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Desintoxica Tu Vida Espiritual en Cuarenta Dias

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PETER GRAYSTONE

DESINTOXICA
TU VIDA ESPIRITUAL
EN CUARENTA DÍAS

EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2007
Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín

Tradujo Francisco J. Molina sobre el original inglés Detox Your Spiritual Life
in 40 Days.

© Peter Graystone, 2004


Publicado por Canterbury Press, Norwich 2004
© Ediciones Sígueme S.A.U., 2006
C/ García Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca / España
Tlf.: (+34) 923 218 203 - Fax: (+34) 923 270 563
e-mail: ediciones@sigueme.es
www.sigueme.es

ISBN: 978-84-301-1635-5
Depósito legal: S. 138-2007
Impreso en España / Unión Europea
Imprime Gráficas Varona S.A.
Polígono El Montalvo, Salamanca 2007
CONTENIDO

Prefacio, por Rupert Higgins ............................................ 9


Introducción ...................................................................... 11
I. ELIMINA LAS TOXINAS DE TU CUERPO ........................... 13
1. Come bien; 2. Hazte un reconocimiento médico; 3. Re-
cupera energía; 4. Duerme; 5. Espabílate; 6. Cambia el rit-
mo; 7. Vence un hábito.

II. ELIMINA LAS TOXINAS DE TUS ESQUEMAS MENTALES .... 45


8. Deja abierta la puerta; 9. En un día cualquiera; 10. Re-
fleja lo bueno de Dios; 11. Disfruta de la luz; 12. Sé gene-
roso; 13. Enfréntate a lo que te avergüenza; 14. Busca la
pureza; 15. Elige sabiamente.

III. ELIMINA LAS TOXINAS DE TU PASADO ........................... 79


16. Confiesa tus pecados; 17. Olvida los errores; 18. Echa
la vista atrás; 19. Deja de lamentarte; 20. Recicla tus expe-
riencias; 21. Sé nostálgico.

IV. ELIMINA LAS TOXINAS DE TUS EXPECTATIVAS ................ 105


22. Confía en que todo saldrá bien; 23. Examina tus ambi-
ciones; 24. Ahorra tiempo; 25. Haz un sacrificio; 26. Reju-
venece; 27. Piensa en la muerte.

V. ELIMINA LAS TOXINAS DE TUS RELACIONES ................... 131


28. Valora a tus amigos; 29. Reúnete con otros cristianos;
30. Desarrolla un parecido familiar; 31. Sé diferente; 32. Ex-
plora la libertad; 33. Atrévete a ser amado.

VI. ELIMINA LAS TOXINAS DE TU VIDA ESPIRITUAL .............. 157


34. Maravíllate; 35. Deja que Dios hable; 36. Ora incesan-
temente; 37. Sé paciente; 38. Deja de intentarlo; 39. Lucha;
40. Alaba.

7
INTRODUCCIÓN

«¿Qué tal estás?». Supongo que, al igual que yo, habrás he-
cho esta pregunta miles de veces. E imagino que, al igual que yo,
temes que la persona a la que se la diriges quiera responderte en
serio. Alguien que te cuente de verdad cómo se siente puede en-
tretenerte en la calle durante cuarenta minutos si lo hace de for-
ma abreviada; ¡contártelo todo le llevaría cuarenta horas!
Afortunadamente, cuando leas este libro no será conmigo con
quien hablarás de tu vida. Será con Dios. Él tiene una paciencia
infinita para escucharte mientras tú reflexionas sobre tu estado de
salud física, emocional y, sobre todo, espiritual. Por tanto, atréve-
te y dile sinceramente todo lo que sería demasiado aburrido, difí-
cil o peligroso contar a otra persona. ¡Y hazlo a lo largo de cua-
renta días!
El periodo de cuarenta días con frecuencia ha sido conside-
rado por los cristianos como un plazo de tiempo adecuado para
reflexionar seriamente. Jesús pasó cuarenta días en el desierto
preparándose para aquella etapa de su vida que ocupa la mayor
parte de los evangelios. Y después de su resurrección se apareció
a sus discípulos durante cuarenta días, a fin de prepararlos para
el momento en que su misión pasara de un reducido movimien-
to local a una buena noticia de alcance universal.
Por tanto, elige cuarenta días seguidos y considéralos como
un periodo de preparación para una nueva conversión en el ca-
mino que tú y Dios seguís uno junto al otro.
Puedes escoger la cuaresma, el periodo que conduce a la Pas-
cua, el cual ha sido empleado tradicionalmente por los cristianos
con este fin. Otra alternativa son los cuarenta días más o menos

11
INTRODUCCIÓN

que discurren entre Navidad y el final de enero, un tiempo siem-


pre apropiado para decidirse a cambiar. O, puesto que los capítu-
los son bastante breves y amenos, puedes hacer de ellos una lec-
tura veraniega.
El libro sigue el esquema de un típico programa de desintoxi-
cación. Este combina alimentación sencilla y nutritiva, ejercicio
físico y descanso, con el objetivo de purificar y rejuvenecer el
cuerpo. Gracias a ello nuestro organismo puede, en un plazo más
o menos breve, eliminar las toxinas que ingerimos e inhalamos en
las modernas sociedades industrializadas. Desintoxicarse es una
ardua tarea, pero tiene como resultado que las personas se sienten
menos estresadas, más lúcidas y animadas.
Este programa de desintoxicación te llevará a revisar áreas de
tu vida que montones de libros sobre el tema no se atreven a ex-
plorar. Te ofrecerá la oportunidad de depurar y restaurar tu rela-
ción con Dios en todos los sentidos –no sólo tu cuerpo, sino tam-
bién tu alma y tu espíritu–. Espero que puedas deshacerte de las
toxinas espirituales –hábitos y recuerdos indeseados, tentaciones
y distracciones– que te impiden disfrutar de la vida como discí-
pulo del Señor.
A lo largo de las próximas semanas me propongo entrar en el
programa contigo, de manera que puedas contrastar tus expe-
riencias con las mías. También nos acompañarán los autores bí-
blicos y cristianos que nos han dejado su inspiración a lo largo de
la historia, y que compartirán con nosotros su perenne sabiduría.
Asimismo habrá ideas prácticas y oraciones, para que la desinto-
xicación resulte completa y nos ayude a desarrollar hábitos salu-
dables a lo largo de la vida. Ruego para que ambos terminemos
sintiéndonos más libres y podamos disfrutar en plenitud de la vi-
da que Jesús vino a traernos.
Por tanto, prepárate para que tu vida cristiana sea restablecida
y revitalizada. Cuando, al final de este programa de desintoxica-
ción, dentro de cuarenta días, te vuelva a preguntar «¿qué tal es-
tás?», espero que tu respuesta sea: «¡Rebosante de energía para
alabar a Dios!».

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Día 1
COME BIEN

El pasado otoño tuve ocasión de charlar largamente con una


amiga musulmana. Viajábamos juntos en tren un día del Rama-
dán, el mes en el que los musulmanes guardan un estricto ayuno
entre la salida y la puesta del sol.
Entonces ellos le preguntaron
a Jesús: «Los discípulos de
A mitad de camino el tren sufrió
Juan ayunan con frecuencia y
una avería, de modo que el viaje
duró más de lo previsto. Yo me hacen oraciones, e igualmente
los de los fariseos; en cambio
tus discípulos comen y beben».
sentía inquieto, hambriento y de-
seoso de tomar un café; ella, en Jesús les contestó: «¿Podéis
cambio, se mostraba muy tran- hacer ayunar a los amigos del
novio, mientras el novio está
con ellos? Llegará un día en
quila. Aproveché la circunstan-
cia para preguntarle por cier- que el novio les será arrebata-
tas cuestiones que siempre han do; entonces ayunarán».
despertado mi curiosidad: ¿Tam- Evangelio de Lucas 5, 33-35

poco comen los niños durante el


Ramadán? ¿Se organiza el día de forma diferente para compen-
sar? ¿Son distintas las normas en el hemisferio norte (donde los
días son cada vez más cortos) que en el sur? ¿A los musulmanes
que viven en áreas donde la comunidad ya es pobre y pasa hambre
les molesta esta carga adicional?
La que más me sorprendió fue la respuesta a la última pregun-
ta: «Precisamente aquellos que menos tienen son quienes más va-
loran el Ramadán –me explicó mi amiga–, porque durante el ayu-
no los ricos caen en la cuenta de lo que supone ser pobre».
De repente contemplé el Ramadán desde una nueva perspec-
tiva. Ese tipo de hallazgos que se realizan durante el Ramadán
parecen demasiado buenos para que únicamente los disfrute el

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ELIMINA LAS TOXINAS DE TU CUERPO

islam. Me apresuré a comentar: «Los cristianos no tenemos nada


comparable». Pero, pensándolo bien, sí que lo tenemos.
Tradicionalmente los cristianos han dedicado las semanas
previas a la Pascua a ayunos, autodisciplina y renuncias a lujos
superfluos. La cuaresma dura cuarenta días (sin contar los do-
mingos), el mismo tiempo que Jesús pasó en el desierto, prepa-
rándose para la fase más significativa de la tarea que Dios le ha-
bía encomendado llevar a cabo.
He de confesar que he crecido creyendo que este tipo de nega-
ción de uno mismo resultaba innecesario, o al menos que no se
necesitaba un determinado periodo del año para vivir de manera
disciplinada, porque tal actitud debería ser un rasgo de la vida
cristiana cotidiana. De hecho, para vergüenza mía, recuerdo haber
echado un sermón a un compañero de colegio –que había decidi-
do no comer chocolate en cuaresma– sobre lo inútiles que eran ta-
les supersticiones. ¡Espero no cometer de nuevo ese error!
La cuaresma, tal como la conocemos, en realidad no es tan an-
tigua como parece. En los años inmediatos a la resurrección de
Jesús, sus seguidores solían guardar un ayuno estricto, sin comer
ni beber, desde el Viernes santo hasta la madrugada del domin-
go de Pascua. Recordaban así las palabras de Jesús, quien, cuan-
do le reprocharon que asistiera a banquetes en lugar de ayunar,
replicó refiriéndose a sus seguidores:
«Llegará un día en que el novio les se- Ya comáis, bebáis o ha-
gáis otra cosa cual-
quiera, hacedlo todo
rá arrebatado; entonces ayunarán». Pa-
para gloria de Dios.
só el tiempo, aquellos que conocieron
personalmente a Jesús murieron y los Primera carta a
cristianos empezaron a relajar el fervor los corintios 10, 31
con el que guardaban los días santos.
En el siglo V los dirigentes de la Iglesia quisieron establecer un
tiempo de devoción más intensa con el fin de prepararse para la
Pascua. Las Iglesias de los distintos países pusieron en práctica
diversas iniciativas para subrayar el carácter peculiar de aquel pe-
riodo del año. Hasta nueve siglos después de la muerte de Jesús
no hubo un acuerdo internacional para que ese tiempo de peni-
tencia comenzase el miércoles de ceniza y durase algo más de

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COME BIEN

seis semanas, durante las cuales a los cristianos se les exhortaba


a reflexionar sobre su vida y a disponerse para que Dios les per-
donara todo aquello de lo que querían liberarse. Se trataba (al
igual que este libro) de una oportunidad para llevar a cabo un pro-
grama de desintoxicación es-
Ayunar es aprender a apreciar y
amar la comida, y la suerte que
piritual. Se consideraba que en
dicho proceso resultaba funda- uno tiene al disponer de ella.
mental una actitud disciplina- Monica Furlong, escritora
da en relación con la comida y
la bebida. Al poco tiempo el pueblo cristiano descubrió el gozo de
disfrutar de todos los alimentos prohibidos en la cuaresma en una
gran fiesta, del tipo «ahora o nunca»; se trataba del martes de car-
naval, justo el día antes de comenzar la cuaresma.
Anochecía cuando el tren llegó a la estación. Mi amiga y yo
encontramos un restaurante de comida india en las proximidades.
Pedimos un guiso de dal (palabra empleada para referirse a las
lentejas en las lenguas de la India). La palabra dal tiene un rico
contenido. Significa «pulverizado», que es lo que se les hace a
las lentejas para convertirlas en curry, el ingrediente más típico
de la cocina india.
No es casualidad el hecho de que los más pobres de la India,
para referirse a sí mismos, no utilicen la palabra «intocables», que
resulta tan despectiva, sino el término dalits. Forman parte de un
sistema de castas, lo cual
No limites el beneficio del ayuno
meramente a abstenerte de comer,
significa que para la gente
pues el verdadero ayuno significa
que nace pobre resulta muy
abstenerte de hacer el mal. No co- difícil salir de su miseria.
mes carne, pero devoras a tu her-
mano. Desata toda cadena injusta,
Así, los dalits reciben los
deja a un lado el rencor contra tu peores trabajos, como lim-
prójimo y perdónale sus ofensas. piar alcantarillas a mano, y
Ambrosio de Milán (340-397) se les paga poquísimo. Po-
bres, despreciados y con un
acceso limitado a la educación y a la sanidad, resulta fácil enten-
der por qué se describen a sí mismos como «pulverizados».
A lo largo de los próximos cuarenta días, me propongo comer
siendo plenamente consciente de lo que estoy haciendo. Incluso

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ELIMINA LAS TOXINAS DE TU CUERPO

voy a intentar ayunar entre la salida y la puesta del sol un par de


días. Asimismo procuraré comer alimentos sencillos, como las
lentejas (lo cual no me resultará nada costoso, pues me parecen
deliciosas). Y cuando lo haga, tendré en mente a los dalits de la
India. De este modo, siendo yo una persona relativamente rica,
me acordaré de quienes son pobres, como hacen mis amigos mu-
sulmanes durante el Ramadán.
¿Puedo sugerirte que reflexiones durante los próximos cua-
renta días sobre tu forma de comer? No se trata de que pienses en
comer menos, sino en comer bien.

PARA ELIMINAR TOXINAS: Trata de recordar todo lo que has comido


durante la semana pasada (las comidas, los tentempiés, las golosinas).
Piensa en la velocidad, la compañía, la calidad y los hábitos con que lo
has hecho. ¿Está Dios intentando decirte algo acerca de tu vida a través
de tu actitud hacia la comida?

Dios de mi vida,
que mi corazón crezca,
al igual que los días.
Ayúdame a valorar cada momento,
cada bocado,
cada encuentro. Amén.

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