Tema 8 (2)
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2. PROGRAMAS DE REPARACIONES
Las decisiones relativas al tamaño óptimo de los equipos de reparación para reducir las
interrupciones suelen resolverse empleando teoría de colas.
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Las tareas de mantenimiento preventivo se realizan habitualmente fuera de la jornada
laboral para evitar pérdidas de producción, sin embargo, en las empresas que trabajan
con 3 turnos al día, las tareas de mantenimiento deben programarse dentro de la jornada
laboral. Se suelen emplear ordenadores para mantener un historial de reparaciones y
tareas de mantenimiento realizadas a cada máquina y, a partir de él, determinar el
programa de mantenimiento de cada equipo.
Existe un coste de mantenimiento preventivo mínimo (A) imprescindible para que los
equipos funcionen. A este nivel mínimo de mantenimiento preventivo, el coste de
reparaciones y averías es muy elevado, siendo prácticamente inadmisible.
Esta decisión no es siempre tan simple ya que además del coste intervienen otra serie
de factores tan importantes como la calidad del producto, la seguridad de los
trabajadores, la capacidad productiva, la satisfacción del cliente, etc. Cuanto mayor sea
la inversión en mantenimiento preventivo mayores serán los niveles de calidad,
seguridad, capacidad y satisfacción esperados.
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mantenimiento apuesta por una inversión máxima en mantenimiento preventivo que
permitirá la eliminación total de las averías en las máquinas.
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Ejemplo de comparación de los costes de mantenimiento preventivo y correctivo:
Una empresa desea contratar el mantenimiento de sus impresoras con un coste de 150
€/mes por el servicio, lo que supondría 1 avería al mes. La empresa estima un coste de
300 € por avería. ¿Debería contratar el servicio?
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Mantenimiento productivo total (TPM):
La obtención de las cero pérdidas se debe lograr a través de la promoción del trabajo
en grupos pequeños, comprometidos y entrenados para lograr los objetivos personales
y de la empresa. Los trabajadores son totalmente responsables de prevenir las averías
de los equipos, por medio de tareas de mantenimiento preventivo. Los trabajadores
están permanentemente atentos al estado de funcionamiento de la máquina y ante
cualquier sonido no habitual o cambio en las condiciones normales de funcionamiento
para evitar un futuro fallo de la misma.
Para que los trabajadores puedan realizar estas tareas deben ser formados inicialmente
en los procedimientos de mantenimiento a seguir. Además, para facilitar su tarea las
máquinas se rediseñan para que sean fáciles de mantener y reparar.
Los pilares básicos para la implantación de un sistema TPM en una organización son
mejores enfocadas, mantenimiento autónomo, mantenimiento planificado o en
progresivo y mantenimiento de calidad.
o Pilares básicos:
1. Mejoras enfocadas: actividades que se desarrollan con la intervención de
las diferentes áreas comprometidas en el proceso productivo, con el
objeto de maximizar la efectividad global de equipos, proceso y plantas,
por medio de un trabajo organizado en equipos interfuncionales,
concentrando su atención en la eliminación de los despilfarros que se
presentan en las plantas industriales. Las técnicas TPM ayudan a
eliminar dramáticamente las averías de los equipos.
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2. Mantenimiento autónomo: se trata del conjunto de actividades que se
realizan diariamente por todos los trabajadores en los equipos que
operan, incluyendo actividades de inspección, lubricación, limpieza,
intervenciones menores, cambio de herramientas y piezas, estudiando
posibles mejoras, analizando y solucionando problemas del equipo y
acciones que conduzcan a mantenimiento en las mejores condiciones de
funcionamiento. Estas actividades deben realizarse siguiendo
estándares previamente preparados con la colaboración de los propios
operarios, los operarios deben ser entrenados y deben contar con los
conocimientos necesarios para dominar el equipo que operan.
Los valores de fiabilidad (F) expresados como porcentaje indican que un componente
trabajará conforme a sus especificaciones en un x % del tiempo total, es decir, se
producirán problemas de funcionamiento durante (100 - x) % de su tiempo total de
funcionamiento.
Para medir la fiabilidad de un sistema (Fs) donde cada componente individual (i) puede
tener su propio índice de fiabilidad (Fi), basta con multiplicar los índices de fiabilidad de
cada componente:
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Fs = F1 x F2 x F3 x…x Fn
La fiabilidad de cada componente es, por tanto, independiente del resto de los
componentes. Dicha fiabilidad dependerá de su diseño. Por tanto, podemos mejorar la
fiabilidad global del sistema mejorando el diseño de sus diferentes componentes.
Para conseguir estos objetivos se emplean métodos de control que apagan las
máquinas o bloquean los sistemas de operación, previniendo que siga ocurriendo el
mismo defecto, y métodos de advertencia, que advierten al trabajador de las
anormalidades ocurridas, llamando su atención mediante la activación de una luz o
sonido.
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La fiabilidad de un sistema desciende rápidamente a medida que se incrementa el
número de componentes n que lo forman como se puede ver en la curva de fiabilidad.
Para una fiabilidad media de los componentes del 99%, la fiabilidad del sistema cae de
99% a menos del 1% al incrementarse el número de componentes de 1 a 500. Por tanto,
una forma de incrementar la fiabilidad global del sistema sería lograr reducir el número
de componentes que lo integran.
Redundancia de componentes
Fs = F1 + F2 x PA
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La existencia de quipos redundantes suele ser habitual en aquellas situaciones en las
que el fallo del sistema puede ocasionar pérdidas importantes para la organización e
incluso provocar la pérdida de vidas humanas. Por ejemplo, todos los hospitales cuentan
con generadores de energía redundantes para permitir continuar una operación cuando
falle el sistema generador principal. Del mismo modo los sistemas eléctricos e
hidráulicos en los aviones tienen el respaldo de sistemas mecánicos que entrar en
funcionamiento ante una avería de los primeros.
5. MEDIDAS DE FIABILIDAD
La medida de fiabilidad más empleada es el índice de fallos del producto, que mide el
porcentaje de fallos en relación con el número total de productos inspeccionados, IF(%),
o bien el número de fallos durante un periodo de tiempo determinado, IF(n):
• Índice de Fallos
o IF(%) = (Número de fallos / Número de unidades probadas) x 100
o IF(n) = Número de fallos / Tiempo de funcionamiento
• Tiempo medio entre fallos
Otro concepto muy empleado en el análisis de fiabilidad es el Tiempo Medio Entre Fallos
(TMEF), que es la inversa del IF(n):
TMEF = 1 / IF(n)
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Todos los productos y procesos se averían en algún momento de su vida útil. La tasa
de fallos a lo largo de la vida útil muestra una forma de curva de bañera, es decir, existen
elevadas tasas de fallos al inicio y al final de la vida útil.
En muchas ocasiones se producen fallos en los equipos durante los primeros momentos
de su vida útil: es lo que se denomina mortalidad temprana. Estos fallos habitualmente
se deben a mala utilización de los equipos, al no estar familiarizados los usuarios con el
nuevo equipo. Para evitar este elevado índice de fallos iniciales muchas empresas
fabricantes de estos equipos los someten a pruebas prolongadas para detectar los
problemas de puesta en marcha antes de su comercialización. Además, se proporcionan
periodos iniciales de garantía y se incluyen instrucciones claras de uso o se ofrecen
cursos de formación.
La tasa de fallos decrece una vez que el producto comienza a utilizarse de forma habitual
y se mantiene estable durante un largo periodo de tiempo, especialmente si se realizan
las oportunas tareas de mantenimiento. Sin embargo, al acercarse al final de la vida útil
de equipo, la tasa de fallos se incrementa nuevamente debido al desgaste de sus
distintos componentes: esto se denomina periodo de agotamiento.
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