Sabino Diseño

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Sabino, Carlos A.

Páginas 93 a 121
EL DISEÑO DE LA INVESTIGACION

6. EL DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
En el camino se endereza la carga. (dicho venezolano)

6.1. Concepto de diseño


Según exponíamos en 3.2, existe un paralelismo entre la formulación de un marco teórico
para la investigación y la delimitación de un diseño para la misma; si la primera tarea tiene
por finalidad analizar el objeto en tanto que construcción teórica, para permitir una clara
aproximación conceptual, la elaboración del diseño se ocupa, por contraparte, del abordaje
de ese mismo objeto en tanto que fenómeno empírico, para lograr confrontar así la visión
teórica del problema con los datos de la realidad. Por ello es que hablamos de un momento
específicamente metodológico de la investigación, porque en este punto las preocupaciones
esencialmente lógicas y teóricas de la fase anterior ceden el paso a los problemas más
prácticos de la verificación, del diseño de la prueba.
Si el conocimiento es un proceso intrínsecamente teórico-práctico, donde las ideas e
hipótesis deben ser confrontadas permanentemente con los hechos empíricos para poder
afirmarlas o negarlas, se comprenderá entonces la importancia de trazar un modelo concep-
tual y operativo que nos permita efectuar tal cometido. El diseño de la investigación se
ocupa precisamente de esa tarea: su objeto es proporcionar un modelo de verificación que
permita contrastar hecho» con teorías, y su forma es la de una estrategia o plan general que
determina las operaciones necesarias para hacerlo. Así, por ejemplo, si nuestra
aproximación teórica nos lleva a suponer que la esquizofrenia tiene un origen orgánico,
tendremos que elaborar un método para poder comprobar si tal afirmación se corresponde
o no con la realidad. Definir qué pruebas de laboratorio, qué observaciones y qué datos son
los pertinentes para llegar a esa comprobación, es lo que llamamos elaborar un diseño.
Resulta claro, entonces, el sentido de lo que hemos denominado "momento metodológico
de la investigación": en el mismo, no se trata ya de definir qué vamos a investigar, sino cómo
vamos a hacerlo.
Nos hemos referido ya a que todo trabajo científico se define como tal primordialmente por
el método que adopta, tanto para su planteamiento como para su ejecución y análisis, más
que por la verdad o falsedad de sus resultados o por el tema sobre el que se desarrolle. De lo
mismo se infiere que, sin un plan coherente y racional de trabajo, sin una estrategia general
orientada a la correcta selección de las técnicas de recolección y análisis de datos, estamos
lejos de trabajar científicamente. Realizar el diseño de una investigación significa llevar a la
práctica los postulados generales del método científico, planificando una serie de
actividades sucesivas y organizadas donde se encuentran las pruebas que se han de efectuar
y las técnicas que se van a utilizar para recolectar y analizar los datos. El diseño es, pues, una
estrategia general de trabajo que el investigador determina una vez que ya ha alcanzado
suficiente claridad respecto a su problema y que orienta y esclarece las etapas que habrán
de acometerse posteriormente.
Seguidamente, pasaremos a revisar los tipos básicos de diseños de investigación que se
utilizan en el trabajo científico. Debernos aclarar, sin embargo, que cada investigación posee
un diseño propio, peculiar, concreto, y que en cambio nos referiremos en lo siguiente a
abstracciones, a tipos ideales puros. Cada estudio concreto podrá adaptarse más o menos
estrechamente a los modelos que expondremos, o combinarlos de diversa manera, según las
necesidades de la investigación en curso. Para mayor claridad retomaremos el punto, más
detalladamente, en la sección 6.5.

6.2. Tipos de diseño


En función del tipo de datos que han de ser recogidos para llevar a cabo una investigación,
es posible categorizar los diseños en dos grandes tipos básicos: diseños bibliográficos y
diseños de campo.
Los diseños de campo son los que se refieren a los métodos empleados cuando los datos de
interés se recogen en forma directa de la realidad, mediante el trabajo concreto del
investigador y su equipo; estos datos, obtenidos directamente de la experiencia empírica,
son llamados primarios, denominación que alude al hecho de que son datos de primera
mano, originales, producto de la investigación en curso sin intermediación de ninguna
naturaleza. Cuando, a diferencia de lo anterior, los datos han sido ya recolectados en otras
investigaciones y son conocidos mediante los informes correspondientes, nos referimos a
datos secundarios, porque han sido obtenidos por otros y nos llegan elaborados y
procesados de acuerdo con los fines de quienes inicialmente los obtuvieron y manipularon.
Como estas informaciones proceden siempre de documentos escritos, pues ésa es la forma
uniforme en que se emiten los informes científicos, damos a estos diseños el nombre de
bibliográficos.
No escapará al lector que se trata de dos tipos de trabajos notablemente diferentes, ya que
no es lo mismo estudiar directamente los objetos de la realidad que analizar, sistematizar o
reinterpretar datos ya recogidos en el curso de otros estudios. Toda la estructura del
trabajo, su planificación, técnicas y procedimientos, variarán profundamente de acuerdo con
esta demarcación. Debemos añadir, sin embargo, para que esta diferencia no resalte de un
modo demasiado radical, que todo trabajo bibliográfico no deja por eso de referirse a la
experiencia empírica tanto como los diseños de campo, porque los datos que nosotros
tomamos como secundarios han sido datos primarios para el investigador inicial, por más
que nos lleguen como experiencias ya analizadas y sintetizadas. De modo que el contacto
con los hechos subsiste, aunque en este caso se trate de un contacto transferido, indirecto.
Algunas personas sostienen la opinión, bastante discutible, de que los trabajos bibliográficos
no pueden considerarse en un sentido estricto como verdaderas investigaciones; se aduce
que, al faltar el contacto directo entre el estudioso y su mundo empírico, lo único que podrá
hacer es reelaborar conocimientos ya obtenidos sin efectuar mayores aportes al respecto.
Creemos que ésa es una visión muy estrecha de las posibilidades que ofrece el trabajo
bibliográfico, pues el investigador que desarrolla este modelo puede realmente concebir y
resolver problemas nuevos. Si tomamos datos de un censo sanitario, por ejemplo, y
analizamos sus resultados de acuerdo con indicadores sociales y económicos específicos,
podremos obtener un conocimiento muy rico respecto a la relación entre tales factores;
estaremos en condiciones de formular y corroborar hipótesis de un mayor nivel de
generalidad y habremos alcanzado un conocimiento sintético, interdisciplinario, de suma
utilidad. Negar que ello constituya una investigación es reducir demasiado el alcance de este
término y negar el valor y la originalidad de los estudios de tipo sintético, relacional y de
mayor nivel teórico. No otra cosa han hecho grandes científicos de la antigüedad y del
presente, como Nicolás Copérnico y Albert Einstein, por ejemplo.
Por último, es preciso anotar que los diseños de campo tampoco pueden basarse
exclusivamente en datos primarios. Siempre será necesario ubicar e integrar nuestro
problema y nuestros resultados dentro de un conjunto mayor (marco teórico o referencial),
para cuya elaboración es imprescindible realizar consultas o estudios bibliográficos. En
síntesis, la distinción entre diseños de campo y bibliográficos es esencialmente instrumental,
aplicable a la metodología necesaria para el desarrollo de los mismos, pero no interviene en
determinar el carácter científico de la investigación y no invalida la indispensable interacción
entre teoría y datos.

6.3. Diseños bibliográficos


El hecho de trabajar con materiales ya elaborados, de tipo secundario, determina
lógicamente las principales ventajas e inconvenientes de este diseño. El principal beneficio
que el investigador obtiene mediante una indagación bibliográfica es que puede cubrir una
amplia gama de fenómenos, ya que no sólo tiene que basarse en los hechos a los cuales él
mismo tiene acceso, sino que puede extenderse para abarcar una experiencia
inmensamente mayor. Esta ventaja se hace particularmente valiosa cuando el problema
requiere de datos dispersos en el espacio, que sería imposible obtener de otra manera: un
investigador no puede ir recorriendo todo el planeta en busca de datos de producción o
población para hacer luego análisis comparativos; pero si tiene a su alcance una bibliografía
adecuada no tendrá obstáculos para contar con toda la información de referencia. El diseño
bibliográfico también es indispensable cuando hacemos estudios históricos; no hay otro
modo, en general, de enterarnos de los hechos pasados si no es apelando a una gran
proporción de datos secundarios.
Esta ventaja nítida que obtenemos en cuanto a la amplitud de los temas que es posible
examinar mediante la bibliografía, tiene la contrapartida de una dificultad que puede llegar a
ser muy significativa según los casos. Si nuestras fuentes han recogido o procesado
defectuosamente su material primario, ya sea por error, subjetivismo o intencionalmente,
todo nuestro trabajo habrá de apoyarse sobre bases falsas, sobre una serie de errores
iniciales que nosotros trasladaremos y amplificaremos. La duda sobre la calidad del material
secundario está siempre presente y, por más que utilicemos procedimientos específicos para
tratar de solventarla, es difícil decir que podemos trabajar con estos datos con entera
seguridad. Para reducir este margen de incertidumbre, conviene asegurarse de las
condiciones concretas en que han sido obtenidos los datos, estudiar en profundidad cada
información para descubrir incoherencias y contradicciones, utilizar a la vez varias fuentes
distintas, cotejándolas cuidadosamente y, en general, regirse por una sana dosis de
escepticismo. Todos estos recursos, si los aplicamos sistemáticamente y con rigor, permiten
incrementar nuestro margen de confianza hasta niveles razonables.
No existe un camino preestablecido para el manejo de la información bibliográfica. A pesar
de esto, y de la amplia variedad de enfoques y estilos de trabajo que se conocen,
señalaremos algunas tareas básicas que, de todas maneras, se realizan en la mayoría de los
casos.
1) La etapa inicial consiste en conocer y explorar todo el conjunto de fuentes que pueden
resultarnos de utilidad. Estas fuentes pueden ser libros, artículos científicos, revistas,
publicaciones y boletines diversos, y en general toda la rica variedad de material escrito que
frecuentemente puede encontrarse sobre cualquier tema. La mejor manera de tener un
panorama respecto a este universo de publicaciones es acudir a centros de documentación y
bibliotecas, utilizando los ficheros de que éstas disponen y haciendo consultas sistemáticas
mediante bases de datos computarizadas. Las grandes redes de información que ya unen los
principales centros de investigación del mundo están a disposición del investigador que se
interese por dar un carácter sistemático a sus búsquedas. Una alternativa complementaria
consiste en la consulta a expertos o especialistas en el asunto, que suelen tener un buen
conocimiento del material existente. Por último, cabe señalar que todo libro o trabajo serio
constituye una ayuda en este sentido, porque generalmente se incluyen en cada obra una
serie de citas, referencias bibliográficas y listas de material consultado que facilitan sin duda
nuestros propósitos.
2) En segundo lugar, es conveniente leer todas las fuentes disponibles. No es preciso leer
completamente cada uno de los trabajos escritos sobre el tema, sino utilizar un tipo de
lectura discriminatoria, que nos permita detenernos en los aspectos esenciales y revisar
someramente los restantes. De acuerdo con los resultados de esta lectura, se podrá ir
ordenando todo el material según los diversos puntos y subpuntos que se deben tratar.
3) Posteriormente, se deberá proceder a la recolección misma de los datos, que se hará
mediante fichas y otros procedimientos similares, tal como veremos en la sección 9.8. De
cada fuente se extraerán los aspectos concretos que, en principio, parezcan relevantes para
la investigación, ya sea por medio de fichas textuales, de contenido o mixtas.
4) Estas fichas deben luego ordenarse de acuerdo con sus contenidos, para lo cual es
indispensable contar, a esta altura, con un esquema o plan de exposición del informe final.
S) Seguirá entonces el cotejo o comparación de las fichas obtenidas, observando los
aspectos de contacto y oposición que ha ya entre ellas, tratando de evaluar la confiabilidad
de cada información y procediéndose luego al análisis de cada punto para realizar entonces
síntesis parciales y comparaciones particulares.
6) Por último, se sacarán las conclusiones correspondientes y se elaborarán nuestros puntos
de vista respecto a cada parte del estudio, teniendo especial cuidado en esclarecer la
problemática que previamente nos habíamos planteado en la fase inicial de la investigación.
Los pasos enumerados constituyen, evidentemente, una guía ideal que no debe limitarnos
en nuestra actividad investigadora, que por definición debe entenderse como una acción
creativa, antidogmática y no formalista. Las etapas señaladas pueden ser de suma utilidad
para alcanzar una sistematización adecuada y para permitir un desarrollo ordenado y
armónico de la investigación, pero, como todas las indicaciones de este tipo, deben ser
ejecutadas con la misma flexibilidad que permita alcanzar resultados positivos y originales.
129

Una última observación metodológica debe hacerse en relación con este tipo de diseño:
debido a que es el propio investigador quien define y selecciona los datos que va a utilizar es
posible, y más frecuente de lo que parece, que éste tome en cuenta solamente aquellos que
concuerdan con sus hipótesis iniciales. De este modo, resulta fácil "demostrar" o verificar
ciertas afirmaciones pero, por supuesto, sin que se haya realizado una investigación
científica que merezca el nombre de tal. Por eso recomendamos que cualquier búsqueda de
datos secundarios se haga con sistematicidad y con orden, fijando categorías claras para las
fuentes de datos y utilizando todas las informaciones disponibles y no solamente una parte
de ellas. Esta observación, como se comprenderá cuando lleguemos a los puntos

129 Ver, para mayor información, Cómo hacer una tesis, op. cit., especialmente el capítulo 8.
correspondientes (ver infra, 6.4.2 y 6.4.5), es también importante para el caso de los diseños
post-facto y de los estudios de casos.

6.4. Diseños de campo


Son los que, como hemos indicado en 6.2, se basan en informaciones o datos primarios,
obtenidos directamente de la realidad. Su innegable valor reside en que le permite al
investigador cerciorarse de las verdaderas condiciones en que se han conseguido sus datos,
haciendo posible su revisión o modificación en el caso de que surjan dudas respecto a su
calidad. Esto, en general, garantiza un mayor nivel de confianza para el conjunto de la
información obtenida. No obstante, los diseños de campo presentan la clara limitación de su
reducido alcance: son muchos los datos que no se pueden alcanzar por esta vía, ya sea por
restricciones espaciales o temporales, por carencia de recursos o por muchas otras razones.
Las investigaciones de campo quedan así reducidas a un sector mucho más pequeño de la
realidad, aunque éste se puede abordar con mayor precisión y seguridad.
La gran variedad de métodos que se utilizan en la práctica puede reducirse, para fines
pedagógicos, a algunos tipos estandarizados de diseño que se utilizan con mayor frecuencia.
Ellos, por cierto, no agotan todas las posibilidades que el científico tiene a su disposición. Se
trata de tipos puros, abstractos, que por lo general se combinan de acuerdo con las
características de cada trabajo específico.
Los diseños de campo más frecuentes son los que seguidamente se tratarán:
- El diseño experimental.
- El diseño post-facto.
- El diseño encuesta.
- El diseño panel.
- El estudio de casos.

6.4.1. Diseño experimental


Resulta difícil exagerar la importancia que ha tenido este método de investigación dentro del
desarrollo de la ciencia, ya que prácticamente a partir de su utilización orgánica las ciencias
naturales comienzan a superar las antiguas explicaciones sobre el mundo, basadas en la
revelación, el dogma o la mera opinión. Gran parte de los conocimientos obtenidos en los
últimos tres siglos se deben al empleo del experimento, y sobre él se han desarrollado
significativas aportaciones tecnológicas y prácticas. Lo anterior no significa, desde luego, que
la ciencia pueda reducirse exclusivamente a los frutos que proporciona la experimentación,
por más valiosos que éstos sean, ya que éste es un método aplicable a algunos problemas,
especialmente en el campo de las ciencias naturales, y no a otros, entre los que predominan
los de las ciencias sociales.
En esencia, un experimento consiste en someter el objeto de estudio a la influencia de
ciertas variables, en condiciones controladas y conocidas por el investigador, para observar
los resultados que cada variable produce en el objeto. La variable a cuya influencia se somete
el objeto en estudio recibe el nombre de estímulo.
En otras palabras, y para mostrar un ejemplo deliberadamente simple, si tomamos un objeto
X -por ejemplo, un trozo de algún material-, y lo hacemos sufrir esfuerzos mecánicos
(presiones, tensiones, etc.) que medirnos cuidadosamente, podremos alcanzar un
conocimiento muy seguro y muy claro con respecto a la resistencia de ese material; si
observamos que siempre se produce una fractura al aplicar una fuerza de un cierto valor,
estaremos en condiciones de afirmar que es esa fuerza la que produce la ruptura, pues en el
experimento se han controlado -haciéndolas constantes-, todas las otras variables que
hipotéticamente hubieran podido producir el mismo resultado. Para sostener esta
conclusión es preciso que cualquier otro trozo del mismo material, que no haya sido
sometido al esfuerzo de referencia, no se haya fracturado, pues de otro modo la fractura
podría obedecer a alguna causa que no hemos controlado o previsto y no al estímulo que
hemos introducido.
Cuando a través de un experimento se pretende llegar a la causa de un fenómeno, se
procede del modo siguiente: sea Z el fenómeno en estudio, que en condiciones no
experimenta les se presenta frente a los factores A, B y C. Nuestra primera prueba consiste
en controlar -reduciendo a un valor 0- cada uno de estos factores, para observar qué ocurre
con los restantes. Así tendríamos por ejemplo, que, efectuando algunas pruebas específicas,
se obtiene que:
AyB no producen Z
ByC producen Z
AyC producen Z
De estas tres pruebas efectuadas podemos inferir, al menos, que C es necesario para que se
produzca Z. Si comprobáramos además que con sólo el factor C, y eliminando los restantes,
también ocurre Z, podríamos afirmar que C es condición necesaria y suficiente del hecho Z,
en otras palabras, su causa. Naturalmente que el ejemplo planteado es de una extrema
sencillez, pues sabemos que puede haber condicionamientos de diversos tipos, por lo que en
la práctica las situaciones experimentales que ocurren no son tan nítidas ni simples e
implican un trabajo frecuentemente intenso, ya sea porque son muchas las variables a
controlar, por la complejidad de sus relaciones, o por las dificultades que pueden
presentarse para medir cada uno de los factores en juego.
Cuando nuestros objetos de estudio son barras de metal, moléculas, virus o ratas, no
tenemos prácticamente ninguna limitación en cuanto a las posibilidades de inventar
estímulos diversos a nuestro antojo. No escapará al lector que muy diferente es el caso de
experimentar con objetos sociales, es decir, con personas, grupos o instituciones. Las
limitaciones de la experimentación en el campo de las ciencias sociales hacen que este
método sólo pueda usarse en contados casos, pues diversas consideraciones éticas y
humanas impiden su realización. Si quisiéramos conocer los efectos que la desnutrición
aguda ejerce sobre la agresividad de los grupos humanos, deberíamos buscar otras formas
de comprobación ajenas al experimento, pues no podemos aplicar, por razones obvias, el
estímulo "desnutrición aguda" a un conjunto humano. Ningún fin científico justifica realizar
acciones que puedan lesionar a otros hombres, ya sea en lo físico o en lo moral. Hay otra
cantidad de experimentos que son teóricamente posibles, pero que en la práctica ningún
investigador tiene opción de realizar, por más que en este caso no sean problemas éticos los
que están en juego. Se trata aquí de que, para modificar ciertas variables, sería necesario
alterar todo el curso de la sociedad o poseer una suma de poder económico o político
inmenso. Un investigador social no puede suprimir el uso de automóviles en la sociedad
actual para registrar el cambio que esto produce en otras variables, ni puede cambiar las
regulaciones legales vigentes; tampoco puede modificar la forma en que se comportan los
mercados o modificar las costumbres existentes. Sin embargo, hechos de esa naturaleza
deberían ser ejecutados si quisiésemos comprobar, mediante la experimentación, ciertas y
determinadas hipótesis.
Siendo el experimento el método que nos permite extraer más sólidas y exactas
conclusiones, las limitaciones que éste posee dentro de las ciencias humanas explican en
gran parte la poca rigurosidad que éstas alcanzan en sus conclusiones. Las ciencias de la
naturaleza pueden desarrollarse con mayor libertad y sobre objetos y variables
generalmente más simples, lo que explica su mayor desenvolvimiento.
El diseño experimental, por las razones expuestas anteriormente, sólo se utiliza en las
ciencias humanas para algunos problemas de psicología social (por ejemplo, en estudios
para medir actitudes, influencia de la propaganda, tipos de liderazgo, etc.), de sociología del
trabajo (cambio de condiciones de producción, tipos de organización laboral), de técnicas
pedagógicas (nuevas formas de enseñanza o modalidades de aprendizaje) y en otros casos
semejantes, como el estudio de mercados, problemas clínicos de psicología, etc.
Existen diversos patrones de acuerdo con los cuales se realizan los experimentos en ciencias
sociales. Explicaremos los tres más comunes, que son: 130
a) Antes y después con un solo grupo. El objeto en estudio queda constituido por un grupo
social, generalmente reducido, previamente definido en cuanto a sus características
fundamentales. Supongamos que nos interese medir el efecto de una buena iluminación
sobre la productividad de los trabajadores. Para ello, tomaríamos un grupo de trabajadores
que estén realizando sus tareas con una iluminación determinada y mediríamos (antes del
experimento) su productividad.
Luego, introduciríamos el estímulo, en este caso una mejor iluminación, para después volver
a medir la productividad del grupo. Si encontramos alguna diferencia significativa en esta
variable, podemos atribuirla al cambio de las condiciones de iluminación. Éste es el esquema
más simple de experimentación y tropieza con la dificultad de que las modificaciones que se
producen en la variable medida pueden tener su origen en el estímulo o, tal vez, en alguna
otra variable que no hemos tenido en cuenta. Con una repetición suficientemente grande de
experimentos, sin embargo, podemos lograr resultados muy confiables con este esquema
tan simple.
b) Solamente después con dos grupos. En este caso, debemos construir dos grupos, que se
denominarán grupo experimental (destinado a recibir el estímulo) y grupo de control (que
nos sirve de punto de referencia para apreciar las variaciones que se produzcan en el
anterior). Como es necesario efectuar las mediciones comparando los resultados entre
ambos grupos, éstos deben ser, en todas las características de relevancia que sea posible
controlar, lo más semejantes posibles, ya que no iguales. Esta tarea de igualación de los
grupos se denomina homogeneización, y para llevarla a cabo se apela a procedimientos de
muestreo. En este tipo de experimento no se realizan mediciones antes de la aplicación del
estímulo: se aplica éste solamente al grupo experimental y se mide finalmente a ambos
grupos. Siendo los grupos previamente homogeneizados, se puede inferir que toda variación
significativa que encontremos entre ellos obedecerá a la influencia del estímulo aplicado.
c) Antes y después con un grupo de control. Se basa en los mismos principios que el método
anterior, pero con la diferencia de que aquí las mediciones se hacen antes y después del
estímulo, a ambos grupos. Ello nos previene contra los posibles defectos de la igualación y
nos permite también tener en cuenta la influencia de cualquier situación que pueda originar
variaciones simultáneas en ambos grupos y que de otro modo no detectaríamos. Entre estas

130 Para mayores referencias, consultar Selltiz et al., op. cit., p. 133, así como Goode y Hatt, op. cit.
situaciones es preciso tomar en cuenta la alteración que nuestras mediciones, o el posible
conocimiento de hallarse en situación experimental, siempre originan sobre la conducta de
los grupos.
Esquemáticamente, este modelo puede representarse así:

Medición Medición
Estímulo
inicial final

Grupo experimental sí sí sí
Grupo de control sí no sí

Si llamamos GE al valor de la medición inicial para el grupo experimental y GC al valor de la


misma para el grupo de control, y designamos con GE' y GC' a los valores respectivos de las
mediciones finales para ambos grupos, el efecto e, producido por el estímulo, puede
calcularse de la siguiente manera:
e = (GE' - GE) - (GC' - GC)
Los esquemas antedichos son los más simples que se emplean; existen modelos que se
denominan "Antes y después con dos grupos de control", "Antes y después con tres grupos
de control", y otras variaciones sobre estos modelos básicos. Estas formas más sofisticadas
resultan especialmente útiles para medir influencias no consideradas previamente y para
descartar inadvertidos errores de medición. Dan lugar, por lo general, a conocimientos más
precisos y valiosos, aunque su aplicación es más costosa y delicada.

6.4.2. Experimentos post-facto


Experimento post-facto quiere decir, simplemente, experimento que se realiza después de
los hechos. Por su método, no se trata de un verdadero experimento, pues en él el
investigador no controla ni regula las condiciones de la prueba, pero sí puede considerárselo
como tal si nos atenemos al procedimiento lógico de que se vale, que es idéntico al de los
experimentos propiamente dichos.
Consiste en tomar como experimentales situaciones reales que se hayan producido
espontáneamente, trabajando sobre ellas como si efectivamente se hubieran dado bajo
nuestro control. Si en un país tenemos dos regiones geográficas A y B, por ejemplo, que en
cuanto a una serie de variables tienen un comportamiento similar, y ocurre un hecho en una
sola de ellas, digamos la apertura de una carretera troncal, las modificaciones que se
produzcan en ésta y no en la otra pueden ser atribuidas al hecho de referencia, pues ha sido
el único factor de peso que hubo en un caso y no en otro, y porque consideramos que
ambos objetos de estudios eran, previamente, homogéneos. En este ejemplo, podemos
atribuir un incremento del comercio o un cambio de pautas sociales de comportamiento a
los efectos directos o indirectos del mayor contacto que supone esa vía de comunicación.
Idéntico procedimiento se emplea para estudiar la influencia de fuerzas tectónicas sobre la
corteza terrestre, la evolución de una epidemia o el comportamiento de una nova.
Como se ve, nuestro razonamiento en nada difiere del que hacíamos en el punto anterior;
sólo los hechos son diferentes en el experimento post-facto, pues son hechos espontáneos,
incontrolados. Por esta última razón sus conclusiones pierden validez, en sentido estricto,
respecto a las de un experimento, aunque pueden tomarse como ciertas si las mediciones se
han hecho con cuidado y se contemplan los principales factores intervinientes.
Difícilmente pueda exagerarse la importancia que este diseño tiene para las ciencias sociales
y humanas: casi todo el trabajo de comparaciones históricas, sociales y culturales se basa en
una lógica de este tipo, a pesar de que muchos investigadores lo usen "inconscientemente",
como un recurso lógico que parece natural y no merece ser explayado. Del mismo modo, es
insustituible en cualquier aproximación a la sociedad global y al estudio de su estructura,
dado que, por ser lo social una realidad evidentemente histórica, siempre se podrán
encontrar situaciones comparativas donde aplicar este modelo. Así, por ejemplo, el estudio
de los procesos de desarrollo económico hechos por diversas escuelas del pensamiento
social lleva tácitamente la impronta de este tipo de diseño, del mismo modo que el análisis
comparativo de políticas públicas, de tratamientos terapéuticos y de procedimientos
administrativos.

6.4.3. Encuestas
El diseño encuesta es exclusivo de las ciencias sociales y parte de la premisa de que, si
queremos conocer algo sobre el comportamiento de las personas, lo mejor, lo más directo y
simple, es preguntárselo directamente a ellas. Se trata por tanto de requerir información a
un grupo socialmente significativo de personas acerca de los problemas en estudio para
luego, mediante un análisis de tipo cuantitativo, sacar las conclusiones que se correspondan
con los datos recogidos.
Cuando se recaba información a todas las personas que están involucradas en el problema
en estudio, este diseño adopta el nombre de censo. Los censos, por las dificultades
materiales que implica su realización, son casi siempre trabajos de envergadura, que sólo
pueden ser acometidos por los Estados o por instituciones de muy amplios recursos. Son
sumamente útiles porque a través de ellos tenemos una información general de referencia,
indispensable para así cualquier trabajo de indagación social posterior. Por la gran cantidad
de personas que se deben entrevistar, no es factible en ellos obtener información muy
detallada, pues se convertirían en trabajos desproporcionadamente difíciles de ejecutar y
analizar.
En su lugar, se emplean las encuestas por muestreo, donde se recoge, mediante
procedimientos estadísticos, una parte significativa de todo el universo, que se toma como
objeto para investigar. Las conclusiones que se obtienen para este grupo se proyectan luego
a la totalidad del universo, teniendo en cuenta los errores muestrales que calculen para el
caso. De esta forma los hallazgos obtenidos a partir de la muestra pueden generalizarse a
todo el universo con un margen de error conocido y limitado previamente por el
investigador.
El método de encuestas ha alcanzado gran popularidad entre los investigadores sociales, lo
que ha llevado a que muchas personas confundan encuestas con investigación social como si
fueran una misma cosa, siendo que en realidad la encuesta es sólo uno de los métodos
posibles de estudio de la realidad social y que presenta, como todos los métodos, sus puntos
a favor y en contra.
Las principales ventajas que han ayudado a difundir el diseño encuesta son las siguientes:
1) Su conocimiento de la realidad es primario, no mediado, y por lo tanto menos engañoso.
Al acudir directamente a la gente -a los actores sociales-, para conocer su situación,
conducta u opinión, nos precavemos contra una multiplicidad de distorsiones y nos
ponemos a salvo de interpretaciones que pueden estar altamente teñidas de subjetividad.
2) Como es posible agrupar los datos en forma de cuadros estadísticos, se hace más
accesible la medición de las variables en estudio. De esta forma, se puede cuantificar una
serie de variables operando con ellas con mayor precisión, permitiendo el uso de
correlaciones y de otros recursos matemáticos; se supera así una de las dificultades básicas
de la investigación social, que es su limitada rigurosidad y la alta posibilidad de errores por
un tratamiento poco exacto de los fenómenos.
3) La encuesta es un método de trabajo relativamente económico y rápido. Si se cuenta con
un equipo de entrevistadores y codificadores convenientemente entrenado, resulta fácil
llegar rápidamente a una multitud de personas y obtener una gran cantidad de datos en
poco tiempo. Su costo, para los casos más simples, es sensiblemente bajo.
En los últimos años, después del relativo abuso precedente, la mayoría de los investigadores
ha comprendido que este diseño resulta de valor para determinado tipo de problemas pero
que, en otros casos, aparecen una serie de inconvenientes serios que le restan validez como
diseño. Las desventajas más frecuentes que se le han reconocido son:
1) La encuesta recoge la visión que la gente tiene de sí misma; no puede dudarse de que ésta
es siempre una imagen singular y muy subjetiva y que, para algunos temas, puede ser
deliberadamente falsa e imprecisa. No es lo mismo lo que las personas hacen, sienten o
creen, que lo que ellas mismas dicen que hacen, sienten o creen. Existen algunos recursos
para reducir la magnitud de este serio problema, entre los que se cuentan: omitir algunas
preguntas que sabemos la mayoría no desea o no puede contestar con veracidad, buscar
formas indirectas de contrastación, prestar cuidadosa atención a la presentación personal
del encuestador, etc. A pesar de estas técnicas de trabajo, es imposible eliminar por
completo el fenómeno antes señalado, por lo que el investigador tendrá que tomar en
cuenta, en el momento de hacer el análisis, las limitaciones que el mismo acarrea.
2) La encuesta relata los hechos sociales desde el punto de vista de sus actores; puede, en
este sentido, llegar a una cierta profundidad y sistematicidad, pero resulta poco apta para
reconocer las relaciones sociales ya sean interpersonales o institucionales.
3) El diseño encuesta es básicamente estático. Tiende, de por sí, a proporcionar una especie
de imagen instantánea de un determinado problema, pero no nos indica sus tendencias a la
variación y menos aún sus posibles cambios estructurales. Esta característica reduce
notablemente su eficacia predictiva, salvo para fenómenos de bastante simplicidad.
4) El tratamiento de la información es estadístico, lo que supone agrupar todas las
respuestas dándole a cada una igual peso relativo. Ello puede resultar muy democrático y
útil en ciertos casos, pero casi nunca se corresponde con la realidad de los hechos sociales,
donde el liderazgo y la asimetría de las posiciones sociales son por lo general la norma. 131
De los comentarios expuestos puede inferirse cuál es el campo de mayor utilidad de este
diseño. Las encuestas resultan apropiadas casi siempre para estudios de tipo descriptivo,
aunque no tanto para los explicativos. Son inadecuadas para profundizar ciertos aspectos
psicológicos o psicosociales profundos pero muy eficaces para problemas menos delicados,
como los del mercado masivo y las actitudes electorales. Resultan poco valiosas para
determinar tipos de liderazgo y en general todos los problemas que se refieren más a las
relaciones y estructuras sociales que a las conductas más simples o a los comportamientos,
actitudes y opiniones masivas, donde sí adquieren mayor eficacia.
La lógica de la verificación mediante encuestas se basa naturalmente en la correlación

131 Cf. C. Wright Milis, La imaginación sociológica, México, F.C.E., 1967.


estadística que presentan las distribuciones de frecuencias (o los porcentajes) de dos o más
variables sobre las cuales se supone que existen relaciones de determinación. De este modo,
se puede inferir si existe o no una asociación entre los valores de las mismas, con lo cual
queda establecida una cierta relación. Determinar, más allá de esto, el tipo de relación que
se ha detectado y el grado de influencia que ejerce una sobre otra requiere de otras nuevas
pruebas que no siempre es posible realizar por medio de este diseño.

6.4.4. El panel
El diseño llamado panel surge como una respuesta frente al panorama demasiado estático
que ofrecen las encuestas y pretende superar esta dificultad a través de la repetición de
mediciones normalizadas.
En un sentido general, se puede llamar panel a toda sucesión de mediciones que se hacen en
condiciones regulares y que se aplica a determinar los valores de una variable, para un cierto
objeto. En este sentido, el panel es una forma de presentación secuencial de datos de
cualquier tipo, que tiene la ventaja de proporcionarnos información acerca de sus
variaciones en el tiempo. Para que los datos puedan resultar verdaderamente valiosos, es
esencial que las mediciones se efectúen siempre en las mismas condiciones, empleando
para todos los casos un mismo instrumento de recolección de datos. Esto permite la exacta
comparación de los resultados y posibilita hacer análisis de tendencias y otras inferencias
similares.
Mucha información económica, por ejemplo, se presenta de esta manera, ya que carece de
sentido hablar del producto territorial bruto de un país o de su tasa de inversión si no
ubicamos estos datos dentro de una perspectiva histórica, aunque sea de corto plazo. Lo
mismo ocurre para otras variables, como el porcentaje de población urbana o la aceptación
de un candidato, que sólo adquieren verdadera significación cuando se conocen en su
tendencia evolutiva.
En un sentido más específico, un panel es algo así como una encuesta repetida: un mismo
cuestionario que se administra a una misma muestra para observar la evolución y las
modificaciones de las respuestas, y lograr así conocer las tendencias de las variables
estudiadas. Si bien no se alcanza una apreciación totalmente dinámica, al menos se logran
sensibles progresos respecto al resultado que dan las encuestas por sí solas. Las encuestas
deben realizarse en lapsos prefijados y regulares, y debe prestarse especial atención a
cualquier perturbación que pueda originar la repetición del trabajo de recolección.
Una dificultad que presenta este diseño es lo que se denomina mortandad del panel y que
consiste en la progresiva reducción de la muestra por diversas causas: traslados, fatiga y
otros problemas semejantes. Al reducirse el número total de entrevistados, el error muestral
aumenta progresivamente, lo cual repercute de modo negativo sobre la calidad de los
resultados.
El otro problema que se asocia a los paneles mediante encuestas es lo que se denomina
saturación del panel, que consiste en una especie de actitud de rechazo progresivo por parte
de los entrevistados. Después de ser sometida a responder tres, cuatro o cinco veces las
mismas preguntas, la gente tiende a cansarse de ellas: surgen respuestas estereotipadas, de
mala voluntad, hay apresuramiento para responder y otros problemas similares que
incrementan sensiblemente los errores.
Para reducir el efecto de estos fenómenos, se puede utilizar un diseño semi-panel, donde la
muestra que se va a entrevistar es suplantada en parte de medición a medición. Para ello
debemos seleccionar un número determinado de sub-muestras, lo más parecidas posibles
en todos sus aspectos fundamentales. Sean esas sub-muestras las muestras A, B, C, D, ... N.
Si efectuamos un reemplazo de submuestras por tercios, nuestro esquema de medidas sería:
SUB-MUESTRAS
1° medición 2° medición 3° medición 4° medición
A B C D
B C D E
C D E F

Estos reemplazos reducen la mortandad del panel y eliminan prácticamente todo efecto de
saturación. Sin embargo, si las muestras no llegan a ser sensiblemente iguales, sus
informaciones pierden casi todo el rigor que caracteriza a este diseño. Por eso es necesario
efectuar algunas mediciones paralelas para controlar adecuadamente la composición
muestral.

6.4.5. Estudios de casos


Lo peculiar de este diseño es el estudio profundizado y exhaustivo de uno o muy pocos
objetos de investigación, lo que permite obtener un conocimiento amplio y detallado de los
mismos, casi imposible de alcanzar mediante los otros diseños considerados. Se basa en la
idea de que, si estudiamos con atención cualquier unidad de un cierto universo, estaremos
en condiciones de conocer algunos aspectos generales del mismo; por lo menos, tendremos
una perspectiva, una reseña general que orientará provechosamente una búsqueda poste-
rior, más sistemática y orgánica. Esta suposición se muestra como válida en la gran
generalidad de los casos, aunque desde un punto de vista lógico resulta inconsistente.
Así, si nuestro interés es conocer la estructura y el funcionamiento de las universidades,
podemos partir del supuesto de que todos los objetos que pertenecen a la categoría
"universidad" tienen algunas características en común, que precisamente permiten ubicarlos
dentro de esta categoría general. Si estudiamos una universidad cualquiera podremos,
entonces, reconocer esas líneas comunes o por lo menos obtener un punto de partida para
ello. No estaremos a cubierto, lógicamente, de la posibilidad de que la universidad elegida
para el estudio sea un caso absolutamente anormal dentro de su especie, lo que nos llevaría
a una perspectiva totalmente errada para sacar conclusiones más amplias.
La limitación mayor de este tipo de investigaciones es, de acuerdo con lo anterior, la casi
absoluta imposibilidad de generalizar o extender a todo el universo los hallazgos obtenidos,
por lo que resultan poco adecuadas para formular explicaciones o descripciones de tipo
general. Su ventaja principal estriba en su relativa simplicidad y en la economía que supone,
ya que pueden ser realizadas por un investigador individual o por un grupo pequeño, y
porque no requiere de técnicas masivas de recolección como las encuestas y otros métodos.
De acuerdo con lo anterior, la utilidad de los estudios de caso es mayor cuando se trata de
realizar indagaciones exploratorias. Son muy flexibles y adecuados para las fases iniciales de
una investigación sobre temas complejos, para formular hipótesis de trabajo o reconocer
cuáles son las principales variables involucradas en una situación. Para el ejemplo anterior,
podríamos obtener un conocimiento bastante completo acerca de las funciones y
componentes de una estructura universitaria, de sus mecanismos de gestión y decisión y de
los problemas básicos que rodean su desarrollo en la actualidad, mas nos sería imposible
pretender que estas características sean comunes a todas las universidades, o que resulten
las más frecuentes y generales, puesto que el caso seleccionado puede ser completamente
atípico.
Estas deficiencias del diseño reducen su validez a los estudios exploratorios o a aquellas
investigaciones particulares en que el objeto determinado cae dentro de un tipo ideal, ya
conocido de antemano. Si poseyéramos un marco teórico que nos permitiera afirmar que
existen tres grandes tipos distintos de universidades, y si deseáramos ubicar una universidad
concreta dentro de alguno de ellos, nos convendría recurrir a un estudio de caso, pues
resultaría lo más simple y apropiado a la situación. También los estudios de caso son
recomendables cuando el verdadero interés del investigador se centra, de hecho, en algunos
pocos objetos de estudio: resulta obvio que conviene estudiar los planetas del sistema solar
o los ríos de una región como casos particulares, porque las aplicaciones prácticas que de
tales estudios podrán derivarse son de evidente importancia.
Por otra parte, si conocemos previamente el universo de los objetos que han de ser
investigados, y si en vez de tomar un solo caso estudiamos una cierta variedad de ellos -tres
o cuatro, por ejemplo-, será posible superar en cierta medida los inconvenientes lógicos
anotados y extraer conocimientos más valiosos y confiables. Para ello debemos seleccionar
los casos de interés de acuerdo con ciertos criterios como los siguientes:
 Buscar casos típicos: se trata de explorar objetos que, en función de la información
previa, parezcan ser la mejor expresión del tipo ideal que los describe. Es preciso
definir concretamente aquello que llamamos tipo ideal y luego encontrar un caso
que responda a este modelo. De esta forma, podremos conseguir una apreciación
más profunda sobre todo el conjunto implicado.
 Seleccionar casos extremos: se pueden tomar algunas de las variables que
intervienen en el problema y escoger casos que se ubiquen cerca de los límites de las
mismas. Así podríamos considerar una universidad muy antigua y otra de reciente
creación, o una grande y otra pequeña, etc. La ventaja de utilizar casos extremos
reside en que, de este modo, probablemente, podamos tener una idea de los límites
dentro de los cuales nuestras otras variables pueden oscilar (en este caso, podrían
ser el tipo de organización, el nivel académico, etc., que quizás estén correlacionados
de algún modo con la antigüedad o el tamaño de las casas de estudio).
 Tomar casos desviados o marginales: se trata aquí de encontrar casos atípicos o
anormales para, por contraste, conocer las cualidades propias de los casos normales
y las posibles causas de su desviación. Es una forma que la medicina y la psiquiatría
han usado frecuentemente, analizando los casos patológicos para, por oposición,
llegar a determinar en qué consiste un individuo sano. Es muy conveniente, cuando
es posible, confrontar casos desviados o marginales con casos típicos, tomando un
caso de cada una de estas características.
Si hemos tenido la precaución de seleccionar nuestros casos adecuadamente, mediante
estos u otros criterios, es muy posible que las apreciaciones que formulemos al cabo de
nuestro estudio posean un valor bastante alto, y que ellas puedan ser generalizadas a todo
el universo tan sólo con leves modificaciones o adiciones. Resultará también relativamente
sencillo realizar nuevas investigaciones, ya más amplias y sistemáticas, sobre la base del
material que proporcionan los casos previamente estudiados.

6.5. El diseño concreto de la investigación


El lector que nos haya acompañado hasta aquí podrá quizá tener la idea de que en cada
investigación es necesario optar por alguno de los tipos de diseño que acabamos de
exponer. Tal visión del problema es completamente equivocada. Los tipos de diseño que
hemos señalado son apenas modelos puros, abstracciones sobre los diseños concretos que
se pueden utilizar en cada caso. En la práctica, cada investigación es una unidad coherente
desde el punto de vista lógico y metodológico; en ella existe un diseño, pero no como
aplicación de tal o cual modelo abstracto sino como resultado de su propia estructura
interior, de sus propuestas teóricas y de sus dificultades empíricas. A partir de ellos se
abstraen los tipos enunciados antes, que por eso sólo tienen el valor de una guía para el
estudiante y no de un listado taxativo de posibilidades. De hecho, ellos pueden combinarse y
complementarse, adoptando formas inéditas y variaciones específicas. Del mismo modo, los
diseños comentados hasta aquí son sólo algunas -las más aplicadas- de las posibilidades que
existen. No hemos tratado, por las obvias limitaciones del caso, los llamados diseños
cualitativos, que se aplican con frecuencia en ciencias sociales, el uso de modelos de
simulación, utilizados cada vez más ampliamente en econometría, astronomía y
meteorología, y muchas otras variedades que el lector podrá conocer mejor a través de la
bibliografía especializada.
Lo importante no es conocer toda la lista de posibles diseños sino apelar al razonamiento
lógico y a la experiencia para determinar, antes de recolectar los datos, qué información nos
proporcionará un determinado método y qué relevancia y confiabilidad puede asignársele a
la misma. De allí podrán determinarse las combinaciones y desarrollos específicos que
conviene hacer en un caso determinado. Por ejemplo, un estudio que se hace sobre un solo
caso puede estar antecedido por toda una sección bibliográfica y recoger gran parte de los
datos a través de encuestas por muestreo, si el caso que se va a investigar es una institución
o comunidad que integran varios centenares de individuos; una encuesta puede ser
profundizada, en algunos aspectos de primordial interés, realizando estudios de caso sobre
una sub-muestra de la misma, a la que a su vez se podrá analizar con una secuencia tipo
panel; un experimento se puede repetir a intervalos sucesivos (panel), o quizás sea necesario
utilizar encuestas para medir las variables en un experimento post-facto en el campo de lo
social. En fin, las posibilidades resultan muchas, casi infinitas, por lo que es recomendable
que el lector se ejercite en este campo, ensayando posibles respuestas a problemas de
diferentes características.

6.6. La reseña de procedimientos y el proyecto de investigación


Una vez seleccionado el diseño concreto que se va a emplear en la investigación, se hace
imprescindible poner en claro las formas específicas que éste habrá de adoptar, definiendo
las operaciones concretas que son necesarias para llevarlo a cabo. A esta actividad la
denominamos reseña de procedimientos y para realizarla es preciso detallar:
 Las variables que se deben medir y el papel que adoptarán en relación con las otras
variables que intervienen.
 Los esquemas lógicos de comprobación y la interpretación que puede dárseles a
diversos resultados posibles.
 Los pasos necesarios para llevar a cabo el diseño de investigación, ordenada y
explícitamente, en las circunstancias concretas del trabajo.
 Los recursos materiales y humanos necesarios.
 Cualquier otro elemento que pueda revestir importancia para la demarcación de las
tareas que se van a ejecutar: cronograma, presupuesto, lista de actividades y
materiales, formas de registro, etcétera.
Con esta reseña específica de procedimientos, estaremos a cubierto de las desagradables
sorpresas que surgen de la improvisación y podremos planificar de antemano un trabajo que
frecuentemente se hace complejo y hasta tedioso.
La reseña de procedimientos debe ser completada, para mayor claridad, con un esquema
previo, provisional, de presentación de la investigación. Este esquema tiene por objeto
proporcionar una visión general de cómo va a resultar, en conjunto, nuestro trabajo, lo que
nos servirá de orientación acerca de sus posibles omisiones, incoherencias o
contradicciones. Debe constar, cuando existen datos que se van a procesar
estadísticamente, del plan de cuadros que se presentarán y, en todos los casos, del esquema
de capítulos o partes que desarrollarán el contenido del trabajo.
Un plan de cuadros no es otra cosa que la especificación de los datos que habrán de ir en
cada uno, si es posible con su título completo, con las variables que figurarán en él y en el
orden posible de presentación final. El esquema de presentación deberá contener no sólo
los capítulos o partes principales sino también el detalle de los puntos que incluye cada uno,
con especificación de su contenido probable.
Se entiende que estos esquemas son de índole tentativa y que, por lo tanto, están sujetos a
una cantidad de revisiones posteriores; lo importante no es elaborar el plan más perfecto
posible sino poseer, de antemano, una guía, un elemento orientador que haga posible una
actividad más organizada y que evite trabajos innecesarios o repetitivos.
Estas tareas pueden desarrollarse antes o después de encarar la operacionalización, que a
continuación veremos, pero es fundamental que estén concluidas antes de abordar la
recolección de datos, pues de otro modo trabajaremos a ciegas durante toda esa etapa. Con
ellas se habrá estructurado, en lo básico, lo que suele llamarse el proyecto de investigación,
que incluye las etapas señaladas hasta aquí y que nos permitirá realizar con efectividad las
siguientes actividades, más técnicas, del trabajo.
El proyecto de investigación es un documento que elabora el investigador para especificar
las características precisas de una indagación que va a realizar. Se redacta luego de haber
concluido todas las etapas que acabamos de exponer y generalmente va antecedido de un
anteproyecto, un documento similar pero mucho menos preciso que se elabora al comenzar
la investigación, apenas se hayan definido sus características principales. En un
anteproyecto, por lo tanto, deben exponerse las características del problema, su
justificación, los objetivos de la investigación y -si las hubiere- las hipótesis por verificar. En
un proyecto es preciso completar mucho más esta información, ahondando y definiendo
mejor los temas tratados en el anteproyecto y agregándoles lo relativo al diseño de
investigación, tanto en sus aspectos metodológicos como prácticos, así como un marco
teórico que haga inteligible el sentido de lo que se proyecta.
No podemos, por la propia estructura de este libro, dar mayores detalles acerca de la forma
en que deben elaborarse los anteproyectos y proyectos de investigación. Pero el lector
interesado podrá consultar con provecho las páginas que le dedicamos al tema en otro de
nuestros libros, Cómo hacer una tesis, donde abordamos en extensión el desarrollo de esta
importante tarea. 132

Ejercicios
6.1. ¿Cómo pueden combinarse, de acuerdo con las explicaciones dadas en el capítulo, un
experimento post-facto y un estudio de casos? Dé algún ejemplo relacionado con la
disciplina que usted estudia.
6.2. Describa detalladamente las operaciones que habría que realizar para efectuar un
experimento donde se tratara de comprobar la siguiente hipótesis: "La concentración
de una persona eleva la velocidad de su lectura."
6.3. Dé un caso de algún experimento post-facto que se pudiera plantear en temas histórico-
sociales para evaluar la influencia de la tecnología sobre el tipo de organización social.
Debe delimitarse adecuadamente el problema y determinar en concreto el sentido de
las variables "tecnología y "organización social".
6.4. ¿Cuál o cuáles serían los diseños recomendables para estudiar el comportamiento de las
personas en actos políticos masivos?
6.5. Formule un diseño para el tema elegido en 4.1.
6.6. ¿Por qué sería adecuado adoptar un diseño bibliográfico para estudiar las causas que
llevaron a las guerras de la independencia latinoamericana del pasado siglo?
6. 7. Explique qué diseño o combinación de diseños utiliza la astronomía para el
conocimiento de los planetas del sistema solar.

132Ver op.cit., pp. 68 a 72 y todo el capítulo 7, así como Morles, Víctor, Guía para la elaboración y presentación
de proyectos de investigación, Caracas, UCV, 1980.

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