Apariencia y Realidad Ensayo

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BIOLOGÍA

FACULTAD DE CIENCIAS BÁSICAS

Epistemología de Biología
Asignatura

ENSAYO

“Reflexiones sobre la apariencia y la realidad”

COVELLI ALVAREZ JULIANNA ALEJANDRA


FONTALVO BARROS LUISA FERNANDA
ESCORCIA MUNIVE HIBBYS MISHEL
OROZCO POLO JUSTIN STEVEN

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO


2024-2
REFLEXIONES SOBRE APARIENCIA Y REALIDAD

En el primer capítulo de Los problemas de la filosofía, Bertrand Russell plantea


interrogantes que han sido discutidos por pensadores desde la antigüedad. El autor
indaga sobre la naturaleza de la realidad y cómo esta es percibida, destacando
cómo la curiosidad humana busca respuestas a través de experiencias personales
y observaciones directas, en una aproximación empírica. Sin embargo, Russell
señala que la filosofía va más allá de esta percepción empírica, reflexionando sobre
la naturaleza de la realidad para ofrecer un entendimiento más abstracto y profundo,
que desafía nuestras suposiciones iniciales.

Este capítulo explora la relación entre la filosofía y las creencias cotidianas,


subrayando que ambas comparten un objetivo común: buscar claridad y verdad
sobre cómo percibimos el mundo y las preguntas que este despierta. Russell
introduce el tema de la apariencia y la realidad, utilizando el ejemplo de una mesa
para ilustrar cómo nuestras percepciones varían según las circunstancias, la
posición, y las condiciones en las que nos encontremos. Aquí es donde los sentidos
juegan un papel crucial, pues son la fuente principal de la información que recibimos
del mundo exterior. Sin embargo, Russell nos lleva a cuestionar si lo que percibimos
refleja con precisión la verdadera naturaleza de los objetos, o si solo estamos
captando “apariencias”, un concepto que ha sido discutido desde Platón y sus
teorías sobre las sombras en la caverna.

Al abordar el rol de los sentidos, Russell también menciona de manera implícita las
posturas de filósofos como John Locke, quien sostenía que el conocimiento
proviene de la experiencia sensorial, y René Descartes, quien afirmaba que los
sentidos pueden ser engañosos. Este último, a través de su escepticismo metódico,
sugirió que todo aquello que percibimos sensorialmente debe ser cuestionado, pues
nuestros sentidos pueden producir ilusiones. A través del ejemplo de la mesa,
Russell busca explorar la relación entre la percepción sensorial y el conocimiento
de la realidad objetiva, mostrando cómo la apariencia —lo que percibimos a través
de los sentidos— no siempre coincide con la verdadera naturaleza de los objetos.
Así, nos lleva a una reflexión filosófica profunda, donde el escepticismo nos hace
cuestionar hasta qué punto podemos confiar en nuestras percepciones. Además,
Russell también apunta a una distinción fundamental entre la “realidad” y cómo los
seres humanos la representan. No solo nos enfrentamos a un dilema
epistemológico, sino también a unas cuestiones existenciales: ¿existe una realidad
objetiva que esté completamente separada de nuestra experiencia subjetiva? Este
planteamiento sugiere que tal vez no podamos acceder completamente a la verdad
sobre el mundo solo a través de nuestros sentidos y la percepción.
Aunque el enfoque de Russell es relevante, también plantea desafíos. Al dudar de
la capacidad de los sentidos para proporcionar respuestas confiables sobre los
objetos o el conocimiento, se introduce una postura escéptica. Esta postura nos
coloca en una posición de incertidumbre, donde se cuestiona la existencia de una
realidad objetiva independiente de nuestra percepción. En última instancia, esto
podría llevarnos a un punto muerto en nuestra búsqueda del conocimiento, o bien
abrir nuevos caminos para explorar cómo llegamos a conocer y comprender el
mundo. Esto conecta con una larga tradición filosófica, desde los antiguos griegos
hasta Kant, quienes debatieron si podemos acceder a la “cosa en sí” o solo a la
representación que nuestros sentidos y mente elaboran.
La relación entre la apariencia y la realidad ha sido objeto de reflexión y debate en
la filosofía desde sus inicios. Filósofos como Platón, Descartes y Kant entre muchos
otros han explorado cómo nuestras percepciones y experiencias pueden diferir de
lo que realmente es, planteando así cuestiones fundamentales sobre la naturaleza
del conocimiento y la verdad.

Uno de los primeros pensadores en abordar esta dualidad fue Platón, quien, a través
de su alegoría de la caverna, ilustra cómo los seres humanos pueden estar
atrapados en un mundo de apariencias ignorando así la realidad que estaría afuera
de ella. En esta alegoría, los prisioneros ven sombras proyectadas en una pared y
creen que esas sombras son la realidad. Solo cuando uno de ellos escapa y ve el
mundo exterior comprende que lo que consideraba real era, en efecto, solo una
ilusión. Para Platón, el verdadero conocimiento no proviene de las percepciones
sensoriales, sino de la comprensión de las Ideas. La educación, entonces, es un
proceso de recordar (anamnesis) las verdades que el alma ya conoce de su
existencia en el mundo de las Ideas. La verdadera realidad reside en el mundo de
las Ideas, un reino inmutable y perfecto, en contraste con el mundo sensible, que
es cambiante y engañoso. Esta distinción establece un fundamento esencial en la
filosofía, sugiriendo que el conocimiento verdadero requiere un esfuerzo por
trascender las apariencias, lo que bien también alguno podría definir dejar “las
mentiras” de este mundo en busca de la “verdad”.

Aristóteles critica la teoría de las Ideas de Platón y sostiene que la realidad está en
las sustancias particulares. La esencia de una cosa (su forma) está unida a su
existencia (materia) mientras que la apariencia se refiere a las características
sensibles que percibimos. Para Aristóteles, el conocimiento se adquiere a través de
la experiencia y la observación del mundo, así en lugar buscar una realidad fuera
del mundo, Aristóteles plantea entender la realidad que nos rodea, pues en vista de
ser la única que conocemos puede tal vez ser la única que podemos entender.
René Descartes también aborda el tema de la apariencia y la realidad, aunque
desde un enfoque diferente. Su método de duda radical lo lleva a cuestionar todo lo
que puede ser puesto en duda, incluyendo la existencia del mundo físico. La famosa
máxima "Cogito, ergo sum" ("Pienso, luego existo") establece que la única certeza
es la existencia del sujeto que duda. A partir de aquí, Descartes argumenta que las
percepciones pueden ser engañosas; los sentidos pueden llevarnos a conclusiones
erróneas sobre la realidad, ya sea de forma deliberado inconsciente. Su conclusión
es que, aunque la apariencia puede ser confusa, la razón es la única herramienta
fiable para llegar a una comprensión más clara de la realidad.

Immanuel Kant ofrece otra perspectiva al plantear una distinción entre lo que llama
"fenómeno" y "nóumeno". Para Kant, el fenómeno es la realidad tal como la
percibimos, mientras que el nóumeno es la realidad en sí misma, independiente de
nuestra percepción. Según Kant, nuestras experiencias están mediadas por
nuestras estructuras cognitivas, lo que significa que nunca podemos acceder
directamente a la realidad objetiva. Este reconocimiento de los límites del
conocimiento humano plantea importantes implicaciones para la epistemología: si
la apariencia nunca puede coincidir plenamente con la realidad, la búsqueda de la
verdad se convierte en un proceso continuo y problemático, traduciéndolo tal vez en
palabras un poco más coloquiales: Sin importar lo que hagas, no puedes saberlo
todo.

La tensión entre apariencia y realidad también tiene repercusiones en el ámbito ético


y social. En la era de la información y las redes sociales, las imágenes y narrativas
pueden distorsionar la realidad de manera alarmante. Jean-François Lyotard, en su
obra *La condición posmoderna*, afirma que “la verdad ha sido reemplazada por la
verosimilitud”, lo que implica que la representación de la realidad puede ser
manipulada para crear ilusiones aceptables. Esta manipulación nos lleva a
cuestionar nuestra percepción de la verdad y a considerar la responsabilidad ética
de cómo consumimos y compartimos información. En la vida cotidiana, muchas
veces nos enfrentamos a situaciones en las que las apariencias engañan. La
manipulación mediática y las redes sociales han exacerbado esta problemática,
donde las imágenes y narrativas cuidadosamente construidas pueden distorsionar
la realidad. Esta distorsión plantea preguntas sobre la autenticidad y la verdad, y
nos lleva a reflexionar sobre la responsabilidad ética de cómo presentamos y
consumimos información.

Personas queriendo vender ideas; personas queriendo censurar ideas; personas


con ideas sobre las ideas; todo este panorama de conflicto informativo casi
podríamos describirlo como como una clase de Guerra Mundial, en la cual en vez
de armas usamos posters, reels, fotos y vídeos, todo esto solo cambiar las ideas de
los demás, y al igual que la guerra no importa ni el bien, ni el mal, ni la realidad, solo
se busca la supremacía de las ideas o de sus propias realidades a cualquier costo.
La relación entre apariencia y realidad es un tema central en la filosofía que desafía
nuestra comprensión del mundo. Desde la alegoría de la caverna de Platón hasta
el escepticismo de Descartes y la fenomenología de Kant, los filósofos han
explorado cómo nuestras percepciones pueden ser engañosas y cómo el
conocimiento verdadero puede estar más allá de nuestro alcance. En un mundo
donde las apariencias pueden ser manipuladas, es crucial desarrollar un
pensamiento crítico que nos permita discernir la realidad detrás de lo que se nos
presenta. La búsqueda de la verdad sigue siendo una tarea compleja y esencial en
nuestra vida intelectual y moral. Incluso en nuestra supervivencia, pues mal
entendimiento de la realidad que nos rodea podría llevar graves consecuencias.
Friedrich Nietzsche critica las nociones absolutas de verdad y realidad,
argumentando que son construcciones sociales y lingüísticas. La apariencia, para
él, es lo que se manifiesta en el mundo, y sostiene que es en el juego de las
interpretaciones donde reside el significado. La verdad es, en cierto sentido, una
ilusión necesaria. Ilusión que mantiene a las personas y sociales a flote.

Martin Heidegger enfatiza la importancia del ser y cómo se revela a través de la


experiencia. La realidad es entendida en términos de la existencia y la temporalidad.
La apariencia para Heidegger se relaciona con cómo se nos presentan las cosas en
el mundo. Heidegger se centra en la autenticidad de la experiencia en lugar de en
la mera representación.

Curiosamente, a pesar de tan largo debate, no hay ni pizca de consenso en lo que


respecta a la realidad y la apariencia. Es casi irónico hasta cierto punto.

Aunque el enfoque de Russell es relevante, también plantea desafíos. Al dudar de


la capacidad de los sentidos para proporcionar respuestas confiables sobre los
objetos o el conocimiento, se introduce una postura escéptica. Esta postura nos
coloca en una posición de incertidumbre, donde se cuestiona la existencia de una
realidad objetiva independiente de nuestra percepción. En última instancia, esto
podría llevarnos a un punto muerto en nuestra búsqueda del conocimiento, o bien
abrir nuevos caminos para explorar cómo llegamos a conocer y comprender el
mundo. Esto conecta con una larga tradición filosófica, desde los antiguos griegos
hasta Kant, quienes debatieron si podemos acceder a la “cosa en sí” o solo a la
representación que nuestros sentidos y mente elaboran. Esto hace difícil en si,
poner una postura en él asunto, pues al tener problemas existenciales en un
contexto epistemológico nos deja solo con un vacío. Ya que la realidad y la
existencia son dos cosas diferentes en unión paralela, no se tocarían, lo cual nos
deja sin una respuesta real a esta cuestión
La relación entre la apariencia y la realidad ha sido objeto de reflexión y debate en
la filosofía desde sus inicios. Filósofos como Platón, Descartes y Kant entre muchos
otros han explorado cómo nuestras percepciones y experiencias pueden diferir de
lo que realmente es, planteando así cuestiones fundamentales sobre la naturaleza
del conocimiento y la verdad. El tema a pesar de ser crucial e interesante, solo nos
ha dejado a veces con más preguntas que respuestas en la mayoría de casos, y la
larga discusión entre los filósofos a lo largo del tiempo no parece dar muestras de
avance en cuanto al tema.

En él común parece fácil decir que es algo aparente y algo real, todo basándonos
en nuestra experiencia y sentidos pero todo esto en si, no es una prueba “real”
como tal pierde validez y eso ha hecho que muchos se interesen en este tema
abordando desde perspectivas muy diferentes y únicas. Algunas pueden parecer
extrañas otras más familiares, pero la argumentación que dan todos nos planteamos
la pregunta de, ¿Es real lo real? ¿O son simplemente maquinaciones de una mente
primitiva? Cada filoso con él cual trataremos aquí nos da una vista única de lo que
sería la realidad.

En la actualidad, este debate adquiere una nueva dimensión en un contexto donde


la manipulación de la información es omnipresente. Las redes sociales y los medios
de comunicación distorsionan la realidad, creando un entorno en el que las
apariencias pueden prevalecer sobre la verdad. Este fenómeno no solo afecta
nuestra comprensión del mundo, sino que también plantea importantes cuestiones
éticas sobre cómo consumimos y compartimos información.

El desafío, entonces, es doble: por un lado, debemos desarrollar un pensamiento


crítico que nos permita discernir lo que se oculta detrás de las apariencias; por otro,
debemos reflexionar sobre nuestra responsabilidad en la construcción y difusión de
narrativas. La búsqueda de la verdad se convierte así en un imperativo tanto
intelectual como moral, esencial para nuestras interacciones y decisiones
cotidianas.

A pesar de los siglos de reflexión filosófica, la falta de consenso sobre la naturaleza


de la realidad y la apariencia resalta la complejidad del asunto. Este conflicto no
solo es un tema de discusión académica, sino una realidad que influye en nuestra
percepción del mundo y nuestras relaciones sociales. En última instancia, reconocer
esta tensión puede enriquecer nuestra comprensión y motivarnos a continuar
explorando las profundas preguntas sobre la existencia y el conocimiento humano.
La búsqueda de la verdad, aunque repleta de obstáculos, es una tarea que define
nuestra condición como seres pensantes y nos impulsa a trascender las meras
apariencias en favor de una comprensión más auténtica de la realidad.

René Descartes también aborda el tema de la apariencia y la realidad, aunque


desde un enfoque diferente. Su método de duda radical lo lleva a cuestionar todo lo
que puede ser puesto en duda, incluyendo la existencia del mundo físico. La famosa
máxima "Cogito, ergo sum" ("Pienso, luego existo") establece que la única certeza
es la existencia del sujeto que duda. A partir de aquí, Descartes argumenta que las
percepciones pueden ser engañosas; los sentidos pueden llevarnos a conclusiones
erróneas sobre la realidad, ya seade forma deliberado inconsciente. Su conclusión
es que, aunque la apariencia puede ser confusa, la razón es la única herramienta
fiable para llegar a una comprensión más clara de la realidad. Esto puede ser
justificado en él hecho de que algunos trastornos o discapacidades muestran como
los sentidos pueden tener un mal funcionamiento haciendo que la realidad sea
diferente para las personas con estas condiciones. También es bien sabido que en
diversas situaciones de riesgo o estrés los sentidos pueden jugarle una mala pasada
a las personas.

Hace unos años científicos del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica
pusieron a prueba una teoría famosa, la cual sugiere que sin puntos de referencia
las personas se pierden. Ellos llevaron a los participantes del experimento a un
bosque espeso y les dieron instrucciones sencillas: “Caminen en línea recta”. No
había puntos de referencia visibles. Las personas del estudio tenían que depender
únicamente de su sentido de orientación. ¿Cómo les fue? Mal. Los científicos
concluyeron: “Las personas realmente caminan en círculos cuando no tienen pistas
fiables sobre la dirección de su marcha”. Cuando se les interrogó después, algunos
participantes afirmaron con seguridad que no se habían desviado en lo más mínimo.
A pesar de su gran confianza, los datos de GPS mostraron que caminaron en
círculos, incluso con diámetros de apenas 20 metros. ¿Por qué nos cuesta tanto
caminar en línea recta? Algunos investigadores plantean la hipótesis de que las
pequeñas y aparentemente insignificantes desviaciones en el terreno marcan la
diferencia. Otros han señalado el hecho de que todos tenemos una pierna
ligeramente más fuerte que la otra. Sin embargo, “lo más probable” es que nos
cueste caminar en línea recta “debido a la creciente incertidumbre sobre dónde está
la línea recta”( Sin una referencia, caminamos en círculos. Instituto Max Planck,
2009). Sea cual sea la causa, es la naturaleza humana: sin puntos de referencia
fiables, nos desviamos del curso. Esto Parece probar que los sentidos no son tan
confiables, pues a pesar de que los sentidos les adecuan a los participantes que
estaban de llendo en línea recta, al final fue falso, no fue real esa percepción.

En conclusión, la relación entre apariencia y realidad representa un dilema central


en la filosofía, que ha sido abordado por pensadores a lo largo de los siglos. Desde
la alegoría de la caverna de Platón, que ilustra cómo los seres humanos pueden
quedar atrapados en un mundo de ilusiones, hasta el escepticismo radical de
Descartes, que nos invita a cuestionar la fiabilidad de nuestras percepciones, cada
filósofo ha contribuido a desentrañar la complejidad de esta relación. Kant, por su
parte, nos recuerda que nuestras experiencias están mediadas por nuestras
estructuras cognitivas, lo que significa que nunca podemos acceder plenamente a
una realidad objetiva

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Universidad de Lima (2023) Conversatorio: Hablemos de Platón. ¿Existe diferencia


entre apariencia y realidad? Recuperado en 03 de octubre de 2024, de
https://www.ulima.edu.pe/pregrado/estudios-generales/agenda/conversatorio-
hablemos-de-platon-existe-diferencia
entre#:~:text=A%20esta%20realidad%20verdadera%20y,imperfecta%20de%20la
%20realidad%20verdadera.

Mittelmann, Jorge. (2009). Sobre apariencia y realidad en Aristóteles: La


interpretación de Marcelo Boeri. Diánoia, 54(63), 209-222. Recuperado en 03 de
octubre de 2024, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
24502009000200012&lng=es&tlng=es.

Max Planck Institute for Biological Cybernetics Recuperado en 03 de octubre de


2024, de https://www.mpg.de/152075/biological-cybernetics

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