Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 4
Elaborar un ensayo sobre los aspectos más relevantes de la infancia
abordados en la tutoría sincrónica.
El ensayo debe tener mínimo 4 páginas y se debe apreciar la introducción, cuerpo y conclusiones.
Introducción
La Psicología del Desarrollo divide en varias etapas el desarrollo humano desde
el nacimiento hasta la muerte entre estas se encuentran: Infancia, Niñez, Adolescencia, Adultez Temprana, Adultez Tardía y Ancianidad. En este ensayo vamos a centrarnos en esta primera etapa que es la Infancia comprendida de los 0 a los 3 años ya que la infancia es un periodo crítico en el desarrollo de cualquier ser humano, caracterizada por la formación de las bases emocionales y temperamentales que influirán en la personalidad y el comportamiento futuro. Comprender cómo emergen y se manifiestan las emociones en los lactantes, así como la naturaleza del temperamento, es esencial para padres, educadores y profesionales de la salud. Este ensayo explora los desafíos en la identificación de las emociones en los lactantes, la relación entre el desarrollo cerebral y la vida emocional, y la definición y consistencia del temperamento en los primeros años de vida.
Cuerpo
La lactancia materna es una etapa fundamental que comienza al nacer y suele
concluir cuando el niño empieza a caminar y a formar frases simples, generalmente entre los 12 y 18 meses de edad. Durante este periodo, el bebé establece conexiones con su entorno a través de sonidos y movimientos intencionados, reflejando la maduración de sus habilidades motoras y de comunicación. Los padres y cuidadores desempeñan un papel esencial al proporcionar un ambiente seguro y estimulante que favorezca este desarrollo.
Al finalizar la lactancia, la primera infancia se extiende aproximadamente desde
los 18 hasta los 36 meses. En esta fase, los niños adquieren mayor autonomía, mejoran su capacidad de interacción y experimentan avances significativos en su comunicación; son capaces de reproducir sonidos, entenderlos y comprenderlos, comenzando a construir frases sencillas. Además, exploran su entorno con creciente independencia, lo que facilita su aprendizaje y adaptación a nuevas situaciones.
En estos meses es muy importante reconocer las emociones en los lactantes ya
que presenta muchos desafíos significativos debido a su incapacidad para verbalizar lo que sienten, los bebés expresan sus necesidades y emociones a través del llanto y las sonrisas. Los investigadores no coinciden en cuanto al número de emociones que existen, el momento en que surgen y cómo se deberían definir y medir. Las expresiones faciales, aunque útiles, no son el único ni necesariamente el mejor indicador de las emociones en los lactantes; la actividad motora, el lenguaje corporal y los cambios fisiológicos también son indicadores importantes. Por ejemplo, un lactante puede estar temeroso sin mostrar una “cara de temor”; existe la posibilidad de que el bebé exprese su temor volteándose o alejando la mirada o mediante una aceleración en su frecuencia cardiaca. Al observar estos diferentes aspectos, como las reacciones corporales y los cambios fisiológicos, los investigadores han descubierto que el desarrollo emocional en los lactantes no sigue un patrón rígido y uniforme. Más bien, existe una notable variación individual en el momento y la manera en que surgen emociones específicas. Este desarrollo temporal y variable sugiere que cada lactante experimenta y expresa emociones de forma única, influenciado por factores tanto internos como externos. Estos diversos indicadores pueden llevar a diferentes conclusiones acerca del momento de emergencia de emociones específicas, y este desarrollo temporal muestra una cantidad considerable de variación individual. El crecimiento físico es notable durante los primeros tres años de vida, especialmente en los primeros meses. Por ejemplo, un niño varón promedio duplica su peso de nacimiento a los cinco meses y lo triplica al cumplir un año. La estatura también aumenta significativamente, con un promedio de 25.5 cm durante el primer año. La dentición suele iniciarse alrededor del tercer o cuarto mes, y para los dos años y medio, los niños suelen tener un conjunto completo de 20 dientes. El desarrollo cerebral es igualmente acelerado; para el primer año, el cerebro alcanza el 70% de su peso adulto, mientras que el resto del cuerpo representa entre el 10% y el 20% del peso adulto.
El desarrollo cerebral postnatal está intrínsecamente ligado a la evolución de la
vida emocional del individuo. Este proceso es bidireccional: mientras el crecimiento y la maduración del cerebro influyen en las experiencias emocionales, estas vivencias también pueden generar cambios duraderos en la estructura cerebral. La plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse, reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales en respuesta a las experiencias y al entorno. Por ejemplo, un entorno enriquecido y afectuoso puede fortalecer conexiones neuronales asociadas con la regulación emocional y el aprendizaje, mientras que experiencias adversas pueden afectar negativamente estas áreas.
El temperamento en la infancia también es un tema de gran interés, ya que
constituye una de las bases fundamentales sobre las que se construyen la personalidad y las futuras interacciones sociales del individuo. En sus primeros años de vida, los niños desarrollan patrones de comportamiento, emoción y reactividad que dan forma a su temperamento. Estos patrones son observables desde los primeros meses de vida y tienden a ser relativamente estables a lo largo del tiempo, aunque pueden verse influenciados por el entorno y las experiencias de cada niño.
El temperamento se refiere a las disposiciones naturales de cada niño en
relación con la emoción y la conducta. Estas disposiciones se manifiestan en aspectos como el nivel de actividad, la intensidad de las reacciones emocionales, la adaptabilidad a los cambios, la sociabilidad y la capacidad para regular las emociones. Según el modelo clásico propuesto por los investigadores el temperamento infantil puede clasificarse en tres grandes categorías: niños fáciles, niños difíciles y niños de adaptación lenta. Los niños fáciles suelen mostrar emociones positivas y se adaptan fácilmente a nuevas situaciones; los niños difíciles, por el contrario, presentan emociones intensas y pueden reaccionar negativamente ante los cambios; los niños de adaptación lenta son algo más reservados y requieren más tiempo para adaptarse a nuevas situaciones.
A pesar de esta clasificación, el temperamento es un espectro en el que existen
variaciones individuales significativas. Cada niño presenta una combinación única de características temperamentales, lo cual indica que el temperamento no debe verse como un conjunto rígido de categorías. Además, las investigaciones sugieren que, aunque el temperamento tiene una base biológica, no es completamente inmutable. Las experiencias y el entorno, así como el estilo de crianza, pueden influir en la forma en que los rasgos temperamentales se expresan y se desarrollan a lo largo del tiempo. Así, los niños que reciben una crianza sensible y consistente pueden aprender a manejar mejor sus respuestas emocionales, incluso si tienen un temperamento que los hace propensos a la reactividad o la timidez.
Las experiencias, la educación y el entorno social desempeñan un papel crucial
en la modulación y expresión de los rasgos temperamentales. Por ello, comprender la relación entre el desarrollo cerebral y el temperamento es esencial para promover un desarrollo emocional saludable y una personalidad equilibrada en los niños. Otro aspecto importante de la niñez es la salud. Durante esta etapa, los niños necesitan una alimentación equilibrada y suficiente para un correcto desarrollo físico y mental.
Desde los inicios de la humanidad, la lactancia materna ha sido esencial para la
supervivencia de los bebés. Antes del desarrollo de alternativas seguras, los lactantes que no recibían leche materna enfrentaban mayores riesgos de enfermedades y mortalidad. La leche materna proporciona nutrientes vitales y anticuerpos que fortalecen el sistema inmunológico del bebé, protegiéndolo de infecciones y promoviendo un crecimiento saludable. Por ello, la lactancia materna ha sido fundamental en la historia humana para garantizar la salud y supervivencia infantil.
Alimentar a un bebé es una experiencia que va más allá de la nutrición física;
también es un acto profundamente emocional. El contacto cálido y cercano durante la alimentación, ya sea mediante la lactancia materna o el biberón, fortalece el vínculo afectivo entre la madre y el bebé. Este contacto piel con piel promueve la liberación de hormonas como la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que favorece la conexión emocional y el apego seguro entre ambos. Además, este contacto ayuda a regular la temperatura corporal del bebé, estabiliza su ritmo cardíaco y respiratorio, y reduce el llanto, proporcionando una sensación de seguridad y bienestar. Por lo tanto, la alimentación del bebé es una oportunidad para nutrir tanto su cuerpo como su desarrollo emocional, estableciendo las bases para una relación sólida y saludable.
Conclusión
La lactancia materna y la primera infancia son etapas fundamentales en el
desarrollo de un niño, marcadas por un crecimiento físico acelerado, avances en habilidades motoras y cognitivas, y la formación de vínculos emocionales profundos. La lactancia materna proporciona la nutrición esencial para el desarrollo cerebral y físico, y fortalece la conexión emocional entre madre e hijo. A medida que los niños progresan hacia la primera infancia, se vuelven más independientes y comunicativos, lo que subraya la importancia de un entorno enriquecedor y de experiencias positivas para fomentar un desarrollo integral.
En conclusión, la lactancia y la primera infancia son etapas críticas que sientan
las bases para el desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño ya que la infancia es una etapa llena de aprendizaje, descubrimiento y crecimiento. Comprender y apoyar estos procesos es esencial para fomentar un crecimiento saludable y equilibrado.