Introduccion General Parkin y Stone

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APUNTES COMPLEMENTARIOS. ANTROPOLOGÍA DEL PARENTESCO Y LA FAMILIA.

INTRODUCCION GENERAL: ROBERT PARKIN Y LINDA STONE.

El parentesco ha sido un tema central en la antropología social desde sus inicios. Se resalta
su vínculo con la organización social y el desarrollo de la teoría antropológica. Inicialmente,
los antropólogos victorianos estudiaron el parentesco en sociedades no europeas,
influenciados por el evolucionismo y una visión eurocéntrica que asociaba estas sociedades
con estadios “primitivos” de desarrollo. Este enfoque se basaba en la idea de que estos
grupos podrían ofrecer pistas sobre los orígenes de la humanidad y de la organización
social.

A pesar de los prejuicios coloniales, el parentesco se mantuvo como un tema clave en


antropología hasta los años 70, ya que parecía estar en el núcleo de la estructura social de
las comunidades más estudiadas. Sin embargo, las sociedades europeas fueron ignoradas
durante mucho tiempo en este campo, ya que se consideran menos relevantes para teorías
universales.

Además, el parentesco ha sido importante porque muchos de los avances fundamentales


de la antropología han surgido a través de su estudio. Es uno de los pocos temas en los
que la antropología tiene un enfoque dominante, a diferencia de otras disciplinas como la
sociología o la historia de la familia. Sin embargo, el texto aclara que no todo parentesco es
biológico: en muchas culturas, las relaciones sociales (como adopciones o matrimonios)
desempeñan un papel igual o más importante.

La Idea de Parentesco en Antropología

El concepto de parentesco en antropología se ha constituido como un campo esencial para


comprender las estructuras sociales y culturales de las sociedades humanas. A diferencia
de la perspectiva occidental, que tiende a reducir el parentesco a relaciones biológicas
derivadas del sexo, la concepción y el parto, la antropología ha demostrado que esta idea
está profundamente mediada por las construcciones sociales y culturales propias de cada
comunidad.

Parentesco en Occidente: Biología y Metáforas Culturales

En las sociedades occidentales, el parentesco se entiende convencionalmente como un


sistema basado en la biología. Este modelo presupone que los hijos son el producto
biológico de ambos padres y que los hermanos comparten descendencia común. Sin
embargo, incluso dentro de este paradigma, las relaciones no biológicas también tienen
cabida. Ejemplos de ello son la adopción, las familias de acogida y las relaciones derivadas
de matrimonios previos, como los padrastros, madrastras y hermanastros. Estas relaciones,
aunque no se derivan directamente de la biología, son aceptadas como parte del
parentesco debido a su función social.

Además, las metáforas culturales desempeñan un papel crucial en la forma en que se


conciben las relaciones familiares en Occidente. El uso de la “sangre” como metáfora para
describir los vínculos familiares refleja una elección arbitraria y culturalmente determinada,
ya que otras sociedades emplean términos como “huesos” o “carne” para expresar estas
conexiones.

Parentesco en Otras Culturas: Diversidad y Complejidad

El parentesco en otras culturas a menudo se desvía de las nociones occidentales, al


incorporar elementos sobrenaturales, rituales y simbólicos. En algunos contextos, la
concepción y el nacimiento pueden explicarse mediante intervenciones divinas o
espirituales, lo que altera la percepción de los roles biológicos de los padres. Asimismo, las
sustancias consideradas como bases del parentesco, como la sangre o los huesos, varían
según las creencias culturales.

Las estructuras familiares también presentan una gran diversidad. En algunas sociedades,
la familia nuclear monógama “de por vida” es una excepción, mientras que en otras
predominan familias extendidas o sistemas de parentesco amplios que abarcan
generaciones. Por ejemplo, los grupos de descendencia (o descent groups) se trazan como
largas cadenas de vínculos entre generaciones, ya sea a través de la línea paterna
(patrilineal), materna (matrilineal) o de manera cognática, permitiendo conexiones por
ambas líneas.

Esta variabilidad también se refleja en los sistemas de parentesco que incluyen relaciones
adoptivas, de crianza o de afinidad. En muchos casos, el parentesco se define más por la
crianza y el cuidado que por la biología, lo que pone de manifiesto su naturaleza social.

La Relación Entre Parentesco y Matrimonio

El matrimonio, como institución clave en la mayoría de las culturas, tiene un papel


fundamental en la construcción del parentesco. A menudo se considera que legitima las
relaciones biológicas y sociales que sustentan el parentesco, especialmente en lo que
respecta a la crianza de los hijos. Sin embargo, el matrimonio en sí mismo no siempre se
reduce a una relación entre dos individuos; en muchos casos, es un contrato social que
vincula a familias o grupos enteros.

La diversidad en las formas de matrimonio también refleja las diferencias culturales en el


parentesco. Existen sociedades que permiten la poliginia (un hombre con más de una
esposa) o la poliandria (una mujer con más de un esposo), así como otras que prescriben el
matrimonio entre primos cruzados o establecen reglas estrictas de endogamia y exogamia.
Estas prácticas tienen consecuencias significativas para la forma en que se estructuran las
redes de parentesco y se trazan los vínculos genealógicos.
Genealogía y Terminología del Parentesco

La genealogía, como herramienta para trazar las relaciones de parentesco, ha sido


ampliamente utilizada por los antropólogos. Sin embargo, su utilidad no es universal. En
algunas culturas, las relaciones de parentesco se entienden a través de sistemas
terminológicos que clasifican a los parientes de manera distinta a las genealogías
occidentales. Por ejemplo, ciertos sistemas clasificatorios agrupan a los parientes
colaterales con los lineales (como tíos con padres), mientras que otros los distinguen
claramente.

Esta terminología refleja no solo los vínculos biológicos, sino también las funciones sociales
y las expectativas culturales asociadas a cada tipo de pariente. Además, algunos sistemas
incluyen relaciones basadas en la co-residencia o en el intercambio de recursos, lo que
subraya la importancia de los factores sociales y económicos en la definición del
parentesco.

El Parentesco como Construcción Social

El parentesco, tal como lo entiende la antropología, no es simplemente una extensión de la


biología, sino una construcción social que varía ampliamente entre culturas. Aunque los
aspectos biológicos son innegables, las relaciones sociales, simbólicas y culturales juegan
un papel igualmente importante. Esta comprensión permite a los antropólogos analizar
cómo las sociedades organizan sus relaciones y gestionan la continuidad generacional. En
última instancia, el estudio del parentesco revela tanto la diversidad de las experiencias
humanas como los procesos comunes que subyacen a las estructuras sociales.

UNA BREVE HISTORIA DEL PARENTESCO EN LA ANTROPOLOGÍA: SUS


RAÍCES EN MORGAN.

El estudio del parentesco en antropología tiene una raíz sólida en las contribuciones de
Henry Lewis Morgan, un abogado estadounidense que en el siglo XIX desarrolló una de las
primeras grandes teorías sobre la organización social humana. Morgan sentó las bases
para el análisis del parentesco como un fenómeno estructural y cultural, abordando temas
como la terminología de parentesco, los sistemas de descendencia y el papel del
matrimonio en las sociedades humanas. Este ensayo analiza la influencia de Morgan en el
desarrollo de la antropología del parentesco, sus descubrimientos principales y las críticas y
debates que generó su obra.

Contexto Histórico de Morgan y sus Motivaciones

Henry Lewis Morgan nació en 1818 en Nueva York, en un periodo en el que los Estados
Unidos aún no habían alcanzado el desarrollo moderno. Su interés por los iroqueses, una
tribu local de nativos americanos, surgió durante sus años de estudiante. A través de su
participación en asociaciones que recopilaban información sobre los iroqueses, Morgan
descubrió la organización matrilineal de esta sociedad y su sistema de parentesco, que
difería drásticamente del modelo occidental. Este descubrimiento marcó el inicio de su
investigación sobre los sistemas de parentesco a nivel global.

Morgan publicó dos obras principales que cimentaron su legado: Systems of Consanguinity
and Affinity of the Human Family (1870) y Ancient Society (1877). En estas obras, Morgan
buscó trazar un marco evolutivo para entender cómo las sociedades humanas habían
pasado de estructuras primitivas a formas complejas de organización social.

Terminología de Parentesco: Clasificatorio vs. Descriptivo

Uno de los aportes más significativos de Morgan fue la distinción entre sistemas de
parentesco clasificatorios y descriptivos. En los sistemas clasificatorios, comunes en
sociedades “primitivas”, los términos de parentesco no diferenciaban entre parientes
lineales (padres e hijos) y colaterales (tíos y primos). Por ejemplo, el hermano del padre
podía ser llamado “padre” y los primos paralelos podrían ser considerados “hermanos”. En
contraste, los sistemas descriptivos, típicos de las sociedades occidentales, se
diferenciaban claramente entre estas categorías.

Morgan interpretó estas diferencias como evidencia de un proceso evolutivo: los sistemas
clasificatorios reflejaban un estadio social primitivo en el que la organización social era
menos compleja, mientras que los sistemas descriptivos eran propios de sociedades
“civilizadas”. Aunque esta interpretación evolucionista fue posteriormente criticada, su
análisis de la terminología de parentesco sigue siendo un punto de referencia en la
antropología.

Sistemas de Descendencia y Evolución Social

Morgan también estudió los sistemas de descendencia, como los patrilineales (trazados a
través de la línea masculina) y matrilineales (trazados a través de la línea femenina).
Argumentó que las sociedades matrilineales eran anteriores a las patrilineales, ya que en
un supuesto estado primitivo de promiscuidad sexual, solo la maternidad podía identificarse
con certeza. Según Morgan, este estadio evolucionó hacia formas más estructuradas de
organización social, como los clanes exogámicos y las familias nucleares monógamas.

Uno de los ejemplos más conocidos de los sistemas que estudió Morgan es el “sistema
malayo”, también llamado generacional o hawaiano. En este sistema, todos los varones de
una generación tienen el mismo término, al igual que todas las mujeres, sin distinciones
entre parientes lineales y colaterales. Morgan interpretó esto como una representación de
un estadio temprano de organización social, aunque este enfoque fue posteriormente
revisado por otros antropólogos.

Influencia en la Teoría Social y Económica

Las ideas de Morgan tuvieron un impacto significativo más allá de la antropología. Su


trabajo influyó en teóricos como Karl Marx y Friedrich Engels, quienes vieron en sus
teorías una manera para sus propios análisis sobre la evolución de las relaciones sociales y
económicas. Engels, en particular, utilizó las ideas de Morgan en El origen de la familia, la
propiedad privada y el Estado para argumentar que la transición hacia sociedades
patriarcales y monógamas estuvo ligada a la aparición de la propiedad privada.

Morgan también destacó cómo los sistemas de parentesco estaban relacionados con la
herencia y la propiedad, subrayando la importancia de los grupos de descendencia en la
distribución de bienes y recursos dentro de las sociedades. Esta conexión entre parentesco
y economía sigue siendo un tema relevante en la antropología contemporánea.

Críticas y Debate Posterior

Aunque la obra de Morgan fue pionera, también generó críticas significativas. Su enfoque
evolucionista, que postulaba una secuencia lineal de desarrollo desde sociedades primitivas
hasta civilizadas, fue cuestionado por su simplismo y su etnocentrismo. Antropólogos
posteriores, como Franz Boas y sus seguidores, argumentaron que las culturas deben ser
estudiadas en sus propios términos, sin imponer jerarquías evolutivas.

Otra crítica importante vino de la interpretación biológica de Morgan sobre la terminología


de parentesco. Autores como David Schneider cuestionaron la idea de que el parentesco
fuera una categoría universal basada en la biología, proponiendo que es una construcción
cultural que varía ampliamente entre las sociedades.

Finalmente, la teoría de Morgan sobre la prioridad histórica de las sociedades matrilineales


también fue revisada. Aunque su argumento de que la maternidad es más fácil de identificar
que la paternidad es lógico, estudios posteriores han demostrado que los sistemas de
parentesco no pueden ser explicados exclusivamente en términos de biología.

Legado de Morgan en la Antropología Contemporánea

A pesar de las críticas, la contribución de Morgan a la antropología del parentesco es


incuestionable. Fue uno de los primeros en proponer que las relaciones de parentesco
tienen una estructura que puede ser estudiada sistemáticamente. Su énfasis en la
terminología de parentesco como una herramienta para entender las relaciones sociales
marcó el inicio de una tradición de investigación que continúa hasta hoy.

La obra de Morgan también sentó las bases para debates teóricos que siguen vigentes. La
tensión entre el parentesco como un fenómeno biológico y como una construcción social,
así como la relación entre parentesco, economía y organización política, son temas que han
evolucionado, pero que mantienen sus raíces en las preguntas que Morgan planteó.

LA REACCIÓN A MORGAN CA. 1860-1925


Henry Lewis Morgan es reconocido como una figura fundamental en el desarrollo del
estudio del parentesco en la antropología. Sin embargo, sus teorías no estuvieron exentas
de controversia. Desde la década de 1860 hasta 1925, sus ideas fueron objeto de revisión,
crítica y reinterpretación por parte de otros intelectuales, quienes cuestionaron su enfoque
evolucionista, sus suposiciones sobre la universalidad de las estructuras de parentesco y su
énfasis en las terminologías clasificatorias. Este ensayo explora las principales críticas y
reacciones a la obra de Morgan, así como las contribuciones que estas discusiones
aportaron al desarrollo de la antropología.

Contexto Intelectual y Primeras Reacciones

Las ideas de Morgan emergieron en un contexto intelectual dominado por el evolucionismo


social, una perspectiva que postulaba una progresión lineal desde sociedades primitivas
hacia estados más civilizados. Morgan aplicó este marco a los sistemas de parentesco,
proponiendo que las sociedades humanas habían evolucionado desde estructuras
matrilineales hacia modelos patrilineales y, finalmente, familias nucleares monógamas. Este
enfoque fue innovador, pero también limitado por su dependencia de esquemas jerárquicos
que reflejaban un sesgo eurocéntrico.

Una de las primeras críticas significativas provino de Johann Jakob Bachofen, un


abogado suizo que había desarrollado una teoría similar sobre la transición de
matrilinealidad a patriarcalidad, aunque con un énfasis en las dimensiones religiosas y
simbólicas de esta evolución. Bachofen postulaba un “matriarcado” original en el que las
mujeres tenían un papel predominante antes de ser reemplazadas por un “patriarcado”.
Aunque compartía puntos en común con Morgan, Bachofen atribuía un significado cultural y
ritual más profundo al cambio social, lo que contrastaba con el enfoque práctico y
organizativo de Morgan.

John McLennan, otro contemporáneo de Morgan, también presentó ideas críticas.


McLennan argumentó que las sociedades primitivas practicaban el “matrimonio por rapto” y
la poliandria debido a un desequilibrio en la proporción de hombres y mujeres causado por
el infanticidio femenino. En su opinión, los sistemas de parentesco eran supervivencias
culturales, más que manifestaciones activas de organización social. McLennan también
cuestionó la idea de Morgan de que las terminologías de parentesco reflejaran relaciones
sociales reales, sugiriendo que eran simplemente formas de apelación.

El Debate Sobre el Evolucionismo y la Descendencia

El evolucionismo social, base teórica de Morgan, fue una de las principales áreas de crítica.
Autores como Sir Henry Maine argumentaron que las teorías evolucionistas simplificaban
en exceso la diversidad de las sociedades humanas. Maine, en contraste con Morgan,
postuló que la familia patriarcal había sido la forma más antigua de organización social, y
que los clanes y linajes eran ficciones legales que emergieron posteriormente para regular
la herencia y la propiedad.
En cuanto a la descendencia, Morgan había sugerido que las sociedades matrilineales
representaban un estadio temprano de desarrollo, ya que la maternidad era más fácil de
identificar que la paternidad. Sin embargo, los críticos cuestionaron esta narrativa lineal.
Autores como Rivers y Radcliffe-Brown argumentaron que los sistemas de descendencia
unilineales eran respuestas adaptativas a contextos económicos y políticos particulares,
más que etapas universales en una secuencia evolutiva.

Rivers y el Método Genealógico

W. H. R. Rivers, una figura clave en la antropología de principios del siglo XX, desempeñó
un papel fundamental en la reacción a las ideas de Morgan. Rivers desarrolló el método
genealógico, una herramienta que permitía recopilar información sistemática sobre las
relaciones de parentesco en las sociedades estudiadas. A diferencia de Morgan, quien
interpretó las terminologías de parentesco como vestigios de estadios evolutivos, Rivers
consideró que estos sistemas debían analizarse en su contexto cultural e histórico
específico.

Rivers también cuestionó la suposición de Morgan de que las terminologías clasificatorias


reflejaban confusión o promiscuidad primitiva. En su lugar, argumentó que estas
terminologías eran lógicas y funcionales dentro de sus respectivas culturas. Además, Rivers
diferenció entre descendencia unilineal y descendencia cognaticia, defendiendo que
ambas tenían una función específica en las estructuras sociales.

Más adelante, Rivers evolucionó hacia un enfoque difusionista, proponiendo que las
similitudes entre sistemas de parentesco podían explicarse por el contacto y la transmisión
cultural entre sociedades, en lugar de una evolución lineal. Aunque su difusionismo fue
criticado, el método genealógico y sus aportes al estudio del parentesco marcaron un punto
de inflexión en la antropología.

Franz Boas y el Relativismo Cultural

La llegada del relativismo cultural, promovido por Franz Boas y sus estudiantes, representó
un giro radical en la antropología. Boas rechazó las teorías evolucionistas de Morgan y sus
contemporáneos, argumentando que las culturas debían ser estudiadas en sus propios
términos, sin imponer esquemas universales. Para Boas, las variaciones en los sistemas de
parentesco reflejaban adaptaciones históricas y culturales únicas, no estadios de desarrollo
predecibles.

Alfred Kroeber, uno de los estudiantes de Boas, desarrolló una crítica específica al
concepto de “terminología clasificatoria” de Morgan. Sostuvo que todas las terminologías de
parentesco son formas de clasificación cultural, pero no necesariamente reflejan relaciones
sociales. Esta perspectiva desvinculó parcialmente el parentesco de las estructuras
sociales, abriendo el camino para enfoques más simbólicos y lingüísticos.
El Redescubrimiento del Parentesco Social

Un punto de crítica clave fue la insistencia de Morgan en interpretar el parentesco en


términos biológicos. Esta perspectiva fue desafiada por autores como Bronislaw
Malinowski, quien argumentó que el parentesco es, ante todo, una construcción social. En
sus estudios sobre los Trobriandeses, Malinowski demostró que, aunque estos no
reconocían la paternidad biológica, mantenían sistemas de parentesco altamente
estructurados basados en la crianza y las relaciones sociales.

Esta concepción también fue desarrollada por Marcel Mauss y su teoría del intercambio,
que interpretaba el parentesco como un sistema de obligaciones recíprocas que mantenía
la cohesión social. Para Mauss, el matrimonio y la alianza entre grupos eran tan
importantes como los lazos de sangre, una idea que contrastaba con el énfasis biológico de
Morgan.

La Influencia de la Teoría de la Alianza

A partir de los años 1920, la teoría de la alianza, liderada por Claude Lévi-Strauss,
emergió como una crítica directa al enfoque de Morgan. Lévi-Strauss argumentó que el
parentesco no podía reducirse a la descendencia o a las relaciones biológicas, sino que
estaba estructurado por las reglas de intercambio matrimonial. Según él, las relaciones
entre grupos a través del matrimonio eran fundamentales para entender las estructuras
sociales.

En este contexto, los sistemas de matrimonio entre primos cruzados y las reglas de
exogamia fueron reinterpretados como estrategias para mantener alianzas y redistribuir
recursos, en lugar de reflejar estadios evolutivos. Este enfoque marcó un alejamiento
definitivo del modelo lineal de Morgan, estableciendo una visión más compleja y relacional
del parentesco.

Contribuciones y Legado de las Críticas a Morgan

Aunque las críticas a Morgan fueron numerosas, también impulsaron el desarrollo de la


antropología del parentesco. Cuestionar sus ideas permitió a los antropólogos desarrollar
nuevos enfoques teóricos que enfatizaban la diversidad cultural y la naturaleza social del
parentesco. Estas discusiones también subrayaron la importancia de considerar factores
históricos, económicos y políticos en el análisis de las relaciones de parentesco.

En última instancia, la obra de Morgan sirvió como un punto de partida para la antropología
moderna. Si bien sus teorías evolucionistas y biológicas fueron revisadas y, en muchos
casos, reemplazadas, su metodología y su énfasis en el parentesco como una estructura
analizable dejaron una huella indeleble en la disciplina.
EL ALEJAMIENTO DE LA HISTORIA

El alejamiento de la historia en el desarrollo de la antropología representa un punto crucial


en la evolución de esta disciplina durante el cambio del siglo XIX al XX. Este alejamiento no
implicó un abandono completo de los contextos históricos, sino una transición hacia
enfoques teóricos y metodológicos que privilegiaron el estudio sincrónico de las culturas. La
búsqueda de estructuras universales, la influencia del funcionalismo y el auge del
relativismo cultural contribuyeron a esta separación progresiva entre la antropología y la
historia.

Contexto y Factores del Alejamiento

A finales del siglo XIX, la antropología estaba dominada por el evolucionismo social,
representado por figuras como Henry Lewis Morgan y Edward Burnett Tylor. Esta
corriente teórica postulaba una progresión lineal y universal de las sociedades humanas,
desde estadios primitivos hasta formas “más avanzadas”. El evolucionismo se apoyaba en
la historia como un elemento fundamental para explicar el desarrollo de las instituciones
sociales, el parentesco, el lenguaje y la religión.

Sin embargo, el surgimiento de nuevas corrientes teóricas a inicios del siglo XX marcó un
distanciamiento del enfoque histórico. El relativismo cultural, impulsado por Franz Boas, y
el funcionalismo, representado por Bronislaw Malinowski y A.R. Radcliffe-Brown,
propusieron alternativas metodológicas y epistemológicas que desafiaron el evolucionismo
y su énfasis en la historia universal.

La Crítica de Franz Boas al Evolucionismo

Franz Boas, considerado el padre del relativismo cultural, fue una de las figuras más
importantes en el alejamiento de la historia. Boas criticó el evolucionismo por su
generalización excesiva y su falta de atención a la diversidad cultural. Sostuvo que cada
cultura es el producto de una historia única y particular, y que no puede ser comprendida a
través de esquemas evolutivos universales.

Aunque Boas valoraba la historia como un factor explicativo, su enfoque metodológico


privilegió el estudio detallado y sincrónico de las culturas. Para Boas, la recopilación de
datos etnográficos en el presente era esencial para comprender las culturas en sus propios
términos, sin imponer interpretaciones históricas o evolutivas. Este enfoque, conocido como
particularismo histórico, marcó un cambio significativo en la antropología y desplazó la
narrativa histórica como centro del análisis.

El Funcionalismo y el Estudio Sincrónico

El funcionalismo, desarrollado por Bronislaw Malinowski y A.R. Radcliffe-Brown,


consolidó el alejamiento de la historia al enfocarse en el estudio de las estructuras sociales
y sus funciones en un momento determinado. Malinowski, en su trabajo de campo entre los
trobriandeses, demostró que las instituciones sociales, como el parentesco y el intercambio,
debían analizarse en función de las necesidades que satisfacían dentro de la sociedad.

Radcliffe-Brown, por su parte, desarrolló el concepto de estructural-funcionalismo, que


consideraba a las sociedades como sistemas organizados cuyos elementos están
interrelacionados. Para Brown, el objetivo de la antropología era identificar las estructuras
sociales y comprender cómo estas mantenían el equilibrio y la cohesión social. El enfoque
estructural-funcionalista dejó de lado la historia porque consideraba que los procesos
históricos eran irrelevantes para entender el funcionamiento presente de una sociedad.

Este cambio metodológico fue significativo, ya que desplazó la atención desde el desarrollo
histórico de las sociedades hacia el análisis de su organización interna y sus funciones
actuales. Como resultado, la historia fue relegada a un segundo plano en favor de un
estudio más inmediato y sincrónico de las culturas.

Implicaciones del Alejamiento de la Historia

El alejamiento de la historia tuvo consecuencias importantes para la antropología. En primer


lugar, permitió el desarrollo de metodologías etnográficas más rigurosas, como el trabajo de
campo intensivo y la observación participante. Estos métodos permitieron a los
antropólogos recopilar datos detallados sobre las culturas en su contexto actual, lo que llevó
a una comprensión más profunda de las sociedades estudiadas.

Por otro lado, el distanciamiento de la historia también tuvo efectos limitantes. Al enfocarse
en el presente y en las estructuras funcionales, los antropólogos corrieron el riesgo de
ignorar los procesos históricos que dieron forma a las sociedades. Este enfoque ahistórico
fue criticado por reducir las culturas a sistemas estáticos y desconectados de su pasado.

En particular, las sociedades colonizadas y subalternas sufrieron las consecuencias de este


alejamiento. El funcionalismo, al ignorar la historia colonial, no logró reconocer el impacto
de la expansión europea en las sociedades estudiadas. Este vacío fue posteriormente
llenado por corrientes como la antropología marxista y la teoría poscolonial, que
reintrodujeron la historia como un elemento central para comprender las dinámicas sociales
y culturales.

La Reintroducción de la Historia

A partir de la década de 1960, la crítica al alejamiento de la historia llevó a un resurgimiento


del enfoque histórico en la antropología. Autores como Eric Wolf, Sidney Mintz y Marshall
Sahlins destacaron la importancia de analizar las culturas en su contexto histórico y global.
Wolf, en particular, argumentó que ninguna sociedad existe en aislamiento y que las
estructuras sociales deben entenderse en relación con los procesos históricos y
económicos globales.
La reintroducción de la historia permitió un análisis más dinámico y crítico de las culturas,
incorporando factores como la colonización, la economía política y la globalización. De esta
manera, la antropología recuperó su capacidad para explicar no solo las estructuras
presentes, sino también los procesos históricos que las moldearon.

EL GIRO SCHNEIDERIANO

El "giro schneideriano" representa un momento clave en la antropología del parentesco,


marcado por las críticas radicales de David Schneider al enfoque clásico de la disciplina.
Schneider desafió las nociones predominantes de parentesco como un sistema universal
basado en la biología y argumentó que el parentesco es, ante todo, una construcción
cultural.

Durante gran parte del siglo XX, la antropología del parentesco estuvo dominada por teorías
que consideraban las relaciones biológicas como el eje central del parentesco. Autores
como Radcliffe-Brown y Claude Lévi-Strauss enfocaron su trabajo en la estructura y
función de las relaciones de descendencia y alianza, buscando principios universales que
pudieran explicar cómo las sociedades organizan sus relaciones sociales.

David Schneider emergió como una voz disidente en este contexto. Basándose en sus
estudios de los yapese (Islas Carolinas) y su trabajo sobre la familia estadounidense,
Schneider argumentó que el parentesco no era una categoría universal ni biológica, sino
una construcción cultural cuya definición variaba significativamente entre sociedades. Su
obra fundamental, American Kinship: A Cultural Account (1968), estableció las bases para
este giro teórico.

Schneider cuestionó dos supuestos centrales del paradigma clásico de la antropología del
parentesco:

1. Universalidad de la biología: Los enfoques tradicionales asumían que la biología,


como base del parentesco, era un hecho universalmente reconocido. Schneider argumentó
que esta perspectiva era etnocéntrica, ya que extrapolaba la comprensión occidental de las
relaciones biológicas a otras culturas. Por ejemplo, entre los yapese, las relaciones de
parentesco no se basaban en nociones biológicas, sino en rituales, crianza y otros aspectos
simbólicos.
2. Prioridad del parentesco sobre otros sistemas culturales: En el paradigma clásico, el
parentesco se concebía como una institución básica y autónoma que estructuraba las
sociedades. Schneider rechazó esta idea, argumentando que el parentesco no puede
analizarse de manera aislada, ya que está intrínsecamente vinculado a otros sistemas
culturales, como la religión, la economía y la política.

Schneider también introdujo la idea de que el parentesco es una red de significados


simbólicos, no un conjunto de hechos objetivos. En el caso de los Estados Unidos,
demostró que las nociones de "sangre" y "afinidad" estaban profundamente influenciadas
por valores culturales como el individualismo y el amor romántico, más que por conexiones
biológicas puras.

El giro schneideriano tuvo implicaciones profundas para la antropología del parentesco y


para la disciplina en general:

1. Relativismo cultural: Schneider reafirmó la importancia de estudiar las culturas en


sus propios términos. Su trabajo reveló cómo el parentesco, lejos de ser un concepto
universal, variaba ampliamente según los significados culturales que cada sociedad le
atribuía.
2. Parentesco como construcción cultural: Al redefinir el parentesco como un sistema
de significados simbólicos, Schneider desplazó el enfoque desde los esquemas
estructurales hacia el análisis cultural. Esto permitió explorar el parentesco como una
práctica situada en contextos históricos y culturales específicos.
3. Crisis en la antropología del parentesco: La crítica de Schneider desestabilizó la
disciplina al cuestionar su premisa fundacional. Esto llevó a una reconfiguración del campo,
que comenzó a integrar perspectivas más amplias, como el género, el simbolismo y la
subjetividad.
4. Influencia interdisciplinaria: Las ideas de Schneider tuvieron un impacto más allá de
la antropología, influyendo en campos como la sociología, los estudios culturales y las
teorías feministas, que también cuestionaron las concepciones esencialistas del
parentesco.

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