Ensayo

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La teoría de la ley comprende el estudio de las características fundamentales

de la fuente material y formal más importante del derecho. Se estudian así los
efectos de la ley en cuanto al tiempo, al espacio y al territorio, siendo estos
temas modos propios de la aplicación legal.
Una de las clasificaciones legales referidas a la aplicación y que tiene
relación con el contenido material y personal de la ley, es la que se divide en
ley general y ley especial. Esta clasificación se sustenta en el hecho de
considerar como una unidad al ordenamiento jurídico, donde la ley general
contempla las materias más totalitarias del sistema, dejándose a la ley
especial la tarea de ocuparse de situaciones o materias más singulares,
específicas o concretas, pero en la que se encuentran presentes los
principios que informan a la ley general. El concepto supletorio subyace en
esta clasificación, por cuanto ante la conexión evidente entre ley general y
especial, la primera configura la norma de reemplazo para las faltas y
carencias de la segunda, porque la ley general es un continente normativo
globalizador.

De allí que se entienda, que la ley general es el derecho supletorio por


excelencia, ante las ausencias de la ley especial. En esta tesitura, se parte de
la premisa de que la Ley de Entidades Paraestatales del Estado de Baja
California, y la Ley del Sistema Estatal Anticorrupción de Baja California no
se contradicen entre sí, contrario a ello, la primera suple las ausencias de la
segunda. Ahora bien, se dice que un ordenamiento no es coherente cuando
existe el denominado problema de las antinomias o conflictos de normas.
Existe antinomia cuando dos o más normas, que pertenecen al mismo
ordenamiento imputan al mismo caso soluciones incompatibles entre sí, y
que dan lugar a que la aplicación simultánea de las normas produzca
resultados incompatibles e imposibles.

De ahí que se tenga que elegir entre unas y otras, siempre que regulen la
misma materia. Así existen criterios para resolver las antinomias: 1. Principio
de Jerarquía Normativa: establece que la norma superior prevalece sobre la
inferior.

Por ejemplo, la Constitución prevalece sobre toda otra norma jurídica y esta
se deben ajustar a ella, no pudiendo ser contradictorias entre sí. 2. Principio
de Cronología o Temporalidad: supone que toda norma posterior de igual
rango deroga a la anterior. 3. Principio de Especialidad: supone que la norma
especial prevalece sobre la general Ley General y Ley Especial. Entendiendo
que entre ley general y especial existe una conexión evidente, ya que la
segunda se encuentra contenida en los presupuestos materiales de la
primera compartiendo sus principios y fundamentos, pero que ha La teoría de
la ley comprende el estudio de las características fundamentales de la fuente
material y formal más importante del derecho. Se estudian así los efectos de
la ley en cuanto al tiempo, al espacio y al territorio, siendo estos temas
modos propios de la aplicación legal.
Una de las clasificaciones legales referidas a la aplicación y que tiene relación con el contenido
material y personal de la ley, es la que se divide en ley general y ley especial. Esta clasificación se
sustenta en el hecho de considerar como una unidad al ordenamiento jurídico, donde la ley general
contempla las materias más totalitarias del sistema, dejándose a la ley especial la tarea de ocuparse
de situaciones o materias más singulares, específicas o concretas, pero en la que se encuentran
presentes los principios que informan a la ley general. El concepto supletorio subyace en esta
clasificación, por cuanto ante la conexión evidente entre ley general y especial, la primera configura la
norma de reemplazo para las faltas y carencias de la segunda, porque la ley general es un continente
normativo globalizador.

De allí que se entienda, que la ley general es el derecho supletorio por


excelencia, ante las ausencias de la ley especial. Existe antinomia cuando
dos o más normas, que pertenecen al mismo ordenamiento imputan al mismo
caso soluciones incompatibles entre sí, y que dan lugar a que la aplicación
simultánea de las normas produzca resultados incompatibles e imposibles.
De ahí que se tenga que elegir entre unas y otras, siempre que regulen la
misma materia. Así existen criterios para resolver las antinomias: 1. Principio
de Jerarquía Normativa: establece que la norma superior prevalece sobre la
inferior. Por ejemplo, la Constitución prevalece sobre toda otra norma jurídica
y esta se deben ajustar a ella, no pudiendo ser contradictorias entre sí. 2.
Principio de Cronología o Temporalidad: supone que toda norma posterior de
igual rango deroga a la anterior. 3. Principio de Especialidad: supone que la
norma especial prevalece sobre la general Ley General y Ley Especial.
Entendiendo que entre ley general y especial existe una conexión evidente,
ya que la segunda se encuentra contenida en los presupuestos materiales de
la primera compartiendo sus principios y fundamentos.

La figura de supletoriedad se actualiza cuando existiendo una figura jurídica


en un ordenamiento legal, ésta no se encuentra regulada en forma clara y
precisa, sino que es necesario acudir a otro cuerpo de leyes para determinar
sus particularidades.

Siendo importante, hay que precisar que la supletoriedad de leyes aplica solo
para integrar una omisión en la Ley o para interpretar sus disposiciones en
forma que se integre con principios generales contenidos en otras leyes;
cuando la referencia de una Ley a otra es expresa, debe entenderse que la
aplicación de la supletoria se hará en los supuestos no contemplados por la
primera Ley que la complementará ante posibles omisiones o para la
interpretación de sus disposiciones.

Es por ello, por lo que la referencia a leyes supletorias es la determinación de


las fuentes a las cuales una Ley acudirá para deducir sus principios y
subsanar sus omisiones. Así, la supletoriedad expresa (una norma remite a
otra) debe considerarse en los términos que la legislación lo establece; de
esta manera, la supletoriedad en la legislación es una cuestión de aplicación
para dar debida coherencia al sistema jurídico. El mecanismo de
supletoriedad se observa generalmente de leyes de contenido especializado
con relación a leyes de contenido general. El carácter supletorio de la Ley
resulta, en consecuencia, una integración, y reenvío de una Ley
especializada a otros textos legislativos generales que fijen los principios
aplicables a la regulación de la Ley suplida. Se insiste entonces que, si una
norma es supletoria de otra, no existe contradicción entre ellas, pues una
complementa las deficiencias de la otra; de ahí que si la ley especial, en este
caso la

Ante los constantes avances de nuestra sociedad en la manera de ejercer el


comercio, las distintas instituciones del derecho mercantil que regulan la
materia, tal cómo es el Código de Comercio, la Ley General de Instituciones
de Crédito, la Ley General de Sociedades Mercantiles, entre otras, se han
visto insuficientemente reguladas ante ciertas problemáticas que surgen en
este campo del Derecho, dejando entonces lagunas legales ante ciertos
supuestos que debieron ser regulados por el legislador federal.

Por lo tanto, es ante esta problemática que el legislador federal implementa la


figura de la supletoriedad, estableciendo en esta un régimen jerárquico que
pretende subsanar dichas lagunas o faltas de regulación ante supuestos
específicos, lo anterior, mediante la utilización de diversas fuentes supletorias
en algunas de las leyes mercantiles, tanto en la norma general cómo en la
especial, utilizando la misma solamente en caso de que la aplicación directa
fuere deficiente sobre el caso en concreto. Ahora bien, a fin de esclarecer el
significado de esta figura, la supletoriedad puede ser definida, a grandes
rasgos, cómo aquella figura jurídica que implica la acción de suplir una
deficiencia o mala regulación de una ley de carácter general con otra de
carácter específico, en la que se encuentre regulada la institución o figura a
suplir; existiendo entonces dos leyes: la ley a suplir y la ley supletoria.

Asimismo, en el caso específico de la materia Mercantil, esta figura se


encuentra regulada en el artículo 1063 del Código de Comercio, que
establece lo siguiente: ‘‘Los juicios mercantiles se substanciarán de acuerdo
a los procedimientos aplicables conforme este Código, las leyes especiales
en materia de comercio y en su defecto por el Código Federal de
Procedimientos Civiles y en último término por el Código de Procedimientos
Civiles local.’’ Por lo tanto, en materia Mercantil, la ley supletoria ante casos
de incertidumbre o insuficiente regulación es el Código Federal de
Procedimientos Civiles, donde en caso de falta de regulación suficiente,
pasaría a la legislación civil local de la entidad federativa correspondiente.

En base a lo anteriormente expuesto, podemos concluir que la figura de la


supletoriedad es de suma importancia para garantizar nuestro derecho
humano de acceso a la justicia, ya que mediante esta figura, se cubren y
subsanan las lagunas, preceptos o conceptos que estableció de manera
deficiente el legislador federal al momento de redactar la ley mercantil en
cuestión, mediante la aplicación supletoria del Código Federal de
Procedimientos Civiles, que además, se relaciona intrínsecamente con la
materia mercantil ya que ambas versan sobre cuestiones de Derecho
Privado, es decir, relaciones entre particulares sin la intervención del Estado,
involucrándose este únicamente al momento de dirimir alguna controversia.
Aunque buena parte del contenido original del Código de Comercio ha sido
derogado y sustituido por leyes especiales, sus 5 libros siguen vigentes.

 Libro Primero. Contiene 74 artículos y tres títulos en los que se refiere a los
comerciantes, sus obligaciones y a los corredores.
 Libro Segundo. A lo largo de 14 títulos y 566 artículos, regula el comercio
terrestre. Trata sobre los actos de comercio y los contratos mercantiles en
general, los contratos mercantiles de sociedad, depósito, préstamo,
compraventa, permuta, cesión de créditos comerciales; seguros, toda la
materia cambiaria, el transporte fluvial y terrestre; la moneda y las
instituciones de crédito.
 Libro Tercero. Cuenta con 303 artículos en cinco títulos y comprende todo lo
relativo al comercio marítimo, a saber, de las embarcaciones; “de las
personas que intervienen. en el comercio marítimo, de los contratos
especiales de ese comercio”; de los riesgos daños y accidentes de tal
comercio, y “de la justificación y liquidación de las averías”.
 Libro Cuarto. Contiene 103 artículos en 2 títulos y se refiere a las quiebras y
a las prescripciones.
 Libro Quinto. Tiene 452 artículos en cuatro títulos y reglamenta la materia
procesal mercantil, las disposiciones generales, juicios ordinarios, juicios
ejecutivos y procedimiento especial de quiebras.

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