Medidas Prejudiciales
Medidas Prejudiciales
Medidas Prejudiciales
PRECAUTORIAS1
El artículo 253 del CPC dispone “todo juicio ordinario comenzará por la demanda del
actor, sin perjuicio de los dispuesto en el Título IV”, título regula las medidas
prejudiciales. Así, los procedimientos civiles tienen dos vías de inicio: i) la demanda o
ii) alguna de las medidas prejudiciales que se regulan en el CPC.
Las medidas prejudiciales son los actos jurídicos procesales anteriores al juicio, que
tienen por objeto preparar la entrada a éste (preparatorias), asegurar la realización
de pruebas que puedan desaparecer (probatorias), o asegurar el resultado mismo de
la pretensión que se hará valer con posterioridad dentro del proceso (precautorias).
1
Los presentes apuntes, cuyo objetivo exclusivo es facilitar el estudio del ramo
“Procedimientos Civiles I” por parte de los alumnos, han sido elaborados,
principalmente, a partir de las siguientes fuentes: RÍOS LLANEZA, Jaime: “Apuntes de
clases”; CALAMANDREI, Piero: “Introducción al estudio sistemático de las providencias
cautelares”, Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1945; LÓPEZ MASLE,
Julián y HORVITZ LENNON, María Inés: Derecho Procesal Penal Chileno I. Principios,
sujetos procesales, medidas cautelares, etapa de investigación. Editorial Jurídica de
Chile. Santiago, 2008; ROMERO SEGUEL, Alejandro: “Curso de Derecho Procesal Civil”,
Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2006; MARÍN, Juan Carlos “Las medidas
cautelares en el proceso civil chileno”. Editorial Jurídica de chile. Santiago, 2004; y,
CASARINO VITERBO, Mario: Manual de derecho procesal. Tomo III. Sexta edición.
Santiago, 2005. En su elaboración, participaron Paulo Román Reyes, Nicolás Frías
Ossandón, Andrés Sepúlveda Diaz y Benjamín Jordán Ibarra.
2
Fueron introducidas por el Proyecto de Código del año 1893, en la serie de proyectos
que precedieron el CPC vigente.
1
Medidas Prejudiciales Preparatorias Artículos 273 a 278
Medidas Prejudiciales Precautorias Artículos 279 y 280
Medidas Prejudiciales Probatorias Artículos 281 al 286
1. Características
Este es un tema relevante, puesto que -según lo expuesto- dentro de los efectos
propios de iniciarse el juicio destacan los siguientes:
2
Por regla general, la Corte Suprema ha entendido que el juicio se entiende iniciado (o
la litis trabada) con la notificación de la demanda al demandado. Ahora bien,
actualmente la jurisprudencia de la Corte Suprema se encuentra dividida.
Por una parte, la Cuarta Sala había mantenido la visión “tradicional” de que “la sola
presentación de la demanda de que se trata no se le puede asignar la potestad ni
virtud de interrumpir el término de prescripción que corría en contra de la parte
recurrente para deducirla, puesto que dicho efecto sólo se podía concretar con la
notificación válida de dicha actuación”.3 No obstante, recientemente, en fallo de 16 de
mayo de 2022, ha estimado que la sola presentación de la demanda interrumpe la
prescripción, señalando que “la correcta doctrina sobre la materia dispone que la
mera presentación de la demanda interrumpe la prescripción, siendo la notificación
de la misma una condición para alegarla, debiendo circunscribirse su efecto al ámbito
procesal, pero no como un elemento constitutivo de la interrupción de la
prescripción”4.
2.1. Argumento de quienes sostienen que las medidas prejudiciales “dan comienzo al
juicio” y, en consecuencia, se producen sus efectos:
Interpretación del artículo 253 del CPC, que dispondría que efectivamente existen dos
maneras de iniciar el juicio ordinario, por lo que se deben producir idénticos efectos:
“Todo juicio ordinario comenzará por la demanda del actor, sin perjuicio de lo
dispuesto en el Título IV (que trata las medidas prejudiciales)”
3
Sentencia dictada en Causa Rol Nº 33.307/2020 (Casación) de la Corte Suprema,
Sala Cuarta de 20 de agosto de 2021. Considerando 9°.
4
Sentencia dictada en Causa Rol N° 122.186/2020 (Queja) de la Corte Suprema, Sala
Cuarta, de 16 de mayo de 2022. Considerando 7°.
5
Ver sentencia dictada en Causa Rol Nº 4.310/2021 (Casación) de la Corte Suprema,
Sala Tercera de 3 de agosto de 2021.
6
Sentencia dictada en Causal Rol N° 7.308/2022 (Casación) de la Corte Suprema, Sala
Primera de 12 de octubre de 2022.
7
Fernando Alessandri, “Derecho Procesal”, Ed. Universitaria, 1952.
3
En este mismo sentido, el art. 2503 del CC, alude a que la interrupción civil de la
prescripción se logra por la interposición de “recurso judicial”, sin distinguir en qué
gestiones específicas son las apropiadas. Asimismo, su mera solicitud revelaría el cese
de la inactividad en la defensa de su derecho en la que se fundamenta la prescripción
que corre para el otro.
Esa “Unidad Procesal”, es funcional y orgánica. Así lo demuestra el artículo 178 del
COT que establece que el Juez que hubiere sido designado para conocer de una
medida prejudicial, es el juez que debe conocer del Juicio Posterior, es decir, es el
JUEZ NATURAL que como bien sabemos es un derecho fundamental del justiciable al
tenor del artículo 19 Nº3 inciso 4º de la CP. Este derecho aparece además reforzado
por el legislador orgánico constitucional, mediante una norma general de
competencia, que es la de Radicación o Fijeza del artículo 109 del COT.
2.2. Argumentos de quienes sostienen que el juicio se inicia con la notificación legal
de la demanda, sin perjuicio haberse tramitado previamente alguna medida
prejudicial:
El tenor literal del artículo 253 del CPC: “Todo juicio ordinario comenzará por la
demanda del actor, sin perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (que trata las medidas
prejudiciales)”. Bajo este criterio, la expresión “sin perjuicio” se interpretaría como
“no obstante” y no como “además”.
Además, del Acta de la Comisión Redactora de 1875 existe constancia de que las
medidas prejudiciales, por su tramitación sencilla, no constituye un juicio propiamente
tal, sino solo “medidas preparatorias”. La misma referencia a que algo es “previo”
implica necesariamente una diferencia con el “juicios” que le sigue. Consistente con lo
indicado, el Mensaje del Código de Procedimiento Civil indica que se regulan “las
medidas prejudiciales que es lícito solicitar para que sea posible la entrada en el
juicio”, lo que implica una distinción entre el juicio y lo que es previo al mismo.
4
Por último, el hecho que existan medidas prejudiciales que puedan ser solicitadas por
quien tema ser demandado para su mejor defensa, implica que sería el demandado
quien podría dar inicio a un juicio, lo que es incoherente8.
Conforme al artículo 287 del CPC, para decretar toda medida prejudicial “deberá el
que solicite expresar la acción que se propone deducir y someramente sus
fundamentos”.
Según Anabalón, este requisito es “decisivo e ineludible, ya que sólo por este medio
queda el tribunal en situación de poder apreciar convenientemente la procedencia y
necesidad de la medida solicitada”9. En la práctica, se trata de 2 requisitos
relacionados: a) expresar la acción que se propone deducir; y b) expresar
someramente los fundamentos de la misma.
8
Asimismo, la jurisprudencia ha señalado que las medidas prejudiciales no dan inicio a
un juicio en el sentido natural y obvio de la expresión. Al efecto, la sentencia dictada
en Causa nº 16876/2015 (Casación) de la Corte Suprema, Sala Primera (Civil) de 10
de mayo de 2016 ha señalado en su considerando 6°: “Que es importante consignar
que las medidas prejudiciales precautorias por su propia finalidad deben solicitarse
antes de la iniciación del juicio, esto es, son los medios que concede la ley a los
litigantes para preparar su entrada al juicio. Su petición y concesión no significan
necesariamente, que vaya a existir juicio. También es necesario considerar que
las medidas prejudiciales en caso alguno constituyen una verdadera demanda.
Se trata, simplemente, de gestiones preparatorias del juicio mismo. Por tanto,
su promoción no tiene la virtud de producir ninguno de los efectos propios de
la interposición de la demanda. Las medidas prejudiciales no dan iniciación al
juicio, pues sólo la demanda da iniciación al correspondiente juicio, de modo
que, las medidas prejudiciales solo tienen por objeto preparar la entrada a
aquél (R.M.B.. Las Medidas Prejudiciales. Universidad de Concepción. 1964. Página
18)”. Agregan los sentenciadores: “Que atendido a que las medidas prejudiciales
precautorias no constituyen un juicio, la doctrina y jurisprudencia rechazan la
posibilidad de que el sujeto, en contra de quien se han decretado las medidas, pueda
intervenir en esta etapa de “pre proceso”. El derecho de oposición del demandado
sólo podrá hacerse valer cuando la medida se le notifique y ésta la será cuando se
notifica la demanda al demandado, escrito en el que explícitamente, se pide la
mantención de la prejudicial como precautoria, so pena de sanción. El derecho a
intervenir del demandado sólo nace cuando se notifica la demanda, pudiendo allí,
nacer el incidente de que habla el artículo 302, inciso 21º del C.P.C, pero no en contra
de la prejudicial precautoria, que ya ha terminado de cumplir su finalidad, sino que en
contra de la precautoria que se solicita mantener (C.M.M.. Obra citada. Página 135-
136)”. Continúa el fallo impugnado refiriendo: “Que sobre el tema los tribunales han
resuelto que “pudiendo el juez, como se ha dicho, decretar las medidas prejudiciales
precautorias sin audiencia ni intervención del demandado, es obvio que su acción no
puede ser entrabada por ninguna excepción dilatoria, ni aún por la de incompetencia
del tribunal, excepciones todas que tendrán su oportunidad únicamente después de la
notificación de la demanda (Revista de Derecho y Jurisprudencia. Tomo XXV. Segunda
Parte. Sección Segunda. Página 73)”.
9
Anabalón, Carlos, “El Juicio ordinario de mayor cuantía”, Santiago, Chile, pág. 50.
5
e ineludibles porque solo de este modo queda el tribunal en situación de poder
apreciar la procedencia y necesidad de la medida solicitada.10
La dificultad aparece manifiesta: ¿con qué precisión hay que “expresar la acción” que
se deducirá? ¿con qué extensión es necesario expresar los fundamentos de la misma?
Nuestros tribunales han resuelto que no es necesario detallar exhaustivamente todas
las pretensiones que se anuncian (Corte de Apelaciones de Arica 20 de enero de 2012,
Rol N° 1-2012) ni tampoco la precisión del procedimiento al que se someterá la acción
(C. de Apelaciones de Concepción, 7 de marzo de 2008, Rol N° 59-2008). 11
4. Clasificación
a. Concepto:
i) Titular:
10
Cortés M, Gonzalo, “Contribución al estudio de las medidas cautelares previas a la
demanda en el proceso civil chileno”, Revista de Derecho (Valdivia), vol.3, N°1, jun.
2017.
11
Se ha fallado que la concesión de una medida prejudicial sin haber acreditado estos
requisitos no es causal de casación, por cuanto no influyen en la sentencia definitiva o
interlocutoria que se pretende anular, a tiempo que no es un motivo expresamente
contemplado por la ley (Corte Suprema, 26 de Abril de 1957. Repertorio de
Legislación y Jurisprudencia del CPC, p. 40, t. II., 1998). En todo caso, sí podría
solicitarse su nulidad en un incidente de nulidad procesal.
6
El facultado por la ley para exigir estas medidas es el futuro demandante: “el
que pretende demandar”, según lo dispuesto en el artículo 273 del CPC.
Además, de los requisitos del artículo 287 del CPC, para los cuatro primeros
numerales del artículo 273 de CPC, esto es, con excepción del reconocimiento
de firma en documento privado que se decreta en todo caso, se deberá señalar
en su solicitud por qué son “necesarias para que el demandante pueda entrar
en el juicio” (Art. 273, inciso final CPC).
7
“traslado” por 3 días a la parte contra quien se solicita, para
luego, con oposición o sin ella el juez resolverá. Igualmente, el
juez podrá recibir el incidente de medida prejudicial a prueba,
fijando un término probatorio ordinario de 8 días.
i) Concepto
Es aquella que tiene por objeto permitir al demandante indagar acerca de los diversos
antecedentes que puede desconocer respecto del futuro demandante. Esto le
permitirá al demandante establecer una relación procesal válida y eficaz al dar
cumplimiento a los requisitos de individualización del demandado del artículo 254 del
CPC (“nombre, domicilio, profesión u oficio del demandado”) y poder emplazarlo
válidamente, ya que su incumplimiento puede dar lugar a las excepciones dilatorias
del artículo 303 N°2 y N°6 del CPC.
El artículo 62 del CPC regula la forma del juramento, pero la ley no señala la forma en
que deben plantearse las preguntas. Se ha concluido que basta con un pliego abierto o
con plantear directamente las preguntas en la presentación de la solicitud de la
medida prejudicial propiamente tal.
8
Si se comete perjurio (art. 200 del Código Penal) por haber mentido frente a
una autoridad. Es distinto al testigo que falta a la verdad bajo juramento.
Si es lícito faltar a la verdad a su favor en la ley procesal civil. Esta es la
tesis por la cual se ha inclinado la jurisprudencia.
i) Concepto
Es aquella que tiene por propósito que el demandante constate que la cosa objeto del
futuro juicio se encuentra en poder del demandando y el estado en que dicha cosa se
encuentra.
9
Esta medida no solo se refiere a obligaciones de entregar una cosa, sino que también
a aquellas que consisten en dar una cosa en favor del futuro demandado en beneficio
del futuro demandante, ya que conforme al artículo 1548 del Código Civil, la
obligación de dar contiene la de entregar la cosa. En todo caso, la medida se refiere
siempre a una cosa mueble (art. 275 “el lugar en que se encuentre”).
Esta medida tiene gran relevancia en el caso de los juicios ejecutivos para determinar
el carácter de liquidez de la obligación (art. 438 del CPC): si la especie se encuentra
en poder del deudor, la obligación será de por sí líquida y podrá deducirse
inmediatamente la acción ejecutiva que conste en título ejecutivo, sea actualmente
exigible y no se encuentre prescrita.
Pero si no se encuentra en poder del deudor, primero la cosa deberá ser avaluada por
un perito designado por el tribunal para los efectos de determinar su valor. En cuyo
caso, la acción ejecutiva irá dirigida solo a la obtención de dicho valor, informado por
el perito (art. 483 N2 y 440 CPC).
Además de los requisitos comunes (art. 287 y 273, inciso final), el futuro demandante
puede solicitar que se deje en el proceso una razón de la clase y estado actual de los
objetos exhibidos, en conformidad a lo establecido por el artículo 283 del CPC.
10
c. Si la cosa se encuentra en poder de un tercero, el futuro demandado
cumple con la orden de exhibición expresando el nombre y residencia
de dicho tercero o el lugar donde el objeto se encuentre (art. 275,
segunda parte). En este caso, se puede decretar la orden contra el
tercero que cumplirá al igual que el demandado.
i) Concepto
11
irrestricta y se requiere una disposición legal o, al menos, una sistemática legal que
les de ese carácter.
El tribunal competente dictará una resolución a una audiencia con el día y la hora en
que deberá concurrir a exhibir los documentos. Dicha resolución se notificará
personalmente. En la historia de la ley consta que se consideró conveniente otorgar
laxitud al tribunal para ordenar la diligencia con el objeto de proteger el derecho de
propiedad, considerando, por parte del tribunal:
12
además, podrá decretar el allanamiento del local donde se halle el objeto cuya
exhibición se pide.
i) Concepto
Aquella que tiene por objeto la constatación del contenido registrado en los libros de
contabilidad del futuro demandado.
Esta medida prejudicial constituye una derogación al secreto con el que la ley protege
los libros de contabilidad, pudiendo válidamente conocerlos en tanto ésta se ajuste a
los estrictos requisitos que el art. 273, Nº 4, CPC y los arts. 42 y 43 del Código de
Comercio imponen.
El tribunal competente dictará una resolución indicando el día y la hora en que deberá
concurrir a exhibir los documentos. Dicha resolución se notificará personalmente. Se
reiteran en este punto las consideraciones respecto a la exhibición de documentos
privados y se agregan las normas del Código de Comercio en esta materia:
El artículo 42 del Código de Comercio (“CCom”) señala que “los tribunales no pueden
ordenar de oficio, ni a instancia de parte, la manifestación y reconocimiento general
de los libros; salvo en los casos de:
1) Sucesión universal;
2) Comunidad de bienes;
3) Liquidación de las sociedades legales o convencionales; y
4) Procedimiento concursal de liquidación.
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asientos que tengan una relación necesaria con la cuestión que se agitare, y a la
inspección precisa para establecer que los libros han sido llevados con la regularidad
requerida. Solo los jueces de comercio son competentes para verificar el
reconocimiento de los libros”. Es decir, la exhibición se deberá realizar en el lugar
donde los libros se llevan y con presencia del dueño.
Ahora bien, no tendrán valor en juicio en favor del comerciante a quien pertenezcan, y
las diferencias que le ocurran con otro comerciante por hechos mercantiles, serán
decididas por los libros de éste, si estuvieren arreglados a las disposiciones de este
Código y no se rindiere prueba en contrario, si respecto de los libros se incurrió en
alguna de las prohibiciones del artículo 31, vale decir:
1) Alterar en los asientos el orden y fecha de las operaciones descritas;
2) Dejar blancos en el cuerpo de los asientos o a continuación de ellos;
3) Hacer interlineaciones, raspaduras o enmiendas en los mismos asientos;
4) Borrar los asientos o parte de ellos;
5) Arrancar hojas, alterar la encuardenación y foliatura y mutilar alguna parte de
los libros.
En caso de que los libros tuvieran desacuerdos, el tribunal decidirá las cuestiones
conforme el mérito que suministren las demás pruebas que se hayan rendido en el
juicio (art. 36 CCom).
14
Sumado a lo anterior, si el futuro demandado se niega a exhibir sus libros, será
juzgado por los asientos del futuro demandante que estuvieren arreglados, sin que se
admita prueba en contrario (art. 33 CCom).
i) Concepto
Es aquella que tiene por objeto permitir tanto al demandante como al demandado
obtener el reconocimiento de la firma estampada en él por la contraparte.
15
por confesada la deuda” (art. 435 CPC), lo que significa que las respuestas a la
consignación de la firma deben ser categóricas. Así, el reconocimiento de firma puede
ser:
1) Expreso: cuando el deudor o pretendido suscriptor del documento
explícitamente reconoce la firma
2) Tácito: cuando el deudor no concurre al llamado judicial o concurriendo, da
respuestas evasivas.
En el caso de que se niegue la firma, siendo suya, aún estando bajo juramento, no hay
comisión de delito, salvo en el caso de los títulos de crédito.
Se trata de aquella que se solicita en el caso de que exista motivo fundado para temer
que una persona se ausente en breve tiempo del país para exigírsele como medida
prejudicial que absuelva posiciones.
i. Concepto
Son las providencias que puede decretar el tribunal, a petición de parte, para hacer
posible o facilitar a quien será demandante o demandado, la producción de pruebas
en caso de riesgo de que las probanzas respectivas puedan desaparecer.
Los titulares de estas medidas son tanto el futuro demandado como el futuro
demandante, conforme al artículo 288 del CPC, que indica que “toda persona que
16
fundadamente tema ser demandada podrá solicitar las medidas que mencionan el
número 5° del artículo 273 y los artículos 281, 284 y 286, para preparar su defensa”.
Además de los requisitos señalados en el artículo 287 del CPC -señalar la acción que
se propone deducir y someramente sus fundamentos- debe estarse a los requisitos
particulares de estas medidas.
Las medidas que se puede solicitar al tribunal enumeradas en el artículo 281 son:
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3) Certificado del ministro de fe: No se exige una determinada calidad para el
ministro de fe, quien solo puede certificar la veracidad de un hecho sin
calificarlo jurídicamente. El valor de dicha certificación es solo el de una
presunción (art. 427 CPC).
Además, se incluyen:
4) Prueba de testigos (Art. 286 CPC): Es aquella que tiene por objeto el
examen de aquellos testigos que por un impedimento grave, haya fundado
temor de que no pueda recibirse oportunamente.
Como impedimento grave puede considerarse la enfermedad grave e incurable
y la ausencia prolongada del o de los testigos del territorio nacional.12
Los titulares de estas medidas son el futuro demandado y el futuro
demandante, conforme al artículo 288 del CPC que indica que “toda persona
que fundadamente tema ser demandada podrá solicitar las medidas que
mencionan el número 5° del artículo 273 y los artículos 281, 284 y 286, para
preparar su defensa”.
El que solicita la diligencia deberá, además de señalar la lista de testigos,
indicar los puntos sobre los que se pretende que declaren los testigos para que
el tribunal califique su procedencia. La diligencia debe ser puesta en
conocimiento a la parte a quien se va a demandar, siempre que se encuentre
en el lugar donde se expidió la orden o donde deba tomarse la declaración. Si
no pudiera ser así, se procederá con intervención del defensor de ausentes.
Cumplidos dichos requisitos el tribunal fijará hora y día para la deposición de
los testigos, conforme a las reglas generales de los artículos 356 y siguientes
del CPC. La prueba rendida conforme a esta medida se ponderará en la
sentencia definitiva si el juicio se materializa con la presentación de la
demanda.
Otra medida que existe respecto de una persona sobre la cual exista temor
fundado de que se ausente en breve tiempo del país, y solo a favor del futuro
demandante, consiste que se constituya en el lugar donde va a entablarse el
juicio un mandatario que lo represente “que responda por las costas y multas
en que sea condenado, bajo apercibimiento de nombrársele un curador de
12
Esta medida no debe ser confundida con la información de perpetua memoria,
que es el asunto judicial no contencioso consistente en presentar testigos para
acreditar hechos de los cuales no puedan resultar perjuicios a persona conocida y
determinada, que luego del informe del defensor público acerca de la identidad y
cualidades de los testigos, permite al tribunal aprobar esos informes y otorgarles a
ellas el valor de una presunción legal.
18
bienes" (Art. 285) CPC). Esto facilita el emplazamiento y la posibilidad de hacer
efectiva respecto de éste la responsabilidad de las costas y multas que se
generen en contra del demandado. La sanción al no cumplimiento consiste en
que puede nombrársele directamente un curador de bienes, sin que sea
necesario acreditar las circunstancias que al efecto se prevén por el artículo
(845 del CPC), de conformidad a lo previsto en artículo 285 y 844 del CPC).
Los hechos sobre los cuales se absuelve deben ser previamente calificados por
el tribunal, por lo que se acompañan en pliego abierto, y, calificada la
conducencia de las preguntas, el tribunal sin ulterior recurso señala hora y día
para que la diligencia se lleve a cabo.
19
La razón por la cual las medidas cautelares se encuentran establecidas es
precisamente la de evitar el periculum in mora (“peligro en la demora”), esto es,
que el retardo –lógico, por cierto- en la resolución del conflicto mediante el proceso no
irrogue un perjuicio a una de las partes del juicio, constituyendo una necesidad de una
actuación jurisdiccional para evitar los nocivos e hipotéticos daños que podría
ocasionar esta tardanza.
Los antecedentes del periculum in mora – que por cierto deben hacerse valer ante el
tribunal -, son dos: (a) Necesidad de que la providencia se dicte en forma urgente y
sin retardo; y (b) Falta de aptitud y celeridad del proceso para que se dicte con
prontitud la sentencia definitiva que reconozca el derecho.
(B) CARACTERÍSTICAS
i. Provisorias.
Por cuanto producen sus efectos hasta cierto momento cronológico: desde la fecha de
su dictación y hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Puede también
que se terminen estas medidas, previa solicitud y declaración judicial, por la
alteración de las circunstancias que motivaron que fueren ordenadas; así, por
ejemplo, el demandado que durante el juicio su patrimonio se vuelve miserable por
una serie de negocios desafortunados, razón por la cual el demandante solicita la
dictación de una medida precautoria. Si con posterioridad a ella se gana el pozo
acumulado del Kino, encontrándose obviamente en mejor posición su hacienda para
cumplir con la obligación, desaparece el peligro y no existiría motivo alguno para
mantener dicha medida. Así lo dispone el art. 301, CPC14.
13
CALAMANDREI, Piero: “Introducción al estudio sistemático de las providencias
cautelares”, Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1945, p. 45.
14
El principio aparece expresado ya de esta manera en la parte final del art. 122
NCPP, conforme al cual, las medidas cautelares "sólo durarán mientras subsistiera la
necesidad de su aplicación". En materia de prisión preventiva, se refuerza con la
norma que establece que "el tribunal, de oficio o a petición de cualquiera de los
intervinientes, decretará la terminación de la prisión preventiva cuando no
subsistieren los motivos que la hubieren justificado" (art. 152 inc. 1º NCPP).
20
que dictó las medidas cautelares tiene por efecto la revocación de éstas, desde que su
existencia se encuentra supeditada a la del juicio principal15.
Cabe consignar que las medidas cautelares son independientes a lo que en definitiva
se resuelva: no quiere decir que quien las pide y se les otorguen se le reconozca el
derecho debatido en juicio, sino que corresponden exclusivamente a evitar el peligro
en la demora en la prosecución del proceso y en la dictación de la resolución
definitiva.
15
Undurraga con Ministros de la Corte de San Miguel (2019), Corte Suprema, Rol
33607-2018.
16
Abatto con Municipalidad de Chillán (2020), Corte Suprema, Rol 32828-2018.
17
Municipalidad de Quintero con Refinerías ENAP S.A. y otros (2019) Corte Suprema,
Rol 13177-2018. CONSIDERANDO TRIGÉSIMO PRIMERO: “La dictación de la
sentencia definitiva marca un hito desde el cual resulta imposible que el Tribunal
Ambiental decrete medidas cautelares, tanto porque la resolución del asunto
controvertido acogiendo o rechazando la demanda provoca que éstas pierdan
oportunidad en razón del término del procedimiento durante el cual estaban
destinadas a tener vigencia; como también por el hecho que, en el evento de hacer
lugar a la acción, el objeto preciso de la sentencia definitiva es el establecimiento de
medidas esencialmente reparatorias que, a su vez y como se dijo, provocan el cese de
la necesidad de cautela”.
18
A modo de ejemplo, las medidas de carácter innovativo encuentran consagración
positiva expresa en el artículo 22º de la Ley 19.968 sobre Tribunales de Familia.
21
no podría solicitarse como medida precautoria la reincorporación inmediata del
trabajador.
iii. Quien las pide debe acreditar la verosimilitud del derecho cuya
protección cautelar pide.
Esta exigencia corresponde al otro pilar sobre el que se erige la regulación de las
medidas cautelares y corresponde al llamado fumus boni iuris o “humo de buen
derecho”. Consiste en que es indispensable que quien impetra ante el juez el decreto
de la medida cautelar debe demostrarle que la pretensión que formula en el proceso
puede ser verdadera, siendo verosímil el derecho que reclama en juicio. Lo anterior
evidentemente se justifica para evitar que por el mero reclamo del peligro en la
demora se ordene una medida cautelar, añadiendo un grado de sinceridad y efectiva
utilidad e imprescindencia de la medida respectiva. Los arts. 298 y 299, CPC, asientan
este requisito para el proceso civil.
Consiste en que las propiedades y características de la medida deben ser tales que
produzcan un efecto positivo en el futuro cumplimiento de la sentencia definitiva. Por
ello se necesita que exista una adecuación entre el interés debatido en el proceso con
la naturaleza de la medida cautelar. Es idónea, por ejemplo, la medida que facilita
precisamente la efectividad de la pretensión invocada, sin perjudicar
innecesariamente al demandado20.
v. Proporcionales.
19
RDJ., t. LXIX, (1972), segunda parte, sec. 2, págs. 26 y 27
20
Como lo expresa el Mensaje del CPC en este tema, “la reglamentación de las
medidas precautorias (...) hace preciso conciliar la seguridad del derecho del actor y
el respeto a la propiedad del demandado. Menester es limitar dichas medidas a lo
estrictamente indispensable para que no se burle la acción del demandante...”.
21
Sentencia de fecha 28 de mayo de 1919, RDJ, t. XVII, sec. 1ª, p. 150.
22
Deben asegurar la efectividad de la pretensión que se hace valer en juicio, luego no
pueden extenderse a más de lo pedido en la acción principal, ni tampoco a menos de
lo necesario para garantizar la efectividad de la sentencia definitiva. De aquí que
además deba limitarse a los bienes necesarios para responder de los resultados del
juicio (art. 298, CPC).
Finalmente, este principio está en la base de la obligación que tiene el juez de revisar
la prisión preventiva decretada cuando su duración hubiere alcanzado la mitad de la
pena privativa de libertad que se pudiere esperar en el evento de dictarse sentencia
condenatoria, o de la que se hubiere impuesto existiendo recursos pendientes (art.
152 inc. 2º, NCPP).
Por cuanto adelantan efectos que ocurrirían en caso de que la acción fuere acogida
por la sentencia definitiva.
El principio de excepcionalidad afirma que las medidas cautelares no son medidas que
necesariamente deban adoptarse dentro del procedimiento, sino que tienen un
carácter eventual: deben decretarse sólo cuando resulten indispensables; el principio
de instrumentalidad, por su parte, califica dicha excepcionalidad, determinando que
ellas no constituyen un fin por sí mismo, sino que son instrumentales: están
orientadas a la consecución de fines de carácter procesal.
22
Abatto con Municipalidad de Chillán (2020), Corte Suprema, Rol 32828-2018.
23
Estos dos principios aparecen reconocidos conjuntamente en el artículo 122 del CPP,
conforme al cual, "las medidas cautelares personales sólo serán impuestas cuando
fueren absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines del
procedimiento...". Por "fines del procedimiento" debemos entender, para estos
efectos, el correcto establecimiento de la verdad y la actuación de la ley penal. 23
Ergo, debe mantenerse una relación de equivalencia entre lo que se está pidiendo en
el juicio y la extensión de las medidas (art. 298, CPC). De este modo, parece que no
cumpliría con este requisito en caso de presentarse una demanda reclamando una
indemnización de un millón de pesos y el pedir el secuestro de un bien cuyo valor
tasado sea superior a los cien millones de pesos; precisamente por carecer de la
correspondencia que anotamos. Sí lo habría en un caso contrario, como por ejemplo,
si se presenta una demanda contra la declarada una empresa por $50.000.000 y se
pide que se prohíban celebrar actos y contratos sobre las máquinas de la misma, que
en su totalidad valen $ 60.000.000. No se trata de una relación aritméticamente
exacta, sino que justa y dentro de márgenes proporcionales.
1. Según su finalidad:
1.1. Aquellas que tienen por objeto la conservación de un medio de prueba que
puede desaparecer o alterarse durante el juicio.
1.2. Aquellas que tienen por objeto facilitar el resultado práctico de una futura
ejecución forzada (medidas precautorias). Tienden a reforzar el derecho del
23
LÓPEZ MASLE, Julián y HORVITZ LENNON, María Inés: Derecho Procesal Penal Chileno
I. Principios, sujetos procesales, medidas cautelares, etapa de investigación. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago, 2008. Pág. 352.
24
demandante sobre el patrimonio del demandado en caso de que sea éste declarado
por sentencia definitiva a la postre en el juicio.
1.3. Aquellas que tienen por objeto decidir interinamente, mientras no se dicte la
sentencia definitiva, la situación controvertida en el juicio, reconociéndose
temporalmente la pretensión invocada por el actor. Se cuentan entre éstas el
acogimiento provisional de la demanda en el juicio sumario (art. 684, CPC), el
acogimiento provisional de la demanda de alimentos realizadas a nombre de un menor
(art. 5, Ley Nº 14.908 sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias),
la orden de no innovar24, etc.
La Corte Suprema las ha definido, siguiendo a Romero Seguel, como aquellas que
buscan conservar una determinada situación para garantizar que la sentencia
definitiva que se dicte no sea ineficaz. El fin u objeto de este tipo de medidas es
"inmovilizar, inhibir, generar una situación de hecho que evite la consumación del
periculum in mora25.
El artículo 189 del Proyecto de ley que aprueba un nuevo Código Procesal Civil
(Boletín 8197-07, actualmente en segundo trámite constitucional en el Senado)
contempla las medidas cautelares innovativas del siguiente tenor: “Ante la inminencia
de un perjuicio irreparable, el juez, a petición de parte, podrá disponer medidas
destinadas a reponer un estado de hecho o de derecho preexistente total o
24
La célebre orden de no innovar es la resolución judicial por la cual se suspenden los
efectos de un determinado acto jurídico mientras dure el proceso, por cuanto de
proseguir su ejecución se causaría un daño irremediable a quien la solicita. Por
ejemplo, que no se expropie la casa mientras no se resuelva sobre validez del decreto
expropiatorio, que no se repartan periódicos mientras no se decida sobre si el Metro
S.A. tiene el derecho para participar en su edición, etc. Valga recordar que
encuentran su origen en el art. 192, CPC, que contempla la posibilidad de suspender
los efectos de la resolución que se apela mientras no se decida sobre el recurso de
apelación interpuesto, atendido a que no siempre por la interposición de un recurso
de apelación éstos se paralizan.
25
Abatto con Municipalidad de Chillán (2020), Corte Suprema, Rol 32828-2018.
25
parcialmente a la solicitud. La medida cautelar innovativa se decretará en forma
excepcional cuando el peligro de perjuicio irreparable no pueda ser tutelado con el
otorgamiento de una medida cautelar conservativa”.
Dentro de los efectos cautelares que se podría obtener a través de las medidas
innominadas están los siguientes:
(a) La cesación de actos que vulneren el derecho del actor y que no se pueden
comprender dentro de la prohibición de celebrar actos y contratos. Por ejemplo, si se
trata de tutelar la honra de una persona, podría suspenderse la circulación de un
texto difamatorio, hasta que se resuelva sobre el fondo; si se está vulnerando el
contrato de edición, se podría obligar a la editorial a abstenerse de imprimir la nueva
edición, hasta que se resuelva el juicio, etc.
(c) Todas las demás que el ingenio del abogado pueda crear. Si se compara
nuestra actual regulación con las manifestaciones de la potestad cautelar permitidas
en otros ordenamientos, se pueden calificar como medidas innominadas para nuestro
sistema las siguientes: la formación de inventarios de bienes, en las condiciones que
el tribunal disponga; la orden de cesar provisoriamente una determinada actividad; la
prohibición temporal de interrumpir o cesar en la realización de una prestación que
viniera llevándose a cabo; el depósito temporal de obras u objetos que se reputen
reproducidos con infracción de las normas de propiedad intelectual o industrial; la
suspensión de acuerdos sociales impugnados, etc.
CAUTELAR
26
Cotejando la naturaleza de las medidas cautelares en alguna de las especies de
resoluciones judiciales establecidas en el art. 158, CPC – cuestión de suyo relevante a
efecto de los recursos que pueden interponerse contra la resolución que las decrete-,
es conveniente tener presente ante todo que estas tienen carácter provisional, por lo
que malamente podrán corresponder a sentencias definitivas (no resuelven el
conflicto) ni a sentencias interlocutorias de primer grado (no establecen derechos
permanentes para las partes26). A su turno, tampoco podremos concluir que se trata
de un decreto, por cuanto no persigue la finalidad de dar curso progresivo al juicio,
toda vez que mediante éstas el juicio no avanza: persiguen precaver sólo un riesgo
eventual.
En suma, la resolución más común por las cuales se ordenará una medida cautelar es
la de un auto. La jurisprudencia ha estimado que la resolución que rechaza la
solicitud de decretar cautelares comparte esta naturaleza y, en consecuencia, no es
susceptible de ser apelada27. En caso de que se trate de una medida cautelar con fines
probatorios, podrá tratarse de una sentencia interlocutoria de segundo grado, al
ser una base para la dictación de la sentencia definitiva o de otra sentencia
interlocutoria.
Deben acreditarse los siguientes requisitos para que el tribunal ordene la medida
prejudicial cautelar solicitada:
- El solicitante debe dar cuenta del “fumus bonis iuris” o “humo de buen
derecho, acompañando a su presentación comprobantes que constituyen, a
lo menos, presunción grave del derecho que se reclama (art. 298, CPC).
Hay un caso excepcional en que se puede solicitar sin este requisito (art.
299, CPC), defiriendo para otro momento la demostración de éstos.
26
Así, por ejemplo, el mismo art. 301, CPC, lo asienta respecto a las medidas
precautorias.
27
Book con de la Barra (2016), Corte de Apelaciones de Santiago, Rol 6481-2016.
27
- El solicitante siempre se debe rendir fianza o caución suficiente para
responder de los perjuicios que pudieran originarse por las medidas
precautorias solicitadas (art. 298, CPC), o para responder de las multas que
pudieren imponerse al solicitante (art. 279, CPC). Debe tratarse de
cualquier caución que ofrezca el solicitante, y no una determinada, con tal
que cumpla con los requisitos de precaver sobre estos eventuales daños.
Así se ha fallado28.
El secuestro es un contrato por el cual una cosa que está siendo disputada por dos o
más personas en un proceso, es depositada en manos de un tercero para que la
conserve y administre mientras dure el juicio, con la obligación de restituirla a quien
determine la sentencia definitiva (art. 2249, CC). Supletoriamente se rige por las
reglas del depósito (art. 2250, CC), y en tanto la administración de la cosa, tiene las
mismas facultades el secuestre que el mandatario (art. 2255, CC).
Como lo dispone el art. 2252, CC, el secuestro puede ser convencional o judicial,
siendo este último caso el regulado por el CPC, siendo nombrado por el tribunal la
persona del secuestre en virtud de una resolución judicial.
El secuestro como medida precautoria sólo podrá recaer sobre bienes corporales
muebles (arts. 291, CPC, 901 y 902, inciso 1º, CC). La medida, mención redundante,
se trabará exclusivamente sobre los bienes que estén siendo disputados, esto es,
cuando las pretensiones de las partes recaigan sobre una cosa determinada.
En su obrar el secuestre judicial debe regirse por las normas aplicables del CC y las
normas del CPC relativas al depositario de los bienes embargados en el juicio
ejecutivo (art. 292, CPC).
Esta medida puede ser decretada no sólo en los juicios de reivindicación de cosa
mueble (art. 901, CC), sino en cualquier otro con tal de que concurran los supuestos
ya mencionados (art. 291, CPC).
28
CORTE DE APELACIONES DE SAN MIGUEL, 13 de Mayo de 1987, RDJ, t. 84, sec. 2ª, p. 67
28
física –y no jurídica- del demandado sobre el bien secuestrado, esto pues no se
entiende comprendida dentro de los casos del artículo 1464º N 3º, y aun cuando el N
º4 de la citada disposición pareciera calzar perfectamente con la cautelar que
comentamos, el inciso final del artículo 296º niega tal posibilidad.
Se trata de “una medida cautelar por medio de la cual el juez, previa instancia del
interesado, designa una o más personas que deben vigilar determinados bienes del
deudor, debiendo, además, informar al tribunal y al solicitante de la medida de toda
malversación o abuso que note en la administración de los mismos”31.
Las facultades del administrador están consagradas en el art. 294, CPC. Puede ser
designado en cualquiera de los casos establecidos en el art. 293, CPC. Pueden
designarse por el tribunal uno o más interventores, mas debe hacerlo
29
RDJ, T. I, sección segunda, 1903, p. 582.
30
GACETA DE LOS TRIBUNALES, 1912, N º 830, p. 1175.
31
MARÍN GONZÁLEZ, Juan Carlos, “Las medidas cautelares en el proceso civil chileno”,
p. 338, Ed. Jurídica de Chile.
32
Subercaseaux con Ried (2019), Corte de Apelaciones de Santiago, Rol 40176-2019.
33
Subercaseaux con Ried (2019), Corte de Apelaciones de Santiago, Rol 40176-2019.
29
nominativamente, vale decir, la resolución que constituye la intervención debe
determinar la persona de los interventores por su nombre y apellido.
Es parecida a la medida del secuestro, pues consiste en que los bienes de propiedad
del demandado queden a cargo de alguien, quedando afectos al resultado del juicio,
limitando de este modo la facultad de disposición sobre su patrimonio. La peculiaridad
viene por el que el secuestro recae solamente sobre el objeto del juicio, pudiendo esta
medida ser ordenada sobre cualquier otro bien corporal mueble de propiedad de
demandado (art. 295, CPC). Otra diferencia es que la cosa objeto del secuestro
necesariamente ha de depositarse a un tercero ajeno al juicio, en tanto que la cosa
retenida merced de esta medida puede entregarse no sólo a un tercero, sino también
al demandante o el demandado.
Así, por ejemplo, puede solicitarse que se retenga una determinada cuenta corriente,
las ganancias de un negocio, etc.
Ahora bien, cuando las cosas retenidas sean títulos valores (v.gr., letras de cambio,
pagarés, cheques, etc.), deberán guardarse en un establecimiento de crédito o en una
persona que el tribunal estime conveniente, a efectos de evitar que se pierda el
rendimiento de los intereses (art. 295, inc. final, CPC).
30
Se ha entendido que los efectos de esta medida son: la indisponibilidad jurídica del
bien retenido, por asimilarse la retención a la voz embargo del artículo 1464º Nº 3, y
una indisponibilidad física no necesaria, toda vez que puede llevarse a efectos en
manos del propio deudor.
Ocurre que, por el mero hecho de ser demandado, la persona no pierde la facultad de
disposición sobre sus bienes, pudiendo, en consecuencia, realizar toda suerte de
negocios jurídicos que alteren el valor y contenido de su patrimonio mientras dure el
juicio.
Aun cuando la ley prevé de ciertas acciones para invalidar actos que celebre en
perjuicio de sus acreedores el deudor o asegurar la solvencia económica del mismo –
ampliamente examinadas imagino en sus cursos de Derecho Civil- una de las formas
más eficaces de obtener el mismo fin es solicitar esta medida durante el curso de un
proceso.
Obviamente, la medida debe recaer sobre bienes determinados. Los efectos de esta
medida variarán según dichos bienes sean:
a) Bienes objeto directo del juicio. Mediante esta medida se materializa la sanción
de nulidad establecida por el art. 1464, Nº 4, CC (art. 296, inc. final, CPC). Así,
decretada esta medida sobre bienes que son objeto del juicio, en caso de que el
demandante los enajene – comprendida por la regla en comento en un sentido amplio,
esta es, como cualquier transferencia de dominio o constitución de cualquier derecho
real- la sanción contemplada para dicho acto es la nulidad, siendo un vicio de nulidad
absoluta (art. 1682, CC).
b) Otros bienes del demandado. Notificada la medida precautoria, los actos que se
celebren sobre dichos bienes adolecen de objeto ilícito por el art. 1464, Nº 3, CC. Así
se ha fallado unánimemente desde antiguo34, y es la postura abrumadoramente
mayoritaria en nuestra doctrina. La razón es que, aun cuando el término “cosa
embargada” designa en un sentido restrictivo a las cosas que han aprehendidas en la
31
gestión judicial del embargo en un juicio ejecutivo – que en tanto tal no es medida
precautoria-, “la norma del CC alude a cualquier paralización de la libertad de
disposición del propietario por la que se retiran momentáneamente de la circulación a
las cosas que se refieren; evitando que el acreedor se vea burlado en sus derechos, o
al menos embarazado en la ejecución forzada que de éstos puede exigir al deudor” 35.
La jurisprudencia, a mayor peso, ha agregado otros argumentos, tales como que al
momento de la dictación del CC estos dos conceptos no estaban diferenciados 36 o que
“cosa embargada” vendría predicado de un efecto y no de haber sido retenida en el
trámite del embargo37. Queda claro cuál es la sanción en nuestra práctica forense.
Hecha esta distinción, conviene asentar que esta medida, al igual que todas las otras,
produce sus efectos entre las partes del proceso desde el momento de la
notificación de la resolución que las constituye, ciñéndose a la regla general del
art. 38, CPC. Ahora bien, en aras de la protección a terceros la ley impone una medida
de publicidad respecto a los bienes inmuebles cual es la de inscribir la resolución en
el Conservador de Bienes Raíces competente (art. 297, CPC), específicamente en el
Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar del mismo; momento en el cual
la medida produce efectos respecto a terceros exclusivamente, pues entre las partes
ya ha operado desde la notificación.
32
El art. 298, CPC, exige que en este caso se otorgue caución suficiente por parte de
quien pide tales medidas para responder de los eventuales perjuicios que pudieran
producirse.
A partir del art. 302, inc. 1º, CPC, la postura más sólida y adherida por nuestros
tribunales ha esgrimido que al aludir a “el incidente a que dé lugar las medidas que se
trata en este Título” revelarían sin dar pie a dudas que la tramitación de la petición de
una medida precautoria debe seguirse a través de un incidente.
Determinado así, las medidas precautorias pueden ser solicitadas de tres formas:
a) Como simples medidas precautorias. En tal caso la notificación la resolución que las
concede es por estado diario, aunque de ordinario, atendida la relevancia de éstas, se
hace por cédula.
c) En caso de que pida que se lleve a efecto la medida sin previa notificación del
afectado, será admitida en tanto se ajuste a los términos del art. 302, incs. 2º y final,
CPC, a saber: i) existan razones graves para ello; ii) el tribunal ordene expresamente
que se lleve a efecto antes de la notificación al demandado; y, iii) la notificación al
demandando debe realizase dentro de los cinco días siguiente a que la medida fuere
concedida. En caso de omitirse la notificación en la forma y tiempo exigidos, de pleno
derecho caducan las medidas precautorias ordenadas.
33
circunstancias en que se fundaron su decreto. Puede asimismo reclamarse el
alzamiento de las medidas precautorias ofreciendo otras cauciones para asegurar el
éxito de la acción, limitando de este modo el periculum in mora. Hay que enfatizar el
hecho de que una medida precautoria se alce, no implica que no pueda volver a
solicitarse de nuevo en el transcurso del proceso si las circunstancias así lo
demandan39
Las sentencias que recaigan sobre estos incidentes son sentencias interlocutorias, y
en tanto tal, apelables (art. 191, Nº 4, CPC).
Mención especial merece en caso de que la medida recaiga sobre un bien inmueble.
Como ya vimos, la ley establece la exigencia de que se inscriba la resolución que las
constituye en el Conservador de Bienes Raíces respectivo a efectos de que pueda
oponerse a terceros. Pues bien, se ha fallado que aún cuando dicha medida se alce por
una resolución judicial posterior, el inmueble continúa sujeto a tal prohibición
respecto de terceros mientras no se inscriba la resolución liberatoria en el
Conservador40.
El art. 280, CPC, dispone que una vez decretadas por el tribunal estas medidas, se
generan una serie de cargas para el solicitante:
39
Corte Suprema, 10 de agosto de 1962. Repertorio de Legislación y Jurisprudencia
del CPC, p. 58.
40
Corte Suprema, 9 de junio de 1921. Ibídem, p. 53.
41
CORTE SUPREMA, 6 de Mayo de 1985. RDJ, t. 82, sec. 2ª, p. 19
34
reclamarlos. Se ha fallado de antiguo, y parece lo correcto, que por el sólo
ministerio de la ley en este caso las medidas se alzan42
- Se presenta la demanda, se solicita que se mantengan las medidas, y el
tribunal no accede a la petición y ordena su alzamiento. En tal caso sigue el
proceso, y queda igualmente responsable de los perjuicios.
42
Abundante jurisprudencia en el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia, p. 36 y
37, t. II, 1998.
43
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo: “La Responsabilidad Extracontractual en el CC
chileno”, p. 257, Ed. Universitaria, 1943.
44
CORTE SUPREMA, 24 de Marzo de 1949. RDJ, t. 46, sec. 1ª, p. 399; postura
invariablemente mantenida hasta nuestros días (vid., Corte Suprema, 28 de Enero de
1991, RDJ, t. 88, sec. 1ª, p. 19).
45
MARÍN GONZÁLEZ, Juan Carlos: “Las Medidas Cautelares en el Proceso Civil Chileno”,
p.304, Ed. Jurídica de Chile.
35