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LAS VARIABLES

1. ¿Qué son las variables?


El concepto de variable es uno de los más importantes y de mayor difusión
cuando se hacen investigaciones científicas, pues casi no es posible hacer ningún
avance sin emplearlo profusamente. También es muy usado el concepto contrario:
constante.
Una variable es alguna propiedad que se asigna a los fenómenos o eventos de
la realidad susceptible de asumir dos o más valores, es decir, una variable es tal
siempre y cuando sea capaz de variar. Una variable que no varía no es variable, es
constante. En estricto sentido, una variable es un símbolo al que el investigador
asigna dos o más valores. Por ejemplo, sea A la variable, ésta puede variar en A1 y
A2 que son los valores o niveles de variación de la variable. Si A es inteligencia, A1
puede ser bajo nivel de inteligencia y A2 puede ser alto nivel de inteligencia.
Aquí se ve en forma clara cómo varía una variable.
Las variables no son entes de la realidad, no existen de modo independiente de
la conceptualización que de ellas hace el investigador. Las variables son constructos,
conceptos abstractos, construcciones hipotéticas que elabora el investigador en los
más altos niveles de abstracción, para poder referirse con ellos a determinados
fenómenos o eventos de la realidad; son denominaciones muy genéricas que tratan
de abarcar una amplia gama conceptual que permita al investigador disponer de un
referente teórico para aludir a determinados aspectos de la realidad que estudia.
El investigador elabora sus propias variables cada vez que va a realizar una
investigación. Sin embargo, la tradición escrita en esta materia permite que las
variables usadas por otros investigadores, que previamente trataron los mismos
temas de estudio, sean de utilidad y puedan ser usados cuando se acometa la empresa
de realizar una investigación científica.
Así, los psicólogos han estudiado aquella manifestación de la conducta humana
de responder originalmente ante nuevos estímulos. Ellos la han llamado inteligencia
y empleando este constructo, muchos investigadores, han abordado el estudio de
sus características y de sus relaciones. Es más, se han elaborado teorías acerca de
la inteligencia, porque ella resulta ser uno de los fenómenos más importantes en el
campo de la psicología. Y si la psicología ya ha descrito este fenómeno y lo ha
denominado inteligencia quiere decir que es un aspecto digno de seguir siendo
estudiado por lo que los nuevos investigadores ya no necesitarán elaborar un nuevo
concepto para referirse a este fenómeno de la conducta humana. La variable
inteligencia es un concepto, una creación de la ciencia y se emplea cada vez que
los investigadores tratan de aproximarse para auscultar su naturaleza o sus
características.
En la pedagogía predomina la preocupación por conocer los resultados de la
acción del docente: el aprendizaje de los estudiantes. Los investigadores, para
conocer en mayor profundidad este fenómeno, han propuesto diversos conceptos
tales como rendimiento académico, aprendizaje, aprovechamiento en los
estudios, logro de objetivos, éxito académico, etc. Todos ellos se refieren al
mismo fenómeno y, por tanto, son las denominaciones con las que normalmente los
investigadores se refieren a esta variable.
En cambio, si un investigador no halla en la literatura un concepto que exprese
el fenómeno que pretende estudiar, tendrá que elaborar un concepto ad hoc, es
decir, tendrá que elaborar un constructo hipotético, el que posteriormente se
convertirá en la variable de estudio. Por ejemplo, si supuestamente no se dispusiera
de un concepto para hacer referencia a las expectativas que tienen los estudiantes
y a su empeño, esfuerzo o tenacidad para lograr éxitos académicos, se tendría
que elaborar el constructo motivación de logro que, obviamente, ya fue elaborado
por otros investigadores, pero que para efectos de la ejemplificación se considera
nuevo.
Cuando los investigadores hablan de variables en el campo de las ciencias
naturales, se remontan a sus orígenes matemáticos, por lo que tales variables asumen
cierto prestigio y aparecen como conceptos preestablecidos o permanentes. Las
variables que se elaboran en las ciencias de la conducta son más recientes y no
necesariamente deben adquirir connotaciones matemáticas.
Como se ha dicho, las variables no son entidades que existen en la realidad, sino
son conceptos elaborados con los que los investigadores tratan de aprehender ciertos
aspectos de la realidad. Las variables que se emplean, muy a menudo, en la
investigación socio–educativa, en lo que respecta al factor estudiante, entre otras
son las siguientes:
Psicológicas: inteligencia, personalidad, motivación de logro, ansiedad,
hábitos académicos, motivación, frustración, afectividad, ansiedad, desarrollo
psicomotriz, aprendizaje, aptitud verbal, agresividad, etc.
Sociológicas: cohesión social, sentido de pertenencia al grupo, liderazgo,
condición socio–económica, marginación, trabajo juvenil, lugar de residencia,
adecuación a situaciones nuevas, respeto a la normatividad, movilidad social,
preferencias políticas, creencias religiosas, etc.
Biológicas: sexo, edad, talla, contextura física, velocidad en la carrera,
fuerza, resistencia, velocidad, fijación de la lateralidad, etc.
Pedagógicas: éxito académico, hábitos de estudio, nivel de concentración,
estrategias cognitivas, métodos de enseñanza, estrategias de aprendizaje,
metodología activa, evaluación, currículo, nivel de escolaridad, deserción,
etc.
En lo que respecta al factor docente, las variables son las siguientes:
capacitación profesional, actitudes hacia los alumnos, calidad del trabajo
docente, nivel profesional, aptitudes pedagógicas, creatividad, motivación,
autoritarismo, y muchas otras más.
En lo que respecta al factor entorno familiar, las variables son las siguientes:
apoyo familiar, participación de los padres de familia, condición socio–
económica, estructura de la familia, etc.
En lo que respecta al factor institucional, las variables son las siguientes:
currículo, infraestructura física, equipamiento, materiales didácticos,
laboratorios, tipo de gestión institucional, etc.

2. Clasificación de las variables


Para una mejor comprensión del concepto de variable, se requiere organizarlas
y clasificarlas. La clasificación es un proceso exhaustivo y excluyente que consiste
en ubicar, en una u otra categoría a los fenómenos que se clasifica. Pero no es
posible realizar ninguna clasificación si previamente no se establecen los criterios
según los cuales se debe realizar la clasificación. Para clasificar variables
conductuales, se proponen los siguientes criterios:
1° Por la función que cumplen en la hipótesis. Las variables son elementos
imprescindibles de las hipótesis. No se concibe ninguna hipótesis en la que no
estén presentes las variables.

Las variables, según este criterio, pueden ser:


a) independientes,
b) dependientes, e
c) intervinientes.

En la hipótesis, algunas variables cumplen la función de supuestas causas y se


denominan independientes y otras cumplen la función de posibles efectos y se
denominan dependientes. Esto no significa que permanentemente unas variables
deben cumplir las mismas funciones, pues no siempre las variables son independientes
o dependientes, sino que una misma variable en una hipótesis puede funcionar como
variable independiente y en otra hipótesis puede funcionar como variable dependiente.
Por ejemplo, en la siguiente hipótesis: Los niveles de ansiedad de los estudiantes
facilitan sus aprendizajes, la variable que aquí actúa como supuesta causa, es
decir, como variable independiente es niveles de ansiedad. Esta misma variable,
en otra hipótesis, puede actuar como variable dependiente, tal como puede verse en
el siguiente ejemplo: La actitud intolerante de los docentes, genera situaciones
de ansiedad en los estudiantes. Situaciones de ansiedad aquí es variable
dependiente, pues se considera un posible efecto de la variable independiente, en
este caso, la actitud de intolerancia de los docentes. En resumidas cuentas, una
misma variable puede actuar como independiente en algunos casos y como
dependiente en otros.
Para otros autores, las variables independientes son aquellas susceptibles de
ser manipuladas por el investigador y las variables dependientes son el resultado de
la manipulación de las variables independientes, es decir aquellas que siempre reciben
los efectos de las variables independientes. Creemos que esta distinción entre
variables independientes y dependientes, es válida sólo en los casos en que se usa
el método experimental para contrastar hipótesis o se trabaje con variables activas,
pues no siempre, con fines de investigación, es posible manipular variables tales
como el sexo o la inteligencia, pues no puede ser que, para contrastar cierta
hipótesis, los estudiantes del sexo masculino, vayan a ser considerados como del
sexo femenino, en un caso, y las del sexo femenino, vayan a ser consideradas como
del sexo masculino, en otro caso. Asimismo, se debe tener en cuenta que en la
investigación ex post facto, es totalmente imposible manipular la variable
independiente, pues los efectos ya ocurrieron por causa de un factor que precisamente
es el que se debe identificar en este tipo de investigación.
Dentro de este criterio podría considerarse un tercer tipo, las variables
intervinientes que, efectivamente, producen efectos en la variable dependiente,
pero que estos efectos no son los deseados ni mucho menos esperados por el
investigador. Las variables intervinientes, al alterar o influir en los valores de las
variables dependientes, se comportan como variables independientes, pero no lo
son debido a que el investigador no las ha considerado como supuestas causas. Las
variables intervinientes, llamadas también variables extrañas, se presentan sin que
el investigador las haya advertido, ni mucho menos previsto su estudio. Si el
investigador no advierte que estas variables influyen en la dependiente, puede ocurrir
lo que Kerlinger denomina resultados espúreos en la investigación, es decir resultados
equivocados. Entonces, lo que el investigador debe hacer es trazar una buena
estrategia que le permita controlar o neutralizar la influencia no deseada de tales
variables.

2° Por su naturaleza. Según este criterio, las variables pueden ser:


a) atributivas, y
b) activas.

Se denomina variables atributivas porque las características que poseen las


personas o los objetos de estudio son consustanciales a su naturaleza, son
características que no pueden separarse de quienes las poseen. Inteligencia,
personalidad, éxito académico, hábitos de estudio, edad, sexo, peso, talla,
etc., son, todas ellas, variables atributivas pues quienes las poseen las tienen como
cualidades personales o particulares, son inseparables de las personas que las poseen,
son sus atributos propios y, como es natural, no pueden manipularse. Para estudiar
este tipo de variable se debe emplear la observación. Por eso, cuando se diseña la
estrategia para probar las hipótesis de una investigación, se debe tener en cuenta la
naturaleza de las variables que se estudian y si las variables son atributivas, no se
podrá realizar ninguna manipulación y para estudiarlas se deberán elaborar
instrumentos de observación o de medición que permitan recopilar información
acerca de sus características.
En cambio, las variables activas no son consustanciales a la persona u objeto
de estudio. Por ejemplo, los métodos de enseñanza, el currículo de formación
profesional, el horario de clases, los profesores que se asignan para conducir
los cursos, la institución en la que se realiza la formación profesional, los
materiales y el equipamiento que se emplea, etc., son variables totalmente ajenas
a la naturaleza de los sujetos de estudio y por tanto, en estos casos, al diseñar
estrategias de contraste de hipótesis se deben aplicar técnicas de manipulación, es
decir, se puede ensayar distintos horarios de clase, aplicar diversos tipos de
currículo o poner en práctica diversos métodos de enseñanza para establecer sus
efectos sin afectar, con tales tratamientos, la esencia de las personas. Este tipo de
variables puede, según los casos, estimarse cualitativa o cuantitativamente.

3° Por la posesión de la característica. Según este criterio, se distinguen dos


tipos de variables:

a) categóricas, y
b) continuas.

En las variables categóricas, las características que poseen unos sujetos son
distintas a las características que poseen otros sujetos; y entre una y otra situación,
existe lo que se llama solución de continuidad. Por ejemplo, cuando la variable varía
en: “vivo” o “muerto”, existe una situación de estar vivo y otra situación de estar
muerto, es decir, hay un punto de ruptura entre las características del vivo con
respecto a las características del muerto, pues las características del vivo son
totalmente distintas de las características del muerto, así como las características
del muerto son totalmente distintas a las características del vivo. La distinción entre
vivo y muerto es completamente clara, terminante y de ahí su nombre: categórica.
En este caso es imposible confundir y no saber si alguien está vivo o está muerto,
porque la evidencia es de claridad meridiana. Lo mismo ocurre con el género, pues
resulta evidente que alguien es hombre o mujer. Tanto hombre como mujer son
sujetos que ostentan características diferentes, inconfundibles.
Cuando se estudian variables categóricas no es necesario emplear instrumentos
de medición, pero sí instrumentos de observación o constatación, cuando sea
necesario, para distinguir unas de otras características y luego constatar una u otra
situación. El resultado de estas observaciones no se puede expresar en cifras, ni
mucho menos en cifras decimales, porque alguien no puede, por ejemplo, estar
muerto en 2,56 puntos, pues es imposible medir la condición de estar vivo o estar
muerto. Se asigna la condición de vivo o muerto como resultado de una constatación
fáctica de una situación que es, a todas luces, evidente. Los instrumentos que se
aplican para estudiar este tipo de variable son, entonces, las pruebas de observación,
el análisis documental, la lista de cotejo, entre otros.
Las siguientes son variables categóricas: sexo, nacionalidad, estado civil,
lugar de residencia, opción ideológica, tipo de gestión institucional, etc. Los
valores que adquieren todas ellas son evidentes y se pueden constatar en los hechos.
Por ejemplo, alguien es soltero, o casado, o viudo o divorciado, y no puede ser
que algunas veces sea soltero y otras sea casado. Tampoco puede ser el caso que
alguien esté en el término medio entre ser soltero o casado, que haya una continuidad
entre estos dos niveles de variación. Para constatar que alguien es, por ejemplo,
casado, habrá que ver su partida de matrimonio, es decir, por la vía del análisis
documental se puede constatar su estado civil.
Para efectos de sistematización de los datos o de presentar la información
recopilada luego del trabajo de campo, las variables categóricas no pueden
convertirse en continuas.
En cambio, cuando se estudian variables continuas, se observa que todos los
sujetos poseen la misma característica y la variabilidad de la variable radica en que
unos sujetos poseen dicha característica en mayor medida y otros la poseen en
menor medida. Por ejemplo, tratándose de la inteligencia, se puede decir que todos
los seres humanos poseen la característica de ser inteligentes, y la variabilidad
radica entonces que unos sujetos tienen mayor inteligencia y los otros también
tienen inteligencia pero en menor medida. En este caso, la variable varía en términos
de considerar que unos sujetos son más inteligentes que otros.
Por eso es que las variables continuas no pueden constatarse, sino medirse. Es
más, las variables categóricas se muestran de manera evidente, mientras que, por
ejemplo, la inteligencia, requiere ser medida para poder decir quién es más o menos
inteligente. La medición de las variables continuas puede ser más o menos exacta,
dependiendo de la calidad del instrumento de medición que se aplique. Para medir
la variable inteligencia, se deberá elaborar previamente una escala para medirla.
Esta escala será más precisa si sus unidades pueden dividirse en sub múltiplos, así
por ejemplo, el resultado de la medición de la inteligencia se puede expresar en
fracciones decimales: coeficiente intelectual de 106,75, en la escala que se usa
para medir la inteligencia o el éxito académico de un estudiante que obtiene 17,84
en un escala vigesimal de intervalo.
Para presentar la información recogida con respecto a las variables continuas,
éstas pueden convertirse en categóricas: tratándose del rendimiento académico,
en vez de presentar la diversidad de notas o puntuaciones alcanzadas por los
estudiantes en la escala vigesimal, se puede simplemente decir que unos están
aprobados mientras que otros están desaprobados, con lo que la variable
rendimiento académico asume la típica apariencia de variable categórica.
Las siguientes son variables continuas: rendimiento académico, inteligencia,
motivación por los estudios, competencia profesional docente, ansiedad,
autoritarismo, apoyo familiar, condición socioeconómica, talla, peso, etc. Por
ser continuas, todas estas variables pueden medirse y los resultados de la medición
se expresan con valores numéricos, como no podría ser de otra manera. Los
investigadores previamente deben haber elaborado las respectivas escalas para
medir tales variables. En dichas escalas es posible que cada intervalo de la escala
se divida en intervalos más pequeños, como se trata de expresar en el siguiente
gráfico:
x
|——|——|——|——|——|——|-|-|-|-|——|——|——|
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Gráfico N.° 1

En esta escala de 10 intervalos, el intervalo comprendido entre el 6 y el 7 se ha


dividido en partes iguales. Así, si el resultado de un proceso de medición cayera en
el punto señalado por el aspa, se puede decir que el resultado de esta medición es
6,3, por ejemplo.

4° Por el método de medición de las variables. Atendiendo a este criterio, las


variables pueden ser:

a) cuantitativas, y
b) cualitativas.

Se denominan variables cuantitativas cuando pueden medirse en escalas


numéricas, como por ejemplo, la escala de inteligencia, la escala de éxito
académico, la escala de ansiedad, etc. La tradición científica de occidente se
distingue por la búsqueda de sistemas de medición de los fenómenos que se observan
y así, la medición es más precisa, como en el caso de la medición del tiempo o del
espacio que, por el avance científico, es posible expresar sus valores en fracciones
infinitamente pequeñas. En cambio, otros fenómenos o variables, especialmente las
que se estudian en las ciencias sociales, aún no pueden ser medidos con la exactitud
con la que se mide el tiempo o el espacio y sólo se dispone de sistemas o instrumentos
que permiten expresar la magnitud de la inteligencia o el aprendizaje, por ejemplo,
sólo en forma de aproximaciones más o menos exactas, lo que no significa negar la
posibilidad de medir tales variables.
Las variables cuantitativas pueden expresarse numéricamente en términos de
cantidades. Son variables cuantitativas, la inteligencia, el nivel de rendimiento
académico, la talla, el peso, la edad, la motivación por los estudios, la condición
socioeconómica, los niveles de deserción, la calidad del currículo, etc. Las
variables cuantitativas, para efectos de mejorar la presentación de los datos, pueden
convertirse en cualitativas, es decir, sufren lo que algunos autores llaman un proceso
de degradación. Por ejemplo, el nivel de rendimiento académico, medido con una
escala vigesimal, para efectos de un mejor análisis, puede expresarse en términos
de aprobado o desaprobado, lo que ya es una forma de cualificación. La
inteligencia, medida en una escala de muchos intervalos y expresada en forma de
un coeficiente, puede ser también expresada en términos de inteligencia superior
a la normal o inferior a la normal, es decir, cualitativamente.
En cambio, existen otras variables que no pueden medirse cuantitativamente y
sólo pueden estimarse cualitativamente. Son las variables cualitativas. Los valores
de estas variables se expresan con denominaciones tales como soltero, casado,
conviviente, viudo, divorciado, para referirse, en este caso, al estado civil de
las personas. No es necesario expresar cuantitativamente cada una de estas
situaciones, sino intrínsecamente estos valores tienen su propia significación y no
quiere decir que la situación de casado implique mayor cantidad que la situación de
ser soltero o conviviente. Son variables cualitativas, el sexo, las opciones
ideológicas, el estado civil, la procedencia, la nacionalidad, el lugar de
residencia, etc.
Estas variables cualitativas no pueden convertirse en variables cuantitativas.

5° Por el número de valores que adquieren. Las variables, por el número de


valores que adquieren, pueden ser:

a) politomías, y
b) dicotomías.

Las politomías varían en más de dos valores. Estos valores pueden ser muchos
o pocos. En el caso de las variables continuas, por ejemplo, el número de valores de
dichas variables es tanto como el número de múltiplos o sub múltiplos que posea la
escala según la cual se mide: es el caso de la edad que puede expresarse en años,
meses, días, minutos o segundos, o de la longitud, que puede medirse en metros,
centímetros o milímetros. Estas variables poseen muchos valores.
En cambio, las dicotomías son variables que varían sólo en dos valores. Por
ejemplo, vivo o muerto, masculino o femenino. Sin embargo, en la investigación
de la conducta se suele convertir politomías en dicotomías con la finalidad de mejorar
la estrategia para contrastar hipótesis, pues con sólo dos niveles de variabilidad se
incrementan las posibilidades de lograr mayor precisión en el estudio de tales
variables. Por ejemplo, una politomía natural como es el éxito académico, que se
expresa en una escala de intervalo de diez, veinte, cincuenta, cien o más valores,
puede finalmente ser expresada como una dicotomía, cuando se habla de aprobados
o desaprobados. Así pues, una politomía puede convertirse en una dicotomía, pero
una dicotomía no puede convertirse en politomía.
Es muy raro hallar dicotomías naturales, sin embargo la condición de ser nacional
o extranjero, alfabeto o analfabeto, rural o urbano, hombre o mujer, son algunas
dicotomías naturales muy usadas en la investigación de la conducta.

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