Las preguntas de Milinda

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Las Preguntas del Rey Milinda

Introducción

En el país de los griegos bactrios había una ciudad llamada Sagala, un gran
centro de comercio. Ríos y colinas la embellecían, exquisitos paisajes la
rodeaban y poseía muchos parques, jardines, bosques y estanques de lotos.
Su rey era Milinda, un hombre instruido, experimentado, inteligente y
competente, quien observaba todos los ritos brahmánicos apropiados en los
momentos adecuados en consideración a las cosas pasadas, presentes y
futuras. Como contendiente en los debates era difícil de atacar, difícil de
vencer y era reconocido como maestro de una secta.

Cierto día, un numeroso grupo de Arhats que moraban en un bien protegido


lugar de los Himalayas, enviaron un mensajero al Venerable Nagasena,
quien se hallaba entonces en el Parque Asoka de Patna, pidiéndole venir
pues ellos deseaban verlo. Nagasena inmediatamente condescendió
desvaneciéndose en donde estaba y apareciendo milagrosamente frente a
ellos.

Y los Arhats le dijeron: “Nagasena, aquel rey Milinda constantemente fatiga


a la orden de monjes con sus preguntas y repreguntas, con argumentos y
contra argumentos. ¡Por favor Nagasena, ve y véncelo!
Mas Nagasena replicó: “¡No sólo a este rey Milinda! ¡Si todos los reyes de la
India pudieran venir a verme con sus preguntas, yo bien podría dar cuenta
de ellas; y ya no podrían causar más tribulaciones! ¡Ustedes pueden ir a
Sagala sin miedo ninguno!”

Y los mayores de entre ellos descendieron a Sagala, iluminando la ciudad


con sus mantos amarillos que brillaban cual lámparas; llevando consigo las
frescas brisas de las sagradas montañas.

El Venerable Nagasena permaneció en la ermita de Sankheyya junto con


80,000 monjes. El rey Milinda acompañado por un séquito de 500 griegos
subió a dónde él estaba, lo saludó cortésmente y tomó asiento a un
costado. Nagesena retribuyó sus saludos, y su cortesía plugo el corazón del
rey.
El Carro

El rey Milinda le preguntó: “¿Cómo es conocido su reverencia?, ¿Cuál es su


nombre, señor?

“Soy conocido como Nagasena, oh gran rey; y como Nagasena se dirigen a


mí habitualmente mis compañeros religiosos. Mas, aunque mis padres me
dieran un nombre tal como Nagasena, o Surasena, o Virasena, o Sihasena,
esta palabra ‘Nagasena’ es sólo una denominación, una designación, un
término conceptual, un apelativo corriente, un mero nombre. Aquí no puede
ser asida una persona real”.

Entonces el rey Milinda exclamó: “¡Ahora escuchen ustedes 500 griegos y


80,000 monjes, éste Nagasena me dice que no es una persona real! ¿Cómo
podrían esperar que yo estuviera de acuerdo con eso?” Y dirigiéndose a
Nagasena le dijo: “Muy reverendo Nagasena; si ninguna persona puede
asirse aquí, ¿quién recibe entonces lo que tú necesitas como vestidos,
alimentos, alojamiento y medicinas? ¿Quien es aquel que guarda las reglas
morales, practica la meditación, y realiza los [Cuatro] Caminos y sus Frutos,
y por lo tanto el Nirvana? ¿Quien es aquel que mata seres sintientes, toma
lo que no le es dado, comete descarríos sexuales, dice mentiras y bebe
intoxicantes? ¿Quien es aquel que comete los Cinco Pecados Mortales?
Pues, si no hubiera persona no habría mérito ni demérito, ni hacedor de
méritos, ni hechos demeritorios, ni agente tras todo esto, ni fruto de
acciones buenas o malas, ni recompensa o castigo por ellas. Si alguien te
matase, venerable Nagasena, entonces no estaría matando a ningún
maestro real o instructor o monje ordenado. Tú sólo me dijiste que tus
compañeros religiosos habitualmente se dirigen a ti como ‘Nagasena’.
Entonces ¿qué es este ‘Nagasena’?, ¿Son, tal vez, ‘Nagasena’ los cabellos
de la cabeza?”

“No, gran rey.”

“O, tal vez, las uñas, dientes, piel, músculos, nervios, huesos, médula,
riñones, corazón, hígado, membranas serosas, bilis, pulmones, intestinos,
mesenterio, estómago, excrementos; la hiel, flema, pus, sangre, grasa,
sebo, lágrimas, sudor, saliva, moco, el fluido de las articulaciones, la orina o
el cerebro dentro del cráneo son ‘Nagasena’?

“No, gran rey.”

“¿O ‘Nagasena’ es una forma, o sentimientos, o percepciones, o impulsos, o


conciencia?”

“No, gran rey.”

“Entonces, ¿es la combinación de forma, sentimientos, percepciones,


impulsos y conciencia?”
“No, gran rey.”

“Entonces, ¿se encuentra fuera de la combinación de forma, sentimientos,


percepciones, impulsos y conciencia?”

“No, gran rey.”

“Entonces, del modo en que lo busco, no puedo encontrar ningún Nagasena.


Este ‘Nagasena’ es sólo un sonido; mas, ¿quién es el Nagasena real? ¡Su
reverencia ha dicho una mentira, ha pronunciado una falsedad! ¡Realmente
no hay Nagasena!

Luego de escucharlo, el Venerable Nagasena dijo al rey Milinda: “Como rey


has sido educado con gran refinamiento y por ello evitas la rusticidad de
cualquier clase. Si tú caminaras a mediodía sobre este caliente suelo de
quemante arena, tus pies tocarían la áspera grava, la arena y los guijarros.
Ellos te herirían, tu cuerpo se cansaría, tu mente se vería disminuida y la
conciencia de tu cuerpo se vería invadida por el dolor. Entonces, ¿cómo
llegaste?, ¿a pie o sobre alguna cabalgadura?”

“No vine a pie, señor. Vine en un carro”

“Si viniste en un carro dime, por favor, qué es un carro. ¿Es el maderamen
el carro?”

“¡No, reverendo señor!”

“¿Lo es entonces el eje?”

“¡No, reverendo señor!”

“¿Es el carro el armazón, o las ruedas, o los estandartes, o la yunta, o las


riendas, o el látigo?”

“¡No, reverendo señor!”

“Entonces, ¿es el carro la combinación de maderamen, ejes, ruedas,


armazón, estandartes, yunta, rienda y látigo?”

“¡No, reverendo señor!”

“Entonces, ¿está el carro fuera de la combinación de maderamen, ejes,


ruedas, armazón, estandartes, yunta, riendas y látigo?”

“¡No, reverendo señor!”

“Entonces, del modo en que lo busco, no puedo encontrar carro alguno. Este
‘carro’ es tan solo un mero sonido, pero ¿cuál es el carro real? ¡Su Majestad
ha dicho una mentira, ha proferido una falsedad! ¡Realmente no hay ningún
carro! Su Majestad es el rey más grande de toda la India, entonces, ¿a quien
temes que no dices la verdad?” Y exclamó: “¡Ahora escuchen 500 griegos y
80,000 monjes! Este rey Milinda me dice que ha venido en un carro, pero
cuando le pido que me explique qué es un carro, no puede establecer su
existencia. ¿Cómo podría uno aprobar aquello?”

Los 500 griegos aplaudieron al Venerable Nagasena y le dijeron al rey


Milinda: “Ahora, su Majestad, salga de esto si le es posible”

Pero el rey Milinda replicó a Nagasena: “Oh Nagasena, no he dicho


falsedades. Existe una dependencia entre el eje, las ruedas, el armazón,
etc.; entonces surge la denominación ‘carro’ como una denominación, un
término conceptual, un apelativo corriente y un mero nombre.”

Entonces Nagasena respondió: “Su Majestad ha hablado bien sobre el carro.


Lo mismo acontece conmigo. Es en la dependencia de las 32 partes del
cuerpo y los 5 Skandhas ( 1) donde la denominación ‘Nagasena’ surge, como
una designación, como un término conceptual, un apelativo corriente, un
mero nombre. En la realidad última, sin embargo, esta persona no puede
ser hallada. Y esto fue dicho por nuestra hermana Jira cuando se encontró
cara a cara con el Señor Buda.

“Donde todas las partes constituyentes están presentes se aplica la palabra


‘carro’. Así, donde están los Skandhas se usa comúnmente el término ‘ser’.”

Y el rey Milinda prorrumpió exultante: “¡Esto es maravilloso, Nagasena!


¡Esto es asombroso, Nagasena! ¡Estas preguntas han sido contestadas del
modo más brillante! Si el mismo Señor Buda hubiera estado presente aquí,
hubiera aprobado lo que has dicho. ¡Bien dicho, Nagasena, bien dicho!

1 5 Skandhas.- Se refiere a los cinco agregados que componen el “yo”:

1. El agregado de la forma
2. El agregado de las sensaciones
3. El agregado de las percepciones
4. El agregado de la formaciones mentales
5. El agregado de la conciencia
Identidad Personal y Renacimiento

El rey preguntó: “Cuando alguien renace, Venerable Nagasena, ¿es el


mismo que murió o es otro?”

El anciano respondió: “No es el mismo, tampoco es otro.”

“Te pido que me ilustres sobre esto.”

“¿Qué piensas, gran rey? ¿El pequeño y suave infante que fuiste cuando
recién nacido es el mismo que eres ahora ya crecido?”

“No, aquel infante fue uno. Yo soy otro.”

“Si esto es así, gran rey, ¡tú no has tenido madre, ni padre, ni crecimiento,
ni educación! ¿Debemos concluir de este modo que hay una madre para la
primera etapa del embrión, otra para la segunda etapa, otra para la tercera,
otra para la cuarta, otra para el neonato y otra para el hombre adulto? ¿Es
el niño que empieza su educación uno y otro el que la concluye? ¿Es uno
quien comete un crimen y otro a quien le cortan las manos?

“¡Ciertamente no! Mas, ¿Qué dirías tú, reverendo señor, de todo esto?”

El anciano replicó: “Yo ni fui el pequeño infante recién nacido, ni soy el


hombre adulto, pero ambos están comprendidos en una sola unidad siendo
dependientes del mismo cuerpo.”

“¿Podrías hacer un símil?”

“Si un hombre encendiera una lámpara, ¿podría dar luz durante toda la
noche?”

“Si, lo podría.”

“¿Es la llama que arde en la primera vigilia de la noche la misma que arde
durante la segunda?

“No son la misma”

“¿Deberemos decir, entonces, que había una lámpara en la primera vigilia,


otra en la segunda y otra en la tercera?”

“No, porque la luz de la misma lámpara brilla durante toda la noche.”

“De igual forma debemos entender la disposición de una serie sucesiva de


dharmas. En el renacimiento un dharma se despierta, mientras otro se
detiene, mas los dos procesos tienen lugar casi simultáneamente (i. e. son
continuos). Por tanto, el primer acto de conciencia en la nueva existencia no
es el mismo que el último acto de conciencia de la existencia previa, ni es
otro.”

“Podías darme otro símil.”

“La leche, luego de ser obtenida, se convierte después de un tiempo, en


cuajada, posteriormente se transforma en mantequilla fresca y finalmente
en ghee. ¿Sería correcto decir que la leche es la misma cosa que la cuajada,
que la mantequilla fresca o que el ghee?”

“No, eso no se podría afirmar, pero las últimas fueron generadas a partir de
la primera.”

“Justamente así debe ser comprendida la disposición de una serie de


dharmas sucesivos.”

Identidad Personal y Karma.

El rey preguntó: “¿Existe, Venerable Nagasena, algún ser que pasa de este
cuerpo a otro cuerpo?”

El Venerable Nagasena le contestó de este modo: “¡No, Su Majestad!”

El rey Milinda formuló una nueva interrogante: “Si no se produjera el paso


de un cuerpo a otro, ¿uno no podría ser liberado en la próxima vida de las
malas acciones cometidas en el pasado?”

“Si, una cosa tal podría ocurrir si uno no se ligara nuevamente a un nuevo
organismo. Mas, desde que uno se liga a un nuevo organismo, no queda
libre de las malas acciones.”

“¿Podrías hacer un símil?”

“Si un hombre roba los mangos de otro, ¿merecería ser azotado por eso?”

“Si, por supuesto.”

“Pero él no podría haber robado los mismos mangos que el otro había
plantado, ¿porqué debería ser castigado?”

“Por la razón de que los mangos robados crecieron a partir de aquellos que
fueron plantados.”

“Exactamente de este modo, Majestad, es debido a las acciones que uno


realiza por medio de este organismo psico-físico, ya sean puras o impuras,
que uno es vuelto a ligarse a otro organismo psico-físico, y de esta manera
uno no queda librado de sus malas acciones.”
“¡Muy bien, Venerable Nagasena!”

Y el rey dijo: “¿Es a través de la atención sabia que las personas pueden
librarse de futuros renacimientos?”

“Así es. Debido a la atención sabia; y también a la sabiduría y a los otros


saludables dharmas.”

“¿No es la atención sabia lo mismo que la sabiduría?”

“No Majestad, la atención es una cosa y la sabiduría es otra. Las ovejas y


cabras, los bueyes y los búfalos, los camellos y los asnos tienen atención,
mas carecen de sabiduría.”

“Bien dices, Venerable Nagasena.”

El rey Milinda preguntó: “¿Cuál es la característica de la atención y cuál la


de la sabiduría?”

“La consideración es la característica de la atención. El cortar es la de la


sabiduría”

“¿De que modo se verifica esto? ¿Podría el Venerable hacer un símil?”

“¿Conoce Su Majestad a los segadores de cebada?”

“Así es, los conozco.”

“¿De que manera siegan ellos la cebada?”

“Con la mano izquierda toman un manojo de cebada, con la mano derecha


sostienen una hoz con la que cortan la cebada.”

“Igualmente, Majestad, el yogi sujeta sus procesos mentales con su


atención; y con su sabiduría corta las máculas.”

“¡Bien dicho, Venerable Nagasena!”

El rey Milinda dijo: “Cuando el Venerable hablaba de los otros saludables


dharmas, ¿a qué se estaba refiriendo?”

El Venerable Nagasena dijo: “A la moralidad, a la fe, al vigor, a la atención y


a la concentración.”

“¿Y cual es la característica de la moralidad?”

“La moralidad tiene la característica de proveer de un cimiento a todos los


demás dharmas, cualquiera que ellos pudieran ser. Cuando esté cimentado
en la moralidad, ningún dharma menguará.”
“¿Podría el venerable ilustrar este tópico?”

“Como todas las plantas y animales que crecen, medran y prosperan


teniendo a la tierra como base, así el yogi con la moralidad como base
desarrolla las cinco virtudes cardinales, i. e. fe, vigor, atención,
concentración y sabiduría.”

El Venerable Nagasena continuó: “Como los constructores de ciudades al


construir una villa primeramente limpian el lugar de tocones y espinos, lo
nivelan, trazan las calles y encrucijadas y sólo después construyen la villa;
así el yogi desarrolla las cinco virtudes cardinales con la moralidad como
soporte, con la moralidad como cimiento.”

El rey demandó: “¿Cuál es la característica de la fe?”

“La fe produce serenidad, y catapulta hacia delante.”

“¿Cómo la fe produce serenidad?”

“Cuando la fe es consistente, detiene los [cinco] obstáculos y el corazón se


libera de ellos deviniendo claro, sereno e imperturbado.”

“¿Podría el Venerable poner un ejemplo?”

“Un monarca universal podría atravesar junto con una armada cuádruple un
pequeño arroyo que encontrara en el camino. Al ser removidas por
elefantes y caballos, por los carros y la infantería, las aguas podrían
volverse turbias, agitadas y barrosas. Habiendo cruzado el arroyo, el
monarca universal pudiera pedir a sus hombres que le trajesen agua para
beber, Mas este monarca podría poseer una milagrosa gema limpiadora de
agua, y sus hombres, en obediencia de su mandato, podrían arrojarla dentro
del arroyo. Entonces, a una sola vez, todos los fragmentos de vegetación
flotarían y se apartarían, el barro se asentaría totalmente en el fondo y el
arroyo se tornaría claro, sereno e imperturbado con aguas listas para ser
bebidas por el universal soberano. Aquí el arroyo corresponde al corazón,
los hombres del monarca al yogi, los fragmentos de vegetación y el barro a
las máculas y la milagrosa gema limpiadora del agua a la fe.”

“¿Y de que modo la fe catapulta hacia delante?”

“Cuando el yogi ve que los corazones de otros han sido liberados, él es


empujado hacia delante por vía de la aspiración, hacia los varios frutos de la
vida santa; y hace esfuerzos para obtener lo aún no obtenido, para
encontrar lo aún no encontrado, para realizar lo aún no realizado.”

“¿Podría el venerable ilustrar este tópico?”

“Supón que una nube va a descargarse sobre la ladera de una colina. El


agua fluiría colina abajo llenando primero todas las grietas, fisuras y
depresiones. Y podría luego discurrir hacia el río bajo la colina y aún llenar
su cauce y desbordarlo por ambas riberas. Ahora supón más allá un gran
gentío que ha llegado hasta un lado del río, e incapaz de ponderar la
anchura y profundidad de él, permanece temeroso y dubitante. Mas
entonces llega otro hombre que, seguro de su fuerza y poder, ata
firmemente sus ropas a su ijar y salta para cruzar el río. El resto de la gente,
viéndolo al otro lado, cruza el río de la misma manera. Igualmente el yogi, al
ver liberados los corazones de otros, salta hacia delante por la aspiración a
los variados frutos de la vida santa; y hace esfuerzos para obtener lo aún no
obtenido, para encontrar lo aún no encontrado, para realizar lo aún no
realizado. Por ello el Señor Buda dijo en el Samyutta Nikaya:

Por la fe la corriente es cruzada,

Por la vigilancia el mar;

Por el vigor la enfermedad es superada,

Por la sabiduría se es limpiado.”

El rey tornó a preguntar: “¿Cuál es la característica del vigor?”

“El vigor sostiene. Y cuando se está sostenido por el vigor, ningún saludable
dharma mengua, disminuye o se desvanece.”

“¿Cómo podría ejemplificarse esto?”

“Si la casa de un hombre estuviera cayéndose, este hombre correría a


sostener la casa con nuevos listones de madera, y así evitaría el colapso de
la misma.”

El rey preguntó: “¿Cuál es la característica de la atención?”

El venerable y paciente Nagasena dijo: “Cuando la atención se levanta, uno


recuerda cuáles de los dharmas entre los que puede encontrarse son
saludables y cuáles no lo son; cuales son reprobables o no, inferiores o
sublimes, enturbiados o iluminados; estas son las cuatro aplicaciones de la
atención, los cuatro esfuerzos correctos, los cuatro caminos de poder
psicológico, las cinco virtudes cardinales, los cinco poderes, las siete ramas
de la iluminación; esto es el noble sendero óctuple, es la calma, es la
introspección última, es conocimiento y es emancipación. Por lo tanto, el
yogi atiende aquellos dharmas que deben ser atendidos, y no atiende
aquellos que no deben ser atendidos, participa de aquellos dharmas que
deben ser seguidos y no se involucra con aquellos que no deben seguirse.
Es en éste sentido en el que el recordar es la característica de la atención.”

“¿Podría el venerable iluminar el tópico con un símil?”


“Esto es como el tesorero de un monarca universal que cada tarde y
mañana recuerda a su real amo sus magníficos valores: ‘Tienes tantos
elefantes, tantos caballos, tantos carros, tanta infantería, tantas monedas
de oro, tantos lingotes, tantas propiedades, ¡pueda su majestad tenerlo en
mente! De este modo recuerda las riquezas de su amo.”

“¿Y cómo trabaja la atención?”

“La atención trabaja examinando el resultado de los dharmas benéficos y


dañinos de esta forma: ‘Estos dharmas son benéficos, estos son dañinos;
estos dharmas son útiles, estos no son útiles’. Por tanto el yogi remueve los
dharmas dañinos y acoge los benéficos; remueve los inútiles y acoge los
útiles. De esta forma trabaja la atención.”

“Te pido que me des una comparación.”

“Esto es como el imponderable consejero de un monarca universal quien


conoce qué es beneficioso o perjudicial para su amo, qué es útil o no útil.
Así lo que es dañoso es apartado y lo que es benéfico acogido.”

El rey preguntó: “Cuál es la característica de la concentración.”

“La característica de la concentración es estar a la cabeza. Cualquier


dharma que fuere, todos estarán encabezados por la concentración,
dirigidos a la concentración, conducidos a la concentración, inclinados a la
concentración.”

“Ten a bien hacer una analogía respecto a ello.”

“Esto es como un edificio con un tejado puntiagudo. Todas las vigas de su


estructura convergerán en la punta más alta, se dirigirán hacia arriba, se
encontrarán en lo alto, y tal cúspide ocupará el lugar más prominente. De la
misma forma se relaciona la concentración con los otros saludables
dharmas”

“Sé compasivo y dame otra parábola sobre esto.”

“Si un gran rey fuera a entrar en batalla con las cuatro divisiones de su
armada, él dispondría de todos sus hombres y equipamiento, esto es:
elefantes, caballería, carros e infantería, de modo que las divisiones de la
armada dispuestas alrededor del gran rey pudieran ser usadas eficazmente
por éste. De igual forma se relaciona la concentración con respecto a todos
los otros dharmas saludables.”

El rey preguntó: “Entonces, ¿cuál es la característica de la sabiduría?”

“Cortar, como ya fue dicho, es lo que caracteriza a la sabiduría. Además de


ello, ilumina.”

“¿De qué modo ilumina la sabiduría?”


“Cuando la sabiduría de desarrolla, disipa la obscuridad de la ignorancia,
genera la iluminación del conocimiento, enciende la luz de la cognición y
aclara totalmente las nobles verdades. Por tanto, el yogi poseedor de la
correcta sabiduría puede ver la impermanencia, la enfermedad y la
inexistencia de un ego.”

“Por favor, elabora una comparación.”

“Es como la lámpara que un hombre puede encender dentro de una obscura
casa. Ella tiene el poder de disipar la obscuridad, de iluminar, de proveer de
luz y de hacer aparecer claramente las formas de la casa.”

“¡Bien dicho Nagasena!”


Los Problemas del Nirvana

El rey preguntó: “¿Es la cesación el nirvana?”

“Si, Su Majestad.”

“¿Cómo se verifica esto, Venerable Nagasena?”

“La gente común se deleita enloquecidamente en los sentidos y en sus


objetos; están impresionados por ellos, están apegados a ellos. De esta
manera son arrastrados por la corriente y no se ven libres del nacimiento, la
vejez y la muerte, ni de la aflicción, los lamentos, las penas, la tristeza y la
desesperación. Ellos no están liberados del sufrimiento. Mas, los bien
enseñados nobles discípulos no se deleitan en los sentidos ni en sus objetos,
no están impresionados por ellos, no están apegados a ellos. En
consecuencia su deseo cesa. La cesación del deseo conduce sucesivamente
a la del apego, del devenir, del nacimiento, de la vejez y la muerte, de la
aflicción, de los lamentos, las penas, la tristeza y la desesperación; es decir
a la cesación de todo este cúmulo de males, por tanto, esta cesación es el
Nirvana.”

Dijo el rey Milinda: “¡Muy bien Nagasena!” Y al punto formuló otra


interrogante: “¿Todos los seres ganan el Nirvana?”

“No, no todos ganan el Nirvana. Sólo ganan el Nirvana aquellos que,


progresando correctamente, conocen por su conocimiento superior aquellos
dharmas que deben ser conocidos por el conocimiento superior;
comprenden aquellos dharmas que deben ser comprendidos; abandonan
aquellos dharmas que deben ser abandonados; desarrollan aquellos
dharmas que deben ser desarrollados y realizan aquellos dharmas que
deben ser realizados.”

“¡Muy bien Nagasena! ¿Conocen aquellos que no han ganado el Nirvana


cuan feliz es aquel estado?”

“Si, lo saben.”

“Mas, ¿Cómo puede uno conocer el Nirvana sin haberlo obtenido?”

“Ahora, ¿qué piensa Su Majestad, conocen aquellos que no tienen sus


manos y pies cortados cuan desgraciado es tener cortadas las manos y los
pies?”

“¡Oh si, lo conocen!”

“¿Y cómo lo conocen ellos?”

“¡Escuchando las lamentaciones de aquellos cuyas manos y pies han sido


seccionados!”
“Del mismo modo, es escuchando las palabras de aquellos quienes
alcanzaron el Nirvana que uno conoce que es feliz y bienaventurado.”

“¡Bien dicho, Nagasena!”


La Naturaleza del Nirvana

El rey Milinda tomó nuevamente la palabra: “Te concedo, Nagasena, que el


Nirvana es la absoluta tranquilidad, y que sin embargo uno no puede
señalar su forma o aspecto, su duración o medida, ni por analogía, ni por
explicación, ni por razonamiento o argumentación. Pero tal vez posea
alguna cualidad que comparta con otras cosas que permitiera una
explicación metafórica.”

“Su forma, oh rey, no puede ser elucidada por símiles, pero sus cualidades
si pueden.”

“¡Agradable y propicio es oír eso, Nagasena!, ¡Te exhorto a hablar


prontamente y pueda así obtener aun una explicación sobre los aspectos
del Nirvana!, ¡Calma la fiebre de mi corazón con la fresca brisa de tus sabias
palabras!”

“El Nirvana comparte una cualidad con el loto, dos con el agua, tres con la
medicina, diez con el espacio, tres con la joya otorgadora de deseos y cinco
con la cima de una montaña.

Así como el loto no es impregnado por el agua, de igual forma el Nirvana


nunca es mancillado por ninguna mácula. Así como la frescura del agua
alivia el calor febril, así el Nirvana es fresco y alivia la fiebre de todas las
pasiones. Además, como el agua quita la sed de hombres y bestias
exhaustas, deshidratadas, sedientas y subyugadas por el calor, así el
Nirvana quita la sed por los disfrutes sensuales, la sed por el devenir futuro,
la sed por la cesación del devenir futuro.

Como la medicina nos protege de los tormentos de los venenos, así el


Nirvana nos protege de los tormentos de las ponzoñosas pasiones.
Asimismo, como la medicina pone fin a la enfermedad, el Nirvana pone fin a
los sufrimientos; además ambos, el Nirvana y la medicina, proveen
seguridad.

Y éstas son las diez cualidades que el Nirvana comparte con el espacio:
Ninguno de los dos nace, ni crece, ni mengua, ni muere, ni renace, ni son
domeñables, ni pueden ser robados, ni están apoyados en nada, son
caminos para el viaje de aves y Arhats respectivamente, son inobstruidos e
infinitos.

Como la joya otorgadora de deseos el Nirvana concede todo lo que uno


pudiera desear, trae alegría y derrama luz.

Como la cima de una montaña es elevada y exaltada, de la misma manera


es el Nirvana, así como no puede sacudirse la cima de una montaña, de
igual modo el Nirvana es estable, como el pico de una montaña es
inaccesible, así el Nirvana es inaccesible a todas las pasiones, como las
semillas no pueden germinar en el pico de una montaña, así las semillas de
la pasión no pueden medrar en el Nirvana y, finalmente, como la cúspide de
una cordillera está libre de cosas extrañas que la alteren y mancillen, así el
Nirvana está libre de todo deseo de agrado o desagrado.”

“¡Bien dicho, Nagasena; a tal punto bien dicho que lo acepto!”

La Realización del Nirvana

El rey Milinda dijo: “En el mundo podemos ver cosas generadas por el
karma, cosas producidas por una causa, cosas producidas por la naturaleza.
Dime, ¿qué cosas en el mundo no son producidas por el Karma, o una causa
o por la naturaleza?”

El Venerable Nagasena respondió con estas palabras: “Existen dos cosas


así: El espacio y el Nirvana.”

Mas el rey Milinda replicó abruptamente: “¡Oh Nagasena, no corrompas las


palabras del Jina (Buda)!, ¡No respondas a la pregunta ignorantemente!”

“¿Que palabras mías te hacen hablarme de este modo Majestad?”

“Dijiste que el espacio no ha nacido del karma, ni es generado por causa o


por función de la naturaleza, y eso es correcto. Pero con cientos de
argumentos el Señor Buda ha proclamado a sus discípulos la vía para la
realización del Nirvana; ¿y aún dices que el Nirvana no nace de causas?”

“Es cierto que el Señor Buda ha proclamado con cientos de argumentos a


sus discípulos la vía para la realización del Nirvana, pero eso no significa
que él haya hablado de una causa que produzca el Nirvana.”

“Aquí, Nagasena, pasamos de una obscuridad a una obscuridad mayor, de


una selva a una jungla más frondosa, de un bosquecillo a un denso bosque
en tanto que hemos dado una causa para la realización del Nirvana, pero
además no concedemos una causa para la producción del mismo dharma [i.
e. el Nirvana]. Si hay una causa para la realización del Nirvana, tendríamos
que esperar una para su producción. Si un hijo tiene un padre, tendríamos
que esperar que el padre haya tenido a su vez un padre. Y si el discípulo
tiene un maestro, habremos de pedir que el maestro haya tenido también
su propio maestro. Si hubo una semilla para que haya un brote, uno tendría
que esperar por tal razón que a su vez la tal semilla haya provenido de otra
planta y, por tanto, de otra semilla. Sólo así, si hay causa para la realización
del Nirvana, uno podría, por tal razón, esperar una causa para su
producción. Si un árbol tiene una copa, entonces, debe forzosamente tener
un tronco y unas raíces. Así que, si hay una causa para la realización del
Nirvana, debe haber una para su producción.”

Y el gran Nagasena, tomando la palabra, dijo: “El Nirvana, oh rey, no es algo


que pueda ser producido. Esta es la razón por la que no se ha proclamado
una causa para su producción.”
El rey, solícitamente, pidió: “Por favor, Nagasena, te ruego me des una
razón, ¡convénceme con argumentos de manera que pueda entenderlo!”

El Venerable Nagasena le respondió, lleno de amabilidad, con las siguientes


razones: “Muy Bien. Entonces, rey, atiende cuidadosamente; con diligencia
escucha y te diré los motivos de esto.

¿Podría un hombre, usando su natural fortaleza, subir hasta los montes


Himalayas?”

“Si, él podría.”

“Pero, ¿podría un hombre, con su natural fortaleza, traer los montes


Himalayas hasta aquí?”

“No, él no podría.”

“De este mismo modo es posible señalar la vía de realización del Nirvana,
mas imposible mostrar una causa de su producción. Responde, oh rey
¿puede un hombre, con su fuerza natural, cruzar en bote sobre el gran
océano y alcanzar la otra orilla?”

“Si, él podría.”

“Pero, ¿podría aquel hombre con su fuerza natural traer la otra orilla a esta
orilla?

“No, él no podría.”

“Igualmente, es posible señalar el camino de realización del Nirvana, pero


no es posible mostrar la causa de su producción. La razón de esto es que el
Nirvana es incondicionado.”

“Entonces, Nagasena, ¿es el Nirvana incondicionado?

“Así, oh rey, incondicionado es el Nirvana, no hecho de nada. Del Nirvana


uno no puede predicar que es producido, o no es producido, o que podría
ser producido; que es pasado, presente o futuro; o que uno puede captarlo
por los ojos, los oídos, la nariz, la lengua o el cuerpo.”

“En tal caso, Nagasena, estás afirmando que el Nirvana es un dharma que
no es; y por lo tanto que no existe.”

“El Nirvana es algo reconocible por la mente. Un santo discípulo que ha


seguido el camino correcto ve el nirvana con una mente que es pura,
sublime, recta, inestorbada y desinteresada.”

“Pero, ¿entonces como qué es el Nirvana? ¡Dame un símil y convénceme


con argumentos!, ¡Un dharma que existe seguramente puede ser ilustrado
por analogías!”
Nagasena prosiguió de este modo: “Dime, oh rey, ¿existe algo llamado
viento?”

“Ciertamente tal cosa existe.”

Entonces, ¿podría Su Majestad mostrarme el viento, su color y forma, sus


cualidades delgada o gruesa, o si es largo o corto?”

“Uno no puede mostrar el viento de ese modo, pues el viento no se presta


para ser agarrado entre las manos o tocado. Con todo, existe una cosa tal
llamada ‘viento’.”

“Si uno no puede mostrar al viento, entonces podríamos concluir que no


existe después de todo.”

“Mas yo sé; Nagasena, que existe el viento. Estoy totalmente convencido de


eso, a pesar de que no pueda señalártelo.”

“Exactamente igual, oh rey Milinda, existe el Nirvana, pero uno no puede


señalarlo; menos aún por su color o forma.”

“Muy bien, Nagasena. Claro es el símil y convincente el argumento. Así es


esto y así lo acepto: existe un Nirvana.”

Los Arhats y sus Cuerpos

El rey continuó su interrogatorio formulando una nueva pregunta: “Aquel


que nunca más renace, ¿siente algún sentimiento desagradable?”

El venerable anciano respondió: “siente algunos y otros no.”

“¿Cuáles siente y cuáles no?”

“Siente dolor físico, pero no tribulaciones mentales.”

“¿Cómo es esto posible?”

“Las causas y condiciones que producen el dolor físico aún no han cesado
de operar, mientras que las que producen las tribulaciones mentales si. Y
así fue dicho por el Señor Buda: ‘Un solo tipo de sentimientos él siente,
físicos, mas no mentales’.”

“Y cuando siente un dolor físico, ¿porqué no escapa al Nirvana final


muriendo rápidamente?”

“Un Arhat no tiene más agrado o desagrado. Un Arhat no sacude el fruto


inmaduro para que caiga, él sabiamente espera a que madure. Y así ha sido
dicho por Sariputra, el caudillo del Dharma:
‘No es la muerte ni es la vida lo que yo estimo. Sólo espero mi tiempo como
un sirviente espera por su paga. No es la vida ni es la muerte lo que yo
aprecio. Tan sólo espero mi tiempo en total atención y sabiduría’.”

“¡Bien dicho, Nagasena!”

El rey continuó interrogando al Venerable Nagasena: “¿Es el cuerpo


estimable para tus reclusos?”

“No, no lo es.”

“Entonces, ¿porqué el Venerable Nagasena parece cuidar el suyo y tenerlo


en gran estima?”

“¿Ha sido Su Majestad herido por una flecha alguna vez y el algún lugar en
el curso de una batalla?”

“Si, tal cosa ha ocurrido.”

“Y en tales casos, ¿no ha sido la herida limpiada con aceites, ungida con
ungüentos y vendada con finos vendajes de lino?”

“Si señor, así fue.”

“Entonces, ¿es éste tratamiento un signo de que la herida es altamente


apreciada por Su Majestad?”

“No, las heridas no son apreciadas por mí. Pero todo esto es hecho para que
la carne pueda crecer de nuevo.”

“Del mismo modo, el cuerpo no es estimado por los reclusos. Sin estar
apegados al cuerpo, ellos tienen cuidado de él con el propósito de hacer la
vida santa posible. El Señor Buda ha comparado el cuerpo a una herida; por
tanto, el recluso cuida el cuerpo como cuidaría una herida, sin apegarse a
él. Pues el Señor Buda dijo:

‘Una húmeda piel la oculta,

Pero es una herida,

Grande, con nueve aberturas.

Todo alrededor de ella se troca impuro,

Desagradable es el olor de la materia’.”

“¡Bien contestado, Nagasena!”


El rey preguntó: “¿Cuál es la diferencia entre alguien con avaricia y alguien
sin avaricia?”

“Uno está apegado, el otro no está apegado.”

“¿Qué significa esto?”

“Uno anhela, el otro no.”

“Del modo en que lo veo, la persona avariciosa tanto como la libre de


avaricia desean una comida agradable, y ninguna desea una desagradable.”

“La persona que no está libre de avaricia come su comida experimentando


tanto el sabor, como anhelo del sabor. La que está libre de avaricia come su
comida experimentando el sabor, pero ningún anhelo de él.”

“¡Muy bien, Nagasena!”

Y el rey preguntó nuevamente: “¿Porqué razón el común de los seres sufre


tribulaciones físicas y mentales?”

“Por que su opinión no está desarrollada. Es como un buey hambriento y


excitado que ha sido atado con una débil, frágil y corta pieza de paja o
enredadera, que cuando se agita rompe las ataduras y parte arrastrando a
su guardián. De igual modo, alguien, cuyas opiniones no están
desarrolladas, se agita en su mente cuando los pesares surgen en ella y su
agitada mente hace a su cuerpo doblarse y retorcerse. Subdesarrollado en
su mente, él tiembla, grita y llora de terror. Es esta la razón por la cual el
común de los seres sufre las tribulaciones físicas y mentales.”

“¿Y cuál es la razón por la que el Arhat tiene sólo sensaciones físicas pero
no mentales?”

“El pensamiento de los Arhats está desarrollado, bien desarrollado; está


domado, bien domado, es obediente y disciplinado. Cuando es invadido por
una sensación penosa, el Arhat abraza firmemente la idea de la
impermanencia, y ata su pensamiento al poste de la contemplación. Y su
pensamiento, amarrado al poste de la contemplación, no tiembla ni se
estremece, permanece fijo e imperturbado. No obstante, la perturbadora
influencia del sufrimiento, le hace doblar y retorcer su cuerpo.”

“¡Sin duda, Nagasena, esa debe ser la cosa más maravillosa del mundo, que
la mente pueda permanecer no sacudida mientras el cuerpo lo es! Dime la
razón de esto.”

“Supón, oh rey, que tenemos un árbol gigantesco con tronco, ramas y hojas.
Si tal árbol fuera azotado por la fuerza del viento, sus ramas podrían
agitarse pero, ¿se agitaría también el tronco?”

“No, Venerable Señor.”


“En igual medida el pensamiento del Arhat no tiembla ni se agita, como el
tronco de un árbol gigantesco.”

“¡Maravilloso, Nagasena!, ¡admirable, Nagasena!”


Conclusión

Como resultado de la discusión con Nagasena el rey Milinda fue humillado y


alborozado. Él vio el valor del camino del Buda, ganó confianza en Las Tres
Joyas, perdió su verbosidad y obstinación, ganó fe en las cualidades del
Anciano, en su observación de las reglas monásticas, su progreso espiritual
y su conducta general; se volvió confiado y resignado, libre de la vanidad y
la arrogancia. Como una cobra cuyos colmillos fueron arrancados, él dijo:
“¡Bien dicho, bien dicho, Nagasena!, ¡Has respondido a mis preguntas con la
sabiduría con que lo hubiera hecho el mismo Buda! Aparte de Sariputra, el
supremo caudillo del Dharma, no hay nadie en la congregación del Buda
que pueda lidiar con preguntas del modo en que tú lo haces. Perdona mis
transgresiones, Nagasena. ¡Pueda el Venerable Nagasena aceptarme como
un seguidor de la ley, como uno que toma refugio en Las Tres Joyas de hoy
en adelante y por tanto como mi vida perdure!”

Traducción al castellano por Fernando Saavedra, del texto ubicado en:


http://web.singnet.com.sg/~rjp31831/nagasena.htm para beneficio de todos
los seres sintientes.

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