Cómo Amenaza La Sedimentación A Los Ecosistemas Acuáticos

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¿Cómo amenaza la sedimentación a los ecosistemas

acuáticos?
Los sedimentos pueden aparecer en los cuerpos de agua de forma natural, pero también se
generan en grandes cantidades como resultado de actividades agrícolas o cambios en el uso de la
tierra.
Actividades como la agricultura, el desmonte, la construcción de carreteras y la minería pueden
provocar una acumulación excesiva de tierra y partículas en suspensión en los ríos. Estos
sedimentos pueden dañar a las plantas y los animales al introducir en el agua sustancias químicas
tóxicas, asfixiar a los huevos de los peces y a los pequeños organismos que sirven de alimento a
los peces, aumentar la temperatura del agua y reducir la cantidad de luz solar que penetra en ella.
Los sedimentos también pueden reducir la capacidad de los embalses y dificultar la navegación
interior. Además, pueden dañar los equipos de las instalaciones de suministro de agua y las
plantas hidroeléctricas aumentando sus costes de mantenimiento.

¿Cómo afectan los distintos tipos de contaminación a


los recursos hídricos?
Los residuos que desechamos pueden contaminar el aire, la tierra y los recursos hídricos. Estos
residuos afectan a la calidad del agua de lluvia y de los recursos hídricos tanto superficiales como
subterráneos, además tienen repercusiones negativas sobre los sistemas naturales.
Existen diversas fuentes de contaminación del agua dulce como los residuos industriales, las
aguas residuales, la escorrentía agrícola, urbana y la provocada por los efluentes de fábricas, así
como la acumulación de sedimentos.
Las fábricas y los vehículos generan emisiones en el aire. Las sustancias emitidas pueden recorrer
largas distancias antes de caer al suelo, por ejemplo en forma de lluvia ácida. Las emisiones crean
condiciones ácidas que dañan los ecosistemas, especialmente los bosques y los lagos. Se puede
reducir la contaminación que pasa directamente de las fábricas y las ciudades al agua con un
tratamiento en la fuente antes de llevar a cabo el vertido. Es más difícil reducir las diversas formas
de contaminación que llegan de numerosas fuentes difusas al agua dulce o al mar indirectamente a
través de la escorrentía.
Sólo un pequeño porcentaje de los productos químicos están regulados, y cada vez existe una
mayor preocupación por los efectos contaminantes de los productos químicos no regulados.
Numerosos productos farmacéuticos, tales como los analgésicos y los antibióticos, están teniendo
repercusiones sobre los recursos hídricos tanto superficiales como subterráneos. Los métodos
convencionales de tratamiento de las aguas no son efectivos para muchos de ellos.
Por lo general, la contaminación se extiende por los cuerpos de agua en mucho menos tiempo del
que se tarda después en eliminarla. Por lo tanto, es necesario concentrarse en la protección de los
recursos hídricos. En muchos casos, el proceso de limpieza de un cuerpo de agua dura más de 10
años. Aunque el agua subterránea se contamina menos fácilmente que el agua superficial,
limpiarla una vez que se ha contaminado lleva mucho más tiempo, es más difícil y costoso. Se
están buscando maneras de averiguar en qué zonas el agua subterránea es más vulnerable a la
contaminación y por qué. Los resultados son importantes en los casos en los que los acuíferos
suministran agua potable o hay ecosistemas naturales que dependen de ellos.
Las aguas residuales y la escorrentía de las explotaciones y tierras agrícolas, así como de los
jardines, pueden contener nutrientes como nitrógeno y fósforo que provocan un crecimiento
excesivo de las plantas acuáticas, lo que a su vez tiene una serie de efectos ecológicos
perjudiciales.

¿Cuáles son las consecuencias de extraer agua en


exceso?
En todo el mundo ciertos lagos, ríos y mares interiores están empezando a secarse debido a que
se está extrayendo demasiada agua de ellos o de sus afluentes. Las aguas subterráneas también
se están utilizando más rápido de lo que se renuevan, como se desprende del número creciente de
informes que revelan que los niveles de los acuíferos han caído en picado. En muchos casos, los
períodos de sequía han agravado esta tendencia bien documentada.
El Níger, el Nilo, el Ganges, el Tigris, el Éufrates, el Yangtsé, el Colorado y el Río Grande son sólo
algunos de los principales ríos que han sufrido una reducción notable de su caudal. En muchas
regiones geográficas, numerosos lagos y mares interiores están disminuyendo drásticamente.
Durante las últimas décadas, la superficie del Mar de Aral y el Lago Chad se ha reducido de
manera espectacular.
Estos problemas persisten a pesar de que hace bastante tiempo que se conocen sus causas. Las
principales son las formas tan poco eficaces con las que se suministra agua a las explotaciones
agrícolas y a las ciudades, la deforestación, las deficiencias en la gestión y control de la extracción
de agua, y la incapacidad de encontrar formas más económicas de utilizar el agua.
No se ha intentado lo suficiente reducir al mínimo la utilización de los recursos hídricos y
conservarlos. En lugar de eso, se ha aumentado aún más el suministro de agua construyendo
nuevos embalses y desviaciones inadecuadas. Aunque algunos pueblos y ciudades están tomando
medidas, sólo un cambio amplio y fundamental en las prácticas nacionales y regionales puede
invertir los efectos.
La amenaza de las aguas subterráneas no es tan evidente como la de los lagos y los ríos. Hay
menos pruebas visuales y los efectos de la extracción excesiva de agua subterránea tardan más
en ser apreciables. Durante la segunda mitad del siglo pasado, el bombeo de los acuíferos
aumentó a nivel mundial. Sin embargo, a menudo los beneficios (mayores cosechas, por ejemplo)
son efímeros y terminan traduciéndose en una disminución del nivel de los acuíferos, en la
perforación de pozos más profundos y a veces incluso en el agotamiento de la fuente de agua
subterránea.
Se han dado casos en todas las regiones climáticas que demuestran que sobreexplotar las aguas
subterráneas es una práctica relativamente común. Las consecuencias se pueden observar en la
caída del rendimiento en primavera, la disminución del caudal de los ríos, el descenso de la calidad
del agua, el deterioro de hábitats naturales como los humedales y el hundimiento paulatino del
suelo, conocido como subsidencia

¿Cómo afecta el cambio climático a los recursos


hídricos?
La forma exacta en la que el calentamiento global afecta a los recursos hídricos no está del todo
clara. Recientes estudios indican que el cambio climático está aumentando la presión existente, por
ejemplo mediante la reducción de la escorrentía en zonas que ya padecen escasez de agua. Los
expertos coinciden en que los fenómenos meteorológicos extremos derivados de calentamiento de
la Tierra, como tormentas e inundaciones, probablemente serán más frecuentes en el futuro. Sin
embargo, basándose en los conocimientos actuales, los científicos sólo pueden hacer predicciones
generales sobre las repercusiones del cambio climático en los recursos hídricos. Se necesita más
información, por ejemplo, acerca del impacto sobre los recursos hídricos en regiones específicas
barajando diferentes hipótesis políticas.
Uno de los recursos hídricos claramente afectado por el cambio climático son los glaciares. Los
científicos llevan tiempo observando que los glaciares terrestres y de montaña están retrocediendo,
tendencia que se ha acelerado considerablemente en los últimos años. Por ejemplo, se prevé que
hacia 2100 la mayoría de los glaciares del Tíbet podrían haberse derretido. Y si en un principio se
pensó que el agua liberada podría beneficiar a las zonas áridas del norte y del oeste de China,
parece ser que la escorrentía adicional se evapora antes de llegar a los agricultores afectados por
la sequía río abajo.

Introducción: la presión sobre los recursos hídricos


En la última década la sensibilización pública y la preocupación por las amenazas a los recursos
hídricos y los ecosistemas circundantes han aumentado considerablemente. Sin embargo, en el
ámbito político apenas ha habido cambios. La mayoría de las decisiones sobre la gestión de los
recursos hídricos emanan aún de criterios económicos y razonamientos políticos,
independientemente de si afectan a una ciudad, una región, un país o incluso varios. A pesar de
los reiterados llamamientos de expertos de todo el mundo, estamos muy lejos de conseguir un
enfoque de la gestión de los recursos hídricos basado en el conocimiento científico y la aplicación
de las mejores prácticas disponibles. Mientras tanto, la presión sobre nuestros recursos hídricos
aumenta.
Algunos de los factores que afectan a los recursos hídricos son:
o El crecimiento demográfico, en particular en las regiones en las que escasea el agua
o La migración masiva del campo a las ciudades
o La demanda de una mayor seguridad alimentaria y un mejor nivel de vida
o El aumento de la competencia entre los diferentes usos de los recursos hídricos
o La contaminación producida por las fábricas, las ciudades y las tierras agrícolas
El cambio climático y la variabilidad natural de la distribución y presencia del agua complican aún
más el desarrollo sostenible de nuestros recursos hídricos.
No obstante, se han realizado ciertos progresos. A escala nacional y regional, las autoridades
están evaluando la cantidad y la calidad del agua disponible, además están coordinando esfuerzos
para gestionar su consumo. Es cada vez más frecuente que nuevas organizaciones lleven a cabo
estas actividades trabajando internacionalmente para ocuparse de los recursos hídricos
compartidos por varios países. Por ejemplo, es muy probable que las comunidades de las zonas
inundables se beneficien de las recientes iniciativas internacionales que adoptan un enfoque
colectivo para el control de las inundaciones.

Conclusiones sobre los recursos hídricos


Se pueden extraer una serie de puntos clave del anterior análisis de recursos hídricos. La demanda
de estos recursos limitados sigue aumentando a medida que las poblaciones crecen y se
desplazan. Para una gestión responsable hace falta información fiable sobre la cantidad y la
calidad del agua disponible, y sobre cómo esta disponibilidad varía en el tiempo y de un lugar a
otro. Es importante estudiar más profundamente todos los elementos del ciclo del agua y el
impacto que las actividades humanas tienen sobre él, a fin de proteger y desarrollar de
manera sostenible los recursos hídricos.
o El cambio climático afecta en gran medida a las condiciones meteorológicas, las precipitaciones
y a todo el ciclo del agua, como los recursos hídricos superficiales y subterráneos.
o El creciente problema de disponibilidad de agua superficial así como el aumento de los niveles
de contaminación del agua y de las desviaciones de agua amenazan con entorpecer o incluso
interrumpir el desarrollo social y económico en muchas zonas, además de la salud de
los ecosistemas.
o Los recursos de agua subterránea pueden ayudar a satisfacer la demanda, pero a menudo son
víctimas de la sobreexplotación y, en ocasiones, de la contaminación. Es importante controlar
mejor el consumo de las aguas subterráneas que no se renuevan.
o Algunas prácticas tradicionales, como la recolección del agua de lluvia, se están perfeccionando
y combinando con nuevas técnicas como la recarga artificial de agua, la desalinización y la
reutilización. Se necesita más apoyo, no sólo para encontrar soluciones técnicas innovadoras
que mejoren el suministro, sino también para gestionar la demanda y fomentar la eficiencia en la
utilización del agua.
o Debido a los crecientes cambios en la disponibilidad de los recursos hídricos, el apoyo político
será necesario para recopilar información sobre los recursos hídricos. Esta información permitirá
a los responsables de la política tomar mejores decisiones sobre la gestión y utilización del
agua.
Anexos

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