Discurso A Las Milicias en Cabañas, Pinar Del Río
Discurso A Las Milicias en Cabañas, Pinar Del Río
Discurso A Las Milicias en Cabañas, Pinar Del Río
Compañeros todos:
Los imperialistas pensaban jugar una última y desesperada carta con una
invasión fulminante contra nuestro pueblo. Nosotros nos enteramos de eso, lo
denunciamos a su debido tiempo, y nos preparamos aquí para repeler esa
agresión. Los pueblos del mundo también dijeron presente, y muy serias
afirmaciones se hicieron en Moscú por el Primer Ministro Jruschov (aplausos); y en
la Organización de las Naciones Unidas por el Delegado Permanente de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas, quien previno del paso que iba a dar los Estados
Unidos atacando a Cuba en esos momentos.
Bien sabido es que la Unión Soviética y todos los países socialistas estaban
dispuestos a entrar en guerra para defender nuestra soberanía y el tácito
compromiso que se ha establecido entre nuestros pueblos. Al triunfar sin guerra,
toda la parte más sana de la humanidad ha triunfado con nosotros; al triunfar sin
guerra, los pueblos del mundo han triunfado. Y no solamente los nuestros, los que
con sus gobiernos están del lado del campo de la paz, sino también los pueblos que
tienen que soportar gobiernos guerristas, como en primer lugar el pueblo de los
Estados Unidos, como el pueblo francés, que en Argelia ve como sus hijos mueren
Por eso esta victoria es mundial, por eso debemos hoy convertirlo en un
día de regocijo, porque ya nuestros mejores hijos, los que todos los días estuvieron
esperando, durante veinte largas mañanas, tardes y noches, la aparición del
enemigo por alguno de los tantos lugares en que se preveía su llegada, porque
todos esos hijos, vienen hoy a depositar su fusil, no a que duerma un sueño
tranquilo, pero a que esté en un reposo vigilante, y se vuelven a entregar a la
producción, que es nuestra meta y nuestra batalla de todos los días.
Nuestro pueblo ha avanzado tanto que ya sabe por qué tiene que
sacrificarse. Debe ahora dar un paso más y en momentos como estos, de peligro
nacional, debe saber en cada caso no solamente por qué va al sacrificio sino
también cómo ir a la lucha que significará el sacrificio.
Eso es algo que nos ha servido de gran experiencia y, aunque estos veinte
días han restado a nuestra producción una gran cantidad de bienes, que no se
crearon, sin embargo, nos ha permitido ver en toda su magnitud el problema, y
tratar de solucionarlo.
Pero también esta reunión nos ha enseñado la gran unidad del pueblo,
cómo se han superado ya muchos resquemores, muchas viejas rencillas del pasado
con que el imperialismo pretendía dividirnos, y que no murieron el día Primero de
Enero de 1959, sino que siguieron presentes en nuestro desarrollo, hasta un buen
tiempo después. Sin embargo, hoy se nota la unidad del pueblo, el fervor
combatiente de todo el pueblo, de todo lo sano, de todo lo que está definitivamente
por la liberación de la humanidad.
Nosotros tenemos que luchar, para que las grandes fuerzas exteriores que
nos obligan a comprar todo ese armamento y adiestrar a toda la gente que lo
utilice, y a gastar sumas considerables de dinero, para que esa gran fuerza que nos
obliga a todo ese sacrificio, desaparezca. Debemos siempre estar conscientes que
mientras el imperialismo norteamericano mantenga esas características de
agresión, no estaremos nunca tranquilos, y siempre deberemos tener nuestro fusil
vigilante al alcance de la mano y cerca de nuestra vista.
Pero esos errores podrían costar mucho más al pueblo de los Estados
Unidos y a todos los pueblos del mundo, si algún error de cálculo nos sume en una
guerra mundial de características pavorosas.
Eso es algo positivo y debemos esperar. Es algo positivo, porque nos indica
que está abierto el camino a las conversaciones, y de las conversaciones puede
surgir algo. Pero de ninguna manera es lícito tener la más mínima falta de cautela
frente a los Estados Unidos, mientras las condiciones no cambien. Sobre todo,
somos el único país de América, el único país de sus posesiones coloniales
americanas, que no tiene ni siquiera relaciones diplomáticas con él. Debemos, si
vamos a mejorar nuestras relaciones, conversar nosotros también, mano a mano
con ellos, y exponer nuestra quejas, y exponer la gran cantidad de injurias a que
ha sido sometido nuestro pueblo en estos dos años de libertad.
Por eso, esta lucha que se inaugura en esta nueva etapa de nuestra vida
revolucionaria, es más sencilla. No está exenta de peligro, ni está exenta de
dificultades. Pero si mantenemos firmemente nuestra unidad, si nos preocupamos
todos nosotros por hacer de la unidad del pueblo, frente a las grandes consignas
revolucionarias, nuestra arma de combate; si, además, vigilamos
revolucionariamente en cada centro de trabajo, cualquiera que sea, y, además de
todo eso, nos dedicamos a producir más y más cada día para hacer de nuestro país
una verdadera fuerza en el sentido industrial, aquel peligro será fácilmente batido.
Inauguramos, pues, en estos días, una etapa de lucha diferente. Pero para
mejor decir, creemos que se inaugura; no podemos asegurarlo, porque hay un
nuevo Gobierno de nuestros enemigos que todavía no se ha expresado, ni ha
expresado sus intenciones reales, con respecto a nuestra Revolución. Por lo menos,
esa es nuestra manera de pensar, y esa es, por qué no decirlo, nuestra esperanza
también.
Información disponible en el sitio ARCHIVO CHILE, Web del Centro Estudios “Miguel Enríquez”, CEME:
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