APUNTES CIVIL LIBRO 1
APUNTES CIVIL LIBRO 1
APUNTES CIVIL LIBRO 1
El derecho civil es la rama del derecho que contiene las regulación general de las relaciones más
habituales de las personas, en concreto las relaciones de su vida privada. Esto se debe a que la
propia palabra de derecho civil nos pone en relación con el derecho de persona.
El Derecho civil es la rama del derecho que se centra en el ser humano, que regula a la persona en
todo lo que es su ámbito personal (el devenir de la persona a lo largo de su vida), su ámbito familiar
(relaciones, matrimonio) y su relación con las cosas (patrimonio).
El contenido del derecho civil puede ser determinado desde varias perspectivas, aunque la
delimitación más importante es la de origen legal. Muchas veces se dice que es derecho civil lo que
sale del derecho civil, es decir, cualquier materia o institución recogidas en él. Esto se podría decir
que es una verdad a medias, ya que el código civil contiene muchas normas generales que no son
materia de derecho civil; y a su vez podemos decir que hay muchas materias de derecho civil que
están fuera de él. Estas últimas, podríamos decir que son las leyes especiales relacionadas directa o
indirectamente con esas mismas materias e instituciones. Esto se debe a una cuestión histórica,
puesto que el derecho civil no siempre ha significado lo mismo, ni se le han atribuido los mismos
contenidos.
En conclusión: podemos decir que es derecho civil todo lo que está o emana de él y todo lo que es
materia civil, pero que no está contenido en él.
El propio concepto de derecho civil ha ido evolucionando, desde su aparición en Roma, ya que es
concepto romano hasta la creación de los Estados en la Edad Moderna, donde cada Estado quería
tener su propio derecho. Por eso cada Estado posee su propio derecho civil. “El Derecho civil es una
entidad de elaboración histórica, y hay que acudir a la historia para conocer su génesis y su sentido
actual”. Es importante recalcar que la historia no es lo único que lo moldea, ya que es posible
identificar la presencia de un elemento constante que es el concepto de persona, familia y
patrimonio, conceptos que se hallan en relación con la dignidad humana.
La doctrina define el derecho civil como un derecho privado y general. Con esto, se quiere decir, que
el derecho es privado, en cuanto regula fundamentalmente las relaciones entre particulares
(relaciones horizontales), en el desarrollo de sus actividades más habituales, en su propio interés y
beneficio. El derecho privado se contrapone al derecho público, el cual podríamos decir que es una
relación vertical entre los ciudadanos y el poder público. El derecho civil va a ser privado por eso,
porque va a regular esas relaciones horizontales.
Dentro del derecho privado podemos distinguir entre derecho general y derecho particular o
especial. El derecho civil es privado y general, ya que es el tronco del que se desgajan muchas ramas
del derecho. Con esto nos referimos a que los principios generales del derecho están agrupados o
contenidos en el derecho civil.
Es un poco discutible que sea solo derecho privado, ya que si nos fijamos en los criterios de
distinción, en concreto en el criterio de utilidad o de interés que es el que diferencia entre derecho
privado general y particular; ya que siguiendo este criterio diríamos que el derecho privado pensase
en lo particular y no en lo general, cuando es al revés.
También podemos hablar del criterio de la naturaleza de las normas, que es el que distingue entre
normas imperativas y dispositivas. Las normas imperativas son aquellas que encontramos en el
derecho público y son obligatorias. Mientras que las normas dispositivas son las que encontramos
en el derecho privado y no son obligatorias, es decir se pueden pactar. En derecho privado también
podemos encontrar normas imperativas.
Por último, podemos hablar del criterio de las relaciones entre los sujetos, que distingue entre las
relaciones particulares y las relaciones con entes públicos. Las relaciones entre particulares son
aquellas que se dan en un plano de igualdad y son las que se dan en derecho privado. En cambio, las
relaciones con entes públicos están revestidas por el imperium y son de derecho público.
● Jurisprudencia: el legislador
● Jurisdicción: los jueces
Muy importante la distinción. Como ya hemos dicho estos criterios son muy útiles, puesto que nos
ayudan a distinguir entre derecho público y privado, pero a su vez también son muy relativos.
Es habitual clasificar el derecho civil como derecho común, es decir, el derecho civil es común en
contraposición a otras ramas que podemos calificar como espaciales (Ejemplo: el derecho
hipotecario). También podemos hablar de la existencia de un derecho civil estatal o territorial.
Normalmente, se aplica en relación al ámbito territorial, ya que es un derecho aplicable a todo el
ámbito o territorio español. En cambio, si nos referimos al derecho civil estatal, nos referimos a que
el derecho común rige para rellenar los huecos del derecho especial.
1. CODIFICACIÓN Y CÓDIGO
Los códigos pretenden agrupar en un único cuerpo legal lo que ante todo tiene carácter estable y
permanente de la materia que se quiere codificar. Ha de hacerse con pretensiones de plenitud.
En resumen, un código hace referencia a una sola ley que comprende toda una rama del derecho.
Esto se debe a que en ella se contemplan reglas generales y claras a través de las cuales se otorga
una solución jurídica a todos los posibles supuestos que se presenten en el futuro. Cabe destacar
que los códigos no tienen porqué ser leyes orgánicas, ya que el código civil es una ley ordinaria.
Según el artículo 1.7 Cc: los jueces tienen obligación de conocer y aplicar el derecho, puesto que el
sistema les otorga todas las herramientas. En España, el legislador es el encargado de recopilar todas
las normas de una determinada materia en un código de normas fundamentales.
El Código es, en definitiva, el instrumento previsto para hacer real la igualdad jurídica, creando un
nuevo verdadero Derecho común dirigido a un sujeto unitario (El código será uno y el mismo para
toda la monarquía), abrogando privilegios y excepciones.
No fue hasta 1889, que se culminó la labor de elaboración de un código civil español. La codificación
civil ya se había llevado a cabo en otros países y en España incluso se habían elaborado
codificaciones como la de derecho penal y mercantil. Podemos hablar de determinadas cuestiones
que influyeron en la tardía elaboración de nuestro código civil, entre ellas: las revoluciones, la falta
de tranquilidad política y la oposición que había por parte de los representantes de los territorios
forales a la existencia de un cuerpo legal de carácter único para toda la nación. Antes de su
aprobación, se llevaron a cabo diversos proyectos en materia civil, el más destacado el de García
Mollena de 1851, que sirvió como base del actual.
Viendo que este último, el proyecto de 1851, no prosperaba se promulgaron ciertas leyes aplicables
al territorio nacional de materia civil, a las cuales llamamos leyes especiales, que quedaron y siguen
fuera del Código. Ejemplo: ley hipotecaria 1861 o la ley del registro civil 1870.
Con el fin de propiciar la aprobación de un Código civil se recurrió al sistema de Ley de Bases o
también conocida como pirámide de Kelsen. Este sistema consiste en que el legislador a partir de
una base ya establecida, intenta integrar a los grupos de las distintas regiones.
El poder legislativo impone unas pautas. Ejemplo: quiero que se respete la propiedad privada o
quiero que se utilice como base el proyecto de García Molleja. En definitiva, se le dan unas bases al
legislador para que legisle y una vez hecho el trabajo el Gobierno lo aprueba (se deja que el
ejecutivo sea como el legislativo). El Gobierno puede hacer leyes a través de dos métodos
excepcionales: decretos legislativos y decreto ley (son de urgente necesidad).
En el fondo el código, ya estaba previamente redactado, puesto que tanto su redacción como su
publicación fueron extremadamente rápidas. Finalmente, se aprobó el código civil a través del Real
Decreto del 24 de junio de 1889.
El artículo 1976 Cc derogó “todos los cuerpos legales, usos y costumbres que constituyen el Derecho
civil común”. De este modo no se comprenden las leyes especiales de cada territorio o los llamados
derechos forales. Entre los territorios que tenían estos derechos podemos hablar de: Aragón (Guerra
de Sucesión), Cataluña, Mallorca, Navarra y Vizcaya (Guerras Carlistas, S. XIX). Aunque en Castilla aún
subsistían muchos fueros municipales y costumbres propias, estas quedaron abrogadas trás la ley.
A lo largo del siglo XIX, mientras se intentaba aprobar el Código, fue surgiendo un movimiento
contrario a él. De este modo, tras el fracaso del proyecto de 1851, se optó por mantener la vigencia
de los derechos civiles forales en los respectivos territorios. Para ello, se permitió que los distintos
territorios plasmarán su derecho en unos apéndices, aunque de todos ellos, sólo llegó a convertirse
en ley el correspondiente al Derecho civil de Aragón (1926).
En 1978, junto con la creación de la constitución se aprueban las comunidades autónomas. A partir
de este momento pasamos a ser comunidad autónoma, la cual va a tener un parlamento.
Finalmente, en el año 2011 crea el código foral de aragón
6. ESTRUCTURA
Nuestro código civil consta de 1976 artículos los cuales se ordenan siguiendo el modelo francés, es
decir, se divide en libros, títulos, capítulos y artículos. El Código está dividido en 4 libros: el primero
referido a las personas; el segundo a los bienes, la propiedad y sus modificaciones; el tercero a los
diferentes modos de adquirir la propiedad; y el cuarto a las obligaciones y contratos. Aparte de
estos capítulos, el Código comienza con un título preliminar muy breve y termina con trece
disposiciones transitorias y tres adicionales.
7. CONTENIDO
El Código tiene como referencia básica de regulación el derecho civil (personas, obligaciones y
contratos, derechos reales, familia y sucesiones). Es importante destacar que no cabe referir con
carácter exclusivo el derecho civil al contenido del Código, ni tampoco cabe asimilar todo el
contenido del Código al derecho civil. Es decir, existen muchas leyes que regulan materia civil que
no se encuentran dentro del Código (las leyes especiales); y a su vez existen normas y preceptos
dentro del Código que exceden al derecho civil y son aplicables a todos los sectores del
ordenamiento jurídico (los artículos del título preliminar).
LAS REFORMAS DEL CÓDIGO CIVIL Y LAS LEYES CIVILES Y EXTRACODICIALES
El Código civil ha sido objeto de diversas modificaciones, se puede decir que han sido en torno a 50
(anteriores a 2018). Lo más destacado es que casi todas estas reformas tienen como finalidad
subyacente la mejora de la condición jurídica de las personas a quienes afectaban, es decir,
situaciones de discriminación. Por su importancia cabe destacar la reforma del título preliminar de
1974.
9. LA LEGISLACIÓN EXTRACODICIAL
Existe una legislación que sin formar parte del Código regula también diversas materias de Derecho
civil. Ejemplo: la Ley Hipotecaria o la Ley de Arrendamientos Urbanos (normativa proteccionista).
TEMA 5: EFECTOS DE LAS NORMAS JURÍDICAS
Cuando una norma jurídica entra en vigor produce una serie de efectos, de modo que conlleva a sus
destinatarios el deber jurídico de cumplir un mandato. Es decir, las normas jurídicas obligan, tienen
un aparato coercitivo detrás que hace posible el cumplimiento de la misma.
El deber de cumplir un mandato, es la eficacia vinculante, ya que como hemos dicho las normas
están hechas para ser cumplidas. Cuando estas normas son incumplidas, entonces la norma
determina la aplicación de una sanción, dando paso a la eficacia sancionadora (El CC configura la
nulidad como sanción por incumplir una norma imperativa).
El Código civil regula a través del artículo 6 algunas cuestiones relacionadas con los efectos de las
normas jurídicas.
El artículo 9.1 CE establece que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la constitución
y al resto del ordenamiento jurídico”. De este modo, el derecho cumple la función de ordenar la
convivencia en sociedad.
Teniendo presente lo anterior, el artículo 6.2 Cc permite “la exclusión voluntaria de la ley aplicable”.
En sí, el artículo permite para ciertos casos el juego de la autonomía de la voluntad a efectos de
determinar las normas por las que los sujetos quieren regular sus intereses. Es decir, no podemos
excluir voluntariamente la ley, aunque hay algunas leyes o normas que lo permiten (en la medida
que la propia ley nos deje). A veces podemos pactar o decidir otra cosa y es ahí, una vez hemos
pactado, que la ley entra en juego con toda su fuerza.
➔ Ejemplo: Si no se dice nada el lugar de pago será el edificio del deudor, pero se puede pactar
otro lugar de pago.
Es importante destacar que lo que se permite es la exclusión de la ley aplicable cuando tengan
carácter dispositivo, ya que está prohibida la exclusión de las normas imperativas. A las normas
dispositivas también se les permite jugar la autonomía de la voluntad a efectos de renunciar a los
derechos que las normas jurídicas reconocen, pero sin que éste perjudique a terceros.
➔ Ejemplo: Si una moto pasa por mi lado y me mancha el vestido, tengo el derecho a pedir la
responsabilidad por los daños causados. Puedo rechazar mi derecho de indemnización.
➔ Caso hipotético: Renunció a la indemnización, pero le debo 120 euros a un amigo. En este
caso, deberé aceptar mi derecho (la indemnización), de modo que pueda pagar mi deuda.
Esto se debe a que si no estaría perjudicando a un tercero, mi amigo.
Por último, el TC exige que la declaración de voluntad por medio de la cual se renuncia a un derecho
sea personal, clara, terminante e inequívoca. A parte de que reconoce tanto la renuncia expresa
como tácita (por medio de actos concluyentes, claros e inequívocos).
2. LA IGNORANCIA DE LAS LEYES Y EL ERROR DE DERECHO
Por otro lado, queda claro que la eficacia de las normas no puede depender del conocimiento o
desconocimiento de las mismas o del modo en que los destinatarios las conozcan. El artículo 6.1 Cc
establece que “La ignorancia de las leyes no es excusa de su incumplimiento”. De este modo, no cabe
eludir el mandato que cada norma tiene en concreto alegando desconocimiento o un conocimiento
equivocado de la misma (se trate de normas imperativas o dispositivas).
Hoy en día, parece ser que el fundamento del deber de cumplir las normas, a pasear del
desconocimiento o conocimiento equivocado de las normas, es el principio de legalidad. Este
principio establece que la ignorancia de la existencia de una norma no exime a la persona de los
efectos jurídicos de la misma. Esto se debe a que la constitución sólo puede garantizar el
cumplimiento de las leyes a través de la inexcusabilidad de la ignorancia de las leyes.
Los ciudadanos no están vinculados jurídicamente al deber de conocer las leyes, pero sí que tienen
el derecho de hacerlo. Este derecho está garantizado por el principio de publicidad de las normas
(artículo 9.3 CE). Las normas pueden ser conocidas por todos, ya que están publicadas en el BOE.
Ahora bien, el conocimiento equivocado sobre la vigencia, existencia, significado o efectos de una
norma ha podido ser la causa de ciertos actos, declaraciones u omisiones por parte de los
particulares, o también del modo en que tales actos han sido llevados a cabo.
Dichos actos u omisiones obedecen a un error de derecho. El artículo 6.1 Cc establece que “El error
de derecho producirá únicamente aquellos efectos que las leyes determinen”. Básicamente consiste
en que si yo interpreto una norma de forma diferente a la finalidad que buscaba el legislador no se
me pondrá un castigo o una multa, se me hará pagar, pero no se me sancionará con dicha multa, ya
que mi interpretación también es válida, buena.
En cambio, las sanciones derivadas del incumplimiento de las normas son de diversos tipos:
➔ La pena: puede consistir en una privación de la libertad o de los derechos. También pueden
ser multas.
➔ La ejecución forzosa: Es aquella que te obliga a hacer aquello que no querías.
➔ La satisfacción por equivalente
➔ La invalidez del acto: En muchas ocasiones lo que se hace es invalidar el acto que has llevado
a cabo, de modo que este deja de servir.
El título preliminar del Código civil, a parte de los diversos tipos, establece la nulidad absoluta o de
pleno derecho. Este tipo de nulidad se encuentra recogida en el artículo 6.3 Cc que dice que “Los
actos contrarios a las normas imperativas y a las prohibiciones son nulos de pleno derecho, salvo que
en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de contravención”.
Este artículo dispone que para que sea aplicable la sanción que consiste en la nulidad de pleno
derecho se requiere que se haya llevado a cabo un acto jurídico y que dicho acto sea contrario a una
norma imperativa o prohibitiva. Podemos destacar que esto no se aplica a las normas dispositivas,
ya que estas permiten contrariar a la norma siempre que no se perjudique el interés o el orden
público, ni a terceros.
La sanción de nulidad tiene carácter subsidiario, es decir, sólo prescribe la sanción de nulidad para
los casos en que el precepto infringido no imponga una sanción diferente. También podemos decir
que opera ipso iure, y en consecuencia, no precisa ser declarada judicialmente, ni exige la previa
impugnación de la sanción. Tal nulidad es definitiva, no se puede reparar.
La nulidad total de los actos jurídicos llevados a cabo en contra de una norma imperativa, se puede
ver en ocasiones desplazada por el empleo de la categoría de nulidad parcial o relativa.Esta se
fundamenta en el principio de conservación de los negocios jurídicos. De este modo, se lleva a cabo
una sanción de nulidad a la parte del negocio que contraviene la norma imperativa, sin invalidar el
resto del negocio jurídico.
Por último, podemos hablar de la anulabilidad, que consiste en que un acto es susceptible de ser
anulado o no. Podemos explicarlo a través de una referencia: el acto nulo sería un muerto, mientras
que el acto anulable es un enfermo, esto se debe a que el muerto no puede ser sanado o
revivido,mientras que el enfermo si que puede serlo, o no (solo en un plazo de tiempo, y solo lo
pueden hacer los afectados).
➔ Ejemplo: Un contrato celebrado por un menor de tres años. Si el contrato está hecho por el
nulo, mientras que si este posee un representante legal simplemente sería anulable, lo
anulan. Simplemente restablecemos las prestaciones.
Hemos visto que el ordenamiento jurídico aplica al incumplimiento de una norma una sanción, que
con carácter general es la nulidad de pleno derecho. Pero hay casos en los que la eficacia de la norma
puede verse resentida por medio de actos que considerados en sí mismos gozan de una aparente
legalidad, se realizan al amparo de una norma. En estos casos la vulneración se produce porque a
pesar de estar sometidos a una norma, los actos jurídicos a través de los cuales se ha alcanzado un
resultado, están prohibidos por el ordenamiento jurídico.
Esto es lo que llamamos fraude de ley, el cual está recogido en el artículo 6.4 Cc, que establece que
“Los actos realizados al amparo del texto de una norma que persiguen un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la
debida aplicación de la norma que se hubiere tratado eludir”.
Según este mismo artículo, deben darse determinados requisitos para que un acto sea considerado
fraude de ley:
➔ Lo primero es que ha de tratarse de actos que gocen aparente legalidad, debido a que se
llevan a cabo bajo el amparo de una norma, la cual llamamos norma de cobertura.
➔ Lo segundo es que a través de tales actos se vulnere la finalidad práctica de cierta norma
imperativa o prohibitiva (norma eludible o soslayable), llegando a un resultado prohibido
por el ordenamiento jurídico.
TEMA 6: LÍMITES DE EFICACIA DE LAS NORMAS CIVILES
Cuando decimos que una norma debe ser publicada, hacemos referencia a cuando la norma
debidamente publicada comienza a regir o desplegar efectos jurídicos, a este momento lo llamamos
comienzo de vigencia. Sólo tras ese momento la norma podrá prescribir una ley o ser aplicada en un
supuesto de hecho.
Esto está dispuesto en el artículo 2.1 Cc: “las leyes entrarán en vigor a los 20 días de su completa
publicación en el Boletín Oficial del Estado, si en ellas no se dispone otra cosa”. Cuando
establecemos los 20 días no significa que siempre vaya a ser así, ya que si el legislador lo dispone la
ley puede ser vigente antes de los 20 días. En cuanto a las leyes autonómicas, el período de vacatio
legis habrá de computarse tomando como referencia inicial el día de su publicación en el Boletín
Oficial de la CCAA y no por tanto el día de la publicación de tales leyes en el BOE. La vacatio legis es
el período de tiempo desde que se publica hasta que entra en vigor una norma.
Según el artículo 5 Cc: Apartado 1. Siempre que no se establezca otra cosa, en los plazos señalados
por días, a contar de uno determinado, quedará éste excluido del cómputo, el cual deberá empezar el
día siguiente; y si los plazos estuviesen fijados por meses o años, se computarán de fecha a fecha.
Cuando el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se entenderá que el
plazo expira el último día del mes. Apartado 2. En el cómputo civil de los plazos no se excluyen los
días inhábiles.
Comúnmente las normas se dictan con una vocación de permanencia, de manera que rigen sin
limitación temporal alguna. Cuando esto ocurre la norma de la que se trata entra en vigor hasta que
sea derogada.
La derogación consiste en la cesación de la vigencia de una norma en virtud de una posterior. Esto lo
podemos ver expresado en el artículo 2.2 Cc que establece que : “las leyes sólo se derogan por otras
posteriores. La derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y se extenderá siempre a
todo aquello que, en la ley nueva, sobre la misma materia, sea incompatible con la anterior. Por la
simple derogación de una ley no recobran vigencia las que ésta hubiere derogado”.
A. La norma derogante: Utiliza la lex posterior, ya que hay una jerarquía superior de la norma
posterior sobre la anterior. Para que se cumpla la derogación la lex posterior debe ser de mayor o
igual rango que la anterior y ambas normas deben formar parte del mismo ordenamiento.
Expresa tiene lugar cuando la norma derogante determina de modo específico la norma o normas
precedentes cuya vigencia cesa (se cita textualmente qué norma va a ser derogada).
Tácita, que tiene lugar en casos de incompatibilidad entre una norma y otra precedente debida a la
igualdad de materias que ambas regulan (No se ha expresado o citado, pero al tratarse de dos
normas relacionadas con la misma materia se dice que la posterior deroga a la anterior). Ante la
falta de una determinación expresa por parte del legislador, serán los jueces y tribunales los que
deben meditar entre la ley posterior y la anterior. Requisitos para que haya derogación tácita:
igualdad de materia en ambas leyes, la identidad de destinatarios y la contradicción entre los fines de
ambas normas.
C. Alcance de la derogación: La derogación puede ser de dos tipos: Total, cuando la cesación de la
vigencia afecta a la norma anterior de modo íntegro; y parcial, cuando la nueva norma sólo afecta
en parte a la vigencia de la norma anterior.
El criterio jurisprudencial entiende que el espíritu derogatorio de una ley alcanza (si la nueva no
dijese expresamente lo contrario) las disposiciones de rango inferior dependientes de la derogada.
El artículo 2.2 Cc establece el principio de no reviviscencia de las normas que hubieran cesado su
vigencia a consecuencia de la norma que ahora se deroga. Con esto, hacemos referencia a que
porque una ley se derogue no significa que las leyes que esa misma ley hubiese derogado vayan a
entrar en vigencia otra vez.
La ultraactividad quiere decir que el hecho de la derogación de una norma por otra posterior no
quiere decir que la norma anterior no goce de algún tipo de eficacia. A veces la norma posterior sólo
deroga algunos apartados de la anterior, de modo que esta sigue teniendo eficacia a excepción de
los apartados derogados.
A la hora de derogar una ley no se pueden dejar vacíos normativos, se debe sustituir una ley por otra.
A veces las normas dejan de estar en vigor por causas ajenas o diversas a la derogación. Podemos
hablar de dos casos: Las normas de carácter temporal: son aquellas que se dictan con un periodo
de tiempo determinado durante el cual estarán en vigor, ya que una vez que transcurra el tiempo
establecido dejarán de desplegar efectos. Las normas-medias: también conocidas como normas
coyunturales son aquellas que se dictan en atención a una determinada circunstancia o motivo
singular. El decaimiento ulterior de la ocassio legis de la norma ocasionaría la falta de vigencia de la
misma.
EL DERECHO TRANSITORIO
La retroactividad e irretroactividad de las leyes está recogida en el artículo 2.3 Cc, el cual establece
que “las leyes no tendrán efecto retroactivo si no dispusieran lo contrario”. De este modo, el
legislador tiene la potestad de determinar en cada caso el carácter retroactivo o irretroactivo de la
norma que dicta. En caso de que opte por el carácter retroactivo de la norma, el mismo deberá
explicar el grado de incidencia que posee la norma.
Aunque el legislador es el que decide, el artículo 9.3 Cc establece los límites que tiene el carácter
retroactivo de una ley: “La constitución garantiza… la irretroactividad de las disposiciones
sancionadoras no favorables o restrictivas de los derechos individuales”. De este modo, la
retroactividad será inconstitucional en los casos en los que se aplique a dichos supuestos.
El TC ha hecho una interpretación del artículo 9.3 Cc, diferenciando entre la retroactividad auténtica
y la retroactividad impropia. Cuando hace referencia a la retroactividad auténtica se refiere a la
retroactividad de grado máximo (la única propia de la retroactividad), que es la única que afecta a las
situaciones ya producidas, desarrolladas o consagradas. Mientras que cuando hace referencia a la
retroactividad impropia se refiere a cuando la nueva Ley incide en situaciones no concluidas o
cuyos efectos no se han consumado con anterioridad a la entrada en vigor de la nueva ley (el TC no la
considera como un supuesto de retroactividad). En consecuencia, el artículo 9.3 Cc no impediría la
incidencia de la nueva ley en derechos en curso de adquisición en base a una legislación anterior que
la nueva ley deroga, en los derechos pendientes, futuros, condicionados ni en las expectativas.
Para que se aprecie el carácter retroactivo de una norma no hace falta que está lo disponga de modo
expreso, puesto que también se admite la retroactividad tácita, mediante la cual, la eficacia
retroactiva puede haberse derivado de la propia ley o del espíritu y finalidad de la misma.
Por último, aquellos casos en los que el legislador no dispusiera nada en contrario, la regla general
aplicable está representada por el carácter irretroactivo de la norma que se dicta. Es decir, si la
norma no dispone su retroactividad de manera expresa o tácita, ésta tendrá un carácter irretroactivo.
A parte de que en caso de dudas, estas deberán resolverse aplicando la pauta del menor grado de
retroactividad.
EFICACIA DE LAS NORMAS EN EL ESPACIO
La coexistencia de varios ordenamientos es el origen de los conflictos, los cuales trata de resolver el
Derecho Internacional Privado. Para ello recurre a las normas que puedan encontrar la solución para
ese conflicto, de modo que se resuelva directamente el problema a través de las normas de
aplicación inmediata.
En España, las CCAA poseen derecho civil propio y competencias para su conservación, modificación
y desarrollo. Las normas que resuelven estos conflictos son las que integran el llamado derecho
interregional.
7. EL DERECHO INTERREGIONAL
Según el artículo 16.1 Cc: “Los conflictos de leyes que puedan surgir por la coexistencia de distintas
legislaciones civiles en el territorio nacional se resolverán según las normas contenidas en el capítulo
IV…”. La interpretación y aplicación de las normas de derecho interregional ha de estar en todo caso
presidida por el principio de igualdad de todos los ordenamientos jurídico-civiles coexistentes en
España que deriva de la propia constitución. Podemos decir que existen una reglas de conflicto que
resultan de los establecido en el artículo 16.1:
Ejemplo: si hubiese un conflicto entre el derecho catalán y el derecho aragonés, entonces habría un
problema de derecho interregional.
TEMA 8: EL OBJETO DE LOS DERECHOS
LOS BIENES
Los bienes son todos los posibles objetos del derecho subjetivo. Es decir, son las realidades sociales
sobre las que recae el poder en que todo derecho subjetivo consiste. Cuando hablamos de
realidades nos referimos a las cosas o cuerpos materiales perceptibles, pero también a los derechos
y a otras entidades apropiadas (los denominados bienes inmateriales).
Según el artículo 333 Cc: “Todas las cosas que son o pueden ser objeto de apropiación se consideran
como bienes muebles o inmuebles”. No todos los bienes pueden ser objeto de derechos, ya que los
derechos reales recaen sobre cosas corporales.
B. También se distingue entre los bienes muebles (se pueden desplazar) e inmuebles (no se pueden
desplazar).
C. Finalmente, podemos distinguir los bienes según la persona a la que pertenezcan, es decir, a
quien le corresponde la titularidad del bien. Podemos distinguir entre bienes de dominio público y
bienes de propiedad privada.
Los bienes conservan un valor jurídico sustancial para el Código civil, el cual distingue entre bienes
muebles e inmuebles. Cuando hablamos de bienes inmuebles podemos distinguir tres tipos: Los
bienes inmuebles por naturaleza, por incorporación o por destino. (Artículos 334 a 336 Cc).
Según el artículo 334 Cc son bienes inmuebles, en primer lugar, las tierras. Con esta expresión hace
referencia a las fincas que son las porciones de corteza terrestre delimitadas por una línea poligonal
cerrada y que forman una unidad de tráfico. Aunque se denominen bienes inmuebles por naturaleza,
las fincas, no son entidades ya existentes en la naturaleza que a posteriori puedan ser objeto de
derechos subjetivos, sino que son consecuencia de estos derechos.
También podemos hacer referencia a lo estipulado en el artículo 334.8 Cc, en el cual se consideran
también como bienes inmuebles a las minas, canteras y escoriales, mientras su materia permanece
unida al yacimiento, y las aguas vivas o estancadas.
5. BIENES INMUEBLES POR INCORPORACIÓN
Según el artículo 334.1 y el 334.2 Cc además de las fincas, se considera que son bienes inmuebles
“los edificios, los caminos y construcciones de todo género adherido al suelo, así como árboles,
plantas y frutos pendientes mientras estuvieren unidos a la tierra o formaron parte integrante de un
inmueble”. Son bienes inmuebles de manera fija que se considera que son por incorporación.
Para completar la definición, el artículo 334.3 Cc establece que se consideran bienes inmueble por
incorporación “Todo lo que esté unido a un inmueble de una manera fija, de suerte que no pueda
separarse de él sin quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto”.
En los apartados 4-7 del artículo 334 Cc se les confiere la consideración legal de bienes inmuebles a
ciertas cosas accesorias destinadas por el propietario al servicio de la finca, a las cuales es habitual
agrupar en la categoría de bienes inmuebles por destino. Es decir, los bienes inmuebles por destino
son bienes muebles destinados por el propietario a un bien inmueble. Es importante señalar que
podemos separarlos.
En realidad, estos son bienes muebles por naturaleza, pero el ordenamiento considera que forman
una unidad con el inmueble por naturaleza a cuyo servicio han sido destinados por su relación de
accesoriedad con él. Eso sí no a dicha unidad no se la puede clasificar como un bien inmueble, ya
que para ello debería poseer su propia individualidad y su naturaleza mobiliaria o inmobiliaria.
Según el artículo 111.1 de la Ley Hipotecaria, no comprende, salvo pacto expreso “Los objetos
muebles que se hallen colocados permanentemente en la finca hipoteca, bien para su adorno,
comodidad o explotación, o bien para el servicio de alguna industria, a no ser que puedan separarse
sin quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto”.
En virtud del artículo 335 Cc: “Son bienes muebles, los susceptibles de apropiación no comprendidos
en el capítulo anterior, y en general todos los que se pueden transportar de un punto a otro sin
perjudicar la cosa inmueble a la que estuviesen unidos.”
Para resolver los problemas de la vinculación de las cosas objetivamente diferentes, el Código civil
alemán establece las partes integrantes (sin ellas no puede decirse que exista la cosa misma) y las
pertenencias (están puestas al servicio de un bien principal). No obstante, en nuestro Código no está
previsto nada de esto.
8. LOS FRUTOS
Los frutos son bienes, que como rendimientos de ellas, producen las cosas según su destino
económico.
Según el artículo 355 Cc pueden ser naturales, que son “las producciones espontáneas de la tierra, y
las crías y demás productos de los animales”; industriales, que son “los que producen los predios de
cualquiera especie a beneficio del cultivo o del trabajo”; y civiles, que son las rentas o cantidades de
dinero que produce la cosa, no directamente, sino a consecuencia de ser la misma (la cosa), objeto
de una relación jurídica. Ejemplo: alquiler de edificios.
Tras haber clasificado los frutos, podemos distinguirlos según la titularidad de los mismos:
A. Frutos naturales e industriales, por lo general, mientras permanecen unidos a la cosa madre
carecen de individualidad y forman parte de aquella. Por lo tanto, no se puede hablar de la
titularidad de estos bienes, ya que no son cosa independiente.
En cambio, si se separan de la cosa madre, se convierten en cosas muebles, las cuales pertenecen al
propietario, a no ser que otra persona distinta del propietario tenga la facultad de percibirlas por
formar parte del contenido de un derecho del que sea titular.
B. Frutos civiles: A pesar de que el artículo 354.3 Cc dice que “pertenecen al propietario”, estos
corresponden a quien pueda reclamarlos, es decir, corresponden a quien por su posición jurídica
tiene derecho a ellos.
EL PATRIMONIO
El patrimonio es un concepto que viene a designar al conjunto de los bienes, incluyendo los
derechos de contenido económico y deudas de una persona (su activo y su pasivo), pero
contemplado de un modo permanente y dinámico.
El patrimonio, así concebido, no es un objeto de derecho, sino un mero concepto lógico al que
recurre el ordenamiento para imputar a las personas, activa y pasivamente, un conjunto de
relaciones jurídicas de contenido económico. De este modo, la idea de patrimonio sirve para explicar
cómo cada sujeto de derecho tiene un ámbito autónomo de responsabilidad.
TEMA 9: LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN
LEGITIMACIÓN
Desde el punto de vista del derecho subjetivo son necesarias la capacidad de obrar y la legitimación
para el ejercicio de los derechos.
La legitimación es la aptitud para realizar con eficacia el acto de ejercicio de que se trate. Esta es
conferida por el ordenamiento y deriva de la relación existente entre el sujeto que actúa y los
bienes o intereses a que su acto afecta.
A su vez, puede ser de dos tipos: Activa, legitimación o aptitud para ejercitar un derecho; o Pasiva,
que es la que permite a los legitimados activamente ejercitar aquél frente a la persona que la
posee.
La legitimación es directa cuando el titular del derecho y el sujeto que realiza el acto de ejercicio son
la misma persona.
En la legitimación indirecta, el sujeto que realiza el acto de ejercicio actúa para otro y por lo tanto,
ese mismo sujeto es el que hace que se creen efectos jurídicos en la esfera jurídica de otro, en este
caso el titular del derecho. Es decir, el sujeto, la persona aparece legitimada sin ser titular del
derecho que ejercita. Un ejemplo de este último tipo es que una persona posee un piso y lo quiere
vender, yo no puedo vender dicho piso a no ser que el propietario me deje.
REPRESENTACIÓN
3. CONCEPTO. CLASES
El derecho subjetivo puede ser ejercido por el titular del mismo o por otra persona que actúa por
él, cuando nos referimos al segundo caso estamos ante lo que llamamos representación.
La representación es el fenómeno jurídico por el cual una persona actúa en nombre de otra en
virtud de una legitimación que ésta le confiere, produciendo en el patrimonio o esfera jurídica de
esta última.
La representación legal: Es cuando tiene su origen en la ley, ya que es esta la que confiere la
legitimación al representante. Ejemplo, artículo 162 Cc, que establece que los representantes
legales del menor son los padres.
La representación es directa cuando el representante actúa en nombre del representado y por
cuenta o en interés ajenos. De forma que los efectos se producen directamente en el ámbito jurídico
del representado.
La representación voluntaria puede tener por objeto todos los actos que el representado podría
realizar por sí, quedando excluidas las incumbencias que el ordenamiento configura como
personalísimas (derecho de familia, declaraciones de voluntad mortis causa…). En casos como las
capitulaciones matrimoniales, la emancipación o el reconocimiento de hijos extramatrimoniales si
que se pueden llevar a cabo a través de representación.
Es decir, en la representación voluntaria y directa se necesita que el representado otorgue a favor del
representante un poder de representación, que legitime a éste para actuar en nombre del
representado produciendo esa actuación efectos en el ámbito del representado.
5. EL PODER DE REPRESENTACIÓN
Las facultades o posibilidades de actuación del apoderado dependen de la voluntad del poderdante,
que es el único que puede señalar los límites de actuación, hasta dónde puede actuar el primero
por él y comprometer su patrimonio. Es decir, el poderdante puede otorgar todas o algunas de las
facultades que el poder le confiere para actuar en nombre ajeno, de manera expresa o tácita.
Ese poder que se otorga será general, cuando permite al apoderado realizar todos los actos que el
poderdante podría realizar por sí. Mientras que podrá ser especial cuando permita al apoderado
realizar uno o varios actos determinados.
El poder faculta, pero no obliga. La existencia de poder no obliga al apoderado a actuar, ya que el
poder implica la posibilidad de actuar en nombre de otro, pero no la obligación. En caso de que junto
con el poder hubiese un contrato de mandato en virtud del cual el mandatario se obliga a llevar a
cabo una conducta para el mandante.
El apoderado puede transferir a otra persona las facultades que el poderdante le ha otorgado en el
poder, siempre que el poderdante lo haya autorizado, expresa o tácitamente, al dar el poder. A su
vez, también puede revocar el poder (declaración de voluntad en sentido contrario).
¿Qué ocurre si alguien actúa en nombre y por cuenta de otro sin poder?
El ordenamiento permite que el contrato adquiera eficacia si lo ratifica el representado -arts. 1259 y
1727 Cc-. Mientras no se ratifique el contrato. no producirá efectos. Ratificado el contrato, produce
los mismos efectos que si se hubiese celebrado con poder.