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Realismo y Naturalismo.

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TEMA 1: REALISMO Y NATURALISMO. CARACTERÍSTICAS GENERALES.

LA NARRATIVA REALISTA: GALDÓS, CLARÍN Y PARDO BAZÁN.

1-INTRODUCCIÓN

1.1. EL MOVIMIENTO REALISTA


El Realismo es un movimiento artístico que nace en Europa en la primera mitad del siglo XIX,
cuando aún pervive en algunos países el Romanticismo, y alcanza su apogeo en la segunda
mitad de la centuria. Su objetivo es reflejar la realidad tal y como es, de manera objetiva,
partiendo de la observación y el análisis minucioso de la vida cotidiana contemporánea y
prescindiendo de la subjetividad, la fantasía, la evasión y el sentimentalismo románticos. El
realismo literario se manifiesta especialmente en la novela, cuyo público lector es la clase
media que por entonces se consolida en el poder y va imponiendo su visión del mundo: una
visión optimista que confía en el progreso indefinido de la humanidad. Los escritores realistas
son burgueses que trasladan a sus obras las preocupaciones y la forma de vida de la clase a la
que pertenecen, enmarcada en una sociedad que ellos mismos denuncian plasmando la
precariedad de los sectores sociales más desfavorecidos.

Sthendhal, escritor francés y uno de los principales representantes del realismo europeo
escribió esto sobre la novela realista:

Una novela es un espejo que se pasea por un camino real. Tan pronto refleja el cielo azul como
el fango de los cenagales del camino. El hombre que lleva el espejo será acusado por vosotros
de inmoral. ¡El espejo refleja el fango y acusáis al espejo! Acusad más bien a la carretera en
que está el cenagal, o mejor aún, al inspector de caminos, que permite que el agua se
encharque y lo forme.

STENDHAL: Rojo y negro, Alianza

En España, el realismo fue más tardío que en otros países europeos, en parte porque el
ascenso de la burguesía también fue más lento. En su desarrollo influyeron las narraciones
picarescas, las del Siglo de Oro y la prosa costumbrista romántica (que ya incorporaban rasgos
de la realidad) y, sobre todo, los autores realistas del momento: los franceses Honoré de
Balzac, Stendhal y Gustave Flaubert, el inglés Charles Dickens y los rusos León Tolstoi y Fiódor
Dostoyevski.

Los principales cultivadores del realismo en España son Benito Pérez Galdós; Leopoldo
Alas, Clarín; Juan Valera; José María de Pereda; Emilia Pardo Bazán, y Vicente Blasco
Ibáñez.

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1.2-EL NATURALISMO
En el último cuarto del siglo XIX surge en Francia el Naturalismo, una corriente vinculada al
Realismo que fue impulsada por el escritor Émile Zola, su máximo representante. En ella
influyeron corrientes científicas como las teorías de los naturalistas George Mendel (sobre la
herencia genética, que explica la transmisión de los genes en cada especie) y Charles Darwin
(sobre la adaptación al medio de las especies y la lucha por la supervivencia), además del
positivismo, que basaba la ciencia en la observación y la verificación a través de la experiencia.

La novela naturalista se plantea como un método de análisis científico del comportamiento


humano basado en el determinismo: la personalidad está condicionada por los caracteres
hereditarios y por las condiciones sociales del medio en el que vive el individuo, de forma que
este carece casi por completo de libertad. Para mostrar cómo determinan la conducta estos
aspectos, las obras naturalistas exponen con detalle realidades marginales, con escenarios en
los que predominan el instinto, la fuerza bruta, la pobreza, las enfermedades mentales y los
vicios.

En España, la introducción del naturalismo dio lugar a una encendida polémica, pero su
ideología de base apenas tuvo arraigo y se limitó al empleo de algunos recursos por parte de
autores como Emilia Pardo Bazán, difusora de la corriente, y Vicente Blasco Ibáñez.

2-CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO Y EL NATURALISMO


El género literario por excelencia fue la novela, que alcanzó un auge inusitado. Las disputas
sociales, junto con el desarrollo de la prensa, son fundamentales para explicar su éxito. Según
los realistas, la prosa narrativa era el género más adecuado para reflejar la realidad en su
totalidad.

El racionalismo y el objetivismo que dominan la filosofía y las ciencias sociales y naturales en


este periodo influyen de forma determinante en la construcción y el contenido de la novela
realista y naturalista. Ambas ofrecen características comunes, pues parten de la misma
observación objetiva del entorno, pero se diferencian en ciertos matices relacionados con la
realidad más extrema que presenta el naturalismo. Los principales rasgos son los siguientes:

 Verosimilitud (las historias son como fragmentos de la realidad). Tras un minucioso


trabajo de análisis y documentación, los escritores representan historias creíbles:
deben parecer auténticos tanto la trama de la novela como el ambiente social en el
que se desarrolla, la psicología de los personajes y las relaciones entre ellos. A la
verosimilitud contribuyen las extensas y detalladas descripciones de lugares y
personajes, aún más minuciosas en la novela naturalista.
 Contemporaneidad. Las acciones se ambientan (a veces con una óptica crítica) en la
realidad que rodea al escritor y a sus lectores: una sociedad burguesa que se está
consolidando, con sus complejas relaciones y sus nuevos valores, centrados en la
obtención de dinero y de prestigio. El naturalismo prefiere los ambientes marginales,
como una forma de criticar las injusticias de la sociedad burguesa, y de denuncia
social.

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 Temas psicológicos y relaciones sociales. Son habituales los temas vinculados con la
psicología: la formación del carácter, la lucha por la vida, etc.; y con las relaciones
sociales y los nuevos valores burgueses: matrimonios de conveniencia, adulterio,
dinero, hipocresía moral, conflictos familiares o entre clases, posición social, etc.
 Frecuente propósito de crítica social y política. En estas novelas tenemos siempre un
individuo problemático que aspira a conseguir unos valores auténticos, pero que se
encuentra con una sociedad degradada que le imposibilita encontrarlos. A pesar de
todo, en los escritores realistas se encuentra, por encima de cualquier otro rasgo, la
confianza en la perfección del sistema, de ahí que condenen toda solución que
implique una ruptura con la sociedad.
 Personajes reales y protagonistas complejos. Los personajes suelen ser personas
comunes que se enfrentan a problemas cotidianos, y los protagonistas, individuos de
personalidad compleja, generalmente de clase media o baja, que van forjando su
carácter a medida que se enfrentan a su entorno. Dicho entorno determina el carácter
en la novela naturalista. Por otro lado, cada personaje emplea un lenguaje adecuado a
su personalidad y su ambiente social, por lo que su manera de hablar ayuda a
caracterizarlo.
Los personajes pueden ser individuales o bien grupos sociales completos que permiten
al novelista dar una visión global de la sociedad contemporánea, dando lugar a la
novela psicológica o a la novela de ambientación social. Esto sucede, sobre todo, en las
llamadas novelas de tesis, en las que el escritor desea demostrar una idea general a la
que quedan subordinados el argumento y los personajes de la obra; estructura lineal;
descripciones minuciosas, con obsesión por el dato exacto típico del positivismo; estilo
sencillo y sobrio.
 Narrador omnisciente. Predomina un narrador omnisciente, normalmente en
tercera persona, que controla y conoce todas las piezas del relato, tanto los ambientes
como a los personajes (física y psicológicamente). Este maneja por completo los hilos
del relato, lo que no es en absoluto incompatible con fingir una actitud de objetividad
propia de un simple cronista; didactismo (dando una lección moral o social).
En los relatos realistas, el narrador revela con frecuencia, más o menos directamente,
sus opiniones sobre los acontecimientos, lo que a veces convierte las novelas en
vehículos de crítica social (novelas de tesis). Sin embargo, el naturalismo considera que
el narrador debe ser absolutamente impersonal y desaparecer prácticamente de la
narración.
 Búsqueda de la claridad y la exactitud en el estilo. EL lenguaje se adapta a la índole de
los personajes, como corresponde al deseo de acercar la labor del escritor a la del
científico. En cuanto a la técnica narrativa, además de la narración tradicional y del
estilo indirecto, en la novela realista y naturalista se incorporan dos nuevas técnicas
narrativas que contribuyen a la verosimilitud del relato, pues permiten insertar en él
fragmentos del discurso o el pensamiento de los personajes de una forma más directa.
Estilo indirecto libre. Se incluye de forma directa, sin palabras de
introducción, el discurso o el pensamiento de un personaje en la voz del narrador. En
ocasiones es difícil distinguir ambas voces. Se usan verbos en tercera persona y
expresiones propias del habla del personaje.

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Monólogo interior. Más propio del naturalismo, da a conocer los
pensamientos y los sentimientos de los personajes tal y como podrían fluir por su
mente, de manera que parece que no están controlados por el narrador. El personaje
no se dirige a un interlocutor, sino a sí mismo: aparecen marcas de primera persona y
su discurso se suele delimitar con comillas.

3-LA NOVELA DEL REALISMO Y EL NATURALISMO EN ESPAÑA

3.1- ORIGEN: EL COSTUMBRISMO. EL PRERREALISMO

Su implantación es muy tardía respecto a su desarrollo europeo. Stendhal publica Rojo y Negro
en 1831, Balzac su Comedia Humana entre 1832 y 1847, Dickens sus obras capitales antes de
1830 y hasta Madame Bovary de Flaubert, en el sendero naturalista, sale a la luz en 1857,
precediendo a los primeros frutos realistas españoles. Veremos que en España el movimiento
realista entra con cierto retraso, si exceptuamos el temprano intento de Cecilia Böhl de Faber
(firmaba bajo el seudónimo de Fernán Caballero). En esta autora, muchos sitúan el nacimiento
de la novela realista española sobre la base del costumbrismo (de ahí que a esta etapa
también se la conozca como prerrealista), pues promueve una actitud de observación de la
realidad con la publicación de La gaviota, donde pinta una Andalucía idílica, poseedora de una
gran fuerza espiritual. También puede hablarse de prerrealismo en El sombrero de tres picos
de Pedro Antonio de Alarcón.

En líneas generales, se puede hablar dentro de la narrativa de esta época de una prosa más
próxima al costumbrismo y cercana a la novela regionalista en la producción de Juan Valera,
José María de Pereda y algunas obras de Vicente Blasco Ibáñez; y de un realismo más crítico en
las novelas de Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarín, los escritores más relevantes.

Juan Valera (1824-1905)


Valera ocupa un lugar peculiar dentro del movimiento realista, pues su propósito, más que
reflejar los problemas sociales del momento, es crear relatos estéticamente bellos. Las
descripciones idealizadas de los escenarios andaluces en los que sitúa sus obras lo acercan a
la prosa costumbrista, pero comparte con el realismo rasgos como el análisis psicológico de los
protagonistas, que suelen ser sobre todo mujeres.

Valera escribe obras con final feliz, en las que el tema más frecuente es el amor, que siempre
logra vencer los obstáculos. Así ocurre en sus novelas más importantes: Doña Luz, Juanita la
Larga y, la más representativa, Pepita Jiménez.

En Pepita Jiménez, una viuda joven y bella, y don Luis, un seminarista, se enamoran y acaban
casándose. Valera usa el recurso de las cartas (de don Luis a su tío) para dar a conocer la
historia, y trata dos temas usuales en la literatura de la época: la crisis interior sufrida por un
religioso y el debate entre el amor exclusivamente espiritual y el amor humano.

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José María de Pereda (1833-1906)

Representa un realismo conservador, próximo al costumbrismo, que ve en el progreso una


amenaza para los valores más auténticos de la comunidad, preservados en el mundo rural.
Cuando este mundo se contamina con la modernidad urbana, se corrompe o se pierden sus
tradicionales usos.

Sus obras responden al tipo de la novela regional, que documenta las tradiciones locales de un
determinado lugar, y destacan por la calidad de las descripciones, tanto de los paisajes de
Cantabria como de sus personajes típicos, con sus costumbres y su habla peculiar.

Entre los títulos más señalados de este autor figuran El sabor de la tierruca, ambientada en
una aldea montañesa; Sotileza, cuya trama se desarrolla en el Santander marinero del siglo
XIX; y Peñas arriba, en la que el protagonista, Marcelo, descubre en la naturaleza montañesa y
en las costumbres de su gente el amor y un lugar donde pasar su vida.

Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891).

Fue uno de los principales responsables de que el Realismo se impusiera a la prosa romántica
en boga en aquellos momentos En su tiempo destacó por sus novelas religiosas. Su obra más
popular, sin embargo, y por la que es recordado, es El sombrero de tres picos, publicada en
1874, que inspiraría a Falla su famoso ballet.

3.2. LA NOVELA DE TESIS. EL TRIUNFO DEL REALISMO ESPAÑOL

La crítica acepta que la novela plenamente realista comienza a desarrollarse en España en la


década de los 70. La literatura entra de lleno en una serie de polémicas que trae consigo la
Revolución de la Gloriosa, produciendo lo que se ha denominado Novela de Tesis. Entre los
defensores de este modo de escribir, destaca sobre todo Benito Pérez Galdós, quien en su
discurso de ingreso en la Real Academia, titulado La sociedad presente como materia
novelable, aportará una definición precisa de lo que él considera la esencia de la novela:
"Imagen de la vida es la novela y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres
humanos (...) todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y
la belleza de la reproducción". De esta forma, la novela realista alcanzará su cima cuando se
adentre en el análisis psicológico de los personajes y se creen personajes no genéricos. Este
tránsito lo ejemplifica a la perfección Galdós, quien no se limita a copiar la realidad, sino que
utiliza sólo aquello verosímil, lo que estéticamente es creíble. Escribirá sobre la base
costumbrista, le gusta pasearse por Madrid y se documenta sobre la vida de sus habitantes,
pero, aparte de esto, logra crear un mundo novelesco.

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Benito Pérez Galdós (1843-1920)
Benito Pérez Galdós es uno de los principales autores del realismo en España. Aunque escribió
algunas obras de teatro que tuvieron bastante éxito, debe su gran prestigio
fundamentalmente a sus numerosas novelas.

Su labor narrativa fue evolucionando a lo largo de su vida, pero es posible hablar de algunas
características constantes en su obra:

• Temas. El asunto que más preocupa a Galdós es la cuestión social. Tratado en principio con
un tono más crítico y enfrentado a los valores más conservadores, poco a poco se irá
contagiando de cierto pesimismo y de una actitud más espiritual, con un protagonismo cada
vez mayor de las clases humildes. Dentro de estas preocupaciones sociales se incluyen los
conflictos entre clases, la pobreza, la hipocresía moral y la religiosidad.

• Personajes. Galdós crea personajes que representan a distintas clases sociales y que se
caracterizan por producir en el lector una intensa sensación de vida. A partir de las primeras
novelas, van ganando en profundidad psicológica y en individualidad. Para dotarlos de
autenticidad, el novelista usa recursos variados: descripciones físicas y del carácter,
costumbres, modos de hablar, pensamientos, sueños, etc.

• Estilo. Es característico de Galdós su ágil y expresivo manejo de la lengua, tanto en las


descripciones como en los diálogos, que muestran con autenticidad los rasgos de la época y los
del carácter de los personajes. A su capacidad para el humor y la ironía irá incorporando otros
recursos estilísticos, como el estilo indirecto libre, la estructura epistolar y el monólogo
interior.

Obra de Galdós

La producción narrativa de Galdós puede dividirse en dos grandes grupos: por un lado, los
Episodios nacionales, y, por otro, el resto de sus novelas.

Los Episodios nacionales son cuarenta y seis novelas que el autor escribió a lo largo de su vida
y en las que recrea la historia del siglo XIX español, desde la guerra de la Independencia hasta
la Restauración de la monarquía borbónica. Están protagonizadas por personajes ficticios que
se mueven en el escenario de los hechos históricos. Algunos títulos son Trafalgar, El equipaje
del rey José o Zumalacárregui.

El resto de las novelas pueden agruparse en tres bloques, que reflejan una clara evolución.

o En las novelas de la primera época se incluyen relatos (varios de ellos, auténticas


novelas de tesis) en los que Galdós manifiesta su ideario político. Para revelar sus ideas
se sirve de los juicios emitidos por el narrador, la ironía y la aparición de personajes
que representan una visión tradicionalista o una perspectiva liberal, con la que él se
identifica.
El título más logrado es Doña Perfecta, en la que el joven Pepe Rey llega al pueblo de
Orbajosa, donde se enfrenta al conservadurismo más intransigente, representado por
su tía, doña Perfecta. Otras novelas de esta época son Marianela y Gloria.

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o En las novelas contemporáneas hay un cambio en los argumentos y en las técnicas
narrativas respecto de las anteriores, además de percibirse cierta influencia del
naturalismo. Las obras reflejan ahora con una crítica más imparcial la realidad urbana y
sus diferentes clases sociales. El autor dota a los personajes de una mayor profundidad
psicológica, incorporando el monólogo interior y el estilo indirecto libre para
caracterizarlos. Pertenecen a esta etapa La desheredada, El amigo Manso, Miau y
Fortunata y Jacinta. En Fortunata y Jacinta se cuestionan los supuestos valores de y
moralidad de la burguesía madrileña. Juanito Santa Cruz, casado con Jacinta, una
mujer de clase media, mantiene un romance con Fortunata, que pertenece a las clases
populares. Fortunata representa la mujer humilde, llena de pasión, naturalidad y
bondad, frente a Jacinta, que encarna el orden y los valores de la sociedad burguesa.
Galdós presenta en esta obra el conflicto entre los instintos naturales y las inevitables
presiones sociales. Estas últimas se imponen y la familia de Jacinta (que era estéril)
adopta al hijo de Fortunata cuando ella muere.

o El último grupo, las novelas espiritualistas, se tiñe de valores como el amor o la


caridad para aliviar los rigores de la marginalidad y la pobreza, y posee un tono menos
frío. Son personajes humildes los que protagonizan relatos como Nazarín, El abuelo o
Misericordia

Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901)


Clarín publicó multitud de artículos periodísticos de contenido político en los que defendía su
ideario republicano. Además, es autor de numerosos escritos de crítica literaria, en los que
analiza con ironía las tendencias de la época y censura las obras de escasa calidad.

En prosa, escribió tan solo dos novelas: Su único hijo, una obra de tono naturalista que cuenta
la historia de un amor fracasado, y La Regenta, su creación principal, a las que se unen
diversos relatos breves.

Clarín publicó en periódicos y revistas de la época numerosos cuentos, que suelen clasificarse
en dos bloques: uno de relatos críticos y burlescos, relacionados con la literatura costumbrista,
y otro de narraciones que manifiestan su sensibilidad hacia los más desfavorecidos. Uno de los
más conocidos es ¡Adiós, Cordera!

Su novela más conocida es La Regenta, uno de los títulos más importantes de la narrativa
realista del siglo XIX, constituye un retrato de la sociedad provinciana de Vetusta (trasunto
literario de Oviedo), ciudad en la que imperan la doble moral, la hipocresía religiosa y la
superficialidad. Bajo una apariencia de orden incorruptible y moralidad se esconden los
intereses de las clases dominantes (burguesía, nobleza y clero) y quedan reprimidas las
pasiones y los sentimientos.

El argumento se centra en la figura de Ana Ozores, una joven casada con un hombre mucho
mayor que ella, Víctor Quintanar, antiguo regente de la Audiencia de Vetusta. Ana, dominada
por su insatisfacción vital, atrapada en una sociedad vulgar, inculta e hipócrita, se debate entre

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una religiosidad extrema, fomentada por su confesor, don Fermín de Pas, el Magistral, y el
amor sensual encarnado por Álvaro Mesía. La protagonista termina sucumbiendo a las
pretensiones de este, quien es retado a un duelo por el inofensivo don Víctor, que muere en el
lance. La ciudad al completo desprecia entonces a Ana, que también es abandonada por un
Magistral celoso y despechado.

Los numerosos personajes de la novela se van conociendo por las acertadas descripciones del
narrador, por sus anhelos, palabras, pensamientos y sueños, y por el juicio que de ellos hacen
el resto de los habitantes de Vetusta. Los más destacados son los siguientes:

Ana Ozores: Es una mujer romántica y apasionada, casada con un hombre que la trata como a
una niña. Profundamente insatisfecha y frustrada, busca refugio en la religión y cede al influjo
del amor. Es admirada, envidiada y finalmente odiada por la hipócrita ciudad de Vetusta.

Fermín de Pas: Es un hombre ambicioso que, bajo una falsa apariencia de humildad, trata de
acaparar poder aprovechando las estructuras de la Iglesia. Intenta gobernar la vida de Ana, por
la que siente un inconfesado amor, y acaba usando a don Víctor para vengarse de Mesía.

Álvaro Mesía: Es un donjuán provinciano, un vanidoso seductor frívolo que enamora a Ana
pero es incapaz de quererla de manera sincera. Sus principales rasgos se relacionan con su
labor de seductor en la novela: la belleza, la vanidad y el desprecio que despierta su conducta
inmoral.

La novela gira en torno al tema del adulterio, frecuente en la literatura europea del momento
(como en las obras Madame Bovary, de Gustave Flaubert, y Anna Karenina, de León Tolstói), y
los consiguientes problemas de conciencia que padece la protagonista.

Por lo que respecta al estilo, Clarín emplea un narrador omnisciente que deja a los personajes
revelar su personalidad a través de los diálogos, el estilo indirecto libre y el monólogo
interior, técnicas narrativas que el autor contribuyó a introducir en España. Además, desde la
página inicial llaman la atención las minuciosas descripciones que el narrador hace del
pequeño universo de Vetusta.

CARACTERÍSTICAS DEL NATURALISMO

En España, el Naturalismo fue conocido bastante pronto y las obras de Zola no tardaron en
traducirse. Sin embargo, levantó enseguida una gran polémica y su verdadera penetración en
la literatura española fue muy dificultosa, y es que la mentalidad de la sociedad española de la
época es todavía muy distinta de la parisina de Zola. Para el autor francés, la novela debía
liberarse paradójicamente de los elementos novelescos, el narrador debía atenerse a los
hechos observados, guardándose sus emociones y convirtiéndose en un estudioso científico
de las conductas humanas. Por último, la visión de Zola se centraba sobre todo en el reflejo de
los aspectos más negativos de los personajes y su entorno, importando sobremanera el
análisis del determinismo hereditario, fisiológico y ambiental.

Así se acusará al Naturalismo de inmoral y anticatólico. En su defensa saldrá Emilia Pardo


Bazán, quien en una serie de artículos recogidos en su libro La cuestión palpitante defiende al

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francés aunque, desde principios católicos, rechaza el determinismo naturalista. En efecto, el
Naturalismo español, aprovecha del movimiento naturalista ciertos recursos narrativos y su
interés por los ambientes míseros y degradados, pero no acepta por completo la idea de
convertir la literatura en ciencia. El Naturalismo español no acepta ni la filosofía positivista ni el
determinismo del naturalismo francés. La herencia y el medio, que determinan al individuo en
el naturalismo francés, en el español sólo lo condicionan.

Entre los autores principales de esta tendencia naturalista destacan:

Emilia Pardo Bazán (1851-1921)


Emilia Pardo Bazán fue la difusora en nuestro país del Naturalismo, corriente sobre la cual
reflexionó en su obra La cuestión palpitante. De ella tomó algunas técnicas narrativas, sobre
todo la fidelidad descriptiva de caracteres y ambientes y el interés por reflejar realidades
marginales, así como la influencia del medio social en el individuo, aunque sin aceptar, debido
a su visión cristiana de la vida (que defendía la libre voluntad de decisión), el radical
determinismo que planteaba el naturalismo.

En sus dos principales novelas, Los pazos de Ulloa, y su continuación, La madre naturaleza,
aparece retratada la decadencia de la pequeña nobleza rural de Galicia, en un ambiente
dominado por la brutalidad, la ignorancia, el instinto y la violencia

En La Tribuna, otro de los títulos más conocidos de Pardo Bazán, la acción se sitúa en la ciudad
de Marineda, reflejo literario de A Coruña, y el ambiente social de las trabajadoras de una
fábrica de tabaco.

Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)


Este novelista es considerado el mejor representante del naturalismo en España, es autor de
una amplia variedad de relatos. Escribió novelas regionales de corte costumbrista ambientadas
en Valencia, su tierra natal, en las que aparece retratada la vida de diferentes clases sociales. A
este tipo pertenecen algunos de sus títulos más conocidos, como Arroz y tartana, La barraca y
Cañas y barro.

También escribió novela social, la más próxima al naturalismo, con títulos como La bodega o
La horda. Fue, sin embargo, una novela histórica ambientada en la Primera Guerra Mundial,
Los cuatro jinetes del Apocalipsis, la que le proporcionó fama y dinero.

El Realismo ha dado a la literatura española algunas de sus novelas más conocidas, muchas de
ellas llevadas al cine o a la televisión, por ejemplo Los pazos de Ulloa, La Regenta o Fortunata
y Jacinta.

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