el aborto

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¿Qué es el Aborto?

La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el período no viable de
su vida intrauterino, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Si esa expulsión del feto
se realiza en período viable pero antes del término del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si
el feto sobrevive como si muere.

En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión, natural o provocada, en cualquier
momento de su vida intrauterino.

Clases de Aborto

El aborto puede ser espontáneo o provocado. El espontáneo se produce o bien porque surge la muerte
intrauterinamente, o bien porque causas diversas motivan la expulsión del nuevo ser al exterior, donde
fallece dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre de su madre. Si el aborto es provocado, se
realiza o bien matando al hijo en el seno materno o bien forzando artificialmente su expulsión para que
muera en el exterior.

En ocasiones se actúa sobre embarazos de hijos viables, matándolos en el interior de la madre o


procurando su muerte después de nacer vivos. Esto no es, médicamente hablando, un aborto, y de
hecho muchas legislaciones que se consideran permisivas en la tolerancia del aborto lo prohíben
expresamente, porque lo incluyen en la figura del infanticidio. Pero no ocurre así en otros casos, como
por ejemplo en España, donde el Código Penal no tiene en cuenta la viabilidad del feto para que se dé el
delito de aborto, y, en contrapartida, se puede matar en algunos casos a fetos viables sin recibir ningún
castigo penal, al amparo de la legislación vigente precisamente en materia de aborto. Por eso
utilizaremos en estas páginas la definición de aborto según el lenguaje corriente, de modo que la muerte
provocada de un feto viable también será considerada como aborto.

Tipos de Aborto

El asesinato de un bebé no nacido se produce, además de algunos métodos domésticos, a través de los
siguientes métodos:

- Por envenenamiento salino


Se extrae el líquido amniótico dentro de la bolsa que proteje al bebé. Se introduce una larga aguja a
través del abdómen de la madre, hasta la bolsa amniótica y se inyecta en su lugar una solución salina
concentrada. El bebé ingiere esta solución que le producirá la muerte 12 horas más tarde por
envenenamiento, deshidratación, hemorragia del cerebro y de otros órganos. Esta solución salina
produce quemaduras graves en la piel del bebé. Unas horas más tarde, la madre comienza "el parto" y
da a luz un bebé muerto o moribundo, muchas veces en movimiento.Este método se utiliza después de
las 16 semanas de embarazo.

- Por Succión
Se inserta en el útero un tubo hueco que tiene un borde afilado. Una fuerte succión (28 veces más fuerte
que la de una aspiradora casera) despedaza el cuerpo del bebé que se está desarrollando, así como la
placenta y absorbe "el producto del embarazo" (osea, el bebé), depositándolo después en un balde. El
abortista introduce luego una pinza para extraer el cráneo, que suele no salir por el tubo de succión.
Algunas veces las partes más pequeñas del cuerpo del bebé pueden identificarse. Casi el 95% de los
abortos en los países desarrollados se realizan de esta forma.

- Por Dilatación y Curetaje


En este método se utiliza una cureta o cuchillo provisto de una cucharilla filosa en la punta con la cual se
va cortando al bebé en pedazos con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz. Durante el
segundo y el tercer trimestre del embarazo el bebé es ya demasiado grande para extraerlo por succión;
entonces se utiliza el método llamado por dilatación y curetaje. La cureta se emplea para desmembrar al
bebé, sacándose luego en pedazos con ayuda de los forceps. Este método está convirtiéndose en el
más usual.

- Por "D & X" a las 32 semanas


Este es el método más espantoso de todos, también es conocido como nacimiento parcial. Suele
hacerse cuando el bebé se encuentra muy próximo de su nacimiento Después de haber dilatado el cuello
uterino durante tres días y guiándose por la ecografía, el abortista introduce unas pinzas y agarra con
ellas una piernecita, después la otra, seguida del cuerpo, hasta llegar a los hombros y brazos del bebé.
así extrae parcialmente el cuerpo del bebé, como si éste fuera nacer, salvo que deja la cabeza dentro del
útero. Como la cabeza es demasiado grande para ser extraída intacta; el abortista, entierra unas tijeras
en la base del cráneo del bebé que está vivo, y las abre para ampliar el orificio. Entonces inserta un
catéter y extrae el cerebro mediante succión. Este procedimiento hace que el bebé muera y que su
cabeza se desplome. A continuación extrae a la criatura y le corta la placenta.

- Por Operación Cesárea


Este método es exactamente igual que una operación cesárea hasta que se corta el cordón umbilical,
salvo que en vez de cuidar al niño extraído se le deja morir. La cesárea no tiene el objeto de salvar al
bebé sino de matarlo.

- Mediante Prostaglandinas
Este fármaco provoca un parto prematuro durante cualquier etapa del embarazo. Se usa para llevar a
cabo el aborto a la mitad del embarazo y en las últimas etapas de éste. Su principal "complicación" es
que el bebé a veces sale vivo. También puede causarle graves daños a la madre. Recientemente las
prostaglandinas se han usado con la RU-486 para aumentar la "efectividad" de éstas.

- RU-486
Se trata de una fármaco abortivo empleado conjuntamente con una prostaglandina, que es eficiente si se
la emplea entre la primera y la tercera semana después de faltarle la primera menstruación a la madre.
Actúa matando de hambre al diminuto bebé, al privarlo de un elemento vital, la hormona progesterona. El
aborto se produce luego de varios días de dolorosas contracciones.

Secuelas físicas del Aborto

Muerte
Cáncer de mama
Cáncer de ovarios, hígado y cervical (cuello uterino)
Perforación de útero
Desgarros cervicales (cuello del útero)
Placenta previa (sic)
Recién nacidos discapacitados en posteriores embarazos
Embarazo ectópico
Afección inflamatoria pélvica [ pelvic inflammatory disease (pid)]
Endometritis
Complicaciones inmediatas
Riesgos añadidos para las mujeres con múltiples abortos
Riesgos añadidos para las adolescentes
Peor estado de salud general
Riesgo añadido por factores que hacen peligrar la salud
• MUERTE:
Las primeras causas de muerte en relación con el aborto son hemorragia, infección, embolia, anestesia,
y embarazos ectópicos sin diagnosticar [ undiagnosed ]. El aborto legal constituye la quinta causa de
muerte de gestantes en los EE. UU, aunque de hecho se sabe que la mayoría de muertes relacionadas
con el aborto no son registradas oficialmente como tales.(2)

• CÁNCER DE MAMA:

El riesgo de cáncer de mama casi se dobla después de un aborto e incluso se incrementa aún más con
dos o más abortos.(3)

• CÁNCER DE OVARIOS, HÍGADO Y CERVICAL (cuello uterino):

Las mujeres con un aborto se enfrentan a un riesgo relativo de 2.3 de cáncer cervical, en comparación
con las mujeres que no han abortado, y las mujeres con dos o más abortos encaran un riesgo relativo de
4.92. Riesgos igualmente elevados de cáncer de ovario e hígado se ligan con el aborto único o múltiple.
Estos porcentajes incrementados de cáncer para el caso de mujeres que han abortado se vinculan
aparentemente a la interrupción no natural de los cambios hormonales que acompañan al embarazo, así
como a la lesión cervical no tratada. (4)

• PERFORACIÓN DE ÚTERO:

Entre un 2 y un 3 % de las pacientes de aborto pueden sufrir perforación del útero; es más, la mayoría de
estas lesiones quedarán sin ser diagnosticadas ni tratadas a no ser que realice una visualización
mediante laparoscopia. (5) Esta clase de examen puede resultar útil cuando se inicia un proceso judicial
por negligencia en la práctica del aborto. El riesgo de perforación uterina se incrementa para las mujeres
que ya han tenido hijos y para las que reciben anestesia general durante la realización del aborto.(6) El
daño en el útero puede complicarse en ulteriores embarazos y eventualmente puede acarrear problemas
que requieran una histerectomía, lo que de por sí puede conllevar diversas complicaciones adicionales y
lesiones que incluyen la osteoporosis.

• DESGARROS CERVICALES (cuello del útero):

En al menos un uno por ciento de abortos realizados en el primer trimestre se producen importantes
desgarros cervicales que requieren sutura. Las laceraciones de menor envergadura o las micro-fracturas,
que normalmente no son tratadas, pueden también a la larga perjudicar la función reproductiva. La lesión
latente post-aborto puede abocar a una posterior incompetencia cervical [ subsequent cervical
incompetence ], parto prematuro y complicaciones durante el parto. El riesgo de lesión cervical es mayor
en adolescentes, para abortos realizados en el segundo trimestre, y cuando los facultativos no usan
laminaria (sic) para dilatar el cuello uterino.(7)

• PLACENTA PREVIA (sic):

El aborto incrementa el riesgo de placenta previa en ulteriores embarazos (una circunstancia que pone
en peligro tanto la vida de la madre como su embarazo deseado), en una escala de entre siete y quince.
El desarrollo anormal de la placenta debido a lesión uterina aumenta el riesgo de malformación fetal,
muerte perinatal y efusión excesiva de sangre durante el parto. (8)

• RECIÉN NACIDOS DISCAPACITADOS EN POSTERIORES EMBARAZOS:

El aborto se asocia con lesiones cervicales y uterinas que pueden incrementar el riesgo de parto
prematuro, complicaciones en el parto y desarrollo anormal de la placenta en posteriores embarazos.
Estas complicaciones reproductivas constituyen las causas principales de las minusvalías en recién
nacidos. (9)

• EMBARAZO ECTÓPICO:
El aborto está relacionado de forma importante con un riesgo añadido de embarazos ectópicos
posteriores. Los embarazos ectópicos, a su vez, amenazan la vida y pueden llevar a un descenso en la
fertilidad. (10)

• AFECCIÓN INFLAMATORIA PÉLVICA [ pelvic inflammatory disease (PID) ]:

Se trata de una enfermedad que puede poner en peligro la vida y conllevar un riesgo añadido de
embarazo ectópico y reducción de fertilidad. De entre las pacientes que tienen una infección por clamidia
[ a chlamydia infection ] en el momento del aborto, un 23 % desarrollará PID en cuatro semanas. Algunos
estudios han arrojado que entre un 20 y un 27 % de pacientes que abortan sufren una infección por
clamidia. Aproximadamente un 5 % de pacientes que no han sido infectados por clamidia desarollan PID
dentro de las 4 semanas posteriores a un aborto realizado durante el primer trimestre. Es por tanto
razonable suponer que cuantos practican abortos previenen y tratan tales infecciones antes del aborto.
(11)

• ENDOMETRITIS:

La endometritis representa un riesgo post-aborto para todas las mujeres, pero en especial para las
adolescentes, las cuales tienen una probabilidad 2.5 veces mayor de contraer endometritis después de
un aborto que las mujeres con edades entre 20 y 29 años. (12)

• COMPLICACIONES INMEDIATAS:

Alrededor de un 10 % de mujeres que se someten a un aborto provocado sufrirán complicaciones


inmediatas, de las cuales aproximadamente un quinto (2 %) tienen la consideración de riesgo mortal. Las
nueve grandes complicaciones más comunes que pueden darse durante la práctica del aborto son:
infección, efusión excesiva de sangre, embolia, desgarro o perforación del útero, complicaciones de la
anestesia, convulsiones, hemorragia, lesión cervical y "shock" endotóxico. Las complicaciones 'menores'
más comunes incluyen: infeccion, efusión de sangre, fiebre, quemaduras de segundo grado [ second
degree burns ], dolor abdominal crónico, vómitos, problemas gastro-intestinales, y sensibilización del Rh [
Rh sensitization ]. (13)

• RIESGOS AÑADIDOS PARA LAS MUJERES CON MÚLTIPLES ABORTOS:

En general, la mayoría de los estudios arriba citados reflejan factores de riesgo para mujeres que se han
sometido a un solo aborto. Estos mismos estudios muestran que las mujeres que tienen abortos
múltiples encaran un riesgo mucho mayor de sufrir tales complicaciones. Este punto es especialmente
digno de ser mencionado desde el punto y hora en que alrededor de un 45 % de todos los abortos se
practican en mujeres que ya habían abortado antes.

• RIESGOS AÑADIDOS PARA LAS ADOLESCENTES:

Las adolescentes, que suponen aproximadamente un 30 por ciento de las mujeres que abortan, se
exponen a un riesgo mucho más alto de sufrir numerosas complicaciones relacionadas con el aborto.
Esto reza tanto para las complicaciones inmediatas como para los perjuicios reproductivos a largo plazo.
(14)

• PEOR ESTADO DE SALUD GENERAL:

En un estudio realizado sobre 1.428 mujeres, los investigadores descubrieron que los embarazos
malogrados y en particular los debidos a aborto provocado se asociaban de manera significativa a una
salud general más deficiente. Los abortos múltiples correspondían a una valoración todavía peor de la
salud presente. Mientras que la interrupción del embarazo por causas naturales iba en detrimento de la
salud, el aborto provocado resultó estar más estrechamente relacionado con una salud deficiente. Tales
hallazgos confirman investigaciones anteriores que arrojaban que durante el año siguiente a un aborto
las mujeres visitaban a su médico de cabecera un 80 % más por toda clase de razones y un 180 % más
por razones psico-sociales. Los autores también se encontraron con que si hay un compañero presente y
que no presta apoyo [not supportive], el porcentaje de aborto natural se eleva a más del doble y el de
aborto provocado es cuatro veces mayor que si él está presente y apoyando. Si el compañero está
ausente, el porcentaje de aborto provocado es seis veces mayor. (15)

• RIESGO AÑADIDO POR FACTORES QUE HACEN PELIGRAR LA SALUD:

El aborto está en buena medida ligado a cambios de conducta tales como promiscuidad, tabaquismo,
abuso de las drogas y desórdenes alimenticios que en conjunto contribuyen a incrementar los riesgos de
padecer problemas de salud. Por ejemplo, la promiscuidad y el aborto están ambos relacionados con un
aumento de las tasas de PID y embarazos ectópicos. Cuál de los dos contribuye más es algo todavía
incierto, pero deslindarlo puede ser irrelevante si la promiscuidad es de por sí una reacción al trauma
post-aborto o a la pérdida de autoestima.

Secuelas psíquicas del Aborto

Necesidad de tratamiento psicológico


Trastornos por estrés post-traumático (en inglés PTSD o PAS)
Disfunción sexual
Planteamientos suicidas e intentos de suicidio
Refuerzo del hábito de fumar con los correspondientes efectos negativos para la salud
Abuso del alcohol
Abuso de las drogas
Desórdenes alimenticios
Descuido de los niños o conducta abusiva hacia ellos
Divorcio y problemas crónicos de relación
Abortos de repetición
• NECESIDAD DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:

En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los
investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido
alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido
prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba
un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y
psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la
conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los
psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han
abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital
psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura
más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. (4)

Puesto que muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa [ as a
coping mechanism ], puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera
tratamiento psiquiátrico. Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones
psicosomáticas y psiquiátricas o de conducta en otras facetas de la vida de la mujer. En consecuencia,
algunos asesores [counselors; al parecer, se refiere a ciertos peritos de los procesos judiciales
norteamericanos] informan del hecho de que la angustia [ distress ] por un aborto que no se quiere
reconocer es lo que en realidad subyace en muchas de sus pacientes, incluso aunque se hayan dirigido
a ellos en demanda de terapias para problemas que aparentemente nada tienen que ver con ello. (5)

• TRASTORNOS POR ESTRÉS POST-TRAUMÁTICO (en inglés PTSD o PAS):

Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen
trastornos por estrés post-traumático (PTSD). Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los
síntomas de PTSD, aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que
fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas.
(6) Puesto que nos hallamos ante una alteración grave que puede estar presente en muchas
demandantes, y que no es fácilmente comprendida fuera de la profesión de asesor, el siguiente resumen
será más completo que otros apartados de esta sección. El PTSD es una disfunción psicológica producto
de una experiencia traumática que anula los mecanismos normales de defensa de una persona,
derivando en miedo intenso, sensación de desvalimiento o de estar atrapado, o en pérdida del control. El
riesgo de que una experiencia resulte traumática se incrementa cuando el hecho traumatizante es
percibido como susceptible de conllevar amenazas de lesión física, violación sexual o presencia personal
o participación en una muerte violenta. Se da el PTSD cuando el hecho traumático produce la
hiperexcitabilidad [ hyperarousal ] de los mecanismos de defensa de vuelo o lucha [ flight or fight ]. Tal
hiperexcitación provoca que estos mecanismos de defensa se desorganicen, desconectados de las
circunstancias presentes, y empiecen a funciona por su cuenta, dando lugar a una conducta anormal y a
graves transtornos de la personalidad. A guisa de ejemplo de esta deconexión de funciones mentales,
puede ocurrir que alguna víctima de PTSD experimente una intensa emoción, pero sin clara memoria del
hecho; otros pueden recordar cada detalle pero sin emoción; otros incluso pueden revivir tanto el hecho
como las emociones en furtivas y abrumadoras experiencias de flashback. (7)

Las mujeres pueden interiorizar el aborto como una experiencia traumática por varias razones. En
muchos casos llegan a él forzadas por maridos, novios, padres u otros. Si la mujer ha sido victima en
repetidas ocasiones de abuso de posición dominante, el aborto forzado puede ser percibido como la
violación definitiva en el curso de una vida marcada por el abuso. Otras mujeres -sin importar cuánto de
imperioso tuviesen las razones por las que recurrieron al aborto- pueden incluso percibir el final de su
embarazo como la muerte violenta causada a su propio hijo. El miedo, la ansiedad, el dolor y la culpa
asociada al procedimiento aparecen entreverados en esta percepción de muerte violenta y grotesca.
Algunas mujeres aun dan cuenta de que el dolor del aborto, desatado sobre ellas por un extraño
enmascarado que asalta su cuerpo, se siente como idéntico al de una violación. (8) En efecto, los
investigadores han concluido que las mujeres en cuya historia clínica constan agresiones sexuales
pueden sentir mayor angustia durante y después de la práctica del aborto a causa de estas asociaciones
entre ambas experiencias. (9) Cuando el factor de estrés que conduce al PTSD es el aborto, algunos
clínicos lo denominan Síndrome Post-aborto (PAS).

Los síntomas más importantes del "PTSD" son clasificados generalmente en tres categorías:
hiperexcitación [ hiperarousal ], intrusión y constricción.

El primero consiste en una intervención inapropiada y crónica de los mecanismos de defensa fight or
flight. La persona se halla por lo visto en permanente alerta frente a amenazas de peligro. Los síntomas
de hiperexcitación incluyen: respuestas exageradamente sobresaltadas, ataques de ansiedad,
irritabilidad, explosiones de ira o rabia, conducta agresiva, dificultad para concentrarse, hipervigilancia,
dificultad para conciliar el sueño o mantenerse despierto, o reacciones fisiológicas ante situaciones que
simbolicen o se asemejen a algún aspecto de la experiencia traumática (por ejemplo, aceleración del
pulso o sudoración durante un examen pélvico, o al tiempo de oír el sonido de una bomba neumática).

La intrusión consiste en revivir el hecho traumático involuntaria e inesperadamente. Los síntomas de


intrusión en los casos de PAS incluyen: pensamientos recurrentes e intrusivos sobre el aborto o el niño
abortado,flashbacks en los que las mujeres vuelven a vivir momentáneamente un aspecto de la
experiencia abortiva, pesadillas sobre el aborto o el niño, o reacciones de intenso pesar o depresión en la
fecha del aniversario del embarazo abortado o del aborto.

La constricción consiste en paralizar los recursos emocionales o en desarrollar patrones de conducta, de


forma se que eviten los estímulos asociados con el trauma. Se trata de la conducta evasiva [ o de
evitación: "avoiding ]; un intento de negar y de evitar las sensaciones negativas de gente, lugares, o
cosas que agraven las sentimientos negativos asociados con el trauma. En los casos de trauma post-
aborto, la constricción puede incluir: incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes
importantes de ella; esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan excitar los recuerdos del
aborto; abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la
decisión de abortar; evitación de hijos; intentos de evitar o negar pensamientos o sensaciones
relacionadas con el aborto; escasa presencia de sentimientos relacionados con el amor o la ternura;
visión del futuro como en escorzo (p. ej. no esperar tener una carrera, casarse, criar hijos o una vivir una
vida larga); interés reducido por actividades con las que antes se disfrutaba; abuso de drogas o alcohol;
pensamientos o actos suicidas y otras tendencias autodestructivas.

Como ya se mencionó, el estudio de Barnard identificó un porcentaje del 19 % de PTSD entre mujeres a
las que les fueron practicados abortos entre tres y cinco años antes. Pero en realidad el porcentaje
efectivo es mayor con toda probabidad. Como la mayoria de los estudios post-aborto, el de Barnard
estaba lastrado por un porcentaje de omisiones del 15 % [ a fifty percent drop out rate ]. La experiencia
clínica ha demostrado que las mujeres que menos suelen cooperar en una investigación post-aborto son
aquéllas a las que el aborto ha causado mayor angustia psicológica. La investigación ha confirmado esta
intuición, demostrando que las características demográficas de las mujeres que rechazan la evaluación
posterior, coinciden en su mayoría con las de las mujeres que padecen la angustia post-aborto más
acentuada. (10) La extraordinariamente alta tasa de negativas a participar en estudios post-aborto puede
ser interpretada como evidencia de constricción o de conducta de evitación (no querer pensar en el
aborto) que es un destacado síntoma de PTSD.

Para muchas mujeres, el comienzo o la identificación inequívoca de los síntomas del PTSD puede
demorarse durante varios años. (11) Hasta que una persona aquejada de PTSD ha recibido consejo y
logrado un adecuado restablecimiento, el PTSD puede dar lugar a una incapacidad psicológica que
impediría a una paciente de aborto afectada interponer una demanda judicial dentro del período normal
establecido por la ley. Esta incapacidad puede, sin embargo, proveer de base legal para obtener una
prórroga de dicho plazo.

• DISFUNCIÓN SEXUAL:

Entre un treinta y un cincuenta por ciento de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones
sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus
respectivos abortos. En concreto pueden incluir uno o varios problemas de los que se detallan a
continuación: ausencia de placer en las relaciones, dolor añadido, aversión al sexo o a los hombres en
general, o desarrollo de una forma de vida de tipo promiscuo. (12)

• PLANTEAMIENTOS SUICIDAS E INTENTOS DE SUICIDIO:

Aproximadamente un 60 por ciento de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar
ideas suicidas, con un un 28 por ciento que intenta realmente suicidarse, de las cuales la mitad lo ha
hecho en dos o más ocasiones.

Investigadores finlandeses han identificado una estrecha relación estadística entre el aborto y el suicidio
en un estudio basado en registros. Los 73 suidicidios identificados se asociaban en el espacio de un año
a embarazos que acababan ya de forma natural, ya por aborto provocado. La tasa media anual de
suicidio femenino en general era de 11.3 por cada 100.000. La tasa de suicidios asociados con
nacimientos era significativamente más baja (5.9). Las tasas para interrupción del embarazo eran
sensiblemente más altas. Para el aborto natural, la tasa era de 18.1 por cada 100.000 y para el aborto
provocado de 34.7 por cada 100.000. La tasa de suicidio dentro del año posterior a la práctica del aborto
era tres veces más alta que la tasa general femenina, siete veces más elevada que para las mujeres que
llevan a término su embarazo, y casi el doble de alta que la de las mujeres que habían sufrido un aborto
por causas naturales. (13)

• REFUERZO DEL HÁBITO DE FUMAR CON LOS CORRESPONDIENTES EFECTOS NEGATIVOS


PARA LA SALUD:

El estrés post-aborto se vincula con una acentuación del tabaquismo. Las mujeres que abortan tienen el
doble de probabilidades de convertirse en grandes fumadoras y de sufrir los correspondientes riesgos
sobre la salud. (14) Las mujeres que han abortado tienen también mayor probabilidad de continuar
fumando durante los posteriores embarazos deseados, con el riesgo añadido de muerte neonatal o
anomalías congénitas. (15)
• ABUSO DEL ALCOHOL:

El aborto se vincula de forma significativa con un riesgo doblemente añadido de abuso del alcohol entre
las mujeres. (16) El aborto seguido de abuso del alcohol se vincula con conductas violentas, divorcio o
separacion, accidentes de tráfico, y pérdida del puesto de trabajo. (17) (ver también New Study Confirms
Link Between Abortion and Substance Abuse)

• ABUSO DE LAS DROGAS:

El aborto se halla significativamente ligado a abuso posterior de las drogas. Además de los costes psico-
sociales que supone tal abuso, la adicción las drogas se vincula con riesgo incrementado de contraer
infecciones por VIH/SIDA, malformaciones congénitas y conducta agresiva. (18)

• DESÓRDENES ALIMENTICIOS:

Para algunas mujeres al menos, el estrés post-aborto se asocia con desórdenes en la ingestión de
alimentos tales como comer compulsivamente [ binge eating ], bulimia, y anorexia nerviosa. (19)

• DESCUIDO DE LOS NIÑOS O CONDUCTA ABUSIVA HACIA ELLOS:

El aborto se vincula con mayores niveles de depresión, conducta violenta, abuso del alcohol y de las
drogas, embarazos 'de sustitución o reemplazo', y relajación de los lazos que unen a las madres con los
hijos habidos posteriormente. Estos factores se asocian estrechamente con el trato abusivo hacia los
niños y parecen confirmar particulares valoraciones clínicas que vinculan el trauma post-aborto con
abuso infantil subsiguiente. (20)

• DIVORCIO Y PROBLEMAS CRÓNICOS DE RELACIÓN:

Para la mayor parte de las parejas, un aborto crea problemas imprevistos en su relación. Las parejas que
han recurrido al aborto están más expuestas a divorciarse o a separarse. Muchas mujeres que abortan
desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero. Esto puede deberse
a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los
hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y
cólera pasajera [ volatile anger ]. Las mujeres que se han sometido a más de un aborto (que representan
alrededor del 45 % de todos los abortos) tienen mayor probablidad de requerir ayudas públicas, en parte
porque también tienen más probabilidades de acabar constituyendo familias monoparentales. (21)

• ABORTOS DE REPETICIÓN ( repeat abortions ):

Las mujeres a las que les ha sido practicado un aborto arrostran un riesgo añadido de volver a abortar en
el futuro. Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro
veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia
abortiva previa. (22)

Este riesgo incrementado se asocia con el aborto anterior por la baja autoestima, un consciente o
inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo 'de sustitición', y una mayor actividad sexual post-
aborto. Los abortos posteriores pueden producirse por culpa de deseos conflictivos de quedar
embarazada y tener un hijo y presiones continuas en favor del aborto, como puede ser el abandono por
parte del nuevo compañero. En los abortos de repetición se da cuenta también de cierta clase de auto-
punición. (23)

Aproximadamente un 45 % de todos los abortos son ahora abortos de repetición. El riesgo de caer en un
patrón de aborto de repetición debería ser comentado con la paciente a la vista de su primer aborto. Es
más, puesto que las mujeres a las que se les ha practicado más de un aborto se exponen a un
importante riesgo añadido de sufrir secuelas físicas y psíquicas, tales riesgos cualificados deberían ser
ampliamente comentados con las mujeres que optan por abortar.

Efectos psicológicos en quienes realizan un aborto

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Efectos psicológicos en quienes realizan un aborto
Tweet119
Traducido de Touchstone Magazine:
http://www.touchstonemag.com/docs/issues/16.7docs/16-7pg22.html

Por Rachel MacNair

"Sueño con fetos, como todos los que estamos aquí: sueños de abortos, uno tras otro, de baldes de
sangre salpicados por las paredes; árboles colmados de fetos gateando". Así habló Sallie Tisdale sobre
el tiempo en que trabajó como enfermera en una clínica de abortos. En un artículo para la revista Harper,
ella escribió acerca de un sueño en el que dos hombres la sujetaron y la arrastraron a la fuerza.

"Hagamos un aborto", dijeron con una nauseabunda mirada lasciva. Yo empecé a gritar, estaba
sumergida en una visión de succiones, de dolores chirriantes, de ser extendida y desmembrada por una
serie de instrumentos que cumplen la función para la que fueron hechos. Desperté casi sin poder respirar
e imaginé mesas de cocina y percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en
soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus gritos perforen las paredes de sus
departamentos.
No es un trabajo ni fácil ni agradable. "Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo
no poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo poder pronunciar
alguna otra clase de frase de consuelo", escribió. "...me preparo para el siguiente recipiente, para otra
breve y áspera pérdida.'¿Cómo aguantas?' Hasta los pacientes preguntan...observo desinflarse el
abdomen hinchado de una mujer en tan sólo unos momentos y mi propio estómago se estremece de
dolor, de pesar".

¿Cuál es el impacto emocional en las personas que realizan abortos? Quienes los hacen han escrito y
dicho lo suficiente como para mostrar que no se trata de un procedimiento médico cualquiera. Algunos,
como Tisdale, tienen pesadillas. Otros sufren muchos de los síntomas asociados con el Desorden de
Estrés Post-traumático (PTSD), alguna vez llamado "neurosis de guerra" y "fatiga de batalla". La práctica
de la medicina, de curar, no debería dar pesadillas, no debería causar una neurosis de guerra.

A continuación, se citarán solamente a doctores pro-opción, enfermeras y publicaciones médicas


oficiales, salvo por los dos médicos citados al final. Sus creencias de que lidiar constantemente con el
aborto es una inusual y significativa fuente de estrés, más que la medicina ordinaria, de ninguna manera
proviene de la oposición al aborto.

Sus Traumas

Es notable la poca atención y estudio prestado a los médicos, enfermeras, consejeros y demás
trabajadores de las clínicas abortivas. Sólo se han realizado dos estudios que observan una gran
cantidad de personas, y fueron hechos por investigadores que no trabajaban en el campo del aborto. El
primero (de M. Such-Baer), apareció en Social Casework en 1974 y el otro (de K. M. Roe) apareció en
Social Science and Medicine en 1989.

Ambos estudios fueron realizados por personas a favor del aborto legal, no obstante lo cual, ambos
notan la alta frecuencia de los síntomas que se enmarcan en la condición conocida hoy como Desorden
de Estrés Post-Traumático (PTSD). El estudio publicado en 1974, antes de que se adoptara el término,
describe que "eran frecuentes los pensamientos obsesivos sobre el aborto, depresiones, fatiga, ira, baja
autoestima y problemas de identidad. El complejo sintomático fue considerado un 'desorden reactivo
transitorio', similar a la 'fatiga de batalla'".
El otro estudio mostró síntomas similares: "Los periodos ambivalentes se caracterizaban por una
variedad de sentimientos otrora poco comunes y un comportamiento que incluía aislamiento de los
colegas, resistencia a ir al trabajo, falta de energía, impaciencia con los clientes y un sentimiento de
desasosiego general. Pesadillas, imágenes que no se iban y preocupación era elementos comunes.
También era común la profunda y solitaria intimidad en la que los médicos se enfrascaban para afrontar
esta ambivalencia.

Todavía no puede afirmarse que los médicos abortistas sufren de PTSD porque realizan abortos. Es
difícil de probar: Puede ser difícil determinar quien y quien no está realizando abortos; aquellos que han
sufrido más ya pueden haber dejado la práctica; puede ser que las personas que han sufrido eventos
traumáticos en el pasado están más inclinados a participar de los abortos; finalmente, el debate político
actual puede afectar la manera en como percibe la gente su trabajo.

Sin embargo, la evidencia recogida hasta el momento muestra que se necesitan más estudios.

American Medical News, una revista publicada por la Asociación Médica Americana, señaló que las
discusiones en el taller de la Federación Nacional del Aborto "iluminan un aspecto poco conocido del
debate sobre el aborto: los sentimientos de conflicto que afectan a muchos proveedores...La idea de que
las enfermeras, doctores, consejeros y los demás trabajadores en este campo sienten escrúpulos de que
el trabajo que realizan es un secreto muy bien guardado".

Entre las historias.

Una enfermera que había trabajado en una clínica abortista durante menos de un año dijo que sus
peores momentos no aparecían en la sala de operaciones sino después. Muchas veces, dijo, las mujeres
que acaban de someterse a un aborto se echaban en la sala de recuperación y lloraban, "He matado a
mi hijo. Acabo de matar a mi hijo". "No sé qué decirle a estas mujeres", dijo la enfermera al grupo. "Una
parte de mí piensa, 'Tal vez tienen razón'".

Un doctor en Nuevo México admitió que

A veces se sorprendía por la ira que un aborto tardío podía provocarle. Por un lado, dijo el médico, está
molesto con la mujer. "Pero paradójicamente", añadió, "Tengo sentimientos de molestia hacia mí por
sentirme bien al apretar el tope de la cabeza del bebé, por sentirme bien por haber realizado un
procedimiento técnicamente bueno que destruye al feto, que mata un bebé".

Casi todo negativo

El estudio Such-Baer, hecho en 1974, un año después de la legalización del aborto en todo el país
gracias a Roe vs Wade, reportó que "casi todos los profesionales involucrados en trabajos abortivos
reaccionaban con sentimientos negativos". Quienes tienen contacto con los residuos fetales tienen
mayores sentimientos negativos que aquellos que no entablan contacto, y su reacción no varía mucho:
"Todas las reacciones emocionales fueron unánimemente, extremadamente negativas".

El más grande estudio publicado incluía entrevistas a 130 "trabajadores del aborto" en San Francisco
entre enero de 1984 y marzo de 1985. Los autores no esperaban encontrar lo que encontraron.
"Particularmente sorprendente fue el hecho que el malestar con los clientes del aborto o con los
procedimientos tenía lugar en los médicos que apoyaban fervientemente el derecho al aborto y que
expresaban un gran compromiso con su trabajo", anotaron. "Este hallazgo preliminar sugirió que incluso
aquellos que apoyan el derecho de una mujer a eliminar un embarazo, pueden estar luchando con una
fuerte tensión entre sus creencias formales y la experiencia situada en sus trabajo con el aborto".

Como reacción, los investigadores decidieron "entrevistar solo a médicos que se consideraban pro-
opción y que estaban comprometidos a continuar con su labor por lo menos durante seis meses".
Creyeron que estas personas, "en tanto libres de sentimientos preexistentes de anti-opción y resistentes
a su potencial influencia, proveerían datos valiosos sobre los dilemas y dinámicas del trabajo en el aborto
legal". Esto redujo la muestra a 105 trabajadores.

Setenta y siete por ciento de ellos habló del tema del aborto como un acto destructivo, de la destrucción
de algo vivo. Sobre el asesinato: "No se esperaba que salga este tema entre médicos pro-opción, sin
embargo, el dieciocho por ciento habló de él cuando habló de su participación en el aborto en algún
punto de la entrevista. Este tema tendía a surgir lentamente en las entrevistas y era siempre presentado
con una evidente incomodidad".

Incluso Tisdale, que aún creía en el aborto, admitió la ambigüedad de realizarlos. El aborto, dijo, "es el
límite más estrecho entre la amabilidad y la crueldad. Hecho de la mejor manera posible, sigue habiendo
violencia -violencia misericordiosa, como darle muerte a un animal sufriente...es una dulce brutalidad la
que aquí practicamos, una dura y amorosa frialdad".

El estrés parece crecer en la medida en que el no-nacido se desarrolla. "Mientras el embarazo avanza, la
idea del aborto se vuelve más y más repugnante para muchas personas, incluso para el personal
médico", dijo un doctor abortista llamado Don Sloan en un libro que apoyaba vigorosamente la necesidad
de la legalización del aborto. Como respuesta, "Los médicos intentan divorciarse del método". Luego de
describir el procedimiento de gráficamente, incluyendo la necesidad de revisar las partes del cuerpo para
asegurarse de que todo el feto haya sido removido del útero, concluyó diciendo: "¿Quieres abortar?
Paga el precio. Hay un viejo dicho en medicina: Si quieres trabajar en la cocina, tendrás que romper
algún huevo. El horno se calienta. Prepárate para quemarte".

Los abortos en una etapa avanzada del embarazo ofrecen "un inusual dilema", dijo Warren Hern,
especialista en abortos, en un trabajo para la Asociación de Médicos de Planned Parenthood. Los
doctores y enfermeras que los realizan tienen "fuertes reservas personales acerca de participar en una
operación que ellos ven como destructiva y violenta". Explicó sus reacciones de la siguiente manera:

Parte de nuestra herencia cultural y tal vez biológica retrocede ante una operación destructiva de una
manera muy similar a la nuestra, incluso cuando sabemos que el acto tiene un efecto positivo en una
persona viva. Nadie que no haya realizado este procedimiento puede saber cómo es o lo que significa;
pero habiéndolo hecho, quedamos perplejos ante las posibilidades de interpretación. Hemos alcanzado
un punto en esta tecnología en particular, en el que no hay posibilidad de negar el acto de destrucción
del operante. Está frente a nuestros ojos. Las sensaciones de desmembramiento fluyen a través de los
fórceps como una corriente eléctrica...Mientras más parece que solucionamos el problema, más
espinoso se vuelve.

Pesadillas

Pero son los sueños de los médicos los más nos pueden decir al respecto. Los malos sueños son tan
comunes que su mención, aunque sea pequeña, puede esperarse en casi todas las presentaciones
sobre el tema de las reacciones emocionales de los trabajadores que realizan abortos en un clínica
abortiva. Muchos de ellos dejaron de realizar abortos porque se convencieron de estaba mal, gracias a
sus sueños sobre abortos.

Los reportes varían respecto del número de trabajadores que sufrían de pesadillas relacionadas con el
aborto: Un estudio del Dr. Hern señala que solo dos de 23 trabajadores reportaron pesadillas sobre el
aborto, mientras que una noticia sobre abortos en embarazos avanzados aparecida en ObGyn News dijo
que un cuarto de los trabajadores soñaban con abortos. Tisdale dijo que en su centro médico todos
tenían esos sueños, pero eso probablemente haya sido una licencia poética.

¿Cómo son estos sueños? Tisdale habló de sueños de "sangre salpicada en las paredes" y "árboles
repletos de fetos gateando", así como de su propia violación. Otro escritor habló sobre una enfermera
que soñó que "estaba metiendo un bebé por la boca de un jarrón [de antigüedades]. El bebé la miraba
con una expresión suplicante. Había un aro blanco alrededor del jarrón. Ella interpretó esto como la
representación de las demás enfermeras observando su acto y condenándolo".
Él llegó a la conclusión de que su sueño (el de ella) "muestra que inconscientemente el acto de abortar
se experimentó como un acto de asesinato. Debe notarse que esta enfermera estaba absolutamente
involucrada e intelectualmente comprometida con la nueva ley del aborto. Tuvo una reacción típica. Sin
importar la religión u orientación filosófica de cada quien, la visión inconsciente del aborto permanece
igual. Esto es lo más significativo de todo lo que se aprendió en estas sesiones". (Esta historia apareció
en un editorial de Obstetricia y Ginecología, que argumentaba que los trabajadores de centros abortistas
deben ser alentados a hablar sobre sus problemas como una manera de que sigan realizando su
trabajo).

American Medical News reportó lo siguiente del taller de la Federación Nacional del Aborto: "Ellos
[quienes realizan o ayudan a realizar abortos] se preguntan si es que el feto siente dolor. Hablan sobre el
alma y a donde va. Y acerca de sus sueños, en los que los fetos abortados los miran con ojos de
ancianos (ancient eyes) y con sus manos y pies perfectamente desarrollados preguntándoles, '¿Por qué?
¿Por qué me hiciste esto?'".

Un informe presentado a la Asociación de Médicos de Planned Parenthood describió los sueños de dos
personas que soñaron que "vomitaban fetos, junto con un sentimiento de horror". Los escritores
concluyeron, "En general, parece que mientras mayor es el contacto físico y visual (de los doctores y
enfermeras), se experimenta mayor estrés. Esto es evidente tanto en el estrés consciente cuanto en las
manifestaciones inconscientes como los sueños. Por lo menos, los dos individuos que reportaron varios
sueños significativos desempeñaban estos roles".

Explicaciones Alternativas

¿Cómo podemos dar cuenta de los problemas de los médicos, especialmente de su sueños? Puede ser
que sea así como la mente humana responde a una matanza, como se ha sugerido en otros grupos de
personas que matan. Quienes creen que el aborto es un asesinato, y que matar a otro ser humano es
algo que pocas personas pueden hacer de manera natural, encontrará plausible esta explicación.

Pero científicos sociales ofrecen otras dos explicaciones. Una de ellas dice que las personas sufren de
agotamiento, como tantos en las profesiones de ayuda. Es por ello un problema más fácil de resolver, ya
que requiere solo de vacaciones y rotación de responsabilidades. Considerando el alto volumen y la alta
velocidad de los más de los abortos, puede ser que sí estén agotados, lo cual no quita que sufran de
conciencia o también PTSD. Más aún, el agotamiento no explica sus sueños.

La otra explicación es que las personas responden negativamente por un primitivo o infantil mal
entendimiento de los hechos. El editorial en Obstetricia y Ginecología antes citado dijo que "el niño
mezcla inevitablemente la realidad con la fantasía. Incapaz de conceptuar todo el proceso en términos
sofisticados, el niño piensa en términos concretos. Visualizó un 'huevo' en 'el estómago' y cree que un
bebé formado se desarrolla desde el principio, creciendo por nueve meses hasta llegar a ser un infante
de tamaño completo".

Este autor cree que esta es la manera de explicar los sueños. No obstante los adultos entienden la
reproducción, "las fantasías primitivas permanecen en el inconsciente...Por tanto, incluso quienes están
intelectualmente comprometidos con el aborto tienen que luchar contra la visión de un feto como un bebé
real que tiene su propio inconsciente. El trauma emocional observado en estas enfermeras fue el
resultado de un conflicto entre su compromiso intelectual, por un lado, y sus posturas inconscientes por
el otro. En su interior, tienen la experiencia de haber participado en un asesinato".

Si el ver al feto como un bebé es un mero producto de la imaginación, un símbolo o una


sobresimplificación, la solución es simple. La mejor manera de enfrentar una fantasía es mostrando la
realidad. La tecnología moderna nos ha provisto de fotografías de embriones y fetos en cada etapa de su
desarrollo, y los sonogramas muestran sus movimientos en tiempo real. Pero esta técnica no parece ser
útil a la hora de reducir los síntomas de los que sufren los que trabajan con abortos, como otro editorial
titulado "Advertencias de Impactos Psicológicos Negativos de la Sonografía en el Aborto", mostraba en
1986.

Una Advertencia

Los defensores del aborto creen que es un tipo de medicina. Quienes se oponen creen que es asesinato.
Si el aborto se trata de quitar una vida humana, algunos o muchos de los que los realizan sufrirían ciertas
consecuencias psicológicas asociadas con el trauma causado por dañar a otros. Si no encontramos tales
consecuencias, el caso de que el aborto no es violencia de ningún tipo se ve fortalecido. Si es que hay
consecuencias, se fortalece el caso de que hay violencia. La evidencia anecdótica y tales estudios
sugieren, como nosotros lo hemos hecho, que algunos de los que realizan abortos sufren daños
psicológicos; que realizar abortos tiene esas consecuencias.

Tal vez los sueños sean una advertencia. De serlo, esas pesadillas pueden ser una bendición. Bernard
Nathanson, hablando del tiempo en que era un pionero en preparar centros abortistas, recuerda haber
sido abordado por la esposa de un médico en un cocktail. "Me llevó a un lado y me habló muy agitada
acerca de las cada vez más frecuentes pesadillas de su esposo. Él le había confesado a su esposa que
sus sueños estaban plagados de niños y sangre, y que luego se había obsesionado con la idea de que
alguna justicia terrible se impondría sobre sus hijos como pago por lo que estaba haciendo". Estos
sueños y sentimientos pueden haber sido una advertencia de su conciencia para que no siga.

El ex doctor abortista McArthur Hill ha hablado acerca de cómo él intentaba salvar bebés prematuros y
cómo luego encontró que los bebés que había abortado eran más grandes que los prematuros que había
salvado.

Fue ahí cuando empecé a tener pesadillas...En mis pesadillas, yo recibía a un saludable recién nacido.
Luego tomaba a ese saludable recién nacido y lo cargaba. Estaba frente a un jurado de gente sin rostro y
les preguntaba qué hacer con ese bebé. Ellos tenían que mostrar el dedo pulgar hacia arriba o hacia
abajo, y si mostraban el pulgar hacia abajo, yo tenía que soltar el bebé dentro de una balde lleno de agua
que estaba en el suelo. Nunca llegué a soltar al bebé porque siempre me despertaba en ese momento.

El doctor Hill, eventualmente, despertó a la realidad de lo que estaba haciendo. Otros también lo han
hecho. Si es verdad que las pesadillas de los médicos abortistas y otros síntomas resultan de su trabajo,
como lo sugieren las evidencias, habrán muchos otros médicos abortistas que serán llevados por sus
sueños a escuchar la voz de sus conciencias y dejarán de ayudar en la matanza de los no nacidos.

Rachel M. MacNair, Ph.D., es directora del Institute for Integrated Social Analysisen Kansas City, brazo
investigativo de la organización Consistent Life (http://www.consistent-life.org), y es autora de
Perpetration-Induced Traumatic Stress: The Psychological Consequences of Killing (Praeger, 2002), una
obra que examina grupos involucrados en matar, incluyedo veteranos de guerra y verdugos.

Trastornos piscológicos en mujeres que han abortado

Depresión, hostilidad y conducta autodestructiva son algunas de las consecuencias psíquicas que sufren
las mujeres que han abortado, que en España suman ya más de 800.000. El "Síndrome Post-aborto"
(SPA) ha sido estudiado en países como EEUU, Canadá, Finlandia, Francia, Suiza e Inglaterra. Un
equipo de profesionales de salud mental ha iniciado la primera investigación sobre el SPA en España.

Según un estudio de la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra, el 59 por ciento de las mujeres que
abortan tiene altas probabilidades de sufrir problemas psiquiátricos graves y permanentes. Los trastornos
psíquicos derivados del aborto se conocen como Síndrome post-aborto (SPA), un tipo de trastorno de
estrés post-traumático (PTSD). Algunos de los síntomas más frecuentes son ansiedad, conducta
agresiva, pesadillas, pensamientos o actos suicidas, bulimia, anorexia, abuso de alcohol y drogas y
ruptura de relaciones de pareja.

Daños a largo plazo


El Síndrome post-aborto puede tardar años en manifestarse debido a la represión a la que recurren
muchas mujeres como mecanismo de defensa. Según Juan Cardona, psiquiatra y académico de la Real
Academia de Medicina de Valencia y miembro del equipo investigador español, «después del trauma que
supone el aborto se deteriora la afectividad, la capacidad de querer, la voluntad, y todo lo demás viene
en cascada: la ruptura con parejas sucesivas, la depresión y otras consecuencias negativas».

En cuanto a la relación de pareja, la doctora Emily Milling halló que el 70 por ciento de las 400 parejas de
su estudio se rompieron en el año siguiente al aborto. Por otro lado, el doctor Phillip Ney, psiquiatra
infantil de la Universidad de British Columbia, descubrió que el aborto aumenta el maltrato a los otros
hijos. De hecho, en Estados Unidos el maltrato infantil ha aumentado un 1000 por cien desde que se
legalizó el aborto.

También el suicidio aumenta notablemente entre las mujeres que han abortado. Los investigadores
finlandeses Speckhard y Vaughan constataron que la tasa de suicidio en el año posterior al aborto era
tres veces más alta que la media femenina, y siete veces más alta que la de las mujeres que habían
dado a luz. El estudio más completo sobre el SPA data de 1997, y fue financiado por el Gobierno de
Finlandia. Sobre una muestra de 9.129 mujeres, el estudio reveló que las que abortaron tuvieron 4 veces
más probabilidades de morir al año siguiente que las que habían dado a luz.

Organismos internacionales que promueven el aborto han reconocido la existencia de secuelas


psicopatológicas. La Federación Internacional de Planificación Familiar (Planned Parenthood) los ha
confirmado en su Plan Trienal del período 1990-1993: «Una serie de estudios y encuestas de los
opositores al aborto han mostrado que la incidencia del trauma post-aborto puede llegar a afectar al 91
por ciento de los casos. Algunos informes recientes del Instituto Alan Guttmacher que no han sido
publicados indican que el alcance del problema puede haber sido correctamente calculado en dichos
estudios».

Hasta ahora, el único estudio que existe en España sobre este Síndrome fue elaborado en 1993 por la
Asociación Española de Neuropsiquiatría, titulado «Mujer y salud mental». En él se señalaban como
rasgos de las mujeres que abortan más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la
sexualidad dependiente, los problemas de pareja y las tendencias de personalidad patológica como
esquizofrenia y psicopatía. Según datos oficiales, el 25 por ciento de las mujeres que abortan ya habían
abortado antes.

Primer estudio en España

Ante la ausencia de estudios especializados sobre este problema que afecta a casi un millón de mujeres
en nuestro país, un equipo de psicólogos y psiquiatras ha elaborado una página web para dar a conocer
los estudios internacionales sobre las secuelas del aborto. En ella se presenta un cuestionario para
profesionales de salud interesados en colaborar para recoger datos de la población española con el fin
de realizar un estudio sobre el SPA en España. Asimismo, desde su página web,
www.nomassilencio.com, se ofrece ayuda psicológica a las mujeres que sufren el Síndrome.

Frente a la idea de que el aborto evita problemas psíquicos derivados de un embarazo no deseado, Pilar
Gutiérrez, psicóloga e investigadora del SPA, aclara que «las estadísticas muestran todo lo contrario».
Según la OMS, «las mujeres con algún trastorno emocional corren mayor riesgo de desajustes mentales
después del aborto»..

El DIU y el Aborto

Es inadmisible la afirmación de que el DIU no es abortivo, cuando las mismas revistas especializadas y
hasta la Organización Mundial de la Salud en sus informes al respecto, así lo reconocen explícitamente.
Tanto es así, que mientras fue ilegal el aborto fue prohibida su comercialización e implantación en los
mismos Estados Unidos .
El Laboratorio que fabrica y distribuye el Para Gard, DIU de última generación, modelo T 380 A en
Estados Unidos, distribuye en forma obligatoria, un formulario con una extensión de 11 páginas, de
carácter de declaración jurada, la que debe ser rubricada por la interesada en su colocación, en 12
oportunidades. En la misma se informa sobre todas las contraindicaciones y efectos secundarios que les
puede ocasionar el DIU.

Recordemos que el nombre T de cobre le es dado por una membrana galvanizada de cobre que recubre
al cuerpo plástico en forma de "T" que tiene el dispositivo.

Por sus características anatómicas, se advierte que el DIU no es un dispositivo de barrera, es decir, no
impide la libre circulación de los espermatozoides hasta encontrarse con el óvulo. Su función, en
realidad, es, como agente exógeno al organismo femenino, producir irritación e inflamación en las
paredes internas del útero (endometrio), con lo cual, lo hace pasible y propenso a contraer una serie de
infecciones muy delicadas y que imposibilitan que el óvulo fecundado por el espermatozoide (huevo)
puede anidar o implantarse en esa pared. Esto lleva a que se desprenda y provoque un sangrado
intermenstrual en el cual es expulsado. Es decir, un aborto.

La declaración jurada antes mencionada, elaborada por el mismo Laboratorio, explica lo dicho de la
siguiente forma: "Cómo actúa el Para Gard: Todavía no se comprende exactamente la manera en que el
Para Gard impide el embarazo. Se han sugerido varias teorías, entre ellas, la interferencia con el
transporte, la fecundación y la implantación de espermatozoides. Los estudios clínicos con el DIU
portadores de cobre indican que la fecundación se altera, ya sea porque varía el número de
espermatozoides o por la falta de viabilidad de éstos. Los DIU no inhiben la ovulación (producción y
liberación de un óvulo de los ovarios). El Para Gard no siempre evita la producción de embarazos
ectópicos (el embarazo fuera del útero, llamado a veces embarazo tubárico). El embarazo ectópico
puede requerir cirugía y dejarla incapacitada para tener hijos; en algunos casos puede causar la muerte".

"Todavía no se comprende...", "Se han sugerido varias teorías...". En buen cristiano, vemos que el mismo
fabricante reconoce no saber cómo es anticonceptivo. En realidad, porque no lo es. Y habla de evitar la
"implantación de espermatozoides". ¡Como si el espermatozoide pudiera implantarse por sí solo en el
útero!

Más adelante, la misma declaración jurada sentencia: "Factores especiales de riesgo: ...Los datos
indican que hay más posibilidades frente a otras mujeres, de que las usuarias del Para Gard contraigan
una grave infección denominada enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), especialmente si mantienen
relaciones sexuales con múltiples compañeros. La EIP es el término médico conque se designa la
infección del área pélvica superior. En esta área se encuentra el útero (matriz), las trompas de Falopio, lo
ovarios y los tejidos circundantes (La vaginitis, o infección local de la vagina, no es EIP, pero puede llevar
a ella). Los estudios realizados indican que el mayor número de casos de EIP se producen poco después
de la inserción del DIU y hasta 4 meses después. La EIP puede causar obstrucción permanente de las
trompas, esterilidad, embarazo ectópico o, en raras ocasiones, la muerte. Si ud. tiene ahora o ha tenido
alguna vez EIP, no debe usar el Para Gard. La EIP es una infección causada por la gonorrea, clamidias u
otros organismos microscópicos. La EIP es a menudo una enfermedad de transmisión sexual (ETS o
EV)..."

Vemos pues, que el DIU no solo no es anticonceptivo, sino que es abortivo, favorece las enfermedades
de inflamación pélvica, la obstrucción de las trompas de Falopio, la esterilidad definitiva, los sangrados
constantes (y por consecuencias, anemias, debilitamiento, etc.) y, en algunos casos, hasta la muerte de
la usuaria.

Muchas cosas se clarifican cuando nos enteramos que el dueño de la patente del para Gard es el propio
Consejo de Población, organismo vinculado a la Fundación Rockefeller y consultor de la ONU, junto a
Gyno Pharma, una pequeña corporación farmacéutica establecida como frente a petición del propio
Consejo de Población.

El laboratorio Schering Argentina S.A.I.C. comercializa en nuestro medio el DIU de tercera generación
"NOVAT", para cuya propaganda agrega un rótulo que reza: "Método avalado por el Population Council"
(Consejo de Población).

A tal fin, ha publicado una serie de cuadernos en donde brinda iformación sobre contraceptivos.

En el cuaderno Nro. 1, titulado "Contracepción" (escrito por Gerd K. Doring; sin fecha de publicación), al
referirse a la acción del diu, dice: "Los anillos intrauterinos y las espirales impiden la implantación del
huevo fecundado en el endometrio" (pág. 13).

Y en el cuaderno Nro. 4, titulado "Ginecología y obstetricia" (escrito por Adolf Eduard Schindler y Eva-
María Schindler; Bs. As. Argentina, 1.989), se dedica todo un apartado a la contracepción postcoital
(págs. 17 a 19), eufemismo para referirse a métodos y prácticas abortivas. En esas páginas, se
menciona el DIU, y entre otras cosas afirma: " Se puede lograr una contracepción postcoital
relativamente segura hasta 4-6 días después del coito sin protección, mediante la colocación de un
DIU..." Desde luego, después de 6 días, si las condiciones orgánicas de la mujer eran favorables, la
fecundación ya se produjo, ya hay nueva vida, ya hay persona. Pero todavía no ocurre la anidación del
huevo en el endometrio, por lo que la colocación del DIU es viable para impedirla definitivamente.
Estamos lisa y llanamente frente a una práctica abortiva.

Por si persisten las dudas, el cuaderno sigue, y al mencionar las indicaciones para la colocación del DIU,
entre otras, enumera:

". Planificación familiar cumplida, pero no se desea la esterilización;


. Directamente en la interrupción del embarazo;
. Como contraceptivo postcoital" (pág. 21-22).
Y al mencionar las complicaciones posibles con el uso del DIU, afirma:
"... Inflamación del cuello y de los genitales internos...
. Perforación;
. Aumento del índice de embarazos extrauterinos;
. Gestaciones intrauterinas" (pág. 22).

Nos permitimos remitirnos a un artículo de actualización científica publicado en la "Revista de la Facultad


de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo, República Argentina. 1.989 VOL. XI Nro. 1"

En este artículo, titulado "Dispositivo intrauterino y embarazo", encontramos afirmaciones y sentencias


como las siguientes:

. "Si una portadora de DIU se embaraza, esta situación puede resultar complicada, más allá de posición
que pueda adoptar la pareja sobre el futuro de dicha gestación. Es muy probable que el embarazo
termine en un aborto espontáneo del primer o segundo trimestre... ...Si no se extrae el DIU,
aproximadamente 50 % de los embarazos ortotópicos abortan espontáneamente... O sea que esta
situación representa de 3 a 5 veces más que la tasa de abortos espontáneos en usuarias de otros
métodos. Algunos estudios evidencian que más de la mitad de dichos abortos ocurren el el 2do.
trimestre. En 1.984 en los Estados Unidos se publicó un trabajo respecto a 539 mujeres con DIU, que
tenían 26 veces más probabilidades de tener un aborto espontáneo séptico en el 2do. trimestre respecto
a las mujeres embarazadas sin DIU. Evidentemente que las complicaciones infecciosas en el 2do.
trimestre son más graves que las de aborto espontáneo temprano" (pág. 35).

Y continúa: "Otro de los problemas que pueden plantearse es el de las anomalías congénitas que suelen
presentarse en los embarazos de las portadoras de DIU... Mishell estudió los tejidos expulsados de
mujeres que abortaron espontáneamente y eran portadoras de DIU. En su estadística, 21 de 110
presentaron anomalías embrionarias" (pág. 36).

Después agrega: "Si recordamos la acción del DIU, se puede decir que éste disminuye la nidación
uterina en 99,5 % y en trompa en 95 %. Por lo tanto, si ocurre un embarazo con DIU, hay mayor
posibilidad que sea ectópico" (pág. 36).
Y remata afirmando: "Hace pocos años ha llamado la atención el incremento de E.I.P (enfermedades de
inflamación pélvica) debido a las enfermedades sexuales transmisibles y se ha sugerido que se produce
con mayor freuencia en casi 50 % de las portadoras de DIU. La prueba epidemiológica de esta hipótesis
viene de los estudios que muestran un aumento de las tasas con una mayor duración de uso el DIU"
(pág. 37).

Termina el artículo: "Por último, dos palabras sobe la recuperación de la fertilidad de aquellas que
abandonan el uso del DIU. La recuperación no depende del tipo de DIU ni del tiempo de uso, sino de la
gravedad del daño que éstos ocasionan" (pág. 37).

Firma el artículo el mismo Dr. Héctor Osvaldo Lotfi, por entonces, Profesor titular de Clínica Ginecológica
de la Facultad de Cs. Médicas de la U.N.C.- Mendoza - Argentina..

El Síndrome Post-Aborto

La segunda víctima del aborto es la mujer. Las millones de mujeres que han caído en la trampa del
aborto. Sólo en España son más de 800.000 las mujeres que han abortado desde que se despenalizó el
aborto en 1985, y casi todas ellas -por no decir todas-, tarde o temprano - están sufriendo o sufrirán lo
que se conoce ya como "Síndrome Post-aborto". Así lo reconoce la organización abortista más
importante del mundo: la Federación Internacional de Planificación Familiar. En su Plan Trienal y
Programa de Objetivos a Largo Plazo 1990-1993 afirma que: "la incidencia del trauma post-aborto para
clientas de abortos quirúrgicos puede llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos."

El Síndrome Post-aborto toma su nombre del Síndrome Post-Vietnam, porque fue en los años de esa
terrible guerra cuando se legalizó el aborto el EE.UU.
Como no había ya bastantes guerras en el mundo, quisieron declarar la peor de todas, la de los
poderosos contra los más débiles, la de los nacidos contra los no nacidos, la de la madre contra su hijo,
la de un médico contra su paciente, la de un Estado contra su pueblo... la guerra de las guerras.

Pero al igual que los soldados que volvían de Vietnam traían esa guerra en sus entrañas para
atormentarles el resto de sus vidas, así las mujeres que abortaban empezaron a sufrir los mismos
síntomas que esos soldados, la misma angustia, la misma desesperación, la misma culpa: pesadillas,
insomnio, alcoholismo, agresividad o depresión, psicosis... y suicidio.

Siete veces más suicidio entre mujeres que habían abortado descubrió el Gobierno de Finlandia en un
estudio de 1997 sobre una muestra de 9.129 mujeres tomada de la base de datos nacional... un estudio
impecable y estremecedor. Además de la altísima tasa de suicidios, descubrieron que en el año siguiente
al aborto, esas mujeres sufrieron 60 veces más muertes por causas naturales (enfermedad) que las que
habían dado a luz, 4 veces más muertes por accidentes y 14 veces más muertes por homicidios.

Pero en las mujeres, este Síndrome que estremeció al mundo en los rostros y las historias de esos
pobres soldados, es mucho más grave aún, porque es oculto, es secreto, es reprimido, es ignorado y es
tabú.

A los ojos del mundo, no les pasa nada porque el aborto es "legal", y por definición, lo que es legal debe
ser bueno, y lo que es bueno no puede hacer mal. Ergo, a las mujeres que abortan no les puede pasar
nada, y si les pasa es su problema, es que, además, son idiotas o están desequilibradas... pero no por el
aborto, claro.

La sociedad no puede admitir que una mujer esté atormentada por algo que la sociedad misma le ha
procurado, no puede reconocer que le ha dado veneno para beber y que por eso se está quemando por
dentro.

Y todos miran para otro lado mientras que las mujeres se vuelven locas: 64% de ellas ingresaron en
hospitales psiquiátricos tras su aborto, según un estudio de la Universidad de Baltimore, USA, en 1984;
"el 59% sufren trastornos psiquiátricos graves y permanentes tras el aborto" según la Real Academia de
Obstetricia de Inglaterra... etc. etc. etc.

Cientos de estudios de muchos países abortistas como Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra,
Suiza, Australia, Dinamarca y Finlandia han llevado este Síndrome a los manuales Psicología y
Psiquiatría de numerosas universidades.

Y a muchas páginas web como la de www.afterabortion.org, de los especialistas en el tema en Estados


Unidos, el Instituto Elliot. Pero casi toda la información está en inglés y, salvo www.vidahumana.org que
tiene un capítulo sobre el Síndrome Post-aborto, los estudios sólo estaban disponibles para
angloparlantes.

Desde hace dos meses ya hay una página especializada en español sobre el Síndrome Post-aborto y
demás secuelas psicosomáticas.

Es www.nomassilencio.com.

Digo "demás secuelas psicosomáticas" porque otra de las graves secuelas del aborto que se está
descubriendo en estos últimos años es el cáncer de mama.

Junto con el gran aumento de los cánceres del aparato reproductivo de la mujer, el cáncer de mama ha
sufrido un aumento espectacular en los últimos 20 años en todos los países donde se ha generalizado el
aborto. Y no en mujeres en edad de la menopausia, como solía ser, sino en mujeres cada vez más
jóvenes.

Según un estudio de una doctora pro-abortista, Janet Daling, en 1994 publicado en el Journal of the
National Cancer Institute en los casos en que había antecedentes familiares y la mujer abortaba después
de los 30 años, el riesgo aumentaba un 270%.

Pero más aún, cuando la mujeres abortaba a su primer hijo antes de los 18 años y tenían antecedentes
familiares de cáncer, el riesgo relativo llegaba ¡al infinito! De las 12 mujeres de su muestra con este perfil,
el 100% desarrollaron cáncer de mama antes de los 45 años.

Y en las mujeres sin antecedentes familiares, el aumento del riesgo era de un 150%. En mujeres que ya
habían llevado un embarazo a término, el riesgo de cáncer de mama en las que abortaron era de un 50%
más; entre ellas, las jóvenes menores de 18 años y mayores de 29 con aborto provocado aumentaron el
riesgo más de un 100%.

¡Y los médicos siguen diciendo que el 50% de los factores de riesgo del cáncer de mama son
desconocidos!

Así lo oí con mis propios oídos en una Jornadas Municipales sobre Prevención del Cáncer de Mama
celebradas en Madrid en el año 2001. Y ¡se quedan tan anchos! Cuando desde 1953 hay estudios como
el del Dr. Segui en Japón sobre una población de 3.000 mujeres que descubrió un 160% de aumento del
riesgo en las que habían abortado voluntariamente.

Actualmente hay más de 38 estudios epidemiológicos internacionales, de los cuales 29 muestran una
correlación positiva y significativa entre aborto y cáncer de mama. De ellos, 5 estudios indican el doble
de riesgo… o más. No hay más que ver las estadísticas y los años en que se ha producido el aumento
de casos: pocos años después de la legalización del aborto en cada país.

Volviendo al Síndrome Post-aborto y sin extenderme mucho sobre lo que pueden ver mejor en la misma
página web de www.nomassilencio.com, sólo dar algunos rasgos más de lo que está socavando nuestra
sociedad sin que nadie se dé cuenta.

La Asociación Norteamericana de Psiquiatría, a principios de los años 80, identificaba la depresión, la


hostilidad, el desinterés y aislamiento, las imágenes recurrentes, el insomnio y pesadillas, y la
incapacidad de expresar sentimientos como secuelas psicológicas del aborto.

Otros estudios posteriores muestran un alto índice de intentos suicidas, de alcoholismo, bulimia y
anorexia, frigidez y disfunciones sexuales, ruptura de relaciones de pareja (un 70%), de maltrato
doméstico y autolesiones, de incapacidad de concentración, agotamiento y nerviosismo, crisis histéricas
y agresividad.

En España, el único estudio existente es el informe de 1993 de la Asociación Española de


Neuropsiquiatría titulado "Mujer y salud mental" que señalaba como rasgos de las mujeres que abortan
más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la sexualidad pasiva y dependiente, la aversión
a los métodos anticonceptivos, los problemas de pareja, conflictos con los padres, mala auto imagen,
vivencias negativas o traumáticas, y tendencia y rasgos de personalidad patológica: esquizofrenia,
paranoia y psicopatía.

Confrontando los datos oficiales, un 25% de las mujeres que abortan cada año ya han abortado
previamente.

Parece, pues, evidente la necesidad de investigar más a fondo la existencia y características de este
cuadro clínico en España, dado que, por sus síntomas, podría constituir una variable oculta subyacente
al aumento espectacular de trastornos como la anorexia y la bulimia, el abuso juvenil de alcohol y
drogas, los malos tratos en el hogar, así como las depresiones y suicidios juveniles y los brotes
psicóticos.

Concretamente, se observa un alarmante aumento de los malos tratos en países con altos índices de
aborto, que en Estados Unidos ha sido contabilizado en un 500% de aumento en los años desde que se
legalizó el aborto.

También es evidente la cultura del "botellón" y las drogas de diseño, que ha llegado a ser un grave
problema social.

Por ello, un grupo de psiquiatras y psicólogos hemos iniciado una investigación sobre la incidencia de
este Síndrome Post-aborto en España, que figura también en la página web www.nomassilencio.com,
junto con el cuestionario para colaborar en la investigación.

También ofrecemos a las mujeres que han abortado, la ayuda especializada que les permita renacer de
sus cenizas y no volver a caer en el mismo error.

Toda la sociedad somos responsables, por activa o por pasiva, de mantener abierta una trampa mortal
para mujeres angustiadas y sus hijos inocentes.

Por ello debemos, al menos, rescatar a las que han caído en ella y así evitar que otras caigan también.

Pues las mejores defensoras de la vida son las que han pasado por la muerte espiritual que supone el
aborto. Así está ocurriendo en países como Estados Unidos, donde son miles las mujeres de la
Plataforma No Más Silencio que piden la derogación de la Ley del aborto para que nadie más caiga
donde ellas cayeron.

Pedimos, pues colaboración a toda la sociedad para poder llegar a tantas mujeres que sólo quieren
olvidar lo inolvidable, pero que no podrán hacerlo hasta que identifiquen la raíz de su mal.

Los interesados en colaborar pueden bajarse el cuestionario y pasarlo a mujeres que hayan abortado
voluntariamente, tanto en su versión completa como en su versión reducida: datos personales, clínicos y
psicológicos, y remitirlo posteriormente a la dirección indicada en la página web.

Son encuestas anónimas, que por tanto pueden ser rellenadas por otra persona que conozca bien el
caso, especificándolo así. Según un estudio piloto realizado por la Asociación Unidos por la Vida en el
año 2001, el 62% de los 202 entrevistados conocía a alguna mujer que había abortado, y el 72% de ellas
habían necesitado tratamiento psicológico.

Por desgracia, todos conocemos a alguna mujer que ha abortado y podemos constatar la veracidad de
estos datos.

Esta información sobre el Síndrome Post-aborto y la página web de www.nomassilencio.com ya ha sido


publicada en el Boletín Oficial del Colegio de Médicos de Madrid del mes de octubre (Cartas Galenas) y
en el diario español La Razón de 5 de noviembre de 2003. Asimismo se está poniendo en conocimiento
de las autoridades españolas competentes, pero necesitamos la colaboración de los lectores para
difundirlo en su propio ámbito y conseguir así romper el mayor muro de silencio que jamás haya existido.

Porque al ser el pecado más grande, es a la vez el más oculto, y por ser oculto, el más difícil de sanar.
Hay que sacarlo a la luz para poderlo curar, y hace falta la ayuda de todos.

Una buena manera de colaborar es enviar esta información a la sección de "Cartas al director" de los
diarios de su zona, así como a los Boletines de los Colegios de Médicos y Psicólogos locales por parte
de colegiados de los mismos.

Estamos convencidos de que el conocimiento de las secuelas del aborto puede cambiar la marea negra
del aborto en el mundo, como ya la está cambiando en los Estados Unidos.

Los veteranos luchadores por el derecho a la vida de ese país han comprobado cómo es el miedo al
Síndrome lo que está haciendo bajar cada año las cifras de aborto en EE.UU.

Por desgracia, lo que no consigue el amor lo consigue el temor, pero al fin, se trata de conseguirlo:
acabar con el monstruo del aborto. Además, creemos que es un derecho de toda persona saber los
riesgos a los que se expone al realizar una acción, especialmente cuando estos riesgos son ya
conocidos y comprobados.

Así, es un derecho de la mujer saber a lo que se expone cuando aborta, como lo están legislando varios
Estados norteamericanos en leyes de "Consentimiento Informado" que obligan a las clínicas abortistas y
hospitales a dar a la mujer un formulario informativo para firmar antes de su aborto.

Si el tabaco ha levantado tamaña polémica y sus riesgos se anuncian a bombo y platillo, ¿cómo no exigir
lo mismo para algo infinitamente peor como es el aborto?

Si el Estado permite el crimen del aborto, tiene, al menos, la obligación de informar a sus ciudadanos
sobre los graves riesgos que entraña, tanto para la mujer como para toda la sociedad. Procuremos todos
que así sea..

100 Preguntas y Respuestas sobre el Aborto

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

I. EL ABORTO Y EL ORIGEN DE LA VIDA

ll. CÓMO SE PRACTICA EL ABORTO

III LAS LEYES SOBRE EL ABORTO

IV. EXIGENCIAS ÉTICAS DEL ESTADO


V. LOS CATÓLICOS ANTE EL ABORTO

PRESENTACIÓN

El Comité Episcopal para la Defensa de la Vida, dependiente de la Conferencia Episcopal Española,


presenta con éste, el primero de una serie de trabajos que se propone editar, relacionados con el valor y
la dignidad de la vida humana, y con la consideración que debe merecer por parte de las personas, las
instituciones, los poderes públicos y la propia legislación.

Esta colección de trabajos que ahora se inicia, nace con la doble vocación del rigor técnico y científico,
por una parte, y de la accesibilidad y la sencillez de exposición, por otra. En la ocasión presente se trata
de ofrecer al lector una información básica, unos criterios sólidos y una panorámica lo más amplia
posible sobre el fenómeno del aborto provocado, su realidad biológica, tratamiento legal, consideración
social y sus aspectos ético-morales. No se pretende, desde luego, agotar la cuestión con las páginas que
siguen, pero sí se aspira a que lo que en ellas se contiene constituya una base mínima y segura sobre la
que establecer los criterios fundamentales en torno a asunto tan controvertido.

Para la elaboración de este texto han intervenido en estrecha colaboración con los Obispos miembros
del Comité Episcopal, por una parte, personas especializadas en diversos campos de la investigación y
el estudio: médicos, biólogos, biopatólogos y farmacéuticos; y por otra, teólogos, moralistas, juristas,
sociólogos, psicólogos y periodistas. Todos ellos han contribuido, con sus sugerencias, sus
conocimientos, su experiencia y su presencia en las múltiples reuniones de trabajo, al resultado final, que
es el texto que el lector tiene en su mano.

No es, desde luego, este trabajo el primero que el Episcopado español ofrece sobre esta cuestión a
nuestra sociedad; hay que recordar, por ejemplo, la nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la
Fe, de 5 de Octubre de 1974, en la que se abordan los aspectos pastorales del problema, y la
documentación sobre "La vida y el Aborto", de 31 de mayo de 1983, preparada por la misma Comisión
Episcopal para la 51 Reunión del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, en la que se
tratan aspectos jurídicos y morales de la cuestión, y se dan recomendaciones pastorales a gobernantes y
legisladores, a los creyentes, a médicos y personal sanitario, y a sacerdotes y agentes de Pastoral.

Narciso Jubany Arnau Cardenal,


Presidente del Comité Episcopal para la Defensa de la Vida.

INTRODUCCIÓN

Las sociedades modernas han experimentado en el último siglo cambios espectaculares, producidos por
el desarrollo de la ciencia y de la técnica en todos los aspectos de la vida. Se ha dicho certeramente que
la Humanidad ha vivido cambios más profundos en los últimos cien años que en todo el resto de la
historia del hombre sobre la Tierra. Así es, en efecto, en todo lo concerniente al progreso científico y
tecnológico, que nos hace vivir una era de mutaciones aceleradas, en la cual hechos que nos parecían
imposible o fruto de una imaginación desatada se convierten en realidades cotidianas que no asombran
ni a un niño.

Lamentablemente, todos estos progresos no siempre han ido unidos al correspondiente crecimiento
moral de la persona, de tal manera que sean puestos al servicio del hombre, destinatario de los
esfuerzos y los trabajos de científicos, técnicos y políticos, y de todos cuantos tienen alguna
responsabilidad en la vida colectiva. Este hecho refleja lo que constituye tal vez el drama más profundo
de nuestro tiempo: la pérdida del sentido de la persona humana, el olvido de su dignidad, la esclavitud de
los hombres con respecto a sus propias obras y proyectos. La vida humana resulta así amenazada de
múltiples maneras. Esta situación no puede responder al designio de Dios, Creador y fin del hombre,
quien lo ha puesto todo a su servicio, es decir, al servicio de su vocación trascendente. Es verdad que
nuestra sociedad no piensa mucho en Díos. Pero entre el olvido de Dios y la pérdida de respeto al
hombre hay una vinculación estrechísima, que no podemos menos que señalar.
Así, por ejemplo, vemos con desolación cómo persisten los hirientes desequilibrios entre unos pueblos y
otros, cómo las guerras y toda suerte de conflictos surgen por doquier en el planeta, y cómo los derechos
de la persona humana son vulnerados y pisoteados en todas las latitudes, sin excepción, aunque en
unos lugares estas agresiones se produzcan de forma más violenta, y en otros revistan características
aparentemente civilizadas, con lo que añaden la hipocresía a la barbarie.

La sociedad española no es una excepción de este fenómeno universal Mientras el nivel de vida medio
ha mejorado ostensiblemente en los decenios recientes, y en los últimos años nuestra nación se ha
adherido a organizaciones supranacionales y ha suscrito tratados y convenios internacionales que
buscan la mejor defensa y protección de los derechos humanos fundamentales, la realidad nos muestra
que, por un lado, subsisten irritantes bolsas de pobreza y marginación entre nosotros, y, por otro, que
esos derechos esenciales a la dignidad de la persona humana no se respetan como debieran, tanto en la
práctica diaria como incluso en nuestra propia legislación.

Junto a lo que no dudamos en calificar como logros e videntes dirigimos a velar por la dignidad
amenazada de la persona (la abolición de la pena de muerte, la supresión de la tortura y de los trabajos
forzados, la preocupación por el deterioro del entorno o el mandato constitucional de proteger la
intimidad individual y familiar de las intromisiones de la informática, por ejemplo), observamos con alarma
y honda preocupación que, a pesar de estos logros, crecen en nuestra sociedad otras agresiones a la
persona y a sus derechos fundamentales. En particular, no se defiende el derecho a la vida, y aun es
objeto de agresiones inequívocas, tanto por la actitud de sectores amplios de nuestra sociedad como por
la propia legislación vigente en España. Este hecho sería incomprensible si no tuviéramos en cuenta la
enorme fuerza del hedonismo en la sociedad actual, que cifra en el puro bienestar material todas sus
aspiraciones, con olvido de la realidad trascendente del ser humano e incluso con dejación de la misma
lógica de los principios de convivencia que decimos profesar.

El Comité Episcopal para la Defensa de la Vida, consciente de que todavía es tiempo de rectificar los
errores y enderezar el peligroso rumbo que han emprendido algunos sectores, incluidos sectores
dirigentes de nuestra sociedad, quiere iniciar con esta publicación una serie de textos asequibles,
didácticos y claros acerca del valor de la vida humana (aborto, fecundación asistida, eutanasia, ecología,
etc.), que puedan ser de utilidad no sólo a los fieles cristianos y a sus formadores, sino también al
conjunto de los ciudadanos, a los legisladores y a los gobernantes, sean cuales fueren sus creencias o
sus convicciones. Persuadido de que la legislación en materia de aborto provocado viene a consentir una
injustísima muerte de inocentes cuyas motivaciones principales son la comodidad, la ignorancia, la
soledad y la desinformación, el Comité llama a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a la
reflexión, basada en una mejor información sobre lo que está ocurriendo delante de nuestros ojos. Los
católicos estamos en condiciones inmejorables para poder comprender la naturaleza del problema del
aborto. Nuestra fe nos permite percibir de una manera más plena y nos urge a proclamar ante todos la
grandeza y dignidad del hombre, cuya vida es un don de Dios, tal y como nos ha mostrado Jesucristo,
que es Camino, Verdad y también Vida.

I. EL ABORTO Y EL ORIGEN DE LA VIDA

1. ¿Qué es el aborto?

La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el período no viable de
su vida intrauterino, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Si esa expulsión del feto
se realiza en período viable pero antes del término del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si
el feto sobrevive como si muere.

El Derecho español, al igual que el Derecho Canónico, considera aborto la muerte del feto mediante su
destrucción mientras depende del claustro materno o por su expulsión prematuramente provocada para
que muera, tanto si no es viable como si lo es.
En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión, natural o provocada, en cualquier
momento de su vida intrauterino.

2. ¿Cuántas clases hay de aborto?

El aborto puede ser espontáneo o provocado. El espontáneo se produce o bien porque surge la muerte
intrauterinamente, o bien porque causas diversas motivan la expulsión del nuevo ser al exterior, donde
fallece dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre de su madre. Si el aborto es provocado, se
realiza o bien matando al hijo en el seno materno o bien forzando artificialmente su expulsión para que
muera en el exterior.

En ocasiones se actúa sobre embarazos de hijos viables, matándolos en el interior de la madre o


procurando su muerte después de nacer vivos. Esto no es, médicamente hablando, un aborto, y de
hecho muchas legislaciones que se consideran permisivas en la tolerancia del aborto lo prohíben
expresamente, porque lo incluyen en la figura del infanticidio. Pero no ocurre así en otros casos, como
por ejemplo en España, donde el Código Penal no tiene en cuenta la viabilidad del feto para que se dé el
delito de aborto, y, en contrapartida, se puede matar en algunos casos a fetos viables sin recibir ningún
castigo penal, al amparo de la legislación vigente precisamente en materia de aborto. Por eso
utilizaremos en estas páginas la definición de aborto según el lenguaje corriente, de modo que la muerte
provocada de un feto viable también será considerada como aborto.

3. ¿Es un ser humano el fruto de la concepción en sus primeras fases de desarrollo?

Desde que se produce la fecundación mediante la unión del espermatozoide con el óvulo, surge un
nuevo ser humano distinto de todos los que han existido, existen y existirán. En ese momento se inicia
un proceso vital esencialmente nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, que tiene ya
esperanza de vida en plenitud. Desde ese primer instante, la vida del nuevo ser merece respeto y
protección, porque el desarrollo humano es un continuo en el que no hay saltos cualitativos, sino la
progresiva realización de ese destino personal. Todo intento de distinguir entre el no nacido y el nacido
en relación con su condición humana carece de fundamento.

4. ¿Así que no es verdad que al principio existe una cierta realidad biológica, pero que sólo llegará a ser
un ser humano más tarde?

No. Desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que
sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto. A partir de la fecundación se produce
un desarrollo continuo en el nuevo individuo de la especie humana, pero en este desarrollo nunca se da
un cambio cualitativo que permita afirmar que primero no existía un ser humano y después, sí. Este
cambio cualitativo únicamente ocurre en la fecundación, y a partir de entonces el nuevo ser, en
interacción con la madre, sólo precisa de factores externos para llegar a adulto: oxígeno, alimentación y
paso del tiempo. El resto está ya en él desde el principio.

5. ¿Cómo puede existir un ser humano mientras es algo tan pequeño que no tiene el más mínimo
aspecto externo de tal?

La realidad no es sólo la que captan nuestros sentidos. Los microscopios electrónicos y los telescopios
más modernos nos ofrecen, sin lugar a dudas, aspectos de la realidad que jamás habríamos podido
captar con nuestros ojos. De manera semejante, la ciencia demuestra rotundamente que el ser humano
recién concebido es el mismo, y no otro, que el que después se convertirá en bebé, en niño, en joven, en
adulto y en anciano. El aspecto que presenta varía según su fase de desarrollo. Y así, en la vida
intrauterina primero es un embrión pre-implantado (hasta la llamada anidación, unos 12-14 días después
de la fecundación, en que cabe la posibilidad de que de un mismo óvulo fecundado surjan gemelos);
después es un embrión hasta que se forman todos sus órganos; luego, mientras éstos van madurando,
un feto, hasta formarse el bebé tal como nace. Y después continúa el mismo proceso de crecimiento y
maduración, y más tarde se produce el inverso de decadencia hasta la muerte.
Por eso no tiene sentido decir que un niño proviene de un feto, sino que él mismo fue antes un feto, del
mismo modo que un adulto no proviene de un niño, sino que antes fue niño, y siempre es el mismo ser
humano, desde el principio. Y tan absurdo sería defender que el hijo recién concebido no es un ser
humano porque no tiene aspecto de niño, como suponer que el niño no es un ser humano porque no
tiene el aspecto externo del adulto.

6. Admitiendo que existe una nueva vida desde el momento de la fecundación, ¿no podría ser una vida
vegetal o animal, para llegar a ser humana en una fase posterior?

No. Con los actuales conocimientos genéticos, es indudable que cada ser es lo que es desde el
momento de la fecundación. De la unión de gametos vegetales sólo sale un vegetal; de gametos
animales no racionales, por ejemplo un chimpancé, sólo sale otro chimpancé, y de la unión de gametos
humanos se crea un nuevo ser de la especie humana, que es tal desde el principio, pues así lo
determina su patrimonio genético específicamente humano.

7. ¿Ha habido épocas en que se haya creído que el fruto de la concepción de la mujer podía ser un
individuo no humano?

Sí. Hubo épocas en que, por ignorancia de los mecanismos genéticos, se creyó que una mujer
fecundada por un hombre podía concebir un ser no humano o medio-humano. Esta idea es una
manifestación de superstición y de ignorancia científica que hoy debe tenerse por superada. Otra cosa es
que, por enfermedades o alteraciones diversas, puedan producirse trastornos en el momento de la
fecundación que desemboquen en la formación de productos anómalos, como la llamada "mola
vesicular" o los "huevos abortivos", que carecerán de capacidad de desarrollo. O que, en ocasiones,
conduzcan a hijos con malformaciones congénitas, cuya vida, sin embargo, es merecedora del mismo
respeto y la misma protección que la de los seres normalmente constituidos.

8. ¿Y no puede suceder que, aunque el fruto de la fecundación sea una vida humana, ésta no llegue a
constituir un ser humano individual hasta un momento posterior?

En la realidad no existen más que seres humanos individuales. El concepto de vida humana es una
abstracción que no existe más que encarnada en seres individuales de la especie humana. La vida
humana, en general, es una idea abstracta; una vida humana concreta no es, no puede ser en la
realidad, otra cosa que un ser humano.

9. Pero dado que hasta el decimocuarto día posterior a la fecundación existe la posibilidad de que de un
óvulo fecundado salgan no uno, sino dos seres humanos (gemelos monocigóticos), ¿no habría que
afirmar que mientras sea posible tal división no existe un ser humano individualizado?

El que puedan llegar a existir dos seres humanos a partir de un mismo óvulo fecundado no significa que
antes de la división no haya ninguno, sino más bien que donde había uno -por un proceso todavía no
bien conocido- llega a haber más de uno.

Hay que tener en cuenta que no es lo mismo individualidad que indivisibilidad. Un ser vivo puede ser
individual, pero divisible; es el caso de las bacterias y otros microorganismos. El que en una determinada
época de su evolución biológica un ser vivo pueda ser divisible no invalida su carácter de individuo único
en los momentos anteriores. El ser humano, como se ha dicho antes, hasta aproximadamente el día 12-
14 de su evolución es individual, pero divisible, y a partir de la anidación es ya único e indivisible.

10. Si existe un ser humano desde la fecundación, ¿por qué los científicos se refieren a él con términos
varios según su fase de desarrollo: cigoto, mórula, blastocisto, embrión, feto?

Porque la vida de un ser humano es un largo proceso que se inicia cuando de dos gametos, uno
masculino y otro femenino, surge una realidad claramente distinta: el nuevo ser humano, fruto de la
fecundación, quien en las distintas etapas de su desarrollo recibe nombres distintos: el cigoto es la
primera célula que resulta de la fusión de las células masculina y femenina. Tras unas primeras
divisiones celulares, este ser humano recibe el nombre de mórula, en la que pronto aparecerá una
diferenciación entre las células que formarán el embrión (lo que hemos llamado embrión preimplantado, y
que algunos llaman preembrión) y las destinadas a formar la placenta. En esta nueva fase, el ser
humano se llama blastocisto, y anidará en la pared del útero de su madre. Después se irán diferenciando
sus órganos, unos antes que otros, durante todo el período embrionario, al tiempo que la placenta se
desarrolla por completo. El embrión se llamará entonces feto, y continuará su crecimiento mientras se
produce la maduración funcional de sus órganos hasta que, en un momento dado, nacerá y se llamará
neonato, recién nacido. Y este proceso único, que se ha desarrollado suavemente, sin cambios bruscos,
continúa después del nacimiento, y el neonato se hace niño; el niño, adolescente; el adolescente, joven;
el joven, adulto y el adulto, anciano. Todos éstos son los nombres que distinguen las etapas de la vida de
un solo ser que surgió con la fecundación y que será el mismo hasta que muera, aunque su apariencia
externa sea muy diferente en una u otra fase.

11. ¿No podría entenderse que hasta que sea viable, es decir, hasta que sea capaz de subsistir fuera del
vientre materno, el hijo no nacido no es un ser humano, puesto que depende de su madre para existir?

No. El hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo necesite el ambiente del vientre materno
para subsistir no implica que sea una parte de la madre. Desde la fecundación tiene ya su propio
patrimonio genético distinto del de la madre, y su propio sistema inmunológico diferente también del de la
madre, con quien mantiene una relación similar a la del astronauta con su nave: si saliese de ella moriría,
pero no por estar dentro forma parte de la nave.

Por otra parte, lo que se llama la viabilidad (es decir, la probabilidad de que el hijo siga viviendo en el
exterior tras un embarazo cesado prematuramente) es mayor a medida que la gravidez está más
avanzada, pero es muy difícil determinarla en el tiempo, pues el que el hijo pueda seguir viviendo
depende en gran parte de factores externos: . tipo de parto, atenciones médicas que reciba el niño,
abundancia o escasez de medios y estado de la técnica en el lugar en que ocurre el nacimiento, etc.
Además, a medida que avanzan los conocimientos de la ciencia va disminuyendo la edad del embarazo
en que se puede considerar viable un feto. Por eso la adquisición de la viabilidad, como el aprender a
andar o a hablar, o el llegar al uso de razón, son cosas que le pasan a un ser humano, pero en modo
alguno momentos en que éste se convierte en humano. No tiene sentido hacer depender la condición
humana del desarrollo tecnológico.

Por lo demás, la capacidad de subsistir fuera del seno materno ha de ser forzosamente ajena a la
determinación del inicio de la vida humana, porque un recién nacido es también absolutamente incapaz
de subsistir por sí mismo sin recibir los oportunos cuidados. El nacimiento determina un cambio en el
modo de recibir el oxígeno y un cambio en el modo de alimentarse, pero el resto del desarrollo continúa
el curso que ya se inició en el comienzo de la vida intrauterino.

12. A pesar de todo, si alguien tuviese dudas de en qué momento exacto surge un nuevo ser humano,
¿qué actitud ha de adoptar?

En el supuesto de que alguien tenga dudas acerca de si en un instante concreto ya comienza a existir un
nuevo ser humano o todavía no existe, debe abstenerse de interrumpir su normal desarrollo o de darle
tratos indignos del hombre, pues ante esta duda debe prevalecer la posibilidad de que sí estemos ante
un ser humano; al igual que, en caso de duda sobre si un hombre está ya muerto o todavía no, se exige
que se le respete como ser humano vivo hasta que haya certeza de su muerte. Hasta tal punto la
sociedad valora la protección de la vida humana, que para extirpar un órgano con destino a un trasplante
no basta con la probabilidad de que el donante haya fallecido, sino que se exigen rigurosos criterios
científicos para diagnosticar su muerte.

Que esto es así se puede apreciar muy vivamente en los casos dramáticos de hundimiento de edificios o
de mineros atrapados en un derrumbamiento: los trabajos de desescombro y de rescate prosiguen
mientras no haya completa certeza de que no queda nadie vivo, y jamás se suspenden sólo porque se
suponga meramente probable que hayan muerto todos.
13. ¿En qué momentos de su vida intrauterina va desarrollando el hijo no nacido sus distintos órganos y
funciones?

A las dos semanas se inicia el desarrollo del sistema nervioso.

A las tres semanas de vida empieza a diferenciarse el cerebro, aparecen esbozos de lo que serán las
piernas y los brazos y el corazón inicia sus latidos.

A las cuatro semanas ya empiezan a formarse los ojos.

A las seis semanas la cabeza tiene su forma casi definitiva, el cerebro está muy desarrollado, comienzan
a formarse manos y pies, y muy pronto aparecerán las huellas dactilares, las que tendrá toda su vida.

A las ocho semanas el estómago comienza la secreción gástrica; aparecen las uñas.

A las nueve semanas se perfecciona el funcionamiento del sistema nervioso: reacciona a los estímulos y
detecta sabores, pues se ha comprobado que si se endulza el líquido amniótico -en el que vive nadando
dentro del vientre materno- ingiere más, mientras que si se sala o se acidula, lo rechaza.

A las once semanas ya se chupa el dedo, lo que puede verse perfectamente en una ecografía.

La mayor parte de los órganos están completamente formados al final de la duodécima semana, y casi
todos ellos funcionarán ya en la segunda mitad de la vida intrauterina. Pero hay cambios que no se
producirán más que después de nacer: la primera dentición sólo aparece seis meses después del
nacimiento, los dientes definitivos lo hacen hacia los siete años y algunas veces las últimas muelas no
salen hasta bien avanzada la edad adulta. La pubertad, con todos sus cambios anatómicos y fisiológicos,
acaece en la segunda década de la vida, y la capacidad reproductora en la mujer se inicia poco después
de la pubertad y cesa en el climaterio. Es decir, la vida es un proceso único, que empieza en la
fecundación y no se detiene hasta la muerte, con sus etapas evolutivas e involutivas.

14. Entonces, ¿con qué fundamento defienden algunos que el hijo aún no nacido forma parte del cuerpo
de la madre, y que es ella la única que puede decidir sobre el destino del hijo?

Quienes así argumentan no tienen ningún fundamento en absoluto. La realidad demuestra


categóricamente que el hijo es un ser por completo distinto de su madre, que se desarrolla y reacciona
por su cuenta, aunque la dependencia de su madre sea muy intensa, dependencia que, por cierto,
continúa mucho tiempo después del nacimiento. Ni siquiera forman parte del cuerpo de la madre la
placenta, el cordón umbilical o el líquido amniótico, sino que estos órganos los ha generado el hijo desde
su etapa de cigoto porque le son necesarios para sus primeras fases de desarrollo, y los abandona al
nacer, de modo semejante a como, varios años después del nacimiento, abandona los dientes de leche
cuando ya no le son útiles para seguir creciendo. Por tanto, pretender que el hijo forma parte del cuerpo
de la madre no es, en el mejor de los casos, más que una muestra de absoluta ignorancia.
ll. COMO SE PRACTICA EL ABORTO

15. ¿Cuáles son los métodos habituales en la práctica del aborto?

El aborto provocado tiene por objeto la destrucción del hijo en desarrollo en el seno materno o su
expulsión prematura para que muera. Para conseguir este resultado se suelen usar diversos métodos
que en otras circunstancias se emplean normalmente también en ginecología y obstetricia, y que se
eligen atendiendo a los medios de que se disponga y a la edad del feto que hay que suprimir. Los
métodos más utilizados son: aspiración, legrado, histerotomía ("mini cesárea"), inducción de
contracciones e inyección intraamniótica.

16. ¿No existen también unas píldoras abortivas?

Aunque se ha intentado muchas veces el uso de medios con apariencia de medicamentos para producir
abortos, hasta ahora sólo lo ha conseguido con alguna efectividad la llamada "píldora abortiva" (RU-486).
Mediante su administración en época muy temprana del embarazo, antes de la sexta semana de vida del
hijo, es decir, antes de que se produzca la segunda falta de la regia en la madre, se intenta que este
preparado hormonal anule la función de la placenta en formación, con lo que se produce la muerte del
hijo, que es en ese momento un embrión necesitado absolutamente de la función nutritiva de la placenta,
y entonces ocurre su consiguiente expulsión con todas sus envolturas. Si no se consiguen
completamente los resultados perseguidos hay que recurrir a un legrado para consumar el aborto.

17. ¿Cómo se practica un aborto por aspiración?

Se dilata primero el cuello uterino con un instrumental adecuado a esta función, para que por él pueda
caber un tubo que va conectado a un potente aspirador. La fuerza de la succión arrastra al embrión y al
resto del contenido uterino, todo deshecho en pequeños trozos. Una vez terminada la operación de
succión se suele realizar un legrado para obtener la certeza de que el útero ha quedado bien vacío. Este
método se suele usar cuando el embarazo es de menos de diez o doce semanas.

18. ¿En qué consiste el método de legrado?

El legrado o raspado, también llamado "curetaje", es el método que se usa más frecuentemente. Se
comienza por dilatar convenientemente el cuello del útero, lo que sólo se puede hacer bajo anestesia.
Luego se introduce en el útero una especie de cucharilla de bordes cortantes llamada legra o "cureta",
que trocea bien a la placenta y al hijo al ser paseada de arriba abajo por toda la cavidad del útero. Los
trozos así obtenidos se extraen con la misma legra.

Este método suele practicarse sobre todo en los tres o cuatro primeros meses de la vida del hijo. Si el
embarazo ha superado las doce semanas, las dificultades aumentan y hay que triturar muy bien el
cuerpo del feto para sacarlo al exterior. A veces pueden quedar grandes restos en el interior del útero,
por ejemplo la cabeza, y por eso el abortador debe identificar cuidadosamente todos los restos extraídos
para asegurarse de que no ha quedado nada dentro de la madre.

19. ¿Por qué se usan estos métodos sólo en los primeros meses del embarazo?

Porque el hijo crece y se desarrolla muy rápidamente, y pasado este tiempo su trituración y su expulsión
por vía vaginal se hace muy difícil para quien realiza el aborto y muy peligrosa para la madre.

20. ¿En qué consiste el método de abortar conocido por "mini cesárea"?

La cesárea es una intervención que se realiza al final del embarazo, y que consiste en extraer al hijo a
través de una incisión en el abdomen de su madre, cuando por las causas que fuere no es posible su
nacimiento por el conducto normal. Esta operación ha salvado muchas vidas tanto de madres como de
hijos. Una cesárea practicada cuando han transcurrido todavía pocas semanas de embarazo se llama
"mini cesárea", y consiste en practicar una incisión en el útero a través del abdomen materno para
extraer por ella al hijo y a la placenta. Este método se suele realizar a partir de la decimoquinta o
decimosexta semana del embarazo. Habitualmente se extraen niños vivos, que se mueren poco después
por ser inviables. Pero a veces por este procedimiento se han obtenido niños vivos que eran viables, y
entonces se les ha dejado morir sin prestarles los cuidados que posiblemente habrían permitido
salvarlos, o bien se les ha provocado la muerte, habitualmente por asfixia.

21. ¿En qué consiste el aborto por inducción de contracciones?

Consiste en la provocación de la expulsión del feto y la placenta mediante la administración a la madre,


por diversas vías, de sustancias (prostaglandinas, oxitocina) que producen contracciones semejantes a
las de un parto, las cuales provocan a su vez la dilatación del cuello uterino, y la bolsa en que está el hijo
se desprende de las paredes del útero. El niño puede nacer muerto, porque se asfixia en el interior de su
madre, o vivo.
También se emplean en ocasiones, y previamente al uso de oxitócidos, unos tallos o dilatadores
hidrófilos que, colocados en el cuello uterino, se hinchan progresivamente y lo dilatan.

22. ¿En qué consiste el método de la inyección intraamniótica?

Se inyecta en el líquido amniótico en que vive el hijo, a través del abdomen de la madre, una solución
salina hipertónica o una solución de urea. Estas soluciones irritantes hiperosmóticas provocan
contracciones parecidas a las del parto, y con un intervalo de uno o dos días tras la inyección, el hijo y la
placenta suelen ser expulsados al exterior. En un cierto número de casos hay que efectuar después un
legrado para asegurarse de la expulsión de la placenta.

Este método se utiliza en ocasiones para evacuar un feto muerto espontáneamente y retenido en el
útero, y sólo puede usarse en un embarazo ya avanzado. Si se trata de provocar un aborto, es decir, si el
hijo está vivo dentro de su madre y hay que suprimirlo, también el embarazo tiene que ser de cierto
tiempo, de más de cuatro meses.

La solución irritante introducida previamente suele envenenar al feto, produciéndole además extensas
quemaduras. Alguna vez, en lugar de soluciones cáusticas, se han introducido en el líquido amniótico
prostaglandinas; pero los que provocan abortos prefieren las otras soluciones, porque se obtienen fetos
muertos con más seguridad, y es desagradable que el hijo nazca vivo y haya que matarlo o dejarlo morir
a la vista de todos.

23. ¿Puede decirse que estos métodos sean seguros para la vida o la salud de la madre?

No. La palabra "seguridad" es completamente inadecuada para estas situaciones. En los abortos por
aspiración existe el riesgo de infecciones e incluso de perforación del útero, y que a la hemorragia se una
la lesión de órganos abdominales de la madre. Este riesgo se incremento en los abortos por legrado. En
los abortos por inducción de contracciones las complicaciones más graves son las hemorragias y las
embolias, y en las "mini cesáreas" se corre el riesgo de desgarros de la cicatriz y de infecciones
sobreañadidas. En las inyecciones intraamnióticas puede producirse el paso de las sustancias tóxicas al
sistema circulatorio de la madre.

Es cierto que estas complicaciones no son muy frecuentes y que la mortalidad materna no es alta
(aunque hay complicaciones y hay muertes), pero existen secuelas importantes derivadas de estas
manipulaciones, que pueden influir seriamente en el desarrollo de embarazos posteriores.

Hay que mencionar también aquí el alto riesgo de alteraciones psíquicas que pueden aparecer muchas
veces de forma tardía. El aborto supone frecuentemente para la madre, aunque se someta a él
voluntariamente, un fuerte trauma psíquico.

En suma, ningún aborto es "seguro" para la mujer que aborta. Se trata tan sólo de una manera de hablar,
por contraposición a otros métodos que implican aún más riesgo.

24. ¿Existen, pues, otros métodos, más burdos y peligrosos para la madre, que se usan en el aborto
clandestino?

Sí. Desde hace miles de años existen testimonios históricos de abortos provocados, con gran riesgo para
la vida de la madre. Hoy día siguen usándose métodos caseros en los abortos clandestinos.

25. ¿No sería mejor entonces, legalizar el aborto para evitar los riesgos de esos abortos clandestinos, o
para que las mujeres más pobres no estén en inferioridad de condiciones respecto de las más ricas, que
pueden ir a abortar al extranjero?

En primer lugar, debe saberse que incluso en los países con legislación muy permisivo sobre el aborto, el
aborto clandestino sigue existiendo, por mil razones muy fáciles de comprender (adulterios con
consecuencias no deseadas, necesidad de ocultar un embarazo para mantener cierta posición social, o
tantas otras). En cualquier caso, las circunstancias exteriores que rodean al aborto pueden hacerlo más
sórdido e inhumano por poner en peligro la vida de la madre además de la del hijo. Pero el aborto, sea
de mujeres ricas o pobres, se haga clandestinamente o bajo la protección del Estado, se practique sin
medios o con la más sofisticado tecnología, es siempre el mismo crimen contra la vida de un inocente
indefenso, y esta acción nunca se puede justificar.
III. LAS LEYES SOBRE EL ABORTO

26. ¿Cómo se ha venido regulando el aborto en los ordenamientos jurídicos de las naciones?

En la Grecia y la Roma antiguas el aborto, así como el infanticidio, estaban generalmente permitidos y
socialmente aceptados. Desde que el Derecho se humanizó por influencia del cristianismo, el aborto se
ha castigado siempre como un crimen.

En el siglo XX se han producido varias modificaciones en esa situación: la Unión Soviética permitió el
aborto en 1920, y en la década de los 30 se añadieron varios países escandinavos y posteriormente
otros del Este de Europa entonces bajo la dominación soviética, así como Japón.

A partir de finales de los años 60 se va permitiendo el aborto provocado -con más o menos restricciones,
según los países- en el mundo occidental, aunque en muchas naciones sigue respetándose y
protegiéndose el derecho a la vida del no nacido.

27. ¿Cuál es la situación en España?

En España el aborto ha sido un delito castigado en el Código Penal sin excepciones hasta 1985, en que
una reforma del Código, conocida popularmente como "ley del aborto", estableció unos supuestos en
que, por concurrir determinadas circunstancias, el aborto no será punible.

28. ¿Significa esto que el aborto ya no es delito en España?

No. El aborto en España es un delito regulado en el Código Penal, en el Título VlIl ("delitos contra las
personas"), Capítulo III, artículos 411 a 417 bis, ambos inclusive. En esos preceptos se establecen unas
penas para quienes aborten, como se establecen en otros lugares del Código para quienes asesinen,
violen o roben.

29. ¿Cuál es, entonces, la novedad que supuso la "ley del aborto"?

La nueva legislación, si se realiza en las circunstancias y condiciones que prevé esa legislación, no se
castiga a quien lo practique ni a quien consienta que se le practique.

30. ¿Cuáles son esas circunstancias?

Son de tres clases: unas, relativas a la madre: que preste su consentimiento al aborto; que del embarazo
se derive un grave peligro para su vida o su salud física o psíquica, o que el embarazo sea el resultado
de un delito de violación. Otras, relativas al hijo: que se presuma que habrá de nacer con graves taras
físicas o psíquicas. Otras, en fin, relativas a la misma práctica del aborto: que cuando se realice en virtud
de uno de los casos anteriores, se haga en un centro autorizado para ello; que se practique por un
médico o bajo su dirección; que, en algunos casos, haya uno o más dictámenes médicos que aconsejen
el aborto, y que éste se realice no más tarde de determinados plazos en los casos de violación o de
presuntas malformaciones del hijo.

31. ¿Cuál es la justificación que se ha dado para que el aborto no se castigue en algunos casos?

En algunas legislaciones se parte de la base de que el hijo concebido y no nacido no merece ninguna
protección legal más que a partir de determinado tiempo de vida intrauterino, que es cuando se le
empieza a considerar merecedor de protección. Según este criterio, el aborto es legal en determinado
plazo del embarazo. Este sistema se conoce como el "sistema de plazos".
En otros ordenamientos, como ocurre en el caso español, se considera que el hijo merece protección
legal desde el inicio de su vida, pero se establecen las circunstancias en las cuales abortar
deliberadamente no debe ser castigado. Este es el sistema conocido como "sistema de indicaciones",
que suele ser mixto, es decir, que a cada indicación suele corresponder un plazo de embarazo en que el
aborto provocado no es punible.

32. ¿Es más restrictivo el sistema de indicaciones que el sistema de plazos?

Sí, porque en el sistema de indicaciones la Ley considera la vida del no nacido como un bien digno de
protección, aunque se piense que no debe castigarse penalmente a quien aborta si existe un conflicto de
bienes que el Estado no quiere prejuzgar cómo se resuelve. En cambio, en el sistema de plazos la vida
del no nacido se convierte en una cosa disponible y destruible por la libre voluntad privada de la madre,
pues el Estado se desentiende de ese no nacido y no le dispensa absolutamente ninguna protección.

33. ¿Explica de alguna manera nuestra legislación las razones por las cuales se establecen ciertas
indicaciones para que el aborto no sea punible?

Normalmente, los promotores y quienes consienten las leyes que facilitan el aborto provocado intenta
justificar la legislación permisiva argumentando que, en casos límite, no puede exigirse de las madres
angustiadas una conducta heroica, ya que ésa no es función de la norma penal.

34. ¿Y no es, efectivamente, así?

No. Cualquier legislación penal establece con carácter general que los "casos límite", en los cuales una
persona se ve obligada, física o psíquicamente, a cometer un delito (cualquier delito, no sólo el aborto),
implican la exención de responsabilidad penal del autor. También en España se da esta eximente de
responsabilidad, llamada "estado de necesidad", que, apreciada por el juez, conlleva la absolución del
autor del delito. Esto quiere decir que no era necesaria una legislación específica para los "casos límite"
en materia de aborto provocado, pues jamás se ha condenado a nadie por este delito, en la historia
judicial española, si concurría la circunstancia de estado de necesidad.

Si lo que se pretendía era resolver los casos límite, la reforma del Código Penal no sólo no ha venido a
llenar una laguna, que no existía, sino que ha transmitido a la sociedad la errónea impresión de que
abortar en determinadas condiciones no es delito, tanto si se trata de casos límite como si no.

35. ¿Y no es lo mismo, a fin de cuentas, aplicar una eximente que declarar ciertos abortos no punibles?

No, porque en el primer caso la ley sigue transmitiendo a la sociedad el mensaje de que abortar es un
delito, aunque los jueces apliquen la máxima comprensión hacia el delincuente en estado de necesidad,
y en el segundo se transmite la idea de que basta con cumplir determinados requisitos formales para que
abortar no sea delito, e incluso pueda llegar a ser una conducta socialmente respetable.

36. Entonces, ¿por qué se hizo esta modificación del Código Penal, si también antes se absolvía en
casos de estado de necesidad?

Algunos de los promotores de la actual legislación sobre el aborto nunca han ocultado que éste tiene que
ser el primer paso para que la sociedad considere el aborto provocado, en cualesquiera circunstancias,
no sólo como algo legítimo, sino como un derecho de las madres de suprimir a sus hijos. Más adelante
veremos que en la ley española, aparte de verdaderos estados de necesidad, se contemplan como
causas de no punibilidad del aborto circunstancias normales en la vida, por duras que puedan ser.

Por otra parte, si no se realizaba la reforma como se realizó, no habría sido posible, entre otras cosas, el
establecimiento legal de centros dedicados a la práctica de abortos, como si fueran una actividad médica
o terapéutica en lugar de una sistemática eliminación de hijos aún no nacidos. Esta ocultación de la
realidad se vive hasta el punto de que a los abortos provocados se les denomina con el eufemismo de
"interrupciones voluntarias del embarazo", o incluso con las iniciales "I.V.E.", que sugieren algo técnico y
científico, y desde luego ajeno a la posibilidad de que haya una víctima humana en este proceso, como
en efecto la hay.

37. ¿Qué opinan los médicos de la realización de abortos provocados?

La gran mayoría de los médicos, en España y en todo él mundo, se niegan terminantemente a practicar
abortos, porque saben que un aborto provocado es acabar violentamente con la vida de un ser humano,
y esto es enteramente contrario a la práctica de la Medicina.

38. ¿Qué dice el artículo del Código Penal español que declara no punibles determinados abortos?

Es el artículo 41 7 bis, y su texto es el siguiente:

1. No será punible el aborto practicado por un médico, o bajo su dirección, en centro o establecimiento
sanitario, público o privado, acreditado y con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando
concurra algunas de las circunstancias siguientes:

1ª: Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la
embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico de la
especialidad correspondiente, distinto de aquél por quien o bajo su dirección se practique el aborto.

En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante, podrá prescindiese del dictamen y del
consentimiento expreso.

2ª: Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación del artículo 429,
siempre que el aborto se practique dentro de las doce primeras semanas de gestación y que el
mencionado hecho hubiese sido denunciado.

3ª: Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el
aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado
con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas de centro o establecimiento
sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquél por quien o bajo cuya dirección se
practique el aborto.

2. En los casos previstos en el número anterior no será punible la conducta de la embarazada, aun
cuando la práctica del aborto no se realice en un centro o establecimiento público o privado acreditado o
no se hayan emitido los dictámenes médicos exigidos".

Se trata, pues, de una legislación mixta, de indicaciones y de plazos, aunque en el primero de los tres
supuestos se atiene exclusivamente al sistema de indicaciones.

39. ¿Qué quiere decir "no será punible el aborto practicado por un médico, o bajo su dirección, en centro
o establecimiento sanitario, público o privado"?

Con estas expresiones se quieren significar varias cosas: la primera, que la conducta descrita en este
artículo no lleva aparejada la imposición de pena alguna si se cumplen los supuestos y los requisitos del
propio artículo. También se quiere decir que la ley no obliga a que el aborto lo practique un médico; lo
puede realizar cualquiera, aun sin requisito alguno de cualificación, siempre que un médico reconozca
haberío dirigido. Y se establece que, para que el aborto no sea punible, debe hacerse en un
establecimiento que reúna determinadas condiciones técnicas, que están reguladas por Decreto y se
refieren al personal y las instalaciones de que ha de disponer el lugar.

40. ¿Qué quiere decir la circunstancia 1ª de este artículo?


Quiere decir que la determinación de si la vida o la salud física o psíquica de la madre corren grave
riesgo como consecuencia del embarazo, se hará solamente por medio de un único certificado médico.
El aborto fundado en esta circunstancia se conoce como "aborto terapéutico".

41. ¿Por qué se llama "aborto terapéutico"?

Inicialmente se llamó así al aborto que se practicaba cuando entraban en colisión la vida de la madre y la
del hijo. Hoy se extiende esta calificativo a cualquier dolencia o riesgo de dolencia. En este último
sentido, se pretende sugerir que mediante el aborto se cura alguna enfermedad de la madre, aunque, en
términos estrictos, un aborto provocado no cura nada, no es terapia de nada.

42. ¿De cuántas semanas ha de ser el embarazo para que en esta circunstancia el aborto no sea
punible?

No hay plazo alguno. La madre podrá abortar impunemente en cualquier momento de su embarazo si el
certificado médico se basa en el peligro para su vida o su salud.

43. ¿Es frecuente que la vida de una mujer corra grave peligro como consecuencia de su embarazo?

No; es muy raro que eso ocurra. Con los últimos adelantos de la ciencia médica, es cada día más difícil
que se plantee esta colisión entre la vida de la madre y la del hijo. La realidad más bien inclina a decir lo
contrario: hay más ocasiones de peligro de muerte para una madre como consecuencia de un aborto
provocado que como consecuencia de su embarazo.

44. ¿Y respecto de la salud física de la madre?

Ciertamente, un embarazo que se considere normal es de por sí una sobrecarga que debe sufrir la mujer
embarazada, y puede producir, y de hecho produce, trastornos de diversa índole; pero parece cosa clara
que ninguna de estas irregularidades entra en las causas previstas para que el aborto no sea punible, ya
que entonces sobraría la ley, porque, como queda dicho, esas disfunciones corresponden a embarazos
que médicamente se consideran perfectamente normales.

En determinadas ocasiones puede suceder que un embarazo agrave una enfermedad previa a la madre,
pero resulta muy difícil cuantificar el riesgo añadido que pueda suponer el embarazo y, en cualquier caso,
la madre bien atendida podrá superar sin mayores problemas las dificultades planteadas, porque hoy
existen medios sobrados para que así suceda. Por otro lado, no debe olvidarse que la práctica de un
aborto puede suponer por sí misma un empeoramiento de la salud de la madre.

Finalmente, hay que tener muy en cuenta la enorme desproporción de los valores en conflicto en este
caso, que son la mejor o peor salud de la madre frente a la vida o la muerte del hijo. No se puede
justificar la eliminación del hijo para evitar un agravamiento de la salud de la madre.

45. ¿Y en cuanto a la salud psíquica?

Todo embarazo no deseado supone, claro está, una perturbación emocional en la madre, como ocurre en
cualquier disgusto serio. Pero de ahí a suponer que venga a producirse un grave peligro para su salud
psíquica media un abismo. Si hubiéramos de juzgar por las causas alegadas para la realización de
abortos no punibles en España, tendríamos que concluir que en efecto es muy frecuente que un
embarazo causa "grave peligro" a la salud psíquica de la madre pues, de hecho, la inmensa mayoría de
los abortos realizados en España al amparo de la ley lo son por esta causa. El portavoz de un
establecimiento que realiza abortos en Madrid ha declarado que "practicamos el aborto libre sin estar
fuera de la ley, porque interpretamos que cada embarazo no deseado supone un grave riesgo para la
salud psíquica de la madre".

46. Parece que son muchos los que, efectivamente, creen que todo embarazo no deseado ya es de por
sí una grave enfermedad psíquica para la mujer.
Esta es una de tantas creencias erróneas, que se mantienen como consecuencia de la ignorancia,
deliberada o no, de una realidad tan evidente como que la vida se compone necesariamente de
momentos felices y momentos tristes, e incluso amargos. El llevarse un disgusto grave, sufrir un
desengaño importante o tener que soportar consecuencias desagradables de algo que se hizo sin medir
el alcance de sus efectos, son cosas que ocurren continuamente en todos los órdenes de la vida, sin que
por eso nadie pueda decir en serio que todos los que están en una situación así sufren una grave
enfermedad psíquica. Los habrá que sí, pero es obvio que éste no es el caso corriente, ya que de lo
contrario habría que aceptar el absurdo de que todos los hombres y mujeres sobre la tierra sufren una
grave enfermedad psíquica por el hecho de existir; el absurdo de que la existencia, por llevar consigo
episodios infelices, es en sí misma una grave enfermedad psíquica.

De todos modos, aun suponiendo que una mujer que se encuentra embarazada sin querer estarlo sufre
un trastorno psicológico de importancia, hemos de tener en cuenta que la experiencia demuestra que
muchos, por no decir muchísimos, embarazos no deseados se transforman, si se deja nacer al hijo, en
gozosas maternidades deseadas, y bien deseadas. La experiencia demuestra que lo más corriente es
que un feto no querido se convierta en niño queridísimo cuando nace. Y eso no tiene nada de particular,
porque la madre puede experimentar, ante un embarazo que no quería, una perturbación emocional que
le dificulte el hacerse cargo cabalmente de a quién lleva en sus entrañas, pero esa situación desaparece
en cuanto oye al hijo llorar y lo ve agarrándose a su pecho para tomar su alimento.

Existen, sin embargo, casos en los que la madre detesta a su hijo ya nacido de todos modos, como hay
madres, y padres, que aman intensamente a sus hijos cuando son pequeños y los odian cuando ya son
mayores, por las circunstancias que fuere. En situaciones así, parece que la legislación más prudente
será la que se ocupe de velar por la vida y la seguridad de los eventualmente amenazados, sobre todo si
son desvalidos e inocentes de toda culpa (arbitrando sistemas de adopción, de acogida, de educación,
etc.), y no una legislación que acepte como legal el infanticidio o el parricidio.

47. ¿Hay algún modo de contrastar si el peligro alegado en el certificado médico existe y, de existir, si es
o no grave?

Resulta muy difícil contrastar eso. El estudio de los trastornos psíquicos tienen todavía, según opinión
unánime de los especialistas, mucho camino que recorrer. Hablar en general de "salud psíquica" es tan
vago e inconcreto que puede no significar científicamente nada. No se ha demostrado hasta ahora que
ningún tipo de enfermedad mental conocido y preciso se pueda curar solamente mediante un aborto,
porque es prácticamente imposible esta clase de demostraciones, como es igualmente imposible
demostrar que el aborto no sea más perjudicial para la salud psíquica de la madre que dejar que el hijo
nazca.

48. ¿Qué quiere decir la circunstancia de violación?

Quiere decir que para que el aborto no sea punible, hay que haber denunciado previamente la violación,
y que el aborto hay que realizarlo en los tres primeros meses del embarazo. El aborto por esta razón se
conoce como "aborto ético".

49. ¿Por qué se llama "aborto ético"?

Se le ha dado este nombre por los que consideraban que el aborto provocado en estos casos era
éticamente admisible. Hoy, con esta expresión se quiere transmitir la sensación de que se remedia un
acto de salvajismo como es toda violación, aunque, en realidad, el aborto no remedia nada, ya que la
violación no puede dejar de haber existido, y el hijo fruto de la violación es completamente inocente. El
abortar por causa de violación no tiene nada que ver con la ética, porque no es una actitud ética el tratar
de compensar una injusticia con otra injusticia.

50. ¿Por qué se establece el plazo de tres meses en este caso?


No existe ninguna razón con fundamento biológico o médico para que el aborto deliberado por causa de
violación no sea punible antes de los tres meses de gestación y sí lo sea después de ese plazo.
Únicamente ocurre que la realización del aborto es más fácil y ofrece menores riesgos para la madre
cuanto más pequeño sea el hijo en el útero materno.

51. ¿Es frecuente la práctica de abortos legales fundados en la causa de violación?

No; es sumamente rara, porque es muy infrecuente que de una violación se siga un embarazo. Además,
para estos casos tiene que intervenir la Policía como consecuencia de la obligación de denunciar la
violación antes de la práctica del aborto, lo cual inclina de inmediato a acogerse a la circunstancia del
"grave peligro para la salud psíquica" de la madre, que sólo requiere un certificado médico, no exige
plazo alguno para la práctica del aborto y mantiene alejada a la Policía.

52. ¿Qué quiere decir la circunstancia de riesgo de graves taras del feto?

Quiere decir que para que el aborto por causa de mal-formaciones del feto (llamado también "aborto
eugenésico" o "eugénico") no sea punible, han de cumplirse estas dos condiciones:

a) que existan dos certificados médicos, emitidos por especialistas diferentes del que eventualmente
practique el aborto, en los que conste la presunción de graves taras del hijo;

b) que el aborto se realice en las primeras veintidós semanas de gestación, es decir, hasta los cinco
meses y medio de vida del hijo en el vientre de su madre.

53. ¿Por qué se llama "aborto eugenésico"?

La palabra "eugenésico" significa "de buen origen". Desde fines del siglo pasado se estudia la eugenesia,
que es la ciencia que estudia cómo mejorar los factores hereditarios en las especies vivas, también en la
humana, y que tuvo un gran desarrollo en Estados Unidos; ya entrado este siglo, en la Alemania nazi se
fomentó el nacimiento de niños de padres de raza aria, y se trató de evitar, mediante la esterilización, la
reproducción de personas con reales o supuestas taras genéticas.

Se ha aplicado este término a este tipo de aborto porque se pretende evitar así el nacimiento de niños
con malformaciones o anomalías. Pero esta denominación no es idónea, ya que mediante esta forma de
aborto no se consiguen mejorar los factores hereditarios de la especie humana.

54. ¿Por qué se establece el plazo de veintidós semanas de gestación para esta clase de aborto?

Porque hacia la vigésimo segunda semana es cuando con las técnicas más habituales se pueden
detectar signos de que el hijo padece alguna malformación congénita.

55. ¿No es mejor evitar que nazca un niño llamado a tener una vida disminuida, con grandes
sufrimientos tanto para él como para su familia?

No. El pensar de esta manera conduce a la aberración de suponer que dar muerte a un ser humano en
determinadas circunstancias es hacerle un favor. La muerte como remedio va directamente en contra no
sólo de los más elementales planteamientos humanitarios, sino también del sentido común.

Los poderes públicos, ante los casos de minusvalías físicas o mentales, no solamente no deben predicar
la muerte, sino que tienen la grave obligación de promover una legislación que les preste atención
especialísima, pues no hay mejor expresión de solidaridad que una legislación que ayude positivamente
a la más plena integración social de los deficientes y al logro por su parte de toda la calidad de vida que
les sea asequible. No existe más atroz muestra de insolidaridad que patrocinar la muerte del ser humano
con graves taras cuando ya existe y está vivo, aunque sea antes de su nacimiento.
Pero además de estas cuestiones de principio, la experiencia nos muestra continuamente que personas
aquejadas de graves taras físicas, que según la ley española podrían haber sido matadas impunemente
antes de nacer, han prestado y prestan servicios relevantes, y aun espectaculares, a la comunidad
humana. Y por lo que respecta a los minusválidos psíquicos, también la experiencia de millares de hijos
deficientes nos enseña que ellos son a menudo unos felices miembros de sus familias y unos decisivos
factores de cohesión familiar y de amor mutuo.

Hay que decir, por último, que la legislación española establece una lacerante desproporción entre lo
probable de la malformación y lo seguro de la muerte en este tipo de aborto no punible.

56. ¿Son frecuentes los abortos realizados acogiéndose a esta circunstancia?

No; son muy infrecuentes, porque cuando se tiene conocimiento de que el hijo o la hija son o pueden ser
deficientes, resulta más fácil acogerse a la circunstancia primera ("grave peligro para la salud psíquica"
de la madre), que sólo requiere un certificado médico en lugar de dos, y además no limita la práctica del
aborto con ningún plazo.

57. En este artículo del Código Penal se dice, además, que no se castigará a la madre que aborte
acogiéndose a una de estas "indicaciones", aunque no haya certificados médicos o el aborto no se haga
en un "centro acreditado". ¿Cuál es el significado de esta afirmación?

Con este mandato se quiere eximir de toda culpa penal a la madre que consiente que se le practique un
aborto porque crea erróneamente que se cumplen los requisitos de la ley, aunque no sea así. En este
caso, se castigará solamente a los demás autores del delito.

58. ¿Y qué ocurre si se demuestra que un certificado médico de los exigidos no responde a la realidad
de un riesgo para la vida o la salud de la madre, o a una probable malformación grave del hijo?

Si se demostrase esto, el aborto así practicado sería un delito punible, y los culpables (autores
materiales, inductores, cómplices, encubridores) deberían ser castigados. Pero es sumamente difícil que
en la práctica ocurra esto, porque tendría que abrirse una causa penal, previa denuncia que permitiera al
juez investigar, y tanto la madre como los familiares lo que quieren a todo trance es olvidar este episodio
dramático de sus vidas, lo cual beneficia a los médicos y demás personas que se lucran
económicamente con la práctica del aborto. Todo esto sin contar con la gran dificultad técnica que
entraña la averiguación de la veracidad de lo que se dice en un certificado médico, sobre todo si en él se
establecen previsiones o pronósticos y no diagnósticos.

59. ¿Pueden ampliarse en la legislación española los supuestos en los que el aborto no se castigue
penalmente?

Desde luego que sí, y, si ocurriese esto, no sería ninguna novedad, puesto que en las legislaciones de
algunos otros países también se considera no punible el aborto realizado por causas socio-económicas,
es decir, si la llegada del nuevo hijo implicase un sacrificio económico o social que los padres
considerasen insoportable. Es el llamado "cuarto supuesto", que algunos quieren introducir en nuestra
legislación porque les parece que, si figurase en el Código, permitiría que la motivación legal de muchos
abortos provocados se acercase más a la realidad, ya que ahora tienen que acogerse a la indicación de
"grave riesgo para la salud psíquica" de la madre.

60. ¿Pero no basta ya el supuesto del riesgo para la salud psíquica para que el aborto provocado sea, de
hecho, aborto a petición e impune, según ya hemos visto?

En teoría podría pensarse que así es, pero no ocurre lo mismo en la práctica, porque entre las
finalidades de esta legislación no está sólo la ausencia de castigo penal, sino que está también el
adoctrinamiento indirecto a la sociedad, transmitiendo la idea de que abortar puede llegar a considerarse
como algo socialmente respetable.
Por esta razón hay incluso quienes entienden que el sistema de indicaciones, por amplio que sea, no
resuelve del todo esta cuestión, y pretenden transformar la naturaleza legal del aborto en España, de
forma que, de ser un delito, pasase a ser el derecho que las madres tendrían de matar a sus hijos
concebidos y aún no nacidos; eso, según los patrocinadores de esta idea, podría lograrse si se
implantase una mera ley de plazos, que desprotegiese absolutamente a los seres humanos menores de
tres o cuatro meses de edad en el útero materno. El Derecho, según esta normativa, se desentendería
por completo de esos pequeños, que quedarían a merced de lo que su madre decidiese hacer con ellos,
incluido el darles muerte sin tener que explicar a nadie por qué.

61. El que a veces el Derecho se desentienda de la protección del hijo no nacido, ¿significa que ese hijo
no es una persona?

El no nacido es una persona, pues no existe ninguna otra forma de ser humano que el ser personal. Sin
embargo, los ordenamientos jurídicos a veces establecen ficciones sobre quién es persona y quién no,
pero estas ficciones no alteran la realidad de las cosas.

La palabra "persona" tiene, en el Derecho, un significado que no siempre corresponde a la realidad,


como ocurre, por ejemplo, con las empresas, que son llamadas "personas jurídicas" para significar que
son sujeto de derechos y obligaciones en cuanto tales. Otro ejemplo: en el Derecho español se tiene por
muerto al desaparecido de quien no hay noticias en una serie de años, pero esta ficción legal no significa
que si el desaparecido está vivo, deje por ello de ser una persona.

En el Derecho español, al no nacido debe considerársele persona, pues el aborto se regula en el Código
Penal como uno de los "delitos contra las personas", aunque a otros efectos jurídicos no se le tenga por
persona (en virtud de una ficción del Código Civil) hasta 24 horas después de nacer.

62. ¿Por qué esas 24 horas después del nacimiento para que el Derecho español considere, a efectos
civiles, persona a un ser humano?

Este precepto de nuestro Código Civil es un arcaísmo que se arrastra desde los tiempos del Derecho
Romano, en que había una enorme mortalidad de recién nacidos.

Sin embargo, ante las exigencias de la realidad, el propio Código Civil establece que al concebido y
todavía no nacido se le tiene por nacido a todos los efectos que le sean beneficiosos (como por ejemplo
en caso de herencia) si llega a nacer con vida.

63. Pese a todo, ¿no debía España equipararse a los países de su entorno, que en su mayoría tienen
legalizado el aborto?

No. A otros países hay que imitarlos en todo aquello que sea favorable a la defensa de la vida y la
dignidad humanas, pero no en lo negativo y ajeno al progreso humanista.

64. Pero si la mayoría de los países más adelantados de nuestra época tienen legalizado el aborto en
mayor o menor medida, ¿no debe considerarse la legalización del aborto como una muestra de
progreso?

No. Los países, como las personas, pueden ser adelantados y progresistas en unas cosas, y atrasados y
reaccionarios en otras: la Atenas del siglo V antes de Cristo era el país más avanzado de su época en
arte, filosofía, literatura, organización, pero todas estas conquistas convivían con la esclavitud. Lo mismo
puede decirse de la Europa renacentista y la tortura, de los Estados Unidos del siglo pasado y la
esclavitud de los negros, o de la Europa actual y el aborto provocado. Aun en nuestros días hemos
asistido a auténticos genocidios, como el cometido contra los judíos durante el nazismo, que llegaron a
presentarse como un avance en la depuración de la raza aria.

Del mismo modo que no sería un signo de progreso el imitar a la Atenas del siglo V antes de Cristo en
cuanto a la esclavitud, tampoco sería bueno imitar hoy a los países del resto de Europa en cuanto a la
legalización del aborto.
IV. EXIGENCIAS ETICAS DEL ESTADO

65. La cuestión del aborto, ¿no es un problema de conciencia de la mujer, al que debe ser ajeno el
Estado?

No. El aborto no es un problema de conciencia individual de la madre, ni del padre, pues afecta a alguien
distinto de ellos: el hijo ya concebido y todavía no nacido. Otra cosa es que abortar pueda crear
problemas de conciencia.

Los poderes públicos deben intervenir positivamente en la defensa de la vida y la dignidad del hombre,
en todos los períodos de su existencia, con independencia de las circunstancias de cada cual, aunque
este principio, patrimonio común de todos los ordenamientos desde el cristianismo, sea hoy puesto en
cuestión por algunos. El aborto provocado no es sólo un asunto íntimo de los padres, sino que afecta
directamente a la solidaridad natural de la especie humana, y todo ser humano debe sentirse interpelado
ante la comisión de cualquier aborto.

La autonomía de la conciencia individual debe respetarse en función de la persona humana, pero


precisamente por esta convicción los Estados tienen la exigencia ética de proteger la vida y la integridad
de los individuos, y despreciarían gravemente esta exigencia si se inhibieran en el caso del aborto
provocado, como la despreciarían en el de la tortura. En efecto, carece de sentido una argumentación
según la cual los Estados deberían permitir la tortura cuando chocasen el interés de los torturadores por
obtener una información o una confesión y el de las víctimas por no facilitarla o no confesar. Los Estados
no pueden inhibirse en la defensa de la vida humana o su integridad física o moral argumentando que
nadie puede oponerse a que alguien, según su conciencia, crea que debe practicar la tortura. El aborto,
como la tortura, nos afecta a todos, y los Estados no pueden ser ajenos a eso.

66. ¿Cómo es que esto se comprende claramente en el caso de la tortura y, sin embargo, no ocurre así
en el del aborto?

Por varias razones, entre las cuales no es la menor el arcaísmo de creer que sólo existe lo que tenemos
delante de nuestros ojos. Pero el hijo no nacido existe, está vivo, aunque no se vea ni se oiga. La tortura
nos la podemos imaginar fácilmente en toda su crudeza y en todo su horror, pero hay que hacer un
esfuerzo para imaginar la realidad cruda y horrible de un aborto provocado. De ahí que en páginas
precedentes se haya explicado, aunque sea sucintamente y de la manera menos dramática posible, una
realidad ciertamente dramática, que ni se puede ni se debe ocultar, porque el valor de la vida humana no
depende de nuestros sentimientos, sino de lo que ella en realidad es.

Por otro lado, los Estados que permiten legalmente el aborto provocado encuentran para su silencio unos
aliados espontáneos en los que tienen la principal obligación de proteger la vida de los hijos no nacidos:
la madre y el médico que predica el aborto; mientras que, en el caso de la tortura, los familiares de la
víctima son unos acusadores permanentes, y no digamos la propia víctima, si sale con vida del tormento.
Por eso se tiende a comprender mucho más fácilmente la obligación del Estado de proteger al torturado
que a la víctima de un aborto. Pero eso no exime en absoluto a los Estados de su obligación ética hacia
el no nacido.

67. Entonces, ¿tienen los Estados obligación de penalizar la práctica del aborto?

Los Estados tienen obligación de poner los medios, también los jurídicos, para que no se practiquen
abortos, del mismo modo que tienen obligación de poner los medios necesarios para que no se asesine,
se viole o se robe; y conforme a las técnicas jurídicas actuales, la tipificación penal del aborto como delito
es la medida jurídica proporcionada a la gravedad del atentado que supone contra la vida humana.

También existen otros medios jurídicos para que los Estados desarrollen una política contraria a la
práctica de abortos (sanciones administrativas, premios o subvenciones a la natalidad, etc.), pero su
carácter liviano y colateral no estaría proporcionado a la gravedad intrínseca del aborto, que, por ser un
atentado radical a un bien básico y fundamental, merece la máxima protección jurídica, que hoy no es
otra que su configuración como delito. Lo mismo se puede decir del homicidio o la violación: deben ser
delito, pues no sería proporcional amenazar al asesino o al violador solamente con una multa o algo
semejante.

68. ¿Significa esto que el Estado debe sancionar en sus leyes todo lo que la moral prohíbe?

No. El Estado sólo debe sancionar aquellas conductas inmorales que entran en el ámbito de su
competencia por no agotarse en el terreno de la intimidad de las personas, y siempre que las normas
jurídicas sean un instrumento técnicamente apto para evitar que se haga lo que se prohíbe. Todo ello sin
perjuicio de la prudencia exigible al legislador para saber en cada caso hasta dónde puede y debe llegar,
pues a veces es admisible la tolerancia con el mal por la imposibilidad de erradicarlo y si su prohibición
pudiese causar males todavía mayores.

69. ¿Y no es éste precisamente el caso de los abortos, ya que siempre los habrá y su clandestinidad
puede causar gravísimos peligros a las madres que abortan?

De ninguna manera. El Estado debe proteger, por todos los medios a su alcance, los valores sobre los
que se cimienta el orden social, como lo es la vida humana, y nunca, bajo ninguna circunstancia, puede
renunciar a reprimir los atentados básicos y definitivos contra esos valores (homicidio, aborto, violación,
tortura...), aunque se sepa que jamás podrán erradicarse, porque eso sería tanto como renunciar a la
razón de ser de toda sociedad organizada y del mismo poder público.

70. El que a veces pueda ser aceptable cierta tolerancia con el mal, ¿significa que hay circunstancias en
que pueda no ser tenido por mal, sino ser considerado como un bien?

No. El mal siempre es mal aunque haya que tolerarlo. El bien no se tolera; se desea, se busca, se intenta
conseguir. Sólo se puede tolerar lo que es negativo mientras lo negativo no se puede suprimir, pero
nunca es legítimo ver como bueno lo que intrínsecamente es malo, como por ejemplo el aborto.

71. Y si en un momento determinado, una parte de la población de un país no percibe el aborto como
intrínsecamente malo, ¿significa eso que el aborto no ha de sancionarse o perseguirse por el Estado?

No; si fuese éste el caso, esa parte de la población estaría equivocada, como lo estaban quienes en
otras épocas no veían como malas la esclavitud o la tortura. Quienes están equivocados tienen derecho
a que se les ayude a salir de su error, y se les impulse a no causar daños irreparables por actuar
conforme a su error.

Los valores básicos y esenciales, como la vida del ser humano y su dignidad, son previos,
independientes y superiores a las determinaciones de las mayorías. Por eso los Estados no deben
guiarse por las opiniones de la mayoría en lo que hace referencia a la naturaleza de las cosas. Las cosas
no son verdaderas o falsas, bellas o feas, buenas o malas, porque así lo pueda disponer una mayoría en
un momento concreto.

72. La actitud del Estado frente al aborto provocado, ¿debe limitarse a tipificarlo como delito y
perseguirlo?

No. El Estado está obligado también a favorecer la vida de las personas y su dignidad, ayudando a
resolver los problemas sociales que están en el fondo de la decisión o la tentación de abortar (ayudando
a la maternidad, favoreciendo la adopción, creando un marco de costumbres públicas que favorezcan la
vida y la vida digna...), y buscando el ideal de que no sea necesario aplicar las penas del delito porque
las medidas positivas sean más eficaces.

73. Pero, mientras el aborto se dé en la realidad, ¿no es mejor sacarlo de la clandestinidad para
controlarlo?
No. Legalizar los abortos no ayuda a su desaparición, sino a que aumente su número. Creer lo contrario
es un error muy extendido que desmienten las estadísticas de todo el mundo, sin excepciones. El efecto
multiplicador de la legalización del aborto se debe a que la opinión pública general ve como bueno lo que
se despenaliza, y cada vez se trivializa más en las conciencias la decisión de abortar.

La ley penal no sólo tiene como fin la persecución del delito, sino también ayudar a conformar la
conciencia social sobre los valores básicos de la convivencia, estimulando a los ciudadanos a no
cometer lo que se penaliza. Por eso, cuando una determinada conducta se despenaliza, se hace cada
vez más frecuente hasta llegar a ser vista como buena y, por lo tanto, a practicarse con naturalidad, en la
equivocada creencia de que todo lo legal es moral, y todo lo ilegal es inmoral.

74. ¿Quiere decir esto que el Estado ha de poner su poder legislativo y represivo al servicio de una
determinada moral, concretamente de la moral católica?

No. Pero hay un mínimo que se articula alrededor de la defensa de la dignidad humana -en la cual se
incluye el derecho a la vida, también del concebido y todavía no nacido- que es absolutamente
irrenunciable, pues, de lo contrario, ni la sociedad ni el Estado tendrían justificación alguna. Este mínimo
no es patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino de toda la Humanidad.

Los legisladores no pueden, no tienen derecho a determinar quién es humano o no a los efectos de su
protección jurídica. Este es un dato de la realidad que los hombres han de respetar, pues no lo pueden
cambiar. De ahí que toda norma jurídica que atente contra este principio sea esencialmente injusta,
aunque se apruebe con todos los formalismos legales; del mismo modo que es radicalmente ilegítimo
basar el derecho a la vida de cualquier ser humano en su salud, su habilidad física o mental o cualquier
otra circunstancia distinta del hecho de ser humano y estar vivo.

Es ésta una doctrina que la Humanidad ha aprendido (aunque no siempre la aplique coherentemente)
con la experiencia de los totalitarismos del siglo XX: las normas que ampararon primero la matanza de
alemanes considerados "parásitos inútiles" y más tarde el exterminio de los judíos en la Alemania nazi de
los años 30 eran intrínsecamente malas e injustas, aunque fueran acordadas por los órganos
competentes del Estado. Lo mismo pasa con las leyes actuales que pretenden legitimar la práctica del
aborto provocado.

Estas consideraciones, hay que repetirlo, no forman parte sólo de la doctrina y la moral católicas, sino
que se integran en un elemental sentido común humanista. Oponerse hoy al aborto provocado, como en
otras épocas a la esclavitud, no es fanatismo ni tiene que ver exclusivamente con las convicciones
religiosas, católicas o no, sino que es una obligación indeclinable para todos los que creen en el derecho
a la vida y en la dignidad del ser humano.

75. ¿Hay que rechazar radicalmente a las personas que abortan?

De ninguna manera. Hay que ser firmes con la verdad, pero comprensivos con las personas;
naturalmente, eso no presupone que el comprender, ayudar y convivir con las personas que han
cometido un error signifique negar que han cometido un error. Un crimen es un crimen, aunque al
criminal se le ayude y acoja, e incluso se le pueda eximir de culpa y de responsabilidad, si hay razones
para ello.
V. LOS CATOLICOS ANTE EL ABORTO

76. ¿Qué entiende la Iglesia por aborto?

La Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en
cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción. Así ha sido declarado el 23
de mayo de 1 988 por la Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico.

77. La cuestión del aborto provocado, ¿es sólo un problema científico, político o social?
Ciertamente, no. Esta cuestión es, desde luego, un problema científico, político y social grave. Pero
también es, y en gran medida, un serio problema moral para cualquiera, sea o no creyente.

78. ¿Tenemos los católicos obligaciones adicionales acerca de la cuestión del aborto, respecto de los no
católicos o no creyentes?

Todo hombre y toda mujer, si no quieren negar la realidad de las cosas y defienden la vida y la dignidad
humanas, han de procurar por todos los medios lícitos a su alcance que las leyes no permitan la muerte
violenta de seres inocentes e indefensos. Pero los cristianos, entre los que nos contamos los católicos,
sabemos que la dignidad de la persona humana tiene su más profundo fundamento en el hecho de ser
hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, que quiso ser hombre por amor a todos y cada uno de nosotros.

Por eso los católicos, si vivimos nuestra fe, valoramos en toda su dimensión el drama terrible del aborto
como un atentado contra esta dignidad sagrada. Más que de obligaciones adicionales, pues, habría que
hablar de una más profunda y plena comprensión del valor de la persona humana, gracias a nuestra fe,
como fundamento para nuestra actitud en favor de la vida, ya que sabemos que el olvido de Dios lleva
con más facilidad al olvido de la dignidad humana.

79. Como católica, ¿en qué incurre una persona que realiza o consiente que le realicen un aborto?

Quien consiente y deliberadamente practica un aborto, acepta que se lo practiquen o presta una
colaboración indispensable a su realización, incurre en una culpa moral y en una pena canónica, es
decir, comete un pecado y un delito.

80. ¿En qué consiste la culpa moral?

La culpa moral es un pecado grave contra el valor sagrado de la vida humana. El quinto Mandamiento
ordena no matar. Es un pecado excepcionalmente grave, porque la víctima es inocente e indefensa y su
muerte es causada precisamente por quienes tienen una especial obligación de velar por su vida.

Además, hay que tener en cuenta que al niño abortado se le priva del Sacramento del Bautismo.

81. ¿Qué es una pena canónica?

La pena canónica es una sanción que la Iglesia impone a algunas conductas particularmente relevantes,
y que está establecida en el Código de Derecho Canónico, vigente para todos los católicos.

82. ¿En qué pena canónica incurre quien procura un aborto?

El que procura un aborto, si sabe que la Iglesia lo castiga de este modo riguroso, queda excomulgado. El
Canon 1398 dice: "Quien procura un aborto, si éste se produce, incurre en excomunión Latae sententiae"

Por otra parte, el Canon 1041 establece que el que procura un aborto, si éste se consuma, así como los
que hayan cooperado positivamente, incurre en irregularidad, que es el impedimento perpetuo para
recibir órdenes sagradas.

83. ¿Qué quiere decir incurrir en excomunión?

Significa que un católico queda privado de recibir los Sacramentos mientras no le sea levantada la pena:
no se puede confesar válidamente, no puede acercarse a comulgar, no se puede casar por la Iglesia, etc.
El excomulgado queda también privado de desempeñar cargos en la organización de la Iglesia.

84. ¿Qué quiere decir que una excomunión es Latae sententiae?

Con esta expresión se quiere decir que el que incurre en ella queda excomulgado automáticamente, sin
necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare para su caso concreto de manera expresa.
85. ¿Significa algo especial la frase "si éste -el aborto- se produce"?

Sí. Quiere decir que, para que se produzca la pena de excomunión, el aborto debe consumarse, es decir,
el hijo ha de morir como consecuencia del aborto. Si, por cualquier circunstancia, el aborto no llega a
consumarse, no se producirá la excomunión, aunque se dará el pecado.

86. En el caso del aborto, ¿quiénes incurren en la pena de excomunión?

Si se dan las condiciones que configuran la pena de excomunión, en este caso quedan excomulgados,
además de la mujer que aborta voluntariamente, todos los que han prestado colaboración indispensable
a que se cometa el aborto: quienes lo practican, quienes los ayudan de modo que sin esa ayuda no se
hubiera producido el aborto, etc.

87. ¿Qué razón de ser tiene que el aborto está condenado por una pena canónica tan grave como es la
excomunión?

La razón de ser de esta norma es proteger -también de esta manera, no sólo con la catequesis y la recta
formación de la conciencia- la vida del hijo desde el instante mismo de la concepción, porque la Iglesia
se da cuenta de que la frágil vida de los hijos en el seno materno depende decisivamente de la actitud de
los más cercanos, que son, además, quienes tienen más directa y especial obligación de protegerla:
padres, médico, etc. Luego, cuando el niño nazca, estará ya además protegido de alguna manera por la
sociedad misma.

La Iglesia ha entendido siempre que el aborto provocado es uno de los peores crímenes desde el punto
de vista moral. El Concilio Vaticano II dice a este respecto: "Dios, Señor de la vida, ha confiado a los
hombres la insigne misión de proteger la vida, que se ha de llevar a cabo de un modo digno del hombre.
Por ello, la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremados cuidados; el aborto y el
infanticidio son crímenes abominables" (Const. "Gaudium et Spes").

88. Pero ya que en los últimos años cada vez hay más Estados que permiten el aborto, ¿no habría sido
un gesto de benevolencia de la Iglesia el haber mitigado las penas para los católicos que aborten?

La Iglesia pudo haber cambiado, en la última y profunda revisión del Código de Derecho Canónico
culminada en 1983, la pena de excomunión que pesa sobre los que procuran conscientemente un
aborto, pero no lo hizo así precisamente porque en las últimas décadas se ha producido en todo el
mundo una acusada relajación de la sensibilidad de las gentes (y también de muchos creyentes) hacia
este crimen. Y si bien esta mayor laxitud social, que ejerce una presión cierta sobre las conciencias,
puede disminuir la gravedad del delito en algunos casos, una atenuación de la pena habría suscitado,
inevitablemente, la errónea idea de que la Iglesia considera hoy el aborto provocado como menos grave
que antes, cuando, evidentemente, no es así.

La Iglesia es Madre y Maestra; como Madre, es lenta para la ira y fácil para el perdón, pero como
Maestra no puede desvirtuar el depósito de la doctrina legado por Dios, y no puede decir que está bien lo
que está mal, ni puede dar pie a que nadie suponga que actúa de esta manera.

89. ¿Puede suceder que alguna persona consienta o colabore en un aborto y no incurra en excomunión?

Sí. Dado que en Derecho Canónico no existe delito si no hay pecado grave, hay circunstancias en las
que no se incurre en esta pena, que requiere plena imputabilidad. Por ejemplo, no quedan excomulgados
los que procuran un aborto si ignoran que se castiga con la excomunión; los que no tengan conciencia de
que abortar voluntariamente es pecado mortal; los que han intervenido en un aborto forzados con
violencia irresistible contra su voluntad o por miedo grave; los menores de edad...; en general, los que
han obrado sin plena advertencia y pleno consentimiento.

90. En el caso de que un médico (o un anestesista o una enfermera), por no estar dispuesto a realizar
este tipo de intervenciones, fuese despedido y padecieran necesidad él y su familia, ¿podría colaborar?

Nunca se puede colaborar de modo positivo en la comisión de un acto que va contra la ley de Dios, que
hay que obedecer antes que a la ley de los hombres. El católico que se halla en esta situación tiene la
obligación grave de ampararse en el derecho a la objeción de conciencia, aunque esta actitud pueda
acarrearle represalias.

El profesional sanitario cristiano ha de tener presente, además, que si es conocida su condición de


creyente puede provocar un grave escándalo si colabora a la práctica de abortos.

Si los familiares de ese profesional son también cristianos, tienen la responsabilidad humana y moral de
ayudarle a sobrellevar las dificultades, apoyarle en sus decisiones y hacer causa común con él en esos
momentos de tribulación. Y esta responsabilidad alcanza también a sus amigos y colegas, si son
cristianos y quieren vivir auténticamente su fe, así como a los miembros de la comunidad católica en que
el profesional sanitario se desenvuelva.

91. ¿Y qué ha de hacer el resto de las personas que trabajan en un hospital donde se practican
habitualmente abortos?

Esas personas han de poner todos los medios lícitos a su alcance para que se dejen de practicar
abortos. En cualquier caso, han de negar su colaboración directa a esas acciones.

92. ¿Es posible mantener esta actitud en España?

Sí. Los médicos y el personal de Enfermería, aunque no sean católicos y ni siquiera creyentes, están
protegidos por sus respectivas organizaciones profesionales para no actuar contra sus convicciones en
esta materia. El Tribunal Constitucional ha dicho expresamente (Sentencia de 11 de abril de 1985) que el
derecho a la objeción de conciencia está amparado por la Constitución y, en consecuencia, se puede
obtener de los jueces y tribunales la pertinente protección de este derecho.

93. ¿Qué dice al respecto el Código de Ética y Deontología Médica español?

Dice, en su artículo 25, que "no es deontológico admitir la existencia de un período en que la vida
humana carece de valor. En consecuencia, el médico está obligado a respetarla desde su comienzo". Y
en su artículo 27 dice que "es conforme a la Deontología que el médico, por razón de sus convicciones
éticas o científicas, se abstenga de intervenir en la práctica del aborto o en cuestiones de reproducción
humana o de trasplante de órganos".

94. ¿Y el Código Deontológico de la Enfermería española?

Dice, en su artículo 14: "Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la seguridad de su persona y a la
protección de la salud". Añade en el artículo 16: "En su comportamiento profesional, la Enfermera/o
tendrá presente que la vida es un derecho fundamental del ser humano y por tanto deberá evitar realizar
acciones conducentes a su menoscabo o que conduzcan a su destrucción". Y afirma en el artículo 22: "la
Enfermera/o tiene, en el ejercicio de su profesión, el derecho a la objeción de conciencia que deberá ser
debidamente explicitado ante cada caso concreto. El Consejo General y los Colegios velarán para que
ninguna/o Enfermera/o pueda sufrir discriminación o perjuicio a causa del uso de este derecho".

Pero aunque no fuera así, los médicos, enfermeras y enfermeros católicos tienen la grave obligación
moral de no prestarse a la comisión de abortos provocados, sean cuales fueren las consecuencias
perjudiciales que para ellos o sus familias se puedan derivar de su actitud.

95. ¿No es la doctrina católica sobre el aborto una dura doctrina, que muy pocos podrán seguir?

Casi con estas mismas palabras replicaron los contemporáneos de Jesús cuando oyeren su predicación.
Y el mismo Jesús nos dijo que hay que seguir el sendero estrecho para llegar al Reino de los Cielos.
Seguir a Cristo en Su Iglesia no es fácil, pero con la Gracia de Dios se allana el camino y se superan las
dificultades, por grandes que parezcan. También nos dijo Jesús que fuéramos a Él con confianza, y Él
nos aliviaría de nuestras angustias.

La doctrina católica sobre el aborto no proviene de la voluntad de la autoridad eclesiástica, sino que está
fundamentada en lo más profundo de la naturaleza de las cosas queridas por Dios, que se expresa en la
Ley que Él nos ha dado a conocer, y que la Iglesia tiene la misión de transmitir. Pero la Iglesia cumple
también con su deber siendo el ámbito en que los cristianos pueden fortalecer mejor su fe y ser
ayudados y estimulados a vivir más intensamente su vida cristiana.

96. ¿Cómo puede levantarse una excomunión, tras haber colaborado en un aborto consumado?

Si un católico se encuentra en esta situación, debe acudir al obispo o al sacerdote en quien éste delegue.
En la práctica, puede dirigirse a cualquier sacerdote, que le indicará lo que debe hacer.

97. ¿Tienen los católicos, además de la obligación grave de no colaborar en ningún aborto provocado,
otras obligaciones en esta materia?

Todos los católicos estamos llamados a una vida plena, es decir, a la santidad, y a contribuir activamente
a la extensión del Reino de Dios en la tierra llevando el Evangelio hasta el último rincón del mundo. Si
todo miembro responsable de una sociedad que se proclama civilizada tiene el deber de defender la vida
y la dignidad humanas, por muchas más razones los católicos hemos de asumir esta tarea.

98. ¿Cómo se puede hacer esto, en el caso del aborto?

El lograr que en una sociedad se respete el derecho a la vida es responsabilidad de todos en su


actividad cotidiana, pues todos, con el ejemplo de su conducta, sus palabras, sus escritos, sus opiniones,
su voto, la educación de sus hijos, etc., influyen en lo que se piensa, en cómo se vive Y en lo que se
legisla.

Ciertamente, un papel importante corresponde a políticos, educadores y responsables de medios de


Comunicación social, por la repercusión que sus palabras o sus acciones tienen en la colectividad; pero
ellos, al tiempo que influyen sobre la sociedad, son influidos a su vez también por ella.

99. ¿Qué puede hacer para influir en esta materia un cristiano corriente, un ciudadano normal que ni sale
en la televisión, ni habla desde una cátedra o una tribuna pública?

Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su
dignidad. Sólo afirmaremos la vida de otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza y si
nuestra conducta es coherente con nuestra convicción. El ejemplo de Jesús, tomando en serio a cada
una de las personas que se encontraba, debe servirnos para que todos los que se crucen en nuestra
vida se sientan valorados y tenidos en cuenta como seres únicos. Una afirmación así de la vida personal
en nuestras experiencias cotidianas hará posible que surja, naturalmente, la estima por todos y cada uno
de los seres humanos, también los concebidos y no nacidos. Pero junto a esta actitud general, caben
muchas maneras concretas de trabajar específicamente en favor de la vida:

Rogando al Señor por los legisladores y los dirigentes sociales en general, para que sepan comprender
que los hijos concebidos y no nacidos son los más inocentes y los más indefensos miembros de, nuestra
sociedad, y que, como ha dicho repetidamente el Papa Juan Pablo li, nunca se puede legitimar la muerte
de un inocente.

No despreciando el valor moral del dolor y del sacrificio, cuyo rechazo lleva a justificar cualquier intento
de acabar con lo que se cree que son sus causas, incluidos los ancianos o enfermos inútiles, los
deficientes que son una carga o los nuevos hijos que pueden complicar la vida o disminuir el bienestar de
la familia.
Acogiendo y ayudando, también económicamente, a quienes, por razón de su maternidad, se encuentran
en situaciones difíciles.

Recibiendo con alegría, por duro que pueda ser, al nuevo hijo enfermo o deficiente que llegue a la
familia, como una bendición de Dios. Es ejemplar el testimonio de numerosísimos padres cristianos en
este sentido.

Reaccionando positivamente ante escritos públicos o programas audiovisuales que defiendan la vida
humana, y críticamente ante los que la ataquen.

Orientando el voto hacia las alternativas que merezcan más confianza por sus actitudes ante la vida en
general, y ante la cuestión del aborto provocado en particular.

Informando a quienes nos rodean, con caridad, pero con firmeza y claridad, de la realidad del hijo no
nacido y de la importancia de defender su derecho a vivir.

Los médicos, en especial los ginecólogos, y otros profesionales sanitarios, empleando los medios
técnicos que permiten que una madre vea en una ecografía, con sus propios ojos, al hijo en sus
entrañas, moviéndose, nadando, chupándose el dedo. Se ha dicho que si el vientre de las madres fuera
transparente, muchos verían la cuestión del aborto provocado de otra manera.

Son sólo algunos ejemplos que puedan dar idea del enorme campo que un cristiano tiene ante sí en
relación con este gravísimo problema.

100. ¿Es razonable pensar que un día la vida y la dignidad humanas se respetarán desde la concepción
hasta la muerte?

No es posible contestar rotundamente a esta cuestión, pero hacia este objetivo deben encaminarse los
esfuerzos de todos los que aspiran a un mundo justo. Las agresiones a la vida humana, especialmente
de los inocentes, han tenido siempre en la historia consecuencias dramáticas. Los cristianos sabemos
que cuando las personas y las colectividades han reconocido a Jesucristo, este reconocimiento ha
supuesto una afirmación de la vida sin parangón con cualquier otra cultura. Por eso debemos
empeñarnos en la extensión de la presencia de Cristo en la sociedad, porque de este modo los hombres
reconocerán su propia grandeza y podrán vivir con una nueva conciencia propia dignidad. Con el auxilio
de Jesús y de su madre, que lo concibió en su seno, y con el ejemplo nuestra propia vida, será posible
trabajar mejor en defensa de este ideal.

La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el período no viable de
su vida intrauterino, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir.

Aborto
Para otros usos de este término, véase Aborto (desambiguación).
El aborto (del latín abortus, participio pasado de aborīrī, con el mismo significado que en español, a su
vez de ab-, «de», «desde», y oriri, «levantarse», «salir», «aparecer») es la interrupción y finalización
prematura del embarazo. En un sentido más amplio (véase aborto (desambiguación)), puede referirse al
fracaso por interrupción o malogramiento de cualquier proceso o actividad.1 2
Índice [ocultar]
1 Tipos de aborto
1.1 Aborto inducido
1.2 Aborto espontáneo
2 Aborto por países
3 Referencias
4 Véase también
5 Enlaces externos
Tipos de aborto
Aborto inducido
Artículo principal: Aborto inducido
El aborto inducido es la interrupción activa del desarrollo vital del embrión o feto hasta las 22 semanas
del embarazo. Puede tratarse de un aborto terapéutico (o aborto indirecto) cuando se realiza desde
razones médicas, o de un aborto electivo (interrupción voluntaria del embarazo), cuando se realiza por
decisión de la mujer embarazada.3
A su vez, según la técnica empleada para inducir el aborto, se puede hablar de aborto médico o aborto
con medicamentos4 y de aborto quirúrgico.5 6
Aborto espontáneo
Artículo principal: Aborto espontáneo
El aborto espontáneo o aborto natural es aquel que no es provocado intencionalmente. La causa más
frecuente es la muerte fetal por anomalías congénitas del feto, frecuentemente genéticas. En otros casos
se debe a anormalidades del tracto reproductivo, o a enfermedades sistémicas de la madre o
enfermedades infecciosas. Cuando la edad gestacional es superior a 22 semanas o el peso del feto
supera los 500 gramos, se habla de muerte fetal.7

aborto
nombre masculino
1.
Interrupción voluntaria o involuntaria del embarazo antes de que el embrión o el feto estén en
condiciones de vivir fuera del vientre materno.
"tuvo un aborto tras sufrir el accidente de tráfico; el médico le practicó un aborto"
2.
Interrupción de una acción o un proceso antes de que finalice o se complete.
"la dirección de la empresa ha ordenado el aborto del nuevo proyecto"
3.
coloquial
Ser o cosa deforme, feo y repugnante.
"aquel animal era un aborto de la naturaleza"

1- Se trata de una ley por la vida.

2-Descriminalizar la interrupción voluntaria del embarazo es diluir hasta sustraer esa culpa oscura y
disciplinadora que cae sobre las mujeres devenidas ¡asesinas!, e incrementa la responsabilidad acerca
de lo que está decidiendo.
razones
3-Disminuir la inseguridad en tanto las mujeres tendrán legalizado el acceso a la salud y a una
interrupción en condiciones idóneas para su vida. Habrá menos muertes, hasta llegar a 0 muerte. Es una
ley por la vida de las mujeres.

4-Resolvería la discriminación y la desigualdad entre las mujeres que pueden pagar un aborto seguro y
aquellas, muy pobres, que en general mueren en el intento.

5-Esta lucha está sostenida por una filosofía de liberación de los mandatos patriarcales que aún lavan el
cerebro de muchas mujeres y logran captarlas para contribuir a su mentalidad machista de poder y
control sobre la fecundidad femenina.

6-La penalización del aborto encubre feminicidios indirectos. Las mujeres mueren porque no tienen a
quién recurrir en la salud pública. Porque no tienen dinero para pagar un profesional. Porque no
consiguen misoprostol para hacer un aborto seguro. Están abandonadas y a la intemperie. Excluidas de
todo cuidado.
Ley
7-Blanquea e iguala. El aborto existe, lo sabemos por las mujeres que mueren, no por las que pagan en
silencio y se van a sus casas en puntas de pie.

8-Erradica la clandestinidad. Legitima la voluntad, la decisión y el deseo de la mujer. La fortalece y la


cuida. La saca de esa oscuridad hipócrita en la que debe esconderse culpable y donde es posible morir
con un cabo de perejil.

9-Las mujeres sabemos que necesitamos educación sexual/información acerca de nosotras mismas y
también de los varones (y viceversa). Necesitamos consejerías psicológicas para revisar nuestra propia
voluntad, nuestra decisión.
Consejerías que nos acompañen y nos ayuden a comprender el significado de lo que estamos viviendo.
Necesitamos acceso gratuito y sostenido deanticonceptivos para varones y mujeres. Necesitamos
aprender a planificar con responsabilidad un hijo. Juntas.

10- Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no morir. Esta es la
consigna de la Campaña Nacional por la Despenalización y legalización del aborto y por eso vamos, por
la vida.aborto

el aborto en chile

El aborto en Chile, referido al aborto inducido o interrupción voluntaria del embarazo, es ilegal según el
Código Penal de Chile de 1874. Aunque se lleve a cabo de manera ilegal, la práctica del aborto al
considerarse un delito suele tomar formas más intrincadas y generalmente se realiza con escasas o
nulas garantías sanitarias para la mujer. La legislación sobre el aborto en Chile está considerada como
una de las más resctrictivas del todo el mundo.

1875: Delito por aborto en el Código Penal de Chile de 1874[editar]


Chile tiene una cultura fuertemente influenciada por los valores cristianos.[cita requerida] Así, desde la
época colonial, el aborto se considera una conducta moral y socialmente reprochable, aunque
subrepticiamente se practicaran abortos mediante infusiones, yerbas u otros métodos naturales. El
Código Penal, en vigor desde 1875, pasó a castigar el delito de aborto.
1931: Legalización del aborto terapéutico[editar]
En 1931 se legalizó el aborto terapéutico contemplándose dentro del Código Sanitario para ciertos
supuestos definidos por ley. El número de abortos fue en crecimiento, junto con la elevada natalidad que
el país alcanzó hacia la década de 1960. Esta protección oficial al aborto se vio reforzada por la difusión
de métodos anticonceptivos iniciados en el gobierno demócratacristiano de Eduardo Frei Montalva.
1973-1990: Dictadura y eliminación del aborto terapéutico[editar]
El estatus jurídico del aborto cambiaría después del Golpe de Estado en Chile de 1973 y el advenimiento
al poder de la Junta Militar.
Durante el funcionamiento de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, encargada de discutir el
anteproyecto de la nueva Carta Fundamental chilena, don Jaime Guzmán Errázuriz trató de introducir
una prohibición constitucional del aborto. Su discurso consta en las actas oficiales de la Comisión
Constituyente del día 14 de noviembre de 1974:
"La madre debe tener el hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea
producto de una violación o, aunque de tenerlo, derive su muerte".3
Finalmente, los demás redactores de la Constitución de 1980 no aceptaron esa moción (prohibición
constitucional de todo aborto), por lo que sólo establecieron, en su Artículo 19, número 1, que "la ley
protege la vida del que está por nacer", con lo que la regulación de la materia quedó radicada en la ley.
Ese mandato del constituyente al legislador se materializó en 1989 con la modificación del artículo 119
del Código Sanitario que pasó a prescribir lo siguiente: "No podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea
provocar el aborto", derogándose además las disposiciones de 1931.
Así, Chile es un Estado con una regulación protectora del nasciturus, ya que no permite el aborto ni
siquiera en caso de violación o incesto.
Los casos en que la vida de la madre corre peligro corren una suerte completamente diferente. La
legislación penal vigente desde ese entonces y hasta el día de hoy permite que los médicos realicen
todos los tratamientos que sean necesarios para salvar la vida de la mujer, aún cuando la consecuencia
necesaria y secundaria de aquello sea afectar la vida o integridad del niño.[cita requerida]
1990 a la actualidad - Intentos fracasados de despenalización del aborto[editar]
No obstante lo anterior, durante las últimas dos décadas algunos partidos pertenecientes a la
Concertación de Partidos por la Democracia han presentado una serie de proyectos de ley que
infructuosamente han buscado restablecer la figura del aborto terapéutico, bajo condiciones similares al
año 1931.
Dichos proyectos han contado con la oposición del Partido Demócrata Cristiano -también perteneciente a
la Concertación de Partidos por la Democracia-, y los partidos de la oficialista Coalición por el Cambio,
quienes consideran que el aborto terapéutico es una denominación confusa e innecesaria que pretende
encubrir la admisibilidad del aborto libre, toda vez que se trata de una hipótesis cubierta por la legislación
actualmente vigente.[cita requerida]
En 2011 el Presidente Sebastián Piñera planteó que usará su poder constitucional de veto en caso de
aprobarse en el Congreso un proyecto de ley de aborto terapéutico.[cita requerida] En el informe de la
Comisión de Derechos Humanos para el año 2013, el Presidente Piñera nuevamente manifestó su
rechazo al aborto.[cita requerida]
Regulación jurídica[editar]

El aborto en el ordenamiento jurídico chileno se encuentra prohibido por dos disposiciones:


Código Penal de Chile de 1984: artículos 342 a 345.
Código Sanitario: artículos 119 y siguientes.
Código Penal Chileno - artículos 342 a 345p[editar]
Título VII: CRIMENES Y SIMPLES DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y CONTRA LA
MORALIDAD PUBLICA
1. Aborto
Art. 342 El que maliciosamente causare un aborto será castigado:
1 Con la pena de presidio mayor en su grado mínimo, si ejerciere violencia en la persona de la mujer
embarazada.
2 Con la de presidio menor en su grado máximo, si, aunque no la ejerza, obrare sin consentimiento de la
mujer.
3 Con la de presidio menor en su grado medio, si la mujer consintiere.

Art. 343 Será castigado con presidio menor en sus grados mínimo a medio, el que con violencias
ocasionare un aborto, aun cuando no haya tenido propósito de causarlo, con tal que el estado de
embarazo de la mujer sea notorio o le constare al hechor.

Art. 344 La mujer que causare su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada con
presidio menor en su grado máximo.
Si lo hiciere por ocultar su deshonra, incurrirá en la pena de presidio menor en su grado medio.

Art. 345 El facultativo que, abusando de su oficio, causare el aborto o cooperare a él, incurrirá
respectivamente en las penas señaladas en el artículo 342, aumentadas en un grado.4

14 DE OCTUBRE DE 2013
Informe UDP revela los detalles de una práctica clandestina
El aborto en Chile al desnudo

Este martes se presenta la investigación de la Universidad Diego Portales sobre la situación de los
Derechos Humanos en el país. El capítulo referido a la penalización del aborto es uno de los más
impactantes. El resultado es una cruda muestra de cómo las mujeres quedan expuestas a una serie de
riesgos cuando deciden abortar en Chile. Acá presentamos un adelanto del capítulo.
por BASTIÁN FERNÁNDEZENVIAR RECTIFICAR IMPRIMIR
Aborto Terapéutico

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4

A fines del año pasado las abogadas Lidia Casas y Lieta Vivaldi comenzaron a investigar las distintas
aristas que tiene la situación actual del aborto en Chile.

Entrevistaron –bajo estricta reserva de identidad– a más de 40 mujeres que se realizaron abortos, a sus
parejas, a enfermeras y doctores. El resultado es una estremecedora radiografía del mundo clandestino
del aborto en Chile y los graves riesgos a los que se expone una mujer cuando decide abortar.

En esta investigación –financiada por la UDP– quedan al descubierto los riesgos extremos a los que se
someten las mujeres que quieren practicarse un aborto en el país. El mercado negro del misoprostol, el
chantaje, aprovechamiento y estafas, el riesgo a la muerte, la complicidad y la desconfianza por la
persecución penal, conforman el universo clandestino del aborto en el cual las certezas son escasas y
donde la mujer está en constante riesgo.

“Siempre ha habido un capítulo sobre derechos reproductivos, pero esta vez tomamos la decisión de
hacerlo sólo sobre el precepto de la penalización como violación a los Derechos Humanos de las
mujeres”, cuenta Casas.

Otro médico entrevistado recordó que, entre las mujeres a quienes había asistido por el uso de
misoprostol, tres de ellas se enfrentaron a dos tipos de cobro: al pago inmediato en efectivo del aborto y
que luego el médico exigiera un segundo pago: sexo oral. Las tres mujeres no accedieron al
requerimiento y perdieron su dinero.
La conclusión de este capítulo es clara: “Es necesario despenalizar el aborto. La penalización del aborto
constituye una violación al derecho humano de las mujeres”, dice Casas.

A continuación, publicamos un adelanto del capítulo “La penalización del aborto como una violación a los
derechos humanos de las mujeres”, del Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2013:

LAS PRÁCTICAS EN UN CONTEXTO DE ILEGALIDAD


La ilegalidad facilita la exposición de las mujeres a abuso por parte de quienes hacen del aborto una
práctica lucrativa. Los resultados de las entrevistas a mujeres mostraron rangos de precio para un aborto
entre los 40.000 y los dos millones y medio de pesos. Un entrevistado médico relata que, de acuerdo a lo
que sabe, a mayor edad gestacional del embarazo mayor es el costo, refiriéndose a una relación
precio/semanas de gestación. Otro médico entrevistado recordó que, entre las mujeres a quienes había
asistido por el uso de misoprostol, tres de ellas se enfrentaron a dos tipos de cobro: al pago inmediato en
efectivo del aborto y que luego el médico exigiera un segundo pago: sexo oral. Las tres mujeres no
accedieron al requerimiento y perdieron su dinero.

El precio del misoprostol en el mercado negro fluctúa entre 40 a 120 mil pesos. Como señalan las
entrevistadas, su acceso está controlado por verdaderas mafias. A ello agregan que, por tratarse de una
compra clandestina, no tienen seguridad acerca de lo que están adquiriendo. Una enfermera
entrevistada pudo percatarse de que le estaban intentando vender pastillas falsas. Ella también recuerda
la poca claridad y falta de información respecto a la dosis adecuada para abortar. Una voluntaria del
Fono Aborto nos indicó en una entrevista que una de las preguntas más habituales de quienes llaman a
la línea es cómo y dónde comprar el medicamento, ya que existe entre las mujeres una gran
preocupación por posibles fraudes o entregas de pastillas falsas. Esta percepción se corrobora en los
relatos a las entrevistadas.

Cinco profesionales de la salud entrevistados han colaborado en la orientación y acompañamiento a


mujeres para el correcto uso del medicamento. Ninguno de ellos cobra por la orientación; tres de ellos en
algunas ocasiones proveen el medicamento cuando las solicitantes no han podido conseguirlo o no
tienen dinero para ello. En general, las mujeres adquieren el medicamento por su cuenta. Uno de los
entrevistados nos señaló que lleva la cuenta del número de mujeres a quien ha asistido, 87, a lo largo de
varios años. En un caso dio apoyo pos aborto a una paciente que tenía un fuerte deseo de maternidad,
pero rechazaba la idea con la pareja que tenía, no quería estar ligada con él por el resto de la vida.

La elección del método está vinculada directamente con la clase social, los recursos financieros y la
información disponible, especialmente en la Web. El factor más importante para decidirlo son los datos
que se obtienen a través de redes de amigas o conocidos o Internet. Una de las entrevistadas contó
cómo, en su búsqueda de información para hacerse un aborto, encontró la descripción sobre distintos
medios: masajes orientales, hierbas y el misoprostol. Algunas entrevistadas señalaron que, si no
hubieran sabido de alguna conocida que hubiera abortado, no habrían sabido dónde buscar o cómo
hacerlo.

Una mujer de 20 años relata que se enteró a las 4 semanas de embarazo y que luego de ello empezó a
buscar información con amigos por Internet para el misoprostol, pero cobraban entre 70 y 100 mil pesos,
lo que era muy caro, como estudiante, sin muchos recursos económicos. Además, los contactos tampoco
eran seguros y no sabía qué pastillas me iba a meter en el cuerpo ni tampoco tenía claridad sobre la
dosis. Finalmente, con un amigo que trabaja en un colectivo de diversidad sexual, llegamos a personas
expertas en el tema que me ayudaron a conseguir las pastillas y a informarme sobre dosis y
procedimiento.

Llegar a un médico es una cuestión azarosa. En el caso de una entrevistada, su ginecólogo de cabecera
le dijo que le podía ayudar a hacerlo con medicamentos cuando ella le contó que no quería tener otro
hijo. El ginecólogo de otra, que era contrario al aborto, la derivó a un colega que sí los hacía y en quien
confiaba plenamente desde el punto de vista médico. Una tercera mujer se realizó el procedimiento con
un médico, quien, cuando este se dio cuenta que ella era hija de un personaje público, subió el precio y
le exigió pagar una cantidad extra de dinero como chantaje para no hablar.

En las entrevistas se muestra que las mujeres que conocen distintas prácticas abortivas eligen el método
de acuerdo a su experiencia personal y teniendo en cuenta la seguridad de este. Una entrevistada hizo
una reflexión sobre el aborto seguro: como no podía decirle la verdad al doctor, pa’ que no me metieran
presa, pasé más riesgo. Eso me molestó mucho, no tener la libertad para cuidarme como correspondía
[...] además me dio rabia que mi amiga pudo pagar y estuvo bien cuidada [...] por no tener plata no pude
acceder a la medicina privada de cierta calidad. Es violento que por ser pobre uno vaya al matadero.

Cinco entrevistas refirieron haberse sometido a prácticas de raspado o aspiración sin anestesia.

EL MIEDO A MORIR Y LAS CONSECUENCIAS PARA LA SALUD


Una de las consecuencias de un aborto ilegal es su impacto en la salud y la vida de las mujeres que se
someten a él.

El miedo a morir aparece con fuerza en una abrumadora mayoría de las entrevistas. El pánico de que no
despertarán luego de la sedación, o morirán desangradas por el uso de misoprostol, o no podrán tener
hijos en el futuro, cruza todos los relatos sin distinción de clase social, tipo de aborto o edad. Una mujer
de 23 años, quien acompañó a una amiga hasta su casa en la playa para hacerse el aborto con
misoprostol, narró que fue tanto el sangramiento y dolor que pensaron que iba a morir. Ella no sabe si
volvería a acompañar a alguien después de esa experiencia porque, además, no sabían a quién recurrir
en caso de una complicación. Otra dijo que, al ser madre de dos hijos, pudo comparar el dolor del parto
con las contracciones con misoprostol.

El riesgo para la salud se concretó en ocho entrevistadas quienes sufrieron complicaciones de distinta
envergadura: una sufrió una histerectomía (pérdida de útero); otra, una infección luego de un aborto
quirúrgico en Tacna; otra, un aborto retenido luego del uso de misoprostol; tres tuvieron hemorragias y
fiebre; y dos, infecciones (una de ellas tenía una enfermedad basal muy grave). En este último caso, el
procedimiento lo realizó un facultativo. Una de ellas fue atendida en el Hospital San Juan de Dios, donde
sospecharon que el aborto no había sido espontáneo. La paciente fue maltratada por enfermeras y
matronas por ello y consideró irse a una clínica.

El miedo a morir aparece con fuerza en una abrumadora mayoría de las entrevistas. El pánico de que no
despertarán luego de la sedación, o morirán desangradas por el uso de misoprostol, o no podrán tener
hijos en el futuro, cruza todos los relatos sin distinción de clase social, tipo de aborto o edad.
Una mujer que se realizó un aborto a los 20 años en una consulta médica contó que mi pareja presionó
para que abortara, era muy violento, yo no tenía relación con mi mamá, mi papá era alcohólico y había
abusado de mí… me sentía muy sola… Fue muy difícil tomar la decisión, pero en el fondo sentía que era
lo lógico, lo que tenía que hacer, parecía un delirio tenerlo, no estaba trabajando, si seguía con el
embarazo no habría podido terminar la universidad, no tenía plata, no sabía hacer nada. El no iba a
seguir conmigo si tenía la guagua, que no contara con él, que no tenía ni ganas ni posibilidad de tener
hijos. […] tuve una infección muy fuerte, fui al hospital y luego supe que no iba a poder tener hijos debido
a las secuelas de la infección, eso me lo dijo un médico.

La seguridad en el uso del misoprostol varía según la cantidad usada y las semanas de gestación. Los
riesgos asociados son conocidos por quienes venden o compran el medicamento. Una joven estaba
consciente del mayor riesgo, pues sumó 4 semanas de embarazo luego de una compra de misoprostol
que resultó fraudulenta. La persona a quien compró en el segundo intento pidió ver una ecografía para
tener certeza de las semanas de gestación y, conforme a ello, le recomendó una dosis y la consulta a un
médico con posterioridad. Estuvo sola durante las cuatro horas de contracciones y se desmayó. El
médico que consultó posteriormente le dijo que se pudo haber muerto por la dosis usada.

Una entrevistada que sufrió un aborto retenido tenía un embarazo con un tiempo de mayor gestación a la
recomendada para el uso de misoprostol. Se enteró tardíamente de su embarazo porque había sangrado
durante toda la gestación, lo que se sumó a la demora en conseguir el medicamento. Ella estaba
informada sobre qué hacer en caso de complicaciones por la cantidad de semanas y, debido a una
hemorragia, acudió a la urgencia de una clínica privada acompañada por su marido.

Una entrevistada ayudó a una familiar de 16 años, de familia muy conservadora, a hacerse un aborto con
misoprostol. La menor de edad le mintió sobre la cantidad de semanas de embarazo: dijo que tenía seis
a ocho semanas, cuando realmente tenía alrededor de 14. En esa fase de gestación el misoprostol ya no
sería aconsejable. La niña se encerró en el baño y cuando entró la entrevistada la encontró sentada con
el feto colgando. Ella nos dijo que fue terrible porque no debió ser así, ella debió tener la posibilidad de
hospitalizarse, tener apoyo, etc. Si las cosas fueran distintas, no habría llegado a ese punto. Todo lo que
se demoró en decir que estaba embarazada, además, no se preocupó de prevenir el embarazo. Viene de
buena familia, va a buen colegio. En esas situaciones se hace evidente que la educación sexual es
también afectiva, de cómo uno se para frente al mundo. Ella estaba completamente desarmada. La
joven, que sufrió complicaciones, acudió a un centro de salud, donde los médicos no preguntaron nada.

La muerte es una posibilidad cierta. Una mujer habló de la muerte de su hermana por un aborto
clandestino del cual supo con la entrega del certificado de defunción. La pareja de su hermana no fue ni
al velorio ni al entierro. Una profesional de la salud se acuerda de un caso de una mujer a quien
abandonaron en la posta del hospital donde trabajaba, la tiraron de un taxi con las medias hasta las
rodillas sin signos vitales y llena de sangre. Otra profesional relata que una de sus pacientes estuvo
presa en la cárcel del Buen Pastor en Santiago, donde las monjas le dijeron que la imposibilidad de tener
hijos, por la pérdida del útero, era un castigo de Dios. Ella quedó con diálisis y secuelas psiquiátricas
graves, pues, además de la culpa instigada por las monjas, había sido denunciada por su propio padre.

Todas las entrevistadas señalan que su decisión de interrumpir un embarazo obedece a un contexto, a
una situación concreta, aun cuando tengan miedo a morir.

EL MIEDO
El alto número de mujeres que se practican abortos en Chile, comparado con la diminuta cantidad de
investigadas criminalmente, hace pensar que, cuando esto último ocurre, se trata de una cuestión de
azar. No obstante, hay factores que inciden en la mayor probabilidad de ser perseguidas: ser de clase
social más baja, prácticas de aborto de mayor riesgo y dónde se acude en caso de emergencia.
Además del miedo a morir por el aborto, la conciencia de la ilicitud está presente en la mayoría de las
entrevistadas, pero con menor intensidad y frecuencia que el temor a la pérdida de la vida.

De hecho, una entrevistada señaló que no utilizó el misoprostol porque una de sus amigas, al intentar
comprarlo en el mercado negro, fue interceptada por la PDI.

Otra mujer sólo se representó las consecuencias legales cuando vio en las noticias al médico que le hizo
el aborto. No sólo tomó conciencia de la ilegalidad sino del hecho de que quien aparecía como médico
era en realidad un dentista.

El miedo a ser pillada no es sólo preocupación por ellas mismas sino también ante la posibilidad que la
persecución penal pueda involucrar a sus cercanos. Esto se manifiesta en que las entrevistadas hablan
de decisiones y medidas, como la realización del aborto en soledad, para reducir el número de personas
que saben de la situación. Una entrevistada sentía que, al pedirle a sus amigos que la acompañaran, los
estaba haciendo cómplices de un delito, por lo que la culpa se agravaba y el miedo y soledad también.

Entre las mujeres entrevistadas, dos fueron sometidas a investigación penal. Ambas son profesionales y
provenientes de sectores más acomodados, una de ellas de una familia muy católica. Los procesos
penales se desarrollaron en justicias distintas: el antiguo y el nuevo sistema. Ambas fueron identificadas
por la policía producto de un reportaje periodístico.

Los resultados fueron distintos. Una fue condenada bajo el antiguo sistema de justicia criminal a 541 días
con remisión condicional de la pena. La otra mujer fue imputada bajo el sistema reformado, obteniendo
una salida alternativa: la suspensión condicional del procedimiento, en 2009. Esta medida no significa
que haya reconocimiento de los hechos que se le imputan.

Las experiencias sufridas por estas entrevistadas las marcaron profundamente en su relación con la
profesión legal, la justicia y la policía. Ambas ya no viven ni quieren vivir en Chile.

Una de ellas refiere provenir una familia conservadora, bien conectada en el mundo católico, y haberse
quedado embarazada a los 22 años. Estudiaba, al igual que su pareja de larga data, en una universidad
católica en Santiago; ambos eran católicos observantes, él proveniente de un colegio jesuita. Hasta su
embarazo, consideraba que el aborto debía ser evitado a toda costa. De hecho, tres meses antes de su
propia experiencia, intentó ayudar a una de sus amigas a que no abortara llamando a Chile Unido. El
contacto con Chile Unido le produjo rechazo, pues el voluntario sólo buscó obtener información sobre la
identidad de su amiga, sus datos y los nombres de los padres, a fin de interponer un recurso de
protección para evitar que su amiga abortara. Ella no entregó la información, consideró que lo que había
recibido como ayuda era demasiado violento y no aportaba en nada para ayudar a mi mejor amiga.

La entrevistada relató que, conocido el embarazo, este se transformó en su problema: su pololo le dijo
que no iba a tener otro hijo, pues ya tenía uno siendo adolescente. Ella recurrió a amigas para encontrar
el dato. Hoy resiente la situación, su trato antes, durante y después de su aborto.

Califica su paso por el sistema de justicia como extraño: sufrió el maltrato verbal del médico que la
examinó en el Servicio Médico Legal a pocas horas de haberse hecho el aborto y de una actuaria, y, a su
vez, recibió una suerte de protección de una enfermera, que la contuvo durante la pericia forense, y de
un gendarme que la cuidó para que estuviera a salvo del resto de los detenidos en el calabozo del
tribunal.

En su paso por la justicia estuvo consciente de su condición de privilegio, siendo rubia, niña de barrio
alto, privilegios de ser tratada como un “princesita”, pues podía ir al baño de los funcionarios. El trato
privilegiado también se manifestó al inicio, cuando fue detenida por la PDI, pues se le permitió a ella y a
su pololo no ser subidos al carro policial y llegar en su propio auto al cuartel de la policía. Sin embargo,
recuerda que durante la tramitación de su caso hubo hostigamiento constante de la PDI, cuyos
funcionarios la llamaban siempre a su celular, incluso cuando estaba en clases, pidiendo que saliera y
amenazando con entrar a buscarla. Describe lo sucedido como una forma de tortura; hoy no resiste la
presencia de un policía.

Ella no tuvo prisión preventiva, pero recuerda que otra chica abortante involucrada en el mismo caso
estuvo casi tres meses presa.

Su proceso duró más de cinco años, tiempo durante el cual firmó todo los meses. El novio, también
investigado inicialmente, zafó, pues una parte del expediente que lo vinculaba se perdió en el tribunal y
no se pudo reconstruir, él me acompaño por unos meses hasta que dejó de ir al tribunal.

En su paso por la justicia estuvo consciente de su condición de privilegio, siendo rubia, niña de barrio
alto, privilegios de ser tratada como un “princesita”, pues podía ir al baño de los funcionarios. El trato
privilegiado también se manifestó al inicio, cuando fue detenida por la PDI, pues se le permitió a ella y a
su pololo no ser subidos al carro policial y llegar en su propio auto al cuartel de la policía.
Sus experiencias más traumáticas en el tribunal fueron el careo, es decir, estar cara a cara con el médico
para confrontar declaraciones, y la rueda de presos. Esta última es una diligencia de reconocimiento de
personas que hayan sido partícipes, en este caso, la asistente del médico. Ella no recordaba su cara, me
presentaron varias mujeres y la actuaría me presionó y me gritaba para que reconociera a una. Hasta el
día de hoy no sabe si eligió a un buen defensor.

(…)

LA CONFIDENCIALIDAD
Las entrevistas a ocho profesionales de la salud, tanto de Santiago como de provincias, muestran la
problemática relación entre el tratamiento a una mujer en la sala de urgencia por un aborto complicado y
el secreto profesional. Uno de ellos habla de la incómoda situación en que los sitúa la ley.

Este profesional, que lleva cerca de 40 años en el servicio público de salud, señala que la ley los deja en
una situación difícil: cuando llegan con los signos de la sonda o restos de misoprostol, no es posible
desentenderse de la denuncia. Se desprende del relato de este entrevistado y las experiencias de
algunas entrevistadas, que los profesionales de la salud, cuando atienden una urgencia por un aborto y
no es evidente que sea provocado, prefieren no saber lo que pasó. No obstante, en varios relatos, las
entrevistadas refieren cómo fueron interrogadas por médicos o matronas sobre si hubo alguna práctica
abortiva.

Un entrevistado, profesional de la salud, observó que algunos de sus colegas están más preocupados de
qué hacer para que la mujer hable que de dar un trato humanizado a la paciente. La intervención clínica
está destinada a obtener información sobre el aborto y luego cuentan casi como chimuchina del día a la
hora del café o en el pasillo cuánto les costó que hablara. El profesional se refiere a la situación de
desamparo y vulnerabilidad en que se encuentra la mujer cuando la interrogan. El interrogatorio en
términos duros e insistentes produce una especie de empequeñecimiento de la mujer en la cama
mientras su rostro se transforma por el miedo.

La existencia de una disposición legal que requiere denuncia provoca graves problemas en la atención
de salud, pues la preocupación no se centra en las necesidades de la mujer sino en la responsabilidad
administrativa por la no realización de la denuncia, como refleja la anterior entrevista. A ello se suma una
situación jerárquica entre profesionales, en que la orden del médico/a de denunciar no se cuestiona: en
lo técnico, el tratamiento y el trato carecen de humanización ya que los profesionales se distancian de la
persona a quien hay que cuidar. El trato inquisidor y duro también se dirige hacia los familiares o
personas que acompañan a la mujer en la sala de espera, quienes, muchas veces, carecen de toda
información de lo sucedido.

Como aprecia este profesional, no hay una atención integral, pues la denuncia lo distorsiona todo. Esto
provoca que no exista posibilidad de reparar el daño, de que la mujer confíe en un profesional y de
prevenir futuros abortos, pues la relación médico/paciente queda dañada con consecuencias no
previsibles.
Una entrevistada tuvo que acudir a un hospital en provincia al día siguiente de realizarse un aborto con
misoprostol, porque tenía fiebre y excesivo sangramiento. Recuerda que le pusieron anestesia y le
hicieron un legrado. Mientras despertaba de la anestesia la matrona le preguntó si había usado
misoprostol. Le dijo que, por motivos médicos, necesitaba saberlo. Ella cree que su intención era
denunciarla porque sospechó que el aborto era inducido. La entrevistada agradece que, pese a estar
mareada y confundida, no habló. Relata que le impactó la falta de humanidad de parte de la matrona.

Otra entrevistada, quien ingresó por una infección al Hospital Juan Noé de Arica, cree que no fue
denunciada porque las personas que la atendieron eran conocidas de una de sus tías. Pese a ello, el
trato fue duro. Otra mujer, enfermera, quien llegó a una clínica privada para hacerse una ecografía
postaborto, sospecha que quienes la atendieron se dieron cuenta del aborto, pero, por su condición de
enfermera y porque su marido es médico, no le hicieron preguntas al respecto. En la medida en que
tenía conocimientos previos, ella dice que la experiencia le hizo reflexionar acerca de lo que significaría
para otras personas exponerse a una situación médica y que no le expliquen nada.

Una entrevistada dijo: Siempre pensé en las consecuencias legales y claro que temí ir a la cárcel o al
hospital y que me hirieran. He tenido experiencias muy cercanas de amigas que han sido violentadas por
médicos y enfermeras tanto física como sicológicamente.

Algunos de los profesionales entrevistados están conscientes del rol que les toca cumplir para acoger a
una abortante en la urgencia médica. Sin embargo, llama la atención que no conocieran el instructivo
sobre tratamiento humanizado a la mujer que aborta del Ministerio de Salud.

Dos de las entrevistadas, matronas, señalan que, en general, su gremio es conservador, que las
matronas prefieren denunciar cuando sospechan un aborto voluntario. Otra profesional de salud, quien
había trabajado en un centro de salud universitario, dejó de hacerlo, entre otras razones, porque hablar
de los abortos de las estudiantes era un tema tabú y no había apoyo ni compromiso profesional con las
estudiantes que atendían.

La posibilidad de denuncia es un miedo cierto para las mujeres. El relato de una de ellas ejemplifica la
situación en que se encuentran. La entrevistada le contó acerca del aborto a su psiquiatra, en el contexto
de una sesión de consulta. Este le dijo que había cometido un delito y que podía denunciarla. La mujer
se retiró de la consulta y nunca más volvió. Como dijo otra, el médico y la matrona pasan a ser posibles
acusadores, entonces da susto, no es la imagen de médico salvador. Cuesta encontrar alguien sin juicios
valóricos.

Algunas entrevistadas con complicaciones o que sabían que debían hacerse una ecografía para
asegurar que todo estaba bien postaborto, postergaron acudir a un médico por temor a ser descubiertas.
Un relato refleja el aprovechamiento de la situación de algunas personas y la experiencia de verse
acogida: me asusté porque creía que no había abortado porque sangré muy poco como imaginaba. Fui a
un doctor que atendía en una consulta privada y en un hospital. Fui al hospital y me confirmó que no
estaba embarazada, pero me aconsejó hacerme un raspaje por lo cual me cobraría. Me alteré mucho,
llevaba 3 meses muy malos. Fui a una clínica, le pedí a la secretaria que me recomendara un médico
joven, abierto de mente y simpático. A él le conté todo. Me dijo que no estaba a favor del aborto, me
entendía y que no me preocupara porque todo estaba bien y no necesitaba un raspaje, sin secuela ni
nada. Él me dijo que ahora iba a poder dormir, porque llevaba días sin dormir. Lloré con él. Estaba muy
sola, haciendo algo con mi cuerpo, sintiéndome decadente, no cuidándome, etc. Soledad, desamparo y
silencio.

SOLEDAD, SILENCIO Y DESAMPARO


Aborto Terapéutico
En algunos casos el silencio es impuesto por sus familias mediante la frase, repetida por dos mujeres de
entornos muy católicos: de esto (el aborto) no se habla nunca más. Es un mensaje de castigo al olvido,
como dijo una, por haberse quedado embarazada, incluso cuando la decisión del aborto fue impuesta por
la madre y no fue tomada por la mujer. El aborto resuelve un problema, el embarazo que daña la
reputación familiar
El silencio y la soledad están presentes en los relatos de muchas mujeres. En algunos casos el silencio
es impuesto por sus familias mediante la frase, repetida por dos mujeres de entornos muy católicos: de
esto [el aborto] no se habla nunca más. Es un mensaje de castigo al olvido, como dijo una, por haberse
quedado embarazada, incluso cuando la decisión del aborto fue impuesta por la madre y no fue tomada
por la mujer. El aborto resuelve un problema, el embarazo que daña la reputación familiar: Mi mamá me
llevó a escondidas de mi papá, y lo supe después, los motivos eran la vergüenza, ella es “del qué dirán”
y yo accedí para que no pasaran vergüenza… todo fue impuesto: la sexualidad impuesta, el aborto
impuesto y luego el silencio. En otro relato, la condena al silencio fue impuesta para mantener en reserva
la persecución penal que sobrevino al aborto y no dañar la reputación familiar. Pese al tiempo
transcurrido, 20 y 10 años respectivamente, ambas mujeres no han vuelto a hablar del aborto con sus
respectivas madres.

Otra entrevistada refirió que su madre se dio cuenta de que estaba embarazada. Mi mamá me enfrentó y
no pude negarlo. Me dio el dinero que faltaba y otro dato para hacerme el aborto con una persona de su
confianza y después de eso nunca más me preguntó nada.

Hay silencios que implican un sobreentendido del aborto. Una entrevistada que abortó en provincia tuvo
complicaciones debido a una infección y acudió a un hospital. En la urgencia la recibió su primer
ginecólogo y le dijo “revisé tu ficha y estás embarazada”, y ahí mi mamá le dijo “no, ya no está
embarazada” y vino el silencio. Nuestra entrevistada se acuerda de los silencios, ese “ah…” tan cargado
de cosas. La mamá le prohibió volver a hablar del tema y recuerda haber llorado mucho, no haber tenido
nadie que la abrazara, ni que le dijera qué iba a pasar. Se sentía como un perrito.

El silencio producto de la ilegalidad impide tomar medidas respecto del abuso o maltrato que se impone
a las mujeres, como, por ejemplo, el de los médicos que hacen el aborto. En dos casos, les exigieron
silencio y que no lloraran mientras estaban en la camilla, pues, según les dijeron, habían asumido
voluntariamente el riesgo del embarazo. En otro caso, el médico reclamó que faltaban 10 mil pesos y
amenazó con no realizar el aborto. Una mujer cuenta que su aborto fue sin anestesia y que se desmayó
tres veces por el dolor. El doctor le dijo que, si se desmayaba nuevamente, no le iba a realizar el aborto.

El sentimiento de soledad de una entrevistada le provocó gran sufrimiento. Cuando se le comenzaban a


pasar los dolores, lloró por mucho rato porque se sentía muy sola. No quiso compartirlo con nadie, tenía
5 hermanas que podrían haberla acompañado o cuidado, pero no quiso manchar su imagen ni que le
hicieran sentir que había fallado. Han pasado 9 años desde que abortó y la entrevista constituye la
primera vez que habla del tema.

EL ABORTO, LA PAREJA Y LOS OTROS


Las experiencias de las entrevistadas dan cuenta de historias de apoyo o rechazo de las parejas, la
familia y los amigos.

Una entrevistada agradece el apoyo familiar, el de su pareja y amigo, que alivió la angustia causada por
tener que actuar de manera clandestina. Ella recuerda que, en los días posteriores al aborto, tuvo un
control en la misma clínica donde se lo había hecho. Fue con su pareja y ahí vio a una chica de su edad
quien estaba con su mamá y lloraba desconsoladamente. Me acuerdo de la sensación de querer
hablarle, de decirle que pasé por lo mismo y que ahora me siento súper bien. Se acuerda la impresión
que le causó el llanto porque el de ella había sido apoyado, más contenido y eso marca una gran
diferencia.

Un relato describe cómo la decisión de abortar fue discutida por toda la familia: Se convocó a una
especie de comité familiar, con mi padre, madre y sus parejas, y me presionaron mucho para que no lo
tuvieran, me dijeron que me quitarían todo apoyo económico. La entrevistada lo pensó, lloró. Su pareja
no era muy estable. Hoy agradece la presión que recibió, porque no se sentía preparada para
arreglárselas sola.

Una mujer acompañó y apoyó a su hija de 16 años que decidió abortar. No le contaron al padre de la
niña porque es muy conservador y machista; hasta el día de hoy es un secreto entre las dos. Ella pagó a
un médico en una clínica 2 millones de pesos que consiguió con un amigo a quien le pidió un préstamo.
Ella había quedado embarazada a los 17 años y no tuvo los medios para abortar. Se casó y nunca fue
feliz. Por eso, no dudó en apoyar a su hija cuando ella le pidió ayuda y enfatizarle que no tenía
responsabilidad. Hoy ayuda a mujeres que quieren abortar, siente que es fundamental ser solidaria en
estos casos. Otras dos mujeres no le contaron ni buscaron apoyo en sus madres, ya que estas deseaban
ser abuelas. Una de las entrevistadas simuló un aborto espontáneo: yo era la última esperanza de mi
mamá, tengo un hermano solterón, otro gay y yo tengo 34 años.

En otro caso, una mujer que esperaba apoyo fue reprendida por un médico amigo al que le comentó que
quería abortar. Este la trató de asesina.

LA SOLIDARIDAD
Los relatos dan cuenta de las fuertes cadenas de solidaridad que se generan entre mujeres. Treinta y
dos de 41 entrevistadas, luego su experiencia, ayudan a otras mujeres: dando datos o consejos, incluso
pidiendo a familiares comprar el misoprostol en otros países para ayudar a quien lo necesita. Una
entrevistada aprendió a poner inyecciones para ayudar a abortar con prostaglandina: lo hago gratis y me
quedo todo un día y noche con las mujeres, ya que el medicamento provoca no sólo el sangramiento y
dolor del útero sino también una descomposición total del cuerpo con diarreas muy fuertes, mareos y
vómitos. Otra nos dijo que si fuera millonaria tendría un fondo de viajes para que las mujeres pudieran
salir del país.

La experiencia de solidaridad con los amigos y amigas es importante por el apoyo afectivo y también
económico, aun cuando alguno no esté de acuerdo con la decisión. Algunos amigos ayudan a juntar el
dinero para el aborto cuando no lo hay. Una mujer universitaria cuenta que quedó embarazada de una
relación pasajera porque se rompió el preservativo y falló la píldora del día después. Recuerda que fue
una experiencia bonita que ella luego quiso replicar con amigas, ya que la solidaridad que vivió fue
fundamental en su proceso, pues la persona con quien se quedó embarazada no estaba de acuerdo con
su decisión y no aportaría dinero para ello.

(…)

LOS CONTEXTOS DE LA DECISIÓN DEL ABORTO


Las entrevistas dan cuenta de los contextos en que se vivencia el deseo o el rechazo de la maternidad.
Este último se produce por múltiples causas: ya sea porque la maternidad no es un proyecto de vida o
porque no es oportuna, porque el embarazo fue producto de una violación, porque sus parejas son
violentas y no quieren tener hijos con ellos, porque gestan malformados o los gestarán por los
medicamentos que toman, porque los hombres optan por no asumir la paternidad y no quieren tenerlo
solas, o porque–siendo madres– ya no desean otro hijo. En tres relatos aparece la decisión del aborto en
el momento de quiebre con sus parejas.

Una relató que el embarazo no era para ese momento de su vida: El doctor me hizo escuchar los latidos.
Después de la eco empecé a crear un lazo, físicamente además tenía síntomas así que era raro, le
hablaba a la guagua, le decía que no era nada personal sino que no era el minuto, que mejor se
devolviera y buscara otra persona, le hablaba, le decía el murcielaguito.

El embarazo por falla del anticonceptivo aparece una y otra vez en los relatos, tal como la rotura del
condón o el mal uso de este, y también el descuido. Es igualmente frecuente que, ante la falla del
condón o el descuido de una relación sexual sin protección, las mujeres hayan usado la anticoncepción
de emergencia. Algunas aún están enojadas consigo mismas por haberse expuesto al riesgo del
embarazo y lo consideran como una señal de ausencia de autocuidado.

Una mujer con múltiples abortos tenía indicación médica de no tomar anticonceptivos orales. Intentó con
un dispositivo intrauterino, pero, como ella dice, terminó en una infección. Usa en forma combinada
Billings y condón, pero sabe que, al no ser disciplinada, puede quedarse embarazada. Su último aborto
ocurrió 8 meses antes de la entrevista. Ella tiene dos hijos.
Otra mujer, usuaria del sistema público de salud, quedó embarazada tres veces tomando anticonceptivos
orales: tuvo un aborto clandestino y luego dos abortos espontáneos, uno de ellos retenido. En el
consultorio finalmente le cambiaron las pastillas. Otra había usado un dispositivo intrauterino: Me hizo
pésimo, me lo sacaron, pero en el consultorio no me dieron nada.

Varias mujeres de estratos económicos bajos, hoy estudiantes universitarias, se refirieron a la


importancia de la legalización del aborto para mujeres de poblaciones y sectores populares. Una de ellas
señaló que: entre mis amigas de adolescencia, los hijos se tienen, no se cuestionan incluso, y recuerdo a
una compañera de liceo que tuvo un hijo producto de la violación de su padre. La maternidad termina las
proyecciones y el mundo parece acabarse. Una de ellas decía que la maternidad en sectores populares
es una de las razones por las cuales las mujeres se quedan en relaciones violentas y altamente tóxicas.

Otra reflexiona acerca de la importancia de haber roto la cadena de embarazos no deseados en su


familia, ya que, como dice, ocurrieron porque ocurrieron. El “quedé embarazada” posiciona a la mujer
como víctima. Las mujeres dicen “mi vida se estancó, dejé de hacer cosas”, entonces la maternidad ahí
se asume como de una mujer abnegada donde su lugar de mujer ha sido desplazado por el de madre.
Vivir el aborto me hizo darme cuenta de que, cuando sea madre, si es que lo sea, será porque lo decida,
no porque la vida me condene.

Una entrevistada dijo: Es relevante la posición subjetiva de la mujer, sentir que una pueda decidir en
algún punto, que hay un nivel de determinación sobre tu vida, lo que quieres de tu futuro, lo que quieres
para ti y además lo que quieras esperar para tu hijo, cómo te gustaría ser madre. Eso está súper cruzado
por las biografías de cada uno. Otra señala: Mi tía era matrona y me decía “qué buena noticia, ahora vas
a ser mamá” y lo único que quería era sacarme eso o morirme. Como no estaba haciendo nada con mi
vida, sabía que si tenía guagua nunca iba a poder armarla.

El ser madres es una condición que determina a varias a no tener más hijos. Así lo dicen dos
entrevistadas que trabajaban y estudiaban teniendo un hijo pequeño y sin los recursos económicos
adecuados. La maternidad deseada marca los relatos: No creo en la vida por la vida y en la vida porque
sí, así funcionan otros animales. Pero, si los seres humanos tienen consciencia, uno tiene que tener la
opción de elegir si quiere hacerse cargo de guiar a otro ser humano y un niño debe ser muy deseado,
muy querido, gran parte de la desgracia de la humanidad es por los hijos obligados. Un hijo tiene que
ser deseado… en ese minuto no lo deseaba y mi pareja menos, no tenía ninguna capacidad [de tenerlo].
Estaba en una situación demasiado disfuncional como para tener un hijo. No tenía como mantenerlo
tampoco, era una situación donde no había muchas opciones. No tenía tampoco una pareja que me
apoyara, él me decía que no quería tener hijos y a mí también me importaba mi carrera, un hijo
significaba perderla.

Pese al miedo a morir, todas señalan que la decisión de la interrupción de un embarazo es contextual: es
ante situaciones concretas que una mujer decide si continuar o no con un embarazo. Incluso aquellas
que fueron obligadas a abortar, o que sienten que sus decisiones no estuvieron exentas de presiones,
creen que las mujeres deben decidir.

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