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Cuestas, Paula; Iuliano, Rodolfo

Las editoriales independientes y


sus lectores imaginados

EN: D. Badenes y V. Stedile Luna (Comps.) (2019). Estado de


feria permanente : La experiencia de las editoriales
independientes argentinas 2001-2020. La Plata : Club Hem. pp.
219-231

Cuestas, P.; Iuliano, R (2019). Las editoriales independientes y sus lectores imaginados. EN: D. Badenes
y V. Stedile Luna (Comps.). Estado de feria permanente: La experiencia de las editoriales
independientes argentinas 2001-2020. La Plata : Club Hem. pp. 219-231. (Filosurfer ; 7). En Memoria
Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.3710/pm.3710.pdf

Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons


Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional
https://creativecommons.org/licences/by-sa/4.0
ESTADO DE FERIA PERMANENTE
La experiencia de las editoriales
independientes argentinas 2001-2020

Daniel Badenes / Verónica Stedile Luna


(compiladores)
ESTADO DE FERIA PERMANENTE
La experiencia de las editoriales
independientes argentinas 2001-2020

Daniel Badenes
Sofía Castillón
Joaquín Conde
Paula Cuestas
Néstor González
Pablo Amadeo González
Lea Hafter
Rodolfo Iuliano
Denise Koziura
Carolina Muzi
Natalia Ortiz Maldonado
Víctor Malumián
Cristian Molina
Bianca Racioppe
Matías Reck
Samanta Rodríguez
Ezequiel Saferstein
Verónica Stedile Luna
Daniela Szpilbarg
Guillermina Torres
Gustavo Velázquez
Marilina Winik

PRESENTACIÓN
José Luis de Diego
EPÍLOGO
Alejandro Dujovne
Estado de feria permanente: La experiencia de las editoriales independientes argentinas, 2001-2020. /
Daniel Badenes ... [et al.] comentarios de Alejandro Dujovne; compilado por Daniel Badenes; Verónica
Stedile Luna; prólogo de José Luis de Diego.
1a ed. - La Plata: Club Hem Editores, 2020.
324 p. ; 23 x 16 cm. - (Filosurfer ; 7)

ISBN 978-987-3746-43-7

1. Industria Editorial. 2. Políticas Editoriales. 3. Gestión Editorial. I. Badenes, Daniel II. Dujovne, Alejandro,
com. III. Badenes, Daniel, comp. IV. Stedile Luna, Verónica, comp. V. de Diego, José Luis, prolog.
CDD 338.470705

Primera edición Diciembre 2019


La Plata - Argentina - Indoamérica

Este libro es impulsado por el Proyecto de Investigación “La edición en la era de redes. Entre el artesanado y las tecnologías
digitales” , acreditado en la Universidad Nacional de Quilmes.

Edición y corrección Mariana Sáez


Diseño de tapa Agustina Magallanes
Diseño de interiores Celestina Alessio
Fotografía de tapa Leonel Arance

Club Hem
e-mail: clubhem@gmail.com
Facebook Club Hem

Reconocimiento – Compartir Igual (by-sa): Se permite el uso comercial de la obra y de las posibles obras derivadas, la
distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original. Esta es una licencia libre.
ÍNDICE

Presentación, P O R JOSÉ LUIS DE DIEGO 13

LA INDEPENDENCIA COMO POLÍTICA


1. La edición imperfecta
DANIEL BADENES 21

2. ¿Economías del deseo? La autosustentabilidad en editoriales


independientes contemporáneas
DANIELA SZPILBARG 45

3. Relatos sobre trabajo en pequeñas editoriales


PA B L O A M A D E O G O N Z Á L E Z 63

4. El lugar de los escritores


DENISE KOZIURA 85

5. Los modos de licenciamiento: entre lo privativo y lo abierto


BIANCA RACIOPPE 97

6. La oportunidad como crisis. Neo-concentración o editoriales


independientes en venta
M AT Í A S R E C K 117

LA EDICIÓN
7. Derivas de las vanguardias en editoriales independientes:
el catálogo como política de lectura
VERÓNICA STEDILE LUNA 129

8. Hacia una categoría de edición-arte


JOAQUÍN CONDE Y LEA HAFTER 149

9. Editores de revistas, editores de libros. Cruces entre mundo


no tan distantes
SOFÍA CASTILLÓN 163

10. Traducir literatura en la edición independiente


G U I L L E R M I N A T O R R E S Y S A M A N TA R O D R Í G U E Z 175
11. La cara y el cuerpo del libro: el trabajo de lxs diseñadorxs
en la edición independiente
CAROLINA MUZI 193

12. De cómo un cuarto propio se convierte


en un lugar comunitario
M A R I L I N A W I N I K Y N AT A L I A O R T I Z M A L D O N A D O 207

LA CIRCULACIÓN
13. Las editoriales independientes y sus lectores imaginados
PA U L A C U E S TA S Y R O D O L F O I U L I A N O 219

14. Los festivales y ciclos de lectura como ámbitos de circulación


e intercambio.
CRISTIAN MOLINA 233

15. Las ferias de libros y sus públicos


EZEQUIEL SAFERSTEIN 241

16. La feria como diálogo entre editores y lectores


VÍCTOR MALUMIÁN 255

17. La distribución asociada: alianzas contingentes


y proyectos consolidados
G U S T AV O V E L Á Z Q U E Z 265

18. Nuestros socios, los libreros. La importancia


de la ocupación territorial
NÉSTOR GONZÁLEZ 283

Epílogo, P O R ALEJANDRO DUJOVNE 293

Las autoras y los autores 299

Fuentes 305
219

Capítulo 13
Las editoriales independientes y sus lectores imaginados
PA U L A C U E S TA S Y R O D O L F O I U L I A N O

Este capítulo centra su atención en las imágenes e imagina-


rios de lector que se movilizan a través de las editoriales inde-
pendientes. Los materiales empíricos con los que trabajamos
son entrevistas realizadas a editores independientes y libreros
que contaban con un stand en la 1° Feria de Editoriales y Revis-
tas Independientes realizada en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación de la UNLP1 los días 14 y 15 de mayo
de 2015. Para ello se elaboraron, desarrollaron y analizaron doce
entrevistas a editores, focalizando en las siguientes dimensiones:
antigüedad de la editorial, lugar de procedencia, escala de las
tiradas, características del catálogo y los lectores imaginados por
las editoriales2.
El capítulo se estructura de la siguiente manera: una primera
instancia de presentación de los debates sobre la “independencia”
en el campo literario, en particular, el campo de la edición, bus-
cando identificar el modo en que se teoriza desde la bibliografía
local sobre los lectores de estos circuitos; luego, analizaremos los
aspectos emergentes de las mencionadas entrevistas; y finalmen-
te, presentaremos las conclusiones generales que se desprenden
de dicho análisis.

La configuración independiente en el campo editorial


Un conjunto de trabajos que han conceptualizado el fenóme-
no de las editoriales independientes (Vanoli, 2009; Botto, 2006;

1 Organizada por Secretaría de Extensión de esa Facultad, con la colaboración


de Malisia, El Sur También Publica (UNQ), el Nodo La Plata de la Asociación de
Revistas Culturales Independientes y el Grupo La Grieta.
2 Estas entrevistas, así como un cuestionario de aplicación virtual, fueron ela-
borados en el marco del Taller de Investigación en Sociología y Literatura del
Departamento de Sociología de la FaHCE/UNLP. Agradecemos especialmente a
Soledad Balerdi, Ornela Boix y Nicolás Welschinger con quienes compartimos
estas actividades. También queremos agradecer el estímulo y el apoyo brindados
por Jerónimo Pinedo desde la Secretaría de Extensión de la FaHCE/UNLP para
el desarrollo de la presente investigación.
220 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

Saferstein, 2012; Szpilbarg y Saferstein, 2010 y 2014), ya abor-


dados en otros capítulos de este libro, dan cuenta de un serie de
emprendimientos editoriales cuyo derrotero no puede asimilarse
por completo al de aquellas pequeñas y medianas editoriales que
fueron absorbidas por los grandes grupos en las últimas déca-
das del siglo XX e inicios del siglo XXI, sino que emergen como
formas autogestivas de organización de la producción editorial a
partir de la crisis de 2001. Sus autores, además, coinciden en lo
inespecífico de este término para definir a este extenso y diverso
grupo de editoriales. No solo desde el mundo académico se asume
esta limitación, como bien afirmaba de Diego, en la conferencia
de cierre de la mencionada feria,

todos los que están ahí adentro generalmente no


los conforma decir “somos una editorial indepen-
diente”, pero todos a la larga terminan llamán-
dose a sí mismos editorial independiente. Con lo
cual ese término por un lado no conforma pero
por otro lado tiene cierto orgullo, porque hay una
tradición detrás de ese término [fragmento de la
conferencia de José Luis de Diego].

A grandes rasgos, esa tradición remite al tamaño y la nacionali-


dad de procedencia del capital económico; la adopción de una pro-
puesta cultural y estética específica; las formas de organización
laboral; las peculiaridades que hacen a la difusión, distribución y
comercialización de aquello que editan; y el vínculo con el Estado
y otros actores sociales (Saferstein y Szpilbarg, 2012). Se esta-
blece así una suerte de circuito editorial en el que sus actores, a
partir de discursos y prácticas, reafirman sentidos de pertenencia,
establecen fronteras morales y modelan estándares estéticos, no
sin disputas y diferencias en su interior. Pese a lo problemático
que resulta definir “lo independiente” en los mundos del arte con-
temporáneos, como bien señala Boix (2013) para las escenas mu-
sicales emergentes, consideramos que es una categoría necesaria
para asir el universo en que nos centramos en el presente trabajo,
La circulación 221

en tanto recurren a ella los propios actores del campo editorial


para enmarcarse en este colectivo3. Asimismo, resulta pertinente
indagar en los matices y complejidades del término según es apro-
piado por las editoriales, ya que entre los elementos que lo definen
se encuentra la imagen de lector que construye cada editorial, tal
como nos proponemos desarrollar aquí.
De acuerdo con Vanoli (2009), una de las características de las
editoriales independientes es que orientan su producción a una
comunidad lectora singular más que a un lector indiferenciado,
entendida como una “militancia literaria”, como un espacio del
que son parte tanto los lectores como los editores y los autores (p.
173). Entre los factores que destaca dentro de esta militancia, se
encuentra como característica fundacional de las editoriales in-
dependientes el uso de tecnologías digitales que, por los bajos cos-
tos y la accesibilidad en el uso, potencian las posibilidades de pro-
moción, de venta y de contacto con los lectores. La conformación
de estas redes depende a su vez de la organización y participación
en eventos y ferias literarias donde editores, escritores y lectores,
que en muchos casos son las mismas personas pero en diferentes
roles, se encuentran cara a cara y participan de diferentes per-
formances. En la misma línea, Saferstein y Szpilbarg (2014) se
refieren a las redes literarias que se configuran entre editores,
lectores y otros actores intermediarios, conformando una suerte
de proyecto colectivo en el que los roles asumidos por unos y otros
se vuelven difusos. Hay una relación muy cercana entre editor y
lector, ya que este último se vuelve clave por la dependencia que
tienen estos pequeños emprendimientos respecto de esa “comuni-
dad fiel” (p. 12) que consume sus producciones.
Tomando en cuenta lo expuesto, podemos afirmar entonces
que las imágenes de lector de los emprendimientos editoriales,
forman parte constitutiva de la estructura y el proceso editorial.
Si entendemos a la edición como un trabajo de cooperación en-
tramado en una estructura organizativa (Becker, 2008) podemos
asumir que esas imágenes de lector van tomando forma (a la vez

3 Para un mayor desarrollo las características y sentidos nativos conferidos a


dicha categoría, ver la primera parte de este libro y en particular el capítulo 1.
222 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

que repercuten) en el despliegue de las diferentes acciones edi-


toriales que constituyen este mundo del arte, desde la propuesta
de un proyecto, el trabajo con el escritor, la corrección, el maque-
tado, hasta las difusión en redes sociales y la participación en
los eventos donde concurre la “militancia literaria”, de la cual en
muchos casos los editores independientes son parte activa. Los
propios editores ubican a los lectores en un lugar central de este
mundo del arte:

- ¿Tu lugar en la editorial cuál es?


-Los dos somos editores. Hacemos todo dentro de
la editorial, salvo las correcciones frías. Correc-
ción fría le decimos a una última mirada que se
hace sobre la maqueta lista para entrar en im-
prenta, que se supone que le deben encontrar
muy pocos errores. Eso se terceriza para que la
mire alguien que no seamos nosotros y no nos co-
mamos errores muy terribles. Y las traducciones,
porque nosotros no somos traductores. Después
diseño de tapa y maqueta lo hago yo, Hernán
hace las correcciones más fuertes. La traducción
se terceriza. Y después en lo que es libro hacia
afuera, Hernán está mucho más encargado de la
comercialización, y yo de la producción. De la par-
te de elegir el papel, ir a comprarlo, hablar con la
imprenta, fecha de entrega, distribuidor, y toda
esa pelota” [fragmento de entrevista con Víctor
Malumián, editor de Godot]

La difusión también está enganchada con pensar


al libro no como un objeto cerrado. El libro tiene
potencialidades para abrir discusiones. Entonces
si hay una charla de género en un lugar, bueno,
es posible que nosotros vayamos con el puesto y
esté ahí. No está pensado solamente a que se ven-
da… sí, también está buenísimo que se venda y
La circulación 223

que circule. Pero circule ¿para qué?: no solamente


para que circule y vuelva plata por los libros, sino
en los lugares donde se pueden despertar ecos y
despertar ideas y generar algún tipo de diálogo.
Entonces bueno, si uno va a hacer una actividad
que tiene relación con alguno de los temas que
está ahí, ahí sí nos interesa estar. Como otra vi-
sión si se quiere [fragmento de entrevista con Da-
vid, editor de La Caldera].

Un último aspecto a señalar es que la emergencia de estos


proyectos editoriales tiene lugar en concomitancia con la expan-
sión de las tecnologías de la información y la comunicación (TI-
C´s) y la conformación de nuevas formas de consumo cultural y
vinculaciones lectoras (Semán, 2006; Papalini, 2012, 2015). Esta
expansión habilitó nuevas formas de discurso alarmista sobre
la caída de la lectura (y por lo tanto de las formas civilizadas de
la ciudadanía) que daban por sentado que la emergencia de las
pantallas era la contracara del declive del libro y la lectura. Sin
embargo, un conjunto de trabajos (Papalini, 2012; García Can-
clini, 2015) han mostrado que lejos de un declive en la cantidad
de lectura, se está operando una mutación en el modelo lector.
En este sentido, experiencias de las editoriales independientes
estudiadas permiten pensar estas transformaciones, a partir de
la reconstrucción de las imágenes lectoras que les sirven de ins-
piración, y que con su acción editorial, contribuyen a producir y
poner en circulación.

Editores y editoriales
En este apartado presentaremos brevemente ciertas caracte-
rísticas de las editoriales y de los editores con quienes realizamos
estas entrevistas. Consideramos que esta somera descripción
puede ayudarnos a comprender mejor ciertas dimensiones de
análisis que presentaremos en el apartado siguiente. Asumimos
que algunas características de estas editoriales se encuentran re-
lacionadas con las imágenes de lector que esgrimen.
224 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

De las entrevistas surge que muchos de los editores se definen


también como dueños o empleados de librerías por donde circulan
las producciones de las editoriales independientes. Por ejemplo, uno
de los entrevistados era el librero de un stand donde se vendían
libros de su editorial pero también de otras con las que comparten
un catálogo y un público similar. En algunos casos, esto supone un
auténtico “funcionamiento rotativo y colectivo”, plantean, ya que se-
gún el libro o la colección que se edite varía quién hace el contacto y
lleva adelante el trabajo con los autores, quién corrige, quién diseña
y quién imprime. Esto, por supuesto, depende de la antigüedad y el
tamaño de cada editorial. Tampoco es homogénea su identificación
como “editores independientes”. De hecho, nos encontramos con dis-
cursos que ponían en cuestión dicha categoría, pero afirmaban su
pertenencia a ese mundo del arte (tal como menciona de Diego):

-¿Vos dirías que la editorial es una editorial inde-


pendiente? ¿Por qué?
- Lo de independiente es bravo. Nunca ni la pen-
samos. Nunca nos describimos de esa manera
porque no sé qué es independiente. Yo nunca la
entendí. Cuando uno ya se forma y es un trabajo
y te levantás con eso y te vas a acostar pensan-
do en eso y charlamos de eso, la palabra inde-
pendiente, creo que todos los que están acá uno
lo piensa: que editar, que no, cómo hacerlo, de
dónde sacar plata. No sé qué no es independien-
te, no sé. Hasta con editoriales más grandes […]
Creo que hoy es el rótulo que se le pone, a la
feria se le puso independiente y es para explicar
un poco que puede haber […] Si yo la describiría
diría que es una feria de editoriales argentinas
con bastante producción y activas [fragmento de
entrevista con editores de Iván Rosado].

Al momento de la realización de estas entrevistas, la mayoría


de las editoriales que componen esta muestra eran relativamente
La circulación 225

recientes: al menos seis no tenían más de cuatro años de antigüe-


dad. En varios casos fue difícil precisar el momento “fundacio-
nal” de cada una de ellas ya que en más de una oportunidad lo
que finalmente se transformó en una pequeña editorial, comenzó
siendo una librería o un proyecto similar en su perfil pero ligado a
otras propuestas, como la publicación de una revista, por ejemplo.
La mitad de los entrevistados trabajaba en Capital Federal.
Las otras ciudades que se mencionan como lugar de procedencia
son La Plata (en dos casos), Rosario y Mar del Plata. Los propios
editores se refieren a esta suerte de circuito que se entabla en
torno a las grandes urbes de nuestro país. En este sentido, las
ferias del libro independiente, festivales, charlas, propician la ex-
pansión de este “mundo del arte” aunque centrado y acotado a
estos lugares; como en el mundo del trabajo artístico (Rius-Ullde-
molins, 2014) en este caso también podemos pensar en una gran
correspondencia entre centros urbanos y concentración editorial.
Los catálogos son variados. Nos hallamos frente a editoriales
que se dedican a la publicación de trabajos de tinte académico,
especialmente en el ámbito de las ciencias sociales y las humani-
dades. Encontramos, además, ensayos filosóficos, políticos, litera-
rios. También hay una creciente publicación de textos sensibles
a distintas problemáticas de género. Finalmente, podemos ver
en los stands de editoriales independientes textos literarios, poe-
sías, fanzines y otros formatos.

Imágenes de lector(es)
Descripto someramente este escenario, pasemos a hablar de
los lectores esperados y proyectados por estos editores. Estos
imaginarios, sin lugar a duda, emergen en relación con las di-
mensiones anteriormente mencionadas. Durante nuestras entre-
vistas frente a la pregunta por el tipo de lector que imaginan
recibimos respuestas como la siguiente.

Es alguien que por algo te conoce, o lo escuchó


nombrar, o vio una tapa, no es alguien que cae
de la nada y dice 'ah bueno, lo voy a llevar'. Es
226 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

muy raro que alguien que vaya a pasear la fe-


ria del libro oficial, que no conozca este mate-
rial, compre un libro de estos. Más que nada
con poesía. En el Encuentro de la Palabra me
pasó que iban familias caminando, paraban con
un libro: ´ay qué lindo, qué linda tapa´, abrían,
poesía, ´ah, poesía no´, y lo soltaban, `no, poesía
no´… pasa eso, viste, pero bueno, si te conocen
o tienen la referencia de otro libro que editaste,
por ahí se arriesgan y compran pero sino medio
difícil [fragmento de entrevista con Juan Alber-
to, editor de Años Luz].

Más allá de la especificidad del catálogo de esta editorial, hay


una percepción común de que ese lector o lectora es un actor de
un determinado circuito, habituado a ciertas prácticas e inclina-
do por ciertos consumos. Como dice el entrevistado, no cualquiera
llega a estos libros y no por un juicio o refinamiento estético sino
principalmente por el hecho de frecuentar ciertos circuitos. Esto
se constata con mayor énfasis en las editoriales más antiguas las
cuales ya tienen una clientela más o menos estable y refieren a
sus lectores de una forma bien delimitada, apuntando a su per-
manencia. Un discurso similar encontramos en quienes trabajan
en librerías que comercializan este tipo de publicaciones, en las
que hay un contacto directo y presencial con los lectores. Por el
contrario, en las editoriales más nuevas y pequeñas, en las que
aún resulta difícil pensar en “vivir de la editorial”, hay imagina-
rios algo más eclécticos respecto del tipo de lector que esperan,
aunque siempre enmarcado en esta pertenencia a un cierto mun-
do del arte. En cualquier caso, hay una valoración positiva de
esa inscripción “no conocemos muchos lectores o consumidores de
nuestros libros que no vengan del mismo rubro. Creo que son del
mismo rubro y bueno, me parece que no está mal” [fragmento de
entrevista editores de Iván Rosado]. Se refuerza así esta idea de
encontrarnos frente a un lector integrado a una determinada red,
direccionado por ciertas referencias sobre las editoriales.
La circulación 227

A su vez, es interesante retomar el caso de una editorial de


CABA, con 10 años de antigüedad al momento de la realización
de las entrevistas, que se especializa en un tipo particular de
textos: aquellos que versan sobre la industria musical o alguna
rama del mundo de la música. Recuperamos la situación de esta
editorial ya que resulta ejemplificador de algunos de los puntos
que afirmamos en el párrafo precedente y hecha luz otra otras
recurrencias. De acuerdo con el discurso de su editor, pese a estar
pensando en un tipo específico de textos, no tiene una imagen
del todo clara respecto del lector que espera. Sin embargo, sí es
evidente que ese lector debe ser alguien que bien puede no ser
especialista en el tema pero que necesariamente tiene que tener
cierta disposición a un tipo de lectura. Subyace (en este como en
casi todos los casos) una valoración positiva del lector, “un tipo
de lector que yo llamo lector humano, el tipo que lee no ficción.
Es el lector que sabe de cine, de literatura, de artes plásticas,
de historia, de filosofía, de sociología...” [fragmento de entrevista
con editor de Gourmet Musical]. Podemos encontrar, inclusive,
ciertas referencias al lector como un amigo, porque de hecho lo es
o por la imagen que de él se proyecta:

...qué sé yo, yo pienso mucho en Mariano [Blatt],


o sea cuando leo un libro eh, pienso un poco en él,
qué le parecerá, pienso en lo que me gusta a mí
y después pienso un poco en él y si me gusta algo
en seguida lo consulto; o no me gusta algo, digo,
le hago un comentario [...], después hay algunas
amistades, digamos, depende del género para al-
gunas cosas, mi mujer, amigos, este, depende del
género, pienso en ellos como lectores y los con-
sulto. [fragmento de entrevista con Damián Ríos,
editor de Blatt y Ríos]

No solo el lector goza de esta valoración: el propio editor se


percibe a sí mismo como “un buen lector, alguien que le sobra el
entusiasmo para mostrar eso que lee a otra gente” [fragmento
228 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

de entrevista con Damián Ríos, editor de Blatt y Ríos], alguien


que se inclina por los mismos gustos y consumos estéticos. Pode-
mos sostener que el imaginario de lector del editor independiente
tiene sustento en una autoimagen del editor como un sujeto ha-
bituado a leer: “los editores nos consideramos buenos lectores,
entonces la tarea nuestra es estar atentos a lo que está sucedien-
do, digamos, en la escena literaria local [...] el editor es el primer
lector me parece” [fragmento de entrevista con Agustín Arzac, de
EME editorial y Malisia Libros].
Por otro lado, y sobretodo en aquellas editoriales más nuevas,
encontramos discursos que resaltan la necesidad de empezar a
producir a ese lector esperado, “puntualmente nosotros apun-
tamos más que nada a generar nuevos lectores” [fragmento de
entrevista con Manuel Passaro, editor de La Bola]. Un lector que
puede ya ser parte de este circuito, pero que es nuevo para la edi-
torial y del que, en tanto actor inserto en este entramado, se es-
pera una cierta vinculación con el texto: “por ahí no es un lector
que consume simplemente un texto, sino que ese texto de alguna
forma le transforma la vida y le sirve para seguir transformando
el espacio que los rodea, ¿no?” [fragmento de entrevista con Da-
vid Barresi, editor de La Caldera]. En ese sentido, podemos ver
cómo se actualizan, a través de los imaginarios de los editores,
ciertas fronteras morales y estándares estéticos propios del cir-
cuito “independiente”.
Otra de las dimensiones que emergen es el estrecho vínculo
entre universidad y mundo editorial independiente, especial-
mente en aquellas editoriales que se especializan en la publi-
cación de textos académicos aunque no sólo ellas: se apunta en
general a un “lector inquieto que le gusta divagar entre la filo-
sofía y la poesía” [fragmento de entrevista con editores La Ce-
bra], entre lo académico y lo literario. El imaginario es entonces
el de un lector con cierto recorrido educativo y con determina-
das inclinaciones académicas, “no es algo que busquemos pero
se da, nuestros lectores vienen muchas veces de las facultades”
[fragmento de entrevista con Agustín Arzac, de Malisia]. En este
punto, vale la pena advertir que pese a la limitación que puede
La circulación 229

suponer trabajar con una base de datos generada a partir de un


evento que tuvo lugar en una institución universitaria, conside-
ramos que esta aproximación puede ser una primera pista para
indagaciones futuras.
Hay otros factores que también podemos considerar al pensar
en los lectores que están esperando encontrar estos editores y
en los alcances de sus publicaciones. El tamaño de la tirada en
relación con los costos por la impresión no parece ser un detalle
menor. Por un lado, tiene sentido imprimir más libros para aba-
ratar los costos por unidad; por el otro, una mayor cantidad de
publicaciones implica (generalmente) mayores gastos de distri-
bución, algo que se vuelve significativo especialmente para aque-
llas editoriales más pequeñas. Encontramos también otro tipo de
decisiones que si bien parecen de orden “técnico”, también pue-
den estar hablándonos de ciertas iniciativas definidas en función
de los lectores esperados.

Una cosa era lo que apuntábamos, y otra fue lo


que realmente pasó. Cuando sacamos la revista
apuntamos a veinte años, diciendo “sí, van a ve-
nir todos, se van a re copar” y todos se querían
mamar y seguir de fiesta [...] Y empezamos a ver
que nos compraban todos chabones de 35 para
arriba viste. Y eso nos llamó la atención, y eso
nos dio pauta por ejemplo con la tipografía. No-
sotros con la tipografía imprimíamos tipografía
8 para meter más texto y dar más volumen, y el
tipo claro lo ojeaba y miraba y decía “¿esta paja
la tengo que leer en tipografía 8? ¡no leo, necesito
cuatro anteojos para leer esto!”. Y eso fue algo
que respetamos mucho en los libros. Entonces,
volviendo a tu pregunta, nosotros sabemos que
apuntamos a, como muy joven va a tener 25 años
[fragmento de entrevista con Víctor Malumián,
editor de Godot].
230 E S TA D O D E F E R I A P E R M A N E N T E

Aquí, el tamaño tipográfico nos habla de los efectos materia-


les de las decisiones que los editores toman a la hora de pro-
yectar un imaginario de lector, joven en este caso, y también
de cómo esto puede modificarse en función de la recepción que
finalmente reciben.

Conclusiones
En este capítulo nos interrogamos sobre los imaginarios de
lector que se configuran en torno a las editoriales independien-
tes, a partir de las voces de editores que forman parte de esos
mundos del arte.
Como hemos podido mostrar, nos encontramos con una plurali-
dad de imágenes de lector esgrimidas por los editores que forman
parte de los emprendimientos editoriales independientes. Algu-
nas de estas imágenes los representan como integrantes de un
circuito compartido, como entramado en redes amicales, como un
aficionado a la lectura o como una figura con la que se identifica
el propio editor, un espejo donde encuentra reflejada su autoi-
magen. Podemos preguntarnos en este punto, sin pretensión de
arribar a una respuesta definitiva, ¿en qué medida editan como
lectores, y hasta qué punto componen imágenes de lector configu-
radas a la luz de su experiencia y su acción editorial?
Esta pluralidad de imágenes se encuentra, de todos modos, re-
cortada sobre una matriz de representación compartida por la
mayor parte de los editores: sus lectores son imaginados como
sujetos jóvenes, formados y vinculados al ambiente universitario.
En ese sentido, se observa que un conjunto de decisiones editoria-
les relacionadas con acciones propias de un oficio que transita un
proceso de profesionalización, como la elección de una determi-
nada tipografía, de cierto tipo de diseño de portada, de la escala
de la tirada o los contenidos a editar, encuentran un sustento
en ese imaginario lector, que a la vez contribuyen a delinear. Al
mismo tiempo, al lado de estas decisiones estéticas, los editores
proyectan y evalúan constantemente al destinatario en términos
económicos, tratando de dilucidar con precisión su perfil para ga-
nar eficacia en las ventas de libros. Así, accionan mecanismos
La circulación 231

prácticos de micro marketing que implican operaciones interpre-


tativas para ganar nitidez en la representación de los lectores
imaginados, y de esta forma “pegarla” con un determinado libro,
es decir, conseguir su aceptación por parte de los lectores.
Finalmente, y de forma tentativa, es posible señalar que buena
parte de esos imaginarios de lector adquieren su forma específica
por ser un emergente de un entramado de relaciones sociales que
enlazan a editores, lectores y libros en una configuración que,
tanto el mercado editorial, como el académico y los propios acto-
res, definen y experimentan como “independiente”.

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