del
Berliner Phonogramm-Archiv en 1933; se trasladó en 1944 al Instituto Español de Musicología del CSIC
en Barcelona como invitado de Higinio Anglés. Allí destacó como profesor e investigador. Perseguido
por los nazis, no volvió a Alemania hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial. Su influencia sobre
el pensamiento e imaginario simbólico zambranianos, especialmente como fuente “étnico-histórica”
es todavía un tema pendiente de estudio, a pesar de que algunos especialistas han dedicado algunas
aproximaciones a este tema. Fuente: CAMPOS SONSECA, SUSAN, Némesis musical en María Zambrano
(Estudio de “Notas de un método”).Trabajo de Máster en Pensamiento Español e Iberoamericano dirigido
por la profesora Juana Sánchez-Gey. Universidad Autónoma de Madrid, 2009, pp. 68-76 (Inédito).
8.
13 – 6 – 1964
9.
Ya me ha contado mi primo Rafael22 que estuvo contigo largo rato departiendo, vino
encantado de tu trato y conversación y agradecido por la acogida que le dispensaste. Me
dijo que tú no habías recibido mi libro “España, sueño y verdad”, en cambio Cobos, sí.
22
Rafael Tomero, hijo de la tía de María Zambrano, Asunción Alarcón.
Espero lo hayas recibido después, pero si lo han descuidado, por ahora yo no tengo muchos
deseos de pedirles nada ya que ando un poquito molesta con los de la Editorial. Yo tengo
un solo ejemplar, solo uno; no pecan estos señores de dadivosos. En este volumen están a
excepción del ensayo sobre “La Celestina”, todos los que forman parte del libro italiano
que te envié hace más de un año. Y en cambio hay otros más que allí no están. Este verano
salió de la Universidad de Veracruz otro librito mío, “El sueño creador” del que tengo
solamente un ejemplar que me enviaron por avión amablemente. Los otros poquísimos, los
recibiré vía marítima, es decir, “ad calendas graecas”. Tal vez, creo que sí, lo reciban en la
librería del Fondo de Cultura Económica, pues que hay una estrecha relación entre estas
dos editoriales.
Voy a pedirte un favor: que si te es posible, averigües dónde, en qué Instituto es profesor
de Filosofía, en el caso de que viva, mi compañero Pedro Caravia Hevia23: entró en el
escalafón el 34 o 35. Nada sé de él, y ahora no sólo por hondo afecto y estimación, sino
por motivo que voy a decirte, quisiera saber de él.
Figúrate que yo creía todos mis papeles perdidos —explico el cómo al comienzo de mi
ensayo “Ortega y Gasset filósofo español”24. Y ahora Rafael al venir de Fuente el Olmo,
me ha traído, además de algunos cuadros, fotografías, bordados segovianos de mi madre,
muchas cuartillas de mi padre, el original de una Historia de España inédito —en mayo
de 1936 yo hice que fuera presentado a Espasa Calpe que lo tomó en consideración como
posibilidad— y muchas más cosas que todavía no he tenido alma para examinar y ordenar.
Y vienen también unos sobres míos conteniendo originales y algunos apuntes, y como
viví la amistad y el compañerismo en modo tan hondo y serio, vienen también algunos
originales de amigos y compañeros: unos poemas de Cela, que entonces nadie tomaba en
consideraciones, el original a máquina de dos poemas hermosísimos de Miguel Hernández,
uno por identificar todavía, quizá inédito, el otro con variantes respecto al publicado. Y de
23
Pedro Caravia Hevia (1902-1984), filósofo de origen gijonés, una figura muy apreciada en su
Asturias natal, fue nombrado presidente de honor de la Sociedad Asturiana de Filosofía. Su obra fue
recopilada en 1982 en un volumen publicado con el título Sobre arte, poesía y otros escritos, Oviedo, Caja
de Asturias, 1982.
24
“Cuando llegó el momento de abandonar la casa en que viví en el último periodo de mi estancia
en España, encaminada hacia la frontera, hube de elegir unos muy pocos objetos, más simbólicos
que útiles, para que me acompañaran”. Renunció a recoger sus apuntes de las clases de Ortega y de
Zubiri, sus propias notas… y “Nunca he logrado explicarme hasta ahora por qué corté con mi gesto de
recogerlos, porque los dejé abandonados en aquella casa sola, cuyo vacío resonó al cerrarse la puerta
de modo inolvidable.” ZAMBRANO, MARÍA, “Ortega y Gasset, filósofo español” en Andalucía, sueño y
realidad, Granada, Biblioteca de la Cultura Andaluza, 1984, pp. 195-225. Fue la primera lección que
María Zambrano dio en La Habana. No creo haya aparecido este texto de Pedro Caravia. En la Fundación
María Zambrano no se conserva. Sí están, en cambio, varios borradores de la “Historia de España” escrita
por su padre, algunos fragmentos publiqué en ZAMBRANO, BLAS J., Artículos, relatos y otros ensayos. ED. DE
JOSÉ LUIS MORA. Badajoz, Diputación, 1998. En la segunda edición que está en preparación se incluirán
los capítulos que más interés tienen para conocer su concepción de la historia.
La casa de Fuente el Olmo de Fuentidueña, pueblo segoviano del que era maestra Asunción Alarcón,
fue lugar de veraneo de la familia Zambrano pienso que, incluso, durante el periodo madrileño posterior a
1926. Esto explica que conservara allí trabajos de compañeros de clase, apuntes de clase y notas propias.
Allí se conservaban también manuscritos de su padre y el cuaderno preparatorio de clases de su madre.
Parte de los mismos se los llevó Rafael Tomero a María Zambrano, tal como ella le cuenta a Mariano
Quintanilla. He tenido oportunidad de visitar esta casa con anterioridad al fallecimiento de Isaías Tomero
(agosto, 2009) y sería de mucho interés comprobar los libros y otros documentos que allí hay aún. Del
resto de originales a que se refiere María Zambrano en esta carta debieran hallarse en la Fundación de
Vélez-Málaga. En cambio parece no haber rastro de esa novela corta escrita por María Zambrano.
Pedro Caravia que siempre se negó a publicar, y aun a dejar a los amigos lo que escribía,
viene un ensayo completo sobre Don Juan, que es como el prólogo de toda una obra que no
se deja ver si sería un estudio quizá o un drama. Es espléndido. Era Caravia uno de esos
seres extraordinarios que España produce y que parten sin dejar huella. Si vive, quiero
escribirle y comunicárselo, y si no viviera, quisiera publicar con un prólogo mío hablando
de él, diciendo quién era lo más fielmente posible.
Algunas cosas son francamente alucinantes. Y no me refiero a las fotos de mi padre con
los profesores del Instituto, cuando tú no lo conocías aún, a la mía de primera Comunión, a
las de mi Madre con las niñas, Ara y yo comprendidas. Me refiero a otras, p.e.: la primera
cosa que agarro es una tarjeta de felicitación dirigida a mi por el pintor Prieto y leo lo
primero: “que el año 1936 sea para ti el inicio de un camino maravilloso”. Pero aún
más el original de la única novela —corta— que yo he escrito; lo sabía, pero al creerla
perdida la había relegado al desván de la memoria. Se titula “Después de entonces”, está
escrita al final del 33 y es la visita a la casa de la Calle de la Potenda muchos años
después. Son veinte y cuatro horas y la luz es el hilo que señala y marca todo: a la casa
voy tres veces, a mediodía, por la tarde acompañada, y sola de nuevo por la noche con
las luces eléctricas encendidas. El regreso es al alba. Y bien, amigo Quintanilla, está en
varios pasages (sic) [del final de palabra ilegible] claramente mi destino de desterrada, con
palabras inequívocas, ciertísimas.
Si añades que cuando supe por ti que la casa había sido o iba a ser derribada me puse a
escribir sobre ella un ensayo análogo al de Segovia, y que ahora lo iba a tomar de nuevo...
Pero ya está; en otra forma claro, pues que ahora hubiera sido enteramente objetivo —en
el modo correspondiente— y ahí es una novela de la certidumbre y de la imposibilidad
del amor, de la comunión, de la soledad, junto con la profecía del destierro. Y el título
corresponde exactamente a lo que yo hubiese escrito ahora, objetivo u objetivísimo que
fuera.
He sabido por Rafael que la casona de los señores del Camino, y con la Capilla del
Carmen que en ella estaba, ha sido derribada y cómo y por qué. Él lo supo por azar en el
Café, de labios del que fuera barbero de mi Padre.
Y ya ves, yo tenía el “regomello” de no haber hablado de aquella parte de Segovia,
pues pensando creo que fuese la primitiva, la primera Vía, el camino inicial. Lo abona
el que la Catedral de San Millán esté donde está, ese título que ha de ser muy antiguo de
“Señores del Camino” y tantas otras cosas. Yo no conozco ninguna historia de Segovia.
Pero la tradición ya a muy poquitos nos duele y nos importa. ¿Cómo Lozoya no hizo nada?
También vio Rafael el busto de mi Padre en la Diputación en un rincón del patio donde
no tiene mucha luz25. Pero menos mal.
Bien. No dirás que no te comunico cosas de ahora, de entonces. Muchos saludos de
Rafael. Muchos cariños de mi hermana segoviana. Y con mi afecto, mi amistad de siempre.
(Mecanografiada)
María (a mano y rubricada)
Mi dirección es así:
La Piècé , 01 Crozet, Francia
25
El busto esculpido por Emiliano Barral para la Exposición de 1923 puede verse, efectivamente, en
la parte izquierda del patio de la Diputación de Segovia, en lugar no muy iluminado.