ENSAYO - Derechos Humanos - Suarez Pablo
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4to. Año.
En las primeras décadas del siglo XX, la sociedad argentina estaba profundamente
influenciada por estructuras sociales y culturales que relegaban a las mujeres al ámbito
doméstico, limitando sus roles a la maternidad y el cuidado del hogar. Las normas
tradicionales de género establecían que las mujeres eran responsables de preservar la
moralidad y el bienestar familiar, mientras que los espacios cívicos y políticos quedaban
bajo control casi exclusivo de los hombres. Sin embargo, el surgimiento de movimientos
feministas y socialistas en Europa y América, así como los cambios sociales provocados
por la industrialización y la urbanización, comenzaron a desafiar esta visión en Argentina
(Barrancos, 2007).
En este contexto, pioneras feministas como Julieta Lanteri y Alicia Moreau de Justo
iniciaron las primeras campañas para reclamar la participación política de las mujeres. En
1911, Lanteri se convirtió en la primera mujer en votar en una elección municipal en
Buenos Aires, un acto que, aunque simbólico, demostró su convicción en que las mujeres
tenían derecho a formar parte de la vida cívica del país. Estas primeras líderes feministas
crearon organizaciones, como el Comité Pro Sufragio Femenino y la Unión Feminista
Nacional, que comenzaron a presionar al Estado y a educar a la sociedad sobre la
importancia de la igualdad política de las mujeres (Pereyra, 2014).
La sanción de la Ley N.º 13.010 en 1947, que otorgó el derecho al voto a las
mujeres, fue posible en gran medida gracias al liderazgo de Eva Perón. Conocida
popularmente como “Evita”, Eva Perón utilizó su posición de primera dama y su carisma
para movilizar a la sociedad y defender los derechos políticos de las mujeres. Su influencia
fue especialmente significativa, ya que logró convertir la lucha por el sufragio femenino en
una causa nacional y en un símbolo de justicia social (Martínez, 2004).
Eva Perón no solo ayudó a garantizar el derecho al voto, sino que también impulsó
la inclusión de las mujeres en la política y la vida pública. La rama femenina del Partido
Peronista fue pionera en organizar a miles de mujeres en todo el país, capacitándolas para el
liderazgo y generando una nueva dinámica en la política argentina. Estas acciones no solo
ampliaron la participación femenina, sino que también cambiaron la percepción de la mujer
en la sociedad, al mostrar que su voz y sus decisiones eran fundamentales para el desarrollo
del país (Camarero & Andújar, 2010).
La primera votación femenina en 1951 transformó la dinámica política del país. Con
el sufragio femenino, la política argentina se volvió más representativa, y las mujeres
comenzaron a ocupar cargos electivos en el Congreso y otras instituciones del Estado. En
este proceso, la participación femenina se expandió más allá de las fronteras del Partido
Peronista, motivando a otros partidos y movimientos a incluir a las mujeres en sus filas y a
promover una agenda de derechos de género (Vázquez, 2018).
Bibliografía