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LA CAJA

Un mono-ambiente húmedo y gastado, de gente bastante necesitada, en


el centro de cualquier ciudad de la tercera parte del mundo.

Se escucha la llave de la cerradura de la puerta de entrada. Se abre y


entra la mujer. Apoya sus cosas y comienza a acomodar la sala.

Mujer: Llegué. Fui al lugar donde me anotaste pero había una fila larga. ¡Y
llegué temprano! ¡Pero estaba lleno igual!... ¿¡Que hace la gente!? ¿¡Se queda
a dormir!?

Se detiene bruscamente y suena un largo silencio antes de retomar.

Mujer: ¡Ya sé que hace más de 4 horas que salí! Fui a lo del rengo. A ver si
tenía algún trabajito…Y no tenia, aunque me dijo que le va a salir algo dentro
de… Dios, ¡No puedo seguir viviendo de favores y trabajitos!

Se apoya contra una pared y suspira exhausta. Mete la mano en uno de


sus bolsillos y saca una caja de cigarrillos junto con un encendedor. Mira
confundida.

Mujer: ¿De dónde saque estos cigarrillos? Ah…el rengo…

Saca un cigarrillo de la caja y se lo lleva a la boca, enciende el


encendedor y lo prende.

Mujer: No me gusta mucho ese tipo… A mí no me gusta nadie… No confió en


nadie.

Silencio. La mujer guarda la caja de cigarrillos en su bolsillo, y cuando


mete la mano, dentro del mismo toca algo que le hace cambiar el gesto.
Entre sorpresa y entusiasmo extrae un papel arrugado y lo despliega.

Mujer: ¡Uh…Me había olvidado de esto! Un folleto que repartía un ciego en la


calle. Es para un trabajo…Dice que hay que llamar…Mira lo que dice…

La Mujer lee en voz alta lo escrito en el papel.


Mujer: ¿DESEA GANAR MUCHO DINERO EN POCO TIEMPO?...TRABAJOS
PUNTUALES Y EVENTUALES… HORARIOS FLEXIBLES… LA
OPORTUNIDAD LABORAL QUE SIEMPRE SOÑÓ… NO BUSQUE NI
ESPERE MAS. COMUNIQUESE AL 603… 306 603.

Duda por un segundo antes de volver a hablar.

Mujer: Es sospechoso. Seguro son estos de la religión…Te intentan enganchar


por ahí. Te ofrecen trabajo y después te encajan la de… Bueno… el ciego este,
no tenía pinta de religioso. Voy a llamar…

La mujer asiente y avanza hacia un sillón destartalado junto a la puerta.


Se sienta y apaga el cigarrillo en el cenicero sobre la mesita junto a este,
donde también está el teléfono, se lleva el tubo a la oreja y comienza a
discar. Silencio.

Mujer: Hola…Si, llamaba por el trabajo… …En un folleto que me dieron en la


calle……Si, ese…Si, por supuesto. Como no……Nadia Saraija…… Tres
millones…Cuatro tres nueve…Siete uno nueve, barra 1… Claro, Democracia
587, apartamento siete A… Si, casada… No, no tengo hijos…Si, por el
momento estoy desocupada……Y se hacer muchas cosas, me doy maña para
todo…Claro, puedo en cualquier horario…Cualquier horario, no hay
problema……Por supuesto. Y si no lo sé aprendo rápido, quédese tranquilo…

La mujer ríe ansiosamente.

Mujer: Por supuesto ¿Cómo no?... No tendría ningún problema…Claro, claro…


Muy bien, entendido…Bien, muchísimas gracias….Perfecto, hasta entonces.

La mujer cuelga con una mueca de entusiasmo.

Mujer: Vienen para acá… Para explicarme personalmente de que se trata el


trabajo. Pero no es normal…Lo lógico es que te hagan ir a un lugar. Una
oficina, una empresa, un galpón… ¿Pero que vengan acá? Bueno, yo que se…
Me dijeron eso…¿¡Cómo le voy a dar mis datos a alguien que no se ni quién
es!? ¿¡Que mierda tengo en la cabez…
Varios golpes suenan en la puerta de entrada. Silencio, en el que mira
alarmada. Vuelven a golpear varias veces.

Mujer: Serán los del trabajo. Pero si… recién acabo de cortar.

La mujer avanza unos pasos hasta alcanzar la puerta.

Mujer: ¿Quién es?

Desde el otro lado de la puerta se escucha la voz del Ciego.

Ciego: ¿Usted es la señora Nadia Saraija?

Mujer: Si…

Ciego: Yo hablé con usted hace un momento…Vengo por lo del trabajo.

La mujer abre la puerta e ingresa el Ciego al apartamento. Largo silencio.


El ciego viste de traje y lleva lentes oscuros, también lleva una caja de
cartón mediana entre las manos. Otro detalle no menor, es que lleva
puestos guantes de cuero.

Mujer: Hola…Vinieron enseguida.

El Ciego sonríe.

Ciego: Si…Es que andaba por la zona. En realidad, siempre ando por la
zona… Pero buenas tardes, primero que nada.

Mujer: Si…Buenas tardes.

Ciego: Quiero agradecerle enormemente… Y desde ya le digo que es una


satisfacción que pueda recibirme. Es muy importante que confíe en mí. Ya que
eso me va a hacer confiar en usted… La confianza es la base de toda relación
laboral. Y humana, me atrevería a decir… De esa manera se puede establecer
un vínculo. Un vínculo de honor... El honor es una de las cualidades humanas
más dignas del hombre. Una virtud que pocos poseen. Es el orgullo y la…

Mujer (Interrumpiendo): ¿De qué se trata el trabajo? ¿De qué empresa


son?... ¿Y por qué vinieron acá?
Ciego: ¿Cuál de las tres preguntas prefiere que le responda primero?

Mujer: La que quiera.

Largo silencio.

Mujer: Sepan disculparme, es que no tuve un buen día y… Nunca tengo un


buen día… Así que responda lo que le pregunté. De lo contrario lo invito a
retirarse.

Ciego: Les recuerdo que a mí me llamaron…Mejor dicho, usted lo hizo. Así


que, ¿me invita a tomar asiento?... Es que los años, no vienen solos.

La Mujer va a decir algo pero finalmente se contiene. Silencio.

Mujer: Sí… claro, por aquí.

La Mujer extiende su brazo al Ciego con intención de posar su mano en el


hombro y dirigirlo hasta las sillas de la cocina. Una vez sentado, el
anciano apoya la caja arriba de la mesa y se acomoda las gafas oscuras
antes de hablar.

Ciego: Dígame señora Saraija… Nadia… ¿Puedo llamarla Nadia?

Mujer: Sí, claro…

Ciego: Muy bien, Nadia…Antes que nada quería decirle que la paga es buena.
Y si usted hace bien el primer trabajo. Puede ser el comienzo de una larga
amistad… Ya que, como leyó en el anuncio, tengo varios tipos de trabajos.
Trabajos eventuales, trabajos puntuales y a largo plazo…Este en particular se
trata de uno puntual…Digamos que como una especie de prueba. O
capacitación….Llamémoslo capacitación.

Mujer: Entiendo… ¿De qué se trata?

El Ciego hace caso omiso a su pregunta y continúa.

Ciego: Usted. Cuando llamó a mi empresa contestó el cuestionario.

Mujer: Si…
Ciego: Dijo que tenía flexibilidad de horarios.

Mujer: No hay problema…Como le decía, estoy desocupada y con tal de


trabajar me viene bien cualquier horario.

Ciego: Perfecto… ¿Esta dispuesta a empezar ahora?

Mujer: Me encantari… Todavía no me dijeron cuál es el trabajo.

Ciego: Todo a su tiempo señora…Todo a su tiempo.

Mujer: ¿Por qué tanto misterio?

Ciego: ¿Y porque tantas preguntas?

Mujer: Porque queremos saber cómo es el trabajo. Que tengo que hacer…
Eso… Y porque no se puede aceptar un trabajo sin antes saber cuál es. De
seguro con tantas vueltas debe tratarse de algo ilegal.

Ciego: ¿Y si lo fuera? ¿Cuál es el problema?... A veces hasta la ley, hace


cosas ilegales.

Mujer: Pero nosotros no.

Ciego: ¿Está segura?

Silencio. El Ciego se lleva la mano al interior del saco y se dispone a


sacar algo. La mujer se asusta.

Mujer: ¿¡Qué va a hacer!?!

El Ciego se interrumpe y sonríe.

Ciego: Tranquila señora… Le aseguro que yo, no estoy armado… ¿Imagínese


lo que yo sería con un revolver?... ¡Una lotería!

El Ciego suelta una carcajada seca, y extrae finalmente del interior del
saco un fajo de billetes y lo apoya sobre la mesa.

Ciego: Es un trabajo fácil, y sin riesgos.

Silencio. La Mujer señala el fajo de billetes sobre la mesa.


Mujer: ¿Entones porque tanta plata?... ¿Qué hay en esa caja?

Ciego: Menos averigua dios, y perdona.

Mujer: ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

Ciego: Lo que tiene que hacer usted… Ya que es usted a la que estamos
contratando…Es entregarle esta caja a una persona que la va a venir a
buscar… Y a cambio, se quedan con este dinero.

Mujer: ¿Nada más?

Ciego: Nada más…Así que si está de acuerdo. Le dej..

Mujer (Interrumpiendo): ¡No aceptamos!

El Ciego va a decir algo pero la Mujer se le adelanta.

Mujer: ¡Y ya sé que fui yo la que llamo!... ¡Pero esta es mi casa! Y no voy a


permitir que esta caja este un minuto más acá… Ni ustedes. Así que…

La Mujer mira el fajo de billetes sobre la mesa.

Mujer: Pero es un montón de plata… Y es como dice el señor. No hay riesg…


¡Me cago en el señor!... ¡¡Me cago en todos!! ¡Váyase de mi casa! ¡Ahora mis…

Ciego (Interrumpiendo): ¡Un momento señora!... Antes quiero decirle unas


palabras.

Mujer: ¡¡No quiero escuchar nada. Váyase a la mierd…

El Ciego se lleva la mano al interior del saco y la Mujer al verlo se


interrumpe. Temerosa.

Mujer: Es verdad. No tendría que haberle hablado así.

Largo silencio. El Ciego sonríe. La Mujer comienza a estar cada vez más
nerviosa.

Mujer: Es que soy muy teperame…temperamental… Sí, yo…


Ciego (Interrumpiendo): Descuide, es comprensible…La mayoría de la gente
que llama no se da cuenta del compromiso que asume. Y es mi deber decirles
que…

Suena un teléfono, pero no el de la mesita junto al sillón. El Ciego se


interrumpe, y extrae un teléfono móvil del interior de su saco y se lo lleva
a la oreja.

Ciego: Si. Todavía estamos acá.

Silencio.

Ciego: Si…le estaba a punto de decir. Pero me demore un poco ya que


surgieron algunos problemas…Si, exacto…Así que mándalo nomas…Ah… Ya
salió para acá. Perfecto entonces. Hasta luego…Nos vemos.

El Ciego suelta una risita seca, corta el teléfono y se lo guarda en el


bolsillo interior del saco antes de tomar la palabra nuevamente.

Ciego: El Jefe…Todos tenemos uno. Sin embargo el mío, esta apurado. Así
que voy a intentar ser breve… ¿A usted le gusta perder el tiempo?

Mujer: No…

Ciego: A mí tampoco…Pero a mi Jefe menos. Y usted tiene que entender que


no se le pueda hacer perder el tiempo a la gente.

Mujer: Lo sé y le pido disculpas, nosotros no sabi…

Ciego (Interrumpiendo): No se trata de pedir disculpas… Tendría que haber


pensado antes de llamar.

Mujer: Pero en el folleto que me dio no decía nada del trabajo. Yo llamé para
averiguar en princip…

Ciego (Interrumpiendo): Pero usted respondió el cuestionario…Y acepto


todos los términos.

Mujer: Pero no firme nada. Así que por favor, le pid…

Ciego (Interrumpiendo): Para mí la palabra es más importante que la tinta…


Mujer: Es que nosotros no queremos problemas. Por eso…

Ciego (Interrumpiendo): Hacer lo que le pido es la forma de no tener


problemas…Y además, recibe una paga.

Mujer: Y si no, ¿qué nos van a hacer?

Ciego: Eso depende de lo que usted decida.

Mujer: No hay decisión… Usted no nos deja opciones.

Ciego: ¿Yo?... ¿Cómo qué no? Una opción sería matarla y tirarla al rio. Pero a
usted no le conviene esa opción…Y la verdad a mí tampoco. Su salida más
favorable es hacer el trabajo…Salir de esto… ¿Entiende?

Mujer: Pero… ¿No se lo pueden dar a otra persona el trabajo? Usted cuando
me dio el folleto estaba repartiendo a todo el mundo.

Ciego: A todo el mundo no Saraija…A todo el mundo no.

Silencio.

Ciego: ¿Qué me diría si yo le dijera que la elegí?... ¿Qué la vengo


investigando desde hace tiempo, y que reúne las condiciones y las garantías
para el trabajo?...Que la esperamos escondido y yo le salí al cruce para
entregarle el foll…

Mujer (Interrumpiendo): ¿Garantías para el trabajo?....

Ciego: Exacto…La garantía de que usted no va a ir a la Policía, después de


hacerlo, por ejemplo.

Mujer: Por supuesto que no. No se preocupe que…

Ciego (Interrumpiendo): Claro que no me preocupo…Porque usted tampoco


quieren tener contacto con la Policía. Es por eso que me asombra que se
resista tanto a realizar un trabajo tan simple, después de lo que hizo.

La Mujer mira confundida.

Mujer: ¿De qué habla?


Ciego: A Continuación, les voy a leer algunas cosas por las cuales no va a
poder rehusarse a realizar el trabajo…

El Ciego saca un sobre del interior de su saco. Lo abre, extrae una hoja de
papel ante la mirada perpleja de la Mujer y comienza a leer en voz alta.

Ciego: Nadia Saraija Berruti, nacida en el país. Treinta y siete años de edad.
Casada con Carlos Gamberra López… O sea su esposo, ¿verdad, señora?

La Mujer titubea nerviosamente antes de responder.

Mujer: Si…

Ciego: Continúo… Carlos Gamberra Firpo cae por las escaleras el 12 de enero
de 1992. Se encontraban en el lugar, su esposa y una vecina, Mariana Castro,
que nos dijo que junto con usted lo subieron al apartamento. Estaba muy
golpeado y tenía al parecer varias fracturas, pero más allá del terrible dolor que
profesaba, estaba conscien…

Mujer (Interrumpiendo): ¿Cómo sabe todo eso?...

El Ciego sonríe.

Ciego: Somos gente poderosa. Nos dedicamos a buscar información. Y


tenemos contactos. Influencias. Infiltrados… Además sus vecinos sin ir muy
lejos, saben bastantes cosas...

El Ciego retoma la lectura.

Ciego: La señorita Castro dice que ayudó a acostar al esposo de su amiga en


la cama y fue a buscar hielo. Contó también que estaba en el comedor, cuando
unos instantes después ella sale del dormitorio diciendo que perdió el
conocimiento… Para cuando llegó la ambulancia, él estaba muerto.

Mujer: ¡No!

Ciego: Espere que aún hay más… En la autopsia indica que la muerte fue por
un paro cardio respiratorio por falta de oxígeno… O sea, no por la caída ni los
golpes como indica en el parte médico… Es verdad que la conmoción y los
golpes pueden haber afectado el sistema respiratorio, pero nosotros nos
inclinamos a que puede ser por asfixia. Es verdad que el cuello no tiene marcas
pero… ¿Una almohada en la cara, tal vez?

Mujer: ¿¡Qué está diciendo!? ¡Mi esposo no está muert…

Ciego (Interrumpiendo): Si, claro que si… y fue usted quien lo hizo. Era él
quien hacía el trabajo sucio por los dos, por lo que ahora usted solo recibía el
40% de las ganancias. ¿No era suficiente, verdad?

Mujer (riendo): No era suficiente no. Pero se equivoca. Mi marido era un


manipulador. El muy hijo de puta me hacía hacer el trabajo sucio a mí y aun así
tenía el descaro de decirme que yo le debía todo a él, que sin él no sería nada.
Como si el me diera mucho, ni el 50% podía darme.

La Mujer calla y sostiene una mirada perpleja mientras niega con la


cabeza durante un largo y tenso silencio.

Mujer: Igual lo amaba por eso nunca tuve el valor de matarlo. Pero eso ya lo
sabía. Por eso lo mató. Siempre con sus amenazas para que mantengamos
silencio y no lo traicionemos. Seguro sintió gusto, ¿no?

La mujer se para. Toma el florero que está en la mesa y apunta al ciego. El


ciego la mira asustado sin retroceder un paso.

Mujer: Usted es igual de manipulador que él, inventándose una ridícula historia
para convencerme de que yo lo mate y limpiarse las manos en mí. ¡No soy tan
ingenua como todos creen!

La mujer intenta pegarle al ciego con el florero. El ciego retrocede y


detiene el brazo de la mujer para evitar el golpe. La mujer se resiste.

Ciego: Al fin logre que recapacitara.

Mujer (sin bajar la guardia): ¡¿De qué está hablando?!

Ciego: Hace 10 meses que está internada acá. Los trabajos ilegales y el
maltrato de su esposo… Usted no podía más, y la muerte repentina de su
esposo la termino de volver loca. No es la primera vez que recapacita pero
siempre vuelve a olvidar así que decidimos intentar algo más elaborado y
parece que funcionó.

Mujer (cediendo dudosamente): ¡Miente!

El ciego se saca el sombrero.

Ciego: Soy el Doctor Melvin, Nadia. ¿No se acuerda de mí? La vengo tratando
desde que Mariana Castro, su mejor amiga, la trajo aquí el 12 de Octubre del
año pasado, hace exactamente 10 meses atrás.

La mujer cede sin palabras. Suelta el florero y mira sus manos. Cae al
suelo y comienza a llorar. Segundos después entra un enfermero y junto
al Doctor Melvin se llevan a la mujer fuera de escena.

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