Yu Demiurgo

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CAPÍTULO 42

CAPÍTULO 42. MEMORIA DE UN DEMIURGO CHINO: YU, ENTRE


LA RE-CREACIÓN MÍTICA Y EL ORDENAMIENTO POLÍTICO
Julio López Saco
Universidad Central de Venezuela

Esta figura mítica, “huella de reptil”, llamado wenming, “realizar y


ordenar”, “el consumado realizador de los mandatos”, es el gran estereotipo de
héroe ordenador del mundo, habilidoso, virtuoso y ejemplo de soberanía,
considerado el presunto fundador y primer gobernante de la dinastía Xia, factor
que ha implicado su bautizo como Da Yu ( Yu el Grande ) o Xia Yu ( Yu de
Xia )940. Según la tradición, Yu, también conocido como Chi-jiang Zi-yu y
nombrado por Yao como Shen I o Arquero Divino, vivió entre 2204 y 2195
a.C., y perteneció al tipo cultural Wangwan y Sanlinqiao de la cultura Longshan,
en virtud de que su nombre hace referencia a la tribu de la serpiente. Liberador
de monstruos y demonios, porta el título de Marqués Pacificador del País, y
acaba adquiriendo el rango de inmortal taoísta941. Su esposa, la Señorita de la
Montaña Tu se identifica, a veces, con la creadora Nüwa, la encargada de
reparar el Cielo con cuatro patas de tortuga942, cuando los cuatro polos que
sostenían el Cielo se rompieron por el fuego y las inundaciones, mientras que
su hijo Qi se considera el primer gobernante “hereditario” en la historiografía

940 Antes de su titulación como monarca que inicia la dinastía Xia en el III milenio a. C., fue
nombrado por Yao, y ratificado por Shun, como conde de Xia, pequeña municipalidad de
Henan, hoy identificada con la región de Yü-kau. Su canalización de las aguas tumultuosas y la
liberación de la vegetación de terrenos para propiciar el cultivo de los suelos, hacen de Yu un
rey-héroe propiciador de los rasgos incipientes de la civilización y un gran explorador:
“Yo abrí pasajes para las corrientes a través de las Nueve Provincias y las conduje a los Cuatro Mares.
Profundicé canales y conduje a ellos las corrientes de agua, sembrando grano al mismo tiempo y mostrando a las
multitudes como procurarse la comida a través del trabajo…”, Shujing, II, 2, edic. Legge, J., ( trad.), Shu
King, the Book of Historical Documents, Sacred Books of China, vol. 3, Londres, 1879, p. 47.
Traducción propia desde el inglés.
941 Según algunas leyendas pudo haber pertenecido a la tribu de los Rong occidentales, lo que le

conferiría el nombre de Rong-yu. Al lado de Yao sería apropiado por las gentes Xia,
encargándosele la conducción de sus empresas militares hacia la conquista de las tribus miao
sureñas. Yu sería, de este modo, el guía de la expansión Xia hacia el este, la tierra de los bárbaros
Yi, que poseían el tótem del pájaro. El pueblo Xia, conducido por él, tendría, así, su origen en
China central y noroccidental, aunque sus descendientes aparecen ya vinculados a la cultura del
arroz en el delta del Yangzi, en la provincia de Jiangsu. Acerca de las andanzas y aventuras de
Yu, véase Werner, E.T.C., Cuentos e historias de la Antigua China, M.E. editores, Madrid, 1997, en
especial, pp. 173-180; Changwu, T., “On the legends of Yao, Shun, and Yu, and the Origins of
Chinese Civilization”, Chinese Studies in Philosophy, vol. XIX, nº 3, 1988, pp. 21-68, en especial, p.
65 y ss.
942 Cf. Huainanzi, 3, 6b, edic. Ssu-pu pei-yao. Véase sobre Huainanzi la traducción inglesa de Le

Blanc, Ch., Huai Nan Tzu: Philosophical Synthesis in Early Han Thought, Hong Kong University
Press, 1985.
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LA INVESTIGACIÓN SOBRE ASIA PACÍFICO EN ESPAÑA

de la antigua China. Yu será el encargado, en definitiva, de otorgar al mundo su


ordenamiento físico, al controlar la inundación devastadora, y su orden
político, al armonizar los nueve estados del mundo, representados en nueve
recipientes sacrificiales ding, que simbolizan las nueve circunscripciones,
llamadas jiu zhou. Es, así, un “creador” o “re-creador”, físico y político del
Universo.
Fundador y demiurgo y, al mismo tiempo, maestro herrero y perito
agrimensor, arregla el territorio para que pudiese ser cultivable, dividiendo el
mundo en nueve secciones o regiones. Organiza administrativamente el
territorio manteniendo a raya los diferentes grupos y encargándose de recaudar
los tributos, todo ello enmarcado en su control de la inundación y su efecto
regulador. Su labor, en este sentido, dentro de la dinastía Xia, presupone un
estado feudalizante con la presencia de principados nobles y algunas
poblaciones relativamente controladas en los márgenes del reino; mantener las
aguas en sus cauces consistió, por consiguiente, en establecer los “límites” del
territorio, de forma cuadrada, con un río-frontera en cada oriente: en el este, el
Gran Río, en el norte, el Chi, en el oeste, el Amarillo, y en el sur, el Huai. Es
por eso que Yu, simbólicamente, está en posesión de los nueve trípodes, oficial
imagen del mundo controlado y refinado. Estos trípodes fueron llevados por
una tortuga mítica, imagen ejemplar del Universo, en función de su duración
vital y la forma de sus caparazones, plectro ventral cuadrado y superior
abovedado, versión modélica del macrocosmos, como el Ming Tang o Casa del
Calendario, lugar sacro, redondo en su techo y cuadrado en su base, imagen,
asimismo, del mundo, y donde el espacio se divide en cinco dominios
vinculados con los Cinco Agentes o Fases, uno el centro y los otros cuatro
representantes de los puntos cardinales, la periferia y las estaciones naturales.
Los trípodes o calderos, que ejemplifican el ordenamiento del mundo, y que
pueden ser una elaboración Han de las antiguas botellas de calabaza de época
Zhou, o de vasos pien y tou de loza, vinculables al caos inicial, son hechos con
minerales de las Nueve Regiones, traídos por nueve pastores, lo cual supone
que todo el que vive en las nueve zonas le es leal a Yu y a su “dinastía”.
Posteriormente, los calderos y el peso de cada uno de ellos, adquirieron un
valor moral simbólico que medía las virtudes del gobernante943.

943 Véase Shiji, cap. III, Dinastía Yin, en Allen, H.J., Ssuma Ch’ien’s Historical Records. Introductory
Chapter, The Journal of the Royal Asiatic Society, Londres, 1894, p. 27; Granet, M., Danses et
Légendes de la Chine ancienne, Presses Universitaires de France, París, 1959, pp. 480-481 y ss.;
Palmer, M. / Xiaomin, Z., Essential Chinese Mythology, Harper Collins Publishers, Londres, 1997,
pp. 71 y 73. Al ser fundidor de los nueve calderos, Yu desarrolla el papel de artífice o herrero
divino, de demiurgo y sabio que enseña a la humanidad a distinguir el bien del mal. Los calderos
presentan un valor moral, símbolo del legítimo gobierno dinástico, de riqueza, ritualidad y
control de los metales. Esta función de artífice le conecta a la de Nüwa, reparadora del Cosmos,
y al Chiyou inventor de las armas de metal. En cualquier caso, Yu, con Yao y Shun, conforma la
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CAPÍTULO 42
Como demiurgo, Yu edifica el Universo en la Tierra: arregla las Nueve
Provincias, hace habitables y cultivables las cuatro direcciones, establece el
patrón de las medidas de longitud, reparte funciones y clasifica944 objetos y
seres, impidiendo el contacto desordenado de Cielo y Tierra; establece, así, un
ideal mítico que sería asumido con posterioridad por grandes emperadores,
como Qin shi Huangdi o Wudi que, a través de sus diversos viajes, querían
mantener ordenado el Imperio.
Yu es un medidor, controlador y director del mundo bajo el Cielo,
labor en la que tuvo que ser ayudado por los dioses, en concreto Fuxi, que le
cede una tableta de jade que le permite completar su misión. Su “trabajo”
requiere su conversión en un poderoso jefe, que aglutina tribus o clanes, como
los de los dientes negros, los de los dedos cruzados, los de los hombres
emplumados o los clanes desnudos, y que inicia la costumbre hereditaria en el
poder. Gracias a ciertos ministros, Tai Chang y Shu Hai, mide el mundo y
confirma que de norte a sur y de este a oeste las distancias son iguales,
visualizándose un armónico cuadrado. Yu recorre nueve continentes, cuatro
mares y diez mil países, adquiriendo conocimientos topográficos ajustables a la
concepción mítica del mundo conocido y ordenado y de aquel marginal, pleno
de prodigios y extraordinarias rarezas, reflejo de las reacciones psicológicas
humanas a lo desconocido y misterioso, donde la imaginación crea seres
extraños e inverosímiles. Gracias a dicho recorrido, es el propiciador directo del
conocimiento geográfico y de las técnicas hidráulicas de conducción del agua,

tríada de utópicos e ideales gobernantes del mundo, con sabiduría sobrehumana, en una arcaica
y arcádica Edad Dorada:
“Yu recolectó metal de las nueve administraciones regionales y forjó los nueve calderos”, Hanshu, Chiao ssu
chi, 25, 1, 21a, edic. Ssu-pu pei-yao. Traducción propia. Acerca del papel de los héroes en el
control de los metales véase Chang, K.C., Art, Myth, and Ritual. The path to Political Authority in
Ancient China, Harvard University Press, Cambridge, 1983, pp. 95-100; Birrell, A., Chinese Myths,
British Museum Press, Londres, 2000, pp.23-24 y ss. En los calderos se inscribió todo el
conocimiento humano y el saber del mundo. Los nueve trípodes, jiu ding, fueron
confeccionados en bronce; son nueve vasos ding cuadrados, vinculados a la Tierra y a las Nueve
Regiones, que simbolizan el control del metal, factor que, a su vez, permite el acceso a los
ancestros y a la autoridad política. No olvidemos que el bronce ( por ello existe un recuerdo de
mitos sobre su uso y poder ), se asocia, en la China antigua, con el ritual y la guerra, asuntos
específicos del estado y, por ello, del gobernante. Así, los trípodes simbolizan el poder, el
gobierno y el estado.
944 Campos y tierras fueron clasificados en función del tipo de suelo y de la categoría social y el

poder político, así como del predominio de los comportamientos morales, aspecto que denota
los efectos de la racionalización confuciana. En realidad, la clasificación en dominios ( del
soberano, los nobles, y del mundo salvaje ), responde a una planificación del mundo ordenado y
conocido, así como del liminar, casi monstruoso. La división del mundo es, al fin y al cabo, un
modelo de gobierno de fundamentos mítico-cosmológicos. El control de la inundación, posible
recuerdo de crecidas del Huanghe, aunque no necesariamente, hacen de él un modelo donde los
soberanos deben mirarse, así como un fundador dinástico en cuyas manos está el inicio de la
monarquía hereditaria.
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conocimiento que, transmitido a su ministro Bo Yi, sería el antecedente del


compendio denominado Libro o Clásico de los Montes y los Mares.
Nuestro personaje es un héroe semi-divino que trabaja altruística y
ardorosamente por el beneficio de la humanidad; un salvador al servicio del
pueblo que continua las inoperantes labores de su padre mítico Gun, un
análogo al Huntun mitológico, y héroe patético y malhechor ( vinculable al
motivo del héroe fracasado que complementa la función dinámica del exitoso ),
que acabó ejecutado por orden de Yao, aunque también con la suficiente
astucia como para robar el suelo sagrado auto-renovante que regeneraría la
tierra tras la inundación. No obstante, sus tácticas y técnicas empleadas fueron
diferentes y deficientes: la elevación de presas contentivas del agua en lugar de
la construcción de canales para dejar fluir el líquido, de por sí indetenible, según
el ritmo natural cósmico. En varias fuentes, como el Shanhai jing, Tian wen,
Huainanzi, Shujing, Mengzi, Shijing y la Crónica de Tso, Yu es un arquitecto
del mundo, del orden humano en sociedad, salvador y regenerador, ordenador
de la tierra libre del agua, cuyas acciones hacen habitables tierras y las adecuan
al cultivo:

“Si Gun no cumplió con el control de la inundación, ¿ por qué se le confió


esta tarea ?. Todos dijeron: ¡ No teman ¡. Que lo intente y veremos si es
capaz de realizar la empresa…”945
Asimismo:
“Las Nueve Provincias fueron uniformizadas. Los cuatro cuadrantes
fueron hechos habitables. Las Nueve Montañas fueron deforestadas y
establecidas como terreno arable. Las fuentes de los Nueve Ríos fueron
dragadas. Los Nueve Pantanos fueron cubiertos. Los Cuatro Mares
tuvieron sus confluencias libremente abiertas…Todos los suelos fueron
comparados y clasificados…”946

Los mitos de Yu y los de su padre Gun pudieron mostrar un modelo de


opuestos binarios complementarios, al menos, en ocasiones: Gun muere para
que Yu tenga éxito; en algunas versiones, el padre es maldito como malhechor,
mientras que el hijo glorificado como héroe; Gun947 incurre en la ira divina al

945 Chuci, Tian wen, 3, 5b-7b, edic. Ssu-pu ts’ung-k’an. Traducción propia. Véase al respecto,
Field, S., ( trad. ), Tian Wen. A Chinese book of origins, A New Directions Book, Nueva York, 1986,
cap. II, 26; 29-30 y ss.
946 Shangshu, Yu Kung, 3, 5b-7b, edic. Ssu-pu pei-yao. Traducción propia.
947 El mítico Yu nace, en forma de dragón amarillo, directamente de su padre tras haber

permanecido en su seno tres años después de su muerte por no cumplir el cometido


encomendado de combatir las inundaciones. Esta extraña filiación convierte a Yu en un wu, rey-
chamán de gran poder, relacionado con los métodos de adivinación cercanos al poder, pues es el
descubridor del dibujo Pa Gua del Cielo Posterior, que recibe el nombre de Loshu y que
describe la naturaleza del cambio en el Universo. No obstante, el verdadero patrón de la
adivinación es Fuxi, descubridor del Hetu o dibujo del río He, componente de las artes
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CAPÍTULO 42
robar el suelo sagrado ( xirang ), pero su hijo es bendecido y favorecido por los
dioses. En este sentido, Yu representa, creemos, la antropomorfización de un
comportamiento natural básico.
Además de ordenador y artífice cósmico, ejerce un papel como dios del
suelo. Los altares del Suelo y de las Cosechas solían encontrarse ubicados en un
santuario doble, como representaciones de la fecundidad y la riqueza agrícola, si
bien en los cultos oficiales simbolizan la dinastía que Yu inicia e instaura,
además de la “patria” que como acondicionador del territorio imperial también
origina.
Aunque a Yu se le conoce primordialmente en su función como guerrero
que castiga a bestias y monstruos948 o, simplemente, los hace desaparecer,
como Gonggong, Wu-chi-chi, y la serpiente de nueve cabezas Xiangliu, su rol
más destacado, además de la medición del mundo, con lo que conforma las
bases de la geografía china949, es el que lo liga a los mitos de inundación, un
verdadero trabajo divino. Las aguas que fluyen significan una batalla cósmica
del cielo y el agua, hasta que ésta, al final, es controlada y confinada en el
mundo subterráneo, desde ahora acuoso. Es un combate entre el orden y el
desorden, lo alto y lo bajo, sin que la presencia del “diluvio” implique castigos
divinos o un exceso de lluvia necesariamente. Como demiurgo y mago, casi un
formador del mundo, los mitos que lo relacionan con la separación de la tierra
y el agua y el control de la inundación, son cosmogónico-formativos, lo que

adivinatorias, prototipo del Pa Gua o trigrama del Primer Cielo, que describe la estructura que
es inherente a la naturaleza de las cosas. Véase Wong, E., Taoísmo. Introducción a la historia, la
filosofía y la práctica de una antiquísima tradición china, edit. Oniro, Barcelona, 1998, en especial, pp.
139-140. Ambos personajes aparecen relacionados en las leyendas, que dicen que Yu recibió, en
una gruta iluminada por una perla sobrenatural, la suprema iniciación de manos de Fuxi, lo que
supone su purificación y ascensión al Cielo.
948 Yu combate a los demonios del agua que personifican la calamidad que hacía sufrir a la

humanidad y que estaban bajo el control de Gonggong. Entre los monstruos principales que
derrota está Xiangliu, entidad con cuerpo de serpiente y de nueve cabezas, que por donde
pasaba, vomitaba o caía su pestilente sangre, se formaban infectas ciénagas y valles inundados e
incultos. Yu lo ahoga y sanea el terreno donde cae el cadáver, acabando con la situación
“caótica” y propiciando la construcción de bancales en esa misma zona. Véase Shanhai jing,
VIII, 5; XVII, 19, edic. de Ning, Y. / García-Noblejas, G., Libro de los Montes y los Mares (
Shanhai Jing ). Cosmografía y Mitología de la China Antigua, Miraguano ediciones, Madrid, 2000, p.
180 y ss.
949 La medición del mundo, realizada con una lámina áurea con tabla numérica que le entrega

Huazu, es decir, un calendario, prefigura la cartografía china y es un prototipo de geografía


matemática. En el Huainanzi Yu ordena a sus dos oficiales, cuyos nombres significan
“construir” y “diseñar”, medir la longitud y latitud de la tierra ( vid supra ):
“Yu mandó a Tai Chang medir en pasos desde el polo oriental más alejado hasta el occidental, señalándose
233500 leguas y setenta y cinco pasos. Ordenó a Shu Hai medir en pasos desde el polo norte más alejado hasta
el sur, conformándose 233500 leguas y setenta y cinco pasos… Yu condenó las vastas aguas con la tierra auto-
regenerante y los nuevos bancales llegaron a ser famosas montañas”, Huainanzi, Chui xing, 4, 2a, edic. Ssu-
pu pei-yao. Traducción propia.
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supone que para los letrados confucianos ejercerían el rol de mitos etiológicos
que crean el Cosmos. Este hecho se debió a la preocupación de los confucianos
por reconstruir los orígenes históricos de la cultura china desde una óptica
racional, eliminando cualquier resquicio de inverosimilitud y fantasía950. En los
Clásicos no se recoge el modo en que surgió el mundo porque no interesa o ha
sido escondido, sino el origen de las instituciones sociales que crean los reyes
sabios y virtuosos, prototipo del ordenamiento socio-colectivo y jerarquizado
de la sociedad antigua.
La narración clásica y ortodoxa del mito de la inundación aparece en
Mencio, versión más elaborada que la de Cuestiones Celestiales, que sitúa el
episodio en la época mítica y ahistórica del comienzo de la humanidad y su
sociedad, en el momento del gobierno de Yao y Shun. La historia narra la
amenaza de un gran diluvio que acaba ensombreciendo al mundo y
amenazando el Reino Medio, es decir, China. Desde ese instante, dragones,
serpientes, pájaros y otros animales empiezan a invadir y dominar la tierra y los
hombres deben fabricar cobertizos y vivir en cuevas en las tierras altas. Shun
ordena a Yu que conduzca las aguas y que las controle, lo que hace ayudado
por el Espíritu del Río Amarillo951, el Dragón Amarillo y la Tortuga Negra, que
transporta consigo xirang o hacedor de montañas, espantando las bestias y
facilitando que el hombre vuelva a habitar las planicies. Este mito, expresión de
la hidrografía local, es una fuente indirecta de información topográfica y
geográfica, así como etnográfica, si bien mayormente de geografía mítica, pues
Yu viaja sobre varios ríos, conoce y detalla montañas, notifica variaciones
locales a nivel topográfico sobre la calidad del suelo, pero también señala las
denominaciones de las tribus locales y sus formas de tributar, detalle este
último que puede ser un reflejo, un recuerdo, de los reportes de funcionarios
reales presentados a la corte Zhou cuando esta dinastía dominaba, aun
nominalmente, China. Tales rasgos mítico-geográficos, difíciles de determinar
en la realidad, llevan patente, sin embargo, ciertas realidades histórico-
políticas952. El peligro universal que lleva consigo el diluvio es la contrapartida

950 Puede leerse, respecto a la labor historiográfica confuciana, Kaltenmark, M., “La religión de
la antigua China”, en Puech, H.-Ch., Las religiones antiguas, edit. Siglo XXI, Madrid, 1981, pp.
290-327, en especial, pp. 296-297.
951 Yu recibe la ayuda divina de Shangdi, que envía un dragón alado con cuya cola el héroe hace

las canalizaciones para el agua. Al conectarse la inundación con Gonggong o el Dragón Negro,
los mitos de Yu también se emparentan con los de Nüwa salvadora, que repara el Cielo
salvando a la humanidad de otra posible devastadora inundación. Véase Field, S. ( trad. ), Tian
wen…Op.cit., 35-38.
952 Véase Karlgreen, B., “Legends and Cults in Ancient China”, Bulletin of the Museum of Far

Eastern Antiquities, nº 18, 1946, pp. 199-365, en específico, pp. 209-210; Birrell, A., Chinese Myths,
British…Op.cit., pp. 34-35 y ss.; Allan, S., The Shape of the Turtle: Myth, Art, and Cosmos in Early
China, State University of New York Press, Albany, 1991, p. 69 y ss.; Mathieu, R., Anthologie des
mythes et légendes de la Chine ancienne, edit. Gallimard, París, 1989, p. 108 y ss.
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de otro que también genera caos, la sequía, lo que supone que ambos deben ser
sometidos por héroes para evitar la caída en el desorden y el fin de la
humanidad, actuando, de este modo, como auténticos re-creadores del
Cosmos. En este sentido, además de salvador y benéfico, Yu es restaurador:
ofrece un segundo comienzo del mundo múltiple y recompone la sociedad
humana en su posición dominante sobre los animales, restaurando el mundo
hacia su orden natural, dominado por dao, por el curso. En este mito, Yu se
opone a Gonggong, una nueva oposición binaria en la que el monstruo
representa el caos y el héroe el orden, de modo que el éxito de Yu en controlar
la inundación representa así el orden que derrota al caos953. Esta lucha entre el
dragón del caos y el héroe cultural triunfante o sabio-gobernante, como la
sostenida entre Typhon y Zeus o Python y Apolo, aparece reflejada en aquellos
textos que mantienen una interpretación ortodoxa, jerárquica, aristocrática y
civilizadora del mito. La abstracción intelectual y filosófica hará derivar el
ordenamiento del caos primigenio como un logro que hay que mantener si se
retiene la armonía de todas las cosas gracias a dao y su eficacia. Del mismo
modo, el proceder de Yu, canalizando en lugar de reteniendo las aguas, se
acerca al ideal taoísta del fluir natural acuoso, flexible pero poderoso, imagen
mítica de dao cosmogónico del daodejing.
La presencia de inundaciones o diluvios, referente mítico muy común,
implica la abolición de los límites, de los contrarios y, por ello, la fusión de la
multiplicidad de las formas, una regresión momentánea a lo amorfo caótico y a
la unidad primordial. Supone, en términos mitológicos, una regeneración
periódica y necesaria (purificadora, si se quiere) de la vida histórica. En su
control de las aguas Yu regresa a lo ordenado, desempeñando el rol de
representante simbólico de la fuerza generadora del mundo, que pasa de lo
caótico a lo cósmicamente ordenado, sin implicaciones morales de base,
aunque algunos comportamientos mítico-heroicos acaben siendo moralizados
como ideal imprescindible. Es así como Yu, en el Shujing, además de primer
rey de la dinastía Xia es casi una persona real que representa el deber como
virtud imperante en el carácter chino tradicional954. Muchas de sus hazañas se
vincularon a lugares naturales; se convirtió en el jefe de la confederación tribal
de las llanuras centrales y, a su muerte, su supuesta tumba quedó fijada en la
actual provincia de Zhejiang. Acabó siendo, por consiguiente, un demiurgo
pacificador y creador de la realeza como sistema de gobierno efectivo, cuya

953 “…Yu nació del vientre de Gun. Al final, el dios encomendó a Yu expandir el suelo auto-regenerante para
sofocar las aguas en las Nueve Provincias”, Shanhai jing, Hai nei jing, 18, 8b-9a, edic. Ssu-pu pei-yao.
Traducción propia. Véase Boltz, W.G., “Kung kung and the Flood: Reverse Euhemerism in the
Yao tien”, T’oung Pao, 67, 3-5, 1981, pp. 141-153, en especial, pp. 144-148.
954 Acerca de las virtudes y características de Yu, véase Sima Qian, Shiji, I, 101, 120-122, 154 y

ss., edic. Ssu-pu pei-yao (versiones parciales en inglés y francés en B.Watson y E. Chavannes,
respectivamente).
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eficacia como rey ideal le llevó a poder determinar los números para regular el
tiempo y el espacio, y la música como generadora de armonía universal.

FUENTES

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SPTK. Hemos seguido, además, la traducción inglesa de D. Hawkes, The Songs
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Walsh & Nelly, Shanghai, 1934, y Ch. Le Blanc, Huai Nan Tzu: Philosophical
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Shangshu-Shujing, hemos seguido la edición de Yüan Yuan, Shang shu chu shu,
SPPY, así como la traducción inglesa de B. Karlgren, “The Books of
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Shiji, edición de 1739, SPPY, además de las traducciones parciales de E.
Chavannes, Les Mémoires historiques de Se-ma Ts’ien, Adrien-Maisonneuve, París,
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