Moral de Las Bienaventuranzas-2

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PEREZ ESCALANTE SARA ESTHER

LA MORAL DE LAS BIENAVENTURANZAS

TEXTO EVANGÉLICO

LAS BIENAVENTURANZAS

(Mt. 5:1-12)

5 1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó y sus discípulos

se le acercaron. 2 Y tomando la palabra les enseñaba diciendo:

1 3 <<Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino

de los Cielos.

2 4 Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la herencia de la

tierra.

3 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

4 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos

serán saciados.

5 7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán

misericordia.

6 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

7 9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán

llamados hijos de Dios.

8 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de

ellos es el Reino de los Cielos.

11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan, y digan con

mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 12 Alegraos y

regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues

de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros>>


Propósito del Evangelista

Suscitar una actitud cristiana derivada de un programa legislativo de la conducta moral

de los judíos conversos; mediante el abordaje de: "cinco temas principales: 1) el espíritu

que debe animar a los hijos del Reino,...2) el espíritu con que deben <<dar

cumplimiento>> a las leyes y prácticas del Judaísmo, 3) el desprendimiento de las

riquezas,...4) las relaciones con el prójimo,...5) la entrada en el Reino por una elección

decidida que se traduzca en obras..." 1; en donde giran necesariamente: el amor como

actitud esencial del individuo, una verdadera conciencia moral de índole colectiva y la

construcción de obras conjuntas desprovistas de apegos terrenales y carnales, que

limitan al individuo en la búsqueda de la paz. Todo ello con el propósito de alcanzar el

Reino de Dios,

1 IBID
Contexto Literario

Ubicación.

Las bienaventuranzas, en el Evangelio según san Mateo se encuentran ubicadas en el

capítulo cinco, correspondiente a la segundo apartado: "Discurso Evangélico" de la

sección dos: "Promulgación del Reino de los Cielos". Esta sección principia con la

narrativa de la predicación de Juan el Bautista, el Bautismo de Jesús, las tentaciones en

el desierto, el regreso a Galilea, la convocación a los cuatro primeros discípulos y el inicio

de su vida pública, con las enseñanzas en la sinagoga y las primeras curaciones que

Jesucristo realizó.

En este principio, el "mensaje de un extraño profeta -Juan el Bautista- venido del

desierto, estremece a los que esperan al Mesías. Pero el Reino anunciado no será el que

todos aguardan; no supondrá una vinculación física a la familia de Abraham, sino que

nacerá del Espíritu y requerirá la conversión del corazón"; de ahí la necesidad de normar

las actitudes con las bienaventuranzas, que se alcanzan como bendiciones en la posesión

del Reino de Dios, donde el "bautismo de Juan es la señal que lo anuncia. Pronto

aparecerá el Mesías que traerá el verdadero bautismo" 2.

2 BIBLIA DE JERUSALÉN; Evangelio según San Mateo; monición del capítulo 3; Edición pastoral conmemorativa; V
Centenario de Evangelización en América Latina; CEPAL, Bilbao, 1984; p.1472.
Género Literario.

El género literario empleado es el discurso épico, profundamente doctrinal, con una

forma retórica en tercera persona del plural, donde ellos son espectadores del proceso

comunicativo de la Palabra Divina; a partir de un factor ambivalente de índole filosófica:

en cuanto a su relación con las actitudes, expresiones y hechos de la existencia del ser

humano; y por su necesidad de conocimiento, o <<gnosis>> del Reino de Dios.

Asimismo, alude al exterior como Mundo Reflejado y al interior como Mundo

Explorado, mediante la introspección y retrospección de los humanos hacia la verdad

absoluta, como origen de todo.

Los motivos que subyacen en esta vivencia es el acontecimiento, como sustancia

básica de la posesión del Reino de Dios, apelando a la intuición del ser humano, más que

a su instinto.

Su propósito final es citar, exaltar, persuadir y contar, todos los componentes de las

actitudes generadas que alcanzarán la bendición del Creador, lo que fluctúa en los

sentimientos de admiración y exaltación, para quien verifique lo demandado por

Jesucristo como expresión revelada de Dios, hecha hombre.


Vocabulario relevante.

Para realizar un mejor análisis que nos permita una aproximación conceptual, a partir

de los vocablos más relevantes empleados en el texto evangélico, se procedió a colocar

las palabras en dos columnas relacionadas; de tal manera que cada expresión tiene su

correspondiente en la columna de enfrente; como actitud generada y bendición

alcanzada:

ACTITUD GENERADA BENDICIÓN ALCANZADA

 Ellos  Bienaventurados

 Pobres de espíritu  Es el Reino de los Cielos

 Mansos  Poseerán la herencia de la tierra.

 Lloran  Serán consolados

 Tienen hambre y sed de justicia  Serán saciados

 Misericordiosos  Alcanzarán Misericordia

 Limpios de corazón  Verán a Dios

 Trabajan por la paz  Llamados hijos de Dios

 Perseguidos por causa de la justicia  Es el Reino de los Cielos.

 Os injurien, y os persigan, y digan con  Alegraos y regocijaos, porque vuestra

mentira toda clase de mal contra recompensa será grande en los cielos

vosotros por mi causa.

.
Generalidades del Mensaje Teológico.

La expresión <<bienaventuranza>> alude a la visión y posesión de Dios en el cielo, en

la búsqueda del Reino, para el bienestar o felicidad de la humanidad, cuyo logro está

basado en la generación de una actitud, cuyo contenido se vincule con la equidad, la

armonía, la sencillez, la transparencia, la nobleza, la solidaridad y el amor total, aún

cuando en el camino sea uno objeto de persecución, soslayamiento, e incluso

humillación, el mantenimiento de esa actitud conllevará a la paz interior y alcanzar la

claridad espiritual, alejada de las tinieblas.

"La vida vivida en la perspectiva del Reino cambia completamente de sentido. Los

que se han independizado del concepto humano del éxito, los que sienten los

sufrimientos del mundo, los que se apoyan únicamente en la fuerza de Dios, los que

esperan que se establezca la debida relación con Dios, los que saben perdonar, los

que están poseídos por un anhelo puro de Dios, los que participan de la naturaleza

divina teniendo por amigos a sus enemigos, los que por ello se condenan a que el

mundo los rechace; esos son los miembros del Reino" 3.

Por todo ello, "Jesús recuerda , en el espíritu de los profetas, que también los pobres

participan en esas <<bendiciones>>. Las tres primeras <<bienaventuranzas>>...declaran

que, hombres considerados de ordinario como desgraciados y malditos, son felices, ya

que son aptos para recibir la bendición del Reino. Las bienaventuranzas siguientes

apuntan más directamente a la actitud moral del hombre" 4

Por lo anterior, el Sermón de la Montaña (o de las Ocho Bienaventuranzas) es esencial

para entender el concepto de la teología moral, donde la unidad trinitaria es el eje

fundamental, y el hombre dividido es aquel que ha roto la unidad al pretender 'servir a dos

3 IBID p.1474.
4 BIBLIA DE JERUSALÉN...;monición de Mateo Cap.5; Ed. Porrúa, "Sepan Cuantos"; op.cit., p.1393.
amos': Dios y las riquezas, con un criterio de vida cuantificador de todas las cosas que

pueda tener, a partir de las cuales evalúa la calidad de su vida misma.

La posesión del Reino se alcanzará a partir de la transformación de ese hombre

dividido lleno de egocentrismo, para con sus adquisiciones (mío, tuyo, suyo), y en la

transición de su modo de vida existencial del 'tener' al 'ser', porque, el egocentrismo lleva

a la soledad y a la muerte, que es un antagonismo de la unidad y a la paz.

De este modo, la teología moral parte del ser pacífico como elemento unificador y

paradigma de paz; de armonía que construye el Reino, bajo una concepción del mundo y

de las cosas (más que una fórmula), acorde con lo esencial. De ahí que la división por el

contrario propicie la destrucción que conduce a la muerte.

La paz se construye a partir del estado de gracia derivado de la tranquilidad interior,

que nos hace agradables, ante nosotros mismos y con los demás; y sólo alguien sensible

"es capaz de encontrar las condiciones necesarias para la paz. Las cosas de este mundo

no pueden dar paz; ésta se alcanzará en la medida en que nos elevemos por encima de

las cosas materiales, hasta llegar al punto en el que no las ambicionemos más" 5.

La desgracia se genera cuando se obra sin pensar y se juzga lo bueno o mejor, a partir

de lo material, y en este sentido, hay que buscar el equilibrio entre el tener y el ser, y dar

testimonio en el quehacer cotidiano, con trabajo.

La connotación de pobre es de humildad y "viene a parecerse a la <<infancia

espiritual>> necesaria para entrar en el Reino...Si bien la fórmula -de Mateo- subraya el

espíritu de pobreza, tanto en el rico como en el pobre...El mismo da ejemplo de

pobreza...y de humildad...Se identifica con los pequeños y los desdichados...Los

discípulos son los sucesores de los profetas" 6.

5 GIRZONE; JOSHUA; Ed. Grijalbo; México, 1989; p.13.


6 BIBLIA DE JERUSALÉN...;notas a pie; Ed. Porrúa, "Sepan Cuantos"; op.cit., p.1393
La primera interrogante para entender esta búsqueda, implica resolver las jerarquías

que se establecen entre el ser esencial y el ser existencial; y con esta base, asumirse

como ser mortal, y corpóreo, y concebir las bienaventuranzas como fuentes de armonía

en la búsqueda de la paz.

Ser cristiano es ser esclavo de la humildad, con una actitud unificadora para con el

mundo, mediante la afirmación de lo que es uno mismo y con un principio de verdad,

como justicia. Y sobre la Trinidad como máxima expresión de unidad, hablaba Jesucristo

a Dios Padre, para con sus seguidores (Jn. 17:20-26):

<< 20 No ruego sólo por estos, sino también por aquellos que, por medio de su

palabra -de los apóstoles-, creerán en mí, 21 para que todos sean uno. Como

tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que

el mundo crea que tú me has enviado. 22 Yo les he dado la gloria que tú me

diste, para que sean uno como nosotros somos uno; 23 yo en ellos y tú en mí,

para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has

enviado, y que los has amado a ellos como me has amado a mí. 24

Padre, lo que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también

conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado porque me has

amado antes de la creación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha

conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tu me has

enviado. 26 Yo les he dado a conocer tu Nombre y se los seguiré dando a

conocer, para que el amor con que tu me has amado esté en ellos>>

El papel de los seguidores de Jesucristo es la predicación apostólica, lo que debe

conservarse hasta el fin de los tiempos, por sucesión continua y comunicando lo que se

ha recibido, porque encierra lo necesario para que el pueblo de Dios viva santamente y

aumente su fe, como Iglesia que es, para que tanto en su doctrina como en su vida y en

su culto, perpetúe y transmita a todas las generaciones lo que ella es y en lo que cree.
Esta tradición que se deriva de los apóstoles progresa en la Iglesia por la asistencia

del Espíritu Santo, puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las

palabras transmitidas:

 Ya por la contemplación y el estudio de los creyentes que las meditan en sus

corazones.

 Ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales.

 Ya por el anuncio de aquella que por la sucesión del episcopado, recibieron el carisma

cierto de la verdad.

La Iglesia en el transcurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la

verdad divina, reconstruyendo la unidad perdida, viviendo en el ser más que en el deber

ser, teniendo presente que somos los últimos seres de los espirituales (divinidad

incorpórea) y los primeros de los corporales (humanidad corpórea), y como tales hay que

asumir la responsabilidad compartida, hasta que en nosotros como Iglesia se cumpla la

Palabra de Dios.

La observancia de los mandamientos, como verdad que nos hace libres, será por

convicción, no por obligación; y la penitencia no será sólo un castigo, sino la actitud

derivada del arrepentimiento e instalada en la humildad, que nos lleve a preocuparnos (=

conocer hasta la admiración) por el autoconocimiento de nosotros mismos; por el creer, el

entender y el amar; más en el ser que en el deber ser, donde se originan los apegos

terrenales, y la división entre la materia y el espíritu, y en consecuencia el

desprendimiento de lo esencial de lo existencial.

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